3. Etica, Libertad y Responsabilidad

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3. LIBERTAD Y RESPONSABILIDAD Veremos en este capítulo que el acto moral sólo puede existir por la libre decisión y por ello el valor de la libertad le es intrínseco, libertad que para ser ética deberá elegir de manera responsable. 3.1 Libertad física y moral 3.2 Negación y mitificación de la libertad 3.3 Limitación, condicionamientos y libertad 3.4 Grados de libertad y responsabilidad personal 3.5 Libres de. Libres para. Libres ante. 3.6 Riesgo de éxito o fracaso en la elección ética 3.7 El miedo a la libertad

La libertad es lo más apetecido por el ser humano, los poetas la exaltan y los políticos la prometen y proclaman; algunas personas han dado sus vidas para conseguirla para ellos y para otros. Pero de hecho, la palabra “libertad” puede tener diferentes significados: Puede referirse a la simple restricción física, en ocasiones a la ausencia de presiones y demandas sociales externas, o a veces se refiere a la capacidad por la cual las personas pueden dar forma a sus propias vidas a través de sus elecciones, etc. Podemos diferenciar dos tipos de libertad; la física y la moral.

3.1 LIBERTAD FÍSICA Y MORAL La libertad física es el tipo más sencillo de libertad, aquel que puede realizar un animal o un niño pequeño, es la ausencia de coercición y constricción física. Un prisionero metido en una celda no es libre en el sentido de que está impedido para realizar una determinada acción por la imposibilidad de no poder abandonar la celda. Cuando se sufre la oposición de una fuerza no puede haber acción. La acción puede realizarse cuando no hay una fuerza en contra que la impida. La libertad física está condicionada a la limitación de las coordenadas del espacio y del tiempo. La libertad física admite grados. Cierto grado de libertad física es esencial para actuar moralmente, sin embargo, para que exista responsabilidad moral no es necesaria una libertad física absoluta. Todo el mundo está sujeto a alguna constricción por la naturaleza limitada de su ser. La libertad moral es la que corresponde al obrar humano o acto humano, que se caracteriza por la libre decisión en la razón y en la voluntad. Al adjetivarlo de responsable es precisamente porque el ser humano sabe responder, dar razón de la conducción de sus actos construyendo y auto determinando su

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vida. La dimensión más formal del ser humano es la dimensión de la responsabilidad y la responsabilidad está unida a la acción de la libertad moral. La pregunta moral o ética no puede prescindir (...) del problema de la libertad, es más, la considera central, porque no existe moral sin libertad. 1 La libertad se considera componente esencial del ser del hombre, ya que da significado a la existencia y especifica y caracteriza el obrar del hombre: obrar que por ser libre es un ser, ético, moral El diccionario de la lengua nos dice que el término libertad viene del latín “libertas”, que significa poder de obrar o no obrar o de escoger, un acto de juicio querido o un acto de querer juzgado. Podemos definir la libertad como el poder radicado en la razón y en la voluntad de obrar o no obrar, de hacer esto o aquello, de ejecutar así, por sí mismo, acciones deliberadas.

3.2 NEGACIÓN O MITIFICACIÓN DE LA LIBERTAD ¿Pero el hombre es en realidad libre y por ello responsable de sus actos, o hay una carga biopsíquica heredada y un ambiente sociocultural adquirido que nos lleva hacia un determinismo o fatalismo existencial?... ¿La libertad no será una ilusión psicológica, (negación) O ¿la libertad será el valor absoluto que fija los valores del bien y del mal? (mitificación)... El determinismo psicológico asociado con S. Freud y sus seguidores y el determinismo sociológico de C. Marx, parten de la idea básica de que existen leyes fijas en la naturaleza, se excluye la indeterminación requerida para que haya libertad. Freud y Marx creyeron haber encontrado, tanto en la psique como en la sociedad, mecanismos análogos a los encontrados por Newton en el reino de la naturaleza física, pero estas tesis están descartadas por la misma experiencia humana que trasciende todo determinismo El otro extremo opuesto al determinismo, es mitificar la libertad como un fin en sí misma. Los seguidores del racionalismo, del anarquismo o del existencialismo sufren la contradicción de su propia acción porque acaban negando la misma libertad. Cierto evolucionismo vería la libertad como determinismo de constantes cambios. Es verdad que todo cambia, pero hay que saber si cambia o cambiamos para algo ético, o más ético, pues el cambio por el cambio no dice nada.

