Tesis Lucio Guberman

Universidad de Buenos Aires Facultad de Ciencias Sociales El Partido Socialista Popular en Rosario 1989-1995. Autor: L

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Universidad de Buenos Aires Facultad de Ciencias Sociales

El Partido Socialista Popular en Rosario 1989-1995.

Autor: Lucio Ariel Guberman Marcipar Director de Tesis: Dr. Arturo Fernández

Tesis para optar por el título de Magister de la Universidad de Buenos Aires en Investigación en Ciencias Sociales Rosario 2004

Resumen

5

Summary

9

Introducción

13

I.- Marco de análisis: el Partido Político y el cambio partidario

21

I.1.- Intereses y preferencias como variables exógenas: el papel de las instituciones de la vida partidaria

25

I.2.- Persistencia y cambio en las instituciones

30

I.3.- Transformaciones, problemas, cambios e innovaciones

40

I.4.- Análisis crítico de dos trabajos sobre el PSP en este período

45

II.- Victoria sorpresiva, éxito gubernamental y fractura partidaria

51

II.1.- Una oportunidad inesperada: llamado a elección de intendente en noviembre de 1989

51

II.2.- Campaña electoral en contexto de crisis: mayo-noviembre de 1989

53

II.3.- Las elecciones del 26 de noviembre de 1989

56

II.4.- El socialismo en el gobierno A.- Definición de las tareas de gobierno B.- La cuestión social C.- Área de Salud D.- Más allá de la coyuntura: recursos propios, obras y servicios públicos E.- La herencia de Usandizaga F.- La gestión en sus líneas principales

58 58 60 62 63

II.5.- Reelección y personalización del liderazgo

73

66 70

2

III.- El modelo originario: partido universitario

76

III.1.- El rol del MNR como patrocinante del partido

79

III.2.- El liderazgo en la formación del partido

83

III.3.- La organización partidaria en el retorno a la democracia

85

III.4.- La coalición dominante del PSP

97

IV.- Persistencia y cambio en el PSP

102

IV.1.- Dos tendencias que no llegaron a facciones

108

IV.2.- Socialismo unificado vs. Movimientismo

112

IV.3.- Elecciones internas y fractura

119

IV.4.- La persistencia organizacional del PSP A.- Reglas formales: una zona de incertidumbre para resistir al cambio B.- El reclutamiento socialista, una forma de reproducción de las pautas organizacionales C.- Relaciones con el entorno una ventana de oportunidad al cambio D.- Competencia E.- Financiamiento F.- Balance del cambio en las zonas de incertidumbre

122 123

136 138 141

V.- Dilemas organizacionales del PSP

146

V.1.- Metas externas – intereses particulares

146

V.2.- “Profesionalización sin sueldo”: la producción distribución de incentivos en el PSP A.- Distribución de incentivos antes del gobierno B.- Distribución de incentivos desde el gobierno

y

127 131

155 159 161

V.3.- Estrategia de dominio sobre el ambiente - estrategia de adaptación al ambiente

166

V.4.- Síntesis de los dilemas organizacionales

169

3

VI.- El factor ideológico en el Partido Socialista Popular

171

VI.1.- Las ideas A.- Socialismo B.- Nacionalismo C.- Reformismo

171 171 172 175

VI.2.- El recorrido programático del PSP A.- El PSP bajo la dictadura de 1976 –1983 B.- Unidad popular y partidos mayoritarios C.- El programa partidario en la apertura democrática

177 177 178 179

VI.3.- La fuerza de las ideas moralistas en el PSP

181

VI.4.- Ideolología y tarea de gobierno A.- La interpelación moralista desde el gobierno: el discurso de Cavallero al Congreso partidario de 1991 B.- El Consejo Económico y Social C.- La auténtica disputa con los grupos de interés

186 188 194 196

VI.5.- Socialismo en tiempos de Menemismo

199

Consideraciones finales

203

Bibliografía

219

Anexo I: evolución electoral del PSP en la ciudad de Rosario 1983 – 1995

224

Anexo II: líneas para un análisis a nivel de circuitos electorales

237

4

Resumen

En el año 1989 el PSP pasó de ser un partido de “oposición diez por ciento” en la ciudad de Rosario a ser el partido de gobierno local. Transformó una victoria electoral fortuita en una hegemonía que lo mantiene por quinto período consecutivo al frente de la Intendencia rosarina. El tema que se abordó en esta investigación es el de las transformaciones partidarias estimuladas por este salto de oposición a gobierno. Transformaciones que resultaron más complejas que una lineal conversión del partido en máquina de poder; por lo cual ni la ley de hierro de las oligarquías, ni los supuestos de maximización del poder permitieron dar cuenta de ellas. El proceso de transformación requirió un análisis más complejo. Asimismo el propio análisis de las transformaciones exigió una contracara: la persistencia institucional. Tan importante como los cambios resultaron ser aquellas pautas que el partido no alteró a pesar del incremento de las exigencias organizativas impuesto por la nueva situación; revelándose como un partido rígido para enfrentar novedades ambientales. Esta inflexibilidad está en la base de la fractura partidaria ocurrida en 1994; que no sería correcto atribuir a deficits de gestión; ni a diferencias en la orientación global de las políticas implementadas; ni tampoco a riesgos de retroceso electoral. Las causas de la escisión partidaria se detectaron “dentro” del partido y especialmente en la ausencia de transformaciones organizacionales que hubiesen permitido la coexistencia de líneas internas.

5

Las características originarias del PSP contribuyeron a la institucionalización de la organización; que se reforzó por las características de la coalición dominante: un grupo intrapartidario, concentrado, centralizado, jerárquico, estable y con estrictas reglas de unanimidad. Estas características fueron determinantes en el procesamiento de los desafíos que la nueva posición institucional del partido trajo consigo y de la respuesta organizacional adoptada. La experiencia de gobierno lejos de alterar el origen y la composición de la coalición dominante reafirmó las características apuntadas: cooptación interna, cohesión, estabilidad y centralización.

A pesar de los cambios en funciones vitales para la organización, la coalición dominante no tematizó la necesidad de una reforma organizativa. Quien sí lo hizo fue el entonces intendente de Rosario, Héctor Cavallero. Pero sus iniciativas se interpretaron como intentos de orientar al partido hacia un proyecto personal que desvirtuaría al socialismo. Cavallero era el integrante más díscolo de la coalición dominante y quién expresaba mayores diferencias con la línea “histórica” del partido. La diferencia fundamental pasaba por la insistencia de Cavallero para que el PSP se abriera hacia sectores no universitarios; más concretamente, que incorporara sectores populares y trabajadores.

La posición mayoritaria entre los integrantes de la coalición dominante del PSP era la de cuidar la puerta de ingreso al partido. A este control se lo garantizó a partir de un reclutamiento exclusivamente universitario. El reclutamiento centrado en la universidad tenía un mecanismo muy ajustado de cooptación, en 6

el cual los ascensos desde militante estudiantil hasta dirigente partidario eran absolutamente controlados “desde arriba”. El PSP conservó la fisonomía organizacional y la coalición dominante conservó sus características pero al costo de la fractura del grupo integrado por el intendente de Rosario e importantes dirigentes y militantes.

Hubo dos áreas organizativas claves para la evolución partidaria que el sector de Cavallero no logró influenciar: las reglas formales del partido y el reclutamiento. De estas zonas de poder organizacional se valió la fracción enfrentada al oficialismo municipal para desequilibrar en su favor las relaciones de poder intrapartidario. Sin el control de estas zonas de incertidumbre la acumulación de poder de Cavallero y su grupo resultó insuficiente para producir cambios en la organización partidaria. Por el contrario, el grupo histórico conservó las formas organizativas tradicionales del PSP y logró imponerse internamente a Cavallero. Al mismo tiempo el partido aprovechó la experiencia municipal para: cambiar su pauta de financiamiento que, en el paso a partido de gobierno, se profesionalizó; y lograr la formación de cuadros a través del desempeño de cargos públicos.

Cavallero y sus seguidores subestimaron la capacidad de los socialistas históricos para mantener al PSP como una herramienta política poderosa a nivel municipal. Evaluándolo como herramienta para alcanzar el poder provincial, lo consideraron insuficiente y minimizaron el crecimiento partidario a lo ancho de todas las seccionales de la ciudad de Rosario. Pero hubo otro aspecto que fue erróneamente mensurado: la fuerza de los incentivos de 7

identidad que los socialistas históricos consiguieron distribuir exitosamente. Desde la universidad el partido aseguró su reproducción y lo hizo a partir de una organización centralista democrática en la cual los incentivos de identidad constituyeron un aspecto clave. En este sentido lo que para el sector de Cavallero implicaba opresión y sectarismo, para otros integrantes del partido constituía una forma de estar en el mundo, una organización en la que los fines externos no eran tan perceptibles como la propia organización y la posibilidad de pertenecer a ésta.

En este sentido el PSP ejemplifica cómo los incentivos colectivos de identidad también pueden empujar a la organización hacia un modelo autorreferencial, de la misma manera que lo hacen los incentivos selectivos: la organización misma, por características inherentes a su funcionamiento interno o al prestigio de sus integrantes, refuerza la lealtad de los miembros y atrae a nuevos integrantes, pero integrantes cuya incorporación no está supeditada al avance hacia metas externas al propio desempeño organizacional. Con lo cual se llega a una participación que refuerza las características de la organización como sistema natural, el tipo de resultado que teóricamente se imputaba a los incentivos selectivos, pero esta vez alcanzados a través de la distribución de incentivos colectivos de identidad.

8

Summary

In 1989, the Popular Socialist Party (PSP) changed from being “the opposition party of the 10 per cent” in the city of Rosario to becoming the ruling party in the local goverment. It transformed a fortuitous electoral victory into an hegemony that the party still maintains nowadays in its fifth consecutive period in front of Rosario Town Hall In this investigation, the main approach is focused on the process of these transformations which was stimulated by this jumping from opposition to ruling party. Transformations which turned to be more complex than a lineal conversion from a political party into the machine of power, that neither the oligarchy’s ruling with rod of iron nor the assumptions on the maximization of power could give account for. The process of changes required a more exhaustive analysis. Moreover, the analysis itself demanded a double examination: the institutional persistence. The guidelines, which the party did not attempt to alter in spite of the increase of the organizational requirements imposed by the new situation, were as important as the transformations and revealed that the party was rigid to deal with new environmental issues. This inflexibility is based on the break of the party in 1994, which would not be correct to attribute it to the management déficits neither to the differences in the global course of the implemented policies nor to the risks of electoral backwards. The causes of the split in the party were detected “inside” it and, particularly, in the absence of organizational transformations which would have allowed the coexistence of internal lines. 9

The original characteristics of the PSP contributed to the institution of the organization, which was reinforced by the characteristics of the dominant coalition: a group that was intra party, concentrated, centralized, hierarchical, stable and with strict rules of unanimity. These characteristics were determinant in the prosecution of facing challenges, which the new institutional party position brought with it, and of the organizational answer adopted. Far from altering the origin and composition of the dominant coalition, the experience in goverment reaffirmed the pointed characteristics: internal co-opting, cohesion, stability and centralization.

In spite of the changes in the organization’s vital functions, the dominant coalition did not point out the need of an organizational reform. The one who did it was former Mayor, Hector Cavallero. But his initiatives were taken as an attempt to direct the party towards a personal project which would distort socialism. Cavallero was the unruliest member of the dominant coalition and who had big differences with the “historical” party line. The basic difference was centered on Cavallero’s insistence on the opening of the PSP to a non university sector, which would include popular and worker sectors.

The majority of the members of PSP dominant coalition agreed to guard the entrance doors of the party. This control was guaranteed by an exclusive university recruitment

This university-based recruitment possessed a very

close mechanism, by which being promoted from militant student to party leader was solely controlled “from above”. PSP maintained the organizational 10

appearance and the dominant coalition kept its characteristics at the expense of the split of the group joined by Rosario city Mayor and some important party militants and leaders.

There were two major organizational key-areas for the evolution of the party in which Cavallero’s sector failed to influence: recruitment and the party’s formal rules. The confronting sector against official Town Hall took advantage of these areas to destabilize party relations in their favour. Without control over these uncertain areas, the accumulation of power for Cavallero and his group proved to be insufficent to make changes in the organization of the party. On the contrary, the historical group maintained the traditional PSP organizational form and it could impose itself internally on Cavallero. At the same time the party used the experience in Town Hall to change its financial guidelines, which became profffesional as a result of the leap to ruling party; and to achieve civil servant staff training.

Cavallero and his followers underestimated the capacity of historical socialists to maintain PSP as a powerful political weapon at Town Hall level. They assessed it as an instrument to gain power in the province, considering it insufficient, and minimized the growing of the party all over Rosario city’s offices. But there was another aspect which was mistakenly assumed: the force of the identity initiatives that historical socialists succesfully achieved. From the university, the party secured its reproduction and it made it from a democratic centralist organization in which identity initiatives were the key aspect. What Cavallero’s sector believed was oppression and sectarism constituted a new 11

way of being in the world for the other members of the party, an organization in which the external purposes were no as perceptible as the organization itself and the possibility to belong to it.

In that respect, PSP is an example of how joint identity initiatives can also push the organization towards a self-referential model, as selective inititatives do: the organization itself, due to its inherent characteristics of internal operation or its prestigious members, reinforces loyalty of its members and attracts new ones, to whom enlistment is not subject to the achievement of external goals but to the performance of their own duties in the organization. According to this, participation is reached within the characteristics of the organization as a natural system, the kind of result that in theory was attributed to selective initiatives, but this time, they are achieved through distribution of joint identity initiatives.

12

Introducción

El PSP es un partido de baja presencia a nivel nacional. Su mayor desarrollo se registra en la ciudad de Rosario, en esta ciudad, en el año 1989 y por la suma de circunstancias ajenas y su propio desempeño, tuvo la posibilidad de alzarse con la intendencia municipal. Desde allí el PSP pudo conservar el poder local hasta, al menos, el año 20041. Convirtió una victoria circunstancial para completar un período trunco en una hegemonía que extendió por otros cuatro períodos de gobierno. El problema que se aborda en esta investigación es el de las transformaciones partidarias a partir del cambio de la posición institucional del partido.

¿Qué

interés

tenían

estas

presupuestas

transformaciones

para

un

investigador? En clave polítológica había una posibilidad muy clara: observar de cerca cómo un grupo de hombres que no vivían de la política y que se dedicaban mayoritariamente a la “política como vocación”, pasarían a ser profesionales de la política, a los que en poco tiempo se los podría ver más interesados en su propio poder que en cualquier otro asunto, y esto a priori se podía suponer así, pese a que se trataba de un grupo de ascenso reciente.

En definitiva todo comenzó con una pregunta acerca del futuro de las organizaciones que incrementan su poder institucional y por ende acceden a 1

Esto se escribe a principios de 2004, el mandato del actual intendente socialista popular culmina en diciembre de 2007. 13

mayores recursos: ¿están dichas organizaciones “condenadas” a volverse burocracias autointeresadas alejándose progresivamente de sus metas originales? Esta reflexión tributaria de la clásica “ley de hierro de las oligarquías de Michels2, no parece extraña en el contexto de producción de fines de los noventa; signado por el desprestigio de los partidos políticos. Por lo que resulta bastante obvio el interés para un análisis político del ‘caso PSP’. Obvio porque en el marco de una ciudad importante como Rosario asciende al poder un partido sin antecedentes de gestión a gran escala, partido que para cualquier analista generaría la posibilidad de observar el fenómeno de oligarquización, según los postulados de la ley de hierro de Michels3, prácticamente desde su grado cero. Pero ninguna de estas cosas resultaron tan obvias. Ni el PSP fue abordado desde perspectivas sistemáticas de análisis político, ni se produjo esa lineal transformación en mero aparato de poder.

El caso que aquí se aborda permite plantear otros problemas, bastante diferentes de los surgidos de las preocupaciones de Michels. El rumbo seguido por el PSP y el tipo de transformaciones que se produjeron en su organización concita otros interrogantes que, lejos de llevar la investigación hacia los excesos de la búsqueda del poder por el poder, invitan a reflexionar en otros sentidos.

2

Michels, Robert: Los partidos políticos, Amorrortu, Buenos Aires, 1991.

3

“Quien dice organización dice oligarquía” es la enunciación sintética de la ley de hierro. Ver Michels, Robert: Los partidos políticos, Amorrortu, Buenos Aires, 1991. 14

El período 1989 – 1995 de la historia política rosarina no sigue un hilo monocausal, es zigzagueante y se deshace de los intentos explicativos que adoptan un punto de vista único, sea desde las ideas, el poder o la economía. Si se toma el factor ideológico, por ejemplo, se ve rápidamente que el PSP ganó la elección de 1989 a la intendencia “a pesar” de ser socialista. “A pesar” porque en el breve lapso que va de mayo a noviembre de 1989 los rosarinos no pasaron a identificarse masivamente con el socialismo, por el contrario, se puede sugerir que, a pesar de ser una identidad minoritaria en la ciudad, se le prestó4 apoyo bajo unas circunstancias muy particulares en las cuales las defecciones de los partidos que tradicionalmente captaron el favor popular, Radical y Justicialista, eran un dato clave. Por eso la ideología en este primer momento no explica prácticamente nada. Pero llegado el momento de la fractura partidaria, en el año 1994, habrá que introducir un argumento ideológico para dar cuenta de los sucesos, porque allí las decisiones partidarias no siguieron la línea del aumento del poder ni los resultados replicaron la forma de distribución de los recursos materiales, entonces habrá que descubrir en lo simbólico el trazo de los acontecimientos. Aquí es donde la “ley de hierro” se torna empíricamente insuficiente para explicar lo que el investigador observa. Los intentos de explicación a partir de actores que persiguen la maximización de sus recursos de poder quedan desairados, la tarea pasa a ser bastante más compleja.

4

En un sentido estrictamente literal. 15

El interés inicial por revelar los mecanismos a través de los cuales un grupo que sustenta metas se convierte en un grupo con ambición de poder desnuda debió

replantearse

en

términos

de

transformaciones

partidarias.

Transformaciones que no van todas en una misma dirección y que, como propuso Panebianco, en muchos casos consisten en la articulación de diferentes fines del partido político. Aquellos fines que tienen que ver con los ideales se combinan con otros que hacen a la supervivencia organizacional y a esa supervivencia apuestan una serie de intereses particulares.

El proceso de transformaciones del PSP no solo resultó más complejo de lo que una lineal conversión a máquina de poder podría presuponer, sino que incluyó una situación a contramano de la que se desarrollaba de manera paralela en la escena política nacional: el caso de un partido político que no sigue al líder partidario en ejercicio de la conducción estatal. Si el Partido Justicialista acompañó el giro impuesto por el presidente Carlos Menem, el Partido Socialista Popular, en cambio, no estuvo dispuesto a seguir a su líder en el poder, aun cuando la figura de ese líder es la de un político con carisma.

Resumiendo en una frase lo planteado hasta aquí: ni la ley de hierro, ni los supuestos de maximización del poder permiten contar la historia del PSP desde su ascenso al gobierno en 1989 hasta su fractura de 1994. Hacía falta entonces un modelo más complejo para comprender el proceso de transformaciones del partido.

16

Algunos estudios sobre los cambios en los partidos políticos plantean la preponderancia de los factores endógenos; otros acentúan los factores exógenos y otros la interacción de ambos tipos de factores como determinantes de las transformaciones. En este trabajo se adoptó el punto de vista según el cual el estímulo al cambio partidario proviene de un desafío externo pero la dirección y formas concretas del cambio dependen de factores intrapartidarios, ya sea la organización, la historia, las relaciones de los líderes con los seguidores, etc5.

En el caso del PSP en Rosario, el desafío externo fue planteado por el abrupto salto de la “oposición diez por ciento” al gobierno. Las formas concretas en que el Partido procesó este cambio de situación externa dependieron de su historia, sus pautas organizacionales y otra serie de características que se pretenden poner de relieve a lo largo del trabajo.

El interés inicial por revelar los mecanismos que llevan a un grupo reunido en torno a ideas a convertirse en aparato orientado al poder por el poder, dio paso a un análisis de las transformaciones del partido y de la articulación de fines de naturaleza dispar. Asimismo el propio análisis de las transformaciones exigió una contracara: la persistencia institucional. Tan importante como las transformaciones resultaron ser aquellas pautas que el partido no cambió a pesar del radical cambio de contexto en el que pasó a desenvolverse.

5

Ver: Marco de análisis: el Partido Político y el cambio partidario.

17

Si bien no se adoptó una perspectiva de política comparada, en la revisión de la bibliografía sobre los partidos socialistas se detectaron ejemplos de transformaciones organizacionales de diverso tipo. Esas comparaciones llevan a destacar, por contraste, la importancia de la persistencia organizacional en el Socialismo Popular.

El Partido Socialista Francés en los camienzos de la década de 1970 realizó un drástico cambio desde una organización territorial del partido hacia una de tipo faccional. Esto implicó el pasaje de una estructura tipo árbol -del gran tronco nacional se abrían ramas regionales que a su vez se abrían en ramas locales-; por una organización a través de la representación proporcional de las corrientes ideológicas6. Este cambio fue impulsado por la necesidad de mantener unida

a la heterogénea coalición encabezada por François

Mitterrand 7. El cambio del formato organizacional alteraba profundamente la cultura partidaria, su funcionamiento, y su potencial crecimiento. Sferza plantea que la adopción del faccionalismo ideológico suministró ventajas claves sobre la organización territorial en tiempos de fuerte movilización social e intensa competición entre las propias fuerzas de izquierda. La transformación de 1971 del PSF muestra un camino alternativo al de las decisiones adoptadas por la coalición dominante del PSP. El PSF se abrió al juego de las facciones, el PSP resistió la conformación de corrientes internas.

6

Estos cambios fueron aprobados en el Congreso de Epinay en 1971.

7

Sferza , Serenella: Party Organization and Party Performance: The Case of the French Socialist Party en Richard Gunther. José Ramón Montero. Juan J. Linz: Political Parties, Oxford University Press, 2002 18

Un cambio partidario menos drástico que el francés fue el del Partido Socialista de Izquierda Noruego (PSIN), el cual encaró un proceso de innovación organizativa mediante la incorporación de redes temáticas. El PSIN se creó en los años ‘70 con una organización marcadamente diferente a la de los partidos previamente existentes en Noruega; adoptó un esquema similar al de algunos partidos Verdes de Europa con una estructura de “poder compartido” a diferencia de los modelos jerárquicos de los partidos Comunista y Laborista. Una característica general de los partidos noruegos es la estructura de árbol nacional con ramas provinciales y municipales. Esta estructura enfrentaba dos problemas: la pérdida de miembros y la pasividad de los miembros que seguían ligados a los partidos. El diagnóstico de los líderes del PSIN sobre esta situación fue que se trataba de un proceso de individualización de las preferencias políticas y sociales; ya no se profesaba más lealtad a partidos en general sino que se desarrollaban diferentes intereses en cuestiones específicas. Esta tendencia global de la opinión pública a interesarse por temas específicos (issues) en lugar de abordar “la” política en general, puso a los partidos frente al desafío de modificar pautas organizacionales o perder miembros. La respuesta organizativa del PSIN al desafío implícito en este comportamiento fue el viraje hacia network party, es decir, partido de redes: la constitución de ramas temáticas. Con estas ramas el partido se abrió a la opinión y al debate con no miembros. El PSIN aceptó las opiniones, ideas y el conocimiento especializado de esos activistas no miembros.

Estos dos ejemplos de cambio ponen de manifiesto la capacidad de las coaliciones dominantes partidarias para producir innovaciones organizativas. 19

Se observa en ellos la adopción de respuestas organizacionales basadas en una interpretación del ambiente como amenaza y oportunidad al mismo tiempo. A pesar de la inercia de sus organizaciones, los dirigentes socialistas franceses y noruegos impusieron cambios estructurales a sus partidos; por el contrario, el PSP de principios de los noventa fue mucho más rígido que los partidos reseñados. Por lo tanto el nombre completo del tema de este trabajo es: persistencias y transformaciones del PSP de 1989 a 1995, período signado por su paso de oposición a gobierno.

20

I.- Marco de análisis: el Partido Político y el cambio partidario

El esquema de análisis partidario de Panebianco8 ha sido de gran utilidad para la descripción del partido y para el análisis de las relaciones de poder intrapartido. A pesar de ello se realizan algunos señalamientos críticos y se reelaboran clasificaciones y conceptualizaciones para dar cuenta de algunas situaciones no contempladas en sus “modelos de partido”. El énfasis en la estructura de poder partidario que realiza Panebianco resulta apropiado para una perspectiva de análisis político; sin embargo la distribución del poder no siempre aparece de forma transparente a los actores y mucho menos a los analistas, dados determinados procesos.

Cuando se trata de procesos de cambio partidario la perspectiva de la distribución del poder corre el riesgo de pasar de explicar todo “en un momento” a no explicar prácticamente nada “al momento siguiente”, una vez cristalizados los cambios. Por eso se aborda el esquema de Panebianco más a la manera de un mapa, que detalla los diferentes territorios de la organización, que como la explicación de la formación de esos territorios.

Los “modelos de partido” resultan interesantes por la posibilidad de alumbrar una serie muy amplia de elementos de dicha organización política desde la perspectiva del poder. Aún así a ésta se la debe matizar con los elementos

8

Panebianco, Angelo: Modelos de Partido, Ed. Alianza, México, 1993 21

institucionales e ideológicos que dan una identidad particular a cada partido y que limitan, marcan el campo de juego y las reglas para las disputas de poder intrapartidarias. La historia partidaria, en tanto proceso de construcción colectiva de una identidad y organización, modela las expectativas individuales de quienes participan en dicho proceso.

En el caso de un partido como el PSP esta interacción es doblemente importante. Por un lado, por su carácter de partido chico, en el que “todos se conocen” entre sí y por tanto el juicio colectivo pesa sobre las decisiones individuales de manera mucho más profunda; por otro lado, por las características de su praxis, que tienden a borrar la diferencia entre vida pública y privada de sus miembros en diversos aspectos.

Una de las ventajas del “modelo de partido” es que ubica al tamaño partidario como variable dependiente y no como un factor explicativo de otras de las características. Al abordarse el estudio de caso de un partido chico, un esquema que no lo priva de una conceptualización compleja a causa de su tamaño resulta de mayor utilidad y mantiene intactas las posibilidades comparativas del estudio de caso.

En uno de los aspectos centrales que el modelo de análisis de los partidos de Panebianco requiere explicaciones adicionales es la cuestión de la identidad partidaria. Berensztein, quien también se basa parcialmente en este modelo, para el análisis del Partido Socialista fundado por Justo en la Argentina de fines del XIX, recurre a la noción de “subcultura” que utilizara Gunther Roth para 22

describir los aspectos del PS en cuanto comunidad9, decisión teórica que también parece fundada en la necesidad de complementar el modelo de partido de Panebianco en la faceta identitaria.

En esa dimensión de identidad política, precisamente, es interesante el señalamiento de Emilio De Ipola acerca de la importancia de los grandes acontecimientos históricos en la formación de identidades fuertes y duraderas. Esto es tomado en cuenta para interpretar la relación del socialismo popular con la tradición reformista presente en las universidades argentinas, que comenzara con el movimiento de la Reforma Universitaria de 1918. El reformismo universitario contribuye a comprender una serie de particularidades de la identidad del PSP.

Para la conceptualización global del partido, Panebianco traza un mapa detallado, pero para la estructura organizativa es más sugerente en sus estudios de casos que en sus premisas teóricas. Duverger10, en cambio, realiza una serie de indicaciones sobre los distintos elementos componentes de las estructuras de los partidos que facilitan la descripción. Por otra parte Duverger acentúa las diferencias entre los partidos, entre otros criterios, a partir de los “elementos de base”, es decir las células básicas con que se conforma la organización partidaria. Al respecto Panebianco es taxativo: “La fisonomía de la coalición dominante es lo que distingue la estructura organizativa de un partido

9

Berensztein, Sergio: Un partido para la Argentina Moderna. Organización e identidad del Partido Socialista (1896-1916), Documento CEDES N° 60, Buenos Aires, 1991.

10

Duverger, Maurice: Los partidos políticos, FCE, México, 1957 23

de otro”11; por esto mismo enfatiza en cada aspecto particular del análisis organizacional que, en última instancia, lo que lo determina es la configuración de la coalición dominante y su estrategia para conservar el equilibrio organizacional.

Respecto de las luchas entre los grupos internos del partido es relevante el aporte de Giovanni Sartori12, al que se recurrió en la sección dedicada al análisis de la disputa interna entre los seguidores del intendente electo de Rosario y el grupo histórico del PSP.

11

Panebianco, A.: op.cit. p. 92.

12

Sartori, Giovanni: Partidos y sistemas de partidos, Ed. Alianza, Madrid, 1980. 24

I.1.- Intereses y preferencias como variables exógenas: el papel de las instituciones de la vida partidaria

El análisis de las transformaciones del PSP que se desarrolla en este trabajo se sustenta en una serie de supuestos neoinstitucionalistas. Se han seguido estos supuestos dado el lugar central que las instituciones partidarias han tenido en el desarrollo de los sucesos que se analizan. El proceso político enfocado difícilmente se pueda abordar en sus matices más complejos bajo los supuestos de una teoría que asuma a las preferencias y a los intereses de los actores como variables exógenas o dadas, como presuponen las teorías de la elección racional. Si se propone que los intereses y preferencias de los actores son variables exógenas a las formas de organización de la acción, se está proponiendo un proceso o una instancia previa a la organización de la conducta en la que los actores definen los intereses y preferencias que los movilizan a la acción. Para las teorías de la elección racional adoptar un curso de acción implica una elección, guiada por preferencias que se generan en un “proceso anterior a la elección e independiente del proceso de elección mismo.”13 Este encadenamiento preferencias – elección – acción es una característica fundante de las teorías de la elección. En esas teorías intereses y preferencias vienen definidos de antemano, son axiomas. No se los investiga; por el contrario, hay casos en los que se define una “función de ‘preferencia

13

March, James y Olsen, Johan: “El nuevo institucionalismo: factores organizativos de la vida política”, pág. 9, en Zona Abierta núm. 63/64. 25

revelada’ que satisfaga los axiomas y sea consistente con las elecciones hechas por el decisor.”14

Así la teoría debe suponer preferencias estables, que no se modifican con las elecciones, quedando vedada la percepción de los cambios que opera la interacción en la definición de preferencias. La estabilidad de las preferencias está en estrecha relación con los supuestos antropológicos subyacentes de la teoría. El énfasis en el actor racional y autointeresado privilegia la visión de los comportamientos como maximización de las propias posibilidades, por lo que el criterio de eficiencia se supone la base de la elección.

Claro está, se trata de un enfoque que concibe la acción de los individuos en términos del cálculo estratégico que realizan para encaminarse al logro de objetivos. Hay aquí un énfasis en los medios racionales para el éxito que deja en la oscuridad el papel que tienen las pautas y rutinas en el comportamiento. Por otra parte, estas nociones de la acción minimizan la dimensión institucional en la explicación de las conductas; por el contrario, es desde la conducta que estas teorías explican las instituciones. Por ello se supone que las instituciones reflejan las preferencias y capacidades de los actores individuales y se justifican en tanto respuestas eficientes para la organización de la acción. La conducta, en estos enfoques, se desarrolla en un ambiente tan fluido, que el concepto de institución pierde buena parte de su sentido. Si todo el contenido de las instituciones reside en eficientizar las oportunidades de los actores

14

March, James y Olsen, Johan: Op. Cit. 26

individuales la teoría carece de explicación para los casos de persistencia de instituciones cuando ya han desaparecido las causas que la originaron en el pasado.

Para el análisis del PSP en el período 1989 – 1995, se requiere un enfoque completamente distinto al de las teorías de la elección racional. Especialmente cuando, como en este caso, se pretende enfatizar el proceso intrapartidario para reubicarse como partido de gobierno luego de una historia previa como partido de oposición. Desde esta perspectiva hace falta recurrir a postulados como el de la racionalidad limitada que ofrece alternativas a la noción de eficiencia desencarnada de las teorías de la elección. Con la noción de racionalidad limitada se puede comprender mejor que las posibilidades de elección se limitan al repertorio de formas de comportamiento que ofrece la propia cultura organizacional y permite destacar el papel de las instituciones como mapas cognitivos que albergan esas opciones.

Al percibir que en las instituciones hay un stock de confianza, expectativas, pautas, etc., el neoinstitucionalismo, en sus versiones sociológicas, apunta que la racionalidad limitada de los actores encuentra en las instituciones perspectivas para la acción a la vez que estándares de satisfacción para juzgar preferencias y resultados. Las instituciones son, precisamente, las formas de organización o estructuración15 de la acción social. La acción, aunque se sigue 15

Estructuración en el sentido de Giddens como interacción de estructuras que constituyen actores mientras que, a la vez, son constituídas por la acción de esos mismos actores. Giddens, Anthony: The Constitution of Society: Outline of Theory of Structuration. Berkeley, University of California Press, 1984. 27

pensando como orientada a objetivos, es vista más como una cuestión de interpretación que como una cuestión de cálculo, más en términos de satisfacción que de maximización.

Las instituciones, entonces, facilitan la actividad al mismo tiempo que la constriñen a una serie de opciones, como en el modelo de la lengua y el habla, donde la posibilidad combinatoria de sonidos es reducida en virtud de posibilitar la comunicación. Es en este sentido que se ha utilizado la metáfora de las instituciones como “cajas de herramientas” en un paralelo con el concepto de “uso” del lenguaje realizado por Wittgenstein en las Investigaciones Filosóficas.

Otro aspecto en el que una perspectiva neoinsititucionalista aparece como más apropiada que las versiones tipo rational choice, es el de la constitución de actores políticos. En el período bajo estudio, hay que dar cuenta de la conformación de dos grupos, dos actores, dentro del PSP: el constituído en torno a la figura del intendente Cavallero y el grupo que sostuvo el statu quo partidario. Difícilmente estos actores se puedan comprender como constituídos previamente a la interacción en la arena institucional, tal la posición de las teorías de la elección. Como se verá, estos actores se constituyeron en la interacción condicionada por el entorno institucional partidario.

Para la orientación de este trabajo esta decisión es fundamental. Si se hubiera adoptado un punto de vista más ligado a la elección racional y se hubieran tenido en cuenta las opciones estratégicas a mano de los líderes el resultado hubiera sido completamente diferente. Tomar ese camino hubiera puesto en 28

primer plano la disputa entre un líder fuerte, amenazado físicamente por la enfermedad, frente a los herederos de la figura paternal fundadora del partido. Y ya sería un trabajo completamente distinto, sin dudas, mucho más atractivo desde el punto de vista narrativo, pero con menos margen para enfocar claramente la pregunta de la investigación: aquélla acerca de los cambios en un partido que de oposición diez por ciento pasa a partido de gobierno.

29

I.2.- Persistencia y cambio en las instituciones

El enfoque neoinstitucional es fecundo para el abordaje de las dos caras de la transformación en la organización socialista popular: la persistencia y el cambio. Krasner describe la institucionalización en torno a dos ejes transversales; uno indica la profundidad del lazo institución – individuos y otro define la densidad del lazo entre una actividad particular y otras actividades. Esto significa que las instituciones hunden raíces en las identidades de los actores -eje vertical- y se entrelazan con otras instituciones, de modo que el cambio en una puede inducir modificaciones en otras -eje horizontal-.

La doble imbricación de las instituciones descarta la posibilidad de que se vean desafiadas constantemente por la racionalidad calculadora – maximizadora de los actores. Por el contrario, el esquema destaca que las instituciones, sobre todo si están densamente entrelazadas, forman redes cuyos cambios tendrían consecuencias en distintas direcciones e insumirían altos costos. En esa elusión de la incertidumbre y de los costos que acarrearían los cambios se revela la inercia de las instituciones. Esta se complementa con una serie de mecanismos de las propias instituciones para asegurar su persistencia 16:

1) Habilidades para modificar el ambiente, el cual consiste en la redistribución del poder en la sociedad civil que es capaz de producir el estado en orden a 16

Krasner, Stephen: “Sovereignity, an institutional perspective”, en Comparative Political Studies, 1988, 21, pág. 81. 30

conseguir los equilibrios que le son necesarios. En el caso del PSP en el gobierno rosarino, se puede ejemplificar esta tarea con el trabajo de la Intendencia tendiente a apoyar la creación de Vecinales en los barrios hasta tejer una importante red que, además de organizar la demanda hacia el Estado Municipal, era en sí misma parte de la respuesta a esas demandas, ello quedó demostrado en la organización de los consorcios de obras públicas a partir de estas bases vecinales.

2) Auto-reclutamiento de las burocracias, sumada a la socialización en ese mismo ethos burocrático y al control de su área de incumbencia. Este mecanismo es una de las claves de la persistencia en el PSP, a pesar de las enormes presiones hacia el cambio que se le presentaron a principios de los noventa. Tratado como “zona de incertidumbre del reclutamiento” será una de las variables centrales de la explicación de la persistencia de formas institucionales en el partido más allá de los fuertes cambios del contexto.

3) Costo hundido inherente a las instituciones que inhibe cambios impredecibles en sus consecuencias. Este aspecto es asimilable parcialmente al dilema organizacional que Panebianco formaliza como tendencias opuestas hacia la organización racional y hacia el sistema natural.

4) Sendero institucional (path dependence), el cual refuerza el seguimiento de pautas fijadas en el pasado porque con cada elección se obturan series de caminos posibles, autorreforzándose el que transita la institución ante el costo creciente de “volver atrás”. 31

5) Isomorfismo: es el proceso por el cual las organizaciones de una sociedad tienden a parecerse, es una de las formas de persistencia en un medio altamente estructurado, o, para retomar el esquema de dos ejes, el mecanismo de persistencia en situaciones de fuertes entrelazamientos horizontales.

