Seis Sombreros Para Pensar

MTRA. PALOMA OCOTOXTLE ROJAS PRESENTA: CORREO ELECTRÓNICO: [email protected] UNIVERSIDAD DE LOS ÁNGELES DOCTORADO

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MTRA. PALOMA OCOTOXTLE ROJAS PRESENTA:

CORREO ELECTRÓNICO: [email protected]

UNIVERSIDAD DE LOS ÁNGELES DOCTORADO EN EXCELENCIA DOCENTE

“RESEÑA SEIS SOMBREROS PARA PENSAR DE EDWARD DE BONO”

MTRO. RICARDO VELASCO PRECIADO ASESOR:

JULIO 2011.

Seis

Sombreros

para

Pensar

de

Edward De Bono (2009). Argentina: Paidos.

Edward De Bono (Malta, 19 de mayo de 1933) es un prolífico escritor, psicólogo

por

la

Universidad

de

Oxford, entrenador e instructor en el tema del pensamiento. Es tal vez más famoso por haber acuñado el término "pensamiento lateral". De Bono ha creado

varias

herramientas

para

mejorar las habilidades y actitudes de exploración,

como

son

el

P.N.I

(Positivo, Negativo, Interesante), CTF (Considerar todos los Factores) y CyS (Consecuencias y Secuelas). Muchas de ellas se basan en la premisa de que

debe

enseñarse

a

pensar

explícita e intencionalmente, tal y como defiende al separar las posibles formas de pensar por colores y concretarlas en distintos sombreros que nos ofrecen la oportunidad de usarlos cuando queramos para poder actuar según el objetivo de cada uno de ellos.

INTRODUCCIÓN El método de los seis sombreros resulta conveniente para cualquier grupo porque permite al cerebro maximizar su sensibilización en distintas direcciones y en diferentes momentos al momento de asumir y tomar decisiones. El valor del sombrero funciona como un símbolo que indica un papel, un rol. Se dice que cada persona lleva un determinado sombrero el cual se puede poner y quitar con facilidad, es tanto como jugar con distintas personalidades, lo cual resulta muy similar a nuestra vida cotidiana ya que todo individuo asume un determinado rol de acuerdo al contexto en el que se encuentre. Se debe tomar en cuenta que los sombreros son direcciones, no descripciones de lo ocurrido y se trata de ponerse en esa dirección de pensamiento. Toda persona debe ser capaz de mirar en todas las direcciones en busca del objetivo común.. Cada uno de los seis sombreros para pensar tiene un color: blanco, rojo, negro, amarillo, verde y azul. El color da nombre al sombrero y facilita la tarea; el color se relaciona con su función. Sombrero blanco. El blanco es neutro y objetivo, se relaciona con hechos objetivos y cifras. Sombrero rojo. El rojo sugiere ira y emociones, aporta el punto de vista emocional. Sombrero negro. El negro es sombrío y serio, este sombrero es precavido y cuidadoso Señala los puntos débiles de las ideas. Sombrero amarillo. El amarillo es alegre y positivo, es optimista e incluye la esperanza y el pensamiento positivo. Sombrero verde. El verde es la hierba, la vegetación, el crecimiento abundante y fértil, indica creatividad y nuevas ideas. Sombrero azul. El azul es fresco, es el color del cielo (que está por encima de todo). Tiene que ver con el control, la organización del proceso de pensamiento y el uso de los otros sombreros. La neutralidad de los colores permite utilizar los sombreros sin ningún problema. Pensar se convierte en un juego con normas definidas, y no en un intercambio de exhortaciones y condenas.

Existen dos modos básicos de uso de los sombreros: Individual, para pedir un tipo de pensamiento, o bien en una secuencia, para analizar un tema o solucionar un problema. Los sombreros también se deben utilizar uno detrás de otro formando una secuencia, todos se pueden utilizar con la frecuencia que se desee aunque no hay necesidad de utilizar todos los sombreros. No existe una única secuencia correcta ya que se puede aplicar cualquiera que resulte adecuada para el grupo. Los beneficios más espectaculares del método de los seis sombreros se observan en las discusiones o conversaciones en grupo, al proporcionar un marco más eficaz que el enfrentamiento. Incluso cuando el método se aplica en reuniones de grupo el portavoz o el facilitador puede pedir a los participantes que planteen pensamientos individuales. Así se logran más ideas. En una discusión de grupo nos encontramos tan ocupados escuchando a los demás que apenas queda tiempo de pensar. Cuando se introduce un sombrero también es posible preguntar a cada participante qué piensa.

