Agentes Evaluadores

INSTITUTO DE FORMACIÓN “EL MAESTRO” Agentes Evaluadores Alumna: Gloria Concepción Silva García Profesora: Blasia Romero

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INSTITUTO DE FORMACIÓN “EL MAESTRO”

Agentes Evaluadores Alumna: Gloria Concepción Silva García Profesora: Blasia Romero Cristaldo Carrera: Técnico en Evaluación

Ciudad del Este – Alto Paraná 2018

Ministerio de Educación y Ciencias Institución: Instituto de Formación El Maestro Tema: Agentes Evaluadores. Características Carrera: Técnico en evaluación Profesora: Blasia Romero Cristaldo Nombre: Gloria Concepción Silva Garcia Año: 2018

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Este artículo analiza el papel que ejerce el evaluador en la evaluación del desempeño docente en dos instituciones oficiales. Se analiza las características y finalidad. Se consideran los enfoques sobre el desarrollo profesional de los evaluadores y su característica. Se valora la evaluación institucional o autoevaluación como instrumento para detectar puntos fuertes o débiles y áreas a mejorar, se exponen sus objetivos, aportes y condiciones mínimas.

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Contenido Páginas IDENTIFICACIÓN .......................................................................................................... 1 PRESENTACIÓN ............................................................................................................ 2 OBJETIVOS ..................................................................................................................... 4 CAPITULO I .................................................................................................................... 5 DESARROLLO PROFESIONAL Y CARACTERÍSTICAS DEL EVALUADOR .... 5 CAPITULO II ................................................................................................................... 8 LAS CARACTERÍSTICAS DEL EVALUADOR DESDE LA ÓPTICA DE LOS EVALUADOS .............................................................................................................. 8 CAPITULO III ............................................................................................................... 11 TIPOS DE EVALUACION SEGUN LOS AGENTES EVALUADORES ............... 11 Características…………………………………………………………………… . 11 Fases ........................................................................................................................ 12 Evaluación según sus agentes ................................................................................. 12 De acuerdo con las personas que realizan o están encargadas de la evaluación, se puede considerar:..................................................................................................... 13 Algunas recomendaciones para poner en práctica la autoevaluación: .................... 13 CONCLUSIÓN .............................................................................................................. 15 RECOMENDACIÓN ..................................................................................................... 16 BIBLIOGRAFÍA ............................................................................................................ 17

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General  Identificar las características de los Agentes Evaluadores.

Específicos  Analizar el desarrollo profesional y características del evaluador.  Determinar las características del evaluador desde la óptica de los evaluados.  Identificar los tipos de evaluación según los agentes evaluadores.

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CAPITULO I DESARROLLO PROFESIONAL Y CARACTERÍSTICAS DEL EVALUADOR Antes de entrar en nuestro asunto conviene recordar que existen diversos puntos de vista sobre los aspectos a los que alude el desarrollo profesional docente. Al respecto asumimos que el desarrollo profesional en el marco de la evaluación para este propósito integra diferentes ámbitos del desarrollo profesional y personal en los cuales puede tener lugar el crecimiento. Esta perspectiva busca el mejoramiento y la superación constante del ser, el pensar y el hacer del maestro desde la reflexión crítica y la formación permanente que se da en los grupos de trabajo que evalúan permanentemente su quehacer educativo y construyen respuestas y soluciones a las necesidades que se identifican en el ejercicio de su labor docente. Al respecto, Riegle (1987, citado por Duke y Stiggins, 1997) señala cinco áreas de desarrollo que se pueden promover para el propósito antes mencionado: pedagógica, profesional, organizativa, de trayectoria profesional y personal. Duke y Stiggins las relacionan proponiendo una definición de desarrollo profesional que las abarca superando el propósito de competencia mínima, y apuntando al propósito de niveles de excelencia profesional que profundice y acreciente la comprensión de sí mismo, del rol como profesional docente, de la complejidad y necesidades de su entorno institucional y de la carrera profesional. Ahora bien, avanzando en la exploración del tema que nos compete, estimamos que existen diversas condiciones asociadas al desarrollo profesional de los educadores. Una de éstas, como se ha mencionado, estaría relacionada con las características de los evaluadores. Al respecto, Duke y Stiggins (1997), mediante la realización de un conjunto de estudios de caso, establecieron la alta dependencia que existe entre el crecimiento profesional de los maestros y la capacidad, integridad y actitud de la persona que lleva a cabo la evaluación (p. 176).