Hasta aquí los mecanismos para la estabilidad institucional. En relación al cambio en las instituciones, Krasner, considera que, en la mayoría de las ocasiones, son inducidos por estímulos del ambiente. El panorama del cambio institucional que traza podría compararse a un electrocardiograma: la línea horizontal que se extiende sin variaciones representa los momentos de estabilidad institucional, las repentinas alteraciones de esa línea son los momentos de crisis inducidos por modificaciones ambientales. Estos últimos irrumpen abruptamente, pero en breve retorna la estabilidad; como en el electro, vuelve a trazarse una larga línea horizontal carente de alteraciones y los mecanismos de persistencia funcionan nuevamente. Es lo que se denomina modelo del ‘equilibrio interruptus’17.

Thelen y Steimo critican este modelo porque toma a las instituciones como la explicación de todo hasta que no explican nada: las instituciones son variables independientes y explican resultados políticos en los períodos de estabilidad, pero cuando se debilitan o derrumban, devienen la variable dependiente cuya determinación está dada por el conflicto político que el quiebre institucional

17

Krasner habla de “punctuated equilibrium”, traducido libremente como ‘equilibrio interruptus’. 32

desata. La lógica del argumento se revierte: de instituciones que dan formato a la política a política que da formato a instituciones.18 Concebir las relaciones de esta manera, sostienen Thelen y Steinmo, oscurece la dinámica de la interacción de las estrategias políticas y las restricciones institucionales. Hace falta un modelo más dinámico para captar el doble juego de las variables a un mismo tiempo; dichos autores llaman la atención sobre cuatro fuentes de dinámica institucional:

1) Amplios cambios políticos o socioeconómicos en el contexto, pueden producir una situación en la que instituciones latentes cobren importancia.

2) Cambios en el contexto socioeconómico o de balance político pueden generar una situación en la que viejas instituciones sean puestas al servicio de diferentes fines, como ocurriría si nuevos actores persiguiesen sus metas en viejas instituciones.

3) Viejos actores quizá adopten nuevos objetivos y los persigan en las viejas instituciones.

En los tres casos las mismas instituciones producen distintos resultados después de transcurrido un tiempo.

18

Thelen, Kathleen and Steimo, Sven: “Historical Institutionalism in Comparative Politics” en Steimo and Thelen: Structuring Politics, Cambridge University Press, (1992). 33

4) Otro cambio puede venir por actores que ajusten su estrategia en situaciones de fuerte cambio o en medio de batallas políticas de las que resulten cambios en el significado y las funciones de las instituciones.

Thelen elaboró un “modelo de restricciones dinámicas” que difiere del de Krasner en dos aspectos:

a) El quiebre institucional no es la única fuente de cambio institucional y no es sólo en momentos de quiebre que la política tiene importancia.

b) Pone énfasis en las maniobras dentro de las instituciones en respuesta a los hechos externos en vez de enfatizar los cambios externos.

Se puede señalar un lugar común entre estos señalamientos de Thelen y los de Hall y Taylor que enfatizan la instalación de relaciones de poder asimétricas en las instituciones. Esto implica actores con diferentes capacidades para crear o reformar instituciones: y asimismo abre el terreno para el análisis de las disputas intrainstitucionales en las que los actores tratan de mejorar sus propias asignaciones de recursos en la institución con resultados disruptivos, eventualmente, para la propia institución. En este sentido serán analizados los pasos del cavallerismo que desembocaron en la fractura partidaria.

Estas consideraciones acerca de la dinámica institucional difiere con el enfoque clásico sobre el cambio en los partidos que “establece que éste es inducido por el ambiente externo, al tiempo que su anquilosamiento y desconcierto se 34

explicaría por su incomprensión e incapacidad de adaptación y asimilación de lo que está sucediendo en su entorno.” Según el enfoque tradicional los partidos políticos “se estructuran de acuerdo con las condiciones ambientales en las que operan.”19

En cambio desde la óptica neoinstitucionalista aquí adoptada la organización “hace diferencia”. Las pautas apuntadas habilitan el análisis endógeno del cambio en los partidos. “Desde hace un cierto tiempo buena parte de las investigaciones sobre los partidos ha dejado de tener ese sesgo sociologista que trata a los mismos como realidades isomorfas respecto a su ambiente externo y ha ido abandonando las explicaciones del comportamiento de aquellos y sus transformaciones como si sólo fueran el resultado de sucesivas adaptaciones al medio. El análisis de la organización de los partidos ha ido poco a poco tomando el relevo a la hora de dar cuenta de por qué los partidos cambian.”20

En este caso particular, en el que resaltan los aspectos de persistencia organizacional, aún frente a un cambio radical del entorno, son claras las razones para atender a los condicionamientos internos. Aún así “un partido para acometer cambios de cierto calado necesita un estímulo particular y contundente, un «shock» venido desde fuera que esté afectando el logro de los objetivos primarios”; sin este impulso externo “organizaciones como los 19

Ramón Vargas-Machuca Ortega: La reforma institucional de los partidos políticos. Su relevancia para la gobernabilidad democrática, En http://www.iigov.org/revista/?p=1_06, revista virtual del Institut Internacional de Governabilitat de Catalunya, 1998.

20

Ramón Vargas-Machuca Ortega: op. cit. 35

partidos, tan renuentes al cambio, difícilmente desencadenan procesos de modificación interna en su coalición gobernante, en las reglas formales e informales, en los ámbitos de actuación o en la caracterización de su propia misión.”21

Ahora bien, aunque los cambios partidarios requieran un estímulo externo, la explicación de por qué cambian y en qué dirección lo hacen no se agota apelando a factores externos. Para entender los procesos de cambio debe considerarse que se desarrollan “bajo constricciones institucionales impuestas por la propia naturaleza de la organización.”22 Como especifica Scarrow, asumir que los factores externos por sí solos impulsan el cambio pasa por alto el hecho de que los líderes partidarios a menudo tienen más de una opción en torno a cómo responder a las presiones externas e inclusive si responderlas. También se ignora la posibilidad que tienen los partidos de actuar anticipatoriamente y ser la causa de cambios en sus entornos.23

Este trabajo adopta esta última perspectiva: el estímulo al cambio partidario proviene de un desafío externo, pero la dirección y formas concretas del cambio dependen de factores intrapartidarios: la organización, la historia, las relaciones de los líderes con los seguidores, etc.

21

Harmel y Janda: An Integrated Theory of Party Change and Party Goals, Journal of Theoretical Politics 6, 1994, p. 265-271.

22 23

Ramón Vargas-Machuca Ortega: op. cit.

Scarrow, Susan E.: Parties Without Members? Party Organization in a Changing Electoral Environment, en Dalton, Russell J. Y Martin P. Wattenberg: Parties Without Partisans . Oxford University Press, 2002. p. 33. 36

Steven Levitsky desarrolló una serie de trabajos cuyo marco de análisis es ilustrativo del punto de vista de esta investigación. Levitsky propuso un enfoque integrador de las dimensiones contextual y la del liderazgo con la dimensión organizacional para describir las adaptaciones partidarias. Trató desde esta perspectiva algunos partidos populares de América Latina sobre los cuales desarrolló una hipótesis según la cual la laxitud organizativa de algunos partidos de base popular les abrió posibilidad de adaptarse satisfactoriamente al reto del neoliberalismo. En cambio los partidos con estructuras organizativas más rígidas e institucionalizadas sufrieron el embate sin poder articular una respuesta acorde.

Esto coincide con lo expuesto hasta aquí sobre la visión del cambio partidario como resultante de factores ambientales, pero también y fundamentalmente condicionado por la historia organizativa del partido o “path dependence”.

Si bien el marco de análisis de Levitsky habilita estas coincidencias, su caso de estudio estelar, el del Peronismo, está en las antípodas del caso que aquí se trata. El Partido Justicialista es un partido de masas y tiene una organización informal y laxa mientras que el PSP no es un partido de masas y posee una rígida estructura organizativa.24

Por estas características del caso socialista rosarino es que, a pesar de las críticas atendibles a su esquema de cambio, se tomarán en cuenta las

37

aserciones de Krasner respecto de los mecanismos de inercia – persistencia institucional.

El marco de análisis, en síntesis, destaca lo siguiente: “primero, las organizaciones tienen una lógica central y desarrollan un conjunto de prácticas materiales y construcciones simbólicas; segundo, la conducta de los actores hay que explicarla por su comprensión interpretativa de las reglas y roles institucionales, los cuales estructuran identidades, intereses, oportunidades y constricciones; tercero, los órdenes institucionales intervienen en la expresión y agregación de las preferencias, en la determinación de los fines así como en la selección de los medios y reglas formales e informales, de tal manera que son las estructuras institucionales las que prácticamente instituyen y habilitan a los propios actores políticos.”25

Uno de los pasajes de este trabajo en el que este marco teórico queda más en evidencia es el capítulo ideológico. Allí se indaga en las claves endógenas del cambio del PSP, en lugar de apelar a los cambios exógenos que operaron sobre el conjunto de los partidos políticos. El PSP tuvo desde fines de los ochenta un giro discursivo hacia lo que se denomina aquí la interpelación moralista. Para dar cuenta de este giro se sigue una explicación endógena, profundizando en la línea discursiva partidaria y se dejan de lado las explicaciones “isomórficas”, enfocadas en el contexto global en el que se 24

Levitsky, Steven: Organization and labor based party adaptation. The transformation of Argentine Peronism in Comparative Perspective. En World Politics 54, octubre de 2001, págs. 27 – 56.

25

Ramón Vargas-Machuca Ortega: op. cit. 38

desempeñaban los partidos políticos en la época. El isomorfismo puso el acento en la formación de partidos catch all o atrapa todo. El catchallism implicó la adopción de temas de corte transversal de la sociedad, que no contraponen intereses concretos de grupos y por tanto permiten buscar el apoyo de la sociedad en su conjunto. Si bien esta lectura general es aceptable respecto del PSP, el seguimiento de las propias tradiciones partidarias permite comprender por qué y cómo el PSP adoptó la interpelación moralista de la sociedad de manera singular y específica. El viraje ideológico, entonces, no se interpreta en la tendencia común a los partidos de transformarse en atrapa todo, sino que se interpreta remontando la propia tradición y prácticas del socialismo popular.

39

I.3.- Transformaciones, problemas, cambios e innovaciones

Los problemas partidarios son aquellos a los cuales el partido decide darles el status de problema. Esto quiere decir que los problemas partidarios son construidos26 intrapartidariamente, es decir no bastan condiciones objetivas disfuncionales para que un problema exista sino que se requieren juicios subjetivos de algún actor partidario sobre la inconveniencia de esas condiciones para la organización o para el logro de sus metas. Para que exista un problema partidario, entonces, deben darse procesos en los cuales determinados grupos definen una situación o etiquetan una condición de modo de hacerla ver como un problema al que el partido no puede dejar de prestar su atención. Los problemas, entonces, son procesos en los que actores, motivados para persuadir a otros actores partidarios de sus puntos de vista, logran que la acción partidaria sea emprendida para llevar adelante sus propios fines. Por eso la concepción del cambio partidario que sustenta este trabajo enfatiza los procesos internos del partido frente a las situaciones que se originan en los cambios del ambiente en el cual el partido está inmerso.

Para el análisis de estos procesos de construcción intrapartidaria de problemas se recurre a la idea de ciclos de un problema27. Con el ciclo del problema se 26

Mauss elaboró una visión de los problemas sociales como productos de la definición colectiva, destacando que los procesos de definición de problemas tienen la forma de movimientos sociales que llevan cuestiones hasta la agenda pública. Armand Mauss, Social Problems as Social Movements, Philadelphia: J. B. Lippincott, 1975, pp. 38-71.

27

Fuller,R. y R.Myers.: "Some Aspects of a Theory of Social Problems. American Sociological Review 6, 1941, p.23-32. 40

intenta captar la dinámica de la participación de los actores intrapartidarios en la definición de los problemas prioritarios a enfrentar por la organización. El ciclo hace visibles las interrelaciones entre los grupos y la orientación adoptada por el partido:



un grupo se moviliza para hacer ver como indeseable para el partido una situación,



otro/s grupo/s del partido promueven el tratamiento, lo bloquean o bien reformulan el problema, es decir que lo etiquetan de otro modo, otorgando credenciales a otros especialistas que los acreditados en el planteo inicial del problema.



El grupo que inició el ciclo vuelve a la carga, sea para ser tenido en cuenta, sea para replantear nuevamente el problema de modo acorde a sus intereses.

En la construcción de problemas partidarios es fundamental determinar cuáles son los mecanismos a través de los cuales se desarrollan los procesos de definición de prioridades estratégicas del partido. Esto implica detallar las instituciones del partido: sus modos de toma de decisiones, sus estructuras de mando, sus reglas formales... En definitiva, la arena en la cual se juega la definición de los problemas por parte de los actores partidarios; esa arena, claro está, no es neutral. 41

Las instituciones formales e informales del partido actúan como filtro entre las situaciones que toman carácter de problema y las que quedan relegadas de tratamiento. Por eso quienes plantean un problema al partido encaran una operación generalizadora en la que el diálogo, la argumentación, es oferta de información, la invocación de las tradiciones y la retórica juegan un papel fundamental. “El lenguaje que construye un problema y le proporciona un origen es también una justificación razonada para investir de autoridad a personas que afirman tener algún tipo de competencia” 28. Si la desocupación se atribuye a condiciones personales los sicólogos serán los expertos a quienes acudir, si se la relaciona causalmente con la estructura económica, se apelará, en cambio, a economistas; en cualquier caso se trata de “personas con credenciales”29.

Este trabajo de empaquetado de las cuestiones como “cuestiones de interés partidario” es un aspecto de la construcción de problemas partidarios que se debe acentuar en el tratamiento del PSP30, puesto que la posibilidad de acción “indirecta” para influir en las definiciones partidarias era muy limitada en este partido en los primeros años noventa. En efecto, las apariciones mediáticas de 28

Edelman, Murray: “La construcción del espectáculo político”, Manantial, 1991, pág. 40.

29

Si el problema central del partido era la falta de apertura a los trabajadores, quien tenía las credenciales de experto era Cavallero, el dirigente con los lazos más fluídos con el sindicalismo.

30

En palabras de Edelman: “El que una situación sea un problema social depende, por definición, de que una parte ponderable del público lo acepte como tal. Pero esto es más que una tautología, pues es la aceptación de la audiencia lo que hace posible que grupos de interés, funcionarios públicos o cualquier otra persona describa como problema a un conjunto de condiciones, así como ignorar condiciones que son ruinosas para muchas personas impide su rotulación como problemas.”Edelman, Murray: “La construcción del espectáculo político”, Manantial, 1991, pág. 40. 42

sus integrantes estaban controladas férreamente por la cúpula partidaria. No se trataba de un partido en el que a la coalición dominante se la informe “por los diarios” de alguna crítica o propuesta. Por lo tanto era fundamental para un grupo interno presentar como “partidariamente relevante” las cuestiones sobre las que deseaba la atención del partido.

Estas consideraciones sobre cuándo una situación cobra entidad de problema partidario es fundamental para definir el cambio organizativo. Sin la definición de un problema partidario o una amenaza la organización difícilmente promueva cambios. Aún los cambios más inocuos.

El cambio organizacional es la diferencia encontrada entre dos puntos de tiempo en el modo de operar del partido. Más improbable aún es que se produzcan innovaciones en la organización sino media una definición previa respecto de cuál es la situación que se quiere revertir o evitar. Una Innovación organizacional es la parte intencional que hay en los cambios, llevada adelante por algún agente interno del partido31. Heidar y Saglie distinguen dos dimensiones de la innovación organizacional: estructuras formales y prácticas reales. En el caso del PSP se verá cómo los cambios organizacionales fueron bloqueados por el núcleo central de la coalición dominante y cómo las tentativas de innovación organizacional quedaron apenas reflejadas en la estructura formal y ausentes de las prácticas partidarias.

31

Heidar, Knut y Saglie, Jo: Predestined parties? Organizational Change in Norwegian Political Parties. Presentado al Workshop: The Causes and Consequences of Organizational Innovation in European Political Parties.” Grenoble, Abril de 2001. 43

I.4.- Análisis crítico de dos trabajos sobre el PSP en este período

Se han detectado dos trabajos dedicados al análisis de la experiencia socialista rosarina. Si bien cabe la posibilidad de haber omitido involuntariamente alguna investigación existente, la escasez de tratamiento del tema queda fuera de dudas. Más aún, el trabajo más importante hasta el momento permanece inédito. Se trata del informe para CONICET: “El Partido Socialista Popular: la lucha por la hegemonía local de un partido reformista en el contexto de la crisis del estado de bienestar”, de Dalma Albarracín32.

El trabajo de Albarracín es de sumo interés en los aspectos programáticos; una lectura pormenorizada de la documentación y la prensa socialista popular le permite realizar una descripción y una crítica de la evolución ideológica del partido. Sin embargo, arriba a una caracterización del PSP como populista, la cual no se comparte en este trabajo.

Hay coincidencias generales sobre las condiciones de emergencia de la experiencia socialista. Una de ellas es que no se trató una identificación política de la ciudadanía rosarina con el proyecto pesepista, sino más bien una conexión del discurso del candidato con ideas que ya circulaban en la opinión pública y que la trayectoria de Cavallero hacían creíble cuando las utilizaba.

32

Albarracín, Dalma: “El Partido Socialista Popular: la lucha por la hegemonía local de un partido reformista en el contexto de la crisis del estado de bienestar”, Informe de investigación para el CONICET, Rosario, 1993, inédito. 44

El interrogante central de su investigación es: “¿Qué posibilidades se le ofrecían al PSP desde el gobierno local para contribuir a algunos realineamientos sociales e intentar redefinir las identidades políticas?” y si el PSP estaría dispuesto “a redistribuir el gasto y a instaurar modalidades de democracia participativa” para lograr esa redefinición.

Albarracín no aborda el funcionamiento interno del partido de gobierno. Una de las limitaciones más importantes derivadas de la ausencia de un análisis intrapartidario reside en la imposibilidad de otorgar un lugar explicativo destacado al aparato del partido y con ello sobreestimar la figura individual de Cavallero. Vale aclarar que la importancia de la estructura partidaria fue más visible desde 1995 cuando el PSP logró acceder nuevamente a la intendencia desligado de la figura del ex intendente, y el estudio de Albarracín es previo.

Pero las consecuencias de “no mirar” al partido también se ven en la falta de análisis del predominio del ala universitaria del PSP, que está ausente de la consideración de la ideología partidaria y con ello se descuida la veta reformista, de suma importancia en la caracterización de la identidad partidaria.

El otro trabajo sobre la gestión del socialismo en Rosario es de Erika Roffler33 y aborda el tema desde la perspectiva de “los Actores Políticos en la Gestión Municipal”. Roffler enfoca el período de Cavallero en la intendencia rosarina en

45

el contexto de las transformaciones del Estado nacional que implicó la asunción de nuevas tareas para los gobiernos locales. Se propone analizar “el rol de los principales actores políticos, Concejo Municipal, Partido Oficial y Sindicato de Trabajadores Municipales, en la elaboración e implementación de políticas públicas destinadas a la asistencia, la generación de empleo, la modernización del aparato administrativo y la atención de servicios públicos.”34 Sin embargo el tema que más interesa desde la perspectiva de esta investigación, el relativo al Partido Oficial, no es desarrollado. Roffler realiza algunas alusiones a la ruptura partidaria a la hora de explicar limitaciones de la gestión socialista para llevar adelante la reforma administrativa pero no alcanza a describir la impronta partidaria en la gestión quedando bastante más claro el papel personal de Cavallero y su estilo político.

Es imposible coincidir con la interpretación de la relación entre Concejo Municipal y oficialismo: “relación relativamente esquiva y conflictiva”, según Roffler, cuando a pesar de tener una representación muy minoritaria en el Cuerpo, el socialismo encontró allí los avales necesarios para llevar adelante su gestión. Especialmente ello se observa al inicio de la misma en momentos en que la hiperinflación requería una constante actualización de las tasas municipales y cualquier dilación del HCM

podría haber provocado una caída

de la recaudación con consecuencias graves para la administración cavallerista. Esto obliga a considerar a un actor clave que no está 33

Roffler Erika: El rol de los Actores Políticos en la Gestión Municipal. El caso de Rosario (1989-1994). Documento de Trabajo del Programa de Iniciación a la Investigación Ciencia Política N° 4, Universidad de Belgrano, Buenos Aires, 1996.

34

Roffler, E.: op. cit. Pág. 5 46

suficientemente destacado en el trabajo de Roffler: el Partido Justicialista, principal apoyo legislativo del gobierno socialista.

A pesar de algunas imprecisiones, el trabajo permite visualizar la capacidad de gestión en el manejo de la crisis, aunque del allí denominado “modelo de gestión de la crisis paradigmático”35 no se realice una explicación acabada. En este punto es precisamente en el que más se extraña una descripción de lo que la peculiaridad organizativa del PSP aportaba a la gestión de gobierno. En la gestión de la crisis, señala Roffler (aquí se coincide), el socialismo priorizó la “atención de las necesidades básicas de la población de menores recursos”. En este punto es también interesante la tarea del partido, puesto que en una situación de crisis social desplegó una tarea de asistencia a la vez que desmantelaba las redes clientelares preexistentes.

Roffler describe el modelo de prestación de servicios públicos y ampliación de infraestructura urbana desarrollado durante la gestión socialista, basado fundamentalmente en la participación de las vecinales. Aquello que resulta eficiente y eficaz en términos de gestión pública no termina de ser identificado por Roffler como una estrategia de acumulación política del intendente que sería el meollo del enfrentamiento político con su propio Partido.

Las conclusiones de Roffler están desfasadas respecto de su propio análisis previo. A algunos prejuicios tales como “la gestión se hallaba fuertemente

35

Roffler, E.: op. cit. Pág. 7 47

sesgada por una concepción ideologizada del rol del estado acorde con el ideario tradicional socialista”36, le agrega algunas evaluaciones injustificadas: “La inexperiencia del Intendente Cavallero sumada a la falta de una fuerza política preparada para gobernar en el corto plazo”. Ninguna de estas dos cosas son aceptables ni siquiera atendiendo a la propia descripción de Roffler. En este sentido vale destacar otra gran ausencia en el texto: el análisis electoral. De este análisis surge claramente el aval a la primera gestión del PSP en la Intendencia, visible en los resultados electorales de 1991. En ese año el PSP obtuvo los mejores resultados de su historia pero además los obtuvo en base al reconocimiento de su gestión en los sectores más carenciados de la ciudad.

El conocimiento de estas investigaciones alienta a adoptar la perspectiva teórica esbozada en la introducción, es decir una perspectiva politológica con acento en las transformaciones del partido de gobierno. Esta perspectiva proporciona ventajas y evita ciertos inconvenientes detectados en los trabajos comentados, porque:

a) no presupone cuáles fueron los objetivos políticos del PSP en el período, sino que los reconstruye en el análisis histórico;

b) no considera al PSP como un actor unificado y, menos aun, unificado por el liderazgo del Intendente Cavallero; lo cual facilita la identificación del papel

36

Roffler, E.: op. cit. Pág. 42 48

desempeñado por la organización partidaria en el curso de los acontecimientos.

49

II.-

Victoria

sorpresiva,

éxito

gubernamental

y

fractura

partidaria

Este capítulo proporciona, aunque sea de modo parcial, una contextualización histórica para el análisis de las transformaciones partidarias; y, por otra parte, tiene respecto de dichas transformaciones una función importante: dejar claramente establecido que los desequilibrios internos que desencadenaron una fractura partidaria no pueden imputarse ni al fracaso de la gestión pública, ni a desacuerdos internos respecto de la orientación global del gobierno. La forma en que el PSP accedió al gobierno rosarino y su desempeño que aquí se repasan así lo muestran.

II.1.- Una oportunidad inesperada: llamado a elección de intendente en noviembre de 1989

Para Rosario se trataba simplemente de una renovación parcial del Concejo Municipal; la intendencia no estaba en juego puesto que la gestión de cuatro años, comenzada en 1987, debía concluir recién en 1991. Pero al calor de la elección presidencial con la que coincidía, la elección local se nacionalizó. En 1989 Usandizaga era una de las cartas electorales que aún podía poner sobre la mesa la UCR; en ese carácter asumió un fuerte compromiso con la campaña presidencial de Eduardo Angeloz y prometió renunciar si éste no resultaba 50

vencedor de Carlos Menem. Menem triunfó en la elección presidencial, incluyendo a Rosario entre los distritos donde se colocó primero. El 22 de mayo Usandizaga renunció. Carlos Ramírez (UCR), presidente del Concejo Municipal, asumió interinamente la intendencia.

Como faltaba más de un año para la conclusión del mandato municipal correspondía un llamado a elecciones para cubrir el cargo. El gobierno provincial estableció el 26 de noviembre como fecha para los comicios37. Se abría así una nueva campaña electoral que tendría que desarrollarse en un clima de tensión social e incertidumbre económica, lo cual era una oportunidad política inédita para el Partido Socialista Popular que venía de padecer una frustración en las recientes elecciones de mayo: su concejal Héctor Cavallero no logró la banca de diputado nacional a la que aspiraba y que dos años antes había conseguido Guillermo Estévez Boero.

37

El mismo día las ciudades de Santa Fe y San Lorenzo concurrieron a las urnas con idéntico objetivo que Rosario aunque por diferentes causas. 51

II.2.- Campaña electoral en contexto de crisis: mayo–noviembre de 1989

El contexto de la campaña era crítico por donde se lo analizara: situación social, coyunturas partidarias, situación institucional y operativa del municipio. Hacia fines de mayo hay sucesivos saqueos de supermercados en Rosario. Aún en julio siguen produciéndose, aunque de manera aislada. Los primeros días de julio la policía provincial realizaba operativos antisaqueos en las villas de emergencia rosarinas y control vehicular en diversas zonas de la ciudad, mientras las respuestas a la emergencia alimentaria seguían siendo erráticas38.

Los dos partidos mayoritarios atravesaban crisis internas a la hora de enfrentarse a la elección rosarina. La UCR estaba procesando la renuncia de Usandizaga que había generado movimientos internos y debilidad ante la opinión pública para volver a proponer candidatos a la intendencia. El PJ de la provincia de Santa Fe se veía fuertemente atomizado y la propia gestión se vio afectada por esta situación. Una serie de escándalos de corrupción39 del gobierno provincial tomaron estado público afectando las chances electorales del Justicialismo.

El Partido Demócrata Progresista se acababa de dividir al producirse su alianza con la Unión del Centro Democrático (UCD), que a nivel nacional sellaron Álvaro Alsogaray y Alberto Natale, quienes compartirían la fórmula presidencial. Los disidentes se desafilian y fundan el Movimiento Político Latorrista. El Fiscal

38 39

La Capital, 22/8/89, p. 1, y 29/10/89, p. 12 Ver, por ejemplo, La Capital 28/8/89, p. 7.

52

Nacional de Investigaciones Administrativas, Ricardo Molinas, encabeza la corriente y señala que la escisión “es para no convalidar la espuria alianza” con “los históricos adversarios: los conservadores.”

El Partido Socialista Popular, por el contrario, venía de conformar la Unidad Socialista junto al Partido Socialista Democrático, por lo que la situación de partida del PSP para la campaña electoral era más ordenada en el frente interno. El PSP contaba con otros recursos a la hora de armar su estrategia electoral. El Movimiento Nacional Reformista (MNR), brazo universitario del PSP, ejercía la conducción de la Federación Universitaria de Rosario desde 1988. Tenía tres concejales40 antes de la renovación del cuerpo en 1989, año en el que pasó a tener cuatro.

El PSP no debía afrontar ninguna tormenta interna para la selección de su candidato; Cavallero aparecía como el postulante “natural”. Era el dirigente partidario más importante en la provincia de Santa Fe y el más conocido por la opinión pública. Guillermo Estévez Boero, fundador del PSP y única figura de talla pública mayor a la de Cavallero, estaba recién en su segundo año de mandato como diputado nacional. Cavallero, en mayo, había encabezado la lista de diputados nacionales de la provincia de Santa Fe de la Unidad Socialista.

40

Héctor Cavallero, Patricia Sandoz y Ricardo Marengo. 53

La austeridad y transparencia de la política iban a tener un lugar central en el discurso de la campaña del PSP en noviembre de 1989, temas sobre los que el partido resultaba creíble por el desempeño del entonces concejal Cavallero en una denuncia de corrupción en el Concejo Municipal. Se trató de un caso de cohecho en la concesión del servicio de limpieza y mantenimiento de espacios verdes en el cual, mediante el aviso de un particular, Cavallero pudo encontrar los cheques que probaban el retorno a concejales por parte de los beneficiarios del contrato con el municipio. Las denuncias de Cavallero desembocaron en procesamientos y detenciones de concejales y empresarios.

54

II.3.- Las elecciones del 26 de noviembre de 1989

Durante la campaña proselitista el Socialismo Popular manifiestó públicamente su preocupación por el escrutinio41, especialmente por la eliminación de los telegramas de los presidentes de mesa en los que tradicionalmente constaba el resultado electoral y que evitaban la impugnación de mesas ante eventuales problemas con la documentación restante; esos mismos telegramas son los que permitían tener los cómputos generales rápidamente.

Este no era el único problema de final de campaña para el socialismo; circulaban volantes apócrifos injuriando al candidato Cavallero; un concejal justicialista

presentó

en

el

Concejo

una

denuncia

sobre

supuestas

irregularidades en su desempeño como subjefe del área de Laboratorio de un Hospital Municipal42. Pero nada de esto alcanzó para impedir el triunfo socialista del 26 de noviembre.

Los temores socialistas por posibles maniobras fraudulentas se demostraron justificados. Al cierre de los comicios hubo robo de urnas y otras estratagemas tendientes a torcer la voluntad popular. Un sector del Justicialismo intentó tergiversar el resultado pero el PSP opuso una actitud firme a la que se sumó una fracción del Radicalismo, encabezada por Ángel D’Ambrosio, su candidato a intendente. La movilización de la ciudadanía rosarina terminó de cerrar cualquier posibilidad de fraude. El Socialismo obtuvo el 38,6 por ciento de los

41 42

La Capital, 4/11/89. da La Capital, 22/11/89, 2 Sección, p. 10

55

votos frente al 34,8 por ciento del Partido Justicialista y el 20 por ciento del Radicalismo. Logró así triplicar el resultado conseguido apenas seis meses antes en la misma ciudad de Rosario43.

43

Sobre estos sucesos se pueden consultar todos los periódicos de fines de noviembre de 1989, para más detalles sobre los resultados electorales se pueden consultar los Anexos I y II de este trabajo. 56

II.4.- El socialismo en el gobierno

A.- Definición de las tareas de gobierno

El Partido Socialista Popular asumió la Intendencia rosarina el 9 de diciembre de 1989. Le tocaba abordar una agenda de gobierno producto tanto de su capacidad de definición de prioridades como de las limitaciones y transformaciones que éstas sufrían en el intercambio con otros actores que promovían definiciones alternativas así como nuevas cuestiones. Esto remite a la distribución de poder que influye sobre las prioridades de política. En el caso rosarino se puede pensar esa distribución a partir de cuatro dimensiones que fueron determinantes en la selección de temas de agenda gubernamental:

a) Objetivos del PSP: Se trata de una serie de cuestiones que el partido decidió impulsar con fuerza porque figuraban en su programa, habían sido parte de su compromiso electoral o respondían a posiciones que había sostenido en el Concejo Municipal como oposición. El poder con que lo invistiera el sufragio popular mayoritario le permitía tomar iniciativas en esta dirección, valiéndose de los recursos financieros, administrativos, técnicos e institucionales del aparato estatal municipal, a los que sumaba una serie de medios

partidarios.

Sin

embargo,

las

restricciones

presupuestarias

imperantes al comienzo de la administración constriñeron en buena medida la acción de gobierno. 57

b) Coyuntura económico-social: Desde fines de mayo del 89, con los primeros saqueos y el estallido hiperinflacionario se impusieron medidas de emergencia de corte asistencial y focalizado. De esta pauta de política “apaga incendios” difícilmente podía escaparse el PSP en los primeros tramos de la gestión que

comenzaba. Por esto mismo otra serie de

prioridades se vinculó estrechamente a esta coyuntura crítica.

c) Relación con el Partido Justicialista: Esta era insosolayable debido a la fuerte presencia de ese partido en los tres niveles de gobierno. En la Nación, el justicialista Carlos Menem había asumido la Presidencia en julio de 1989, cinco meses antes que comenzara la Intendencia socialista; en la provincia de Santa Fe, el Justicialismo era gobierno desde 1983; y en la ciudad, el PJ era el partido con mayor cantidad de representantes en el Concejo Municipal. De aquí que en la relación PSP-PJ se haya definido otra serie de prioridades de gobierno.

d) Herencia: Cuestiones derivadas de la continuidad jurídico-institucional del Municipio tales como los juicios pendientes, los contratos de concesión de servicios públicos, la situación financiera, por citar las principales, imponían ciertos andariveles de acción al gobierno entrante.

58

B.- La cuestión social

a) Saqueos y emergencia alimentaria: El socialismo asumió la Intendencia en un clima de tensión social derivado de los recientes saqueos y la posibilidad latente de su reanudación, la inflación alta y la emergencia del sistema de salud. Indudablemente este contexto determinó las decisiones de corto plazo. Estas apuntaron a la articulación del municipio en las tareas de asistencia que estaban realizando la nación y la provincia en el territorio rosarino y a encarar con especial énfasis la cuestión sanitaria.

En febrero se creó en el ámbito de la Secretaría de Promoción Social un Departamento de Villas de Emergencia, planeado para trabajar en 60 asentamientos. La actitud de generar espacios institucionales para relacionarse con esos sectores contrastaba con la escasa inserción del PSP en las villas. Como señala el primer secretario de Promoción Social de la gestión “el día anterior a asumir estábamos cargando cajas de alimentos de los programas sociales” para repartir en las zonas carenciadas44. La asistencia era un punto de partida pero la idea de producir un cambio en las formas asistencialistas estaba entre los objetivos socialistas.

Por eso se fueron implementando comedores en sustitución del reparto alimentario. Pero “la instrumentación de un mecanismo participativo en este tipo de organización no es fácil. Cuando hay privaciones y necesidades, la 44

Entrevista a Oscar Schroeder, Secretario de Promoción Social Municipal, desde diciembre de 1989 a mayo de 1993. 59

gente saca ventajas a nivel personal, sin la formación comunitaria para defender el sector en lugar de tender al individualismo hacen difícil que los comedores funcionen diez puntos. Pero entendíamos que era un avance respecto de las cajas y los bonos; era un intento de dar una herramienta de organización. Había acuerdos sobre los comedores, implementados sobre la marcha, porque entramos al municipio repartiendo las cajas PAN del gobierno. Al principio empezamos haciendo controles: había punteros con una lista de 250 cajas, [decíamos] que vengan las personas destinatarias a buscarlas y venían 180; esperábamos hasta el otro día y no aparecían. Después fuimos modificando ese criterio pasando primero a copa de leche y luego a comedor. Detectábamos los problemas de desnutrición en el centro de salud y con madres colaboradoras llevábamos esos chicos a los comedores.”45

b) Desempleo: En la implementación de los programas transitorios de empleo el Ejecutivo Municipal promovió que los receptores de Bonos Solidarios prestasen servicios a la comunidad, contrapartida que formaba parte de la idea original del programa pero que había sido soslayada en la práctica. La Federación de Cooperadoras Escolares diagramó con el DEM un plan para que parte del trabajo a cambio de bonos se destinase a la reparación y pintura de escuelas. En las políticas de empleo la pretensión seguía siendo superar la asistencia para llegar a una relación más compleja entre el estado, los beneficiarios y la sociedad. En esta “organización de las necesidades” tenía mucho que ver la concepción de la relación con las entidades intermedias del

45

Entrevista a Oscar Schroeder 60

PSP, como lo muestra el hecho de incluir a la Federación de Cooperadoras entre los beneficiarios indirectos de los planes de empleo.

C.- Área de Salud

Precisamente en el área de salud el nexo entre la coyuntura y un proyecto de largo aliento fue más visible, en buena medida porque era un área en la que la gestión tenía marcadas expectativas de colocar el sello propio46. El socialismo estaba comprometido con el mantenimiento desde la órbita municipal de los servicios de salud en contraste con lo proclamado por la gestión Usandizaga, durante la cual se solicitó el traspaso a la provincia de algunos hospitales aduciendo que era obligación constitucional de ese nivel de gobierno el mantenimiento de la prestación.

Por otro lado, el socialismo buscó optimizar el manejo de los recursos escasos de la Secretaría. En mayo se armó en el área de Compras un comité de adquisiciones y otro de recepción de las compras, con los que se logró una disminución de los gastos. También se reactivó el Laboratorio Central Municipal para abastecer a menores costos que los de mercado a los efectores públicos; en algunos productos se duplicó la fabricación. Otra forma de enfrentar la emergencia fue el impulso de las cooperadoras hospitalarias. Centros

46

Más adelante se desarrolla la fuerte vinculación entre los líderes del PSP y el área de salud, al tratar la coalición dominante del partido. 61

importantes como el Alberdi y varios dispensarios formaron cooperadoras para sostener gastos operativos, contando para ello con apoyo oficial.

D.- Más allá de la coyuntura: recursos propios, obras y servicios públicos

El gobierno entrante debía tomar otra serie de decisiones simultáneas a las derivadas de la cuestión social: las que hacen al desenvolvimiento cotidiano de la vida urbana y que de descuidarse terminarían alimentando las tensiones. Se trata de decisiones relativas al funcionamiento de los servicios públicos municipales y del sostenimiento de un flujo de recursos constante hacia el municipio.

