Agresividad

CANIS ET FELIS N.o 55 E ditorial S IGUEN estando presentes los desgraciados accidentes de agresión grave de perros a

Views 112 Downloads 1 File size 18MB

Report DMCA / Copyright

DOWNLOAD FILE

Recommend stories

Citation preview

CANIS ET FELIS N.o 55

E ditorial

S

IGUEN estando presentes los desgraciados accidentes de agresión grave de perros a seres humanos de consecuencias fatales, y las administraciones se prestaron a poner en marcha una serie de acciones para paliar los efectos que socialmente se estaban produciendo; no obstante la agresividad sigue estando presente, tanto en seres humanos como en perros y gatos, generando preocupación a todos los niveles. Uno de los sectores más implicados es la profesión veterinaria, la cual atiende, en primera instancia, al animal que ha producido la agresión. El veterinario debe tener claro cuál es el camino a seguir ante estas situaciones, siendo uno de los primeros actos hacer frente al problema de forma responsable y eficaz. Para ello, lo primero es tener conocimiento de los aspectos que rodean al acto agresivo por parte del animal (perro o gato), inmediatamente después, es cuándo se debe iniciar una terapia encaminada a la resolución del problema. En esta monografía nos hemos propuesto indicar los conocimientos más recientes sobre la agresividad de perros y gatos, y cuáles son los pasos necesarios en la resolución del problema agresivo. Naturalmente, no es posible hacer una revisión completa e integral de todos los aspectos relacionados, ya que se trata de un problema muy complejo en el que se ven involucrados muchos factores que, en ocasiones, no serán fácilmente detectables ni manejables. La agresividad es un problema que tiene tratamiento pero, al no poder hacerla desaparecer del inventario de conductas que posee un animal, podríamos decir que es un problema de difícil solución. En ocasiones es imposible tratarla debido a diversas causas, siendo una de las más importantes la imposibilidad del propietario para llevar adelante el tratamiento propuesto. El propietario debe saber qué hacer y para ello no debe tener miedo a su animal, circunstancia bastante frecuente. Los veterinarios tenemos que conocer cuáles son las formas de actuar para poder prescribir al propietario los métodos de tratamiento a seguir, considerando el riesgo como un factor importante en el tratamiento de la agresividad de perros y gatos. La etología clínica, especialidad veterinaria que se encarga del estudio y resolución de los problemas de conducta en los animales, ha sufrido importantes cambios en los últimos años, ha evolucionado hacia una forma más orgánica en el tratamiento de problemas de conducta, contemplando aspectos fisioló-

AGRESIVIDAD CANINA Y FELINA

CANIS ET FELIS N.o 55

E ditorial gicos, bioquímicos, genéticos, endocrinos y farmacológicos, que hacen de esta especialidad la ciencia de la psiconeuroendocrinología. Es decir, considera al animal como un todo en el que está incluido el comportamiento, como un sistema más del organismo, que actúa como un proceso regulador que se manifiesta al nivel de todo el organismo, como parte de un proceso integrador fisiológico, celular y bioquímico. En primer lugar se aborda el estudio del comportamiento social de perros y gatos, ya que en la alteración del mismo se encuentra la razón de ser de la agresividad. Posteriormente se analiza la agresividad de perros, destacando la de dominancia por ser la más frecuente y de mayores consecuencias para los propietarios. Igualmente se estudia con bastante profundidad todo lo relativo a la agresividad en los gatos; terminando con una relación de los tratamientos médicos y técnicas de modificación de conducta que son aplicables. Agradecemos a la dirección de la revista la confianza depositada, al encargarnos esta monografía sobre un tema tan de actualidad y tan conflictivo como la agresividad en perros y gatos, y con ella creemos ofrecer datos de actualidad a los lectores que redundarán en el quehacer diario de la profesión veterinaria. Los autores que participan han aportado su experiencia personal y los conocimientos más actuales sobre la ciencia de la etología animal, aplicada a la resolución de problemas de conducta en los animales de compañía.

DR. MIGUEL IBÁÑEZ TALEGÓN Profesor de Etología y Protección Animal Servicio de Etología Clínica Departamento de Producción Animal Facultad de Veterinaria, Universidad Complutense de Madrid Avda. de Puerta de Hierro s/n. 28040 Madrid

AGRESIVIDAD CANINA Y FELINA

AGRESIVIDAD CANINA Y FELINA

COMPORTAMIENT O SOCIAL DE LOS PERROS Y GAT OS M. IBÁÑEZ TALEGÓN Profesor de Etología y Protección Animal Veterinario Especialista en Etología Clínica. Jefe del Servicio de Etología Clínica Facultad de Veterinaria. Universidad Complutense de Madrid

U

NA descripción de los elementos que intervienen en el desarrollo de los comportamientos en los animales de compañía, así como de las etapas en que se desarrollan y de las influencias ontogénicas de conductas aparecidas en diferentes etapas, respecto de las de sucesivos periodos, es necesaria a la hora de ir formando un estado de opinión necesario para poder emitir un juicio clínico. Por otro lado, el conocimiento de la organización social y las necesidades de conducta derivadas de aquella, favorecen el análisis situacional del problema de comportamiento. Se citan brevemente los principales problemas consecuentes al comportamiento social en perros y gatos, que constituyen la mayor parte de las quejas que los propietarios de mascotas llevan al clínico especializado.

CAPÍTULO I COMPORTAMIENTO SOCIAL DE LOS PERROS Y GATOS 11

AGRESIVIDAD CANINA Y FELINA

INTRODUCCIÓN

E

L comportamiento social es uno de los grandes grupos de comportamientos que es necesario para la vida de relación de los perros. Pertenece a una de las nueve formas generales del sistema de comportamiento de un animal, quizás el de mayor trascendencia y repercusión y en el que se manifiestan la mayor cantidad de patrones de conducta que son compartidos con otras formas de comportamiento. El comportamiento social comprende el mundo de relación de los perros con los individuos de su misma especie y con los de otras especies, incluido el ser humano. El comportamiento social ha sufrido modificaciones a lo largo de la evolución de cada especie, pero uno de los factores más influyentes en estos cambios ha sido el proceso de domesticación, el cual surge desde que los perros empiezan a relacionarse con los hombres. Este hecho, se estima que data desde hace unos 14.000 años, que es cuando las dos especies ejercen una influencia sobre sus conductas, provocando la puesta en marcha de ajustes y adaptaciones necesarias para hacer frente a las nuevas situaciones. Por otro lado, las modificaciones pueden provenir de la influencia de la selección de razas que el hombre ha realizado. La sociedad canina está constituida por un grupo social de machos y hembras adultos, y jóvenes que viven en manada, sometidos a una jerarquía social lineal, es decir, hay un macho dominante en el grupo que ejerce su influencia verticalmente a todos los demás miembros de la manada; sucesivamente los de rango inferior van dominando a los que están inmediatamente por debajo en rango y

son dominados por los individuos que están situados por encima de ellos. Los perros aceptan en este grupo o manada al ser humano con el que viven como un miembro más, realizando con él, el mismo tipo de relaciones sociales que se establecen con otros perros. De aquí pueden surgir los problemas de competencia que conllevan la aparición de agresividad en defensa de un rango y territorio, entre otros. Por esta circunstancia se hace muy necesario comprender cuáles son las necesidades de conducta y, en qué consiste el comportamiento social. La interacción social comienza desde el nacimiento y va haciéndose más y más complicada según el animal se hace mayor. A este proceso se le denomina "socialización" y comprende las etapas de socialización, desarrollo de relaciones dominante subordinado y madurez del comportamiento social. El proceso de socialización termina con la muerte del animal. Este proceso es progresivo y exige un desarrollo motor y sensitivo y un periodo de asimilación de normas sociales. Durante este periodo, el animal aprende y desarrolla su comportamiento sobre la base de una interacción permanente con el medio que le rodea. La socialización se puede definir como “el proceso por el cual los individuos adquieren el conocimiento, las habilidades y las disposiciones que les capacita para participar de forma más o menos efectiva como miembros pertenecientes a grupos y a una sociedad concreta”. Es de gran importancia prestar atención a las características del contexto en el que el individuo desarrolla la socialización, especialmente, las relativas al entorno social que le pueden facilitar o interferir el aprendizaje e internalización de los patrones de conducta, y así mismo, le pueden proveer de más o menos información acerca de lo que se espera de él. Mediante la socialización el individuo se transforma de organismo meramente biológico a individuo social, potenciando su propia identidad, creando categorías de pensamiento, patrones de conducta y estrategias de acción, que le permiten comprender y desenvolverse adecuadamente en un ambiente social complejo sin perder su individualidad. El estudio del proceso de socialización es particularmente importante dado que las experiencias tempranas, recibidas por los animales durante las diferentes etapas de su desarrollo, repercutirán sobre el comportamiento de adulto. El comportamiento neonatal es de vital importancia ya que

CAPÍTULO I COMPORTAMIENTO SOCIAL DE LOS PERROS Y GATOS 12

AGRESIVIDAD CANINA Y FELINA

está íntimamente relacionado con las perspectivas de supervivencia. Este aspecto es esencial en los mamíferos recién nacidos para el establecimiento de los vínculos de relación con la madre. El comportamiento del neonato es una mezcla de patrones de conducta y procesos por los cuales el animal se adapta a las condiciones postnatales que le sirven de preparación para la vida futura. En el comportamiento neonatal se pueden distinguir cuatro etapas: coordinación de las posiciones, elevación, deambulación y orientación y respuesta a los estímulos; todas ellas contribuirán al establecimiento de los vínculos materno filiales. Los animales recién nacidos pasan de una primera fase en la que se emplean a fondo hasta el reconocimiento de su madre, a una segunda fase en la que dedican mucho tiempo a la asociación y reconocimiento del grupo. Cada especie tiene diversos aspectos particulares observándose diferentes evoluciones de conducta durante la fase neonatal. Estos cambios dependen de las características de la organización social propia de las especies. Igualmente podemos observar

diferentes aspectos de comportamiento durante la etapa juvenil, el destete y la pubertad. Todos los animales jóvenes aprenden una serie de habilidades para poder sobrevivir en la naturaleza. Muchas de las actividades que pueden ayudar en este aprendizaje están referidas al juego. Las intensas actividades que se desarrollan durante el juego en los animales jóvenes incluyen entre otras actividades: movimientos de manipulación de objetos, caza, agresiones sin causar heridas y acción de montarse. Estas actividades le proporcionan al animal en crecimiento un ejercicio adecuado con el que va adquiriendo práctica gracias a la entrada de información por la vía sensorial y al incremento consecuente de las capacidades cognoscitivas necesarias para su desarrollo. DESARROLLO DEL COMPORTAMIENTO En el desarrollo del comportamiento de los pequeños animales hay que considerar una serie de etapas sucesivas bien diferenciadas que comprenden desde la concepción hasta la madurez (tabla I). Su conocimiento favorecerá la comprensión de la génesis de algunos problemas de conducta que se presentan en las consultas, como es la agresividad. Etapa prenatal En la etapa prenatal el desarrollo fetal está influido por una serie de estímulos internos y externos como: los movimientos vis-

TABLA I ETAPAS EN EL DESARROLLO DEL COMPORTAMIENTO

• Prenatal (desde la concepción hasta el nacimiento). • Neonatal (de 0 a 2 semanas). • Transicional (de 2 a 3 semanas). • Socialización (de 3 a 12 semanas). • Juvenil (de 3 a 8 meses). • Adulta (de 8 a 12 meses). • Madurez (de 1 a 2 años).

CAPÍTULO I COMPORTAMIENTO SOCIAL DE LOS PERROS Y GATOS 13

AGRESIVIDAD CANINA Y FELINA

cerales, los niveles hormonales de su madre, el efecto de la exposición a los rayos X y la utilización de productos químicos y determinados medicamentos con el fin de controlar enfermedades y parásitos. Durante la gestación es importante asegurar una nutrición apropiada a la madre, así como procurar que haga ejercicios y proporcionarle los cuidados necesarios para que tenga un buen estado de salud. Un fuerte estrés en el último tercio de gestación puede dar lugar a un incremento de estados emocionales en los cachorros, con la aparición de conductas extremas y reducción de las capacidades de aprendizaje en la vida posterior. Etapa neonatal Los cachorros tienen parcialmente desarrollado el cerebro al nacimiento,

pero son bastante activos después del parto y, si han sido bien atendidos y bien estimulados por su madre, a veces, pueden dar la impresión de estar como exhaustos, presentando un encefalograma característico del sueño, lo que les protege ampliamente de los efectos psicológicos que pudiera ejercer su medio ambiente. No obstante, se ha demostrado que existe algún grado de aprendizaje consecuente al sentido del olfato, el cual le ayuda al establecimiento de los vínculos madre-hijo. Un cachorro recién nacido hace pequeños desplazamientos a gatas alrededor del nido con frecuentes pausas. Realizando movimientos exploratorios con la cabeza buscando las mamas de su madre merced al estímulo que supone el lamido que ésta realiza sobre él mismo y sobre sus pezones, proporcionando a los cachorros una vía de entrada olfatoria que les ayudará a descubrir sus primeros alimentos. Igualmente el sentido del olfato interviene en el establecimiento de vínculos con el ser humano. Durante la fase neonatal hasta las dos semanas de edad, los cachorros duermen la mayor parte del tiempo, siendo el sueño muy importante para la estabilidad emocional, sobre todo el sueño en fase REM (sueño paradójico). El sueño en fase REM disminuye a partir de las 4 semanas y el sueño superficial SOL se desarrolla a partir de las tres semanas. Si durante el sueño tienen hambre, llorarán mientras duermen, y si tienen frío estarán gritando continuamente y muestran un sueño intranquilo. Cualquiera de estas dos situaciones no se debe permitir que dure más de dos horas. La respuesta al dolor está pobremente desarrollada en este periodo. Esta característica hace que sea el momento ideal para la amputación de los rabos. Así mismo, no tienen un buen control de la temperatura, desarrollando el reflejo de tiritar a los 6 días. Los cachorros se apilan para conservar el calor. Los cachorros que estén fríos pueden ser rechazados por la madre, constituyendo el enfriamiento la principal causa de muerte de los cachorros. Por ello es necesario mantener en el nido una temperatura ambiental elevada y prevenir corrientes de aire frío y humedad. La perra se encuentra más cómoda durante el parto en un espacio pequeño, cálido, oscuro y aislado. Por ello, el lugar idóneo que cumple con los requisitos mencionados puede ser una caja o cajón que disponga de una tapa practicable, colocada en una zona aislada de ruidos y visitas. El calor debe ser proporcionado mediante una manta eléctrica mejor que con una lámpara o estufa colocada en la parte

CAPÍTULO I COMPORTAMIENTO SOCIAL DE LOS PERROS Y GATOS 14

AGRESIVIDAD CANINA Y FELINA

alta del nido que tienden a recalentar a la perra. Importancia del efecto materno En esta fase neonatal es fundamental el contacto físico con la madre y el acicalamiento y cuidados aportados por ella, teniendo unas consecuencias positivas en el desarrollo parasimpático mejorando la digestión, la asimilación, la estabilidad emocional y el desarrollo. Sin olvidar lo necesaria que es la madre para el cachorro, estimulando la defecación y la micción por el lamido y limpieza de la región perineal. Si durante esta etapa de vida les faltan cuidados y atenciones de su madre, pueden aparecer conductas de chupeteo no nutritivo. La falta de efecto materno trae como resultado una menor ganancia de peso, pérdida de resistencia a enfermedades, incremento de la mortandad y disminución de la estabilidad emocional. No es aconsejable tocarlos ni moverlos hasta que no han sido lamidos y olfateados por la madre. El propietario debería evitar la tentación de enseñar los cachorros a las visitas en estos primeros días. Durante esta fase los cachorros tienen un repertorio de comportamientos reflejos muy simple (reflejos de búsqueda) que le permiten satisfacer todas sus necesidades. La madre también tiene un repertorio de comportamientos típico (lamidos, tumbarse de costado, respuesta a los lloros de sus crías) que encaja perfectamente con el de los cachorros. Cualquier cosa que perturbe o moleste a la madre o interfiera con las operaciones que implican su comportamiento materno puede tener un efecto perjudicial sobre los cachorros. La separación de su madre conlleva llamadas de angustia, rotacio-

nes y volteos, especialmente si tienen frío. Por lo tanto, es necesario ser conscientes de que la madre y el cachorro forman una unidad funcional que hay que respetar y tratar prioritariamente durante el periodo de cría. No obstante, es conveniente y aconsejable, a pesar de que para los cachorros pueda suponer algo de estrés, someterlos a bajos niveles de estímulos en las edades tempranas (manejarlos, cambiar de postura, jugar, cambios de temperatura y de luces ambientales, etc.), ya que estas actividades tienen repercusiones beneficiosas en el desarrollo físico y emocional. Emocionalmente son más estables, resisten mejor el estrés del manejo, son más exploradores, más dominantes y aprenden antes. El problema está en saber cuánto tiempo es aconsejable este manejo para conseguir el efecto positivo comentado, tanto en perritos como en gatitos. Etapa transicional Es una etapa muy corta que comprende entre la 2ª y 3ª semana de vida. En este periodo de transición se produce en los cachorros una rápida maduración motora y de los sentidos; desarrollando los sentidos de la vista y el oído alrededor de los 14 y 24 días, respectivamente. Desde el momento en que pueden ver y oír, comienzan a explorar e interaccionar entre ellos adquiriendo patrones de movimiento y posturas como estar sentado, en pie o caminando (entre los 15 y 23 días). Durante esta etapa comienzan a salir fuera del

CAPÍTULO I COMPORTAMIENTO SOCIAL DE LOS PERROS Y GATOS 15

AGRESIVIDAD CANINA Y FELINA

nido para hacer las deposiciones aproximadamente a los 20-24 días. Etapa de socialización Pasado el periodo de transición comienza el de socialización, que es el de máxima impresionabilidad. En los cachorros, este periodo abarca entre las 3-12 semanas de edad, mientras que en los gatitos el periodo más receptivo es entre las 2-7 semanas de edad. Esta etapa se caracteriza por el establecimiento de las relaciones sociales con animales de su propia especie y de otras especies, incluido el hombre. Es el periodo más crítico y formativo en la vida de un cachorro de perro o de gato, desarrollando con más intensidad la interacción con los otros cachorros de la camada e intensificando el juego, con lo que ponen en práctica todo un repertorio de respuestas sociales. Estas relaciones sociales, o actividad de socialización hacia otros cachorros se establecen muy rápidamente, aprendiendo el comportamiento agonístico, es decir, la dominancia social o la sumisión, la autoestima, los patrones de vocalización, asociación y formación de grupos, que influirán en los de caza, conducta sexual y maternal, así como en el de territorialidad que aparecen en etapas posteriores. Los cachorros separados demasiado pronto de su madre o sus compañeros de camada (antes de las seis semanas) pueden, de adultos, mostrar deficiencias en su relación con otros perros, como es el caso de algunos machos que no pueden copular eficazmente, intentándolo por un costado o por delante. Igualmente ocurre con machos o hembras que pueden ser excesivamente miedosos llegando a pelearse con otros perros; no porque

sean anormalmente agresivos, sino porque no son capaces de realizar un comportamiento sumiso en respuesta a una amenaza de dominancia. Los animales que han establecido buenas relaciones sociales durante este periodo, las mantendrán de por vida. La socialización hacia el hombre y el ambiente familiar se establece entre la 6ª y 12ª semanas, produciéndose el principal “apego” entre la 6ª y 8ª semanas. El estrés emocional, como el dolor, la soledad o el miedo, facilita el apego al dueño por las recompensas afectivas. Los cachorros que no han socializado con el ser humano, nunca serán mansos, serán miedosos y defensivos frente a las personas. Los criados en casa son generalmente más confiados con el ser humano que los criados en un chenil. En los gatitos parece que existe un aumento del rechazo hacia los humanos que se reduce después de las diez semanas si los gatitos están convenientemente socializados. La opinión de algunos entrenadores y criadores de perros de: “no es conveniente relacionar los cachorros con los niños porque los echan a perder”, no es muy acertada, ya que es muy importante que los cachorros se relacionen con los niños en esta época, para así evitar accidentes por mordeduras a lo largo de su vida. Muchos ataques de perros a niños y bebés (ocasionalmente de fatales consecuencias) pudieran haberse evitado si el perro hubiera sido expuesto a ese grupo de edades durante el periodo sensitivo. El principal aspecto que hay que recordar en la cría de un cachorro de perro es que “es un animal de manada y