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Este hallazgo concuerda con lo expresado en el Decreto 3782 de 2007, por el cual se reglamenta la evaluación anual de desempeño laboral de los servidores públicos docentes y directivos docentes, que se rigen por el Decreto Ley 1278 de 2002, que indica cuáles son las responsabilidades del evaluador, entre las que destacamos propiciar un ambiente de colaboración, comunicación y respeto, que facilite el proceso de evaluación para el desarrollo personal y profesional de los docentes. Lo anterior es complementado en el Artículo 11 del Decreto 3782 de 2007, cuando se anota que es responsabilidad del evaluador “concertar con el evaluado un plan de desarrollo personal y profesional, objeto de seguimiento periódico”. Lo anterior pone de manifiesto la importancia de la información recolectada en el proceso de evaluación, y además, la retroalimentación que se lleve a cabo al evaluado para el mejoramiento de su desempeño profesional. Dicha retroalimentación es orientada especialmente por el evaluador, lo que exige ciertas características de parte de éste para que la calidad de las ideas aportadas, sugerencias, acompañamiento y seguimiento logren el impacto deseado en el alcance del objetivo de crecimiento personal y profesional de los evaluados. Siguiendo con otros estudiosos del tema de las características del evaluador, Santos (1996) hace pertinentes aportes al indicar que la intervención de los evaluadores debe concentrarse en guiar la escogencia de datos y puntos de vista que favorezcan en los interesados el incremento de la comprensión, la reflexión, la discusión y el cuestionamiento de lo revelado en las conversaciones informales, las entrevistas y los informes entre otros, llevados a cabo en diferentes momentos de la evaluación, en un diálogo que exprese, evidencie y garantice el cumplimiento de los criterios éticos de la evaluación, el respeto por los intereses sociales, la realización de los compromisos contraídos en el contexto de la evaluación, y, además, facilite la discusión sobre los aspectos a mejorar. Sobre el diálogo con el evaluado, añade que los evaluadores deben ser hábiles en la formulación de preguntas, atentos a la captación de las respuestas e inteligentes en la interpretación de la información recibida. Cualidades que claramente apuntan a capacidades relacionadas con la formación pedagógica y académica del evaluador.

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Por su parte, Duke y Stiggins (1997) anotan otras características facilitadoras del crecimiento, igualmente relacionadas con la formación del evaluador, como son, el profundo conocimiento de los aspectos técnicos de la enseñanza, los conocimientos sólidos y pertinentes que se constituyan en base para la mejora, la experiencia pedagógica, la capacidad para proponer ideas de calidad y la credibilidad como fuente de retroalimentación. Los mismos autores mencionan otras cualidades, como la confianza, la capacidad para expresarse de un modo no amenazador, la paciencia, la flexibilidad y la cercanía con la clase o los estudiantes del educador evaluado, todas de carácter actitudinal. Los anteriores atributos resultan guardar afinidad con los planteados por Santos (1996) cuando se refiere a las condiciones que deben estar presentes en el diálogo entre evaluador y evaluado, que aseguren el respeto de los involucrados en el proceso evaluativo, y que exigen una adecuada disposición por parte del evaluador, quien, como animador del diálogo, debe manifestarse mediante actitudes comprensivas, de apertura, de reconocimiento y respeto por el otro. Hemos examinado hasta aquí la postura de varios autores frente a las características que debe atesorar un evaluador idóneo para favorecer el desarrollo profesional de quienes están a su cargo, entre las que consideramos necesario recalcar las siguientes: • La credibilidad como fuente de retroalimentación; • Tener una relación de cooperación con el profesor; • Generar confianza a los evaluados; • La capacidad para expresarse de un modo no amenazador; • La paciencia y flexibilidad; • un fuerte conocimiento de los aspectos técnicos de la enseñanza; • Alta capacidad para crear sugerencias útiles y asertivas; • Familiaridad con la clase o los alumnos del profesor; • y, una calificada experiencia pedagógica, como base de conocimientos para generar la mejora (Millman y Darling. 1997, p. 175-176). Agentes Evaluadores

