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RAPPORT Revista del Instituto MILTON H. ERICKSON de Buenos Aires (Argentina) JUNIO 2001 Año X Nº 31 RAPPORT - HIPNOS

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RAPPORT Revista del Instituto MILTON H. ERICKSON de Buenos Aires (Argentina)

JUNIO 2001

Año X Nº 31

RAPPORT - HIPNOSIS de MILTON H. ERICKSON Revista del

Instituto MILTON H. ERICKSON de Buenos Aires (Argentina)

Director Internacional:

ERNEST L. ROSSI, Ph. D., Baywood Park, CA, U.S.A.

Directores:

EDGAR A. ETKIN y SYLVIA ETKIN

Propietario: EDGAR ALEJANDRO ETKIN

Dirigir correspondencia a: Sánchez de Bustamante1945 P.B. ‘‘A’’ (1425) Buenos Aires, Argentina

e-mail: [email protected] Tapa: IMHEBA

RAPPORT HIPNOSIS de MILTON H. ERICKSON Nº 31 - Junio de 2001

RAPPORT HIPNOSIS de MILTON H. ERICKSON Nº 31 - Junio de 2001

Obra Completa del Dr. Erickson en 50 números

© Copyright en español E. A. Etkin y S. Etkin 1993 Buenos Aires, Argentina

Formas de entender inconscientes, que son buenas, a las que se dio lugar a que lleguen a ser conscientes antes de que exista una suficiente preparación consciente para ello resultará en resistencia, rechazo y represión conscientes y, lisa y llanamente, en la pérdida, a través de la represión, de las cosas que se habían ganado de un modo inconsciente. [1948] (En Erickson, 1980, Vol. IV, cap. 4, p. 41)

RAPPORT HIPNOSIS de MILTON H. ERICKSON Nº 31 - Junio de 2001

Indice El proceso de la inducción hipnótica (1964) Video: 2 horas Milton H. Erickson, M.D. ......................................................................... 2481

Técnicas naturalísticas de hipnosis (1958) Milton H. Erickson, M.D. .......................................................................... 2487

Prefacio del Editor (1980) Ernest L. Rossi, Ph, D. ......................................................................... 2497

Experimentos iniciales investigando la naturaleza de la hipnosis (1964) Milton H. Erickson M.D. ......................................................................... 2503

Investigación especial complementaria de la hipnosis. Realidades hipnóticas y no hipnóticas (1967) Milton H. Erickson M.D. ......................................................................... 2523

CUATRO PRINCIPIOS DEL TRABAJO DE ERICKSON 1- No hay necesidad de que el inconsciente sea hecho consciente: los procesos inconscientes pueden ser facilitados de modo tal que puedan funcionar en forma autónoma a fin de resolver en forma individual los problemas de cada paciente. 2- No hay necesidad de que los mecanismos mentales y las características determinadas por la personalidad sean analizados para beneficio del paciente: los mismos pueden ser utilizados como procesos, dinamismos o sendas que faciliten las metas terapéuticas. 3- No hay necesidad de que la sugestión sea directa: Las sugestiones indirectas pueden con frecuencia evitar las limitaciones aprendidas de un paciente y, de este modo, facilitar mejor procesos inconscientes. “Con estas sugestiones indirectas el paciente incorpora la habilidad de pasar a través de esos dificultosos procesos internos de desorganización, reorganización, reasociación y proyección de experiencias internas con el fin de ir al encuentro de los requerimientos de [metas terapéuticas].” 4- La sugestión terapéutica no es un proceso de programar al paciente con el punto de vista del terapeuta: antes bien, las mismas implican hacer “una nueva síntesis interna de la conducta del paciente - sintesis llevada a cabo por el paciente mismo.”

The Collected Papers of Milton H. Erickson on Hypnosis, Vol. IV, Edited by Ernest L. Rossi, Ph. D., Irvington Publishers, 1980. “I. General Introductions to Hypnotherapy”, p. l.

CARACTERISTICAS DE LA HIPNOTERAPIA ERICKSONIANA •

La Hipnoterapia Ericksoniana es un proceso complejo, mediante el cual, psicoterapeutas especializados ayudan a la gente a utilizar sus asociaciones mentales, recuerdos, experiencias, recursos y máximas expresiones de vida y salud para lograr sus propios objetivos terapéuticos.



Las Sugestiones Hipnoticas Indirectas facilitan la utilización de las habilidades que ya existen en una persona pero que no usa, usa incorrectamente o permanecen subdesarrolladas, debido a limitaciones aprendidas, inexperiencia, carencia de oportunidades, comprensión, o modelos exitosos a seguir.



El Hipnoterapeuta Ericksoniano (como interfase) crea las condiciones para que el paciente pueda “despertar” los datos operatorios aprendidos a lo largo de su vida (almacenados en su “disco rígido” biológico) que están disponibles solo inconscientemente, y que lo limitan severamente cuando se enfrenta con situaciones indeseables (el “input” sensorial) que atraviesa en el presente.



La Hipnoterapia Ericksoniana utiliza el estado de trance hipnótico (fases alternas de la conciencia) para lograr en el paciente una compenetración más plena con su dinámica inconsciente y así facilitar y acelerar los cambios que llevaran a la solución de sus problemas. Implica los múltiples niveles mentales y por esta cualidad se constituye en una psicoterapia breve.



El Acceso Indirecto al Inconsciente, (mediante el lenguaje hipnótico, sugestiones indirectas y el acceso metafórico - metonimico) durante el trance hipnótico, evita y reemplaza, para beneficio del paciente, los dilatados y costosos procesos analíticos conscientes, característica de otras psicoterapias.



El Acceso Indirecto al Inconsciente hace posible que el paciente supere padecimientos psicológicos, psicosomáticos, y acelere la recuperación de la salud orgánica, llegando, según recientes investigaciones científicas, a influenciar la estructura y funcionalidad molecular y genética.