En este nivel es donde aparecía con claridad la necesidad de establecer negociaciones con el PJ local. Si se constató que para lograr un flujo de recursos de emergencia el PSP debía gestionar ante los gobiernos nacional y provincial, para los recursos propiamente municipales la última palabra la tenía el Concejo Municipal donde el PJ reunía el mayor número de ediles47.

a) La tasa municipal: El carácter bimestral de la tasa y los altos niveles inflacionarios marcaban un ciclo de negociación política que se renovaba cada sesenta días. Más allá de realizarle algunas podas porcentuales, fueron los 47

El Cuerpo contaba con 38 concejales distribuídos de la siguiente manera: -Partido Justicialista: 18 ediles divididos en dos bloques (Peronista y Justicialista); -Unión Cívica Radical: 13 ediles; -Unidad Socialista (PSP + PSD): 4 ediles; 62

bloques del PJ los que aseguraron al Ejecutivo los aumentos de tasa necesarios para que los recursos municipales no sufrieran el efecto devastador de la inflación. Si bien la más constante, ésta no fue la única contribución que el Justicialismo le hiciera desde el Concejo a la gestión de Cavallero.

b) Servicios concesionados: En el marco de una virtual convocatoria de acreedores, el Ejecutivo creó dos comisiones: una para que quienes reclamen deudas a la Municipalidad las demuestren en el término de 60 días; y otra para renegociar todos los contratos con las empresas concesionarias de servicios públicos.

Recolección de residuos: Según la Secretaría de Servicios Públicos se venía pagando demás. El DEM logró una reducción del 41 % del valor de contrato con la reclasificación de calles. Por otra parte se anunció la puesta en marcha de un proyecto de cooperativa de cirujas para la que se construyó un sitio de disposición de residuos. La empresa concesionaria de la recolección llevaría hasta allí la basura.

Alumbrado público: los contratos vencían en abril y se propuso postergar la finalización de los mismos 8 meses hasta que estuvieran redactados los nuevos pliegos. Se negoció la disminución del costo en un 50%.

-Partido Demócrata Progresista: 2 ediles; -Izquierda Unida: 1 edil.

63

Mantenimiento de espacios verdes: no prosperó la idea del DEM de convocar a un concurso de precios para que varias firmas atendieran la tarea hasta que se realizara la licitación. Los concejales del PDP fueron los autores de una propuesta por la cual la Municipalidad se haría cargo del servicio. En mayo, luego de la finalización del contrato con la firma Fibraca, se puso en práctica. A mitad de junio se constataba que el servicio prestado por la propia Municipalidad estaba costando un 33% menos de lo previsto por lo que se empezó a pensar en mantenerlo municipalizado.

c. Obra Pública: Dadas las dificultades para emprender o continuar obras con recursos propios, desde la Municipalidad se gestionó ante numerosos organismos para realizar proyectos puntuales. Para este tipo de negociación el gobierno municipal movilizó el respaldo de diputados nacionales rosarinos, legisladores provinciales y entidades intermedias de la ciudad. A Ferrocarriles Argentinos se le pidió la complementación de cruces a nivel, la agilización de una obra bajo nivel de la Avenida Rosario y la administración conjunta de tierras y patrimonio ocioso de la empresa. Los organismos internacionales no fueron excluídos de la búsqueda de fondos. En el mes de noviembre se abrió una licitación para la construcción de escuelas en el marco de un programa financiado por el Banco Interamericano de Desarrollo (BID). Ante la provincia se negociaba permanentemente por las obras para evitar inundaciones. Se consiguió el traspaso a la ciudad de terrenos ferroviarios que, al privatizarse Ferrocarriles Argentinos, se temía que pasaran a manos privadas.

64

E.- La herencia de Usandizaga

La continuidad jurídica del estado municipal ligaba a la gestión socialista con decisiones que se habían tomado en administraciones pasadas. En temas claves se veía atada a decisiones judiciales por la tendencia de Usandizaga a apelar a esa vía para la resolución de conflictos48. El estado judicial de importantes asuntos concernientes al municipio se constituyó en una faceta clave de las coyunturas electorales rosarinas debido al funcionamiento de una Justicia “atenta” a las necesidades políticas del Justicialismo.

a) Fondo de Asistencia Educativa: Un caso paradigmático se dio con el Fondo de Asistencia Educativa (FAE). Se trataba de un fondo dispuesto por ley provincial al que las municipalidades debían aportar en beneficio de las cooperadoras escolares. La ley se sancionó mientras Usandizaga estaba al frente de la Intendencia, pero éste no realizó los aportes y presentó ante la Justicia un recurso de inconstitucionalidad. Cavallero había sostenido como concejal que se debían realizar los aportes al FAE, pero como intendente señaló la necesidad de mantener la continuidad jurídica y por lo tanto esperar el fallo de la Justicia en la causa. El ritmo de las novedades de la causa quedó atado a las coyunturas electorales.

b) Estado Financiero del Municipio: En torno al estado financiero del municipio se jugaban varios puntos de la calificación de la gestión de Usandizaga y, 48

En la interpelación que le hizo el Concejo en abril de 1990, Cavallero dijo que llevaban contabilizados 869 juicios contra la Municipalidad. 65

obviamente, se conformaba un parámetro con el cual se evaluaría la de Cavallero. Por eso no resulta extraño que desde el nuevo Departamento Ejecutivo se tratara de reflejar en detalle la situación deficitaria. Cavallero insistió en cada oportunidad que tuvo que recibió una deuda que, “para cancelarla, se deberían utilizar las recaudaciones de cinco meses, no pagando durante ese tiempo servicios, obras públicas, salarios, jubilaciones ni salud”. También recordó los numerosos juicios contra el municipio que había en marcha, y el embargo de las cuentas municipales como resultado del pleito iniciado por la firma Tabacos Colón con que se encontró al asumir. La réplica radical se dio a menudo en las sesiones del Concejo y consistía, básicamente, en afirmar que había encontrado -al asumir Usandizaga en 1983- a la Municipalidad con un déficit de 7 millones de dólares y que la dejó con un déficit de 7 u 8 millones de dólares pero con un patrimonio en obra pública de 50 millones de dólares.

Desde el DEM se utilizaba la metáfora de las “tres municipalidades” para explicar el déficit: una de los empleados que paga el municipio, una de las empresas privadas concesionarias y otra de los jubilados49.

A poco de asumir, en un hecho con escasos precedentes, el Ejecutivo municipal hizo una virtual convocatoria de acreedores. Virtual porque la convocatoria de acreedores no está prevista en la legislación pública pero era la situación técnica del municipio. Se crearon las dos comisiones ya

66

mencionadas, para que quienes reclamasen deudas a la Municipalidad las demostraran en el término de 60 días; y para renegociar todos los contratos con las empresas concesionarias de servicios públicos. Con las empresas provinciales de energía y obras sanitarias se gestionó la suspensión de los reclamos de pago al Municipio hasta marzo

c. Empleados municipales: En enero de 1990, a los pocos días de asumir, Cavallero tuvo que enfrentar la primera medida de fuerza del personal municipal. La respuesta del intendente fue el descuento de los días no trabajados y la suspensión de las horas extras. A mitad de marzo la disyuntiva para el gremio pasaba por la protesta o la aceptación del pago del salario en cuotas. La provincia retrasó el giro de fondos a las municipalidades y la administración local, al percibir la tasa en forma bimestral, no tenía muchas alternativas al pago en cuotas de los sueldos. La presión del costo de vida llevó a los sindicalistas a mantener el cuestionamiento a la política de Cavallero. Cada huelga significaba la casi completa paralización de la atención de salud a cargo principalmente de los trabajadores municipales, por lo que la resolución del conflicto no podía demorarse.

Otra vez las decisiones municipales se ligaban a la marcha de un juicio; el que por inconstitucionalidad iniciara Usandizaga a la ley provincial que establecía la negociación paritaria con el personal de las municipalidades y comunas santafesinas. El socialismo decidió la equiparación de los sueldos de los 49

La “Municipalidad de los jubilados” hace referencia al Instituto Municipal de Previsión Social que funciona con un déficit crónico y por lo tanto es asistido permanentemente con el 67

municipales rosarinos con los del resto de la provincia, pero basándose en el principio de a igual trabajo igual remuneración y no por la aceptación de la ley provincial de paritaria municipal que seguiría siendo cuestionada ante la Corte Suprema de Justicia de la Nación y por la vía política ante el gobierno provincial.

Luego del incremento para el sector otorgado en la paritaria de agosto del 1990, varios intendentes de la Provincia de Santa Fe, Cavallero incluído, aseguraron que los municipios no podrían pagar. Los jefes comunales pidieron al gobernador la anulación del acuerdo paritario. El Ejecutivo Provincial mandó a la Legislatura un proyecto de derogación de la paritaria del 10 de agosto y de suspensión del mecanismo mientras durase la emergencia económica, pero los senadores del PJ no permitieron que se deje sin efecto el sistema de convención colectiva paritaria50.

Durante la gestión de Cavallero hubo más paros de los trabajadores municipales que siguieron reclamando la paritaria provincial. Este reclamo continuó durante el segundo período de Cavallero, en el que los paros se reiteraron51; pero el marco de estabilidad económica que produjo el Plan de Convertibilidad moderó los reclamos de recomposición salarial y el intendente logró una relación más estable con los municipales. presupuesto comunal. 50

En los primeros meses de gestión del PSP no había claridad sobre la cantidad de personal que se desempeñaba en la Municipalidad; sí se sabía que el gasto en personal representaba el 65 por ciento de los recursos presupuestarios. El 31 de julio de 1992 Cavallero declaró que la Municipalidad contaba con 7600 empleados activos y 5200 pasivos. Ver La Capital, 31/7/1992. 68

F.- La gestión en sus líneas principales

La pauta dominante de la política municipal durante la gestión del radical Usandizaga había sido la obra pública; con la llegada del socialismo hay un cambio de prioridades. La redefinición no fue producto de la sola voluntad del partido de gobierno sino que se inscribió en un profundo cambio de las condiciones de gestión municipal, como también en una nueva distribución de poder entre los actores. En este sentido una de las causas de la viabilidad de la administración debe imputarse al apoyo justicialista.

El único estudio de envergadura sobre este período sostiene que el apoyo del PJ, al menos el apoyo inicial, puede entenderse como un interés “en evitar un rápido colapso del proyecto que había reemplazado al usandizaguismo, y con el que había compartido algunas críticas desde el papel de opositores”52. La hipótesis resulta plausible pero como descansa en una suposición de racionalidad a mediano plazo de los actores políticos requiere de un examen más detallado.

En cuanto al tipo de apoyo social a las políticas buscado desde el municipio también hay especificidades. La apelación permanente a las entidades intermedias por parte del socialismo constituyó una nota característica. En 51

Por ejemplo el 11 de agosto de 1992 los municipales pararon reclamando que Rosario firme la paritaria provincial. Ver La Capital, 12/8/1992.

69

varias ocasiones se mencionó el intercambio con la Federación de Cooperadoras Escolares; de la misma manera las vecinales fueron parte de la articulación de las políticas municipales en numerosos barrios.

Otro rasgo del socialismo en la intendencia fue la vinculación pragmática de la política local con la provincial y la nacional. El proceso de transformaciones iniciado por el presidente Carlos Menem fue el contexto de la experiencia rosarina. Podría señalarse que el socialismo no involucró a la gestión municipal en el conato de resistencias que surgió en la región frente a ese proceso; por el contrario, se mantuvo al margen de las protestas sociales y sacó partido de la relación directa establecida entre el intendente y el primer mandatario.

Además el socialismo no tuvo problemas para tomar del discurso menemista la veta eficientista y de cuentas saneadas. Adhirió por decreto a la ley de Emergencia Económica de la provincia que exigía a las comunas déficit fiscal cero y, siguiendo esa línea, se congelaron las vacantes y se instrumentó un formulario para detectar ñoquis entre el personal comunal. Esto contrastaba con las pretensiones de los diputados provinciales de la UCR de que se derogue la ley de Emergencia por inconstitucional y con la movilización sindical contra la Reforma del Estado. La actitud del PSP frente a la reforma del estado era ambigua: si en las legislaturas provincial y nacional la criticaba, desde el municipio se aprovechaban las eventuales ventajas para la administración que

52

Albarracín, Dalma: “El Partido Socialista Popular: la lucha por la hegemonía local de un partido reformista en el contexto de la crisis del estado de bienestar”, Informe de investigación para el CONICET, Rosario, 1993, inédito. 70

esa normativa de emergencia otorgaba y se soslayaba cualquier conexión con los sectores que componían la oposición53.

53

Un balance de estas posiciones se realiza en el capítulo dedicado a la dimensión ideológica del PSP. 71

II.5.- Reelección y personalización del liderazgo

El PSP obtuvo la reelección en la Intendencia con un porcentaje de votos mayor al de 198954. Asumió por segunda vez el 10 de diciembre de 1991. Este período se inició en condiciones marcadamente distintas a las del primero. Habían transcurrido unos meses de estabilidad monetaria y la profundidad de las reformas que encaraba el gobierno nacional ya no dejaban dudas sobre el tipo de régimen social de acumulación que ayudaban a implantar55.

Con el fin de la inflación la pauta de negociación permanente en torno a la actualización de la tasa municipal cambió. El apoyo del Concejo a la gestión continuó, aunque aparecieron las primeras tensiones. Se aprobaron fondos para obras, tal como una sobretasa del 10 por ciento para un fondo destinado a desagües, y se transfirieron terrenos municipales al Servicio Municipal de la Vivienda.

En tanto, en el Gabinete Municipal se pasó de la cohesión frente a la crisis característica de la primera etapa, en la cual no hubo cambios en el elenco de la gestión, a un período en el que se presentan y solicitan renuncias. Si bien para el inicio del período Cavallero confirmó el mismo gabinete que venía de la gestión anterior, no tardaron en llegar los movimientos. En las explicaciones de 54

Los datos electorales se analizan en los Anexos I y II.

55

En el sentido de Nun de “conjunto complejo e históricamente situado de las instituciones y de las prácticas que inciden en el proceso de acumulación de capital, entendiendo a este último como una actividad microeconómica de generación de ganancias y de toma de decisiones de inversión”. Nun, José: “Populismo, representación y menemismo”, pág. 80 y otras, en “Peronismo y Menemismo”, varios autores, ed. El Cielo por Asalto, mayo 1995. 72

los renunciantes aparecía el conflicto con el personalismo del intendente. La primera baja del gabinete municipal de Cavallero se produjo en la Subsecretaría de Cultura a mitad de enero de 1992, pero la sucesión de recambios tomó un cariz diferente en mayo de 1993. Ese mes Cavallero le pidió la renuncia a Oscar Schroeder56, secretario de Promoción Social, y lo reemplazó por Bautista Barbato. Este cambio de mando en el área social es el primer impacto serio de la interna partidaria sobre la gestión, interna que se expresó en toda su dimensión en el pedido de renuncia a todo el gabinete que realizó Cavallero el 12 de diciembre de 1993. Este pedido fue el paso previo al desplazamiento de todos los integrantes del sector interno de Hermes Binner. La actitud del intendente pareció extenderse más allá del Gabinete; el 18 de diciembre Binner denunció una “purga” de Cavallero entre los contratados de la Municipalidad por política interna. Al año siguiente el PSP estrenó internas con dos listas en competencia y ni siquiera esa instancia pudo evitar la fractura partidaria. ¿Qué transformaciones tuvieron lugar en el período que medió entre la victoria de noviembre de 1989 y esta ruptura? ¿Por qué un partido que para los observadores externos parecía monolítico se fracturó?

No se puede atribuir ni a deficits de gestión, ni a diferencias en la orientación global de las políticas implementadas, ni tampoco a riesgos de retroceso electoral, que el partido agudizara sus diferencias internas. Para encontrar las causas de la escisión partidaria habrá que mirar “dentro” del partido y de las 56

Cavallero le pide la renuncia a Schroeder, secretario de Promoción Social, quien es un miembro fundador del PSP, y tiene ascendencia sobre varios sectores del partido. El alejamiento se produce por cuestiones internas y no por temas vinculados a la gestión. 73

transformaciones ocurridas en la organización, es decir atender a los factores endógenos que movilizados por el desafío externo de una nueva posición institucional generaron la situación crítica que llevó a la fractura.

Como se planteó en el marco de análisis los orígenes partidarios suelen dejar huellas indelebles en la organización. Esto es aún más probable para un partido de creación relativamente reciente como es el PSP. Por esto es que, en el próximo capítulo, se analiza el modelo originario del Partido Socialista Popular.

Después de la renuncia de Schroeder aparece ante la opinión pública la interna del PSP, hasta allí presentando una imagen monolítica. 74

III.- El modelo originario: partido universitario

El PSP se constituyó en abril de 1972, a partir de la fusión de cuatro grupos políticos57. De los cuatro grupos originarios el más numeroso era el MAPA de fuerte presencia en la universidad, especialmente en la ciudad de Rosario.

El MAPA tenía una organización basada en frentes desde antes de la conformación del PSP; ambos correspondían a claustros universitarios: estudiantes y graduados. En 1972, a los dos frentes universitarios originales se le sumaron un frente gremial y uno barrial a partir de la incorporación de militantes de esas procedencias. Al fusionarse los grupos universitarios con los

57

Los cuatro grupos eran:

a) Una fracción del Partido Socialista Argentino (PSA) El PSA estaba en un proceso de dispersión muy grande; en 1959 se habían dividido el Partido Socialista Argentino y el Partido Socialista Democrático PSD, Alfredo Palacios era el referente del primero y Américo Ghioldi del otro; ese tronco de Palacios y Alicia Moreau de Justo se va dividiendo a su vez en diferentes fracciones; la que encabezaba Víctor García Acosta es la que conservaba el nombre PSA y es la que confluirá en el PSP. b) Movimiento de Acción Popular Argentino (MAPA) MAPA era la continuidad del Movimiento Nacional Reformista (MNR) de los años 60, surgido en las universidades bajo la conducción de Cavallero, Estévez Boero y Jaimovich, entre otros. Se definía reformista -por la Reforma Universitaria de 1918 - y socialista; era una agrupación que en 1966, cuando un golpe de Estado destituyó a Illia, ya estaba creciendo fuera de la universidad, a nivel barrial, incorporando a trabajadores, proceso en el que pasó a constituirse como MAPA. c) Grupo Evolución Era un desprendimiento del Partido Socialista Democrático PSD conducido por Carlos Constela y el Dr. Spini. d) Militancia Popular Era un grupo integrado por viejos militantes que habían participado de la creación del Partido de los Trabajadores disuelto en la década de 1950. Entre sus integrantes estuvieron Andrés López Acotto y Oscar Palmeiro. 75

grupos socialistas que tenían una organización basada en comités58 se arribó a una estructura partidaria en la que se articularon los dos elementos de base: los frentes y los comités.

De allí en más se trató de una organización basada en la articulación de representación funcional y territorial. La representación funcional se completó a través de seis frentes: universitario, juventud, profesional ó graduados, mujer, gremial y barrial.

La organización territorial es de comités, seccionales, y

Juntas Provinciales. Las Juntas controlan las Federaciones socialistas en cada provincia junto a un secretario general; hay una Junta Nacional y un secretario general nacional; el máximo órgano del partido tanto a nivel provincial como nacional es el Congreso Partidario.

Se habla de una “organización por penetración territorial”, si desde un centro se extiende el partido hacia el resto del territorio. La difusión se da cuando elites locales constituyen el partido y a continuación se integran a nivel nacional59. La conformación del PSP a partir de la reunión de cuatro organizaciones60 le da al origen partidario un componente de difusión o confederación. También puede entenderse como difusión la federación en el MNR de agrupaciones de distintas universidades que después pasarían a constituir el MAPA, una de las organizaciones que confluyó en el PSP. Pero el partido buscó una mayor inserción geográfica a partir de su punto territorial más fuerte: Rosario; desde 58

Para las elecciones de 1985 el PSP tenía en Rosario 20 locales barriales

59

Panebianco, A.: op.cit. p.110

60

Ver nota 56. 76

allí intentó formar grupos en otras localidades, con lo cual aparece un elemento de penetración en la constitución de la organización pesepista. Otra forma de penetración del PSP se daba a través de militantes que habían llegado de pueblos de la zona de influencia de las universidades y que retornaban a sus propias localidades para participar en la política local61.

El tipo de penetración territorial fue predominante porque el grupo universitario que conducían Guillermo Estévez Boero, Ernesto Jaimovich y Héctor Cavallero, a través de una campaña de afiliación importante en 1982, hegemonizó el partido.

Esta peculiaridad de origen, la génesis universitaria vuelve a estar presente en otro aspecto a revisar del modelo originario: la presencia o ausencia de un patrocinante externo del partido.

61

El caso paradigmático de esta penetración territorial tal vez sea el de Antonio Bonfatti, militante universitario del MNR en Rosario, quien luego ganó la intendencia de Casilda una localidad distante unos 70 kilómetros de la ciudad de Rosario. Pero este tipo de experiencias mostraron ser de difícil consolidación; tanto en Casilda como en Las Parejas el PSP obtuvo la intendencia y la perdió al cabo del primer mandato. La evaluación de los dirigentes socialistas de estas situaciones es que en localidades relativamente pequeñas como las mencionadas “ganan los candidatos”, pero si bien esto puede explicar los resultados electorales no termina de justificar la incapacidad para la construcción política del partido. Uno de los elementos claves para dilucidar esta imposibilidad deriva de las dificultades que tenía el partido para insertarse fuera del ámbito universitario. 77

III.1.- El rol del MNR como patrocinante del partido

Si bien aparece el movimiento universitario como patrocinante del partido político sus fundadores esperaban que este último adquiriese un carácter global hasta incluir, como brazo interno, al movimiento universitario reformista. Este origen no pasaba inadvertido: “cuando nos criticaban en los 70, desde otras agrupaciones de izquierda, nos decían que éramos un partido universitario, y desde un punto de vista objetivo es así”62.

El tipo de relación establecida entre el PSP y el movimiento universitario es comprensible en las específicas condiciones de la universidad argentina. Como señala con tono de viajero sorprendido Peter Snow: “se entiende bastante poco en Estados Unidos –podría extenderse a varios sitios más- la militancia juvenil [argentina] porque no se entiende el sistema universitario [argentino]63.

Hacia finales de la década de 1950, se forman las agrupaciones estudiantiles que fueron el germen del Movimiento Nacional Reformista (MNR). Como resultado de la resistencia a la implantación de un examen de ingreso a la Facultad de Bioquímica y Farmacia y de un año de pre-médico en la Facultad de Medicina de la Universidad Nacional del Litoral (UNL).

62

Entrevista a Rubén Giustiniani.

63

Snow, Peter: Las fuerzas políticas en la Argentina, Ed. Emecé, Buenos Aires, 1983. 78

Este origen en el área de salud de la UNL deja huellas hasta la actualidad en la fisonomía partidaria; es el único partido político de la Argentina en el que la coalición dominante no está conformada de manera mayoritaria por abogados sino por médicos y bioquímicos: figuras claves de la primera gestión del socialismo en la ciudad de Rosario, comparten esta procedencia profesional.

“En el año 65 con Estévez Boero, decidimos a la luz de la experiencia socialista chilena y boliviana, crear un socialismo acá. Del movimiento universitario íbamos a crear una corriente de opinión y de la corriente de opinión un partido político”64. Esa evolución correspondió a la creación de la Agrupación para la Reforma Indoamericana (APRI) en Ciencias Médicas que confluyó con otras agrupaciones universitarias en el Movimiento Nacional Reformista (MNR) y que luego se transformara en Movimiento de Acción Política Argentino (MAPA) que participó de la fundación del PSP al fusionarse con otros grupos socialistas.

A principios de los sesenta dos integrantes del MNR, Ernesto Jaimovich y Miguel Godoy, llegaron a la Presidencia de la Federación Universitaria Argentina.

“A fines de los 60 – principios de los 70 hubo un debate interno sobre la importancia de pasar de movimiento universitario a partido político. Había un desarrollo incipiente a nivel nacional; acompañado por el Movimiento Nacional Reformista se habían empezado a hacer bases de trabajo barrial y gremial;

64

Entrevista a Héctor Cavallero. 79

hubo un congreso llamado de “Rectificación de la práctica” que debatió la necesidad de que todos los compañeros militantes universitarios incorporen trabajadores. Nosotros veníamos de sectores medios; como socialistas planteábamos una sociedad más equitativa, más justa, y teníamos que trabajar con los sectores en los que mayor injusticia había, acompañarlos en un proceso político y organizativo, fuimos a la villa pero también a los gremios: ferroviarios, de la carne, comercio, construcción y municipales.”65

Unos meses antes del golpe de estado de 1976 se hace el Congreso del PSP; García Costa y Estévez Boero no acuerdan quién sería el secretario general y por ello el golpe encuentra al PSP dividido: Secretaría Estévez Boero, Secretaría García Costa. En el 82 Estévez Boero gana el proceso interno frente a García Costa cuando conduce un proceso de afiliación importante. De ahí hasta 1992 Estévez Boero es secretario general. Con Estévez Boero el brazo proveniente del movimiento universitario, la corriente que se había formado en las universidades como MNR y luego constituyó el MAPA, consolidó el predominio partidario.

La inserción institucional que lograba en la Universidad Nacional de Rosario (UNR) le daba al Partido su eje de desarrollo; pero el modelo de Panebianco centrado en la relación de los partidos socialdemócratas europeos con los sindicatos y de los partidos comunistas con la Internacional no aparece como un modelo apropiado para sacar conclusiones de este caso. La relación entre

65

Entrevista a Oscar Schroeder 80

el MNR y el PSP es, como lo reflejan las declaraciones de sus fundadores, la de un estadio menor de organización con la etapa siguiente. Existe una similitud superficial con la evolución de organizaciones sectoriales de países europeos a partidos de izquierda, como en la creación del Partido Laborista en Inglaterra por parte de los sindicatos reformistas66. Pero las similitudes no van más allá de la superficie puesto que las posibilidades de acción política del patrocinante del PSP no iban más allá del específico ámbito universitario y el partido venía, precisamente, a superar esa limitación. Por otra parte las capacidades organizativas de los patrocinantes europeos eran poderosas mientras que en el caso que aquí se analiza el patrocinante no iba mucho más allá de generar el espacio de socialización política de los futuros dirigentes del partido.

66

Roth, Gunther: The Social Democrats in Imperial Germany. A Study in Working Class Social Issolation and National Integration. New Jersey, Totowa, 1963, cap. 7. 81

III.2.- El liderazgo en la formación del partido

El PSP no es un partido con liderazgo carismático; más aún hay que esperar hasta unos años después de su creación para tener un líder convalidado unánimemente. Durante los primeros años, coexistieron dos secretarios generales, Guillermo Estévez Boero y Víctor García Costa; recién a diez años de su fundación Estévez Boero asume un liderazgo partidario indiscutible67, pero, como se señaló un poco antes, esto se da luego de un fuerte trabajo de afiliación de la fracción universitaria que lo apoyaba. Además de la figura de Estévez Boero aparecía la de Héctor Cavallero; en la visión actual de los militantes socialistas aparece el reconocimiento al liderazgo de Estévez Boero, con un perfil de “orientador ideológico”, y al de Cavallero como alguien que le aportaba garra a la militancia cotidiana. Los primeros lugares en las listas electorales partidarias se repartieron de modo que Estévez Boero encabezara las listas nacionales y Cavallero las provinciales y locales en Rosario.

La característica central del PSP en sus orígenes es la génesis universitaria. Este origen marca hasta la actualidad su organización y es el hilo que permite entender una serie de características singulares de la organización partidaria. En todos los factores originales que condicionaron las formas de organización posteriores del PSP es fuerte la impronta del nacimiento en el ámbito de la universidad pública argentina.

82

En síntesis, las características del modelo originario son:

-

desarrollo por penetración,

-

patrocinante externo que al poco tiempo de la fundación se convierte en la coalición dominante del partido; y

-

ausencia de líder carismático.

Todas estas características contribuirán a la institucionalización sólida de la organización surgida de la universidad.

67

Estévez Boero fue candidato a presidente en el 83 y en el 89, en el 85 y 87 candidato a Diputado Nacional, en el 87 logró la banca y en el 91 fue reelecto cuando encabezaba las listas de HTyE en la provincia de Santa Fe. 83

III.3.- La organización partidaria en el retorno a la democracia

Como se planteó en el modelo originario, desde su creación a principios de los setenta, la impronta del PSP es universitaria; después de la dictadura (1976 – 1983) el partido continuaba asentando su organización en ese ámbito.

El grueso de los miembros del PSP provenía de la universidad. La militancia comienza en las Agrupaciones Programáticas que se organizan en cada facultad en la que el MNR logra establecerse. Las formas de iniciación se dan a través del contacto en los pasillos de las facultades con militantes que están realizando alguna actividad específicamente ligada al mundo estudiantil, desde abrochar fotocopias hasta distribuir volantes con los calendarios académicos, invitar a conferencias, etc. Estos primeros contactos hacen que se establezca un nivel básico de confianza entre los militantes ya identificados con la Agrupación y sus potenciales adherentes. Si bien ya es vox populi la adhesión de las agrupaciones de Facultad al MNR y de éste al PSP, el partido no deja de presentar a sus agrupaciones como “independientes” de la política partidaria. Esto parece generar un cambio más o menos pronunciado puesto que antes esta independencia era más sobreactuada y en los noventa las propias agrupaciones de Facultad colocan afiches en los que aparece explícitamente la vinculación MNR – PSP. La presentación de agrupaciones con distintos nombres en cada facultad y la prohibición de utilizar el MNR a nivel facultades, se dice que viene de la época de la dictadura cuando no se permitían 84

organizaciones que superen el nivel de Facultad y por lo tanto estaba prohibida la actuación a nivel de las Federaciones Universitarias.

En las tareas estudiantiles se genera un lazo de solidaridad, de confianza y, por tanto, una lógica de identificación. El hecho de que estas actividades se desarrollen en un contexto en el que intervienen militantes de otras fuerzas políticas, refuerza el sentimiento de pertenencia al grupo y se generan procesos de etiquetamiento – encasillamiento que van definiendo un límite interno frente a la mirada de estudiantes ajenos a la organización. De este modo en pocos e imperceptibles pasos se adscribe a una identidad. En cada facultad el número de integrantes de la Agrupación Programática varía, pero aproximadamente va desde los diez a los cuarenta integrantes. Hacia fines de los ochenta, el MNR en la Universidad Nacional de Rosario, tenía presencia en ocho facultades y contabilizaba como propios a un grupo de entre 200 y 240 militantes en la ciudad de Rosario.

En la Agrupación Programática está todo listo para aumentar la socialización de algunos de estos simpatizantes. Pero no de todos ellos; hay una pauta muy estricta de reclutamiento desde el escalón inmediato siguiente.

En cada Facultad hay un nivel jerárquico superior a la Agrupación Programática; son los Grupos Orgánicos; estos grupos son más reducidos en número, van desde tres a diez miembros pero por cuestiones operativas se trata de que no superen los seis a ocho integrantes; hubo experiencias en las que, por superarse este número, se armaron dos Grupos Orgánicos. 85

Los orgánicos son en su mayoría afiliados al partido. Los integrantes de la orgánica aportaban económicamente al Partido. La agudización de la crisis económica relajó esta práctica, pero al mismo tiempo la financiación partidaria obtuvo nuevas fuentes a partir del triunfo y acceso al gobierno municipal.

Los orgánicos tienen a su cargo la dirección de los programáticos. Cada uno se encarga de integrar a tres programáticos al “grupo de lectura”. Para estos grupos el partido tiene definidas áreas temáticas y bibliografía que distribuye en todas las facultades. El material que recibe cada integrante del grupo de lectura al terminar la facultad lo pasa como “herencia” a un nuevo integrante de la agrupación.

Este gesto opera como incentivo selectivo pero a la vez tiene un alto valor en términos de reforzamiento de la identificación con la organización.

La participación en los grupos de lectura es un paso clave para el ascenso en la jerarquía del partido puesto que de los grupos de lectura se selecciona a los futuros integrantes de los grupos orgánicos. Esta selección no está determinada sólo en base al rendimiento intelectual, sino que se atiende especialmente a un criterio adicional: la disciplina militante. De nada le sirve a un programático un desempeño notable en las lecturas si, al mismo tiempo, no demuestra una conducta ejemplar: incumplimiento de las tareas para las que se comprometió, llegar tarde o faltas similares son puntillosamente tomadas en 86

consideración. El paso de programático a orgánico es verificado más allá de las facultades y tiene sus rituales.

Uno de los integrantes del Grupo Orgánico se desempeña como “responsable de Facultad”. Este rol es importante porque es la correa de transmisión entre la Facultad y el resto del Movimiento. Es decir, es el enlace vertical de la Facultad con las jerarquías partidarias superiores. Además el responsable de Facultad es el que “verifica” el cumplimiento de las tareas programadas en la unidad académica y tiene una tarea de tutoría sobre el resto. Esta tutoría va más allá de las cuestiones ligadas a las actividades gremiales y políticas e involucra aspectos de orden personal como la vestimenta, que debe ser sobria; las formas de ocio o el reto a militantes que han cometido un exceso etílico, por ejemplo68. Pero además el responsable de Facultad tiene incidencia sobre el ritmo académico de los orgánicos, realizando sugerencias acerca de rendir o no rendir materias, de acuerdo a las necesidades de la organización.

Se desarrollan una serie de actividades de socialización partidaria en la que participan los orgánicos y aquellos programáticos que son invitados por los orgánicos en la medida que van demostrando más aceptación de la pertenencia partidaria a través de actividades comunes. El locro partidario (el intendente picando cebolla al lado del resto de los militantes); viajes al interior, en los cuales se alojan en la casa de militantes (“en esa cama durmió 68

Esta situación remite a una tradición del socialismo en la intervención sobre la vida particular de sus miembros; esa intromisión fue una de las causas de la fractura del PS de Justo de la que resultó el Partido Socialista Independiente. Ver: Sanguinetti, Horacio: Los Socialistas Independientes, Ed. de Belgrano, Buenos Aires, 1981, Capítulo 3: La moral socialista. 87

Cavallero”); el acceso anticipado a la información: “mañana va a salir tal cosa en el diario”, etc. Esto último también posibilita la evaluación de los programáticos en sus conductas: si ventilan la información, si la hacen circular de modo restringido, si guardan los secretos, cuáles son sus redes informales, etc..

Los programáticos pueden asumir cargos en las facultades representando a la Agrupación. Esto ocurre, en buena medida, para preservar un grupo de orgánicos libres de las tareas de gestión o control como consejeros directivos de modo de sostener el trabajo de la agrupación y sus correspondientes verificaciones.

Los responsables de Facultad integran la Mesa o Junta del MNR, junto a quien encabeza la lista del MNR para el Consejo Superior de la Universidad, y al dirigente de más alto rango que posea el MNR en la Federación Universitaria de Rosario.

Cada Facultad tiene asignada una seccional de la ciudad en la cual realiza su trabajo “barrial”. Este trabajo también es sometido a verificación. Cada militante tiene una zona dentro de la seccional de la cual irá consignando en el padrón electoral si se trata de un voto al partido, de un probable voto al partido o de un voto imposible de lograr.

Este organigrama no figura en ninguna normativa formal del partido. Sin embargo en su descripción quedan claramente delineados los elementos del 88

“centralismo democrático”. A tal punto se acerca la descripción organizativa del PSP a la del tipo ideal de centralismo democrático elaborado por Duverger que hay términos textuales del politólogo en los relatos de los militantes partidarios entrevistados.

Las agrupaciones de Facultad -ocupan el lugar de las células- no tienen comunicación horizontal entre sí, sino que están comunicadas a través de los responsables de cada una. A este tipo de “enlace vertical”69 se lo refuerza con la centralización; los responsables de cada facultad no responden ante los militantes de la facultad de la que provienen, es decir a su “base“, sino que responden ante el organismo superior, lo que implica que mantienen a éste al corriente de cualquier tipo de disidencias que aparezcan en el grupo que les fue confiado.

Duverger apunta que el centralismo democrático persigue las finalidades de: “1°, dar a conocer al centro, con la mayor exactitud posible, el punto de vista de la base, para permitirle tomar una decisión válida; 2°, asegurar la aplicación de esta decisión del centro en todos los escalones, de una manera rigurosa y precisa”70.

El centralismo democrático presupone discusiones en la base antes de que sea tomada la decisión pero exige disciplina rigurosa después de tomada la decisión. Luego “todo debe ser puesto en práctica para aplicarla. El centralismo 69

Duverger, Maurice: Los partidos políticos, FCE, México, 1957, pág. 77 y ss.

70

Duverger, Maurice: op. cit. Pág. 87.

89

democrático prevé un control de la ejecución muy preciso, asegurado por el centro: los dirigentes del partido, en todos los escalones deben verificar la aplicación de las decisiones por los cuadros colocados bajo sus órdenes.”71

Otra clave de este modo de organización son los ascensos por cooptación. Del mismo modo que se coopta a integrantes de las agrupaciones programáticas para integrarlos a la instancia jerárquica inmediata superior, la agrupación orgánica, el proceso continúa con esa mecánica hasta la coalición dominante partidaria. Por lo que la promoción de miembros a posiciones de mayor jerarquía está condicionada desde los niveles superiores.

