Resumen Totem y Tabu Freud

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Resumen Totem y Tabu Psicopatología II (Universidad Argentina John F. Kennedy)

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TOTEM Y TABU. ALGUNAS CONCORDANCIAS EN LA VIDA ANIMICA DE LOS SALVAJES Y DE LOS NEUROTICOS- (1913 [1912-13] Totem und Tabu. Einige Übereinstimmungen im Seelenleben der Wilden und der Neurotiher El tabú y la ambivalencia de las mociones de sentimiento Tabú: se refiere  Por una parte a lo sagrado, santificado.  Por otra parte a lo ominoso, peligroso, prohibido, impuro. Las prohibiciones del tabú son diferentes a las prohibiciones religiosas o morales. Ellas, prohíben desde ellas mismas, y carecen de fundamentación. Son de origen desconocido, incomprensible y parecen natural a todos aquellos que están bajo su dominio. Clases de tabú: 1. Natural o directo: es el resultado de una fuerza misteriosa inherente a una persona o cosa. 2. Comunicado o indirecto: puede ser  Adquirido  Impuesto por un sacerdote 3. Tabú situado entre los otros 2: cuando entran en cuenta ambos factores, como por ejemplo en la apropiación de una mujer por un hombre. Clases de tabú según afecten: 1. Animales: consiste esencialmente en la prohibición de matarlos y comerlos y constituye el núcleo del totemismo. 2. Seres humanos: está restringido a unas condiciones que para la persona tabú crean una insólita situación vital. Así los adolescentes son tabú durante ceremonias de iniciación, las mujeres durante la menstruación y un lapso tras el parto, etc. 3. Cosas: vestimenta, instrumentos, armas, plantas, casas, lugares. Tabúes permanentes y transitorios 1. Permanentes: sacerdotes, jefes, los muertos 2. Transitorios: se da en ciertos estados, como la menstruación y puerperio. También en la condición del guerrero antes y después de su expedición. En las actividades de la caza y la pesca. Metas del tabú: 1. Proteger de posibles daños a personas importantes (jefes, sacerdotes, reyes) 2. Poner a salvo a los débiles (mujeres, niños, hombres comunes) de la fuerza mágica de los sacerdotes o jefes. 3. Proteger de peligros derivados del contacto con cadáveres, el consumo de ciertos alimentos, etc. 4. Prevenir perturbaciones a los actos vitales como el nacimiento, iniciación, menstruación, etc. 5. Proteger a los seres humanos frente al poder o cólera de los dioses o demonios. Lo contrario de tabú se llama “noa” que significa “lo acostumbrado o lo común”. Queda sujeto a un tabú lo que por cualquier causa excita horror o es ominoso. Originariamente, el castigo por la violación de un tabú se dejaba librado a un dispositivo interno, de efecto automático. El tabú violado se vengaba a sí mismo. Así, el inocente infractor, que por ejemplo comió de un animal prohibido, era presa de una depresión profunda y esperaba su muerte. En otros casos, la sociedad misma se encargaba del castigo del ofensor cuyo proceder había puesto en peligro a sus compañeros. Quien ha violado un tabú, por ese mismo hecho se vuelve tabú, porque posee la peligrosa aptitud de tentar a otros para que sigan su ejemplo. Despierta envidia. Es realmente contagioso en la medida en que todo ejemplo contagia su imitación. Por esa razón es preciso evitarlo.

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Wundt llama tabú al código legal no escrito, más antiguo de la humanidad. Universalmente se supone que el tabú es más antiguo que los dioses y se remonta a las épocas anteriores a cualquier religión. Él lo considera como toda prohibición cristalizada en los usos y costumbres o en leyes formuladas de manera expresa, de tocar un objeto, usufructuarlo o emplear ciertas palabras prohibidas. Así no existiría ningún pueblo, ni ningún estadio cultural que no estuviera afligido por el tabú. El mandamiento tácito que hay tras las prohibiciones tabú, las cuales varían en el tiempo y lugar, es originariamente uno sólo: “Guardarse de la cólera de los demonios” Freud está en desacuerdo con Wundt. Para Freud, Wundt no desciende hasta las fuentes de las representaciones del tabú ni muestra sus raíces últimas. Ni la angustia ni los demonios pueden considerarse en la Psicología como los elementos últimos que desafiarían toda reconducción posterior. Distinto sería si los demonios existieran realmente, pero ellos, como los dioses, son creaciones de las fuerzas anímicas del hombre. Relación entre la neurosis obsesiva y el tabú La neurosis obsesiva es conocida como “la enfermedad de los tabúes”. La concordancia entre las prohibiciones de la neurosis obsesiva y las prohibiciones tabú consiste en que:  Ambas son injustificadas y de origen enigmático.  Surgieron alguna vez y provocan una angustia irresistible.  No hay necesidad de amenaza externa de castigo porque existe una conciencia moral interna.  La violación conllevaría una desgracia insoportable.  En ambas, la prohibición rectora y nuclear es el contacto, de allí la designación “angustia de contacto”, no sólo por un contacto directo sino también por el pensamiento. En la neurosis se trata por lo general de la prohibición del contacto sexual. En los primitivos es evidente que no es sólo el contacto sexual sino, más bien, el significado general de agarrar, apoderarse. El predominio de los componentes sexuales por sobre los sociales es el factor característico de las neurosis.  El carácter principal es la conducta ambivalente del individuo hacia un objeto Es característica de las neurosis obsesivas una gran desplazabilidad de los objetos tabú, que se propaga de un objeto a otro. Al igual que las prohibiciones tabú, las prohibiciones obsesivas sufren una gran renuncia y unas limitaciones para la vida, pero una parte puede ser cancelada mediante la ejecución de ciertas acciones. Éstas tienen carácter compulsivo y son ceremoniales 1 y/o rituales de naturaleza de penitencias, reparaciones, medidas defensivas, etc. La acción obsesiva es la repetición de lo prohibido. La conducta ambivalente hace que el individuo quiera realizar una y otra vez la acción (el contacto) ya que ve en ella el máximo goce, pero no lo tiene permitido, pero al mismo tiempo aborrece de la acción. La prohibición es expresa y consciente, en cambio el placer de contacto es inconsciente. Esta prohibición debe su intensidad al nexo con su contraparte inconsciente, el placer, que persiste inmutable. El placer pulsional se desplaza e intenta ganar reemplazos para lo prohibido (objetos y acciones sustitutivas) Por eso se desplaza y se extiende a las nuevas metas de la moción desterrada. Es una ley de la contracción de neurosis que esas acciones obsesivas entren cada vez más al servicio de la pulsión y se aproximen a la acción originariamente prohibida. El tabú no es una neurosis, sino una formación social.

