Trastorno de Los Sonidos Del Habla TSH

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Trastorno de los Sonidos del Habla – TSH franklinsusanibar.com /academico/2016/06/03/trastorno-de-los-sonidos-del-habla-tsh/ 3/6/2016

TEXTO EXTRAÍDO DEL LIBRO

CÓMO CITAR: Susanibar F; Dioses A; Torderas JC. Principios para la evaluación e intervención de los Trastornos de los Sonidos del Habla – TSH. En: Susanibar F, Dioses A, Marchesan I, Guzmán M, Leal G, Guitar B, Junqueira Bohnen. Trastornos del Habla. De los fundamentos a la evaluación. Madrid. EOS, 2016.

ALTERACIONES EN LA ADQUISICIÓN Y DESARROLLO FONÉTICOFONOLÓGICO TRASTORNOS DEL HABLA Un trastorno del habla es el uso impreciso o deficitario por parte de un individuo de los signos y normas establecidas por una determinada lengua, debido a alteraciones en los procesos neurolingüísticos, neurofisiológicos, neuromusculares y/o actividad psíquica relacionadas con ella. Estas podrían reflejarse en alteraciones en diversos aspectos, tales como:  Aspectos segmentales: o Fonética. o Fonología. 1/7

 Aspectos suprasegmentales: o Prosodia o Fluidez o Voz Siendo que uno o más aspectos pueden estar presentes en un mismo individuo.

TRASTORNO DE LOS SONIDOS DEL HABLA – TSH A lo largo del tiempo, la nomenclatura utilizada para denominar a los niños con Trastornos de los Sonidos del Habla –TSH–, fue cambiando según las influencias autorales del momento y las áreas a las que pertenecían dichos investigadores (medicina, psicología o lingüística). Así, uno de los primero términos utilizados fue “dislalia”, acuñado por el colegio de logopedas de Europa en 1959. Ese mismo año Powers, en EEUU, utilizó la denominación “trastorno funcional de la articulación”. Ambos términos hacían referencia a alteraciones en la producción de los sonidos, desde la perspectiva articulatoria, describiendo los errores como sustituciones, omisiones, distorsiones y adiciones (SODA). El término “dislalia” se mantuvo en boga hasta alrededor de 1970 en muchos países de Europa, ocurriendo lo mismo en EEUU con “trastorno funcional de la articulación” (1) (Tabla 33). Cabe mencionar que, en algunos países europeos y de Latinoamérica, aún continúa vigente el uso del término “dislalia”. Fue en esta década cuando los trabajos de Grunwell (1975) e Ingram (1976) abrieron el camino para visualizar que la producción de los sonidos del habla, involucraba también una organización y representación lingüísticacognitiva de estos (fonología), lo que facilitó la comprensión de muchas alteraciones de los sonidos del habla, que no eran explicadas con la teoría articulatoria (1-25). A partir de ese momento, se fueron adoptando diferentes nomenclaturas para referirse a los niños con alteraciones en el habla, tal como se muestra en la Tabla 38, hasta llegar al término Trastorno de los Sonidos del Habla –TSH– o Speech Sound Disorders –SSD– como se denomina en la literatura de habla inglesa actual (1, 23-34). Tabla 33. Terminología utilizada desde 1920 hasta la actualidad, para denominar a los TSH, basado en Bowen (2015). De esta manera, se define el Trastorno de los Sonidos del Habla –TSH–, como una alteración en la en la producción articulatorias de los sonidos (fonética) y/o en el uso funcional de los segmentos contrastivos “fonemas” de un idioma (fonología) que afecta la inteligibilidad del habla en diferentes grados y puede ser diagnosticado en las distintas etapas de la vida (26-28, 35,36) (Fig. 20). Este planteamiento pretende coadyuvar en la solución del debate terminológico suscitado a lo largo de la historia y que se resume en la Tabla ya mencionada líneas arriba, permitiendo la uniformización de la nomenclatura entre investigadores, docentes y clínicos; sin embargo, todavía está pendiente el tema de la precisión de los criterios que deberían ser tenidos en cuenta para que una alteración sea incluida dentro de esta categoría diagnóstica, principalmente porque, en algunos casos, se utilizan de manera simultánea criterios sintomatológicos y etiológicos y en otros solo uno de estos grupos de criterios (1,3,37-43), lo que evidentemente también incide, en que no se haya establecido con claridad las subclasificaciones de este trastorno. Figura 20. Definición de TSH (Trastorno de los sonidos del habla)

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La definición esbozada del TSH tiene una significativa importancia para el clínico, ya que lo que este busca finalmente es adecuar lo más que se pueda la emisión de los sonidos del habla a los estándares socialmente aceptables, de tal manera que la persona mantenga una comunicación eficiente. En este sentido, para la intervención, es más relevante identificar y describir la sintomatología y no la etiología, es decir, establecer el perfil de las alteraciones fonéticas y/o fonológicas del individuo, ya que ello permitirá plantear las técnicas e instrumentos que han de ser utilizados durante el tratamiento; sin embargo, esta postura no excluye la necesidad e importancia de que se busque conocer e identificar la etiología de la alteración misma. Algunas evidencias que sustentan esta visión son, por ejemplo, el hecho que, en un individuo cuya etiología sea una fisura labiopalatina, se encontrarán principalmente alteraciones fonéticas, aunque también va a evidenciar errores fonológicos (44-48); un paciente con disartria, apraxia del habla o apraxia del habla infantil puede mostrar ambas alteraciones (1,37,49,50), además de errores prosódicos; y los niños con algún síndrome (ejemplo Down), alteraciones cognitivo-lingüísticas, morfológicas y motoras que desencadenan errores fonéticos y fonológicos (51-53) e incluso prosódicos.

