Autocuracion - H. Spencer Lewis, F.R.C.

Autocuración Por el Dr. H. Spencer Lewis, F.R.C. Revista El Rosacruz A.M.O.R.C. Después de veinticinco años de experien

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Autocuración

Por el Dr. H. Spencer Lewis, F.R.C. Revista El Rosacruz A.M.O.R.C. Después de veinticinco años de experiencia en el trabajo de curación metafísica, pienso que puedo ayudar a mucha gente por medio de delinear algunos de los principios importantes que cada uno puede aplicar por sí mismo en la curación de muchas condiciones físicas y mentales. Alguien que alguna vez haya recibido tratamiento a manos de un metafísico, se da cuenta de que tal médico siempre insiste en que el paciente ayude en la curación o alivio de una condición, si es que se desean obtener los resultados más eficientes. Es posible hacer cambios maravillosos en el cuerpo físico sin el conocimiento del paciente y, por lo tanto, sin su cooperación. Pero es igualmente cierto que tal método toma más tiempo y está rodeado de muchos problemas y dificultades. Es sorprendente notar que el paciente a menudo espera demasiado tiempo o se tarda en traer su caso ante la atención de un médico, complicando así las condiciones, cuando de por sí podría haber empezado el proceso de tratamiento antes de ir al médico. Esto hubiera ahorrado tiempo y las complicaciones antes mencionadas. En algunos casos, a menudo hay una demora de varios días. Durante este tiempo el paciente no hace nada para ayudarse, sino que permite que su condición se agrave tanto, que se requiera más tiempo y un proceso más difícil para que se manifieste el alivio deseado. En muchos casos, si el paciente hubiera intentado hacer algo por sí mismo desde el principio, éste se hubiera dado cuenta rápidamente de que no había necesidad de pedir ayuda externa. La primera cosa a considerar en conexión con la autocuración, es reconocer la ley de que cada manifestación física o mental de enfermedad, es sólo la manifestación exterior culminante de algo que ocurrió previamente por dentro. Importa poco si la condición es amígdalas inflamadas o un dolor agudo en la espalda, la sospecha del desarrollo de una protuberancia que se deriva de un catarro o condición reumática. El hecho es que estas definiciones y síntomas son, después de todo, sólo un signo exterior de que algo anda mal internamente. El nombre específico que se le da a una enfermedad o la ubicación específica de un dolor, de ninguna manera indica la causa real de una condición, o el método de tratamiento. Para el metafísico no existe tal cosa como un caso de amigdalitis, en el cual toda la condición está situada en las amígdalas y el resto del cuerpo esté libre de cualquier asociación con la condición anormal. Ni tampoco es la apendicitis una condición exclusivamente ubicada en el apéndice, ni es una tiroides agrandada una condición localizada exclusivamente en el cuello.