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Los rituales son sustitutivos de prácticas masturbatorias infantiles (satisf. autoerótica que retorna en prácticas o acciones obsesivas) La tarea ppal del obsesivo será la defensa a las tentaciones onanistas que intentan imponerse. Según Freud, luchan permanentemente con la sexualidad en nombre de la Etica. A mayor sofocación de la sexualidad, más severo se conforma el Superyo.

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De la violación del tabú, los primitivos temen al castigo, mientras que en la neurosis obsesiva, si el enfermo ejecuta lo prohibido, tiene miedo al castigo que sufrirá otra persona, uno de los seres más allegados a él. El neurótico se comporta en este punto como un dadivoso, y el primitivo como un egoísta. a) El trato dispensado a los enemigos → Los salvajes realizaban prácticas de apaciguamiento frente al enemigo asesinado. Cuando una expedición guerrera regresaba triunfante con la cabeza de los enemigos abatidos, se ofrecían sacrificios para apaciguar el alma de ellos. Se ejecutaba una danza en la que se lamentaba al enemigo caído y se le rogaba perdón. Otros pueblos hallaron recursos para convertir en amigos, guardianes y protectores a los enemigos que habían matado. Nada tiene que ver esto con la ambivalencia, sino que estas prácticas se refieren al miedo supersticioso de los espíritus de los abatidos. En la conducta hacia los enemigos se expresan otras mociones además de las hostiles, como el arrepentimiento, la estima, la mala conciencia. Otra práctica era la restricción para el matador. Al jefe de la expedición le construían una choza especial donde pasaba unos meses obedeciendo a diversos preceptos purificadores. Durante ese tiempo no estaba autorizado a ver a su mujer, ni podía alimentarse por sí mismo, porque todo quien haya dado muerte en combate a un enemigo se volvía impuro. b) El tabú de los gobernantes → A los jefes, reyes, sacerdotes, debían cuidarlos y debían cuidarse de ellos. Estos eran portadores de aquella fuerza mágica y peligrosa, por lo tanto se evitaba el contacto mediato o inmediato. Los gobernantes tenían el derecho de hacer o usufructuar aquello de que los hombres comunes debían abstenerse en virtud del tabú. Pero en oposición a esa libertad, los restringen otros tabúes que no oprimen a los individuos comunes. Estos pueblos también consideraban necesario vigilar a sus reyes para que empleasen sus virtudes en el sentido correcto. Aquí se pueden observar sentimientos ambivalentes hacia los gobernantes. Además de la ternura dominante, existe, como sucede en la neurosis, una corriente contraria pero inconsciente, de hostilidad. Y esa hostilidad se denuncia por un aumento hipertrófico de la ternura, que se exterioriza como un estado de angustia y se vuelve compulsiva porque de otro modo no podría cumplir su tarea de mantener en la represión a la corriente contraria inconsciente. La desconfianza, sería la exteriorización de la hostilidad inconsciente. Otro fragmento de la conducta de los primitivos hacia sus gobernantes que concuerda con la neurosis, se manifiesta con claridad en el llamado “delirio de persecución”. Aquí es exaltada la significación de una persona determinada y ello con el objeto de imputarle la responsabilidad de toda contrariedad sufra el enfermo. En verdad, los salvajes no proceden de otro modo con sus reyes cuando les atribuyen el poder de la lluvia, el viento, etc. y luego los degradan o matan si la naturaleza los defrauda. El arquetipo que el paranoico recrea en el delirio de persecución, se sitúa en el vínculo del niño con su padre. En la representación del hijo, por regla general se atribuye al padre una plenitud de poder como la indicada, y puede demostrarse que la desconfianza hacia el padre se enlaza de una manera íntima con su alta estimación. Cuando el paranoico señala a una persona de su círculo como el perseguidor, con ello la eleva hasta la serie paterna, la pone en las condiciones que le permiten hacerla responsable de su desdicha. c) El tabú de los muertos → Entre los primitivos, una de las más extrañas, pero también más ilustrativa práctica del tabú en el duelo es la prohibición de pronunciar el nombre del difunto. El nombre del muerto, para los salvajes, era una parte de su persona y se convertía en objeto de tabú. También al dejar de mencionar el nombre del muerto se deja de tener contacto con él. Los primitivos tenían miedo a la presencia y al retorno del espíritu del fallecido y practicaban muchas ceremonias para mantenerlo alejado Respecto del nombre, y como cabía esperar, los neuróticos obsesivos se comportan de un modo semejante al de los salvajes. Muestran evitaciones para pronunciar y escuchar determinadas palabras y nombres, y del trato que privilegian a su propio nombre derivan un

