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BENEDICTO GONZÁLEZ VARGAS EL ALTAR Santiago de Chile, diciembre de 2009 Dedicado a Dios, en todas sus denominaciones

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BENEDICTO GONZÁLEZ VARGAS

EL ALTAR

Santiago de Chile, diciembre de 2009

Dedicado a Dios, en todas sus denominaciones, con todos los nombres con que los invocamos. porque en cada sitio donde se alza un altar a las virtudes el Altísimo nos transmite su energía. ¡Baruj ata Adonai eloheinu, Baruj ata elohei avoteinu...!

La práctica de rituales religiosos o mágicos está en nuestro interior desde tiempos inmemoriales, también la construcción de altares, que es una práctica antiquísima que aparece en los más antiguos libros de sabiduría espiritual, como los vedas 1 y la Biblia, por nombrar sólo a dos de los más conocidos. Los altares antiguos, tal como los siguen levantando algunas comunidades espirituales, eran sitios altos (de allí su nombre), donde se efectuaba un sacrificio para agradar a los dioses 2. El altar católico romano de la Santa Misa, por ejemplo, sigue ejecutando el sacrificio místico en sus altares. Sin embargo, antes de continuar, es forzoso señalar que, si bien es cierto, en la Biblia, por ejemplo, el sacrificio ritual es verdaderamente un derramamiento de sangre (podemos encontrar cómo se sacrifican animales, el casi sacrificio de Isaac o el sacrificio mayor de Jesús, sólo por nombrar los más conocidos), la palabra en su origen latino significa oficio sagrado, pues proviene de sacro facere (hacer cosas sagradas); vale decir el sacrificio es un momento de contacto con lo sagrado y la divinidad

1

Se denomina así a los cuatro textos sánscritos que forman la base del extenso sistema de textos sagrados del hinduismo. La palabra vedá proviene de un término indoeuropeo que también es el origen de la palabra española «verdad». En sánscrito literalmente significa „verdad‟ o „conocimiento‟. Los vedas son: Rig Veda, Yaju Veda, Sama Veda y Atharva Veda. 2

misbeaj es la palabra que designa al altar en los textos judíos. Este nombre tiene formas en arameo, siríaco y arábigo. En cada una de estas lenguas la raíz es mdbj. Misbeaj se encuentra unas 396 veces en el Antiguo Testamento. El vocablo denota un lugar alto en el que se hacen sacrificios, como en Gen_8:20 (el primer caso): «Y edificó Noé un altar a Yahveh, y tomó de todo animal limpio y de toda ave limpia, y ofreció holocausto en el altar». Más adelante el término se referirá a una mesa sobre la que se quema incienso: «Harás asimismo un altar para quemar el incienso; de madera de acacia lo harás» (Exo_30:1). Desde la alborada de la historia humana se hicieron ofrendas sobre una mesa levantada de piedra o montículo de tierra (Gen_4:3). Al principio, los altares de Israel debían hacerse de tierra, o sea, de un material hecho directamente por la mano de Dios. Si los judíos querían labrar piedras para construir altares en el desierto, tendrían forzosamente que usar herramientas de guerra. (Es más, en Exo_20:25 el término que se usa para «herramienta» es jereb, «espada».) En Sinaí, Dios ordenó que los israelitas tallasen altares de maderas y metales finos. Esto era para enseñarles que el verdadero culto requiere lo mejor y que debía de estar estrictamente de acuerdo con las ordenanzas divinas. Mizbeaj se usa también en relación con altares paganos: «Derribaréis sus altares, y quebraréis sus estatuas, y cortaréis sus imágenes de Asera» (Exo_34:13). El nombre se deriva del verbo hebreo zabaj, el cual significa literalmente «matar para comer» o «matar para sacrificar». Otro sustantivo antiguo derivado de zabaj es zebaj, que generalmente se refiere a un sacrificio que establece comunión entre Dios y los que comen del sacrificio. (Versión resumida del Diccionario Bíblico Vine)