 Idea principal: El método de “los seis sombreros para pensar” permite el pensamiento constructivo.  Ideas Secundarias: Está diseñado para sacar al pensamiento del estilo argumentativo habitual y llevarlo a un estilo cartográfico. Esto hace del pensamiento un proceso de dos etapas. La primera es elaborar el mapa. La segunda es elegir la ruta, en el mapa. Si el mapa es suficientemente bueno, la, ruta mejor suele ser obvia. Cada uno de los seis sombreros pone un tipo de pensamiento en el mapa.

EL SOMRERO BLANCO El sombrero blanco trata sobre información. Cuando se utiliza el sombrero blanco, todos se concentran de forma directa y exclusiva en la información. La

información puede abarcar desde los hechos y las cifras objetivas y comprobables hasta los datos subjetivos como las opiniones y sentimientos. El sombrero blanco es neutro. Informa sobre el mundo. No sirve para generar ideas, aunque es aceptable para informar sobre ideas que se están utilizando o que se han sugerido; define la información que falta y se necesita, define las personas que hay que formular y dispone de los medios para obtener la información necesaria. En la confección del tipo de pensamiento que define el autor se tiene que trazar primero el mapa y después elegir la ruta lo que significa que se necesitan los hechos y las cifras en primer lugar, sólo los hechos sin el argumento de forma neutra y objetiva. La formulación de preguntas adecuadas que delimitan el terreno forma parte del proceso normal de pedir información. Gran parte de lo que se consideran hechos no son más que comentarios realizados con buena fe ó creencias personales manifestadas en ese momento. Así en la práctica se deben establecer un sistema de dos niveles hechos creídos y hechos comprobados. El punto importante es el uso que se le va a dar a los hechos. Antes de proceder sobre un hecho o convertirlo en la base de una decisión, necesitamos comprobarlo. La norma clave del pensamiento del sombrero blanco es que nada debe plantearse a un nivel más alto del que en realidad ocupa. La verdad y los hechos no guardan una relación tan estrecha. La verdad tiene que ver con un sistema de juegos de palabras conocido como filosofía. Los hechos se relacionan con la experiencia comprobable. Por tanto debe quedar claro que el pensamiento del sombrero blanco excluye elementos tan valiosos como los presentimientos la intuición los juicios basados en la experiencia, los sentimientos, las impresiones y las opiniones. Por su puesto ese es el propósito de llevar el sombrero blanco: tener un modo de pedir información y sólo información.

EL SOMBRERO ROJO Utilizar el sombrero rojo te brinda la oportunidad de expresar sentimientos emociones e intuiciones sin necesidad de explicarlos o justificarlos. Este sombrero ofrece la posibilidad de plantear sentimientos, emociones e intuiciones como lo que son. No hay necesidad de explicar o justificar los sentimientos.

