TEMA 58. El Arte Islamico

Tema 58. El arte islámico Introducción Para abordar el tema del arte islámico, es fundamental partir de los conceptos b

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Tema 58. El arte islámico

Introducción Para abordar el tema del arte islámico, es fundamental partir de los conceptos básicos que se plantean en temas anteriores como el nacimiento y expansión del islam o Al-Andalus, ya que el arte islámico es un arte desarrollado y ligado a la expansión territorial y religiosa que se llevaría a cabo de forma prodigiosamente rápida y efectiva durante los siglos VII y VIII. Tal y como plantea Marçais, el arte musulmán no nació en el año primero de la hégira, 622 en la era cristiana, no aparece al mismo tiempo que el Estado musulmán fundado por Mahoma, el arte musulmán va a nacer en Siria y acabará de constituirse en Irán. Tras la muerte de Mahoma en 632, se creará un imperio que se extenderá desde el extramo Oriente a la Península Ibérica. Esta extensión territorial del imperio musulmán provocará el desarrollo de un arte sincrético y ecléctico que se surgirá a partir de la síntesis de los elementos de aquellos territorios que conquistaban: griegos, romanos, bizantinos, visigodos o pueblos bárbaros. En este sentido, se parece al arte romano, y por otra parte se distingue dado que se trata de un arte fundamentalmente religioso que se asienta en las bases del espiritualismo y el trascendentalismo para su desarrollo. Se produce una paradójica tendencia unitaria con la integración de la diversidad cultural de los territorios. La unidad del arte musulmán se concilia con su diversidad. Tal y como Marçais indica, el arte musumán no es inmutable ni en todas partes idéntico a sí mismo, un arte como cualquier otra lengua, es algo vivo y su ley es el cambio. El tema que nos ocupa es abordado fundamentalmente en la asignatura de Historia del Arte de 2º de Bachiller, criterio 3 con el que se asocian diferentes estándares de aprendizaje que inciden en la importancia de conocer las características generales del arte islam, particularmente en lo que respecta a la arquitectura (mezquitas y palacios), y sobre todo, de establecer relaciones de parecido y diferencia con el arte hispanomusulmán desarrollado durante el período de Al-Ándalus, y más tarde, con el arte mudéjar. Es por ello que hemos organizado el desarrollo del tema de forma equilibrada en lo que respecta al arte islámico en general en aquellos focos de mayor importancia, y el arte islámico en España. En el criterio 3 de Historia de España de 2º Bachiller, al igual que en los criterios 7, 8 y 9 de 2º ESO de Geografía e Historia, se menciona de forma anecdótica las aportaciones culturales y artísticas del mundo islámico y sus características generales. Desarrollo Contexto histórico y periodización El arte islámico presenta una serie de periodos independientes por razones políticas, geográficas o artísticas. Las sistematizaciones propuestas son múltiples, como la de Marçais por escuelas regionales, pero la mayoría de los autores usan una sistematización por periodos cronológicos. La sistematización de Marçais en El arte musulman, es por grandes períodos que a su vez subdesarrolla por escuelas regionales tal y como propondría H. Saladin en su Manual de ate musulmán: Primer período Sirio-Egipto; Segundo período Magreb (con España y Sicilia); Tercer período Persia; Cuarto período Otomanao; Quinto período Hindú, con un desarrollo del arte que sigue al político, de modo que un cambio de dinastía es seguido por cambios en el

