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Apuntes: MAX WEBER.  sociología no podría llegar a ser una ciencia exacta comparable con las matemáticas o la física,

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Apuntes: MAX WEBER. 

sociología no podría llegar a ser una ciencia exacta comparable con las matemáticas o la física, dado que los principios sobre los que se sustentaba eran humanos, por tanto susceptibles de ser subjetivos en vez de objetivos.



"individualismo metodológico", solamente los individuos susceptibles igualmente a la subjetividad - son agentes activos



Weber definió la burocracia como la forma más eficiente de organización teniendo en cuenta la complejidad de los aparatos estatales, de las dependencias gubernamentales y pensando en las necesidades de sociedades cambiantes y dinámicas. SU PENSAMIENTO El concepto de la sociología de Weber se diferencia del que mantienen tanto los positivistas, como así también el marxismo.Por un lado establece una distinción concreta entre las ciencias naturales y las sociales.Dado el objeto de estudio que le confiere a las ciencias sociales, entiende que no es pertinente hacerlo con los mismos métodos que se utilizan para investigar a las ciencias naturales. Pues son carácter

de estudio de las ciencias naturales las causas de dichos fenómenos, sin importar su significación o finalidad.A diferencia, en las ciencias sociales sus objetos de estudio son de carácter intencional e interesa la significación que éstos contienen. No dejando de ser el estudio social, de carácter objetivo; de lo que sirven a título de ejemplo tanto la historia como así también la antropología que realizan sus estudios a través de métodos concretos.Weber destaca la infinitud de los hechos sociales en las relaciones del hombre en el devenir histórico de la humanidad, por lo que entiende que es imposible establecer axiomas que puedan explicar en forma homogénea y universal el comportamiento humano. Estos comportamientos deben segmentarse para ser objeto de estudio a elección del científico.Y como consecuencia de lo antes dicho se desprende que en la elección del objeto de estudio, realizada por el investigador, hay implícita una actitud arbitraria; por algo elige uno y otro tema para la investigación.A diferencia de la corriente hegeliana, como la comprende Marx, Weber entiende que la historia

de la humanidad no es precisamente racional y previsible por lo que no ha de investigársela como un todo. Y en función a su razonamiento kantiano, Weber entiende que el científico ha de realizar su investigación libre de juicios de valor.-

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La acción social Weber entiende que el objeto de estudio de la sociología es la acción social, y a ésta la define como "…una conducta humana con sentido y dirigida a la acción de otro.-" Esta definición destaca las particularidades de la acción humana, tiene sentido racional o afectivo, y a su vez está condicionada a actuar sobre otra/s persona/as, lo cual le imprime el sentido social. Las personas pueden aún estando en conjunto realizar acciones individuales.Si bien Weber establece cuatro tipos de acciones sociales básicas, no necesariamente está estableciendo una segmentación rígida de las mismas, sino que en cada una de ellas prepondera una de estas condiciones. La acción racional de acuerdo a fines. La acción racional de acuerdo a valores.

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La acción afectiva. La acción tradicional.

Afectivo + s

Para acceder a una mejor comprensión del planteo weberiano debemos tener en cuenta determinadas premisas planteadas por él.En el pensamiento y la acción de los hombres pesan valores adquiridos.Los hombres persiguen fines.Llegan a los fines a través de diversos medios.Las consecuencias de una acción social están en relación directa con los medios utilizados y los fines perseguidos.En el siguiente esquema se grafica lo antes dicho: Tipos de acción sentido subjetivo

Elementos

del

medi fin valor consecue os es es ncias Racional + según fines

+

+

+

Racional + según valores

+

+

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+

-

-

Tradicion + - ales Del esquema se desprende que: La acción racional acorde a fines es fundamentalmente de características racionales. La acción racional de acuerdo a valores son aquellas acciones que su móvil principal son los valores de los sujetos sin considerar las consecuencias. La acción afectiva se confunde con reacción frente a un estímulo pues responde a sentimientos (afectos positivos o negativos), sin que infiera lo racional. La acción tradicional son las que se realizan acorde a valores adquiridos de la sociedad, equivalen a los ritos, a las normas de comportamiento social. La relación social La relación social es una conducta plural donde existe una interacción entre los sujetos.La relación social determina la existencia de quien realiza una acción y otro, receptor de la misma, a su vez en esta relación entendamos que ambas partes se componen o de un sujeto (individual) o un grupo de sujetos (colectivo).-

