Arte Islamico

El arte Islámico 1. ARTE ISLÁMICO. ORÍGENES Y CARACTERÍSTICAS Dos rasgos dominantes del arte y la arquitectura islámicas

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El arte Islámico 1. ARTE ISLÁMICO. ORÍGENES Y CARACTERÍSTICAS Dos rasgos dominantes del arte y la arquitectura islámicas, la importancia de la decoración caligráfica y la composición espacial de la mezquita, estuvieron íntimamente ligados a la doctrina islámica y se desarrollaron en los primeros tiempos de su religión. En Medina, Mahoma reunió a un grupo de creyentes para celebrar la oración comunitaria. La casa de Mahoma consistía en un recinto cuadrado de muros de adobe abierto a un patio, rematado por un soportal o cobertizo en el lado sur. En el muro oriental se levantaron las habitaciones de las mujeres del Profeta, volcadas hacia el patio, donde se reunían los fieles para orar bajo las directrices de Mahoma, que se subía en un estrado para dirigirles. En esta disposición se ha querido establecer el origen de las futuras mezquitas, que suelen presentar un patio interior (sahn) rodeado de pórticos (riwaqs) y un espacio cubierto (haram), articulado mediante naves de columnas y delimitado por la quibla, el muro que señala la dirección de La Meca. Influencias del arte islámico: Los primeros seguidores de Mahoma fueron pueblos nómadas procedentes de la península Arábiga, con escasas tradiciones artísticas, en contraste de los imperios que conquistaron posteriormente. A medida que se expandió, el islam asimiló las distintas tradiciones culturales y artísticas de los pueblos sometidos, instaurando así un estilo artístico propio, que varía de acuerdo con las diversas áreas climáticas o los materiales disponibles. Algunos motivos adaptados de otras culturas se convirtieron en temas universales del mundo islámico. El arte islámico evolucionó a partir de muchas fuentes, como las romanas, paleocristianas o bizantinas, que se entremezclaron en su primera arquitectura, el arte persa Sasánida y los estilos del centro de Asia, incorporados a través de las incursiones turcas y mongolas. El arte chino constituyó un ingrediente esencial de la pintura, la cerámica y las artes textiles. Desarrollo histórico:El desarrollo del arte islámico desde el siglo VII al XVIII se divide en tres periodos. 1. El periodo de formación, que coincide aproximadamente con el califato Omeya (661-750), bajo cuyo mandato el territorio islámico se extendió desde Damasco (Siria) hasta España; 2. el periodo medio que abarca la época de los califas Abasíes (750-1258), establecidos en Bagdad (Irak), hasta la conquista mongola, 3. y el periodo que transcurre entre esta conquista y el siglo XVIII. Dentro de esta secuencia se pueden discernir, en las diferentes partes del mundo islámico, diversos estilos artísticos asociados a las correspondientes dinastías de gobernantes. Además de aquellos relativos a las grandes dinastías Omeya y Abasí, cabe mencionar otros estilos, como el de los turcos Selyúcidas, que gobernaron Irán desde mediados del siglo XI a 1157; el de los kánidas, pueblo mongol que controló el este de Irán de 1256 a 1349; los Timuríes, grandes mecenas de la cultura iraní, instaurados al oeste de Irán entre 1378 y 1502 y los Safawíes, gobernantes de la totalidad de Irán de 1502 a 1736. El arte islámico también floreció bajo los turcos otomanos, que dirigieron Turquía de 1299 a 1922 y extendieron su imperio por Egipto y Siria en el siglo XVI. En el noreste africano destacan estilos relacionados con el reinado de los fatimíes (909-1171) y con el de los mamelucos, que controlaron estos territorios desde 1250, mientras que en el Magreb y el sur de la península Ibérica cabe mencionar el apogeo de las tribus bereberes, los almorávides y los almohades, así como la dinastía Nazarí del reino de Granada. Arquitectura: El escaso ritual del culto islámico dio lugar a dos tipologías de carácter religioso: la mezquita (masjid), recinto donde la comunidad se reúne para orar, y la madrasa o escuela coránica. Dentro de la arquitectura civil destacan los palacios, los caravasares y las ciudades, en las que se consiguió un planeamiento racionalizado de acuerdo con las canalizaciones de agua y la protección frente al calor. Otro edificio importante en el islam es el mausoleo, enterramiento de un gobernante y símbolo de su poder terrenal. Todos estos edificios religiosos y seculares tienen numerosos elementos estructurales y decorativos en común. Mezquitas El muro de la quibla indica la dirección hacia la que los musulmanes deben dirigir su oración, la ciudad santa de La Meca. Para diferenciarla del resto de las paredes del templo se abre en ella un pequeño ábside o nicho llamado mihrab, similar al altar cristiano pero sin su contenido simbólico. El resto de las sala de oración es un espacio techado indiferenciado, dividido en ocasiones por series de arquerías sobre columnas, paralelas o transversales al muro de la quibla. Esta disposición, heredada de las basílicas paleocristianas y transformada por el culto musulmán en la tipología conocida como mezquita hipóstila, evita las articulaciones espaciales jerarquizadas, características de sus antecesoras cristianas. Otra de las novedades de estas salas hipóstilas es su capacidad para crecer indefinidamente, como en el caso de la mezquita de Córdoba (España, siglos VIII-X), ampliada en numerosas

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El arte Islámico ocasiones debido al aumento de la población. PatioLas mezquitas, sin embargo, mantuvieron la concepción primitiva del rezo al aire libre, en un patio rodeado de soportales que proporcionaban sombra a los fieles. Por ello la sala de oración permaneció como un espacio abierto al patio o sahn, que siguió siendo un elemento importante del conjunto, a menudo con igual o mayor superficie que la zona cubierta. En algunos casos como en las mezquitas de Córdoba o Sevilla (España) el sahn imitaba la configuración interior por medio de filas de naranjos alineados y a la misma distancia que las columnas de la sala adyacente. Además, en el patio solían aparecer dos elementos característicos: la fuente para las abluciones (sabial) y la torre para llamar a la oración, el alminar o minarete. Minarete:En los primeros tiempos no existía el alminar, de modo que los fieles se reunían para orar sin necesidad de una llamada previa. Sin embargo, debido al aumento de la congregación, se acabó instituyendo la llamada de un muecín, a viva voz, desde la cubierta más alta del edificio. La Gran Mezquita Omeya de Damasco (705-715) es el primer ejemplo que presenta una torre o minarete, situada en una de las esquinas del patio, para realizar esta función. Cúpula Las cúpulas, un elemento importante de la arquitectura islámica, proceden de la arquitectura Sasánida y de las tradiciones paleocristianas. La primera mezquita monumental se conoce con el nombre de cúpula de la Roca (Jerusalén, finales del siglo VII), un espacio centralizado de planta octogonal rodeado por dos deambulatorios y cubierto por una gran cúpula. Su composición deriva de la arquitectura romana, probablemente de la mezquita del Santo Sepulcro (siglo IV) en Jerusalén. La mezquita de la Roca está decorada con mosaicos coloristas, tanto en su interior como en el exterior y alberga la piedra desde la que, según la tradición musulmana, Mahoma ascendió al cielo. El mausoleo, construido a principios del siglo X, para el gobernador de Bujoro, en Asia Central, es otro ejemplo de gran relevancia arquitectónica. Este edificio cuadrado de ladrillo posee una cúpula sobre trompas (pequeños arcos que hacen de puente en los ángulos del cuadrado para facilitar la transición hacia el espacio circular de la cubierta), derivadas del Irán Sasánida en lugar de las tradicionales pechinas (secciones esféricas triangulares) propias de la arquitectura bizantina.Bajo los otomanos las mezquitas se construyen siguiendo la tradición bizantina. De este modo, la magnífica mezquita de Selimiya (1569-1574) en Edirne (Turquía), obra del arquitecto turco Sinan, posee una colosal cúpula precedida por un patio porticado, donde se multiplican las pequeñas cúpulas y semicúpulas. La composición es similar a la de la basílica de Santa Sofía en Constantinopla (actual Estambul, Turquía), el ejemplo más significativo de la arquitectura bizantina, que luego fue convertida en mezquita. Esta forma -que Sinan también empleó en la mezquita de Solimán- influyó en el diseño de otras mezquitas de Oriente Próximo y la India. Iwan En las mezquitas Abasíes de Irak, aunque se mantiene la tipología hipóstila siria, se va imponiendo el modelo formado por un patio central al que comunican los diversos iwanes o salas abovedadas que se abren a través de grandes arcos. Esta disposición tiene su origen en la arquitectura del Irán Sasánida. Arco apuntado:Aunque el arco de herradura está estrechamente ligado a la arquitectura islámica, su origen se remonta al Imperio romano. Los visigodos de la península Ibérica lo emplean en numerosas ocasiones, y sus invasores Omeyas lo adaptaron finalmente para las construcciones musulmanas. Otro de los arcos empleados por los arquitectos islámicos fue el apuntado, de origen sirio-romano y también recogido por la dinastía Omeya, aunque más tarde se difundió por el califato de Bagdad. Desde allí se transmitió hacia África, y los pueblos bereberes del Atlas lo exportaron hacia sus territorios españoles, donde se conservó entre los artífices mudéjares que, a su vez, extendieron su empleo por Latinoamérica. Mimbar y maqsura:El mimbar o púlpito se utilizó por primera vez en la mezquita de Medina. Al principio se empleaba como estrado, pero pronto se convirtió en un verdadero púlpito para la predicación del imán. Otro de los elementos característicos de las mezquitas es la maqsura, un espacio acotado por arquerías situado delante del mihrab y decorado con mayor riqueza. Es un ámbito destinado a los gobernantes de la comunidad con el fin de protegerles de sus enemigos, especialmente después de que varios de los primeros califas fueran asesinados por la espalda durante la oración. Madrasas Bajo los Abasíes se introdujo en Irán una nueva tipología de edificio religioso, la madrasa o seminario religioso. Su forma, basada en la arquitectura Sasánida, dio lugar a un nuevo tipo de mezquita que se difundió rápidamente por numerosos países. La madrasa y la mezquita-madrasa están configuradas por iwanes, es decir, salas emplazadas en los ejes de un rectángulo que se abren con grandes arcos a un patio central. Las madrasas suelen disponer de habitaciones en torno al patio dedicadas al estudio o a los dormitorios de los estudiantes. En algunos edificios del último periodo, el patio está cubierto por una gran cúpula. A partir del siglo XI fueron elegidos por califas y emires para construir sus mausoleos. La mezquita del Viernes (donde se congrega el mayor número de fieles de una ciudad) de Ispahan (siglo XI, Irán), es el primer ejemplo de mezquita-madrasa. En este edificio, como en muchas tumbas del mismo periodo, aparece la decoración a base de mocárabes, 2/39

El arte Islámico especie de estalactitas o formas prismáticas que penden de las bóvedas o arcos. Entre los ejemplos tardíos de mezquita madrasa destacan, también en Ispahan, la Masjid-i-Sha, en la que el iwan principal está coronado por una elevada cúpula apuntada y la Lutfullah, con otra cúpula recubierta con espléndidos azulejos. Arquitectura civil: Durante la época de los Omeyas y primeros Abasíes, los príncipes de las familias construyeron varios palacios en el desierto de Siria e Irak. Algunos de ellos estaban rodeados por terrenos de caza -como los de los últimos reyes Sasánidas- y otros disponían de baños abovedados derivados de la arquitectura tardorromana, que también se aprecia en su empleo como villas o explotaciones agrícolas. Por ello, estos palacios supusieron una síntesis entre las tradiciones orientales y occidentales, característica del primer arte islámico. Al mismo tiempo demostraban una cierta libertad frente a las recomendaciones contra el arte figurativo, que no llegaban a alcanzar connotaciones prohibitivas en el Corán pero sí en los hadit (tradiciones orales) del siglo IX. Los palacios Omeyas estaban decorados con mosaicos, pinturas murales y estucos, representando animales, escenas cortesanas o al propio califa. Esta decoración deriva en gran medida de la tradición Sasánida.En el periodo medio, el mundo islámico produjo los mejores frutos de su civilización urbana. Con la invasión de los mongoles, no obstante, muchas ciudades fueron destruidas o reducidas a pueblos, y se perdieron los ingeniosos sistemas hidráulicos que las permitían existir. Bajo los Abasíes se fundó en medio del desierto, cerca de Bagdad, una ciudad administrativa llamada Samarra, que no llegó a terminarse. Samarra ocupaba una extensión de 175 hectáreas rodeada por una enorme muralla, contaba con jardines, palacios, edificios administrativos, una mezquita, baños y cuarteles. Los edificios residenciales estaban decorados con pinturas figurativas, pero los motivos ornamentales más delicados están tallados en estuco, siguiendo esquemas geométricos de origen turco. Todas estas ciudades de nueva planta, como Samarra, El-Fustat (cerca de El Cairo y conocida por excavaciones) o Medinat al-Zahara, cuentan con importantes infraestructuras como acueductos y redes de alcantarillado. Otro de estos palacios-ciudades del mundo islámico fue la ya citada Medinat al-Zahara en las cercanías de Córdoba (España), edificada por el primer califa cordobés Abd-al-Rahman III de la dinastía Omeya huida desde Siria hasta al-Andalus y destruida por las tribus bereberes en el siglo XI. La tradición islámica de los palacios-ciudades se mantuvo en el norte de África, en Estambul, donde los turcos otomanos comenzaron en 1454 la construcción del palacio Topkapi, y en el reino Nazarí de Granada (España), con el magistral palacio de la Alhambra. El conjunto de la Alhambra está formado por un fortaleza o alcazaba y por el palacio real. A su vez, el núcleo principal del palacio está constituido por una zona oficial en torno al patio de Comares y otra residencial abierta al patio de los Leones. En el centro de este último aparece una fuente sobre figuras de leones con surtidores en sus bocas. El mismo tema del león se repite en la escultura de bronce de pequeño formato y en numerosos recipientes cerámicos (véase más abajo Artes decorativas). En Irán los últimos grandes constructores fueron los Safawíes, cuya contribución a la arquitectura civil incluye puentes, campos de polo y palacios con miradores de madera. En el palacio de Abbas I se construyó una galería de arte para albergar su colección de porcelanas chinas. Los caravasares fueron una contribución Selyúcida. Son lugares de descanso para los viajeros de las rutas de caravanas y cuentan con una sala de columnas o apadana y un patio para los animales. Otros edificios destacados de la arquitectura civil islámica fueron los baños públicos, bazares, jardines y ribats o guarniciones fronterizas, como los que se conservan en Túnez. Tumbas y mausoleos: Las tumbas y los mausoleos, levantados como símbolos del poder de los gobernantes fallecidos, se convirtieron en los monumentos más importantes del islam después de las mezquitas y los palacios. Entre los ejemplos más destacados se halla la necrópolis de las afueras de El Cairo, que presenta tumbas cupuladas construidas por los mamelucos en el siglo XV. La necrópolis Sah-i-Zindeh (siglos XV y XVI) erigida por los Timuríes en Samarcanda, es un impresionante grupo de edificios de ladrillo cubiertos con esbeltas cúpulas sobre tambores, como la tumba de Tamerlán. En Irán, bajo la dominación mongola, se desarrolló un tipo característico de enterramiento cuyo ejemplo más brillante es el gran mausoleo de Sultaniyah (siglo XIV), cuya cúpula se eleva aún más por la inclusión de un tambor octogonal. En relación a este tipo, la obra más representativa del periodo mongol (o mogol) en la India es el famoso Taj Mahal, en Agra, un mausoleo construido en el siglo XVII por arquitectos iraníes. Decoración arquitectónica: El estuco, el ladrillo y el azulejo se usaron como elementos decorativos en los edificios islámicos. Los Selyúcidas añadieron la cerámica vidriada (véase más abajo Cerámica). La superficie de los mihrabs, con sus bandas de inscripciones coránicas, se realizaron en estuco tallado o barro vidriado. Los paneles murales se adornaron con motivos decorativos de lacería geométrica sobre azulejos. En la arquitectura de los Timuríes y en la Córdoba califal, los mihrabs se recubrieron con teselas de mosaico de colores brillantes. Los turcos fueron destacados productores de cerámica. En el Irán Safawí, la mayor parte de los edificios públicos se decoraron con azulejos. La gama cromática incluyó el dorado y el verde, que se aplicaban mezclados en vez de por separado, como se hacía anteriormente.Las celosías de madera tallada, en ocasiones con incrustaciones de marfil, también proporcionaron un soporte para la decoración arquitectónica en el mundo islámico. Se emplearon en macsuras, mimbares, ventanas, pantallas y puertas. Los relieves de piedra y de mármol se encuentran en lugares tan distantes como Turquía, Egipto y España.Artes decorativasLa proscripción de la temática figurativa, contenida en los hadit, es similar a la iconoclasia desarrollada durante el periodo del Imperio bizantino.Estas prohibiciones o recomendaciones se seguían estrictamente en el caso de la arquitectura religiosa, como en el 3/39