que no forzosamente pasa por derramamiento de sangre o violencia. Puede significar ambas cosas y, en lo personal, esta acepción de sacrificio como una praxis sagrada me satisface plenamente. Un altar es, por lo tanto, un enclave energético donde las personas pueden acceder a un contacto personal y precioso con la Divinidad, a través del oficio o acto sacro. El altar, por lo tanto, es un lugar sagrado más por la trascendencia del momento para el que fue levantado (o preparado) que por su historia. Los objetos en el altar son los que permiten canalizar los efluvios espirituales, las energías y las dispensaciones divinas que descienden a nuestro plano físico. El Altar, desde esta perspectiva es el lugar donde anclan las fuerzas celestiales para proveernos de sus dispensas. De este modo, el altar físico es una representación de nosotros mismos, que necesitamos este espacio sagrado para acoger la Divinidad, del mismo modo en que requerimos acogerla al interior de nuestro cuerpo, verdadero templo y altar donde mora la Divina Presencia. Por esta razón, no es forzoso construir o levantar un altar de manera permanente. Para efectuar algún rito, cualquier sacerdote, oficiante, mago o gurú poderoso y sabio pueden trabajar con un puñado de palos o piedras en cualquier parque o patio de casa; por lo tanto, las herramientas a utilizar no son más que elementos para ayudarnos a mover energías y canalizarlas adecuadamente. Sirven para demarcar ciertos aspectos del altar y son representaciones simbólicas de los procedimientos que se llevan a cabo. Si a algún practicante del sendero del desarrollo espiritual no le gusta o no se siente cómodo con ellas, puede, simplemente, sentarse en un jardín o frente al mar, bajo los rayos de la luna, donde más le acomode el espíritu para desarrollar un ritual en comunión directa con la Divinidad. Pero si deseamos tener un altar, debemos tener muy presente aquello de que un altar es un espacio sagrado y mágico que podemos tener y usar en nuestras casas. Es importante remarcar que su función no es adornar algún lugar, aunque, evidentemente, debe tener un sentido estético, porque la belleza es parte de la Divinidad y de las ciencias esotéricas que la convocan. El altar debe ubicarse en un lugar que permita tener la tranquilidad necesaria para trabajar la parte interna en forma cómoda y sin interrupciones. Es evidente que existen muchos tipos

de altares, dependiendo de la tradición religiosa o esotérica a la que está vinculado. Eso implica diversas formas, ornatos, implementos y distribuciones. En el presente texto me voy a referir a los elementos más comunes de un altar, una idea general o básica que sirva de guía o ejemplo, pero en ningún caso una regla inamovible como si fuera una verdad revelada o un dogma. La intención es que sirva como un lugar sagrado donde desarrollar un trabajo interno personal, un espacio propio o familiar, al que cada quien agregará lo que crea conveniente como parte de su desarrollo espiritual. Hay diferencias, por ejemplo, entre un altar de carácter contemplativo, pensado para la meditación (como un altar budista), otro más bien de carácter ritualístico litúrgico (como los altares cristianos o metafísicos) u otro de tipo más personal donde se desarrollen actividades mágicas más activas en el manejo y conjuro de las energías (altares wicca, por ejemplo). El fin de nuestro altar ha de ser una materia de decisión propia, muy meditada y consciente, porque tiene que ver con nuestras necesidades espirituales y el desarrollo del Cristo Interno. Por lo anteriormente señalado, la regla es que todo varía, hay diversidad y esa diversidad se respeta porque diversa es la especie humana y su contacto con la Divinidad. Por eso debemos respetar a todas las personas en la opción que escojan, incluso a aquellos que optan por tenerlo oculto y en secreto. Respecto de su ubicación puedo señalar que se acostumbra a colocar los altares en el punto norte o en el este, a preferencia de quien lo usa, pero esta no es una regla inviolable, porque si “sentimos” un punto energético distinto, puede ser usado con la misma eficacia. Muchas veces la orientación de las viviendas, por ejemplo, no coinciden exactamente con los puntos cardinales y el “norte” de una casa puede diferir del norte geográfico. Lo importante es no olvidar nunca que el altar es un espacio sagrado, nuestro espacio sagrado y debe ser tratado como tal. Es un lugar de meditación, de prácticas rituales, de invocaciones y manejo

