Barroco

Barroco Movimiento artístico europeo y latinoamericano que floreció durante todo el siglo XVII y en la primera mitad del

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Barroco Movimiento artístico europeo y latinoamericano que floreció durante todo el siglo XVII y en la primera mitad del XVIII; su disolución acontece en diversos momentos en cada país. Dentro del término se incluyen todas las manifestaciones culturales de ese momento: Arquitectura, Escultura, Literatura, Música y Pintura. Etimología Es dudoso el origen de la palabra barroco. Algunas teorías hacen derivar el término de la palabra portuguesa barocco (que en castellano sería barrueco) que significa "perla irregular con deformaciones". Esta es la opinión más extendida, pero también se ha dicho que puede proceder del dialecto florentino en su voz barochio, con el significado de engaño. Otras fuentes aseguran que viene del francés y que se refiere a una figura del silogismo. Concepto y características El concepto de barroco aparece en la Historia del Arte en el siglo XVIII. Sus creadores fueron los teóricos del Neoclasicismo que adoptaron el término con un sentido peyorativo; para ellos este arte y forma de pensamiento era pura extravagancia con una carencia total de lógica, una aberración del arte que traiciona los principios clásicos de armonía y belleza. Pero más tarde, en el siglo XX, tras la Primera Guerra Mundial, una serie de estudiosos del tema (Weisbach, D'Ors, Focillon…), demostraron y pusieron de manifiesto el carácter coherente y lúcido del barroco. Se considera que ha contribuido al concepto occidental del arte más aún que el Renacimiento. Se trata de un estilo complejo, que no es sino la consecuencia de una época de crisis, en la historia de Europa sobre todo. Expresa el estado de ánimo del hombre del siglo XVII; sus manifestaciones estéticas son fruto de la sensibilidad de una época que tiende a lo emotivo y a lo desbordante. En este sentido, está bastante cerca del pensamiento romántico; en ambos periodos se da la exaltación de los sentimientos. Su existencia arranca del Renacimiento, pero desde el principio posee un carácter muy distinto. Según Woelfflin las diferencias son: Renacimiento Barroco Visión plástica y contornos frente a visión pictórica y apariencia Composición en planos frente a composición con profundidad Formas cerradas frente a formas abiertas Unidad compositiva frente a subordinación al motivo Claridad absoluta de cada objeto frente a claridad relativa Frente a la función del arte como instrumento de conocimiento de la naturaleza, la medida, el cálculo y el orden, propios del Renacimiento, el Barroco será un

movimiento que desarrolle el gusto por el efecto y los contrastes, por lo escenográfico y por lo teatral. El arte será un vehículo de propaganda. Se trata de un arte seductor que apela a la imaginación, la sensualidad y el dinamismo, para lo que se vale de la teatralidad compositiva. Estos aspectos se manifiestan en todas las artes, la complicación y el adorno de los conceptos, así como la mezcla de la realidad y la ilusión, como medios de convencer, la contradicción para atraer, la alegoría para aludir a las cosas a través de lo que no son y el ilusionismo para alcanzar el efectismo, son las armas utilizadas. El ideal artístico del barroco es una obra de conjunto, en la que la arquitectura aparece como la más importante de las artes, subordinándose las demás a un todo unitario. La obra barroca es dinámica en su ejecución y en su relación con el espectador, que abandona su posición de observador para pasar a ser un elemento participe imprescindible. Junto a la arquitectura se desarrolla de forma fundamental el urbanismo, creando perspectivas fundamentales en las principales ciudades europeas. En el barroco la figura humana se alza como objeto decisivo del arte, pero no en su forma idealizada, sino en cualquier aspecto, ya sea este bello o feo, sublime o cotidiano. Además, aparecen, también, otros temas más banales, que toman carta de naturaleza y se ponen en primer plano de la composición, como los animales, lo inanimado, la caza, los bodegones, los trabajos, etc. La consigna es el realismo. En Holanda la escuela flamenca aprecia el intimismo como un valor dentro del arte. Aparecen los primeros paisajes como protagonistas, aunque siempre humanizados. El barroco recurre a la exageración. La elegancia no se encuentra en la sencillez sino en lo complicado. Contexto histórico En el surgimiento de este nuevo estilo dos hechos son decisivos, la afirmación de los estados nacionales y la consagración de la monarquía absoluta de derecho divino como su forma de gobierno. Durante esta época en Europa se asiste a hechos y procesos tan diversos como el enfrentamiento de los distintos países que buscan la hegemonía, la decadencia de los grandes Estados, ya con identidad nacional, como Francia y España, y el inicio de la pugna por el dominio comercial, entre los países del Norte e Inglaterra, con el ascenso de nuevas grupos sociales de poder. En la Europa Central se desarrolla la Guerra de los Treinta Años, producto de las tensiones religiosas entre protestantes y católicos.