El sombrero rojo siempre se aplica a una idea o situación específica; también puede abarcar sentimientos intelectuales, se aplica de manera individual. El objetivo del sombrero rojo es expresar sentimientos tal como surge, no forzar un juicio. Trata de emociones y sentimientos, y de los aspectos no racionales del pensamiento. Si las emociones y los sentimientos no se permiten en el proceso de pensamiento, permanecerán latentes e influirán en ese proceso de un modo oculto. Las emociones, los sentimientos, las corazonadas y las intuiciones son intensas y reales y el sombrero rojo reconoce ese hecho. Se puede aseverar que el sombrero rojo es casi opuesto del blanco, que es neutro, objetivo y sin implicaciones emocionales. Las emociones dan relevancia a nuestro pensamiento y lo adaptan a nuestras necesidades y al contexto. Forman una parte necesaria del funcionamiento del cerebro. Existen tres puntos en los que las emociones pueden influir en el pensamiento. Puede existir una emoción intensa de fondo como temor ira, odio, sospecha, celos o amor. Ese fondo limita y empaña toda percepción. En el segundo caso, la emoción se desencadena a partir de la percepción inicial. El pensamiento del sombrero rojo nos brinda la oportunidad de sacar esos sentimientos directamente a la superficie en cuanto aparecen. En el tercer punto una vez completado el mapa de la situación este debe incluir las emociones que hayan surgido para elegir la ruta. La palabra intuición se utiliza con dos sentidos el término se puede utilizar en el sentido de una visión repentina, lo que significa que algo que se percibe de un modo, de repente se percibe de otro. El otro uso de la palabra es la comprensión inmediata es el resultado de un juicio complejo basado en la experiencia que probablemente no se pueda detallar o quizá ni siquiera expresar con palabras. Una corazonada es una hipótesis basada en la intuición La sensación puede abarcar desde una de tipo estético (una cuestión de gusto) a un juicio definido. La intuición no es infalible, puede llevar a muchos errores. De lo anterior podemos reafirmar que los sentimientos de sombrero rojo se pueden mostrar en cualquier momento duran te una reunión, una discusión o una conversación. En general, las emociones tardan un tiempo en brotar y todavía más en desaparecer Hay resentimientos y enfado Se ofende y se es ofendido. En cierto sentido el sombrero rojo permite entrar y salir del modo de emoción en cuestión de segundos. Y dado que esté sombrero proporciona una canal definido para los sentimientos y las

emociones, desaparece la necesidad de inmiscuirse a cada momento Todo el que sienta la necesidad de ser emocional dispone de un modo claro de hacerlo. Ya no es necesario intentar adivinar los sentimientos de los demás. Disponemos de un medio para preguntar directamente por ello. Una vez que las emociones se destapan por medio del sombrero rojo, se puede realizar el intento de explorarlas o incluso cambiarlas. El pensamiento puede cambiar las emociones No es la parte lógica del pensamiento la que cambia las emociones, sino la perceptual. Si vemos algo de manera distinta, nuestras emociones pueden modificarse con esa percepción alterada. Lo más difícil de llevar el sombrero de pensar rojo es resistirse a la tentación de justificar una emoción expresada ya que resulta innecesario. Este pensamiento nos ibera de dicha obligación. Puede haber más peligro en los prejuicios aparentemente fundados en la lógica que en aquellos que se reconocen como emociones, estas últimas son inconstantes y a menudo contradictorias. El sombrero rojo nos permite ser audaces y abiertos con nuestros sentimientos, podemos intentar ajustar esos sentimientos a la situación. Sin el sombrero rojo tendemos a limitarnos a las palabras más contundentes reforzadas con el tono y la expresión del rostro.

EL SOMBRERO NEGRO Este sombrero es el más utilizado de todos, y tal vez el más importante. El sombrero negro es para ser cuidadoso y precavido. Nos impide hacer cosas ilegales, peligrosas, inútiles, contaminantes, etc. Es el sombrero de la supervivencia, tenemos que saber qué debemos evitar, qué es lo que no va a funcionar. Un simple error puede quitarnos de en medio por muy creativos que seamos. El sombrero negro constituye la base de la civilización occidental, porque es la base del pensamiento crítico, indica si algo no encaja en nuestros recursos, política, estrategia, ética, valores, etc. Este sombrero se basa en un mecanismo natural de la mente: el de la inadecuación. El cerebro forma modelos de expectativas, el mundo es así. Si tropezamos con algo que no encaja con esos modelos existentes, nos sentimos muy incómodos. Del mismo modo hay personas que abusan del sombrero negro e invierten todo su tiempo en buscar errores. El error no está en el sombrero negro sino en el abuso o el mal uso del mismo.