La Hipnoterapia Ericksoniana se destaca en el tratamiento grupal, ya que su tecnología simbólica potencia y atañe tanto al ámbito privado de cada integrante del grupo como a los objetivos compartidos socialmente por todos, abarcando el nivel consciente y el inconsciente de cada individuo. Edgar A. Etkin y Claudio López Andrés

RAPPORT - HIPNOSIS de MILTON H. ERICKSON - Nº 31 - Junio de 2001

EL PROCESO DE LA INDUCCIÓN HIPNOTICA (1964) Video: 2 horas Milton H. Ericson, M. D.

© Inglés-español The Milton H. Erickson Foundation, Inc. e IMHEBA 1. Autorización para Rapport por Jeffrey K. Zeig, Ph. D., 2000

“Sally” E- “¿Alguna vez estuvo en un trance hipnótico anteriormente? ¿Alguna vez vio uno?”. P- “No” E- “¿Sabe a qué se parece entrar en trance hipnótico?’’ P- “No” E- “¿Sabe que Usted debe hacer todo el trabajo y yo solamente me siento cerca y disfruto verla trabajando?” P- “No, no lo sabía.” E- “¿No sabía eso?” P- “No” E- “Bien, yo realmente voy a disfrutar verla trabajar... y la primera cosa que voy a hacer... es esto. Voy a sujetar su mano así y ésta se puede elevar de esta manera y así usted la puede mirar. Y cierre sus ojos... y duérmase profundamente, intensamente. Tan profunda, tan

intensamente dormida… que usted podría someterse a una operación; que cualquier cosa legítima podría sucederle. Ahora, voy a sorprenderla un poco. Pero, eso está muy bien. Voy a ser muy, muy cuidadoso al respecto. ¿Y se encuentra cómoda?”. P- “Sí” E- “¿Y puede asentir con su cabeza otra vez?, ¿y sabe usted cómo asienten con su cabeza las personas comunes? realmente no lo sabe. Pero asienten con su cabeza de esta forma y usted asiente en esta forma y usted no sabe de qué estoy hablando pero eso está muy bien. Ahora su mano va a elevarse hacia su rostro, y cuando toque su rostro... usted tomará un suspiro profundo... y caerá profunda e intensamente dormi-

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da. Y usted realmente no sabía... que era así de fácil, ¿o sí?. Y es tan diferente de la demostración de hipnosis escénica, ¿no?. Porque usted se da cuenta de que usted es quien... está haciéndolo en verdad, y usted sabe eso, ¿o no?. Ahora voy a pedirle que abra sus ojos.” E- “Hola” P- “Hola” E- “¿Ha estado usted en un trance?’’ S- “No lo sé” E- “No lo sabe”. ‘‘Realmente no lo sabe. Bien, le diré la forma de descubrirlo. Observe sus párpados para ver si empiezan... a cerrarse sobre usted... y a medida que empiezan a cerrarse sobre usted… eso significará que usted está en un trance y van hacia abajo. Eso es hermoso pidiendo que solamente vayan hacia abajo... así está bien. Todo abajo ahora. Todo abajo... todo abajo y permanecen cerrados. Y ahora toda esta prueba… provino de usted, no es así?. Y usted puede hablar... y usted puede comprender... y usted puede oír… y usted puede obedecer instrucciones. Por ejemplo si yo le pidiera que eleve su brazo derecho... y lentamente se está elevando. Ahora se detiene justo ahí. Y usted sabe… no importa lo que trate de hacer, permanece justo ahí.

Milton H. Erickson

Ahora trate firmemente de bajarlo. La primera vez en su vida adulta… que ha experimentado esta dificultad… para descender su mano. ¿No es así?, ¿no es encantador?, ¿no es interesante? Está muy bien. Ahora dígame... ¿usted piensa que va a creer que ha estado en un trance... luego que le haya hecho abrir sus ojos... despertarse completamente despierta?”. S- “Si” E- “Bien, a mí me gustaría que usted crea… que no puede ser hipnotizada. ¿Está claro?’’ S- “Ciertamente”. E- “Muy bien. Usted sabe que usted no puede ser realmente hipnotizada. E- “¿Dígame, usted cree que puede ser hipnotizada?” S- “No, no lo creo”. E- “Realmente no lo cree”. S- “No”. E- “Bueno, yo quisiera explicarle... esta pequeña cosa... y ¿usted alguna vez dejó a un extraño... levantar su mano y dejarla en medio del aire... en esta forma antes?” S- “No”. E- “Bien, usted sabe... en hipnosis... En hipnosis médica... a veces usted quiere que un paciente permanezca... muy, muy quieto... para que usted pueda ha-

El Proceso de la Inducción Hipnótica

cer una operación... hacer todo tipo de cosas... con la cooperación completa del paciente y usted sabe... que al hacer una operación... usted no tiene tiempo... de explicarle al paciente... exactamente lo que debería hacer. Por ejemplo… si yo le dijera que cierre sus ojos... usted los cerraría... ahora... usted puede cerrarlos tan agradablemente... y mantenerlos cerrados tan agradablemente... quirúrgicamente, esa podría ser una cuestión muy importante... y la inmovilidad de su brazo derecho podría ser una cosa muy importante quirúrgicamente. Ahora, usted sabe que la hipnosis médica es muy diferente de... la hipnosis escénica en la hipnosis escénica es donde alguien saca pecho... y agranda sus ojos y dice a la audiencia... qué gran hombre es. Lo que yo quiero hacerle entender... es que usted... como persona… es realmente una gran persona... capaz de hacer una gran cantidad de cosas que la ayudarán médicamente. ¿Eso la hace sentirse feliz?’’ S- “Sí’’. E- “Ahora, yo no sé cuales serán sus futuras metas... pero espero que si alguna vez se casa y tiene un bebé... que lo tendrá muy cómoda y fácilmente. Que si tiene una operación... pueda tenerla cómoda y fácilmente.