ACTUANTE/S sobre RECEPTORE/S DE LA ACCIÓN

INDIVIDUO

INDIVIDUO

INDIVIDUO

GRUPO

GRUPO

GRUPO

GRUPO

INDIVIDUO

Es importante destacar aquí que la acción social (ya sea realizada por un individuo o un grupo), puede haber sido influida a realizarse (por un individuo o un grupo).Cuando mayor es la multiplicidad de los actuantes, más compleja y dinámica resulta su trama. Weber ve que la sociedad en sí es una enorme y numerosa trama de relaciones sociales.Las relaciones sociales tienen determinadas características: - La pluralidad - Siempre trata de un sentido empírico entre las partes - El sentido de reciprocidad puede sentirse de forma diferente entre los actuantes - La duración de una relación social puede ser permanente o de tiempo definido - Su durabilidad es directamente proporcional a la racionalidad - Los fines contenidos en una relación social pueden variar con el tiempo

- El sentido de relación puede pactarse entre las partes En su método instituye la sociología comprensiva que busca comprender la intencionalidad del hombre en el móvil de su acción.Para la comprensión de las sociedades en determinados momentos de la historia, como puede ser el caso de la sociedad capitalista o la burócrata, Weber entiende necesario la construcción de conceptos diseñados especialmente a tales efectos; a éstos les llama: "los tipos ideales". Estos conceptos conforman los rasgos esenciales con que un investigador se encuentra al analizar determinadas sociedades. Son ideales en el sentido de ser modelos ideados para abordar temas puntuales, sirven a los efectos de tomar estos conceptos como ejemplo para compararlo a otro "tipo ideal" diferente, y ubicarlo más lejano o cercano a patrones testigo.  Weber, mantiene una posición diferente a Durkheim y Marx, entiende que no se debe aplicar un axioma para el estudio de los cambios sociales.Además entiende que no necesariamente lo ideológico sea siempre consecuencia de lo económico, puede darse en sentido

inverso. La visión del mundo, en el individuo puede estar condicionada, más allá de lo económico, por sus creencias y religión, y éstas pueden ser causal de cambios.Por debajo de una economía subyace una cosmovisión del mundo que lleva con ella determinados valores, cuando cambian estos valores, es entonces que el hombre cambia la sociedad y a las estructuras económicas.Esta es la explicación que el da en su obra " La ética protestante y el espíritu del capitalismo".Su pensamiento no niega que la causa de cambio en determinados momentos históricos pueda ser consecuencia de economías, pero arguye que también puedan ser cambios de pensamiento. Weber individualiza el análisis en el concepto de acción social, pero reconoce que la sociedad contiene sub-grupos que actúan con características similares y permiten un margen en la predicción de sus actos.Si bien para él la sociedad es una estructura compleja y dinámica. Weber fundamenta la división de clases en la economía. Pero en su caso interpone el concepto

de mercado, por lo que en la oferta y demanda los bienes y servicios equili bran naturalmente sus valores con los salarios.Las transacciones se realizan en base a la medida de un sistema monetario que las hace fijas y objetivas.Si bien el mercado fluctúa acorde a macro variantes como la producción y el consumo, éstos determinan un equilibrio natural ante posibles distorsiones.En situaciones de equilibrio normal la sociedad en su conjunto tiene una determinada capacidad de ahorro, lo que permite que los individuos fluctúen libremente dentro de los parámetros económicos de la sociedad.Esto hace que el sujeto tenga menor condicionamiento social y no esté sujeto a un estatismo ni totalmente condicionado por la sociedad.Weber entonces plantea que una clase social está conformada por un conjunto de individuos que comparten una igual situación en el mercado.Siendo que con este concepto la amplitud es muy extensa ya que el mercado integra a toda la sociedad, luego considera ciertamente como clases a categorías de individuos con ocupaciones afines que se distinguen de otros por ciertos

