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CLÍNICA QUIRÚRGICA Universidad de LEÓN. 2009 " Aparato genital masculino " APARATO GENITAL MASCULINO Jesús Sánchez Gar

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CLÍNICA QUIRÚRGICA Universidad de LEÓN. 2009 " Aparato genital masculino "

APARATO GENITAL MASCULINO

Jesús Sánchez García; Alicia Ester Serantes Gómez, 2009

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APARATO GENITAL MASCULINO TESTÍCULOS, EPIDÍDIMO, CONDUCTOS DEFERENTES, PRÓSTATA, PENE Y PREPUCIO. Anomalías congénitas: Anorquidia. Criptorquidia. Hipospadia. Epispadia. Frenillo persistente. Lesiones traumáticas: Contusiones. Ruptura de los cuerpos cavernosos del pene Hematoma peneano Testiculares Heridas Alteraciones inflamatorias: Orquitis. Prostatitis Balanitis. Otras alteraciones: Torsión testicular. Hidrocele. Hematocele. Quistes prostáticos y paraprostáticos. Parálisis peneana. Fimosis. Parafimosis. Alteraciones neoplásicas. Seminomas. Sertoliomas. Hiperplasias y Adenomas de próstata. Sarcoides. Melanomas. Carcinoma de células escamosas. Intervenciones quirúrgicas sobre el testículo, epidídimo, conductos deferentes, próstata, pene y prepucio: Castraciones. Castraciones en criptórquidos. Castración de aves. Esterilizaciones. Otras técnicas de creación de recelas. Falectomías. Uretrostomía perineal. Prostatectomías. Tratamiento quirúrgico de los quistes prostáticos y paraprostáticos.

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RECUERDO ANATÓMICO

Equinos

Rumiantes

Caninos

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CASTRACIONES INTRODUCCIÓN

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ORQUIDECTOMÍA DE EQUINOS EN LA ESTACIÓN “TRAUMÁTICA A TESTÍCULO Y CORDÓN DESCUBIERTOS” RECUERDO ANATÓMICO

Emasculador Serra.

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“Cómo realizar una orquidectomía bilateral a un caballo en la estación con un mínimo de personal, de estrés, de complicaciones y de material”. De todo buen hipiatra es sabido que el torcedor, convenientemente aplicado en el labio superior del caballo, no basa su eficacia en hacer más daño en ese lugar para así poder intervenir en otro sin que el animal lo sienta; sino que, sabiamente empleado, sin demasiada presión y balanceado con ritmo lento y suavidad, es capaz de estimular ciertos puntos, que mucho tienen que ver con la acupuntura y la reflexoterapia, que a su vez promueven la liberación, en el Sistema Nervioso Central, de los ligandos endógenos encargados de producir sueño y de contrarrestar el dolor: los opioides endorfinas, las que introducen al paciente en un estado de trance, somnolencia y placer, que nos permite realizar multitud de manipulaciones molestas que de otro modo no serían posibles. Dicho esto, y a sabiendas de que no todos los caballos pueden ser candidatos a esta técnica, si el paciente sabe ramalear, se deja tocar sin muchos problemas la cara y las extremidades posteriores y, lo más importante, si permite sin grandes aspavientos que le lavemos con agua el escroto y el prepucio; no somos pocos los médicos veterinarios dedicados a la clínica equina, que nos sabemos, sin arrogancia, capaces de castrar un caballo en la estación, sin sedación ni tranquilización farmacológicas previas, con la única ayuda de una persona, bien formada en los aspectos relativos al manejo de los caballos por nosotros mismos, un muy buen protocolo de anestesia local secuenciada y progresiva y, por supuesto, un instrumental específico y de calidad. Preparación del paciente Será la rutinaria que exige cualquier intervención quirúrgica llevada cabo bajo los principios del arte, y no con los de la prehistoria de la veterinaria; a saber, que las desparasitaciones y vacunaciones, estas últimas al menos de influenza y tétanos, estén al día y haya transcurrido un tiempo suficiente como para que hayan hecho efecto, de unos quince a treinta días, y que si esto no es posible, se administre como mínimo suero antitetánico previamente a la intervención; dieta hídrica de 24 horas, antibioterapia de amplio espectro desde las 24 horas previas a la intervención y una buena ducha con agua y jabón de todo el animal el día anterior. Preanestesia Sosteniendo que es posible realizar la intervención con seguridad y sin estrés ni dolor para el paciente, sin necesidad de sedación; para los veterinarios incrédulos, inseguros y principiantes, y para los caballos bisoños, nerviosos, cerriles o resabiados, elaboraremos un protocolo con Neuroleptoanalgesia previa. Imaginemos un caballo de sangre caliente, de unos 500 Kg de peso vivo: Sedación: Detomidina: 0,01mg/Kg IV; o sea 0,5 ml de Domosedan®. Esperar 5 minutos (un cigarrillo). Analgesia: Butorfanol: 0,01mg/kg IV; o sea 0,5 ml de Torbugesic®. Esperar durante otro cigarrillo. Anestesia Estamos de acuerdo en que pueden practicarse otras anestesias locales, como la infiltración directa del cordón testicular, no exenta de múltiples inconvenientes como dolor, hemorragias, baja uniformidad, patadas, inflamaciones, granulomas espermáticos,… o como la anestesia intratesticular, que funciona francamente bien pero que no permite castrar caballos sin una buena sedación previa, pues se adivina sumamente dolorosa; por ello, proponemos la siguiente técnica, “el bloqueo específico del nervio espermático”, que es fácil, segura, rápida, la más efectiva de todas y además, nos permite trabajar con un mínimo de personal y de medicación, y con las máximas cotas de seguridad para el paciente y para el personal circundante. Se comienza aplicando el torcedor a la manera ya hemos indicado anteriormente. Los diestros trabajaremos desde el lado derecho del caballo para tener libertad de movimientos con nuestro brazo derecho, sin interferencias por parte de la extremidad posterior del paciente y procurando no tocar, en

