Citation preview

La Magia del Sigilo Por H. Spencer Lewis, F.R.C. El Rosacruz Biblioteca Virtual En el mundo entero, hay cientos miles de personas que buscan la verdad y se esfuerzan por comprender las leyes subyacentes que regulan la vida en general. Varían de secta a secta, de culto a culto, nunca encontrando el contento que buscan. No se afilian a ninguna organización secreta simplemente porque rehúsan ligarse a todo lo que sea privado u oculto a los ojos del público. Los que se rehúsan a afiliase a alguna organización de naturaleza secreta encuentran que el conocimiento, si es valioso, debe ser ofrecido libremente al mundo. Ellos hacen la pregunta: “¿Si el conocimiento puede elevar a la humanidad, por qué es mantenido lejos de todos, a no ser de los iniciados?” Esta pregunta es formulada generalmente solamente por aquellos que no están dispuesto a hacer algún esfuerzo deliberado a favor de lo que podrían recibir. En el transcurso de los siglos grandes verdades fueron veladas. Tal verdad, sin embargo, no fue ocultada a la mente del hombre. La Biblia, por ejemplo, es un libro más secreto y, al mismo tiempo, más revelador de todos cuántos ya se escribieron. Sus grandes verdades están veladas, más no con un peso tal que no pueda ser levantado. ¿Por qué, entonces, pocos son los que lo comprenden? La respuesta es simple: La mayoría de las personas no está dispuesta a gastar el tiempo o de hacer un esfuerzo consciente necesario para levantarlo el velo. Consideremos por ejemplo, a la organización secreta conocida como Francmasonería. Se afirma que la Masonería encierra principios secretos que son revelados solamente a sus iniciados. No siendo miembro de esta augusta fraternidad, no sé exactamente lo que contiene o revela; pero es evidente que debe tener y divulgar algo valioso, en caso contrario, no sería la organización tan poderosa que sabemos es. Sin embargo, si la Masonería sostiene tras de sí un conocimiento de todos los principios y leyes y si revela las medios por los cuales sus miembros pueden utilizar este conocimiento de modo para realizar hechos considerados milagrosos, sería un despropósito separar al mundo de ese conocimiento. Las multitudes tal vez oyeron, esperando algo, más no estarían preparadas para recibir las grandes verdades en su sencillez, de manera que le darían la espalda.

1

Tomemos a los Rosacruces, que se sabe poseen y enseñan muchos de los principios y leyes secretas que posibilitan al hombre vivir según pretendió su Creador. ¿Qué ocurriría si esta gran fraternidad ofreciera amplia y libremente sus enseñanzas al mundo entero? Muy pocas personas prestarían oídos; menos comprenderían y menos todavía los pondrían en práctica para conocer sus beneficios. Sin embargo, las enseñanzas rosacruces no son ocultadas al público; están a disposición de todos los que buscan con sinceridad en el corazón. ¿Por qué, entonces, la mayoría de los que buscan la verdad no sacan provecho de ellas? ¿Será simplemente porque deben gastar tiempo y energía para absorber y comprender tales enseñanzas? ¡Ellos no están dispuestos a hacer eso! En la búsqueda de la verdad, el individuo esta tan enredado en el laberinto de las complejidades exteriores, que no se permite oír y comprender las simplicidades interiores. Busca en todas partes, esperando encontrar fuera la respuesta que debe venir de la silente voz interior. El hombre interno todo lo conquista, si tiene la oportunidad necesaria. El nada pide, mas ofrece todo, y busca a Dios solamente si tiene como objetivo romper las corrientes y abrir la puerta por la cual podrá salir y conquistar. El se proyecta al espacio cósmico y utiliza las fuerzas más sutiles. Crea vida en todas las células y percibe cuando y donde existe el mal. Encuentra la fuerza en el amor. ¿De qué manera, por tanto, ese hombre interno puede ser liberado? Lo que Dios concedió es sagrado; ¿sin embargo, por qué el hombre inferior está encadenado, encarcelado e impedido de manifestarse? ¿Qué mayor problema conoce el hombre que no sea este un problema tan personal? Conociendo muy bien el poder de su interior, Jesús solamente pedía que sus seguidores tuviesen fe. Él sabía que ellos no podían comprender las leyes y principios subyacentes a sus obras, solamente por la fe ellos tendrían la capacidad de obtener lo que pretendían. Comprendidas por aquellos que estaban sin preparación o que eran indignos, las leyes serían perniciosas a la influencia de Jesús. Lo mismo sucedería en el caso del muchacho delante del mago: el muchacho ve al mago realizar un truco extraordinario y puede que este le revele el secreto. No obstante, al intentar hacer lo mismo que hace el mago, no lo consigue. Después de que algunas tentativas sin éxito, el muchacho voltea hacia el mago y exclama: “Usted sabía que no era cierto”. Jesús, por lo tanto, estaría en la misma posición del mago. Si hubiese explicado las leyes y los principios simples, todos habrían buscado demostrarlos. Dada su extrema falta de preparación, el fracaso habría sido el resultado. 2