criterios (quienes poseen el control sobre los medios de producción y los que no lo poseen). Weber termina identificando cuatro clases dentro de la sociedad capitalista:  La alta clase dominante (grandes propietarios o empresarios)  Los trabajadores "de cuello blanco" (profesionales, técnicos y burócratas)  La pequeña burguesía (pequeños propietarios, comerciantes, etc.)  Los obreros manuales (a su vez diferenciados por su grado de capacitación) Pero además de lo económico, Weber también mide el prestigio social ligado a los estamentos, y el poder político ligado a los partidos.El estamento se asocia a la idea de "honor social" y ésta puede servir de base para "el poder social" que caracteriza a los partidos.Max Weber Weber no dedicó ninguna de sus obras al estudio sociológico de la educación. El detenimiento de Weber en los procesos educacionales y su organización en la sociedad no fue casual.

Cualquier acto humano puede ser estudiado desde la perspectiva sociológica, puesto que el hombre es un ser social. Desde el nacimiento a la muerte nuestros actos se enmarcan en un contexto de relación y significado social. Tanto nuestra existencia física como nuestra personalidad han de producirse socialmente. Su aporte excepcional consistió en señalar que en el estudio de las acciones sociales es importante sociológicamente el significado que éstas tienen para los actores que las ejecutan, y los móviles con los que operan. El estudio de lo social no consiste sólo en averiguar las regularidades externamente observables, sino en “comprender” la orientación racional, valorativa, de la acción social, el sentido que ésta tiene para los actores. Weber concede gran importancia a la institución educativa como dispositivo de control psicosocial. Para Weber la escuela, la familia, y la organización eclesiástica son asociaciones de dominación: la iglesia y un sistema de enseñanza. Se ocupan de la administración de bienes espirituales ( la iglesia lo hace de los bienes del transmundo y la escuela de bienes mundanos). Los sujetos se encuentran disciplinados

por las reglas que no dependen de ellos y no han elegido (sólo cabe aceptarlas o excluirse). Señala Weber cuatro organizativos homólogos:

rasgos

La existencia de un cuerpo de agentes profesionales que constituyen uno o varios grupos de status bien cohesionados (obispos y sacerdotes; maestros y catedráticos). La autoatribución del monopolio administrativo de los bienes espirituales que se predican como auténticos. Pretenden por ello sus agentes dominar por encima de las barreras familiares étnicas, clasistas, y grupales de cualquier tipo. El cuerpo de sacerdotes o enseñantes profesionales ha sido reclutado ateniéndose a unas reglas públicamente establecidas. Tienen una formación homogénea en cuanto a fuentes de contenido técnicas y normas de comportamiento observadas. A los componentes del cuerpo no les viene dado el carisma por sus cualidades personales intransferibles, sino por su pertenencia al grupo profesional que administra los bienes sagrados o culturales. Estos tres apartados de coerción psicosocial (iglesia, escuela y familia)

son sumamente efectivos para ejercer el control de la sociedad. Reproducen una visión ideológica del mundo, desarrollan en la personalidad las motivaciones afectivamente adecuadas a esa visión y transmiten un ethos de comportamiento apropiado (moral) respecto al sistema de poder establecido. Sin embargo, siempre negó que la ideología y la moral, fundamentadas por la religión o reproducidas en la escuela, fueran un mero reflejo de las relaciones sociales dominantes, de base económica. Estos aparatos de poder y sus dispositivos éticoculturales tienen mucha más sustantividad de lo que Marx suponía, gran resistencia a disolverse, y perviven a los grandes cambios sociales. Weber propone 3 tipos teóricos, correspondidos con los tres modelos de autoridad legitimada: carismática, tradicional y legalracional: La educación carismática: se corresponde con el tipo de dominación del mismo nombre. Es funcional para explicar la educación de guerreros y sacerdotes, en sociedades heroicas o teocráticas; pero en estado menos puro algunos de los rasgos del modelo también