arte. Marçais propone una periodización más cronológica dividida en “grandes períodos”: un primer período que va desde VII al siglo IX –“El mundo musulmán unificado”- con la anexión de tierras por parte de los primeros califas y el Califato Omeya, y el traslado de Damasco a Bagdad por parte del califato Abasí (a partir del 750. Con el siglo X empieza el segundo período –“Los tres califatos rivales”- en la historia del Islam y de su civilización, el inmenso imperio comienza a disgregarse y comienzan a surgir nuevos califatos como el de Córdoba o el de los fatimí en El Cairo que vuelven a dar un incomparable esplendor artístico al mundo musulmán. El tercer período –“La herencia de los califatos”- va del siglo XIII al XV, en el que los califatos rivales han sido derribados, la gran AlAndalus será conquistada por los cristianos, el Islam se ha perdido en el Mediterráneo y en el Próximo Oriente proisgue la epopeya de las Cruzadas, y los mongoles han acabado con todo lo demás. Finalmente, el cuarto período –“El mundo irání y la hegemonía turca”- se caracterizará por la hegemonía turca y la conquista de Constantinopla, que permitirá la dominación desde los Balcanes hasta Argelia. Cabe destacar que Persia y Marruecos continuarían con un desarrollo nacional indpendiente. La sistematización cronológica, seguida por otros autores como R. Ettinghausen y O. Grabar en Arte y arquitectura del islam, comienza en el 622, con la hégira (huida) de Mahoma de La Meca a Medina. Los primeros califas (632-661) no dejaron apenas restos artísticos. El califato Omeya, 661-750, con capital en Damasco, se caracteriza por la fuerte influencia mediterránea del arte bizantino y paleocristiano, destaca la mezquita de Damasco y la cúpula de la Roca en Jerusalén; del califato Abbasí, 750-945, con capital en Bagdad, se caracteriza por su iranización y fusión cultural, mezquita de Samarra, y por la independización de algunos califatos como el de Córdoba; del período de decadencia y fragmentación, 945-1400, con la multiplicación de centros políticos y artísticos, surgiendo así numersosos focos o escuelas regionales que se subdividirían en sus periodos. Durante este período destaca el poder de los turcos selyúcidas que toman el poder de Oriente. En Al-Andalus, después de que el califato omeya desaparece en 1031 le sigue el periodo de los Taifas (1010-1080); el periodo almorávide-almohade (1080-1230), con grandes obras en Sevilla; y el periodo nazarí (1230-1498), con las obras maestras de la Alhambra y el Generalife. Todos estos períodos con características particulares que comentaremos en el segundo bloque. Características generales Tal y como mencionamos en la introducción, el arte islámico es resultado del dominio musulmán de un vastísimo territorio con sustratos culturales muy diferentes que se incorporararán al nuevo lenguaje plástico del Imperio musulmán en un ejercicio de sincretismo. Es decir, asimila los elementos artísticos y culturales de los territorios conquistados dando una respuesta artística rápida, diversa y original que da como resultado un arte propio. Un factor básico que da coherencia al arte islámico, independientemente de la región en la que se desarrolle, es el mantenimiento de unas necesidades religiosas fijas que van a generar unos esquemas artísticos fijos que adoptarán unas soluciones básicas que no serán modificadas, aunque puedan existir cambios estilísticos. Poe ello, pese a la gran extensión territorial, es un arte homogéneo y unitario, unido a una única religión que es la base y función última de su arte. Esto ha hecho posible la creación de una auténtica identidad supranacional,

manifestada en un modo de pensar y de actuar común, así como una creación de un arte concreto. Otras características importantes que caben destacar son el aniconismo o prohibición de representar seres animados en las artes. Este hecho relegará y excluirá de la religión las arepresentaciones figurativas. Dado que el Corán no establece tal prohibición, cabe plantear dos interpretaciones: la teológica que hace hincapié en el dominio de la religión sobre el arte islámico, aunque no haya preceptos artísticos en el texto. La prohibición de los ídolos materiales es una tradición judía que se verá reforzado con los hadits que establecen el aniconismo para evitar la idolatría. Otra explicación histórica, defendida por Oleg Grabar en su obra La formación del arte islámico es que el aniconismo proviene de la influencia bizantina después de la crisis iconoclasta. De modo que los hadit serán una justificación ideológica. dado que tras la interpretación coránica y de los hadit se decidiría mantener la tradición iconoclasta bizantina. Es por ello que el arte islámico utilizará un número limitado de fórmulas básicas como la caligrafía, la geometría, los motivos vegetales y, puntualmente, elementos figurativos fuera del ámbito religioso. Por último, se trata de un arte eminentemente decorativista, las artes plásticas como la yesería, la pintura, el azulejado, quedan al servicio de la arquitectura. Harán uso de materiales reflectantes, reiteración de motivos y contraste de texturas para genererar efecos insuitados de riqueza y auténtica incorporeidad. Existe un predominio de la arquitectura y la decoración frente a la escultura y la pintura, y además, asistiremos al aufe de las artes menores y decorativas tanto monumentales -mosaico, azulejo, yesería- como exentas -tejidos, miniaturas, cerámicas-, esto se explica por el orígen nómada de muchos pueblos que integrarían la civilización islámica. Ubranismo Espacio La mentalidad nómada del musulmán del desierto era totalmente opesta a la del musulmán urbano sedentario. Existía una oposición radical entre la habitacionalidad del campo y la ciudad, y de esta oposición nace la idea de la ciudad musulmana. La expansión islámica de los siglos VII y VIII extendió su dominio sobre las ciudades clásicas en decadencia junto a las persas e hindúes orientales. La nueva concepción del espacio urbano se impuso con un carácter vital, orgánico desordenado y privado, totalmente en oposición al sentido público de las ciudades clásicas. Ciudad islámica (períodos) El Corán no establecía norma alguna sobre cómo debían edificarse las ciudades, ni organizarse urbanísticamnte, ni cómo debían ser las viviendas. A pesar de ello, podemos afirmar que existe un espíritu coránico de igualitarismo y aparente austeridad. La única regla universal era la institución del mutasib, un funcionario que solucionaría e intermediaría en los problemas de convivencia de los vecinos, protegiendo la seguridad y privacidad, pero matnteniendo el derecho de paso entre fincas y viviendas. La fundación de las ciudades es una exigencia que viene dada por la conquista, adaptando el urbanismo de los países conquistados al propio contexto religioso, social y geográfico. La urbanización y la cultura urbana se convirtieron en un fenómeno característico