PREVALENCIA, SINTOMATOLOGÍA Y FACTORES ETIOLÓGICOS DE LOS TSH En la actualidad no existen datos precisos con respecto a la prevalencia de los TSH y ello es debido a una serie de variables tales como el hecho de que las definiciones operacionales del trastorno no están claramente establecidas, lo que hace inconsistente su identificación; que la información es recolectada en sujetos diferentes, entre ellos, padres de familia, maestros de aula sin conocimiento especializado y en otras en fonoaudiólogos, logopedas o especialistas de lenguaje, cada uno de los cuales visualiza la problemática desde diferentes perspectivas (102). Sin embargo, aun teniendo en cuenta lo anterior, existen algunos estudios principalmente en Inglaterra, Australia y EEUU que ofrecen algunos datos relacionados a la prevalencia, como son los citados por la ASHA (102) y Nathan (130). Law, Boyle, Harris et al., 2000 (102,130) para EEUU, los de Kirkpatrick & Ward, 1984 (130) para Australia; los de Broomfield & Dodd, 2004 (34) para Gran Bretaña, o algunos estudios minoritarios realizados para países latinoamericanos, como es el caso de Brasil (131-135). Estos estudios no son todavía concluyentes, dada la disparidad en los datos obtenidos (desde un 2% hasta un 25% e, incluso, un 70%). No obstante, existe consenso a la hora de afirmar que los varones son los más afectados y que las condiciones socioeconómicas bajas inciden en este tipo de trastornos. Con respecto a la sintomatología esta puede ser de orden fonético y/o fonológico. Alteraciones fonéticas Alteración que consiste en la incapacidad de producir (articular) correctamente los sonidos esperados a una determinada edad cronológica. Esta imposibilidad se detecta desde la emisión aislada del sonido, como también en sílabas, palabras y conversación. Los errores son identificados como distorsiones, sustituciones u omisiones, y generalmente se asocian a déficits morfológicos (estructural), neuromotores, al uso de prótesis mal adaptadas y piercing, entre otras; e incluso, al incorrecto aprendizaje motor. Alteraciones fonológicas Alteración que consiste en el uso inadecuado de los segmentos contrastivos esperados para una determinada 3/7

edad cronológica; esta se caracteriza porque el individuo logra articular de manera aislada o en sílabas el segmento; pero no los utiliza durante la interacción verbal espontánea, es decir, el individuo es capaz de producir el segmento

o la sílaba e, incluso, palabras o frases cuando son silabeadas (con o sin modelo), pero en el habla espontánea dice por o por . Los errores son identificados como procesos de simplificación fonológica –PSF– retrasados o inusuales, así como por el uso inadecuado de la fonotaxis. Generalmente se asocian a una alteración cognitivo-lingüística o sensorial auditiva (discriminación o reconocimiento fonológico). Alteraciones fonéticas-fonológicas Alteración del habla en la que coexisten errores fonéticos y fonológicos, aunque el número de signos, gravedad, intensidad e inicio de los mismos varía de sujeto a sujeto, pudiendo suceder que haya un solo error fonético y varios fonológicos o viceversa. La descripción anterior se refiere a casos en los que se presentan ambas alteraciones (fonética y fonológica) de manera simultánea. Sin embargo, existen casos menos frecuentes, en los que, para un mismo sonido pueden detectarse, tanto errores de orden fonético como fonológico, es decir, existe una incapacidad para producir correctamente el sonido esperado para su edad cronológica de manera aislada o en sílabas (error fonético), además de mostrar variabilidad en los errores cometidos cuando dicho segmento se encuentra en palabras o habla espontánea (error fonológico). Mayores detalles sobre las alteraciones fonéticas y fonológicas se presentan en el capítulo 03. En lo concerniente a la etiología de los TSH, algunos autores como Gierut (136) y Rucello (137) los subdividen en dos grupos, los que presentan causas conocidas y aquellos cuya causa no se conoce. En el grupo de causas conocidas, se incluyen aquellos individuos que evidencian alteraciones morfológicas, neuromotoras, auditivas y/o cognitivo-lingüísticas que justifican el TSH. Por el contrario, el grupo de causas desconocidas, ha sido denominado a lo largo del tiempo por los investigadores, docentes y clínicos como “funcionales”. Sin embargo, en los últimos años, algunas investigaciones (114,18,138-140) indican que las posibles causas del TSH en estos individuos, se originan en particularidades genéticas vinculadas al procesamiento lingüístico y/o control motor del habla, y/o por otitis recurrentes. Las relacionadas al procesamiento lingüístico serían el grupo más grande, representando un 60% de los casos; las otitis recurrentes dentro del primer año de vida, sería el siguiente grupo, representando un 30% de los casos; y las ligadas al control motor del habla se evidenciarían en un 10% de los casos (34). Estos datos ya pueden ser utilizados en la clínica para sustituir el término “funcional”. Sin embargo, las investigaciones son recientes y aún escasas, infiriéndose que en algunos años se tendrán datos más exactos y la comprensión de estos será mayor.

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