CAPÍTULO I COMPORTAMIENTO SOCIAL DE LOS PERROS Y GATOS 16

AGRESIVIDAD CANINA Y FELINA

como tal tiene definida una jerarquía tanto con otros perros como con los humanos cuando se integra con ellos”. En el caso de la cría de cachorros de gato hay que tener en cuenta que éstos pueden tener dos tipos de temperamento heredado reconocido, “aquéllos de difícil socialización con otras especies incluido el hombre” y “aquéllos de fácil socialización”. Si los cachorros se socializan exclusivamente hacia la gente, tendrán problemas para reproducirse, y si sólo son socializados con otros cachorros, privados absolutamente de contacto humano hasta la edad de 14 semanas, serán antisociales con la gente y, por tanto, difíciles de entrenar, incluso serán tan miedosos con el ser humano que pueden comportarse como un animal salvaje. Los perros que han socializado con el ser humano de forma esporádica también pueden mostrar reacciones de miedo hacia la gente, como los procedentes de perreras. Los cachorros, además, pueden aclimatarse con otras especies animales (perros con gatos pueden coexistir amigablemente). La falta de miedo a otras especies, derivada de la habituación a otro animal, naturalmente tiene desventajas como cuando un gato no hace intentos de escapar frente a un perro depredador desconocido. Un cachorro tiene la tendencia a acercarse a personas o a cosas alrededor de las cinco semanas de edad, pero más tarde este interés declina al aumentar el miedo que la experiencia sobre los nuevos estímulos le reporta. Hacia las 6-8 semanas, un cachorro puede ser fácilmente habituado a un rango de estímulos para prevenir incómodos temores desarrollados posteriormente. Estos estímulos pueden ser: la televisión, una aspiradora, el teléfono, vehícu-

los, etc., o diferentes personas de edades y sexo distintos (un cartero, frutero, empleada de hogar, etc.), es decir hacia cuantas más personas y situaciones sea posible. Muchos perros pueden llegar a ser inestables cuando viajan. Esta reacción puede ser evitada montando a los jóvenes cachorros en diversos vehículos. Igualmente algunos perros muestran temor por el tráfico o a calles concurridas. Los propietarios deben tener en cuenta que la exposición a estas situaciones antes de las 16 semanas es muy necesaria, pero con las razas de pequeño tamaño resulta a veces imposible, ya que es frecuente que sean llevados sobre los brazos de sus dueños. Cuando un cachorro es sometido a un estímulo nuevo y desconocido puede dar lugar a una reacción de sensibilización, es decir, un aumento progresivo de las reacciones del animal que pueden ser el origen de fobias simples. En el caso de cachorros urbanos existen muchas situaciones susceptibles de desencadenar reacciones de sensibilización que pueden terminar en habituación por la exposición repetida, como hemos comentado anteriormente; mientras que en cachorros rurales, o los relacionados ocasionalmente, la exposición esporádica a esas situaciones del medio urbano puede abocar en una incapacidad para modificar su intensidad provocando una reacción de sensibilización y, por tanto, una patología del comportamiento (fobia simple). A partir de las 8-10 semanas determinados estímulos adversos como los castigos, aislamientos, o simplemente asustarles, pueden dar como resultado conductas extremas,

CAPÍTULO I COMPORTAMIENTO SOCIAL DE LOS PERROS Y GATOS 17

AGRESIVIDAD CANINA Y FELINA

dificultad para el entrenamiento y educación y conductas antisociales en los adultos, con aparición de miedos rencorosos. En este sentido se ha observado que los cachorros de 7-8 meses de edad enseguida gimen ante los extraños cuando han tenido experiencias de miedo en edades tempranas. El mejor perrodo para hacerse con un cachorro como animal de compañía es el comprendido entre la 6ª y 12ª semana de edad, ya que parte de una experiencia social básica, está en pleno periodo de socialización con el ser humano y con capacidad para desarrollar un vínculo social con los humanos. Están menos inhibidos y tienen más capacidad para adaptarse a las nuevas situaciones. Quizá la precaución más importante que debe tomar un propietario al adquirir un cachorro de perro o de gato, es asegurarse de que haya sido criado en un ambiente psicológicamente óptimo. Por este motivo es por lo que se recomienda que sean adquiridos de un reputado criador. Los cachorros no deben ser comprados a comerciantes o en tiendas, porque las circunstancias de su corta vida son desconocidas y porque inevitablemente han sufrido estrés por cambio de ambiente. La gente que adquiere perros rechazados por propietarios anteriores, frecuentemente atribuye los comportamientos de temor o de agresión que tienen, al mal trato recibido por esos propietarios, aunque estas suposiciones son difíciles de confirmar. Por otro lado, hay constancia de que perros adquiridos en refugios, pueden llegar a ser más queridos por el nuevo propietario. Esto puede abocar en un problema inconveniente de estrés inducido con actividades destructivas (morder objetos, arañar muebles o cuadros, etc.)

cuando se dejan solos en la casa. En este caso es importante advertir al interesado del problema que supone este origen y aconsejar algún método de tratamiento para prevenir la aparición de estos problemas. La socialización antes de las 12 semanas es muy importante, como hemos visto, pero debemos continuarla durante toda la vida del animal para reforzar su capacidad de aprendizaje y respuesta. Ello se puede conseguir insistiendo esporádicamente con alguna clase de obediencia y siendo muy conscientes de nuestras posibilidades reales para ponerlas en práctica. En caso contrario es imprescindible el asesoramiento adecuado. Igualmente necesario es el ejercicio físico para disminuir la aparición de alteraciones de conducta. El ejercicio debe ser rutinario, todos los días. Durante el ejercicio el propietario debe aprovechar para jugar y divertirse con su mascota; de esta manera será beneficioso para ambos. Con el ejercicio y el juego será menos probable que aparezcan conductas indeseables como aburrimiento o, en el caso de los gatos, actividad nocturna excesiva o arañamiento de objetos. Diseñar un programa de actividades ayuda en la previsión, por parte de nuestras mascotas, de las mismas y a permanecer relajados en otros momentos. Etapa juvenil La fase juvenil que comprende desde de los 3 a los 8 meses de edad, es una fase de socialización secundaria

CAPÍTULO I COMPORTAMIENTO SOCIAL DE LOS PERROS Y GATOS 18

AGRESIVIDAD CANINA Y FELINA

donde se desarrolla gradualmente la territorialidad. En esta fase deben reconocerse los problemas de conducta e intervenir para cambiarlos. Durante esta fase el dueño debe reforzar su dominancia sobre los cachorros e incrementar su socialización y sensibilidad para los estímulos que causan temor. Etapa adulta En los perros se establece entre los 8 a los 12 meses de edad, y en los gatos, entre los 5 y los 9 meses de edad. Es la fase de madurez sexual y donde se desarrollan comportamientos de cuidados maternales y de cooperación y protección. También se ven incrementadas gradualmente las expresiones de dominancia. Etapa de madurez Por último, la fase de madurez que corresponde a la madurez emocional y se da entre uno y dos años de edad. Durante esta fase se da la máxima expresión de dominancia y aparecen cambios adicionales de personalidad comúnmente asociados con el incremento de dominancia. Los propietarios de perros dominantes están obligados a fomentar y mantener la dominancia sobre sus animales durante esta etapa, ya que es la más proclive a manifestar un comportamiento dominante. ORGANIZACIÓN SOCIAL Como hemos comentado los perros se organizan socialmente en grupos que se denominan manadas y dentro de ellas se establecen las interacciones sociales, influenciadas por la proximidad de los individuos, la densidad de la población y

las interacciones entre los miembros, sean de la misma especie o de distinta. Tienen una estrecha relación con el ser humano. Por el contrario, el gato no forma grupos sociales de manada, prefiere grupos más pequeños; en estado natural es un cazador solitario y prefiere estar solo, aunque a veces se le vea formando grupos. La jerarquía social de los gatos no es lineal, comporten un territorio que coincide, en parte, con el territorio de caza. La relación social de los gatos y el hombre ha tenido de siempre una inadecuada e incorrecta explicación, ya que no han sido bien estudiados. Los egipcios los adoraban, mientras que en otras culturas estaban relacionados con la brujería y lo malo. No obstante, son buenos compañeros sociales del ser humano, necesitan poco espacio, son muy limpios, muy afectivos y generalmente tranquilos, y les gusta ser solicitados. Distancias sociales Los individuos sociales dedican mucho tiempo en el establecimiento de relaciones sociales con otros individuos. Las interacciones entre los perros son de naturaleza amistosa y cooperativa, es decir emplean mucho tiempo a buscar el acercamiento con otros para establecer lazos y vínculos sociales y con ello realizar el comportamiento "alelomimético". Las respuestas de los animales dependerán de la calidad de la socialización y la capacidad de aprendizaje. En las distancias sociales es importante considerar la extensión del lugar donde realizan su vida, el hogar o área vital. Consideran que la extensión de su hogar alcanza, no sólo la propia vivienda, sino también parte del territorio exterior donde realizan vida de relación, es decir las calles circundantes por las que el animal se dirige hacia el parque, o a dar su paseo habitual, y el medio más cercano al propietario durante ese desplazamiento. En animales salvajes o abandonados esta área corresponde con las cercanías a donde están las fuentes de alimento. El territorio es aquella parte del área vital que el animal desea defender y conservar para mejor realizar su vida de relación, junto con los miembros de su manada (zona de descanso, caza y eliminación). El territorio es defendido por el animal manifestando señales corporales y de vocalización cuando aparece alguien ajeno. Si fuese necesario podría derivar a acciones agresivas con mordedura. Si el territorio

CAPÍTULO I COMPORTAMIENTO SOCIAL DE LOS PERROS Y GATOS 19

AGRESIVIDAD CANINA Y FELINA

es muy pequeño y el animal es de gran tamaño, puede aparecer una mayor necesidad de defensa debida a la presión social que aparece por el escaso espacio disponible, comportándose más fácilmente agresivo, es el caso de los perros dentro de un coche, por ejemplo. Igualmente, cerca de los recursos alimenticios se pueden dar manifestaciones defensivas del propio recurso (agresividad por protección de la comida). También puede presentarse la necesidad de defensa según el número de individuos, estado fisiológico, momento del día, época del año y experiencias anteriores. La territorialidad la desarrollan los perros durante la pubertad. En el caso de los gatos, son más territoriales los machos que las hembras, necesitando además mayor espacio territorial. Están intensamente ligados a su ambiente y sus problemas pueden proceder de los cambios ambientales; les gusta tener una constante información de lo que está ocurriendo en la zona, estando en permanente estado de guardia. Se prestan rápidamente a defenderse de la intromisión de otros individuos en su espacio social. Durante las aproximaciones, los animales mantienen ciertas distancias dentro de sus áreas vital y territorial, que forman parte del complejo mundo de señalización de que disponen, para indicar al posible oponente si puede o no acercarse y, por tanto, introducirse en esas áreas. Existe la distancia personal (1) que supone el área que circunda al individuo, seguida de una distancia social y territorial (2), a partir de las cuales el animal establece su distancia de retirada y finalmente la zona considerada como zona de conflicto o ataque (fig. 1). En la distancia personal es donde habitualmente trabaja el veterinario,

Conflicto

Retirada (2)

(1)

Fig. 1.— Distacias sociales (Modificado de Behaver, B).

debiendo cuidarse el trato con el animal para ser aceptado sin plantear problemas de relación. Si el animal acepta a sus coespecíficos o a individuos de otra especie en esta zona, sus comportamientos serán de tipo sumiso. Mientras que en las zonas de conflicto, los animales pueden fácilmente mostrarse agresivos con quien irrumpe en ellas, atacando por miedo. Las hembras con cachorros incrementan el área de conflicto. Teniendo en cuenta estas distancias debemos preparar al animal para que acepte, sea cual sea la distancia en la que estemos, la presencia de otros individuos y no se muestre miedoso e inseguro. Ésta suele ser la razón principal de los ataques no controlados por perros y gatos. Orden social Los perros y gatos tienen muy bien definidas las jerarquías sociales en orden a minimizar las interacciones agonísticas entre los individuos. Los animales dominantes exhiben un lenguaje corporal suficientemente efectivo hacia los

CAPÍTULO I COMPORTAMIENTO SOCIAL DE LOS PERROS Y GATOS 20

AGRESIVIDAD CANINA Y FELINA

subordinados. En los gatos existen grandes diferencias en los órdenes sociales, no ocurriendo así en los perros donde es más rígida la jerarquía. Se trata de una jerarquía lineal donde el más dominante actúa sobre el siguiente y éste sobre el siguiente, etc. Desde cachorros se establecen las jerarquías, existiendo una disminución tanto en el número de peleas como en la seriedad de los juegos que intervienen. En el caso de los perros machos se aprecia una marcada jerarquía sobre las hembras; y los adultos suelen ser permisivos con los cachorros, de hasta siete meses de edad. PROBLEMAS DEL COMPORTAMIENTO SOCIAL Existen diversos problemas derivados del comportamiento social en perros y gatos. En gatos, uno de los problemas más frecuentes es el arañado, el cual se presenta para marcar el territorio, o para ejercer una acción ofensiva o defensiva.

Suele aparecer cerca de las zonas dormitorio y es un error frecuente considerar el arañado como una función para afilarse las uñas. Las vocalizaciones también significan que el comportamiento social está alterado, indicando problemas de jerarquía, aunque también puede ser a consecuencia de problemas de ansiedad por situaciones de conflicto, o puede ser aprendido por condicionamiento. Por último, como problema más importante tenemos la agresividad, tema que se tratará en otro capítulo de esta monografía. En los perros, podemos encontrar problemas de dominancia social, rivalidad entre hermanos, saltar sobre las personas, supersumisión frente a dueños muy dominantes, ladridos excesivos y ansiedad cuando están mucho tiempo en soledad (ansiedad por separación). Algunos de ellos se manifiestan como problemas de agresividad y se tratarán en el tema correspondiente, solamente mencionar aquí que las vocalizaciones excesivas pueden tener su origen en el establecimiento de las jerarquías sociales, como actitud de defensa territorial, como un compor tamiento aprendido condicionado, formando parte de un juego, y también como un comportamiento estereotipado de tipo obsesivo compulsivo. Por último, mencionar los problemas de miedos, fobias, ansiedades y depresiones, en los que interviene de forma directa la forma de interpretar el medio social y la incapacidad del animal para desarrollar estrategias de elaboración de comportamientos alternativos.

CAPÍTULO I COMPORTAMIENTO SOCIAL DE LOS PERROS Y GATOS 21

AGRESIVIDAD CANINA Y FELINA

LA AGRESIÓN EN EL PERRO DOMÉSTICO E. BIOSCA MARCÉ Veterinaria Especialista en Etología Clínica Diplomada por la Universidad de Edimburgo UK

P

artiendo de la información básica que en materia de comportamiento social se ha expuesto, se hace necesario plantear algunas ideas o pensamientos respecto a la comprensión del fenómeno agresivo, las cuales redundan en el establecimiento correcto de un diagnóstico y pronóstico de la agresividad. La agresividad es un fenómeno frecuente muy complejo sobre el cual ejercen una poderosa influencia los estímulos procedentes del medio ambiente externo y el aprendizaje, pero sin duda, los procedentes del medio interno como: motivación, estado emocional y excitación completan la configuración del acto agresivo. De todos ellos se exponen las influencias que concurren.

