Venezuela Agroexportadora

Esbozo histórico de la evolución de la ocupación del territorio en la Venezuela agro exportadora.[1] La ocupación del e

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Esbozo histórico de la evolución de la ocupación del territorio en la Venezuela agro exportadora.[1]

La ocupación del espacio en el territorio, se da a partir de los asentimientos previos y se conservará de forma similar aun hasta nuestros días. La sucesión de hechos desde la llegada de los españoles al continente inician una serie de actividades en este territorio que antecede al marco cultural actual y es de importancia para el estudio de las ciudades venezolanas y todo lo que ellas implican. De esta manera, se considera la época agro exportadora de Venezuela como un espacio de tiempo determinante en la historia de las ciudades venezolanas.

La actividad agro exportadora constituyó la base en torno a la cual se estructuró y consolidó la formación social venezolana; durante mas de cuatro siglos, esta actividad representó la única fuente generadora de excedentes significativos, entre los cultivos exportados tenemos el cacao y el café entre otros; aunque la vinculación de la economía venezolana con esas áreas capitalistas fue de naturaleza comercial. Los capitales foráneos operaron a través del financiamiento otorgado por comerciantes extranjeros a productores y comerciantes, mediante créditos adelantados por conceptos de cosechas, pero este capital extranjero sólo fue significativo por la vía de los empréstitos gubernamentales, alcanzando, la deuda externa, niveles exagerados.

La base productiva del país, se constituía básicamente por tres modelos:

La Hacienda, que se caracterizó por contar con amplias extensiones de tierra cultivable, por el manejo de una población numerosa de trabajadores y por el control de los procesos de trabajo ejercido por el hacendado. Por la necesidad de abundante mano de obra, se presenta la existencia del binomio plantaciónconucco donde existirá dentro de la hacienda una producción de subsistencia dando lugar al conuco. El excedente en manos de los hacendados era empleado en la compra e hipotecas de bienes inmuebles y terrenos urbanos y en la inversión en actividades económicas urbanas. El Hato, funcionó como una unidad productiva autosuficiente, puesto que además de la actividad ganadera para el mercado, generó en su interior una producción agrícola para satisfacer las necesidades de propietarios y peones; también existía dentro del hato, una forma de taller artesanal. El hato operaba con escasa mano de obra, utilización extensiva de la tierra y muy limitadas

obras de infraestructuras. La producción familiar mercantil, era controlada y organizada por un grupo familiar, combinando diferentes cultivos, orientados a la auto-subsistencias, que dejaba limitados los excedentes comerciables; en estos cultivos la tecnología utilizada era mayormente el arado y el riego. Este aspecto agrícola era combinado con la cría de alguna ganadería, tanto mayor como menor, y la cría de aves, además esta autosuficiencia se elevaba gracias a la producción artesanal propia de este modelo.

La agricultura de exportación por ser la principal fuente generadora de excedentes significativos, será el marco determinante en la organización del espacio en la Venezuela de entonces, esta organización conformará tres patrones importantes: El Urbano- Concentrado, El urbano disperso y el Rural disperso.

1.-El primero ubicado en la zona centro-costera, actúa como centro político-administrativo y de servicios; las principales poblaciones ubicadas en este patrón fueron Caracas y Valencia, siendo Caracas denominada como la capital gracias a sus ventajas (potencial agrícola, clima benigno, ubicación estratégica y equidistante de los valles de la costa, Aragua, Barlovento y el Tuy). El cabildo constituyó la instancia en la cual se expresó el creciente poder económico y político de un reducido sector de la población, donde el Cabildo de Caracas tendió a dominar, en una lucha de poderes con otros cabildos locales. Su capacidad de apropiares de parte sustantiva del excedente generado por la economía de exportación cuya dinámica fue acentuando una diferenciación interna cuyo principal resultado fue la configuración de un sector denominado la burguesía embrionaria, de la cual progresivamente se hicieron dependientes los hacendados, ganaderos y comerciantes del mercado interno. La ocupación de tierras y la formación de propiedad agraria llevó a un agotamiento de la oferta de tierra y al inicio de un proceso de concentración de la propiedad en esta zona; lo que derivará a la hacienda latifundista, que por la concepción de la agricultura extensiva suponía una abundante mano de obra, aumentando la población de estos centros, y formándose mas aun pueblos en los puntos de escala en el transito entre las haciendas y las ciudades mayores. Con la excepción de Caracas, Valencia y los puertos de La Guaira y Puerto Cabello, la mayoría de los centros poblados operaban como lugares de transito.

El hecho de ser el asiento permanente de la clase dominante fue dándole a estas ciudades una fisonomía propia de carácter urbano, en este sentido se

concentraron las mejores edificaciones y los servicios; la tendencia de la clase centralizadora se manifestó en la escasa presencia de conflictos en el seno de la clase dominante. El sector embrionario a partir de los años setenta robusteció, en cuanto a su poder económico, cuando se inició el crecimiento interno y del gasto público orienta hacia obras de infraestructura y de urbanismo. El monopolio ejercido por la metrópolis imposibilito la formación de un sector criollo vinculado a la red del comercio internacional, puesto que la estrecha relación entre la burguesía embrionaria y los intereses del capital extranjero reforzaban el poder político.

2.-El patrón urbano disperso, en él predominan las unidades de producción, pequeñas y medianas con efectos sociales de menor alcance. Algunas de estas poblaciones se formaron a partir de las misiones, que establecieron un aparato reproductivo que permitía, por una parte la reproducción de la fuerza de trabajo y por la otra, la producción de excedentes que eran apropiados por la misión. A las poblaciones indígenas se les permitió formar cabildos y contar con caciques quienes subordinados ante el misionero, tenían poder de decisión sobre algunos aspectos; estas misiones fueron convirtiéndose en pueblos civiles con la incorporación de pobladores. En estos centros además de realizar excedentes agrícolas, producían artículos artesanales como una actividad complementaria; esta dinámica permitió una organización del espacio donde caseríos y pequeños pueblos se integraban en redes conectadas a poblados mayores, en algunos subsectores se presentaba la proliferación del caudillismo local. Además se hallaba un subsector poco numeroso, pero económicamente significativo, que operaba en el sector servicios, principalmente en transporte.

3.- El patrón rural disperso, se caracteriza por la ocupación tardía y precaria del territorio, además se basa en el aprovechamiento de pastizales naturales para una ganadería orientada a suplir el mercado interno; fue producto de la expansión de los centros poblados más importantes del arco montañoso costero. El carácter disperso de la población en el territorio favoreció un funcionamiento político basado en caudillos locales enfrentados entre si y vinculado con sectores de la clase dominante localizada en el patrón urbano. Este patrón encierra los hatos y establecimientos de poblados (civiles y misiones), la existencia de ambos era una contradicción porque la existencia de hatos dificultaban los asentimientos de poblados, pues éstos debían tener control sobre amplias extensiones de tierras, evitando la formación de centros poblados y a su vez los pueblos misionales y civiles amenazaban la posibilidad de extensión de los hatos, pues la Corona otorgaba tierras a los centros poblados. En la ganadería el excedente mas significativo era el producido en la

ceba, en la matanza y en la exportación, estando generalmente, la población ocupada en estas actividades ubicada en la zonas donde predominaba patrones de ocupación con base agrícola de exportación; estando solamente la producción de excedentes a través de la cría de ganado ubicada en la zona perteneciente a el patrón rural disperso.

En cuanto a la situación política, estando el poder politico-administrativo concentrado en la zona centro-costera, he de esperarse que fuese controlado por la “burguesía”, dando lugar a la oligarquía, que describe la ejecución del poder por parte de la clase adinerada; resultando el fortalecimiento de esa clase enriquecida y la salida de los sectores dominados de la dinámica política. Aunque la existencia paralela del caudillismo creara juegos de fuerzas regionales y locales, determinando la dinámica sociopolítica. Los intereses regionales y locales dominantes tuvieron en el caudillismo su principal canal de expresión mientras que el sector burgués embrionario, a través de la manipulación del gobierno central, intentaba garantizar y fortalecer su poder económico, ampliándolo en el ámbito nacional. En respuesta, la clase dominante se volcó a garantizar la integración nacional del territorio, a través de la ampliación de las comunicaciones, servicios públicos, educación publica, establecimiento de una moneda nacional, etc. En cuanto a las vías de comunicación, éstas eran precarias, las vías más aptas estaban ubicadas en la zona centro-costera, aunque la más común para el comercio de esa zona era la vía pluvial, en cuanto al resto del territorio las vías eran dictadas por la naturaleza. 2do Plantas, petróleo, y progreso: las ciencias agrícolas y las ideologías de desarrollo en la época de Juan Vicente Gómez, 1908-1935 [email protected]

Mientras no se adopte y ejecute un plan científico para la racionalización de nuestra agricultura, no nos libraremos de la pesadilla del café, no se diversificará nuestra producción agrícola, la prosperidad económica y el bienestar social de nuestro país no podrán descansar sobre bases sólidas.

Alberto Adriani, El café y nosotros1

La historia de la investigación agrícola en América Latina nos puede ofrecer una vista nueva de la historia de las ideologías de desarrollo en la época liberal. Buscando “orden y progreso”, las elites liberales de América Latina querrían racionalizar la vida política, social y económica nacional. En la mayoría de los países latinoamericanos, la agricultura tenía un papel importante en los proyectos de desarrollo nacional. Las elites liberales seguían una política de desarrollo basada en la exportación de materias primas, y en la época liberal la mayoría de esas materias primas eran plantas — como el café, el cacao, y la caña de azúcar. El bienestar económico de aquellos países, entonces, dependía del bienestar de sus cultivos. Por eso, la ideología y la retórica liberal señalaban la importancia de racionalizar la producción agrícola, y que las ciencias agrícolas tenían un papel central dentro de este proceso de racionalización. Pero a pesar de ese consenso general, surgieron muchos debates sobre cómo, precisamente, las ciencias agrícolas iban a contribuir al desarrollo agrícola. La agricultura enfrentaba tantos problemas que fue difícil saber dónde empezar el proceso de racionalización, y de identificar el papel preciso de la ciencia dentro de ese proceso. Los debates sobre las ciencias agrícolas eran, al fondo, debates sobre las dimensiones de la naturaleza del desarrollo nacional2

Estos debates fueron particularmente agudos en Venezuela, durante la larga dictadura de Juan Vicente Gómez (1908-1935). En Venezuela, el interés creciente en las ciencias agrícolas reflejaba la inquietud sobre el rumbo del desarrollo nacional, de parte de varios miembros de la elite intelectual, política, y económica. Cuando Gómez asumió el poder, Venezuela era el segundo exportador de café en el mundo, después de Brasil. Exportaba además otros productos agrícolas, como el cacao. Pero tras la época gomecista la economía agro-exportadora de Venezuela sufrió dos crisis grandes: el auge de la industria petrolera nacional y la sobreproducción mundial de productos tropicales. En el nivel nacional, el crecimiento vertiginoso de la industria petrolera disminuyó el peso de la agricultura de exportación en la economía venezolana. En el internacional, la agricultura venezolana también perdía importancia en los mercados mundiales. Para 1925, Venezuela era el cuarto exportador mundial de café y para 1933, había caído al octavo puesto. Esta caída no reflejaba una disminución en la producción agrícola sino su estancamiento: el volumen de las exportaciones del café venezolano quedó relativamente constante en esta época. Pero eso fue precisamente el problema: la producción venezolana se quedó estancada mientras que otros países modernizaban su producción agrícola y aumentaban el volumen de sus exportaciones. A pesar de eso, el gobierno de Gómez no desarrolló ni una política agrícola general, ni una política de investigación agrícola. Después del año 1920, el gobierno de Gómez empezó concentrar su atención en desarrollar la riqueza petrolera del país y

prestó poca atención a la agricultura. Sí fundó algunos centros pequeños de investigación y enseñanza agrícola, pero la mayoría de ellos tuvieron una vida corta o un alcance muy estrecho. Los estudios sobre la investigación agronómica en Venezuela señalan la ‘pasividad’ del gobierno gomecista frente a la crisis agro-exportadora y la debilidad de las pocas instituciones científicas fundadas en la época3

A pesar de esta pasividad en el ámbito oficial, muchos pensadores venezolanos —entre ellos algunos altos funcionarios del mismo gobierno gomecista— querían rescatar la agricultura nacional. Entre ellos se encontraban José Gil Fortoul (historiador ilustrado que desempeñó varios cargos oficiales en el régimen gomecista, incluso Ministro de Instrucción Pública, Presidente del Senado y Presidente Provisional de la Nación); Henri Pittier (botánico norteamericano de origen suizo); Alberto Adriani (economista venezolano, director de cooperación agrícola de la Unión Panamericana en Washington, D.C.); Lisandro Alvarado (médico, historiador y funcionario del ministerio de relaciones exteriores); Vicente Lecuna (presidente del Banco de Venezuela y director de la Cámara de Comercio de Caracas). A pesar de la indiferencia oficial, los miembros de este círculo empezaron un diálogo nacional sobre la modernización agrícola. Esperaban que la racionalización de la agricultura —y el desarrollo de las ciencias agrícolas— fuera una forma de evitar las crisis y de aumentar la capacidad productiva de la nación. Pero al igual que en los demás países de la región, había desacuerdos graves dentro del grupo sobre la forma exacta que debería tomar la modernización. En líneas generales, el grupo se dividía en dos. Una parte la formaban los que favorecían programas de modernización rápidos y de alcance nacional, sobre todo los funcionarios positivistas. La otra favorecía programas más revolucionarios, enfocados en problemas agrarios específicos, destacándose entre ellos los científicos y economistas.

Positivismo y personalismo: las ciencias agrícolas y el proyecto gomecista, 1908-1918 Los proyectos de investigación agrícola durante la primera década del régimen gomecista fueron patrocinados por ministros de su gobierno, entre ellos muchos de los intelectuales más ilustres de Venezuela. A pesar de que estos ministros compartían un interés en la investigación e enseñanza agrícola, la mayoría de sus proyectos quedaron en el papel o tuvieron vidas muy cortas. En parte, este fracaso refleja los problemas de hacer ciencia bajo un gobierno autoritario. Pero igualmente refleja un desacuerdo fundamental —dentro de las mismas personas que promovían la modernización agrícola— sobre la manera

de modernizar, y del papel de la ciencia dentro de la modernización.