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ningún momento, ni la babilla ni el vientre del mismo; en este pequeño detalle reside gran parte del éxito, en no molestar ni sorprender al caballo. Para poder clavar en la piel una pequeña aguja de 0,6 mm de calibre y 25 mm de longitud se comienza dando un suave masaje con dos dedos en la misma para conseguir el calentamiento de la piel del escroto y así aturdir su sensibilidad. Realizar una infiltración anestésica local subcutánea de dos líneas paramediales, de unos 5cm de longitud, ubicadas a una distancia de 1 cm del rafe escrotal, a ambos lados del mismo, una para cada testículo y en la zona más declive del escroto, con 3 ml de Mepivacaína al 2% sin vasoconstrictor (Scandinibsa®). Esperar a que haga efecto unos 5 minutos (otro cigarrillo más). Sujetar el testículo y el cordón derechos entre los dedos de la mano izquierda, tensando la piel del escroto y practicar con el bisturí una pequeña incisión longitudinal, de unos 3-4 cm, justamente sobre la línea anestésica longitudinal paramedial derecha, a 1 cm del rafe medio, que sólo debe interesar a la piel, el tejido subcutáneo, el dartos y la capa parietal de la túnica vaginal del peritoneo, sin afectar al testículo pues sangraría profusamente. Ahora ya estamos en el interior de la cavidad vaginal y podemos ver el testículo a través de la incisión; para que no se mueva y se pierda la visión directa del testículo, no debemos soltar el agarre que habíamos hecho con la mano izquierda hasta completar totalmente el procedimiento anestésico. Bloqueo específico del nervio espermático a nivel del anillo inguinal: Para llevarlo a cabo se necesita disponer de una cánula botonada específica para bloqueos del nervio espermático, que está en los catálogos de material quirúrgico Hauptner®, o bien deberemos conseguir o fabricar una que reúna las condiciones deseadas; a saber: tiene un cono Luer para ajustar a una jeringa, unos 15 cm de longitud y el extremo botonado para no trabarse ni lesionar los tejidos al avanzar. Introducir la cánula a través de la incisión y hacerla avanzar con su punta botonada a través de la cavidad vaginal, recorriendo con la misma la cara medial del testículo, y del cordón espermático, esto es importante pues por la lateral está el mesocordón y no la deja subir; lógicamente hablamos de caballos que no tienen ningún tipo de torsión testicular, haciéndola pasar entre nuestros dedos, que aún no han soltado su presa, hasta ubicar el extremo botonado en las proximidades del anillo inguinal. Depositar allí, a través de la cánula, unos 20 ml de Mepivacaína 2% y mantener el agarre de la mano izquierda sobre el cordón unos minutos, para que la anestesia no se caiga por gravedad y así pueda hacer efecto. Ahora llevamos a cabo otro procedimiento idéntico, desde el mismo lado, en nuestro caso el derecho, para el otro testículo, el izquierdo; es decir, otra incisión y otro bloqueo. La anestesia total de testículo, el cordón y el resto de la piel, si todo se ha hecho bien, es inmediata. Intervención quirúrgica Ampliar con el bisturí la primera incisión en la misma dirección para sacar el testículo, esto es muy importante para no crear colgajos cutáneos ni fondos de saco; para realizar esta maniobra es mejor cortar en profundidad el testículo que el escroto en superficie, pues así, al perder tensión su parénquima, sale por una herida cutánea menor que luego podrá cicatrizar más rápido. Presionar con la mano izquierda el escroto para que se exteriorice el testículo. Buscar y seccionar con una tijera el ligamento de la cola del epidídimo o gubernáculo, el que une la cola del epidídimo a la vaginal parietal, para separar las capas denominadas epiorquio y periorquio de la vaginal, que se fusionan en ese punto; es importante no confundirse y no seccionar el ligamento propio del testículo, el que une el polo caudal del testículo a la cola del epidídimo, pues de hacerlo, este último se estirará y correremos el riesgo de dejar un trozo del mismo sin eliminar y que el equino nos quede “verde”.