CAPÍTULO II LA AGRESIÓN EN EL PERRO DOMÉSTICO 23

AGRESIVIDAD CANINA Y FELINA

INTRODUCCIÓN

E

L problema de comportamiento más frecuente en perros a nivel mundial es la agresividad. Este problema, sin embargo, no se considera siempre un conflicto indeseable, sobre todo, cuando se procura adiestrar encauzando esta agresividad para beneficio del ser humano. Una de las razones por las cuales los perros se domesticaron, fue por el hecho de que protegían nuestros hogares tan responsablemente como si formáramos parte de su camada o grupo. Las fuerzas de la naturaleza vistas a través de la evolución han programado los circuitos neurales en el cerebro del perro, al igual que en tantos otros animales, para que este comportamiento se desarrolle. Nuestros perros domésticos siguen de alguna manera formando jerarquías de dominancia que, una vez tienen el rasgo de estables, resultan en la comunicación, signos y señales que se ritualizan y ayudan a disminuir las luchas serias entre el grupo, posteriormente aparecen simples signos de amenaza, manteniéndose la jerarquía. La agresión no se puede considerar como una expresión de dominancia, sino que es una herramienta usada por el animal cuando el sistema de comportamiento social entre ellos o entre perro y humano está modificándose. Para el perro, el ser humano llega a pertenecer al grupo perruno, y entra a formar parte de esas jerarquías. A veces, nos ceden el papel de macho o hembra dominante, o bien lo realizan ellos a la perfección, afectando seriamente la convivencia entre hombre y animal debido a

una carencia de interpretación de una simple semiología, desconocida por nosotros. La agresión la podemos definir como la acción de infligir o intentar infligir daño en otros. La agresión no es un fenómeno unitario, está conectado a una gran variedad de funciones en la vida de un organismo. Se considera muy necesaria para sobrevivir en cualquier medio, la buena utilización de dicha agresión en la convivencia entre hombre y animal hará que ésta pueda ser una ventaja o un inconveniente. No me refiero simplemente a la agresión que el perro, en este caso pueda ejercer hacia el hombre, sino también, la agresión que el hombre o el medio pueda ejercer sobre el perro. COMPRENSIÓN DEL FENÓMENO AGRESIVO ¿Qué factores vamos a tener siempre en cuenta en un evento agresivo? ¿Qué habrá ocurrido entre bastidores para que ocurra tal suceso? ¿Cuáles serán los diferentes elementos integrantes que componen, o intervienen, influyendo sobre la naturaleza compleja del evento? • El constituyente genético del animal. • Sus modificaciones anatómicas, fisiológicas y bioquímicas ocurridas. • Edad y estado fisiológico en aquel periodo. • Los estímulos ambientales habituales y nuevos. • La experiencia del animal. • Su capacidad de aprendizaje. • Sus umbrales de motivación en el contexto dado. • Estado emocional o nivel de excitación en aquel momento concreto. Constituyente genético La herencia es más que una transmisión de caracteres genéticos, es también una transmisión física afectiva y social de los individuos a sus descendientes por vías biológicas, sociales y (en el ser humano podemos decir también) culturales. Como es sabido, un carácter genético tiene un porcentaje de heredabilidad, no tiene por qué ser necesariamente heredado, se observa, sin embargo, a lo largo del tiempo la tendencia a ser heredado por un sujeto. La filogenia observada a través del entendimiento de la selección natural, unifica la biología y el estudio del com-

CAPÍTULO II LA AGRESIÓN EN EL PERRO DOMÉSTICO 24

AGRESIVIDAD CANINA Y FELINA

fenotipo de un perfil racial. Así, y desde entonces, tenemos que los Pitbull son agresivos, los Golden son simpáticos y los Pointer son miedosos, etc. La imagen subjetiva de una raza queda grabada con toda certeza en la mente cultural del hombre. Todo el mundo sabe que el Labrador nace ya con la imagen de perro llevado por un ciego y jugando siempre con los niños, asimismo el Pitbull es de inmediato el terror de las calles y asesino de niños. Aun sabiendo que esas dos imágenes son falsas, la dimensión cultural que ha tomado la imagen subjetiva es suficiente para que persista durante mucho tiempo y siga haciendo mella en la sociedad profana. Modificaciones anatómicas, fisiológicas y bioquímicas ocurridas Desde que nace el individuo hasta su muerte lo que no varía es su paquete genético y lo que si irá modificándose constantemente a lo largo de su vida son su morfología, fisiología y bioquímica. Si ciertas proteínas no se fabrican, ya sea por una malformación genética o por una modificación anatómica o fisiológica, la bioquímica del individuo variará, evidentemente se observarán, aunque no directamente, consecuencias a nivel de su comportamiento. Al igual que si administramos una medicación, también obtenemos, o al menos pretendemos conseguir, una modificación de comportamientos. La amputación de la cola o del pabellón auricular, por

Nacho Álvarez

portamiento a todos los niveles y da en la clave cuando preguntas sobre mecanismos funcionales de un cuerpo y su evolución, se realizan en paralelo. Parafraseando a Jean Caston, podemos decir que existe una predisposición genética a patologías del comportamiento; ello no quiere decir que sean transmitidas genéticamente según un modelo mendeliano, sino que existe en ese campo una posibilidad de ser heredadas. El medio ambiente del individuo tiene un enorme poder de represión o de activación genética, es decir, puede impedir o favorecer la expresión de un gen. El instinto, o bien la actividad innata, definida como un comportamiento donde el fundamento es hereditario y ya está registrado dentro del patrimonio genético, es actualmente una noción desdeñada. Los genes no son los creadores de los comportamientos, pero sí que modifican o moldean esos comportamientos y permiten intensificar las diferencias entre las familias, las líneas genéticas, las razas y las especies. El aprendizaje, juega exactamente el mismo papel modificador, sin tampoco poseer una labor creadora. La selección natural ha intensificado o atenuado ciertas características del comportamiento, pero no ha creado nada nuevo, el hecho que se observa es que vemos un conjunto de razas de perros con elevada heterogeneidad al nivel de temperamento, que poseen o bien provienen de un “pool” genético variado y común. O sea, que la selección puede haber llevado al umbral de desencadenamiento de la actuación de un comportamiento. Los genetistas de principios del siglo XX investigaron características monogénicas que determinaban que un carácter caricaturesco correspondía a un cierto

CAPÍTULO II LA AGRESIÓN EN EL PERRO DOMÉSTICO 25

AGRESIVIDAD CANINA Y FELINA

ejemplo, es un cambio morfológico irreversible que llevará consecuencias importantes en el ámbito de comportamiento. También el simple corte de pelo de la zona de alrededor de los ojos, favorece la intensidad de un contacto visual. Hay que tener en cuenta cuándo ocurren estas modificaciones y qué consecuencias se pueden observar durante ese tiempo, para así comprender mejor el comportamiento que presenta nuestro animal en estudio. Estado fisiológico Estados como el de celo, lactación, gestación, etc. provocan modificaciones a nivel de ciertas conductas. Un animal con una alteración o cambio en su fisiología (sin llegar a ser una patología), implica muchas veces una alteración o desorden en su comportamiento, por ejemplo, irregularidades en el sueño, polidipsia o potomanía, la toma de medicaciones, etc. Es bien conocido que un animal en celo posee unos rituales de conducta típicos y que según su edad y experiencia, procederá de diversas maneras. Ese estado atribuye al contexto que observemos una característica muy importante a tener en cuenta. No es lo mismo una pelea entre perros, cuando está presente una perra en celo, que sin ella. Una perra en pseudocyesis puede mostrar comportamientos agresivos, mientras que cuando no lo está no existe esta variación en su comportamiento. Estimulación ambiental y aprendizaje Todo estímulo que el animal ha ido recibiendo, incluso desde que está en el vientre de la madre, hasta la situación

actual, ha intervenido en el sedimento y molde del temperamento y carácter del animal. Por ejemplo, en el periodo prenatal son importantes las influencias hormonales, tales como en ratas o vacas donde la situación de una hembra entre dos machos en un cuerno uterino, condiciona su androgenización. Cachorros de hembras tratadas con testosterona durante el periodo prenatal, conseguían con más facilidad llevarse el hueso a su terreno que las hembras no tratadas. Estos hechos explican la importancia y magnitud que poseen los primeros estímulos recibidos. El desarrollo completo de un cachorro, como ya se ha comentado, viene esbozado por diferentes etapas, en cada una de ellas el animal es más sensible a determinados estímulos. Si durante un periodo concreto, el animal no ha quedado expuesto a un determinado tipo de estímulo, cuando este estímulo se encuentre presente en la edad adulta de ese animal, aunque su predisposición genética sea la adecuada, ese animal tendrá dificultades en esa área. Como ejemplo, el periodo de sensibilización con seres humanos se ha determinado entre la quinta y la duodécima semana de vida. Si durante ese periodo el perro no entra en contacto con el ser humano, de mayor, se podrá advertir que dicho individuo, mostrará grandes problemas de socialización, aun cuando los progenitores de ese animal hubieran sido o son muy sociables. Un estrés moderado es beneficioso durante los primeros días de vida, sin embargo, si es excesivo, conduce a una radical disminución para el aprendizaje. Los cachorros que se los separaba de la madre antes de las seis semanas de edad, resultaban poseer un efecto negativo hacia su condición física y su peso. Es importante acariciar y mantener un contacto táctil con los cachorros desde su nacimiento, exponiéndoles a diferentes circunstancias positivas de su entorno más frecuente y también introducirlos paulatinamente en lugares nuevos donde puedan experimentar todo tipo de estímulos, sin llegar a un estrés excesivo. Si durante los periodos de receptividad a determinados estímulos los cachorros se ven privados de éstos, estaremos abriendo la puerta de entrada de los problemas de comportamiento. No existen todavía estadísticas sobre temperamentos, aptitudes, atributos, pautas, etc. recogidas rigurosamente para poder afirmar, de una manera precisa, la evaluación

CAPÍTULO II LA AGRESIÓN EN EL PERRO DOMÉSTICO 26

de los efectos ocurridos en estos periodos de sensibilización. Sin embargo, de una manera empírica podemos sostener que es muy importante exponer a los cachorros de tres semanas de vida al contacto con otros perros y a las cinco semanas exponerlos al contacto con el ser humano. La fase de aprendizaje espontáneo aparece con la apertura sensorial e investigación de estímulos (3 ± 1/2 semanas) y acaba cuando el perro desarrolla el miedo a lo desconocido (12 ± 2 semanas). El aprendizaje del control del mordisco en cachorros es fundamental para el futuro desarrollo del adulto. El cachorro es mordido por sus hermanos, al tiempo que también él muerde. Aprende entonces a controlar el mordisco cuando su oponente chilla en exceso y el juego acaba. El mordisco recíproco se refuerza negativamente en intensidad. Si un cachorro no aprende a controlar el mordisco, al morder las manos, o las piernas de su amo, la dominancia jerárquica inducirá problemas relacionales más tardíamente. La piel del ser humano es mucho más frágil que la de un cánido, por lo tanto el dueño debe educar la intensidad de ese mordisco. La presencia de la madre pasadas las cinco semanas de vida es importante en el cachorro, pues en ese periodo aprende fácilmente el desarrollo de los rituales jerárquicos. Posturas de decúbito dorsolateral y posturas de apaciguamiento. Ocurre frecuentemente que estos rituales pueden cambiar su significado cuando el dueño sin saberlo los ha condicionado o reforzado positivamente. Por ejemplo: la postura de sumisión típica, colocación del individuo con el dorso en el suelo, mostrando abdomen y partes

Nacho Álvarez

AGRESIVIDAD CANINA Y FELINA

vulnerables, se convierte en una postura dominante hacia el amo, puesto que el perro queda siempre acariciado cuando se coloca en dicha postura. Por lo tanto, para conseguir atención el perro se colocará de dicha manera y su amo sin pensarlo acariciará al perro, en respuesta a su petición. Se refuerza entonces “la voluntad” del can. Umbrales de motivación La actuación o represión de un comportamiento depende de todos los factores anteriormente citados, añadiéndole además la particularidad de la necesidad por parte del individuo de realizar ese comportamiento. ¿Cómo podemos saber si la realización de un comportamiento tiene consecuencias significativas al nivel de su motivación? Además, ¿cómo saber si estas consecuencias no están necesariamente relacionadas con las necesidades funcionales del individuo? Por ejemplo, se pueden observar en las gallinas ponedoras, diferentes secuencias de comportamientos para la construcción de un nido antes de la puesta. Estas secuencias se siguen observando antes de la puesta aun teniendo las gallinas su nido ya construido. Para comprender este hecho debemos pensar en el concepto de necesidad etológica de la especie. Nos encontramos con niveles altos de factores causales para hacer un comportamiento o pauta en particular.

CAPÍTULO II LA AGRESIÓN EN EL PERRO DOMÉSTICO 27

AGRESIVIDAD CANINA Y FELINA

¿Cómo podemos identificar la “tendencia a” actuar una pauta y a refrenar otra por parte de una especie, por parte de una raza, y por parte de un individuo en particular? Nuestro canis familiaris no necesita cazar porque posee su pienso ad libitum en casa, no existen peligros reales para defender ese territorio, no tiene muchas oportunidades para realizar las pautas de precópula, ni muchas para entrar en competición con otros de su misma especie porque suele pasear con correa. Ocurre incluso, que ni reconoce a los de su misma especie porque sólo sale a la calle cuando va al veterinario. Han sobrevenido un sinfín de modificaciones de su medio y entonces, ¿qué comportamientos le quedan a nuestro canis familiaris para realizar? ¿Cuáles son sus necesidades de especie en el contexto actual? Si se le impide al animal la accesibilidad para realizar comportamientos propios, reducimos de manera inmediata su bienestar y aumentamos en principio el estrés crónico. ¿Cómo empleará nuestro animal su tiempo? ¿De qué manera canalizará su estrés? Estas respuestas están en estudio, puesto que muchos de los problemas de comportamiento presentes realizados por nuestros animales de compañía, son una pesadumbre, o un disgusto para el ser humano, sin embargo pertenecen a la secuencia de las necesidades de comportamiento de ese individuo. Para poder afirmar quién tiene un problema mayor si el dueño, su animal, o la sociedad en general, habrá que hacer balance de las capacidades de adaptación en la convivencia entre especies y por lo tanto observar con minucioso detalle las necesidades de

cada uno, para mantener un equilibrio en el bienestar común. Antes de encontrarse con los casos más típicos, como por ejemplo la realización de algunos comportamientos: • Predatorios: perros que cazan ciclistas. • Territoriales: ataques a carteros. • Jerárquicos: de subordinación-dominación, entre especies (apareciendo la agresión a niños, más frecuentemente que en adultos, de la familia o fuera de ella), o también dentro de la especie (agresión dirigida a otros perros). • Sexuales: intentos de cópula realizados al dueño, etc. Habría que, conocer, comprender y educar no sólo a una especie (la canina), sino a todas las que viven en reunión. Estado emocional o nivel de excitación en aquel momento concreto Este apartado, que podríamos denominar “la gota que colmó el vaso” o la punta del iceberg, nos completa la comprensión del porqué de la aparición o actuación de una conducta. ¿Cómo es la excitación emocional del momento, como la vive ese perro en concreto para que le impulse a actuar agresivamente? Después de identificar: la genética del animal, su temperamento, el aprendizaje que tuvo y está teniendo lugar, el medio en el que vive, sus tendencias, hábitos y motivaciones de especie, nos fijaremos concretamente en la “carga emocional” que posee el animal en el instante presente de ese contexto. Este apartado nos viene a explicar, o casi a justificar, el porqué aparece la disfuncionalidad o problema. Sucede, que los estímulos pueden actuar con la misma intensidad sobre el mismo perro, en diferentes contextos del día y por todo lo explicado anteriormente no obtenemos siempre la misma respuesta. No siempre se cumple la regla de “a tal estímulo tal respuesta”. Si por el contrario, conocemos algunos detonantes que condicionan de manera regular la aparición o muestra de signos agresivos, sin tener en cuenta el nivel de excitación actual del perro, podemos utilizarlos para más adelante establecer la modificación de éstos y empezar así la transformación de conductas.

CAPÍTULO II LA AGRESIÓN EN EL PERRO DOMÉSTICO 28

AGRESIVIDAD CANINA Y FELINA

Algunos psicofármacos, tienden a estabilizar los niveles emocionales, haciendo así más fácil la asimilación de estímulos que antes condicionaban la aparición de conductas indeseables.

Nacho Álvarez

DIAGNÓSTICO Y PRONÓSTICO DE PELIGROSIDAD DEL EVENTO AGRESIVO Diagnóstico Se tratará de estudiar los elementos integrantes de todo el conjunto: • Contexto: estudio del medio, dónde, cuándo y con qué frecuencia ocurre el evento. • Tipo de individuos que intervienen: especie, raza, edad, peligrosidad potencial del arma utilizada. • Tendencia de acción de cada uno (estado reaccionario): cuál será el agresor, cuál la víctima o víctimas. • Topografía de la agresión: secuencia de las posturas y tipos de agresión en estas secuencias. Secuencia de las posturas • Intimidación: – Cómo son la postura y signos mostrados del perro intimidante: cuerpo y extremidades rígidas, orejas y cola erguidas, piloerección de los pelos de la nuca. – Cómo es la intensidad de los gruñidos. – Cómo es el contacto visual, la mirada directa del reto: constante mantenida e insistente. • Ataque: – Chasquido de dientes sin morder o tocando a la víctima con la trufa.

– Pinzamiento corto breve realizado con los incisivos. – Mordisco controlado de muy baja intensidad y sin apretar en exceso. – Mordisco controlado de media intensidad pero sin producir desgarro. – Mordisco controlado de fuerte intensidad produciendo desgarro. – Mordisco no controlado fuerte y repetitivo. • Apaciguamiento: Las posturas, signos y comportamientos que muestra un perro agresor a su víctima después que ha ocurrido la agresión, no son bien comprendidas ni interpretadas correctamente por el dueño. En el caso de agresión jerárquica al propietario o la agresión por dominancia, el perro suele colocar las pezuñas anteriores sobre las rodillas del dueño y posiblemente se dedique a lamer las heridas que le ha producido. Esto significa que el conflicto se da por zanjado y es el perro el que lo decide. No es en absoluto una acción de perdón que ejecuta el perro (así lo interpreta el propietario). Si el propietario acepta ese comportamiento, significa que este tipo de agresiones pueden tener lugar siempre en un futuro. Según el tipo de agresión Las secuencias agresivas arriba nombradas nos podrán ayudar a instaurar y mejorar la terapia de comportamiento a

CAPÍTULO II LA AGRESIÓN EN EL PERRO DOMÉSTICO 29

AGRESIVIDAD CANINA Y FELINA

seguir con ese animal en concreto. Existen un sinfiín de clasificaciones según los tipos de conductas agresivas, las más nombradas son: • La de Moyer (agresión por: predación, agresión entre machos, la inducida por miedo, la irritable, la territorial, la maternal y la instrumental). • La de Reis (agresión afectiva: ofensiva o defensiva y la agresión por predación). Estos modelos tratan de describir y predecir un evento agresivo. No importa qué escuela de pensamiento se siga, puesto que todas acaban describiendo lo mismo con distintos nombres. Las agresiones ofensivas referidas por Reis corresponden a las agresiones competitivas de Moyer, donde se compite por obtener un estatus o unos privilegios a obtener, ya sea adjudicarse el control del espacio, de la comida o el control del acceso a un compañero. Las agresiones defensivas serán las que aparecen como respuesta consecuente con un hecho, no con un individuo que realice un reto y son la agresión por miedo, la maternal, la territorial y por irritación. Según el tipo de agresión, observamos entonces cómo son las secuencias agresivas: • En la agresión competitiva: se observa la intimidación muy evidente y completa. El ataque puede demostrarse desde un simple toque de trufa a un mordisco controlado, de suave a fuerte. El apaciguamiento cerrará el evento con un resultado concluyente por parte de los individuos en competición. • En la agresión por miedo: la intimi-

dación no tiene prácticamente fortaleza para notarse, sin embargo el ataque es directo con mordiscos repetidos no controlados y de intensidad variable, no existe fase de apaciguamiento. • En la agresión por irritación: el perro muestra intimidación hacia el hecho frustrante, el ataque es controlado, con mordisco de intensidad generalmente leve o moderada según la tensión emocional del momento de la frustración. Algunos autores incluyen aquí la agresión redirigida: el animal no posee intencionalidad en el mordisco actuado, sino que canaliza esa tensión de frustración mordiendo lo que encuentra a mano, mejor dicho “a boca”, ya sea un objeto, animal o persona. El apaciguamiento podría no existir. • En la agresión maternal: no necesariamente la madre debe tener sus cachorros, sino que se expresa también en periodos de pseudocyesis, la amenaza es evidente, el ataque es de intensidad variable desde un aviso con trufa hasta un mordisco controlado. En este tipo, hay que tener en cuenta que intervienen unas modificaciones en su bioquímica hormonal de su estado fisiológico normal, puesto que como es sabido la pseudogestación no es una patología. • En la agresión territorial, al igual que en la maternal, existe una clara intención hacia un hecho en concreto, por lo tanto la amenaza o intimidación va a ser visible y la secuencia será la misma que la anterior. En la clínica etológica diaria no suele ser tan fácil la identificación de estas agresividades, y nos podemos encontrar con secuencias en las cuales la predecibilidad del evento agresivo es muy escasa o nula, ya que no se sigue el orden establecido de la secuencia. Es decir, aquellos supuestos en los cuales aparece un ataque directo y posteriormente le sigue una amenaza, como agresiones atípicas o bien hiperagresividades sin secuencias lógicas. Pronóstico Una vez tenemos instaurado el problema de un perro agresivo en un hogar, hay que especificar claramente al propietario y a su familia el abanico de posturas a tomar a partir de ese momento. En primer lugar, informando sobre cuáles son las leyes existentes hasta el momento, que permiten poseer un animal de dichas características en un entorno

CAPÍTULO II LA AGRESIÓN EN EL PERRO DOMÉSTICO 30

AGRESIVIDAD CANINA Y FELINA

social, antes de pasar a intentar resolver o tratar el problema de la agresividad. Debe existir pues: • Por parte del animal una capacidad de obediencia. • Por parte del medio ambiente la capacidad de poder modelar, en gran medida, los estímulos identificados como detonantes de los eventos agresivos. • Por parte del cliente una buena comprensión del problema, confianza y credibilidad hacia nosotros. • Por parte del veterinario una respuesta contundente y clara del tipo de actuación a impulsar. Si hemos reconocido en el individuo estudiado la frecuencia de la agresión actuante, tenemos una predecibilidad que hace que disminuya la peligrosidad, ya que en consecuentes visitas al propietario observaremos que la mejora es considerable. En el caso de no tener claro el pronóstico de una actuación, son muy importantes las responsabilidades y consecuencias en el ámbito social que puedan acaecer. Siempre es de suma importancia que el cliente conozca bien qué puede y qué no puede hacer con su perro, en un contexto social. Está todavía en estudio el llamado “síndrome de rabia” específico de los Cockers. El perro, en este caso, inexplicablemente y de repente, sin previo aviso, ataca a su dueño. Existen dos teorías al respecto, la primera cualifica a esta agresión como un tipo especial inusual de agresión por dominancia, y la segunda dice que esta agresión es un tipo de epilepsia perteneciente a un complejo síndrome conocido como epilepsia límbica del episodio de descontrol del síndrome.