En las palabras del historiador Diego Bautista Urbaneja, el gobierno de Gómez adoptó una práctica de “modernización al servicio del personalismo”. Gómez no se interesó mucho en la modernización como tal. Gobernaba el país desde su hacienda cerca de la ciudad de Maracay, a unos cien kilómetros de Caracas. Desde 1911, pasaba la mayoría de su tiempo en su hacienda criando ganado, rodeado de un círculo de amigos y familiares. Nombró un presidente provisional para desempeñar las funciones ceremoniales de la presidencia y nombró a los intelectuales más ilustres de Venezuela para desempeñar los cargos principales en el gobierno y ocuparse de la rutina cotidiana de gobernar. Gómez encargaba a cada ministro la tarea de cumplir proyectos determinados y les dejaba hacer lo que querían, siempre y cuando sus iniciativas no amenazasen su poder. Sólo le importaban los resultados y no el proceso. Los ministros —muchos de ellos adherentes de la filosofía positivista que aprendieron en la Universidad Central de Venezuela— usaron esta libertad limitada para hacer innovaciones institucionales e impulsar la modernización del estado venezolano4

Entre 1908 y 1920, los ministros de Gómez establecieron varios centros de investigación y enseñanza científica, dedicados a consolidar el poder político y económico del régimen. Como señala la historiadora Yajaira Freites, el gobierno gomecista creó ‘una institución para cada problema’. Entre 1908 y 1918, por ejemplo, la Oficina de Sanidad estableció un Laboratorio de Bacteriología y Parasitología (1912) y un Laboratorio de Química Bromatológica (1914) para investigar problemas de salud pública. El Ministerio de Obras Públicas tenía una Sala Técnica (1909), responsable de construir las obras públicas, y también patrocinó tres Comisiones Exploradoras del Territorio (1910) para planificar la red de vías de transporte nacional. El Ministerio del Interior estaba encargado de trazar un mapa nacional. También fundó instituciones honoríficas y profesionales, como la Academia de Ciencias Físicas, Exactas, y Naturales (1917), que funcionaban como asesores técnicos del régimen. Estos proyectos ayudaron a crear y fomentar el desarrollo de una pequeña pero activa comunidad científica nacional. La gran mayoría de los científicos, médicos e ingenieros de Venezuela trabajaban para uno u otro ramo del gobierno nacional, o en una de las instituciones adscritas5

Las instituciones agrícolas fueron excepciones a la práctica gomecista de fundar una institución para cada problema. Entre 1908 y 1918, los ministros de Gómez fundaron tres instituciones para la investigación y enseñanza agrícola. Pero ninguna de las tres tenía un fin o un propósito bien definido. Todos eran

proyectos de los ministros positivistas, que esperaban que el fomento de las ciencias agrícolas pudiera contribuir, en términos muy generales e imprecisos, a la racionalización de la agricultura nacional. La primera de estas fue la Oficina de Agricultura, Cría y Colonización, fundada en 1908 y adscrita al Ministerio de Fomento. El personalismo del gobierno de Gómez fue evidente desde el inicio del primer proyecto. A pesar de la importancia central del café y otros productos agrícolas para la economía venezolana de la época, los primeros proyectos de investigación agrícola no tuvieron nada que ver con la economía agro-exportadora, sino con proyectos más bien de interés personal de Gómez y su entorno. Después de haber asumido el poder, Gómez empezó a repartir miles de hectáreas de tierra a sus aliados políticos. Aunque estos terrenos incluían muchas haciendas cacaoteras y cafeteras, el sector agrícola más dinámico del sector gomecista fue la cría de ganado para el consumo doméstico6

A principios de 1910, el ministro de fomento contrató a un experto agrícola de Bélgica, llamado Fernand Meisse, para establecer una “estación botánica, de la cual se podrían esperar tales ventajas y utilidad para la agricultura nacional como se espera de estaciones similares en otros países tropicales”. La Estación de Plantas y Semillas fue fundada en agosto de 1910 en una estancia gubernamental en Cotiza, al norte de Caracas. Fue mucho más humilde de lo que indicaban las palabras del ministro de fomento. Su trabajo inicial consistía en importar semillas y plantas, para luego distribuirlas a hacendados por todo el país. El año siguiente, Meisse comenzó unos programas de investigación sobre trigo y en 1912 fundó un laboratorio químico. Pero los gomecistas comenzaron a presionar a Meisse para trasladar la estación a Maracay, cerca de una de las haciendas de Gómez. El científico belga se negó a hacerlo, diciendo que el sitio no era adecuado para un centro de investigación. En mayo de 1913, Meisse pidió licencia, supuestamente para ocuparse de algunos problemas familiares en Bélgica. Gómez rechazó la petición, lo que produjo la dimisión de Meisse y su regreso definitivo a su país natal. Sin director científico, la estación cerró y los programas de investigación fueron abandonados7

Otros ministros esperaban montar una infraestructura de enseñanza agrícola para crear un cuerpo capaz de formar científicos e ingenieros que se encargarían de la modernización agrícola nacional. El Ministro de Instrucción Pública, el historiador y positivista José Gil Fortoul, afirmaba que si la agricultura en Venezuela se iba a desarrollar, había que entrenar más profesionales agrícolas. En 1911, entonces, Gómez decretó el establecimiento de una Escuela Federal de Agricultura, Cría y Veterinaria. El año siguiente Gil Fortoul visitó los Estados Unidos, porque quería basar la Escuela Federal de

Agricultura sobre el modelo de los colegios de agricultura de los Estados Unidos. También quería contratar un científico norteamericano para planificar y operar la escuela, dado que Venezuela no tenía expertos agrícolas. Solicitó la ayuda del gobierno norteamericano, que le ofreció prestar los servicios de Henri Pittier, uno de los científicos más destacados en la botánica y la agricultura de la América tropical. Durante más de diez años, Pittier había sido consultor científico para el gobierno de Costa Rica. En ese tiempo, relevó el primer mapa geográfico de Costa Rica, escribió la primera guía de plantas comunes del país y fundó un Instituto Físico-Geográfico. En 1902, empezó a desempeñar el cargo de investigador botánico del USDA (departamento de agricultura de los Estados Unidos). Como miembro del USDA, hizo exploraciones botánicas en México, la América Central y Colombia8

Pittier tenía una visión de desarrollo agrícola distinta de la de Gil Fortoul y se opuso al modelo propuesto de la Escuela Federal. Para Pittier todavía no existían en Venezuela las bases intelectuales apropiadas para fundar una institución como la Escuela Federal. La botánica del país era casi desconocida y por eso había poco que se podría enseñar en una escuela agrícola. Además, los costos de operar una escuela agrícola estarían completamente fuera de proporción con las ventajas que la misma podría proporcionar. Recomendó que en lugar de una escuela universitaria se establecieran granjas experimentales para estudiar los cultivos más importantes del país y jardines botánicos para estudiar plantas venezolanas y aclimatar plantas exóticas. Esos centros de investigación también se podrían utilizar como centros para la enseñanza agrícola. Ofreció ir a Venezuela para hacer un estudio de sus cultivos principales y de elaborar un plan para el desarrollo de la agricultura nacional, pero se negó rotundamente a participar en la organización u operación de una escuela agrícola9

Cuando Pittier llegó a Venezuela en 1913, sin embargo, descubrió que el gobierno había decidido seguir adelante con los planes para la escuela federal de agricultura. Otra vez, los intereses personales de Gómez llegaron a dominar los proyectos de sus ministros. Un funcionario, llamado Francisco de P. Álamo, había decidido establecer la escuela en una de las haciendas de Gómez en Maracay, en el mismo sitio que el belga Meisse había rechazado apenas algunos meses antes. Pittier rechazó el sitio porque no había suficiente agua para la irrigación, el clima era malsano y estaba demasiado lejos de los recursos materiales e intelectuales necesarios para montar una escuela. Aunque la hacienda en Maracay sería un lugar apto para hacer investigaciones sobre la ganadería y algunos de los cultivos principales de Venezuela, no era el lugar apropiado para montar un programa de investigación bien diversificado.

Cuando hizo saber sus opiniones a los gomecistas, empero, no le hicieron caso. Pittier decidió renunciar enseguida10

Pittier reiteró su modelo evolutivo de desarrollo agrícola en Venezuela en su carta de renuncia. “Es una de las idiosincrasias característica de los latinoamericanos”, escribió, “la de no entender que en las industrias y en las artes... es preciso proceder de lo sencillo a lo complejo... no por saltos sino por graduación, siguiendo la inmutable ley de la evolución. Siempre quieren edificar su Roma en un día”. No tenía sentido, afirmó Pittier, tratar de imitar los colegios de agricultura de los Estados Unidos “cuando no existe aún la agricultura tropical sino en el estado de rudimentos, cuando está muy atrasado todavía el estudio de las enfermedades que asedia a sus animales domésticos y muy imperfecto el conocimiento de las leyes de selección y mendelismo que se han de aplicar juiciosamente en el mejoramiento de las razas indígenas”. Concluyó que “me duele sinceramente ver el ilustrado Gobierno presidido por un hombre tan cuerdo y sensato como lo es el General Gómez empeñarse en una empresa que no puede en las actuales circunstancias, dar frutos sino muy sin sabor”. Después de renunciar, Pittier regresó a su puesto en los Estados Unidos. En Venezuela, los planes para la escuela de agricultura se quedaron estancados11

El interés oficial en investigación y enseñanza agrícola en Venezuela se renovó en 1917, cuando la primera guerra mundial amenazó afectar la importación de alimentos básicos. Gómez propuso mejoras en la productividad agrícola del país para evitar los problemas asociados con estos “disturbios extranjeros”. La meta del gobierno fue de asegurar que el país fuese autosuficiente en todos los alimentos básicos. El Ministerio de Fomento se encargó de planificar una estación agrícola experimental. De nuevo, los funcionarios venezolanos pidieron la ayuda del gobierno norteamericano para diseñar, construir y operar la estación, y una vez más el gobierno norteamericano recomendó a Pittier, quien regresó a Venezuela a finales de 1917, probablemente sintiéndose justificado que el gobierno venezolano hubiera decidido seguir las recomendaciones que había hecho en 1913. Esta vez, el gobierno dio a Pittier libertad completa para diseñar la estación según sus ideas.

La estación de Cotiza, en las cuestas de Monte Ávila al norte de Caracas, reflejaba la visión evolucionista de Pittier sobre la modernización agrícola. Pittier vio la estación cómo un Servicio Técnico de Agricultura, que iba a investigar los mayores problemas agrícolas del país. El enfoque original de las estaciones anteriores —la distribución de semillas— todavía tenía un papel

importante dentro del programa. Pero Pittier también empezó a desarrollar programas de investigación sobre el mejoramiento de los cultivos principales de Venezuela y la introducción de cultivos nuevos. La construcción de la estación comenzó casi inmediatamente, bajo la supervisión exigente del norteamericano. En su primer año de operación, la estación empezó experimentos sobre mejoramiento de trigo y de algodón. Pittier preveía que mientras la estación maduraba y crecía, podría llegar a incluir una escuela agrícola. La estación también podría ser una granja modelo para educar al público sobre las varias fases de la industria agrícola y una escuela para enseñar a los granjeros las mejores formas de arar y sembrar. El gobierno de Gómez tenía altas esperanzas en la estación. En la sesión de clausura del congreso en junio de 1919, el senador Carlos Felipe Grisanti declaró que la estación “tendrá la influencia más beneficiosa en el desarrollo del país. Sacará nuestra agricultura del atraso que la tiene postrada y la pondrá en un camino nuevo”12

Pese a ese discurso optimista, empero, hacia 1919 Pittier ya había renunciado a su puesto de director. Otra vez, fue el mismo conflicto político entre sus proyectos modernizadores y el personalismo del gobierno gomecista. Esta vez, sin embargo, se trataba de una lucha por poder administrativo dentro del gobierno. Mientras Pittier se había ausentado de la estación por unos días en un viaje de investigación, el Ministro de Fomento Gumersindo Torres había adscrito varias personas al personal de la estación. Pittier elevó sus protestas a Torres, afirmando que la estación era un centro científico y por lo tanto debería estar bajo el control exclusivo del científico encargado, como fue en la Facultad de Medicina de Caracas. Rechazaba el nombramiento de más “subdirectores” y “secretarias” cuando necesitaba más bien ayudantes técnicos que podrían aprender cómo montar experimentos y operar la granja. Se quejaba de que el cambio del personal interrumpió su programa de distribución de semillas y obstaculizó su trabajo experimental. Pittier amenazó dimitir y volver a Washington. El ministro Torres —él mismo un médico— respondió que “no es posible acceder a los deseos de usted de mantener esa oficina con una casi independencia que sería contraria a los más elementales principios de disciplina oficial”13

La meta de Pittier —de ver los centros de investigación científicos como centros que podrían superar los conflictos políticos— no cuadraba con la práctica personalista de Gómez de recompensar a las personas leales al gobierno con trabajos en la burocracia pública. Frustrado, Pittier dimitió de su cargo oficial. Siguió trabajando en Venezuela como un ciudadano privado, mientras esperaba saber si podría conseguir de nuevo su trabajo en el USDA.

Esta vez la estación sí sobrevivió la salida de su director, aunque hubo poca investigación importante allí después de su partida. Ya la Primera Guerra Mundial se había terminado y la presión inmediata de buscar la autosuficiencia alimentaria de Venezuela había desaparecido. En el mismo año de 1919, el gobierno estableció una llamada “estación experimental” en Maracay, sede del presidente Gómez. Pero ni esta estación ni la de Pittier lograron hacer mucha investigación científica durante los próximos años.