3.3 LIMITACIÓN, CONDICIONAMIENTOS Y LIBERTAD El hombre tiene la experiencia de Ser, Deber Ser o Querer Ser. (aspiración y proyecto) Ser limitado, pequeño y sentirse llamado a ser grande proyectarse al infinito, ser temporal y querer ser eterno, de sentirse humano y querer trascenderse en lo divino. 1

JUAN PABLO II, Veritatis Splendor, nº 35

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Pero la contingencia y limitación humana –que no es determinismo moral- tiene su valor en sí misma, porque forma parte esencial de nuestro ser-humano. Cuando se habla de aceptarse no quiere decir conformarse, sino, tratar de mejorarse a partir de lo que a uno le ha sido dado, heredado o adquirido, es precisamente porque uno es capaz de conocerse con sus cualidades y limitaciones que puede sentir un mejor autorespeto y autoestima. Y es desde las posibilidades y limitaciones que el ser humano es y se hace. El hombre tan importante es la profundidad como la superficialidad. Por ello, la limitación o condicionamientos no pueden entenderse como negación, sino como saber situar la libertad para hacerla efectiva, pues, la aceptación de los límites nos dice que la libertad humana no es absoluta, sino limitada y condicionada, pero no determinada por la biología, la psicología o la cultura. El hombre experimenta en su existencia una doble condición de ser libre y de ser limitado y condicionado, entendiendo que los condicionamientos pueden ser positivos o negativos, dependiendo de las referencias y elecciones que uno hace a través de los hábitos y actitudes, a través de su conducta. El hombre se mueve por necesidad de su ser limitado y la libertad de elección posible en sus actos. Todo ser humano tiene una tendencia natural a la auto-realización plena, pues apetece el bien y la felicidad. El instinto de conservación, la búsqueda de la felicidad, la necesidad de amar y ser amado, son algunas expresiones de esta tendencia natural de auto-realización, que de alguna manera se orientan hacia una trascendencia más profunda de un Absoluto que podemos llamar Dios. En esta dialéctica tensional, el hombre, en su dimensión personal, social e histórica va construyendo su ser persona con relación a los demás evocado hacia su futuro que puede más o menos prever, pero no puede poseer ni controlar. Siempre que elijo algo dejo algo. Lo importante no es el acto de elegir en sí, sino hacer una elección correcta, dejar algo inferior por algo superior, o algo bueno por algo más bueno. Por ejemplo;¿cuántas veces el bien personal deberá quedar supeditado al bien común de los hijos o de los padres ancianos o de un determinado favor a un familiar o amigo?.. Cabe recordar que en el orden moral social el bien común está por encima del bien particular, etc.(recordemos que nadie sacrifica nada si no es por un bien mayor real o aparente) En la libre opción moral, el yo se construye a sí mismo y se proyecta con arreglo a un ideal psicológico-espiritual que lo trasciende y al que con empeño trata de adecuarse más o menos perfectamente, con mayor o menor éxito. (Por ejem. No debe ser una fatalidad las colas en los consultorios a través de la lista telefónica de espera o la creciente delincuencia. Debe hacerse un mejor acto de libertad moral que busque, elija y actúe un sistema que supere el conflicto) Recordemos que las fuerzas de la moral se transmites sin cesar en la humanidad. después de derrumbe viene la búsqueda. Una mala elección o una trasgresión ética o moral lo es cuando el hombre utiliza mal su libertad, en cuanto que actúa en contra de su realización personal y social en actos