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CAPITULO II

LAS CARACTERÍSTICAS DEL EVALUADOR DESDE LA ÓPTICA DE LOS EVALUADOS Veamos ahora en esta segunda parte la percepción de las características de los evaluadores que tienen los docentes evaluados, quienes refieren una realidad en gran medida diferente a lo expuesto en el apartado anterior, ya que entra en contradicción con las propuestas teóricas y disposiciones legales que se nos ofrecen. Los evaluados reconocen en los evaluadores características que a su juicio no contribuyen a la mejora de su labor, puesto que carecen de principios éticos, de confiabilidad, pertinencia y transparencia. Consideran el desarrollo de su evaluación como un proceso netamente instrumental, con fines de estabilidad laboral y pago por mérito, en el cual se le ha otorgado al evaluador todo el poder para la toma de decisiones, y que de alguna manera lo ha empleado para manipular, ejercer control y mantener la relación horizontal de poder que por años ha impedido un avance en los procesos educativos. Es así como al preguntarles a los docentes evaluados por la realidad vivida en el proceso evaluativo del cual son objeto, los entrevistados aseguran que el rector se muestra frente a ellos como una persona intimidante, puesto que constantemente amenaza, juzga sin escuchar al maestro, y es arbitraria e injusta; razones por las cuales algunos le tienen miedo. En efecto, los docentes afirman que el trato del rector al momento de evaluar, causa temor, puesto que en él reconocen el poder que garantiza su permanencia o asenso en la carrera docente. Añádase a esto que los maestros mencionan con incertidumbre que en el afán de cumplir con el requisito de llevar las evaluaciones de los docentes a la entidad territorial designada, el evaluador no se toma el tiempo necesario para desarrollar un proceso individual, ético y justo, sino que generaliza, asignando valoraciones iguales a todos los docentes, sin mirar la particularidad de cada caso.

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Según los evaluados, “los rectores salen de la evaluación a “pinochazos” y así salir del problemita”, sin tener en cuenta los diferentes tipos de evidencias, sin apropiarse de la labor de los docentes, puesto que hacen una revisión muy superficial y no están dentro de los salones, observando el verdadero proceso que lleva cada docente, ni la incidencia de su acción pedagógica sobre los estudiantes, haciendo de la evaluación un proceso subjetivo y poco legítimo, en el que el rector es quien toma la última decisión. Por otra parte, en el reconocimiento que hacen de las características que poseen sus evaluadores, los maestros identifican como una falencia su poca formación y actualización en aspectos como el pedagógico y el didáctico, por lo cual consideran que en muchas ocasiones sus observaciones en referencia a estos aspectos al momento de evaluar carecen de fundamento y, por tanto, de credibilidad, por lo cual no son tenidas en cuenta para su posterior reflexión. De este modo, el seguimiento y la retroalimentación, que son responsabilidades directas de quien evalúa, se ven como un asunto rápido y precario. Así lo reiteran los profesores cuando indican que el rector no lleva un seguimiento de los planes de mejora, no genera sugerencias, ni hace exigencias frente a las falencias detectadas durante el proceso evaluativo. Antes bien, al contrario de orientar, de informar y ofrecer puntos de vista que permitan a los maestros ampliar y matizar la comprensión y la reflexión, de dialogar con ellos, de acompañar su proceso de mejora, se da un efecto contrario, debido a los atributos que los evaluadores presentan al evaluar a sus maestros y que se manifiestan mediante actitudes de inflexibilidad, marcada subjetividad, intimidación, desconocimiento del grupo de estudiantes del maestro evaluado, y de los fines, principios, propósitos y procedimientos adecuados de la evaluación docente, logrando así generar un clima que lejos de propiciar un desarrollo profesional, promueve que se asuman posiciones sumisas y poco meditadas frente al quehacer del docente. Lo anterior se reafirma cuando los evaluadores reconocen que basan su ejercicio evaluativo en una serie de argumentos acordes con atributos que consideran prioritarios para ellos, como se evidencia en la voz de un evaluador:

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Asimismo, la insuficiencia en el conocimiento relacionado no solamente con las normas que tratan la evaluación sino con el manejo de los instrumentos y la metodología, así como en la formación de actitudes que facilitan un clima propicio durante la evaluación. Estas deficiencias encuentran explicación en la voz de las mismas rectoras responsables de la labor evaluativa. Lo que lleva a la toma de decisiones unilaterales y arbitrarias, pues juzga y toma decisiones relacionadas con la calificación final del evaluado desde su subjetividad. Por lo enunciado anteriormente, bien se puede deducir que los evaluadores muestran clara deficiencia en la base de conocimiento pedagógico, didáctico y organizacional para adelantar la evaluación docente, recurriendo en su defecto a criterios subjetivos y a lineamiento recibidos de superiores jerárquicos, acentuando y anteponiendo la función administrativa y sumativa a la función formativa de la evaluación, con lo cual se pierde la posibilidad de proporcionarle una información para la reflexión, el aprovechamiento y el aprendizaje al educador evaluado. Los profesores insisten en que si la imagen proyectada por el evaluador es la de un sujeto ameno y humano, el proceso evaluativo puede llegar a ser una oportunidad para establecer metas de mejora y cambio en las acciones educativas desarrolladas, porque el trabajo se efectuaría en un ambiente libre de tensiones, sin traumas, sin psicosis. Ellos mismos advierten el efecto del caso contrario a esta situación que se constituye en la realidad vivida por los evaluados de las instituciones investigadas, afirmando que cuando se está bajo presión no se trabaja igual, lo que influye directamente en la manera como el evaluador proyecta la evaluación y la desarrolla. Los evaluados consideran que el evaluador podría contribuir a facilitar y fomentar un desarrollo personal y profesional, mientras éste sea un facilitador, no un represor, una persona integral en cuanto a sus dimensiones: moralmente, con una línea conductual buena, ético, reflexivo, buen escucha, muy objetivo en cuanto a sus comentarios, en cuanto a su forma de dar el concepto.

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CAPITULO III

TIPOS DE EVALUACION SEGUN LOS AGENTES EVALUADORES La evaluación procesual es aquella que consiste en la valoración continua del aprendizaje del alumnado y de la enseñanza del profesor, mediante la obtención sistemática de datos, análisis de los mismos y toma de decisiones oportuna mientras tiene lugar el propio proceso. La evaluación inicial es la que se realiza antes de empezar el proceso de enseñanza aprendizaje, con el propósito de verificar el nivel de preparación de los alumnos para enfrentarse a los objetivos que se espera que logren.

El proceso de Enseñanza Aprendizaje requiere de la evaluación diagnóstica para la realización de pronósticos que permitan una actuación preventiva y que faciliten los juicios de valor de referencia personalizada

Características  No debe llevar nota.  No tiene por qué ser una prueba.  Puede ser individual o grupal.  No es sólo información para el profesor  Identificar objetivos del programa de estudio a evaluar.  Selección del instrumento.  Obtención de la información.  Registro y análisis de la información.  Toma de decisiones.

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Fases  Esta Evaluación sirve para constatación de los objetivos esperados.  Es la evaluación final la que determina la consecución de los objetivos planteados al término de un proceso o de un periodo instructivo y los resultados que aporta pueden ser el punto de arranque de la evaluación inicial del siguiente periodo escolar.  Es el proceso donde el alumno valoriza su propia actuación.  La autoevaluación permite al alumno: Emitir juicios de valor sobre sí mismo en función de ciertos criterios de evaluación o indicadores previamente establecidos.  Estimular la retroalimentación constante de sí mismo y de otras personas para mejorar su proceso de aprendizaje. Participar de una manera crítica en la construcción de su aprendizaje.

Evaluación según sus agentes

En la evaluación participan todos los actores involucrados en el proceso pedagógico. En tal sentido, es importante que los mismos, especialmente los estudiantes, conozcan los aprendizajes que deben lograr, las actividades que se van a realizar, los indicadores de logro, entre otros aspectos que les permita mejorar las estrategias pedagógicas, destacándose los procesos metacognitivos que le permitan al estudiante reflexionar sobre sus propios aprendizajes, sean conscientes de su progreso, de sus dificultades y construyan sus propios estilos, técnicas y procedimientos para seguir aprendiendo de la manera más adecuada.