del Islam, y una de sus primeras fundaciones, Bagdad, llegaría a ser uno de sus grandes mitos culturales, “La Ciudad de la Paz”, concebida con un portante valor simbólico: una ciudad circular torreada y con un gran foso con el gran complejo imperial en el centro, y cuatro calles radiales,simbolizando el centro del mundo. A pesar de que algunos elementos clásicos se mantuvieron, la ciudad pierde su regularidad. El Islam impone una fuerte reducción de las relaciones sociales y disminución de la vida pública. La ciudad islámica ha variado poco en el tiempo, ésta no tiene ordenamiento alguno, ni tampoco requisitos mínimos de vías o higiene. Su imagen se caracteriza por una escasez monumental a excepción de la mezquita o el palacio (del gobernador, emir o califa) Todas las ciudades se organizan de forma similar: Los únicos edificios o complejos monumentales son la mezquita y el palacio (del gobernador, emir o califa), junto a madrasas (escuelas coránicas), hamman (baños públicos), gaysaryyah(mercados cubiertos), khans (tabernas o posadas para viajeros) y maristans (hospitales para pobres y enfermos). La mezquita principal (jami o aljama) es el centro de la vida ciudadana, como el antiguo ágora griego, con funciones de escuela, centro de cultura, administración de justicia, comunicación de las normas, etc. Su minarete para la llamada de los creyentes es el hito de la ciudad. Chueca, en contra, considera a la puerta como el elemento primordial de la ciudad islámica. La plaza del antiguo ágora se convierte en un mercado (maydan, zoco) y no tiene la función de la convivencia social sino de centro de comercio y se sitúa junto a las puertas de la ciudad. Otra zona comercial es una calle longitudinal con tiendas y talleres (suq, bazar), a menudo porticada y cubierta, adaptando la antigua avenida comercial helenística. La ciudad, o medina, tiene así una estructura de barrios, rabat, que a veces se extienden fuera de las murallas. Hay barrios de musulmanes, cristianos y judíos (la Jara). La Umma, reunión de todos los creyentes, es un conjunto universal de ciudades, con barrios que son como pequeñas ciudades y calles que se comportan de un modo asimismo autónomo, con todos los servicios básicos (a menudo con sus propias puertas) y con una división en arrabales y calles según los oficios. El barrio de la Casba (con la fortaleza, Almudaina o Alcázar) es la residencia del jefe militar y de las tropas, con la doble misión de controlar a los enemigos externos e internos (rebeldes, pueblos no islámicos). La Casba está junto a las murallas, que en Occidente son del tipo barbacana (doble defensa), como en Sevilla y Palma de Mallorca. Los cementerios se localizan fuera de las ciudades, como en el mundo clásico, pero los personajes principales serán enterrados en el interior. La calle no es lugar de ostentación ni de encuentro, es un lugar de tránsito y su trazado, quebrado y sinuoso, rechaza cualquier posibilidad de perspectiva abierta, en total consonancia con el carácter intimista y casi secreto de la vida urbana musulmana. El interior del hogar es un retiro privado, la ocultación del interior de la vivienda al exterior tiene la motivación de proteger la intimidad de la familia. Es la yuxtaposición de casas la que marcará el trazado de las calles. Debemos destacar que, el islam castiga y condena la ostentación, niega el concepto de fachada y destruye toda relación entre el hogar y el espacio urbano, que queda

organizado de puertas para adentro en torno a un jardín o patio central. Siguiendo la radical igualdad del Corán, ricos y pobres deben convivir en los mismos barrios sin darse la separación occidentental entre barrios privilegiados y no privilegiados. Algunos ejemplos de cambios de estructuras de antiguas ciudades helenístico-romanas son Alepo, Alejandría o Damasco que pasarían a ser ciudades islámicas transformándose sus grandes avenidas al comercio del zoco, las calles principales y secundarias se desviaban y cortaban para reservar los barrios a las diferentes tribus y etnias, y dichos barrios cambiaban y se organizaban de forma anárquica. Jardín El jardín islámico, de uso privado, es una representación del cielo musulmán en la tierra, una representación del ideal del paraíso islámico. Con un trazado acional, ortogonal y de perfección matemática, se recortan los setos para representar formas geométricas artificiosas que demuestran su poder sobre la Naturaleza. Se cultivan todo tipo de plantas exótivas en función de su capacidad de exaltar todos los sentidos: el viento moviendo las ojas, el perfume de las flores y los frutos, el sabor de éstos últimos, y el colorido. Además, incorporan los juegos del agua por su musicalidad y por su cualidad reflectaria, un guiño a la ausencia de este elemento en la naturaleza desértica. Serán numerosos científicos y poetas los que dediquen numerosísimas páginas y versos a los jardines. Arquitectura Características generales, materiales y elementos constructivos Los edificios musulmanes son normalmente de poca altura, y consiguen una constante la sensación de armonía con el paisaje. No es grande el interés por los problemas constructivos y sí por el “efectismo visual”; los monumentos islámicos suelen inscribirse en volúmenes cúbicos en los que despuntan las semiesferas de sus cúpulas. El edificio más destacado es la mezquita, y asociada a ella la madrasa o el ribat, pero desarrollan otros edificios de tipo civil como los palacios o alcazabas, mausoleos o hamman. La arquitectura islámica se desarolla horizontalmente con un único elemento que despunta en medio de la ciudad por su verticalidad, el alminar, desde donde se convoca a los fieles a los rezos prescritos, al igual que en la cristiandad se hace uso de las campanas/campanarios. La arquitectura se desarrolla en el interior, con una escasa importancia relativa de las fachadas del exterior (que sólo ocasionalmente traducen el interior). Es una arquitectura que deriva del modelo de casa con patio interior, indistinguible dentro de una ciudad, como vemos en la mezquita de Kairuán, tapada por los edificios vecinos hasta sus mismas puertas, aunque desde el siglo X hay una tendencia oriental a distinguir decorativamente los exteriores, sobre todo en Persia. Además, no hay edificios especializados en funciones. La forma de la mezquita se adapta a una pluralidad de funciones. Materiales: los materiales son muy pobres: mampuesto, ladrillo, madera y yeso. La piedra se usa sólo en los edificios más relevantes. Los materiales son pobres y perecederos. Si en el periodo omeya se usaba aún el sillar regular de piedra, con los abasíes se usa sólo el ladrillo (secado o cocido). En los alminares se acostumbra a edificar el primer piso de piedra