El arte Islámico caso de las mezquitas, pero la arquitectura civil las transgredía en numerosas ocasiones, dependiendo en cualquier caso de la ortodoxia del gobernante de turno. En el palacio de Msatta (principios del siglo VIII) en el desierto sirio, se aprecia una clara distinción entre la decoración de las dependencias laicas y las religiosas. Los relieves situados en la zona de la mezquita son totalmente abstractos, mientras que los del resto del edificio presentan decoración figurativa zoomórfica. De todos modos, la representación de figuras humanas y animales se hace de forma convencional y con finalidad estrictamente decorativa. Por otro lado estas limitaciones supusieron un acicate para el desarrollo de un repertorio basado en diversas formas y motivos, como la epigrafía (inscripciones caligráficas), el ataurique o decoración vegetal estilizada (arabescos) y la decoración geométrica o de lacería. Cerámica:Una de las manifestaciones artísticas que alcanzó mayor esplendor dentro del arte islámico es la cerámica, en la que se puede apreciar un grado de innovación y creatividad comparable al de las artes plásticas de otras culturas.La primera etapa de innovación en la cerámica islámica se define a partir de las excavaciones de Samarra. La presencia de porcelana china importada en el área de Bagdad estimuló el interés de los ceramistas Abasíes, pero la perfección de estas obras no se pudo conseguir con la arcilla local. La cerámica Tang de colorido verde y amarillo se imitó con éxito, pero para representar el acabado de la porcelana, los ceramistas aplicaron un reflejo metálico, que proporcionaba a las piezas un aspecto cremoso. Algunas de estas vasijas se decoraban con pintura azul, y hay quien opina que esta técnica inspiró las primeras porcelanas azules y blancas de la China (imitadas a su vez por los últimos ceramistas islámicos). La técnica de pintura brillante también apareció en Samarra. Se trata de la misma cerámica de reflejo metálico vuelta a cocer a fuego lento, produciendo así un brillante efecto metálico pardo, verdoso o rojo que transforma el recipiente en una pieza con apariencia de oro (loza dorada). Esta técnica se trasmitió a todos los lugares civilizados de Europa, norte de África y Asia. Desde fines del siglo VIII al siglo XI se realizó en Nisapur y Samarcanda, en el noreste de Irán, otro tipo de decoración cerámica. La nueva técnica consistía en verter un fina capa de arcilla líquida sobre el recipiente para obtener una superficie sobre la que se aplica la decoración pictórica. Algunas de estas piezas, influidas por la tradición Sasánida, se decoraban con figuras de jinetes y otros motivos geométricos y caligráficos. Otra de las tipologías cerámicas iraníes es la que presenta una superficie grabada o esgrafiada, imitando las técnicas de la metalistería. Como la cerámica de reflejos metálicos, esta modalidad puede explicarse como el deseo de buscar un sustituto aceptable a un material más costoso. En El-Fustat, fundado por los fatimíes de Egipto, se ha encontrado una gran cantidad de cerámica de reflejo metálico y otras modalidades. En el Irán Selyúcida se realizaron vasijas con las paredes de vidrio a imitación de la delicada porcelana china, así como cerámicas vidriadas y azulejos de Ravy y Kasan. Algunos recipientes esmaltados presentan ilustraciones de poemas y escenas heroicas, similares a las que se reproducen en la miniatura persa. Las formas de estas piezas representan en ocasiones a diversos animales.En Irak, en los años previos a la conquista mongola, Raqqa fue el centro de producción de una fina cerámica vidriada y pintada. En la Turquía otomana lugares como Iznik y Kütahya fueron productores destacados de azulejos, durante el siglo XVIII. Al comienzo estuvieron influidos por los objetos chinos blancos y azules, pero después se produjeron piezas de cerámica según los patrones típicamente turcos, con motivos florales en color turquesa, verde, púrpura, castaño y negro. Los ceramistas Safawíes de Irán, también influidos por las modas chinas, realizaron cerámicas azules y blancas que se exportaban hacia occidente. Vidrio:Los artistas musulmanes trabajaron el vidrio utilizando primero las técnicas empleadas en Egipto y en el Irán Sasánida y, posteriormente, desarrollando otras nuevas como en el caso de los fatimíes, que produjeron vidrio tallado, vidrio brillante pintado y vidrio estampado. En este periodo se realizaron también un pequeño número de vasijas talladas en cristal de roca. En Siria destaca el vidrio esmaltado del siglo XII, principalmente sus copas y lámparas de belleza insuperable. Los sirios mantuvieron su maestría en el arte del vidrio en el último periodo, al que pertenecen las conocidas lámparas de mezquita cónicas y esmaltadas. Ebanistería y eboraria: Además de su empleo decorativo en arquitectura, la madera se trabajó como material de otras artes aplicadas. En los palacios fatimíes se conservan excepcionales ejemplos de tablas con representaciones cortesanas, que recuerdan el estilo de los coptos (cristianos egipcios). También se tallaron las piezas del mobiliario, especialmente los biombos.Las cajas de marfil tallado y los colmillos de elefante abundaban en la corte fatimí, continuándose la tradición en la Sicilia musulmana. En ellos se representaban cortesanos, animales y vegetación. El arte del bronce:Algunos de los bronces islámicos más refinados se han conservado en los tesoros de las iglesias europeas. Al principio se adoptaron las formas Sasánidas pero el periodo fatimí produjo vasijas de bronce con forma animal, así como candiles y platos. Aunque en el este de Irán se realizaron interesantes piezas grabadas con incrustaciones de cobre y plata, los bronces más refinados fueron producto de los talleres de Al Mawsil (Irak), durante los 50 años que precedieron a la conquista mongola. Entre sus objetos más destacados se encuentran los aguamaniles, tazas y candiles con incrustaciones de plata y oro y motivos abstractos, figurativos e inscripciones. Por su parte, los talleres sirios continuaron produciendo diseños figurativos durante el siglo XIV. 4/39

El arte Islámico Manuscritos:La elaborada escritura cúfica, que resultaba tan apropiada para ser labrada en la piedra, aparece en los primeros manuscritos coránicos que nos han llegado. En ellos, algunos acentos diacríticos se pintan en rojo, y las decoraciones doradas entre las suras (capítulos) contrastan con la elegante escritura negra. En el periodo Selyúcida se desarrolló el nesjí, una escritura más cursiva y fluida. Los dos estilos se emplearon en la arquitectura y las artes decorativas. Marroquinería: Las encuadernaciones de libros en cuero son un excelente ejemplo de las artes decorativas islámicas. En los primeros tiempos se realizaban en relieves repujados; más tarde se estampaban y doraban las cubiertas y los lomos y, finalmente, en el siglo XVI, se pintan con esmaltes. El trabajo del cuero se aplicó también a los arneses de los caballos y a los objetos empleados en la cetrería. Pintura La pintura de caballete no existió en el arte islámico, concentrado en la ilustración de libros. Las primeras muestras conservadas son miniaturas de manuscritos científicos griegos traducidos al árabe (vehículo por el cual las enseñanzas del mundo clásico se transmitieron a Occidente), las fábulas de Bidpai (300 d.C., traducidas al árabe con el nombre de Caliba y Dinna) y el Maqamat de al-Hariri (1054-1122), narración de las aventuras de un viajero. Estilísticamente todas estas pinturas derivan de la escuela de Bagdad del siglo XIII. Las ilustraciones científicas son dibujos lineales basados en los modelos clásicos, mientras que las coloristas pinturas laicas son de una ingenuidad encantadora, con sólo dos o tres figuras monumentales y paisajes como elementos decorativos. La miniatura persa de los mongoles o de Il-Khanid floreció en el siglo XIV en Tabiaz (Irán). La influencia china en los detalles del paisaje, la expresividad y la complejidad compositiva caracterizan la nueva escuela. Muchos poemas épicos persas, como el Shar-nama un manuscrito épico escrito por Firdusi en el siglo XIX se ilustraron en este estilo. La miniatura continuó su evolución en el siglo XV en Harat (actual Afganistán) bajo el patrocinio de los Timuríes. Bihzad fue uno de los mejores miniaturistas Timuríes, gracias a sus escenas dramáticas y a la profundidad psicológica de sus figuras.Los gobernantes otomanos también promovieron el arte del libro. Una escuela turca de miniatura del siglo XIV, localizada en Tabiaz, representó escenas de la vida cortesana y militar. Los artistas Safawíes fueron diestros en su estilo y, como consecuencia de la influencia europea, ampliaron su repertorio al incluir retratos de personajes. En la India musulmana se desarrolló desde el siglo XVI hasta el siglo XIX un estilo peculiar de pintura miniada, más influida por el arte hindú, que representaba con frecuencia a los gobernantes y sus ceremonias oficiales. Textiles: Las telas se consideraron objetos de lujo, y las más refinadas se realizaron en los talleres denominados tiraz, controlados por el califa. El sistema del tiraz, comparable a las instituciones oficiales del Imperio bizantino, copto y Sasánida, terminó con la conquista mongola. Los tejidos procedentes de un tiraz (a menudo prendas ceremoniales) se consideraban posesiones del más alto valor. Los tiraz: El término también designa al propio tejido a menudo llevaban impresa la firma del taller, la fecha y el nombre del gobernante. En Egipto la mayoría de los tiraz eran de lino y en la época de los fatimíes se entretejían en ellos bordados de seda con hilos de oro. Los mejores tejidos de sedas proceden de la región de Bujará (siglos IX y X) y de Irán, Bagdad, Egipto y España (siglos X y XI). Estas sedas llegaron a Europa a través de las embajadas enviadas por los gobernantes islámicos y allí ejercieron tal influencia que algunos términos europeos para designar tejidos -como damasco- derivan del mundo islámico. El manto de coronación de los emperadores del Sacro Imperio fue bordado por artistas islámicos en Sicilia, y las sedas sicilianas mantuvieron su hegemonía en el siglo XIV, después de la apertura de otros talleres de seda europeos. Las sedas chinas influyeron en los tejidos islámicos a partir de la conquista mongola como se observa en las sedas con brocados en oro y en algunos detalles decorativos. Los turcos otomanos crearon nuevos diseños para los tejidos de seda caracterizados por el uso de claveles, tulipanes, palmetas y el motivo chino de la nube. Alfombras: Las primeras alfombras islámicas que se conservan se fabricaron en Konya (Turquía) en el siglo XIV. Estas alfombras de tonos azules, verdes y rojos siguen un esquema basado en formas naturales con un borde de inscripciones. Durante el dominio de los mamelucos se realizaron alfombras de patrones geométricos en tonos azul pálido, rojo y amarillo. El tejido de alfombras resurgió durante el periodo de los Safawíes de Irán, entre cuyo repertorio aparecen escenas de caza y motivos vegetales. Estas alfombras de seda, de tonos pasteles e hilos de oro y plata, se confeccionaron expresamente para el mercado europeo. Aunque son de gran belleza, marcan el fin de la tradición islámica en el tejido de alfombras. Islam, importante religión a escala mundial.