pueden ser útiles para entender los procesos educativos actuales. El desarrollo de la personalidad según la educación carismática se realizaría a partir del estímulo de presuntas cualidades innatas que hay que despertar en el sujeto. En otras ocasiones se pretende que el carisma se infunda “a través de un milagro de renacimiento mágico”, promovido por la ascesis del educando al seguir las disposiciones de los maestros y que puede culminar con un ritual solemne. Dos rasgos de este tipo aparecen en algunas pedagogías: 1) entender la ecuación como “educere”, “sacar de”, como desenvolvimiento de los dones innatos del sujeto; 2) conceder prestigio a los portadores de títulos, especialmente los más selectos. Weber que la educación trata de despertar en ellos esas virtudes carismáticas de que eran portadores. La educación humanística: se basa en la técnica de impregnación del educando por contacto estrecho con los maestros. Lo que se persigue es cultivar al niño hasta desarrollar en el la familiaridad con tradiciones, sistemas de signos, y maneras propias de un estamento social privilegiado. Educación que corresponde a la forma de dominio tradicional. Educación no elitista, entendida

como transmisión del patrimonio cultural, las tradiciones de un pueblo o comunidad, como mecanismo de socialización masiva de nuevas generaciones. La educación especializada: correspondería al tipo de dominación legal-racional, proclive a la organización burocrática. El experto más que educado genéricamente ha sido instruido en una parcela especializada. Los expertos modernos son producidos por un sistema educativo abierto a todo el mundo, aunque llega a sus destinatarios en forma y niveles variables. Quienes no llegan a ser expertos en nada al menos se instruyen en utilidades para la sociedad industrial burocratizada, para trabajar en fábricas, comercios u oficinas. Weber subraya la dramática pugna contemporánea entre el experto y el humanista (el hombre culto) y se lamenta de que el primero esté ganando la partida en el marco de un proceso de burocratización del saber. En las sociedades modernas de dominación racional, el acceso a puestos de poder en la administración pública o privada, el reclutamiento de burócratas, está legalmente abierto para cualquier

ciudadano candidato que tenga el título requerido. Pero entre los profesionales de élite hay una hibridación entre la educación especializada y algunos rasgos de la educación humanista para grupos privilegiados. El tratamiento de los dispositivos escolares únicamente como “asociaciones de dominación” conduce a una visión sesgada de los procesos educativos, aunque Weber no niegue otras funciones de la institución. Al fin y al cabo Weber es conocido, en términos de divulgación periodística, como el pensador que concibe la sociedad como una “jaula de hierro”. Punto en común de los sociólogos a los que nos hemos referido: en ninguno aparece la concepción de la educación como un proceso de desenvolvimiento de lo que hay dentro, sino como un proceso de socialización.  Weber resalta los distintos escenarios institucionales que promueven los procesos educativos: escuelas, colegios y universidades para los tiempos más recientes; cuarteles, talleres, monasterios e internados para el pasado y los tiempos más remotos. Unas veces las instituciones aparecen en manos privadas o de la Iglesia y del Estado, y otras a cargo

de guildas, grupos guerreros o asociaciones profesionales de diverso tipo (y aún más, de una compleja combinación de uno y otro). Todas sus acciones llevan la misma impronta: transmiten conocimientos y creencias mediante una relación disciplinada entre el que enseña y el que aprende. El propósito de Weber era mostrar las múltiples formas mediante las cuales se reproduce un tipo social deseado —el caballero, el especialista, el sacerdote, el funcionario, el guerrero, etc. — en estrecha relación con la organización del poder en la sociedad. Para ello bosquejó una tipología sociológica de los objetivos y medios pedagógicos derivada de su teoría de las formas de dominación. Con esta estrategia analítica quería explicar tanto las sociedades actuales como las del pasado; el mundo Occidental como el Oriental; Grecia y Roma; la India, la China y el Japón; Israel, el antiguo Egipto y las sociedades primitivas tan próximas a los antropólogos.  Weber encontró que a lo largo de la historia se podían distinguir claramente dos objetivos formativos contrapuestos: uno que buscaba despertar cualidades particulares en los jóvenes y otro que insistía en una formación especializada de los

aprendices. En su estado puro el primer tipo correspondía a la estructura carismática de la dominación y el segundo a la estructura burocrática racional, típica de las sociedades modernas. Entre estos tipos polares encontraba a su vez una gama de objetivos educativos que intentaban cultivar en el educando el estilo de vida característico de un grupo social más o menos cerrado, que Weber — evocando la estratificación social del mundo medieval— llamaba estamento.  Weber describió como sigue el contexto mayor del universo burocrático en el que vivimos. Sostuvo que: La peculiaridad de la cultura moderna, especialmente de su estructura tecnoeconómica, es la previsibilidad o calculabilidad del resultado. La burocracia, tan bienvenida para el capitalismo, la desarrolla en tanto mayor grado cuanto más se “deshumaniza”, cuanto más completamente alcanza las peculiaridades específicas que le son contadas como virtudes: la eliminación del amor, del odio y de todos los elementos sensibles puramente personales, de todos los elementos