(para la mayor solidez del edificio) y los superiores de ladrillo. Esta pobreza de los materiales puede tener una doble explicación: material (la pobreza de la sociedad y la insuficiencia de las fuentes de materiales) y estético-religiosa, que es la más probable, por influencia del Corán, cuya actitud ante Dios y la caducidad de la vida es muy pasiva. Una sura del Corán dice: «Dios es lo único real y permanente». Soportes: los soportes son generalmente columnas, a menudo reutilizadas de construcciones anteriores, delgadas, sin modulación clásica, con capiteles corintios o de mocárabes. En el periodo omeya se reutilizaron columnas anteriores (mezquita de Kairuán). En el abasida los capiteles son nuevos, de una derivación del corintio, curvando más las hojas de acanto. La columna propiamente islámica nace con el califato fatimí (s. XI, en Egipto), con un fuste anillado y un capitel corintio, mientras que el capitel propiamente islámico o “morisco”, nace en el califato almohade del s. XIII, con dos masas superpuestas (un tronco cónico decorado con vegetales estilizados y un cilindro con meandros). En la columna nazarí hay una basa. Elementos arquitectónicos: los pilares son escasos y los encontraremos sobre todo en la arquitectura abasí, mientras que en otros períodos optan por las columnas. En lo relativo a los arcos, encontramos un extraordinario catálogo: medio punto, herradura, peraltado, polilobulados, entrecruzados… En el período Omeya se difunde primero el arco de medio punto, y los abasidas añadirán el apuntado o almendrado. En Occidente se difundirá con mayor proliferación el arco de herradura -se cree que por influencia visigótica-, y son arcos con frecuencia peraltados y encmarcados en un alfiz con una albanega bellamente ornamentada.

En lo que respecta a las cubiertas, son generalmente planas y de madera tallada. Las bóvedas aparecerán más tardes: semiesféricas de cañón, apuntadas o no, y desde el siglo X se utilizará la de aristas, es decir, cruzándose y dejando un polígono central.

Las cúpulas serán de yeso y cubrirán los espacios sagrados, suelen ser semiesféricas o gallonadas. Tendrán una intención más decorativa que arquitectónica y será siempre exteriorizada, como la bizantina. El interior será de yeso en el período omeya y de ladrillo en el periodo abasí, no será hasta el siglo XI que se cubran con azulejos. La evolución sera: con trompas y pechinas; de nervaduras desde el siglo X (mezquita de Córdoba) y de mocárabe (estalactitas), uno de los ejemplos más hermosos los encontramos en la Alhambra de Granada. Ornamentación: Existe un profundo contraste entre la pobreza decorativa del exterior del edificio con la exuberante ornamentación del interior, siendo característico un horror al vacío, es decir, todo el muro tiene que estar decorado. La decoración se limita a temas vegetales (ataurique), geométricos (lacería) y epigráficos (escritura cúfica con pasajes del Corán, poemas etc.). Esta ornamentación se hace con revestimientos de estuco o con azulejos de cerámica vidriada (alicatado). Mezquitas El orígen estructural deriva según algunos expertos defienden su desarrollo a partir de la casa de Mahoma en Medina, que se convertiría también en el modelo para las nuevas ciudades. No sólo era un edificio religioso, también era el principal centro político y social: son las mezquitas aljamas. A su vez, cada barrio tenía su propia mezquita-oratorio en la que se celebrarban los oficios religiosos diarios. La mezquita consta de un gran patio -sahn- porticado con fuente central, comunicado con la gran sala de oración -haram-, con sus variados arcos de sostén (esquifados, de herradura o polilobulados, etc.), con los únicos elementos decorados con riqueza, el púlpito (almimbar) y el mihrab. Este es el esquema de las más bellas mezquitas de Siria, Palestina, Egipto, Magreb y España. Se sigue utilizando hoy para las nuevas mezquitas.

