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La última milla De todos los procesos que conforman la cadena logística en comercio electrónico, existe uno que trae de

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La última milla De todos los procesos que conforman la cadena logística en comercio electrónico, existe uno que trae de cabeza tanto a los dueños de las tiendas online como a los proveedores logísticos: la conocida como ‘última milla’. Un tramo de apenas pocos kilómetros en el que las dificultades se suceden y la eficiencia -y, por lo tanto, la satisfacción del cliente- entra en un momento crítico.  La última milla, marcada por la movilidad urbana La ‘última milla’ es el nombre que recibe el proceso final de entregar el pedido de una tienda online a su comprador. Este paso, que transcurre desde que el paquete sale del último punto de distribución (almacén, tienda, centro de distribución…) hasta que llega al lugar de entrega, es el último de toda la cadena de distribución y el más fundamental. Y, por desgracia, el que más problemas presenta. En la combinación de factores que hacen de la ‘última milla’ una auténtica carrera de obstáculos destacan: – Casi siempre se lleva a cabo en zonas urbanas, con los consiguientes problemas de movilidad: tráfico, atascos, calles peatonales, escasez de sitios de descarga, cascos antiguos de difícil acceso… – Los traslados se suelen realizar para la entrega de paquetes pequeños, lo cual los convierte en poco eficientes. – El proceso requiere ser completado en un corto espacio de tiempo, a fin de cumplir con los compromisos de tiempo y entrega prometidos al cliente. Sabiendo esto, no es de extrañar que éste sea el proceso de toda la cadena logística en ecommerce que resulte más costoso, ineficiente y de mayor impacto medioambiental: se estima que el transporte causa alrededor del 20% de las emisiones de dióxido de carbono (CO2) acumuladas en la atmósfera.

Afrontar el reto: mejor bien preparado Sin duda, los obstáculos que presenta la movilidad urbana tienen mucho de imprevisibles, por lo que está claro que siempre habrá situaciones que escapen a nuestro control; no obstante, existen otras que sí se podrían solventar con una buena planificación. Y aquí aún hay mucho que mejorar: sólo el 25% de las empresas se creen preparadas para afrontar las exigencias de la logística en comercio electrónico… ¿Es este tu caso? Pues te recomendamos recurrir a la

ayuda y el asesoramiento de un buen transportista de ecommerce y anotar algunos de los siguientes puntos clave… – Optimizar las rutas de entrega: sí, es posible. Esta planificación pasa por diseñar las rutas de reparto previamente, permitiendo evitar los puntos rojos (con gran afluencia de tráfico, calles cortadas, etc.) y, a la vez, abarcar el mayor número de puntos de reparto en poco tiempo. – Optar por vehículos comerciales livianos: más ágiles para desplazarse en zonas urbanas. La tendencia en logística nos llevará en los próximos años a transportistas de comercio electrónico que usen vehículos eléctricos o híbridos, mucho más eficientes y preparados para el reparto. – Apostar por métodos de entrega alternativos. Ya lo veíamos diciendo: el ‘click & collect’ sigue cogiendo fuerza como sistema de entrega más económico y ecológico y, hoy, el 70% de las tiendas online ya disponen de puntos físicos de recogida (tiendas físicas o puntos de conveniencia).

¿CUÁLES SON LOS COSTOS DE ENTREGA EN ÚLTIMA MILLA? Si analizamos el coste total del envío, la parte relacionada con la última mill es sustancial: puede llegar a suponer un 53 % del total. Y con el boom del envío gratuito, los clientes están menos dispuestos que nunca a pagar una tarifa de envío completa. Esto obliga a los minoristas y a sus socios logísticos a asumir un coste considerable. Por ello, los envíos se han convertido en uno de los principales eslabones de la cadena que las empresas revisan para implementar nuevas tecnologías y mejoras en los procesos.

SOLUCIONES TECNOLÓGICAS PARA MEJORAR LA LOGÍSTICA DE LA ÚLTIMA MILLA Con el auge del Gig Economy, muchos consumidores ya están familiarizados con el concepto de crowdsourcing de servicios locales a través de plataformas digitales como Uber o Airbnb. El crowdsourcing basado en la ubicación permite a los consumidores abrir una aplicación móvil para pedir un viaje en coche, reservar una habitación donde dormir, pedir café desde la oficina, contratar a un manitas para montar un televisor, enviar flores a una persona especial, o incluso programar comida take away para que llegue justo cuando están entrando por la puerta de tu casa. El crowdsourcing está ya instaurado en el transporte, la hostelería y el reparto de alimentación desde hace algún tiempo, y muchos minoristas ya lo tienen en cuenta

como opción por su bajo coste de puesta en marcha y la mejora de la experiencia del cliente que supone en lo referente a la entrega de última milla. Con la tecnología desarrollada por estas empresas de crowdsourcing, los minoristas, las empresas de logística y el consumidor final pueden contactar directamente con mensajeros locales no profesionales, que utilizan sus propios medios de transporte para realizar la entrega. Las empresas pueden hacer llegar los pedidos al cliente de manera más rápida, y el cliente puede recibir su pedido cuando y donde quiera. Esta mayor libertad en la entrega favorece que el consumidor final esté en casa en el momento de la entrega, lo que elimina la necesidad de un segundo (o tercer) intento.