El pensamiento del sombrero negro siempre es lógico. Las razones del sombrero negro tienen que ser capaces de sostenerse por sí solas. Tienen que tener sentido y ser razonables en frío. Con el sombrero negro el cerebro se sensibiliza para buscar posibles peligros, problemas y obstáculos. Se concentra en por qué algo no puede funcionar ó no ser lo que conviene ser; los comentarios con el sombrero negro siempre dependen de un contexto determinado. En su papel de valoración el sombrero negro ayuda a decidir si seguir adelante con una idea o abandonarla. En su papel de planificación, el sombrero negro señala los puntos débiles de una idea para poder solucionarlos. El pensador debe observar y acumular los principales puntos criticables y plantearlos solo

cuando se utilice el

sombrero negro. Dado que el método de los seis sombreros es muy distinto a la discusión, no se aplican las normas que rigen los enfrentamientos. Ya no es cuestión de discutir todos los puntos, sino de llenar el terreno de posibilidades. Estas posibilidades se plantean una junto a la otra, como el pensamiento paralelo, que organiza los puntos de vista distintos. Una función muy importante del sombrero negro es la valoración de los riesgos. Todas las acciones propuestas se van a llevar a cabo en el futuro. Al mirar hacia el futuro y utilizar las lecciones del pasado, la cuestión es siempre si la lección elegida es relevante. Resulta mucho más sencillo ser crítico que constructivo y esto ocurre al caer en el abuso del sombrero negro. Todo es criticable si se tiene tendencia a ello. Existen personas que basan su autosuficiencia y su autoimagen en su disposición a criticar. Por tanto el abuso de dicho sombrero no es útil, en ocasiones lo provoca el ego. Así el pensamiento del sombrero negro puede señalar errores de procedimiento en el propio pensamiento. Sin embargo, no es una discusión y no debe permitirse que degenere en una. El propósito de este pensamiento consiste en situar en el mapa los puntos de cautela.

EL SOMBRERO AMARILLO Con el sombrero amarillo el pensador se dispone a buscar los posibles beneficios de una sugerencia. Intenta ver cómo sería posible poner la idea en práctica. Se necesita desarrollar la sensibilidad hacia el valor. Se trata de un hábito que hay que

aprender, debido a que es una pérdida de tiempo disponerse a ser creativo sino se va a poder identificar una buena idea. Incluso en las ideas menos atractivas se puede descubrir algún valor. Solo hay que buscar con mucha atención. El sombrero amarillo debe tener una base lógica, es un sombrero de juicio y no se basa en la fantasía. Ser positivo es una elección. Podemos decidir ver las cosas de manera positiva al centrarnos en los aspectos positivos de una situación y buscar los beneficios. El pensamiento positivo tiene que estar compuesto por una mezcla de curiosidad, placer, avaricia y deseo de hacer que las cosas ocurran. Cuando decidimos hacer algo, es porque merece la pena. Nuestra apreciación de ese valor es la que aporta el aspecto positivo. El interés personal constituye una poderosa base del pensamiento positivo. El sombrero amarillo no tiene que esperar esas motivaciones, es una herramienta que el pensador decide utilizar. Este pensamiento de igual manera requiere disciplina, no se trata únicamente de plantear una valoración positiva. En ocasiones esa búsqueda es inútil. El pensamiento del sombrero amarillo abarca el juicio positivo, se debe hacer todo lo posible por encontrar el mayor apoyo para el optimismo planteado. El aspecto constructivo y generativo recae en este sombrero. Del pensamiento del sombrero amarillo tienen que salir las ideas, las sugerencias y las propuestas, dichas propuestas se plantean para mejorar algo y provocar un cambio positivo. Tiene que ver con la creación de propuestas y valoración positiva de las mismas. El elemento especulativo del sombrero amarillo es puro pensamiento de oportunidades, es decir va más allá de la resolución de problemas y de las mejoras. El pensamiento especulativo siempre debe empezar con el mejor escenario posible así se puede valorar el máximo beneficio de la idea. Si los beneficios no son interesantes con el mejor escenario posible, la idea no merece la pena. El aspecto especulativo también guarda relación con la visión. La visión puede establecer un objetivo, después siguen la forma y el detalle. La visión incluye los beneficios y la viabilidad. La emoción y el estímulo de una visión establecen una dirección para el pensamiento y la acción. El pensamiento del sombrero amarillo no se relaciona directamente con la creatividad. El aspecto creativo del pensamiento es específico del sombrero verde.

El pensamiento del sombrero amarillo tiene que ver con la actitud positiva de hacer bien el trabajo. De eficacia más que de novedad. Ese tipo de pensamiento guarda una estrecha relación con la creación, con tomar una idea que ya se utiliza en otro ámbito y hacer que funcione con generar enfoques alternativos para un problema e incluso puede definir oportunidades.