El enfrentamiento entre Pittier y Torres refleja muchos de los conflictos de esa primera fase de la época gomecista. Primero, los proyectos de investigación y enseñanza agrícola no tenían una clientela bien definida. Pittier esperaba algo de la estación que nunca logró ser. En su primer informe, describió la estación como el “lazo de la unión entre el Ejecutivo Nacional y el gremio de agricultores”. Pero ninguna de las instituciones formada en esa época se conectó al ‘gremio de agricultores’ en Venezuela, en gran parte porque tal gremio no existía de forma organizada. Más bien, la investigación científica de la época fue dedicada no al gremio de agricultura nacio

nal sino a los intereses personales de Gómez y su círculo14

Segundo, el conflicto entre Pittier y Torres simboliza las tensiones entre la Venezuela agro-exportadora y la Venezuela petrolera. Después de 1917, la preocupación principal de Torres fue de racionalizar la industria petrolera venezolana. Con el crecimiento rápido de la industria petrolera, los intereses agro-exportadores jugaban un papel cada vez menos importante en el despacho de fomento y en los planes oficiales del desarrollo nacional. En la segunda mitad del régimen gomecista, Venezuela pasó de ser un país agroexportador a convertirse en un país petrolero. El estado gomecista empezó a adquirir y aumentar su poder a raíz de los ingresos petroleros. Esa nueva orientación hacia el “oro negro” llevó a una crisis en la ciencia nacional. El estado de Gómez se puso cada vez más rígido en los años 20. Una de las consecuencias de esa rigidez aumentada fue el estancamiento casi completo de todas las instituciones científicas y técnicas que no tenían que ver directamente con la industria petrolera15

Las ciencias agrícolas y la crisis agro-exportadora, 1925-1935 Las discusiones sobre la modernización agrícola en Venezuela tomaron una

urgencia nueva en los años 20. Esas discusiones fueron impulsadas en parte por la crisis creciente en el sector agro-exportador. Hasta entonces, como hemos visto, la mayoría de los proyectos de modernización científica de la agricultura no habían incluido el sector agro-exportador. Más bien se habían concentrado en la producción comercial para consumo nacional y en la ganadería. Y a pesar de la inestabilidad en los mercados internacionales y el atraso técnico de la agricultura venezolana, hasta el principio de la década de los 20 el país había mantenido su alto rango dentro de los productores mundiales del café. Para la segunda mitad de la década, empero, otros países con industrias cafeteras más eficientes y modernas —como Colombia— empezaron a amenazar el puesto de Venezuela. Además, el sector agroexportador perdía su poder dentro de la economía nacional frente a la apertura petrolera después de 1917. La llegada de la crisis agro-exportadora cambió el discurso de modernización agrícola en Venezuela. Los años 20 fueron difíciles para las industrias agroexportadoras de Venezuela, por razones nacionales y globales. En el ámbito nacional, con el auge de la industria petrolera, la agro-exportación perdió mucho de su peso económico dentro de Venezuela y, con ello, mucho peso político. Aunque Gómez tenía muchas haciendas cafeteras y cacaoteras — efectivamente, se dice que fue el cafetero más grande del país en 1929— no se mostró muy interesado en apoyar proyectos de modernización agrícola. En el ámbito internacional, muchos de los demás productores de cultivos tropicales habían hecho esfuerzos para modernizar la cantidad y aumentar la calidad de sus productos, mientras que los productores venezolanos quedaron estancados. Pero el aumento de producción global implicaba una disminución de los precios en los mercados principales. Así que el estancamiento de la producción venezolana significaba una disminución de ingresos cada vez más rápida. En 1928, por ejemplo, el precio promedio por una libra de café en el mercado de Nueva York fue 20 centavos. El año siguiente cayó a 13 centavos. Para 1933, había caído a menos de 8 centavos. Para mantener los ingresos constantes, entonces, hubiese sido necesario aumentar la producción de café alrededor del 250% en cuatro años. Evidentemente, no era posible aumentar la producción así, y el valor del café exportado de Venezuela cayó desde Bs. 130.861.000 en 1928 a Bs. 45.190.000 en 1933. En el mismo lapso, los valores de los demás cultivos de exportación venezolanos sufrieron depreciaciones parecidas16 Varios individuos y grupos dentro de la elite venezolana empezaron a preocuparse por esta crisis. Empezaron a trazar las líneas de una política de modernización agrícola a finales de los años 20. Plantearon la modernización agrícola como una visión alternativa del desarrollo nacional. Temían la dependencia excesiva de la economía venezolana sobre el petróleo — y sobre el café. Para ellos, una economía viable tenía que estar diversificada. Entre 1928 y 1935, los miembros de ese círculo —centrado en la Cámara de

Comercio de Caracas— trataron de identificar los problemas fundamentales de la agricultura venezolana, de buscar una forma de usar la ciencia para modernizarla y así salir de la ‘pesadilla’ agro-exportadora. En los años 20, la Cámara de Comercio de Caracas fue un foro importante, de alcance nacional, donde se discutían temas de desarrollo económico. Su dirigente era Vicente Lecuna: ingeniero, historiador, economista y director del Banco de Venezuela. A pesar del peso social de sus miembros, tenían que cuidarse de no chocar contra los intereses del gobierno. Por eso, la Cámara se ocupaba sobre todo de temas de desarrollo económico. Bajo la iniciativa de Lecuna, la Cámara empezó publicar un boletín mensual para divulgar estos temas de desarrollo. El Boletín reunía datos económicos sobre Venezuela, servía de fuente para la divulgación de ideas y prácticas económicas desde el exterior y apoyaba el panamericanismo. El Boletín publicó artículos con temas científicos, médicos y tecnológicos, todos orientados a la modernización nacional. La Cámara patrocinó también unos pequeños proyectos de investigación científica y tecnológica, siempre con fines utilitarios. Cuando apareció la crisis agroexportadora, la Cámara se interesó mucho en buscar una solución científica y moderna. A finales de 1926, sus dirigentes (probablemente Lecuna y Alberto Pecchio, el editor del Boletín) decidieron investigar cómo se podría fomentar la investigación agrícola en Venezuela. Consultaron con expertos agrícolas dentro del país y en el exterior17 Esos proyectos de modernización agraria, sin embargo, eran en su fondo conservadores. No querían cambiar el sistema de producción, ni la distribución de tierras, sino más bien hacer el sector agro-exportador más eficiente. Cuando hablaban de la diversificación, se referían a la diversificación de los cultivos de exportación y no hacia otros modelos económicos. Por ejemplo, el economista venezolano Alberto Adriani —entonces director de la división de cooperación agrícola de la Unión Panamericana— no veía la industria petrolera en Venezuela como sustituto a una agricultura de exportación diversificada. El ramo petrolero estaba en manos de extranjeros y no traía mucho beneficio a Venezuela; además, se trataba de un recurso no renovable. Cuando se agotara el petróleo, temía Adriani, Venezuela iba a tener que pagar los costos de desmontar la industria. La agricultura, en cambio, seguía bajo control de venezolanos, por lo cual debía ser fomentada. “Si Venezuela dispusiera, como otros países, de instituciones de investigación y experimentación agrícola que impulsaran la organización científica de tal cultivo, la producción se podría aumentar considerablemente”. Vio mucho potencial comercial en otras materias primas tropicales como el cacao, el tabaco, los productos forestales de la zona del Orinoco, como caucho, chicle y maderas finas. Aunque las perspectivas de la industria azucarera no eran tan buenas, sentía que Venezuela debería por lo menos producir suficiente para abastecer el consumo doméstico18 Dentro de Venezuela, el experto con más experiencia en temas de

investigación agrícola era Henri Pittier. Se había quedado en Venezuela después de renunciar a su puesto en la estación experimental de Cotiza en 1918. Después que renunció, siguió con sus investigaciones sobre la botánica de Venezuela. Publicó un mapa ecológico de Venezuela en 1920. En 1923, fue nombrado director del Museo Comercial e Industrial del Ministerio de Relaciones Exteriores. El propósito del museo era la identificación de los principales productos naturales de Venezuela que tenían valor comercial. En 1926, publicó el Manual de las plantas usuales de Venezuela, el primer inventario nacional de la flora venezolana. Estas investigaciones le llevaron a escribir más frecuentemente sobre temas de la botánica económica. Criticaba el grado de desarrollo de la agricultura venezolana, la cual caracterizó como rutinaria. “El cultivo [de la caña de azúcar] ha quedado casi estacionario”, escribió Pittier en el Manual, “a tal extremo que lo que escribía Humboldt, hace más de un siglo, acerca de la caña de Antímano y de Las Adjuntas... parece escrito ayer”. Fue uno de los primeros en medir científicamente la productividad de los cafetales venezolanos y compararla con la productividad de otros países. En el Manual, indicó que el rendimiento anual de los cafetales centroamericanos era el doble del rendimiento de los cafetales en Venezuela, “en donde todas las condiciones naturales son iguales, si no superiores”. Los problemas agrícolas de Venezuela, afirmaba, no eran problemas ‘naturales’, sino problemas causados por la falta de aplicación de técnicas científicas a la agricultura, y en tal sentido comenzó a buscar soluciones científicas a la improductividad de los agricultores venezolanos. También conocía a Lecuna y otros miembros importantes de la Cámara, como el naturalista Alfredo Jahn, por lo que fue natural que dicho organismo lo empleara como asesor19 Los dirigentes de la Cámara solicitaron a un científico norteamericano, William Orton, que elaborara un plan para el desarrollo de un sistema de investigación agrícola en Venezuela. Orton era el director de la Tropical Plant Research Foundation (fundación para la investigación de plantas tropicales), fundada en los Estados Unidos en 1924 para “proveer para cada país tropical en el hemisferio occidental, un servicio científico en el servicio de la producción agrícola”. La fundación fue patrocinada por el National Research Council (concejo nacional de investigación científica) de los Estados Unidos y tenía el apoyo financiero e institucional de varias organizaciones y empresas transnacionales, como la United Fruit Company. Reflejando sus orígenes estadounidenses, la fundación trataba de difundir una visión norteamericana de modernización agrícola en los países tropicales. La fundación patrocinó proyectos de investigación en varios países de las Américas, sobre todo en Cuba. En 1928, por ejemplo, científicos contratados por la fundación hicieron un reconocimiento de los suelos de Cuba. La fundación también operaba una estación experimental azucarera en Baragúa, Cuba, bajo contrato del Club Azucarero de Cuba, un gremio de productores. Varios gobiernos y asociaciones agrícolas en otros países latinoamericanos —sobre todo Colombia— también

contrataron los servicios de la fundación20 Para Venezuela, Orton propuso un modelo en el que la investigación agrícola estuviera centralizada y bajo la dirección del gobierno nacional. Recomendó que el gobierno de Venezuela estableciera una estación experimental, cuyo programa de investigación estaría “basado en las necesidades reales de la agricultura nacional”. Esa estación sería la “institución de la cual todos los programas de investigación agrícola en el país deben depender”. Centralizar toda la actividad nacional en una institución evitaría la duplicación de esfuerzos y las “decepciones causadas por intentos esporádicos de establecer pequeñas estaciones experimentales con personal inadecuado para tratar problemas locales”. En otro anteproyecto más detallado, Orton enumeró más proyectos que la fundación podría operar en Venezuela. Esos proyectos incluían establecer y proveer el personal para operar una estación experimental permanente, planificar una estación que sería operada por el gobierno nacional o, más sencillamente, reunir datos sobre la agricultura en otros países que podrían ser útiles para la agricultura venezolana. El anteproyecto afirmó la utilidad de una estación que dedicaría toda su investigación a los problemas económicos más urgentes de la agricultura nacional21 Pero el modelo de Orton no tomó en cuenta las particularidades del gobierno gomecista. Hasta entonces, el gobierno no se había mostrado muy interesado en dirigir una estación del tipo propuesto. Efectivamente, el anteproyecto de Orton se parecía mucho a la versión idealizada de investigación agrícola que tenía Pittier cuando él había asumido su puesto en la estación de Cotiza en 1917, y una estación pública de ese tipo iba a sufrir los mismos problemas que aquella. Para tener un programa de investigación útil en la Venezuela gomecista, conforme a la experiencia de Pittier, era necesario crear una estación inmune a las influencias políticas de Gómez. Pittier dijo a Orton que su proyecto de investigación agrícola era “muy interesante y su realización sería de valor inmenso para este país... si el resultado fuese un mejoramiento permanente de la agricultura. Pero hay que tomar en consideración la inconsistencia de la gente aquí: siempre queman hoy lo que adoraban ayer. Por mi parte, he perdido completamente la fe en ellos”. Orton trató de calmar la frustración de Pittier, diciéndole que “uno de los objetos que nuestra organización debe desarrollar es una agencia para el trabajo científico en América tropical que no estará sujeto a las influencias desfavorables a las cuales usted se ha referido. La manera de hacerlo siempre es un problema, sobre lo cual necesitaremos siempre el consejo de usted y otros amigos”22 Orton mantuvo que la agricultura venezolana sería mejor servida con una estación experimental. Pero si una estación no fuese posible, recomendó que el primer paso para establecer la agricultura moderna en Venezuela fuera un reconocimiento de suelos. Tomando el trabajo de la TPRF en Cuba como modelo, propuso que el gobierno venezolano contratase a unos científicos

estadounidenses de la oficina de suelos del departamento de agricultura de los EE.UU. Dicho reconocimiento “incluiría el estudio de los diversos tipos de terreno, que se deben nombrar, describir, y clasificar según sus características físicas y químicas…”. El grupo de investigadores incluiría también topógrafos que “recogerían datos de cultivadores sobre la relación entre las cosechas y las clases distintas de suelo, y harían observaciones botánicas de la vegetación de la región para deducir de ellos el grado de adaptación de cada planta cultivada, y hacer un censo de los recursos naturales derivados de la flora del país”. Ese plan parecía cuadrar bien con los proyectos de Pittier desde que llegó a Venezuela en 1913. Había insistido, desde el principio, en la importancia central de hacer reconocimientos de la naturaleza de Venezuela antes de poder enseñar o de hacer investigaciones en gran escala. Entre 1918 y 1926, Pittier había relevado un mapa ecológico de Venezuela y había hecho un inventario de la flora del país, el Manual de las plantas usuales de Venezuela. Sin embargo, a mediados de los años 20, Pittier empezó a dudar de la utilidad de los reconocimientos científicos23 Un reconocimiento de los suelos de Venezuela, afirmó, sólo sería útil “después que la agricultura venezolana haya alcanzado cierto nivel en su progreso ascendiente”24 Para Pittier, los planes para las ciencias agrícolas en un país tenían que cuadrar con su estado de desarrollo agrícola y con sus realidades políticas. “La agricultura es tan atrasada en este país”, indicó, “que no necesita investigaciones teóricas sino enseñanza práctica, y soy de la opinión que ésta sólo se puede hacer por el establecimiento de estaciones experimentales con personal científico extranjero y establecidas de tal forma de ser independiente de intrigas gubernamentales”25 Un país como Cuba, cuya industria azucarera, según Pittier, había alcanzado un alto nivel de desarrollo, podría sacar provecho de obras ‘teóricas’ como reconocimientos de suelos. Los científicos que hicieron el reconocimiento de los suelos cubanos afirmaron que, ya para principios de la Primera Guerra Mundial, la agricultura de caña en Cuba había alcanzado sus límites geográficos y no quedaban más tierras vírgenes en la isla donde se podía cultivar. Por eso, los cultivadores buscaron formas de modernizar el cultivo, lo cual implicaba, en esa época, utilizar abonos. Para hacerlo de una forma racional, había que saber las condiciones del suelo y por eso la encuesta de los suelos era importante para la isla caribeña. Según Pittier, el grado de desarrollo agrícola en Venezuela era inferior al desarrollo de Cuba. Mientras que la agricultura en la isla ya era intensiva y moderna, la venezolana era “casi únicamente extensiva y todavía no ha salido de la fase de mera rutina”26 Caracterizó los problemas clave de la agricultura venezolana como “independientes del suelo”, y sugirió que la actividad agrícola necesitaba programas de investigación que dieran resultados más rápidos. En vez de empezar con proyectos de desarrollo general, Pittier recomendó que los esfuerzos de investigación agrícola fueran dirigidos a los problemas claves de

los cultivos principales. Estos programas incluían estudios sobre la mejora de las variedades de caña y otros cultivos, la poda de la mata de café, la cosecha más cuidadosa del grano de café, el abandono de tierras que estaban demasiado secas o húmedas y concentrar sus esfuerzos en plantaciones donde el suelo fuera adecuado27 Un ramo de la ciencia agrícola que tenía utilidad inmediata era el estudio de las plagas y pestes vegetales. “Necesitamos sobre todo práctica en la aplicación de procedimientos modernos”, escribió el editor del Boletín de la Cámara de Comercio, “la preparación imprescindible para la lucha contra las plagas de nuestros campos, y todo esto se puede obtener con una estación de experimentos de primer orden, con campos para experimentación y divulgación”28 Dirigir los esfuerzos de los científicos hacia las plagas vegetales tenía dos ventajas. Primero, ayudaba a los agricultores a enfrentar los problemas más graves de producción. Y si los científicos lograban controlar las epidemias, demostraba la utilidad de las ciencias agrícolas en una forma muy dramática, ya que los costos de esas epidemias eran muy elevados. En Puerto Rico, la utilidad de la investigación científica había sido establecida así; una enfermedad viral de la caña de azúcar había aparecido en los cañaverales boricuas en 1917, amenazando con acabar con la industria azucarera de la isla. Pero un grupo de científicos de la Estación Experimental Insular de Puerto Rico identificó la causa de la enfermedad y su manera de dispersión. Con la introducción de nuevas variedades de cañas híbridas —también producto de programas científicos de cruzamiento— los científicos no sólo lograron controlar la enfermedad del mosaico, sino también aumentar el rendimiento de la caña en el 20%29 Casi todos los cultivos principales de Venezuela estaban amenazados por plagas o pestes vegetales, en una forma sin precedentes. La enfermedad de la escoba de bruja disminuía la producción de los cacaotales; el mosaico había aparecido en los cañaverales de Venezuela a mediados de los años 20 y una plaga del insecto stephanides se desató en los cafetales del estado de São Paulo, en Brasil. Los caficultores temían su llegada y Orton afirmó que era “particularmente necesario que Venezuela estuviera bien protegida contra las enfermedades y los insectos que han causado tanto daño en otros países cafeteros”. La primera epidemia vegetal de éstas que llegó a Venezuela fue la del mosaico. Apareció en Venezuela por primera vez a mediados de los años 20, y para 1927 había alcanzado un nivel crítico. Pittier dijo a Orton que “el momento psicológico (para el establecimiento de estaciones experimentales) parece haber llegado a Venezuela, a causa del susto de la enfermedad del mosaico... Sé que una institución nefasta llamada la “Sociedad de Agricultura” formada por cultivadores de caña y que tiene el monopolio absoluto sobre la producción de caña en este país, dispone de cerca de $25.000 que estarían dispuestos a sacrificar por un buen plan para controlar dicha enfermedad”. Pero no se realizó ningún programa científico del control del mosaico en la