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El arte Islámico 2. EL ARTE DE AL- ÁNDALUS Se conoce como arte andalusí, hispanomusulmán o hispanoárabe al estilo artístico desarrollado en la España musulmana (al´Andalus) entre los siglos VIII y XV. La invasión de la península Ibérica en el año 711 por los árabes, según unos, o la revolución islámica en Hispania, para otros, transformó el proceso caótico en el que estaba sumido el Occidente europeo, tras la caída del Imperio Romano. Al-Andalus, que así pasó a denominarse la España musulmana, mantuvo desde esa fecha hasta 1492, año en que se conquista el Reino de Granada a la dinastía nazarí, unas condiciones culturales peculiares que le diferenciaron del Islam oriental y del contexto europeo. Pero, al mismo tiempo, esta singularidad geográfica y cultural constituyó uno de los factores que repercutieron decisivamente en el despertar de Europa, tras los siglos de desunión y letargo que siguieron a la caída del Imperio Romano de Occidente y las invasiones bárbaras. La muerte del rey Rodrigo y la desaparición del reino visigodo de Toledo no supuso la extinción de las comunidades cristianas y judaíca. Unos huyeron al norte, donde formaron un reducto de oposición al nuevo poder instituido en Córdoba y, con el tiempo, constituirían el germen de la posteriormente llamada Reconquista; otros, los cristianos que permanecieron en territorio musulmán pasaron a ser conocidos con el apelativo de mozárabes. Tanto esta minoría como la judía gozaron de la protección estatal, conformando comunidades numerosas en grandes ciudades como Mérida, Toledo, Valencia, Córdoba, Sevilla, Granada, Almería, Málaga, etc. Las circunstancias cambiantes a lo largo de los más de ocho siglos de Islam español hace que el proceso artístico desarrollado durante estas centurias se sistematice siguiendo los períodos históricos. De forma que se ha convertido en habitual la división en: Arte emiral y califal El territorio andalusí se convierte, tras la conquista, en una parte más del Califato Omeya como Emirato dependiente de Damasco si bien la distancia que le separaba de la sede del Califato permitió a sus gobernadores gozar de una relativa autonomía. En 755 llegó al-Andalus el futuro Abd al-Rahman I, único sobreviviente omeya de la masacre perpetrada contra esta dinastía por los abbasíes. Un año más tarde se proclamaba emir independiente. A pesar de ello, continuó reconociendo la autoridad religiosa del nuevo califa abbasí cuya corte se había trasladado a Bagdad. El paso definitivo se consumó con Abd al-Rahman III. Este monarca conjuró los problemas internos y externos, pacificando el levantisco territorio peninsular y enfrentándose a la amenaza del recién instaurado califato fatimí de El Cairo. Ello le permitió proclamarse Califa en el 929, afirmando su autoridad política y religiosa respecto a abbasíes y fatimíes. El califato de al-Andalus constituyó uno de los momentos de mayor esplendor y brillatez cultural aunque su florecimiento fue poco duradero. El comienzo del fin empieza a atisbarse cuando Almanzor relegó a Hixam II (976-1013) y acaparó el poder. A la muerte del hijo y sucesor de Almanzor se desencadenaron las luchas civiles entre facciones para imponer su propio candidato, lo que determinó la independencia de los diferentes territorios y la abolición del califato en el año 1031. En el terreno artístico, el emirato andalusí utilizó un comportamiento que en nada se alejaba del practicado en el resto del Califato Omeya. Es decir la adecuación de fórmulas y elementos de las culturas que les habían precedido, en este caso del mundo romano y visigodo. En ningún momento se produjo una repetición literal de motivos y formas. Al contrario, su sabia incorporación y asimilación se tradujo en una verdadera eclosión creadora cuyo momento cumbre es el arte califal. En él, se fundieron elementos de la tradición local hispanorromano-visigoda con elementos orientales, tanto bizantinos y omeyas como abbasíes. Las empresas artísticas se centraron desde el primer momento en torno a su capital Córdoba que fue dotada de una mezquita congregacional destinada a convertirse en el monumento más importante del occidente islámico. La obra fue iniciada por Abd al-Rahman I sobre el solar de la basílica visigoda de San Vicente que, durante la etapa precedente, habían compartido las dos comunidades: cristiana y musulmana. En el 784 este monarca decide hacer una mezquita de nueva planta de tipo basilical con once naves perpendiculares al muro de la qibla siguiendo el modelo de la mezquita de al-Aqsa en Jerusalen, uno de los lugares sagrados más importantes del mundo islámico-. Su rasgo más singular resuelve, al mismo tiempo, problemas técnicos y funcionales. Se trata de la organización de sus arquerías de doble arco superpuesto: un arco de herradura que actúa como de entibo al atirantar una estructura más esbelta formada por un arco de medio punto que soporta, a su vez, el muro que 6/39

El arte Islámico sostiene la techumbre. Tanto este sistema como la alternancia de dovelas, de ladrillo y piedra, cuenta con precedentes en el acueducto romano de los Milagros en Mérida. Las sucesivas ampliaciones, llevadas a cabo hasta el siglo X, fueron motivadas por el aumento de población y su necesidad de contar con un lugar adecuado para el culto. De forma que las obras de Abd al-Rahman II, en 833, consistieron en derribar el muro de la qibla prolongando la mezquita hacia el sur. En sentido contrario actuó Abd al-Rahman III, ampliando el patio hacia el norte y levantando un nuevo alminar que todavía permanece, aunque oculto, dentro de la gran torre campanario del siglo XVI. Los esfuerzos anteriores culminan con la intervención de al-Hakam II, hacia 961, en la que amplió, nuevamente, la sala de oración hacia el sur introduciendo diferentes novedades. Establece un esquema en "T", semejante al de la mezquita de Qayrawan, realzado por la utilización de cúpulas cuyos nervios no se cruzan en el centro, arcos lobulados, distintos tipos de arcos entrecruzados y superpuestos así como por capiteles y columnas realizados ex profeso por lo talleres califales. En los últimos decenios del siglo X, Almanzor amplió todo el costado oriental de la gran mezquita que pasó a contar con diecinueve naves, aunque sin introducir novedades de interés. De las empresas artísticas acometidas en época emiral sobresalen las ejecutadas durante el reinado de Abderramán II cuya corte acogió a numerosos artistas, modas y costumbres orientales. Impulsó, entre otras construcciones, las obras de la alcazaba de Mérida y del alminar de la iglesia de San Juan en Córdoba, mejorando las murallas de Córdoba y Sevilla. No obstante, es durante el Califato cuando se acometen los más ambiciosos proyectos artísticos. El califa Abd al-Rahman III siguiendo la tradición oriental, según la cual cada monarca construía como símbolo de prestigio su propia residencia palatina, decide fundar en 936 la ciudad aúlica de Medina al-Zahra. Elige para ello, a pocos kilómetros de Córdoba, una suave pendiente del terreno lo que le permite organizar el recinto amurallado en tres terrazas. En ellas dispuso las residencias palatinas, salones de recepción como el denominado Salón Rico, baños, mezquita congregacional, casa de la moneda, talleres califales, jardines y parque zoológico. Estas obras fueron completadas por al-Hakam II, si bien su esplendor fue efímero acabando con la ciudad las primeras revueltas de 1010 que concluyeron con la caída del califato. En el resto del territorio peninsular también es patente el florecimiento artístico impulsado el califato. Testimonio de ello es la ciudad de Toledo en la que aún se vislumbran restos de su fortificación así como algunos de los vestigios que definen su alcazaba, medina, arrabales y entorno. Entre sus construcciones destaca la pequeña mezquita del Cristo de la Luz o de Bab al- Mardum. Su planta cuadrada, organizada en nueve tramos cupulados, presenta una planta y alzado que conecta con el modelo tunecino de la mezquita aglabí de Bu Fatata. A parte del carácter excepcional de Toledo también ocupan un lugar destacado obras como la rábita de Guardamar del Segura (Alicante), el Castillo de Gormaz (Soria) o la ciudad de Vascos (Toledo).

Bote de Zamora (M.A.N.). El refinamiento reinante en la corte califal auspició la creación de manufacturas de lujo que, bajo el patrocinio real, se tradujeron en las más variadas expresiones artísticas. Destacan los trabajos en marfil en los que se realizaron objeto de uso palatino como botes y arquetas destinadas a guardar joyas, ungüentos y perfumes entre los que destacan el Bote de Zamora (Museo Arqueológico Nacional), destinado a la esposa de Alhakén II, y la arqueta de Leyre. En su profusa trama de vegetación suelen inscribirse escenas de corte al mismo tiempo que bandas con inscripciones epigráficas indican el destinatario e incluso el maestro que ejecutó la pieza. Los monarcas, al igual que en Bagdad y El Cairo, organizaron su propia fábrica de tejidos o tiraz cuya fundación marca el comienzo de la historia de la producción de tejido de seda en Al-Ándalus. Sus motivos vegetales y 7/39

El arte Islámico figurados, geometrizados, se inscriben en medallones formando bandas tal como aparecen en el velo o almaizar de Hixam II que, a modo de turbante, le cubría la cabeza colgándole hasta los brazos. Existieron también talleres que trabajaron el bronce cuyas figuras representan leones y ciervos con el cuerpo cubierto de circulos tangentes que evocan tejidos y que, posiblemente, sirvieron como surtidores de fuentes. Su paralelismo formal y estilístico con piezas fatimíes ha motivado controversias sobre la filiación de alguna de las piezas. La cerámica cuenta con un tipo de producción conocida como "verde y manganeso". Su decoración a base de motivos epigráficos, geómetricos y una fuerte presencia de motivos figurados se consigue mediante la aplicación de óxido de cobre (verde) y óxido de manganeso (morado). Arte almorávide Introducción Los continuos enfrentamientos entre las distintas taifas acentuaron la presencia de las tropas de los monarcas cristianos ayudando, mediante el pago de parias, a los contendientes. La toma de Toledo en 1085 por el monarca cristiano Alfonso VI, motivó la solicitud de ayuda de los almorávides por parte de los restantes reinos de las taifas. Tras una primera incursión de socorro en 1086, regresaron en 1090 para invadir el territorio andalusí. Los almorávides cuyo nombre deriva de al-murabitum o moradores del ribat (especie de monasterio-fortaleza habitado por monjes-guerreros, asimilables en cierta mediada a las ordenes militares occidentales), procedían del desierto sahariano. Este primer movimiento que unificó Marruecos, Argelia occidental y al-Andalus (1056-1147) eligió como capital Marrakech. Se definían por un rígido puritanismo religioso aunque alcanzaron una gran trascendencia artística dado que, por primera vez, la influencia andalusí incidió directamente sobre el norte de Africa. Arquitectura Durante el reinado del monarca Yusuf ibn Tashfin, las obras emprendidas aún acusaron la austeridad y desornamentación impuestas por su fervor religioso. No obstante, este rigor decayó con su hijo Alí ibn Yusuf quien deslumbrado por el refinado ambiente cortesano de las taifas andalusíes, patrocinó diversas obras cuajadas de los mas bellos elementos decorativos. A pesar de hallarse el foco originario en al-Andalus, las construcciones documentadas se encuentran en el norte de Africa; es más, dentro de ellas, son los edificios de carácter religioso los mejor representados. A ellos corresponden las mezquitas de Tremecén y de Argel, las cuales siguen el modelo habitual de naves perpendiculares al muro de la qibla. Excepcionalmente, como sucede en la mezquita Qarawiyin de Fez, se emplean naves paralelas a la qibla siguiendo el modelo de la mezquita de Damasco. En ambos casos, las naves extremas se prolongan formando las galerias que enmarcan el patio, de modo que este pasa a tener unas dimensiones mas reducidas. El soporte preferido será el pilar en sustitución de la columna. Adoptan el arco de herradura y lobulado a los que añaden arcos de herradura apuntados, lobulados trebolados, mixtilíneos y de lambrequines, formados estos últimos por pequeñas curvas, angulos rectos y claves pinjantes. En relación con el desarrollo de los arcos aplican desde el salmer un motivo en "S", denominado serpentiforme, ya utilizado anteriormente en la Aljafería de Zaragoza. El sistema de cubiertas preferido es a dos aguas, creando las techumbres de madera a par e hilera que alcanzaran un gran desarrollo en el arte mudéjar. Al mismo tiempo realizaron bellas cubiertas cupuladas. Unas, representada por la cúpula ante el mihrab de la mezquita de Tremecén, seguirán el modelo cordobés de arcos entrecruzados que dejan la clave libre si bien, en este caso, arrancan de trompas angulares de muqarnas y emplean unos plementos de estuco calado decorados con exuberantes motivos florales. A partir de esta obra, en que se documenta la introducción en el Magreb de la muqarna o mocárabe, aparece otro tipo de cúpula denominada de muqarnas, cuyo modelo es la existente en la mezquita de Qarawiyin en Fez.

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El arte Islámico Otras artes Las producciones artísticas continuaron vinculadas a las tradiciones anteriores. El taller de textil de Almería alcanzó su completo apogeo realizando los llamados attabi. Estos tejidos se caracterizan por la utilización de tonos mas suaves con toques de oro formando grandes círculos dobles, tangentes o enlazados, dispuestos en filas, en cuyo interior se encierran parejas de animales. La semejanza con los tejidos sicilianos ha inducido a confusión entre ambos talleres. Un problema similar plantean los marfiles cuyas inscripciones impersonales arrojan poca luz sobre su adscripción a uno de los dos talleres. La cerámica, por su parte, continuó desarrollando la técnica de "cuerda seca parcial" o "total" dependiendo de que la decoración cubriese toda la superficie o parte de ella. Junto a esta, hacen su aparición dos nuevas técnicas aplicadas a la cerámica no vidriada, el esgrafiado y el estamplillado, cuyo utilización se generalizará en época almohade. Arte almohade La laxitud moral y la degradación de costumbres de los almorávides dio lugar a un nuevo movimiento rigorista, los almohades, al-muwahhidun "los unitarios". Estaba encabezado por ibn Tumar quien procedía de un medio tribal del Alto Atlas. Su continuador, Abd al-Mumin, se nombró califa, tomó Marrakech en 1147 y emprendió la conquista del resto de imperio incluyendo Túnez. Al-Andalus fue incorporada definitivamente por su sucesor Abu Yacub Yusuf quien eligió, en 1172, Sevilla como capital del nuevo imperio. El retorno a la austeridad más extrema se trocó, aún más rápidamente que en el caso de sus predecesores, en uno de los momentos artísticos de mayor brillantez, particularmente en el terreno de la arquitectura. De forma que, el arte almohade (1130-1269) va a continuar la estela almorávide consolidando y profundizando sus tipologías y motivos ornamentales. Va a construir con los mismos materiales: ladrillo, yeso, argamasa y madera. Y, va a mantener como soporte el pilar y los arcos empleados en el período anterior. Del mismo modo, sus mezquitas, excepto la inacabada de Rabat, van a seguir el modelo de la mezquita de Tremecén, con naves perpendiculares al muro de la qibla. En ellas, se potencia un esquema en "T" mediante cúpulas que son de muqarnas en la mezquita de Tinmal y en la Qutubiyya de Marrakech. Asimismo, la Qutubiyya, la de Hasan y la de Sevilla cuentan con alminares muy semejantes entre sí. Se caracterizan por su planta cuadrada y su alzado compuesto por dos torres, una de las cuales alberga a la otra y entre las que discurre una escalera o una rampa en el caso de la Giralda de Sevilla. La torre interior está formada por estancias abovedadas superpuestas que tendrán repercusión posterior en las torres campanarios mudéjar es, sobre todo de Aragón. La arquitectura palatina desarrolla los patios cruceros que ya habían hecho su aparición en Medina al-Zahra aunque es, en estos momentos, cuando adquieren un gran protagonismo. Sus mejores testimonios se hallan en el Alcázar de Sevilla donde se han conservado el patio de la casa de Contratación y otro, actualmente subterráneo, conocido como el Jardín Crucero o los Baños de doña María de Padilla. Estos posiblemente fueron trazados por alarifes que realizaron el patio crucero del Castillejo de Monteagudo, mandado construir por el gobernante beréber del reino independiente de Murcia. Este esquema será retomado en los patios nazaríes y mudéjares. Igual repercusión tendrá otra novedad que aparece en el Patio del Yeso del Alcázar sevillano. Consiste en la colocación de unas pequeñas aberturas o ventanas cubiertas con celosías de estuco sobre el vano de acceso a una estancia para permitir su iluminación y ventilación. La arquitecura militar experimenta un enriquecimiento tipólogico y un perfeccionamiento de su eficacia defensiva de gran trascendencia, incluso, para el ámbito cristiano. Aparecen complejas puertas en recodo para que los atacantes al avanzar dejen uno de sus flancos al descubierto; torres poligonales para desviar el ángulo de tiro; torres albarranas separadas del recinto murado pero unido a él en la parte superior mediante un arco superior y cuya proyección hace que aumente su eficacia defensiva respecto a una torre normal; muros corachas que discurren perpendiculares al recinto murado al objeto de proteger una toma de agua, una puerta y evitar el cerco completo; así como barbacanas o antemuros. Entre las fortificaciones destacan las alcazabas de Cáceres, Badajoz y Sevilla; a esta última pertenece la famosa torre albarrana poligonal conocida como la Torre del Oro. En el terreno decorativo aplicaron un repertorio caracterizado por la sobriedad, el orden y el racionalismo. Ello se tradujo en la aparición de motivos amplios que dejan espacios libres en los que triunfan el entrelazo geométrico, las formas vegetales lisas y el rasgo ornamental mas novedoso, la sebqa. Esta composición que decora la Giralda, consiste en una doble trama romboidal en dos planos compuesta por arcos decorativos superpuestos a partir de la clave de los inferiores. Otra decoración arquitectónica que aparece en este mismo alminar y en la Qutubiyya es 9/39