EL SOMBRERO VERDE Con el sombrero planteamos nuevas ideas, opciones y alternativas que incluyen las más obvias y las novedosas; intentamos modificar y mejorar las ideas sugeridas. El valor del sombrero verde radica en que se destina un tiempo específico para que todos realicen un esfuerzo creativo. La creatividad deja de ser cosa de la persona de las ideas; todos los participantes en la reunión tienen que exponer una idea y se reconoce que la creatividad es un ingrediente básico del pensamiento. Con el sombrero verde se pueden plantear posibilidades, sin ellas no se puede progresar. El sombrero verde puede sugerir modificaciones de una idea para evitar las dificultades, o también la necesidad de una idea adicional, incluye la creatividad más estudiada y deliberada. El sombrero para pensar verde tiene que ver con nuevas ideas y modos de ver las cosas guarda con relación con huir de las viejas ideas para encontrar otras mejor es con los cambios. En el ejercicio del pensamiento creativo podría ser necesario plantear ideas deliberadamente ilógicas a modo de estímulo; convierte el pensamiento creativo en una parte formal del proceso de pensamiento, no en un lujo. A la mayoría de los pensadores les gusta estar seguro y tener razón. La creatividad implica provocación, exploración, riesgo y experimentos del pensamiento. No puedes predecir cómo va a salir el experimento, pero quieres tener la posibilidad de llevarlo a cabo. El sombrero verde por sí solo no puede hacer que la gente sea más creativa. Sin embargo, si puede dar a los pensadores el tiempo y la concentración necesarios para ser más creativos. Si se invierte más tiempo en buscar alternativas, habrá más probabilidades de encontrar más. La expresión pensamiento lateral es el significado de la palabra creativa; tiene que ver de manera muy precisa con conceptos y percepciones cambiantes,

organizaciones de la experiencia determinadas históricamente. El pensamiento lateral es un cambio de modelo en un sistema asimétrico. Las técnicas deliberadas del pensamiento lateral están diseñadas para ayudar al pensador a tomar un atajo a través de los modelos en lugar de limitarse a seguirlos, alterando los modelos establecidos. Cuando comprobamos que los atajos dan buenos resultados, experimentamos el efecto Eureka. El movimiento es otro elemento clave del pensamiento lateral, es un lenguaje activo. Utilizamos las ideas por su valor de movimiento, por su efecto de avance para ver a donde nos va a llevar. Empleamos una idea para comprobar a donde nos conduce. En ocasiones tomamos una idea, la utilizamos como pasadera y acabamos con otra idea totalmente distinta la cual aplicamos. En otros momentos nos quedamos con una idea plántula y la alimentamos hasta que crece y se convierte en una planta resistente. O puede que sea cuestión de tomar una idea vaga y darle forma hasta transformarla en una concreta y práctica. La lógica de la provocación surge directamente de la lógica de los sistemas de modelos asimétricos. La capacidad de utilizar provocaciones constituye una parte esencial del pensamiento lateral. La palabra operación provocativa puede considerarse procedente de palabras como hipótesis, suposiciones, posible incluso poesía; una provocación nos obliga a salir de los modelos habituales de percepción. Cuando nos alejamos de la provocación, pueden suceder tres cosas: que seamos capaces de ejecutar movimiento alguno, que volvamos a los movimientos habituales o que cambiemos a un nuevo modelo. Si alguien te comunica una idea que no te gusta y que puedes rechazar al instante con el pensamiento del sombrero negro, puedes ponerte el sombrero y decidir tratar esa idea como una provocación. La provocación produce un efecto, y es el valor de este efecto el que justifica la provocación. Cuando tengamos varias alternativas de solución, podremos elegir la que mejor se adapte a nuestras necesidades y nuestros recursos. La noción de alternativas sugiere que, en general, existe más de un modo de hacer las cosas, más de una manera de ver las cosas. Sin embargo, la calidad de toda decisión depende en gran parte de las alternativas de que dispone el que tiene que decidir. La creatividad adquiere muy mala fama cuando la gente creativa siempre se encarga de solucionar un problema distinto al que se le ha asignado.