CONSIDERACIONES SOBRE ALGUNOS TIPOS DE AGRESIVIDAD Agresión por dominancia Según Overall, para que se pueda decir que estamos frente a una agresión por dominancia hay que averiguar la existencia de una condición necesaria y una condición suficiente: • Un comportamiento anormal, inapropiado y/o fuera de contexto. Esto quiere decir que existirán por parte del perro muestras de amenazas, retos o ataques hacia personas, cada vez que se intenta controlar, pasiva o activamente, su conducta, o cuando se intente o se quiera controlar el acceso del animal a esa conducta. Ésta es la condición necesaria, o sea imprescindible para que el hecho se produzca. • Una respuesta agresiva, intensificada por parte del perro cada vez que se trate de realizar, activa o pasivamente, una corrección o una interrupción de la conducta del animal, o el acceso a esa conducta, constituye la condición suficiente. Con esta definición tan discreta, podemos englobar aquí la agresión por motivos de comida, juguetes o espacios deseados. Las palabras importantes son el control y el acceso. No vamos a insistir más sobre este tipo de agresividad puesto que se trata en otro capítulo de esta monografía. No obstante vamos a poner un ejemplo cotidiano donde se muestra esa dominancia agresiva: el animal llega de su paseo, se escapa del control de su dueño, lleva la correa colgando y va a beber agua, después sube al sofá y seguidamente le llamamos la atención para que baje inmediatamente, éste exhibe una amenaza con gruñido, solamente por la orden dada. Si nos acercamos a la correa para tirar de ella, el gruñido se intensifica. Todo ello quiere decir que el perro tiene un control perfecto de lo que ocurre en su contexto y no está dispuesto a ceder ninguno de los privilegios que ha obtenido, domina la situación con su comportamiento. Agresión en la pseudogestación Los típicos aspectos clínicos que una hembra presenta en este periodo son: engrosamiento del abdomen, concretamente el área mamaria. Las glándulas mamarias se pueden

CAPÍTULO II LA AGRESIÓN EN EL PERRO DOMÉSTICO 31

AGRESIVIDAD CANINA Y FELINA

desarrollar de tal modo que incluso secretan leche. En algunas hembras se puede llegar a observar un intento de parto incluyendo también contracciones. Los aspectos comportamentales observados son muy amplios, vemos a la perra nerviosa, que intenta construir un nido y protege esa determinada área, coloca objetos o juguetes en su abdomen para amamantarlos y los lleva de un lugar a otro. Estos signos empiezan a manifestarse de seis a siete semanas después del estro. Los estímulos externos más importantes que nos muestran posibles agresiones por parte de la hembra pseudogestante son: • Intento de invadir su nido. • Intento de tocar sus falsos o supuestos cachorros. • Despertarla cuando duerme. • Mantenerle la mirada durante mucho tiempo cuando está en su supuesto nido. Antes de que este comportamiento fuese entendido, la falsa preñez era considerada una anormalidad debido a que de las hembras domésticas, la perra es la única que sufre dicha condición. En un pasado, la perra era considerada como modelo clásico en el estudio del síndrome de pseudogestación en la mujer. Estudiando el ancestro del perro (el lobo) vemos que este síndrome es muy útil y funcional para el grupo. Las hembras que conviven con la hembra alfa (hembra de más rango y que tiene el privilegio de procrearse con el macho alfa) ayudan a llevar adelante a sus cachorros amamantándolos y así favoreciendo indirectamente que los genes de la familia sigan adelante. Observando el aspecto hormonal, vemos que al inicio los niveles de progesterona son similares tanto en hembras pre-

ñadas como en no preñadas, sin embargo, estos niveles fluctúan muy rápidamente tan pronto se observan los síntomas clínicos. Se sabe que los niveles de prolactina aumentan, y los de progesterona caen al final del metaestro. Probablemente el desarrollo mamario está estimulado por la presencia de progesterona, sin embargo no existe una directa correlación entre la falsa preñez y esta hormona. La caída de esta hormona puede incrementar la irritabilidad y la agresión. Actualmente se necesitan más investigaciones en este campo. Agresividad idiopática La agresión ocurre por una causa inexplicable e impredecible, no provocada, violenta e incontrolable. De repente el animal parece ser otro, es como si realmente no reconociera nada de lo allí existente, sus dueños ven que su mirada es muy diferente, parece como poseído. Sin avisar y sin poder diagnosticar pretexto especial que lo condujo a tal acto, ataca con violencia. Pasado un intervalo corto de tiempo, el animal vuelve a su comportamiento normal, como si no hubiera ocurrido nada. Suele presentarse en perros entre 1 a 3 años de edad. Para poder esclarecer un diagnóstico de tal agresión, se necesita realizar más investigaciones al respecto. Algunos agrupan este tipo de agresión con la encontrada en los Cockers (síndrome de rabia), en la epilepsia psicomotora, o en el lapsus mental agresivo. Muchas de las suposiciones que relacionan esta agresión y las anormalidades neurológicas, radican en investigaciones realizadas hace tiempo por diversos autores, donde se observa que las lesiones en la amígdala cerebelar decrecen la agresión, y que lesiones en el hipotálamo ventromedial la aumentan. Agresividad como consecuencia de lesiones cerebrales Es bastante raro que a raíz de lesiones cerebrales aparezca un comportamiento agresivo. Sin embargo, sí es posible cuando existe un aumento de la presión ejercida en el hipotálamo. Se ha estudiado que un tumor en la glándula pituitaria produce un incremento de la irritabilidad hasta llegar a la agresión. Se necesitan todavía más estudios al respecto. Se pueden observar agresiones desde leves a exagera-

CAPÍTULO II LA AGRESIÓN EN EL PERRO DOMÉSTICO 32

AGRESIVIDAD CANINA Y FELINA

das en algunas de las siguientes enfermedades: • Epilepsia psicomotora. • Hidrocefalia. • Ceguera, debido a la predisposición que tiene el animal a irritarse por las continuas molestias que sufre (se clasifica también dentro de la agresión por dolor). CONSIDERACIONES FINALES Por último, mencionar que la ag resión en perros es un capítulo vital dentro de la

etología clínica, se encuentra en constante evolución y desgraciadamente avanza con pequeños y tímidos pasos. Otro problema que encontramos es poder llegar, a escala mundial, a un acuerdo común por lo que a terminología se refiere. A lo largo de estos últimos diez años, aquellos términos que unos autores afirman, otros pueden también afirmarlos desde otro punto de vista, siendo a veces confuso, ya sea por la manera de interpretar ciertos matices del tema, o bien porque también hay que reconocer que la traducción o comprensión de textos en diferentes idiomas puede perturbar al lector. La etología clínica veterinaria implica para el estudioso especialista, una gran dedicación y una compensación, ya no económica, sino más bien un reto personal.

CAPÍTULO II LA AGRESIÓNEN EL PERRO DOMÉSTICO 33

AGRESIVIDAD CANINA Y FELINA

AGRESIVIDAD POR DOMINANCIA

S.V. JUARBE-DÍAZ DVM, Diplomate ACVB Certified Applied Animal Behaviorist ABS

E

ntre los fenómenos agresivos más frecuentes de nuestras mascotas, figura la agresividad por dominancia, sobre la cual se han vertido ríos de tinta en muchas publicaciones. Aquí, hacemos un estudio crítico sobre los pensamientos e investigaciones más actuales de esta situación, incluso las nuevas denominaciones del fenómeno, quizás más ajustadas a una mejor interpretación clínica, por describir con más exactitud la motivación de estos perros. Se abordan la sintomatlogía típica de estas situaciones de conflicto, una discusión sobre los diferentes modos de tratamiento y una guía de los psicotropos más empleados por su eficacia. Por último, se aborda el delicado tema de la eutanasia como solución de un problema que, en muchas ocasiones, su tratamiento no garantiza la seguridad de la familia.

CAPÍTULO III AGRESIVIDAD POR DOMINANCIA 35

AGRESIVIDAD CANINA Y FELINA

INTRODUCCIÓN

E

los últimos años, la terminología usada para definir este diagnóstico ha estado cambiando en los Estados Unidos para reflejar la experiencia de varios etólogos clínicos. La observación general, es que estos pacientes pueden exhibir una combinación de comportamientos que parecen contradecirse el uno al otro. Por ejemplo, en defensa de un juguete o de un hueso preferido es posible que el perro ofrezca un gruñido feroz, pero una vez sea regañado por su amo se tumban de lado en forma sumisa, exponiendo el vientre. Igualmente pueden solicitar atención y caricias y luego pasados algunos segundos morder la mano que los acaricia. Por eso, el término agresividad por conflicto está tomando más aceptación ya que tal vez describe con más exactitud la motivación de estos perros. El conflicto está ligado a la ansiedad creada por no saber cómo comportarse en estas situaciones, o por tener el perro duda de cómo va a resolverse la interacción social que está realizando en ese momento con la persona. Un tratamiento efectivo depende de la realización de un diagnóstico correcto con determinación de: los factores causantes de la agresividad, evaluación del riesgo inherente con el mantenimiento del perro en el hogar, modificación del comportamiento a través de cambios en las interacciones entre el perro y los dueños, y el uso de drogas psicotrópicas, con el objetivo de disminuir la impulsividad o la ansiedad en el paciente. N

SINTOMATOLOGÍA Los síntomas siguen siendo los mismos que han sido nombrados en otras publi-

caciones acerca de la agresividad por dominancia. Básicamente, estos perros no tienen establecida una definición fija de comportamiento en situaciones de interacción social, ya sea sobre el control, o la posibilidad de tener control, sobre objetos o lugares o sobre el establecimiento de contacto o aproximación física. También pueden reaccionar en situaciones que son percibidas como amenazantes para el perro, aunque en realidad no lo sean. El problema aparece con mayor frecuencia en los machos que en las hembras. Igualmente el problema aparece en mayor medida en perros de raza, tal vez esto refleja el hecho de que los amos de estos animales puedan tener mayor interés en ser dueños, y están más dispuestos a solicitar ayuda para tratar de resolver el problema y mantener al perro en el hogar. En los casos que fueron presentados a la autora, se encuentra una gran variedad de razas y cruces. Algunas de las que se piensan ideales como perros de familia, tal como el Golden Retriever y el English Springer Spaniel están muy representadas. Es muy probable que haya una predisposición genética y que este tipo de temperamento sea heredado en manera compleja debido al efecto de varios genes. Dado el cruce indiscriminado al que los dueños someten a sus perros, no se debe de sorprender el lector en observar el problema en cualquier tipo de perro. Tradicionalmente se creía que estos perros desarrollaban el problema entre las edades de uno a tres años, durante el periodo de maduración social. Las razas pequeñas maduran más rápidamente que las razas grandes, y las edades indicadas de uno a tres años son tan sólo el promedio y no las únicas edades en las que se puede desarrollar el problema. Es más probable que los dueños vivan con el problema durante varios meses, antes de solicitar la opinión o asistencia de los profesionales. El estudio de los historiales ha demostrado que muchos de estos pacientes, particularmente las hembras, empiezan a demostrar tendencias agresivas siendo jóvenes. La mayoría de los dueños achacan el problema a la edad, pensando que una vez que el perro crezca y madure desaparecerán los problemas. Desgraciadamente, no es así y el problema crece en frecuencia e intensidad. Con cada evento agresivo que el perro logra, adquiere más confianza y el comportamiento en sí es la propia recompensa. Es por eso muy importante que el veterinario ayude al dueño a reconocer cualquier evidencia de comportamiento agresivo para establecer medidas que modifi-

CAPÍTULO III AGRESIVIDAD POR DOMINANCIA 36

AGRESIVIDAD CANINA Y FELINA

quen la agresividad y, de esta forma, proteger al dueño de cualquier daño. Una intervención a tiempo acrecienta la oportunidad de obtener un cambio en el comportamiento, seguro y permanente. Generalmente, los perros con agresividad por conflicto tienen problemas en las relaciones sociales, especialmente con los miembros de su familia humana. Adicionalmente, los conflictos pueden surgir sobre la habilidad o posibilidad de llevar a cabo ciertas actividades o comportamientos, por ejemplo subirse en la cama o guardar la entrada de una habitación, o de la cocina. Tienden a defender ciertos lugares que tienen significado social, sitios como muebles, debajo de las mesas, entradas a puertas y pasillos estrechos. En estos casos, los perros evitan que las personas pasen sobre ellos o a su lado, o que se acerquen inclusive a pocos metros del área que defienden. El animal suele proteger determinadas partes de su cuerpo, impidiendo que le toquen, tales como las áreas alrededor de la cabeza y el cuello, particularmente cuando son tocadas desde la parte superior. Las patas y las uñas también son cuidadas celosamente, y aunque muchos perros rehúsen este contacto, una reacción agresiva es excesiva. Cualquier actividad que requiera o implique una invasión del área crítica o "privada" ya sea por el dueño u otra persona; una palmadita en el pecho, un recorte de uñas o algo tan simple como poner una correa al collar o alrededor del cuello es suficiente para provocar un ataque. Dependiendo cuán afectado esté el animal, la agresividad puede ser tan sutil como una muestra de dientes incisivos o un gruñido, un ladrido o un mordisco al aire. Los perros que dan algún tipo de aviso son predecibles y es más fácil de

mantener la seguridad de la familia, evitando las situaciones que provocan la agresividad. Los casos más difíciles son esos en los que no hay ningún tipo de señal o cambio en el lenguaje corporal del perro, y eso evita que los dueños tomen medidas de seguridad. Es también más difícil el tratamiento cuando hay niños menores o personas de edad avanzada en la familia, ya que para ellos es más difícil, o imposible, seguir las recomendaciones que mantienen seguros a los adultos. Los niños, por razón de su estatura y su tono de voz, pueden ser percibidos por los perros como miembros juveniles de la "camada". También tienen una estatura que hace que los mordiscos coincidan en la cara. Recientemente, en un artículo publicado por la Srta. Molly Love y la Dr. Karen Overall se estudiaban las relaciones entre los perros y los niños, haciendo mención de estadísticas de las edades y el sexo de las víctimas de las mordeduras de perros, y el tipo de comportamiento y actividades de los niños que puede estar relacionados con la incidencia de los mordiscos. Adicionalmente, se tiene que mantener en mente que los perros que sufren de agresividad por conflicto, no muestran respuestas normales durante las interacciones sociales y que, independientemente del comportamiento de la víctima, exhiben comportamientos inapropiados debido a anormalidades en el sistema límbico (responsable de las respuestas emocionales). Estas anormalidades, tienden a afectar centros serotoninérgicos y dopaminérgicos en el cerebro.