El arte Islámico la cerámica, en la que se aplica la técnica del alicatado; es decir, piezas recortadas que, combinadas entre sí, componen un motivo decorativo. En otras ocasiones, estas manifestaciones aunan el carácter ornamental como el funcional. Es el caso de la madera con la que se realizaron techumbres de par y nudillo con tirantes cuyo ejemplar más antiguo cubre la nave axial de la Qutubiyya de Marrakech. Estas armaduras estaban llamadas a adquirir un gran protagonismo en el arte mudéjar. Las producciones artísticas de este período están peor representadas a causa de su confusión con las de otros períodos artísticos. Así sucede con los tejidos que se distinguen con dificultad de los mudéjares. Acusan una práctica ausencia de motivos figurados así como un aumento de decoración geométrica y epigráfica a base de la repetición insistente de palabras árabes como "bendición" y "felicidad". En la metalistería destacan aguamaniles que representan figuras animales decoradas con incisiones vegetales cinceladas como el león de Monzón de Campos que hasta fecha reciente era considerado una pieza califal. Arte nazarí Al debilitarse el imperio almohade surgen en al-Andalus nuevos pequeños reinos que se hacen con el poder entre los siglos XIII y XV. La batalla de las Navas de Tolosa, en 1212, abre el camino hacia el sur a los conquistadores cristianos. En contraposición, a partir de 1232, los musulmanes de Arjona (Jaén) proclaman sultán a Muhamad ibn Yusuf ibn Nasr. Se inicia así un proceso de reconstrucción territorial mediante el cual se forma en la Andalucía penibética un nuevo reino, el nazarí, cuya capital desde 1237 será Granada. La constante presión cristiana redujo paulatinamente el reino, terminando con la capitulación de Granada el 2 de enero de 1492. De este modo, desaparecía el último bastión islámico de al-Andalus. La obra por antonomasia que define a la dinastía nazarí (1237-1492) es la Alhambra, Qalat al-Amra, "el castillo rojo", verdadera síntesis de arquitectura palatina islámica y de los nuevos elementos de fortificación incorporados a la arquitectura militar. A ella se asocia una almunia o huerta de recreo conocida como el Generalife o Yannat alArif o "huerta del Arquitecto". La Alhambra

Artículo principal: la Alhambra

La Alhambra es iniciada por el fundador de la dinastía, Muhammad I, que abandona la alcazaba taifa emplazada en el Albaicín y elige esta colina para su situar su residencia. El lugar contaba con los restos de una pequeña fortificación del siglo XI que transforma en su propia alcazaba. Para ello, la dota de un doble recinto, uno exterior, a modo de barbacaba o antemuro, y otro interior reforzado por altas torres. E instala, en su interior, un barrio castrense con casas, baño y aljibe. A partir de la alcazaba se desarrolla el recinto amurallado de la ciudad jalonado de torres defensivas, si bien algunas de ellas introducen la novedad de convertirse en viviendas palatinas. A pesar del carácter de estas torres, el verdadero núcleo palatino lo constituye la denomina Casa Real Vieja de la Alhambra de la que forman parte los palacios de Comares y de los Leones. Aparte de estos conjuntos residenciales y protocolarios, la ciudad también fue dotada con mezquita congregacional, baños, ceca, barrio de servidores, cementerio real y talleres. Entre los principales núcleos palatinos hay que destacar en primer lugar el mexuar (maswar) o sala donde se reúne el consejo de ministros o visires. Su construcción se debe a Ismail I, siendo reformado por Muhammad V. A pesar de haber sufrido grandes transformaciones, su sala rectangular cuenta en la parte central con cuatro columnas que soportaban una linterna. En torno a este espacio central cuadrado se disponen otras tantas estancias rectangulares. Al norte del mexuar se levanta el patio del Cuarto Dorado. Uno de sus lados está cerrado por una gran fachada llamada de Comares por ser el acceso monumental a dicho conjunto palatino. El palacio de Comares, construido por Yusuf I y reestructurado por Muhammad V, debe su nombre al término árabe qamriyya o qamariyya que en Oriente se utiliza para designar las vidrieras de colores. La gran fachada de Comares situada en el patio del Cuarto Dorado, siguiendo la tradición de los monarcas orientales, servía de marco al monarca cuando sentado ante ella concedía audiencias públicas a sus súbditos. Pero, al mismo tiempo, la fachada revela claramente su doble destino puesto que una de sus puertas sirve de acceso a la zona residencial mientras que la otra introducía en el patio del palacio. Este gran patio rectangular, denominado de los Arrayanes o de la Alberca, está articulado en torno a un eje longitudinal cuya parte central va ocupada por una alberca. Los dos lados mayores del

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El arte Islámico rectángulo estaban ocupados por cuatro viviendas privadas -dos a cada lado- para las cuatro esposas legítimas del sultán. Los lados menores, porticados, acogían el meridional la vivienda del príncipe heredero mientras que en el septentrional se hallaba la del sultan. Esta última es una sala rectangular acotada con alcobas a la que se conoce como la sala de la Barca (baraka, bendición). Un pequeño pasillo paralelo a la sala conduce en su extremo derecho a un pequeño oratorio mientras que en el extremo izquierdo una escalera ascendía a otra cámara situada sobre el salón del trono. Finalmente, y alojada en la potente torre de Comares se hallaba el salón del Trono o de Embajadores cuya techumbre de madera ha sido interpretada como los siete cielos del Paraíso coránico. En esta sala de aparato el monarca celebraba sus recepciones y actos solemnes. De forma transversal a este conjunto se encuentra el palacio de los Leones, construido por Muhammad V. De forma tradicional ha sido considerado la residencia privada del monarca, si bien recientemente se le ha atribuido una función similar al núcleo anterior. De manera que, la sala de las Dos Hermanas actuaría como mexuar mientras que el mirador de Lindaraja sería el salón del Trono. Con independencia de cualquiera de estas posibles funciones, el conjunto se articula en torno a un patio crucero en cuya intersección se encuentra la fuente con doce leones de mármol procedentes de una construcción del siglo XI. Avanzan en los lados menores del patio sendos pabellones mientras que sus cuatro lados están porticados. En el eje de cada uno de ellos se abren las correspondientes estancia conocidas con los nombres de Sala de los Mocárabes, de los Abencerrajes, de los Reyes y de las Dos Hermanas. Características Así pues, el conjunto de la Alhambra y algunos otros edificos como el Cuarto Real de Santo Domingo y Alcázar Genil, ambos en Granada, los vestigios de la ciudad de Ronda y los numerosos castillos permiten establecer el marco general del arte nazarí que no es otro sino la sintesís del arte hispanomusulmán. La arquitectura militar desarrolla los sistemas generados en época anterior dotándolos de una mayor complejidad. La arquitectura palatina emplea dos tipos de organización de patios cuyos precedentes se rastrean desde Medina al-Zahra. Se trata del patio monoaxial -patio de los Arrayanes o de la Alberca- y del patio crucero -patio de los Leones. Las estancias vinculas a ellos responden nuevamente a dos tipogias: una alargada con extremos acotados por alcobas y otra cuadrada rodeada por habitaciones. Sirvan de ejemplo la Sala de la Barca y la Sala de las Dos hermanas. Los escasos vestigios de arquitectura religiosa permiten pensar en mezquitas que siguen el modelo almohade con naves perpendiculares al muro de la qibla. La única novedad proviene del hecho de utilizar columnas de mármol cuando el edificio tiene cierta relevancia. Por lo que respecta a la arquitectura civil cuenta en la ciudad de Granada con el testimonio de dos edificios: el funduq y el maristan. El funduq, denominado en la actualidad Corral del Carbón, era una especie de albergue o posada destinada al alojamiento de comerciantes foráneos y de sus mercancías, a veces, estaban especializados en un producto determinado. El maristán u hospital, asociado con posterioridad a manicomio, fue edificado por Muhammad V y demolido en 1843. Ambas fundaciones tenían una estructura cuadrangular de dos pisos en torno a un patio con alberca. En cuanto al repertorio ornamental utilizan una profusión decorativa que enmascara la pobreza de los materiales, empleando desde zócalos de alicatado y yeserías de estuco a decoración pintada como la conservada en la bóveda de la Sala de los Reyes. Es característica la columna de fuste cilíndrico y el capitel de dos cuerpos, uno cilíndrico decorado con cintas y otro cúbico con ataurique. Los arcos preferidos son de medio punto peraltado y angrelados. Las cubiertas de madera alternan con bóvedas de de mocárabes realizadas en estuco como las de la Sala de las Dos Hermanas o la de los Abencerrajes. Asimismo, a los motivos ornamentales habituales geométricos, vegetales y epigráficos- se une el escudo nazarí que será generalizado por Muhammad V. Similar al esplendor arquitectónico es el adquirido por las artes suntuarias, destacando las cerámicas de reflejo metálico y los tejidos de seda a las que pueden añadirse los bronces, las taraceas y las armas. La cerámica de lujo, conocida como de reflejo metálico o loza dorada, se caracteriza por someter su última cocción a fuego reducido -de oxigeno- y menor temperatura. Con este procedimiento, la mezcla de sulfuro de plata y cobre empleada en la decoración llega a la oxidación produciendo el brillo metalizado. También fue frecuente añadir óxido de cobalto dando lugar a una serie en azul y dorada. Con esta técnica se realizaron los famosos "vasos" o jarrones de la Alhambra.

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El arte Islámico Los tejidos nazaríes, por su parte, constituyen la última etapa de esplendor de los tejidos de seda andalusíes que serán sustituidos por terciopelos labrados. Se caracterizan por sus intensos colores y la utilización de motivos idénticos a los empleados en la decoración arquitectónica. Arte mudéjar El arte mudéjar es un estilo artístico que se desarrolla en los reinos cristianos de la Península Ibérica, pero que incorpora influencias, elementos o materiales de estilo hispano-musulmán. Se trata de un fenómeno exclusivamente hispánico y tiene lugar entre los siglos XII y XVI . Es el que practican los mudéjares o moriscos, gentes de religión musulmana y cultura árabe que permanecían en los reinos cristianos. Desde la Península Ibérica, también viajó a las colonias españolas del continente americano. En el siglo XIX, junto con otros estilos revival apareció el neomudéjar. Tabla de contenidos [ocultar] • • • •

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Evolución Ornamentación Escuelas Obras Mudéjares

Evolución En él, irá influyendo la situación de la frontera, siempre móvil, además de los diversos estilos europeos que van penetrando en España y que condiciona al mudéjar. La posterior conquista de Andalucía dara un mudéjar más joven y con influencias directas de la arquitectura tradicional. Una figura de importancia en el mudejar es el albañil y su mundo, en oposición con la cantería y los canteros. El "albañil", "el alarife" utiliza el ladrillo, el yeso, escayola, mampuesto, madera.. Su situación de vencido lo transforma en mano de obra barata y en condiciones de construir lo que ordenen sus clientes, que serán iglesias, sinagogas, foratalezas, palacios... Posteriormente los cristianos irán aprendiendo esta tradición. Ornamentación

Techumbre mudéjar en la sala del trono de la Aljafería Sin romper con su modestia pretenden darle toda la animación que puedan conseguir de estos materiales: ajedrezados, espinas de pez, esquinillas, arcos ciegos, red de rombos (sebka).