La organización centralista democrática constituye la columna vertebral del PSP y es a través suyo que se recluta la coalición dominante. Se complementa con el funcionamiento de los llamados “frentes”, que son categorías económicas o funcionales que participan de la estructura partidaria: estudiantes, graduados, barrial, gremial, mujer y juventud. Este es un elemento de descentralización dentro de la estructura partidaria; una “descentralización social” para diferenciarla de la descentralización local, ideológica y federal72. Sin embargo, no se han integrado miembros procedentes de los frentes a la coalición dominante del partido.

Esta estructura centralizada y el control estricto sobre la afiliación y militancia tornan a la admisión en un incentivo valioso, más valioso que si las 71

Duverger, Maurice: op. cit. Pág. 87.

72

Duverger, Maurice: op. cit. Pág. 83.

90

restricciones no existieran, dado que en estos casos la pertenencia al partido es “vivida y presentada como un honor”73.

Para la reapertura democrática de 1983 el PSP contaba con cinco grupos de trabajo territorial en la ciudad de Rosario; eran militantes universitarios que se volcaban al trabajo en los barrios y que constituyeron una junta barrial. Para esta época se realizó un trabajo de afiliación importante porque era un requisito que la Justicia había planteado a todos los partidos políticos con el objetivo de actualizar los padrones, congelados durante la dictadura militar. Las campañas de afiliación han sido excepcionales en la historia del PSP. Además de la recién mencionada se pueden contabilizar otras dos que estuvieron motorizadas por las necesidades del grupo universitario de fortalecer su peso interno frente a otros grupos del partido: en 1972 para imponerse a la fracción del PSA liderada por Víctor García Costa y en 1993-94 para imponerse en la interna frente al cavallerismo. Esta actitud respecto de la afiliación se corresponde con un rasgo distintivo del partido: un umbral alto de admisión. Como les gusta señalar a los militantes en las entrevistas: “No era que se afiliaba por pedir la ficha, sino que eran compañeros que veían en el socialismo algo distinto”74. Aún siguiendo las estrictas pautas de reclutamiento señaladas,

73

Panebianco, A.: op.cit. p. 70

74

“Es importante tener un partido grande porque te da respaldo, pero el objetivo hoy no es tener gran cantidad de afiliados sino tener propuestas; trabajar con la gente en distintas cosas después se va dando naturalmente. Si alguien viene a afiliarse al local no se lo negás. Pero hasta el 94 llegamos hasta una gran cantidad de afiliados, que tratamos que reciban algún material y eso habría que mejorarlo. La tradición del viejo partido socialista argentino era que cada afiliado tenga su carnet, recibía el diario en la casa; eso ha tenido su quiebre.” Entrevista a militante. 91

entre 1985 y 1992 el PSP cubrió las 22 seccionales en que está dividida electoralmente la ciudad de Rosario.

La cantidad de afiliados con la apertura democrática empieza a tener vigencia, presencia e importancia. Sin embargo, la fuerza de la organización estaba dada por los militantes, no por los afiliados. Los que participaban orgánicamente, semanalmente o quincenalmente de las tareas partidarias.

Duverger señala que para investigar la membresía partidaria son de fundamental importancia “dos caracteres de la época75: el renacimiento de los grupos y el renacimiento de las religiones; los lazos de participación tienden a hacerse cada vez más fuertes, al mismo tiempo que se deslizan hacia una estructura propiamente religiosa.”76 Si bien los “signos de época” de los tiempos de Duverger son diferentes a los del presente, en el caso particular del PSP

se

presentan

características

organizativas

y,

especialmente,

características de la membresía que tienen afinidades con las dos características apuntadas por el politólogo francés: vínculos fuertes y asimilables a ciertas formas religiosas.

Un apodo de amplia circulación para identificar a los socialistas populares resume estas características: “los mormones”. Denominación que también intenta sintetizar aspectos característicos de la militancia del partido:

75

Época en la que desarrolló sus investigaciones, esto es a fines de la década de 1940, principios de los años ´50

76

Duverger, Maurice: op. cit. pág. 91. 92

insistidores, sin vicios y otros más triviales como el modo de vestir sobrio. Desde posiciones críticas al partido también se le intentó pegar de manera peyorativa el mote de “secta”, expresión que utilizaron los cavalleristas para referirse a quienes se quedaron en el partido después de la fractura de 1994, como se verá más adelante.

Pero no es solo la denominación externa la que lleva a considerar válida las características señaladas de vínculos fuertes rayanos con lo religioso. Las relaciones de parentesco entre los miembros del partido es muy frecuente, contándose muchos casos de matrimonios endogámicos. Inclusive sus propios miembros reflejan esta pauta, denominando como “la familia” a uno de los grupos centrales de la coalición dominante.

Para definir a los miembros de un partido se debe investigar la noción de membresía que define el partido en cuestión: “definir el contenido del lazo sociológico que une a los miembros de la comunidad de partido.”

La

naturaleza misma de la noción de miembro depende de la comunidad de partido puesto que ella “es el resultado de la evolución que ha conducido de los partidos de cuadros a los partidos de masas”77. Esto plantea la relación entre las formas que han adoptado muchos partidos en diferentes épocas y las redefiniciones de la membresía que esas cambiantes formas partidarias fueron produciendo. Evolución que lleva a Scarrow a hablar directamente de “partidos de membresía”78 en lugar de partidos de masas como Duverger. Scarrow 77

Duverger, Maurice: op. cit. pág. 93.

78

Membership parties.

93

prefiere referirse a los partidos que buscan miembros como partidos de membresía en lugar de partidos de masas. La idea de partido de masas de Duverger induce a pensar en un partido masivo, y no necesariamente los “partidos de masas” son partidos con una nutrida afiliación. Se trata más bien de la aspiración a un reclutamiento amplio y no elitista. Este sentido queda acotado cuando se utiliza “partido de membresía”, concepto que no viene acompañado de ninguna presunción sobre la cantidad de miembros del partido. El concepto de partido de membresía busca resaltar la “apertura hacia las masas” más que la cuestión del tamaño efectivo del partido79.

Este refinamiento del concepto que aporta Scarrow tampoco permite incluir el tipo de membresía del PSP, puesto que de ningún modo las prácticas observadas en el partido pueden entenderse como de “apertura a las masas”. En este aspecto el PSP tiene una fisonomía más cercana a la de los partidos de cuadros que a la de los partidos de membresía80. La membresía en el PSP es una definición de su coalición dominante. Una definición que no lo llevó mucho más allá de la universidad.

79

Scarrow, Susan E.: Parties and Their Members .Oxford University Press, Oxford University Press. 1996, pág. 19.

80

Entre las taxonomías de partidos más utilizadas se encuentran:

Sigmund Neumann: partidos de representación y partidos de integración. Otto Kirchheimer: catch-all, es decir, partidos atrapa todo o partidos escoba (barre todo).. Herbert Kitschelt: partidos de izquierda libertarios y partidos burocráticos de masas. Angelo Panebianco: partido burocrático de masas y partido electoral profesional. Katz y Mair: Cartel Party, es decir, partidos cartelizados. Si fuera enteramente necesario incluir al PSP en alguna de ellas, y tomando al tipo de membresía como criterio, se lo podría incluir en la clasificación de Duverger como partido de cuadros. 94

III.4.- La coalición dominante del PSP

Al poder en un partido lo detentan quienes pueden controlar las zonas de incertidumbre; como se trata de un dominio

“tendencialmente acumulativo”

quien controla una cierta zona de incertidumbre tiene posibilidades de adquirir el control sobre las demás; por eso es que las investigaciones empíricas sobre partidos políticos tienden a confirmar la existencia de una oligarquía partidaria, es decir, un grupo dentro del partido que tiene bajo su control las zonas cruciales para la supervivencia organizativa. Ese grupo es la coalición dominante del partido. En el PSP (se fue adelantando en distintos pasajes de este trabajo) también se puede delimitar un grupo de miembros que ejerce el control sobre las comunicaciones internas, las reglas formales, la financiación y el reclutamiento. Se trata del mismo grupo que posee la mayor experiencia en el manejo de las relaciones político–organizativas internas y externas.

La formación de la coalición dominante del PSP

A fines de los ‘50 Estévez Boero interpeló a los estudiantes del área de salud que venían sosteniendo una protesta y desde allí marcharon juntos hasta la constitución del PSP. Ese grupo fue el núcleo duro de la coalición dominante partidaria desde que se impuso, como ya se dijo, a García Costa quien venía del PSA. Unos meses antes del golpe de estado de 1976 se hace el Congreso del PSP y no se llega a un acuerdo sobre quién sería el secretario general y 95

por ello el golpe militar encuentra al PSP dividido. Pero en 1982 el grupo universitario logra imponerse internamente. Desde ese momento y hasta 1992 Estévez Boero es secretario general. De este modo el grupo proveniente del movimiento universitario, la corriente que se había formado en la universidad como MNR y luego constituyó el MAPA, consolidó el predominio partidario y monopolizó el acceso a la coalición dominante partidaria.

La prédica de Estévez Boero enfocada a los estudiantes del área de salud es una huella originaria que le dio al partido un rasgo distintivo que conserva hasta la actualidad: el PSP es el único partido político de la Argentina en el que la coalición dominante está conformada de manera mayoritaria por profesionales del área de la salud: Héctor Cavallero, Ricardo Marengo, Juan Carlos Zabalza, Hermes Binner, Oscar Schroeder y Antonio Bonfatti se formaron en dicha área.

Al propio Estévez Boero, cuya formación universitaria era la de abogado, los integrantes del partido lo trataban de “médico frustrado”81, porque sus ejemplos más habituales en sus charlas políticas aludían a la medicina. Así explicaba de manera sencilla los problemas sociales con analogías a las efermedades y las propuestas socialistas como sus remedios adecuados.

De esta manera el PSP reedita una característica del antiguo Partido Socialista de Justo, que Sergio Berensztein82 denominó como la de “los médicos de la

81

Testimonio de Hermes Binner.

82

Berensztein, Sergio: Un partido para la Argentina Moderna. Organización e identidad del Partido Socialista (1896-1916), Documento CEDES N° 60, Buenos Aires, 1991, p. 37. 96

sociedad”, en tanto hombres “poseedores de un saber científico que los habilitaba para diagnosticar las enfermedades y las disfunciones sociales” y para quienes “la política era un instrumento de la medicina y viceversa”83.

Esta tradición socialista y este perfil profesional de la coalición dominante se reflejó en la Salud Pública como área prioritaria de la gestión en la Municipalidad de Rosario84.

Fisonomía de la coalición dominante

Panebianco apunta que “la fisonomía de la coalición dominante es lo que distingue la estructura organizativa de un partido de otro”85. En la coalición dominante del PSP, la fisonomía tiene las siguientes características destacables:

-

Es un grupo interno al partido, es decir quienes toman decisiones vitales para la supervivencia partidaria son todos miembros plenos de la organización86. Hasta 1992, año en que se produce un trasvasamiento generacional, la coalición dominante del partido estaba compuesta

83

Íd. p. 39.

84

Ver capítulo II.4.C: Área de salud.

85

Panebianco, A.: op.cit. 92

86

Scarrow habla de un grupo de liderazgo formado por ' líderes partidarios, ' organizadores partidarios'y ' estrategas partidarios' ; individuos que mantienen control formal o de hecho sobre los recursos partidarios. Scarrow, Susan E.: Parties Without Members? Party Organization in a Changing Electoral Environment, en Dalton, Russell J. Y Martin P. Wattenberg: Parties Without Partisans . Oxford University Press, 2002. p.38. 97

básicamente por miembros fundadores; ello quiere decir miembros con veinte años de historia en la organización. No se registran casos de integrantes

de

la

coalición

dominante

que

provengan

de

otras

organizaciones o que hayan arribado hasta allí a partir de una trayectoria destacada en otro ámbito que el propio partido.

-

Si bien es un partido nacional su coalición dominante está conformada de manera mayoritaria por los líderes partidarios rosarinos.

-

Tiene una alta cohesión interna: como se describió en la organización partidaria, los intercambios verticales en el PSP están sumamente concentrados a través de una estructura centralizada y jerárquica.

-

Estabilidad: Los intercambios horizontales entre los miembros de la coalición dominante han sido estabilizados a partir de la observancia de estrictas reglas de unanimidad.

-

El mapa de poder en la organización está estrictamente centralizado en manos de quienes ascendieron a la dirección partidaria por la vía universitaria. Este control no pudo ser desafiado con éxito ni siquiera por el intendente de la ciudad de Rosario, con recursos institucionales y financieros mayores a los disponibles por el partido.

El PSP pasó de opositor a gobernante; los efectos sobre la organización socialista de este cambio de posición institucional estuvieron mediados por su 98

coalición dominante. Las características de la coalición dominante que se acaban de describir fueron determinantes en el procesamiento de los cambios. Esos procesos son los que se tratan a continuación.

99

IV.- Persistencia y cambio en el PSP

Se describió la organización del partido como fuertemente centralizada y con una coalición dominante estable, cohesionada y con fuerte control sobre la vida partidaria; bien vale preguntarse ¿qué efectos tuvo el salto de oposición a gobierno sobre la organización partidaria? Para decirlo de una vez: la organización del partido no cambió sustancialmente a partir de la experiencia de gobierno. Los grupos universitarios que alentaron la fundación del PSP a principios de los setenta, consolidaron su control sobre el partido a pesar de que a la cabeza del ejecutivo local se colocó el miembro más díscolo del grupo fundador, Héctor Cavallero. Cavallero presionó para producir cambios organizacionales; sin embargo, las huellas del modelo originario fueron resistentes a las transformaciones que la nueva posición del partido estimulaba. Más aún, se reafirmaron rasgos originales para enfrentar desafíos planteados por la novedosa condición de oficialismo. En palabras de uno de sus fundadores y actual dirigente y funcionario: “nos hicimos con una estructura militante que tenía que pensar fundamentalmente en los golpes de estado y en la interrupción de los procesos democráticos; nosotros arrancamos con el golpe de Onganía y después tuvimos los años de la Dictadura de Videla y luego, durante el proceso democrático, se va produciendo una apertura mucho mayor; pero en general se intenta mantener los cauces de funcionamiento que dieron origen a la formación del partido.”87 87

Dr. Juan Carlos Zabalza, Secretario General de la Municipalidad de Rosario al momento de realizada la entrevista. 100

Esta forma de organización es la que perdura hasta la actualidad. La columna vertebral partidaria siempre fue la universidad y la organización del partido en ese ámbito, tal como se la describió, es el vivero del partido. La coalición dominante sigue siendo reclutada íntegramente en las universidades y los años en el gobierno no alteraron esta pauta. No hay dirigentes partidarios ni funcionarios en lugares claves que no provengan de la militancia en la universidad.

En palabras de Cavallero: “[los históricos] Habían copado todo con las estructuras universitarias del MNR; Mendoza, San Juan, Tucumán y el partido era el MNR con título.”

La experiencia de gobierno lejos de alterar el origen y la composición de la coalición dominante del partido ratificó el poder de los históricos. La sucesión de Estévez Boero se hizo en favor del grupo más asentado en el control de la rama universitaria y concentró más el poder intrapartidario en manos del secretario general, Rubén Giustiniani. Hermes Binner pasó a tener un peso relativo mucho mayor que el que poseía hacia 1989. Por último, aunque no menos importante, se depuró de su integrante más díscolo, Héctor Cavallero.

En síntesis, mantener la fisonomía organizacional y la coalición dominante le costó al PSP el desprendimiento de un grupo importante de militantes y dirigentes, encabezado por quien fuera el intendente de la ciudad, Héctor 101

Cavallero. ¿Cómo se llegó a este resultado en el que el PSP se resistió al cambio y en el que un grupo interno de importancia se fracturó por no ver contenidas sus expectativas dentro de la organización pesepista?

Del mismo modo que en la organización actual están las huellas del origen, en la fractura de 1994 intervinieron tensiones intrapartidarias de vieja data.

Esa tensión es la que refleja el ex intendente Cavallero cuando dice que él era Secretario General de la Junta Santafesina del PSP y perdía en la Junta 6 a 3 en todas las reuniones. Cavallero señala: “Yo era el Secretario General y ellos [por el grupo histórico] eran 6 y nosotros 3 en la Junta Provincial; ellos resolvían y yo era el vocero de lo que resolvían. Yo tengo un gran poder de convencer y discutía ... Ellos llevaban un papel a las nueve y a las dos y media de la mañana me decían firme acá y se acababa la reunión.”

Confrontando este testimonio con un conspicuo integrante de la línea histórica aparecen diferencias de matices, pero no de fondo: se reconoce una reiteración de las divergencias entre Cavallero y un grupo afín a sus posiciones y el grupo histórico que seguía sin reparos las posiciones que fijaba Estévez Boero. “En las reuniones de Junta santafesina participaba Estévez Boero; tenía una gran fuerza de lógica y de racionalidad para convencer acerca de la incorrección de ciertos planteos que eran derrotados, no por los votos, porque normalmente nosotros no votábamos nunca en la Junta sino por el consenso. Se generaban consensos, porque era tanta la fuerza de la lógica [de Estévez Boero] que 102

lograba transformar a veces hasta la opinión del propio Cavallero, por ejemplo, en cuestiones conceptuales.”88

En varios temas estas diferencias se hiceron notar. Pero la que protagonistas de ambos grupos señalan como la más importante es la discusión respecto de la incorporación de miembros no universitarios al partido.

El partido históricamente reclutaba sus miembros en la universidad, había un gran predominio de los universitarios y las primeras incorporaciones de integrantes de sectores extra universitarios, especialmente algunos dirigentes sindicales y algunos dirigentes vecinales, llegan de la mano de Cavallero89. Estas incorporaciones generaron algunas tensiones entre universitarios, estudiantes y graduados con los no universitarios.

El tema generó un debate en el seno del partido y Guillermo Estévez Boero propuso la “rectificación de la práctica militante”, que significaba que “todo integrante del partido, independientemente del lugar donde militara tenía que tener en su listado de visitas, en sus propias actividades semanales, relaciones, contactos, lecturas, discusión política con gente de barrios o gente trabajadora;

esto posibilitó un enorme crecimiento del partido con las

características del crecimiento del socialismo en la Argentina: una gran inserción en la realidad y por sobre todas las cosas, una profunda renovación

88

Entrevista al Dr. Juan Carlos Zabalza.

89

Simultáneamente con la actividad estudiantil, Cavallero militó desde agosto del ´65 en el Sindicato de Trabajadores Municipales desde el cual llega a la CGT regional. 103

cultural en cada uno de nosotros porque una cosa es ser militante en la universidad y otra cosa es compartir la realidad de una mesa de un trabajador.”90

Las diferencias entre los históricos y Cavallero no se saldaron con la “rectificación de la práctica” pero tampoco llegaron a organizarse como líneas internas del PSP.

Este proceso ejemplifica lo que se planteó en el marco de análisis como ciclo del problema:



un grupo se moviliza para hacer ver como indeseable para el partido una situación:

Cavallero cuestiona la resistencia del partido a incorporar integrantes de procedencia no universitaria.



reformulan el problema, es decir lo etiquetan de otro modo, otorgando credenciales a otros especialistas que los acreditados en el planteo inicial del problema:

Estévez Boero con la “rectificación de la práctica militante” le da al planteo de Cavallero el estatuto de problema partidario, pero lo plantea “desde adentro”:

90

Entrevistas a Juan Carlos Zabalza y Oscar Schroeder. 104

son los propios universitarios los que debían tomar la iniciativa de incorporar a trabajadores. Se mantiene la pauta de reclutamiento tradicional, sólo que agravada por la obligación de enlistar trabajadores.



El grupo que inició el ciclo vuelve a la carga o para ser tenido en cuenta o para replantear nuevamente el problema de modo acorde a sus intereses.

Cavallero nunca quedó conforme con la “rectificación de la práctica” porque su planteo no pasaba por “incorporar algunos trabajadores” sino por “ampliar las bases partidarias”, es decir cambiar las pautas mismas de reclutamiento.

105

IV.1.- Dos tendencias que no llegaron a facciones

El PSP estuvo siempre lejos de albergar facciones. Si se define a la facción como un grupo cohesionado, con una sólida organización y una duración prolongada y que corta verticalmente al partido91, el PSP nunca presentó este tipo de divisiones. ¿Cómo caracterizar a las reiteradas diferencias entre Cavallero y el grupo alineado con Estévez Boero? Para analizar esto hay que mirar al partido “como sistema: un sistema cuyas partes son las subunidades” partidarias92. Sartori ubica el análisis en el nivel inmediatamente inferior al de la unidad partido. Señala: “No hemos prestado mucha atención a lo diferentes que son los niveles partido y subpartido de la política. A nivel de partido tenemos la política visible. A nivel de subpartido tenemos la política invisible.”93

Si como dice Sartori la política intra partidos es “invisible” en el caso del PSP es más invisible aún, dado el permanente cuidado en aparecer como un todo coherente que se autoimpuso. “La política intrapartido, en comparación con la política visible, es política pura en dos respectos: es más sencilla y más auténtica. “ Más sencilla porque “se explica por menos variables [exógenas]”. “Es más auténtica en el sentido en que Maquiavelo describía la política: la 91

La anatomía de las fracciones se puede estudiar en cuatro dimensiones: Organización: es el indicador más fiable de fraccionalización. Motivación: es difícil el campo de los motivos, pero un indicador es el de si la fracción tiene o no base clientelar. Ideología: hay un continuo desde el desinterés al egoísmo, es decir de testimonial a prebendario. Izquierda y derecha: residual. 92 Sartori, Giovanni: Partidos y sistemas de partidos, Ed. Alianza, Madrid, 1980. 93

Sartori, G.: op. cit. Pág. 131. 106

política no es más que política.”94 Es en este nivel que se encuentran las subunidades para las que adopta el término fracción, por ser “más neutral y menos comprometido que facción”.

Las fracciones son de muchos tipos y sus diversos tipos influyen tanto en el grado de cohesión o fragmentación del partido, como en las “formas, medios y dinámica de interacción interna del partido”. En el caso del PSP no se constituyeron ni facciones ni fracciones. No había organizaciones internas, al contrario, la estructura siempre fue jerárquica y de ascensos por cooptación, con mucho celo sobre la posibilidad de que se generaran corrientes internas95.

Queda por analizar si las diferencias recurrentes entre Cavallero y el sector afín a sus posiciones respecto del grupo de los históricos permite hablar de “tendencias”. Sartori apunta como tendencia a “las subunidades más difusas frente a las más delimitadas y más visibles de los partidos.”

Esta no es una discusión meramente taxonómica. La imposibilidad de instalar formas de competencia intrapartidarias en el PSP es una de las claves para comprender la ruptura con el partido del grupo liderado por el primer intendente socialista de Rosario. La presión de la organización hacia la unanimidad estrechó el espacio socialista a pesar de las evidentes oportunidades de crecimiento que le ofrecía el ambiente.

94

Sartori, G.: op. cit. Pág. 132.

95

Tal como se describe en la sección dedicada a la organización partidaria.

107

Es importante descartar, siguiendo a Sartori, la explicación del surgimiento de facciones a partir de la variable tamaño partidario, puesto que dejaría al caso del PSP como un caso de partido a salvo del internismo debido a su pequeño tamaño; el tamaño del PSP es una variable dependiente de las decisiones de la coalición dominante. En general, se descarta el tamaño partidario como fuente de faccionalismo porque no se pueden establecer con firmeza sus umbrales. Por otra parte, un tamaño igual no parece producir un fraccionismo igual. Las causas del fraccionismo hay que buscarlas en la estructura de oportunidades96. El fraccionismo encuentra una de sus claves explicativas en el sistema electoral partidario. El sistema electoral es central en la estructura de oportunidades. El sistema electoral es causa suficiente para el fraccionismo, pero no necesaria. Hay otras claves explicativas del fraccionismo: la ideología “puede ser una causa suficiente”. Con lo cual la tesis general de Sartori queda así: “mientras que los sistemas electorales son, por sí mismos, una causa suficiente de fraccionismo intrapartido, no son el único factor causal ni un factor causal necesario.”97

El PSP cerró todas las oportunidades al fraccionismo a partir de una carrera hacia la cima partidaria que permite ascender a quienes mejor se encuadran con las directivas de esa misma cima; se tratan los ascensos individualmente, manteniendo esta carrera exclusivamente en el ámbito intrapartidario. Todas estas características redundan en un partido sin líneas internas organizadas y ni siquiera tendencias. 96

Sartori, G.: op. cit. Pág. 130.

97

Sartori, G.: op. cit. Pág. 135.

108

La coalición dominante se mantuvo unida y pareció coherente hasta que tuvo un “sistema paralelo” de acumulación de poder que permitió desafiar la estructura de poder de la organización. A la ausente estructura de oportunidades internas la estructura municipal de poder le vino a ensanchar el campo de juego. La arena de decisiones con efectos sobre la vida partidaria se extendió a la administración municipal. El municipio permitió a Cavallero armar una estructura política que el partido le había bloqueado exitosamente durante años a nivel interno.

En este punto puede plantearse un isomorfismo del PSP con la tendencia a la cartelización de los partidos políticos. Sin embargo, esa estructura que se fue construyendo desde la Intendencia no convergió con la organización partidaria. El partido postergó la tendencia cartelizadora e inclusive resistió los impulsos transformadores. A partir de varios mecanismos internos la organización socialista se mantuvo idéntica a sí misma e impuso la inercia organizacional frente a los desafíos del nuevo entorno, marcado por su condición de partido de gobierno. A pesar de no institucionalizarse, ni siquiera organizarse como líneas partidarias, las diferencias internas dieron lugar a dos estrategias de acumulación política diferentes: orientada hacia la unificación socialista una, hacia el movimientismo la otra.

109

IV.2.- Socialismo unificado vs. movimientismo

Las condiciones intrapartidarias adversas a la organización de las diferencias sistemáticas como líneas internas determinó que aparecieran dos estrategias de acumulación política competitivas:

a) El movimientismo de Cavallero: el intendente pretendía fusionar al PSP con HTyE98 para incorporar “sin prejuicio” a los actores sociales: cooperadoras,

vecinales,

casas

de

cultura,

clubes,

parroquias,

organizaciones intermedias, empresarios, sindicatos, entidades de bien público, etc. Trataba de darle un cariz movimientista a su proyecto: “Un partido es una herramienta de cambio que a su vez cambia con el contacto con la realidad”. A fines de 1992 Cavallero adjudicó la postergación de la fusión del PSP con el PSD a “algunos que solo quieren un aparatito para opinar de política y no una herramienta eficiente para gobernar el país”.

La primera puesta en escena pública de las diferencias internas, se dio en el acto de HTyE en el Club Sportivo América el 20 de marzo de 1993. Allí Cavallero fue el único orador y la organización estuvo a cargo de una sola seccional y no de la conducción central del partido. En el acto Cavallero habló una hora: llamó a sus partidarios a fusionarse en HTyE; pidió “llevar a los actores sociales más creativos y productivos al poder político”; planteó que al

110

armar las listas de concejales se debía incorporar “militantes, pero también a mujeres y hombres que no son ni quieren ser socialistas, pero que son honestos y desean transformar esta ciudad”.

El acto de Sportivo América evidenció dos líneas. Por un lado, los cavalleristas cuyas cabezas eran José Luis López, secretario privado del intendente; Berdini director de Vecinales; Ricardo Marengo, jefe del bloque de concejales, y Paulina Fiol, esposa del intendente. Por otro lado, estaban los “profesionales” o “históricos”: Raúl Lamberto, Héctor Perrone, Hermes Binner y Rubén Giustiniani. En la cena por los 75 años de la Reforma Universitaria el MNR muestra su posición en la interna contraria al cavallerismo: los únicos oradores del acto fueron Binner y Estévez Boero.

b) la continuación de los esfuerzos de reunificación socialista. Esta segunda estrategia de acumulación del PSP pasaba por la continuidad de los esfuerzos tendientes hacia la unidad del socialismo argentino. Esta tarea histórica había sido retomada en los ochenta, antes de la victoria electoral en Rosario. El grupo histórico entendía que la victoria en Rosario serviría como impulso para esas iniciativas de unidad en curso. Hubo avances respecto de este objetivo:

98

Honestidad Trabajo y Eficiencia (HTyE): después de dos años en la Intendencia el PSP amplió la alianza que mantenía con el PSD sumando al Latorrismo, un desprendimiento del PDP. Ver Anexo I. 111

-

Rubén Giustiniani asumió la Vicepresidencia de la Unión Internacional de Juventudes Socialistas (IUSY), en octubre de 1991.

-

En septiembre de 1992, en Berlín, el socialismo después de 20 años vuelve a ser incorporado como miembro pleno del Congreso Internacional Socialista con voz y voto. Asistió por el PSP Estévez Boero.

-

En octubre de 1992, Estévez Boero es nombrado Vicepresidente

de

la

Coordinadora

de

Partidos

Socialistas de América Latina.

Los objetivos políticos de una y otra alternativa eran bien diferentes: avanzar hacia la constitución de un Partido Socialista unificado, en el cual el PSP podía ser hegemónico a partir de su desarrollo en la ciudad de Rosario. Por otro lado, en la opción impulsada por Cavallero, converger en un frente provincial apuntando a sumar especialmente a sectores peronistas, para ganar la Gobernación de Santa Fe.

La orientación de Cavallero hacia el Peronismo se vio reforzada por circunstancias propias de la gestión. Como se planteó en el capítulo 2, Cavallero debía negociar con el Peronismo a nivel local por su fuerte presencia en el Concejo Deliberante, y en los niveles provincial y nacional, porque el gobernador y el presidente eran de ese signo político. Los históricos atribuyen a Cavallero haber llevado la relación con el Peronismo y concretamente con el 112

Presidente Carlos Menem99 más allá de lo necesario para garantizarse la gobernabilidad y las obras públicas para Rosario. Cavallero asegura que puso siempre al partido al tanto de sus negociaciones. No se trata aquí de hacer un análisis de pureza de conductas; la situación estructural llevaba a que las diferencias se acumulen y profundicen. La concentración de poder en los cargos ejecutivos unipersonales que determina el presidencialismo argentino con sus correlatos provincial y municipal vuelven difusa la línea divisoria entre lo institucional y lo personal. Esa línea difusa interpretada desde una histórica disputa interna del PSP contribuyó a la divisoria de las aguas partidarias.

En la ley de lemas100 las estrategias de acumulación competitivas encontraron el mecanismo para evitar un juego de suma cero prematuro, puesto que restaban dos años de mandato en la Intendencia. La regla electoral les permitió a los grupos en competencia afrontar bajo un mismo lema las elecciones de 1993 y dilatar el conflicto por el control partidario.

La posibilidad de presentar más de una lista por cada partido evitó que el PSP dirimiera en elecciones internas los cargos para la general, o bien afrontase difíciles negociaciones para hacer confluir en una sola lista dos estrategias de acumulación política cada vez más diferenciadas. Un sublema se conformó con los funcionarios y concejales del partido que buscaban la reelección provenientes de los dos sectores internos; el otro era una expresión electoral 99

Uno de los ejes de la disputa fue la posibilidad de reelección presidencial. Cavallero apoyaba explícitamente la reelección de Menem: “no se puede negar esa posibilidad; después que sean los ciudadanos quienes decidan” Recordaba también que desde 1974 el PSP tenía elaborado un proyecto de Reforma Constitucional con reelección presidencial y Autonomía Municipal. 113

de la estrategia de acumulación política del intendente, que se expresaba en una lista de candidatos provenientes de entidades intermedias y vecinales.

Si bien la convergencia en un lema permitió dilatar el conflicto, el resultado electoral de 1993 fue muy positivo para el sublema que representaba a los históricos del partido y a los funcionarios y fue muy negativo para el sublema que encarnó la estrategia movimientista de Cavallero101. Este resultado electoral acentuó la pauta de no innovar en materia organizativa por parte de los históricos. Las elecciones resultaron ampliamente favorables al sublema de los funcionarios encabezado por el secretario de Salud del municipio, Hermes Binner. Obtuvo más del 33 por ciento de los votos y consiguió incluir 8 concejales. Mientras que el otro sublema, encabezado por la presidenta del Sindicato de Amas de Casa, Rita Colli, no alcanzó a consagrar ni un solo edil.

Pasada la elección se abrió una disputa entre Marengo y Binner por la presidencia del Concejo. Marengo se venía desempeñando como titular del Bloque de HTyE y era la espada cavallerista en el cuerpo deliberativo de la ciudad. El binnerismo indicaba que el máximo órgano ejecutivo del PSP, la Junta Ejecutiva Provincial, debía resolver a quién le correspondía la Presidencia del HCM. Los 8 ediles más cercanos a Cavallero ungieron a Marengo como titular del Concejo y los concejales binneristas dieron por fracturado el bloque por esa decisión. Argumentaron que los 9 miembros de la Junta Provincial del PSP decidieron que la Presidencia del HCM correspondía 100

Ver el Anexo I: La ley de lemas o doble voto simultáneo.

101

Ver el Anexo I.

114

a Binner. 17 seccionales sobre 21 propusieron a la JEP que la presidencia fuera para Binner.

Después de la disputa por la presidencia del HCM los dos sectores partidarios se lanzaron formalmente. Los “históricos”, en un plenario en el Círculo de Obreros Católicos, designan a Binner “coordinador” de la línea que bautizaron “PSP en movimiento”; Schroeder integra la conducción de siete miembros. Cavallero lanzó su sector interno con el nombre de “Amplitud y Participación”.

En abril del ‘94 Cavallero deja flotar la posibilidad de ir aliado con el PJ en la elección de gobernador de 1995, “yo soy socialista, al margen de los avatares, de las tácticas y estrategias para abordar un gobierno provincial; yo no voy a perder mi identidad de socialista, lo principal son los principios filosóficos; los medios se subordinan a la posibilidad de concreción de un programa práctico”. “Yo soy movimientista y en HTyE hay compañeros peronistas.” Binner le respondió que el PSP fijaría la política de alianzas, pero adelantó: “no comparto en nada que un sublema del PSP sea partícipe con otro sublema del PJ”. Estévez Boero salió también al cruce de Cavallero: “no podemos ser un sublema del PJ” por las diferencias con las políticas menemistas.

En junio el congreso del PSP decidió la alianza con el Frente Grande102. En el Congreso se evidenciaron las diferencias en forma áspera; el cavallerismo se retiró al momento de votar la política de alianzas, no impugnó el Congreso pero

102

Diario La Capital de Rosario 26/6/94 115

anticipó la búsqueda de alianzas con sectores del PJ y la UCR. El mismo mes se fijó fecha de elecciones internas en el PSP para el 14 de agosto de 1994.

116

IV.3.- Elecciones internas y fractura

Después de 22 años, por primera vez, participarían dos listas para elegir los 9 miembros de la Junta Provincial Partidaria: 6 por la mayoría, 3 por la minoría. Por la Secretaría General se enfrentaban Binner y Cavallero. En las primeras internas de la historia partidaria, el triunfo fue para la lista de los históricos con Binner a la cabeza.

Derrotado, el sector de Cavallero se desvinculó del partido, demostrando que las internas fueron en realidad una puja por el nombre y los atributos formales del PSP, puesto que ninguno de los dos grupos en pugna, tal como sus principales referentes lo reconocen, hubiera continuado en un partido hegemonizado por el grupo adversario.

Luego de la victoria de Binner el PSP avanzó en la política de alianzas con la centroizquierda clausurando cualquier posibilidad de acercamiento al PJ. El 16 de agosto de 1994 Guillermo Estévez Boero y Carlos Chacho Álvarez firmaron en Mendoza un acuerdo para la unidad del PSP y el FG que derivó en la conformación del FREPASO santafesino: Alberto Piccinini, Hermes Binner, Guillermo Estévez Boero, Lorenzo Domínguez y Alfredo Nogueras eran sus cabezas visibles.

Por su parte Cavallero armó un nuevo agrupamiento político: el Partido del Progreso Social (PPS) y sobre la estrategia de alianzas se declaró compatible 117

“con todo el mundo” menos los corruptos. Con el eco de la puja interna aún sonando en su cabeza, insistía con la dicotomía entre partido testimonial y “protagonistas de la historia”.

La fractura del sector cavallerista cerró un proceso en el que el PSP fue incapaz de articular los fines contradictorios que enfrentaba la organización. Más adelante se analizarán casos de partidos socialistas frente a dilemas organizacionales en los que la capacidad para dar respuesta a desafíos en principio contradictorios permitió el crecimiento y a la vez la profundización de los objetivos programáticos.

Con la escisión del cavallerismo un núcleo muy concentrado de la coalición decisional del PSP mantuvo un control amplio, resguardado por las reglas formales y el control de los órganos directivos del partido. En este aspecto el PSP no se transformó por el hecho de pasar a ubicarse en el gobierno, por el contrario el miembro del partido en ejercicio del Ejecutivo local veía cómo su margen de decisión seguía siendo tan acotado como antes de ocupar dicho cargo.

En relación a las bases, la coalición dominante mantuvo férreamente su capacidad de maniobra a partir de la forma organizativa adoptada y conservada. La evaluación de este aspecto remite a la consideración del dominio de una de las zonas de incertidumbre claves de la organización: el reclutamiento. Un manejo muy estricto de la membresía permitió a la coalición 118

dominante partidaria el mantenimiento del control total del partido y, por ende, de su capacidad de maniobra respecto de las bases partidarias103.

103

Ver el análisis del reclutamiento como “zona de incertidumbre”. 119

IV.4.- La persistencia organizacional del PSP

En el PSP la persistencia de las pautas organizacionales se impuso al radical cambio de contexto en el que se vio envuelto el partido. Este resultado no fue casual ni “natural” sino el efecto de procesos partidarios de definición del nuevo contexto,

y de determinación de oportunidades y amenazas para la

organización. Estos procesos, como se planteó en el marco teórico, fueron situaciones en las cuales los diferentes actores de la vida partidaria intentaron imponer su propia perspectiva.