El primer desarrollo del estilo se produce en Roma y va unido a la Contrarreforma católica, aunque rápidamente se extenderá por toda Italia y luego por el resto de Europa, adaptándose a las necesidades de cada sociedad. La Iglesia Católica, tras las tensiones y la ruptura que había supuesto la Reforma protestante, desarrolla una importante política de reafirmación mediante la diplomacia, la enseñanza, las predicaciones, la guerra y el arte, como un elemento fundamental. En esta nueva visión tendrá un importante papel la recién fundada Compañía de Jesús. El arte va a tomar parte activa en la contienda ideológica, convirtiéndose en una de las formas de lucha y siendo utilizado como medio de propaganda y difusión de la fe. Igualmente como instrumento propagandístico estará también al servicio de la exaltación de las monarquías y de las clases que la sustentan. Tipología Según las circunstancias socioeconómicas, políticas o religiosas que impulsan su desarrollo se puede distinguir: 



Barroco cortesano y católico, que fue el instrumento de propaganda de la Iglesia de la Contrarreforma y del Estado absoluto. Ambos estamentos fueron grandes mecenas del arte barroco y se sirvieron de él para la propagación de la fe católica. Se dio sobre todo en Italia, Francia, Alemania y España. Barroco burgués y protestante, naturalista y laico, que se dio en Inglaterra y Holanda. El protestantismo aconsejaba austeridad y sencillez arquitectónica, características ambas que se dan en el arte barroco impulsado por la Reforma.

Desde la cronología, podemos distinguir tres períodos: temprano o primitivo, de 1580 a 1630, pleno, de 1630 a 1680, y tardío o rococó, de 1680 a 1750. En su última etapa, el rococó lleva al arte el triunfo de la pura estética y la belleza intrascendente.

La lírica en el Barroco Introducción El Barroco fue un movimiento cultural y artístico nacido a finales del siglo XVI y se desarrolla y muere en el XVII. Representa una actitud muy compleja, que se expresa como pesimismo ante un mundo en crisis y que se manifiesta en una huida de la realidad inmediata y una búsqueda de nuevos caminos y valores. En España, a diferencia del resto de Europa, el Barroco no representa un rechazo del Renacimiento, sino un apogeo y culminación de éste. De hecho, en

aquél se continuó usando los géneros y las formas poéticas del siglo XVI, tanto las italianizantes como las tradicionales. No obstante, frente al clasicismo renacentista, el Barroco valoró la condensación conceptual y la complejidad en la expresión, que tenían como finalidad asombrar o maravillar al lector; es decir, con el Barroco, la literatura perdió la serenidad que caracterizaba al Renacimiento haciéndose artificiosa, ornamental y muy realista en unos casos o muy idealizada en otros. Dos corrientes ejemplifican estos caracteres: el Conceptismo y el Culteranismo. Conceptismo y Culteranismo Aunque se suele oponer ambas estilos, identificándose a Francisco de Quevedo como representante del Conceptismo y a Góngora como cabeza de la escuela culteranista, en el Barroco el Culteranismo se entiende como un modo de Conceptismo. Éste tiene su origen remoto en la poesía cortesana del siglo XV, presenta una clara influencia de la literatura emblemática (1) y se dirigió más a la inteligencia que a los sentidos. Sus recursos expresivos se apoyan principalmente en el contraste, el humor y la concisión formal. Por ello recurren con frecuencia a las figuras literarias como la elipsis, la antítesis, las paradojas, los retruécanos y las hipérboles extremadas. Por su parte, el Conceptismo gongorino o Culteranismo procuró, fundamentalmente, el preciosismo y la oscuridad en el lenguaje poético. A través de la musicalidad persiguió el halago de los sentidos. Se preocupa, sobre todo, por la expresión. Sus caracteres más sobresalientes son: 1. Latinización del lenguaje, que se logra fundamentalmente mediante el abundante uso del hipérbaton y el gusto por los cultismos y neologismos. 2. Empleo intensivo de metáforas e imágenes. Este rasgo es la base de la poesía culterana. El encadenamiento de metáforas o series de imágenes tiene el objetivo de huir de la realidad cotidiana para instalarnos en el universo artificial e idealizado de la poesía. 3. Acentuación del aspecto mitológico de la lírica del XVI, del que se subrayan sus rasgos plásticos y sensoriales. Ante estos tres rasgos, puede considerarse a Góngora como un continuador de principios estéticos ya presentes en Juan de Mena (siglo XV) y en Fernando de Herrera (siglo XVI). Panorama de la poesía del XVII 1. Andalucía: 1. Sevilla, que disfrutaba de la prosperidad que le procuró el comercio con América, fue la capital cultural del sur. Del grupo sevillano destacaremos a