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El arte Islámico Escuelas - Foco Leonés y Castellano: los más antiguos, con gran influencia del arte románico, sus edificios de ladrillo ofrecen una decoración con arcos ciegos de medio punto, juegos de recuadros con rehundimientos y frisos con dientes de sierra. Son muy numerosas las iglesias. - Aragón: con una personalidad muy característica, sorprende su colorismo que recibe del uso de azulejos exteriores y los innumerables recursos que extraen del ladrillo. Originales torres de iglesias. - Andalucía: En Córdoba se mantiene el empleo de la piedra, mientras que en Sevilla predomina el ladrillo y las formas almohades y la construcción de capillas funerarias. Iglesias, palacios y sinagogas. 3. Obras Mudéjares • • • • • • • • • • • • • • • •

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Aragón: Torres de Teruel, catedrales de Teruel y Tarazona. Torres de iglesia de diversas localidades aragonesas. Parroquieta en la Seo y palacio de los Reyes Católicos en la Aljafería, en Zaragoza. Iglesias en torno al río Duero. León, Sahagún, iglesia de San Lorenzo, monasterios. Monasterio de San Facundo. Toledo: Iglesia de Illescas, Sinagoga del Tránsito, casas. Palacio de Tordesillas. Avila, Arévalo "La Lugareja". Guadalupe y su monasterio. Salamanca Alcázar de Segovia. Reales Alcázares de Sevilla. Sinagoga de Córdoba. Jerez de la Frontera: Iglesia de San Dionisio. Iglesia de San Martín de Cuéllar Iglesia de San Esteban de Cuéllar Iglesia de San Andrés de Cuéllar

El arte Islámico Iglesia de San Andrés de Cuéllar Iglesia de estilo mudéjar, construida en mampostería, sillares y ladrillo en el siglo XIII. Está situada extramuros de la villa española de Cuéllar (Segovia) en el barrio de su nombre. Ha sufrido diversas modificaciones a lo largo del tiempo. Consta de tres naves y cuatro tramos, uno de ellos hace las veces de crucero sin que se resalte al exterior y es ligeramente más ancho que los demás. La cubierta de la nave central sufrió diversas transformaciones: primero fue un artesonado de madera que se cubrió después con bóvedas barrocas que a su vez están cubiertas con bóveda de cañón corrido.

fachada sur En la fachada sur se encuentra una portada de piedra con cinco arquivoltas con molduras de toro. Tiene una cornisa de piedra con canecillos. Toda la parte superior está decorada con arcos ciegos y friso de esquinillas. La fachada principal situada en el oeste es un gran rectángulo construido en ladrillo. En ella se encuentra la portada más rica de las iglesias de Cuéllar. Es obra mudéjar levantada sobre una románica. Tiene cinco arquivoltas con sus respectivas columnas y capiteles historiados que se cree sean del siglo XIII. La torre se levanta en esta fachada, en el lado noroeste de la iglesia. Es una torre sobria, construida en mampostería y sillería, con las esquinas elaboradas a soga y tizón. La cabecera consta de tres ábsides de ladrillo adornados con arquerías ciegas de medio punto y dobladas y arriba tiene dos órdenes de ventanas con recuadro, todo separado por frisos de esquinillas. Interior Las últimas restauraciones sacaron a la luz unas pinturas bastante bien conservadas en los espacios de los ábsides. Son de tonos rojos y negros. A ambos lados de la nave central pueden verse dos retablos barrocos que cobijan tallas con interés artístico, algunas procedentes de la iglesia de San Martín que está convertida en sede del mudéjar de Cuéllar. Entre estas imágenes se encuentra la Virgen de la Rochela, gótica, de gran mérito artístico. El manto ribeteado en oro todavía conserva la pintura original. Procede del antiguo convento de San Basilio que a su vez la recibió de la iglesia de San Miguel cuando ésta sufrió un gran incendio. En el frontal de la nave norte se encuentra un calvario gótico del año 1300, con las figuras de Cristo, la Virgen y San Juan. Es una pieza artística de gran valor, considerada como una de las mejores del patrimonio de la Iglesia en Castilla y León. La capilla de San Gil o del Cristo de San Gil guarda la imagen de este Cristo del siglo XIV, procedente de la antigua iglesia de San Gil, al que los cuellaranos profesan una gran devoción. Según puede leerse en una placa, el obispo de Segovia Fernando Guzmán concedió en 1690 cuarenta días de indulgencia a todas las personas que visitaran al Cristo o que dieran una limosna apara aceite o cera. El retablo mayor está dedicado al titular de la iglesia. San Andrés y ocupa el centro como lugar de honor. Se adorna con siete lienzos con las pinturas de distintos santos. Bibliografía

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El arte Islámico • Catálogo monumental de Castilla y León. Bienes inmuebles declarados. Vol II. Junta de Castilla y León, 1995. ISBN 84-7846-434-4 • JIMÉNEZ ARRIBAS, Javier. Cuéllar. Editorial ÁMBITO, 1999. ISBN 848183-055-0 Iglesia de San Esteban de Cuéllar Iglesia de estilo románico mudéjar que se encuentra en la ciudad de Cuéllar (Segovia) en España. Construida probablemente en el siglo XII y documentada en el año 1247. Está situada en una terraza del muro que rodeaba la ciudadela. Es quizás la iglesia más interesante del románico de ladrillo de la villa de Cuéllar, cuya construcción está relacionada con las iglesias de Arévalo (Segovia) y Sahagún (León). Está construida en mampostería enfoscada y en ladrillo. Tiene tres naves y cinco tramos. La nave central es muy ancha, mientras que las laterales son mucho más reducidas. La nave central se cubrió con una armadura mudéjar que fue sustituida en el siglo VIII por una bóveda con yeserías.

ábside mudéjar de San Esteban Lo más importante de la iglesia es la capilla mayor, en un ábside semicircular al interior y poligonal al exterior, adornado con dos arquerías ciegas dobladas, de medio punto. Más arriba hay una banda con huecos rectangulares ciegos, sobre ellos, decoración de dos bandas de esquinillas y como terminación, otra de huecos ciegos rectangulares. La torre es cuadrada y construida en mampostería y está ubicada sobre el tramo norte de la iglesia. Presenta ventanas de arco de medio punto de ladrillo. Termina en una terraza plana. La portada que da acceso a la nave sur está decorada con cinco arquivoltas enmarcadas con un alfiz.

Interior de la iglesia El retablo mayor es neoclásico con las imágenes de San Esteban, Niño de la Bola, San Lorenzo, y San Geoncio. En el presbiterio hay cuatro sepulcros gótico-mudéjares del siglo XV, dos a cada lado. Están decorados con yeserías de arabescos mudéjares. Los de la izquierda contienen los restos de don Martín López de Córdoba Hinestrosa que fue regidor de la villa y los de su mujer Isabel de Zuazo. Hay otro interesante retablo con tablas del siglo XVI que ofrecen el tema del Descendimiento. Bibliografía 15/39

El arte Islámico • JIMÉNEZ ARRIBAS, Javier. Cuéllar. Editorial ÁMBITO, 1999. ISBN 848183-055-0 • Catálogo monumental de Castilla y León. Bienes inmuebles declarados. Vol II. Junta de Castilla y León, 1995. ISBN 84-7846-434-4 Iglesia de San Martín de Cuéllar De Wikipedia Saltar a navegación, búsqueda Iglesia de estilo mudéjar, construida con sillarejo, mampostería y ladrillo. Está situada frente al Castillo-palacio de los Alburquerque, en la explana que constituyó la ciudadela en la Edad Media y dentro de la primera muralla, en la ciudad de Cuéllar, provincia de Segovia (España). Consta de tres naves con cinco tramos. La nave del muro sur (la de la epístola) es ligeramente más larga. Los tramos y las naves se separan por pilares sobre los que se apoyan arcos doblados, construidos en ladrillo y rodeados de alfiz. En la cabecera hay tres ábsides poligonales al exterior y semicirculares al interior y cubiertos con bóvedas de medio cañón. El basamento es de cal y canto y la decoración es de arcos ciegos de medio punto, doblados, con recuadros rectangulares y remate de un friso de esquinillas, característico del arte mudéjar. La puerta de los pies (oeste) es simple, con un arco doblado. Las del norte y sur tienen cuatro y seis arquivoltas y están enmarcadas por alfiz. Todas están construidas en ladrillo y son de medio punto. La torre está a los pies de la iglesia, en la parte de la nave sur. Planta cuadrada y de construcción maciza, es de época posterior a la iglesia. Bibliografía • JIMÉNEZ ARRIBAS, Javier. Cuéllar. Editorial ÁMBITO, 1999. ISBN 848183-055-0 • Catálogo monumental de Castilla y León. Bienes inmuebles declarados. Vol II. Junta de Castilla y León, 1995. ISBN 84-7846-434-4 Sinagoga de Córdoba

Tabernáculo Este templo hebreo se localiza en la calle Judíos de la ciudad española de Córdoba. Se construyó en el año 1315 (5075 del calendario judío) en estilo mudéjar por alarifes dirigidos por Isaq Moheb. 16/39

El arte Islámico Consta de un patio al que se accede desde la calle y que da paso a un vestíbulo seguido de la sala de oración. Del lado oriental del vestíbulo arranca la escalera que lleva hasta la galería para las mujeres; dicha galería se conecta con la sala de oración mediante tres balcones decorados con arquillos polilobulados. La sala de oración es de planta casi cuadrada con 6'95x6'37 m; tiene cubierta de artesonado y alcanza una altura de más de 6 metros; en su lado oriental se abre el tabernáculo, espacio reservado para la Torá y coronado con arco de grandes lóbulos, enmarcado en un alfiz; alrededor se dispone decoración de lacería. El lado opuesto al tabernáculo presenta un pequeño nicho con arco polilobulado y apuntado, donde estuvo el retablo de Santa Quiteria. La decoración en yeso, con motivos mudéjares, se ha perdido hasta unos dos metros de altura, dejando a la vista el ladrillo de su fábrica. Luego de la expulsión de los judíos en 1492 el edifició se dedicó a diversas funciones: hospital de hidrófobos de Santa Quiteria, Ermita de San Crispín del gremio de los zapateros y escuela de párvulos hasta que fue declarado Monumento Nacional en 1885. Desde entonces pasó por varias fases de restauración como la de Félix Hernández en 1929 y las iniciadas en 1977 hasta llegar a la reapertura del edificio en 1985 con motivo de la celebración del 850 aniversario de nacimiento de Maimónides. Reales Alcázares

Palacio de Pedro I en el Alcázar (vista desde el Patio de la Montería) Un alcázar es un castillo español, viene del árabe ‫ رصقلا‬al qasr que significa 'fortaleza', que en latín es castellum (castrum). Varias ciudades españolas tienen un alcázar. El de Sevilla se utiliza como lugar de alojamiento de los altos cargos y majestades que pasan por la ciudad, abarca diversas épocas, la fortificación original, es de origen incierto, el solar en época romana fue parte de una necrópolis, después pasó a ser basílica paleocristiana, los visigodos la utilizaron como edificios, hasta la conquista árabe.

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El arte Islámico Tabla de contenidos [ocultar] • • • • •

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Historia Estancias Jardines Miscelánea Enlaces externos

Historia Su construcción como se ve en la actualidad, fue comenzada por los árabes que invadieron Sevilla, desde el 720 fue alojamiento de sus jefes. En el 884 evitó la invasión normanda de la ciudad. En un principio se componía de varios recintos, como la Casa de los Príncipes, viviendas que en el siglo IX iban desde la Plaza del Triunfo hasta el Barrio de Santa Cruz. Uno de los palacios que rodea dos patios es de la misma época que la Alhambra de Granada. Para llevar a cabo la obra, fueron enviados por el rey nazarí Mohamed V importantes artesanos toledanos, granadinos, así como locales. Se amplió con la vivienda de los emires en el siglo XI, también en el siglo XII se siguió fortificando y añadiéndole estancias como el Alcázar o Palacio de las Bendiciones, un siglo después los almohades sumaron más patios y palacios. Tras la Reconquista en 1248, fue alojamiento del rey Fernando III, tomándose por costumbre ser hospedaje de los sucesivos monarcas. Alfonso X el Sabio hizo las primeras reformas creando tres grandes salones góticos, Pedro I el Cruel, en 1364 decidió construir el primer palacio para un rey castellano que hasta ese momento siempre estuvo tras los muros y defensas de castillos, logrando su definitivo aspecto mudéjar actual que aún asombra por su riqueza y hermosura. Se levantó la Capilla Gótica, el apeadero, el Patio de la Montería y los Grutescos de los jardines. El Palacio de Pedro I, es considerado el más completo ejemplo de la arquitectura mudéjar en España. Se conservan todavía restos del antiguo Palacio Islámico como el Patio del Yeso, de antes de la Reconquista. Las obras iniciadas por Pedro I impulsaron a realizar más transformaciones a otros soberanos como los Reyes Católicos; Carlos I (V de Alemania) celebró su boda con Isabel de Portugal; Alfonso XIII también realizó diversas reformas. Estancias

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El arte Islámico Justo en la entrada tenemos la Puerta del León, estilo almohade, desde este sitio todo lo que vamos a ver es un conjunto extraordinariamente mezclado de arte árabe y cristiano, cruzando la muralla árabe del siglo XII, donde primero nos situamos es en el Patio de la Montería, su nombre se debe a los monteros que acompañaban al rey en sus partidas de caza. Pasamos al patio del León donde se pueden contemplar magníficas filigranas del Palacio de Pedro I, a la derecha se sitúa el Cuarto del Almirante, destinado por Isabel la Católica como Casa de Contratación tras descubrir el Nuevo Mundo, se conserva en el recinto la “Virgen de los Mareantes” de Alejo Fernández, obra de 1531 como recuerdo del hecho producido y donde se proyectaron los más célebres viajes de los descubridores, como la Primera Vuelta al Mundo de Magallanes. En el otro extremo del patio hay unos salones del siglo XVIII, construidos sobre restos de un palacio gótico del que aún se conservan los Baños de María de Padilla, la Capilla y el Salón de Carlos V. Caminando a lo largo de las galerías y salas decoradas con bellos azulejos y admirando los preciosos techos mudéjares, desde el vestíbulo se llega al Patio de las Doncellas, patio principal, una obra maestra del arte mudéjar andaluz. Los Apartamentos Reales están en una primera planta con salas redecoradas en el siglo XVIII. Nos encontramos con la Sala de los Reyes, la Sala de Carlos V conteniendo grandes tapices de Bruselas, el Salón del Emperador con azulejos del siglo XV y tapices flamencos y el famoso Salón de Embajadores, una sala cubierta por una cúpula semiesférica adornada de complicados arabescos dorados, todas tienen vistas al patio. La última es la habitación más importante del Alcázar.

Patio antes de ser restaurado

Cúpula del Salón de Embajadores Desde la Sala de Felipe II se llega al Patio de las Muñecas, su nombre se debe a los pequeños rostros visibles en uno de los arcos, con bellísima ornamentación de azulejos y arabescos de estuco, es típico animar a los visitantes que descubran la carita de muñeca tallada en una de sus columnas, según la tradición “trae suerte” a quien la encuentra por sus medios. El terremoto de Lisboa de 1755 afectó al conjunto arquitectónico teniendo que realizarse importantes modificaciones, dándole entonces un toque barroco en el patio del crucero.