En el haram se encuentran: -

Quibla: muro orientado a La Meca, indica la dirección de la oración. Mihrab: nicho u hornacina en el muro de la quibla, generalmente ornamentado con lujo que indica la dirección del rezo. Maqsura: lugar de oración del califa, emir o gobernador, a menudo cubierto con una cúpula y situado justo en frente de la quibla. Sabat: pasillo para los dignatarios. Mimbar: cátedra o púlpito elevado para que el imán dirija las oraciones. Aquifa: lugar para las mujeres, normalmente a los lados o pies de la nave. En el sahn encontramos:

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Alminar: minarete o torre para que el muecín haga la llamada a la oración, así como los judíos usan el shofar para la llamada, o los cristianos las campanas. Tiene una forma cuadrada o circular, y la variante más difundida por el Magreb y España derivan del minarete omeya de la mítica mezquita de Damasco en forma de alta torre de planta cuadrada con azotea y torrecilla: Giralda de Sevilla. Encontramos otra modalidad, el excepcional minarete abbasí de la mezquita de Samarra, una torre cónica con rampa exterior en espiral a la que se le atribuye la posible influencia de los zigurat mesopotámicos. Por último, los alimnares turcos seylúcidas y tomanos derivan de los de los persas, altos, cilíndricos y esbeltos. Riwag: pórtico en torno al patio para resguardar a los fieles. Sabil: fuente para lavarse las abluciones rituales, suele adoptar forma de templete. Períodos Omeya califal (661-750): el primer gran edificio es la mezquita de Omar en Jerusalén, también conocida como Santuario de la Roca, ya que alberaba la roca desde la que, según cuenta la tradición, se relaciona con el sacrificio de Abraham y con la subida de Mahoma al cielo. Tiene una planta centralizada octogonal influida por el mausoleo cristiano del Santo Sepulcro de Jerusalén, además, está coronada con una gran cúpula sobre tambor. La influencia bizantina es muy profunda durante este período. La gran mezquita de Damasco se constuirá aprovechando un templo cristiano preexistente, el de San Juan Bautista, y sobre esa herencia se delinearán las partes indispensables de la mezquita que mencionamos anteriormente. Sigue la planta basilical cristiana bizantina, y una planta de tres naves paralelas a la quibla. Reutilizó columnas y pilares, así como arcos de medio punto y herraduras. El pabellón del tesoro del sahn tiene una planta octogonal con cúpula como el Santuario de la Roca. Además, la forma de su alminar será la más difundida posteriormente por el Magreb y España, con la alta torre cuadrada con azotea y torrecilla. Su decoración es excepcional, con mosaicos y temas arquitectónicos de influencia claramente bizantina.

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Abasí (750-945): denotará una mayor influencia de las tradiciones arquitectónicas mesopotámicas y sasánidas. El traslado de la capital del califato a Bagdad desde 726, y la posterior adopción temporal de Samarra como nueva capital, 836, facilitaron el contacto y penetración con las culturas citadas. Destaca la gran Mezquita de Samarra, de la que actualmente sólo queda la muralla y su gran alminar cuya rampa de acceso describe un recorrido helicoidal que recuerda a los antiguos ziggurats. La huella de la cerámica persa es tamién patente en las piezs de barro cicido y vitrificado que consiguen el efectismo brillante del arte islámico.

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Norte de África: cuando el norte de África se independiza del califato de Bagdad, la dinastía alglabí asentada en la actual Túnez, concluiría la mezquita de Kairuán, el trazado de sus naves destaca la forma de T, parecida a un crucero y originada al cruzarse la nave central con la que sigue transversalmente al muro de la quibla y tener ambas naves mayor anchura que el resto. Los tuluníes, realizarían la mezquita Ibn Tulum con un alminar helicoidal y naves paralelos al muro de la quibla, en El Cairo.La planta en forma de T se difundirá con el califato fatimí y almohade y sustituirá las columnas por el pilar con columnillas adosadas (mezquita de al-Hakim, El Cairo). La mezquita de Kairún tiene varios puntos de contacto con la de Córdoba, destacando el

uso de arco de herradura, la distribución del minarete en cuerpos de planta cuadrada y de tamaño decreciente y el uso de la bóveda gallonada. -

Seylúcidas: a mediados del siglo XI la ocupación de Bagdad por parte de los turcos seylúcidas tendrá grandes consecuencias para el arte islámico, sobre todo con la expansión de su poder por Persia, Asia menor y Egipto. Los turcos seylúcidas van a adoptar el esquema de la mezquita omeya, introduciendo una evolución notable al fijar el modelo de madraza, planta de cruz, empleo masivo de iwanes en los patios, y el uso de impresionantes cúpulas. Además, van a difundir las ricas fachadas, a veces, entre dos esbeltos alminares. El modelo de mezquita más característico será la de Isphahn, s. XI.