CAPÍTULO III AGRESIVIDAD POR DOMINANCIA 37

AGRESIVIDAD CANINA Y FELINA

nóstico más apropiado es agresividad idiopática o por impulsividad. TRATAMIENTO

Ejemplo de situaciones que provocan comportamientos agresivos: • Recuperación de un objeto que el perro ha encontrado o robado. • Contacto físico (roce casual, caricia o toque necesario). • Cuando se regaña al perro. • Control del plato de comida o agua. • Cuando el dueño tiene que pasar sobre o cerca del perro, si está echado en un lugar favorito. En algunos casos (son la minoría), hay perros que no dan ningún tipo de señal indicativa, sino que atacan con varios mordiscos y sin inhibición. Frecuentemente, el hecho que desencadena el ataque no es provocado, pero la reacción es excesiva y anormal. En este caso el diag-

En el pasado, la agresividad en el perro se ha explicado exclusivamente como un problema de error en el entrenamiento del animal, o como la exhibición de un comportamiento que es normal para la especie canina bajo diversas circunstancias, sin tener en cuenta la severidad de la agresividad, los estímulos provocativos, u otros comportamientos relacionados con la misma. Esta creencia llevó al desarrollo de tratamientos basados en la confrontación, muchas veces de tipo físico, donde la dominancia y el control de la actitud del perro tuvieron más importancia en la resolución del problema. Este tipo de enfoque, sin duda dio resultados en algunos casos (probablemente en la minoría), pero también tuvo como consecuencia el abandono o eutanasia de un sinnúmero de perros afectados; dada la evidencia que los problemas de comportamiento son la razón principal por la cual los perros son dejados en las perreras, o las sociedades de rescate o protectoras de animales. Se desconoce el número de personas que fueron víctimas de mordeduras cuando trataron de aplicar medidas de control por confrontación, o el tipo de abuso físico al que fueron sometidos innumerables perros, con el fin de obtener el control y demostrarle al perro “quién es el alfa". El concepto de “alfa” es un mito que ha sido mantenido durante decenas de años, inclusive en textos redactados por veterinarios. Interpretaciones antropomórficas, hechas por una especie donde el uso de la intimidación y la violencia es recurso común en las relaciones sociales, son posiblemente las culpables de perpetuar la idea de que la jerarquía y el orden social entre los perros es mantenida a través de agresividad violenta. Las recomendaciones donde se instruye al dueño en golpear al perro, o a forzarlo a una posición sumisa, son tan anticuadas como peligrosas. Igualmente, las confrontaciones verbales, donde el dueño le grita órdenes al perro, van a aumentar la probabilidad de que la agresividad escale en severidad y frecuencia. El tratamiento incluye una combinación de varias técnicas: modificación del medio ambiente (entorno social), modificación del comportamiento y drogas psicotrópicas, para

CAPÍTULO III AGRESIVIDAD POR DOMINANCIA 38

AGRESIVIDAD CANINA Y FELINA

crear la máxima seguridad de la familia y las mayores posibilidades de resolución del problema. Las siguientes recomendaciones generales son aplicables para el tratamiento de la agresividad por conflicto. • Evitar las situaciones o eventos que provocan los ataques de agresividad: es importante reconocer que esto no es una “admisión de derrota” (una forma de pensar que muchas personas adoptan automáticamente). Cada vez que hay una confrontación agresiva las probabilidades de que se repita la misma aumenta, ya que se producen cambios en el celebro que ocurren a nivel molecular con cada experiencia, al igual que ocurren durante el proceso de aprendizaje o entrenamiento. El aprendizaje resulta en una potenciación a largo plazo: se desarrollan más terminales dendríticos, se liberan más moléculas de neurotransmisor y los receptores pos-sinápticos son más efectivos y fáciles de estimular por el neurotransmisor. Por lo tanto, cada caso de agresividad que aparece, sin importar la provocación, facilita la repetición del comportamiento indeseable. En vez de mejorar la prognosis, este tipo de estrategia de confrontación es muy dañina y empeora la prognosis final. • Practicar comandos de obediencia diariamente (5-10 minutos): es una actividad positiva que pueden tener los dueños con el perro y ayuda a establecer una jerarquía sin amenazar al perro. Esta práctica también demuestra al perro que puede tener confianza en las personas. El grupo de comportamientos aprendidos por condicionamiento clásico (comandos de obediencia), capacitan al animal para poder desarrollar otros comportamientos que se pueden usar para sustituir los inde-

seables. También pueden usarse para redirigir la atención del perro durante situaciones tensas. • Mantener al perro al nivel del suelo: no se le permitirá estar sobre los muebles, las camas. Igualmente, las personas no deben ponerse a la altura física del perro. La altura física incrementa el rango "percibido" por el perro y puede que aumente su confianza. Además, el control de las áreas deseadas por el perro debe ostentarlo el dueño. • Para obtener cualquier cosa que el perro desee (atención o caricias, juego, etc.) tiene que obedecer previamente una orden (sentarse, acostarse). Es una interacción positiva y no confrontativa que ayuda a disminuir la ansiedad que estos perros padecen durante las interacciones sociales. Esta actitud es otro ejemplo de cómo se hace pasar el control del perro al dueño. • Durante un altercado agresivo, los dueños deben evitar aumentar el ataque, así que no deben enfrentarse al perro de una manera física o agresiva. Cualquier tipo de reacción agresiva va a agravar el problema, y puede poner al dueño en riesgo de un ataque. Si es posible, distraer el perro con la promesa de otra actividad, como ofrecer un juguete o una caminata; con ello, a veces, se puede apagar la mecha explosiva. • Uso de un bozal tipo canasta como medida de seguridad. • Uso de un collar de cabezada (parecido al que se usa con los caballos). El “Gentle Leader” es un producto de este tipo.

CAPÍTULO III AGRESIVIDAD POR DOMINANCIA 39

AGRESIVIDAD CANINA Y FELINA

DROGAS PSICOTRÓPICAS Estudios en varias especies, incluyendo macacos, perros y seres humanos, han demostrado que la concentración de 5-HIAA (ácido 5-hidoxi-indolacético) que es el primer metabolito de la serotonina, es más bajo en el fluido espinal que en sujetos normales (control). El tratamiento con psicotrópicos que afectan la serotonina han sido beneficiosos en algunos casos de agresividad. Como la serotonina está implicada en la patología de la ansiedad, casos de agresividad por conflicto a veces también responden a estas drogas. El uso de psicotrópicos que afectan la dopamina (antagonistas) es más limitado por el número de efectos secundarios que son causados por estas drogas.

El haloperidol, usado comúnmente en la medicina humana en el tratamiento de la psicosis y la agresión relacionada con la misma, también es usado frecuentemente por los veterinarios de animales de zoológico o no domésticos, particularmente para sedar animales salvajes durante el transporte. Sin embargo, el uso frecuente conlleva la aparición de efectos secundarios extrapiramidales (temblor fino de las extremidades, muy parecido a los déficit motores de los pacientes que sufren de la enfermedad de Parkinson, convulsiones, coma y muerte). Debido a la severidad de sus efectos y la posibilidad de muerte, no son muy útiles en el tratamiento de agresividad en los animales. La búsqueda de antagonistas de la dopamina que no ejerza estos efectos secundarios, continúa entre las compañías farmacéuticas, pero serán muchos los años que transcurrirán para producir, estudiar y aprobar este tipo de drogas. No hay una droga específica para el tratamiento de la agresividad. Varios psicotrópicos que afectan la serotonina al nivel de la sinapsis (por mecanismo que interfiere con la reabsorción de la misma por la neurona presináptica) han sido utilizados con varios niveles de éxito. Si usted decide utilizar medicamentos, es muy importante tener en cuenta que: • No se puede depender exclusivamente de la droga como único tratamiento. • El dueño debe seguir todas las otras recomendaciones hechas para el tratamiento del problema. • Hay la posibilidad que la agresividad continúe a pesar del tratamiento. • El medicamento puede tardar 3 ó 4 semanas antes de que se vea el efecto deseado. • A veces es necesario ajustar la dosis. • A veces es necesario cambiar la droga. DROGAS SUGERIDAS Antidepresivos tricíclicos, como la amitriptilina y la clomipramina pueden ser utilizados cuando hay evidencia de un componente de ansiedad. Tienen ambos la posibilidad de producir efectos secundarios: antihiatamínicos y anticolinérgicos, tales como retención de orina, constipación y membranas mucosas secas. En algunos perros pueden causar vómitos y diarreas u otros disturbios gastrointestinales. Estos efectos pueden ser disminuidos si se suministra la medicina con un poco

CAPÍTULO III AGRESIVIDAD POR DOMINANCIA 40

AGRESIVIDAD CANINA Y FELINA

de alimento. No se deben utilizar en pacientes que sufren de glaucoma (posibilidad de aumento de la presión intraocular) o con epilepsia (pueden facilitar la existencia de ataques epilépticos). En perros con hipotiroidismo se puede descompensar el control de ese padecimiento; al igual, los tricíclicos afectan la función del eje hipotalámico-adrenal-tiroidal. Es conocido que en los seres humanos cambios en la función de la tiroides pueden afectar el humor y la salud mental. Los antidepresivos tricíclicos también pueden afectar los valores de los parámetros hepáticos. En el pasado, esta elevación causaba preocupación, ya que no se sabía su efecto en la salud general del paciente. Muchos años de experiencia en el uso de los tricíclicos parecen revelar que estos cambios son benignos y no necesariamente asociados con alguna

enfermedad clínica. Por lo tanto, la obtención de valores analíticos antes del uso de psicotrópicos, es recomendada para obtener información del estado funcional de los órganos, y deben incluir evaluación de la función de la tiroidea. Si el paciente termina recibiendo medicamentos por el resto de su vida, este tipo de examen de sangre se debe repetir cada año o si hay síntomas relevantes. La dosis es de 0,5-2,0 mg/kg PO cada 12 horas, para la amitriptilina. Se debe empezar con la dosis baja, y se puede aumentar cada 10-14 días hasta tener el efecto deseado, siempre que los efectos secundarios no sean un problema. Para la clomipramina, la dosis empieza en 1 mg/kg PO cada 12 horas, la cual se puede aumentar a las tres semanas a 2 mg/kg PO cada 12 horas y nuevamente a 3 mg/kg PO cada 12 horas dos semanas más tarde, si es necesario. Los SSRI (inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina) se usan con más frecuencia según baja su precio. Algunos de los más comunes son la fluoxetina, la paroxetina, fluvoxetina, sertralina y citalopram. Éstos tienden a tener menos efectos secundarios, con la excepción de constipación, y anorexia parcial; esta última puede ser importante en perros de poco peso (< 5 kg a 6 kg). Se pueden usar con pacientes con epilepsia o con hipotiroidismo, y con pacientes con compromiso renal o hepático. La dosis típica es de 1 mg/kg PO cada 24 horas, añadiendo la conveniencia de una dosis diaria en vez de múltiples dosis al día. En particular, el uso de la fluoxetina a dosis altas (3-4 mg/kg PO cada 24 horas) para problemas de agresividad explosiva, donde hay impulsividad y dificultad sobre el control de las emociones agresivas, parece tener resultados en casos donde otras drogas han fallado. El único obstáculo es el alto precio de la fluoxetina, particularmente en el tratamiento de perros de mucho peso. Independientemente del tipo de droga usado, es importante recalcar a los dueños que no pueden bajar la guardia y asumir que no pueden interactuar con el perro como con cualquier otro, sino que deben mantener las reglas de interacción mencionadas con anterioridad. Este tipo de cambio de relación con su perro debe de ser mantenido durante el resto de la vida del perro, ya que el tratamiento es de por vida. Un ejemplo que se puede usar para facilitar la comprensión del problema, es el de un paciente humano con diabetes. Una vez establecida la dosis de insulina, también son

CAPÍTULO III AGRESIVIDAD POR DOMINANCIA 41

AGRESIVIDAD CANINA Y FELINA

necesarios cambios de dieta y de patrones de ejercicio que el paciente debe de seguir por el resto de su vida: el tratamiento con insulina solamente, no es suficiente para mantener la salud y eliminar la aparición de otros problemas. EUTANASIA Es necesaria la consideración de la eutanasia, y mención de la misma al dueño, en situaciones donde es imposible

proteger a todos los miembros de la familia. Familias con personas mayores o niños que no pueden seguir las instrucciones o reglas de comportamiento o que físicamente no pueden alejarse del perro según sea necesario, tienen mayor riesgo de que falle el tratamiento. Como la seguridad no puede ser garantizada un cien por cien, si los dueños expresan temor ante cualquier riesgo, por mínimo que sea, se les debe explicar que no es posible garantizar la seguridad de todos los miembros de la familia. Muchas personas consideran que regalar el perro o buscarle otro hogar, es una solución suficiente. A estas personas, se les debe recordar que el problema viaja con el perro y que además de un perro, regalan a su nueva familia un problema de agresividad.

CAPÍTULO III AGRESIVIDAD POR DOMINANCIA 42

AGRESIVIDAD CANINA Y FELINA

LAS CONDUCTAS AGRESIVAS DEL GAT O

C. BEATA Veterinario Especialista en Etología Clínica Graduado en Etología Clínica. Francia

E

N este capítulo establecemos una clasificación que requiere del estudio etiológico y la evolución patogénica, así como un cuadro clínico reproducible. No obstante, queremos aportar también la opinión del autor. No debemos considerar este capítulo como una información definitiva, aunque es nuestra intención que sea considerado como una propuesta o base de trabajo. Además, pensamos que indicar las patologías en las que se experimentan las conductas agresivas, a pesar de ser un proceso artificial, resulta didáctico. Los síndromes nosográficos que se proponen comprenden una o varias conductas agresivas, además de otros signos reveladores que indican una alteración de la regulación de las emociones o del humor. Hay que tener en cuenta que la nosografía puede evolucionar con la edad del gato, su desarrollo psicomotor y su estado de salud.

CAPÍTULO IV LAS CONDUCTAS AGRESIVAS DEL GATO 43

AGRESIVIDAD CANINA Y FELINA

DESÓRDENES DE LA EDAD INFANTIL Y ADOLESCENCIA Conductas agresivas del gato (CA) Descripción clínica

L

OS gatos pueden presentar una falta de regulación motriz de diversos comportamientos potencialmente agresivos, como una insuficiencia del aprendizaje de la inhibición de la mordedura y del arañazo, del trepar y del saltar sobre las personas (piernas y hombros). Estos comportamientos engendran en el “receptor” (gato, perro o humano) algunas heridas superficiales pero desagradables. Estas conductas agresivas se acompañan o no, de hipermotricidad global, es decir de deambulaciones, carreras erráticas, y de exploraciones no estructuradas del entorno.

Etiología y patogenia En la mayoría de los casos se observa una insuficiencia de la sanción (o castigo) cuando muestran el comportamiento de daño. Los comportamientos de riesgo como la mordedura o los arañazos, requieren una regulación del entorno entre la edad de su aparición y la edad de tres meses. La madre juega un papel importante en el castigo de estos comportamientos (cachetes en la nariz, arañazos en el vientre de los gatitos). Los miembros de la camada tienen también un papel esencial a través de los juegos sociales de lucha y la regulación de la mordedura que debe seguirse. Los propietarios-adoptivos deberían repetir

estas sanciones e intensificarlas, pues la piel humana siendo más sensible, más frágil y menos protegida que la piel del gato. Evolución Sólo raramente hay una mejoría espontánea. El comportamiento de daño se convierte en un “estándar” de comportamiento relacional. Como no hay un comportamiento de apaciguamiento en los conflictos agresivos, el receptor (el agredido) no tiene otra solución que romper el contacto social, lo que conlleva generalmente a un refuerzo de las motivaciones. Lo que conduce fácilmente a una hiperagresividad secundaria. Diagnóstico Está establecido sobre la presencia de los síntomas siguientes, en un gatito de más de ocho semanas: • Ausencia de control de la mordedura. • Ausencia de control de los arañazos. • Ausencia de control de la motricidad general (carreras erráticas, saltar sobre las personas...). Diagnóstico diferencial • Ansiedad intermitente de privación. • Hiperagresividad primaria. Tratamiento Éste se basa en dos líneas: • Una terapia comportamental consistente en sancionar los actos de daño, por medio de un pequeño golpe con la punta del dedo sobre la nariz, o por el arañazo del vientre (estando el gato sostenido por la piel del cuello), por la parada sistemática de los juegos sociales cuando el acto dañino aparece, o por otras técnicas punitivas. • La administración de psicotropos antiproductivos, como el tiapride, el sulpiride, y quizás también la pipamperona, pero no a dosis sedativas.

CAPÍTULO IV LAS CONDUCTAS AGRESIVAS DEL GATO 44

AGRESIVIDAD CANINA Y FELINA

Ansiedad intermitente de privación (AIP)

más de ocho semanas (al que podríamos denominar "gatito hiposocializado agresivo"):

Descripción clínica

• Síntomas de la ansiedad intermitente. • Agresiones de autodefensa por miedo y/o irritación. • Síntomas somáticos, sobre todo gastrointestinales. • Recelos y miedos existentes después de la adquisición. • Consecuencias de un medio de desarrollo hipoestimulante. • Tolerancia, hiperapego a un propietario-adoptivo; evitación y ausencia de apego a otras personas.

El gatito presenta comportamientos agresivos por miedo y por irritación. Encontramos los otros signos somáticos de la ansiedad intermitente, como son esencialmente los problemas gastro-intestinales (bostezo, salivación, dispepsia y diarrea) o cardiovasculares (taquicardia, taquipnea). Etiología, patogenia El síndrome de privación reagrupa diferentes entidades clínicas, que tienen en común “el carácter deficitario de la gestión de las informaciones sensoriales, seguidas de un desarrollo en un medio hipoestimulante” (Pageat). Y como resultado de una insuficiencia de los comportamientos de exploración, el desarrollo de una sensibilización y de una generalización (en lugar de una habituación) a los estímulos sobrepasando el umbral de regulación (timostasia), evitando con anticipación situaciones nosogénicas; éste es el cuadro clásico de desarrollo de las fobias y de la ansiedad.

Diagnóstico diferencial • Conductas agresivas. • Hiperagresividad primaria. Pronóstico Reservado, dada la falta de evolución espontánea y la intensidad de la desregulación de la gestión de los afectos. Tratamiento Se basa sobre dos líneas: • Quimioterapia: previo a toda terapia comportamental. El sulpiride parece ser uno de los psicotropos más indicados,

Evolución La ansiedad intermitente va seguida de un estado fóbico que se generaliza. Esta misma tiende a evolucionar en el sentido de una degradación, en razón de la prevención o evitación (reforzamiento negativo) de las estimulaciones nosogénicas y a los reforzamientos positivos de las conductas agresivas. Diagnóstico Se ha establecido por la presencia de los siguientes síntomas, en un gatito de

CAPÍTULO IV LAS CONDUCTAS AGRESIVAS DEL GATO 45

AGRESIVIDAD CANINA Y FELINA

siendo activo tanto sobre las conductas de autodefensa como sobre las perturbaciones del sistema gastrointestinal. Podemos también utilizar un beta-bloqueante como el propanolol a la dosis de 5 mg por kilo dos veces al día, si la excitación del sistema noradrenérgico parece preponderante. • La terapia comportamental estará esencialmente compuesta de habituación y de desensibilización. La hiperagresividad primaria (agresividad por intolerancia al contacto, AIC) Descripción clínica El gatito presenta una agresividad irritativa importante y una débil tolerancia al contacto (hipersensibilidad), que ya es posible poner en evidencia desde la edad de 5 a 7 semanas mediante dos test: • Suspender al gatito por la piel del cuello: la reacción normal de inhibición, (hipotonicidad, repliegue en posición fetal, inmovilidad) es reemplazada por una hipertonicidad, una tensión de los miembros y de la espalda, tentativas de morder y vocalizaciones de defensa). • Tumbar de costado al gatito, sujeto por la piel de la nuca y rascarle el vientre: la reacción normal de inhibición es sustituida por una tentativa de agresión irritativa.

El refuerzo positivo de la agresividad y el refuerzo negativo de evitar el contacto, hace de estos gatitos unos mezquinos animales de compañía. Evolución Hay una habituación progresiva al contacto táctil (caricia) de la persona de apego, cuando la interacción es deseada por el gato, y no cuando le es impuesta por la persona. El gato puede incluso subirse a las rodillas, pero tendrá tendencia a agredir si la persona se mueve. Un gato con AIC es un animal bien conocido por los veterinarios, que deben utilizar medios de contención apropiados para evitar ser agredidos. Las conductas agresivas son fácilmente reforzadas, y el gato desarrolla frecuente y rápidamente una hiperagresividad secundaria. Diagnóstico Está basado en la presencia de: • Agresión irritativa importante, sobre todo al contacto táctil impuesto. • Ausencia de comportamiento de recelo o de miedo por los estímulos no táctiles. • Anticipación de manipulaciones con amenaza o evitación. En pocas palabras, se trata de un gatito socializado agresivo. Diagnóstico diferencial • Conductas agresivas. • Ansiedad intermitente de privación, gatito hiposocializado agresivo.

Etiología, patogenia

Pronóstico

El origen parece ser genético, ya sea unido a una insuficiencia de habituación al contacto durante el periodo prenatal (falta de manipulación táctil suave de la madre) o postnatal precoz, o bien por un estrés de la madre gestante.

Muy reservado. Los gatitos se muestran siempre relativamente intolerantes al contacto táctil. Tratamiento Está basado en dos líneas:

CAPÍTULO IV LAS CONDUCTAS AGRESIVAS DEL GATO 46

AGRESIVIDAD CANINA Y FELINA

• Una desensibilización al contacto táctil. • La administración de psicotropos permite una regulación de la reactividad y de las anticipaciones de un contacto táctil y disminuye el riesgo de condicionamiento. Se pueden utilizar los psicotropos antiproductivos, como una benzodiazepina como el librium a la dosis de 0,5 mg por kilo dos veces al día.

de estimulación del animal, necesidades definidas por su genética (madre activa) y/o su medio de desarrollo (entorno abierto, acceso a un medio exterior).