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El arte Islámico Jardines

Pasear por los Jardines del Alcázar puede ser uno de los paseos más agradables de Sevilla, donde se aúnan caracteres árabes, renacentistas y modernos. Están dispuestos en terrazas, de vegetación verdeantes, multitud de naranjos y palmeras, con fuentes y pabellones donde se respira frescor y quietud, lugar para el sosiego y descanso en la calurosa ciudad. Se destacan los Jardines del Príncipe con la fuente de Neptuno, y los Jardines del Naranjal con la fuente del León, y el Pabellón de Carlos V, donde murió el rey Fernando III. El resto de jardines son más modernos, podemos encontrarnos con el escudo y nombre del rey Alfonso XIII.

Jardines del Alcázar Desde los jardines llegamos al Patio de Banderas, lugar donde se colocaban las banderas cuando se alojaba algún rey en palacio, además era una especie de Plaza de Armas del Alcázar. En la actualidad, se utiliza sobre todo para realizar interesantes exhibiciones de objetos de época árabe en sus salones, cada verano se puede disfrutar de un concierto nocturno en sus bellos jardines. Aparte se puede disfrutar de su belleza arquitectónica. Miscelánea También fue escenario de algunas películas conocidas, entre ellas: •

El Reino de los Cielos

Real Monasterio de Nuestra Señora de Guadalupe Monasterio situado en la localidad de Guadalupe, en la provincia de Cáceres. Declarado por la UNESCO Patrimonio de la Humanidad en 1993. Mezcla de estilos gótico, mudéjar, renacentista, barroco y neoclásico, de los siglos XIII al XVIII.

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El arte Islámico Su historia se remonta a 1389 cuando el rey Juan I otorga un privilegio por el cual entrega a la orden de los jerónimos la iglesia del santuario de Nuestra Señora de Guadalupe, lugar en el que había sido hallada una imagen de la Virgen a finales del siglo XIII o principios del XIV por un campesino de nombre Gil Cordero. La imagen había estado siglos atrás junto al cuerpo de San Lucas, expuesta en Roma y en Sevilla, hasta que en 714, en plena invasión musulmana, la imagen fue escondida junto al río Guadalupe, que quiere decir "río escondido", donde permaneció hasta su hallazgo por Gil Cordero. La construcción del monasterio por parte de los jerónimos se prolongará desde el siglo XIV hasta el XVIII a través de sucesivas ampliaciones, lo que le ha dotado de un trazado irregular con aspecto de fortaleza. En su construcción se utilizó preferentemente la mampostería y el ladrillo. Destaca su Claustro Mudéjar o de los Milagros, construido entre 1389 y 1405, en torno al cual se sitúan los dormitorios y el refectorio. Tiene forma rectangular con arcos de herradura apuntados o túmidos de pilares cuadrados con aristas en chaflán. En el centro del patio se encuentra un templete mudéjar construido en 1405 por Fray Juan de Sevilla, y en sus paredes se expone una colección de lienzos relacionados con los milagros de la Virgen. El sepulcro de Fray Gonzalo de Illescas, prior del monasterio, es obra de Egas Cueman y fue esculpido entre 1458 y 1460. El antiguo refectorio del monasterio es hoy en día el Museo de Bordados, inaugurado en 1928 por Alfonso XIII, donde se exponen más de doscientas piezas elaboradas en los talleres del monasterio. En la antigua sala capitular se encuantra el Museo de Miniados, considerado entre los mejores del mundo, donde se exponen libros miniados de grandes dimensiones de los siglos XIV al XVIII proveninetes del scriptorium del monasterio. Destaca entre ellos el Libro de las Horas del Prior, del siglo XVI. Por último, entre los museos del monasterio, cabe citar el Museo de Pintura y Escultura, situado en la antigua repostería del mismo, y que cuenta con obras de Juan de Flandes, Zurbarán, Goya y El Greco entre otros. Palacio de la Aljafería La Aljafería es un castillo-palacio construido en el siglo XI en Zaragoza (España).

Patio de Santa Isabel Construido por los reyes taifas de Zaragoza, pasó a ser residencia de los reyes cristianos de Aragón tras la reconquista de Zaragoza por Alfonso I El Batallador en 1118. Destaca la reforma que realizaron los Reyes Católicos en 1492. En 1593 Felipe II la transformó en un cuartel. Sufrió reformas en los siglos XII (1129), XIII (1260 y 1292), XIV (1301 y 1356), XV (1490-1493), XVI (1593), XVIII (1772) y XIX (1862). Finalmente fue restaurada y actualmente acoge las Cortes de Aragón. En su origen la construcción se hizo extramuros de la muralla romana, en pleno campo. Quedó así mismo extramuros de la muralla medieval. Con la expansión urbana a través de los años, el edificio ha quedado dentro 21/39

El arte Islámico de la ciudad. Se ha podido respetar a su alrededor un pequeño entorno ajardinado que le aisla incluso de la autopista que pasa a escasos metros de allí. 4. Otras obras comentadas: Mezquita de Córdoba La Mezquita de Córdoba no es sólo el símbolo de Al-Andalus, sino un monumento fundamental de todo el Occidente islámico y uno de los más asombrosos del mundo. Es el reflejo artístico del poder de uno de los estados políticos más importante de occidente en los siglos IX y X: el Emirato y Califato de Córdoba

La construcción que ha perdurado es la sucesión de edificaciones iniciada por Abderrahmán I sobre la iglesia cristiana de San Vicente, en la que reaprovechó abundante material, ampliada posteriormente por Abderrahmán II, Alhaken II y Almanzor. La reforma más desastrosa se lleva a cabo en los siglos XVI y XVII con la eliminación de parte de los trabajos de ampliación de Abderrahmán II y Almanzor para construir la catedral cristiana. En suma se trata de un enorme cuadrilátero de suntuosas arquerías de 24.000 m2 de superficie. Las partes más importantes del edificio son el antiguo alminar o torre, el patio y la sala de oración. Alminar. El alminar fue levantado por Abderrahmán III y convertido en la actual torre barroca a fines del siglo XVI. Patio de los Naranjos. El patio original fue ampliado sucesivamente por Abderrahmán III y Almanzor en el siglo X. Los claustros actuales son producto de la remodelación total llevada a cabo en las primeras décadas del siglo XVI. Bajo los naranjos existe un amplio aljibe que aseguraba el agua necesaria para las purificaciones de los musulmanes. Sala de oración. Etapa de Abderrahman I: Sobre la antigua iglesia de San Vicente, se inician las obras en la novena década del siglo VIII y posiblemente se construiría en un periodo no superior a siete años, de ahí su gran homogeneidad estilística. El resultado fue una mezquita de once naves creadas a partir columnas de diferente procedencia (romanas, bizantinas, visigóticas...) que soportan arcos de herradura decorativos y pilares que soportan por encima los arcos estructurales de medio punto, creando una original arquería superpuesta de arcos de sillería blanca y ladrillo rojo. Etapa de Abderrahman II: Durante el reinado de este emir cordobés (821-852) y en momentos de paz y prosperidad se añaden siete tramos más a la mezquita de Abderrahmán I, ampliándola considerablemente hacia el sur. Los soportes siguen siendo viejas columnas visigodas reaprovechadas, aunque también aparecen los primeros capiteles árabes de modelo corintio.

Etapa de Alhakén II (961-976): se vuelve a ampliar la mezquita. alargando doce tramos de la sala de oración. Las arquerías repiten básicamente el modelo de Abderrahmán I

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El arte Islámico aunque también surgen arcos polilobulados entrecruzados. En ella hay que destacar la cúpula de la antigua capilla de Villaviciosa, así como la que precede del mihrab, recubierta de rico mosaico. Alternan los capiteles corintios y compuestos, así como los fustes de mármol azul y rosa.

El lujo de la decoración se concentra en la capilla del mihrab, destacando los suntuosos revestimientos de mosaico. El interior del mihrab se cubre con una enorme concha de yeso de gran valor decorativo. Inscripciones en loor del califa fechan esta obra en 965.

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El arte Islámico Etapa de Almanzor: La extensa ampliación que desarrolla Almanzor sobre la Mezquita de Córdoba, llevada a cabo entre los años 987 y 990, no ofrece ya especiales novedades arquitectónicas y se considera un alarde propagandístico para afirmar su omnímodo poder político. Medina Azahara La ciudad - palacio de Medina Azahara, a 7 Kms. de Córdoba, fue levantada por orden del califa cordobés Abderrahman III en el siglo X (entre los años 936 y 976) para ser la capital del Califato, residencia real y sede del gobierno con el fin de reflejar el esplendor del califato y todo el lujo, magnificencia y poder del último de los grandes califas cordobeses. Las obras de Medina Azahara duraron algo más de 25 años. 75 años después estalló la Guerra Cicvil en Al-Andalus y los saqueos, los enfrentamientos y los incendios destrozaron la ciudad. Medina Azahara estaba rodeada de una imponente muralla. Está dispuesta en tres terrazas: la superior (la que ha sido totalmente descubierta), la intermedia y la tercera, parte destinada al pueblo, que aún permanece sin excavar.

De todo este hermosísimo complejo de arte islámico palaciego destaca el Palacio de Zahra, y de éste sus dos grandes salones. El primero de ellos de forma rectangular dividido en cinco naves y un gran patio porticado. El segundo conocido como el Salón Rico, se encuentra también dividido en cinco naves precedidas de un pórtico. La naves de los laterales se convierten en estancias independientes del Salón gracias a las puertas cuyas jambas llevan pilastras de mármol blanco espléndidamente adornadas. El complejo urbano y residencial fue realizado con arquerías, capiteles, columnatas, muros, pavimentos cubiertos en su inmensa mayor parte por mármol blanco. Destaca asimismo la extraordinaria decoración geométrica y floral. Se conserva en buenas condiciones el Edificio de Alcobas de la época de AlHakan II, así como una extraordinaria red de alcantarillado y aguas, fuentes jardines, paseos en mármol y estancias del ejercito y guardia del califa.

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El arte Islámico

Mezquita del Cristo de la Luz de Toledo Además de la Mezquita cordobesa y Medina Azahara,la Mezquita de Bib-AlMardum de Toledo, convertida posteriormente en la ermita cristiana del Cristo de la Luz, es otro importantísimo monumento del arte islámico en España. Fue erigida en el año 999 por "Muza, hijo de Alí" en las postrimerías del periodo califal. Se conserva la sala de oración como un cuadrado de nueve tramos con cuatro columnas visigóticas (una moderna) sobre la que se levanta una estructura vertical de tres pisos. El primero son los arcos de herradura, de separación de los tramos, que caen sobre las citadas columnas. Por encima un cuerpo de vanos lobulados y por encima el de las cúpulas, de crucería cordobesa, todas ellas diferentes. La fachada es de ladrillo sin enlucir con tres puertas de herradura sobre la que corre un friso de arcos entrecruzados, una red de rombos y la inscripción fundacional. El quibla y mihrab de la antigua mezquita desaparecieron en la adaptación como templo cristiano al sustituirlos por una cabecera de estilo románico mudéjar. 5. La decoración: INTRODUCCION La decoración es esencial en el arte islámico. Mientras que en el occidental tiene un valor secundario, en el islámico juega un papel central. En occidente lo ornamental se aplica como adorno de la estructura del edificio, que es lo primordial. En las artes del Islam, la decoración llega a enmascarar los materiales constructivos. Lo invade todo. La historia de España durante la Edad Media es diferente a la del resto de Europa debido a la invasión musulmana de la península en el año 711. El territorio sometido por el Islam recibe el nombre de al-Andalus. Los reinos cristianos formados en el norte de la península inician a partir de entonces un proceso de reconquista que concluye con la caída del reino de Granada en el año 1492. A diferencia de los núcleos cristianos donde predomina el ruralismo y la autarquía, al-Andalus posee ciudades prósperas, artesanía floreciente y una importante actividad comercial. Es el siglo XI el período de cristalización y desarrollo del arte hispanomusulmán. La capital política suele ser a la vez el foco creador y difusor de las artes. Contemplar cualquier manifestación estética del Islam exige al espectador occidental despojarse de sus condicionamientos culturales. Para comprender su significado es necesario conocer sus principios religiosos. El Islam es una religión monoteísta, pero el Dios semita es diferente del occidental. Es incognoscible e innombrable. Se encuentra fuera del mundo y no está sujeto a las leyes del espacio y del tiempo. El universo no tiene autonomía sino que es dirigido por Dios. Islam significa sumisión o entrega incondicional a Dios. La revelación divina se recoge en el Corán. Es el libro sagrado de los musulmanes, revelado a Mahoma entre el 610 y el 631. Es un código religioso y social, base fundamental de la ley. Corán o Qur´an significa lectura de una palabra oída, escrita y dicha. Mientras que en el 25/39

El arte Islámico Cristianismo Dios se hace carne, en el Islam se hace palabra. Todo es palabra de Dios que al revelarse se hace mundo. Por esto, el lenguaje es protagonista en la vida del creyente. Este debe cumplir cinco obligaciones, los Cinco Pilares de la religión islámica. La primera es la profesión de fe, es decir, el reconocimiento de la autoridad y unicidad divina. El resto son: la oración, el ayuno, la limosna legal y la peregrinación. PRINCIPIOS DE LA COMPOSICION El ritmo repetitivo Los patrones decorativos se obtienen repitiendo elementos simples entrelazados o superpuestos. Unido al gusto por la simetría, se consigue un efecto dinámico y armonioso. El detalle no prevalece sobre el conjunto. No hay tensión entre motivos, sólo equilibrio. La reiteración infinita de los temas es una metáfora de la eternidad que llena todo y una forma de plasmar la mutabilidad del universo. La estilización Es decir, la desnaturalización de la naturaleza. El arte islámico, a diferencia del occidental, no imita la naturaleza. El musulmán piensa que imitarla con fidelidad es un acto de impiedad que lo enfrenta a Dios, el único Creador. Así, se produce la estilización de los motivos vegetales. ELEMENTOS FORMALES En su origen encontramos elementos griegos, romanos y de los pueblos de las estepas de Asia central. Pero, los artistas musulmanes crean una nueva forma de trabajar el repertorio ornamental heredado. La Caligrafía Es el arte de la escritura bella (G. FATAS y G. BORRAS, 1980). Es la manifestación artística más importante porque escribir es dar forma a la palabra de Dios. La escritura árabe tiene una doble función: ornamental e iconográfica. Es el equivalente a las imágenes sagradas del arte cristiano, el medio por el que se transmite el mensaje divino. El contenido de estas inscripciones es variado: versículos del Corán, mensajes piadosos, datos sobre sí mismas, textos poéticos, buenos deseos para el poseedor del objeto... Hay dos tipos: cúfica y nasjí. La escritura cúfica es mayúscula, de gran tamaño y rasgos angulosos. Las letras son sobrias y rectas. La escritura nasjí es cursiva, de gran flexibilidad y fluidez. Es la escritura ordinaria. A partir de estos tipos básicos se crean variantes, que difieren según el área geográfica y la cronología. Los motivos vegetales Existe una evolución. A través de Bizancio, se toman del mundo clásico pero, con un nuevo ritmo compositivo. Los fundamentales son rosetas, palmetas, hojas de acanto, hojas de vid y roleos. En época almohade predomina la decoración de hojas lisas. Posteriormente, los almorávides incorporan las hojas con digitaciones. En los años siguientes las fórmulas varían poco: palmas de una hoja, con o sin cáliz, palmas de dos hojas, simétricas o asimétricas, arrolladas o no en volutas, y la denominada pimiento, con o sin cáliz. Por influencia de la cultura persa sasánida se produce una estilización de los motivos vegetales, haciéndose irreconocibles. A este tipo de decoración se le denomina ataurique. Es la decoración vegetal inspirada en el acanto clásico, estilizada y muy utilizada en el arte califal cordobés (G. FATAS y G. BORRAS, 1980). Aunque durante el Romanticismo se emplea el término arabesco para hacer referencia a esta decoración, es un error. El arabesco es la ornamentación entrelazada de complejos dibujos geométricos (G. FATAS y G. BORRAS, 1980). Así, arabesco es un término más amplio, se refiere a todo tipo de decoración musulmana que enmascara la estructura mientras que ataurique es sólo la decoración vegetal estilizada. Los motivos geométricos La geometría es muy importante en el Islam. A través de ella se representa la indivisibilidad de Dios. La forma perfecta es el círculo. Se utiliza como patrón que permite crear otros motivos. El diseño es sencillo, se aplican los principios de repetición simétrica, multiplicación o subdivisión. Se trata de un arte más intelectual que emocional, de base matemática. Se utilizan ramas mixtilíneas entrecruzadas formando rombos, cintas trenzadas, meandros, dibujos en zigzag, ajedrezados y lazos formando estrellas. El mocárabe o mucarna es la decoración de

