Alto Renacimiento

PRINCIPALES CARACTERISTICAS DE LA PINTURA  El hombre será el tema central. Se deja atrás la visión antropocéntrica de

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PRINCIPALES CARACTERISTICAS DE LA PINTURA



El hombre será el tema central. Se deja atrás la visión antropocéntrica del mundo frente al teocentrismo medieval.



La exaltación de la naturaleza que se convierte en el eje de observación del mundo junto con el hombre. Esto se manifiesta de las siguientes formas: construcción de villas en el campo y la creación de jardines, los grandes descubrimiento geográficos.

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El máximo naturalismo en la representación La incorporación de nuevas técnicas y medios pictóricos: la pintura al óleo, la tela como soporte, los esbozos preparatorios (posibles gracias a la técnica de la perspectiva, y a la mejor calidad del papel y de los medios de escritura), etc.



Hasta entrado el siglo XV la palabra “artista” era usada para nombrar a los estudiantes de las artes liberales y no para un pintor y escultor. Pero los artistas como Ghiberti durante el siglo XV y XVI se emanciparon de la programática teologica dándole al concepto “artista” su significado moderno, el ser artista denota un ascenso de estatus social.



Anteriormente la iglesia había sido patrocinadora del arte pero en la Italia renacentista la mayoría de las imágenes serian encargadas por laicos. Los laicos y religiosos se comportaban como personas privadas o representantes de diversas corporaciones como los gremios responsables de las obras de la Catedral y del Baptisterio que encargaban mayoritariamente obras como esculturas. Entre los corporativos se hallaban las



La utilización de la técnica del claroscuro, consistente en definir los contornos de las figuras a través de los contrastes entre las zonas iluminadas y las sombreadas. Ej. Rafael, La Madona del Gran Duque.

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El predominio del dibujo por encima del color.



La reivindicación del personaje, que tendió a dejar de ser un simple fondo para convertirse en el tema principal de algunos cuadros.

El uso de esquemas formales geométricamente simples. Ej: Rafael, La Madona de la Caverna. La invención del retrato como un reflejo de una constatación de la condición social del personaje (como era entendido en la Edad Media) Ej: Ticiano, Retrato ecuestre de Carlos V en Muhlberg.

PRINCIPALES CARACTERISTICAS DE LA ESCULTURA

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Marcado naturalismo por buscaba el máximo parecido con la realidad.

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Tendencia al monumentalismo (gusto por las obras de grandes dimensiones y de concepción laboriosa).

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Uso de esquema formales geométricamente simples.



Vuelta de los monumentos ecuestres, prácticamente desaparecida desde los romanos.

Gran interés por el hombre como individuo. Su cuerpo y su expresividad fueron objeto de especial estudio. Independizacion de la escultura con relación a la arquitectura. Al contrario de lo que había sido la tónica en la Edad Media, la arquitectura renacentista rechaza la ornamentación escultórica. Predominio de las líneas curvas que hacían volver a la tradición griega. Aplicación de las leyes de las perspectivas que permite dar a diferentes figuras una relación aparentemente parecida a la real.

CARACTERISTICAS GENERALES DE LA ARQUITECTURA



La arquitectura del renacimiento se inspira mas en su antecedente romano que en el griego, seguramente por su proximidad y monumentalidad.



Los arquitectos renacentistas comenzaron a utilizar maquetas y dibujos para atraer a los nuevos clientes y exponerles de manera mas económica y rápida sus proyectos; Este hecho potenció un desarrollo más rápido de la arquitectura.

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Los cinco órdenes arquitectónicos clásicos van a ser utilizados habitualmente.



El urbanismo moderno como intento de racionalización de las ciudades comenzó con el Renacimiento; en la practica se consumo únicamente en las plazas.

La bóveda de cañón y el arco de medio punto, por su sencillez, fueron los mas corrientes. Los tirantes metálicos, gran novedad, se introdujeron entre las bóvedas para contrarrestas las cargas. Los conocimientos alcanzados sobre las leyes de perspectiva hicieron posible obras arquitectónicas simétricas y regulares donde las líneas de perspectiva confluían en un único punto central del que se podía observar todo el edificio simultáneamente.