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Que cualquier cirugía... que usted pueda tener... sea cómoda y fácil cualquier trabajo dental que tenga... Será cómodo y fácil. ¿Le parece aceptable?” S- “Mucho”. E- “¿Muy aceptable?” S- “Sí”. E- “Estoy tan contento por ello. Y espero que guarde este conocimiento... con usted por todo el resto de su vida. Y no es realmente importante... saber que yo la hipnotice. Lo importante que usted debe saber... es que lo hizo todo sola. Ahora me gustaría hacerle tomar... una o dos o tres respiraciones profundas... y despertarse completamente despierta... Hola”. E- “Dígame, ¿cuál es su primer nombre?” S- “Sally” E- “¿Sally?” S- “Sí”. E- “Yo pienso que es un lindo nombre. ¿Le gustaría estrechar manos conmigo?” S- “Me encantaría”. E- “¿De veras?” ‘‘Y usted sabía que podía caer... en un trance tan rápida y tan fácilmente?” S- “No”. E- “Pero puede, ¿no es así? Aún con sus ojos bien... abiertos. Usted sabe... que si usted quiere... usted puede vernos sólo a usted y a mí... y nada más. Ni siquiera la cámara de televisión... las

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luces o ninguna otra cosa... solamente a mí... y usted ni siquiera tiene que pestañear... sus ojos con la frecuencia normal... ni nada de ese tipo. Y su mano y brazo se sienten tan cómodos... ahora, cierre sus ojos... muy bien... totalmente... tome una respiración profunda y despierte... y estrecharemos las manos nuevamente. Hola, Sally, estoy contento de encontrarle. Ha sido un placer conocerla”. S- “Gracias”. E- “Y muchas gracias por ayudarme”. S- “Gracias”. E- “¿Usted se da cuenta de que realmente me ha ayudado mucho?” S- “¿Lo hice?” E- “Haciendo desaparecer, espero... un montón de los misterios que la hipnosis escénica... y todos los charlatanes... tratan de imponer a la hipnosis”. S- “Gracias”. E- “Y yo estoy muy agradecido a usted... ¿Está bien despierta?” S- “Um-mm” E- “Eso está bien, ahora, ¿supone que debiéramos hacer que usted intercambie asientos con alguien más?” S- “Ciertamente”. E- “Muy bien. La joven del vestido azul. “La joven del vestido azul” E- “Dígame, ¿ha estado en un trance anteriormente?”

S- “Así lo creo” E- “Así lo cree”. ¿ Quién fue el hombre que la puso en trance anteriormente?” S- “El Dr. Yanovski’’ E- “¿El Dr. Yanovski? Eso fue muy lindo de su parte”. S- “Yo lo disfruté” E- “Usted lo disfrutó” S- “Uh-umm” E- “¿Y cuándo piensa que entrará... en un trance para mí?” S- “Por la forma en que se siente mi brazo... me imagino que podría estar en uno ahora mismo. E- ‘‘¿En qué forma su brazo se siente diferente?” S- “Hormiguea” E- “Está aislado”. Está separado de usted” S- “No, hormiguea. Sí, hormiguea’’. E- “Sólo simplemente aislado” S- “No, no. Hormiguea. Mi mano. Bueno ahora quizás está aislado. No parece ser tanto una parte de mí... como lo era antes” E- “Dígame, ¿sus ojos están abiertos?” S- “Bien abiertos” E- “¿Está segura de eso?” S- “Ahora mismo lo estoy” E- “Ahora mismo lo está. ¿Aún está segura de eso?” S- “Sí” E- “¿Se están cerrando?” S- “Aún no”

El Proceso de la Inducción Hipnótica

E- “¿Segura?” S- “Sí” E- “Completamente... completamente... y permaneciendo cerrados completamente... completamente... completamente cerrados ahora. Y haga una respiración profunda y vaya... y en cualquier hipnosis futura... así sea médica o dental... Espero que la disfrute... totalmente... y espero que nunca... nunca utilice... la hipnosis para entretener a la gente... sino para instruirlos... y para hacerlos mucho más conscientes. ¿Y le importa si hablo de usted?’’ S- “No” E- “No la hace tímida, ¿o sí?” S- “No. No cuando se está en trance” E- “No cuando se está en trance. Pero usted puede responderme... a mí, ¿no es así?” S- “Sí, puedo” E- “Y todo lo que la rodea... parece terriblemente sin importancia... ¿acaso no?” S- “Así es, sólo estoy consciente de su voz” E- “Sólo está consciente de mi voz. Eso es suficiente, ¿no es así realmente?” S- “Oh, sí” E- “Porque nosotros estamos aquí con un propósito médico... para demostrar varias cosas... y, entonces... haga una respiración profunda... y despierte completamente descansada... y renovada y enérgica. ¿Aún piensa que está totalmente despierta?”

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S- “Bueno... no, no lo pienso. No puedo hacer bajar mi brazo” E- “No puede hacer bajar su brazo” S- “No”. E- “¿Quiere decir que su brazo está todavía dormido?’’ S- “Sí, lo está” E- “Vamos a cambiar las cosas. Hagamos dormirse al otro brazo. ¿Cómo se siente eso?” S- ‘‘Eso se siente como que otro se durmió ahora” E- “Eso se siente como que el otro se durmió” S- “Uh-umm’’ E- “¿Sus ojos están bien abiertos?” S- “Sí, creo que lo están” E- “¿Cree que lo están?” S- “Uh-umm” E- “¿Segura de eso?” S- “Ahora mismo lo estoy” E- “¿Comenzando a tener dudas?” S- “Bueno, en este tipo de cosas... siempre se tienen dudas” E- “Siempre se tienen dudas y entonces, cuando el médico dice... yo dudo si tiene dolor... cuál es su reacción?” S- “No lo sé. No sufro mucho de dolor” E- “¿No es eso hermoso?” S- “Creo que es maravilloso” E- “Y aún cuando su dentista trabaje en usted... estará libre de dolor. Al margen, ¿estamos solos aquí?” S- “No” E- “¿Ve a alguien más?” S- “No. No, justamente ahora no”

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E- “¿Solamente a mí?” S- “Sí” E- “¿Es suficiente?” S- “Ahora mismo lo es, sí” E- “Ahora mismo es suficiente. Ahora cierre sus ojos... y haga una respiración profunda... y despierte bien despierta completamente. Completamente.”