Al poder en los partidos lo detentan quienes pueden controlar los ámbitos imprevisibles para la organización. La posibilidad de que alguna prestación vital para la existencia organizacional no sea satisfecha genera una “zona de incertidumbre”; aquellos que controlan esas zonas de incertidumbre o aquellos de quienes dependen esas prestaciones disponen de recursos de poder intrapartidarios. Hasta el último militante controla una zona de incertidumbre; al menos, la que genera su opción permanente acerca de continuar o retirar su apoyo a la organización. “Los recursos del poder son tendencialmente acumulativos: quien controla una cierta zona de incertidumbre104 tiene bastantes posibilidades de adquirir el control sobre las demás. ... . Sin embargo, por su propia naturaleza, el control sobre las zonas de incertidumbre

104

Panebianco apunta seis zonas de incertidumbre que son vitales para los partidos políticos: competencia, gestión de las relaciones con el entorno, comunicaciones internas, reglas formales, financiación y reclutamiento. 120

no puede ser monopolizado in toto por un solo grupo.”105 Esta característica del poder organizativo permite matizar las afirmaciones relativas al férreo control del PSP por parte del grupo histórico. Aún matizado, este control es una de las características fundamentales a la hora de explicar la evolución partidaria. El abordaje de diferentes zonas de incertidumbre permitirá observar con mayor detalle las formas de reproducción del poder dentro del PSP.

A.- Reglas formales: una zona de incertidumbre para resistir al cambio

Las reglas formales “fijan el campo de juego”, el terreno en el que se desarrollarán los conflictos, las negociaciones o los juegos de poder entre los actores partidarios. Las reglas requieren siempre interpretaciones; por tanto quien tiene la facultad de interpretarlas maneja una zona de incertidumbre de suma importancia. En toda organización hay reglas que han dejado de ser observadas y que están listas para ser vueltas a poner en vigencia, con lo cual quienes

deciden

estas

situaciones

administran

una

imprevisibilidad

organizativa.

Las reglas formales en el PSP tienden a la toma de decisiones monolíticas; son reglas para mantener una voz partidaria única. El PSP nunca enfrentó una interna con listas competidoras desde su creación en 1972 hasta 1994. El

105

Panebianco, A.: op.cit. 88 121

requisito de dos tercios para todas las instancias de decisión partidarias establecía un mecanismo de refuerzo de esta búsqueda de unidad interna106.

Esta zona de incertidumbre era un bastión de la coalición dominante del partido. Con el control de las reglas formales y con la mayoría de dos tercios en los órganos de decisión partidaria el grupo histórico se aseguraba el control de las decisiones partidarias. Una situación en la que este control fue desafiado se registró en la disputa por la Presidencia del Concejo Municipal entre los hombres más cercanos al intendente y la “línea histórica” que proponía a Hermes Binner. Como se reseñó un poco antes, los históricos sostenían la postulación con la Carta Orgánica Partidaria en la mano, dado que esta indicaba a la Junta Ejecutiva Provincial del PSP como el ámbito donde debían producirse este tipo de designaciones107. Allí la mayoría era para la línea “histórica”.

Como se evidenció en esta y otras situaciones, las reglas formales de la organización fueron una de las claves del control partidario por parte del grupo enfrentado con el intendente; y un mecanismo clave para bloquear las innovaciones. Ya se mencionó la queja de Cavallero acerca de este dispositivo: “Yo era el Secretario General y ellos eran 6 y nosotros 3 en la Junta Provincial, ellos resolvían y yo era el vocero de lo que resolvían.”

106

El valor de las reglas formales es muy claro en la percepción de todo militante: las reglas están guardadas y nadie las recuerda hasta que sirven para zanjar una discusión en la cual el consenso se viene demorando.

107

Diario La Capital 4/12/93. 122

Más aún, Cavallero imaginaba que el dominio sobre los mecanismos de decisión formales del partido le imposibilitaban desafiar, aún ganando las elecciones internas, el dominio de los históricos: “... si llegábamos a ganar la interna en la Provincia [de Santa Fe] ellos nos intervenían con los dos tercios del nivel nacional.” Más allá de la probabilidad o no de que esta hubiera sido la decisión del partido en esa eventualidad, es sugestiva la suposición de Cavallero sobre el poder de los dos tercios para evitar decisiones no deseadas por el núcleo universitario.

Este dominio inclusive tenía sus propios mecanismos de autoconservación: “Ellos [la fracción universitaria o histórica] tenían tres de los cuatro miembros de la Junta Electoral. La justicia, sin tener las fichas de afiliación, les acepta un padrón electoral.” Desafiar la regla, aún para una figura partidaria que había acumulado tanto poder como el Intendente, podía llevar a la situación extrema de expulsión: “Nos empezaron a citar al Tribunal de Disciplina según el artículo 4 del Estatuto (inconducta grave).”

La unanimidad del partido o se transformaba frente a las divergencias o generaba la fractura por la imposibilidad de confederar a la facción naciente.

El tipo de relaciones que propiciaba la organización socialista imposibilitaba los planteamientos en disidencia. Ya se reseñó el sistema de sanción informal de de quienes no se encuadran con la línea que “baja” el partido. La estigmatización de quienes insisten en actitudes diferenciadoras tornaba muy complicada la reabsorción de quienes toman el camino de la disidencia interna. 123

Cavallero alentaba a la militancia socialista hacia la disidencia y la transformación del partido: “no tengamos miedo; el miedo a disentir impide el debate de ideas y mata la creatividad”. Aseguraba que “un partido es una herramienta de cambio que a su vez cambia con el contacto con la realidad”108.

Pero la coalición dominante del PSP permaneció impermeable a influencias o incorporaciones de actores de cualquier extracción. Cuando en 1992 produjo, de manera voluntaria y controlada, su renovación generacional, esta tendencia se exacerbó aún más. En los noventa la coalición dominante seguía siendo completamente interna al partido, es decir que todos sus integrantes obtenían su poder del rol que desempeñaban en la organización. El férreo manejo de las reglas y de la mayoría en los órganos formales del partido fueron mecanismos inalterables de esa dominación.

108

Discurso en el acto de HTyE en Sportivo América, 20 de marzo de 1993. 124

B.- El reclutamiento socialista, una forma de reproducción de las pautas organizacionales

El reclutamiento es el conjunto de decisiones sobre quiénes pueden entrar o no a formar parte de la organización, sobre quiénes ascienden en la jerarquía y sobre qué requisitos se requieren para ello. Quienes deciden estas cuestiones disponen de recursos de poder fundamentales en la organización.

Como ya se señalara al tratar la organización partidaria, la base universitaria de reclutamiento era la más difundida. A partir del trabajo en las universidades el partido buscaba extenderse a los barrios a partir de grupos de las universidades que trabajaban en las bibliotecas, clubes y demás entidades barriales.

De ese contacto de la militancia universitaria con otros sectores surgieron dirigentes barriales y sindicales afines al socialismo popular. Sin embargo, no hay ejemplos de personas en cargos partidarios o de gestión claves que provengan del PSP y tengan otro reclutamiento que el universitario. Esto muestra que el partido ya no era solo la agrupación de universitarios pero al mismo tiempo se demuestra la capacidad de control sobre el reclutamiento que ejercían los universitarios.

Esta fue una de las áreas de incertidumbre en las que la posición de mayor poder institucional generó las tensiones internas más agudas. El reclutamiento fue una de las líneas de disputa más enconadas entre el partido y el intendente 125

Cavallero. La línea histórica criticaba a Cavallero los intentos de afiliar gente sin militancia previa; por el contrario, insistían en mantener la idea original del PSP de afiliar a quienes mostraran un compromiso y un trabajo durante un tiempo previo. En varios pasajes de las entrevistas a militantes barriales quedó evidenciada la crudeza de la pelea por el reclutamiento y el celo del partido para evitar que el Intendente bajase el umbral de admisión: “Cavallero con su figura tan fuerte se fue rodeando de personas que le decían que sí y eso le fue dando una debilidad política muy grande. No era el más político el que se quedaba con él, era gente acostumbrada a la prebenda o al clientelismo; y compañeros del partido que ya no pensaban con cabeza propia. Nosotros teníamos... compañeros que veníamos de una formación universitaria y que habíamos tenido mucha militancia en los barrios; fuimos a los distintos lugares revirtiendo esa situación.”109

Por su parte, los dirigentes del PSP también justifican el umbral alto de admisión: “El crecimiento de una estructura política socialista debe pensarse en calidad y cantidad; son dos cosas inseparables porque el socialismo implica un compromiso mayor que el populismo en la administración de la cosa pública. Es una cosa cualitativamente diferente; entonces los mecanismos de admisión deben ser diferentes.”110

Cavallero y los dirigentes que lo acompañaron en la escisión partidaria de 1994, tuvieron una visión distinta respecto de esta característica: “La posición 109

Entrevista a militante del PSP.

110

Entrevista a Juan Carlos Zabalza

126

nuestra era de incorporación de la gente con mucha más facilidad de lo que se hacía en el PSP. Nosotros teníamos tendencia a la organización de los trabajadores y a una apertura mayor del partido, mientras que los del PSP hacían una diferencia muy significativa entre lo que era el militante, una cosa distinta, y la sociedad; desde mi punto de vista era mucho más elitista como concepción política. Siguieron exigiendo para ser activista del partido un umbral altísimo y lo captaban a través de la universidad. “111

El reclutamiento universitario estuvo en manos de los históricos y Cavallero y su grupo solo tenían ascendiente sobre el grupo estudiantil que se formó en la Regional Rosario de la Universidad Tecnológica Nacional; inclusive alguno de estos militantes emigraron del PSP al fracturarse. Como se señaló un poco antes, este control del reclutamiento se reforzaba con el control sobre la Junta Electoral partidaria.

A partir del control sobre el reclutamiento, los históricos mantuvieron las pautas preexistentes a la victoria electoral. De este modo la transformación en partido de gobierno no alteró la pauta de reclutamiento de umbral alto de manera sustantiva. El partido quedó a salvo de los “arribistas” pero también privado de las bases sociales que le hubieran permitido gravitar decisivamente en la política provincial.

111

Entrevista a Ricardo Marengo 127

La zona de incertidumbre relativa al reclutamiento pudo ser controlada fuertemente por los históricos y de ese modo resistieron los esfuerzos de cambio. Sin embargo en otras zonas de incertidumbre el control no resultó tan factible para dicho grupo; es el caso de las relaciones con el entorno.

128

C.- Relaciones con el entorno una ventana de oportunidad al cambio

El entorno es la principal fuente de incertidumbre, el control de las relaciones con el entorno es por ende uno de los factores de mayor poder en la organización. El juego de alianzas con otras organizaciones, la agenda de cooperación o conflicto con ellas son algunas de las tareas de gestión de relaciones con el entorno que algunos actores asumen por el partido. “Quienes desempeñan esas tareas se encuentran en la posición llamada “secante marginal”, y “participa de hecho en dos sistemas de acción, uno en el interior de la organización y otro constituido por la relación entre la organización y el entorno.”112

La política de alianzas fue una de las cuestiones más orgánicamente debatidas por el partido a lo largo de toda su historia. Cada movimiento en este sentido fue cauteloso y legitimado en el seno de los congresos partidarios. Como se detalla en el tratamiento de la evolución programática del PSP, el partido en un principio buscó confluir en frentes populares, hasta que se orienta a la búsqueda de la reunificación del socialismo y cambia la conceptualización de los partidos Justicialista y Radical de partidos populares a partidos tradicionales. Siempre estos movimientos se dieron con el tiempo suficiente para que el partido debatiera internamente las decisiones y las inscribiera en reformulaciones del diagnóstico político.

112

Panebianco, A.: op.cit. 85. 129

Antes de la gestión de gobierno Guillermo Estévez Boero era quien tenía bajo su control esta zona de incertidumbre generada por las relaciones con el entorno. Aún con el PSP en el gobierno local rosarino, Estévez Boero desempeñaba la Vicepresidencia de la Coordinadora de Partidos Socialistas de América Latina y representaba al PSP en el Congreso de la Internacional Socialista. Es decir mantenía las relaciones con uno de los ambientes privilegiados por la estrategia partidaria: el del socialismo nacional e internacional.

Cavallero tenía una trayectoria partidaria en la que había desempeñado roles que le confirieron responsabilidad en la relación con otras organizaciones: en el MAPA había sido encargado del frente gremial, barrial y del interior de la provincia de Santa Fe. Pero esta vez la posición de Cavallero, al frente del ejecutivo municipal, desequilibraba en su favor las relaciones con el entorno; y éste estaba dominado por el Justicialismo. El peso específico de su cargo como jefe comunal rosarino y su estilo personalista provocaron que, a través suyo, diferentes actores entablaran o al menos intentaran entablar relaciones con el partido. Esto le dio a Cavallero capacidad de control sobre una de las zonas de incertidumbre más delicadas de los partidos políticos en general y del PSP en particular. Cavallero tenía clara la tensión a la que esta situación lo exponía frente al partido y, hasta cierto punto, buscaba morigerarla pero sin dejar de desempeñar el poder que su situación de “secante marginal” le otorgaba. En este sentido buscó la aquiescencia partidaria para acercarse al entonces presidente Menem, con quien tenía una relación informal previa, argumentando los beneficios de esa relación para la gestión del municipio. 130

Cavallero comentaba al respecto: “Es verdad que vi los partidos del Mundial ‘90 de Fútbol con Menem. Pero le consulté a Guillermo Estévez Boero sobre si quedarme o no, después del acto de inauguración de un Monumento a Malvinas en Capital, para ver el Mundial y Guillermo me dijo que fuera. Al partido lo ponía en conocimiento de todo y en algunas reuniones he ido acompañado por máximos dirigentes. A Bauzá [Ministro de la Nación]

lo

llevaba a ver los hospitales con Binner, el millón que nos dio se lo pasé a Salud Pública. Cuando vino Kohan [Ministro de la Nación] lo llevé con Binner y Schroeder.” En la declaración queda claro que Cavallero buscaba el aval partidario pero reteniendo para sí la iniciativa.

Cavallero buscó la proyección de su figura en foros municipalistas. Rosario pasó a ser sede frecuente de las reuniones de la Federación Argentina de Municipios de la cual el intendente rosarino asumió la Vicepresidencia. En julio de 1992, Cavallero es electo en Valladolid Vicepresidente de la Organización Iberoamericana de Cooperación Intermunicipal (OICI). En octubre de 1992 Rosario ingresa a la Federación Mundial de Ciudades Unidas (FMCU), organismo no gubernamental consultivo

ante la Unesco

y el Consejo

Económico y Social de la ONU.

Esta fue una de las búsquedas de crecimiento político de Cavallero: el armado de una “liga de intendentes”. Mientras tanto Estévez Boero aparecía abocado al incremento de la influencia del PSP dentro de los Foros socialistas internacionales. 131

Esta situación generó una fuerte transformación en la forma en que el PSP establecía las relaciones con el entorno. El partido vio desbordado su mecanismo de procesamiento de estas decisiones por el abrupto aumento de los intercambios con otros actores políticos y sociales. En la etapa de la intendencia al socialismo popular se le volvió a plantear un viejo tema: la relación con el Peronismo. Pero esta vez no era de manera teórica, como en viejas discusiones partidarias113, o de manera testimonial, como cuando instruyó a sus representantes en el Colegio Electoral votar por el candidato justicialista Ítalo Luder; en esta oportunidad la relación con el Peronismo le exigió tomas de posición con efectos políticos concretos. Aquí Cavallero jugaba un rol fundamental, uno que el grupo histórico no estuvo dispuesto a confiarle. Cavallero históricamente había representado la posición más afín al Justicialismo dentro del PSP. Al asumir la Intedencia en un contexto institucional, como se dijo, dominado por Justicialismo, los intercambios entre esa fuerza política y el intendente lógicamente se incrementaron. El sector histórico del PSP definió esta situación como una amenaza para el PSP y no como una oportunidad114.

La redefinición de las relaciones del PSP con el Partido Justicialista se daba en el mismo momento en el que dicho Partido estaba transformándose profundamente: desde la asunción presidencial de Carlos Menem en 1989, el

113

Ver Capítulo VI.

114

Ver Capítulo VI.5.- Socialismo en tiempos de Menemismo.

132

Justicialismo pasó de las posiciones nacional populares que lo habían caracterizado históricamente hacia otras de raíz neoliberal115.

115

Sobre las transformaciones del Partido Justicialista en los noventa se puede consultar, entre otros: VV.AA.: Peronismo y Menemismo, ed. El Cielo por Asalto, mayo 1995; Levitsky, Steven: Organization and labor based party adaptation. The transformation of Argentine Peronism in Comparative Perspective, en World Politics 54, octubre de 2001; Martuccelli, Danilo y Svampa, M.: La plaza vacía. Las transformaciones del Peronismo, Losada, Buenos Aires, 1997; Palermo, V. y Novaro, M.: Política y Poder en el Gobierno de Menem, Flacso – Norma, Buenos Aires, 1996. 133

D.- Competencia

La competencia es otra zona de incertidumbre en la que el PSP tuvo que enfrentar los desafíos del cambio. La competencia es el poder que adquiere el experto, derivado de la experiencia en el manejo de las relaciones político– organizativas internas y externas. Los demás actores organizativos reconocen a algunos las cualidades de idoneidad para ciertos roles. Es un recurso de poder nacido en la convicción de los participantes de que sin esa específica competencia en algunos de sus miembros, la organización se hallaría en dificultades.116 En el caso del PSP, la restricción de la actividad política a escaso tiempo de su fundación determinó que fuesen muy pocos los miembros a los que internamente se les podría reconocer esta capacidad. Desde 1983 en adelante, con la apertura de la vida política, los pesepistas tendrían dos ámbitos principales en los que adquirir competencia para el manejo político organizativo: la propia estructura partidaria y la organización partidaria en las universidades, especialmente en la Universidad Nacional de Rosario (UNR) donde, en 1988, logró el control de la Federación Universitaria a través del Movimiento Nacional Reformista. Además tenía como autoridades de varias facultades a integrantes del socialismo y a través de la fuerte presencia en todos los claustros había logrado ubicar en el gobierno de la UNR a gente del partido. Si se tiene en cuenta la escasa presencia institucional del PSP en cargos

electivos

generales,

la

adquisición

de

competencias

pasaba

fundamentalmente por el ámbito universitario. Esto se vería reflejado en la

116

Panebianco, A.: op.cit. 84 – 85. 134

reestructuración partidaria de 1992 en la que se produce una abrupta renovación generacional de la que resulta una Mesa Ejecutiva con un promedio de 37 años de edad.

En cuanto a experiencias de gobierno el socialismo popular había contado con dos intendencias propias en la Provincia de Santa Fe, las de Casilda y Las Parejas, que compartían la característica de haber sido sostenidas durante un solo período de gobierno, de manera que tampoco dieron lugar a una formación importante de cuadros en la gestión local. De todas formas, el intendente de Casilda desempeñó luego funciones de gobierno en el gabinete socialista de Rosario.

En esta zona de incertidumbre la gestión no podría sino aumentar las tensiones intrapartidarias puesto que una administración de la magnitud de la municipal en la ciudad de Rosario abría oportunidades simultáneas para la adquisición de competencias a un número considerable de integrantes del partido. Estas tensiones son más probables cuando se trata de un partido en el que no existen reglas para evitar la permanencia en los cargos. Es cierto que estas reglas de rotación no están justificadas en períodos donde la mayor dificultad pasa por conseguir miembros aptos para el desempeño de los cargos que obtiene el partido. Pero estas reglas favorecen la distribución del poder y la renovación de los liderazgos cuando llegan, como le llegaron al PSP, tiempos de sostenida permanencia en el gobierno.

135

E.- Financiamiento

Quienes controlan los canales de afluencia de dinero controlan un recurso vital para el partido. El partido puede tener una sola fuente de financiación o muchas; si la fuente es única el control puede estar en manos de terceros externos al partido que lo condicionan; si las fuentes son múltiples los encargados de la recaudación dentro del partido son quienes obtienen poder a través del manejo de esta zona de incertidumbre.

El acceso a recursos antes de la gestión de gobierno se hacía “a pulmón”; los militantes socialistas vendían “pastelito y café” en los mismos barrios y es la imagen que primero evocan los entrevistados cuando se les pregunta por el financiamiento partidario de los primeros años. Pero también hay que tener en cuenta otras formas de acceso a recursos menos comentadas: las provenientes de la política estudiantil universitaria: algunos menores como la venta de apuntes, peñas, etc. que era “reinvertidos” y/o “redistribuídos” entre las propias agrupaciones de facultad. Pero también las derivadas de los lugares institucionales que esa política pone en manos partidarias. Por esto hay que destacar la importancia del MNR para el partido en términos materiales puesto que la Universidad le permitía una llegada a recursos mayores que los accesibles en otros ámbitos.

Por supuesto que en las primeras épocas de la vida partidaria el poder de la fracción universitaria no se asentaba principalmente en recursos materiales; 136

por el contrario hay que buscar en la capacidad de distribución y valoración117 de incentivos colectivos la clave de ese poder.

Se comentó antes que los integrantes de las agrupaciones orgánicas de cada Facultad aportaban económicamente al Partido. La agudización de la crisis económica relajó esta práctica, pero al mismo tiempo la financiación partidaria obtuvo nuevas fuentes a partir del triunfo en la Municipalidad. El incremento de la presencia institucional del partido, tanto en la Universidad Nacional de Rosario como en cargos parlamentarios fue cambiando el origen del financiamiento partidario desde el predominio de los aportes voluntarios y el producto de las actividades voluntarias hacia el financiamiento vía estatal.

¿Cómo se sostuvieron campañas electorales con presencia mediática, inclusive televisiva como las de 1985 y 1987118? No es una pregunta de fácil respuesta; las que brindan los entrevistados no terminan de cerrar una cuenta de acuerdo a los egresos que presuponen campañas mediáticas masivas en una ciudad de un millón de habitantes119. Como señala Morlino: “En ausencia

117

Para esto ver distribución de incentivos colectivos y selectivos.

118

En esta última algunos sectores del PJ acusaban al socialismo de recibir financiamiento de la Internacional Socialista, lo cual no habla tanto de la procedencia de los recursos como de su existencia.

119

“El partido tiene dos formas de financiamiento: el 20 por ciento que ponen todos los funcionarios del partido en cualquier lugar de la República; todo el que sea legislador o funcionario pone el 20 por ciento de su sueldo al partido; y las actividades en los barrios que tienen que ver con la realización de empanadas, de pastelitos, de peñas, de choripaneadas, etc. que se hacen y que, aunque sean cifras pequeñas, van permitiendo mantener locales y viva la presencia del socialismo.” Pregunta: Para campañas electorales en las que hay publicidad televisiva... Lo que te dije, porque lo que te dije permite ahorrar. Segundo rifas, todos los años hacemos rifas de automóviles que tienen un precio alto; comidas con una tarjeta alta, sobre todo cuando hay elecciones de Ejecutivo que son las que más concitan la atención; ésa es la forma, no hay 137

de leyes para la subvención estatal de las campañas, los montos de dinero empleados por las actividades partidarias es muy difícil de determinar”. Señala también que las prácticas de financiamiento informal no reguladas hacen más difícil calcular el monto.”120 La mención a los créditos pedidos contra futuras dietas de concejales o legisladores explica otro poco el financiamiento, pero sigue siendo un tema parcialmente oculto.

Aunque es difícil estimar qué incidencia tuvieron en el financiamiento global de la actividad partidaria, hay indicios de contribuciones de algunos miembros a costa de su patrimonio personal: “yo tengo menos patrimonio que cuando empecé la función pública; los campos que heredé en Las Parejas los vendí todos. No solamente hemos sido socialista, lo hemos demostrado.”121

Esto hace pensar en un cambio de peso en el manejo del área de incertidumbre que constituye el financiamiento de la organización. Este paso de aportes del propio peculio a una organización que se financia por sus recursos institucionales, es uno de los cambios que conduce del partido como “sistema de solidaridad” al partido como “sistema de intereses”.

otro financiamiento del partido. Después hemos sacado créditos, a cuenta de ingresos, por ejemplo sacábamos un crédito con un cálculo de que entrábamos X cantidad de concejales y que cada concejal iba a poner tanto...” (Fragmento de la entrevista a un dirigente y actual funcionario del socialismo popular.) 120

Morlino, Leonardo: Democracy Between Consolidation and Crisis, Oxford University Press, 1998, p. 184.

121

Entrevista a Héctor Cavallero. 138

F.- Balance del cambio en las zonas de incertidumbre.

El balance de los cambios producidos en las diferentes áreas de incertidumbre organizativa, permitirá reconstruir la distribución de poder en el partido antes y durante el gobierno y analizar la persistencia y el cambio organizativo del partido:

a.- Reglas formales

Antes del gobierno: férreo dominio de las reglas formales y de la mayoría en los órganos formales del partido por parte del grupo “histórico”.

En el gobierno: Sin cambios: las reglas formales de la organización siguieron bajo control del grupo histórico enfrentado al intendente.

b.- Reclutamiento

Antes del gobierno: Reclutamiento estrictamente universitario, con un umbral alto de admisión.

139

En el gobierno: Cambios bloqueados: hubo intentos de Cavallero de abrir la afiliación bajando las exigencias del partido para reclutar miembros. El partido evitó que el Intendente bajase el umbral de admisión.

c.- Relaciones con el entorno

Antes del gobierno: Guillermo Estévez Boero era quien tenía bajo su control las relaciones con el entorno.

En el gobierno: Estévez Boero mantenía las relaciones con el socialismo nacional e internacional. Sin embargo, la posición de Cavallero, al frente del ejecutivo municipal, desequilibraba a su favor las relaciones con el entorno, especialmente con el Justicialismo que dominaba los contextos institucionales en los que se desenvolvía la gestión municipal. Esta situación generó una fuerte transformación en los modos en que el PSP se relacionaba con el entorno: el partido vio desbordado su mecanismo de procesamiento de estas decisiones por el abrupto aumento de los intercambios con otros actores políticos y sociales.

d.- Competencia

Antes del gobierno: la restricción de la actividad política al momento de su fundación determinó que muy pocos miembros aquiriesen competencias. 140

Desde 1983 en adelante los pesepistas tendrían dos ámbitos principales en los que adquirir competencia: la propia estructura partidaria y la organización partidaria en las universidades.

En el gobierno: una administración de la magnitud de la municipal en la ciudad de

Rosario

abrió

oportunidades

simultáneas

para

la

adquisición

de

competencias a un número considerable de integrantes del partido.

e.- Financiamiento

Antes del gobierno: el financiamiento partidario de los primeros años procedía de los militantes que vendían “pastelito y café” y del MNR, puesto que la Universidad le permitía una llegada a recursos mayores que los accesibles en otros ámbitos; y de las contribuciones personales de miembros del partido.

En el gobierno: El descuento directo del sueldo de los funcionarios municipales del partido pasa a ser una fuente de financiamiento estable y constante. No solo es un cambio cuantitativo, es decir, percepción de mayores ingresos, sino cuantitativo: el financiamiento del partido deja de ser un financiamiento militante y pasa a ser un financiamiento producto de la profesionalización de sus cuadros.

141

Zona de incertidumbre a.- Reglas formales

Sin cambios.

b.- Reclutamiento

Sin cambios.

c.- Relaciones entorno

con

Tipo de cambio

el Se incrementó la complejidad: más actores externos relacionándose con el PSP y más actores partidarios involucrados en relaciones con actores externos.

d.- Competencia

Se amplió la cantidad de miembros del PSP “con credenciales”.

e.- Financiamiento

Se desarrolló una nueva forma de financiación, más centrada en el Estado y más dependiente de la profesionalización que de la militancia.

Un cambio fundamental en el contexto y en las relaciones de poder intrapartidarias está dado por la existencia de una estructura “paralela” a la de la organización partidaria. El control del Estado Municipal permitió a un grupo del PSP avanzar en el control sobre algunas zonas de incertidumbre partidaria. Desempeñando cargos aumentaron su competencia, se ocuparon de la gestión de las relaciones con el entorno, y accedieron a fuentes de financiación más nutridas que las que había dispuesto con anterioridad el Partido.

Sin embargo hubo dos áreas de incertidumbre que no fueron modificadas por el cambio de contexto; dos áreas en las cuales el dominio de recursos institucionales derivados del estado municipal no se tradujo directamente y fueron claves para la evolución partidaria. Son dos zonas de incertidumbre que tuvieron particular relevancia en los procesos internos cuyo desenlace fue la fractura de 1994: las reglas formales del partido y el reclutamiento. De estas 142

zonas de poder organizacional se valió la fracción enfrentada al oficialismo municipal para desequilibrar en su favor el equilibrio de poder intrapartidario.

Sin el control de estas zonas de incertidumbre la acumulación de poder de Cavallero y su grupo resultó insuficiente para producir cambios en la organización partidaria. Por el contrario, el grupo histórico conservó las formas organizativas tradicionales del PSP y logró imponerse internamente a Cavallero. Al mismo tiempo el partido pudo aprovechar la experiencia municipal para cambiar sus pautas de financiamiento; en el paso a partido de gobierno se profesionalizó y logró la formación de cuadros a partir del desempeño de cargos públicos.

La zona de incertidumbre que adquirió mayor complejidad en el período fue la de las relaciones con el entorno. En esta área del poder organizacional, el grupo histórico no podía evitar que Cavallero ocupe el rol de secante marginal. Su actividad como intendente le daba posibilidades y a la vez le exigía ampliar su arco de relaciones. En este espectro era clave el Justicialismo. Cavallero implicaba al PSP en numerosos intercambios con este partido, al mismo tiempo que el ritmo de procesamiento de las decisiones aumentaba. De este modo el control del área de incertidumbre se tornaba difícil para el grupo histórico y fue el área en la que Cavallero acumuló mayor poder. Pero los históricos privilegiaron otra serie de relaciones que las entabladas por Cavallero con sectores del Justicialismo y al tiempo la posición de secante marginal del intendente se transformó en una posición de exterioridad respecto del partido. 143

V.- Dilemas organizacionales del PSP

V.1.- Metas externas – intereses particulares

Los partidos políticos enfrentan una serie de tensiones internas debido a la propia naturaleza organizacional. Una de las tensiones a las que mayor atención le han prestado los estudios políticos es la que se produce entre la organización que existe para la concreción de metas externas y la organización que existe para que sobrevivan los intereses particulares de quienes la componen.

Michels describió a la Socialdemocracia alemana como una organización que “sustituyó” su meta original, la implantación del socialismo, por una meta nueva: la propia supervivencia como organización. Pero no siempre la estructura de la organización tiende a la supervivencia autorreferencial. “Décadas más tarde [a la ley de hierro de la oligarquía de Michels], John May formalizó un argumento diferente sobre cómo la estructura partidaria condiciona las políticas del partido. May partió de la idea de que los miembros activos del partido están motivados, en primer lugar, por los ideales del partido, por lo que demandarán políticas relativamente más extremas que las favorecidas por los votantes del partido, por los miembros inactivos o por los funcionarios partidarios.” (Se trata de la “Ley especial de la disparidad curvilinear”). Mientras que Michels estaba preocupado por las formas en las 144

cuales la estructura partidaria podía habilitar a las elites para comprometer los ideales partidarios, May estaba preocupado por las circunstancias en las cuales la estructura partidaria impide a las elites comprometer los ideales. May concluyó que los partidos “no necesariamente actúan como maximizadores de votos downsonianos, si sus estatutos otorgan control programático a los activistas del partido.”122

Panebianco también propone ir más allá de la idea evolutiva de Michels apelando a la “articulación de los fines” en las organizaciones políticas. De allí que más que una evolución de un estadio a otro, los dos fines, supervivencia organizacional y metas externas, conviven permanentemente; puede evaluarse cuál es la posición del partido respecto a ellos en cada momento de su historia.

Los partidos realmente existentes se encuentran en algún punto entre dos tipos ideales: el del Modelo racional, en el que el objetivo es la realización de la causa común u oficial; y el modelo del sistema natural, en el que el objetivo es la propia supervivencia y el equilibrio de los intereses particulares.

¿A qué distancia de estos polos se encontraba el PSP antes de asumir el gobierno rosarino y hacia dónde se desplazó una vez que se ubicó en el gobierno?

122

Scarrow p. 12 – 13. 145



Antes de la experiencia de gobierno

Antes de ser gobierno el PSP ya había extendido su estructura territorial por toda la ciudad de Rosario y había comités socialistas en todas las seccionales. A su vez tenía presencia en todas las Facultades de la Universidad Nacional de Rosario y en la Regional Rosario de la Universidad Tecnológica Nacional. Este despliegue del PSP como “asociación voluntaria” era significativo respecto de su estructura rentada, bastante más acotada: recién en 1987 el PSP ingresó un diputado al Congreso de la Nación, el Bloque de concejales en la ciudad de Rosario contaba sólo tres integrantes y la mayor inserción institucional de sus miembros se daba en la Universidad Nacional de Rosario.

En síntesis, desde su creación el PSP estuvo conformado mayoritariamente por estudiantes y graduados universitarios que no tenían a la actividad política como profesión. El predominio de integrantes voluntarios, la ausencia de una burocracia extendida y de una dirigencia partidaria que viviese exclusivamente de la política acercan al partido al modelo racional mucho más que al sistema natural, entendiendo a este último como ‘organización que existe para preservar intereses particulares’.

Esta caracterización del partido no implica que no hubiera miembros con intereses ligados a la detentación de cargos. En particular esto se registraba, se ha dicho, en el ámbito de la Universidad Nacional de Rosario donde a lo largo de los ´80, el PSP logró insertar a sus miembros en cargos rentados a partir del ejercicio político universitario en todos los claustros. A partir de esa 146

militancia universitaria estableció una suerte de spoil system

en pequeña

escala123.

Si bien es claro que, antes de la experiencia de gobierno, el PSP podría difícilmente ser caracterizado en términos de grupo interesado en el poder por el poder, es decir como “sistema natural”; la caracterización cercana al modelo racional no excluye diferencias intrapartidarias respecto de la estrategia de acumulación de poder que debía darse el partido. Eso quedó de manifiesto frente a la oportunidad electoral de 1989.

La oportunidad electoral de 1989 fue un “shock” exógeno para el PSP y un desafío del ambiente a la estabilidad partidaria; el desafío consistía en estar por primera vez frente a una victoria electoral accesible, con el subsiguiente desafío implícito en esa victoria: el de la gestión municipal. Frente a ese reto la historia partidaria dividía aguas entre dos grupos: quienes alentaban al triunfo electoral y quienes planteaban un “crecimiento orgánico” consistente en hacer una buena elección pero sin llegar a la victoria fortuita, como la que finalmente lo llevó a la Intendencia de Rosario en 1989. El sector ligado al candidato y luego intendente, Héctor Cavallero, alentaba el triunfo electoral. Otras voces sostenían el “crecimiento orgánico” y planteaban la conveniencia de obtener un buen resultado sin llegar a una victoria temiendo que esta comprometería todo

123

Esta situación de sostenimiento de miembros de un partido “distante” del Estado a través de su inserción en una agencia estatal como la universidad pública muestra hasta qué punto es atendible la caracterización de cartel parties de Katz y Mair (Katz, Richard y Mair, Peter: Changing Models of Party Organization and Party Democracy, en Party Politics, Vol. 1 Núm. 1. 147

el esfuerzo partidario en la gestión de la crisis rosarina124. Por el contrario, un buen resultado electoral en Rosario sin llegar a la victoria, argumentaban, permitiría al PSP liderar el proceso de unificación del socialismo argentino.

Este tipo de disenso estuvo en el centro de las tensiones partidarias que desembocarían en fractura cinco años más adelante. En el año 1994 el proyecto de un sector del partido de buscar “en serio” la Gobernación provincial, no logró el consenso partidario y desembocó en la separación del partido de quienes lo impulsaron.

Ahora bien, el debate entre quienes pretendían el avance electoral masivo y quienes planteaban el crecimiento orgánico, ¿puede entenderse como un debate entre quienes preservaban las metas oficiales de la organización y quienes buscaban poder por el poder? No parece apropiado etiquetar a quienes pretendían la victoria electoral como “orientados al poder” y a quienes no propiciaban el triunfo como "orientados a metas”, puesto que podría plantearse que se trataba de dos formas diferentes de disputar la hegemonía partidaria y por tanto incluir a todos los actores partidarios en una puja de poder por poder125.

Al mismo tiempo, se podría incluir a todos los actores en la

categoría “orientados a metas” si se considera que lo que cada grupo proponía

124

La crítica situación de la ciudad para la época de las elecciones se describe en el capítulo II: Victoria sorpresiva, éxito gubernamental y fractura partidaria.

125

Aquí viene bien recordar lo que han planteado algunos autores respecto a los partidos: son sistemas políticos en sí mismos; por tanto la orientación al poder no sólo puede detectarse desde el partido hacia afuera, sino que pueden existir actores interesados en el poder por el poder dentro de la organización. 148

era la estrategia que consideraba más conveniente para “avanzar al socialismo”.

¿Cómo ubicar al PSP en la línea que separa al modelo racional del sistema natural? Antes del gobierno el PSP no tenía las características “típicas” de las organizaciones interesadas principalmente en su supervivencia por intereses particulares de sus miembros. Básicamente porque la organización no tenía extendida una red de cargos que desequilibrara en favor de intereses particulares las relaciones de poder internas. Antes de la gestión municipal predominaba la dimensión “asociación voluntaria” respecto de la dimensión burocrática del partido.

¿Cómo se transformó el partido en relación a la tensión entre modelo racional y sistema natural a partir del desempeño gubernamental?