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De acuerdo con las personas que realizan o están encargadas de la evaluación, se puede considerar: La autoevaluación, cuando un sujeto evalúa su propio desempeño, no con el propósito de autocalificarse, sino con la finalidad de reflexionan y toman conciencia acerca de sus propios aprendizajes y de los factores que en ellos intervienen, para retroalimentarlos y mejorarlos.

Algunas recomendaciones para poner en práctica la autoevaluación:  Oriente a sus estudiantes a realizar la autoevaluación con seriedad y con corrección. Es importante que tomen conciencia de la influencia que su juicio tendrá en la valoración global que posteriormente se realice sobre su actuación y progresos.  Al comenzar el desarrollo de una unidad didáctica facilite a sus estudiante información detallada sobre los aspectos que se deben autoevaluar, con el fin que puedan auto observarse y examinar su trabajo en forma continua y así llegar a conclusiones válidas al final del proceso.  Informe a sus estudiantes las competencias que se espera puedan desarrollar y los criterios de evaluación de su área curricular, de tal manera que ellos puedan verificar por sí mismos su evolución.  Guíelos de modo que se evite la excesiva influencia de la subjetividad en la propia evaluación. Dicha subjetividad resulta frecuente cuanto más inmadura es la persona que la realiza, por ello la presencia del docente es imprescindible. Coevaluación, es la evaluación que es realizada entre pares, de una actividad o trabajo que se ha realizado. Este tipo de evaluación puede darse en diversas circunstancias:  Durante la puesta en marcha de una serie de actividades o al finalizar una unidad didáctica, estudiantes y profesores pueden evaluar ciertos aspectos que resulten interesantes destacar.  Al finalizar un trabajo en equipo, cada integrante valora lo que le ha parecido más interesante de los otros.  Luego de una ponencia, se valora conjuntamente el contenido de los trabajos, las competencias alcanzadas, los recursos empleados, las actuaciones destacadas, etc. Agentes Evaluadores

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Heteroevaluación, es la evaluación que realiza una persona sobre otra respecto a su desempeño, su trabajo, las capacidades desarrolladas, actuación, etc. A diferencia de la coevaluación, aquí las personas pertenecen a distintos niveles, es decir no cumplen la misma función. En el ámbito en el que nos desenvolvemos, se refiere a la evaluación que habitualmente lleva a cabo el profesor con respecto a los aprendizajes de sus estudiantes; sin embargo también es importante que la heteroevaluación pueda realizarse del estudiante hacia el profesor ya que no debemos perder de vista que la evaluación es un proceso que compromete a todos los agentes del sistema educativo.

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CONCLUSIÓN Es primordial, para el desarrollo profesional, el componente ético de quien evalúa, esto es, generando espacios de confianza, respeto y colaboración, que faciliten a los docentes la superación de temores y sentimientos de persecución infundados ya que en últimas una postura ética subyace al proceso permanente de indagación de la realidad.

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RECOMENDACIÓN  Para evitar que los docentes se sientan “perseguidos” por la evaluación, será necesario llevar a cabo un proceso de negociación.  La sensibilización y la motivación positiva hacia la evaluación será el paso inicial.  Es imprescindible también que los docentes conozcan la dinámica de la evaluación, su finalidad, las formas como se realizará y sus repercusiones.  Es preciso acordar marcos de significación. Evaluador y evaluado tienen que aproximarse a lenguajes, teorías y saberes que permitan un diálogo “en el mismo idioma”.

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BIBLIOGRAFÍA Duke, D. & Stiggins, R. (1997). Más allá de la competencia mínima: Evaluación para el desarrollo profesional. En J. Millman & L. Darling-Hammond (eds.), Manual para la evaluación del profesorado. (pp. 165-187). Madrid, España: Editorial La Muralla S.A. Millman, J. Darling-Hammond, L. (1997). Manual para la evaluación del profesorado. Capítulo VII. Editorial La Muralla, S.A. Madrid. Ministerio de Educación Nacional (2008).guía metodológica evaluación anual de desempeño laboral docentes y directivos docentes del estatuto de profesionalización docente, Decreto ley 1278 de 2002, Bogotá, Colombia. Santos G. Miguel A. (1996). Evaluación educativa 1. Un proceso de diálogo, comprensión y mejora. Buenos Aires: Editorial del magisterio del Río de la Plata

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