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El arte Islámico prismas, yuxtapuestos y dirigidos hacia abajo, que acaban en un estrechamiento llamado prismático, cuya superficie inferior es cóncava. Forman a modo de estalactitas o racimos de estalactitas (G. FATAS y G. BORRAS, 1980). Se emplea especialmente en la arquitectura. Los motivos figurativos De manera generalizada, se cree que el Islam prohibe expresamente la representación de figuras humanas y animales. No es cierto. Las representaciones figurativas sí están ausentes en los edificios religiosos y en los objetos de culto. Pero no en las obras de carácter civil. Como ejemplo baste recordar la ilustración de libros. LA IMPORTANCIA DEL AGUA Y DE LA LUZ Sin ser en sí motivos ornamentales, inciden en la decoración de manera especial. El agua es un complemento básico de la arquitectura islámica. A su valor ritual y simbólico se une su función refrescante. La luz sirve tanto para modificar los elementos decorativos como para crear otras formas ornamentales. Ambos incrementan el dinamismo de la decoración y aumentan el impacto visual del edificio. COMENTARIO PARA ILUSTRAR EL TEMA

Aunque la decoración está estrechamente ligada a la arquitectura, todas las manifestaciones artísticas están ornamentadas cualquiera que sea el material, la técnica o la escala utilizada. La decoración confiere unidad al arte islámico ya que los mismos diseños aparecen en el vidrio, los tejidos, la metalística, la madera o la cerámica. Para ejemplificar lo dicho, comentaremos dos piezas únicas del arte hispanomusulmán. Ambas están trabajadas en marfil. Son el bote cilíndrico de Zamora (964, Museo Arqueológico Nacional, Madrid) y la arqueta del Monasterio de Leyre (1004-1005, Museo de Navarra, Pamplona). La eboraria es el arte de trabajar el marfil (G. FATAS y G. BORRAS, 1980). La talla de este material es una actividad que se remonta a la Prehistoria. Su brillo, su suave tacto y su rica textura lo convierten en el material ideal para crear obras bellas. En Córdoba se tiene por material precioso y entre los regalos que los embajadores traen a la ciudad figuran lotes de marfil. Muchas piezas se conservan debido a la fascinación que los cristianos muestran por ellas. Excepcionales son las obras en marfil salidas de los talleres cordobeses en el siglo X. Son piezas de gran calidad y riqueza ornamental. Su refinamiento artístico se debe a que, principalmente, se destinan a la corte y, de manera especial, a las mujeres.

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El arte Islámico En general, se trabajan dos tipos de objetos: arquetas y botes. Las arquetas tienen forma rectangular y tapa plana o prismática. El tamaño oscila entre 35 cm. y 4,5 cm. Los botes tienen forma cilíndrica, tape hemiesférico y el diámetro oscila entre 11,5 cm. máximo y 7,5 cm. mínimo. Ambos tipos son piezas realizadas con dos o más fragmentos de marfil ensamblados por elementos metálicos, generalmente plata nielada o cobre dorado. Su función es servir como botes de perfumes o para guardar joyas. El bote cilíndrico de Zamora es una pieza anónima, aunque a su artista se le da el nombre de Maestro de Zamora. Se conoce la fecha gracias a la inscripción que hay en el friso de la tapa. Se trata de un regalo de Alhaquem II a su concubina Zob en el año 964. La decoración más frecuente es el ataurique, que llena toda la pieza. Consiste en un tallo vegetal continuo que se divide regularmente para dar origen a otros tallos secundarios que pueden, a su vez, escindirse o reintegrarse al tallo central. Se crea un rítmico movimiento ondular. Se representan también figuras de pájaros, pavos y gacelas afrontadas. La decoración está excavada sobre un fondo de poco relieve y la talla es seca y biselada. La ornamentación es profusa y elegante. La arqueta del Monasterio de Leyre es un regalo para el hijo de Almanzor, el príncipe Al-Dak-Malik. Es de época de Amiri. El artista parece ser Faray. Aparecen figuras humanas en el centro de medallones y pequeños atauriques rodeándolas. Se presenta al califa Hisam II rodeado de personajes. En la tapa aparecen águilas con alas explayadas, leones sobre gacelas y antílopes. Un tema novedoso es la representación del unicornio, considerado animal fantástico. En un lado se desarrollan escenas de caza. En el otro, se talla un diván donde aparece un personaje con dos servidores a cada lado, sentados al modo oriental. La talla es abultada y modelada.

LO QUE DEBES RECORDAR La decoración es uno de los elementos que más contribuye a dar unidad al arte islámico, da a sus obras un sello peculiar que las hace fácilmente reconocibles. Está estrechamente ligada a la arquitectura. Aunque, a diferencia de occidente, el monumento islámico se caracteriza más por su decoración que por su estructura. No obstante, todas las manifestaciones estéticas van revestidas de decoración cualquiera que sea el material, el tamaño o la técnica empleada. La composición se basa en dos principios: ritmo repetitivo y estilización. Se repiten los mismos motivos porque no existe un vocabulario ornamental único para cada tipo de objeto o edificio. Aunque gran parte del repertorio ornamental es heredado, los artistas musulmanes crean una nueva forma de expresión. Cuatro son los elementos básicos: la caligrafía, los motivos vegetales, los geométricos y los figurativos. Forman una decoración profusa, caracteriza por el horror vacui. Todas las obras destacan por su elegancia y refinamiento.

SI QUIERES SABER MAS...

- BONET CORREA, A. (coord.): Historia de las artes aplicadas e industriales en España, Madrid, 1994. - BURCKBARDT, T.: La civilización hispanoárabe, Madrid, 1987.

- FATAS, G. y BORRAS, G.: Diccionario de términos de arte, Madrid, 1980. - MARÇAIS, G.: El Arte musulmán, Madrid, 1991.

- MILICUA, A. (dir.): Cómo reconocer el arte islámico, Madrid, 1993. - MORALES, A.J.: Las claves del Arte Islámico, Barcelona, 1987.

- VV.AA.: Artes islámicas en España, Madrid, 1992. 28/39

El arte Islámico 6. Fotos de otras obras:

MEZQUITA DEL HARAM EN LA MECA

Es el espacio sagrado por excelencia del Islam. Fue convertido en mezquita por Muhammad en 630, realizándose numerosas adiciones posteriores. El edificio consiste en una amplia columnata irregular en torno a un patio abierto en cuyo centro está la Kaaba. Hacia la Kaaba (una cámara de forma cúbica que mide 13 x 11 x 16 metros) se orientan todos los musulmanes en sus oraciones. En la esquina nordeste de la Kaaba se encuentra la piedra negra, de la que se dice que es un meteorito, objeto de veneración de los peregrinos que la besan al hacer la circunvalación ritual del complejo. Se entra a ella por una puerta elevada respecto al nivel del suelo. La estructura está cubierta por una tela de seda negra que antiguamente el califa renovaba todos los años. Dentro del patio se encuentran diversos lugares sagrados. La tumba de Abraham y el pozo de Zamzam, que brotó milagrosamente para Ismael y su madre. MEZQUITA DE MEDINA

Esta mezquita fue en realidad la transformación de la Casa del Profeta, desde el 622, en el primer lugar de oración de los musulmanes. A su muerte fue enterrado en ella. En 707 el califa Omeya al-Walid amplió la mezquita incluyendo dentro del recinto la tumba del Profeta y sin variar el esquema de la 29/39

El arte Islámico primitiva casa. No obstante, artesanos cristianos decoraron la mezquita con mármol y mosaicos. Posteriormente, la mezquita fue decorada de nuevo por los abasíes, mamelucos y otomanos. En la actualidad, tiene cinco alminares y una gran cúpula verde delante del muro de la qibla. La fuerza de la tradición (sunna) en el Islam y los recuerdos del Profeta hicieron que la primera transformación de su casa sirviera para definir los principales elementos constitutivos de la mezquita musulmana: sala de oración, patio, mihrab, mimbar y qibla. CÚPULA DE LA ROCA DE JERUSALÉN

Fue construida entre 690 y 692. Es el primer monumento musulmán de madurez estructural, decorativa y volumétrica. Construida como un santuario, el tercero del Islam, fue encargada por el califa Abd alMalik. El edificio recubre una roca desnuda que representa la cima del monte Moriah, desde donde el Profeta subió al Cielo, y la rodea con un doble deambulatorio octogonal. Una arquería circular, con cuatro pilares separados unos de otros por tres columnas, soportan el tambor circular de fábrica, que a su vez sostiene la estructura de madera de la doble cúpula. Las naves exteriores, octogonales, sólo llegan hasta media altura y están divididas por arquerías de ocho pilares que alternan con dos columnas. Tanto en el interior como en el exterior, el cuerpo central está recubierto de audaces mosaicos con motivos vegetales donde predominan el dorado y el verde. La cúpula fue dorada por el exterior y pintada por dentro. La decoración interior se conserva completa, pero la actual epidermis exterior de azulejos y de aluminio dorado es una renovación del acabado realizado por los otomanos. MEZQUITA DE AL-AQSA (JERUSALÉN)

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El arte Islámico Carece de patio, pensándose que la gran explanada (aqsa) que la separa de la Cúpula de la Roca podría tener este funcionamiento. Consta de una serie de naves perpendiculares al muro de la qibla con una cúpula antecediendo al mihrab. Ha sufrido muchas transformaciones y reconstrucciones. MEZQUITA ALJAMA DE DAMASCO

Construida entre 709 y 715, es la primera mezquita monumental que se conserva. Fue construida sobre un lugar que ya era sagrado para religiones anteriores: aramea (santuario de Haddad, dios de la Tormenta y la Fertilidad), romana (templo de Júpiter) y cristiana (iglesia de San Juan Bautista). A principios del siglo VIII el califa al-Walid I adquirió este recinto y erigió en el lado sur una gran sala de oración con tres naves paralelas al muro de la qibla, aunque una elevada nave transversal central marca el eje con el mihrab, situando una gran cúpula en el tramo intermedio. Son interesantes sus mosaicos, que iconográficamente plantean múltiples problemas. Árboles, jardines, ríos y ciudades son los principales temas. Han sido estudiados por Richard Ettinghausen (La peinture arabe, Ginebra, Skira, 1962), quien propone que representan una visión ideal de la propia ciudad de Damasco, equiparándola en cierta manera a una especie de "Jerusalén Celestial a lo islámico". En el patio destaca un pequeño templete sobreelevado por ocho columnas, llamado Bayt al-Mal ("Casa del Tesoro"), donde se guardaba el capital procedente de los impuestos que se pagaban a la mezquita. Esto pone de manifiesto claramente la importancia que tuvo la mezquita como centro económico y administrativo. 7. Arquitectura palaciega omeya

La casi totalidad de edificaciones existentes en las populosas urbes del Islam primitivo han desaparecido o están en periodo de excavaciones. Los ejemplos mejor conocidos del periodo omeya se hallan en la zona del Creciente Fértil en su límite con el desierto. En casi ningún caso fueron edificaciones realizadas por los propios califas, luego habría que hablar más de una arquitectura aristocrática que real. Tipológicamente conectan con la tradición de las villas romanas, destacando como características: - Utilización como vivienda de manera intermitente. - Elevado nivel de comodidades. - Escasas funciones públicas. - Placer en lugar de poder. Estas mansiones se han venido interpretando como manifestaciones típicas del gusto que el Islam primitivo sentía por la vida en el desierto, o al menos en sus confines. Tampoco es totalmente acertada la interpretación que justifica su construcción para controlar desde las mismas amplias zonas agrícolas en explotación, ya que esta necesidad no obligaría a construir las complejas edificaciones existentes. La 31/39