1. Juan de Arguijo (1567-1623), más recordado por su labor de mecenazgo, que lo convirtió en el centro de la vida literaria de la ciudad en los primeros años del siglo XVII, que por sus poemas. 2. Rodrigo Caro (1573-1647), autor de la Canción a las ruinas de Itálica. 3. Andrés Fernández de Andrada, que compuso la famosa Epístola moral a Fabio. 2. Antequera, donde destacó Pedro de Espinosa (1578-1650). 3. Granada también tuvo su grupo, del cual el poeta más interesante es 1. Pedro Soto de Rojas (1584-1658). Su primera poesía está muy influida por la tradición de Garcilaso, pero sus obras posteriores muestran una asimilación completa de Góngora. Su texto más importante es Paraíso cerrado para muchos, jardines abiertos para pocos, poema en siete "mansiones" que describe el jardín que el autor hizo para su casa del Albaicín. En la última mansión el poeta revela el verdadero tema de la obra, pues pasa del elogio de la naturaleza a un panegírico de su Creador. 2. Francisco de Trillo y Figueroa (¿1618?-¿1680?), amigo de Soto, escribió la Neapolisea, poema gongorino sobre Gonzalo de Córdoba. 4. En Córdoba sobresale el culterano Luis Carrillo y Sotomayor (1585-1610) y su Fábula de Acis y Galatea. 2. Aragón: 1. Los hermanos Lupercio (1559-1613) y Bartolomé Leonardo de Argensola (1562-1631) fueron poetas de estilo y temperamento clásicos. El primero hizo su carrera en la administración pasando los tres años de su vida en el puesto de secretario de Estado del conde de Lemos, virrey de Nápoles, donde fundó la Academia de los Ociosos. Bartolomé ingresó en la Iglesia, vivió durante una temporada en Madrid (donde conoció, entre otros, a Lope de Vega), fue capellán del conde de lemos en Nápoles y, al final de su vida, volvió a Zaragoza. Ambos sobresalieron en la sátira elegante y en la epístola poética. Los dos fueron también historiadores. 2. Es innegable la influencia de los Argensola en el clasicismo de Esteban Manuel de Villegas (1589-1669), quien en sus Eróticas o amatorias (Nájera, 1618) incluye diferentes imitaciones de autores greco-latinos. 3. Juan de Moncayo, marqués de San Felices (¿1614?-¿1656?), cuyas obras muestran la influencia de Góngora. 3. En Madrid los estilos y tendencias más diversos coexistían a medida que un número cada vez mayor de escritores gravitaba hacia el centro de la vida cultural española. En esta hueste de poetas figuraron: 1. Vicente Espinel (1550-1624), que dio su nombre a la espinela o décima. 2. Juan de Tasis y Peralta, conde de Villamediana (1582-1622) quien, aunque escribió poesía amorosa petrarquista, cautivado

por el estilo nuevo, llegó a ser uno de los más brillantes imitadores de Góngora; en especial en su Fabula de Faetón (1617), uno de los poemas más ambiciosos de aquellos tiempos. 3. Gabriel Bocángel y Unzueta (1603-1658) hizo hincapié en la claridad y el buen sentido; sin embargo, no atacó el culteranismo sino la ostentación vacía que se hacía de él. De hecho, su Fábula de Ero y Leandro muestra la influencia de Góngora.