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buen número de inhibiciones a menudo graves. Una de las enfermas de tabú que conoció Freud, había establecido la evitación de escribir su nombre, por angustia de que cayera en manos de alguien que así se posesionaría de una parte de su personalidad. Cuando una mujer pierde a su marido o a un familiar querido, no es raro que el doliente se vea aquejado por unas penosas consideraciones, que se llaman “reproches obsesivos”. Dudan sobre si ellos mismos no son culpables por descuido o negligencia. Esos reproches están de alguna manera justificados y sólo por eso son irreductibles a cualquier objeción. No es que el doliente fuera de hecho culpable, pero dentro de él está presente un deseo inconsciente al que no le descontenta la muerte. Ahora bien, tras consumada la muerte, el reproche reacciona contra ese deseo inconsciente, y esa hostilidad inconsciente escondida tras un tierno amor existe en casi todos los casos de intenso enlace. El ejemplo clásico es el de la ambivalencia de las mociones de sentimientos de los seres humanos. Se llama “proyección” a este mecanismo de defensa donde el doliente desconoce que haya tenido alguna vez mociones hostiles hacia el muerto amado. La hostilidad de la que uno nada sabe ni quiere saber, es arrojada desde la percepción interna hacia el mundo exterior. Así se la desprende de la persona propia y se la coloca en la otra persona. Este proceso de proyección hace de los difuntos unos enemigos malignos. El tabú de los muertos proviene de la oposición entre el dolor consciente y la satisfacción inconsciente por el lamentable suceso. Ahora bien, la proyección no ha sido creada para la defensa; sobreviene también donde no hay conflicto alguno. La proyección de percepciones internas hacia fuera es un mecanismo primitivo al que están sometidas asimismo, por ejemplo nuestras percepciones sensoriales, y por lo tanto normalmente ha desempeñado el papel principal en la configuración de nuestro mundo exterior. Y así, percepciones internas, pensamientos y sentimientos son proyectados hacia fuera como percepciones sensoriales. El duelo tiene una tarea psíquica bien precisa que cumplir. Es el difícil proceso que realiza el yo para elaborar la pérdida de un objeto real o fantaseado. Está destinado a desprender los recuerdos del muerto y las expectativas del doliente. Consumado ese trabajo, el dolor cede y con él el arrepentimiento y los reproches, y por lo tanto también la angustia por los demonios. Las personas neuróticas que padecen de angustia ante los espectros o que la padecieron en la niñez, suelan relacionarse con el miedo a sus padres. Naturaleza y génesis de la conciencia moral 1. Conciencia moral del tabú: es la forma más antigua. Es la percepción interior de que desestimamos determinadas mociones de deseo existentes en nosotros. Es posible que la conciencia moral nazca sobre la base de una ambivalencia de sentimientos proveniente de las relaciones humanas y que nazca bajo condiciones que se hacen valer en el caso del tabú y de la neurosis obsesiva (lucha de fuerzas contrarias) 2. Conciencia de culpa del tabú: es la percepción del juicio adverso interior sobre aquellos actos mediante los cuales hemos consumado determinadas mociones de deseo. Se manifiesta en forma de autorreproches, de ideas obsesivas contra las que el sujeto lucha porque parecen censurables, y por último en forma de vergüenza provocada por las mismas medidas de protección El tabú es un mandamiento de la conciencia moral, y su violación origina un horrorizado sentimiento de culpa. En el carácter del neurótico obsesivo se destacan rasgos de conciencia moral como un síntoma reactivo frente a la tentación sujetada en lo inconsciente, que al agudizarse la condición patológica se desarrollan a partir de los escrúpulos, la conciencia de culpa. La conciencia de culpa tiene naturaleza de angustia de la conciencia moral. La angustia apunta a fuentes inconscientes y la psicología de las neurosis nos enseña que si unas mociones de deseo caen bajo la represión, su libido es mudada en angustia. También en la conciencia de culpa hay algo desconocido e inconsciente, que es la motivación de la