El arte Islámico razón fundamental estaría en el hecho de que el mayor número de ejemplos se encuentre en Siria y Palestina, la región donde la islamización inmediata fue menor. Por lo tanto, es bastante comprensible que los príncipes musulmanes se sintieran más a sus anchas en el campo. Finalmente, es probable que como en esta época el poder de pendía en gran parte de las tribus nómadas, seminómadas o de las que acababan de hacerse sedentarias, el campo parecía un lugar más conveniente para los encuentros entre los príncipes y los grandes caudillos tribales que las ciudades notoriamente recelosas y hostiles para con los nómadas. QASR AL-HAYR AL-GARBI Amurallado, de planta casi cuadrada y en torno a un patio, introduce la novedad del iwán. Éste es una sala rectangular abovedada de grandes proporciones completamente abierta por uno de sus lados cortos. La portada, con los dos torreones que la flanquean, ha sido reconstruida en el Museo Nacional de Damasco. En su decoración aparecen ya algunos elementos que se convertirán en constantes del arte islámico, y conocerán una enorme difusión: la adopción de patrones reproducibles hasta el infinito, limitados por cartelas o enmarcamientos; el uso de arquitecturas ficticias (columnatas, arcadas, etc.); elementos vegetales, especialmente los llamados arabescos o atauriques; las almenas en espino; la introducción de detalles que rompen la aparente monotonía (diferentes decoraciones en los fustes de las columnas, etc.); etc. Entre los muchos restos materiales decorativos que nos proporcionan tanto Qasr al-Hayr al-Garbi como los otros palacios omeyas de esta zona, también aparecen esculturas. Se trata, sobre todo de relieves tallados en estuco. Pero también aparecen figuras humanas en altorrelieve, de estética clasicista muy en relación con las esculturas de las tumbas de Palmyra, muy cercana. [Se trata de unos enterramientos en arcosolios con una serie de esculturas que, estéticamente, representan una interesante fusión entre lo romano y lo oriental. Es claro que la escultura y la arquitectura de Palmyra, donde se citan estos dos mundos estéticos en un curioso sincretismo, influyeron fuertemente en la formación del arte islámico.] Los mismos capiteles, clásicos, labrados a trépano, pueden ser considerados obras escultóricas de este incipiente arte omeya. Asimismo, aparecen pinturas entre estos elementos decorativos que venimos comentando. Son, claramente, figurativas, si bien con un tratamiento simplificador, esquemático, algo estereotipado, como es característico no ya en el arte islámico sino en todo el mundo oriental, en general. Son pinturas, por tanto, sin afán retratístico y nada naturalistas, muy tendentes a la bidimensionalidad, es decir, sin pretender sugerir una tercera dimensión. El trazo dibujístico, los contornos, tienen un gran protagonismo en estas representaciones, y hay cosas que revelan una gran maestría en los artistas que los realizaron, por la eficacia en obtener figuras con mucha economía y brevedad en el trazo. JIRBAT AL-MAFYAR

Este palacio estaba cercano a Jericó, en el valle del Jordán. Su cronología está entre 740 y 750. Está inacabado, siendo mandado construir por los califas Hisam y al-Walid II. De su decoración destaca un monumental rosetón-celosía en piedra, situado en el salón del trono, que combina un tratamiento clásico 32/39

El arte Islámico de la talla en piedra con el gusto oriental por las celosías y las formas geométricas en estrella y en lazos que se entrecruzan. También aparece un mosaico que representa un árbol y una escena en que un león hace presa sobre un grupo de gacelas. El árbol se representa con esa axialidad simétrica tan propia del arte que estamos estudiando, dándose cierta geometrización y regularización en la distribución de los frutos. Los leones y las gacelas son animales muy representados artísticamente en todo el mundo islámico. Son imágenes estilizadas y estereotipadas, de tendencia lineal. Aparece nuevamente el "hilo árabe" o "cordón morisco" como enmarcamiento (que ya aparecía tallado en estuco en la decoración de Qasr al-Hayr al-Garbi). QUSAYR AMRA

Este palacio jordano destaca por sus baños (hammam), que se conservan bastante bien. En su interior aparecen profusas representaciones decorativas, sobre todo frescos, con bailarinas, escenas de caza y signos del zodiaco. En otro fresco aparecen representados reyes, que por inscripciones en griego y árabe son interpretados como el califa al-Walid II, el mandatario bizantino y el persa. Es una interesante y excepcional representación áulica que podemos poner en relación con las enigmáticas pinturas de la Sala de los Reyes de la Alhambra de Granada. MUSATTA

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El arte Islámico En un gran cuadrilátero de 130 metros de lado, el palacio inacabado de Musatta alza los vestigios de su aula regia en ruinas, cuyo centro ofrecía un triconque, como en la corte bizantina. Jalonado con 25 torres que flanquean una muralla defensiva simbólica (ya que no tiene ningún camino de ronda que la rodee), el palacio omeya de Musatta adopta un lenguaje romano para evocar la pompa imperial. 8. La expansión del Islam por Egipto: El Cairo Desde la conquista árabe en 639 y la fundación, en 641 de al-Fustat, la futura ciudad de al-Qahira (El Cairo), Egipto recibió una administración sumamente centralizada y una sucesión de gobernantes extranjeros en la nueva capital. Su situación estratégica facilitaba el control militar y económico del Delta y Valle del Nilo. MEZQUITA DE AMR IBN AL-'AS

La mezquita de Amr Ibn al-'As, que alcanza su tamaño definitivo en 827, es el fruto de una serie de modificaciones. Consiste en una sala hipóstila rodeada de arcadas ligeras que dan al patio. Unas columnas hechas con materiales antiguos soportan unos pórticos que se desarrollan perpendicularmente a la qibla. 9. Evolución de la decoración escultórica en al-Andalus

Es interesante constatar en los capiteles la evolución desarrollada desde los órdenes clásicos de los primitivos materiales de acarreo hacia formas decorativas e iconográficas propias y características del arte islámico.

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El arte Islámico En los capiteles datables en el Emirato de Córdoba, encontramos formas muy cercanas aún a los modelos clásicos. Pero hacia la mitad del siglo X ya se advierten novedades: una mayor presencia del trepanado, las hojas de acanto se arrollan en las volutas, etc. En otros ejemplos, aparece epigrafía. En los capiteles califales, como los de Madinat al-Zahra', las formas son ya más rotundas y geométricas. Los huecos tallados a trépano se van abriendo y ampliando, dibujándose perfiles nítidos. Algunos fueron tallados en caliza blanca, piedra bastante dura, en lugar de mármol, lo cual resulta excepcional. Se tiende cada vez más a las proporciones cúbicas, y se cuidan como nunca los principios de simetría y axialidad. Hay un curioso ejemplo, de época de Almanzor, donde aparece una escena figurativa: dos aves que se pelean por una lombriz. En época de Almanzor, las formas decorativas se diversifican grandemente. Un ejemplar excepcional es el conocido como "Capitel de los Músicos" (finales del siglo X), en el que aparecen representaciones de figuras humanas con instrumentos musicales, una en cada una de las cuatro caras. No sólo son interesantes los capiteles. Se han conservado bellísimas basas de Madinat al-Zahra', con inscripciones epigráficas en la escocia: "En el nombre de Dios, bendición de Dios para Abd'allah Abderrahman, Emir de los Creyentes, Dios prolongue su permanencia. Esto ha sido hecho a mano por Sunai." En el convento de Chelas (Portugal) hay un fragmento de un panel decorativo con relieves de época omeya. Tiene una franja inferior con hojas pentalobuladas y racimos de uvas alternados, rodeados por tallos que forman círculos al entrecruzarse; y una franja superior con una serie de leones afrontados, con elementos vegetales entre ellos. Estos leones tienen una estética fuertemente orientalizante. En el Museo Arqueológico de Córdoba se conserva una espléndida celosía calada en mármol, de estética puramente geométrica y abstracta. La celosía es un elemento muy característico de la cultura islámica, relacionado con el concepto de intimidad y preservación de la vida privada al que tanta importancia otorgan los musulmanes. La decoración geométrica es aquí pura, sobria y lineal. 10. Granada y la Alhambra I: la época zirí El Reino Nazarí de Granada (1238-1492) fue la última expresión del territorio de al-Andalus, y abarcó el último periodo de la historia de la España islámica. Históricamente, la decisión de Muhammad I de trasladar su residencia del primitivo palacio zirí en el Albayzín a la colina de la Sabika con la construcción de la Alcazaba, será el germen del proceso edificatorio del conjunto urbano después conocido como Alhambra. En las fuentes árabes se hallan referencias a Ma'qid al-Hamra', Hisn alHamra', y Qal'at al-Hamra'. Las tres variantes coinciden en la denominación "al-Hamra'" = "la Roja", sin que quede muy claro aún hoy el porqué de esta elección. Los reyes nazaríes se apellidaron "al-Ahmar" = "el Rojo", y el color rojo aparece constantemente en iconografías y detalles áulicos con un carácter simbólico y representativo de la dinastía. Podemos encontrar un antecedente a la arquitectura alhambreña en el Cuarto Real de Santo Domingo, así como en la Casa de los Girones; en ninguno de los dos aparece el lema de la dinastía nazarí aún. Dicho lema o inscripción es interesante por no tratarse de un pasaje coránico pero guardar no obstante una estructura semántica y gramatical semejante a la de la shahada: SHAHADA: La illah illa Allah LEMA NAZARÍ: Wa-la galiba illa Allah

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"Wa-la galiba illa Allah" = "No hay vencedor sino Dios". Muhammad I se apodó "al-Galib bi-Allah" = "El que vence por la Gracia de Dios".

El Cuarto Real de Santo Domingo es una qubba (sala cubierta con cúpula) con tres vanos en la pared del fondo, y abierta hacia un patio en la dirección opuesta. Esta estructura aparecerá posteriormente en los palacios de la Alhambra. El primero de ellos es el Palacio de los Abencerrajes, del cual también desconocemos su origen. La planta es exactamente la misma. La Casa de los Girones es otro de estos edificios que conservan esa tipología estructural. 11. Granada y la Alambra: la época nazarí. Yéndonos ya a la Alhambra, cuando Muhammad I llega a Granada se encuentra totalmente desmantelada la antigua construcción zirí existente en la Sabika. Las primeras construcciones que allí realiza este primer monarca nazarí son las que forman el conjunto defensivo de la Alcazaba, con sus cuatro torres y las murallas que delimitan su recinto.

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La Alcazaba alhambreña consta de un sistema defensivo altamente sofisticado, con el acceso en recodo de la puerta de las Armas, y la barbacana o doble muralla por la que hay que transitar antes de acceder, bien a la fortaleza, bien a los palacios. En el interior del recinto hubo un barrio castrense, formado por las pequeñas viviendas de la guarnición militar, entre las cuales transcurre la exigua "Calle Real de la Alcazaba". Las torres nazaríes se van diferenciando de sus precedentes almohades en que son más elevadas y, sobre todo, en que pese a su aspecto externo liso y sobrio, en su interior se hacen habitables y "disfrutables", con diversas salas y varios pisos. En el recinto de la Alcazaba estuvieron, además, los baños más antiguos de la Alhambra. Pero el elemento que se echa en falta en este conjunto defensivoresidencial primitivo es el oratorio o mezquita. No hay ninguna constancia de que existiera. Pero se supone que existió una musalla o explanada con función ritual, en el espacio adyacente a la Puerta de la Justicia. Una pista es el nombre original de dicha puerta: Bab al-Sa'ria, donde Sa'ria = "ley islámica". La puerta principal de acceso a la Alhambra es la citada Puerta de la Justicia, que está dispuesta en doble recodo, y que contaba con una interesante inscripción fundacional. Si dejamos la Alcazaba, entramos en una de las zonas peor conocidas y más transformadas de la Alhambra: el Mexuar. Fue Leopoldo Torres Balbás quien se dedicó sistemática y exhaustivamente a rehabilitar este área (según J. M. Puerta Vílchez, la Alhambra que vemos actualmente es "la Alhambra de Muhammad V y de Torres Balbás"). Consta de un primer patio (hoy conocido como patio de Machuca) por el que se accede a otro más pequeño, existiendo entre ambos un oratorio que, debido a la necesaria orientación hacia La Meca, se sitúa en diagonal respecto al trazado general del conjunto. El término Mexuar, que significa "lugar de reunión", es usado en el Occidente islámico para designar un área administrativa. Muhammad II (1273-1302) comienza a construir el palacete del Generalife. Este rey hizo dos reformas importantes: 1) Realizó el Diwan al-insa' (cancillería). 2) Estableció el doble visirato. Los visires componían unas crónicas en verso llamadas "casidas sultaniyyas", muchos de cuyos fragmentos fueron reproducidos en la epigrafía mural alhambreña. Algunos de estos visires fueron Ibn al-Yayyab, Ibn al-Jatib, Ibn Zamrak. En estas casidas se hablaba mucho sobre arquitectura, habida cuenta que ésta era una expresión de poder. Así, en estos textos hemos encontrado muchos datos sobre la Alhambra. Un caso excepcional fue el rey Yusuf III, monarca y poeta a la vez. 37/39

El arte Islámico La fachada del Palacio de Comares (FERNÁNDEZ PUERTAS, A., La fachada del Palacio de Comares, Granada, 1980) es una de las más peculiares de la Alhambra. Situada ante el Patio del Cuarto Dorado, este espacio quizá sirvió para audiencias o para impartir justicia.

El nombre Comares tiene una etimología incierta (Qumaris), procedente de una lengua no árabe. La gran torre de Comares es la más alta de la Alhambra, y Yusuf I la levantó sobre otra torre anterior más pequeña. Si la arquitectura nazarí no es de grandes alturas, esta construcción puede ser una excepción. Muhammad V concluyó el palacio, construyendo el Patio de los Arrayanes. Con la construcción del Palacio de Carlos V se destruyó el sector sur, donde estaba la llamada Sala de las Aleyas, paralela a la actual Sala de la Barca ("Baraka" = "Bendición divina"). El Patio de los Arrayanes es interesante por la alberca, que cumple la función de servir de espejo a la arquitectura. Este efecto era totalmente consciente y existen recomendaciones al respecto en la tratadística arquitectónica islámica. El esquema columna-arco peraltado-paños de sebka calados constituye un elemento que pretende dar un efecto etéreo a la arquitectura. Las formas netas y pesadas están en la parte superior (la propia mole de la Torre de Comares) y la parte inferior parece más ligera y débil. Así se produce una inversión perceptiva de la lógica constructiva, reforzada y duplicada por el efecto especular antes citado.

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El arte Islámico En el costado oriental del Palacio de Comares se incorpora de forma transversal el palacio de Muhammad V o Palacio del Riyad ("Jardín"), cuyo centro lo constituye el famoso Patio de los Leones. En este patio hay dos andenes o paseos recorridos por canalillos de agua que se cruzan en el centro, donde se encuentra una fuente sostenida por doce leones dispuestos en círculo. Estos leones son muy parecidos a los que estuvieron en el Partal, procedentes del Maristán de Granada, lo que permite fecharlos en el siglo XIV. El patio limita a cada lado con suntuosas salas con bóvedas de estalactitas (mocárabes o muqarnas). Destacan en sus costados sur y norte sendas viviendas, una agrupada en torno a la Sala de los Abencerrajes y la otra con la Sala de las Dos Hermanas. Ambas suponen los más refinados logros en cuanto a la ornamentación y cubrición de espacios con mocárabes, consiguiendo ambientes de gran suntuosidad.

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