Sermon La Fe Nuestro Mayor Tesoro

Ser rico en fe es el objetivo del cristiano. La fe que obra por el amor. Una fe semejante a la fe de Jesús. El oro refin

Views 86 Downloads 30 File size 206KB

Report DMCA / Copyright

DOWNLOAD FILE

Recommend stories

Citation preview

1

Sermón: La Fe, Nuestro Mayor Tesoro Himno Inicial: 249 Lectura Bíblica: Hebreos 11: 32-34 Himno Final: 371

I – INTRODUCCIÓN: En el mundo de hoy, principios del siglo XXI, el mundo en general vive con la ilusión de enriquecerse fácil y rápidamente. Abundan las loterías, los juegos de azar, las rifas, las pirámides, los multiniveles, en fin, hay toda una serie de sistemas que se han inventado para producir dinero fácil y rápido. Y ¿qué decir de las drogas ilícitas que han llevado a tantos a la adicción, a la muerte o a la cárcel? El dinero fácil y rápido es el sueño de muchos, su mayor ilusión. Para nosotros como cristianos, hay otro tesoro mayor, más duradero, más precioso, y conseguirlo y guardarlo debe ser nuestro más importante deber en la vida. Cristo lo advierte claramente en Apocalipsis 3: 18: Por tanto, yo te aconsejo que de mí compres oro refinado en fuego, para que seas rico… ¿Qué es lo que Cristo quiere que compremos de él, para que seamos verdaderamente ricos?

II – EL EJEMPLO DE CALEB Vamos a ver el ejemplo de un personaje bíblico que brilla como una luz en medio de la oscuridad: Abramos la Biblia en Josué el Capítulo 14, versículo 6 en adelante: Y los hijos de Judá vinieron a Josué en Gilgal; y Caleb, hijo de Jefone cenezeo, le dijo: Tú sabes lo que Jehová dijo a Moisés, varón de Dios, en Cades-barnea, tocante a mí y a ti. 7 Yo era de edad de cuarenta años cuando Moisés siervo de Jehová me envió de Cades-barnea a reconocer la tierra; y yo le traje noticias como lo sentía en mi corazón. 8 Y mis hermanos, los que habían subido conmigo, hicieron desfallecer el corazón del pueblo; pero yo cumplí siguiendo a Jehová mi Dios. Caleb, uno de los doce espías que habían reconocido la tierra, se acercaba a Josué a hacerle una petición especial. El informe que había llevado a la congregación, había sido positivo, un informe que alentaba al pueblo a seguir a Dios. Veamos el informe de Caleb: Números 13: 27 en adelante: 27 Y les contaron, diciendo: Nosotros llegamos a la tierra a la cual nos enviaste, la que ciertamente fluye leche y miel; y este es el fruto de ella. 28 Mas el pueblo que habita aquella tierra es fuerte, y las ciudades muy grandes y fortificadas; y también vimos allí a los hijos de Anac. 29 Amalec habita el Neguev, y el heteo, el jebuseo y el amorreo habitan en el monte, y el cananeo habita junto al mar, y a la ribera del Jordán. 30 Entonces Caleb hizo callar al pueblo delante de Moisés, y dijo: Subamos luego, y tomemos posesión de ella; porque más podremos nosotros que ellos.