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Otomanos: también los turcos otomanos, cuyo poder se consolidará en el Asia menor, adoptarán los elementos fundamentales del arte musulmán con la incorporación a sus dominios de la fastuosa Constantinopla. Esto implicará una fuerte influencia de los modelos bizantinos, concretamente de la majestuosa Santa Sofía. Así destacarán las grandes mezquitas de Estambul como la Mezquita Azul, de planta centralizada y grandes bóvedas; la mezquita de Solimán el Magnífico, con planta central también, patio y pórtico cupulado. O la mezquita Aul de Ahmed, que, en el siglo XVII, plantea una planta cruciforme con tramos cupulados, ocho minaretes y epigrafías islámicas. Palacio-alcázar

Los palacios adoptarán dos formas: alcazabas o ciudades palaciegas. La alcazaba o alcázar, por lo general estarán apartadas de la ciudad formando un núcleo fortificado dentro o junto a una ciudad. Se sitúan sobre altas colinas e incorporan edificios de una pequeña ciudad: casas privadas, mezquitas, talleres, jardines… como consecuencia de una organización social jerárquica tendrá múltiples funciones: castillo fortidicado, villa de lujo, residencia de la Corte, centro administrativo… Se estructura con diferentes dependencias alrededor de patios abiertos: destacan en España el alcázar de Málaga o la Alfajarería de Zaragoza. En Oriente se preferirá la forma de palacio sasánida con distintos niveles se queimitó en parte en el palacio de Medina Al-Zahara o en el conjunto granaíno de la Alhambra y el Generalife. Civil y militar En cuanto a la arquitectura civil y militar, cabe destacar importantes aportaciones como las madrazas, escuelas coránicas y jurídicas a la vez que alojamientos estudiantiles, normalmente con plantas en cruz en torno a un gran patio cuadrangular, con iwanes en los centros de los muros para ofrecer enseñanza. Surgen en Irán y la forma de madraza se extendió hacia el Oeste, en el siglo XII se fusionará con la mezquita. La más famosa es la de Ishahan, h. 1700. El ribat, fortaleza-convento del Magreb (X-XI), cuya primera función fue religiosa y militar para albergar a los guerreros de la Guerra Santa antes de sus expediciones -Susa, Túnez- pero que desde el siglo XIII su función será de retiro espiritual engrandeciéndose con mezquita, biblioteca, etc, alrededor de un patio central. Destacarán también las fortificaciones: murallas de El Cairo o ciudadela de Alepo, en España, puertas de Toledo, por sus monumentales puertas.

En lo que respecta a edificios civiles, sólo nos da tiempo a mencionar algunos alojamientos de viajeros y mercancías como el okel en Egipto o la caraban saray en Turquía. En Granada destaca el Patio del Carbón. Subsisten muchos de los antiguos complejos mercantiles, y hammanes, baños públicos. Artes plásticas y decorativas Características y evolución de la decoración La decoración es un rasgo esencial del arte islámico, siempre a la búsqueda de la ilusión, con el juego de la luz indirecta y tamizada por celosías, el agua estática o corriente que refleja la arquitectura y la ornamentación, el jardín o el paisaje abierto desde los miradores, etc. No debemos olvidar que en la Sura de la Luz, un pasaje del Corán reza: Allah es la Luz de los cielos y de la Tierra. Los materiales son casi siempre perecederos. Se puede seguir en ellos la evolución de la decoración: -

Omeya: madera en las entradas y ventanas; placas de mármol y mosaicos en las paredes; piedra esculpida en unos pocos lugares.

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Abasida: el mosaico disminuye su importancia, mientras que la piedra y el mármol dejan de usarse en favor del ladrillo. El azulejo (cerámica alicatada) se difunde, así como el estuco desde su posible origen iraní, pintado desde el siglo X, beneficiado por su gran economía y versatilidad.

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Disgregación, en los siglos XII y XIII, se diversifica la decoración, con un Oeste austero (Magreb, España) y un Este de gran riqueza decorativa, con el yeso y el color. Entre sus características podemos destacar:

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Decoración plana y sun profundidad Su función es habitualmente el revestimiento mural, este afán decorativo transformaría elementos estructurales en puramente ornamentales. Repetición indefinida de motivos ornamentales, siguiendo un orden geométrico y con una tendencia al lo infinito, sin límite, sin jerarquización ni voluntad, ya que el único capaz de establecer estas directrices es Allah. Horror vacui Ordenación geométrica, basada en una estructura matemática Dirigida a lo alto

Los tres tipos tradicionales de decoración que mencionábamos al principo -ataurique, geométrico y caligráfico- se fueron enriqueciendo a partir de los limitados temas y aexistente, especialmente en forma de diseños figurativos que van a empezar a incluir animales, y, cada vez con más frecuencia, seres humanos. Durante el período seylúcida, en particular en la última mitad, el artista trataba de dar una interpretación más realista a la figura que imita el movimiento o los rostros llenos de vida. Esta figuración se desarrollará en las prepresentaciones palaciegas, en la que se desarrollará un importante simbolismo de la realeza y la vida cortesana. Estas imágenes las apreciaremos básicamente en la pintura mural, en los mosaicos y en las miniaturas que proliferarán en los libros. Escultura

