Altar Familiar No.1 PDF

ALTAR FAMILIAR LECCIÓN No. 1: “Escudero de Dios” Muchas veces hemos leído la historia de David y Saúl, pero quizá hemos

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ALTAR FAMILIAR LECCIÓN No. 1: “Escudero de Dios” Muchas veces hemos leído la historia de David y Saúl, pero quizá hemos dejado pasar por alto algunos detalles que son de suma importancia para la vida personal y familiar de un servidor de Cristo. 1ra. Samuel 16:21: “y viniendo David a Saúl, estuvo delante de él; y él le amó mucho, le hizo un paje de armas” Podemos ver como esta frase “paje de armas” o más bien dicho un “ESCUDERO DE ARMAS” va definiendo de primera mano la labor de un creyente al servicio de Cristo. El meollo de nuestro trabajo es ser un escudero. ¿Qué hace un escudero? En los tiempos del Antiguo Testamento, el escudero era el responsable de llevar el escudo de su amo en medio de la batalla. Él tenía la gran responsabilidad de velar por la seguridad del oficial. Muchas veces las actividades de la vida común nos alejan de la verdadera misión que debemos cumplir, hacemos cualquier cosa menos lo que se nos ha encomendado. Los hombres dejan de ser padres y guías, de sus familias. Las mujeres roban los roles de su conyugue, dejan el bendito llamado de ser complemento y ayuda idónea de su esposo, sus hijos no tiene una consejera, solo alguien que hace “las cosas en casa”. Los solteros se dedican a vivir de lo que les dan y abandonan los sueños convirtiéndose en “inútiles emocionales”, no saben tomar decisiones y viven conformados al día a día. Alguna vez pensando en esto se llegó a esta terrible conclusión: “Los hombres han dejado de serlo, la mujeres hacen las cosas como bien les parece y los hijos se han trasformado en la generación de los – NiNi- (Ni estudian, Ni Trabajan) y si lo hacen es solo por ocupar su tiempo”. El llamado de un Escudero, de un paje de armas no es MIRAR LA BATALLA, es meterse en el campo de batalla y PELEAR LA BUENA BATALLA. Tanto en el hogar, con la familia, en la iglesia y con los pastores se necesitan escuderos que levanten sus escudos para avanzar en esta batalla llamada vida, familia y ministerio (SERVICIO). ¿Qué armas tenemos como escuderos de Dios? ORACIÓN: No hay sistema de comunicación en la tierra que supere al que Dios nos ha dotado. Es el medio por el cual nosotros nos acercamos a Dios, allí le podemos contar nuestras necesidades, allí le dejamos nuestras cargas. “Ataron mi vida en cisterna... Invoqué tu nombre, oh Jehová, desde la cárcel profunda; oíste mi voz; no escondas tu oído al clamor de mis suspiros. Te acercaste el día que te invoqué; dijiste: No temas” (Lamentaciones 3:53-57). Cuando Satanás ve un hombre de oración, él y todo su ejército tiembla; la persona que ora moverá el brazo de Dios, esa persona no volverá con las manos vacías, “claman los justos, y Jehová oye, y los libra de todas sus angustias” (Salmos 34:17).

EL NOMBRE DE JESÚS: En Filipenses 2:9-11, nos dice la Palabra que “Dios también le exaltó hasta lo sumo, y le dio un nombre que es sobre todo nombre, para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre”. El nombre de Jesucristo es el nombre más glorioso, más poderoso jamás pronunciado por la voz humana. 



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Representada la autoridad, la potestad de Dios; en el nombre de Jesucristo, hay salvación para el perdido, hay perdón para el pecador, hay salvación para el que vive lejos de Dios sin paz y sin esperanza. La Biblia nos dice: “Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos” (Hechos 4:12). Equivale a tener poder, a tener autoridad. “Pedro dijo: No tengo plata ni oro, pero lo que tengo te doy; en el nombre de Jesucristo de Nazaret, levántate y anda. Y tomándole por la mano derecha le levantó; y al momento se le afirmaron los pies y los tobillos; y saltando, se puso en pie y anduvo” (Hechos 3:6-8). Equivale a tener acceso a la presencia de Dios. Juan 14:13,14 nos dice: “Y todo lo que pidiereis al Padre en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea glorificado en el Hijo. Si algo pidiereis en mi nombre, yo lo haré”. Contar con el nombre de Jesús es contar con el respaldo del Padre. En Marcos 16:17 nos dice: “Y estas señales seguirán a los que creen: En mi nombre echarán fuera demonios; hablarán nuevas lenguas; tomarán en las manos serpientes, y si bebieren cosa mortífera, no les hará daño, sobre los enfermos pondrán sus manos, y sanarán”.