2

Un informe positivo, de confianza y fe en el poder de Dios. Aquí vemos a Caleb, dando ese informe con seguridad y firmeza. Y el Capítulo 14 versículos 6 en adelante, después que la congregación se estaba inclinando a irse por el informe negativo de los otros 10 espías, de nuevo Caleb, 6 Y Josué hijo de Nun y Caleb hijo de Jefone, que eran de los que habían reconocido la tierra, rompieron sus vestidos, 7 y hablaron a toda la congregación de los hijos de Israel, diciendo: La tierra por donde pasamos para reconocerla, es tierra en gran manera buena. 8 Si Jehová se agradare de nosotros, él nos llevará a esta tierra, y nos la entregará; tierra que fluye leche y miel. 9 Por tanto, no seáis rebeldes contra Jehová, ni temáis al pueblo de esta tierra; porque nosotros los comeremos como pan; su amparo se ha apartado de ellos, y con nosotros está Jehová; no los temáis. Este mismo Caleb, ahora venía a Josué a hacerle una petición en el momento en que Josué estaba llevando a cabo la repartición de la tierra de Canaán entre las doce tribus de Israel. Volvamos a Josué el capítulo 14 el versículo 8 en adelante: 8 Y mis hermanos, los que habían subido conmigo, hicieron desfallecer el corazón del pueblo; pero yo cumplí siguiendo a Jehová mi Dios. 9 Entonces Moisés juró diciendo: Ciertamente la tierra que holló tu pie será para ti, y para tus hijos en herencia perpetua, por cuanto cumpliste siguiendo a Jehová mi Dios. 10 Ahora bien, Jehová me ha hecho vivir, como él dijo, estos cuarenta y cinco años, desde el tiempo que Jehová habló estas palabras a Moisés, cuando Israel andaba por el desierto; y ahora, he aquí, hoy soy de edad de ochenta y cinco años. 11 Todavía estoy tan fuerte como el día que Moisés me envió; cual era mi fuerza entonces, tal es ahora mi fuerza para la guerra, y para salir y para entrar. Ya Caleb tenía 85 años, habían pasado 45 años desde aquel informe positivo que él diera a la congregación. Estaba anciano, pero Dios le había conservado la fuerza porque había seguido completamente a Jehová. Qué ejemplo de fidelidad y de constancia a lo largo del largo peregrinaje de Israel por el desierto, donde todos los que salieron de Egipto de más de 20 años murieron, quedando solo estos dos ancianos Josué y Caleb. Aquí hay una enseñanza para nosotros. El seguir la voluntad de Dios cumplidamente, totalmente, nos trae no sólo salud espiritual sino física. Si somos fieles y obedientes a los consejos de Dios que están en el Espíritu de Profecía vamos a poder gozar de salud y vitalidad para enfrentar los desafíos que tenemos en este mundo. Pero sigamos leyendo en Josué 14, el versículo 12 en adelante: 12 Dame, pues, ahora este monte, del cual habló Jehová aquel día; porque tú oíste en aquel día que los anaceos están allí, y que hay ciudades grandes y fortificadas. Quizá Jehová estará conmigo, y los echaré, como Jehová ha dicho. 13 Josué entonces le bendijo, y dio a Caleb hijo de Jefone a Hebrón por heredad. 14 Por tanto, Hebrón vino a ser heredad de Caleb hijo de Jefone cenezeo, hasta hoy, por cuanto había seguido cumplidamente a Jehová Dios de Israel. 15 Mas el nombre de Hebrón fue antes Quiriat-arba;[a] porque Arba fue un hombre grande entre los anaceos. Y la tierra descansó de la guerra. Así que Caleb le pidió a Josué que le diera la tierra que habían pisado sus pies cuando fue a reconocer la tierra de Canaán. Por consiguiente, comenta EGW, solicitó que se le diera Hebrón como posesión.

3 Allí habían residido muchos años Abraham, Isaac y Jacob; allí en la cueva de Macpela, habían sido sepultados. Hebrón era la capital de los temibles Anaceos, cuyo aspecto formidable tanto había amendrentado a los espías y, por su medio, anonadado el valor de todo Israel. Este sitio, sobre todos los demás, era el que Caleb, confiado en el poder de Dios, elegió por heredad (PP, pag 488). Lo que pidió Caleb inmediatamente le fue concedido. A ningún otro podría confiarse, sigue EGW, con más seguridad la conquista de esa fortaleza de gigantes. Josué entonces le bendijo, y dio a Caleb hijo de Jefone a Hebrón por heredad.14 Por tanto, Hebrón vino a ser heredad de Caleb hijo de Jefone cenezeo, hasta hoy, por cuanto había seguido cumplidamente a Jehová Dios de Israel. Continúa EGW: La fe de Caleb era en esa época la misma que tenía cuando su testimonio contradijo el informe desfavorable de los espías. El había creido en la promesa de Dios, de que pondría a su pueblo en posesión de la tierra de Canaán, y en esto había seguido fielmente al Señor. Había sobrellevado con su pueblo la larga peregrinación por el desierto, y compartido las desilusiones y las cargas de los culpables; no obstante, no se quejo de esto, sino que ensalzó la misericordia de Dios que le había guardado en el desierto cuando sus hermanos eran eliminados. En medio de las penurias, los peligros y las plagas de las peregrinaciones en el desierto, durante los años de guerra desde que entraron en Canaán, el Señor le había guardado, y ahora que tenía más de ochenta años su vigor no había disminuido. No pidió una tierra ya conquistada, sino el sitio que por sobre todos los demás los espías habían considerado imposible de subyugar. Con la ayuda de Dios quería arrebatar aquella fortaleza de manos de los mismos gigantes cuyo poder había hecho tambalear la fe de Israel.

