Adolph Bandelier y Su Aporte

ADOLPH BANDELIER Y SU APORTE A LA PREHISTORIA DE CHACHAPOYAS Arturo Ruiz Estrada El interés por aclarar el proceso de oc

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ADOLPH BANDELIER Y SU APORTE A LA PREHISTORIA DE CHACHAPOYAS Arturo Ruiz Estrada El interés por aclarar el proceso de ocupación humana prehispánica en Kuelap, nos motivó a revisar los antecedentes sobre las diversas propuestas planteadas al respecto. Además, para la lograr la explicación de dicho proceso utilizamos, por nuestra parte, el estudio de la estratigrafía y los cambios producidos en los estilos alfareros antiguos. Eso indujo que nuestro informe presentado al Museo Nacional de Antropología y Arqueología de Lima que auspició los trabajos arqueológicos y a la Universidad Nacional Mayor de San Marcos como tesis de grado, centrara su análisis sobre los antecedentes de estudios en Kuélap, básicamente de quienes habían dado referencias sobre los estilos de alfarería reconocidos. Fue así como encontramos nada menos que al antropólogo Adolph Bandelier, entre otros investigadores, quien, no solo dio su opinión acerca de la producción alfarera, sino de muchos otros aspectos de la realidad prehispánica del territorio conocido hoy como la región o departamento de Amazonas. Bandelier, de origen suizo, había nacido en Berna en 1840, pero posteriormente vivió en varias ciudades de los Estados Unidos y allí desenvolvió sus actividades científicas. Fue, en efecto, un estudioso que influido por los descubrimientos del famoso Lewis H. Morgan desarrolló varias investigaciones antropológicas en América Central y en los Andes. Pero también fue atraído por los trabajos de Alexander von Humboldt y se convirtió en uno de los primeros en emplear las técnicas de la antropología de campo, es decir la observación participante. Estuvo patrocinado por el filántropo Henry Villard de Nueva York y vino al Perú para explorar y estudiar sus monumentos históricos. En estas circunstancias, el año de 1892 tuvo atrayentes noticias sobre los enigmáticos vestigios de Kuélap y pese a que el gobierno peruano de aquel entonces trató de impedir sus trabajos, mediante un decreto que, según la propia declaración de Bandelier, fue expedido únicamente contra él, emprendió viaje a Chachapoyas el año de 1893. Cabe anotar que no solo él tuvo tales tropiezos, pues igual situación le ocurrió a Max Uhle a quien también las autoridades bolivianas le negaron permiso para efectuar excavaciones en la zona de Tiahuanaco el año de 1895. No estuvieron pues exentos de dificultades las actividades científicas de tales estudiosos como no lo están ahora la de algunos profesionales a menudo afectados por la acción de funcionarios corruptos. El aporte de Bandelier a la arqueología amazonense fue el producto de un mes y medio de exploraciones, las cuales fueron resumidas en un trabajo redactado en inglés, fechado el 12 de Febrero de 1907 en la ciudad de Nueva York y luego traducido al castellano por Emilia Romero para su publicación el año 1940 en la revista Chaski que dirigiera el Dr.Julio C. Tello. Tiene el título de: "Los indios y las ruinas aborigenes cerca de Chachapoyas en el Norte del Perú" y está

