Analisis Carcelario El Experimento Stanford

REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA UNIVERSIDAD BICENTENARIA DE ARAGUA VICERRECTORADO ACADÉMICO DECANATO DE INVESTIGACIÓN

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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA UNIVERSIDAD BICENTENARIA DE ARAGUA VICERRECTORADO ACADÉMICO DECANATO DE INVESTIGACIÓN, EXTENSIÓN Y POSTGRADO ESPECIALIZACIÓN EN PROCESAL PENAL POLÍTICA CRIMINAL Y CIENCIAS PENITENCIARIAS

ANÁLISIS DE LAS CÁRCELES EL EXPERIMENTO DE LA “CÁRCEL DE STANFORD”

Estudiante: Guillermo Arteaga C.I.: 2.768.091 Profesor: Carlos Eduardo Zambrano Gelves

San Joaquín de Turmero, Noviembre de 2016

ÍNDICE INTRODUCCIÓN..............................................................................................3 Antecedentes del Experimento de la Cárcel de Stanford.................................1 Metodología del Experimento de la “Cárcel de Stanford”.................................2 Desarrollo inicial del “Experimento de la Cárcel de Stanford”..........................3 Cómo la gente buena se vuelve mala...........................................................4 El papel del anonimato en la sociedad.............................................................4 La Finalización del Experimento.......................................................................4 La Naturaleza Humana.....................................................................................5 El mal y el futuro................................................................................................5 Conclusiones.....................................................................................................6 REFERENCIAS.................................................................................................7

INTRODUCCIÓN El psicólogo y profesor universitario Philip George Zimbardo, nacido en Nueva York, el 23 de marzo de 1933, en el año de 1971 mediante el “Experimento de Stanford” trató de demostrar que los guardias y los presos carcelarios tienden a caer en conductas pre definidas vinculadas a su estado o cargo, unos y otros se comportan de la manera que ellos creen que deben hacerlo, sin utilizar sus propias normas valores familiares y morales. El abyecto “Experimento de la Cárcel de Stanford” es un ejemplo indeseable de los efectos inesperados que pueden ocurrir cuando se realizan experimentos

psicológicos

sobre

la

naturaleza

humana,

mostró

una

degeneración y ruptura de las normas y valores morales establecidos que dictaban exactamente cómo debía comportarse la gente entre sí. El estudio creó muchísimas interrogantes sobre la moral y pocas respuestas sobre la psiquis humana, las implicaciones éticas de este estudio aún se discuten en las clases de psicología de las universidades de todo el mundo. Desde el estricto punto de vista de un experimento se considera que no cumplió con sus objetivos, sin embargo, surgieron aportes para una mejor comprensión de la psicología humana y las conductas sociales. El individuo que infringe la ley, no sólo debe tener el castigo que, está establecido en el ordenamiento jurídico positivo, sino que tiene derecho a la protección del Estado a fin de conseguir su readaptación social. Actualmente los detenidos en Venezuela y en concordancia con las conductas vistas en el experimento de Stanford salen de la cárcel más corrompidos de lo que entraron, porque no se ubicó convenientemente en actividades propias de la readaptación social. El Estado está en la obligación de garantizar un sistema penitenciario que asegure la rehabilitación del interno o interna y el respeto a sus derechos humanos. Para ello, los establecimientos penitenciarios deben contar con espacios para el trabajo, el estudio, el deporte y la recreación; bajo

la dirección profesionales con credenciales académicas universitarias y con una Administración Descentralizada..

Antecedentes del Experimento de la Cárcel de Stanford En 1971, el psicólogo Philip Zimbardo trató de demostrar que los guardias y los presos carcelarios tienden a caer en roles predefinidos, comportándose de la manera que ellos creen que deben hacerlo, en lugar de utilizar su propio juicio y valores morales. Zimbardo estaba tratando de mostrar qué sucedía cuando un ser humano era despojado de su individualidad y dignidad y su vida era completamente controlada, el profesor demostrar la deshumanización y el desmoronamiento de los valores sociales y morales que podía sucederles a los guardias inmersos en esa situación Para realizar el “Experimento de la Cárcel de Stanford”, Zimbardo construyó un centro penitenciario simulado en el sótano de la Universidad de Stanford. Se colocaron anuncios en la prensa local ofreciendo pagar algunos dólares diariamente, para aquellos que quisieran participar. De los que acudieron, se seleccionaron 24 personas, no sin antes realizar entrevistas a los fines de determinar que eran comúnmente normales en su entorno social, se dividieron en dos grupos,12 presos y 12 guardias. El grupo seleccionado para ser los guardias fue equipado con uniformes militares, se le dio bastones de madera, lentes refractarios, para evitar el contacto visual. Para