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Inc. 3606 North 24 th. - Street, Phoenix, Az 85016-6500 USA. E-mail: [email protected]

S- “¿Cómo puedo despertar completamente... cuándo no puedo hacer bajar mi brazo?” E- “¿Cómo puede despertar completamente... cuando no puede hacer bajar su brazo? Usted sabe que su brazo es parte de completamente”. S- “Ahora pienso que estoy despierta” E- “Ahora usted piensa que está despierta. Sabe, fue muy lindo de su parte que cooperara conmigo.

Un agradecimiento especial a Ciba Pharma-Ceutical por el uso del Film de 1964 del Dr. Erickson

Gracias adicionales a los sujetos por su cooperación en la producción de este programa educativo.

Este video completo puede adquirirse en The Milton H. Erickson Foundation,

Traducción: Dr. Alberto O. Bottini

RAPPORT - HIPNOSIS de MILTON H. ERICKSON - Nº 31 - Junio de 2001

TECNICAS NATURALISTICAS DE HIPNOSIS (1958) Milton H. Ericson, M. D. 1. Publicado en The American Journal of Clinical Hypnosis, July 1958, I, 3-8 2. Publicado en The Collected Papers of Milton H. Erickson on Hypnosis, Vol. I, Ed. by Ernest L. Rossi, Ph. D., Irvington Publishers, Inc., New York; 1980, 168-176 3. Con autorización de Ernest L. Rossi, Ph. D., Buenos Aires, 1993, para su publicación en Rapport.

El enfoque natural al problema de la inducción de trances hipnóticos en oposición a los procedimientos ritualistas, formales, de la inducción al trance merece mucha más investigación, experimentación y estudio de lo que se le ha acordado hasta la fecha. Por enfoque natural se entiende la aceptación y la utilización de la situación encontrada sin empeñarse en reestructurarla psicológicamente. De esa forma, el comportamiento presentado por el paciente se vuelve una ayuda definitiva y una parte real en la inducción de un trance, más que un posible impedimento. Por falta de una terminología más definida el método puede ser nombrado como un enfoque natural en el cual se utiliza un aspecto del principio de sinergismo. Algo básico para este enfoque natural

son las interrelaciones e interdependencias informadas por este autor en 1943 y confirmadas repetidamente en su experiencia desde entonces. En estos estudios se puso énfasis en la conveniencia de utilizar una modalidad de respuesta como una parte integrante en la obtención de respuestas en otra modalidad, y sobre la interdependencia de las diferentes modalidades de comportamiento en forma análoga al aumento del reflejo rotuliano al tensar los músculos del brazo. Para ilustrar y aclarar estos puntos se citarán una serie de informes. INFORME Nº 1 Un hombre de unos treinta años se interesó en la hipnosis y se ofreció como voluntario para actuar como sujeto para

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algunos estudios experimentales en una universidad. Fue a la primera sesión hipnótica, pero perdió interés en otros estudios experimentales subsiguientes. Varios años más tarde decidió que su dentista empleara hipnosis, ya que necesitaba un trabajo dental grande y temía mucho la posibilidad de sentir dolor. El entró en un estado de trance rápidamente para su dentista, desarrolló una excelente anestesia de la mano bajo sugestión, pero fracasó en transferir esta anestesia o siquiera una analgesia de cualquier grado a su boca. En cambio pareció volverse aún más sensible oralmente. Los esfuerzos para desarrollar anestesia o analgesia orales directamente también fracasaron. Progresivos pero infructuosos esfuerzos fueron hechos empeñosamente por su dentista y un colega para enseñar a este paciente anestesia o analgesia con varias técnicas. El podía responder en esta forma solamente en partes del cuerpo diferentes de la boca. Entonces fue traído a este autor como un problema especial. Rápidamente se le indujo un estado de trance, y se le recordó casualmente al paciente su deseo de comodidad en la silla del dentista. Luego se le instruyó que estuviese atento a las instrucciones que se le dieran y que las ejecutara completamente. Entonces se le dieron sugestiones de que su mano izquier-

Milton H. Erickson

da se volvería excesivamente sensible a todos los estímulos, en realidad dolorosamente sensible. Este estado de hiperestesia continuaría hasta que recibiera instrucciones en contrario. A través de su duración, de cualquier manera, se ejercería el cuidado adecuado para proteger su mano de contactos dolorosos. El paciente respondió completa y adecuadamente a estas sugestiones. Además de la hiperestesia de la mano, y absolutamente sin ninguna sugestión al respecto, desarrolló una anestesia espontánea de su boca, permitiendo un trabajo dental completo sin otro agente anestésico. Aún en esfuerzos subsecuentes no se pudo inducir anestesia o analgesia directamente o a propósito excepto como parte del modelo hiperestesia anestesia peculiar del paciente. De cualquier manera, éste no es un ejemplo singular de este tipo de comportamiento. Otros casos comparables se han encontrado de tiempo en tiempo. Aparentemente, el entendimiento psicológico rígido del paciente era que el trabajo dental debe estar absolutamente asociado con hipersensibilidad. Cuando se encontró este entendimiento rígido, se pudo lograr la anestesia dental en un modo análogo a como la relajación de un músculo permite la contracción de otro.

Técnicas Naturalísticas de Hipnosis

INFORME Nº 2 Repetida e infructuosamente se había intentado la hipnosis sobre la esposa de un dentista por su marido y varios de sus colegas. Cada vez, dijo ella, “me puse rígida absolutamente por el miedo, por lo tanto no me podía mover y entonces empezaba a llorar. Yo simplemente no podía hacer nada de lo que ellos pedían. No podía relajarme, no podía levitar la mano, no podía cerrar mis ojos; todo lo que podía hacer era estar tontamente asustada y llorar”. Nuevamente se utilizó un enfoque natural empleando “sinergismo”. Se le ofreció un resumen general de su situación esencialmente con las siguientes palabras: “Ud. quiere que se utilice hipnosis en conexión con su trabajo dental. Su esposo y sus colegas desean lo mismo, pero cada vez que se intentó la hipnosis, Ud. fracasó en ingresar en un trance. Se paralizó por el miedo y lloró. Realmente sería suficiente solamente quedar rígida sin llorar. Ahora Ud. quiere que yo la trate psiquiátricamente si es necesario, pero yo no creo que lo sea. En su lugar, yo solamente la voy a poner en un trance, para que pueda tener hipnosis para su atención