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Romper por tracción y deslizamiento, como quien remanga, el mesocordón, para liberar al testículo y al cordón testicular de sus relaciones con la vaginal parietal y por ende con el cremáster y que puedan colgar péndulos en el vació sin sufrir la tracción de este último, que tira de la vaginal parietal hacia arriba. Separar el conducto deferente del resto del cordón, también por disección roma (digital), de su mesoconducto junto con su arteria propia. Ahora, lo que vamos a hacer exige un instrumental de absoluta confianza, y el emasculador que a nuestro parecer reúne las condiciones adecuadas es el modelo Serra® de la empresa Hauptner. Téngase en cuenta que el término emascular significa eliminar masculinidad y nada más, no es machacar ni comprimir, ni cortar y sellar ni nada de eso que aparece escrito por ahí. Seccionar con el emasculador el conducto deferente y retirar dicho instrumento. Volver a abrirlo y colocarlo ahora sobre el cordón espermático para seccionarlo también. Es muy importante no dejarse llevar por los nervios y la prisa, y arriesgarse a perder un paciente en aras de la rapidez; téngase en cuenta que este modelo de emasculador corta por un lado de sus bocas y sella los vasos, comprimiéndolos, por el otro; así, si se coloca al revés, cortaremos los vasos por la zona proximal y se nos quedará enganchado el testículo por la distal, con lo que el chorro de sangre arterial que empieza a salir del muñón del cordón recién y limpiamente cortado es espectacular: Esta pequeña desgracia nos ha ocurrido en un par de ocasiones, pero con la templanza y los conocimientos necesarios no debe suponer ningún problema grave; para solucionarlo, se introducen los dedos a través de la incisión escrotal, se localiza y captura el muñón del cordón, se exterioriza, se vuelve a colocar el emasculador bien y más arriba del corte anterior, se vuelve a accionar y problema resuelto. Recordar como norma que los tornillos de las bocas del emasculador deben ubicarse apuntando al suelo y no a la barriga del caballo. Solemos mantener el emasculador colocado en el cordón, presionando, entre tres y cinco minutos, para que selle bien los vasos. La razón de usar este aparato, caro de por sí, no sólo se basa en la rapidez que nos proporciona a la hora de intervenir, sino en el hecho de que nos permite no colocar ninguna ligadura, evitando de esta forma los múltiples efectos secundarios que éstas podrían ocasionar, especialmente en unos pacientes tan sensibles a los cuerpos extraños y tan delicados en general para el veterinario como son los equinos; pues por muy buenas que sean, en mayor o menor medida, irritan, promueven la infección y, si se ven rechazadas, dan lugar a funiculitis o, lo que es peor, granulomas espermáticos, harto dolorosos y complicados de tratar. Por supuesto, ni suturamos las incisiones escrotales ni castramos a través de una sola incisión, pues dichas prácticas infringen un buen número de principios básicos de la cirugía general e incrementan las posibilidades de que aparezcan complicaciones, que sólo pueden derivar en perjuicios para el paciente. Con el testículo izquierdo se hace exactamente igual, pero no se lleva a cabo todo el procedimiento después de haber terminado con el derecho, sino que iremos simultaneando las infiltraciones anestésicas iniciales, los cortes, los bloqueos y las emasculaciones, de modo que lo realizamos todo seguido y así acortamos el tiempo operatorio prácticamente a la mitad. Está claro que, salvo causa de fuerza mayor, se intervienen los dos testículos por el mismo lado del paciente: los diestros por la derecha del caballo y los zocatos por la izquierda, pues así la mano lista, que es la que más trabaja, no choca ni se ensucia con la extremidad posterior del paciente; recuerden que cuando se realiza la castración con el equino en decúbito se hace también en esa postura, en el caso de los diestros, con el caballo en decúbito izquierdo para operar por su derecha.