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puntuales, habituales o fijos. (robo, mentira, estafa, calumnia, alcoholismo, drogas, promiscuidad, prostitución, etc.) La libertad puede incluso pervertirse por las elecciones y acciones degradantes (no importa hacer el mal y evitar el bien, o cualquier fin justifica los medios, etc.) causando regresiones en el desarrollo físico, psíquico y espiritual de la persona, grupo o sociedad. Insistamos diciendo que el hombre tiene la capacidad de construir o destruir su vida en la dialéctica de sentirse libre y al mismo tiempo condicionado. Muchos problemas que al principio no quieren aceptarse como problema moral, con el tiempo pueden degenerar en problema mental, el cual tendrá mayores condicionamientos negativos para la libre elección y acción constructiva de la vida. Recordemos lo que dijimos anteriormente cuando nos referíamos a la conciencia autónoma: “La reciprocidad, el tener al otro en cuenta como uno quiere ser también acogido, es un factor de autonomía y cooperación, signo de madurez. Hay una moral autónoma cuando la conciencia considera necesario un ideal independiente de toda presión exterior. Por ello, algo es bueno, no sólo porque alguien autorizado lo manda, sino porque uno descubre la objetividad y necesidad del bien, y es uno mismo quien se lo manda. O algo es malo, no porque alguien lo prohíba, sino porque uno descubre el objeto perjudicial que no conviene y por ello, uno mismo se lo prohíbe sin ser contradictorio con la aceptación de la legítima autoridad. De hecho, sin relación con los demás no hay necesidad de ética o moral: el individuo en cuanto tal, conoce la anomia (etapa pre-moral) y no la autonomía que debe ser educada. Por otra parte, toda relación con los demás en que no interviene el respeto unilateral conduce a la heteronomía o inmadurez moral del individuo. Sólo la reciprocidad engendra autonomía.. Ahora bien, la reciprocidad surge cuando el respeto mutuo es lo bastante fuerte para que el individuo experimente desde dentro de sí, la necesidad de tratar a los demás como él quiere ser tratado. Con la autonomía se constituye el sujeto ético-moral propiamente dicho. De ahí que la autonomía sea también el nivel decisivo de la conciencia ética adulta que actúa con propiedad, con actos humanos, con libre decisión y voluntad; con libertad”. Cuando se habla de “leer la etc. indirectamente se apela a responsabilidad ética del hombre personal y social. (la concepción determinismo de los mitos)

suerte”, del “tarot”, del “horóscopo”, adivinar el futuro, un cierta magia o determinismo que niega la y por ello su participación responsable de su vida genetista también produce efectos parecidos por el

3.4 GRADOS DE LIBERTAD Y REALIZACIÓN DE LA PERSONA Podemos distinguir tres tipos de libertad, los cuales tienen interdependencia pero al mismo tiempo causan efectos distintos en el crecimiento ético de la persona.

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El primer grado de libertad es el llamado “libertad de instintivo inteligente”, en el cual nos movemos prácticamente por condicionamiento reflejo, es como una libertad mecánica en cuanto que miro, observo o elijo algo desde una percepción inteligente. El segundo grado de libertad es el llamado “libertad de utilidad”, en el cual elijo para mí y mi grupo familiar o social un bien que me es necesario y útil en la satisfacción de las necesidades básicas que pueden irse perfeccionando. El tercer grado de libertad es el llamado “libertad de gratuidad”, en el cual se trasciende el valor de la utilidad a través de valorar y dar algo de sí mismo de ser útil para el otro a cambio de nada, o lo que podríamos llamar acciones de abnegación sublime. Este tercer grado de libertad es el que realmente nos hace crecer como personas más plenas, en cuanto que la acción va referida a una meta desinteresada, y por ello, ayuda a una mayor conciencia de la gratuidad de lo que se es y se tiene favoreciendo la superación de la llamada “psicoadaptación” y la calidad de autenticidad en el afecto humano. 2 Como decíamos los tres grados son como vasos comunicantes y cada uno tiene su valor, pero si no se llega al tercer grado de libertad el crecimiento personal será muy pobre. TRES GRADOS DE LIBERTAD A) LIBERTAD DE INSTINTO INTELIGENTE: elección de acto reflejo, instinto de conservación, etc. B) LIBERTAD DE UTILIDAD: Elección de bienes para satisfacer necesidades básicas perfectibles. C) LIBERTAD DE GRATUIDAD: Ser útil para otro a cambio de nada. Elección de un ideal superior a uno mismo con metas desinteresadas.

3.5 LIBRES DE, LIBRES PARA Y LIBRES ANTE LIBRES DE. Al decir que somos libres, ello quiere decir, que debemos responder de lo que elegimos, y debemos preguntarnos ¿De qué somos libres? El ser humano puede muy bien ser él mismo o ser propiamente, aun en el terreno donde no es consciente; pero por otra parte solo puede ser verdaderamente humano allí donde no es impulsado, sino responsable de su yo. El ser humano propiamente comienza allí donde deja de ser impulsado por su inconsciente y por ello hay un yo que decide, que responde ante sí mismo y ante los demás de lo que elige. 3

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La psicoadaptación se refiere a la capacidad rápida de adaptación que tenemos ante lo nuevo buscando inmediatamente otras novedades que favorecen vivir en una fantasía anticipada, es decir, se vive más lo que se desea, que lo que ya se ha conseguido, produciendo cierto grado de insatisfacción, propio del “consumismo”. 3 Viktor Frankl, nos dice que el psicoanálisis ha llegado a cosificar, o más exactamente a “elloificar” –y consiguientemente también a desyoificar” el ser humano, en cuanto lo determina e irresponsabiliza en su actuar. (Ocit. Pág.34)

