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LICOFRÓN [83 D. Κ.]
1 A r i s t ó t e l e s , Metafísica VIII 6, 1045b 8ss. Los que hablan de participación no saben cuál es la cau sa ni en qué consiste dicha participación. Otros hablan de una comunión [del alma], como Licofrón, que afirma que la ciencia es una comunión del saber con el alma. A l e j a n d r o d e A f r o d i s i a , Comentario al pasaje. Otros afirman que [hay] una comunión con el alma, como el sofista Licofrón, que definía la ciencia como comunión del saber con el alma. Mejor y más exacta habría sido la definición, si se hubiera redactado, más o menos, en estos términos: la ciencia, co munión del saber con el alma. Ya que a la pregunta de cuál es la razón de que la ciencia y el alma sean una sola cosa, Licofrón respondía que la comunión. Física I 2, 185b 25 También los últimos filósofos antiguos [Eleáticos, Heráclito] se desvelaban para que el mismo objeto no les resul tara ser, al mismo tiempo, uno y múltiple. Por ello, unos suprimieron el «es», como Licofrón1; otros, en cambio, 2 A r is t ó t e l e s ,
1 Un pasaje de T e m i s t i o (6, 28) nos ilustra bien la dificultad que la cópula suscitaba a Licofrón. Es ti puede funcionar tanto como verbo copu lativo en ía frase Sókrátés leukós esti (Sócrates es blanco), como una pre
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modificaban la expresión, de forma que no decían «el hom bre es blanco», sino «ha quedado blanco»..., siempre sin el «es», para no convertir lo uno en múltiple. Política III 9 , 1 2 8 0 b 8 La sociedad resulta ser una alianza militar que se dife rencia sólo espacialmente de las otras alianzas con pueblos alejados; y la ley, un acuerdo o, tal como la definió el sofis ta Licofrón, un garante2 de los derechos recíprocos, inca paz, sin embargo, de convertir a los ciudadanos en buenos y honestos. 3 A r is t ó t e l e s ,
4 A ristóteles, frag. 91 Rose (= É stobeo, Florilegio IV 29, p. 710 H) Quiero decir esto: ¿Es, acaso, [la nobleza] una cualidad propia de las personas ilustres y valiosas o, como escribió el dicación de existencia; Sôkrâtës ésti (Sócrates existe). Para evitar las complicaciones dialécticas derivadas del doble uso, Licofrón admitía sólo el uso existencial. El otro procedimiento, al que Aristóteles alude y que fue utilizado quizás por Antístenes y las escuelas de Mégara y Eretria, consistía en utilizar el perfecto, cuyo valor aspectual es el de denotar el contenido verbal después de su término. Vid. M. S. R u t p é r e z , Structure du système des aspects et des temps du verbe grec ancien, trad, franc., Pa ris, 1982, pág. 74; de ahí nuestro intento de traducción de leleúkótai como «ha quedado blanco». 2 A pesar del término synthêkê, qué es de Aristóteles y no de Licofrón, no puede afirmarse, como hace U n t e r s t e i n e r (comm. ad loe.), que éste sea el primer testimonio de una teoría del contrato social. Según Aristóte les, la función que Licofrón atribuía al estado era proteccionista: existe sólo para garantizar los derechos de los ciudadanos. K e r f e r d (The So phistic Movement, pág. 149) define el concepto del estado de Licofrón como «una asociación cooperativa para la prevención del crimen» que an ticipa la moderna doctrina liberal del laissez-faire. Ei estado no es, pues, una institución para hacer a los ciudadanos buenos y justos, sino una sim ple garantía de una situación ventajosa para el cuerpo social.
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sofista Licofrón, una palabra absolutamente vacía? Al com pararla, en efecto, éste con otros bienes, dice: «De la noble za, oscura la hermosura, en la palabra [radica] su importan cia»3, convencido de que su búsqueda atiende a la fama, pero que, en verdad, no hay diferencia alguna entre nobles y plebeyos. r i s t ó t e l e s , Retórica 111 3, 1405b 34 La frialdad en el estilo se produce en cuatro casos: en los nombres compuestos4, como Licofrón [cuando dice]: «el cielo de muchos rostros», «la tierra de altas cimas» y «costa de angosto paso» (sigue Gorgias B 15, Alcidamante, frag. 10 Sauppe)... ésta, pues, es una de las causas; otra es el ser virse de palabras raras5, como Licofrón [cuando dice]: «Jerjes, descomunal varón» y «Escirón, plaga de hombre»6 (sigue el frag. 14 de Alcidamante)7.
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3 E n la formulación falta naturalmente la cópula. Para , ataques con temporáneos a la nobleza cf. E u r í p i d e s , Electra 37, 369 ss; Fenicias 442; frags. 22, 53, 95, 285 vv. 11 ss. N. 4 Nombre en Aristóteles designa al nombre y al adjetivo. 5 Para el sentido y la importancia del empleo de glóttai (palabras raras por su arcaísmo o desuso) vid. P f e i f f e r , Historia de la Filología Clásica, págs. 151 ss. 6 Bandido mítico, descendiente de Sísifo o Posidón que, establecido en el Istmo de Corinto, en las proximidades de Mégara, en un paraje conoci do como Rocas Escironias, obligaba a los viajeros a lavarle los pies y, mientras efectuaban la operación, los arrojaba al mar, donde una enorme tortuga devoraba sus cadáveres. Fue muerto por Teseo, en su viaje desde Trecén a Atenas. Sabemos, al menos, de un drama satírico de Eurípides que debió de tratar, a ia manera grotesca del género, ei episodio. 7 El Licofrón mencionado en IX, 1410a 18 debe ser el tirano de Feras. Cf. V a h l e n , Rhein. Mus. 21 (1866), 143 = Kl. Schr. 1 156.
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6 A ristóteles, Refutaciones sofisticas 15, 174b 32 A veces hay que argumentar también contra proposicio nes distintas al tema propuesto, deduciendo los argumentos de éste, cuando no se puede argumentar sobre el tema pro puesto, como hizo Licofrón, cuando se le propuso el elogio de la lira. A lejandro de A frodisia, Comentario al pasaje (tras una errónea explicación) o, más bien, como se viera forzado por algunos a hacer el elogio de la lira y anduviese escaso de argumentos, tras una pequeña alabanza de esa lira sensible, se elevó a la lira celestial8. Hay, efectivamente, en el cielo una constelación, constituida por muchas estrellas, llamada lira, para la que encontró muchas y buenas razones. Cf. A ristóteles, Retórica II 24, 1401a 15, III 17¿ 1418a 29ss.
8 La primera explicación de Alejandro de Afrodisia es que, en su in tento de alabar a los líricos, pasó al elogio de la lira. Tampoco la explica ción recogida en el pasaje parece adecuarse bien a la obra de Licofrón, un Elogio de la lira del que, por otro lado, no sabemos gran cosa. A propósito de este elogio, no está de más recordar otros compuestos por sofistas, co mo ejercicios de escuela, en los que se alababan los seres más dispares y absurdos, como las ollas, los votos o las moscas.