época de Gómez, tal vez porque la crisis económica llegó antes que se pudiera formular un plan científico para el control de la enfermedad30 El otro ramo de la investigación que parecía útil fue en el mejoramiento de los cultivos, sobre todo el café. Mientras que la diversificación de los cultivos de exportación era una meta de largo plazo, el caso cafetero era esencial para rescatar la agricultura venezolana a corto plazo. Los venezolanos, afirmó Adriani, no estaban preparados para la crisis. La producción había quedado estancada desde hacía mucho tiempo. Entre 1904 y 1937, la cantidad de tierra dedicada a la producción cafetera aumentó de 100.000 hectáreas a 400.000 hectáreas. La mayor parte de ese crecimiento sucedió antes de la crisis de 1928-1929. Pero a pesar del aumento del 300% de tierras dedicadas a la producción del café, la cantidad de café exportado quedó casi igual. En una serie de ensayos, Pittier criticó muchos aspectos de la agricultura del café en Venezuela —la falta de sombra adecuada para las matas, la erosión de los suelos, la deforestación y otros problemas que limitaban la productividad de los cafetales venezolanos a la mitad de sus equivalentes de Colombia y Costa Rica. Pittier afirmaba que las condiciones naturales de Venezuela eran mejores que las de esos países para el cultivo de café y que en caso de aplicar la ciencia se podría aumentar la producción dramáticamente31 Alberto Adriani también vio que la ciencia era la única salida para la agricultura venezolana. Si la industria cafetera no adoptaba un plan de modernización científica, “cuyo éxito, en la opinión de los expertos, es seguro, puede depender la ruina de nuestra industria cafetera y una grave crisis económica para el país. Nadie sostendrá que Venezuela está en capacidad para resistir la competencia de países en donde la industria cafetera está organizándose científicamente, haciendo posible una mayor producción por mata y por hectárea, mejor calidad del grano, y precios mínimos de producción y venta”. Los rendimientos más altos vendrían de la selección cuidadosa de las tierras agrícolas, la selección de variedades de café de más alta calidad, del manejo de las plagas y de la adopción de nuevas formas de abonar y cosechar, la adopción de maquinaria y la diversificación de la agricultura32 Para lograr esas metas de modernización había que formar un grupo de agricultores organizado para solicitar ayuda oficial, que elaborara planes específicos. En otros países de la América tropical, gremios de agricultores jugaron un papel central en el desarrollo de las ciencias agrícolas. Elaboraban estrategias de investigación, actuaban como grupos de presión, difundían los resultados de innovaciones agrarias y, a veces, operaban sus propios centros de investigación. Durante los años 20, las asociaciones de agricultores en otros países latinoamericanos habían hecho mucho para modernizar la producción de sus cultivos principales. El Club Azucarero de Cuba, mencionado arriba, dirigió una estación experimental en aquella isla. Casi todas las centrales azucareras de Cuba y Puerto Rico mantenían pequeños campos experimentales en donde se hacían estudios e investigación. Estos grupos ayudaron con la introducción

de cañas híbridas a esas islas después de la epidemia de la enfermedad del mosaico. En 1927 se fundó en Medellín la Federación de Cafeteros de Colombia (Fedecafé). Ese grupo promovió la modernización de todas las fases de la producción del café en Colombia, desde el cultivo del producto hasta su mercadeo al exterior. Fedecafé fundó una estación experimental y también enviaba expertos agrícolas a los cafetales colombianos para enseñar técnicas para mejorar la producción. Ya para 1929, habían logrado mejorar la producción cafetera en muchas zonas del país33 Los venezolanos esperaban que asociaciones de agricultores nacionales pudieran lograr metas semejantes en Venezuela, sobre todo en la producción cafetera, donde la necesidad era urgente. A fines de 1929, un grupo de venezolanos empezó a reunirse en Caracas con el propósito de formar una asociación nacional de cafeteros. El alma mater detrás de esas reuniones fue el economista Alberto Adriani, que regresó definitivamente a Venezuela en 1930 para trabajar con la organización. La Asociación representaba una gran variedad de grupos de cafeteros, comerciantes y científicos. Tenía el apoyo de la Cámara de Comercio de Caracas y se reunía en la sede del Banco de Venezuela. Entre los miembros de su junta directiva se encontraban Alberto Adriani, Vicente Lecuna, el naturalista y cafetero Alfredo Jahn, el agrónomo Roberto Álamo Ibarra y Henri Pittier. Pero a pesar del apoyo institucional de muchas personas ilustres e instituciones importantes, la Asociación de Cafeteros de Venezuela tuvo una vida muy corta. La organización no pudo conseguir el apoyo financiero y político del gobierno de Gómez, necesario para el éxito de sus proyectos modernizadores. Aunque la Fedecafé de Colombia era una institución no gubernamental, por ejemplo, dependía del apoyo del gobierno que la financiaba con un impuesto que levantó sobre cada saco de café exportado del país. Pero el gobierno gomecista no estaba dispuesto a apoyar a la asociación de su país de una forma parecida; hacia julio de 1930, la asociación dejó de funcionar34 Los esfuerzos gubernamentales para racionalizar la agricultura de exportación en Venezuela fueron demasiado modestos y llegaron muy tarde. Para los problemas económicos del agro, Gómez fundó el Banco Agrícola Pecuario en 1928, pero el mismo nunca tuvo fondos adecuados para amortiguar los efectos de la crisis en el campo. Cuando llegó la crisis, muchos cafeteros quebraron y donaron sus tierras al gobierno. El Ministro de Fomento nombró a un agrónomo entrenado —Roberto Álamo Ibarra— como ingeniero agrónomo del gobierno y jefe de la estación experimental de Maracay. Álamo Ibarra dirigió unos pequeños programas de investigación sobre las enfermedades de la caña de azúcar y trató de promover los proyectos de modernización agrícola dentro del gobierno, pero no pudo hacer mucho con los escasos recursos que tenía disponibles. Para enfrentar los problemas ecológicos de la crisis, el gobierno gomecista fundó en 1930 un Ministerio de Salubridad, Agricultura y Cría. El ministerio trató, por medio de la divulgación, de fomentar la modernización del

campo, sin mucho éxito. Ese mismo año, envió un representante al Congreso Interamericano de Agricultura, en el que se discutieron varias estrategias para enfrentar la crisis agro-exportadora. Tras ese congreso, el gobierno logró establecer una escuela para entrenar técnicos agrícolas en 1933. Pero ninguno de los esfuerzos reflejaba el grado de la crisis de la agricultura nacional. Fue obvio, entonces, que el gobierno de Gómez no tenía gran interés en enfrentar la crisis agrícola35 Al fin, la crisis económica mundial y la situación política y económica doméstica acabaron con los proyectos para modernizar la agricultura de exportación en Venezuela. Pittier fue despedido de su puesto en el Museo Comercial e Industrial en 1933, después de haber publicado un informe que criticaba el trabajo de un ingeniero cercano a Gómez. Se quedó en Venezuela, pero perdió acceso a los recursos gubernamentales. Alberto Adriani se fue a vivir al estado andino de Táchira. Ambos siguieron publicando informes y artículos sobre la crisis, sin mayores resultados. Fuera del país, William Orton —el dinámico director de la Tropical Plant Research Foundation— murió en 1930. Poco después, la fundación dejó de funcionar, porque su presupuesto dependía de colaboraciones financieras de empresas agro-exportadoras, muchas de las cuales enfrentaban sus propias crisis. La gran depresión acabó con la época liberal en la América Latina. Llegó a ser evidente que la crisis económica no era uno de los ciclos económicos que había caracterizado las décadas anteriores: los mercados de exportación ya no crecían a la velocidad que lo habían hecho por casi un siglo; por eso ya no era posible, para la mayoría de los países, seguir su desarrollo económico por medio de las exportaciones agrícolas. La presión para aumentar la producción de cultivos de exportación —que había sido la meta de la modernización agrícola en la época liberal— desapareció con la gran depresión. La ideología en acción: las ciencias agrícolas después de Gómez La historia de los proyectos de modernización agrícola bajo Gómez se podría contar como un fracaso. Es cierto que las instituciones oficiales de investigación y enseñanza agrícola gomecistas dieron pocos frutos. Podría decirse también que la elaboración de una ideología extraoficial de modernización agrícola también fue un fracaso, porque no logró cambiar ni las políticas del gobierno, ni las prácticas agrícolas en el terreno. Pero esta ideología sobrevivió la época de Gómez y tuvo un papel central en la formación de la política agraria posterior. Gómez murió en diciembre de 1935 y, con él, el personalismo que había caracterizado su régimen. Apenas dos meses más tarde, el 26 de febrero de 1936, su sucesor, Eleazar López Contreras, promulgó un plan de reforma política, social y económica del país, conocido ahora como el “Programa de Febrero”, de carácter tecnócrata, con el cual buscaba soluciones técnicas a los problemas centrales del desarrollo nacional. López Contreras “ha presentado al país un programa de gobierno que atiende a sus

necesidades vitales”, escribió Alberto Adriani, “a la solución de nuestros problemas concretos, que son de sanidad, de educación, de comunicaciones, de economía, en una palabra de nuestro tremendo atraso nacional. Estos son los problemas que están verdaderamente en el primer plano”36 Lo asombroso del Plan de Febrero fue lo rápido que parece haber sido elaborado. Pero la rapidez con la cual se anunciaron los nuevos planes de modernización agrícola indica las continuidades importantes entre el período gomecista y el lopecista. Es cierto que los proyectos del Programa de Febrero fueron elaborados, por lo menos informalmente, mucho antes de que muriera Gómez. Las reformas agrícolas propuestas reflejaban muchas de las ideas elaboradas por Adriani, Pittier, Orton y otros en la época de Gómez y, sobre todo, en los años 20. No se trataba de una mera casualidad: Alberto Adriani había participado en la planificación de la parte agrícola del Programa de Febrero y López Contreras lo designó Ministro de Agricultura y Cría en marzo de 1936. En este cargo, Adriani promulgó la primera política nacional de modernización agrícola en Venezuela. El programa preveía la tecnificación, a partir de reformas en la administración pública de la agricultura, en la enseñanza y en la investigación agrícola. El gobierno creó el Ministerio de Agricultura, decretó leyes de conservación de recursos nacionales y fundó una gran variedad de centros de investigación y enseñanza, entre ellos Escuelas Superiores de Agricultura y Veterinaria, cuatro estaciones experimentales (incluso una dedicada a la investigación del cacao) y un Instituto Nacional del Café. Henri Pittier fue nombrado Jefe del nuevo Servicio Botánico del Ministerio de Agricultura y Cría, donde siguió con sus proyectos sobre la investigación de la botánica en Venezuela e inició la enseñanza de la botánica37 Los estudios de la historia de la ciencia en América Latina se han concentrado en la ciencia oficial. Por lo general, han tomado como patrón de medida el éxito o fracaso de las instituciones de investigación. Las razones para esta tendencia son obvias —en la región, el estado nacional ha sido el agente principal del desarrollo de la ciencia. Pero esta perspectiva oculta el papel importante de otros actores sociales interesados en el desarrollo científico —entre ellos científicos, asociaciones agrícolas, periodistas, economistas y organizaciones internacionales— que también elaboraron proyectos y políticas para el desarrollo de la investigación. Fueron aquellos grupos los que elaboraron alternativas a la visión oficial gomecista de desarrollo económico, sin enfrentarse directamente a las políticas del gobierno. Cuando López Contreras asumió el poder en 1936, la ideología extraoficial de modernización agrícola se convirtió en la política oficial. Para tener una comprensión completa de la historia de la ciencia en América Latina, entonces, hay que mirar más allá del Estado para ver las ideologías y prácticas de los demás actores sociales.

NOTAS Alberto Adriani, “El café y nosotros”, en Labor Venezolanista, 2ª edición (Caracas, 1946), 253. El artículo original salió en el Boletín de la Cámara de Comercio de Caracas (septiembre 1929): 4509-4510. Para una discusión del liberalismo en la América Latina, véase la introducción de Steven C. Topik and Allen Wells, The Second Conquest of Latin America: Coffee, Henequen, and Oil During the Export Boom, 1850-1930 (Austin: University of Texas Press, 1998). Para una discusión de las ciencias agrícolas en la época liberal, véase Stuart McCook, States of Nature: Science, Agriculture, and Environment in the Spanish Caribbean (Austin: University of Texas Press, 2002). Para una vista general de la agricultura en Venezuela, véase Josefina Ríos de Hernández y Nelson Prato, Las transformaciones de la agricultura venezolana: de la agroexportación a la agroindustria (Caracas: Fondo Editorial Tropykos, 1990). El mejor estudio comprensivo de ciencia bajo el régimen de Gómez es Yajaira Freites, “Auge y caída de la ciencia nacional: la época del gomecismo (1908-1935)”, en Perfil de la ciencia en Venezuela, compilado por Marcel Roche (Caracas: Fundación Polar, 1996), 155-198. Este capítulo es una versión revisada de su artículo “La ciencia en la época del gomecismo”, Quipu 4 (1): 213-251. Sobre la historia de la investigación botánica bajo el gomecismo, véase Yolanda Texera Arnal, La exploración botánica en Venezuela (1754-1950) (Caracas: Fondo Editorial Acta Científica Venezolana, 1993), capítulo 4, y su estudio introductorio en La modernización difícil: Henri Pittier en Venezuela, 1920-1950 (Caracas: Fundación Polar, 1998). Véase también Rafael Balderrama, Ciencia y política agroalimentaria. La experiencia venezolana de los últimos sesenta años (Caracas: Universidad Central de Venezuela, 1993), capítulo 1, y Rigas Arvanitis y Thierry Bardini, “Le rôle de l’ingénieur agronome dans la situation politique de l’agriculture vénézuélienne: 1936-1948”, Cahiers des Sciences Humaines 26 (1990): 429-446. Diego Bautista Urbaneja, “El sistema político gomecista”, en Juan Vicente Gómez y su época, ed. Elías Pino Iturrieta, 2ª edición (Caracas: Monte Ávila Editores, 1993), 76-77. Éste y los demás artículos en esta colección muestran que el régimen de Gómez tenía muchas facetas modernas, a pesar de ser en otros respectos un régimen tradicional. Manuel Caballero, Gómez, el tirano liberal (vida y muerte del siglo XIX) (Caracas: Monte Ávila Editores y Banco Maracaibo, 1993); Tomás Polanco Altantara, Juan Vicente Gómez: aproximación a una biografía (Caracas: Editorial Grijalba, 1990), 231-232. Freites, “Auge y caída de la ciencia nacional”, 155-178. Cipriano Rodríguez, “Gómez y el agro”, en Juan Vicente Gómez y su época, 110115.