LA ALABANZA La alabanza proviene de un corazón rendido, de un corazón humillado, el salmista se expresó de esta manera: “Cada día te bendeciré, y alabaré tu nombre eternamente y para siempre. Grande es Jehová, y digno de suprema alabanza, y su grandeza es inescrutable” (Salmo 145:2-3). David le dice a Dios: “Siete veces al día te alabo” (Salmo 119:164). En medio del fragor de la batalla debemos alabar a Dios; en medio de la soledad debemos alabar al Señor; nos puede faltar dinero o faltar la salud, pero que no nos falte la alabanza para el Rey. La alabanza a Dios cambia las cosas, cambia la tristeza en alegría, se va la enfermedad; la alabanza hace que las cadenas se hagan pedazos. LA PALABRA DE DIOS Esta Palabra es diferente a otras, y esto se debe a su autor, y su autor es nuestro Señor Jesucristo. Esta Palabra es cayado para el peregrino, es brújula para el piloto, espada para el soldado, agua para el sediento, pan para el hambriento, luz para el que anda en tinieblas, consuelo para el triste. La Palabra de Dios es maravillosamente poderosa, Dios mismo actuando en ella, por eso dice: “¿No es mi Palabra como fuego, dice Jehová, y como martillo que quebranta la piedra?” (Jeremías 23:29); “Porque la Palabra de Dios es viva y eficaz, y más cortante que toda espada de dos filos; y penetra hasta partir el alma y el espíritu, las coyunturas y los tuétanos, y discierne los pensamientos y las intenciones del corazón” (Hebreos 4:12). “Porque como desciende de los cielos la lluvia y la nieve, y no vuelve allá, sino que riega la tierra, y la hace germinar y producir, y da semilla al que siembra, y pan al que come, así será mi Palabra que sale de mi boca; no volverá a mí vacía, sino que hará lo que yo quiero, y será prosperada en aquello para que la envié” (Isaías 55:10-11); la Palabra de Dios que es predicada no será dada en vano, en su tiempo dará frutos.

LA AUTORIDAD Cuando hablamos de autoridad nos referimos a tener mando, a tener poder, tener dominio sobre otros. Dios nos ha dotado espiritualmente no para huir del enemigo sino para estar firmes y cumplir lo que Él nos ha dicho: “He aquí os doy potestad de hollar serpientes y escorpiones, y sobre toda fuerza del enemigo, y nada os dañará” (Lucas 10:19). Dios nos has dado autoridad de pisotear toda fuerza del enemigo, a través de esta autoridad declaramos bendición sobre nuestras vidas. CONCLUSIÓN Mi oración es que Dios nos ayude a poner en orden nuestras prioridades y que nos convierta en sus Escuderos, que llevemos nuestras armas en alto cuidado las espaldas de nuestra familia, de nuestros pastores y cuidando nuestra propia vida. Mi anhelo en esta semana es que Dios nos hable y Él haga lo mismo en ti y ponga en ti El espíritu de un escudero. Hagamos una oración: “Señor Jesús te damos gracias por tu amor y tu misericordia para nosotros y nuestras familias; Te pedimos perdón por nuestros pecados y nos volvemos de corazón ti, reconociendo que tú eres nuestro Señor y nuestro Rey. Querido Dios te pedimos que nos ayudes a poner en orden nuestras prioridades, que seamos prontos para escuchar tu voz y fortalecidos para obedecerla. Danos tu Espíritu Santo, llénanos de una unción fresca y permítenos ser tus escuderos, que nuestro servicio sea para bendecir nuestras familias, nuestra querida Casa de Vida y a nuestros pastores. Ata y encadena toda artimaña del diablo, somételo a tu voluntad; guárdanos de la tentación y líbranos del mal. Creemos firmemente que tu bendición nos alcanza y esta semana seremos testigos de milagros y cosas mayores en nuestro hogar y nuestras vidas. En tu nombre oramos Amen.”