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odontológica”. Ella replicó, “pero yo voy a paralizarme por el miedo y voy a llorar”. Se le respondió “No, Ud. primero va a quedarse paralizada. Esa es la primera cosa para hacer y hágala ahora. Sólo esté más y más rígida, sus brazos, sus piernas, su cuerpo, su cuello completamente rígido aún más rígido que cuando estaba con su marido. Ahora cierre sus ojos y deje que los párpados se pongan rígidos, tan rígidos que no pueda abrirlos. “Sus respuestas fueron muy adecuadas. “Ahora lo siguiente que va a hacer es asustarse tontamente y llorar. Claro, Ud. no quiere hacer esto, pero tiene que hacerlo porque aprendió a hacerlo, pero no lo haga todavía”. “Sería tanto más fácil tomar un respiro profundo y relajarse completamente y dormir profundamente”. “Por qué no trata esto, en lugar de seguir asustándose tontamente y llorando?” Su respuesta a esta sugestión alternativa fue inmediata y marcadamente buena. La siguiente sugestión fue: “claro que puede continuar durmiendo más y más profundamente en el estado de trance y estar relajada y cómoda. Pero en cualquier momento que lo desee puede comenzar a volverse rígida de miedo y a llorar tontamente, pero puede ser que ahora que sabe hacerlo, simplemente continúe estando cómoda en el trance de manera

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que cualquier trabajo dental o médico que necesite pueda ser hecho cómodamente para usted. “Una simple sugestión posthipnótica se le dio para permitir la inducción de futuros trances. Siguiendo a esto se le preguntó si estaba interesada en descubrir que era una sujeto muy competente. Bajo su consentimiento se evocaron varios fenómenos del trance profundo somnambulístico, para su placer y satisfacción. Desde entonces, por un período de casi un año, ella ha sido una sujeto de lo más competente. INFORME Nº 3 Otro tipo de caso en el cual se usó este mismo enfoque general concierne a una recién casada de una semana, quien deseaba consumar su matrimonio pero desarrollaba un estado de pánico extremo poniendo sus piernas en posición de tijeras ante cada intento u oferta de intento. Ella ingresó al consultorio con su marido, contó su historia vacilantemente, y explicó que había que hacer algo, ya que estaba siendo amenazada con una anulación. Su esposo confirmó la historia y agregó otros detalles descriptivos. La técnica empleada fue esencial-

mente la misma que la utilizada en media docena de casos similares. Se le preguntó si estaba deseosa de que se empleara algún procedimiento razonable para corregir su problema. Su respuesta fue “Sí, cualquiera excepto que no debo ser tocada, porque si soy tocada simplemente me vuelvo loca”. Su esposo corroboró este enunciado. Se le instruyó que se utilizaría hipnosis. Consintió balbuceando pero otra vez pidió que no se hicieran intentos para tocarla. Se le dijo que su esposo estaría permanentemente sentado en la silla al otro lado del consultorio y que el autor también estaría permanentemente sentado al lado del marido. Ella, de cualquier modo, debía mover personalmente su silla al lado alejado de la habitación, sentarse allí y observar continuamente a su marido. Si él o el autor dejaran su silla en cualquier momento, ella debía inmediatamente salir de la habitación, ya que estaba al lado de la puerta del consultorio. Luego ella debía desparramarse en su silla, bien reclinada con sus piernas extendidas, sus pies cruzados, y todos los músculos completamente tensos. Ella entonces debía mirar a su marido fijamente hasta que lo único que viera fuera él, con una visión del autor sólo

Técnicas Naturalísticas de Hipnosis

por el rabillo del ojo. Sus brazos debían estar cruzados delante de ella y sus puños fuertemente cerrados. Obedientemente ella comenzó esta tarea. A medida que lo hacía, se le dijo que durmiera más y más profundo, viendo nada más que a su marido y al autor. Mientras dormía más y más profundo, se asustaría y entraría en pánico, incapaz de moverse o de hacer algo excepto mirarnos a nosotros dos y dormir más y más profundo en el trance, en proporción directa a su pánico. Este estado de pánico, se le instruyó, profundizaría su trance, y al mismo tiempo la mantendría rígidamente inmóvil en su silla. Entonces gradualmente, se le dijo, ella comenzaría a sentir que su marido la tocaba íntimamente, en forma acariciante, aún cuando ella continuaría viéndolo quieto en el otro lado de la habitación. Se le preguntó si estaba deseosa de experimentar dichas sensaciones, y se le informó que la rigidez corporal existente se relajaría lo suficiente para permitirle asentir o negar con la cabeza como respuesta, y que debía dar una respuesta honesta lenta y pensadamente. Despacio ella asintió con la cabeza. Entonces se le pidió que notara que ambos su marido y el autor estaban girando la cabeza lejos de ella, porque ella ahora iba a comenzar a sentir unas caricias progresivamente más íntimas en su

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cuerpo por su esposo, hasta que finalmente ella se sintió agradada, feliz y relajada. Aproximadamente cinco minutos más tarde se dirigió al autor, “ por favor, no miren. Estoy tan avergonzada. Podemos ir ahora a casa, porque estoy muy bien?” Ella fue despedida del consultorio, y su marido fue instruido para llevarla a casa y esperar pasivamente los desarrollos. Dos horas más tarde se recibió una llamada telefónica conjunta, explicando simplemente, “Todo está bien.” Un control telefónico una semana después descubrió que todo estaba bien. Aproximadamente quince meses más tarde trajeron a su primogénito con el mayor de los orgullos. Se han usado técnicas similares en ejemplos de impotencia nupcial. Estos casos, en los cuales se usó este enfoque general, son ocho; solamente se citará un ejemplo ilustrativo. INFORME Nº 4 Este graduado de 24 años de edad y novio regresó de su luna de miel de dos semanas con ánimo muy abatido. Su novia acudió inmediatamente a la oficina de un abogado para buscar una anulación matrimonial, mientras él buscaba ayuda psiquiátrica. Se le persuadió de traer a su esposa al consultorio,