sustentar

la

razón

del

experimento

explica

Philip

Zimbardo,

respondiéndole al famoso entrevistador: …...A finales de los 60. Durante siglos, se ha intentado descubrir lo que vuelve malas a las personas. Se lo han preguntado filósofos, poetas, dramaturgos… y han llegado a muchas respuestas distintas. Muchos quieren creer que las personas nacen buenas o malas. Que personas como nosotros estamos en la parte buena de la línea divisoria, mientras que ellos, los malos, están al otro lado. Yo me crie en la pobreza: crecí en un gueto de Nueva York que se llama South Bronx, en el seno de una familia siciliana. Si eres pobre en una ciudad de cualquier parte del mundo, el mal está por todas partes. Y también el fracaso: tu padre no trabaja, la hermana de tu amigo es prostituta, un conocido está enganchado a las drogas… ¡no quieres creer que esté en los genes! Prefieres pensar que, si la situación cambiara, las cosas mejorarían. En cambio, si te crías en un entorno rico, 1

te rodea el éxito. Y te dices a ti mismo: «está en mis genes, se lo transmitiré a mis hijos». Metodología del Experimento de la “Cárcel de Stanford” Para el estudio se buscaron estudiantes que estuvieran en alguna universidad cerca de la Universidad de Stanford, en California. 1.

Pusimos un anuncio en el periódico diciendo que buscábamos estudiantes para dos semanas, y que cobrarían 15 dólares al día por

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participar en un estudio sobre la vida en la cárcel. Luego hicimos test de personalidad y entrevistas y elegimos, de entre

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unas 75 personas, a los más normales. Lanzaron una moneda al aire: e iban señalando él será recluso; él,

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carcelero, todos sabían un experimento. Para hacer más convincente el estudio, la policía detuvo a los estudiantes que iban a ser reclusos, fueran a sus casas, a la universidad o donde fuera, uniformados, y les dijeron: «Fulanito,

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quedas detenido por robo a mano armada, acompáñame». Luego los esposaron, subieron al coche y encendieron la sirena… Incluso sabiendo que no habían hecho nada, se sentían culpables, ahí en el coche con todo el mundo mirándoles y preguntándose qué

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pasaba. Posteriormente los llevaron a comisaría y les tomaron huellas

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dactilares, les hicieron fotos y los pusieron en una celda real. El objetivo era que las autoridades se encargaran de privarlos de

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libertad. A continuación, los policías les vendaron los ojos, y otros los subieron

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a un coche y los trasladaron a la cárcel simulada. Cuando les quitaron la venda, ahí estaban, desnudos y con todo el

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mundo burlándose de ellos. Les colocaron uniforme de presidiario y empezó el experimento.

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Desarrollo inicial del “Experimento de la Cárcel de Stanford” Relata el profesor Philip George Zimbardo que, los guardias habían llegado el día antes, porque queríamos que sintieran que era su cárcel. Les dimos bonitos uniformes, porras, silbatos, esposas… y también gafas de sol reflectantes para que nadie pudiera verles los ojos. Queríamos que los carceleros fueran anónimos y que todos tuvieran el mismo aspecto. El primer día creíamos que no pasaba nada, porque los guardias… ¡eran buenas personas! Era 1971, ¡eran hippies! ¡Activistas de los derechos civiles! Cuando llegaron y les preguntamos si querían ser carceleros o reclusos, nos dijeron: «¡No quiero ser guardia! ¡No voy a la universidad para serlo!» Algunos incluso dijeron que los policías y guardias eran todos unos cerdos… ¿Sabes? ¡Era la época! Así que no eran malas personas ni querían ser carceleros; de hecho, al principio no había diferencia alguna entre guardias y reclusos. Además, se les asignaba el papel lanzando una moneda: todos lo sabían. Los presos no habían hecho nada malo, era un experimento. Al cabo de dos días, los guardias empezaron a decir que los reclusos eran peligrosos y que había que aplacarlos. Y es que, durante el segundo día, los presos se rebelaron y dijeron que no querían llevar números, ni gorrillos absurdos en la cabeza… y empezaron a insultar a los guardias, que me preguntaron: «¿y ahora qué vamos a hacer? » Yo les dije: «¡es vuestra cárcel! ¿Qué vais a hacer?». Sí. Les dije: «¡es vuestra cárcel!». En cada turno había nueve presos y tres guardias, y me dijeron que tenían que llamar a los guardias del resto de turnos… y, entonces, los guardias utilizaron la fuerza física para controlar a los presos, que, según ellos, eran reclusos peligrosos. Nada de estudiantes, nada de un experimento… Por su parte, los reclusos empezaron a pensar que estaban en una cárcel dirigida por un psicólogo y no por el Estado; en ese momento se convirtió en una cárcel real.