El PSP registró transformaciones como partido de gobierno que lo llevaron a desplazarse hacia el tipo ideal del sistema natural, dado que creció, en términos absolutos y relativos, el sistema de intereses particulares. Esto se tornó visible en, al menos, dos formas: la profesionalización y el aumento de la complejidad organizativa.



Profesionalización:

Ricardo Marengo expuso un ejemplo del imperativo de profesionalización política al que se enfrentaban los miembros del partido. Lo ejemplificó a partir 149

de su propio caso: “Yo soy bioquímico, fui concejal por primera vez en el 87, hasta el 89 que ganó Cavallero [la Intendencia] yo era concejal y bioquímico y podía hacer las dos cosas bien; a partir del 89 no pude ser más bioquímico porque era el presidente del bloque oficialista más chico del mundo. Las 24 horas del día no me alcanzaban y [...] yo tenía que conseguir la legislación que le permitiera gobernar a Cavallero; esa era mi tarea.”126

Ejemplos como este hubo muchos. La tarea de gestionar un municipio extenso como Rosario requirió la profesionalización de cientos de miembros del partido que pasaron a integrar las filas del funcionariado local.



Aumento de la complejidad organizativa:

En 1992 Guillermo Estévez Boero dejó la Secretaría General de la Mesa Ejecutiva del Comité Nacional que ocupaba desde 1974 y lo sucedió Rubén Giustiniani. El nuevo secretario y la nueva Mesa Ejecutiva tienen un promedio de 36 años de edad, lo que da cuenta del recambio generacional que produjo el PSP para esa época. Los dirigentes de más edad del partido integraron una Comisión de Acción Política127. La decisión de acompañar la sucesión de las figuras fundadoras del PSP por una generación más joven con la inclusión de los pioneros en una Comisión de Acción Política es una opción por el incremento de la complejidad organizativa del partido. 126

Entrevista a Ricardo Marengo, presidente del Bloque de concejales de la U.S. y presidente del Concejo Municipal durante la gestión de Cavallero.

127

Héctor Cavallero, Guillermo Estévez Boero, Juan Carlos Zabalza, Ernesto Jaimovich, Carlos Constenla, Rodolfo Succar, Miguel Godoy, entre otros. 150

La supervivencia organizacional no se garantiza exclusivamente por la vía del incremento de los recursos organizacionales, esto es del poder de la organización. El tema de la organización que tiende a buscar su supervivencia no es igual al tema de la organización que busca más recursos institucionales. En el caso del PSP, la subsistencia del partido parece pasar por la renuncia al incremento de poder institucional –v.g. triunfo electoral. Ahora bien, este tipo de estrategia de supervivencia, que apela al repliegue, entraña una tensión con el resto de las decisiones organizacionales que operan bajo el supuesto según el cual, a mayores recursos selectivos del partido, corresponde una mayor institucionalización.

Por otra parte, la tendencia al incremento de la participación profesionalizada en el PSP no estuvo acompañada por un crecimiento proporcional de la participación voluntaria en el partido. El reclutamiento restrictivo que mantuvo el PSP

puso

límites

a

la

expansión

no

profesional

del

partido.

Las

transformaciones que llevaron al partido en dirección a la profesionalización y complejidad burocrática no fueron seguidas de un incremento de la organización como asociación voluntaria.

Ahora bien los cambios del PSP en términos del dilema sistema natural – organización racional tienen su piedra de toque en la tendencia del partido a volverse un fin en sí mismo. Para especificar esto es preciso analizar su comportamiento frente a otros dos dilemas organizativos: el de la producción y la distribución de incentivos; y el del dominio o la adaptación al ambiente. 151

Es evidente la relación existente entre una organización autointeresada en su supervivencia, los incentivos selectivos y una estrategia adaptativa frente al contexto. Asimismo se puede plantear una serie opuesta: una organización orientada a sus metas externas, que distribuye incentivos colectivos a sus miembros y tiene una estrategia de dominio del ambiente.

152

V.2.- “Profesionalización sin sueldo”: la producción y distribución de incentivos en el PSP.

Las organizaciones distribuyen incentivos a sus integrantes para renovar las lealtades y mantenerse vivas como organizaciones. Las asociaciones voluntarias son tales cuando su supervivencia está basada en la participación libre de coerción y sin remuneración de sus miembros. Este tipo de organización

distribuye,

fundamentalmente,

incentivos

colectivos.

Las

burocracias profesionalizadas distribuyen, fundamentalmente, incentivos selectivos.

Los incentivos colectivos son aquellos que la organización distribuye de manera homogénea entre sus miembros y pueden ser de identidad, solidaridad e ideológicos. Los incentivos selectivos son individuales y pueden ser de poder, status o materiales.

Los partidos en su doble carácter de asociaciones voluntarias y burocracias distribuyen incentivos de los dos tipos: colectivos (identidad, solidaridad e ideológicos) y selectivos (poder, status o materiales). Mientras que los incentivos selectivos dependen de los recursos institucionales y financieros de que dispone el partido, los incentivos colectivos dependen de la ideología organizativa.

153

La organización está tironeada en dos direcciones diferentes: los intereses que se nutren de los incentivos selectivos empujan en la dirección del sistema natural; las lealtades que se satisfacen con los incentivos colectivos la empujan, por el contrario, en dirección del modelo racional. 128

Hasta aquí, sintéticamente, la teoría de los incentivos en los partidos políticos. Ahora bien, en la observación del PSP surgen algunas desviaciones de este modelo típico ideal. Para plantear correctamente la distribución de incentivos en el PSP hay que tener en cuenta que si bien se trata de una participación voluntaria y “desinteresada” de sus miembros en los comienzos, la participación reviste una forma muy distinta a la de “tipo movimiento social” y se trata de una militancia sumamente organizada y con una verificación de tareas muy rigurosa; lo que la distancia del “profesionalismo” es su falta de retribución económica. La retribución es la característica fundamental de la militancia profesional, tal como se afirma a través de la dicotomía entre incentivos colectivos y selectivos. La retribución económica es selectiva y marcaría una diferencia de naturaleza respecto de los incentivos colectivos que son incentivos de identidad. En este sentido el tipo de identificación con la organización que tienen sus miembros responde a la percepción de incentivos colectivos o de identidad.

128

“La existencia de esta doble presión contribuye a identificar las funciones internas de la ideología organizativa (que a la vez que define los objetivos oficiales de la organización, selecciona su ‘territorio de caza’). La primera función interna de la ideología es la de mantener la identidad de la organización a los ojos de sus partidarios; con lo que se convierte en la fuente principal de los incentivos colectivos. La segunda es la de ocultar la distribución de incentivos selectivos” frente a quienes no los reciben e inclusive frente a quienes los reciben. (Panebianco, A.: op. cit., pág.42 – 43) 154

Esta característica de “profesionalización sin sueldo” de la militancia socialista popular requiere prestar mayor atención al tipo de incentivos colectivos que el PSP distribuyó.

Los estudios que abordaron la distribución de incentivos en los partidos políticos enfocaron la diferencia entre los incentivos colectivos y selectivos. Aquí aparece la necesidad de atender a la distinción entre los propios incentivos colectivos. A partir de lo observado en el caso del PSP, aparece como relevante la clasificación de los partidos de acuerdo al tipo de incentivos colectivos que distribuyen, diferenciándolos según estos sean ideológicos o de identidad:



En los incentivos de identidad lo que mueve a participar en el partido es la identificación con la organización.



En los incentivos ideológicos lo que mueve a participar en el partido es la identificación con la causa de la organización.

Panebianco plantea esta diferenciación pero no extrae consecuencias empíricas; sin embargo, en la observación de la distribución de incentivos de identidad por parte del PSP, se apuntan algunas características que hacen pensar en una diferencia no trivial entre los incentivos ideológicos y los de identidad.

155

En las entrevistas a los dirigentes socialistas aparece de manera reiterada e implícita la imposibilidad de distribuir incentivos ideológicos, es decir incentivos ligados a la difusión del socialismo. La identificación con la organización trataba de realizarse a partir del militante como ejemplo: “más por la conducta que por una cuestión ideológica”129. Frente a esas dificultades el PSP optó por una estrategia de distribución de incentivos de identidad, tal como se describe en el capítulo correspondiente a la ideología partidaria.130 El PSP produjo y distribuyó fundamentalmente incentivos de identidad, es decir que generó identificación con la organización más que con una causa externa o con unos fines oficiales como podría serlo el arribo a una sociedad más igualitaria.

La pregunta entonces es ¿cómo produjo los incentivos necesarios para mantener a la organización? A la distribución de incentivos del PSP hay que analizarla en el contexto de la universidad, ambiente en el que el partido sobrevivió a la dictadura militar y desde el que, luego, desplegó su organización.

129

Entrevista a Rubén Giustiniani, Secretario General del PSP desde 1992, (énfasis nuestro).

130

“Todo partido o movimiento que monopoliza una determinada identidad colectiva coloca a sus propios líderes” en una situación de fuerte desequilibrio en las relaciones de poder internas, es decir que tienen una gran autonomía de decisión frente a los seguidores. Se trata de la dificultad o facilidad que encuentren los seguidores para sustituir los incentivos organizativos. 156

A.- Distribución de incentivos antes del gobierno

En su génesis, la participación que canalizaba el partido era libre de coerciones burocráticas; se basaba en las luchas por reivindicaciones estudiantiles concretas. Compartiendo estas acciones un grupo de miembros fundadores comenzaron a darle forma al agrupamiento que luego se convertiría en el PSP. El tipo de incentivos que puede presuponerse como estímulo de esta partición es el que hasta aquí se ha denominado de identidad.

El socialismo popular se reconocía en el estilo de sus prácticas, sin apelar a la “causa

socialista”.

Si

se

acepta

por

un

momento

el

fundamento

microeconómico en el reparto de incentivos se puede postular que la dirigencia socialista apuntaba a un target muy específico: el de jóvenes con vocación política que condenaban moralmente las prácticas clientelistas de los partidos mayoritarios. Los militantes del PSP “por la coherencia en su conducta y discurso, no eran identificados con el interés político ni el acomodo.” 131

Las posiciones institucionales de los fundadores del PSP determinaban un acceso muy limitado a recursos materiales para alimentar una distribución de incentivos selectivos. A nivel de los incentivos colectivos, el partido intentaba articular una identidad en base a una conjunción de socialismo y reformismo universitario que fuera atractiva en el ambiente estudiantil y que, a la vez, permitiera buscar adhesiones en otros ámbitos. 131

Entrevista a Oscar Schroeder, miembro fundador del PSP, Secretario de Promoción Social de la Municipalidad de Rosario desde 1989 a 1993 (énfasis nuestro). 157

Además de la capacidad de distribución de incentivos colectivos es interesante destacar la posibilidad de valoración de esos incentivos; concretamente para el caso del PSP y el MNR, la idea es que en el ámbito universitario los incentivos colectivos que distribuían tenían una mayor valorización por las resonancias de la Reforma del 18 y el prestigio de las agrupaciones reformistas en las universidades, mucho más extendido que fuera de ellas.

Es una época en la que no hay políticos profesionales, y no sólo se militaba sin remuneración

sino

que,

por

el

contrario,

los

militantes

contribuían

económicamente con la organización, por lo que los incentivos selectivos no eran materiales. Lo que sí puede notarse desde un comienzo es una distribución de incentivos de status. Si bien toda organización compleja es un sistema de diferenciación, por lo que en esto el PSP no puede tratarse como una excepción, los modos concretos que tomó la organización pesepista determinaron una distribución singular de incentivos selectivos.

Puede pensarse que el centralismo democrático fue la forma de distribuir incentivos selectivos en una organización que no tenía disponibles otros recursos institucionales más que su propia estructura ad honorem. El control estricto sobre el ingreso torna la admisión a la organización en un incentivo valioso, más valioso que si las restricciones no existieran, dado que, al ser restringida, la pertenencia al partido es “vivida y presentada como un honor”132.

132

Panebianco, A.: op.cit. p. 70. 158

B.- Distribución de incentivos desde el gobierno

En este punto hay que atender a la profesionalización de la militancia. Si bien es cierto que existían quienes vivían de la actividad política del partido desde antes de obtener la Intendencia rosarina, este fenómeno se generaliza y abarca a la totalidad de la coalición dominante del partido a partir del triunfo local.

Desde el Gobierno se abrían dos formas de distribución de incentivos selectivos que nunca antes el PSP había dispuesto; al menos no la había dispuesto con la amplitud con la que las disponía desde el Estado municipal. Se trata de la capacidad de contratación y la posibilidad de asignar recursos financieros, técnicos y jurídicos. En los dos aspectos la forma de gobierno local imperante en la Argentina en general y en Rosario en particular, determinaban que la cabeza del Gobierno local, el intendente, concentrara formalmente buena parte de las decisiones que regulaban esa distribución.

“El examen de los procesos de distribución

de los incentivos colectivos y

selectivos, contribuye a explicar cómo se forman y cómo se alimentan las lealtades organizativas del electorado fiel, de los afiliados o de los militantes creyentes y los intereses organizativos desarrollados por los militantes arribistas.”133 Ya se explicó cómo los históricos restringieron la llegada de

133

Panebianco, A.: op. cit., pág. 78. 159

arribistas manteniendo el control del reclutamiento. Planteado este hecho desde la perspectiva de la distribución de incentivos, podría decirse que el control del reclutamiento sirvió a los históricos para evitar que la mayor capacidad de distribución de incentivos selectivos por parte del intendente desbalanceara a su favor las relaciones de poder partidarias.

Más aún, los históricos apelaron a la crítica de la utilización de incentivos selectivos por parte del intendente como forma de marcar diferencias entre la “gente del intendente” y los miembros del partido; la del intendente “era gente acostumbrada a la prebenda o al clientelismo”.

Pero esta estrategia de la coalición dominante para evitar la preponderancia de los incentivos selectivos no significó que el partido dejase de adquirir características del “sistema natural”. Si bien es claro que estas características no pueden imputarse por completo a la distribución de incentivos de identidad, sí es razonable la hipótesis según la cual estos incentivos contribuyeron a la adopción de facetas características de las organizaciones orientadas hacia su propia conservación.

En buena medida esto se explica por las peculiaridades de la distribución de incentivos en una organización que practica el centralismo democrático. La propia organización centralista democrática supone una estructura que lleva implícitas diferenciaciones de roles de menor a mayor jerarquía; la estructura del centralismo democrático es una distribución de incentivos en sí misma. La 160

fuerte identificación con esta organización trajo aparejadas características de sistema natural.

Esto enfoca las formas de producción de incentivos que marcó a la estructura del PSP y que actuó como causa de su evolución hacia una forma más cercana al “sistema natural”.

En términos generales, queda abierto el interrogante acerca de si hay determinadas formas de organización a las que resulta inherente una mayor capacidad de producción de incentivos colectivos. Panebianco parece tener una respuesta afirmativa a esta pregunta pero por la vía de la capacidad de monopolizar cierta identidad por parte de la coalición dominante: “Todo partido o movimiento que monopoliza una determinada identidad colectiva coloca a sus propios líderes” en una situación de fuerte desequilibrio en las relaciones de poder internas, es decir que tienen una gran autonomía de decisión frente a los seguidores. Se trata de la dificultad o facilidad que encuentren los seguidores

para

sustituir

los

incentivos

organizativos.

Estas

organizaciones que consiguen monopolizar una identidad tienen mayor capacidad de producción de incentivos ideológicos.

Pero si se está en presencia de una organización que distribuye incentivos de identidad en lugar de incentivos ideológicos, el planteo no puede ser el mismo. El estímulo para pertenecer a esta organización no pasaría por los fines externos que sustenta sino por características inherentes a la propia organización. En el caso del PSP la identificación podía darse por la decencia 161

en política y por la presencia “no contaminada con vicios como el clientelismo”. Pero esto lleva a pensar más que en monopolios de identidad en un muy peculiar sistema de socialización.

Lo que podría estar demostrando el caso del PSP es que los incentivos colectivos de identidad también pueden empujar a la organización hacia el modelo del sistema natural, de la misma manera que lo hacen los incentivos selectivos; la organización misma, por características inherentes a su funcionamiento interno o al prestigio de sus integrantes, atrae a nuevos integrantes, pero integrantes cuya incorporación no está supeditada al avance hacia metas externas al propio desempeño organizacional. Con lo cual se llega a una participación que refuerza las características de la organización tipo sistema natural, el tipo de resultado que se imputaba a los incentivos selectivos; pero esta vez es alcanzado a través de la distribución de incentivos colectivos de identidad.

La diferenciación entre incentivos de identidad (identificación con la organización) e ideológicos (identificación con la causa) es relevante también en la discusión de los aspectos ideológicos del PSP, dado que esta distinción permite entender las afinidades electivas entre las prácticas moralistas de los militantes y la interpelación moralista a la sociedad que se planteará en el capítulo dedicado a la ideología partidaria.

Explícitamente la identificación de los militantes del PSP era identificación con las propias prácticas organizacionales, con los ejemplos y estilos, y no tanto 162

con la causa socialista, que desde mucho tiempo atrás venía siendo ocultada o velada.

163

V.3.- Estrategia de dominio sobre el ambiente - estrategia de adaptación al ambiente

Al poco tiempo de ser fundado el PSP y cuando aún no había cerrado su discusión sobre el liderazgo partidario, sobrevino el golpe militar de 1976. Es de amplio conocimiento la restricción a la vida político – partidaria que impuso esa dictadura hasta 1982, con lo cual el partido tenía pocas posibilidades de darse una estrategia de dominio del ambiente, de todos modos quienes estudiaron la documentación partidaria de esa época evalúan las posiciones asumidas por el PSP en términos que aquí podríamos expresar como de sobreadaptación al ambiente134. Por otra parte esta estrategia adaptativa era consecuencia de la propia definición del partido sobre su lugar en la historia nacional: un lugar de subordinación frente a los grandes partidos que habían conseguido la adhesión popular mayoritaria (v.g. Justicialismo y Radicalismo). El partido que se limita a “sobrevivir en los intersticios que le dejan libres los partidos más grandes y potentes, corresponde al tipo de una organización que trata de adaptarse a su propio ambiente.”135

Los miembros fundadores del PSP entrevistados remarcan el contexto represivo de la actividad política como una variable tomada en cuenta al momento del diseño organizativo partidario. La percepción que los fundadores 134

Albarracín, Dalma: “El Partido Socialista Popular: la lucha por la hegemonía local de un partido reformista en el contexto de la crisis del estado de bienestar”, Informe de investigación para el CONICET, Rosario, 1993, inédito; y Yanuzzi, María de los Ángeles: Política y Dictadura, Ed. Fundación Ross, Rosario, mayo de 1996. 164

del partido tenían de lo político era la de una actividad que entrañaba riesgos para la vida: “cuidar la vida de sus militantes; eso siempre para el partido fue importante.”136

En este dilema organizativo, el comportamiento del PSP invierte las previsiones teóricas respecto de la evolución organizativa. Se prevé que, en un principio, la estrategia partidaria sea de dominio del ambiente y que luego, con la consolidación de la organización, vire hacia una estrategia adaptativa. Sin embargo, por las condiciones históricas de constitución, el PSP comenzó con una estrategia adaptativa y luego, desde el poder municipal, intentó ampliar su capacidad para modificar el ambiente. En la primera época de la gestión adoptó una actitud decidida para moldear su base social. Pero no se trató de una estrategia con consenso en el seno del PSP.

“El partido es una organización que busca la propia supervivencia, equilibrando en su interior las demandas de una pluralidad de actores (de acuerdo al modelo del sistema natural) y que trata de garantizar, por tanto, los intereses, generados y alimentados por los incentivos selectivos, de la continuidad de la organización. En cuanto tal debe alcanzar un ‘compromiso’ con su entorno, ‘adaptarse’ de algún modo a él. En este marco a los líderes del partido no les interesa arriesgar la estabilidad organizativa con estrategias ofensivas de conquista. [...] Pero por otro lado, como el partido es también un instrumento para la realización de sus fines oficiales –de los que dependen las lealtades 135

Panebianco, A.: op.cit. p. 44.

136

Entrevista con Juan Carlos Zabalza.

165

que se nutren de los incentivos colectivos- no puede adaptarse pasivamente al propio ambiente sino que debe inevitablemente desarrollar actividades que le empujan a dominarlo, a plegarlo en la dirección marcada por sus fines oficiales.137”

De lo que concluye que “cuanto mayor sea el predominio en la organización de los incentivos selectivos tanto mayor será la tendencia de la organización a adaptarse al ambiente. Por el contrario, cuando mayor sea la importancia de los incentivos colectivos, más posibilidades habrá de que la organización desarrolle estrategias de predominio.”138 Se discutió en la sección anterior esta proposición. El tipo de incentivo colectivo de identidad también puede propiciar respuestas adaptativas, en lugar de promover el dominio del ambiente.

137

Panebianco, A.: op.cit. p. 46.

138

Panebianco, A.: op.cit. p. 47. 166

V.4.- Síntesis de los dilemas organizacionales

El desempeño en el gobierno municipal desplazó al PSP de una situación de partido orientado fundamentalmente hacia sus metas y con características estructurales del tipo de las asociaciones voluntarias hacia una fisonomía más cercana al sistema natural, en la que los elementos profesionales van tomando cada vez más control sobre la organización; o para ser rigurosos con la historia: quienes controlaban el partido se volvieron profesionales de la política. Para un partido que mantuvo elevado su umbral de admisión esto implicó un incremento considerable

de

miembros

profesionales

respecto

de

los

adherentes

voluntarios.

Esta pauta se vio reforzada por el acceso a gran escala a incentivos selectivos dada la posibilidad de designar a miembros del partido como funcionarios asalariados de la administración local. Con esta potestad institucional el partido alcanzó la mayor capacidad de distribuir incentivos selectivos desde su creación.

La actitud adaptativa frente al ambiente que detentó el PSP en sus primeros tiempos cambió a partir de la experiencia en el gobierno. Desde el poder municipal adoptó una estrategia de “moldear sus bases sociales”. El tipo de apoyo social a las políticas municipales que persiguió el socialismo desde el municipio pasó por la activación de actores a los que las políticas locales previas no habían tenido en cuenta; la apelación permanente a las entidades 167

intermedias por parte del socialismo constituyó una nota característica de su búsqueda de sustento en la sociedad civil, a través de la Federación de Cooperadoras Escolares y de las vecinales, con las cuales se articularon las políticas municipales en numerosos barrios.

Por otra parte, el desarrollo electoral del PSP antes de su salto a la Intendencia era parejo a lo largo y a lo ancho de toda la ciudad de Rosario. Los circuitos en los que menos apoyo electoral obtenía eran circuitos justicialistas en los que el radicalismo tenía un desempeño electoral magro. Por el contrario, el PSP obtenía los mayores porcentuales en los lugares en los que el PJ era débil y la UCR más fuerte. En todos esos circuitos el PSP registró los mejores resultados en su victoria de 1989. Pero estas bases sociales que, simplificando, podrían definirse como estratos medios más afines al radicalismo que al justicialismo fueron reemplazadas deliberadamente por el PSP desde el gobierno. Los circuitos más favorables para el partido en 1989, dejan de serlo en 1991. Se trata de circuitos del sudoeste de la ciudad de Rosario, circuitos lindantes unos de otros en los que se operó fuertemente desde el municipio en busca de este cambio de base social. Esta fue una sólida acción sobre el ambiente por parte de Cavallero, pero el partido no era monolítico en esta posición y en 1993 volvió a la distribución electoral inicial, en desmedro del radicalismo, alejándose de las bases peronistas, retornando a una actitud de adaptación al ambiente y abandonando la actitud tendiente a modelar su propia base social.

168

VI.- El factor ideológico en el Partido Socialista Popular

VI.1.- Las ideas

Era el 23 de abril de 1972, postrimerías del gobierno de facto que comenzara en 1966 Onganía y siguiera con las presidencias de Levingston y Lanusse. Se abría una nueva etapa de elecciones libres en la Argentina y el triunfo del Peronismo era un hecho en los cálculos de todos. Ese 23 de abril, en ese contexto se reunían cuatro grupos políticos139 en Unione e Benevolenza de la Capital Federal para formar el Partido Socialista Popular. De los cuatro grupos el más numeroso era el MAPA de fuerte presencia en la universidad, especialmente en la ciudad de Rosario.

En el acto fundacional del PSP se combinaban símbolos de lo nacional con los del socialismo: el congreso se abrió con el Himno argentino y la marcha de la Internacional Socialista. Lo mismo simbolizaban entremezcladas las banderas rojas y celestes y blancas.

A.- Socialismo En su programa fundacional de 1972 transcribe la Declaración de Principios del Partido Socialista que había creado Juan B. Justo en 1896. El PSP recurrió a 139

Los cuatro grupos eran: Una fracción del Partido Socialista Argentino, Movimiento de Acción Popular Argentino, Grupo Evolución y Militancia Popular. Ver nota 56. 169

esta tradición socialista centenaria y la puso en relación con la tradición reformista en la búsqueda de forjar una identidad propia. La referencia al primer Partido Socialista le daba al núcleo fundador una densidad histórica que de otros modos no conseguiría. Estatizaciones, nacionalizaciones y una serie de propuestas de cuño socialista dotaban al partido de los elementos programáticos para aspirar a un lugar legítimo en ese linaje. Los fundadores del PSP también apelaban a la tradición ética del socialismo argentino, personificadas en Justo y Alfredo Palacios.

B.- Nacionalismo Nacionalismo y antiimperialismo articulan un discurso centrado en las contradicciones entre nación e imperialismo. El nacionalismo daba un formato vernáculo a la dialéctica de opuestos característica del socialismo, de modo que la coyuntura argentina se leía en función de una contradicción fundamental entre “mayorías nacionales” versus “monopolios extranjeros”

y oligarquía

terrateniente, “su aliada nativa”. El nacionalismo permitía denunciar la situación de dependencia de la Argentina respecto de los países centrales. Claro está que el nacionalismo permitía ampliar al “pueblo de la nación” la interpelación partidaria y evitaba así restringir su convocatoria a la clase trabajadora. Para el conflicto de Malvinas de 1982, todos los militantes orgánicos del partido se anotaron como voluntarios anteponiendo la cuestión nacional a la del régimen

170

político de gobierno140. Es la única forma de participación política concreta que propició el partido bajo la dictadura del 76 al 83141.

Dalma Albarracín plantea el mix ideológico del PSP como un intento de conciliación de populismo y socialismo; en un estudio142 muy detallado de los diferentes programas y documentos pesepistas remarca las contradicciones derivadas de este intento conciliador. La fórmula para la conciliación de socialismo y populismo que se postuló en el programa fundacional consistía en un esquema de dos etapas históricas; se pensaba en una primera etapa nacional y popular que una vez realizada daría lugar a una segunda etapa en la que se socializarían los medios de producción. Cabe agregar que en los documentos pesepistas se puede detectar un modo populista de “captura” de lo nacional – popular tal como lo describen Portantiero y De Ipola, es decir en el desplazamiento “de los elementos antagónicos a la opresión efectivamente presentes

en

las

demandas

populares,

sólo

contra

una

expresión

140

“En 1982 la Junta Militar nos condujo en forma torpe e irracional a una guerra por la recuperación de nuestras Malvinas. Frente a la agresión extranjera sobre nuestro territorio nacional, y aún bregando por una solución pacífica del conflicto no podíamos desligarnos de la suerte de los argentinos, fundamentalmente jóvenes que allí luchaban, por ello todo militante orgánico del partido se anotó como voluntario.” Así trató el tema Malvinas el documento del PSP para una video historia partidaria producido a fines de los años 90. El 25 de mayo de 1982, el PSP imprimió un díptico titulado “2 de Abril de 1982. Las Malvinas son Argentinas”, en el que se recordaba la activa participación del Socialismo en la reivindicación de la soberanía argentina sobre las islas y en el cual señala: “El 2 de abril de 1982 configura un hecho histórico nuevo que debe ubicarse dentro del marco de la tradición nacional y que satisface un reclamo argentino de casi 150 años, con el cual se halla plenamente identificado nuestro pueblo y los pueblos hermanos de América Latina.” 141 Ver Yannuzzi, María de los Ángeles: Política y Dictadura, Ed. Fundación Ross, Rosario, mayo de 1996. Allí la autora distingue la participación política como participación en la doxa pública y desecha como auténticos llamados a la participación aquellos realizados por el partido a transformar desde lo cotidiano y desde el hacer doméstico. Ver más adelante el PSP bajo la dictadura. 142

Albarracín, Dalma: “El Partido Socialista Popular: la lucha por la hegemonía local de un partido reformista en el contexto de la crisis del estado de bienestar”, Informe de investigación para el CONICET, Rosario, 1993, inédito. 171

particularizada de aquélla [opresión]”143; la expresión particular con la que el PSP trazaba el antagonismo era la oligarquía terrateniente. De este modo planteaba la lucha contra un sector social que se oponía a las mayorías.pero dejaba sin cuestionar la opresión en general. También se puede poner a la cuenta del parentesco con el populismo el corporativismo que sostuvo el partido, desde una primera versión en la que se destacaba la importancia de las “funciones nacionales” de salud, educación y seguridad hasta la más matizada que llevó Estévez Boero a la Cámara de Diputados en 1988144.

En la práctica política el partido buscó pasar del campo universitario del que había surgido al resto de la sociedad priorizando el acercamiento a los trabajadores y a los sectores populares, definiendo como ámbitos de militancia los sindicatos y los barrios y villas de emergencia. El nacionalismo, la recurrencia a lo “popular” en el nombre partidario145, las prácticas tendientes a constituir una base trabajadora y barrial y los rasgos discursivos señalados son características afines al populismo; sin embargo, parece excesiva la calificación del socialismo popular en esa categoría, en particular porque la amplitud de usos recibida para el término populismo no aportaría demasiado a la

143

De Ipola, Emilio y Portantiero, Juan Carlos: Lo nacional – popular y los populismos realmente existentes, en Vilas, Carlos (comp.) La democratización fundamental, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, México D.F., 1995, pág. 531

144

Ver más adelante “El programa de 1989”

145

“Como argumenta Dix, en América Latina, como en el resto del mundo moderno, la universalización del sufragio ha obligado a todos los partidos y movimientos políticos a apelar al conjunto del pueblo, entendido éste como conjunto de ciudadanos y ciudadanas. Incluso organizaciones de orientación clasista, [...], se presentan enarbolando banderas populares, sin que por ello sea legítimo caracterizarlas como populistas.” Vilas, Carlos: “El populismo o la democratización fundamental de América Latina”, en Vilas, Carlos (comp.) La democratización fundamental, Consejo Nacional para la Cultura y las Artes, México D.F., 1995, pág. 106/7. Agradezco a María de los Ángeles Yannuzzi el señalamiento de este tema. 172

comprensión de la identidad del PSP; y, por otra parte, porque están ausentes en el PSP una serie de elementos centrales del populismo. Aun si se deja de lado la consideración del populismo como “tipo de régimen”, sus bases sociales y su carácter masivo, sigue diferenciando al socialismo popular de esas experiencias la ausencia de un liderazgo carismático que interpele a las bases de manera directa y establezca en su relación con ellas la fuente fundamental de legitimidad partidaria; por el contrario, la vacancia de referentes personales es descripta como una de las dificultades para la presentación del partido antes de su ascenso a la intendencia rosarina146.

C.- Reformismo En las ideas de los reformistas del 18, además de las relativas a la reforma educativa y a la apertura de las universidades147 aparecía un fuerte antiimperialismo, anticlericalismo, anticonservadurismo y nacionalismo. De allí se da, en buena medida, la recepción de estos temas en los fundadores del partido. De una corriente universitaria reformista sale uno de los grupos que confluye en el PSP, y es precisamente esa corriente la que conforma la coalición dominante del partido. Por otra parte, del ámbito universitario provienen la mayoría de sus miembros y es con las ideas de la Reforma Universitaria con las que inician su militancia. Los fundadores del PSP miraban

146

Ver más adelante “El discurso moralista”, especialmente la necesidad de cada militante de convertirse en un ejemplo de conducta como forma de presentación del partido a la sociedad. Este es un camino en las antípodas de las formas de presentación de los populismos.

147

Educación universitaria gratuita, irrestricta, cogobierno universitario (docentes, estudiantes, egresados), concursos, libertad de cátedra, etc. 173

la experiencia de Perú en la que el movimiento iniciado en la reforma universitaria devino partido político, el APRA148.

148

Tal como se puede leer en los cuadernos utilizados en la formación política de los estudiantes universitarios por parte Movimiento Nacional Reformista, brazo universitario del partido 174

VI.2.- El recorrido programático del PSP

A.- El PSP bajo la dictadura de 1976 –1983

Unos meses antes del golpe de estado se hace el último Congreso partidario en el que se produce la división entre Víctor García Costa y Guillermo Estévez Boero de manera que el golpe encuentra al PSP dividido en Secretaría Estévez Boero, Secretaría García Costa. Este último tiene una visión de la dictadura militar como una etapa útil para la agudización de las contradicciones de la sociedad argentina en la misma clave del Partido Comunista. Otros sectores del partido, en cambio, sufrieron detención y torturas aunque fueron liberados sin llegar a lamentar desapariciones. El Movimiento Nacional Reformista, brazo universitario del partido, fue proscripto.

En las publicaciones dirigidas a los simpatizantes y no al núcleo más estrecho de militantes que el PSP realizó en el período, María de los Ángeles Yannuzzi, rastrea lo que considera “el discurso antipolítico del PSP”, antipoliticismo que aparece en las explicaciones que aquellos textos vertían sobre la situación nacional. Apuntaban a escindir privado y público: la sociedad argentina era descripta como “sociedad de consumo” cuyos problemas centrales eran las drogas, la pornografía y el terror, pero un terror que no se especificaba como terrorismo de Estado. Se enarbolaba un discurso ético sin referencias a la imposibilidad de acceder al poder para realizar las transformaciones y se

175

hablaba de la actividad diaria responsable como la manera de transformar el mundo149.

B.- Unidad popular y partidos mayoritarios

La prédica en favor de la unidad de los sectores populares era central en el discurso del partido naciente. En la práctica esto se procesó como reconocimiento de las capacidades del Partido Justicialista

y de la Unión

Cívica Radical para conseguir la adhesión popular y por lo tanto se postuló que éstos debían constituir el núcleo de un frente popular150. Entendían que el partido socialista tenía la misión de dirigir a las masas hacia la liberación nacional, pero las masas debían tomar conciencia de los fines, con lo que se alejaban de las posturas vanguardistas151.

Desde muy temprano el partido utilizó categorías asociadas tradicionalmente al peronismo como “pueblo – antipueblo”; y se revalorizaron las experiencias de gobierno yrigoyenista y peronista. El acercamiento al Peronismo era un foco de tensiones internas en el PSP; si bien el PSP apoyó en septiembre de 1973 el voto por Perón lo hizo con dos tercios del Comité Central del Partido, es decir sin un consenso unánime; es más, en la elección previa, en la que el 149

Yannuzzi, María de los Ángeles: Política y Dictadura, Ed. Fundación Ross, Rosario, mayo de 1996.

150

El PSP participó de las reuniones constitutivas del FREJULI pero finalmente no lo integró por no contemplar las expropiaciones y nacionalizaciones que el PSP propulsaba y por albergar al frondofrigerismo.

151

Albarracín, Dalma: op. cit., pág. 7. 176

candidato justicialista había sido Cámpora, había propiciado el voto en blanco. En el año 83 los electores del PSP hubieran votado la fórmula justicialista Luder – Bittel, pero el Colegio Electoral no llegó a reunirse porque Raúl Alfonsín obtuvo el cincuenta por ciento de los sufragios.

En 1984 la posición respecto de los dos grandes partidos cambió. El diagnóstico partidario pasó a sostener que el capitalismo dependiente estaba agotado y que por lo tanto también estaba concluido el ciclo de los partidos ligados a ese modelo; el PSP afirmaba que ni la UCR ni el PJ tenían ya un proyecto nacional.152 Desde 1983 había confluido electoralmente con otras fuerzas socialistas: la Confederación Socialista Argentina de Alicia Moreau de Justo y el Partido Socialista del Chaco. En noviembre de 1985, sumando al Partido Socialista Democrático, participaron de las parlamentarias como Unidad Socialista153.

Con

esta

estrategia

de

reunificación

socialista el PSP

abandonaba su anterior planteo frentista154.

C.- El programa partidario en la apertura democrática

A lo largo de los ’80 va desapareciendo el programa de nacionalizaciones de la propuesta partidaria. En 1972 las nacionalizaciones cumplían una doble

152

Albarracín, Dalma: op. cit., pág. 59.

153

Las propuestas centrales de la Unidad Socialista eran distinguir la deuda legítima de la ilegítima, nacionalizaciones, control obrero de empresas, crédito para las pymes, mejores condiciones de trabajo, gasto público en vivienda y salud.

154

Rechazando una propuesta del Peronismo Renovador de confluir en un frente. 177

función: antimonopólica por un lado, y condición de posibilidad del ahorro interno por otro.