No es posible cambiar la personalidad de un individuo pero si a una persona se le muestra la lógica de la creatividad puede producirse un efecto permanente en la actitud de esa persona hacia la creatividad. Uno de los aspectos más débiles de la creatividad es la recolección de ideas. Tenemos tendencia a buscar únicamente la solución inteligente final. Dar forma y adaptar las ideas para que se aproximen más a satisfacer dos grupos de necesidades son dos acciones que deberían formar parte del proceso creativo. La primera necesidad es la de la situación, tomando en cuenta que las limitaciones se plantean como modeladoras, no como una pantalla de rechazo. El segundo conjunto de necesidades son las de las personas que van a tener que llevar a cabo la idea. Sería fantástico que todos pudiénse ver en una idea el brillo y el potencial que resultan obvios para su creador. Al final, si una idea no despierta entusiasmo, es poco probable que tenga éxito.

EL SOMBRERO AZUL El sombrero azul corresponde a pensar sobre el pensamiento, es como un director de orquesta. Éste logra sacar lo mejor de los intérpretes supervisando que se haga lo que hay que hacer en el momento adecuado. Se utiliza para dirigir el pensamiento, para organizarlo, para controlar el proceso. El uso del sombrero azul al principio de una sesión de pensamiento define la situación, se organiza la secuencia de uso de los demás sombreros y establece la estrategia de pensamiento. Durante la sesión el sombrero azul mantiene la disciplina y garantiza que los participantes se atengan al sombrero que se esté utilizando. Además, anuncia los cambios de sombrero. Lo más habitual es que dicho sombrero lo lleve el facilitador, el coordinador o el líder de la sesión. Es un papel permanente. Al final de una sesión, el sombrero azul pide los resultados, que pueden adoptar la forma de un resumen, una conclusión, una decisión, una solución etcétera. Cuando llevamos el sombrero azul ya no pensamos en el tema, sino en lo que hay que pensar para explorar ese tema. El color azul simboliza el control de la visión general. También sugiere distancia, calma y control.

Con el sombrero azul podemos trazar un plan para pensar en detalle en lo que debe ocurrir en una secuencia concreta. También podemos utilizarlo para dar instrucciones inmediatas. También se supone que el pensamiento se moldeará mediante las experiencias pasadas y las limitaciones presentes, de manera que el resultado evoluciona y se purifica a través de las críticas. Este libro habla del tipo de pensamiento que elabora mapas; primero se explora y se observa el terreno. A continuación, se estudian las posibles rutas y por último se elige una de ellas. Conviene señalar que el pensamiento del sombrero azul no se limita a organizar el uso de los otros sombreros. También se puede emplear para organizar otros aspectos del pensamiento, como la valoración de prioridades o la enumeración de limitaciones. La diferencia entre un buen pensador y un pensador mediocre radica casi siempre en la capacidad de enfocar. El foco puede ser amplio o muy delimitado, pueden existir varios focos muy concretos. Lo importante de los focos es que se expresen con firmeza. El pensador de sombrero azul se enfrenta al objetivo y dice: es esto. Dispara en esa dirección. Una de las funciones del pensamiento del sombrero azul consiste en diseñar un software para pensar sobre un tema determinado, diseñado para cada situación concreta. Una fase del sombrero azul es organizar las propuestas disponibles en una lista formal. Las propuestas se podrían dividir en categorías: las que requieren de una valoración individual, las que necesitan ser ampliadas y las que simplemente hay que tener en cuenta. El pensador de sombrero azul observa el pensamiento que tiene lugar. Es el coreógrafo que diseña los pasos, pero también el crítico que presta atención a lo que ocurre. Y también tiene en cuenta la ruta que se ha tomado. De vez en cuando el pensador de sombrero azul ofrece una visión general de lo que ha ocurrió y se ha logrado así como de reunir las conclusiones finales, al final de la reunión. En general, el coordinador de cualquier reunión tiene una función del sombrero azul automática. Mantiene el orden y se asegura que se respete el programa.

Lo anterior dejando en claro que cualquier participante en la reunión, puede ejercer una función de sombrero azul. El pensamiento de sombrero azul garantiza el cumplimiento de las reglas del juego. Lo importante es la disciplina de intentar seguir un modo de pensamiento. De lo contrario, volveremos al modo de discusión.