de energías, de contacto con el Ser Interno. Ya dije que podemos ponerlo donde queramos, pero siempre debemos tener en cuenta que algunas personas que no conozcan nuestra espiritualidad pueden sentirse ofendidas con algunos elementos de nuestro altar, así que la discreción es fundamental. Por lo mismo, si alguna vez nos encontramos con un altar de otra persona no debemos tomar ni tocar nada sin preguntar antes si podemos. Algunos hermanos de las artes espirituales tienen sus herramientas especialmente cargadas o dispuestas de una forma distintiva... así que siempre es necesario consultar si podemos tomar las cosas de un altar ajeno. Veamos ahora las herramientas que se utilizan en el altar. Cada una de ellas representa una cierta energía y tiene un elemento que le atañe. El altar, como ya dije, puede variar en forma, tamaño y ubicación. En primer término, es necesario señalar que el altar debiera ser hecho, en lo posible, de materiales naturales nobles, como la madera o la piedra, esta idea ya está presente en los primeros altares bíblicos, según podemos leer en el Antiguo Testamento, pero también en diversas tradiciones religiosas muy antiguas. No obstante, si es necesario, el altar puede ponerse en el suelo (pero como nada es inflexible o inamovible, hay tradiciones como la budista, donde el altar siempre debe estar por encima de las personas). Dentro de él, aparte de las herramientas comunes que pasaremos a conocer y revisar en las próximas páginas, pueden ponerse representaciones de los cuatro puntos cardinales y de los cuatro elementos en forma combinada: Sur-Fuego, Este-Aire o Viento, Oeste-Agua, Norte-Tierra. Algunas personas agregan elementos naturales como piedras, conchas, flores, etc. También es posible incorporar a nuestro altar algunos objetos de especial significación para cada uno de nosotros, como recuerdos de ceremonias religiosas a las que hemos asistido, imágenes, anillos consagrados, instrumentos musicales, etc. Revisemos, pues, 22 de los elementos más importantes y simbólicos que contienen los diversos tipos de altares más comunes, los más utilizados, los que representan visiones religiosas o sagradas posibles de encontrar ampliamente documentadas. He elegido este número por el simbolismo numerológico que encierra y porque, de alguna manera representa el equilibrio entre lo material y lo espiritual 3 que es una de las 3

Entre los números considerados “maestros” (los capicúas de dos dígitos como el 11, el 44, etc.), el 22 adquiere una connotación muy especial, pues representa la cumbre integral de las ideas. En otras palabras, hace alusión a la capacidad de realizar los proyectos exitosamente, obteniendo un equilibrio entre la buenaventura material y espiritual. El 22 es el Símbolo de la

necesidades a cubrir con la instalación de nuestro altar. Lo esencial: 1. Vela del Principio Divino Masculino: Una vela debe ser encendida en honor de Dios, cualquiera sea la invocación con que lo conozcas o la tradición religiosa a la que pertenezcas. Dios es uno solo, aunque tenga muchos nombres y representaciones. Este elemento del altar posee una energía masculina y debe ser del color opuesto a la vela de la Diosa. 2) Figura del Principio Divino Masculino: Estatuilla del dios con que nos relacionamos más deidad a quien está dedicado el Altar.

o de aquélla

3) Vela del Principio Divino Femenino: Vela a ser encendida en honor a la diosa que hemos elegido para ocupar este importante lugar en nuestro altar. Como ya dije anteriormente, debe ser del color opuesto a la vela del Dios. 4) Estatuilla del Principio Divino Femenino: Estatuilla de la Diosa, por como ya fue señalado, hemos elegido una diosa que representará las energías femeninas presentes en nuestro altar, en los altares católicos suele estar la imagen de la Virgen María o la representación de una santa. transmisión y codificación de la esencia de la vida, también remite a la asociación, secuencia y correlación de los acontecimientos que definen nuestro destino y a cómo los ejecutamos para dejar huella en nuestro paso por el mundo. En este marco de determinación y acción, la forma abierta de este número hace referencia al trabajo en equipo, al desarrollo grupal y los esfuerzos conjuntos para el cumplimiento de objetivos que afectan positivamente a todos. Asímismo, el número 22 está presente en varios sucesos determinantes de la vida en general. Por ejemplo, son 22 las letras originales del alfabeto griego, También son 22 los arcanos mayores del Tarot, 22 los aminoácidos esenciales para nuestro organismo y 22 los cromosomas autonómicos, es decir, los que contienen la herencia de padre y la madre.

5) Vela para Divinidad Mayor: Muchos hermanos encienden una tercera vela entre los principios femenino y masculino, para representar la unión entre ambos o sea su hijo. También representa la Divinidad Total, el Absoluto, el Uno, que comprende en sí las polaridades femenina y masculina. 6) Imagen de la Amada Presencia: En los altares metafísicos y neotradiciones similares como la Actividad Yo Soy, la Iglesia Universal y Triunfante, El Puente a la Libertad y otras vinculadas a las enseñanzas teosóficas, es común poner en el altar una imagen de la Amada Presencia que sirve para sintetizar y visualizar el descenso de las energías divinas al ser humano. El altar se convierte así en una verdadera antena que capta, dirige y encauza los efluvios celestiales al centro mismo del Real Ser. 7) Athame: Es un cuchillo ceremonial de doble filo, que debe utilizarse sólo para realizar magia, no debe cortarse nada con él y menos ser utilizado como arma. Se usa para dirigir la energía y cortar, a nivel etérico, las energías inferiores a la Voluntad de Dios. Puede ser sustituido por la espada, una varita u otro elemento similar. Corresponde al elemento fuego, su dirección es al Este y contiene energía masculina. En la wicca, es llamada el “arma de la bruja” y es su más importante herramienta. En otras tradiciones rituales tiene menos connotación, pero sigue siendo importante. Su mango debe ser de un material que no conduzca la energía. 8) Espada: La espada es usada como el athame, pero es más formal y autoritaria. Le corresponde el planeta Marte (Ares, dios griego de la guerra). Algunas tradiciones la relacionan con el elemento del aire otras con el fuego. Tiene energía masculina. Sirve para hacer el círculo y hacer las invocaciones. Se dice que si una mujer usa la espada está manifestando las energías masculinas dentro del