Leonardo da Vinci (1452-1519) fue el primer pintor destacado del Cinquecento. Prototipo de humanista renacentista, se interesó por las matemáticas, la astronomía, la hidrodinámica, la óptica y la anatomía humana, siendo además, tratadista de la pintura. Su trayectoria comenzó en Milán, trabajando para la familia Sforza ciudad en la que creó la Virgen de las Rocas. En ella aplicó el sfumato, técnica inventada por él que consistía en mezclar progresivamente las tonalidades sin una transición perceptible en la que no se definen los contornos. En 1499 realizó la Última Cena en el refectorio de Santa María delle Grazie de Milán, obra en la que combina el orden simétrico y la perspectiva espacial con un rico estudio psicológico de los distintos apóstoles, que muestran toda su expresividad a través de los rostros y del movimiento de las manos. Entre 1503 y 1505, durante su estancia en Florencia, Leonardo pintó el retrato más conocido de la historia del arte: La Gioconda, retrato de ambigua identificación que, según Vasari, se corresponde con la esposa del comerciante florentino Francesco del Giocondo, Mona Lisa. El personajes aparece ligeramente inclinado y con las manos cruzadas, con una sonrisa irónica muy propia de las figuras de Leonardo. Al fondo se deja entrever un paisaje húmedo, brumoso y misterioso gracias al uso de la perspectiva aérea (consecución de la profundidad espacial mediante la representación de las alteraciones de color introducidas en la realidad por la atmósfera, usando una degradación de las tonalidades), y en el retrato se incluye un sabio uso del sfumato. Leonardo marchó en los últimos años de su vida a Francia, a la corte de Francisco I. Rafael Sanzio (1483-1520), nació en Urbino y se formó en Perugia de la mano del maestro Perugino. Su obra ha sido interpretada generalmente como la cumbre del clasicismo renacentista. Fue un autor que supo asimilar la herencia de los maestros del Quattrocento como Masaccio y Botticelli, a la vez que incorporó las innovaciones aportadas por otros genios coetáneos a él, sobre todo Leonardo y Miguel Ángel. Su estilo se basa en el naturalismo idealizado, basado en la búsqueda del concepto de belleza mediante el equilibrio, la proporción y la armonía. Rafael concibió composiciones de gran solemnidad y ritmo majestuoso, basadas en el equilibrio y en la simetría. Buena parte de sus obras, sobre todo sus Madonnas, transmiten un sentimentalismo delicado inspirado en la dulzura de la pintura de Botticelli. Rafael dotó a sus figuras de volumen, presentando un tratamiento escultórico de las mismas. En su pintura existió un predominio de la línea sobre el color y trabajó la perspectiva lineal además de la aérea, asimilada del arte de Leonardo. De igual modo, incorporó el uso del sfumato del lenguaje del genial artista de Vinci. Algunas de sus obras más emblemáticas fueron Los desposorios de la Virgen (1504), La Madonna del jilguero (1507) y la decoración al fresco de la Stanza della Signatura del Vaticano, entre 1508 y 1512. Mediante composiciones de exquisita monumentalidad clásica, creó la Escuela de Atenas, El Parnaso y la Disputa del Sacramento, que representan al mundo de la filosofía, la poesía y la religión. En la Escuela de Atenas se representa la escuela de filosofía griega en un marco arquitectónica de reminiscencias bramentescas. En una composición rigurosamente geométrica, los dos personajes son Platón y Aristóteles. Algunos de los personajes se identifican con artistas del período renaciente, como Leonardo, Bramente, Miguel Ángel y el propio Rafael, por lo que el artista identifica al esplendor del pasado clásico con el desarrollo cultural de la Roma de comienzos del Quinientos. Miguel Ángel Buonarotti también realizó importantes obras como pintor ubicadas principalmente en Roma. Su pintura busca la consecución de una belleza ideal clasicista pero enriquecida mediante valores como la monumentalidad colosal de las figuras, el empleo de fondos neutros sobre los que resaltan unos personajes rebosantes de tensión, expresividad y dramatismo que