TRASTORNOS AGRESIVOS RELACIONADOS CON EL ADULTO

Diagnóstico

La hiperagresividad en un entorno cerrado (apartamento) Descripción clínica Se trata esencialmente de secuencias de agresión de predación (de tipo alucinatorio o a un desencadenamiento casi espontáneo) orientadas sobre partes corporales de los propietarios (tobillos, manos) o sobre los animales (otros gatos perros) en movimiento. Las agresiones ocurren en el interior. Este síndrome se acompaña, a menudo, de secuencias de actos motores no regulares (crisis hipermotrices) activadas en periodos de semioscuridad (alba y crepúsculo), o generalizadas, así como de “incremento en los niveles de excitación” (midriasis, hipersensibilidad) con agresión irritativa.

Evolución Estas agresiones se instrumentalizan fácilmente con una simplificación de la secuencia, intensificación de la mordedura y especificidad del estímulo desencadenante (que conlleva a un reforzamiento positivo).

Está basado en: • Secuencias de agresión de predación reorientadas sobre los propietarios u otros animales; ya sea agresión de tipo persecución con mordedura de la parte corporal en movimiento a la altura del gato (generalmente tobillos), ya sea acompañado de bufido y arañazo en la parte corporal que se encuentra más próxima (cabeza-gato en la escalera; pantorrillas-gato sobre un mueble). • Casi exclusivamente dentro de una habitación, un entorno hipoestimulante, de superficie reducida y sin acceso al exterior. Podemos encontrar ocasionalmente: • Condicionamiento de la agresión reorientada e hiperagresividad secundaria.

Etiología Este síndrome se presenta en cerca de un 90% de los gatos de apartamento, y está unido a una inadecuación del entorno de vida del adulto (hipoestimulante) con respecto a las “necesidades”

CAPÍTULO IV LAS CONDUCTAS AGRESIVAS DEL GATO 47

AGRESIVIDAD CANINA Y FELINA

• Crisis motrices no reguladas (carreras erráticas, salto sobre las paredes), en periodos de oscurecimiento (aurora y crepúsculo). • Agresión irritativa. Diagnóstico diferencial • Gato acariciador-mordedor. • Conductas agresivas del gatito. • Agresión redirigida. Tratamiento Éste es doble: • Enriquecimiento del entorno, aumento subjetivo de las superficies (por medio de subdivisión o de mamparas), reorientación de la agresión de predación sobre sus juguetes móviles, castigo de los comportamientos de predación sobre las personas. • Regulación de las secuencias motrices, mediante la administración de selegilina, o de clomipramina. El gato acariciador-mordedor

estática pueden ser consideradas, pero esto no está generalizado. Etiología, patogenia Las vías de la sensibilidad táctil y dolorosa son las mismas. Podemos considerar que el contacto agradable se convierte en desagradable después de un cierto umbral de intensidad o de duración. La brusca midriasis demuestra la intervención de la neuromediación adrenérgica. No está excluido que el frotamiento del pelo desencadene descargas de electricidad estática; a veces los chasquidos se escuchan y son seguidos de una agresión de autodefensa. Evolución Este síndrome no es evolutivo, salvo cuando hay un condicionamiento entre la persona que acaricia y la agresión. En ese momento se observa una evitación de situaciones de contacto, y de la persona. En la persona aparece una anticipación de la agresividad. En todos los casos, corremos el riesgo de una ruptura del apego entre el gato y el propietario. Diagnóstico Está basado en: • La agresión de autodefensa del gato seguida a los contactos táctiles, de caricias generalmente prolongadas.

Descripción clínica Se trata de una agresión por irritación presentada por un gato que es acariciado a su petición o que ha aceptado la interacción (manifestando aceptación y con ronroneos) en un primer momento, que "incrementa en excitación" (midriasis, hipersensibilidad) en un segundo tiempo, y agrede bruscamente por arañazo o por mordedura; después se escapa lenta o rápidamente (si anticipa un castigo), y, a continuación, va a lamerse el pelo del lugar acariciado, o de otro sitio. En algunos casos, las descargas de electricidad

CAPÍTULO IV LAS CONDUCTAS AGRESIVAS DEL GATO 48

AGRESIVIDAD CANINA Y FELINA

• La presencia de una midriasis súbita. • La presencia de un comportamiento sustitutivo de lamido después de la agresión. • La ausencia de agresión en general en los antecedentes del gato. Diagnóstico diferencial Agresión redirigida. Tratamiento Se recomendará una prudencia evidente a los propietarios del gato y una vigilancia de los ojos para detectar la midriasis (que precede a la agresión), a fin de parar todo contacto con el gato en el momento oportuno. Una medicación basada en la clomipramina está aconsejada. La selegilina deberá ser testada. La agresión redirigida Descripción clínica Se trata de una secuencia agresiva, cualquiera que sea el origen, asociada a un incremento de la excitación, que es expresada hacia un estímulo accesible que no es más que el estímulo desencadenante (el mismo inaccesible). Etiología, patogenia El incremento en la excitación (fase apetitiva) engendra la necesidad de una fase consumatoria, que no puede expresarse hacia el estímulo desencadenante y que es redirigida contra un estímulo disponible, generalmente el primer elemento móvil del entorno.

Evolución El condicionamiento clásico es rápido y los estímulos accesibles se convierten entonces en desencadenantes de la agresión que se instrumentaliza. Diagnóstico Está basado en: • Una excitación (previsible) en presencia de un estímulo inaccesible: otro gato visto por la ventana, olor excitante de pollo frito… • Una secuencia de agresión (secundaria a la excitación) hacia un estímulo (persona, animal) que no es el estímulo desencadenante. • Un condicionamiento rápido al sujeto-sustituto. Hay dos fases: • Fase reactiva: el estímulo inaccesible está presente. • Fase de condicionamiento: el estímulo inaccesible no es necesario para desencadenar la secuencia de agresión, que proviene de una hiperagresividad secundaria. Diagnóstico diferencial • Distimia. • Ansiedad intermitente de privación.

CAPÍTULO IV LAS CONDUCTAS AGRESIVAS DEL GATO 49

AGRESIVIDAD CANINA Y FELINA

• Fobia con agresión de autodefensa. • Síndrome de desorientación. Tratamiento

• Modificación del estatus social por cambios fisiológicos o patológicos: pubertad, gestación, parto, lactación, vejez, enfermedad. • Mudanza. • Estancia temporal en una residencia, hospitalización...

Depende de la fase: • En fase de condicionamiento, es necesario un contracondicionamiento. • Diversos medicamentos pueden ser ensayados: el tiapride a dosis antiproductivas, la clomipramina y la selegilina. La agresividad intragrupo Descripción clínica Es una secuencia agresiva (territorial, competitiva, ofensiva, defensiva, irritativa, redirigida…) que degenera rápidamente en agresividad instrumental entre gatos que cohabitan o que han de iniciar una cohabitación. Etiología, patogenia Las inhibiciones de los comportamientos de agresión son muy pobres en el gato (animal solitario) y éstas se encuentran unidas a la ritualización de intercambios sociales, a las rutinas de ocupación del espacio, a la estabilidad comportamental, emocional y psíquica de cada gato, a la estabilidad de los campos territoriales. Por esto todo estímulo que viene a alterar este equilibrio inestable puede engendrar los problemas de cohabitación. Entrada de un nuevo gato en el grupo: • No reconocimiento de un residente (por ejemplo: un gato es devuelto anestesiado y se despierta en la casa en presencia de otro gato).

Evolución De dos gatos, uno es el de interacción agresiva (el pasivo). Presenta una fobia hacia el otro gato y presenta un comportamiento de autodefensa con amenazas que desencadenan a menudo el conflicto. La huida o la evitación (refuerzo negativo del gato fóbico y refuerzo positivo del gato victorioso). El otro gato (el activo) evoluciona hacia una vigilancia obsesiva del gato pasivo y controla unas superficies más extensas, impidiendo el paso. La interacción agresiva conduce y conlleva a un ciclo autoacelerador hasta el deterioro de los campos de aislamiento y de actividad del gato fóbico. P. Pageat (1994) describe tres fases: • Distanciamiento: agresión limitada a amenazas y a cargas, y reparto de los lugares del entorno. La intervención disruptiva de los propietarios facilita el paso a la fase 2. • Escaramuzas: retraimiento de los gatos en los lugares de aislamiento y agresión brutal del gato en movimiento; diferenciación de un gato activo (vigila las entradas de los territorios de aislamiento del otro gato) y de un gato pasivo (evitación y aislamiento). • Obnubilación: el gato activo (hipervigilante, hipersensible, hipermotriz (agitación de la cola, “rolling skin sindrom", agresión redirigida sobre los objetos en la zona de los lugares de aislamiento del gato pasivo) penetra en los territorios de aislamiento del gato pasivo para agredirle. El pasivo desarrolla una ansiedad permanente y alopecia extensiva. Diagnóstico

Estadio 1: no patológico. • Distanciamiento entre los gatos y amenazas ofensivas o defensivas. Estadio 2: • Gato activo: agresión ofensiva, incremento de ocupación del espacio.

CAPÍTULO IV LAS CONDUCTAS AGRESIVAS DEL GATO 50

AGRESIVIDAD CANINA Y FELINA

• Gato pasivo: agresión defensiva (eventualmente anticipada), disminución de la ocupación del espacio. • La ausencia de marcajes familiares entre los dos gatos. • La ausencia de comportamientos de agresión hacia los propietarios. • Intervención disruptiva de los propietarios.

Estadio 3: • Gato activo: obnubilación, hipersensibilidad, hipermotricidad, agresión irritativa, a veces redirigida; invasión de los campos de aislamiento del gato pasivo. • Gato pasivo: ansiedad permanente, acompañada o no de alopecia extensiva; restricción del espacio vital. Diagnóstico diferencial • Distimia. • Ansiedad intermitente. • Fobia intraespecífica. Tratamiento Es conveniente tratar los dos gatos; a uno para reducir la agresividad y la toma de ocupación del espacio, al otro para disminuir su sensibilización fóbica y su reducción de ocupación del espacio. Hace falta la rehabituación y el contracondicionamiento de los dos gatos. Hay que activar los alomarcajes frotando sobre el segundo gato las feromonas de familiaridad del primer gato, feromonas recogidas en una compresa estéril de las secreciones de las glándulas de la región malar. Hay que regular la ocupación del espacio.

Medicación Estadio 1: gato activo; clomipramina. Estadio 2: gato pasivo; clordiazepóxido (de corta duración). Estadio 3: selegilina a los dos gatos. P. Pageat (1994) propone un protocolo (76% de curación): hospitalización de los dos gatos en jaulas separadas contiguas. Desde el momento en que el gato activo está tranquilo (cola inmóvil) y que el gato pasivo explora su jaula, se abre la separación entre las dos jaulas. Dicha separación está marcada por feromonas faciales. Esta abertura se va aumentando por días hasta que permite el paso de los gatos de una jaula a otra. Tres a cinco días de cohabitación pacífica, después los gatos son devueltos en el mismo transporte. Este transporte es depositado en una habitación, y los gatos son liberados y dejados solos. Al día siguiente la vida reemprende su curso normal. Distimia Descripción clínica Se trata de un deterioro del humor (estado reaccional): alternancias de fases depresivas o normales y de fases productivas, en las cuales reencontramos hipervigilancia, agresiones irritativas, obnubilaciones, agresiones intragrupo...

CAPÍTULO IV LAS CONDUCTAS AGRESIVAS DEL GATO 51

AGRESIVIDAD CANINA Y FELINA

• Una hipervigilancia, con hiperexcitabilidad, hiperreactividad. • Agresiones irritativas, a menudo redirigidas. • Agresión intragrupos. • Hiposomnia • Obnubilaciones. Diagnóstico diferencial • Agresión intragrupo. • Agresión intermitente. • Etcétera. Tratamiento El tratamiento es esencialmente farmacológico. Está basado en la utilización de la selegilina. Como alternativa, la clomipramina ofrece también resultados aceptables.

Etiología, patogenia Hoy día es desconocida. Se sospecha de factores genéticos, factores endocrinos, factores epigénicos. Las agresiones intragrupos presentes dentro de las fases productivas engendran defectos relacionales que persisten en las otras fases o se instrumentalizan. Diagnóstico Se apoya sobre la presencia obligatoria de: • Ciclos de ciclos productivos y de estados reactivos (humor), normal (distimia unipolar) o depresivos (distimia bipolar). La relación de los ciclos es variable, los periodos no deben ser de duración equivalente. En el curso de una fase productiva encontraremos de forma facultativa:

TRASTORNOS AGRESIVOS DE ORIGEN SOMÁTICO Y FISIOPATOLÓGICO En esta categoría serán agrupados los trastornos con conductas agresivas, unidas a estados orgánicos, así como aquellos que sobrevienen tras la administración de medicamentos. El síndrome “agresividad reaccional” de estados álgicos Descripción clínica Un gato, no habiendo presentado conductas agresivas significativas en el pasado, y estando socialmente bien integrado, desarrolla comportamientos de autodefensa (autoagresividad irritativa) después de manipulaciones dolorosas, en razón de un proceso doloroso subyacente o porque las manipulaciones son ellas mismas dolorosas. Al mismo tiempo aparece una sensibilización fóbica a personas que le manipulen, así como una generalización al acercamiento de esas personas, o a otros indicios precursores de una manipulación. La agresividad de autodefensa se instrumentaliza fácilmente.

CAPÍTULO IV LAS CONDUCTAS AGRESIVAS DEL GATO 52

AGRESIVIDAD CANINA Y FELINA

Etiología, patogenia La existencia de un foco doloroso o la obligación de manipulaciones dolorosas (por ejemplo: perfusión de suero consecuente a una enfermedad infecciosa crónica...) es el origen de este síndrome. Evolución Hacia la intrumentalización de la agresión de autodefensa, anticipación a la manipulación y la sensibilización fóbica que domina la instumentalización del cuadro. Diagnóstico Se apoya sobre: • La existencia de un foco doloroso o la obligación de una manipulación molesta en el pasado o en el presente del gato. • La presencia de conductas agresivas de autodefensa sobre las personas que más manipulan al gato. • La anticipación de los contactos. • La fobia específica a una o más personas del entorno. • La ausencia de conductas agresivas significativas en el historial del gato, que se encuentra bien integrado socialmente en el grupo humano.

• Tratamiento médico o quirúrgico de las afecciones dolorosas si persisten. • Desensibilización-contracondicionamiento al contacto por las personas sensibilizantes. • Quimioterapia por medio de tiapride a dosis antiproductivas o de selegilina a razón de 0,7 mg por kilo por día en una dosis. Episodios alucinógenos recurrentes tras la administración de aryl-ciclo-hexylamina Descripción clínica Se trata de gatos fotofóbicos, ansiosos, presentando comportamientos de activación endógena en un medio hipoestimulante, especialmente con agresiones de autodefensa. Etiología, patogenia La ketamina y otros anestésicos disociativos son alucinógenos. El animal percibe los estímulos sin responder a ellos, pero los memoriza. Un medio estimulante (ruidos, variaciones de luminosidad) aumenta la ocurrencia de los episodios.

Diagnóstico diferencial • Distimias. • Gato acariciador-mordedor. Tratamiento Se basa sobre tres líneas:

CAPÍTULO IV LAS CONDUCTAS AGRESIVAS DEL GATO 53

AGRESIVIDAD CANINA Y FELINA

Evolución Los episodios favorecen el desarrollo de una ansiedad intermitente. Diagnóstico Se basa en los siguientes criterios: • Aparición de confusión tras una anestesia con ketamina. • Agresión de autodefensa entre gatos en reposo. • Hipersensibilidad a los estímulos luminosos. Diagnóstico diferencial

La hiperagresividad primaria orgánica cerebral Descripción clínica Conductas agresivas imprevisibles, no regulares, no desencadenadas por un estímulo significante objetivo, en un gato que presente o no una sintomatología nerviosa. Etiología, patogenia Desconocida. Se debe siempre considerar un daño del sistema límbico (vascular, tumoral) en los que la sintomatología neurológica se acompaña algunas veces de secuencias de agresión. Diagnóstico

• Compresión del encéfalo. • Agresión redirigida. Tratamiento Es esencialmente medicamentoso, salvo durante la agresión redirigida condicionada a una persona determinada; en este momento un contracondicionamiento se hace necesario. Pipamperona (Dipiperon) 3-10 mg/kg/día en dos dosis.

Se basa en: • La presencia de secuencias de agresión no definibles, no regulares, no previsibles o poco previsibles. • Sobre un gato de edad avanzada o un gato que presente los signos de una afección neurológica. Tratamiento Además del tratamiento de la afección neurológica eventual, este síndrome es tratado por la selegilina.

CAPÍTULO IV LAS CONDUCTAS AGRESIVAS DEL GATO 54

AGRESIVIDAD CANINA Y FELINA

TRATAMIENT O DE LA AGRESIVIDAD M. IBÁÑEZ TALEGÓN Profesor de Etología y Protección Animal Veterinario Especialista en Etología Clínica. Jefe del Servicio de Etología Clínica Facultad de Veterinaria. Universidad Complutense de Madrid

C

omo colofón de esta monografía dedicada a la agresividad como fenómeno frecuente en las relaciones hombre-animal, se aportan unas técnicas de modificación de conducta, en las que se indica la importancia de la información del propietario, el conocimiento del entorno social y el contexto en que se producen, como elementos indispensables para su puesta en marcha. Se incluye igualmente, la forma de actuar indicando los pasos a seguir durante el tratamiento de la agresividad, así como los métodos para prevenir la aparición de la agresividad.