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Postoperatorio Por último, también es sabido de todo buen cirujano, que el éxito de cualquier intervención quirúrgica tiene tanto que ver con la operación en sí como con todo el trabajo clínico y asistencial pre intra y postquirúrgico, de ahí la tremenda importancia que tiene no olvidarse del paciente al terminar de operar. En este caso, el postoperatorio consistirá en la limpieza y las curas locales rutinarias diarias de las heridas, y en la administración de antiinflamatorios no esteriodeos y antibioterapia de amplio espectro durante 5 a 7 días; precedidas de paseos de la mano al paso los primeros días y de ejercicios de trote los siguientes, y por supuesto de hidroterapia fría en la zona durante 15 días, para prevenir los edemas hipostáticos e inflamatorios. Es muy importante disponer en la caballeriza una cama muy abundante, permanentemente seca y limpia y de paja de cereal o de viruta de madera natural lavada no molidas, para evitar la entrada de polvo y cuerpos extraños en las heridas y la contaminación de las mismas. Está claro que el serrín de madera, la cascarilla de arroz, la ausencia de camas absorbentes, la humedad, las deyecciones y la paja trillada o pulverulenta estarían contraindicadas en este caso, pues aunque siga diciéndose lo contrario y haya quien no lo crea, los caballos como duermen a gusto y descansan correctamente es acostados y no en pie, y acostados acaban por contactar con sus heridas escrotales con el suelo o con la cama, estén en las condiciones que estén. OTRAS FORMAS DE CASTRACIÓN Y OTRAS ESPECIES EN DECÚBITO O EN PIE BÓVINOS, CAPRINOS, OVINOS, CAMÉLIDOS RECUERDOS ANATÓMICOS

TRAUMÁTICAS (Anestesias, incisiones)

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ATRAUMÁTICAS Ligadura elástica, Transfixión parafunicular percutánea, A pulgar. BURDIZZO

PORCINOS, CANINOS, FELINOS, MUSTÉLIDOS.

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CASTRACIÓN DE CRIPTÓRQUIDOS TIPOS DE CRIPTORQUIDIA. Mono criptorquidia Bicriptorquidia Abdominal Inguinal Subcutánea TÉCNICAS En la estación (Inguinales fáciles y subcutáneos) En decúbito Sin laparotomía (Inguinales y subcutáneos) Laparotomía inguinal (Monocriptórquidos) Laparotomía paramedial (Bicriptórquidos) Laparotomía medial paraprepucial (Bicriptórquidos) Laparotomía por el flanco (Suinos) Vía laparoscópica (Cualquier especie)

CASTRACIÓN DE AVES TÉCNICAS En decúbito lateral inclinado Laparotomía lateral intercostal derecha (entre las dos últimas costillas).

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ESTERILIZACIONES INTRODUCCIÓN Desde muy antiguo los hombres han esterilizado a los animales por muy diversas razones: culturales, productivas, terapeúticas, etc. Los procedimientos empleados en la historia para anular la capacidad reproductiva del macho, han sido variadísimos; éstos han sido perfeccionados a lo largo de los tiempos, dando lugar a las más variadas e ingeniosas técnicas. Los métodos de esterilización que nos ocupan, cuya finalidad es simplemente anular la capacidad reproductiva, pero no la líbido de los machos son: la utilización de substancias necrosantes y esclerosantes sobre la cola del epidídimo, la resección de la cola del epidídimo, la vasectomía o la oclusión del conducto deferente. Las utilidades que se han intentado dar a la vasectomía son variadas: el tratamiento de la hipertrofia prostática, ineficaz en este sentido, pero útil para prevenir las epididimitis consecutivas a las prostatectomías; a comienzos de este siglo en U.S.A. se usó para la esterilización de locos, débiles mentales y criminales, pues éstos se consideraban portadores de una enfermedad transmisible; en caninos y felinos, la vasectomía se ha utilizado para el control de la superpoblación de animales callejeros, salvajes y cimarrones, para tener el monopolio de ciertas razas y para detectar el celo en hembras, principalmente en las que se practica la inseminación artificial. TÉCNICAS