En base de nuestros registros y experiencia, aprendemos que las grandes verdades solo pueden ser preservadas si fueron mantenidas en secreto y consideradas sagradas. De modo que los que las conocen realicen el máximo bien posible, deben trabajar en secreto, sin revelarlas a los que no están preparados para recibir este conocimiento. “No tire sus perlas a los cerdos” sería mejor entendido si fuera expresado “no tire sus grandes verdades a las mentes sin preparación “. Esta afirmación es válida a despecho de como la encaremos, y algún día todos los buscadores llegarán a percibir que las grandes verdades son comprendidas solamente por aquellos que son dignos y que están preparadas para recibirlas. Los no preparados comprenderán equivocadamente. Solo Dios, en su sabiduría infinita, posee toda la verdad y toda la ley de este gran poder llamado sigilo. Dios es siempre el más secreto de los secretos, que jamás puede ser contemplado por el hombre mortal y que solo es revelado a través del hombre interno e inmortal, por tanto que El pueda revelarse a los ojos del hombre profano o exterior, sería considerada una imposibilidad por causa de su propia simplicidad. El Poder del Sigilo El Poder del Sigilo –el grande, místico y mencionado poder mágico del sigiloestá siempre presente dentro de todos nosotros. Se trata del poder que, conocido y practicado, cambia toda la vida de la persona y de las condiciones que la rodean, incluyendo su progreso material y espiritual. Se trata del poder por el cual ascendieron todos los grandes hombres, fueron realizadas todas las grandes obras y conseguidos todos los progresos del hombre interno y del hombre exterior. Alcanzar el éxito es el factor más destacado en la mente de todos. A despecho de como visualicemos el éxito, tenemos cierto objetivo por alcanzar. Alcanzando el éxito, diremos: Soy exitoso. Quizás nuestro concepto del éxito es acumular una inmensa cantidad de dinero para realizar un gran plan a favor de todos los implicados. O puede ser que deseemos alcanzar éxito como pintor, ingeniero, músico o escultor, o quizás deseamos dedicar la vida al servicio de la humanidad, más somos obstaculizados por algunas circunstancias. Cualquiera que sea nuestro objetivo, precisamos alcanzarlo para tornarlo un éxito. ¿De esa manera podemos alcanzar nuestro objetivo? ¿A través del trabajo arduo? Muchas personas trabajan arduamente todos los días, dando el máximo de sí mismos y trabajando concienzudamente; sin embargo, pocos son exitosos o alcanzan sus objetivos. ¿Ahorrando centavos? Los bancos de 3