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y sin dificultad ella aceptó colaborar en la hipnoterapia de su marido. Esta procedió en la siguiente manera. Se le dijo que mirara a su esposa y experimentara de nuevo y completamente su sensación de absoluta vergüenza, humillación y desamparo desesperanzado. Mientras hacía esto, él sentiría que debía hacer algo, cualquier cosa, para escapar de ese sentimiento desdichado. Mientras esto continuaba, él se sentiría volverse incapaz de ver nada excepto su esposa, aún incapaz de ver al autor, pero capaz de oír su voz. Mientras esto sucedía, él se daría cuenta de que estaba entrando en un trance hipnótico profundo en el cual no tendría control sobre su cuerpo entero. Entonces comenzaría a alucinar a su novia desnuda, y luego a sí mismo desnudo. Esto llevaría al descubrimiento de que no podía mover su cuerpo y de que no tenía ningún control sobre él. A su vez esto luego llevaría al sorprendente descubrimiento para él de que estaría sintiendo contacto físico con su novia y se volvería más y más íntimo y excitante, y de que no habría nada que pudiera hacer para controlar sus respuestas físicas. De cualquier manera, no habría cumplimiento de sus respuestas descontroladas hasta que su novia lo pidiera así.

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El estado de trance se desarrolló rápidamente y en un todo de acuerdo con las instrucciones dadas arriba. Al término del estado de trance se le instruyó, “Ud. ahora sabe que puede, tiene confianza. En realidad, ha tenido éxito, y no hay nada que pueda hacer para evitar tener éxito una y otra vez.’’ La consumación fue rápidamente llevada a cabo esa tarde. Ellos fueron vistos posteriormente en el rol de consejero de familia, y su matrimonio ha sido feliz por más de 10 años. Otro tipo de caso concernía al pequeño niño que fue traído al consultorio contra su voluntad, y cuyos padres lo habían ambos amenazado y sobornado con respecto a la cita. INFORME Nº 5 Un ejemplo es el del niño enurético de ocho años de edad, mitad traído, mitad arrastrado al consultorio por sus padres. Ellos previamente habían solicitado la ayuda de sus vecinos en su nombre, y se había rezado públicamente por él en la iglesia. Ahora lo traían a un “doctor de locos” como último recurso, con la promesa de una “cena de hotel”, a ser provista siguiendo a la entrevista. Su resentimiento y hostilidad hacia todos eran totalmente evidentes.

Técnicas Naturalísticas de Hipnosis

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El enfoque se hizo declarando, “Tú estás furioso y continuarás estando furioso, y crees que no hay nada que puedas hacer acerca de eso, pero sí lo hay. No te gusta ver a un “doctor de locos”, pero estás aquí y te gustaría hacer algo, pero no sabes qué. Tus padres te trajeron aquí, te hicieron venir. Bueno, puedes hacerlos salir del consultorio. En realidad nosotros dos podemos... ven, digámosles que salgan”. En este punto se les dio discretamente a los padres una señal de salida, a la cual respondieron de buena gana, para la inmediata, casi pasmosa satisfacción del niño. Entonces el autor continuó. “Pero tú estás furioso todavía y también yo, porque ellos me han ordenado que cure tu mojadura nocturna. Pero ellos no pueden darme órdenes como te dan a tí. Pero antes de que los arreglemos por esto”, con un gesto lento, elaborado, llamativo y señalador “mira esos cachorros allí. El que más me gusta es el marrón, pero supongo que a tí te gusta el blanco y negro, porque sus patas delanteras son blancas. Si eres muy cuidadoso, puedes acariciar el mío también. Me gustan los cachorros, a tí no?”

se le hizo el comentario, “estoy contento de que ya no estés furioso conmigo y no creo que tú o yo debamos decir nada a tus padres.

Aquí el niño, tomado completamente por sorpresa, rápidamente desarrolló un trance somnambulístico, se alejó despacio y realizó los movimientos de acariciar dos cachorros, uno más que el otro. Cuando finalmente miró al autor,

Hacia los últimos pocos días del mes le remarcó crípticamente a su madre, “es mejor que estés lista”. En el día trigésimo primero su madre le dijo que había una sorpresa para él. Su respuesta fue, “es mejor que sea blanco y negro”. En

En efecto, merecerían por la forma en que te han traído aquí que esperaras hasta que el año escolar estuviera casi terminado. Pero una cosa es cierta, puedes apostar que luego de que tu cama esté seca por un mes, ellos te comprarán un cachorro muy parecido al pequeño Spotty de allí, aún si nunca les dices una palabra acerca de esto. Ellos simplemente deben saber. Ahora cierra tus ojos, haz una inspiración profunda, duerme profundamente, y despierta terriblemente hambriento”. El niño hizo lo que se le instruyó y se despidió al cuidado de sus padres, quienes habían recibido instrucciones privadamente. Dos semanas más tarde fue utilizado como sujeto de demostración para un grupo de médicos. No se hizo ninguna terapia. Durante el último mes del año escolar el niño dramáticamente tachó cada día del calendario por la mañana.

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ese momento su padre entró con un cachorro. En la excitada alegría del niño, olvidó hacer preguntas. Dieciocho meses más tarde, la cama del niño estaba todavía continuamente seca. INFORME Nº 6 Un caso final concierne a una joven estudiante de 16 años de edad, cuya succión del pulgar era el veneno de sus padres, sus maestros, sus compañeros, el conductor del micro escolar; en realidad, el aborrecimiento especial de todo aquel que entrara en contacto con ella. Después de mucho esfuerzo de parte de sus padres, la solicitud de ayuda de todo el vecindario, la intervención (como en el caso precedente) mediante plegaria pública en la iglesia, el forzarla a usar un cartel declarándola una chupadedo, se decidió finalmente en la desesperación consultar, como último y vergonzoso recurso, con un psiquiatra. La primera afirmación de los padres a este autor fue expresar la esperanza de que la terapia de su hija se basaría principalmente sobre la religión. A medida que el asunto progresaba, se les extrajo una promesa de que luego que la joven se convirtiera en paciente del autor, por un mes entero ninguno de los padres interferiría con la terapia, no