Al ser prácticamente desechadas las nacionalizaciones el

partido se queda sin las herramientas programáticas para viabilizar un régimen de acumulación, y las preocupaciones partidarias dejan de centrarse en el régimen de acumulación y priorizan el régimen político. Las mayores expectativas socialistas estaban puestas en la posibilidad de un acuerdo nacional que se instrumentaría a través de un Consejo Económico y Social Multipartidario y Multisectorial. Dicho proyecto fue llevado al parlamento en 1988 por Estévez Boero en su debut como diputado nacional. Propiciaba un esquema en el que se conciliaran los factores de poder, salvo aquéllos que son excluidos

tradicionalmente

por

el

partido:

imperialismo

y

oligarquía

terrateniente. Para proponer este Consejo se requiere suponer a priori que se trata de intereses conciliables. Hay más énfasis en la conciliación de intereses que podría lograrse a través del Consejo que en la sujeción de los intereses de los sectores más concentrados del capital. El Consejo visto desde esa perspectiva aparecía como un ámbito del cual surgiría el proyecto nacional y sobre él descansaban las imprecisiones del discurso partidario acerca de un modelo social integral viable.155

155

Albarracín, Dalma: op. cit., pág. 92 – 93. 178

VI.3.- La fuerza de las ideas moralistas en el PSP

Paralelamente a la discusión de las fórmulas globales para el régimen político y de acumulación, el partido venía tratando otros temas que terminaron dándole su carta de presentación ante la sociedad. Eran cuestiones con las que el partido se anticipaba al discurso sobre la política difundido en amplios sectores de la opinión pública desde fines de los 80. Estas ideas del partido se articulaban en torno al diagnóstico de la crisis argentina como “crisis de credibilidad”. Esta crisis afectaba, desde la óptica pesepista, a los partidos tradicionales, Justicialismo y Radicalismo, a los que empieza a señalar como los “viejos partidos”, criticándoles una serie de características “viciosas” que el socialismo procuraba combatir: clientelismo, internismo, corrupción, etc. Otro lugar común de esta constelación discursiva es asumido con fuerza: un Estado más austero y eficiente.

Durante el gobierno de Alfonsín el partido se movió en dos niveles discursivos; en una circulación restringida a los militantes se abordaban las consecuencias de los pagos de la deuda externa y la modernización que encaraba el gobierno radical; en otro círculo, para el público masivo, se ponía el énfasis en la moralidad y la transparencia.

En breve, especialmente al calor de las campañas electorales, la lucha contra la corrupción y las prebendas se constituiría en el tema central del socialismo. A nivel municipal se daba más espacio aún a estos temas y se propuso la 179

reducción de las dietas de los concejales. El concejal rosarino del PSP, Héctor Cavallero, al ser electo en 1985, presentó un proyecto al Cuerpo Municipal; al ser rechazado, Cavallero donó el 40 por ciento de su dieta hasta dejar la banca en 1989; se trataba de una decisión orgánica del partido que había sido discutida en el seno de su Junta Provincial y no de una opción personal de Cavallero.

El discurso moralista fue por un lado “estrategia discursiva” desplegada durante las campañas electorales, pero también cabe una interpretación más profunda al menos por tres vías:

1) Por un lado las prácticas de la militancia socialista sobre las cuales hay plena conciencia en la dirigencia que se encuentran fundamentadas en una interpelación moral que se diferencia de lo político.

El partido crecía “a partir de un grupo de muchachos buenos de la universidad, que trabajan en las bibliotecas, en el club; más por la conducta que por una cuestión ideológica se empezaron a sumar en los barrios hasta tener dirigentes barriales”156.

“Eran compañeros que se caracterizaban por la coherencia en su conducta y discurso; no eran identificados con el interés político ni el acomodo. Eran épocas duras y el socialismo era visto con recelo. No teníamos figuras

156

Entrevista a Rubén Giustiniani, Secretario General del PSP desde 1992 (énfasis nuestro). 180

reconocidas a nivel nacional, Palacios ya no era tan reciente, no había referentes. Fue un desarrollo en base a trabajo y coherencia. [...] El accionar de Cavallero en el Concejo también sirvió para ampliar esta prédica: contra las mafias de la política; eso le dio un espaldarazo157.

Ante lo que consideraba tiempos difíciles para hablar de socialismo el partido buscaba una identificación con una “línea de conducta” privada, de sus militantes como hombres y no en tanto ciudadanos. La identidad intentaba trazarse a partir de gente “desinteresada”, “buenos muchachos” y del contraste con “el típico dirigente político”. De este modo el partido articulaba las interpelaciones populistas con estas “interpelaciones moralistas”. Pero en la nueva modalidad el contenido del socialismo quedaba como algo por explicitar en el futuro. Los productos diferenciables de una gestión socialista no se explicitaban; en cambio, el énfasis aparecía sobre los “insumos” que tendría dicha gestión: la honestidad, la transparencia, austeridad, etc. Estos insumos serían aportados por los militantes socialistas en el caso de llegar al gobierno.

2) Otra serie de causas por las que se puede explicar la profundización de la interpelación moral en el PSP es la que se podría seguir tras un supuesto de búsqueda de diferenciación partidaria. Esta diferenciación operaba respecto de las demás fuerzas de izquierda y centro izquierda que desde la reapertura de la competencia electoral en 1983 buscaban un lugar en el electorado. En este 157

Entrevista a Oscar Schroeder, miembro fundador del PSP, Secretario de Promoción Social de la Municipalidad de Rosario desde 1989 a 1993 (énfasis nuestro). 181

sentido, el progresivo abandono de las posiciones programáticas relativas al modo de acumulación puede entenderse como la resignación por parte del PSP a embanderarse con una serie de propuestas que otras expresiones políticas habían logrado apropiarse con mayor eficacia. El Partido Intransigente y otras fuerzas de izquierda158 consiguieron hacer de las nacionalizaciones y el repudio de la deuda externa un lugar común de las izquierdas en la Argentina; el PSP no dejaba de encontrar con ese discurso posibilidades de diferenciarse y obtener reconocimiento particular. Por el contrario su actuación muy concentrada territorialmente le daba menores posibilidades frente al resto de los portadores de esas propuestas y se recostaba más aún sobre la agenda local en la presentación del partido frente a la sociedad. En la agenda local, ya se señaló, los temas de transparencia y austeridad aparecían con más énfasis.

3) Por otra parte la política de alianzas partidarias que había pasado de los frentes populares a una estrategia de reunificación socialista, volvería a cambiar haciéndose eco de la interpelación moral de la sociedad: “a todos los hombres de honestidad y trabajo”. Después de su período inaugural de dos años en la Intendencia, el PSP establece una alianza con el Latorrismo159 cuyo

158

El Partido Intransigente se ubicaba como la tercera fuerza detrás del Radicalismo y el Justicialismo. En la provincia de Santa Fe parte de la izquierda se había reunido en el Frente Pueblo Unido (FREPU) liderado por el Movimiento al Socialismo (MAS) y el Partido Comunista (PC). Estos eran básicamente los integrantes del espectro de izquierda del que el PSP intentaba diferenciarse. Además de las cuestiones programáticas señaladas, el PSP insistía con el proceso de unidad que venía desarrollando el socialismo frente a las diferencias constantes que manifestaban estos sectores y que el PSP calificaba de “internismo”.

159

El Movimiento Político Latorrista era una escisión del Partido Demócrata Progresista que rechazó la alianza con la Unión del Centro Democrático (UCD) que, a nivel nacional, sellaron Álvaro Alsogaray y Alberto Natale, quienes compartirían la fórmula presidencial en 1989. Los disidentes se desafilian y fundan este Movimiento. El Fiscal Nacional de Investigaciones 182

máximo referente era el Fiscal de Investigaciones Administrativas de la Nación, Ricardo Molinas, una figura que estaba cobrando predicamento a partir de las investigaciones de corrupción de la gestión menemista. La alianza llevó el nombre de Honestidad Trabajo y Eficiencia (HTyE). Llevando a la política de alianzas esta interpelación el partido la consagró como la forma más nítida de su identidad. Encontraba en estas prácticas más aprehensibles en tiempos de desconfianza sobre la política y más inteligibles desde un discurso privado que público, sus principios de reconocimiento.

4) El carácter local del PSP: la importancia de la inserción rosarina del partido contribuyó con la puesta en primer plano de temas locales que el resto de los partidos de izquierda dejaba de lado.

Administrativas, Ricardo Molinas, encabeza la corriente y señala que la escisión “es para no convalidar la espuria alianza” con “los históricos adversarios: los conservadores.” 183

VI.4.- Ideolología y tarea de gobierno

En las primeras medidas de gobierno el PSP empezó a sacar a luz con cuáles de las ideas que había forjado en su historia estaba dispuesto a gobernar; también muy pronto aparecieron las tensiones que de esta selección resultaban. Esas tensiones eran producidas por las dificultades que toda práctica de gobierno le impone a ideas previas y surgían por las diferentes interpretaciones que portaban los actores partidarios; es decir que tensiones intra y extra partidarias se delinearon ni bien asumida la gestión municipal.

El esquema de prioridades del PSP muestra una orientación política muy diferente de la que había desarrollado el radicalismo al frente del gobierno local. La pauta dominante de la política municipal durante la gestión del radical Usandizaga había sido la obra pública; con la llegada del socialismo hay un cambio de prioridades en las que la salud y la educación adquieren mayor peso relativo en el presupuesto160. Además de los rubros a los que se destinaban mayoritariamente los recursos municipales el PSP realizó una inversión de la distribución de esos recursos: desde el centro hacia los barrios.

160

En el caso de la Salud con asignaciones crecientes del presupuesto municipal mientras la intención de la gestión anterior era que la Provincia se hiciera cargo de la Salud. En el caso de la Educación, si bien las instituciones escolares no son jursidicción municipal, el socialismo comenzó a hacer efectivo el aporte al Fondo de Asistencia Educativa que la gestión anterior denunciaba como inconstitucional; también pasó a manos de la Federación de Cooperadoras Escolares un predio de 1000 metros cuadrados para el funcionamiento de una cocina centralizada para asistir a los comedores escolares de Rosario. 184

A pesar de las limitaciones que tienen los municipios para establecer tributos, que resultan un escollo considerable a las posibilidades de volver más progresiva la recaudación municipal, el PSP encaró esta tarea dentro de dichos márgenes. Lo hizo a través de sobretasas en las facturas de servicios públicos de las zonas ya favorecidas con esas prestaciones para extender estos mismos servicios a las zonas de la ciudad en las que hasta entonces no llegaban.

Pero este cambio de orientación política no era a lo que apelaba el discurso partidario para interpelar a la ciudadanía. La presentación de las tareas de gobierno sobredimensionaba el lugar de la lucha contra la corrupción y la búsqueda de austeridad; el discurso sobre la coyuntura política fue anclándose cada vez más en esta necesidad de reforma de la política y tematizando cada vez menos la disputa de poder entre diferentes sectores políticos y sociales. Sin embargo, es conveniente insistir en la distinción entre discurso y gestión. En cuanto al discurso y a la identidad que construyó y fortaleció desde el gobierno vale el señalamiento de privilegio de las interpelaciones morales; paradójicamente, la gestión atendía a cuestiones políticas sustantivas de un modo marcadamente diferenciado de la gestión municipal anterior y de la que contemporáneamente desarrollaban los gobiernos provincial y nacional.

Una hipótesis sobre este particular recorte que hacía el discurso de la propia gestión podría fundamentarse en que el socialismo encontraba en la interpelación moral un modo de ponerse a la cabeza de una mayoría: la de los decentes; y de esa forma oponerse a los “que viven de la política” y no para la política. Con este giro el partido lograba evitar las interpelaciones que lo 185

colocaban en minoría y no afrontaba el tema “difícil”, de acuerdo a la evaluación partidaria, que resultaba plantear el socialismo a los rosarinos. Por lo tanto la forma de sintetizar la particularidad del caso fue: “En Rosario ganó la honestidad y no un partido político”.

A.- La interpelación moralista desde el gobierno: el discurso de Cavallero al Congreso partidario de 1991

A 15 meses de asumida la intendencia rosarina, Cavallero hacía un balance de la gestión municipal ante el Congreso Provincial del PSP.

“Nos sentimos orgullosos de haber podido plasmar en la práctica muchos de esos enunciados generales que decíamos acerca del socialismo”.

¿Qué

enunciados generales? “El socialismo siempre en el mundo, en todos los tiempos, ha peleado por un objetivo central, que es la libertad, el bienestar, la felicidad del hombre.” Esta terna libertad – bienestar – felicidad es repetida en cuatro oportunidades durante el discurso y en ninguna de las series aparece la “igualdad”, el más diferenciador de los postulados socialistas. Refuerza aún la dicotomía silenciosa entre libertad e igualdad, de la cual igualdad es borrada, al plantear que en el “esquema libertad – planificación el hombre elige la libertad”.

Inmediatamente Cavallero despeja todas las dudas que podrían plantearse acerca de cuál es la escala política de su discurso: “la manera de llevar adelante el país es profundizando la democracia con canales de participación 186

popular, es decir que la democracia clásica representativa, necesita canales de participación, donde el pueblo a través de sus organizaciones pueda participar en la gestión de los gobiernos [...] Esa participación desarrolla la solidaridad y la cooperación. Estos son los instrumentos fundamentales para llevar adelante el socialismo.” Los “enunciados generales” sobre el socialismo se pueden sintetizar en el objetivo central de libertad – bienestar – felicidad, al que se llega a través de participación, solidaridad y cooperación.

Cuando aborda el tratamiento de la ciudad aparece otro concepto nodal: la convivencia. “Tratamos que esta ciudad poco a poco se vaya transformando en la ciudad capital de la convivencia y de la solidaridad”. Esto se “plasmó” en el Consejo Económico y Social161. En estas tesituras Cavallero ahonda la despolitización de la interpelación y construye un “nosotros” en base a solidaridad y convivencia en la que no hay intereses contrapuestos162. Esto es más claro aún cuando repasa las tareas emprendidas con el movimiento vecinalista. El aliento a la organización de las Vecinales que “hicieron su congreso y en un proceso de autogestión y auto-regulación determinaron la ordenanza que las rige y el Departamento Ejecutivo la hizo suya.” “Esto es

161

En el apartado sobre el Consejo Económico y Social se expone que se trató de una estrategia de Cavallero para dar cuenta tan solo en lo formal de la propuesta partidaria y la nula incidencia del CEyS en la gobernabilidad del municipio, así como su debilidad institucional y social.

162

Esta posición descansa sobre el “mito de la sociedad reconciliada”, como apunta Paramio: “una sociedad unificada, no escindida, en la que los conflictos de intereses ya no obstaculizarían la formación de la voluntad general. [...] Una sociedad reconciliada es también una sociedad transparente, una sociedad que puede conocerse a sí misma más allá de todo engaño y de toda opacidad. [...] Una sociedad reconciliada es una sociedad sin intereses particulares, por definición; luego es una sociedad sin ideología.” Paramio, Ludolfo: “La utopía hecha pedazos”, en Lechner, Norbert y otros: ¿Qué es el realismo en política?, Ed. Catálogos, Buenos Aires, 1987, Pág. 87 – 88. 187

socialismo: la autogestión.” Para las vecinales la apertura de la municipalidad es un logro y la nueva normativa es un avance respecto de las sancionadas durante los gobiernos de facto; pero para el socialismo su propio éxito es diluido por la palabra del intendente: los dirigentes vecinales “hoy están acá no porque se hayan hecho socialistas, sino porque han entendido la lección de convivencia.” Demasiado reparo en las interpelaciones: ni políticas; ni, mucho menos, socialistas.

En la siguiente cita se evidencia el lugar moral desde el que Cavallero construye el discurso del poder. No es el socialismo el que hace la diferencia entre un tratamiento de los grupos económicos y el que se le daba antes sino que es la moralidad la que marca la actitud; no es política, es ética:

“Nos planteamos llevar la moralización a la función pública, porque la corrupción, además de la degradación de los valores éticos y morales que produce, también tiene un valor económico. [...] Tuvimos dificultades porque una cosa es hablar del sistema y otra es oponerse a los poderes, a los monopolios que manejaban los servicios públicos en esta ciudad como se les daba la gana. Le dijimos: señores o ustedes reducen un 50 por ciento de lo que están cobrando –porque están robando- o le aplicamos la ley de emergencia económica y los echamos. Nos tiraron la basura enfrente del Palacio Municipal, nos hacían actos, nos hicieron cualquier cosa. Pero lo que no pudieron hacer, es comprar a los funcionarios del gobierno. Y le dijimos “ustedes están desesperados porque es la primera vez que deben tratar con un gobierno honesto. Se acabó la coima. [...] Durante meses las obras públicas que se 188

realizaban en la ciudad de Rosario se pagaron con lo que se ahorraba de los servicios públicos.”

Después Cavallero introduce una diferenciación de concepciones entre su gestión y la anterior gestión radical: “Hemos encarado las cosas de otra manera. No son iguales todas las administraciones.” [...] “Cuando las concepciones son distintas, los objetivos son distintos y los planes son distintos; en este sentido hemos enfocado las obras y los servicios públicos con el concepto de reparar fundamentalmente las desigualdades territoriales. Siempre la municipalidad quedaba rodeada de los grupos de presión que son los que tenían más fuerza para ir a golpear la puerta del intendente y lograr obras en lugares donde hasta sobraban. Esa gente [que antes estaba aislada] hoy llega a la municipalidad, exige y la Municipalidad va reparando esta desigualdad”. [...] “Esta es la concepción distinta. No se hace obra por hacer obra y para que lo vea la gente; se hace obra para resolver problemas.”

Única aparición del tema de la igualdad, como desigualdad territorial, son los barrios en oposición al centro: “ahora hay cultura en el centro cultural Bernardino Rivadavia, en la Sala Mateo Booz (salas céntricas), pero también hay cultura en las plazas (actividades culturales barriales)”. Se construye una oposición barrios – centro que permite tratar a las desigualdades como territoriales y no como desigualdades sociales. Otra vez el socialismo tímido.

Porque en definitiva Cavallero no convoca desde un terreno distinto; Cavallero juega en el terreno del discurso hegemónico: “A pesar de la misiadura. 189

Administrando los ingresos como corresponde, estos chicos gritones y contestarios están haciendo mucho más pavimento que los elitistas de la administración anterior.” El orgullo de ganarle al elitismo en el propio terreno del elitismo y la diferencia ideológica hecha caricatura es asumida; cuál es la importancia de los gritos y la contestación si igual se puede administrar bien y hacer obras. “Podemos seguir hablando de muchas cosas, ..., lo que se puede hacer con honestidad, trabajo e idoneidad.” El cierre del balance de la gestión asume con todo el rigor la apoliticidad que viene transitando: honestidad, trabajo e idoneidad; queda contratado, podría decirle el pueblo a su servidor, como lo haría un gerente de recursos humanos al ingresante a un puesto vacante.

“En síntesis, nosotros queríamos decirles algunas de estas cosas, ..., con errores y con aciertos, nos mantenemos fieles a nuestros principios de trabajar honestamente por la libertad, por el bienestar, por la felicidad de los hombres y las mujeres de esta ciudad a través de la participación y con la práctica de la solidaridad y la cooperación. En esta ciudad los hombres de la Unidad Socialista junto a la gente de honestidad y trabajo, junto a toda la gente que se ha ido arrimando en todo este proceso, vamos a presentar batalla contra los hombres que han entendido que esto es un negocio, porque dentro de nuestra administración donde hay socialistas y no socialistas, yo lo que sí les puedo decir163 que todos los hombres y mujeres que están en este Ejecutivo, desde que asumieron, ahora tienen menos. Lo que no me explico de muchos otros...“

163

Lo que “no puede decir” es “esta administración socialista”. 190

es cómo se enriqueceron estando en la función pública. “Nosotros vamos a presentar batalla contra esta gente que no tienen como objetivo de una administración municipal la libertad, el bienestar y la felicidad del hombre; su objetivo es lograr el poder suficiente para, merced a la sociedad, ganar posiciones económicas.”

La diferencia de la gestión pasa por la decencia; ese es un eje que atraviesa con fuerza todo el discurso y demarca un “nosotros” de honestos, decentes, de funcionarios abnegados frente a los que “entienden la política como negocio”. Esta oposición es clara; no resulta posible, en cambio, reconstruir un juego de oposiciones a partir de un nosotros socialista; cada vez que aparece la idea del socialismo aparece lavada, aparece un pedido de disculpas, una cautela para que nadie sienta que se lo vuelve socialista “de prepo”.

191

B.- El Consejo Económico y Social

La gestión nunca es la puesta en marcha “técnica” de un programa preestablecido, pero siempre hay ideas fuerza en tensión con la práctica de gobierno. El programa es necesariamente vago y las decisiones de gobierno concretas. Hay tareas de interpretación y de negociación entre la propuesta y la gestión. En ese juego aparecen continuidades y rupturas respecto de las metas ideológicas. En este sentido también para el socialismo fue más fácil el camino del reconocimiento por la vía de la moralidad que el de otras cuestiones involucradas en la gestión.

Una de los tópicos fuertes de las discusiones programáticas era el referido a la concertación de intereses que había encontrado su fórmula institucional en el proyecto de Consejo Económico y Social Multipartidario y Multisectorial que Estévez Boero presentara al Parlamento. Pero a nivel local este Consejo tuvo apenas

un

correlato

formal,

comparable

nominalmente

a

las

ideas

programáticas, no así en sus contenidos políticos y sociales. De este modo la herramienta producida por los sucesivos diagnósticos y propuestas partidarias quedó redefinida durante la práctica de gobierno.

Para evaluarlo en términos de apuesta institucional basta señalar que el CEyS se crea sin presupuesto municipal y con un solo cargo administrativo que se cubre mediante traslado de una agente que se venía desempeñando en otra de las áreas del municipio y los consejeros debían desempeñar sus cargos ad 192

honorem. Para evaluarlo en términos de su funcionamiento como ámbito de conciliación de intereses, basta decir que no se verificó la participación de los grupos de poder más concentrados de la ciudad ni medios de comunicación, ni los concesionarios de servicios públicos, ni las cámaras de grandes empresas, por citar algunas destacadas ausencias.

El Consejo se constituyó como lugar de diálogo entre funcionarios del Ejecutivo municipal con dirigentes de entidades intermedias de la ciudad, especialmente entidades focalizadas geográficamente. Con esta conformación se producía un salto muy grande entre la envergadura de los temas que el Consejo abordaba y el peso político – social de sus participantes, resultando de hecho un lugar privilegiado para realizar un seguimiento de la gestión de gobierno pero sin posibilidades ciertas de modificar sus decisiones164. En vista de la forma en que se constituyó puede decirse que Cavallero utilizó hábilmente un elemento programático que, implementado de un modo conveniente a su estrategia, le permitió “cumplir” con una propuesta partidaria y a la vez generar un ámbito de expresión de algunos grupos que le eran leales. De este modo resignificó el tema del Consejo Económico y Social para obtener legitimación partidaria y al mismo tiempo un paso más en su estrategia de ampliar la base de sustentación de su gobierno más allá del partido.

164

Guberman, Lucio e Iglesias, Esteban: “Formas de participación política urbanas. Análisis de un caso concreto: el Consejo Económico y Social del Municipio de Rosario”, Informe de investigación para la beca de estímulo a la investigación del Rectorado de la UNR, 1992, mimeo. 193

C.- La auténtica disputa con los grupos de interés

En el caso de las concesionarias de servicios públicos el socialismo se sentó a renegociar todos los contratos pero, lejos de hacerlo a través de un mecanismo en el que hubiera participación de actores sociales, lo hizo armando una comisión de especialistas en quiebras, escudándose en la Ley de Emergencia Económica que suspendía los juicios contra el Estado. Esta ley había sido sancionada para el Estado Nacional y Cavallero adhirió a la misma aún antes de que la provincia de Santa Fe lo hiciera. De modo que la estrategia de negociación con estos actores fue la utilización de los recursos jurídicos a mano del Estado para acotar las demandas. Esta negociación era encarada directamente a través del Ejecutivo local que apelaba, en la persona de los especialistas en quiebra, al saber de un grupo de técnicos para preservar el interés gubernamental.165

En estas cuestiones el socialismo popular perfilaba una concepción de Estado que no aparecía delineada con tal nitidez en sus programas, pero que en la práctica mostraba un Estado abierto al diálogo con sectores de debilidad relativa en Rosario; ello se complementaba con un Estado sólido para defender sus intereses frente a los grupos económicos. Si bien en todo momento el socialismo hablaba de “articular la convivencia” no era inocente sobre el papel del Estado frente a los grupos más poderosos. Si en el planteo del CEyS a 165

Una virtual convocatoria de acreedores que si bien no está contemplada en el derecho público era la situación de hecho generada por el gobierno a través de esta comisión. 194

nivel nacional se señaló la expectativa del partido en la conciliación de intereses y la poca preocupación por la sujeción de los más poderosos, se ve que en la resolución práctica del dilema, el partido decidió fortalecer el Estado frente a dichos grupos, dejando la herramienta programática para la conciliación de intereses acotada tal como se acaba de exponer.

La insistencia en la concertación como herramienta para llegar al gran acuerdo nacional se sustentó sobre una supuesta racionalidad de los actores por la cual sus intereses contradictorios llegarían a equilibrarse vía diálogo. Con esto el partido lograba, mediante la postulación de un ámbito de conciliación de intereses (el CEyS), pasar por alto las contradicciones estructurales de algunos de esos intereses, esperando del intercambio transparente entre los actores la salida social óptima. Cuando Estévez Boero

en 1991166 traza la diferencia

entre quienes aceptan la concertación y quienes no la aceptan en la Argentina, el PSP por un lado y Justicialistas y Radicales por otro, la diferencia la hace pasar por la falsa creencia de los partidos mayoritarios de tener la solución por sí mismos – Plan Austral, Plan Bunge y Born, etc.; no los acusa de defender intereses en esos programas; les atribuye error de concepción. El único diagnóstico del PSP en torno al interés es el que lo identifica como interés privado de quienes entienden la política como negocio. A pesar de hablar de los “factores de poder” no se asume con rigor, en el terreno político, el componente particular de los intereses en juego. Con lo cual se termina de cerrar la división del campo de lo político en una contradicción entre decentes e 166

Estévez Boero, Guillermo: Discurso al Congreso Provincial Ordinario y Extraordinario del PSP, Rosario, 6 y 7 de abril de 1991. 195

indecentes, corruptos y honestos: no hay más contradicción de intereses; sólo se trata de erradicar la corrupción.

196

VI.5.- Socialismo en tiempos de Menemismo

El socialismo popular coincidió con el discurso menemista en el eficientismo y el saneamiento de las cuentas públicas. Adhirió por decreto a la ley de Emergencia Económica de la provincia que exigía a las comunas déficit fiscal cero y, siguiendo esa línea, se congelaron las vacantes y se instrumentó un formulario para detectar “ñoquis”167 entre el personal comunal. Esto contrastaba con las posiciones de los diputados provinciales de la oposición al Justicialismo que buscaban la derogación de la ley de Emergencia por inconstitucional y con la movilización sindical contra la Reforma del Estado.

La actitud del PSP frente a esa Reforma del Estado era ambigua: si en las legislaturas provincial y nacional la criticaba, desde el municipio se aprovechaban las eventuales ventajas para la administración que esa normativa de emergencia otorgaba y se soslayaba cualquier conexión con los sectores que componían la oposición político – sindical a esas medidas y que en Rosario y su conurbano crecían en importancia semana tras semana.

Le resultó imposible al PSP diferenciar las relaciones necesarias con el menemismo para mantener la gobernabilidad del municipio de sus posiciones más globales frente a la dirección que estaba tomando el proceso de

167

Ñoquis es la forma de referirse coloquialmente a personas que cobran un sueldo del Estado sin cumplimentar tareas en la dependencia asignada, pasando por ésta solo los días de cobro de haberes. 197

transformación encarado a nivel nacional168. El viraje que venía operando el PSP hacia las cuestiones morales de la política lo puso en una situación de debilidad para criticar el proceso de transformación desde una perspectiva que atendiera a lo sustantivo de los cambios del modelo de acumulación. El partido recepcionó y evaluó estos hechos desde esa matriz moralista que venía conformando y debilitó las propias posibilidades de interpretar la realidad, retomando la línea de sus discusiones programáticas.

La tensión ideológica dividió internamente las aguas partidarias: Cavallero apoyaba explícitamente la reelección de Menem, mientras Estévez Boero criticaba a la conducción económica nacional por la desocupación y los acuerdos con el FMI. En el partido ello fue leído como la menemización del sector de Cavallero y consolidó el camino hacia la división partidaria. Pero lo que la fracción opositora al intendente no visualizaba en aquel momento era que el partido en su conjunto había arribado a una identidad apoyada más en cuestiones de orden moral que político y que esa identidad es la que dio lugar a movimientos pragmáticos en su posición frente a la coyuntura. Tomando los aspectos de Reforma del Estado como propios pasaba por alto las connotaciones que dicha reforma tenía en el proceso que se desenvolvía a nivel nacional. De este modo el socialismo tomaba de la política menemista los elementos que le permitían resguardar su experiencia de gobierno pero al

168

Cuando hacia finales de 1992 el Partido Socialista Democrático (PSD) anunció una nueva postergación en la fusión con el PSP, Cavallero la adjudicó a “algunos que solo quieren un aparatito para opinar de política y no una herramienta eficiente para gobernar el país”; pero Alfredo Bravo, titular del PSD, consideró necesario antes de la unificación que el PSP defina “con franqueza que actitud asumirá; si se opone o no a la monocracia menemista con definiciones concretas“. 198

precio de pasar por alto los costos sociales del modelo nacional al cual eran funcionales; esto no era una situación imputable solo a la posición del intendente y sus intenciones de llegar a la gobernación provincial a través de alianzas con el peronismo. Por el contrario, en el vacío político que produjo el viraje partidario hacia los tópicos moralistas el partido perdió el rumbo para imaginar su proyección orgánica hacia la gobernación provincial.

De este modo la aspiración de Cavallero a la gobernación resultó para el partido una aspiración personal, una aventura “inorgánica”. Si bien parecen convincentes las argumentaciones utilizadas para impugnar la alianza con el menemismo para llegar al poder provincial, lo que dejan en la sombra es la falta de un proyecto socialista más amplio en el que la llegada a la gobernación tuviera objetivos muy precisos de gobierno para los cuales una alianza con el menemismo no hubiera resultado más perjudicial que para el gobierno municipal de Rosario. En éste la gestión pudo marcar en los hechos una diferencia a pesar de servirse de los recursos que le aportaban gobernabilidad desde la Nación y la provincia: financiamiento, leyes, apoyo político, entre otros.

El balance de los cambios de programa, la inflexión desde las preocupaciones por el modelo de acumulaciòn y el régimen polìtico hacia preocupaciones más ligadas a la transparencia y la austeridad obligan a pensar que los elementos de continuidad y de reproducción de la identidad socialista popular pasaron por un lugar distinto al de los contenidos específicos de un programa. Lo que ha dado continuidad a la identidad hay que buscarlo más en el tipo de prácticas de 199

socialización adoptado por el partido que en las formas de presentación e interpelación de la sociedad. Una socialización que se caracteriza por una pauta de reclutamiento estricta que establece un umbral alto de pertenencia es la que ha mantenido al PSP como una fuerza política con identidad propia. A pesar de los cambios en la polìtica de alianza, del paso de partido de oposición a partido de gobierno y de un contexto de ciclo cívico - militar a una democracia prolongada, el partido mantuvo su identidad de manera sólida. Claro que ello sucedió al precio de un escaso crecimiento polìtico, de una consolidación en la ciudad de Rosario pero sin hacer avanzar al socialismo en otros lugares del país o la provincia.

200

Consideraciones finales

En el año 1989 el PSP obtuvo la intendencia municipal. En 1991 el PSP obtuvo la reelección en la Intendencia con un porcentaje de votos mayor al de 1989. El 12 de diciembre de 1993 Cavallero le pidió la renuncia a todo el gabinete. Este pedido fue el paso previo al desplazamiento de todos los integrantes del sector interno de Hermes Binner y un paso decisivo hacia la fractura partidaria al año siguiente.

¿Qué transformaciones tuvieron lugar en el período que medió entre la victoria de noviembre de 1989 y la ruptura de 1994? El problema que se abordó en esta investigación es el de las transformaciones partidarias a partir del cambio de la posición institucional del partido. La fractura no se puede atribuir ni a deficits de gestión; ni a diferencias en la orientación global de las políticas implementadas; ni tampoco a riesgos de retroceso electoral. Las causas de la escisión partidaria se detectaron “dentro” del partido y especialmente en la ausencia de ciertas transformaciones que hubieran permitido coexistir a los diversos intereses que llegaron a constituirse como grupos internos del partido.

Como se planteó en el marco de análisis los orígenes partidarios suelen dejar huellas indelebles en la organización. Esto es aún más probable para un partido de creación relativamente reciente como el PSP. Las características del modelo originario del PSP fueron desarrollo por penetración, patrocinante 201

externo devenido en coalición dominante y ausencia de líder carismático; son características que contribuyeron a la institucionalización fuerte de la organización. La institucionalización se reforzó aun más por las características de la coalición dominante del partido:

-

Un grupo interno al partido: quienes toman decisiones vitales para la supervivencia partidaria son todos miembros plenos de la organización.

-

Una alta cohesión interna: los intercambios verticales en el PSP están sumamente concentrados a través de una estructura centralizada y jerárquica.

-

Estabilidad: los intercambios horizontales entre los miembros de la coalición dominante han sido estabilizados a partir de la observancia de estrictas reglas de unanimidad.

-

Centralización: en manos de quienes ascendieron a la dirección partidaria por la vía universitaria.

Los efectos sobre la organización socialista del cambio de posición institucional, de oposición a gobierno, estuvieron mediados por la coalición dominante. Sus características fueron determinantes en el procesamiento de los desafíos que la nueva posición institucional del partido trajo consigo y de la respuesta organizacional adoptada. La experiencia de gobierno lejos de alterar 202

el origen y la composición de la coalición dominante reafirmó las características apuntadas: cooptación interna, cohesión, estabilidad y centralización.

Es cierto que no todos los cambios partidarios durante el período tienen relación o fueron estimulados de modo directo por el paso de oposición a gobierno. Por ejemplo, a principios de los noventa el partido produjo su renovación generacional. Pero estos cambios, también fueron controlados por la coalición dominante y fueron realizados de manera de reforzar las pautas organizacionales preexistentes a la llegada al poder rosarino.

Retomando la noción de ciclo de problemas, se hace visible que para la coalición dominante del PSP el paso de oposición a gobierno no constituyó un problema organizacional para el partido. A pesar de los cambios en varias zonas de incertidumbre, es decir en funciones vitales para la organización, la coalición dominante no tematizó la necesidad de una reforma organizativa. Quien intentó en reiteradas ocasiones instalar la necesidad de transformación partidaria como problema fue el entonces intendente, Cavallero. Pero sus iniciativas fueron interpretadas como intentos de orientar al partido hacia un proyecto personal que lo desvirtuaría.

Hace falta especificar la posición del Héctor Cavallero respecto de la coalición dominante. Cavallero indudablemente debe ser considerado integrante de la coalición dominante del PSP; sin embargo, se trataba de su integrante más díscolo y quién expresaba mayores diferencias con la línea “histórica” del partido. La diferencia fundamental pasaba por la insistencia de Cavallero para 203

que el PSP se abriera hacia sectores no universitarios; más concretamente, que el PSP efectivizara la incorporación de sectores populares y especialmente trabajadores. Mantuvo una posición más activa en la incorporación de estos actores al partido, tanto en la etapa previa a la gestión como cuando se desempeñó al frente de la misma. La posición mayoritaria entre los integrantes de la coalición dominante del PSP era la de cuidar la puerta de ingreso al partido. A este control se lo garantizó a partir de un reclutamiento exclusivamente universitario. El reclutamiento centrado en la universidad tenía un mecanismo muy ajustado de cooptación, en el cual los ascensos desde militante estudiantil hasta dirigente partidario eran absolutamente controlados “desde arriba”.

El PSP conservó la fisonomía organizacional y la coalición dominante conservó sus

características

de

cooptación

interna,

cohesión,

estabilidad

y

centralización. Pero al costo de la fractura del grupo encabezado por el intendente de Rosario y un grupo importante de militantes y dirigentes.

El control del Estado Municipal permitió al grupo del intendente avanzar en el control sobre algunas zonas de incertidumbre partidaria; desempeñando cargos, aumentaron su competencia; se ocuparon de la gestión de las relaciones con el entorno, y accedieron a fuentes de financiación más nutridas que las que había dispuesto con anterioridad el partido.

Sin embargo, hubo dos áreas de incertidumbre que no fueron modificadas por el cambio de contexto; dos áreas en las cuales el dominio de recursos 204

institucionales derivados del estado municipal no se tradujo directamente y fueron claves para la evolución partidaria: las reglas formales del partido y el reclutamiento. De estas zonas de poder organizacional se valió la fracción enfrentada al oficialismo municipal para desequilibrar en su favor las relaciones de poder intrapartidario.

Sin el control de estas zonas de incertidumbre la acumulación de poder de Cavallero y su grupo resultó insuficiente para producir cambios en la organización partidaria. Por el contrario, el grupo histórico conservó las formas organizativas tradicionales del PSP y logró imponerse internamente a Cavallero. Al mismo tiempo el partido pudo aprovechar la experiencia municipal para cambiar su pauta de financiamiento que, en el paso a partido de gobierno, se profesionalizó y logró la formación de cuadros a través del desempeño de cargos públicos.

Por su parte, Cavallero y los suyos subestimaron la capacidad de los socialistas históricos para mantener al PSP como una herramienta política poderosa a nivel municipal. Midiéndolo como herramienta para alcanzar el poder provincial, Cavallero lo consideró insuficiente y minimizó el crecimiento partidario a lo ancho de todas las seccionales de la ciudad de Rosario. Pero hubo otro aspecto que fue erróneamente mensurado por Cavallero: la fuerza de los incentivos de identidad169 que los socialistas históricos consiguieron distribuir exitosamente.

169

Se retoma este tema de los incentivos de identidad unas páginas después. 205

Se arribó a una situación en la cual las dos estrategias170 de acumulación competitivas que se dieron, los cavalleristas por un lado y los históricos por otro, no pudieron ser contenidas por la institucionalidad partidaria, con lo cual se disputó una elección interna por los atributos partidarios pero que de antemano era inviable para articular las dos estrategias en una nueva y superadora.