contexto del ritual. 9) Varita: Particularmente importante en las tradiciones paganas como la Wicca o Asatrú. En otras de tradición espiritual occidental u oriental, no se usa, o usa menos. En algunas tradiciones le corresponde el elemento del fuego, otros al aire. Su dirección es hacia el Sur y su energía es masculina. Es utilizada para dirigir la energía, aunque puede ser sustituida por el athame. La varita puede ser hecha con ramas de árboles. Se sugiere que al cortar una rama de algún árbol, se pida permiso primero y se deje alguna ofrenda a cambio, como un poco de agua, una roca o una pluma. La mayoría de los practicantes, prefieren recoger una rama del suelo y dejarla secar. Puede decorarse de acuerdo a nuestro propio gusto, tallándole símbolos o poniéndole algún cristal en la punta. 10) Cáliz: Es el recipiente de la Diosa, una especie de Santo Grial. Su elemento es el agua, y su energía femenina. Puede ser usado para mezclar el agua con la sal, pero también puede ser una copa cargada de vino o jugo natural para brindar con los dioses o los demás asistentes al ritual. 11) Incienso: Muchas veces se usa un incensario donde se quema el incienso. Le corresponde el elemento fuego y sus direcciones pueden ser el Este o el Sur. El incienso sirve para purificar, elevar el poder, lograr estados de trance, ahuyentar los malos espíritus y atraer a los buenos. También sirve para crear el ambiente. Es importante considerar los distintos tipos de aromas necesarios o útiles para distintos tipos de rituales que así lo exigen o recomiendan. 12) Pentáculo:

El pentáculo es una estrella de cinco puntas, usualmente dentro de un círculo, el cual simboliza la unidad, el infinito, la divinidad y el ciclo de la vida. Su dirección es con la punta hacia el Norte, ya que su elemento es la tierra. Es la estrella de los dioses y su energía es femenina. Apunta hacia arriba para protección, bendiciones, consagración, meditación y energía positiva. En la antigüedad eran de cerámica (hoy son más comunes de metal o madera), en los antiguos templos o altares que existían durante la caza de brujas, los pentáculos eran de materiales frágiles para romperlos fácilmente en la eventualidad de ser descubiertos. En la tradición masónica, el Pentáculo o Pentagrama, con una G al centro, representa al Gran Arquitecto del Universo. 13) Caldero: Fundamental en los altares paganos, prácticamente inexistente en otras tradiciones, aunque tiene vínculos evidentes con la tradición occidental alquimista. Es el vientre materno de la Diosa, el caldero de la inspiración, un lugar de resurrección. Su elemento es el agua, se dispone al centro del altar y su energía es femenina. Los calderos eran sagrados para la Diosa céltica Cerridwen, Guardiana del Caldero de la Inspiración. Son tradicionalmente hechos de hierro, aunque también puede ser de greda o de algún elemento natural resistente al calor. Suele tener tres patas. Puede ser usado para hacer pociones o cocinar, pero a veces se usa para quemar incienso o hierbas dentro de él. El agua que contiene puede ser utilizada para limpieza y purificación.

14) Recipiente con agua: El agua sirve para limpiar las malas energías. La sal y el agua debieran ser exorcizadas de cualquier mal espíritu antes de un ritual. El recipiente puede ser el mismo caldero o cáliz mencionados anteriormente. 15) Recipiente con sal:

La sal se usa con frecuencia en los rituales y como protección y purificación dentro del círculo mágico. Se utiliza conjuntamente con el agua, casi siempre para representar la unión del Dios con la Diosa. El agua con sal se usa para delimitar y purificar el círculo mágico y la que sobre puede ser usada posteriormente para sanar o limpiar algún ambiente. Es mejor usar sal bruta o sal de mar, pero actualmente la sal de mesa es la más utilizada. 16) Campana: En las tradiciones cristiana, hinduista y budista es una pieza muy importante. En el budismo acostumbra a ser acompañada por un dorje. Al tocar la campana, ahuyentamos a los espíritus indeseados, entidades oscuras, negatividades, o cualquier otra cosa que no queramos que esté en nuestro ritual. También es utilizado para crear ambientes o, como en el catolicismo, para marcar momentos del ritual o la liturgia. 17) Escoba: Con este elemento reconocemos que hay algo de cierto en que las brujas utilizan escobas, pero como vemos no exactamente para volar. Simboliza la unión de lo masculino y lo femenino. Por esta razón las escobas han sido utilizadas durante épocas para rituales de fertilidad. La escoba se usa simbólicamente para limpiar el altar y barrer todas las malas energías que andan dando vueltas por ahí. Es evidente, que una versión reducida o en miniatura, es muy práctica para el altar. 18) Ofrendas: Generalmente se refiere a la comida utilizada en los rituales para ofrendar a los Dioses y compartir con los demás asistentes al ritual. Pueden ser pastelillos, dulces, frutas, jugos naturales, etc. También son ofrendas otros elementos como los cuencos con agua, leche, vino, etc. Por ejemplo, en los altares consagrados a Ganesha4, el dios hindú, el 3 de septiembre se le 4

En el Hinduismo Ganesha (también llamado Ganapati, conductor de las huestes celestiales), es una de las representaciones de dios más conocida. Es el primogénito del dios Shiva y de la diosa Parvati y esposo de Bharati, Riddhi y Siddhi. También es llamado Vinayaka (señor de

ofrendan dulces y leche, por ser el día de su cumpleaños. 19) Libros Sagrados: En diversas tradiciones esotéricas y religiosas se usan los libros sagrados en los altares. En el budismo, por ejemplo, debe haber en el altar palabras del Dharma, en la Masonería o Rosacruces, se usa la Biblia o algún libro sagrado. En algunos altares familiares o personales, una tradición muy hermosa y energéticamente muy potente es ponerlos bajo el altar como un anclaje energético de contacto con la Divinidad. No es problema que convivan diferentes libros sagrados. 20) Rosarios o malas: En las tradiciones religiosas católica y tibetana, suele ponerse en los altares el rosario o mala, respectivamente. Estos implementos están compuestos por cuentas redondeadas que sirven para la recordación de los misterios o recitación de los mantras. Su lugar en el altar corresponde al lugar que debe ocupar en nuestras vidas el misticismo y la devoción, como partes de nuestro camino de desarrollo espiritual. 21) Otras imágenes: Santos, gurús, ángeles, boddisatvas, maestros ascendidos, estatuillas de diversas divinidades pueden acompañarnos en el altar. Los altares orixa, por ejemplo, están llenos de imágenes de diversos dioses que representan distintos aspectos del Absoluto. La selección y ubicación de estas imágenes corresponde a nuestra propia sintonía con las entidades que representan. 22) Música:

todos los seres), Vinayagar y Vinayakudu, en otras lenguas de la India actual. En sanscrito la silaba "Ga" simboliza Buddhi (intelecto) y la silaba "Na" simboliza Vijnana (sabiduría), por ende Ganesha es considerado el maestro de la inteligencia y sabiduría.

Siempre he señalado que de todas las Bellas Artes, la Música es la mayor, por su alta vibración y porque es la única de toda vez que se usa debe actualizarse de nuevo. Es difícil que un altar tenga permanentemente música, incluso es difícil ubicarla en el altar, pero cuando usamos nuestro altar y dependiendo del rito o liturgia efectuado, siempre es necesario incorporar música a dicha celebración, para completar el momentum mágico o místico y contactarse de mejor forma con la Divinidad. Ya tenemos, entonces, todos los elementos necesarios para nuestro Altar, es la hora de empezar a ubicar dichos elementos en él. Con mucho amor y con mucho respeto vamos a ir cargando nuestro altar con las energías positivas de este espacio mágico que será un punto focal de encuentro con la Divinidad. La próxima vez que pasemos frente a un altar detengámonos a agradecer a saludar las energías divinas que allí se canalizan y a agradecer a quienes nos permiten dicha posibilidad. Hacer una breve oración, recitar un mantram o un saludo a los dioses tutelares del altar es una buena y hermosa práctica, pero, a menos que seamos autorizados, nunca toquemos los objetos que allí están.

Algunos ejemplos de altares.

Altar hindú dedicado a Krishna y Lakshmi

Altar budista

Altar wicca

Altar masónico

Altar católico

Altar evangélico

Altar asatrú

Altar orisha

Altar metafísico

Altar sintoísta