Argentina Agroexportadora

La argentina agroexportadora Pierre Denis (1883-1951), francés, experto en Historia Geografía, recorrió el mundo

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La argentina agroexportadora Pierre

Denis

(1883-1951),

francés,

experto

en

Historia

Geografía, recorrió el mundo entre 1906 y 1908, consagrando

y

sus

principales estudios geográficos a América del Sur. Entre 1912 y 1914 estudió la Argentina. Como fruto de esa investigación

escribió

L’Argentine Moderne (1916) y La République Argentine. La mise en valeur du pays (1920), que contiene el pasaje aludido en la consigna. Su obra es considerada como el antecedente más valioso de la contestación a la visión reduccionista que identificaba al país con la Pampa agrícola. En

La

République

Argentine

Denis

introduce

un

intento

de

regionalización del país no basado exclusivamente en los caracteres naturales sino en “la colonización y los esfuerzos y tanteos de la industria humana para adaptar las prácticas agrícolas o pecuarias a las condiciones naturales”1, adjudicando un papel fundamental a la historia, lo cual

está patente en el fragmento citado, al hacer hincapié en el

“testimonio de trabajo y de coraje” y en “la esperanza y el optimismo” que Denis advierte como un sentido común de la época , confiada al progreso indefinido. Entre los años 1870 y 1880 se inicia un complejo proceso que funda la Argentina moderna. En primer lugar, se presentan las condiciones exteriores: la expansión del capitalismo industrial en Europa incrementa la demanda de alimentos y materias primas al mismo tiempo que por su propia índole el proceso capitalista libera una gran cantidad de mano de obra, que está en condiciones de emigrar hacia el nuevo continente, y excedentes de capital acumulado susceptibles de 1

En La construcción de la particularidad patagónica a través del discurso de las primeras Geografías regionales del territorio argentino de Pedro Navarro Floria, 3as Jornadas de Historia de la Patagonia (San Carlos de Bariloche, 6-8 de noviembre de 2008) recuperado de www.ub.edu/geocrit/sn/sn.

A.L.Díaz | 2 ser invertidos en las economías periféricas. Por otra parte, convergen: la ventaja comparativa de la pampa húmeda en la producción de los bienes de mayor demanda, la escasez de mano de obra y capital locales, y las condiciones políticas logradas hacia 1880 en Argentina. La nación se hallaba organizada en un régimen federal bajo el liderazgo de Buenos Aires, había sentado sus bases políticas y un orden jurídico afirmado en el liberalismo (aunque era una democracia limitada en los hechos). Todo lo cual concurrió para lograr un crecimiento extraordinario. Paulatinamente, Argentina fue dejando de ser productora casi exclusivamente de productos ganaderos para transformarse en “granero del mundo”

2

y mercado privilegiado para el capital financiero,

especialmente el británico. El trigo pasó a ser el principal rubro de exportación, reemplazando a la lana, que lo había sido desde mediados del siglo XIX (como se ve en el incremento del área sembrada en el cuadro de E. Gallo, en La Pampa gringa, de 111.400 a 6.100.000 ha para el periodo 1875-1911). La producción cerealera destinada a la exportación en un principio provenía de las colonias agrícolas de Santa Fe (en el citado cuadro 31% del total del área sembrada en 1875 y alrededor del 50 % durante 1888 y 1895) Pronto, otras zonas de la región pampeana la siguieron en la producción de cereales: Buenos Aires, el sur de Santa Fe y Córdoba, Entre Ríos y el nordeste de La Pampa, como se ve en los porcentajes crecientes de superficie sembrada. La región cerealera se constituyó en el polo dinámico del desarrollo económico argentino, concentrando la mayor población y afluencia de capitales. La producción de ganado ovino se desplazó hacia la Patagonia. Buenos Aires era, no sólo el puerto que monopolizaba las importaciones y las exportaciones, era el centro de mayor poder económico y de 2

Según cuadro del Anuario geográfico argentino (1941), entre 1880/1914 los ingresos por exportaciones agrícolas crecieron más de 60 veces mientras que los de origen pecuario escasamente se triplicaron.