COMENTARIO CRÍTICO Los seis

sombreros para pensar son herramientas de visualización que se

pueden emplear para identificar cada una de las funciones del cerebro. Los individuos empleamos varios momentos de la vida para ordenar nuestras ideas y pensamientos, y en muchas ocasiones sin lograrlo, debido a la carencia de un método conveniente para tomar decisiones. Esa es la oportunidad q brinda De Bono con su método, el permitir e inducir a cualquier ente a explorar nuevas ideas, que le ayudará a pensar mejor. Toda organización requiere de la suma de esfuerzos y conciencias para desarrollar de forma colaborativa la tarea planteada como objetivo, el problema recae cuando no logramos sintonizarnos en el mismo canal de pensamiento. Esta es una dolencia diagnosticada en todo tipo de organizaciones llámese del sector público o privado; Y el gremio magisterial no podía caer en la excepción, desde los altos mandos, los mandos medios y las células del organismo, que son los centros de trabajo. Edward de Bono pone sobre la mesa una propuesta organizacional que bien podríamos aplicar en las escuelas, ya que nos da pauta a pensar y dirigir la atención en la resolución de conflictos y toma de sesiones, pero desde una perspectiva: crítica, madura, propositiva, con dominio de emociones, madurez profesional, neutra ante diferentes posturas, manejo de datos fundamentados, objetivos claros, estudio de adversidades, propuestas creativas, etc. Se plantea como un juego, y a quién no le gusta recrearse. Genera en el grupo una forma amena de laborar y a la vez de trabajar en un foco común. Se plantea la situación, se organiza, se dibuja el mapa a seguir contemplando distintas rutas (ventajas y desventajas), se analiza, se aporta y se toman decisiones en conjunto. Los miembros se comprometen, al sentirse parte y contemplados en la toma de decisiones y no se percatan de estrés laboral que implica la resolución de conflictos. Lo relevante es saber cómo vendérselo a los compañeros. Es común que los individuos entren en un momento de pánico cuando se les dice que tendrán que

pensar, proponer, participar, colaborar o integrarse activamente en la reunión, a pesar de que ellos fungen como directores de orquesta en sus aulas día a día. El secreto, considero, es darles a conocer el método de los seis sombreros como una dinámica integral, echarla andar; al experimentarla los compañeros se darán cuenta que les resulta más fácil o incluso cómodo participar en las reuniones que limitarse a ser meros espectadores. Las reglas son claras y es sólo cuestión de seguirlas. Es un juego de pensamiento, en el que todos deben de llevar su cerebro como único requisito, que lo demás se va desarrollando en el transcurso del método.

CONCLUSIÓN El permitir que otros piensen y decidan por uno mismo para algunas personas resulta menos tedioso, sólo se limitan a ejecutar los q otros han deliberado. Pero el agotamiento que requiere el

pensar se ve gratificado, al observar que tus

pensamientos y propuestas son tomadas en cuenta, nadie acierta en todo, es un proceso que se va puliendo a través del ejercicio del mismo. El simplificar el pensamiento de un grupo, deriva en suma de esfuerzos y disminución de puntos de vista encontrados. El concepto de los seis sombreros para pensar tiene dos propósitos básicos el primero consiste en simplificar el pensamiento porque permite tratar los puntos de uno en uno. En lugar de tener que prestar atención a las emociones, la lógica la información, la esperanza y la creatividad a la vez, el pensador puede hacerlo por separado. El segundo propósito principal del concepto de los seis sombreros para pensar radica en permitir un cambio en el pensamiento. Los seis sombreros proporcionar un lenguaje definido pero nunca ofensivo. Lo más importante es que ese lenguaje no amenaza el ego o la personalidad de nadie. Al convertirse en una especie de juego, el concepto de los sombreros permite requerir determinados tipo de pensamiento. Es obvio que el marco resultará más útil si todos los participantes conocen las reglas del juego. El concepto funciona mejor cuando sea convertido en una especie de lenguaje común. A todos nos gusta jugar y más si se desarrolla la parte cognitiva, y tú ¿te crees capaz de seguir las reglas de los seis sombreros?, ¿podrás ser parte de este juego?....