Hay escasísimas obras escultóricas, generalmente con intención decorativa, como los leones del Patio del Partal en Granada, algunas figuras aladas, etc. Hay escenas con figuras en las labras en marfil (botes, cofrecillos, olifantes), hechas en el Egipto fatimí, la Córdoba omeya y Cuenca, o en las cajitas de Sicilia (siglo XII). Cerámica y artes menores Habrá un espectacular desarrollo de las artes aplicadas como las tallas decorativas en madera, artesonados, labras en marfil, tejidos, tapices, alfombras, orfebrería, vidrio y, sobre todo cerámica. El arte aplicado por excelencia fue la cerámica, con grandes hallazgos técnicos en Oriente (barniz blanco, estannífero, lustre dorado, siglos VII-IX), con gran variedad de brillantes estilos (sobre todo en Irán), mientras que en Occidente destacó la cerámica de Málaga (imitada en Manises). Arte islámico en España El arte islámico encuentra en España una de sus más bellas evoluciones, con realizaciones concretas quedan claramente subrayadas la unidad entre Al-Andalus y el norte de Áfroca. Omeya-califal (Mezquita d Córdoba, Medina Al-Zahara, Ribat Guaramar) El Emirato de Córdoba mientras estuvo sometido al Califa de Damasco, 755, se hallaba en proceso de consoldación y no nos ofrece a la historia del arte ninguna obra de interés. En cambio, de la lucha entre los últimos omeyas y abasíes, el único miembro que se salvaría de los primeros, Abd-al-Rahman I, se instalará en Al-Andalus dando lugar a un Emirato Independiente, 756, aunque sometido a la autoridad espiritual del califa de Bagdad. Será con Abd-al-Rahaman que se comience la construcción de la gran Mezquita de Córdoba, que ocupa en la historia del arte musulmán un lugar tan importante como la mezquita de Damasco o de Kairúan. Construida sobre la iglesia de San Vicente se reutilizarían buena parte de los materiales, principalmente sus columnas. La planta tiene una relación directa con la de Kairuán realizada en 836, —naves perpendiculares al muro de la qibla del tipo T—, y también utiliza los arcos de herradura que encontramos en Kairuán, pero a diferencia de aquella, esta emplea un sistema de doble arquería. Sus once naves se amplían en 848 hacia la cabecera por mandato de Abd-al-Rahmán II dado que se volvió insuficiente para las necesidades de la población. En 929 Abd-al-Rahmán III construyó su alminar, al tiempo que realizó importantes mejoras en el interior. En 961 AlHakam II procedió a una nueva ampliación, construyendo un nuevo mihrab y la maxura, dando lugar a un espacio profusamente decorado con mosaicos bizantinos, cúpulas califales y delimitado por arcos dobles polilobulados. La última ampliación la llevó a cabo Al-Mansur a finales del siglo X en su parte norte, lo que dejó descentrado el muro de la qibla. El sistema de doble arquería de las crujías está inspirado en el Acueducto romano de los Milagros de Mérida, al igual que la alternancia bicroma de las dovelas (rojas y blancas), esto responde a la doble necesidad de lograr una mayor altura y solidez, que se consigue superponiendo dos elementos sustentantes: columnas que forman arcos de herradura abajo, y en su parte superior pilares entre arcos de medio punto. Los califas cordobeses se hicieron construir lujosas residencias que nos permiten valorar los logros de la arquitectura civil alcanzada por los hispano-musulmanes. Los restos más destacados pertenecen al palacio de Medina Al-Zahora, mandada a construir por Abd-al-