irracionales que se sustraen al cálculo. De acuerdo con esta tendencia mayor, nuestras instituciones educativas occidentales y continentales, especialmente las superiores universidad, institutos técnicos y comerciales, escuelas preparatorias y ciertos institutos de enseñanza secundaria- se encuentran bajo la influencia predominante de la necesidad de atender a aquella “formación cultural” que cultiva las enseñanzas cada día más indispensables para el burocratismo moderno: la enseñanza de especialidades. No queda mucho lugar para la especulación optimista, pues: El ámbito de la influencia autoritaria de las relaciones sociales y de los fenómenos culturales es mucho mayor de lo que parece a primera vista. Valga como ejemplo la suerte de dominación que ejerce la escuela, mediante la cual se imponen las formas de lenguaje oral y escrito que valen como ortodoxos. En definitiva, La autoridad de padres y de la escuela lleva su influencia mucho más allá de aquellos bienes culturales de carácter (aparentemente)

formal, pues conforma a la juventud y de esa manera a los hombres.  Todas las citas fueron tomadas de Economía y sociedad (México, Fondo de Cultura Económica, 1979). Lo que WEBER entendía por “acción social” se puede resumir en un párrafo de su propia obra: «La sociología interpretativa o comprensiva considera al individuo y su acción como su unidad básica. Como su átomo, si puedo permitirme emplear excepcionalmente esta discutible comparación. Desde esta perspectiva, el individuo constituye también el límite superior y es el único depositario de una conducta significativa... En general, en sociología, conceptos tales como «estado», «asociación», «feudalismo», etc., designan categorías determinadas de interacción humana. En consecuencia la teoría de la sociología consiste en reducir estos conceptos a «acciones comprensibles», es decir, sin excepción, aplicables a las acciones de hombres individuales participantes». Los dos conceptos que permiten comprender el desarrollo de la sociología weberiana son los de «actor socializado» y «acción instituida»; ambos permiten superar el tópico del “individualismo

sociológico” que, como veremos, es más complejo de lo que su explicación elemental sugiere. Hablar de «actor socializado», sugiere que el individuo forma parte de una serie de redes de relaciones sociales, fuera de las cuales no puede ser comprendido. El punto de vista del «actor socializado», es decir, la comprensión que los propios actores tienen de su propia función es sociológicamente fundamental. Esos actores, organizados, son la base de toda acción social. WEBER distingue entre “clases sociales”, “grupos de estatus” y “partidos políticos”, estratos distintos que corresponden respectivamente a los órdenes económico, social y político. Así, a diferencia de Marx, en WEBER las clases son únicamente una de las formas de la estratificación social, atendiendo a las condiciones de vida material, y no constituyen un grupo consciente de su propia unidad más allá de ciertas condiciones de vida. Los “grupos de estatus” se distinguen por su modo de consumo y por sus prácticas sociales diferenciadas que dependen a la vez de elementos objetivos (nacimiento, profesión, nivel educativo) y de otros puramente subjetivos (consideración, reputación...). Estos “grupos de estatus” se distinguen unos de otros

por estilos o “modos de vida” (concepto que hay que comprender por oposición a “nivel de vida”). Finalmente, los “partidos políticos” expresan y unifican en forma institucional intereses económicos y estatus sociales comunes, aunque su creación puede fundamentarse también en otros intereses (religiosos, éticos, etc...). Este análisis tridimensional pone de relieve que en las sociedades modernas hay diversos criterios de jerarquización de los grupos sociales. Entre los diversos modos de pertenencia a un grupo, el “grupo de estatus” posee una especial relevancia: es ahí donde se adquieren y se comparten los valores, las normas de comportamiento y las prácticas significativas que los especifican. Una teoría de la acción social debe dar cuenta, en consecuencia, de la forma como unos individuos interaccionan con otros para modificar sus comportamientos; lo que no necesariamente se produce de forma racional... De ahí que la sociología deba dar cuenta también de la «acción instituida» que es algo más que la pura “elección racional” del supuesto individualismo metodológico. La elección de los valores, que incumbe al individuo, se refiere implícitamente a su “grupo de