Como analogía, una fábrica durante la noche estalla en llamas súbitamente, quebrando una ventana, que se rompió de pronto debido al calor y presión de su interior, permitiendo salir a las llamas. ¿Afirmaría cualquier persona racional que sólo la ventana estaba ardiendo, a causa de que las llamas eran visibles sólo en esa parte del edificio entero? La persona que razona, diría inmediatamente que si las llamas brotaban por la ventana con tanta furia, probablemente había un fuego de gran proporción en otra parte del edificio. La causa principal de todas las condiciones anormales o subnormales mentales y físicas en el cuerpo humano, es la falta de entonamiento con las fuerzas creadoras, constructivas y armoniosas de la naturaleza. Tenemos un término breve para esta condición: fuera de armonía. A la condición de salud perfecta la llamamos harmonium. Esta falta de entonamiento y armonía es la causa física principal; empero, hay otra aún más remota que ésta. Es la causa mental o psíquica. Esta se encontrará en la mente del paciente o, en otras palabras, en su actitud mental y psíquica previa a la condición inarmónica. Actitudes inarmónicas Parece ser casi imposible hacer que el ser humano promedio comprenda que en el momento mismo en que permite a la mente ponderar o hablar acerca de algo de naturaleza envidiosa, celosa, vengativa, crítica o destructora, la actitud mental está fuera de armonía con la Mente Divina. El resultado consecuente será una falta de armonía en las fuerzas físicas del cuerpo con las fuerzas físicas del universo. Tal estado, invariablemente resulta en que las fuerzas físicas se vuelven un tanto destructoras o inarmoniosas en alguna parte del cuerpo, y gradualmente ocurrirá una manifestación externa. Una persona puede estar convencida que encolerizarse es desastroso para los nervios y la sangre, y de seguro produce una reacción mental o física; no obstante, no comprende que cuando los pensamientos sostenidos en la mente son crueles, críticos o destructivos, con seguridad traerán una reacción en los estados mentales y físicos del cuerpo. Cada vez que un hombre o una mujer utiliza cualquier energía de pensamiento en ventilar su ira, críticas o declaraciones crueles hacía cualquier individuo o grupo, tarde o temprano la reacción de esta actitud inarmónica produce una condición mental o física que es más o menos seria. La persona que cree que alguien le ha hecho una injusticia y siente que debe hacer declaraciones críticas acerca de él, o que constantemente encuentra alguna oportunidad de hacer pedazos a alguien, con seguridad que atraerá para sí mala salud, y muy a menudo mala suerte para su vida. Es un hecho metafísico que por cada minuto de tiempo empleado por el hombre en pensamientos de impresiones desfavorables, crítica severa u odio hacia cualquier persona, tendrá como una reacción horas de sufrimiento mental y físico.

La primera cosa que hay que hacer al considerar el alivio de cualquier condición mental o física, es analizar su ser mental durante el período previo a la condición y descubrir qué pensamientos, actitudes y condiciones de mente usted ha mantenido o expresado, eliminando inmediatamente esta actitud, cambiando sus opiniones o pensamientos y reemplazándolos con pensamientos de amor y bondad. En otras palabras, el veneno de la mente que ha estado destruyendo el corazón mismo de cada célula de su cuerpo, debe ser eliminado antes de que se le pueda dar tratamiento alguno, para remediar las manifestaciones máximas externas. Cualquier otro proceso es simplemente dar tratamiento a las manifestaciones externas, como si se les diera una droga para anular los sentidos sin remover la causa real. Por lo tanto, después de analizar a su ser interno y descubrir qué pensamientos destructivos en realidad usted sostenía, purifíquese de cualquier posible veneno, manteniendo pensamientos de amor, bondad, virtud y unidad espiritual hacia todos los seres humanos y con todo ser viviente sobre la faz de la Tierra. Imprégnese con el pensamiento de que todo es bueno, que todos son amorosos y bondadosos y que nadie es malo, sólo diferente, y que nadie es maligno, porque todos son hijos de la Luz y del Cosmos. Restituyendo la armonía Si usted se ha sentido de manera diferente hacia alguien, envíe inmediatamente hacía él buenos pensamientos, y trate de deshacer los malos o poco bondadosos que ha tenido en su mente. Si no está satisfecho con cualquier condición o grupo de personas, o con alguna actitud de parte de alguien, inmediatamente purifique eso de su mente, cambiando su opinión y llenando su ser con pensamientos de tolerancia, simpatía, bondad y amor. En el grado en que elimine este veneno mental dentro de su propio ser, en el mismo grado quitará la causa de cualquier condición de la cual usted está sufriendo en el presente. El siguiente paso es ayudar a la naturaleza en la purificación física de la condición corporal. Deben ser considerados varios fundamentos en este proceso. Primero, debido a que toda fuerza vital de naturaleza constructiva proviene del aire que respiramos, el paciente debe de inmediato empezar a respirar profundamente del aire bueno y fresco. Colóquese frente a una ventana o vaya hacia afuera al aire libre unos pocos minutos de cada hora y tome muchas inhalaciones profundas, sosteniéndolas tanto como pueda, y exhalándolas luego tan completamente como sea posible. Esto cambia el aire en los pulmones y permite que nueva vitalidad y los nuevos poderes de las vibraciones cósmicas entren a los pulmones y promuevan los procesos vitalizantes de la naturaleza. Cinco o diez minutos de dicha respiración profunda cada hora, sacando el pecho y expandiendo los pulmones hasta el máximo, será una ayuda maravillosa. Si la respiración puede hacerse al Sol, con la cabeza inclinada hacia atrás para que sus rayos penetren en la boca abierta y golpeen contra las paredes de la garganta por una o dos veces de cada hora, será especialmente saludable.