importa qué sucediere, y no se ofrecería ni una sola palabra o mirada de la joven vino involuntariamente al consultorio con sus padres. Estaba chupando su pulgar ruidosamente. Sus padres fueron despedidos del consultorio y la puerta se cerró. Al darse vuelta el autor para darle la cara a la joven, retiró su pulgar lo suficiente para declarar su desagrado por los “doctores de chiflados”. En respuesta se le dijo, “Y a mí no me gusta la forma en que tus padres me ordenaron que cure tu succión del pulgar. ¡Ordenarme a mí! Huh! Es tu pulgar y tu boca, y ¿por qué diablos no vas a poder chuparlo si lo deseas? Ordenarme a mí que te cure! Huh! Lo único en lo que estoy interesado es en por qué, cuando quieres ser agresiva al chuparte el pulgar, no te vuelves realmente agresiva en lugar de pavear como un bebé que no sabe cómo chupar un pulgar agresivamente. “Lo que me gustaría hacer es decirte cómo chupar tu pulgar lo suficientemente agresiva como para fastidiar al diablo en tu viejo y tu vieja. Si estás interesada, te lo diré; si no lo estás, simplemente me reiré de ti”. El uso de la palabra “diablo” suspendió su atención completamente; ella sabía que un hombre profesional no debía usar esa clase de lenguaje con una estudiante secundaria que asistía regularmente a la iglesia. Desafiando lo in-

Técnicas Naturalísticas de Hipnosis

adecuado de su agresividad, dos términos que el psicólogo de la escuela le había enseñado, llamó su atención aún más. La oferta de enseñarle cómo fastidiar a sus padres, nombrados tan irrespetuosamente, obtuvo una más completa fijación de su atención, de manera que para todo intento y propósito ella estaba en un trance hipnótico. Entonces, en un intenso tono de voz, se le dijo: “Cada noche después de cenar, justo como un reloj, tu padre entra al living y lee el diario desde la primera hasta la última página. Cada noche cuando hace esto, entra allí, siéntate a su lado, realmente chupa tu pulgar bien y fuerte, y fastidia al diablo en tu padre por los veinte minutos más largos que haya experimentado jamás. “Luego entra al cuarto de costura, donde tu madre cose durante una hora cada noche antes de lavar los platos. Siéntate a su lado y chupa tu pulgar bien y fuerte y fastidia al diablo en tu vieja por los veinte minutos más largos que haya conocido jamás. “Haz esto cada noche y hazlo bien. Y en el camino al colegio, imagínate cuidadosamente qué tonto remilgado te disgusta más, y cada vez que lo encuentres, enchufa tu pulgar en tu boca y míralo dar vuelta la cabeza. Y estate lista para hacerlo otra vez si vuelve a mirar. “Y piensa en todos tus maestros y escoge el que realmente te disgusta más y zámpate el pulgar para ese maestro cada

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vez que te mire. Sólo espero que puedas ser realmente agresiva”. Luego de unos comentarios irrelevantes, caprichosos, la joven fue despedida y los padres fueron convocados al consultorio. Se les recordó de lo absoluto de su promesa y se hizo la declaración de que si ellos mantenían sus promesas fielmente, la succión del pulgar de la joven cesaría en un mes. Ambos padres reafirmaron su completa cooperación. En el camino a casa, la joven no chupó su pulgar, y estuvo en silencio todo el viaje. Los padres estaban tan agradados que telefonearon para informar su gratitud. Esa noche de cualquier manera, para su horror, la joven obedeció las instrucciones, así como también ellos, todo lo cual fue informado infelizmente por teléfono al día siguiente. Se les recordó su promesa y la afirmación del autor respecto del pronóstico de la joven. Cada noche durante las siguientes diez la joven fue fiel en su actuación. Entonces comenzó a desanimarse. Comenzó a acortar el tiempo, luego empezaba tarde y terminaba antes, luego finalmente lo omitió, y luego se olvidó! En menos de cuatro semanas la joven había discontinuado su succión, tanto en casa como en cualquier parte. Se volvió progresivamente más interesada en las actividades adolescentes mucho más legítimas de su grupo. Mejoró en

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todos los aspectos. La joven fue vista nuevamente en un acontecimiento social aproximadamente un año más tarde. Ella reconoció al autor, lo miró pensativamente por unos pocos minutos, y luego dijo, “no sé si me agradas o no, pero te estoy agradecida”. DISCUSIÓN Y RESUMEN Una de las más importantes de todas las consideraciones al inducir la hipnosis es encontrar adecuadamente a los pacientes como personalidades y sus necesidades como individuos. Demasiado a menudo el esfuerzo se hace para acomodar a los pacientes a una técnica formal y aceptada de sugestión, más que adaptar la técnica a los pacientes de acuerdo con sus situaciones personales reales. En cualquiera de dichas adaptaciones hay una necesidad imperativa de aceptar y utilizar esos estados psicológicos, entendimientos, y actitudes que cada paciente trae a la situación. Ignorar esos factores en favor de algún ritual de procedimiento puede y a menudo demora, molesta o aún impide los resultados deseados. La aceptación y utilización de esos factores, por otro lado, promueve inducción al trance más rápida, el desarrollo de estados de trance más profundos, la aceptación más voluntaria de la terapia, y mayor facilidad para el manejo de la situación terapéutica total.

Otra consideración importante es la necesidad de evitar el repetido machaque de lo obvio. Una vez que el terapeuta y los pacientes tienen una comprensión clara de lo que se debe hacer, sólo cansancio puede esperarse de la reiteración futura. La aceptación como finalidad absoluta de los deseos, necesidades de los pacientes, y de lo que debe hacerse, y luego atenta y confiadamente esperar las respuestas del paciente, es más útil para obtener los resultados deseados que las instrucciones repetidas para respuestas específicas. Esta simplicidad de instrucciones con resultados adecuados está claramente ilustrada en el informe del segundo caso más arriba. En breve, en cada uno de los informes de casos precedentes se ha hecho un esfuerzo para ilustrar la utilización del comportamiento y las necesidades del paciente como una técnica natural de inducción del trance hipnótico. También se hizo un esfuerzo en demostrar que la adaptación de las técnicas hipnóticas a los pacientes individuales y sus necesidades lleva rápida y fácilmente a resultados terapéuticos efectivos.