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desestimación. A eso desconocido corresponde el carácter angustioso de la conciencia de culpa. Freud hace del sentimiento inconsciente de culpa el principal obstáculo en el camino de la cura psicoanalítica. Esta necesidad de castigo es algo subyacente a toda neurosis. Es el residuo, lo no resuelto del conflicto edípico, la persistencia de la relación incestuosa con los primeros objetos generador del malestar en tanto se trata de un vínculo ambivalente. Este sentimiento de culpabilidad o necesidad de castigo, es una consecuencia del pasaje del animal humano desde un supuesto estado natural al estado de la cultura. Este tránsito implica la pérdida de felicidad y un aumento de dicho sentimiento. La culpa es lo que aparece en el lugar de un goce perdido. Como todo displacer neurótico, la culpa mórbida es un placer que no puede ser sentido como tal. Existe una concordancia entre las neurosis y las producciones sociales como el arte, la religión y la filosofía, y por otra parte aparecen como unas deformaciones de ellas. La histeria es una caricatura de una creación artística; la neurosis obsesiva de la religión y el delirio paranoico de un sistema filosófico. Concepción de Robinson Smith El clan en ocasiones solemnes, mata cruelmente y devora crudo a su animal totémico, su sangre, su carne y sus huesos. Los miembros del linaje se disfrazan asemejándose a su tótem, imitan sus gritos y movimientos como si quisieran destacar la identidad entre él y ellos. Ninguno tiene permitido excluirse de la matanza y del banquete. Consumada la muerte, el animal es llorado y lamentado, arrancado por el miedo a una amenaza de represalia, como para sacarse la responsabilidad por la muerte. Esto demuestra la esencia de la fiesta. Una fiesta es un exceso permitido; es la violación solemne de una prohibición, donde se levantan las restricciones de obediencia y convierte en obligatorio renovar el crimen del parricidio en el sacrificio del animal totémico. El exceso mismo está en la esencia de la fiesta. Los miembros del clan se santifican mediante la comida del tótem, se refuerza en su identificación con él y entre ellos. Concepción psicoanalítica El animal totémico en realidad es el sustituto del padre. La actitud ambivalente de sentimientos que caracteriza todavía hoy al complejo paterno en los niños y prosigue a menudo en la vida de los adultos, se extendería también al animal totémico, sustituto del padre. La horda primitiva darwiniana no deja espacio para los comienzos del totemismo. Hay ahí un padre violento, celoso, que se reserva todas las hembras para sí y expulsa a los hijos varones cuando crecen. Lo que hallamos como la organización más primitiva son las ligas de varones compuestas por miembros de iguales derechos y sometidos a las restricciones del sistema totemista, que heredan por línea materna. Un día los hermanos mancomunados por sentimientos hostiles, mataron y devoraron al padre y así pusieron fin a la horda paterna. Que devoraran al padre muerto era cosa natural para unos salvajes caníbales. El violento padre primordial era por cierto el arquetipo envidiado y temido de cada uno de los miembros de hermanos. En el acto de la devoración, consumaban la identificación con él. El banquete totémico, tomada como la primera fiesta de la humanidad, sería la repetición y celebración recordatoria de aquella hazaña memorable y criminal con la cual tuvieron comienzo tantas cosas, como las organizaciones sociales, las limitaciones éticas y la religión. Complejo paterno Tótem y Tabú establece que en el Complejo de Edipo se encuentran las raíces de la moral, la religión y los sentimientos sociales.

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Los primitivos odiaban a ese padre que tan gran obstáculo significaba para su necesidad de poder y sus exigencias sexuales, pero también lo amaban y admiraban. Tras eliminarlo, tras satisfacer su odio e imponer su deseo de identificarse con él, forzosamente se abrieron paso las mociones tiernas dominadas. Esta nueva actitud de sentimientos se vio favorecida por el hecho de que la hazaña no pudiera satisfacer plenamente a ninguno de quienes la perpetraron. En cierto sentido había ocurrido en vano. En efecto, ninguno de los hijos varones pudo abrirse paso en su deseo originario, de ocupar el lugar del padre. Ahora bien, como sabemos, el fracaso es mucho más favorable que la satisfacción para la reacción moral. A partir del arrepentimiento aparece la conciencia de culpa. El muerto se volvió aún más fuerte de lo que fuera en vida. Lo que antes él había impedido con su existencia, ellos mismos se lo prohibieron ahora en la situación psíquica de “obediencia de efecto retardado”. Reformaron su hazaña declarando no permitida la muerte del sustituto paterno, el tótem, y renunciaron a sus frutos denegándose las mujeres liberadas. Desde la conciencia de culpa del hijo varón, ellos crearon los 2 tabúes fundamentales del totemismo que coinciden con los 2 deseos reprimidos del complejo de Edipo. Estos 2 tabúes no son psicológicamente del mismo valor:  La prohibición del incesto tenía también un poderoso fundamento práctico. La necesidad sexual no une a los varones, sino que provoca desavenencias entre ellos. Si eran rivales entre sí respecto de todas las mujeres, cada uno habría querido tenerlas todas para sí, como el padre, y en la lucha de todos contra todos se habría ido a pique la nueva organización. A los hermanos no les quedó otra opción que instituir la prohibición del incesto, con la cual todos al mismo tiempo renunciaban a las mujeres por ellos anheladas. Sólo uno, el respeto por el animal totémico, descansa por entero en motivos de sentimientos.  El respeto por el animal totémico descansa por entero en motivos de sentimientos. A este tabú se vinculan los títulos del totemismo para ser apreciado como un primer ensayo de religión. La religión totemista había surgido de la conciencia de culpa de los hijos varones. Todas las religiones posteriores demuestran ser unos ensayos de solucionar el mismo problema.

Conclusiones El mito del Urvater, el padre de la horda primitiva, intenta dar cuenta de los orígenes de la ley y la cultura. Este protopadre no es representante de la ley, sino que ofrece una representación mítica de un supuesto estado precultural del hombre. Su figura encarna la idea de una satisfacción absoluta. Si bien impide a los hijos el acceso a las mujeres, esto no implica “prohibición “ sino tan sólo el ejercicio de su voluntad omnipotente. La ley y la cultura nacen precisamente después de la muerte del padre mítico. Los hermanos se hacen iguales entre sí porque han renunciado a ocupar el lugar del protopadre. Todos se encuentran marcados por una ley universal que impone la renuncia a ese goce absoluto que sólo el padre primordial poseía. Que el Urvater esté muerto significa que está perdido y con él se pierde el goce que él encarnaba. La instauración de la cultura implica una separación violenta con este estado ancestral, en el que los deseos no conocían las restricciones de la ley. La situación edípica se ubica en un plano ontogenético. En contra de la actividad masturbatoria se funda una amenaza de castración proveniente del mundo exterior, de la realidad. Esta realidad es una realidad psíquica sustentada en la figura del padre, que impone la necesaria renuncia a esa tendencia. El Yo deberá debatirse entre el Ello y la Realidad.