Después de lo anterior, tome un vaso de agua fresca. No necesita ser purificada de ninguna manera especial, sino agua corriente para beber, lo suficientemente fría para ser placentera. Tome uno o dos vasos cada hora, hasta que la condición física sea transformada. La naturaleza requiere agua y los elementos en ésta, en conjunto con el aire que respiramos, para llevar a cabo sus procesos reconstructores. Usted no se estará excediendo aunque se tome tres o cuatro litros al día. El agua, además, limpiará los riñones y los intestinos, así como también la vejiga, y es como si uno se diera un baño interno. El trabajo de la naturaleza Luego siéntese cómodamente, o acuéstese en una condición tan relajada como le sea posible, para que así le dé a la naturaleza toda posibilidad de usar las fuerzas vitales en el cuerpo para reconstruirlo, en vez de gastar esta energía en moverlo, o en hacer otro trabajo innecesario. Al descansar y relajar el cuerpo, con los ojos cerrados y nada en la mente, le dará a la naturaleza la oportunidad de hacer el trabajo del Cósmico, transformando su condición física. No concentre sus pensamientos en la naturaleza de su enfermedad, ubicación, causa patológica e histológica en un sentido fisiológico, o en un diagnóstico que le ha dado un médico, enfermera o amigo; todos estos no significan nada para la naturaleza o el Cosmos, y no deberían significar nada para usted. Mientras esté relajado, ponga las puntas de sus dedos juntas, dejando las manos separadas. Esto hará corto circuito en la emanación de energía de los dedos y evitará que salga al espacio, haciendo que vuelva a circular a través del cuerpo y ayude en la curación y trabajo de construcción. Si los pies están desnudos, permita que se toquen estrechamente uno contra el otro mientras se relaja. Si se inclina a quedarse dormido, conserve en la mente el pensamiento de paz y de las corrientes curativas del Cosmos pasando a través de su cuerpo mientras respira, y con sólo este pensamiento en mente, puede dormirse. No haga que lo despierte alguien para beber el agua o para los ejercicios de respiración si usted desea dormir por más de una hora, ya que el sueño será tan beneficioso si no más que el beber del agua a cada hora, o los ejercicios de respiración; pero, si está despierto, no descuide estas dos cosas. Si se duerme por la noche y siente una sensación peculiar alrededor de las dos o tres de la mañana, como si su temperatura estuviera subiendo, o que está muy acalorado, no se levante de la cama y trate de refrescarse ni en forma súbita trate de bajarla, sino manténgase bien abrigado y permita que el proceso de purificación de la naturaleza a través de la transpiración continúe. Descubrirá por la mañana o un poco después, que la temperatura bajará y alrededor de las siete u ocho, notará un cambio maravilloso en la condición de su salud.

Esto es probable que ocurra ya sea en la primera, segunda o tercera noche de su proceso de curación, de acuerdo con la seriedad de su condición o el intervalo de su duración. En casos leves, puede que esto no suceda del todo, o que no sea necesario. Si el paciente ha bebido un vaso de agua fría antes de retirarse, como debe hacerlo toda persona que sigue cualquier procedimiento de curación propia, esta purificación durante la noche a través de una temperatura aumentada será muy beneficiosa; pero, como lo he dicho antes, puede que no siempre ocurra en cada caso, porque puede no ser necesario. Si uno está bajo el cuidado de un médico, debe continuar con dicho tratamiento profesional en adición a las sugerencias ofrecidas aquí.