Rahman III y cuentan las crónicas coetaneas que encerraba deslumbrantes riquezas, las excavaciones arqueológicas han conseguido confirmar esta descripción destacando el Salón Rico. De la época final del califato es la interesante mezquita toledana de Bab-el-Madrum de Toledo, que, desde el siglo XII se le conocerá con el nombre de la iglesia de El Cristo de la Luz, sobre una planta cuadrada de tres naves y tres tramos cubiertos por nueve cúpulas con nervaduras de dibujos variados. Reinos de Taifa (Alfajarería de Zaragoza, arquitectura defensiva y baños) A la muerte de Al-Mansur el Califato quedó desintegrado y la unidad política anterior es sustituida por la fragmentación que representan los diversos reinos de taifas que, sin contar con el poder económico que había acabado con el califato, pretenden sin embargo seguir sus fastuosos gustos artísticos. Con materiales pobres se aspira a aparentar una riqueza decorativa externa, ya que no era posible la generación de nuevos y vigorosos resultados arquitectónicos. La complicación de los arcos alcanzará un grado de paroxismo barroco. La Aljafarería de Zaragoza es una buena prueba de la inusitada complicación de elementos. Además, debemos mencionar que a la época de las taifas pertenecen otros edificios tales como las alcazabas de Málaga, Almería y Granada, todas ellas adecuadas a su función de fortalezas que albergaban viviendas. Una pieza de particular interés son los hamman, como el Bañuelo de Granada. Almorávide-Almohade (Giralda y mezquita de Sevilla, Alcázar y Torre del oro) La rivalidad entre los distintos autoproclamados reyes taifas propició, junto con los avances cristianos, la llegada de los Almorávides del norte de África. Su poderío militar constituirá un extenso reino que incorporará las tierras del Sur de la Península ibérica. Desde el punto de vista religioso pretendieron una reforma basada en una interpretación más ortodoxa y radical de la fe muslmana. Esto se traducirá en un arte más austero que romperá la evolución cultural cordobesa, aunque con algunos elementos estilísticos de notable trascendencia como los mocárabes, el arco más usado será el de cortina y el alfiz se suele cortar por los lados, las nervaduras de las bóvedas cada vez serán más finas y los pilares se irán sustituyendo por pilares. Estas constucciones lograrán su máxima representación en Argelia con la mezquita de Tremecén, la de Fez o Marraquex. En españa en cambio apenas quedan restos, Murcia. En cambio, el dominio almohade, que reconstruyó la unidad hispanoafricana y difundió un exigente ideal religioso que tuvo una importantísima repercusión en nuestro actual patrimonio cultural. Caracteriza a este arte el uso abundante de decoración que llega a enmascarar el sistema constructivo, los paños de sebka y sus pecularies redes de rombos cubren los espacios lisos, los vanos se cierran entre los arcos, uso de la cerámica vidriada, de los mocárabes, el arco de herradura apuntado, así como la preferencia del pilar cuadrado sobre la columna. Los monumentos más representativos los encontramos en Marraquex y en Sevilla, la mezquita y minarte -Giralda- terminados en la última década del siglo XII y algunos arcos del patio de los naranjos. Otro género de edificio almohade serán las fortificaciones, otro magnífico ejemplo que encontramos en Sevilla: la Torre del Oro. Reino nazarí (Alhambra y Generalife) La severa derrota almohade en las Navas de Tolosa, 1212, evidenció el empuje inconstestable de los reinos cristianos y resquebrajó el poder musulmán dividiéndolo en nuevos reinos de taifas de los que surgiría a partir e 1238, el más rico y poderoso, el de

Granada. En su seno se crearán algunas de las obras más sobresalientes del arte musulmán y de la historia del arte, constituye a su vez las últimas muestras del arte hispanomusulmán aunque sus formas pervivirán de algún modo en el arte mudéjar hispano. Los edificios nazaríes se caracterizan por el descuido de los exteriores mientras que presentan una profusa decoración en los interiores; se emplean materiales pobres, mampostería y tapial; es excepción el arco de herradura, sustituido por un arco peraltado de silueta acampanada y el resto de formas mixtilíneas revelan la función ornamental y no constructiva de los arcos granaínos; las columnas presentan fuste cilíndrico y basa, los socorridos capiteles corintios son sustituidos por modelos de dos cuerpos, uno cilíndrico con decoración de cinta y otro cúbico sobrepuesto; incorporan los mocárabes y la cerámica alicatada recubre partas bajas de las estancias, más tarde utilizando el azulejado. Harán la aportación de un intenso efecto decorativo en el empleo de las bóvedas de mocárabe. A lo largo del siglo XIV, fueron construidas las edificaciones de más alto interés que constituyen el impresionante conjunto de la Alhambra, palacio y fortaleza que consifu una peculiar asimilación al paisaje circundante, o incluso, como afirmará Oleg Grasbar, “una ciudad en miniatura, dominada por un enclave real”. La cronología de la Alhambra es dudosa. Pero parece que hacia 1250 ya estaba conformada como una ciudad interior de Granada, con murallas y jardines, residencia real, mezquita, casas y edificios para todas las actividades sociales y económicas, como un barrio independiente. Las murallas y el acueducto se completaron hacia 1300, los jardines y pabellones del Generalife hacia 1320 y los edificios principales se alzaron en los años 1340-90. Hacia 1370-1390 la Alhambra ya estaba configurada tal como ahora la conocemos. Funcionalmente se dividía en dos palacios, cada uno con sus dependencias y patios: -

Palacio de Comares, dedicado a la recepción pública del sultán y a la administración. Patio de los leones y

Esta obra arquitectónica cuenta con un sinfín de dependencias con diferentes funciones: militare (Alcazaba, torres, murallas de mampostería recubierta de piedra y ladrillo), habitaciones para los sirvientes, residencia del soberano y harén familiar (Palacio de los leones con sus salas Abencerrajes, Dos hermanas) y el Patio de los Leones, baños reales, jardines interiores, miradores, otros espacios públicos y oficiales (Sala de Audiencias). Los monarcas granadinos poseían una residencia veraniega situada en frente dela Alhambra, en el recinto llamado Generalife, en el que los jardines, estanques y huertas alcanzan su máximo esplendor. Además, denota el más notable de los jardines, con un gran equilibrio entre el cultivo, la estética del agua y el color de las plantas. Cuenta con algunos pabellones para el descanso Arte mudéjar (foco andaluz, foco toledano, foco aragonés, foco castellano-leonés) Conclusión Recapitulación ideas principales Valoración relación fe-arte / legado español