Miguel Szinetar Gabaldón, “La primera estación agrícola experimental de plantas y semillas de Venezuela”, Quipu 8 (mayo-agosto de 1991): 235-253; Pittier a Rojas, 25 de octubre de 1913, Colección Pittier, Jardín Botánico de Caracas (en adelante, JBC). Sobre Pittier en Venezuela, véase Texera Arnal, “Estudio introductorio”, La modernización difícil; Texera Arnal, La exploración botánica en Venezuela, capítulo 4; McCook, States of Nature, capítulo 3; Alfredo Jahn, “Prof. Henry Pittier, Esbozo biográfico”, Boletín de la Sociedad Venezolana de Ciencias Naturales 30 (sept.-oct. 1937): 1-24; Francisco Tamayo, Imagen y Huella de Henri Pittier (Caracas: Publicaciones Intevep, S.A., 1987). Pittier a Rojas, 2 de noviembre de 1912, Colección Pittier, JBC. Pittier a Rojas, 25 de octubre de 1913, Colección Pittier, JBC. Henri Pittier, informe inédito al Ministro de Instrucción Pública, 25 de febrero de 1913. Editado en Texera Arnal, La modernización difícil, 75-91. Véase también Texera Arnal, La exploración botánica, 93-94. Henri Pittier, “Informe del Director de la Estación Experimental de Agricultura y Selvicultura”, Memoria del Ministerio de Fomento (1918), 168. Carlos Felipe Grisanti, “Discurso de la clausura de sesiones de la Cámara del Senado, Caracas, 27 de junio de 1919”, en Los pensadores positivistas y el gomecismo. El Pensamiento Político Venezolano del Siglo XX: Documentos para su estudio, Ramón J. Velázquez, dir. (Caracas: Congreso de la República: Ediciones Conmemorativas del Bicentenario del Natalicio del Libertador Simón Bolívar, 1983), 27. Texera Arnal, Exploración botánica, 101-102; Pittier a Torres, s/f y 16 de julio de 1918; Torres a Pittier, 12 de julio de 1918, Colección Pittier, JBC. Cipriano Rodríguez, “Gómez y el agro”, en Juan Vicente Gómez y su época, 131132. Freites, “Auge y caída de la ciencia nacional”, 181. Para un estudio de cómo la renta petrolera creó el estado venezolano moderno bajo Gómez, véase Fernando Coronil, The Magical State: Nature, Money, and Modernity in Venezuela (Chicago, University of Chicago Press, 1997), capítulos 1 y 2. Para datos sobre el café en Venezuela, véase Miguel Izard, Series estadísticas para la Historia de Venezuela (Mérida: Universidad de los Andes, 1970), tabla 4.1.4; y Ramón Veloz, Economía y finanzas de Venezuela desde 1830 hasta 1944 (Caracas: Impresores Unidos, 1945). María Elena González Deluca, Los comerciantes de Caracas: Cien años de acción y testimonio de la Cámara de Comercio de Caracas (Caracas: Cámara

de Comercio, 1994), 198-199. Alberto Adriani, “La valorización del café”, Labor Venezolanista, 244-245. Henri Pittier, Manual de las plantas usuales de Venezuela (Caracas: Litografía del Comercio, 1926), 160, 152. Tropical Plant Research Foundation: Its Objects, Organization, Personnel, and Publications (Washington: Tropical Plant Research Foundation, 1927), 3. Sobre las actividades de la TPRF en Cuba y Colombia entre 1926 y 1931, véase McCook, States of Nature, capítulos 3 y 5. “Agricultura Experimental”, Boletín de la Cámara de Comercio de Caracas (febrero de 1927): 3611; “Tropical Plant Research Foundation”, Boletín de la Cámara de Comercio de Caracas (julio de 1927): 3778. Pittier a Orton, 17 de agosto de 1927; Orton a Pittier, 23 de septiembre de 1927, Colección Pittier, JBC. “La agricultura”, Boletín de la Cámara de Comercio de Caracas (octubre de 1927): 3850. H. Pittier, “Agricultura y suelos”, 243-244. Pittier a Orton, 18 de octubre de 1927, Colección Pittier, JBC. H. Pittier, “Agricultura y suelos”, Boletín de la Cámara de Comercio de Caracas 175 (junio de 1928), reimpreso en Indice alfabético del boletín mensual (Caracas: Cámara de Comercio de Caracas, 1968), 243-244. Véase también Hugh H. Bennett y Robert V. Allison, The Soils of Cuba (Washington, DC: Tropical Plant Research Foundation, 1928). H. Pittier, “Agricultura y suelos”, 243-244. “La agricultura”, Boletín de la Cámara de Comercio de Caracas (octubre de 1927): 3850-3851. Sobre las enfermedades agrícolas en la América tropical, véase McCook, States of Nature, capítulo 4. Pittier a Orton, 18 de octubre de 1927, Colección Pittier, JBC. Ascanio, “Consideraciones sobre la situación del café venezolano”, Tierra Firme 3 (octubre-diciembre, 1985): 617. Los ensayos de Pittier sobre la agricultura del café, del cacao y otros cultivos aparecen en la colección editada por Yolanda Texera, La modernización difícil. Alberto Adriani, “La valorización del café”, 242 y “ Sobre el porvenir de nuestra industria cafetera”, Labor Venezolanista, 261. Publicado originalmente en el

Boletín de la Cámara de Comercio de Caracas (diciembre de 1928): 4265-4268. Alberto Adriani, “La organización de la industria cafetera colombiana [1934]”, Labor Venezolanista, 298-308. González Deluca, Los comerciantes de Caracas, 240-241. Freites, “Auge y caída de la ciencia nacional”, 186-188; McCook, “Cosechas inciertas”, 134-135. Alberto Adriani, “La vieja plaga y nosotros”, Ahora (16 de abril de 1936), citado en Yajaira Freites y Yolanda Texera Arnal, introducción a Tiempos de cambio: la ciencia en Venezuela, 1936-1948 (Caracas: Fondo Editorial Acta Científica Venezolana, 1992), 19. Freites y Texera Arnal, Tiempos de cambio, 19-76; Texera Arnal, La modernización difícil, 39-45. Para un estudio de las ciencias agrícolas en las décadas post-gomecistas, véase Balderrama, Ciencia y política agroalimentaria. Publicado por Armando J Camejo R (Facilitador) en 09:13 Sin comentarios: Página principal Suscribirse a: Entradas (Atom) La venezuela Agroexportadora

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4to MODELO ECONOMICO AGRO-EXPORTADOR Etiquetas: modelo economico agroexportador Para el momento del descubrimiento de América en 1492, Europa vivía la etapa del renacimiento, en la que desató en el continente europeo el espíritu de aventura, del conocimiento científico y de la libertad del hombre. Sin olvidar, por supuesto, la crisis económica y social por la cual atravesaba, y en la que se reflejaban, el hambre, las pestes y las guerras En 1499 cuando exploran la Costa Oriental, hoy día Cubagua, encuentran grandes yacimientos los cuales comenzaron a explotar, así como a explorar las áreas cercanas, entre ellas, Margarita, dirigiéndose luego al Occidente de tierra firme para aplicar la misma técnica. En la primera mitad del siglo XVI, a los españoles no les interesaba asentarse permanentemente. Su objetivo principal era la búsqueda de minas de plata, oro y yacimientos de perlas. Sin embargo, una vez agotados los recursos mineros, estos hombres se ven obligados o forzados a cambiar su concepción económica. Tal fue el cambio que comenzaron a valorar las tierras, puesto que era el único medio de producción que le podía satisfacer sus necesidades primordiales. Fue bajo esta nueva mentalidad cuando los pobladores hispanos comenzaron a fundar ciudades y por ende a dedicarse a la agricultura para su sustento; adaptándose por demás a la alimentación indígena, y éstos a la que traían de España, ya que comenzaron a cultivar productos europeos (trigo, caña de azúcar, algodón). Ya para la primera mitad del siglo XVII con el propósito de aumentar las exportaciones se optó por buscar nuevas tierras no sólo para expander su población sino también a la economía, fue entonces cuando llegaron a los Llanos y se dedicaron a cultivar algodón, añil, zarza parrilla, caña de azúcar y la cría de ganado, generando producto tales como el lienzo de algodón, cacao, el azúcar y el cuero, y que dieron paso a los mercados externos así como también a las migraciones extranjeras. A finales del siglo XVIII, surge un gran cambio, desde el punto de vista económico, la exportación del cacao es sustituido por el café y como consecuencia la importancia demográfica aumentó en los Andes ya que en esta región era donde mejor se producía este producto. Aunque la región centro – norte no dejó de ser el área de mayor porcentaje de población, específicamente Caracas, por ser el núcleo de la actividad exportadora de

Venezuela. Todo este bosquejo planteado anteriormente es sumamente necesario para introducir la temática que se pretende analizar la cual esta fundamentada en la descripción del modelo económico caracterizado por la agro-exportación, paseándose por una Breve reseña histórica sobre la economía colonial y reafirmando cual fue su incidencia en Venezuela con relación a la explotación del agro en los en los siglos siglo XVI, XVII y XVIII. Dentro de este escenario, también se enfatizarán los medios y modos de producción que se empleaban en Venezuela durante la época de la colonia. MODELO ECONÓMICO (AGRO-EXPORTADOR) Un Modelo es la representación esquemática o conceptual de un fenómeno, que representa una teoría o hipótesis de cómo dicho fenómeno funciona. Los modelos normalmente describen, explican y predicen el comportamiento de un fenómeno natural o componentes del mismo. También se define como una propuesta, normalmente de carácter teórico-practico, que tiene una serie de características que se consideran dignas de emular. Generalmente, el modelo ilustra una situación deseable para ser analizada y puesta en práctica en un contexto educativo similar, o bien adaptarla a otras características del entorno. Según el Diccionario de Conceptos Económicos, contenido en la página http://www.ecobachillerato.com/diccionario.htm; un modelo económico es la “Simplificación de la realidad que sirve para describir relaciones económicas causa-efecto o para prevenir lo que si lo ofrecieran 2 o más empresas”. TIPOS DE MODELOS ECONÓMICOS Toda sociedad debería discutir el modelo económico que desea establecer. No hay muchas opciones. En realidad solo se cuenta con dos modelos económicos: el centralizado o el descentralizado. ·

 El modelo centralizado consiste en dejar que un centro, llámese gobierno, buró, partido o dictador sea el que tome las decisiones económicas que permitirán producir bienes y servicios a fin de que la sociedad pueda sobrevivir. Este centro es el que decidirá qué producir, a quién distribuir, cuánto asignar a cada persona y organizará la fuerza de trabajo para colocar a cada hombre en un punto de la maquinaria estatal de producción. El sistema centralizado recibe muchas denominaciones. Ejemplos de sistemas centralizados son: sistema esclavista, feudal, socialista, fascista, nazi, soviético, maoísta, comunista, economía de estado, etc.

 · El modelo descentralizado consiste en establecer que los individuos sean los protagonistas fundamentales de la economía. Quiere decir que cada individuo tiene la libertad de decidir la actividad que quiera ya sea

en la producción o en la distribución. Este individuo debe elegir si se dedica a producir pan, zapatos o cohetes. O bien, si desea comercializar lo que otros producen. El sistema descentralizado establece como normas de funcionamiento el respeto a la propiedad de los demás individuos así como el respeto a la libre competencia. Este sistema tiene también distintas denominaciones: sistema capitalista, sistema de libre empresa, liberalismo económico, economía de mercado, neoliberalismo, etc. El sistema centralizado requiere la abolición de la propiedad privada y por lo tanto la prohibición del comercio entre los particulares. La producción de zapatos, por ejemplo, no la decide el empresario sino el centro (el gobierno). La norma fundamental de funcionamiento se basa en la disciplina u obediencia absoluta al poder central.

 Aspectos Generales del Modelo Agro-exportador en América Latina  - Modelo económico centrado en el potencial exportador: En primer lugar en los últimos decenios América Latina se ha visto estremecida internamente y en como parte de una dinámica de alcance mundial. El motivo primario de esos cambios lo ubicamos en un profundo proceso de rehabilitación del sistema capitalista inmerso en una crisis estructural que suma ya varias décadas.

