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BOSQUEJO DE SERMÓN Titulo: “Haz resplandecer tu rostro, y seremos salvos” Texto Bíblico: Salmo 80 Auditorio: Iglesia (Culto medio día) Propósito: Pastoral Tema: La restauración de la Iglesia. Proposición: (Poder/deber/valor) Toda renovación surge de un tiempo de reflexión profundo (acción necesaria para lograrla) y una conversión (arrepentimiento); como creyentes necesitamos hoy más que nunca despertar de nuestro letargo y sentir la necesidad de restauración, pasando primero por el arrepentimiento anticipado por una profunda reflexión.

Introducción: En un venerado santuario japonés se conservaba un arpa mágica, de la que, según antiguos oráculos, podría brotar una melodía maravillosa el día que la pulsara un artista capaz de tocarla debidamente. Atraídos por el oráculo, y con la esperanza de hacerse así famosos, eran muchos los que acudían al santuario, aseguraban que eran grandes arpistas y pedían que les dejaran tratar de tocar el arpa mágica. Pero todos fracasaban: del arpa sólo salían ruidos desagradables. Los bonzos custodios del santuario y todo el pueblo ya casi habían perdido la esperanza de que pudiera aparecer alguien capaz de tocar aquel instrumento misterioso, cuando un día se presentó un hombre, llamado Pei-Woh, que solicitó que le dejaran tocar el arpa. Era un desconocido, y nadie se imaginaba que llegara a lograr aquello en que tantos músicos célebres habían fracasado. Pero al advertir el gesto humilde y respetuoso con que PeiWoh tendía los brazos para recibir el instrumento, empezaron a sospechar que podía producirse la maravilla tan deseada. En efecto. Empezó a pulsar el arpa con suma delicadeza, como si solo acariciara las cuerdas con sus dedos. Daba la sensación de que el arpa y el arpista se fundieran en un solo ser, y como si fueran las cuerdas del arpa las que movieran los dedos de Pei-Woh en sus agilísimos movimientos. Durante un largo rato, que les pareció un instante, los bonzos del santuario y los fieles que tuvieron la suerte de encontrarse allí aquel día se extasiaron escuchando la más hermosa melodía que jamás hubieran podido soñar. Cuando por fin acabó Pei-Woh de tocar y devolvió con gran reverencia el arpa a los custodios del santuario, éstos, maravillados, le preguntaron cómo había podido tocar aquella música con un instrumento del que los más famosos tañedores no habían sido capaces de sacar ni una nota afinada. Entonces Pei-Woh les respondió, con gran simplicidad: «Todos los que me han precedido en el intento llegaron con el propósito de utilizar el arpa mágica para cantarse a sí mismos. Yo, en cambio, me he sometido enteramente a ella y le he prestado mis dedos para que no fuera yo quien le impusiera mi música, sino que ella pudiera cantar todo lo que lleva dentro de sí. Entonces, la madera del arpa, que había sido árbol centenario en un bosque, ha vibrado para cantar el ritmo del sol y de la noche,

los resplandores de la aurora y del ocaso, la fuerza del viento, el rumor de la lluvia, el silencio de las nevadas, el calor de los veranos y el frío de los inviernos, la ilusión de tantas primaveras y la tristeza otoñal; en una palabra: su historia de árbol. Es un instrumento maravilloso, que no pueden tañer los que están demasiado llenos de sí mismos. Hay que vaciarse ante el arpa para dejar que sea ella la que cante». Ésta historia y su mensaje bien podría aplicar en un ejercicio de símil: del arpa con el libro de los Salmos (salterio) al igual que el arpa mágica lograr hacer teñir el salterio (salmos) para que nos pueda revelar su música (mensaje) más profunda y especial que tiene para nosotros no es una tarea fácil, el libro en sus plurívocos salmos encontramos diversos temas de la vida cultica pero también de la vida cotidiana en su relación con Dios, nada es más importante y nada demanda la atención de la vida que “la relación con Dios”, así se entiende el culto, el universo, las relaciones, la enfermedad, en general, la vida misma; la cual se define a partir de éste principio “mi relación con Dios”, es por ello que el salmista puede expresar con sinceridad que 1 día en perfecta armonía con Dios, es mejor que una eternidad sin Dios; que teniendo una relación tan estrecha y dependiente como la que tiene un pastor con sus ovejas es suficiente para vivir plenamente la vida, en éste sentido se entiende la frase: “nada me falta” (no en un sentido caprichoso y acumulativo como solemos entenderlo) pues su presencia llena y determina todo cuanto existe en él (salmista).