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Señala Philip Zimbardo, que las cosas se salieron de control y un experimento que debía durar dos semanas terminó en apenas seis días por haberse vuelto demasiado real para los participantes.

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Cómo la gente buena se vuelve mala Durante el desarrollo de la entrevista señala Zimbardo, en el libro “El efecto Lucifer” dedico un capítulo a cada día, porque quiero que el lector comprenda cómo se puede aplacar a alguien con palabras, cómo se le puede reducir creando una situación en la que se sienta impotente. Yo era el superintendente de la cárcel y dije que nada de violencia física, pero los guardias recurrieron a la violencia psicológica. Si un guardia contaba un chiste y te reías, te castigaba. Si lo contaba y no te reías, también te castigaba. Te sentías impotente, porque no sabías qué hacer. El papel del anonimato en la sociedad Explica el entrevistado que, El anonimato significa: «yo no soy Phil Zimbardo, no soy responsable de mi comportamiento». Me pongo una máscara, una capucha… como los terroristas… si se roba un banco, se esconde la identidad… Pero si lo haces durante suficiente tiempo, pierdes la identidad y te conviertes en la máscara. En nuestro estudio, cada turno de guardias era peor que el anterior. Pero lo peor era de noche, porque los guardias sabían que yo tenía que irme a dormir en algún momento, dormía en mi oficina, en el piso de arriba, en el Departamento de Psicología. Al día siguiente, mirábamos el vídeo y veíamos que habían hecho cosas terribles, y yo les decía que no se pasaran tanto, y me decían: «sí, señor», pero al día siguiente empeoraba todavía más. Los presos empezaron a tener crisis emocionales tras 36 horas. Cada día un recluso distinto se venía abajo y teníamos que llevárnoslo al médico… las crisis tenían una duración limitada porque cuando los sacábamos de la situación y les quitábamos el uniforme, volvían a la normalidad. La Finalización del Experimento El estudio fue necesario finalizarlo en apenas seis días, por haberse vuelto demasiado real para los participantes.

Al final del estudio, varios psicólogos

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dedicaron un día entero a hacer balance. Relata Zimbardo que se reunieron con “los reclusos”, y luego con “los guardias” y finalmente todos juntos.

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La Naturaleza Humana Les dije: «todos hemos hecho cosas malas, yo incluido», porque yo me había convertido en el superintendente de la cárcel, no en el psicólogo: había visto cosas terribles y las había permitido. Y terminé el estudio tras seis días, pero el verdadero motivo por el que lo acabé es que, a mitad del experimento, quise que algunos psicólogos que no conocían el estudio entrevistaran a todos los participantes: a mí, a los estudiantes, a los presos, a los guardias… y una de las personas que vino fue una mujer que había sido mi alumna, había obtenido el doctorado en Stanford y estaba a punto de ser profesora en Berkeley; y yo justo había empezado a salir con ella. Llegó y le dije: «¡mira esto! ¿A que es interesante?» pero se le llenaron los ojos de lágrimas y me dijo: «¿pero cómo se te ocurre?» Vio a los guardias ponerles a los presos una bolsa en la cabeza, encadenarles los pies y forzarlos a andar agarrados del hombro, entre insultos y empujones… porque eran las 10 de la noche y era el último momento en el que se les permitía ir al servicio. Los guardias lo utilizaban como una oportunidad para abusar de los presos. Yo lo veía y anotaba en la lista: «es el turno de ir al servicio de las 10, los guardias llevan a los presos al baño». Para mí, no era más que un control rutinario. ¡Ella lo vio y se fue corriendo! Y yo fui tras ella y le dije: «Pero ¿qué te pasa? ¡Es la naturaleza humana!» El mal y el futuro Señala el entrevistado, que es necesario distinguir las conductas positivas y negativas y apreciar sur orígenes, si eres pobre, puedes convertirte en un fatalista del presente: «nada de lo que haga va a cambiar las cosas». Entonces no planearás nada, porque tener planes o no tenerlos no cambia nada, las conductas de otros tienen una gran influencia sobre nosotros: sobre la gente con la que nos asociamos, el tipo de trabajo que buscamos, las probabilidades de meternos en líos y cometer delitos… Y conecta con el mal porque, si solamente te centras en el presente, nunca piensas en lo que puede pasar si engañas, hurtas, robas o 7