(1) Esta rehabilitación involucra todos los niveles del ciclo económico, que se alteran en su esencia, y que conmocionan el conjunto del orden social, algunos de estos ámbitos son: a) Los mecanismos que dominan la producción de bienes y servicios, y la reproducción misma del trabajador; b) los criterios que rigen la distribución del producto social; c) los circuitos financieros y comerciales, incluido el mercado de trabajo; y d) las pautas que rigen el consumo productivo y personal. Algunas de estas alteraciones son por demás evidentes y sumamente difundidas, otras podrían pasar desapercibidas al observador común. En lo que se perfila como la nueva arquitectura de la economía mundial, la región latinoamericana constituye una pieza clave. Pues, en el objetivo de contrarrestar las tendencias críticas que se imponen en esta etapa del imperialismo ha sido preciso cambiar las reglas del juego, y reconsiderar los vínculos entre desarrollo y subdesarrollo. Para nuestros países, la síntesis de estos cambios ha sido una reformulación de los proyectos nacionales, comenzando por ajustar la forma y las competencias del Estado, así como sus esferas de gestión prioritarias. - La agricultura en el proceso de apertura comercial: Desde la década de los 60 algunos países de América Latina, donde destaca Brasil, ensayó bajo un régimen militar la

búsqueda del crecimiento por la vía de las exportaciones sin que el Estado abdicara la responsabilidad de fomento e intervención directa en la economía; en la agricultura se promovió entonces el cultivo a gran escala de soja y café, entre otros productos de demanda internacional; a partir de un esquema de subsidios a la producción y al financiamiento, la tasa de crecimiento agrícola mantuvo su dinamismo por un par de décadas, marcando el final de un ciclo de crecimiento comandado por la inversión pública. Chile experimentó lo que hoy constituyen las típicas medidas de ajuste estructural con ingredientes neoliberales y monetaristas: reducción del aparato estatal por la vía del recorte en inversión productiva y del gasto social, privatizaciones, desmantelamiento del proteccionismo, apertura comercial y financiera, control de la inflación por la vía de la restricción salarial y equilibrio en las finanzas públicas. En un ambiente de crisis internacional y dado que varias economías de las más fuertes de Latinoamérica se enfrentaron en los años siguientes a una situación de inestabilidad financiera y problemas de crecimiento, la mayor parte de los países de la región siguieron los pasos de la economía chilena bajo la presión de los organismos financieros internacionales y con la orientación técnica de uno de ellos, el Banco Mundial (BM). - Impulso a los agronegocios: En lo general se puede afirmar que los programas para la agricultura que se inscriben en el marco de los proyectos nacionales de los países latinos, llámense de desarrollo rural integrado, reconversión productiva, modernización, o desarrollo territorial rural remiten invariablemente al discurso de la globalización, hoy predominante. Su empeño ha sido promover la proliferación, expansión y consolidación de las explotaciones agrícolas a gran escala, de alta rentabilidad o con expectativas prometedoras en ese sentido. Entre sus estrategias sobresalen: a) facilitar el arribo de la inversión privada al sector; b) eliminar limites jurídicos en el mercado de tierras, y c) canalizar el apoyo gubernamental a las empresas productoras de bienes agropecuarios de consumo final altamente competitivos por su precio, calidad o características; también cuando se trate de unidades proveedoras de insumos agroindustriales . - ¿Saldos positivos?: Se sabe que este espacio resulta insuficiente para exponer apenas los procesos que se han suscitado en la agricultura a partir de la reorientación del modelo de crecimiento en la zona agraria del os países latinos, por lo que solo debe centrarse en algunos aspectos macroeconómicos relevantes, comentando en cada caso algunas de sus repercusiones sociales más críticas. La intención es evidenciar algunos datos y hechos poco difundidos pero que ponen en entredicho los éxitos en materia de producción,

productividad y balanza comercial. También es preciso observar hasta qué punto se han cumplido las expectativas de una asignación más eficiente del recurso territorial, buscando conocer el significado que ha tenido para la población del campo el impulso de un mercado dinámico de tierras y aguas. Producción, productividad y sus claroscuros: Asumiendo como punto de partida que en la región latinoamericana cada país enfrenta una realidad socioeconómica y política particular, y que en su interior muchos de ellos ofrecen un abanico de problemas múltiple y complejo. Un buen ejemplo de esa disparidad es el peso de la producción agropecuaria doméstica que se fluctúa entre dos extremos: Venezuela y México con una producción sectorial menor al 5% del PIB, mientras para Nicaragua o Paraguay suele ser mayor al 30% (CEPAL/IICA, 2002). Como conjunto podemos observar que entre 1980 y el año 2004, la participación del sector en el Producto Interno Bruto (PIB) de la región agrícola venezolana no se modificó sustancialmente, ubicándose en torno al 8%, cifra que se mantiene actualmente. Pero en ese mismo lapso, el valor nominal de la producción a precios de mercado pasa de 86.485,345 a 169.300,074 miles de dólares; es decir, crece casi un cien por ciento. Lo que esa cifra no pone de manifiesto, es que el volumen físico de la producción aumenta de forma extraordinaria. Un incremento tal, que logra duplicar el prácticamente el valor nominal de la producción a pesar de que en ese lapso domina una tendencia a la caída en los precios de la mayoría de los productos nativos (Ocampo, 2003). DEFINICION DE TERMINOS BASICOS Agro: No existe una definición exacta para el término agro como tal, pero la literatura suele relacionarlo con el campo, tierra de labranza y agronomía. Algunos estudiosos señalan que agro es la ciencia de la agricultura, mientras que otros sostienen que se refiere a la tierra de cultivo (agrícola, pecuario, forestal). Se dice también que es el elemento prefijal que entra en la formación de palabras con el significado de campo: agrónomo, agroturismo. También puede adoptar la forma agri-: agricultura. Colonia: En política, una colonia puede ser, o un asentamiento o forma de poblamiento (dado hasta el XIX), o bien un territorio sujeto a la administración y gobierno de un país remoto, llamado metrópoli (siglo XIX). Colonización: Es la acción de dominar un país o territorio con pobladores de otra región, que pasa a ser llamada metrópoli. La región así ocupada se denomina colonia. El proceso de colonización puede ser de carácter económico, político, violento o no violento, e incluso cultural. Conquista: Obtención del dominio y control de una población, territorio o posición como consecuencia de una guerra. Población o territorio cuyo dominio y control se consigue como consecuencia de una guerra. Descolonización: La descolonización es el proceso mediante el cual una colonia consigue su independencia de un poder colozal; se trata de un proceso opuesto al del colonialismo. La descolonización se produce mediante la independencia, mediante la integración dentro de un poder administrativo o

dentro de otro estado, o mediante el establecimiento de un estatus de libre asociación. Situación Colonial: Es toda situación en que los nativos del territorio colonizado carecen de autonomía aunque pueden estar políticamente representados en cuerpos gubernamentales y están sujetos a la soberanía del gobierno metropolitano. Territorio Dependiente: Un territorio dependiente, área dependiente es un territorio que por diversas razones no goza de los privilegios de total independencia o soberanía y, por ende, es gobernado por otro Estado, denominado como metrópolis. Muchos de ellos pueden ser considerados como colonias o territorios de ultramar. Los territorios dependientes cuentan con un sistema administrativo diferente al de la metrópolis o las unidades que conforman la metrópolis (por ejemplo, provincias y departamentos). BREVE RESEÑA HISTÓRICA SOBRE LA ECONOMÍA COLONIAL En sus inicios no fue particularmente fácil la vida económica en las colonias, donde no existía la moneda como medio de pago, entre aborígenes y conquistadores., usándose prioritariamente el sistema de trueque. Luego se usaron ciertos productos como monedas. La vara de lienzo, por ejemplo, en Santa Fe, equivalía a dos reales. Los precios no eran iguales en un lugar que en otro. La economía colonial fue, lógicamente, complementaria de la española, tendiente a satisfacer de aquellos productos que España no tenía, pero que a la vez pudieran soportar el largo viaje desde América. La economía se basaba en casi todo el territorio en el trabajo indígena estructurado en el sistema de encomiendas, y la mita, que originaron abusos. Esto no sucedió en Paraguay, donde los indios se sometieron en forma voluntaria y gratuita. Por lo tanto no fue necesario el sistema de encomiendas. La principal fuente de riqueza era la tierra y sobre ella, los conquistadores establecieron un sistema feudal. Primero, la propiedad de la tierra se obtuvo por donación de la Corona, y luego por compra., pero sólo podían convertirse en propietarios los conquistadores, los pobladores, los beneméritos de las Indias y sus descendientes. No cabe duda, que el producto más rentable eran los metales preciosos. Al principio, los conquistadores se apoderaron de ellos por trueque o saqueo. Luego los recolectaron naturalmente, donde lo encontraban, sobre todo en el cauce de los ríos, utilizando a los aborígenes para la tarea. A partir de 1560, nuevas técnicas permitieron organizar y mejorar la explotación minera de yacimientos, contando también para ello con la mano de obra de los pobladores originarios, mediante el sistema de la mita, copiado del sistema incaico, pero mucho más abusivo. Se les exigía que extrajeran entre 20 y 25 kg. De plata diarios, en jornadas agobiantes. En América, los europeos hallaron especies novedosas para ellos: maíz, tabaco, cacao y papa, además de otros cultivos, como por ejemplo, tomate, maní, mandioca, pimiento y yerba mate. En cambio, el aporte indígena a la ganadería fue muy escaso. Los primeros equinos del Río de la Plata, fueron traídos por Pedro de Mendoza. El ganado ovino y vacuno provino del Alto Perú. Durante los siglos XVI y XVII se

creó el sistema de flotas y galeones para custodiar el transporte de oro y plata que realizaban las embarcaciones españolas de los ataques de corsarios y bucaneros. Las teorías mercantilistas, vigentes en Europa, sobre todo, a partir del siglo XVII, sostenían que la riqueza de un país se basaba en la cantidad de oro que acumulara, para lo cual el estado debía regular directamente la economía. Por ese motivo, España, trató de que el oro americano abultara sus arcas. En este siglo comienzan a desaparecer los sistemas de encomiendas, robusteciéndose la actividad comercial. Los indios se asientan en las reducciones y comienzan a dedicarse a tareas menores. Mientras tanto, los conquistadores amplían sus riquezas, sobre todo en ganado, en las pampas. Este era el comercio legal, monopolista, que había establecido España para sus dominios coloniales, donde sólo estaba permitido el comercio entre América y España. El sistema no fue aplicado en forma rígida, ya que al margen de dicho sistema de concedieron permisos comerciales, sobre todo al Río de la Plata Pero, junto a él, surgió otro intercambio, ilegal, con otros países europeos. Desde Guinea, llegaban esclavos al puerto porteño, además de géneros y ginebras holandesas que se dirigían a Potosí, desde donde, a su vez llegaban a Buenos Aires, los cargamentos de plata con destino a Europa. Para impedir el contrabando se creó una “Aduana Seca” en Córdoba, en 1622, que tenía como objetivo impedir la comunicación entre el Puerto de Buenos Aires y el norte colonial, que producía la entrada y salida de productos ilegales. Esa circunstancia hizo nacer una diferenciación. Entre Córdoba y Buenos Aires era fácil contrabandear, pero no en el norte, por lo cual esa zona comenzó a desarrollar su producción industrial. El territorio americano del norte, entonces, se autoabastecía. Los alimentos, ropas, movilidad y hasta artículos suntuarios, eran de propia fabricación. De España se importaba muy poco, ya que sus productos eran muy caros, aunque se llevaban demasiado, sobre todo, oro y plata. Esas industrias locales se desarrollaron por necesidad de satisfacer los requerimientos de la población, impedida de realizar contrabando. Tucumán poseía cereales, ganados y producción de mulas. Sus telares fabricaban tejidos de lana y algodón. En La Rioja se producía vino, en Córdoba harina, en Santiago, jabón. En esta dos últimas regiones también se fabricaban prendas de vestir y sombreros. En el siglo XVIII, la base de la economía colonial lo constituyó la ganadería, con la venta de cuero, cebo y grasa, dando nacimiento al grupo económicamente poderoso de los estancieros, por lo general funcionarios o militares. Las mayores haciendas se concentraron en México y en el área andina. En agricultura, se exportaba trigo, lino y cáñamo. Es en este siglo cuando nacieron nuevas teorías económicas, en reemplazo del mercantilismo: la fisiocracia, donde nuevamente la agricultura cobró importancia en el ámbito económico. Para estas ideas la riqueza de los estados se basaba en la tierra, y su explotación racional, con poca intervención del estado en el plano económico. Aspectos más relevantes de la Economía Colonial

- Trabajo: En el transcurso de la era colonial los españoles sometieron a sus súbditos americanos a distintas formas de trabajo. Al mismo tiempo, la esclavitud fue una fuerza laboral muy importante durante este período. En el contexto del proceso de conquista se esclavizó al nativo, capturado en "guerra justa", para que trabajara en la extracción de metales preciosos y proporcionara alimento a los conquistadores. Las presiones ejercidas por sectores de la Iglesia y la disminución de la población indígena, determinaron que la corona permitiese el ingreso de negros africanos para que sustituyeran a la mano de obra aborigen. Los esclavos negros fueron empleados fundamentalmente en los sistemas de plantación y, en menor medida, en los lavaderos de oro. También fueron requeridos para el servicio doméstico donde, además, les otorgaban prestigio social a sus amos. El sostén de la economía colonial fue el indígena americano, considerado legalmente súbdito de la corona y, por tanto, hombre libre. La categoría de súbdito implicaba el pago de un tributo o, en su defecto, un servicio personal a los representantes de la autoridad monárquica en América. En los dos primeros siglos coloniales la encomienda reguló la fuerza de trabajo y la distribución de la mano de obra. "La encomienda era una vieja institución de carácter feudal, que establecía servidumbre a los señores a cambio de protección para los siervos. Se estableció entregando una comunidad de indios a un español (benemérito) a cambio de los servicios prestados por éste". - Minería: La minería en la América española se centró en la extracción de metales preciosos, es decir, plata y, en menor medida, oro. Los minerales de baja ley (cobre, estaño, plomo, etc.) fueron explotados muy escasamente, si bien eran corrientes No cabe duda que oro y plata fueron los incentivos principales para la mayoría de los europeos que marcharon al Nuevo Mundo. Para conseguir las preciadas riquezas los conquistadores no escatimaron esfuerzo alguno y se disputaron todo vestigio aurífero. En un comienzo los nativos fueron violentamente presionados para que revelaran la procedencia del oro de sus adornos. Luego, la ininterrumpida búsqueda de metales preciosos permitió a los españoles el hallazgo de importantes yacimientos mineros, sobre todo a partir de la segunda mitad del siglo XVI. - Comercio: Durante el período de conquista la relación comercial entre España y el Nuevo Mundo, se estructuró a partir del establecimiento de la Casa de Contratación y la centralización del comercio indiano en Sevilla. Este sistema, caracterizado por la historiografía como de monopolio, solamente favoreció a un reducido grupo de súbditos de la corona. La monarquía, sus banqueros y los mercaderes residentes en Sevilla controlaron el intercambio de los productos más provechosos y susceptibles de ser monopolizados. Entre ellos debemos destacar el mercurio (fundamental en la minería de la plata), la sal, la pimienta, los naipes, el papel sellado, la pólvora y el siniestro tráfico de esclavos africanos. Esto implicó que únicamente españoles y extranjeros naturalizados tuvieran derecho a las licencias que la corona otorgaba para el