CAPÍTULO V TRATAMIENTO DE LA AGRESIVIDAD 55

AGRESIVIDAD CANINA Y FELINA

INTRODUCCIÓN

E

tratamiento de los problemas de agresividad requiere una dedicación especial, ya que sus consecuencias pueden llegar a ser muy importantes. El veterinario adquiere una gran responsabilidad al aceptar el tratamiento de un cliente cuya mascota tiene un problema de este tipo. Una de las primeras funciones a realizar consiste en la obtención de una historia completa del cliente, para poder hacer una adecuada valoración del riesgo que implica, para los propietarios, mantener al animal con problemas de agresividad durante el tiempo que se requiere para el tratamiento. La familia debe estar en todo momento segura, como ya se ha comentado. Esta situación es mucho más delicada si el problema es de agresividad por dominancia, puesto que el problema lo tiene dentro de casa con los miembros de la familia. Existe una serie de factores de riesgo a tener en cuenta, como aquellos perros que tuvieron una escasa o nula socialización a ciertos tipos de estímulos, como los niños, los cuales pueden exhibir agresión relacionada con el temor a ese estímulo cuando son adultos. Por otro lado, las condiciones ambientales también pueden predisponer a determinados tipos de agresión, como aquellas que están asociadas con otros animales en un área determinada, la existencia de alguna barrera o método de sujeción, la manipulación cruel de los animales, y perros que han sido azuzados o enseñados a ser peleadores. Es importante hacer una valoración del riesgo antes de prescribir un tratamiento, debido a que nuestras recomendaciones pueden inducir o animar al proL

pietario a poner en marcha una terapia. El análisis del riesgo consiste en hacer un estudio, lo más completo posible de todas las circunstancias que rodean al hecho agresivo. Se estudiarán los antecedentes del suceso, se hará una observación del animal y se confirmarán los datos médicos que pudieran estar relacionados. Antes de cualquier discusión sobre los protocolos de tratamiento, es necesario recapacitar sobre algunas cuestiones importantes, ya que existen muchos factores involucrados: • Competencia para la recogida de datos. • Precisión de las observaciones de los clientes. • Expectativas de los clientes. • Estado fisiológico del animal. • Grado de compromiso del propietario. • Precisión del diagnóstico. • Conveniencia del plan terapéutico. • Habilidad del propietario para seguir el plan. Para realizar una adecuada valoración del riesgo, es recomendable y necesario hacer un cuestionario que contenga una serie de preguntas como las siguientes: • ¿Se han producido lesiones? ¿Cuántas veces? ¿Necesitaron asistencia médica? ¿Necesitaron ser comunicadas a las autoridades, con la resultante de cuarentena? • ¿El peso del animal es mayor de 18 kg? A mayor peso, mayor riesgo. • ¿Existen niños, ancianos u otros individuos de alto riesgo en el hogar? • ¿El animal está libre sin estar bajo el estricto control del propietario? • ¿La agresión ocurre de forma impredecible? Si las respuestas obtenidas son afirmativas a cualquiera de estas preguntas, deberían tenerse en cuenta los riesgos personales y legales para el cliente y el veterinario actuante. Es igualmente importante considerar si el animal puede ser contenido o sujetado de alguna forma (detrás de una reja, bozal, cadena u otro medio efectivo) en casa o fuera de ella, para asegurar la protección de las personas. En algunos casos la única solución frente a la agresividad es la eutanasia, mientras que en otros casos existen opciones terapéuticas. No obstante, tenemos que salva-

CAPÍTULO V TRATAMIENTO DE LA AGRESIVIDAD 56

AGRESIVIDAD CANINA Y FELINA

guardar ante todo la seguridad del propietario, ya que se trata de un problema importante de salud pública. Es importante que el propietario entienda que no existe una opción que garantice que su perro no vuelva a morder nunca. Se trata de un sistema biológico impredecible y en el que no podemos controlar por completo la influencia del medio ambiente. TÉCNICAS DE MODIFICACIÓN DE CONDUCTA Vamos a centrar nuestra atención en el tratamiento de modificación de conducta y entorno, puesto que en otros capítulos de esta monografía ya se han comentado los medicamentos más adecuadas para tratar la agresividad de las mascotas. La modificación de conducta consiste en la aplicación de una serie de técnicas específicas, diseñadas para ayudar o disminuir la frecuencia de conductas que están alteradas y resultan molestas o peligrosas para los humanos o para otros animales. La modificación de conducta depende totalmente del estudio del aprendizaje. Se denomina también terapia conductual. Se utilizan procedimientos de condicionamiento instrumental, y para ello es necesario previamente identificar la conducta desadaptativa, extinguirla y condicionar después un patrón de conducta más adaptativo en su lugar. Cuando se instaura un procedimiento de modificación de conducta, enseguida se obtienen resultados de forma espectacular. No obstante, hay que considerar ciertos aspectos relacionados con el resultado. Un principio importante es la contigüidad del reforzador. Si se demora la recompensa, no se produce

aprendizaje. Por otro lado, la intensidad del estímulo utilizado y los programas de reforzamiento aplicados. El estímulo se debe ir incrementando a medida que se consigue una respuesta adecuada. Si se produce un fallo, es conveniente retroceder al nivel de respuesta anterior. Los refuerzos al comienzo deben ser inmediatos al conseguir la respuesta adecuada. Cada respuesta correcta se debe premiar hasta que podamos hacerlo de forma intermitente. Muchos comportamientos indeseados son inadvertidamente recompensados por el propietario. Esto ocurre cuando se le da atención a un perro que quiere conseguir hacer algo, mediante el uso de una conducta que puede resultar molesta (por ejemplo, gritar al perro cuando ladra, acariciarle cuando se muerde, o dejarle entrar cuando araña la puerta, y todo aquello que sea susceptible de enseñar al perro o estimularle). Ante estas situaciones, la mejor forma de actuar es ignorar totalmente al perro cuando desarrolla el comportamiento molesto. Éste variará rápidamente en frecuencia e intensidad, pero eventualmente, el perro cesará de hacerlo, así como la vía para conseguirlo. Debemos tener presente que dar alguna atención al perro, tanto si es caricia como cachete, es mejor que no darle ninguna. Lo más importante para un animal de compañía es ser atendido. Por otro lado, es importante considerar que los veterinarios terapeutas, están solamente para ayudar y explicar con claridad la forma correcta de actuar. Los propietarios son los únicos que pueden entrenar a su perro, aunque es imprescindible que reciban toda la información y

CAPÍTULO V TRATAMIENTO DE LA AGRESIVIDAD 57

AGRESIVIDAD CANINA Y FELINA

• Extinción. • Contracondicionamiento • Insensibilización. • Desbordamiento. • Habituación. • Castigo. Extinción

soporte moral necesarios, para alcanzar con éxito la modificación de conducta necesaria. El uso de estas técnicas requiere la identificación de los estímulos que provocan la conducta indeseable, el establecimiento de objetivos de tratamiento específico y la aplicación de los principios del aprendizaje para cambiar las respuestas a aquellos estímulos específicos. Existen diversas formas de tratamiento basadas en diferentes técnicas de modificación de conducta. En primer lugar debemos aportar la información al propietario, debemos conocer el medio ambiente del animal para poder intervenir en la modificación más adecuada a las circunstancias del hecho, y por último, aplicar la modificación de la conducta en el animal. Para ello disponemos, entre otras, de diversos tipos:

La presencia repetitiva de un estímulo condicionado sin el incondicionado (presencia de la campana sola, sin asociar a la comida) da como resultado un debilitamiento gradual y termina por desaparecer la respuesta condicionada. La extinción consiste en provocar que el animal deje de hacer una conducta porque deja de apetecerle (fase apetitiva) ponerla en práctica. Esta técnica se fundamenta en dejar de reforzar la conducta que deseamos hacer desaparecer. Cada vez que realiza la conducta molesta, se le ignora. Es decir, no recibe por nuestra parte ninguna recompensa o refuerzo. Cuando una respuesta aprendida no se refuerza, el comportamiento se perderá gradualmente. La extinción es un proceso activo (diferente del olvido) en el que las respuestas son realizadas, pero al no ser reforzadas la frecuencia de que se manifieste el comportamiento irá disminuyendo hasta el nivel operante habitual (nivel basal). La probabilidad de la extinción dependerá de: • La duración del proceso de aprendizaje. Las respuestas sobre aprendidas tardan más en extinguirse. • Si un comportamiento fue reforzado intermitente será más resistente a la extinción. • El tipo de refuerzo: los comportamientos adquiridos por medio del condicionamiento de evitación son más resistentes a la extinción. El contracondicionamiento El contracondicionamiento es una técnica que se usa cuando se busca reemplazar un comportamiento no deseado por otro que se piensa más aceptable. Se condiciona al animal para que responda en forma incompatible con la respuesta indeseable. Usando esta técnica los perros con alteraciones de conducta pueden ser tratados para mejorar o curar su problema. Es el procedimiento mediante el cual

CAPÍTULO V TRATAMIENTO DE LA AGRESIVIDAD 58

AGRESIVIDAD CANINA Y FELINA

cambiamos el significado de un estímulo condicionado previamente. Ejemplo: si ante un estímulo inofensivo que provoca miedo en el animal, lo asociamos con comida, aparecerá un estímulo condicionado por la comida. El comportamiento de miedo (la respuesta previa condicionada al estímulo) es reemplazado por el comportamiento apetitivo por la comida. El animal es expuesto gradualmente a un estímulo provocador más poderoso. El alimento es un elemento poderoso, pero debe ser delicioso para tener más efectividad. Es posible aumentar la motivación hacia la comida manipulando el sabor o el hambre. También se usan la atracción social, el juego recíproco y el acicalado mutuo. Pasos 1. Identificar la situación en la que el perro empezó por primera vez a portarse mal (ejemplo: saltar encima de las visitas). 2. Buscar un comportamiento alternativo que sea incompatible con el que resulta molesto y enseñarle a realizarlo antes que el molesto (en el ejemplo: antes de que se abra la puerta). El más eficaz suele ser enviar al perro a su cama o jaula y que se tumbe (órdenes “cama” y “túmbate”). El ambiente debe ser tranquilo y con el estímulo atenuado. Utilizar el refuerzo positivo (dar comida o caricias). 3. Una vez comenzado el tratamiento, el perro nunca debe seguir desarrollando el comportamiento no deseado. 4. La técnica se debe aplicar de forma progresiva y será más rápida si somos estrictos con el paso 3.

mulo se va introduciendo primero a baja intensidad y, una vez que se ha habituado a ese nivel, gradualmente, se va repitiendo e incrementando el proceso. Con la insensibilización, se mitigan los miedos de un animal exponiéndolo gradualmente al estímulo sin que provoque una respuesta temerosa. La insensibilización o desensibilización sistemática se usa para reducir las respuestas ansiosas y temerosas, por exposición a estímulos débiles provocadores de temor o a estímulos generalizados, mientras el animal está en un estado incompatible con el temor o ansiedad. Una vez identificado el estímulo que provoca la respuesta, debemos ser capaces de tener control sobre él. Poner al animal en posición sentado e introducir el estímulo a baja intensidad. Premiar al animal si no reacciona. Incrementar gradualmente el estímulo y seguir premiando el nivel de no respuesta. Si el animal reaccionase, debemos parar la sesión y continuar en la próxima a un nivel más bajo de intensidad. Con esta técnica se pueden controlar respuestas temerosas con manifestaciones agresivas, con seres humanos (niños, bicicletas...) y con otros animales de la misma especie o no. El desbordamiento El desbordamiento, también llamado saturación, es una técnica por la cual un individuo es expuesto a un estímulo que produce una reacción de temor. Se tratan los temores o ansiedades de un perro, por exposición a los estímulos evocadores hasta que cese la conducta indeseable. El estímulo no es retirado hasta que se observe una reducción marcada o cese de su conducta ansiosa. La razón es que el individuo debe experimentar el estímulo en un estado de menor intensidad de miedo, para aprender que el estímulo no es perjudicial para él. Se acepta y piensa que el animal interpreta la conducta ansiosa como un mecanismo de escape y terminación del estímulo. Durante los episodios de temor previos, el estímulo desaparece mientras el animal está exhibiendo ansiedad.

La insensibilización

La habituación

Es otra técnica para reducir o eliminar una respuesta frente a un estímulo. El estí-

Es una forma modificada de saturación. El animal es expuesto repetidamente a un estímulo de bajo nivel de

CAPÍTULO V TRATAMIENTO DE LA AGRESIVIDAD 59

AGRESIVIDAD CANINA Y FELINA

intensidad que evoca una reacción moderada. Ni el castigo ni la recompensa están asociados con la presentación del estímulo o con la conducta del animal. La habituación es un proceso decremental que produce una disminución de la manifestación conductual como consecuencia de la exposición repetida a un estímulo presentado siempre en un contexto familiar. Por ejemplo, coger las llaves, o la correa para salir de casa. El animal se pone ansioso cada vez que esto ocurre. En estas circunstancias de alta excitación, el animal puede llegar a morder. Para corregirlo, se puede repetir la acción de coger las llaves, o la correa 50 veces sin estar asociado a la partida, hasta que el animal deje de responder. Tormentofobias moderadas. Para

este caso se recomienda, grabar los estímulos que provocan la reacción de miedo o temor. Cuando se empieza con la terapia, se expone al animal al menor nivel de respuesta, o respuesta nula. No se interaccionará con el perro si permanece tranquilo. A continuación, se irá exponiendo gradualmente a una mayor intensidad de estímulo, mientras no reaccione. Si reaccionase ansiosamente, se volverá a un nivel inferior de no respuesta. Llegará un momento en que el animal esté sin reaccionar al estímulo, en toda su intensidad. Castigo Es la aplicación de un estímulo adverso o la retirada de uno gratificante, en función de que ocurra o se modifique una conducta determinada. Se aplica para detener una conducta reiterada, que resulta molesta o peligrosa. El castigo no tiene virtualmente ninguna función. Los animales y las personas hacen asociaciones entre los actos y sus consecuencias; de esta forma es como aprendemos. Si las consecuencias son buenas, repetimos la conducta. Se debe asociar la corrección inmediatamente con la acción que se necesita corregir. Producir un sobresalto al animal con un estridente "no" acompañado con un ruido fuerte (palmada en una mesa), si vemos que el cachorro empieza a sentarse en cuclillas para eliminar, o si está orinando o defecando en la alfombra, sin que lo asocie con nosotros (ejemplo: sin mirarle). Usar el nivel más bajo de estímulo necesario para lograr sobresaltarlo, para no generar miedo o fobias. Después de que el cachorro se sobresalte, agarrarlo y sacarlo a la calle y alabar (como una fiesta) al cachorro cuando orine o defeque en un substrato apropiado (alcorque de árbol, canaletas de desagüe, zona para perros, etc.). Se ha demostrado que aprendemos mejor y más rápidamente cuando las consecuencias de nuestros actos nos dejan sorprendidos. Sobresaltando al perro con un estímulo desagradable cuando lo cogemos en el acto, es la mejor manera de enseñarle a asociar que cuando se hace algo malo, existe una situación desagradable. La aplicación del castigo cuando el animal está comportándose agresivamente, es absolutamente inadecuado. Con ello sólo conseguiremos incrementar el estado de excitación y empeorar las cosas. En muchas ocasiones se ha

CAPÍTULO V TRATAMIENTO DE LA AGRESIVIDAD 60

AGRESIVIDAD CANINA Y FELINA

comentado que castigando a los animales que gruñen, conseguimos hacernos con la situación porque nos mostramos más dominantes. Sólo conseguiremos que el animal adquiera mayor nivel de excitación y nos haga frente para defenderse de la situación. Es una técnica compleja muy utilizada, los resultados no suelen ser buenos y muchas veces empeorarán el problema. Cuando se administra correctamente puede tener un efecto rápido y duradero, pero generalmente es ineficaz. Requiere que se emplee la fuerza y también es preciso que se esté muy alerta para actuar justo en el momento en el que se realice el comportamiento indeseable. El castigo que no se dirige apropiadamente hacia un comportamiento o que no proporciona la oportunidad de que éste se manifieste correctamente es una crueldad. Los mejores resultados se consiguen premiando los comportamientos adecuados e ignorando los incorrectos. El castigo debe asociarse con el comportamiento y tiene que administrarse en el momento exacto del suceso (dentro de los 0,5 segundos). El castigo después de más de un segundo es inefectivo y destructivo. Se obtienen los mejores resultados cuando se administra justo en el momento en el que el comportamiento se inicia. El castigo resulta inefectivo para extinguir comportamientos que hace mucho tiempo que se establecieron, o que fueron muy premiados. La intensidad del castigo es importante. Tiene que ser efectivo en intensidad pero no demasiado severo. Incrementando gradualmente su intensidad, el animal puede aprender a tolerar el dolor. El castigo administrado a un nivel bajo de intensidad y que además es administrado

demasiadas veces, provoca habituación y también resulta inefectivo. Los castigos suaves pueden volverse premios, pues con ello se consigue obtener contactos sociales. Un castigo fuerte inhibirá a todos los demás reflejos aprendidos (inhibiciones externas). También puede estimular respuestas viscerales (micción, defecación, excitación, vaciado de glándulas anales) que interferirán con el aprendizaje. Pueden provocar miedo, frustración o ansiedad lo que dará lugar a pánico o agresión. Un mal ajuste en el tiempo o una utilización inconsistente de los castigos podría provocar neurosis o indefensión. Los tipos de castigo que se emplean son: el dolor físico (golpes o collares eléctricos), provocar miedo o intimidación (cuidado con perros dominantes). Estos tipos no se aconsejan. Los que se ajustan a una terapia de modificación de conducta son asustar, mediante la asociación de una mala conducta con una palmada en una superficie sonora (nunca sobre el animal) y la retirada del premio. La retirada de premio, es el más efectivo. La retirada de atención puede ser suficiente para que el animal se sienta incomodo y conseguir que el comportamiento inadecuado deje de producirse. Las respuestas a los castigos dependen de: • El carácter del animal. • Las experiencias previas en disciplina. • El grado de motivación para que se manifieste el comportamiento indeseado. • El nivel de castigo. • La contingencia con el comportamiento. • La posibilidad de una alternativa. • La dominancia relativa entre animal y dueño. TRATAMIENTO DE LA AGRESIVIDAD La primera acción es prevenir las lesiones humanas. La valoración del riesgo facilita la toma de decisiones para el propietario. Debemos comprender que los perros agresivos nunca se "curan", no podemos hacer desaparecer la agresividad, aunque en muchos casos se logra controlar el comportamiento. Los especialistas deben recomendar técnicas para reducir el riesgo humano por el perro agresivo hasta que el propietario sea capaz de poner en marcha el tratamiento. En el caso de perros viciosos, la eutanasia es el único tratamiento conveniente y seguro.

CAPÍTULO V TRATAMIENTO DE LA AGRESIVIDAD 61

AGRESIVIDAD CANINA Y FELINA

diez minutos de ejercicios de obediencia con correa. Conseguir a base de una gran dedicación el control sobre el perro, usando el bozal si es necesario, previendo las situaciones que provocan agresión y evitándolas inmediatamente con la práctica de ejercicios de obediencia básica. • Otros medios: psicofármacos o cirugía. En la agresión intersexual • Sobre el entorno: separación de los perros con barreras físicas, excepto cuando están bajo control. Respetar el orden jerárquico. • Sobre el animal: entrenar al perro para el uso del bozal. • Modificación de conducta: retirar toda atención a ambos perros. Educación básica con el fin de que el perro pueda ser controlado cuando inicie una acción agresiva. Desensibilización y contracondicionamiento con el acercamiento progresivo de los animales bajo control con cadena. Reforzar los comportamientos aceptables. • Otros medios: psicofármacos o cirugía. El tratamiento consiste en la aplicación de varias acciones terapéuticas sobre el entorno, modificación de conducta y farmacoterapia. En la agresión por dominancia • Sobre el entorno: uso de barreras físicas y sujeción para evitar la lesión a humanos. • Sobre el animal, entrenar al perro para el uso del bozal. • Modificación de conducta: ignorar al perro durante dos semanas. Detectar todas las situaciones en las que se produce la agresión y evitar que se produzcan en el futuro. Educación básica con el fin de que el perro pueda ser controlado cuando inicie una acción agresiva. El propietario inicia cualquier interacción y las provenientes del perro son sistemáticamente ignoradas. Es necesario demostrar quién domina, por ello es recomendable hacer cada día unos

En la agresión territorial • Sobre el entorno: separación de los perros con barreras físicas y sujeción para evitar la lesión a humanos. Aislamiento del perro cuando lleguen visitas. • Sobre el animal: entrenar al perro para el uso del bozal. • Modificación de conducta: educación básica con el fin de que el perro pueda ser controlado cuando inicie una acción agresiva. Desensibilización y contracondicionamiento con el acercamiento progresivo de las personas bajo control con cadena. Reforzar los comportamientos de aceptación. Introducción gradual de desconocidos, incrementando la dificultad hasta que el perro esté bajo control; trasladar el ejercicio hasta la puerta de entrada con la presentación de estímulos desencadenantes como tocar el timbre, hacer pasar las visitas y otros. • Otros medios: psicofármacos o cirugía. En este caso la castración no tiene ningún efecto. En la agresión por miedo • Sobre el entorno: separación de los perros con barreras físicas y sujeción para evitar la lesión a humanos.