ahorro poseen miles de clientes ahorradores, sin embargo, pocos están próximos al éxito de lo que estaban muchos años atrás. ¿Estudiado mucho y absorbiendo todo el conocimiento que podamos? ¿Qué dicen los millares con formación superior que tienen en la punta de la lengua un vasto y valioso conocimiento? Algunos están en una posición cuyo salario mal da para su sustento; algunos son incapaces de mantener su posición; otros son tristes y fracasados. ¿Planeando y programando? En casi todos los casos, fracasos transcurren de planes y proyectos que, sin embargo eran bastante viables y que trajeron éxito a algunos, fracaso a muchos. No, el éxito no es alcanzado por ningunos de estos métodos exclusivamente. Es verdad que es necesaria cierta dosis de trabajo, conocimiento, ahorro, planeación y programación para alcanzar el éxito; pero solamente con eso no conseguiremos alcanzar nuestros objetivos. Todas estas cosas son inútiles sin el gran poder subyacente a ellas. La Ley Subyacente La totalidad del universo se basa en la gran ley subyacente al Poder del Sigilo. No hay una única persona en el mundo entero que pueda decirnos lo que Dios es, por lo tanto El es un secreto para el hombre. Nadie puede decirnos como la más pequeña hoja de hierba es creada, por eso también es un secreto. Si todas las secretas leyes del universo fueran reveladas, por su egoísmo el hombre intentaría hacer un trabajo mejor que Dios, y ocurriría que el universo estaría en una condición crítica. Por eso, Dios y sus leyes precisan continuar secretas. Hay muchos peritos pretenciosos listos para decirnos lo que es Dios, así como hay científicos dispuestos a revelarnos que es una hoja de hierba. Ellos y nosotros sabemos que la hierba está constituida de moléculas compuestas de ciertos elementos químicos, y que estas moléculas están compuestas de átomos, éstos de electrones, etc. Más cómo y por qué estos electrones se combinan para constituir átomos, éstos para constituir moléculas, éstas para constituir la hoja de hierba, dándole color y forma, son un secreto, y continuará siempre siendo un secreto para el egoísta hombre exterior. El hombre interno, sin embargo, la única parte real del hombre, puede conocer y de hecho conoce el secreto de la creación, pues lo utiliza en todas las oportunidades. En su interior se proyecta al espacio cósmico y utiliza sus energías sutiles, que crean vida en todas las células. Para que tenga el poder y la capacidad de crear cosas, debe también poseer el secreto de ese

4

poder. Puede materializar su deseo si ésta de acuerdo a la ley y orden del propio universo. La llamada mente del hombre, es decir, la mente exterior, objetiva, no es nada en sí misma, porque solamente la mente de Dios, la mente interior, crea y manifiesta todas las cosas. En su manifestación exterior, el hombre no pasa de ser un medio o una máquina cuya finalidad sea satisfacer las orientaciones del hombre interno. Porque el hombre exterior, a través de una voluntad propia, tiene hasta cierto punto el derecho de elegir y de hacer lo que le agrade, ve eso como poder. Cree que también él puede crear, y así se coloca aparte de todo lo demás. Es de este modo que el hombre exterior se separa del hombre interno, viniendo a conocer el fracaso. El se rehúsa a comulgar y a dar oído a la voz interior, impidiéndole crear y terminar aquello que el hombre externo desea. Es por la actividad mental que sabemos que vivimos. Por esta misma actividad, concebimos ideas, hacemos planes y decidimos cómo y cuando estas ideas deben ser manifestadas. Todos nuestros planes, ideas y acciones son concebidos, creados y dirigidos por el hombre interno, y son manifiestos por medio de la actividad física. Así, concebimos una idea, hacemos planes de acuerdo con ella, y llevamos los planes hasta el fin, lo que resulta en un éxito o un fracaso. El resultado será el éxito, si permitimos que el Ser interior trabaje sin interferencias. El mejor medio de llegar a nuestro objetivo del éxito es trabajar según la línea de menor resistencia. Nuestro Ser interior nos da está noción de lo que significa para nosotros el éxito, de manera que sea establecido el objetivo. Deseamos alcanzar el éxito; por lo tanto, debemos hacer solamente las cosas que contribuirán a eso. Algunos preguntarán: ¿cuáles son estas cosas? Es aquí que tocamos la ley directora del poder del sigilo o del secreto. Nuestra mente objetiva recibe instrucciones por los impulsos o las sugerencias de la mente interna. Debemos oír y seguir esas sugerencias en sus mínimos detalles para alcanzar el éxito. No debemos permitir interferencia de la mente objetiva, exterior, ni permitir que realice cosas que se opongan a las sugerencias interiores. No debemos dejar de lado tales sugerencias en un momento futuro, pues el Ser interior sabe más qué hacer y cuándo hacer. Mantenga Sigilo Debemos también hacer otra cosa, fácil en un aspecto, pero, difícil en otro: ¡Mantener sigilo! Debemos mantener sigilo en cuanto a las cosas que pretendemos realizar, pues de este modo podemos esperar conseguir la energía mental necesaria que nos lleve a nuestro objetivo. No debemos 5