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En la medida en que prevalezca la Realidad, el niño renunciará al objeto incestuoso y se identificará con el padre en tanto representante de la realidad. Ésta es una identificación secundaria, posterior a la elección de objeto. Así se internaliza la instancia prohibitiva la cual funcionará como un muelle contra el incesto y como representante de la realidad que lo prohíbe. En este sentido, los términos ley y realidad son homólogos. He aquí porque Freud dice que el Superyó es un representante ante el Yo, del mundo exterior y de los intereses de la cultura, los cuales imponen la renuncia al incesto por vía de la amenaza de castración y autoridad paterna. Sin embargo, esta instancia paterna prohíbe el incesto con la madre y/o hermana pero también posibilita el acceso a las otras mujeres. No se agota en la pura prohibición sino que constituye el Ideal del Yo. Por eso vemos ciertas diferencias entre el padre edípico y el padre de la horda: EL PADRE DE LA HORDA 1. Pertenece al plano filogenético vinculado a lo reprimido primordial y al Ello 2. Encarna el goce absoluto (Ello)

EL PADRE EDIPICO 1. Pertenece al plano ontogenético y los conflictos vinculados a su figura podrán se objeto de represión secundaria 2. Prohíbe el goce absoluto (realidadcastración)

Cap. II (El Tabú y la ambivalencia de las mociones de sentimientos) Punto 2. El mito sería como un relato o construcción de aquello que sucedió en un pasado remoto impreciso, que podría haber ocurrido, que ocurre y que es válido para todos los tiempos. Este mito nos sirve para dar cuenta del origen de la Sociedad, los irrespondibles o lagunas sobre la organización del hombre. En este punto, hace una exposición sobre el tabú en relación análoga con las prohibiciones obsesivas. [prohibiciones tabú = salvaje/ prohibición obsesiva = neurótico] Define al tabú como algo del orden de lo sagrado que se eleva sobre lo habitual y al mismo tiempo participa de lo impuro, ominoso y peligroso. Desde el psicoanálisis cómo la parte icc de la vida anímica individual. Para quienes conocen las personalidades obsesivas, no es novedad que estar personas individualmente se han creado esas prohibiciones-tabú y las obedecen con rigor. Freud ofrece una advertencia, en este sentido y aclara que la semejanza del tabú con la enfermedad obsesiva, puede ser meramente externa, valer sólo para la forma de manifestación de ambos, y no extenderse a su esencia. Los puntos en que se muestran con mayor concordancia los usos del tabú con los síntomas o prohibiciones obsesivas (en los neuróticos) son:  Los mandamientos son igualmente inmotivados y de enigmático origen.  Han surgido alguna vez y ahora es preciso observarlas a consecuencia de una angustia irrefrenable (constreñimiento/necesidad interno)  No hay lugar para las amenazas externas de castigo porque existe un reaseguro interno (ccia. moral)  La violación conllevaría a una descarga insoportable.  Tanto en el tabú como en la neurosis, la prohibición rectora y nuclear es la del contacto. La prohibición no se extiende sólo al contacto corporal directo, sino que incluye al giro “entrar en contacto”, todo lo que conduzca al pensamiento hacia lo prohibido (reprimido) está tan prohibido como esto mismo.  Tanto en el uso de las prohibiciones como en el del tabú, se discierne una diferencia en relación a su propósito. Una parte se comprende mientras que otra, nos parece