CAPÍTULO V TRATAMIENTO DE LA AGRESIVIDAD 62

AGRESIVIDAD CANINA Y FELINA

• Sobre el animal: entrenar al perro para el uso del bozal. • Modificación de conducta: educación básica con el fin de que el perro pueda ser controlado cuando inicie una acción agresiva. Prever todas las situaciones que provocan miedo o temor y evitarlas inmediatamente con la práctica de ejercicios de obediencia básica. Reforzar la obediencia básica en las situaciones que no presentan miedo, y generalizar mediante entrenamiento en muchos lugares. Desensibilización y contracondicionamiento con la exposición a situaciones levemente temerosas con el estímulo alejado. Reducir progresivamente la distancia de los desconocidos. Todo ello bajo control con cadena. Si el perro presentase miedo, el extraño debe retirarse. • Otros medios: psicofármacos o cirugía. En este caso la castración no tiene ningún efecto. Los tratamientos quirúrgicos mencionados consisten en hacer previamente una correcta valoración de la eficacia de los mismos, teniendo en cuenta que la castración, no siempre tiene el efecto esperado y tiene mucha relación con las conductas sexuales. Otras técnicas tienen que ver con el sentido del olfato, con los dientes, con las uñas y con las cuerdas vocales. Estas técnicas son inadmisibles y en muchos países consideradas ilegales. No obstante el clínico es el único que puede tomar la determinación, y siempre encaminada a una alternativa previa a la eutanasia. En el tratamiento de la agresividad es conveniente reconocer los estados de miedo, fóbicos y de ansiedad, ya que éstos conllevan una actuación específica con el fin de reducirlos o controlarlos,

para poder aplicar los tratamientos correspondientes. Los psicofármacos son los más indicados para reducir estos estados, y favorecer con ello la aplicación de una modificación de conducta. La ansiedad deriva del miedo y es una respuesta fisiológica, conductual y cognitiva, caracterizada por un estado de alerta ante una señal difusa de peligro o amenaza. Se trata de un estado generalizado de miedo debido a causas no desencadenantes que conducen a la desorganización de los sistemas de autorregulación. Parte del desorden de ansiedad comprende una respuesta anormal a las reglas determinadas por el ambiente social. La ansiedad impide al animal recoger datos del ambiente físico o social que le capaciten a desarrollar respuestas adecuadas. Por ello es muy importante su reconocimiento y valoración antes de aplicar cualquier tratamiento. PREVENCIÓN DEL COMPORTAMIENTO AGRESIVO Una de las primeras acciones a seguir es utilizar alguna forma de evitar, en adelante o de forma preventiva, la aparición del comportamiento agresivo de las mascotas. Para ello debemos poner en práctica las siguientes opciones: • Seleccionar animales entre los que no procedan de padres con estos problemas. • Elegir la raza, sexo y tamaño convenientes para el tipo de dueño y ambiente donde vivirá. • Demostrar quién es el dominante en la época de desarrollo. • Entrenamiento adecuado. Oponerse inmediatamente a un comportamiento agresivo, impidiendo cualquier amenaza. • Evitar las caricias excesivas, sobre todo si el perro tiene tendencia a ser dominante. • Evitar el juego duro. Los juegos incrementan la excitabilidad e incitan la competitividad, la agresión y la dominancia, así como la tendencia a morder. • Es conveniente dedicar 10 minutos cada día a ejercicios de obediencia y entrenamiento con correa. Una buena forma de evitar la aparición de conductas sociales inadecuadas es tener, en todo momento, control

CAPÍTULO V TRATAMIENTO DE LA AGRESIVIDAD 63

AGRESIVIDAD CANINA Y FELINA

sobre nuestro perro. Para ello se recomienda una educación básica desde el principio. Si es el caso de un animal que ya tiene problemas y el riesgo es escaso, debemos igualmente someterlo previamente a una educación básica y poder comenzar con las terapias de comportamiento correspondientes, más tarde. Cualquier entrenamiento debe comenzar después de las ocho semanas de edad. Se deben evitar los entrenamientos sin fundamento, ya que pueden conducir a un pobre aprendizaje, frustración y problemas de conducta. La educación básica comienza desde el nacimiento, realizando con el cachorro las siguientes acciones: • Interacción con otros cachorros durante las 4 a 8 primeras semanas de vida. • Interacción con las personas durante las 5 a 12 semanas de vida. • A partir de los dos meses se le someterá a todos los ambientes que el animal tendrá cuando sea adulto (ruidos, aspirador, secador, lavadoras, coches, tráfico). • Tocarle todas las partes del cuerpo, cepillar su pelo, abrirle la boca, cortarle las uñas, etc. La educación básica consiste en tratar al perro considerando que es un perro, atendiendo sus necesidades. La debe realizar el propietario siguiendo las siguientes pautas: • A todos los perros se les debe enseñar disciplina, modales y a responder a las demandas de los dueños. Ningún perro necesita ser castigado física o verbalmente. • Todos los cachorros deben aprender a sentarse y quedarse quietos antes de comer, pasear, beber, etc. • La manera más rápida de enseñarle es premiando con comida (pedazos diminutos de bizcochos o salchichas). Esta técnica le permite usar sólo órdenes de voz para que sus manos no distraigan al cachorro. • Después se pueden agregar signos con la mano y otras señales. Un protocolo ejemplo de cómo debe hacerse es: enseñar el premio de comida al animal con dos dedos; sostener el premio en el interior del puño cerrado, delante de la nariz del perro y cuando el cachorro adquiere la posición de sentado, accidentalmente por primera vez, abrir la mano y dar el premio inmediatamente. Gradualmente,

CAPÍTULO V TRATAMIENTO DE LA AGRESIVIDAD 64

AGRESIVIDAD CANINA Y FELINA

acercarle el premio a su cabeza hasta que retroceda y se siente en el suelo y repetir la orden "siéntate". Al instante, abrir la mano y dar el obsequio y decir "buen cachorro" o algo similar. Cuando el cachorro madure, podemos empezar a hacerle distinguir entre las órdenes de "sentado", "echado" y "quieto", y sólo le premiaremos cuando se siente, cuando se tumbe o se quede quieto, después de nuestras órdenes. Debemos educar gra d u a l m e n te al cachorro, incrementando la dificultad del ejercicio variando las circunstancias

del lugar donde se realice, exigiéndole cada vez mayor dificultad y concentración, hasta conseguir que nos obedezca en cualquier circunstancia. Este proceso exige del cachorro mucha atención y concentración, por lo que el tiempo dedicado en cada sesión debe ser muy corto, entre 5 y 10 minutos como máximo. En el caso de enseñar las órdenes básicas a un perro adulto, con problemas, seguiremos el mismo protocolo que se ha descrito con los cachorros. Tendremos en cuenta que para garantizar la obediencia a su propietario durante la enseñanza, debemos comenzar en una zona con el mínimo de estímulos ambientales. De esta forma, estarán en el medio ambiente inmediato: el propietario y el perro, concentrados para trabajar.

CAPÍTULO V TRATAMIENTO DE LA AGRESIVIDAD 65

AGRESIVIDAD CANINA Y FELINA

APÉNDICE I AGRESIVIDAD CANINA Y FELINA

S.V. JUARBE-DÍAZ DVM, Diplomate ACVB Certified Applied Animal Behaviorist ABS

S

e indican los tipos de droga más utilizados, la clasificación, actividad, dosis en perros y gatos y los efectos secundarios en una tabla guía, que sirve como consulta rápida en la aplicación de tratamientos medicamentosos.

APÉNDICE I 67

AGRESIVIDAD CANINA Y FELINA

DROGAS PSICOTRÓPICAS ACTIVIDAD

DROGA

CLASIFICACIÓN

Acepromazina

Tranquilizante (fenotiacínico)

Antagonista de la dopamina

Alprazolam

Anxiolítico benzodiazepina

Facilita la función del receptor de GABA

Amitriptylina

Antidepresivo tricíclico

Inhibe el reciclado de serotonina y norepinefrina

Buspirona

Azapirona

Agonista parcial del receptor 5- HT1A/B

Clorfeniramina

Antihistamínico

Bloqueador competitivo del receptor H1

Clomipramina

Antidepresivo tricíclico

Inhibe el reciclado de serotonina

Clorazepato

Anxiolítico benzodiazepino

Facilita la función del receptor de GABA

Diazepam

Anxiolítico benzodiazepino

Facilita la función del receptor de GABA

Difenhidramina

Antihistamínico

Bloqueador competitivo del receptor H1

Doxepina

Antidepresivo tricíclico

Inhibe el reciclado de serotonina y norepinefrina

Fenylpropanolamina

Amino simpaticomimético

Agonista de receptores adrenérgicos alpha y beta

Fluoxetina

SSRI†

Inhibe la recaptación de serotonina específicamente

Hidrocodona

Narcótico

Agonista de receptores de opiáceos

Hidroxizina

Antihistamínico

Bloqueador competitivo del receptor H1

Imipramina

Antidepresivo tricíclico

Inhibe la recaptación de serotonina y norepinefrina

Naloxona

Antagonista de opiáceos

Bloqueador de los receptores mu, kappa y sigma

Naltrexona

Antagonista de opiáceos

Bloqueador de los receptores mu, kappa y sigma

Oxazepam

Anxiolítico benzodiazepina

Facilita la función del receptor de GABA

Paroxetina

SSRI†

Inhibe la recaptación de serotonina específicamente

Pentazocina

Antagonista/agonista de opiáceos

Agonista de los receptores kappa y sigma Antagonista débil del receptor mu

Sertralina

SSRI†

Inhibe la recaptación de serotonina específicamente

†SSRI

(specific serotonin reuptake inhibitor): inhibidor selectivo de la recaptación de serotonina.

APÉNDICE I 68

AGRESIVIDAD CANINA Y FELINA

DOSIS CANINA

DOSIS FELINA

EFECTOS SECUNDARIOS

PTS

0,55-1,1 mg/kg PO 0,055-0,11 mg/kg IM, IV

1,1-2,2 mg/kg PO 0,11-0,22 mg/kg IM, IV

Depresión cardiovascular

0,125-1,0 mg/kg PO q12 h

0,125-0,25 mg/kg PO q12 h

Sedación, pica, incoordinación fallo hepático (gatos)

1-3 mg/kg PO q8-24 h

0,5-1,0 mg/kg PO q12-24 h

Efectos hepáticos, taquiarritmia, sedación, seca las membranas y mucosas, constipación, retención de orina

1-5 mg/kg PO q8-12 h

0,5-1,0 mg/kg PO q8-12 h

Efectos gastrointestinales, agresión

0,22 mg/kg PO q8 h 2-4 mg PO q8-12 h

1-2 mg/gato PO q12-24 h

Sedación Diarrea y vómito Efectos anticolinérgicos

1-3 mg/kg PO q12 h empezar con dosis baja

0,5 mg/kg PO q24 h

Efectos hepáticos, taquiarrítmia, sedación

0,55-2,2 mg/kg PO q8 h 5,6-7,5 mg/perro pq 11,25-15 mg/perro med 22,5-30 mg/perro grande

0,5-1,0 mg/kg PO q12-24 h

Sedación, pica, incoordinación Fallo hepático (gatos)

0,55-2 mg/kg PO q4-6 h

0,2-0.4 PO q12-24 h

Sedación, pica, incoordinación Fallo hepático (gatos)

2,2 mg/kg PO q8-12 h

2-4 mg/kg PO q8 h

Sedación Diarrea y vómito Efectos anticolinérgicos

3-5 mg/kg PO q8-12 h

0,5-1,0 mg/kg PO q12-24 h

Efectos hepáticos, taquiarrítmia, sedación, seca las membranas y mucosas, constipación, retención de orina

2,2-4,4 mg/kg PO q8-12 h

12,5 mg/gato PO q12 h

Ansiedad, hipertensión

1 mg/kg PO q24 h

0,5-1,0 mg/kg PO q24 h

Efectos gastrointestinales, anorexia, sedación, ansiedad paradójica

0,25 mg/kg PO q8-12 h

0,25-1,0 mg/kg PO q12-24 h empezar con dosis bajas

Sedación, seca las membranas y mucosas, constipación, efectos gastrointestinales

0,5-2,2 mg/kg PO q8-12 h

Sedación Diarrea y vómito Efectos anticolinérgicos

1-4 mg/kg PO q12-h empezar con dosis baja

0,5-1,0 mg/kg PO q12-24 h

Efectos hepáticos, taquiarritmia, sedación, seca las membranas y mucosas, constipación, retención de orina

0,01-0,02 mg/kg IV, IM

0,05-0,1 mg/kg IV

Ataques epilépticos (a alta dosis)

2,2 mg/kg PO q12 h

25-50 mg/gato PO

Ninguno reportado, posiblemente ataques epilépticos a alta dosis

0,2-1,0 mg/kg PO q12-24 h

0,2-0,5 mg/kg PO q12-24 h

Sedación, pica, incoordinación

1 mg/kg PO q24 h

0,5-1,0 mg/kg PO q24h

Efectos gastrointestinales, anorexia, sedación, ansiedad paradójica

1,1-2,2 mg/kg PO q12-24 h

Puede causar disfonía en los gatos

Salivación, vómitos

1 mg/kg PO q24 h

0,5-1,0 mg/kg PO q24 h

Efectos gastrointestinales, anorexia, sedación, ansiedad paradójica

APÉNDICE I 69

CANIS ET FELIS N.o 55

B ibliografía CAPÍTULO I Beaver B. Feline behavior: a guide for veterinarians. Wb Saunders Company. Philadelphia, 1992. Beaver B. Canine behavior: a guide for veterinarians. Wb Saunders Company. Philadelphia, 1999. Blanco Picabia A. Fundamentos de psicología. Tirant Lo Blanch. Valencia, 1995. Brim O, Wheeler S. Socialization after chilhood: tow essays. N. York: Wiley, 1966. Ibáñez Talegón M. Desarrollo del comportamiento. En Psicología animal. Fac. Veterinaria UCM. Madrid, 1996.

CAPÍTULO II Allen EW. Pseudopregnancy in the bitch: The current view on aetiology and treatment J. Small Animal Practice 27, 419-424. Borchelt PL. Aggressive behavior of dogs kept as companion animals: classification and influence of sex, reproductive status and breed. Applied Animal Ethology 1983; 10: 45-61. Caston Jean. Psychophysiologie , Edition Ellipses, París, 1993. Hart BL. The role of gonadal hormones in the occurrence of objectionable behaviours in dogs and cats. Applied Animal Behaviour Science 1997; 52: 331-344. Houpt KA, Wolski TR. “Domestic Animal Behavior for Veterinarians and Animal Scientists”. Iowa State University Press 1982, pág. 356. O’farrell V. Comunicación personal MsC. Applied Animal Behaviour and Animal Welfare (Edinburgh, 1992). Podberscek A. Rage Syndrome-Facts, Fiction & Current Investigations In: Recent Advances in Pet Behaviour

Therapy Waltham Symposium Birmingham, 1994. Proceedings of the 3rd International Congress on Veterinary Behavioural Medicine World Veterinary Congres Vancouver 7-8 august, 2001. Slabbert JM, et al. The effect of early separation from the mother on pups in bonding to humans and pup health. J. South African Vet association 1993; 64: 4-8. Smith MS, Mc Donald LE. Serum levels of luteinizing hormone and progesterone during the oestrus cycle. Endocrinology 1974; 94: 404. Vom Saal FS. Sexual differentiation in litter-bearing mammals: influence of sex of adjacent fetuses in utero. Journal of American Science 1989; 67: 1824-1989. Zagrodzka J, Fonberg E. Amygdalar area involved in predatory behavior in cats. Acta Neurobiologica Experimentia 1977; 37, 131-136.

CAPÍTULO III Beaver B. Feline behavior: a guide for veterinarians, WB Saunders Company Philadelphia PA, 1992. Horwitz DF. Behavioral and environmental factors associated with elimination behavior problems in cats: a retrospective study. Appl Anim Behav Sci 1997; 52: 129-137. Ibáñez M, Domínguez C. Etología clínica veterinaria. Procces print SL, Madrid, Spain, 1998. Landsberg G, Horwitz D. Behavior of dogs and cats-questions & answers lifelearn inc., Guelph, Ontario, Canadá, 1998. Love M, Overall K. How anticipating relationships between dogs and children can help prevent disasters. J Am Vet Med Assoc: 4; 446453, 2001. Overall KL. Clinical behavioral medici-

ne for small animals. Mosby, St. Louis, MO, 1997.

CAPÍTULO IV Beaver Bonnie V. Agresión, in feline behavior: a guide for veterinarians. Saunders 1992; pp. 97-101. Chapman Barbara L. Feline aggression: classification, diagnosis and treatment. Vet. Clin. North Am. Small An. Pract., 1991; vol. 21, nº 2, 315-327. Dehasse J. Nosographie de l’Agressivité chez le chat, pp. 843-844. Nosography of feline aggressivity. Pp. 845-850- Congrès CNVSPAFECAVA. 20 novembre 1994. Dehasse J. Le chat agressif. Iiemes journées nationals du GECAF. Porquerolles, 1995; 13-16 sept. 95. Dehasse J. Nosography and treatment of aggressive behaviours in cats. 2d FECAVA congress, Brussels, 1995; 28 oct. Peageat P. Les troubles de la territorialité chez le chat. Premières Journées de Porquerolles, CNVSPA SudEst, 1990; 28/30, sept. Peageat. Les conflicts territoriaux chez le chat. Présentation d’un nouveau protocole thérapeutique. 1.er congres europèen CNVSPA-FECAVA. París, 1994; nov. pp. 847-849.

CAPÍTULO V Beaver B. Canine behavior: a guide for veterinarians. Wb Saunders Company. Philadelphia, 1999. Ibáñez M. (Ed.) Psicología Animal. Univ. Complutense Madrid. Fac. Vet. 1996; 200 pp. Landsberg G, Hunthausen W, Ackerman L. Manual de problemas de conducta del perro y del gato. Ed. Acribia, 1998; 271 pp . Overall KL. Clinical Behavioral Medicine for Small Animals, Mosby, St. Louis, MO, 1997; 544 pp.

AGRESIVIDAD CANINA Y FELINA 70