Desarrollo: Con esto en mente podemos entender de mejor manera el salmo que nos ocupa el día de hoy, podemos sentir en las palabras del salmista un profundo dolor por la relación perdida con Dios, habla en nombre de su pueblo, pero también como individuo hombre que ha perdido su relación con Dios, y que al reflexionar sobre su condición del pueblo, ve el arrepentimiento como el único camino y la conversión como la única acción para que puedan experimentar la salvación de la realidad en que viven. El salmista apela a 3 cosas muy importantes: a la situación de necesidad, al poder, y a la experiencia, para hacer persuadir a sus oyentes y a Dios para restablecer esa relación, que sea perdido. Apela primero a la profunda necesidad al ver en Dios un pastor evocando en su mente la tradición del salmo 23; se siente como un rebaño que esta descarriado y que necesita la dirección y firmeza del pastor para hacer volver a éste pueblo de su extravió; apela también a su poderío (Dios de los ejércitos), pero no como un acto de poder destructivo, sino como un acto de redención para el pueblo, esto es que en la condición en la que se encuentran, es solo el poder de Dios la única posibilidad que hay para cambiar un corazón tan duro como el del hombre (pueblo) cuando obstinadamente sea extraviado, por ultimo apela a los vivencias (maravillas) que Él (Dios) ha obrado a favor de todos ellos y que ha permitido que existan como pueblo y que interpreta que el mal momento que están viviendo se debe a su desobediencia y falta de preocupación por vivir en comunión con Él. Otro elemento digno de rescatar del salmo, es la actitud del salmista: es un hombre conmovido hasta las entrañas por la situación, le duele fuertemente lo que está

pasando con su pueblo; es un hombre fiel que decide asumir su culpa y reconocer que han sido ellos y no Dios los que han fallado; pero también, convencido y esperanzado que todas las cosas pueden cambiar si con actitud adecuada espera en el poder de Dios, espera para volver a ser testigo de la manifestación de Dios en su vida, en frases como: “ven y sálvanos”; “Haz resplandecer tu rostro y seremos salvos” “restáuranos”… Hay un corazón que palpita doloroso por sentir la lejanía de Dios, lejanía que ellos mismos provocaron, pero convencido que solo basta con que Dios vuelva a mirar a su pueblo para que toda esa desdicha y pena desaparezca y se vuelva en alegría y celebración. Creo que hoy necesitamos más creyentes como el salmista, personas que les duela la situación que estamos viviendo como iglesia y que ésa condición nos mueva a acciones concretas, que lo que más nos preocupe sea nuestra relación con Dios y sobre todo personas que entiendan su vida en función de ésta relación de manera directa: a mayor y mejor relación con Dios mayor plenitud de vida; y a la inversa. Uno de los mayores males en que los cristianos hemos caído es en un estado de pasividad en la fe (shock), y nos está costando mucho reaccionar, probablemente porque la realidad que vivimos nos ha superado en mucho, quizá porque nuestra fe no es lo suficientemente fuerte para luchar, o quizá porque no sintamos necesidad para despertar de éste letargo espiritual. Sin embargo y pese a que vivimos ésa realidad, hoy somos invitados a experimentar el mismo fervor del salmista por restablecer su relación vital de fe con Dios, para que sea un propósito primordial en éste año, y de ésta manera experimentar la salvación de Dios para su iglesia en éste tiempo. Lo primero que necesitamos es desear (dolernos) un cambio, no amoldarnos a ésta realidad (como el salmista) sentir en carne propia y como una necesidad vital que las cosas cambien referente a nuestra relación con Dios. ¿Hace cuanto no siente la necesidad de Dios? Como el salmista. Es un aferrarse cual naufrago a un pedazo de madera que es su última esperanza de vida, es soltar todo para asirse de lo único valioso y verdadero porque de ello depende la existencia misma, es relativizar todo y preponderar mi relación con Dios como lo más importante, es aferrarse a la bendición como Jacob se aferro al ángel del Señor y lucho toda la noche porque le diera su bendición, es buscar quedarse con Dios y estar dispuesto a perder todo, es que vuelva a arder nuestro corazón con Dios como en el caso de los discípulos de Emaus. No se trata entonces solo de desear superficialmente o de lamentarse, es de tomar acciones concretas para despertar en nosotros el anhelo y la necesidad de Dios. Lo anterior viene de una honesta y profunda reflexión nuestra relación con Dios y de un análisis serio sobre la importancia que le estamos dando. Esto nos lleva a un arrepentimiento. Debemos entender que el arrepentimiento no solo es por las cosas malas que hacemos que ha sido la idea más difundida entre la tradición cristiana, reducir a éste aspecto solamente el arrepentimiento a generado entre otras muchas cosas un sentimiento de soberbia espiritual, y de jerarquización de pecados ya que muchos cristianos nos ocupamos más en no hacer determinados pecados que creemos que son más malos que otros y de ésta manera nos sentimos más dignos y justos delante de los hombres y del mismo Dios al grado que sentimos estar en condición de juzgar a otros que según nuestra apreciación son más malos que nosotros, y lógicamente sentimos estar en una condición mejor y de mayor santidad que los demás (generando categorías como: los perdidos, los malos, los del mundo, etc.), entender así el