practicas sexo no seguro, ¡porque nunca piensas en el futuro! El mal consiste en personas que se quedan atrapadas en el presente y nunca piensan en el futuro.

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Conclusiones Casi cualquier persona, penetrada por influencias ajenas, es susceptible de abandonar su propia moral positiva y colaborar en la violencia y la opresión hacia otros. Ya sea mediante acciones directas o por ausencia, negligencia o pasividad, el experimento apunta a que las personas sucumben hacia un lado oscuro cuando el medio que les rodea es influyente. Traspasando los límites de la propia responsabilidad de quien no es suficientemente fuerte para hacer valer su opinión o defender sus valores, el profesor Philip George destaca cómo los males del mundo son responsabilidad de todos. Para resolver los conflictos sociales entre las personas, Zimbardo propone unas conductas heroicas, en el sentido de abordar, una educación de valentía social en los jóvenes para evitar los abusos antes señalados, es necesario el poder de la individualidad, de la capacidad de negarse al concepto colectivo, a las órdenes cuando éstas contradicen nuestros principios morales y humanos. El experimento de la prisión de Stanford creó una ecología de la deshumanización mediante muchísimos mensajes directos que se repetían constantemente. Empezó con la pérdida de libertad, se extendió hasta la pérdida de intimidad y finalmente llegó a la pérdida de la identidad personal Debemos distinguir entre nuestras conductas y las de otros, recordando momentos en que nuestra voluntad de hacer lo correcto fue fracturada, es necesario precisar el “Bien” y el “Mal” con personas de diferentes culturas y darnos cuenta de que no hay absolutos. Todos tenemos un lado oscuro y lo que nos hace buenos es la capacidad de resistirnos a él. Normalmente, la gente tampoco es consciente de una fuerza aún mayor que guía su repertorio conductual: la necesidad de aprobación o respaldo social. La necesidad de gustar, de ser aceptado y respetado, de parecer normal, de integrarse, es tan poderosa, que estamos dispuestos a realizar las conductas más ridículas y extravagantes si un desconocido nos dice que ésa es la forma correcta de actuar. Finalmente se señala que el ánimo, esfuerzo, intrepidez e ímpetu deben ser realzados por

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defender nuestra moral. Sólo así una persona buena, puede evitar la maldad que anida en su naturaleza.

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REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS Cabanellas, G. (1994). Diccionario Enciclopédico de Derecho Usual. Buenos Aires: Editorial Heliasta S.R.L. Calvo, E. (2011). Terminología Jurídica Venezolana. Caracas: Ediciones Libra C. A. Constitución de la República Bolivariana de Venezuela (2000). Gaceta Oficial Nro. 5.453. De fecha 24 de marzo de 2000. Ossorio, M. (2004). Diccionario de Ciencias Jurídicas y Políticas. Caracas: Editorial Heliasta S.R.L. 68 Tamayo, M. (2005). El Proceso de Investigación Científica. México: Editorial Limusa, S.A. Universidad Bicentenaria de Aragua. Manual Para la Elaboración, Presentación y Evaluación del Trabajo Final de Investigación de los Programas de Postgrado. (2011), San Joaquín de Turmero: Universidad Bicentenaria de Aragua. Urbina, G (2004). La Interpretación de la Ley. Editorial La Torre, Caracas.

Zimbardo, P. (2007). El efecto Lucifer: El porqué de la maldad. Editorial Paidos. Barcelona, España.

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