acompañado de diez fotografías con 7 planos. Contiene cinco asuntos relativos a las condiciones físicas y biológicas de la región, al idioma antiguo, a la condición social de los habitantes, las creencias y supersticiones, el arte de curar y de vestirse, además como parte final de su informe, el mas denso, ofrece datos sobre varios restos arqueológicos, poniendo énfasis en los célebres monumentos de Kuélap. Sus apreciaciones destacan por señalar una serie de rasgos sea geográficos o arqueológicos y que algunos modernos interesados creemos ser los descubridores, cuando en el Silgo XIX ya Bandelier los había señalado. Además de referirse al clima, a los contrastes geoambientales y las comunidades vegetales y animales de la región chachapoyana, aclara que no habían comunidades salvajes en las cercanías de Chachapoyas. Por ello expresó que "Los aguarunas, la tribu errante más cercana, se desvía más al norte a través de las selvas". Pese a encontrar que en ese tiempo la mayoría de pobladores modernos hablaban el idioma quechua, observa que debieron haber otros idiomas nativos pues le llama la atención algunas palabras locales cuyo origen no es quechua ni aymara, por lo cual expresa que: "Chachapoyas fue alguna vez habitada por una tribu o tribus que pertenecieron a un tronco diferente de los serranos peruanos". En efecto, hoy lo sabemos, los Chacha fueron una entidad sociopolítica diferente a otras del Perú antiguo e incluso tuvo su propio idioma. Señala la invasión incaica al territorio chachapoyano y el desplazamiento de algunos de sus pobladores, a otras partes de los Andes. Por ejemplo a Trujillo, a Copacabana y a Lurinhuanca. Distingue los tipos de arquitectura como la de Pomacochas con edificaciones rectangulares, diferente a las comunes de aspecto circular y que en Kuelap el trabajo de albañilería no es incaica, como tampoco cree que Pomacochas sea obra del Tahuantinsuyo. No precisó los orígenes de los chacha, pero vislumbra que en Amazonas había una población anterior a la de los Incas. Trata, asimismo, de muchos aspectos sociales observados en su visita, la pobreza de los pobladores, la persistencia de muchos ritos, creencias y costumbres de tiempos antiguos. Encuentra las prácticas de curar a base de vegetales e invocaciones a los espíritus y los animales para los encantamientos. Da referencias de los Purumachos a quienes atribuyen ser los predecesores o antepasados. Consigna un dato interesante digno de ser investigado ahora, sobre la insurrección del mestizo Villacorta que hacia fines del siglo XIX amenazó con desencadenar una guerra de razas en Chachapoyas. El capítulo más denso del informe de Bandelier es el referente a los restos arqueológicos. En su visita a Kuélap, distinguió que aparte de la Fortaleza habían otros conjuntos arquitectónicos en los cuales excavó y halló objetos de piedra, morteros, batanes y ollas de cerámica poco decorada que la comparó con alfarería sencilla que él había observado en Nuevo México. Naturalmente que desconocía por ese tiempo la producción, por ejemplo, la alfarería de Cajamarca, con la cual pudo

haberla comparado. Define a Kuélap como una población fortificada y revela la naturaleza de sus principales sectores y edificaciones como el Tintero, el Torreón, las casas decoradas con rombos, las estratégicas entradas y las murallas. En estas murallas examinó los nichos funerarios cerrados con bloques de piedra, pero también menciona el uso de cuevas para los enterramientos. Sus datos son acompañados con fotos y planos que ayudan a su mejor comprensión. Explica que la antigua sociedad chachapoyana vivía en las crestas y laderas a causa de la compleja geografía del ambiente, del peligro de la creciente de los ríos y como precaución contra la agresión de otros grupos humanos. Socialmente, dijo, eran "tribus independientes" algunas de las cuales formaron una confederación contra los europeos. De ello se desprende que Bandelier ya había intuido que en tiempos prehispánicos estaban presentes en Amazonas varios agrupamientos humanos a los que ahora los vamos distinguiendo como los Luya, Chachapoya, Chillao y Chilcho. Además, trae pues una serie de apreciaciones no solo de Kuélap sino de otros sitios arqueológicos como Macro, Aymarabamba, Tshushin, Pucara, Chahuar y Balsas. Su aporte fue de importancia, sobre todo en una época, fines del siglo XIX, en la cual poco se sabía de los antiguos grupos sociales andinos y amazónicos. Probó, además, que en Amazonas existe un excelente campo para las investigaciones antropológicas y arqueológicas. La lectura de su trabajo es tarea obligada para quienes deseen adentrarse en la realidad prehistórica regional, pese a los casi cien años de su fallecimiento. Su deceso ocurrió el año 1914.