III – UNA FE RECOMPENSADA Por eso en la lectura bíblica de Hebreos 11: 33 leimos: 33 que por fe conquistaron reinos, hicieron justicia, alcanzaron promesas, taparon bocas de leones, 34 apagaron fuegos impetuosos, evitaron filo de espada, sacaron fuerzas de debilidad, se hicieron fuertes en batallas, pusieron en fuga ejércitos extranjeros. Y si vamos a 1 Juan 5: 4: “Porque todo lo que es nacido de Dios vence al mundo; y esta es la victoria que ha vencido al mundo, nuestra fe. L a victoria es la recompensa de la fe. De seguir cumplidamente a Jehová. De hacer totalmente su voluntad. ¿Hay algún terreno en tu vida que necesita ser conquistado al enemigo? ¿Hay algún vicio, algún pecado acariciado, que nos has podido vencer? Sea la envidia, el orgullo, la codicia, la pornografía, la fornicación, el adulterio, cualquier fortaleza del enemigo, puede ser derrotada por la fe en las promesas de Dios. Leamos en Judas 24: “Y aquel que es poderoso para guardaros sin caída, y presentaros sin mancha delante de su gloria con gran alegría, al único sabio Dios, nuestro Salvador, sea gloria y majestad, imperio y potencia, ahora y por todos los siglos. Amén”. El ejemplo de fe de Caleb nos debe animar a salir a derrotar esos vicios y cadenas que nos tienen atrapados y nos neutralizan para ser usados por Dios. Hay que luchar sostenidos por la fe. Hay que vencer por medio de la fe. Es un imperativo. Después de hablar de la fe todo el capítulo 11 de Hebreos, Pablo comienza el Capítulo 12: Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante,

4 2

puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios. 3 Considerad a aquel que sufrió tal contradicción de pecadores contra sí mismo, para que vuestro ánimo no se canse hasta desmayar. 4 Porque aún no habéis resistido hasta la sangre, combatiendo contra el pecado; POR TANTO, dice Pablo, por esa fe, es que podemos seguir adelante, conquistando el terreno del enemigo, las fortalezas que Satanás tiene en nuestra vida. Podemos conquistar y vencer el pecado. IV – CONCLUSION : LA FE NUESTRO MAS GRANDE TESORO Así que a la pregunta inicial: ¿Qué es lo que Cristo quiere que compremos de él, para que seamos verdaderamente ricos? La respuesta es la FE que obra por el amor. La fe que es probada en fuego. La fe activa. La fe que camina a vencer. La fe que no se rinde. La fe que lo intenta de nuevo cuando se cae. La fe de Jesús. La fe que viene de Jesús, el Autor y Consumador de nuestra fe. La fe que nos sostendrá al final de esta jornada en este mundo. La fe que tuvo Caleb, y que tuvo Abraham, y Moisés. La fe es nuestro mayor tesoro. Si no tenemos fe, pidámosla al Señor Jesucristo. Miremos su fe. Aprendamos de El. Contemplémosle en la cruz. El no se rindió. El vino y triunfó. Su poder y fortaleza está a nuestro alcance por medio de la fe. Puestos los ojos en El triunfaremos. Amén. V – LLAMADO: ¿Quiénes quieren decirle al Señor Jesús: Señor Jesús fortalece mi fé, dame esa fe de Caleb, dame tu fe, dame la victoria sobre mis pecados por medio de la fe? Que así sea. Amén.