hablar a nadie. Solo debemos hablar con nosotros mismos, pues en el propio acto de revelar nuestros planes utilizamos la energía mental necesaria para realizarlos. Sigilo significa la conservación de la energía mental, que es necesario para el éxito. Para ilustrar la manera por la cual el sigilo conserva y acumula energía mental, recurramos al dínamo común usado para generar electricidad. El dínamo genera energía eléctrica solamente mientras haya otra fuente de energía que lo ponga en movimiento. Cuando esa otra fuente se suprime, el dínamo para. Mientras que el dínamo es llevado a trabajar, tenemos la energía, que puede ser utilizada de muchas maneras. Si no utilizamos la energía, se desperdicia. Si la utilizamos, debemos usarla mientras es generada por el dínamo. La energía consumida solo puede ser substituida por una nueva carga, que es apenas suficiente para las necesidades actuales. Si no necesitamos inmediatamente la energía y no siempre disponemos de la fuerza que mueve al dínamo para generarla, necesitamos acumular algo de la energía para usarla cuando sea necesaria. Hacemos eso por medio de una batería, de modo que podamos usar energía inmediatamente. La mente objetiva se puede comparar con el dínamo, y la mente interior como la fuerza o poder detrás de ella. Mientras el hombre desperdicie la energía dinámica de su mente, nunca tendrá energía suficiente para materializar sus grandes planes o ideas. Usar la energía para revelar innecesariamente los planes a otro, agotan el abastecimiento. La batería puede ser comparada con la voluntad del hombre, por medio de la cual produce un esfuerzo volitivo, mas, haciendo esto, retiene la mayor parte de la energía producida para el Ser interno. Decidiendo mantener sigilosos sus planes y acciones, el individuo acumula enorme cantidad de energía mental. El sigilo acarrea poder, porque los otros nunca sabrán si nuestros planes fueron cambiados, desechados, o si dejaron de ser satisfactorios para nuestras propias decisiones. Debido a esto, pasaremos a ser vistos como personas que no conocen el fracaso. El mundo aplaude el éxito. Recurre a personas exitosas en busca de consejos. La persona exitosa es depositaria de confianza, y las grandes oportunidades le son concedidas. El sigilo, combinado con una dosis normal del trabajo, inteligencia, ahorro e ideas, causa el éxito a cualquier empresa, desde que aceptamos las sugerencias de nuestro Ser interno, que jamás nos lleva por caminos errados. El sigilo exige silencio, pues en silencio llegan los mejores regalos de Dios. En silencio podemos comulgar con nuestro Ser interno y recibir instrucciones. El silencio es armonización con las fuerzas o energías más 6

refinadas del Cósmico. Él nos da fuerza, valor y confianza. El sigilo requiere que el ser exterior coopere con el Ser interno. Tengamos siempre en mente el poder del sigilo. Llevémoslo siempre en nuestra alma y comencemos a ponerlo en práctica. Tenemos libre acceso a el. Debemos utilizarlo con la misma espontaneidad, dándonos a nosotros mismos, a nuestro Dios y nuestros semejantes. Utilicemos este secreto para alcanzar el éxito. Ésa es la ley de Dios, que es siempre el poder secreto y la gloria. Traducido del Portugués por P.C.D.G.

7