A.L.Díaz | 3 decisión

política,

mientras

las

otras

regiones

del

país,

cuyas

producciones no se destinaban al mercado internacional, quedaron rezagadas y pasaron a depender de la economía pampeana. Las provincias se vieron forzadas a reorientar su economía para abastecer a Buenos Aires y su zona de influencia. Entre 1881 y 1914 más de 4.200.000 personas llegaron a Argentina, casi la mitad eran italianos (2 millones), seguidos de españoles (1,4 millones) y en menor proporción franceses, rusos, polacos y de otras nacionalidades. Eran mayoritariamente hombres jóvenes adultos y se radicaron en el área litoral, particularmente en las grandes ciudades, donde era mayor el mercado de trabajo. Se ven dos fases de expansión cortadas por la crisis de 1890 (el Cuadro de Tornquist declara el año 1891 como el primero con saldo negativo) durante la presidencia de Juárez Celman, cuyos desmanejos económicos (corrupción, emisión incontrolada de moneda, etc.) y políticos (el “unicato”) culminaron en la llamada Revolución del Parque, conducida por Mitre y Alem, y que por más que fue sofocada culminó con la renuncia presidencial. El vicepresidente Pellegrini asumió y enfrentó la dura crisis, que había destruido el crédito, arruinado a los ahorristas y comprometido seriamente la economía. En 1891 los retornos

de

los

inmigrantes

superaron

a

los

ingresos

en

aproximadamente 50 mil personas, sin embargo aumentaría después llegando

a un pico de cerca de 380 mil personas en 1912, para

descender después debido a la Gran Guerra de 1914. Durante este periodo hay una gran afluencia de capitales destinados

a

la

construcción

de

ramales

ferroviarios,

mediante

concesiones y autorizaciones del Congreso. Los ferrocarriles cumplieron la función de vasos comunicantes que desembocaban en los puertos, especialmente el de Buenos Aires, que colocaba la producción cerealera

A.L.Díaz | 4 y pecuaria a disposición de los mercados de ultramar. El Ferrocarril Oeste se fundó en 1857 y era propiedad de la provincia de Buenos Aires. Desde 1860, tuvo un papel importante en el traslado de la lana hacia el puerto. El Ferrocarril del Sur ejerció similar función entre Buenos Aires y Chascomús en 1864. El Ferrocarril Central Argentino unía Rosario con Córdoba y luego se extendió a Tucumán, representando el transporte de azúcar el 5 % de sus ingresos. Estos dos últimos eran de capitales británicos

y

contaban

con

garantía

estatal

que

aseguraba

una

rentabilidad mínima. Hacia la década de 1890 el trazado de la red ya estaba prácticamente definido, y fue condicionante en relación a la especialización de ciertas áreas. Más del 70 % de la red se instaló en la región pampeana. En la primera década del siglo XX la tendencia fue concentrar las líneas en torno a un radio de 600 km en torno a Buenos Aires. En el crecimiento del sector agrícola tuvo relevancia el desarrollo de las colonias agrícolas de Santa Fe, Corrientes y Entre Ríos, pero también jugaron factores como el desarrollo de una ganadería refinada que necesitaba pasturas implantadas (los terratenientes daban los campos en aparcería a cambio de que los aparceros dejaran los campos con alfalfares como fin de rotación), la ampliación del espacio cultivable que produjo el éxito de la campaña al desierto y la expansión de los ferrocarriles, ya que el transporte era crucial en la comercialización. Hacia 1910, el transporte de cereal significaba el 40 % de la carga total de los trenes. La producción de trigo fue en constante aumento. Como consecuencia de la inserción de la Argentina en el mercado mundial el desarrollo de la ganadería en Mendoza deja de ser rentable. Frente a la crisis regional, la elite local impulsa el modelo agroindustrial vitivinícola como opción de desarrollo.

A.L.Díaz | 5 También en Tucumán, el crecimiento de la producción de azúcar experimentó un cambio importante en 1876 con la llegada del ferrocarril, que permitió la llegada de

nuevos trapiches de hierro,

motores de vapor y nuevos conocimientos técnicos. Además, ahora el producto podía entrar al mercado del litoral. Con esta modernización vino una consolidación en la producción, al mismo tiempo, con la nueva capacidad de los ingenios aumentó la cantidad de cañaverales. El crecimiento de la agroindustria permitió el desalojo del azúcar importado en el mercado nacional en 1895. Ambas agroindustrias producían con destino al abastecimiento del mercado interno. La Argentina se formó sobre una matriz agroexportadora, con profundos

desequilibrios

regionales,

encajando

en

la

división

internacional del trabajo como productora de bienes primarios. Nunca tuvo una reforma agraria (ni en agenda) y no alcanzó la industrialización que muchas veces pretendió. Más allá de diferencias en los recursos naturales, que en Argentina no son escasos, estas desigualdades tienen su origen en deliberadas políticas que privilegiaron la inversión sólo en determinadas regiones del país. Las economías regionales constituyen un compendio de problemas que está lejos de resolverse, sobre todo porque el federalismo (como antaño) sigue siendo meramente discursivo y los subsidios y dádivas, la correa de las provincias. El trigo ayer, la soja hoy; la matriz prevalece, pero por causas (me animo a decir) mas históricas que naturales. Amanda Díaz