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LIBRES PARA. Si sabemos que quedamos afectados por lo que elegimos, aunque solo fuera por propio interés nos preguntamos ¿Para qué elegimos? ¿Elegimos para una meta determinada que facilite nuestra realización la cual está unida de manera constitutiva a la de los demás? ¿Elegimos una meta desinteresada, un ideal superior a nosotros mismos? ¿Debe haber algún proyecto, algún fin en lo que elegimos? ¿Nos preocupa nuestro bien personal que está asociado de manera indisoluble al de los demás, al menos a los más próximos? ¿Somos libres para elegir qué…? LIBRES ANTE. El ser humano existe con ser relacional ante sí mismo, ante una persona determinada, ante los demás, ante la naturaleza del cosmos, y para el creyente también ante Dios. El ser autónomo está llamado a ser solidario y es desde la solidaridad que alcanza sentido la autonomía humana, ya que somos constitutivamente sociales. Si somos libres de las pulsiones del inconsciente -que condicionan, de manera favorable o adversa, pero no determinan- y nos hacen responsables de nuestras elecciones para una meta determinada, estas elecciones y metas están siempre en referencia ante alguien personal o social con el cual realizamos y desarrollamos nuestra vida. Resumiendo; Somos libres del determinismo inconsciente y nuestro yo se hace responsable moral de lo que elige para una meta determinada ante alguien personal o social, sin el cual no podría realizarse la vida propiamente humana.

3.6 RIESGO DE EXITO O FRACASO EN LA ELECCION ETICA Saber tolerar y tolerarse en los éxitos y fracasos es capacidad de aceptación de los límites en los riesgos de lo que uno eligió. Al mismo tiempo, el riesgo es inherente a la elección y acción humana. Al elegir algo debemos asumir en mayor o menor medida un cierto riesgo de éxito o de fracaso y por ello la prudencia será siempre la base de las virtudes. Aunque sea menos perceptivo, muchas veces saber tolerar el éxito puede ser tanto o más complicado que saber tolerar el fracaso. Las seguridades absolutas pertenecen más bien a la ingenuidad infantil o a las fantasías de omnipotencia. Los mismos dogmas de la Iglesia son contemplación de verdades de fe que tienen su efecto moral, pero no posesión o control de una Verdad de fe. 3.7 EL MIEDO A LA LIBERTAD La tendencia progresiva a asumir la libertad se da al mismo tiempo que la tendencia regresiva del miedo a la libertad. En estas dos tendencias se teje la dialéctica del ser humano. El miedo a la libertad sería un cierto temor o incapacidad de aceptar el bien y la verdad en profundidad. 4 Con un poco de atención nos daremos cuenta que la libertad se presenta como medio y no como fin. Ser “libre de”, es ser “libre para” una meta determinada. La libertad 4

FROMM, ERIC, El arte de amar

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identificada con el propio ser siempre se presenta como don y tarea, como ser y deber ser. La libertad y responsabilidad son indisociables. Viktor Frank, comentaba en sus viajes a Estados Unidos que en la bahía de Nueva York junto a la estatua de la libertad debería construirse la estatua de la responsabilidad. 5 “La auténtica libertad no consiste tanto en la posibilidad de elegir, sino de elegir bien, a lo que corresponde para un crecimiento verdadero de la persona de acuerdo a sus posibilidades y vocación irrepetible”. 6 El primer referente de la libertad no es la ley, sino el bien y la verdad. El bien ilumina la voluntad, y la verdad orienta y fortalece la razón para una mayor libertad. Bien, Verdad, Libertad son distintos pero deben converger, ser como vasos comunicantes en la realización de la convivencia humana. La libertad humana significa ante todo responsabilidad del sujeto y de la colectividad. A mayor libertad, mayor responsabilidad, mientras que a menor libertad, menor responsabilidad. Todo acto ético es en sí acto de libertad, libertad que en mayor o menor medida me compromete en la definición de una escala de valores incidiendo, actuando en la vida. El actuar ético favorece el desarrollo de la capacidad de compromiso, de saber determinarse ante la creación y desarrollo de la existencia humana con sus éxitos y fracasos, es decir, del obrar humano, autónomo y responsable.

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FRANKL, VIIKTOR, El hombre en busca de sentido MIFSUD, TONY, Libertad para amar, pág. 123-132