estatus”. Promocionar, o no, determinados valores depende de un grupo que siempre es institucional. Si hablamos de un actor socializado y una acción instituida es porque la elección de valores de los individuos es social, elaborada en instituciones que de por sí son jerárquicas. La conformidad o disconformidad respeto a una regla constituye al individuo. De hecho actuar según la regla equivale a ser instituido por ella. Pero es el individuo, y no una totalidad “holística”, lo que explica la acción. Más que elaborar teorías holísticas, que por su alto nivel de generalización no explican nada, de lo que se trata es de elaborar un pensamiento complejo sobre el individuo. Lo instituido se expresa en su actor. El individualismo metodológico no debe confundirse, pues, con el individualismo social, propio de algunas sociedades liberales que animan a ser “diferentes”; ni con el individualismo ético que se opone al “colectivismo”. Ambos ven al individuo como enfrentado al grupo, o “des/socializado”, mientras que el individualismo metodológico se ejerce en el contexto de una sociedad y de unas instituciones. Weber define sociología como: «... una ciencia que se propone

comprender por interpretación [deutend verstehen] la actividad social interpretándola, y a partir de ahí explicar causalmente [ursächlich erklären] su desarrollo y sus efectos». De aquí se derivan las tres etapas de toda sociología: comprensión, interpretación y explicación, que no han de considerarse como peldaños de una escalera sino como formas de análisis convergentes de la realidad social, sin que quepa considerar a una “superior” a otra. «Comprender» la acción social significa optar por la “neutralidad axiológica”, tanto por razones morales como por la propia especificidad de la teoría. No es necesario ponerse en la piel de los actores sociales para comprenderles, o como dice en ECONOMÍA Y SOCIEDAD: «No es necesario ser Cesar para comprender a Cesar». Ningún científico social tiene derecho a aprovecharse de su situación para hacer ostentación de sus sentimientos particulares. Y, por el mismo hecho de que en ciencias sociales es imprescindible seleccionar cuidadosamente los materiales, la neutralidad axiológica es imprescindible para el buen resultado del análisis. Sin neutralidad axiológica no hay comprensión

científica de la sociedad. Como él mismo definió en un artículo póstumo (1927): «No conocemos ideales que puedan demostrarse científicamente. Seguramente, la tarea más ardua es trazar la raya desde nuestro propio pecho en un periodo cultural que es tan subjetivo. Pero no tenemos ningún paraíso soñado, ni ninguna calle de oro que ofrecer ni en este mundo ni en el próximo; ni en el pensamiento ni en la acción; y es un estigma de nuestra dignidad humana que la paz de nuestras almas no pueda ser nunca tan grande como la paz de aquel que sueña en tal paraíso» La ausencia de espíritu doctrinario, la renuncia a transformar la sociedad para lograr interpretarla ha de ser paralela a la apasionada exigencia de lucidez en el análisis. Como se verá la «ética de la responsabilidad» surge de la exigencia de comprensión por encima del prejuicio y de la utopía. «Interpretar» la acción social llega a ser posible mediante la construcción de “ideales tipo” [Idealtipen – palabra también traducida por: “tipos ideales”, o “tipologías”]. Un “ideal tipo” es una construcción abstracta, de estatuto provisional, susceptible de ordenar el caos, la infinita diversidad de lo real. No expresan “la” verdad, que en tanto que

concepto substancial es un ideal vano, sino uno de sus aspectos, a través de acentuar los rasgos cualitativos de una realidad. Su valor es, pues, utilitario, en tanto que permite una mayor inteligibilidad de lo real. El “ideal tipo” coincide con una «imagen mental obtenida por racionalizaciones de naturaleza utópica», es decir, sin contenido empírico, que retoma la distinción kantiana entre el “concepto” [verdad] y lo “real” [realidad]. Se trata así de evitar tanto la confusión positivista entre verdad y realidad cuanto la dimisión conceptual del puro relativismo empirista. En sus propias palabras: «Se obtiene un “ideal tipo” al acentuar unilateralmente uno o varios puntos de vista y encadenar una multiplicidad de fenómenos aislados –difusos y discretos – que se encuentran en mayor o menor número y que se ordenan según los precedentes puntos de vista elegidos unilateralmente para formar un cuadro de pensamiento homogéneo». El concepto de “ideal tipo” sirve a WEBER para superar la contradicción entre la subjetividad inherente a la selección de materiales que debe plantear cualquier sociólogo y la objetividad que se exige a sí mismo en tanto que científico que debe actuar desde

