Talentos Ocultos

“No puedo cambiar el color de mi piel, así que no tengo más opción que ser la primera” Otra de las historias singulares

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“No puedo cambiar el color de mi piel, así que no tengo más opción que ser la primera” Otra de las historias singulares basadas en hechos reales que hacen parte de las nominadas al Oscar a Mejor Película es Talentos Ocultos, la historia de un grupo de mujeres negras que desde el anonimato hicieron grandes contribuciones en la llamada carrera espacial estadounidense contra la Unión Soviética. Margot Lee Shetterly debutó en la literatura de no ficción tan solo el año pasado con este libro. La historia era a su vez tan cinematográfica que aún estando escribiéndola vendió los derechos para adaptarla al cine. El eje central de Talentos Ocultos es Katherine G. Johnson, una matemática y científica espacial que prestó sus servicios a la NASA durante 30 años, en tiempos en los que la agencia espacial reunía a los primeros grupos que se encargarían de poner al primer hombre en el espacio. Esta afroamericana logró resolver y hacer los cálculos exactos que convirtieron a John Glenn (18 de Julio de 1921 – 8 de diciembre de 2016) en el primer hombre en orbitar la Tierra, así como también calculó la trayectoria del vuelo de Alan Shepard, días después que Rusia lo lograra con Yuri Gagarin. Luego vinieron, entre otras, sus determinantes participaciones en Apolo 11 y 13. Pero todo su trabajo y el de otro grupo de mujeres negras muy bien preparadas fue realizado en medio de las hostilidades raciales, lo que las mantuvo en secreto. Toda esa segregación racial persistente durante las décadas de los cincuenta y sesenta es la que aprovecha esta adaptación para aparentemente engrandecer la historia de Johnson. Ya el cine en otras oportunidades ha dado cuenta del uso de baños y fuentes de aseo públicos exclusivos para negros, la reserva de asientos en los buses en la parte trasera, las escuelas de raza o el no acceso a determinadas universidades. Hidden Figures es una película de empoderamiento de la mujer, lo deja claro en sus escenas que son inteligentemente manipuladas para lograr el impacto que ha conseguido. Eso también es notorio en los personajes inventados para la historia como el de Kirsten Dunst y Jim Parsons, ambos marcando los clichés del hombre blanco represor que no acepta una figura negra y menos si es mujer. Opta este largometraje por el camino fácil dejando en una capa superficial el tema del rechazo de este grupo de mujeres, cuando el verdadero potencial estaba en su determinación, su obstinación y todos esos pequeños detalles de su cotidianidad que sin siquiera saberlo estaban aportando a los derechos igualitarios que comenzaron a gestarse al poco tiempo con la ley de los derechos civiles. De hecho, en las entrevistas a Goble (que este año cumplirá 99 años), los detalles que entrega más que emocionales dan cuenta es de la fascinante experiencia de estar trabajando en la NASA y la casi trepidante historia de conseguir llevar al hombre al espacio en plena Guerra Fría. Tenemos en Talentos Ocultos un drama emotivo y de entretenimiento efectivo.

A las tres mujeres las interpretan Taraji P. Henson (Katherine), Octavia Spencer (Dorothy Vaughan) y Janelle Monáe (Mary Jackson) haciendo un gran trabajo, son sus carismáticas actuaciones el todo de esta película. Talentos Ocultos se queda al margen de una postura clara y definida sobre la discriminación racial y el tema del empoderamiento femenino, y su brillante historia real se presenta como una circunstancia anecdótica, con lo cual, entre lo emotivo y gracioso de su narrativa, tenemos apenas una película entrañable.

Por supuesto que el tema del negro o representante de cualquier grupo vulnerable convertido en prócer inesperado, es bastante trillado. La originalidad reside en su temática espacial, un área dominada, tradicionalmente, por el género masculino y de origen caucásico.

Basado en la novela de Margot Lee Sheterly, el director Theodore Melfi consigue implantar una atmósfera nostálgica con un impresionante diseño de producción que recrea la vida de Estados Unidos en la década de los sesenta, donde la absurda segregación impedía que personas de diferentes razas utilizaran las mismas instalaciones, incluso para labores de higiene.

En un sistema de vil pigmentocracia, dominado por blancos supremacistas que rigen sobre negros oprimidos, estas mujeres consiguen destacar con inteligencia de genios pero, sobre todo, con absoluta dignidad para demostrar su valor como seres humanos que pueden aportar lo mejor de su talento y capacidad.

Taraji P. Henson, Octavia Spencer y Janell Monáe son las tres damas surgidas de las clases más humildes que tuvieron todo en contra para obtener una posición de privilegio, en el reducido círculo de la ingeniería espacial estadunidense. Además de ser pobres, eran mujeres pero, principalmente, individuos discriminados por su piel oscura.

Las computadoras humanas, que protagonizan este episodio desconocido hasta ahora, son mujeres de mentes extraordinarias pero que viven dramas personales bastante ordinarios en casa. Sus compatriotas las recuerdan como héroes cuando, en realidad, ellas, sin saber el impacto que generaban sus progresos, simplemente querían trabajar, dar lo mejor de sus capacidades, pero manteniendo, simultáneamente, el equilibrio doméstico.

Como su aliado está Kevin Costner, uno de los directivos más elevados de la agencia espacial. Gringo entre los gringos, representa el temperamento indeclinable y noble de la nación, un hombre que tuvo que terminar literalmente a golpes, pasajes vergonzosos de su propia historia, como el empleo de sanitarios separados en el templo de la ingeniería, que busca llevar al hombre cada vez más lejos del planeta.

Talentos Ocultos, además de aportar una anécdota dinámica y entretenida, muestra, como un fresco terrible, imágenes del espantoso racismo que laceraba al país, dividiéndolo entre blancos y negros, buenos y malos, guapos y feos. La tenacidad de estas finas damas fue definitiva para que un americano alcanzara el récord de velocidad en el aire, una hazaña que representó una gran victoria que reforzó el orgullo nacional. Pero su determinación también contribuyó a derribar los muros erigidos por los prejuicios imbéciles. Las tentaciones supremacistas emanadas desde el poder, siempre están presentes en la cultura USA. Las ideas de la segregación parecen cíclicas, y regresan cada determinado tiempo, como ahora se ve. Pero, como la historia lo demuestra, siempre han existido seres que generosamente utilizan sus dones al servicio de la humanidad para demostrar que todos son hijos del mismo Dios. O como lo dice aquí Kevin Costner: “En la NASA todos orinamos del mismo color”.