Intervenciones en el epidídimo: epididimectomía, ligadura, electrocoagulación, esclerosis. La resección simple consiste en la disección de unos 3 cm de la cola del epidídimo, con o sin torsión y ligando o no la zona de sección; para evitar hemorragias puede practicarse la electrocoagulación con electrobisturí al seccionarla. La esclerosis de la cola del epidídimo puede realizarse inyectando 0,5-1 ml de digluconato de clorhexidina acuoso al 3% y un 50% de dimetilsulfóxido en la misma.

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Intervenciones en el conducto deferente: Recuerdo anatómico Las referencias anatómicas más importantes para el desarrollo de estas técnicas son las relativas al Cordón espermático: ocupa la porción estrecha proximal del proceso vaginal, está revestido por una túnica serosa con dos hojas: parietal y visceral, que se comunican por el mesocordón, y contiene las siguentes estructuras: arteria testicular, venas testiculares, que forman el plexo panpiniforme, vasos linfáticos, nervios simpáticos y parasimpáticos, haces de fibras musculares lisas y el conducto deferente, alojado en un pliegue seroso independiente llamado mesoconducto deferente. El músculo cremáster se inserta en la porción laterodorsal del proceso vaginal que recubre al testículo. Deferectomía La técnica más común de resección del conducto deferente a nivel del cuello del escroto con o sin ligadura, consiste en la incisión en el cuello del escroto y tras aislar el cordón testicular, extraer el conducto deferente y eliminar una porción de un centímetro del mismo, ligando ambos cabos o sólo el cabo abdominal.

Oclusiones Existe la posibilidad de obstruir el conducto deferente mediante la inyección en su interior de determinadas substancias como el poliuretano o el maleato de estireno y dimetilsulfóxido, inyectadas vía percutánea con una aguja hipodérmica. Esta técnica tiene la ventaja de ser reversible, basta con incidir el deferente y sacar la gota obstructora, no hace falta suturar el conducto.

Electrocoagulación Es una técnica que presenta dos variantes, en ambas se utiliza una anestesia local de infiltración subcutánea: puede hacerse por vía percutánea con una aguja, tras fijar el conducto con unas pinzas, que diatermiza el vaso en una longitud de 1 cm usando el cauterizador estándar, o con coagulación por diatermia monopolar tras una pequeña incisión.

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Ligadura retroperitoneal prepubiana También puede hacerse una ligadura de ambos conductos deferentes a nivel de su desembocadura en la uretra, vía retroperitoneal prepubiana, mediante una incisión paramedial inmediatamente delante del pubis y retirando hacia adelante el fondo de saco del repliegue peritoneal suprapubiano. Transfixión paraductal percutánea (experiencia) El protocolo anestésico utilizado en esta experiencia de “cirugía mínimamente invasiva”consistió en una tranquilización con Propionilpromazina (Combelén®) a la dosis de 0,5 mg/kg, para media hora más tarde realizar una anestesia local por infiltración subcutánea, en el cuello del escroto, con 1 cc de Lidocaína al 2%. Colocado el animal en decúbito supino, y tras desinfectar y depilar convenientemente la piel del cuello del escroto, se procede a la ligadura del conducto deferente, como sigue: Se localiza el conducto por palpación a través de la piel, aislándolo con los dedos del resto de estructuras del cordón testicular y sujetándolo en un pliegue del escroto; se fija en esa posición con dos o tres pinzas de campo y se realiza una doble ligadura del mismo, a una distancia de 1 cm, con una sutura no absorbible y no irritante, el Supramid del Nº 0 USP. Para realizar esta ligadura sin incidir la piel, se emplea una aguja de sutura traumática recta, que atravesando el pliegue de escroto, entra y sale pasando por debajo del conducto deferente fijado, luego se libera el conducto de las pinzas y el pliegue y se realiza el paso inverso de la aguja, empleando los mismos orificios que en la pasada anterior, de modo que el deferente quede rodeado por la sutura.