parámetros de “neutralidad axiológica”. Y todavía más, el “ideal tipo” es una herramienta a través de la cual se supera la contradicción entre los hechos históricos singulares y la generalización a que obligan las reglas sociales. Finalmente, un “ideal tipo” es también útil para la reconstrucción racional de las conductas sociales. WEBER los usa tanto para su sociología de la acción (tipos de racionalidad), como para su sociología económica (tipos de capitalismo), su sociología de las religiones y su sociología política (tipos de dominación). «Explicar» significa, en palabras de WEBER, establecer «juicios de imputación histórica» que, a diferencia de lo que ocurre en Marx, implican un pluralismo causal. Es importante establecer que un mismo fenómeno puede ser explicado de formas muy diversas. Debe, pues, tenerse muy presente, en la medida que concierne a la teoría Weberiana del “espíritu del capitalismo”, que el propio WEBER tenía más que reservas ante la sobrevaloración, atribuida a sus intérpretes, del papel de la ética religiosa sobre el famoso “espíritu”. Esta explicación no debiera generalizarse, ni universalizarse más allá de un contexto histórico muy concreto, fuera del cual no es válida –precisamente en la medida que

sería monista, cuando lo que pretende WEBER es reivindicar el pluralismo. Habría que saber hasta que punto el pluricausalismo tiene que ver con la propia complejidad psicológica y las inseguridades de WEBER y hasta que punto se ha convertido después en un artefacto apto para garantizar el orden social cuando ciertas causalidades son incluso “demasiado” claras. evolucionismo, que son las tentac 1.LA ESPECIFICIDAD DEL RACIONALISMO OCCIDENTAL: La especificidad del mundo occidental y de la modernidad está vinculada según WEBER a la «racionalización» y al «desencantamiento del mundo». Esos dos principios de acción social, que no se han dado en ninguna otra parte del planeta, se expresan de una forma especialmente significativa en la organización capitalista del trabajo y en el Estado burocrático moderno, con su énfasis en el criterio de eficacia. Algunos estudiosos de su obra sitúan ese descubrimiento hacia 1910 (en sus trabajos sobre la música) pero es obvio que se trata de una intuición que puede reencontrarse en sus obras mayores. Lo específico del racionalismo occidental es que su obra vincula formas económicas, estructuras sociales e instituciones

políticas. No se trata de que WEBER sea “etnocéntrico”: como hemos dicho defiende metodológicamente el pluralismo causal; pero lo cierto es que el cúmulo de circunstancias que llevan a la racionalización en Occidente no surge en ningún otro lugar. Con todo, debe destacarse que WEBER nunca cree que exista ningún tipo de desarrollo lineal de las sociedades, ni que otras culturas deban “progresar” (concepto que tampoco asume) hacia el modelo occidental. LA ÉTICA DE WEBER: RESPONSABILIDAD Y CONVICCIÓN Los conceptos de «responsabilidad» y «convicción» expresan la tragedia de la política en forma eminente en la medida que son los polos en que se mueve la acción política. Ambos extremos se necesitan y se repelen mútuamente. Un político sin convicciones es, sencillamente un oportunista, un profesional de la manipulación y un vendedor de humo. Pero un político sin conciencia de su responsabilidad, perdido en su mundo neurótico de utopías irrealizables, conduce a la derrota segura. Hallar el camino eficaz entre Escila y Caribdis constituye la marca del buen político posibilista y, a la vez, transformador. O en palabras del