arrepentimiento como ya dije es solo ver 1 cara de la moneda, el arrepentimiento es todo lo anterior, pero además y sobre todo por las buenas cosas que no hacemos, Jesús dijo: el pecado está en aquel que sabe hacer lo bueno y no lo hace. Y en ese sentido hemos dejado mucho de hacer y por lo tanto tenemos mucho de que arrepentirnos delante de Dios. Así mismo entendemos lo que Jesús pretende al invierte la regla de oro “has a otros lo que quieras que ellos hagan contigo” que es el sentido inverso de la idea tradicional de: “no hagas a otros lo que no quieres que hagan contigo”. No seremos juzgados solo por lo que HICIMOS, sino y sobre todo por lo que NO HICIMOS. Por último a una conversión. La idea de conversión como regularmente sea entendido es el cambio de una condición a otra nueva condición, lo hemos relacionado mucho en éste sentido con el momento en que aceptamos el evangelio (ya que hemos interpretado el hecho: como un cambio de vida, de una realidad de pecado y a una nueva vida en Cristo, tomando las palabras del apóstol Pablo e interpretándolas así) sin embargo la idea de conversión en un sentido más original no es un pasar de un estado a otro total y plenamente diferente, el termino tiene un sentido de regresar, de volver a un estado original, idóneo. Un ejemplo muy claro es el caso del mismo apóstol Pablo, tradicionalmente se ha dicho que se convirtió al cristianismo cuando de camino a Damasco se encontró con el Señor, muchas veces pensamos que Pablo se hizo cristiano, sin embargo esto es un anacronismo, pues Él jamás pensó que había pasado de la religión judía (su religión) a una nueva (la cristiana), ya que la razón precisamente de perseguir a los primeros “cristianos” (que en ese tiempo se llamaban la “secta de los del camino”, como dice precisamente el cap.9 de Hechos, que cuenta su “conversión“) era que estaban interpretando equivocadamente las enseñanzas judías y que estaban declarando Mesías a Jesús que había sido muerto, y que hasta predicaban que había resucitado; pervirtiendo así la doctrina del Mesías propia hasta ese momento de la religión Judía y de la cual Pablo quería limpiar de esos tergiversadores de la fe. Pablo no asume que sea convertido al cristianamos, más bien que ha entendido el sentido original de la fe en Dios y que éste grupo “los del camino” habían comprendido y regresado a ésa idea original de salvación de Dios para la humanidad y no solo al judío, por eso es inverosímil que Pablo se haya convertido en el sentido que nosotros hoy entendemos el termino, Pablo al escuchar la voz del Señor reconoce y entiende que hay un plan original trazado por Dios para redimir a la humanidad y que él será un instrumento clave para anunciarlo, en otras palabras Pablo entiende que solo hay una conversión la que el ser humano tuvo en un principio la vocación de ser hijo de Dios, para la cual Dios lo creo. En éste sentido podemos decir que la conversión es más bien un llamado a la vocación, que es el llamado que Dios ha hacho a todos y todas para vivir en comunión con él, para vivir plenamente nuestra relación con nuestro creador, para ser plenamente hijos de Dios.

Aplicación. Hoy quiero concluir con una oración amados hermanos: para que Dios despierte en su pueblo, su iglesia, nosotros hoy la necesidad, el hambre, la pasión y el deseo de volver a ésa vocación para la cual Dios nos creo: que en profunda honestidad y compunción reverente experimentemos el sentir del salmista; pero sobre todo, que Dios pueda mover nuestras manos, nuestros pies, y nuestro corazón para que en éste año, nuestra prioridad sea ser sus hijos, y nos de la dicha de experimentar éste año una renovación espiritual.

Conclusión: (Oración).