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inconcebible y sin sentido, se trata de los mandamientos conocidos como “ceremoniales”.2 Estos actos están en oposición al deseo, en tanto mandamientos que tienen sus origen en prohibiciones. (relacionado con lo reprimido) Tanto las prohibiciones obsesivas como las prohibiciones-tabú comparten la cualidad de una gran desplazabilidad. Tal propagación tiene lugar de un objeto a otro y los obsesivos se comportan como si las personas y cosas se volvieran imposibles por ser portadoras de una capacidad de contagio por vía de contacto. La imposibilidad invade el mundo todo. Al igual que las prohibiciones-tabú, las obsesivas conllevan una gran renuncia y unas restricciones para la vida, pero una parte puede ser cancelada mediante la ejecución de ciertas acciones que poseen carácter compulsivo. Las mismas tienen naturaleza de penitencias, medidas defensivas y purificaciones. La más usual de de estas acciones obsesivas es la compulsión a lavarse con agua, también la violación de las prohibicionestabú pueden ser compensadas por un ceremonial de esa índole, y el recurso predilecto es, de igual modo, la lustración con agua. Habla del mecanismo psíquico de los casos de enfermedad obsesiva, lo describe como arrancando de una situación no tramitada, se crea una fijación psíquica y del continuado conflicto entre prohibición y pulsión deriva todo lo demás. Analiza la constitución psíquica primitiva del niño, (menciona un caso de angustia de contacto) en los primero años de la infancia, el niño exterioriza un intenso placer de contacto –onanista- pero pronto una prohibición contraría desde afuera ese placer. El resultado fue la represión de la pulsión –al placer en el contacto- desterrándola al icc. ¿cómo se produce la fijación psíquica? Porque tanto la prohibición como la pulsión se conservaron. La primera porque sin ella la pulsión se abriría paso hasta la conciencia y se pondría en ejecución y la segunda porque el hecho de estar reprimido no implica que desaparezca. El carácter principal de la constelación psicológica fijada de este modo reside en la conducta ambivalente del individuo hacia un objeto o hacia una acción sobre el objeto. Quiere realizar una y otra vez esa acción, pero al mismo tiempo la aborrece, ve en ella el máximo goce más no tiene permitido realizarla. Aparece así la duda y la lucha permanente entre hacerlo y no hederlo, se angustia si lo hace pero se angustia mucho más si no lo hace. La oposición entre esas dos corrientes no logra ser compensada por vía directa, ya que están localizadas de tal modo en la vida anímica que no pueden encontrarse. La prohibición es expresa y conciente El placer de contacto es icc, la persona no sabe nada de él De no mediar este factor psicológico, la ambivalencia no podría durar tanto tiempo ni producir tales fenómenos consecutivos. Hay un caso en el que estas dos corrientes van en forma paralela porque el yo está escindido  “perversión”. A temprana edad lo que opera es la prohibición mientras que ese papel corresponde a la represión en otro nivel de edad. A consecuencia de la represión sobrevenida, los motivos de la prohibición (devenida conciente) permanecen desconocidos, y es inevitable que fracasen todos los intentos de destruirla intelectualmente, pues no hallarán por donde atacarla. La prohibición debe su intensidad -su carácter obsesivo- justamente al nexo con su contraparte icc, el placer no ahogado que persiste en lo escondido, la debe, pues, a una necesidad objetiva interna al margen de toda intelección conciente. La capacidad de desplazamiento y propagación son reflejos de un proceso que le ocurre al placer icc y se ve facilitado bajo las condiciones psicológicas del icc. Este desplazamiento del placer

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El ceremonial se diferencia del ritual por su extensión. El: el dormir de la jóven paciente de Freud (Ceremonial) y la señora con el llamado a la mucama (ritual)

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pulsional tiene como propósito escapar al bloqueo en que se encuentra y procurar ganar subrogados para lo prohibido. A cada nuevo empuje de la libido reprimida, la prohibición responde, haciéndose más severa. La recíproca inhibición de los poderes en lucha produce una reducción de la tensión dominante, en la que cabe discernir la motivación de las acciones obsesivas. Estas acciones, en la neurosis son acciones de compromiso (2 caras al mismo tiempo): * Una cara: testimonios de arrepentimiento, empeños de expiación * Otra cara y al mismo tiempo acciones sustitutivas que resarcen a la pulsión por lo prohibido. Es una ley de la contracción de neurosis que estas acciones obsesivas entren cada vez más al servicio de la pulsión y se aproximen de continuo a la acción originariamente prohibida. El desplazamiento favorecería al mayor alejamiento cada vez de lo reprimido. La conciencia de culpa en la neurosis obsesiva se basa en realidades psíquicas, no en actos sino en pensamientos. Es el deseo de muerte que subsiste permanentemente. No hay pasaje a la acción, se tramita en el pensamiento, desplaza y desplaza. En el neurótico obsesivo, habría una hipermoralidad, porque las tentaciones permanentes son castigadas con medidas de precaución (exacerbadas se defienden de ideas que desean imponerse, hay mayor restricción y menor satisfacción). A continuación tratará al tabú y la prohibición obsesiva como si fueran de igual naturaleza pero antes de hacer la exposición se ocupa de aclarar que la diferencia que existe entre la situación del salvaje y del neurótico reviste la envergadura suficiente como para excluir una concordancia plena entre ambas. 1) En primer lugar, no tiene sentido alguno inquirir a los salvajes por la motivación real de sus prohibiciones, o sea por la génesis del tabú, serían incapaces de comunicar algo sobre ello pues esa motivación les es icc. Ahora bien, de acuerdo con el modelo de las prohibiciones obsesivas se ha construido la historia del tabú como sigue: serían unas prohibiciones antiquísimas, impuestas en su tiempo desde afuera -una generación anterior se los inculcó con violencia- a los hombres primitivos. Tales prohibiciones recayeron sobre actividades hacia las cuales había una fuerte inclinación 3. En ellas debemos buscar el origen y el sentido del sistema totemista. Luego se conservaron de generación en generación como una tradición sustentada por la autoridad parental y social. El tabú tiene así un origen y se mantiene, de esto último se infiere que el placer originario de hacer aquello prohibido sobrevive en los puebles donde el tabú impera. Así, estos tienen hacia sus prohibiciones-tabú una actitud ambivalente, en lo icc nada les gustaría más que violarlas, pero al mismo tiempo temen hacerlo. Ahora, ese placer es, en cada individuo del pueblo, icc como en el neurótico. Por otro lado, quien tenga noticia de los resultados de la exploración psicoanalítica recordará, a raíz del texto de los dos tabúes fundamentales y de su conjugación lo que los psicoanalistas proclaman como el punto nodal del desear infantil y además, como el núcleo de las neurosis. LLega así a una conclusión: El fundamento del tabú es un obrar prohibido para el que hay intensa inclinación icc 2) Habla de una cualidad "peligrosa" que hace que aquel que viola el tabú se vuelve él mismo tabú, así como ciertas situaciones, algunas personas en ciertos estados, cosas impersonales. Esa cualidad es la aptitud para atizar la ambivalencia del ser humano e instalarle la tentación de violar la prohibición. Por qué es preciso evitar también al hombre que viola el tabú? porque se vuelve contagioso, despierta envidia -por qué debería permitírsele lo que está prohibido a otros? Tienta a otros para que sigan su 3

Las prohibiciones-tabú más antiguas e importantes son las dos leyes fundamentales del totemismo: no matar al animal totémico y evitar el comercio sexual con los miembros del sexo contrario del clan totémico. Vale decir que esas debieron de ser las apetencias más antiguas e intensas de los seres humanos.