mismo texto: «La pasión no hace al político si éste no es capaz de convertir la responsabilidad al servicio de la causa en el norte de su actividad política». Y al mismo tiempo: «Este es, precisamente, el problema: ¿cómo combinar la pasión ardiente y la fría seguridad? La política se hace con la cabeza y no con las otras partes del cuerpo o del alma. Y sin embargo, la entrega a la política sólo puede nacer y nutrirse de la pasión, si no queremos que sea no un juego frívolo e intelectual, sino una auténtica actividad humana. Ese dominio sobre el alma, que caracteriza al político apasionado y que le diferencia del diletante político con su “nerviosismo estéril”, sólo es posible si la persona se acostumbra a mantener la debida distancia en todos los sentidos de la palabra. La “fuerza” de una “personalidad” política implica, en primer lugar, la posesión de esas cualidades». WEBER opone, pues, dos lógicas políticas que son dos éticas: · La «ética de la convicción» [Gesinnungsethik] está animada únicamente por la obligación moral y la intransigencia absoluta en el servicio a los principios. · La «ética de la responsabilidad» [Verantwortungsethik] valora las consecuencias de sus actos y confronta los medios con los fines, las

consecuencias y las diversas opciones o posibilidades ante una determinada situación. Es una expresión de racionalidad instrumental, en el sentido que no sólo valora los fines sino los instrumentos para alcanzar determinados fines. Esta racionalidad instrumental «maduramente relexionada» es la que conduce al éxito político. En definitiva, sería un error de la acción política plantearse exclusivamente la «racionalidad de los valores» para prescindir de lo fundamental: la racionalidad en las herramientas que han de conducir a la realización de estos valores. Hay, pues, en la política una ética implícita que no conocen los partidarios de la pureza, de la ingenuidad evangélica o del doctrinarismo dogmático de cualquier signo. El propio WEBER pone un ejemplo muy conocido a propósito de la imposibilidad de aplicar el “Sermón de la Montaña” cristiano, modelo de ética de la convicción, en una página que culmina así: «La consecuencia de una ética de la caridad acosmista sería: “No te opongas al mal por la fuerza”. Para el político, en cambio, sólo vale esta otra frase: “debes oponerte al mal por la fuerza pues de lo contrario te harás responsable de su supremacía”. Quien pretenda vivir

según la ética del Evangelio, que se abstenga de participar en huelgas, pues son una forma de coacción; sería preferible que se inscribiera en uno de esos sindicatos amarillos». En LA POLÍTICA COMO PROFESIÓN esto queda perfectamente claro ya desde la segunda página: «En última instancia –dice WEBER– sólo se puede definir el Estado moderno, sociológicamente, partiendo de su medio específico, propio de él así como de toda federación política: me refiero a la violencia física. “Todo estado se basa en la fuerza”, dijo Troski en Brest-Litovsk. Así es, en efecto. Si sólo existieran estructuras políticas que no aplicasen la fuerza como medio, entonces habría desaparecido el concepto de “Estado”, dando lugar a lo que solemos llamar “anarquía” en el sentido estricto de la palabra. Por supuesto, la fuerza no es el único medio del Estado ni su único recursos, no cabe duda, pero sí su medio más específico. En nuestra época, precisamente, el Estado tiene una estrecha relación con la violencia. Las diversas instituciones del pasado –empezando por la familia–con consideraban la violencia como un medio absolutamente normal. Hoy, en cambio, deberíamos formularlo así: el Estado es aquella comunidad

humana que ejerce (con éxito) el monopolio de la violencia física legítima dentro de un determinado territorio». Por lo demás, WEBER fue siempre un convencido elitista o, como se dice a veces, “un crítico de la sociedad de masas”; por mucho que se esforzase en acercarse a la socialdemocracia, lo que en realidad le interesaba es que ésta representaba orgánicamente a la aristocracia obrera. Lo que valora en la democracia no es tanto la expresión de la voluntad popular cuanto la astucia que usa para lograr un cierto nivel de control sobre la actividad de las elites. La teorización weberiana del Estado moderno se inserta en su análisis de las formas de racionalización. Pero lo que caracteriza al Estado moderno es que no usa la violencia al modo brutal de los Estados antiguos; más bien al contrario ha conseguido hacerse indispensable en la vida de los humanos, convirtiéndose en la fuente única de legitimación, gestionando servicios, etc. Lo fascinante la dominación estatal es que se logra sin una violencia aparente, a través del convencimiento y de mecanismos carismáticos.