¿Por qué el PSP no pudo encarar un proceso de articulación de fines exitoso? Se propone una hipótesis centrada en el tipo de incentivos que produjo y distribuyó el PSP, especialmente en la universidad, ámbito, como se dijo, en el que el partido montó sus mecanismos de reproducción.

La producción de incentivos en el PSP

Se planteó que el PSP es una organización en la que la distribución de incentivos de identidad fue preponderante respecto de los incentivos ideológicos. El estímulo para pertenecer al PSP no pasaba por los fines externos sustentados sino por características inherentes a la propia organización. Por esto se insistió en que es fundamental revisar cuáles son los incentivos de identidad que distribuyó en la universidad, puesto que es el ámbito donde el partido se aseguró su reproducción. Se describió el tipo de

170

Ver capítulo 5, sección Socialismo unificado vs. Movimientismo. 206

organización centralista democrática que el PSP se dio en este ámbito y también se consideró que los incentivos de identidad constituyeron un muy peculiar sistema de socialización. En este sentido lo que para el sector de Cavallero implicó una opresión y una actitud sectaria, para otros integrantes del partido constituía una forma de estar en el mundo, una organización en la que los fines externos no eran tan perceptibles como la propia organización y la posibilidad de pertenecer a ésta.

El PSP ejemplifica cómo los incentivos colectivos de identidad también empujan a la organización hacia el modelo del sistema natural, de la misma manera que lo hacen los incentivos selectivos: la organización misma, por características inherentes a su funcionamiento interno o al prestigio de sus integrantes, refuerza la lealtad de los miembros y atrae a nuevos integrantes, pero integrantes cuya incorporación no está supeditada al avance hacia metas externas al propio desempeño organizacional. Con lo cual se llega a una participación que refuerza las características de la organización tipo sistema natural, el tipo de resultado que teóricamente se imputaba a los incentivos selectivos, pero que esta vez se alcanzan a través de la distribución de incentivos colectivos de identidad.

El discurso partidario centrado en la transparencia y la austeridad, es decir centrado en los insumos de la política más que en los resultados esperables de ella, acotaba a una mínima expresión la posibilidad de distribuir incentivos ideológicos. Los elementos de continuidad y de reproducción de la identidad 207

socialista popular no pasaron por la apelación, ni siquiera retórica, a los “fines oficiales” o a los contenidos de un programa de reforma social.

Con lo cual se puede concluir que más que ideología se trata de una identidad sobre la cual se reprodujo la organización. En esta carencia ideológica reside una parte de la explicación de la incapacidad para llegar a una articulación de los fines. Otra parte de la imposibilidad de articulación tiene que ver con la impugnación por parte del grupo histórico a la distribución de incentivos selectivos como parte de una estrategia de crecimiento.

Según lo recorrido hasta aquí buena parte de la explicación de las dificultades para articular fines del PSP puede encontrarse en la particular producción de incentivos colectivos. Incentivos de identidad fuertes e incentivos ideológicos débiles dificultaron el proceso de articulación de los fines. Una organización basada en el centralismo democrático, coronada por una coalición dominante en la que impera una fuerte convicción respecto de la interpelación moralista como identidad política, encontró límites severos a la enunciación de un proyecto político que justifique el salto a niveles superiores de gobierno.

La distribución de incentivos de identidad tiene un límite intrínseco: para ser valorada per se la pertenencia a una organización ésta debe implicar algún grado de exclusividad; por lo tanto, no se puede esperar que la distribución de incentivos colectivos esté en la base de una estrategia de crecimiento partidario. 208

En síntesis, se formula la hipótesis que sin una ideología capaz de vertebrar un proyecto político, la coalición dominante abocada a la distribución de incentivos de identidad, en el marco de una organización fuertemente centralizada, se enfrenta a la imposibilidad de articular los fines, es decir de articular el crecimiento organizativo con la revitalización de las metas oficiales.

La constitución de actores intrapartidarios

Se planteó la historia partidaria como proceso de construcción colectiva de una identidad y una organización que modela las expectativas individuales de quienes participan en dicho proceso. Se adelantó la doble importancia de esta concepción de la historia partidaria: por un lado, por su carácter de partido chico, en el que “todos se conocen” entre sí y por tanto el juicio colectivo pesa sobre las decisiones individuales de manera mucho más profunda; por otro lado, por las características de su praxis, que tienden a borrar la diferencia entre vida pública y privada de sus miembros en diversos aspectos.

Cuando un grupo que se constituyó en este tipo de socialización encuentra objetivos externos que amenazan la distribución de incentivos colectivos, como ocurrió con la pretensión de crecimiento político del cavallerismo, no es extraño que se produzcan dos resultados: el grupo pasó a vivir a la organización como una opresión; y por otro lado, la organización visualizó al grupo surgido en su seno como una amenaza. 209

Por eso se descartaron las opciones analíticas en términos del cálculo estratégico para el logro de objetivos, nociones de la acción colectiva que minimizan la dimensión institucional en la explicación de las conductas. Por el contrario, se privilegió la perspectiva de la constitución de estos actores en las disputas de poder internas del PSP. Desde esta perspectiva aparece con claridad la racionalidad limitada de los actores y se comprende mejor que las posibilidades de elección que tuvieron se limitaron al repertorio de formas de comportamiento ofrecido por la propia cultura organizacional, es decir a su stock de confianza, expectativas, pautas, etc.

210

Cambios sí, innovación no.

Se apuntaron los mecanismos puestos en funcionamiento por las instituciones para reducir la incertidumbre y los costos de los cambios y analizando el comportamiento partidario se evidenció la importancia de alguno de estos:

Auto-reclutamiento de las burocracias: Este mecanismo, nunca se insistirá lo suficiente, fue una de las claves de la inercia organizacional en el PSP a pesar de las enormes presiones hacia el cambio que recibió a principios de los noventa.

Sendero institucional: el seguimiento de pautas fijadas en el pasado fue determinante también en la persistencia de formas organizativas que el partido diseñó para un contexto radicalmente diferente. Mientras que el diseño organizativo basado en el centralismo se justificaba en el ambiente represivo y de ilegalidad de la vida asociativa de los setenta, el PSP no consiguió cambiarlo después de años de democracia y aún desde una posición de poder estatal.

Isomorfismo: Si bien se ha tratado al PSP como un caso singular, algunos rasgos isomórficos respecto de otros partidos políticos lo alcanzaron a partir de la experiencia de gobierno, especialmente la tendencia a partido de cartel que tiende al financiamiento estatal de las organizaciones partidarias y del cual el PSP solo practicaba una versión atenuada e indirecta a través de la inserción universitaria. 211

Estos mecanismos de persistencia institucional tienen su contrapartida, en la existencia de relaciones de poder asimétricas en las instituciones, lo que implica que existan actores con diferentes capacidades para reformarlas. Esto habilita el terreno de análisis de las disputas intrainstitucionales en las que los actores tratan de mejorar sus propias asignaciones de recursos dentro de la institución. Este fue el marco de las disputas analizadas entre el cavallerismo y los históricos que desembocaron en la fractura partidaria. Hay dos señalamientos importantes que hacer aquí: por un lado, si bien estas diferencias de poder existieron, se impuso el grupo que bloqueaba las transformaciones institucionales. Por otro lado, es interesante señalar cómo las instituciones

partidarias

influyeron

en

este

resultado

de

persistencia

organizativa: el control de las reglas formales y el reclutamiento evitaron que la acumulación de poder institucional en el Estado se traduzca de modo directo en recursos de poder intrapartidarios.

A pesar del «shock» externo el PSP no se transformó de manera fundamental, confirmando la idea según la cual las organizaciones como los partidos son renuentes al cambio y “difícilmente desencadenan procesos de modificación interna en su coalición gobernante, en las reglas formales e informales, en los ámbitos de actuación o en la caracterización de su propia misión.”171

171

Harmel y Janda op. cit. 212

Este trabajo adoptó la perspectiva del cambio partidario como resultado de un desafío externo que es procesado por las instituciones formales e informales del partido: la organización, la historia, las relaciones de los líderes con los seguidores, etc. Por lo cual los problemas partidarios son aquellos a los cuales el partido decide darle el status de problema. Para que exista un problema partidario deben darse procesos en los cuales determinados grupos definen una situación o etiquetan una condición de modo de hacerla ver como un problema al que el partido no puede dejar de prestar su atención. Esto es lo que intentó hacer el grupo cavallerista respecto de la apertura del partido, pero los históricos redefinieron el tema en términos de un “proyecto personal del intendente”. Identificaron la apertura propuesta por Cavallero con las prácticas clientelistas típicas del Radicalismo y el Justicialismo y se negaron a que el PSP avance en esa dirección. Las “personas con credenciales” en esta redefinición, ya no eran los miembros del partido que tenían relación con los nuevos actores sino los miembros del partido que habían mantenido la “pureza” de las prácticas partidarias y no se dejaron tentar por el canto de sirenas del poder.

Si el cambio organizacional es la diferencia encontrada entre dos puntos de tiempo en el modo de operar del partido, queda claro que hubo cambios aunque no se produjeron innovaciones en la organización. Una innovación organizacional es la parte intencional que hay en los cambios, llevada adelante por algún agente interno del partido. En el PSP los cambios organizacionales fueron bloqueados por el núcleo central de la coalición 213

dominante que logró impedir las tentativas de innovación organizacional definiéndolas como peligrosas para la naturaleza de la organización socialista.

En contraste con el sentido común que asocia la actividad partidaria a la búsqueda del poder por el poder, el PSP se apartó del camino de acumulación de recursos institucionales. Esto no significa la adopción de ningún tipo de altruísmo, sino que las particulares formas de reproducción de la organización le marcaron fuertes límites al alumbramiento de una estrategia de incremento de poder orientado a fines.

214

Diez años después...

A diez años sigue habiendo una serie de temas recurrentes en la vida partidaria. El PSP continúa al frente del gobierno local de Rosario, logró la unificación del socialismo argentino en un Partido Socialista sin aditamentos y el dilema de la transformación organizacional vuelve a enfrentar a los principales líderes partidarios.

Después de la fractura con el sector de Cavallero, el PSP llevó a Hermes Binner a la Intendencia, éste consiguió en 1995 su primer mandato y revalidó título en 1999. El 7 de septiembre de 2003, el PSP triunfó por quinta vez consecutiva en las elecciones para la Intendencia rosarina, esta vez con otro candidato, el ingeniero Miguel Lifschitz, quien se convirtió en el tercer intendente socialista de Rosario.

Al mismo tiempo el PSP lideró el proceso de unificación del socialismo restableciendo la existencia de un Partido Socialista a secas, tal como la estrategia de acumulación del sector histórico se lo había propuesto mucho tiempo atrás. El 28 de junio de 2002, en el 106 aniversario de la fundación del Partido Socialista de Justo, el PSP y el PSD firmaron la unificación. Sin embargo, este proceso de unidad no disipó las tensiones organizacionales del Socialismo Popular que, por el contrario, se reavivaron después de la derrota en las elecciones para gobernador de Santa Fe de septiembre de 2003, a partir de allí un sector del partido reclama mayor flexibilidad estructural, mientras que otro sector pretende conservar el statu quo intrapartidario. 215

El ex intendente y derrotado candidato a gobernador en el 2003, Hermes Binner, lidera el sector que propugna la transformación partidaria, mientras que Rubén Giustiniani, senador nacional y máxima autoridad partidaria, es el principal referente del sector inclinado por la persistencia institucional. Esta situación es más compleja en su despliegue de actores que la previa a la fractura de 1994 puesto que el actual intendente Lifschitz no encabeza ninguna de las posiciones, como ocurriera cuando Cavallero era jefe del gobierno local y líder del sector que impulsaba la apertura partidaria.

La historia no se repite pero conserva huellas del pasado.

216

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Anexo I: evolución electoral del PSP en la ciudad de Rosario 1983 – 1995

Se presenta la dimensión electoral en dos partes, en este Anexo I se describe cómo fueron en la ciudad los resultados electorales del período estudiado, 1989 –1995, y las alianzas con las que el socialismo popular se presentó en cada comicio; mientras que el Anexo II traza algunas líneas para el análisis electoral basado en la desagregación de los resultados de la ciudad en unidades geográficas menores, los circuitos electorales, de modo de alumbrar algunas situaciones que una visión agregada de los resultados electorales no permite.

En 1983 el PSP obtuvo un punto porcentual en la elección de diputados nacionales. En 1985 registró un salto cuantitativo muy importante:

-

11,27 % para diputados nacionales

-

10,6 % para concejales

Para estas elecciones de 1985 el PSP ya mostraba que su inserción era factible en toda la ciudad de Rosario: su mínimo en una seccional era del 7,42% y su máximo del 18%. A estos comicios el PSP concurrió en alianza con el Partido Socialista Democrático (PSD) con el que había 222

conformado la Unidad Socialista (US)172. En esta elección consiguió la representación en el Concejo Municipal y quien en 1989 se convertiría en el primer intendente socialista de Rosario, Héctor Cavallero, asumió una concejalía.

En 1987 las elecciones locales rosarinas tuvieron el condimento de la reelección del intendente radical, Horacio Usandizaga, que en base a su prestigio personal logró convertirse en una excepción al magro desempeño electoral de la UCR para ese año. El PJ para 1987 venía recomponiéndose de las derrotas sufridas en la reapertura democrática de 1983 y en 1985. Estos dos fenómenos, en la ciudad de Rosario, alimentaban la polarización en perjuicio de los partidos chicos. Pero la Unidad Socialista (PSP + PSD) logró preservarse de este proceso de concentración. En la elección para diputados nacionales logró la banca Estévez Boero.

Para la elección de concejales de mayo de 1989173, La US obtiene 11,9 por ciento.

Resultados elección para concejales 1989 US UCR PJ Otros 11.9 24.7 44.4 16.4

Blancos 2.7

172

Sin embargo en las boletas electorales, por cuestiones formales, seguían presentándose como PSP.

173

Realizada al mismo tiempo que las elecciones presidenciales 223

Distribución de las bancas en juego en la elección de concejales de 1989 Partido PJ UCR US AC IU Concejales 10 5 2 1 1 Votos 228.415 126.550 60.897 35.370 21.304 El Concejo Municipal estaba conformado por 38 concejales distribuídos de la siguiente manera:

-

Partido Justicialista: 18 ediles divididos en dos bloques (Peronista y Justicialista);

-

Unión Cívica Radical: 13 ediles;

-

Unidad Socialista (PSP + PSD174): 4 ediles;

-

Partido Demócrata Progresista: 2 ediles;

-

Izquierda Unida: 1 edil.

El socialismo siguió construyendo su caudal electoral obteniendo votos en todos los circuitos rosarinos, sin superar en ningún caso el 18,7 por ciento de los sufragios del circuito y teniendo un piso del 7,4 por ciento en el de menor penetración. Hasta aquí el crecimiento electoral del partido, si bien sostenido, no hacía previsible el resultado favorable de noviembre del mismo año al concurrirse a las urnas para completar el mandato del intendente Usandizaga hasta fines de 1991175.

174

Partido Socialista Democrático. Al PSD pertenecía uno de los edilies de la Unidad Socialista.

175

Ver renuncia de Usandizaga. 224

Si hay alguna ventaja anticipada en el desarrollo electoral del PSP estaría dada por la inserción pareja a lo largo y a lo ancho de toda la ciudad, lo que en una coyuntura de debilidad de las dos opciones tradicionalmente más fuertes, le daba chances de crecer a costa de sus dos grandes competidores, pero también de otros menores. Esto es lo que ocurrió a partir de la elección para la intendencia de 1989. Resultados elección de Intendente 1989 US UCR PJ Otros 38.6 20.0 34.8 4.8

Blancos 1.8

En la elección de intendente de noviembre de 1989 el PSP, encabezando la Unidad Socialista, triunfó con el 38,6 por ciento de los votos. El máximo alcanzado en un circuito fue del 48 por ciento y el mínimo de 29 puntos, con lo cual conservó la característica observada en las elecciones anteriores de niveles de aceptación pareja en toda la ciudad, aunque esta vez el escalón se situó nítidamente más arriba que en los comicios previos. Esta implantación territorial es marcadamente diferente a la de los partidos tradicionales. El Partido Justicialista registró históricamente una diferencia amplia entre circuitos, en esta elección obtuvo desde un 54 por ciento de máximo al 15 por ciento en su circuito más desfavorable. La UCR, habiendo registrado una pérdida de votos considerable a nivel local, mantuvo la distribución habitual de su caudal electoral, oscilando entre el 36 y el 12 por ciento de los votos según los circuitos176.

176

Ver Anexo II. 225

La ley de Lemas o doble voto simultáneo

Hasta 1990 en la provincia de Santa Fe, los partidos proponían una sola lista de candidatos surgida de sus prácticas de nominación, a partir de la sanción de la ley 10.524, se modificó este procedimiento mediante la introducción del doble voto simultáneo y acumulativo, conocido como Ley de Lemas. Consiste en la votación, en un solo acto, de un lema y un candidato (o una lista de candidatos) propuesto por una corriente interna de ese lema, llamada sublema. Por lo tanto en el mismo acto de votar el o los candidatos de un sublema se está votando al Lema en el que el sublema está incluido. Con lo cual el voto a un candidato puede colaborar con la victoria de otro candidato con el que comparte el lema. La Ley de Lemas rige para los cargos provinciales y municipales, tanto para los poderes Legislativos como Ejecutivos177.

El doble voto simultáneo está considerado como una mecanismo electoral que tiende al debilitamiento de los partidos políticos. El argumento es que limita la democracia interna de los partidos por una parte y, por otra, los transforma en “partidos ómnibus” en los que se permite la coexistencia de posiciones irreconciliables. Además se sostiene que al expandirse las candidaturas paralelas en los partidos, las fracciones pasan a actuar como partidos. 177

Ver Petracca, Alberto: Santa Fe - Ley de Lemas y Democracia Representativa: Una contribución para los ciudadanos, Rosario, 1992. Y Petracca, Alberto: Ventajas y desventajas 226

Elecciones 1991: Conformación de HTyE y reelección.

Después de su período inaugural de dos años en la intendencia el PSP amplía la alianza que mantenía con el PSD e incluye al Latorrismo178 cuyo máximo referente era el Fiscal de Investigaciones Administrativas de la Nación, Ricardo Molinas, una figura que estaba cobrando predicamento a partir de las investigaciones de corrupción de la gestión menemista. La alianza llevó el nombre de Honestidad Trabajo y Eficiencia (HTyE).

Diputados Nacionales : La provincia de Santa Fe eligió en 1991 nueve diputados nacionales que se distribuyeron: 4 PJ, 3 UCR

y 2 HTyE.

Cavallero dijo al respecto que la elección del socialismo era excelente, de 12.000 votos del ´83 pasó a 230.000 y esto era por la necesidad de “una alternativa totalmente independiente”.

Reelección de Cavallero en la Intendencia rosarina (8/9/1991) Resultados elección de Intendente 1991 HTyE UCR PJ Otros Blancos 42.2 30.5 19.7 4.3 3.3

de la Ley de Lemas, ponencia presentada en la “Jornada de Análisis y Discusión sobre Ley de Lemas” organizada por la Municipalidad de Puerto General San Martín, mayo de 1990. 178

El Movimiento Político Latorrista era una escisión del Partido Demócrata Progresista que rechazó la alianza con la Unión del Centro Democrático (UCD) que a nivel nacional sellaron Álvaro Alsogaray y Alberto Natale, quienes compartirían la fórmula presidencial en 1989. Los disidentes se desafilian y fundan este Movimiento. El Fiscal Nacional de Investigaciones Administrativas, Ricardo Molinas encabeza la corriente y señala que la escisión “es para no convalidar la espuria alianza” con “los históricos adversarios: los conservadores.” 227

Resultados elección de concejales 1991 HTyE UCR PJ Otros Blancos 34.3 30.5 21.7 7.3 6.1 Después de las elecciones de 1991 el Concejo Municipal incorporó 7 de HTyE, 7 UCR, 5 PJ. Con lo que la composición del cuerpo quedó: 15 PJ, 12 UCR, 9 HTyE, 1 PDP y 1 MAS.

Cavallero obtiene 7,5 puntos de porcentaje más que su lista de concejales, esos votos que no van a la lista del socialismo no parecen ser captados ni por las listas del PJ o la UCR, sino más bien por otras fuerzas menores o son votos en blanco.

228

Elecciones 1993

En septiembre de 1993 se incorpora el Partido Socialista Auténtico (PSA) a la Unidad Socialista (PSP + PSD) se trata de un acuerdo de alcance nacional.

El socialismo se había opuesto a la adopción de la ley de lemas, pero en 1993 decidió en reunión de Junta Provincial impulsar más de un sublema de concejales en Rosario y en otras ciudades. El 29/6 HTyE lanza su segundo sublema de concejales encabezado por Rita Colli del Sindicato de Amas de Casa está conformado por gente de entidades intermedias y vecinalistas.

En esta elección Cavallero llevó al terreno electoral su estrategia de acumulación

política:

a

través

de

las

entidades

intermedias

y,

especialmente, a través de las asociaciones vecinales que ayudó a conformar o, al menos a impulsar, armó un sublema. Este intento de consolidar electoralmente la estrategia de acumulación territorial no logró los resultados esperados. A pesar de la defensa por parte de Cavallero de la inclusión del sublema en cuestión. Para defender la estrategia Cavallero sostuvo que sin los 13.000 votos de Colli no hubiera entrado el octavo concejal de HTyE que hubiera ido al PJ. Binner le ganó al principal sublema del PJ en todas las seccionales, obtuvo el 33,74 % y consagró a 8 concejales de su lista. Mientras que Rita Colli no consiguió entrar. Es la 229

primera conformación del HCM con solo tres partidos, quedaron afuera el PDP y MAS. Resultados elección de concejales 1993 PSP UCR PJ Otros Blancos 34.7 30.1 19.7 8.3 7.2 Para esta elección el PSP obtuvo prácticamente el mismo porcentaje de votos a concejales que en 1991.

Composición del cuerpo después de la elección de 1993 HTyE UCR PJ 15 11 12 Elección de Constituyentes de 1994

Los 4 diputados provinciales de HTyE se oponen a la reforma de la Constitución santafesina. Los 60 miembros del Comité Nacional del PSP se pronunciaron en contra de la Reforma Constitucional por la reelección de Menem e impulsa la no participación en el plebiscito propuesto para saber si la gente quiere o no la Reforma (6/11/93).

El 14/11/93 se sella el Pacto de Olivos y el 25/5/94 comienza la Convención Constituyente. En la Provincia de Santa Fe sobre 1.962.362 votó el 78,33% (1.537.184) con los siguientes resultados totales provinciales:

230

PJ PDP UCR FG Modin HTyE UCD Blanco

Porcentaje 33,48 14,22 11,17 9,46 8,72 7,34 4,66 5,59

Constituyentes 9 3 3 2 2 1 1

En Rosario el ausentismo fue mayor al del promedio provincial, casi el 33 % de los rosarinos no fueron a votar. Los números de Rosario: PJ PDP UCR FG Modin HTyE UCD Otros Blanco

29,88 % 15,32 % 7,33 % 11,93 % 6,97 % 9,03 % 7,59 % 4,12 % 5,59 %

Elecciones 1995

En el marco de la constitución de una alianza nacional de la centroizquierda para enfrentar al menemismo el 21 de octubre de 1994 se constituye en la provincia de Santa Fe la “Mesa Permanente de Diálogo y Elaboración Programática” integrada por los siguientes partidos políticos: Frente Grande, Partido Socialista Popular, Partido Socialista Democrático, Partido Socialista Argentino, Democracia Cristiana y

Partido Intransigente. Esta Mesa inicia

231

contactos con actores sociales y con la UCR179. A principios de 1995 la Unidad Socialista integra el FREPASO junto al Frente Grande y el Partido PAIS. En la provincia de Santa Fe, anticipando lo que dos años más tarde se registraría a nivel nacional, se conforma la Alianza Santafesina entre el FREPASO, la UCR y el PDP.

Resultados elección de concejales 1995 PJ Otros FREPASO180 UCR 23.3 23.9 39.1

5.9

Blancos

7.7

La división partidaria se reflejó en los números de la elección de 1995: el socialismo escindida la fracción del intendente Cavallero, registró una caída de 11 por ciento en la elección de concejales de ese año.

Resultados elección de Intendente 1995 FREPASO181 UCR PJ Otros 28.3 21.9 39.4

5.9

Blancos

4.6

A pesar de la merma electoral tras la división partidaria, el socialismo, integrando el FREPASO, obtuvo nuevamente la intendencia rosarina, esta vez con Hermes Binner como candidato. Para mantener la posibilidad de comparación con las elecciones anteriores se presentan los datos del sublema FREPASO (28.3%), de la suma de los sublemas de la UCR (21.9 %) y de la 179

El 24/12/94 La Capital de Rosario tituló: “Brindis opositor” a una despedidad de año realizada en la Federación Agraria y de la que participaron: UCR, PSP, FG, PDP, PAIS, y se fotografiaron juntos Usandizaga, Binner y Estévez Boero.

180

En estas elecciones el PSP participó como FREPASO, es decir la US más el FG. 232

suma de los sublemas del PJ (39.4%). Como el FREPASO y la UCR sumaban para el mismo lema, Alianza Santafesina, obtuvo la intendencia el FREPASO puesto que fue el sublema más votado dentro de la Alianza que resultó ser el lema con más votos.

El balance de los resultados electorales 1989 – 1995 muestra a un partido que toma su oportunidad en la elección extraordinaria para completar el período al frente de la intendencia (1989 – 1991); que logra sus mejores resultados en la reelección del intendente Cavallero tras esa corta gestión de 18 meses, y luego, tras la fractura partidaria, desciende notablemente su caudal electoral, aunque consigue retener la intendencia.

El socialismo en noviembre de 1989 consiguió una exigua ventaja de 3,8 puntos sobre el PJ su inmediato competidor. En 1991 obtuvo la reelección de su candidato estirando la ventaja a más de 10 puntos sobre la UCR que quedó en el segundo lugar desplazando al PJ al tercero. Pero ese 42 por ciento de la elección de intendente de 1991 fue su techo, de allí en más los números fueron en descenso. En la elección de concejales de 1993 repitió el 34 por ciento obtenido para concejales en 1991. En 1995 la fractura partidaria tuvo su reflejo electoral: se ubicó por debajo del 30 por ciento por primera vez desde que llegara al poder local.

181

En estas elecciones el PSP participó como FREPASO, es decir la US más el FG. 233

Esta pelea tripolar por el voto rosarino disminuyó las chances electorales de otros partidos, que luego de captar el 16,4 por ciento de los votos en la elección de concejales de 1989, no lograron reunir más del 8,3 por ciento desde allí hasta 1995182.

El voto en blanco sí demostró una tendencia creciente durante este período, si bien es más fuerte en las elecciones para cargos deliberativos (2,7% en 1989; 6,1 % en 1991; 7,2% en 1993 y 7,7 % en 1995), también mostró una tendencia creciente en las elecciones para el Ejecutivo municipal (1,8% en 1989; 3,3% en 1991 y 4,6% en 1995).

182

En cuanto a la posibilidad de que el PSP creciera a costa de partidos menores es difícil establecerlo. En 1989 entre PSP, UCR y PJ concentraron el 80,9 % en concejales y el 93,4 % para intendente, aumentando esa concentración en la elección de concejales de 1991 (86,6%), pero en la elección de intendente la suma de los tres disminuye respecto de la elección de intendente de 1989 (92,4%). 234

Anexo II: líneas para un análisis a nivel de circuitos electorales

Los circuitos electorales son delimitaciones territoriales realizadas al solo efecto de facilitar técnicamente el proceso electoral y su escrutinio. El circuito tampoco implica referencia simbólica alguna para los votantes, es más no hay para los ciudadanos ninguna necesidad de saber en qué circuito les corresponde votar. Los circuitos rosarinos no coinciden con los límites barriales, ni con criterios de estratificación socio-económicos.

En Rosario, los circuitos son el producto de una división técnico administrativa del territorio en 60 unidades, esta subdivisión del escrutinio rosarino en sesenta partes permite analizar con más detalles la competencia interpartidaria por todo el territorio. En las elecciones que se analizan, es decir las siete realizadas entre 1989 y 1995 los circuitos no sufrieron subdivisiones ni modificaciones geográficas lo que resulta óptimo para la tarea comparativa183.

183

La única variación es la habitual en toda elección: el crecimiento vegetativo del padrón electoral, crecimiento que mediado por la tasa de participación electoral resulta determinante de la cantidad de sufragios emitidos en cada uno de los circuitos. 235

Circuitos que estuvieron entre los diez de menor porcentaje de votos para el socialismo184: Circuito Con 89 344.1 4 342.2 9 347.1 2 349.2 1 349.3 6 354 3 349.1 7 353 359.1 5 309 8 349 302 303 305 306 307 310 320 321 308 311 348 10 353.1 354.1

int 89 5 10 2 3 8 1 6 7 9 4

Con 91 8

int 91

con 93 1 8 7 2 3 6 4

2

1

9 3 5 7 6 1 4 10

6 2 8 7 3 4 5 10 8

con 95 1 3 4 2 8 6 7 5 9

5

int 95 3 2 4 1 8 6 7 5 9 10

9 10

10

Se tomaron para las siete elecciones los diez circuitos en los que el socialismo obtuvo los porcentajes más bajos. Se observa que los circuitos más desfavorables para el partido en 1989, dejan de serlo en 1991 y vuelven a estar entre los más desfavorables a partir de 1993 nuevamente. Más adelante se verá que en algunos de estos circuitos en 1991 el PSP hará su mejor elección.

184

Los números del 1 al 10 en estas columnas indican la posición de cada circuito en el ranking de los diez peores del PSP en la correspondiente elección. Es decir, el 1 corresponde al circuito en el que menor porcentaje de votos obtuvo el PSP en toda la ciudad, el 2 al segundo peor porcentaje obtenido, etc... 236

En los circuitos en los que el PSP disminuyó más fuertemente su porcentaje en la reelección de Cavallero del 91, en las elecciones siguientes consigue estabilizarse y pasan a ser circuitos que están en el promedio electoral del partido para toda la ciudad.

En 1989 la UCR cargó con la renuncia a la intendencia de Usandizaga y la salida anticipada del gobierno nacional, en 1991, en Rosario, consiguió recuperarse parcialmente, lo que explicaría buena parte de la caída del socialismo en estos circuitos, porque el PJ también cae en todos los circuitos analizados.

¿Qué pasó en esos circuitos?

Los circuitos en los que menos porcentual obtuvo el PSP para la elección de concejales de 1989 se caracterizan por un voto justicialista que no baja del 60 por ciento, mientras que el voto radical en los mismos no llega a los 20 puntos. En estos circuitos la elección de intendente de 1989 encontró al PSP nuevamente en sus más bajos porcentajes, en todos sin excepción estuvo por debajo del 35 por ciento. El PJ si bien disminuyó sus porcentajes respecto de la elección de mayo para concejales, retuvo entre el 44 y el 54 por ciento de los votos de esos circuitos. La UCR, que en estos circuitos había obtenido para concejales entre 14 y 19 por ciento, veía reducido su caudal a un rango que se ubicaba entre el 12 y el 16 por ciento. Por último los sufragios que obtenían otros partidos y que en la elección de mayo del 89 oscilaban en estos circuitos entre los 9 y los 11 puntos porcentuales, en la elección de noviembre se 237

reducen a un rango de entre 4 y 5 puntos. Si comparamos con los diez circuitos en los que el PSP obtuvo los mayores porcentuales se observa la situación inversa: el PSP tiene mayor intención electoral en los circuitos en que el PJ es más débil y la UCR más fuerte. En todos estos circuitos en la elección para intendente realizada en noviembre de 1989 el PSP registró más del 40 por ciento de los votos emitidos.

238

Circuitos que estuvieron entre los diez de mayor porcentaje de votos para el socialismo185: Circuito Con 89 318 7 331 9 317 3 330 2 336 304 313 321 324 301 5 319 325 1 329 347 347.1 348 349.1 349.3 353.1 358 359.1 302 311 312 314 8 316 326 6 327 333 10 342.1 344 4 349.2 359

int 89 7 4

con 91

int 91

8 2 6

9 5

10 3 9 5

1

con 93 6 1 3 7 8

con 95 6 9 7 5 8 4 2 10

int 95 6 5 9 7 1 10 2 8 4

3 8 4 7 5 1 9 3 10

2 8 5 7 4 6 9 1 10

4

1

3

10 2

2

3

185

Los números del 1 al 10 en estas columnas indican la posición de cada circuito en el ranking de los diez mejores del PSP en la correspondiente elección. Es decir, el 1 corresponde al circuito en el que mayor porcentaje de votos obtuvo el PSP, el 2 al segundo mayor porcentaje obtenido, etc... 239

Lo que un primer golpe de vista pone en evidencia es que los circuitos más favorables para el partido en 1989, dejan de serlo en 1991 y vuelven a estar entre los más favorables a partir de 1993 nuevamente. Como se señaló anteriormente, algunos de los circuitos incluidos entre los más altos porcentajes de 1991 habían marcado los peores números del socialismo dos años antes.

Circuito 347.1 348 349.1 349.3 359.1 349.2

Votantes en el 91 8343 34668 20675 4072 19725 5254

Estos seis circuitos estuvieron entre los diez peores para el PSP en las elecciones de 1989, mientras que fueron los circuitos de mayor captación de votos para la reelección de Cavallero en 1991. Se trata de circuitos del sudoeste de la ciudad de Rosario. Son circuitos vecinos unos de otros por lo que se puede hablar de una zona geográfica sobre la que operó este cambio de base social del PSP.

En cinco de estos circuitos el PJ obtuvo más del 60 por ciento para concejales en 1989, en el circuito 348, el PJ obtuvo el 54 por ciento. Esto muestra que el socialismo consiguió, en el año 1991, el respaldo de una parte del electorado tradicionalmente afín al justicialismo.

Una línea de investigación pasaría por averiguar cómo la gestión de Cavallero logró suscitar la adhesión en estos sectores en un período de 18 meses al 240

frente de la municipalidad e indagar las causas del retroceso de la inserción electoral en estos mismos circuitos que ya se insinuó en el 93, elección para la que el intendente socialista adoptó una estrategia deliberadamente enfocada hacia estos sectores.

Si bien resulta curiosa esta rápida penetración del socialismo en sectores peronistas, también resulta llamativo que en el año 1993 esta inserción retrocediera cuando la intendencia socialista contaba con recursos crecientes y una estrategia deliberada del Jefe comunal de ampliar sus bases de sustentación en estos sectores.

La reelección de Cavallero: detalle por circuitos electorales

El total de votos obtenidos por el candidato socialista en 1989 fue de 38,6 por ciento, cifra que logró llevar al 42,2 por ciento en 1991, es decir que para su reelección, Cavallero, contó con 3,6 por ciento más de votos que para su primer mandato. Esta diferencia provino de muy pocos circuitos de la ciudad. En 38 de los 60 circuitos rosarinos Cavallero disminuyó su porcentual186.

El tratamiento puntual de los circuitos donde Cavallero consiguió estos resultados sería clave para determinar si la gestión municipal buscó el favor de las zonas en cuestión a través de acciones puntuales, si alcanzó en el curso de

241

una gestión corta (18 meses) a establecer algunas alianzas con punteros locales o entidades intermedias que le hayan redituado electoralmente.

En el siguiente cuadro se presentan los diez circuitos en los que Cavallero logró mejorar su perfomance electoral en 1991 con respecto a 1989:

TABLA I Circuito 349,40 349,30 354,00 344,10 348,00 349,00 349,20 358,00 359,10 347,10

% PSP % PSP Diferencia 89 91 24,19 43,52 19,33 34,89 49,50 14,61 29,36 43,03 13,68 33,98 46,52 12,55 36,49 47,64 11,15 33,63 43,63 9,99 32,63 40,53 7,89 42,52 50,18 7,66 34,88 42,49 7,61 31,80 39,34 7,54

Zona / secc. SO (s.18) O (s.19) S (s. 16) N (s. 9) S (s. 11) (s. 13) O (s.19) N (s. 10) S (s. 21) O (s. 19)

186

Debido al crecimiento del padrón se encuentran circuitos en los que habiendo disminuido el porcentual, se han obtenido más votos en términos absolutos (como ejemplifican los casos 9 y 11 de la tabla II). 242

La diferencia de 27346 votos obtenidos entre el 89 y el 91 se explica a partir de relativamente pocos circuitos:

TABLA II Circuito % 89 % 91 diferencia 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7. 8. 9. 10. 11.

Total 348,00 347,00 349,00 359,10 349,10 353,10 354,00 359,00 347,10 353,00

38,61 36,49 38,24 33,63 34,88 34,28 40,11 29,36 40,53 31,80 34,46

42,21 47,64 40,33 43,63 42,49 41,39 44,37 43,03 39,56 39,34 34,35

3,59 11,15 2,09 9,99 7,61 7,11 4,26 13,68 -,97 7,54 -,10

Votos votos 91 diferencia (votos 91 89 -votos 89) 175820 203166 27346 11862 16312 4450 14083 18465 4382 3252 7590 4338 6368 10015 3647 6685 9127 2442 6008 8166 2158 3969 5816 1847 14401 16138 1737 2499 3754 1255 5178 6412 1234

¿En qué circuitos el PSP redujo su participación electoral? En los circuitos en los que se recuperó el radicalismo, en los que el PJ hizo una elección muy baja. En algunos casos perdiendo hasta diez puntos respecto de la elección de 1989.

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