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ejemplo. Esta aptitud para inducir a tentación sería un sentido secreto -fuerza contagiosa por contacto- de la prohibición-tabú. 3) Finaliza diciendo que si la violación de un tabú puede ser compensada mediante una penitencia, que por cierto significa una renuncia (a un bien, una libertad cualesquiera) ello nos aporta la prueba de que la obediencia al preceptotabú fue a su vez una renuncia a algo que de buena gana se hubiera deseado hacer. Por lo tanto llega a la conclusión de que la penitencia tiene que ser algo más originario que la purificación. Resumiendo: El tabú es una prohibición antiquísima impuesta desde afuera (por alguna autoridad) y dirigida a las más intensas apetencias de los seres humanos. El placer de violarlo subsiste en lo inconciente de ellos; los hombres que obedecen al tabú tienen una actitud ambivalente hacia aquello sobre lo cual el tabú recae. La fuerza ensalmadora que se le atribuye se reconduce a su capacidad de inducir a tentación a los hombres; ella se comporta como una fuerza de contagio porque el ejemplo es contagioso y porque la apetencia prohibida se desplaza en lo icc a otra cosa. El hecho de que la violación del tabú se compense mediante una renuncia, demuestra que en la base de la obediencia al tabú hay una renunciamiento. Punto 5. En este punto, habla de un nexo íntimo entre los orígenes del totemismo y de la exogamia. Comienza describiendo la escena de banquete totémico, la comida alude a la representación y conmemoración del crimen primordial. Hubo una primera horda que mató al padre y que es el punto de partida de la organización social y de las normas morales. (El clan, en ocasiones solemnes, mata cruelmente y devora crudo a su animal totémico -sustituto del padre- imitan sus gritos y movimientos como si quisieran destacar la identidad entre el tótem y ellos). A ese duelo le sigue el más ruidoso júbilo festivo, la licencia de todas las satisfacciones "la fiesta". Todo lo que está prohibido fuera de ese contexto, en la fiesta está permitido, es la violación solemne de una prohibición. Consumada la muerte, el animal es llorado y lamentado, este lamento totémico es compulsivo y su principal propósito es sacarse de encima la responsabilidad de la muerte. Tras la satisfacción de su odio aparecen mociones tiernas bajo la forma de arrepentimiento. Ahora bien, qué significado tendrá la introducción de ese júbilo festivo? --> los miembros del clan, se santifican mediante la comida del tótem, se refuerzan en su identificación con él y entre ellos. El echo de haber recibido la vida sagrada, podría explicar el talante festivo. Que se matara al animal y no obstante se lo llorara nos conecta con una actitud ambivalente que es justamente la que caracteriza al complejo paterno en nuestros niños. (El crimen de Edipo y los 2 deseos primordiales de hijo, cuya represión insuficiente constituye el núcleo de todas las neurosis). NO MATAR AL TOTEM --> RESPETAR AL PADRE NO LO MATARÁS PROHIBICION DEL INCESTO --> NO TE ACOSTARAS CON TU MADRE Las coincidencias entre el mito y el C. de Edipo podrían resumirse: * plena identificación secundaria * actitud ambivalente * relación de prohibición y normatividad. LA CULPA: es inconciente (en relación al amor a la madre) EL REMORDIMIENTO: es conciente (en relación al padre) Freud plantea que con la muere del animal se establece un lazo entre el individuo y ese objeto de sacrificio y encuentro en la muerte de ese padre, una identificación. Asimismo, el autor conjuga la traducción que el psicoanálisis ha dado sobre el tótem (banquete totémico) con la hipótesis darwiniana sobre el estado primordial de la sociedad humana para lograr un entendimiento más profundo. En la horda primordial hay un padre violento, celoso, que se reserva todas las hembras para sí y expulsa a los hijos varones cuando crecen. Ese estado de organización de la sociedad hoy