comercio de dichos productos. ¿Qué significó este régimen monopólico para América? En la práctica, el que las colonias se desenvolvieran económicamente según las necesidades de la metrópoli, vale decir, como exportadoras de materias primas y metales preciosos. España, por otra parte, procuró abastecer a las Indias de los productos manufacturados, inhibiendo toda actividad industrial americana que pudiese competir con la de la metrópoli. - Agricultura: Los cultivos indígenas y las plantas y ganados traídos de Europa permitieron el desarrollo de una variada actividad agrícola en América. Las grandes civilizaciones que florecieron en las áreas mesoamericana y andina, no sólo habían resuelto exitosamente los problemas de subsistencia alimentaria, sino además habían creado ingeniosos y eficientes sistemas agrícolas. Las chinampas aztecas o las terrazas de cultivo andinas, utilizadas aún hoy en día, son un claro ejemplo del aprovechamiento racional de los recursos que proporcionaba el suelo americano. El transcurso del tiempo es testigo de la armónica relación que los nativos establecieron entre sus sistemas de producción y el medio ecológico. La América indígena aportó al mundo numerosas especies vegetales domesticadas. Estas constituyeron el 17% de los cultivos que se consumían entonces en todo el orbe. Entre ellas se pueden destacar: el maíz , base alimenticia de los indígenas, la papa, los frijoles, el cacao, la mandioca o yuca, el tabaco, la coca, los tomates, el maní y numerosas frutas tropicales (piña, chirimoya, mango, entre otras). Los europeos, por su parte, introdujeron los cultivos de cereales, leguminosas, diversas hortalizas, la vid, el olivo, la caña de azúcar y algunas especias, muchas de ellas de origen asiático. Asimismo, los animales que acompañaron a los conquistadores españoles se reprodujeron y dispersaron rápidamente por todo el territorio americano. Caballos, cerdos, vacas, ovejas y aves de corral comenzaron a pulular en todo asentamiento humano, incluso indígena. EL AGRO VENEZOLANO DESDE LA ÉPOCA DE LA COLONIA (SIGLO XVI – XVIII) Para los reyes borbónicos el territorio que a partir del año 1777 constituiría La Capitanía General de Venezuela, adquirió una especial revalorización a raíz de su emergencia como potencia cacaotera durante la segunda mitad del siglo XVIII. En la etapa previa, durante los primeros años de la colonia, el territorio Venezolano fue prácticamente desatendido como consecuencia de no haberse encontrado en él grandes yacimientos de metales preciosos. La primera fase de la colonización fue encomendada a una empresa privada alemana, mediante una prenda que la corona española dio a los Welser el 27 de marzo de 1528. El compromiso obligaba a estos banqueros germanos a conquistar y poblar el territorio mediante la fundación de ciudades y el arribo de técnicos para las explotaciones. En contraparte podían adjudicar tierras, conceder títulos y explotar y distribuir toda la producción. Fueron las perlas y no el anhelado oro la primera gran riqueza material que la Tierra de Gracia envió a

la corona española. Su explotación ya estaba formalmente establecida cerca del año 1530 y su abundancia en Margarita y Cubagua era muy conocida. Estos frutos nacarados de los moluscos venezolanos constituyeron el primer medio de cambio utilizado durante la colonización, aunque por poco tiempo ya que su uso como moneda sucumbió a principios del siglo XVII. La importancia de la zona oriental, costa y frente atlántico, fuente de la riqueza perlífera, fue tal que ya para el año de 1515 los misioneros franciscanos comenzaron a edificar la ciudad que en el año de 1562 se fundaría bajo el nombre de Nueva Córdoba (hoy Cumaná), primera ciudad edificada en nuestras tierras y quizás una de las primeras en el Continente Americano. El sistema agroexportador subsiguiente estuvo signado por las actividades relacionadas con la ganadería y las explotaciones de cueros y sebo, convertidos fundamentalmente en productos de exportación para las vecinas colonias extranjeras del Caribe. Este sistema agro-productivo fue fundamentado sobre la estructura social del terrateniente español, cabeza de las peonadas conformadas por sus hijos naturales engendrados en las mujeres aborígenes, y en la atención personal de las faenas. Por su parte, la explotación ganadera derivó en relaciones serviles de producción combinadas con un esclavismo patriarcal y con un incipiente régimen de salario. Durante el Siglo XVII se inició en Venezuela el cultivo del tabaco y una modesta explotación de cobre en las minas de Cocorote. A su vez, en la segunda mitad de este siglo, Nueva España (hoy México), Curazao y las Antillas dieron comienzo a la que sería la explotación más representativa de Nuestra América: el cacao. Algunos historiadores han marcado este producto como el eje central del proceso de integración económica de Venezuela hacia finales de la colonia; en virtud de configurarse en torno al cacao un modelo socio-productivo, a nivel interno, y un modelo comercial monoexportador que acercó a la provincia con la metrópoli, a nivel externo. Esta producción aumentó significativamente a partir de 1720, y para el año 1775, el cacao representaba el 75% del valor total de las exportaciones venezolanas; cuyo destino primordial era México, con el cual se había establecido un importante mercado regional. Durante la centuria 1700-1800, la provincia vivió el siglo de mayor crecimiento de la era colonial y fue insertada en el mercado mundial capitalista mediante la exportación de cacao y de otros productos de la economía de plantación. La transformación de la sociedad llanera a la sociedad cacaotera significó el traslado del epicentro social del campo a la ciudad y su importancia es tal que incluso se ha llegado a afirmar que, con la explotación del cacao, Venezuela se convirtió en "el más próspero dominio agrícola que España tuvo en América". Con este auge económico, gracias principalmente al incremento en la demanda internacional del cacao, Venezuela fue uno de los centros más codiciados por las potencias europeas dedicadas al tráfico de esclavos. La explotación del cacao se realizaba bajo relaciones esclavistas de producción, aunque varias investigaciones han corroborado la labor de peones asalariados. Los "gran cacao", como se le designa a los productores que posteriormente formaron la

burguesía criolla, se ahorraban el pago de la alimentación de los esclavos concediéndoles un conuco para que cultivaran la tierra y se autorreprodujeran como fuerza de trabajo. Durante la segunda mitad del siglo XVIII se fortalecieron de igual forma las explotaciones de café, tabaco, algodón, añil y azúcar. El período de auge del café se inició en la década de 1780-90, consecuencia en parte de la liberación de impuestos decretada por la corona española. El añil fue un producto que tuvo un rápido despegue, no sólo en Venezuela sino en otras colonias centroamericanas y del Caribe, porque era muy solicitado en la industria textil europea vistas sus cualidades para el teñido de telas. Otro de los productos apreciados por la industria textil del , el algodón, se promovió de la misma manera a fines del siglo XVIII. Para hacernos una idea de este incremento comercial, basta señalar que entre 1791 y 1795 la exportación de añil aumentó tres veces, la de algodón cinco, la de café dos y la de tabaco cuatro. El salto que dio la economía venezolana entre los años 1730 y 1800 fue aprovechado por las potencias de la época. Para esas fechas los holandeses mantuvieron un comercio tan activo y permanente con Venezuela, que parecía más una dependencia comercial de Holanda que de España. Se internaban por casi todas las provincias, tanto costeras como del interior, con la complicidad de las autoridades regionales, especialmente de los cabildos controlados por los criollos. Las autoridades coloniales no pudieron poner coto al gran contrabando que existía con todos los productos y la monarquía española decidió otorgar el monopolio del comercio en Venezuela a una compañía vasca: la Guipuzcoana. Fundada en 1728, esta compañía, en la cual tuvo acciones el rey, monopolizaba la importación de esclavos, manufacturas y la exportación de cacao, tabaco, cueros, etc. También hacía adelantos en dinero a los hacendados para garantizar las cosechas. Despachaba a Venezuela en barcos mercantes, los cuales estaban equipados para la guerra con 40 o 50 cañones, facultados para atracar indistintamente en los puertos de La Guaira o Puerto Cabello y comerciar desde allí con todas las ciudades de la jurisdicción. Una vez abastecida la provincia de Venezuela, la mercadería sobrante podía ser conducida a las de Cumaná, Trinidad y Margarita, e intercambiada por plata, oro y frutos destinados al comercio ordinario con España. Las naves aunque partían directamente desde los puertos de Guipúzcoa a su regreso estaban obligadas a arribar a Cádiz. En contraprestación la compañía se comprometió a ejercer la vigilancia del litoral de la provincia. Durante 50 años disfrutó del trato exclusivo entre la provincia de Venezuela y España. Con los derechos concedidos empezó a aplicar precios monopolísticos a los productos y el cacao bajó su cotización (de 20 pesos en 1730 a 8 pesos en 1749) e igualmente especulaba con los de las manufacturas provenientes de la península, apropiándose del grueso del excedente comercial a ambos lados de la negociación (en España llegó a cotizarse el cacao por encima de 80 pesos la fanega y aunque la compañía hizo bajarlo a 45, ésta suma equivalía al salario de un año de un trabajador agrícola venezolano). Una de las luchas

fundamentales de los cacaoteros venezolanos en contra de la Compañía Guipuzcoana fue tratar de impedir que ésta se apropiara del comercio que los productores locales mantenían con México, mercado regional que permitió compensar el deterioro en los términos de intercambio. En otras palabras, la época colonial comienza con el descubrimiento (o encuentro como se le ha dado por llamar ahora) en 1492 (1498 en Venezuela) y la independencia en 1810. La primera parte de este período consiste básicamente en lo que se podría llamar La Conquista, es decir, la época de guerra contra los indígenas, fundación de ciudades y primer poblamiento. Se lleva mucha parte del siglo XVI, (aunque en algunos sitios no ha terminado todavía). La isla de Margarita, por ejemplo, fue conquistada sin lucha porque los indios no opusieron resistencia, pero en gran parte del territorio hubo luchas incesantes que culminaron con el exterminio de muchas tribus. La segunda parte del período colonial corresponde al desarrollo y población del territorio por parte de los españoles y negros y su mezcla con los indígenas. Durante el siglo XVI se calcula que arribaron a la Provincia de Venezuela unos cinco mil españoles y trece mil negros. PRINCIPALES CARACTERÍSTICAS DE LA VENEZUELA AGRARIA Importaciones Durante el período agrícola, es necesario resaltar el carácter dependiente de la economía venezolana, es decir, la subordinación de nuestro desarrollo económico a los intereses de los países capitalistas avanzados, que nos utilizaban como mercado para su creciente producción industrial y como proveedores de materias primas y alimentos necesarios a su desarrollo capitalista. La dependencia económica daba lugar a formas soterradas de dependencia política e ideológica. La falta de desarrollo de la producción no agrícola, obligó al país a importar toda clase de materia prima o herramientas para el trabajo en el campo, las cuales eran fabricadas en otros países, a pesar de la facilidad de su elaboración, no era posible que las mismas fuesen realizadas en el país; razón por la cual, Venezuela desde su época colonial, comenzó a importar todo aquello que no le era posible realizar en su territorio. Nos comenzamos a convertir así, en un país dependiente de otros países más desarrollados. Exportaciones Debido a lo restringido y desarticulado del mercado interno y al poco interés de las clases dominantes por desarrollarlo, la única posibilidad de crecimiento económico estaba en las exportaciones que nutrían, en lo fundamental, los ingresos de las clases dominantes y del propio Estado, que derivaba de los impuestos al comercio exterior (exportaciones e importaciones) la parte esencial de sus entradas. A fines del período colonial, Venezuela exportaba alrededor de un 15% de toda su producción agrícola. La guerra de independencia creó serios daños al sector agrícola de exportación, que sólo en 1837 vino a alcanzar las cifras anteriores a 1810. Ya para entonces el café había desplazado al caco del primer lugar, para convertirse en el producto fundamental del comercio exterior venezolano hasta 1926 en que fue definitivamente superado por el petróleo. A partir de

1840 las exportaciones de café (200 mil sacos de 60 kilos) subieron moderadamente al mismo ritmo de crecimiento de la población, hasta alrededor de 1870 en que crecen más rápidamente hasta superar el millón de sacos en 1913. Las de cacao, en cambio, crecieron mucho más lentamente, de modo que la exportación por habitante casi se mantiene durante todo el período, mientras que las de cueros y ganados permanecieron casi al mismo nivel. Producción Cacao, añil, café, algodón, ganado en pie y cueros – en ese orden – eran los renglones más importantes. Deuda Externa Luego del desmembramiento y separación de lo que se conoció como la Gran Colombia, compuesta por Ecuador, Venezuela y Colombia propiamente dicha, la deuda contraída por la nación durante la guerra de independencia fue repartida proporcionalmente entre los tres países que la formaban. La parte que le tocó pagar a Venezuela alcanzó a la cantidad de 34 millones de pesos (28,5%), a Colombia el 50% y a Ecuador el 21,5%. Con esta deuda externa se inició la República Independiente en 1830. Luego de separada Venezuela de la Gran Colombia, en manos del caudillo José Antonio Páez, a partir de 1831 la república contrajo nuevas deudas, debido a las guerras civiles; las condiciones desfavorables en que fueron negociados los empréstitos; las reclamaciones injustas y exageradas que hacían gobiernos y súbditos extranjeros; el peculado y la corrupción administrativa, que sirvió para que gran parte de los empréstitos fueran a parar a manos de los gobernantes de turno. La falta de cumplimiento de los pagos y las injustificadas reclamaciones de daños sufridos por empresas extranjeras, hicieron aumentar considerablemente el monto de la deuda, que a finales del siglo XIX llegaba a más de 350 millones de bolívares. Los acreedores extranjeros aprovechaban la crisis para presionar a los gobiernos en demanda de la cancelación. El incumplimiento en los pagos sirvió en muchos casos para justificar la intervención extranjera en los asuntos internos de Venezuela, apoyando y financiando movimientos miliares contra el gobierno, con peligro de la soberanía y de la integridad territorial de nuestro país. Esta política de intervención y de cobro compulsivo hizo crisis durante el gobierno de Cipriano Castro, cuando barcos de guerra de Alemania, Inglaterra, Francia, Italia y Estados Unidos establecieron un bloqueo de nuestras costas, se apoderaron de barcos venezolanos, desembarcaron tropas en La Guaira y Puerto Cabello y demandaron el pago inmediato. Fue éste el más grave conflicto internacional que ha tenido la república. Superada la crisis, el problema de la deuda se sometió a un arbitraje, y se firmaron los protocolos de Washington en 1903, ,terminando así el bloqueo y la intervención extranjera contra Venezuela. El gobierno de Castro se comprometió a destinar el 30% de sus ingresos por concepto de impuestos de aduanas, al pago de la deuda, y se establecieron comisiones mixtas para justipreciar las reclamaciones. El resultado final puso en claro lo exagerados de los reclamos y la injusticia que se cometió con nuestro país; así como las ocultas intenciones de las grandes potencias que, además del cobro de la deuda, tenían como objetivo apoderarse de territorios venezolanos. En los años que