se retuercen en composiciones abigarradas y que recurren generalmente el escorzo. Su obra más importante es la decoración pictórica de la Capilla Sixtina en Roma, un encargo hecho por Julio II y que se convirtió en su realización más sublime, tras un intenso y frenético trabajo. La capilla es un conjunto colosal en el que se narra la totalidad de la Historia de la Salvación: en la bóveda pasajes del Génesis y del Antiguo Testamento, en los muros escenas de la vida de Cristo (realizadas por maestros del Quattrocento) y en frontal del presbiterio el Juicio Final. En la bóveda el artista dispuso las distintas composiciones enmarcadas por arquitecturas fingidas. En la parte central representó las escenas del Génesis rodeadas de desnudos jóvenes (ignudi), sibilas, profetas y otros personajes bíblicos, todo ello con una clara exaltación de la belleza del cuerpo humano. Miguel Ángel pintó entre 1537 y 1541 el muro del presbiterio con el Juicio Final, concebido como un torbellino de cuerpos entrelazados que se mueven dinámicamente alrededor de la figura autoriatira de Cristo Juez, en un espacio misterioso y oscuro.

Características generales La escultura del Renacimiento se caracterizó por: 1) Recuperación del lenguaje de la escultura clásica. Al igual que en la arquitectura, la abundancia de restos arqueológicos del pasado clásico permitió la reinterpretación de la plástica de la escultura griega y romana. 2) Naturalismo idealizado. La escultura renacentista se basó en la imitación de la realidad, aunque de un modo idealizado, ya que perseguía un ideal de belleza basado en el estudio de las proporciones y de los cánones clásicos. Para ello era necesario aproximarse a la anatomía y reflexionar sobre la plasmación del desnudo de acuerdo con un concepto del ser humano (bello, bondadoso, racional, virtuoso) en el que se resaltaba la perfección de éste en la Creación. 3) Expresividad. En términos generales, la escultura renacentista recupera la expresión serena y equilibrada del clasicismo. 4) Generalización del paisaje y de la perspectiva en el fondo de las composiciones, rodeando a los personajes bien con fondos naturales o arquitectónicos. 5) Materiales. La escultura se practicó tanto en obras de bulto redondo como en relieves. Entre los materiales más usados, destacan las tallas de mármol y los fundidos en bronce, recuperando de esta manera las técnicas más prodigadas en el mundo clásico. En el cincelado directo del mármol y en el fundido de bronce, se alcanzó una gran perfección durante el Renacimiento. 6) Temas. Los principales temas de la escultura renacentista fueron:

1. Temas religiosos. La escultura religiosa siguió siendo la más generalizada. En ella, los personajes sagrados se representan con rasgos físicos humanizados, aunque revestidos de la grandeza y majestad propias de su condición sagrada. 2. Temas mitológicos. La mitología clásica fue una fuente de inspiración del arte renacentista y se recuperó en esta época con el fin de resaltar los principios morales o los ideales inherentes en los mitos, como la virtud. 3. El retrato fue una de las muestras más intensas del protagonismo concedido en el Renacimiento al ser humano. Frente al segundo plano que ocupaba la persona en la geocéntrica sociedad medieval, ahora se reivindica su protagonismo. Los individuos ocuparon un lugar destacado en el nuevo orden social, cultural y en la vida de la ciudad, y merecieron ganar la inmortalidad en el recuerdo de los hombres a través del retrato. 4. Los monumentos públicos. Al igual que en la escultura romana, los monumentos públicos adquirieron una gran relevancia en el Renacimiento. Sobre todo, en esta época destacaron las estatuas ecuestres, que representaban a importantes militares o monarcas en actitud triunfante a caballo, al igual que eran representados los emperadores romanos. 5. Escultura funeraria. Los monumentos funerarios, adosados a un muro o exentos, también gozaron de gran relevancia en el Renacimiento. Contribuyeron a consolidar la imagen del difunto al servicio de la fama póstuma, como un modo de perdurar de manera inmortal en la memoria. Los monumentos funerarios solían ornamentarse con representaciones alegóricas en las que se exaltaba la virtud del fallecido.