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no se ve en ninguna parte, lo que hallamos aún en vigor en ciertas tribus, son las ligas de varones, compuestas por miembros de iguales derechos y sometidos a las restricciones del sistema totemista. Un día los hermanos se aliaron, mataron y devoraron al padre y así pusieron fin a la horda paterna. En el acto de la devoración, consumaban la identificación con él, cada uno se apropiaba de una parte de su fuerza. El banquete totémico sería la repetición y celebración recordatoria de aquella hazaña memorable y criminal con la cual tuvieron comienzo las organizaciones sociales, las limitaciones éticas y la religión. La banda de los hermanos amotinados estaba gobernada, respecto del padre, por los mismos contradictorios sentimientos que podemos pesquisar como contenido de la ambivalencia del complejo paterno en cada uno de nuestros niños y de nuestros neuróticos. Odiaba a ese padre pero también lo amaban y admiraban. Lo que uno podría pensar es que muerto el padre, sobrevendría una liberación pulsional, PERO, aparece por el contrario la obediencia retrospectiva, asi, tras comérselo e identificarse con él, se apropian de los atributos de ese protopadre. No hace falta la presencia de la autoridad, sino que se instaura la prohibición interna (culpa-deuda): la ley del padre se hace más significativa en tanto muerto. Tras eliminarlo y satisfacer su odio e imponer su deseo de identificarse con él, se abrieron paso las mociones tiernas bajo la forma de arrepentimiento, así nace un sentimiento de culpa y así la hazaña no satisface plenamente a ninguno de quienes la perpetraron, de hecho ninguno de los hijos pudo abrirse paso en su deseo originario de ocupar el lugar del padre. (como se sabe, el fracaso es mucho más propicio que la satisfacción para la reacción moral). El muerto se vuelve aún más poderoso de lo que fuera en vida. Lo que antes él había impedido con su existencia, ellos mismos se lo prohíben ahora en la situación psíquica de la "obediencia de efecto retardado. Asimismo, los hijos revocaron su hazaña declarando no permitida la muerte del sustituto paterno, el totem y renunciaron a sus frutos denegándose las mujeres liberadas 4. Así los hijos varones crearon los 2 tabúes fundamentales del totemismo que, por eso mismo necesariamente coincidieron con los 2 deseos reprimidos del Comlejo.de Edipo. Estos dos tabúes del totemismo, con los cuales comenzó la eticidad de los hombres, no son psicológicamente del mismo valor. 1) El que versa respecto del animal totémico: es el único que descansa por entero en motivos de sentimientos, es que el padre había sido eliminado, y en realidad ello no tenía remedio. Es este tabú, el que al vincularse con el totemismo procura embellecer las circunstancias y hacer que se olvidara el suceso al que debía su origen. Con el subrogado del padre (el tótem) se podía: * lograr un sustituto natural y obvio del padre * calmar el sentimiento de culpa a través del trato que le dispensaban y que se les ordenaba compulsivamente. * conseguir una suerte de reconciliación con el padre. * sentir un contrato con el padre, en el cual este último prometía todo cuanto la fantasía infantil tiene derecho a esperar de él: amparo, providencia e indulgencia a cambio del compromiso de honrar su vida y no repetir en él aquella hazaña en virtud de la cual se había al fundamento el padre verdadero. * Advertir un intento de justificación en el totemismo: "si el padre nos hubiera tratado como el tótem, nunca habríamos caído en la tentación de darle muerte. 2) El otro que versa sobre la prohibición del incesto: tiene un poderoso fundamento práctico. La necesidad sexual no une a los varones sino que los divide porque da lugar a la exogamia, tienen que salir del clan para buscar a otras mujeres y como no existía más un hiperpoderoso que pudiera asumir con éxito el rol del padre, la prohibición al incesto vino a poner un punto final a esa lucha de todos contra todos que habría llegado a pique a la nueva organización. 4

Ahora la ley rige desde adentro. Hay una identificación con el superyo del padre. El padre recién rige como padre simbólico cuando se lo mato. El padre simbólico está en lugar de otra cosa=padre terrible en un límite que es la muerte.

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La religión totemista había surgido así de la conciencia de culpa de los hijos varones como un intento de calmar ese sentimiento y apaciguar al padre ultrajado mediante la obediencia de efecto retrospectivo. Todas las religiones posteriores han conservado fielmente al menos dos rasgos que brotaron en aquella época del totemismo: a) son reacciones de igual meta ante el mismo gran episodio con que se nicio la cultura y desde entonces no dio reposo a la humanidad. b) La tensión de ambivalencia adherida al complejo paterno. El autor ubica en la religión y en precepto ético (no muy alejados del sistema totemista) las consecuencias de la corriente tierna hacia el padre (mudada en arrepentimiento, PERO, no por eso podemos pasar por alto el hecho de que EN LO ESENCIAL, han prevalecido las tendencia hostiles que esforzaron al parricidio. Los sentimientos sociales fraternos descansa desde hace ya mucho tiempo el influjo más hondo sobre el desarrollo de la sociedad. A la prohibición, de raigambre religiosa, de matar al tótem se agrega la prohibición, de raigambre social, de matar al hermano. Pasará mucho tiempo hasta que ese mandamiento deje de regir con exclusividad para los miembros del linaje y adopte el sencillo texto: "No matarás". Para empezar, la horda paterna es reemplazada por el clan de hermanos, que se reasegura mediante el lazo de sangre. La sociedad descansa ahora en la culpa compartida por el crimen perpetrado en común; la religión, en la conciencia de culpa y el arrepentimiento consiguiente; la eticidad en parte en las necesidades objetivas de esta sociedad y, en lo restante, en la expiaciones exigidas por la conciencia de culpa. Según estas elucidaciones, el totemismo es tanto un sistema religioso como social. Religioso: da lugar a un vínculo de respeto y protección entre un hombre y un tótem. Social: por las obligaciones de los miembros del clan, unos hacia otros y el respeto de otros linajes. Apuntalándose en las concepciones más antiguas del sistema totemista, el psicoanálisis nos lleva a sostener un nexo íntimo y un origen simultáneo para totemismo y exogamia. (que no es nada más ni nada menos que la posibilidad de desear, la constitución del sujeto en tanto deseante)

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