siguieron al bloqueo, el presidente Castro perdió el poder y Juan Vicente Gómez, con la ayuda de los mismos intereses que habían conspirado contra Venezuela, se alzó con el mando y estableció una férrea dictadura de 27 años, durante los cuales colmó de ventajas y facilidades a las empresas extranjeras, que establecieron su dominio económico en el país. Estos cambios políticos permitieron al gobierno disfrutar de un largo período de bonanza económica y, en 1930, centenario de la muerte de El Libertado, canceló la deuda externa de Venezuela. Estratificación Social Los Terratenientes: Estaba constituido por civiles y militares propietarios de grandes extensiones de tierras, en su mayoría descendientes de los mantuanos, la oligarquía criolla o grandes cacaos de la Colonia. Los Comerciantes o Burguesía Mercantil: La formaban, en buena parte los “blancos de orilla” del período colonial, que incrementaron sus riquezas con la especulación con los productos de primera necesidad, durante los años de la lucha por la independencia. Posteriormente se dedicaron a los negocios de exportación e importación. Finalmente se dedicaron a la actividad crediticia, en la cual fueron usureros. Los Artesanos: Eran carpinteros, zapateros, herreros, talabarteros, orfebres, sastres y otros oficios, ejercidos en las casas de habitación o en pequeños talleres. Producían para el mercado local, lo cual unido a la carencia de créditos a intereses razonables, les impedía transformarse en burguesía industrial. Las importaciones limitaban su desarrollo y fortalecían a la burguesía mercantil y financiera. Los Campesinos: Constituían la mayoría de la población, se ocupaban de trabajar las tierras en las haciendas y plantaciones de los latifundistas o de cuidar el ganado. Se dividían en peones asalariados y aparceros, estos últimos trabajaban las tierras a cambio de entregarle parte d el cosecha a los terratenientes. Los aparceros se dividían en medianeros, obligados a entregar la mitad de la cosecha; arrendatarios, que pagaban en efectivo, y colonos, que pagaban con trabajos el uso de tierras ajenas. La mayor parte de los soldados eran de origen campesino. También existían campesinos que trabajan en pequeños conucos (minifundistas) en tierras de la nación para subsistir. Esclavos: Eran considerados propiedad de sus amos y vivían en la miseria total. Trabajaban en plantaciones. Muchos huían. MEDIOS Y MODOS DE PRODUCCIÓN Medio de Producción: Un medio de producción (también denominado factor de producción) es un recurso que posibilita a los productores la realización de algún trabajo, generalmente para la producción de un artículo. Modo de producción: Es un concepto amplio cuando se refiere a la división del trabajo, a los medios técnicos empleados, al tipo de recursos valorados, a las normas que regulan la propiedad de los bienes, la distribución de los productos y los tipos de consumo. El modo de producción comprende todos estos elementos, las actividades y las relaciones sociales que permiten a una determinada sociedad producir y crear así las condiciones para su propia

existencia. Aspectos Generales - La sociedad humana está obligada a producir para asegurar su subsistencia. En el proceso de la producción son necesarios los elementos de la naturaleza (objetos del trabajo). Por ejemplo, para producir telas se necesita un objeto de la naturaleza que es la materia prima, los instrumentos o medios de producción que son las máquinas. Y todo es puesto en movimiento por el sujeto e la producción que es el hombre trabajador. - Antes de pasar a una definición de Modo de Producción, es imprescindible comprender el significado de las categorías Fuerzas Productivas y Relaciones de Producción. Las Fuerzas Productivas son los frutos de la naturaleza, los instrumentos o medios de Producción y al fuerza del trabajo. Las Fuerzas Productivas han sido formadas por los elementos de la naturaleza, como las materias primas, la tierra, la flora, la fauna, los suelos y el clima, que determinan en parte la producción, por lo cual puede afirmarse que las Fuerzas productivas están condicionadas en cierta medida por la naturaleza. El concepto de Fuerzas productivas se refiere, entre otras cosas, al modo de apropiación de la naturaleza, al proceso de trabajo en que una materia prima se transforma en producto. Las Fuerzas productivas están constituidas también por los instrumentos de trabajo (herramientas, utensilios, máquinas, etc.) o los medios de Producción y la fuerza de trabajo de los hombres que los fabrican y los ponen en movimiento. Las Fuerzas productoras expresan las interrelaciones entre los hombres, los instrumentos y la naturaleza con el fin de producir para alimentarse y elevar sus condiciones de vida. Por eso las Fuerzas Productivas no son solamente las herramientas y las máquinas sino la manera en que se articulan todos sus componentes con las Relaciones de producción en un trabajo concreto. TIPOS DE MODOS DE PRODUCCIÓN - Comunidad Primitiva: En la que la mayor parte de los medios de producción y especialmente la tierra son de propiedad común. En el los hombres semisalvajes luchaban indefensos ante las fuerzas naturales, sus alimentos consistían en frutos, vegetales y raíces. Hace 9 o 10 mil años aparece la división del trabajo, debida fundamentalmente al descubrimiento de la agricultura la cual convierte al hombre en un ser sedentario. La agricultura constituye un paso muy importante en el desarrollo de las fuerzas productivas. - La Esclavitud: Los medios de producción como los hombres que se sirven de ellos en su trabajo, son propiedad de otros hombres. Los esclavos pueden ser de propiedad privada o del estado; esto se considera la primera forma de explotación del hombre por el hombre en la historia de la humanidad. En este período nace el Estado, debido a la necesidad de un ente que mantuviera bajo control las insurgencias y a las personas que se querían librar del yugo. Además se originan 3 clases: la explotadora (dueños de tierras y de los esclavos), la explotada (esclavos y campesinos muy pobres) y los mercaderes

o comerciantes (constituida por los intermediarios entre los compradores y los vendedores). - El Feudalismo: Sistema contractual de relaciones políticas y militares entre los miembros de la nobleza de Europa occidental durante la alta edad media. El feudalismo se caracterizó por la concesión de feudos (casi siempre en forma de tierras y trabajo) a cambio de una prestación política y militar, contrato sellado por un juramento de homenaje y fidelidad. Pero tanto el señor como el vasallo eran hombres libres, por lo que no debe ser confundido con el régimen señorial, sistema contemporáneo de aquél, que regulaba las relaciones entre los señores y sus campesinos. El feudalismo unía la prestación política y militar a la posesión de tierras con el propósito de preservar a la Europa medieval de su desintegración en innumerables señoríos independientes tras el hundimiento del Imperio Carolingio. - Capitalismo: Régimen económico fundado en el predominio del capital. Sistema basado en el predominio de la empresa privada en la organización económica. La producción capitalista esta destinada al cambio. Los medios de producción son propiedad de cierto sector de la sociedad: los capitalistas; el resto de los miembros de la sociedad (la gran mayoría), no posee sus propios medios de producción; trabajan como asalariados y utilizan los medios de producción de los capitalistas. - Socialismo: Teoría político-económica que propugna la propiedad y la administración de los medios de producción por parte de las clases trabajadoras con el fin de lograr, mediante una nueva organización de la sociedad, la igualdad política, social y económica de todas las personas. Los medios de producción son de propiedad social y un parte de los medios de producción, pueden ser, igualmente propiedad común de cooperativas, comunidades rurales, municipios, ciudades; etc. ALTERNATIVAS DE AMERICA LATINA CONTRA EL CAPITALISMO COLONIAL /MODERNO Como la propia naturaleza, las sociedades latinoamericanas a inicios del 2008 están en proceso de erupción. La coyuntura se muestra candente en casi todos los países de la región, con hechos que remecen las estructuras políticas, económicas, sociales y culturales que han prevalecido y/o que tendieron a conformarse con la expansión de las reformas neoliberales, en las últimas décadas. De esta forma, América Latina se encuentra a juicio de algunos analistas, “en el centro mismo de esta nueva etapa del movimiento mundial de la sociedad contra el capitalismo colonial/moderno...el centro mismo de la resistencia mundial y de la producción de alternativas contra este patrón de poder”. El ciclo actual de las luchas populares del continente se inscribe en un contexto internacional signado por la nueva etapa del

capitalismo mundial que se inició hacia 1992-1994, y que se ha conocido como “globalización neoliberal”. Transcurridos 15 años de esta nueva etapa del sistema-mundo en que vivimos, la evidencia de las profundas contradicciones y crisis que ella engendra se ha multiplicado. Tres de esas crisis son particularmente notorias y están en pleno proceso de maduración: la crisis financiera, la crisis ecológica y la polarización económico-social a nivel planetario. La crisis energética y la crisis alimentaria, son caras actuales de estos mismos fenómenos, cada vez más relacionadas con la crisis financiera en la coyuntura, lo que acentúa su gravedad y hace muy imprevisible el futuro. A pesar de ello, el sistema conserva dinamismo y capacidad de reformulación y, a futuro, tendrá fuerza para proyectarse al menos 5 años más, antes de entrar en una crisis sistémica, estructural, propiamente tal. Entre tanto, más allá de sus altibajos en distintas regiones del mundo, la tendencia de la tasa de ganancia se mantendrá en alza a nivel planetario. Sin embargo, los plazos de desencadenamiento de una crisis estructural son imprevisibles, ya que la fragilidad de los equilibrios "objetivos" es grande y la dinámica de recomposición de las fuerzas "subjetivas" puede acelerarse como nunca antes. Se viven, pues, tiempos de resistencia y de siembra. Y como humanidad, de preparación para un cambio de civilización que se hace imprescindible. En lo económico, América Latina se encuentra cursando una nueva fase expansiva (fase A) de los ciclos de Kondratiev, con liderazgo asiático. La economía estadounidense, que parecía ser la locomotora que tiraba del carro de la economía mundial, ha cedido paso abiertamente a las economías asiáticas, particularmente China e India, a contar del segundo semestre de 2003. Con su impulso, la economía mundial lleva 4 años de crecimiento a tasas superiores al 4% y ha constituido soportes y mecanismos que relativizan y moderan el impacto del proceso de deterioro y crisis de la economía estadounidense. Aunque para 2008 se prevé una reducción del fuerte dinamismo de la economía mundial, la tendencia a mediano plazo sigue siendo optimista, eventualmente con una moderación de los desequilibrios globales. La profundización del curso recesivo de la economía norteamericana a inicios del 2008 abrió un debate acerca del acoplamiento o desacoplamiento del resto de la economía mundial respecto de los Estados Unidos. El nerviosismo acerca de este punto se mantiene hasta al presente, en la medida que los socorros de los bancos centrales y el apoyo de los fondos soberanos para capitalizar a los bancos en falencia no logran aún que la crisis tope fondo y se revierta la tendencia recesiva. Aún así, la evidencia de la continuidad del ciclo de altos precios internacionales de los alimentos y de las materias primas abona a favor de la tesis que suscribimos, en cuanto que a pesar de su gravedad y repercusiones en los mercados financieros mundiales, la crisis estadounidense no arrastrará al conjunto de la economía mundial. De hacerlo, se precipitará una inflexión recesiva de amplios y prolongados efectos. En el plano geopolítico, es patente cada vez más la configuración de un orden multipolar, en el que múltiples potencias antiguas y emergentes desafían la

hegemonía decadente de los EE.UU. La pertinacia de la administración Bush en postergar la retirada de sus tropas del Medio Oriente y, por el contrario, en acrecentar más su presencia, ha agravado las contradicciones en el “establishment” y cunde la confusión sobre cómo poner término a la aventura de la “guerra preventiva”. La crisis del sistema político estadounidense se ve reflejada en la incertidumbre que rodea las próximas elecciones presidenciales. Durante el año 2007 y lo corrido de 2008, se agudizó la confrontación entre las distintas fuerzas que desarrollan estrategias continentales en América Latina y el Caribe. Igualmente se agudizó la confrontación político social en cada país de la región; por lo que existe un dinamismo que hace aún más matizadas y diversas las evoluciones de los distintos escenarios en que es posible sintetizar la realidad latinoamericana. Intentaremos a continuación trazar un panorama, a partir de la primera de estas dos perspectivas: la de la de las estrategias de proyección continental que hoy disputan en la región. En fin, Los países de América Latina se encuentran entrelazados en una variada red de pactos económicos bilaterales y multilaterales; algunos con cierta actividad, en tanto otros han quedado en el cofre que acumula recuerdos históricos. Tan sólo con nostálgica referencia se evoca -de tanto en tanto- el sueño de Bolívar o a los alcances que tuvo la Liga Federal de Artigas. En aquel cofre están la "Carta de Jamaica" del venezolano, y las "Instrucciones del año XIII" del estadista oriental. Ante la discusión de nuevas utopías a las cuales se les ha fijado fecha para que se conviertan en realidad, recientemente los expertos de ALADI procuran definir estrategias a aplicar en las negociaciones de América Latina con otros bloques, con el fin de preservar las preferencias vigentes en más de 100 acuerdos, algunos de ellos patrimonio heredado de la ALALC, otro proyecto que no pudo alcanzar la mayoría de edad, pues a los 20 años se mereció importantes cirugías. CONCLUSIONES - El colonialismo les sirvió a las potencias europeas para evitar conflictos sociales internos, para mantener un ritmo acelerado de desarrollo industrial y para evitar la agudización de las crisis cíclicas del capitalismo. En los pueblos ocupados el colonialismo influyó al poner en contacto dos civilizaciones muy diferentes entre sí. La cultura europea influyó en las colonias difundiendo conocimientos técnicos e ideológicos que van a conducir al proceso de emancipación. Se destruyeron las estructuras sociales de muchos países, introduciéndose una administración más eficaz. - La civilización europea siempre había mostrado una tendencia a la expansión. En la Edad Media el cristianismo latino se extendió mediante la conquista y la conversión. Luego vino la época de los descubrimientos ultramarinos y la fundación de los imperios coloniales, cuyas luchas llegan a los S. XVII y XVIII, y cuya consecuencia más importante fue la europeización de las América. Hacia 1870 las expansiones coloniales se situaron en el primer plano, época de

colonialismo. - Existieron dos modelos de expansión colonial: las colonias de explotación y las colonias de poblamiento. las Colonias de explotación son la mayoría. Suministran materias primas y consumen productos de la metrópoli, metrópoli que impide en l colonia cualquier proceso de industrialización, del mismo modo que la colonia carece de cualquier autonomía política. Para el caso británico la India es un ejemplo evidente de este tipo de colonia. Por su parte, Las Colonias de poblamiento sirven de válvula de escape a la presión demográfica europea. Para el caso británico las zonas de poblamiento disfrutan de amplia autonomía y tienes instituciones de gobierno semejantes a las británicas: Canadá, Australia, Nueva Zelanda, entran de lleno en esta categoría. Francia organiza sus zonas de poblamiento como departamentos de ultramar (unidades administrativas vigentes en la Francia continental). - La economía colonial tenía tres bases: la agricultura, la minería y el comercio. La mayor riqueza venía de la explotación de minas de oro y de plata, como la de Potosí en Bolivia, o la de Zacatecas en México. Los cultivos de algodón y los ingenios de azúcar también fueron de gran importancia, especialmente en el Caribe y Brasil. Los españoles y los criollos eran los propietarios y administradores de las tierras, mientras que los indígenas y los esclavos africanos eran la mano de obra, tanto en las minas como en los cultivos agrícolas. Esta tradición de mantener una minoría privilegiada en el poder político y una mayoría pobre dedicada al trabajo agrícola y manual está todavía hoy arraigada en la organización social de la mayoría de los países latinoamericanos. - Los indígenas, estaban obligados a trabajar mediante instituciones basadas en los impuestos o en la protección militar. Dichas instituciones eran la mita (impuestos que se pagaban con tiempo de trabajo) y la encomienda (tierras protegidas por un español que debía asegurarse del bienestar de los indígenas, quienes a cambio trabajaban gratuitamente para él). La metrópoli española tenía el monopolio del mercado, así que era prohibido el comercio de unas colonias con otras: todas enviaban sus mercancías directamente a España. Sin embargo, el contrabando y la piratería eran prácticas comunes. La industria nunca fue una parte muy significativa de este monopolio, y fundamentalmente se concentraba en la manufactura de algunos productos para el consumo doméstico (ropa, alimentos, ladrillos, etc.). Los criollos y los mestizos generalmente controloban este tipo de industrias locales.

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