Sobre- La Piel Del Tambor

En la nebulosa del ojo del gato (La piel del tambor de Arturo Pérez Reverte) Carlos Enrique Mejía En la piel del tambor

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En la nebulosa del ojo del gato (La piel del tambor de Arturo Pérez Reverte) Carlos Enrique Mejía

En la piel del tambor, Sevilla es más que una ciudad, es un teatro creado para ocultar la verdad, sus personajes cumplen el papel de actores cuya función primordial es distorsionar la realidad de los actos humanos. Armado de una política de justicia guerrera, el padre Quart es guiado por las dudas hacia un camino de fingimientos, las personas que le rodean le sirven de excusa para crear su montaje, en el que la misión asignada se trasforma en tiempo y vía para analizar su condición de posible vengador, amante y pensador. Para los demás, Quart resulta una insoportable incertidumbre, no pueden estar completamente seguros del objetivo que se propone, no saben como recibir su investigación en medio de la institución que representa. El amor, el buen juicio y demás virtudes que le convertirían en alguien aceptado van siendo aplacadas por una disciplina que le motiva en su búsqueda de la verdad. En Pérez Reverte la conciencia es un estado de fuerzas finales dentro de un abatir de energías e ímpetu, su aparición puede significar la fase terminal de la filosofía de una aristocracia o el encuentro cruel de un grupo de desvariados con las verdades del mundo. En la novela nos encontramos con diferentes tipos de conciencias en las que actos de ideologías (avasalladas por los nuevos rumbos de la modernidad) representan un mundo en el que todo fin justifica los medios. Encontramos personajes como el padre Ferro en cuyas palabras y actitudes por fueras dela gracia de la iglesia se encuentra una profunda sensación de rencor y melancolía producida por la conciencia de sus situación como cura traicionado por aquellos que al alabar su gestión tratan de golpear los mismos cimientos en los cuales se sostiene su carácter, agazapando su dignidad y poder, trastocando el fondo de sus sentimientos e indignando sus esfuerzos por encontrar algo de esperanza en medio de tragedias humanas.

En gris Marsala se encuentra el prototipo de la norteamericana en busca de causas perdidas que no le corresponden más que en su imaginación de patrimonios humanos, causas que crean en su interior un instinto asesino, un plan de cumplir con objetivos de su propia misión secreta. Eugenia y Macarena Bruner como representantes del efecto Buddenbroock, se comportan como la conciencia de un mundo aristocrático que surcado por los nuevos modos de entender la vida de las elites privilegiadas, tratan de acoplarse ante una realidad que se empeña en extinguir sus tradicionales modos de ser , al igual que en la novela de Tomas Mann o en la de Guiuseppe Tomasi de Lampedusa: Gatopardo, sus intentos de salvación les presentan una vía de escape en la alianza con sectores de origen más humilde, o en causas que al cenit de la vida entusiasmaran una unión con otros modos de lidiar con la realidad, en mundos electrónicos que trasforman en la clandestinidad a una Eugenia en Vísperas o Reina del sur. Los bufonescos personajes del barco Canela Fina como conjunto de seres bizarros liderados por un falso abogado repleto de anécdotas, el mitómano Don Ibrahim “El cubano”, se mueven por el mundo arrastrando la existencia de un pasado trágico y melancólico en el que la niña puñales como voz de la copla española y El potro Mantelete como torero y boxeador traicionado por su hermano y esposa, son piezas típicas dentro de un mundo teatro representante de sectores culturales en decadencia. El grupo eclesiástico tipo mafia, donde el arzobispo Spada “El Mástil”, el monseñor Carvo y el cardenal Iwaszkiewicz como fuentes de apoyo de(I.O.E, Opus Dei, Santo Oficio respectivamente) encierran una infame cofradía de dobles sentidos, repleta de caretas y complicidades hipócritas dentro de las diferentes gestiones que les competen dentro de una iglesia que lucha por aparentar sobriedad al interior de sus funciones. Celestino Perejil y Pencho Gaviria como funcionarios banqueros que se encuentran en medio de la lucha entre el progreso de una ciudad y su rico

patrimonio histórico, forman el complemento del conflicto producto del ya mencionado efecto Buddenbrook. El marinero sevillano Manuel Xaloc y su amada Carlota Bruner como espectros de una historia inmortal en el sentimiento colectivo de la ciudad se alzan ante una conciencia a la que el padre Quart va accediendo por medio de macarena y de la cual le sacara provecho para reflexionar sobre su propia historia de posibilidades amorosas. Los otros personajes como Honorato Bonafe, tipo representativo de la prensa sensacionalista, cazdor de intimidades en vidas ajenas, y el Subcomisario Simeón Navajo “Miss Magnum” visión caricaturesca de intelectual de los años 60´s, representante de la llamada “cooperación oficiosa” entre la iglesia y la policía (en que la ley no posee muchos intereses en profundizar en asuntos que le competen a la curia) son un agitante más en el conglomerado universo Sevillano. Con toda esta gamma de personajes, hay en Sevilla una atmósfera de sueños, una especie de aire viciado que genera estados de sinestesia, es el mundo en el que entra el padre Quart un escenario de sensaciones oníricas y contemplaciones de paisajes envueltos en palabras que se confunden con el individuo. Son la pretensiones del padre Quart por encontrar la paz mental las que le incitan a reflexionar, encerrándole cada vez más en sí mismo, en su actuar de soñador dubitativo, de director teatral de emociones y sentimientos. Gracias a obras como La piel de Tambor, los pensamientos e interrogantes humanos afloran como fuente de comprensión a los problemas de los cuales los creyentes de todo tipo son víctimas y a veces espectadores silenciosos. Las palabras, actitudes e historias que allí encontramos hacen que la lectura nos pueda convertir en personas con diferentes puntos de vista al momento de cuestionar todas las maneras con las cuales la sociedad y sus instituciones manejan nuestros propios pensamientos y libertades.