Una vez hecho esto, se anudan los extremos de cada cabo, y se oculta el nudo bajo la piel, haciéndolo entrar por el orificio sobre el que queda situado; con el otro conducto se actúa de igual forma. Esta técnica se basa en otra de similar metodología empleada para castrar, y en las ya revisadas de esterilización por vía percutánea. Después de cubrir los puntos con tintura antiséptica, el postoperatorio puede ser prácticamente nulo, debido a la inocuidad y escaso traumatismo de esta técnica. CONSECUENCIAS Las consecuencias de las técnicas de esterilización sobre el fisiologismo reproductivo son: oligospermia con inmovilidad y alteraciones morfológicas de los espermatozoides, que los hacen infecundos a los 13 días de haber realizado una resección simple de la cola del epidídimo; ausencia, escasez o infecundidad de los espermatozoides a los 15 días de la realización de vasectomías a nivel de cuello del escroto. Cuando se realiza la esclerosis de la cola del epidídimo, se logra la azoospermia a los 35-42 días del tratamiento, siendo el efecto irreversible.

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Cuando la técnica utilizada es la oclusión del deferente con poliuretano, o con maleato de estireno en DMSO se observan tasas de azoospermia del 98%-100%. Respecto al comportamiento sexual y a los niveles de testosterona, no se observan modificaciones significativas en los animales. Pueden observarse modificaciones en los túbulos seminíferos de los animales vasectomizados y en la espermatogénesis, con una disminución del número de espermatozoides y un edema peritubular, después de 4-5 meses se observa una recuperación de la espermatogénesis. Las vesículas seminales de las cabras, a los 12 meses de la intervención, experimentan modificaciones en su epitelio, que de ser columnar alto, simple y con un núcleo basal, tras la vasectomía la actividad de la glándula decrece y también la altura del epitelio. La vasectomía no detiene la espermatogénesis pero provoca una retención de espermatozoides y un aumento de su reabsorción en el epidídimo y con ello descamación del epitelio espermático de un gran número de tubos seminíferos y debilitación de la espermatogénesis. De las múltiples posibilidades que nos ofrece la patología postquirúrgica, los casos más comunes son los siguientes: Formación de abscesos, dolor postoperatorio tras la termocoagulación percutánea o al eyacular, que desaparece totalmente con 1-2 meses de abstinencia sexual, hemorragia, descarga serosa en la herida, infección superficial, hematoma, inflamación local; granuloma espermático, que es una reacción inflamatoria provocada por la extravasación y difusión en los tejidos circundantes de espermatozoides, aparece frecuentemente en el punto de ligadura del cabo testicular del deferente cuando, por apretar demasiado la ligadura, se necrosa o cuando la ligadura del cabo testicular de la cola del epidídimo entraña la ruptura de los túbulos que lo forman. Macroscópicamente, el granuloma es una masa esférica de unos 7 mm de diámetro e histológicamente es una reacción celular contra el esperma estravasado a los tejidos circundantes. La termocauterización de los cabos seccionados del deferente evita la formación de los granulomas. Pueden aparecer anticuerpos autoinmunes entre 1 y 7 meses después de la vasectomía, persisten poco tiempo, desaparecen en un periodo de 1 a 5 meses, y no intervienen en la esterilidad definitiva del animal. Esta fugacidad de los anticuerpos antiespermatozoides permite dejar sin ligar el cabo testicular del deferente para evitar el engrosamiento del epidídimo y para no comprometer una futura posible vasovasostomía. Septicemia, piemia, fiebre, etc, son otras posibles consecuencias de éstas, así como de cualquier otra intervención quirúrgica no correctamente realizada o sin un adecuado postoperatorio, cuando dan lugar a infecciones o a abscesos. En la experiencia de transfixión paraductal percutánea: Pudimos observar una correcta colocación de las ligaduras alrededor del conducto deferente por palpación en el momento de la intervención, y comprobar que no interesaron a ninguna estructura adyacente al diseccionar a los animales al final de un periodo de observación de un año. No constatamos ningún trastorno general ni local consecuentes a la ligadura,. En la medición de la concentración de espermatoziodes en la cámara de recuento celular, a los sesenta días de la intervención, comprobamos la aparición de azoospermia en todos los casos intervenidos. No observamos ninguna modificación en el comportamiento de los animales intervenidos. Encontramos como limitación a esta técnica quirúrgica “mínimamente invasiva”, el tamaño de los animales a intervenir, pues consideramos que en perros con pesos inferiores a los 10 kg tenemos serias dificultades para aislar el conducto deferente y ligarlo con seguridad y garantía de no lesionar estructuras cercanas al mismo.

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OTRAS TÉCNICAS DE CREACIÓN DE RECELAS. INDICACIONES Zootécnicas Control reproductivo y de poblaciones. Detección de celos Control sanitario de los rebaños Impedimento de la cópula por parte del recelador. TÉCNICAS Método de Rommel (tunel).

Métodos de Vasiliev

Método de Schipilow.

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Método del Rombo (cebú).

Acortamiento de los músculos retractores del pene.

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Implantación lateral del prepucio (cebú).

Retracción y fijación del pene.

Anillado del prepucio.

Acortamiento del pene o fijación de la ese peneana según Rommel, etc….

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FALECTOMÍAS

INDICACIONES

Heridas y contusiones peneanas, hematoma peneano. Parálisis peneana Parafimosis. Tumores. Necrosis. Fracturas del hueso peneano. TÉCNICAS Falectomía parcial (Técnica de WILLIAMS, 1950) Amputación en bloque del pene, escroto, testículos y prepucio. URETROSTOMÍA PERINEAL INDICACIONES Heridas y contusiones peneanas. Tumores. Necrosis. Fracturas del hueso peneano. Urolitiasis. TÉCNICAS Uretrostomía (Equinos, caninos, otros,….) Amputación en bloque del pene, escroto, testículos y prepucio (Felinos).

Uretrostomías

Postatectomía PROSTATECTOMÍA

INDICACIONES Hipertrofia. Tumores. TÉCNICAS Laparotomía paramedial. Laparotomía medial paraprepucial. Vía perineal.

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TRATAMIENTO QUIRÚRGICO DE LOS QUISTES PROSTÁTICOS Y PARAPROSTÁTICOS. (Experiencia) A título ilustrativo exponemos la resolución quirúrgica de un quiste paraprostático en un perro macho mediante la resección parcial del quiste y su omentalización para evitar recidivas. Se trataba de un animal que presentaba dificultades en la defecación y la micción desde hacía varias semanas, agravadas en los últimos días. Se realizó un exhaustivo examen del aparato genitourinario que incluyó palpación rectal, ecografía, cistografía de contraste, bioquímica sanguínea, hematología y urianálisis, y se le diagnosticó un quiste paraprostático de grandes dimensiones adyacente a la vejiga.

TÉCNICA Para su intervención, el animal fue premedicado con midazolam y butorfanol; se sondó la vejiga con una sonda unida a un tubo de drenaje para mantener la vejiga vacía; se realizó la inducción anestésica con propofol y se le mantuvo bajo anestesia general inhalatoria con sevofluorano. La preparación del campo quirúrgico se realizó de la manera habitual para una laparotomía abdominal. Realizamos un incisión cutánea paraprepucial derecha y se practicó el abordaje abdominal a través de la línea alba. Una vez abierto el peritoneo, observamos un quiste paraprostático de grandes dimensiones con paredes engrosadas y lleno de líquido, localizado caudal a la vejiga y ventral a la próstata. Posteriormente, puncionamos el quiste con un catéter de 18G extrayendo aproximadamente 250 ml de un líquido serosanguinolento. Una vez vaciado realizamos una pequeña incisión y con la ayuda de unas tijeras abrimos el quiste y resecamos la mayor parte de la pared del mismo con excepción de una porción fibrosa muy adherida a la cara ventral de la próstata. Después de un lavado con suero fisiológico templado, llevamos el extremo del omento mayor hasta cubrir el área que ocupaba el quiste y lo suturamos al fragmento de pared quística residual, con el objetivo de que participara en la absorción y drenaje natural del líquido que pudiera formar el tejido residual. La laparotomía se cerró de forma habitual y se castró al perro para favorecer la regresión de la próstata y evitar la recidiva del quiste. RESULTADOS El animal tuvo una evolución favorable en el postoperatorio, y tras varios meses de controles ecográficos no se han apreciado recidivas y la próstata ha disminuido su tamaño. En ésta y otras experiencias hemos encontrado que la omentalización, en procesos patológicos con lesiones cavitarias, como abscesos, quistes o traumas quirúrgicos abdominales o torácicos, favorece la cicatrización, la absorción de líquidos y colabora en la prevención o terapia de posibles infecciones.

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