Traducción: Dr. Alberto O. Bottini

RAPPORT - HIPNOSIS de MILTON H. ERICKSON - Nº 31 - Junio de 2001

PREFACIO DEL EDITOR (1980) Ernest L. Rossi,Ph. D.

1. Publicado en The Collected Papers of Milton H. Erickson on Hypnosis, Vol. I, Ed. by Ernest L. Rossi, Ph. D., Irvington Publishers, Inc., New York; 1980, 168-176 3. Con autorización de Ernest L. Rossi, Ph. D., Buenos Aires, 1993, para su publicación en Rapport.

Estos cuatro volúmenes de trabajos seleccionados de Milton H. Erickson han sido recopilados para aquellos médicos clínicos e investigadores que deseen explorar en profundidad el trabajo efectuado por una de las mentes más originales de la historia de la hipnosis y de la psicoterapia. Cuando, a inicio de la década del 30’, Erickson empezó a publicar sus estudios, la hipnosis se hallaba en una curiosa posición: la mayor parte de los investigadores aceptaba que la hipnosis había desempeñado un papel central en los primeros estudios en materia de psicopatología y en nuestros primeros esfuerzos en psicoterapia. No obstante, los approaches autoritarios asociados con su uso fueron reemplazados, por una parte, por los approaches aparentemente más

sofisticados provenientes de las escuelas psicoanalíticas y, por la otra, por la psicología experimental. La situación antedicha podría haber continuado de esta forma, es decir, con una hipnosis considerada como, nada más y nada menos que una mera curiosidad llamativa en nuestro pasado terapéutico. Ante esta situación, no obstante, surgió un accidente: ese accidente se llamó Milton H. Erickson. El fue un accidente de la naturaleza que nació con un número de problemas sensoriales y perceptivos congénitos que lo condujo a apreciar el mundo de una manera tan diferente que su mente aguda y penetrante sólo logró sobrevivir tomando conciencia, a temprana edad, de la relatividad que nosotros ofrecemos a

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nuestros marcos de referencia como seres humanos. A estos primeros problemas debemos sumarle otra tragedia médica como lo es la poliomielitis (tuvo dos ataques de polio a los 17 y a los 51 años). Sus esfuerzos para poder recuperarse lo llevaron a un redescubrimiento de muchos fenómenos hipnóticos clásicos y del modo en que éstos podían ser usados terapéuticamente. La exploración experimental y terapéutica de Erickson con la modalidad hipnótica se extiende durante más de 50 años. Su exitoso rejuvenecimiento en todo el campo científico puede atribuirse a su desarrollo en materia de approaches no autoritarios e indirectos para con la sugestión en los cuales los sujetos aprenden cómo experimentar los fenómenos hipnóticos y cómo usar sus propias potencialidades para solucionar problemas en su propia forma. Los contenidos de estos cuatro volúmenes pueden entenderse mejor si se los considera como trabajos de investigación que se deslizan a lo largo de un viaje de descubrimientos. Hay muy pocos elementos fijos, definitivos o de permanente validez. La mayor parte de estos trabajos son heurísticos que pueden estimular la mente del lector y que también pueden evocar el ansia del descubrimiento, cuyas potencialidades son ilimitadas en la dimensión de la conciencia humana.

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Se pudo haber solucionado de muchos modos el problema de cómo presentar este conjunto de trabajos en el mejor orden posible. Un orden meramente cronológico parecía resultar insatisfactorio ya que el registro de muchos de los primeros informes de Erickson fueron publicados sólo más adelante. Muchos de los trabajos que tratan sobre el mismo tema debieron ser agrupados en forma conjunta y fueron, en consecuencia, publicados en diferentes etapas de su carrera. Ante esto, el editor decidió efectuar una presentación balanceada, en la cual cada volumen se ocupa de identificar una área de exploración determinada., compuesta de secciones adecuadas, en las cuales los informes sí se presentan en orden cronológico. A cada uno de los cuatro volúmenes que componen esta serie continuarán un número de trabajos no publicados que el editor seleccionó a partir de un grupo de investigaciones que el mismo Erickson había confiado a tal efecto. Un quinto volumen, aún en preparación, contendrá únicamente las conferencias no publicadas y las demostraciones hipnóticas que Erickson llevó a cabo durante toda su carrera. Muchas de éstas, desafortunadamente, aún existen en diversas partes del mundo pero de una manera cuyo contenido se expresa en una forma por demás deteriorada. El

Prefacio del Editor

editor, por otro lado, actualmente está ocupándose de recopilar materiales que puedan ser correctamente transcriptos del original y que, a su vez, fueron analizados junto con Erickson, para que éste pudiese brindar nuevos comentarios al respecto. Tan sutiles son los approaches de este autor que hasta un estudio detallado de sus demostraciones deja con frecuencia al investigador con una total falta de comprensión acerca de lo que Erickson estaba haciendo en realidad Debido a esto, el editor quiere aprovechar la ocasión de la presentación de esta obra para hacer un llamado dirigido a todos aquellos colegas que posean algún trabajo no publicado por Erickson para que todos podamos contar con el mismo fin de que dicho material sea publicado aproximadamente en el quinto volumen complementario. Sólo a través de la cooperación mutua todos podremos crecer.

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SOBRE LA NATURALEZA DE LA HIPNOSIS

primeros estudios de Erickson sobre hipnosis, cuando aún era estudiante durante el seminario de 1923-24 sobre hipnosis en la Universidad de Wisconsin, bajo la supervisión del Dr. Clark L. Hull, uno de los padres fundadores de la psicología experimental y de la teoría del aprendizaje en los E.E.U.U. Estos estudios como estudiante fijaron el terreno apto para una mejor comprensión de la hipnosis y del trance como si fuesen experiencias normales que pueden desarrollarse naturalmente en períodos de introspección. No hay necesidad de manipulación misteriosa respecto del trato con los individuos intervinientes en los experimentos . Uno realmente no controla a los individuos en el transcurso de la hipnosis, sino que uno, el hipnotizador, les brinda estímulos y oportunidades para llevar a cabo una intensa absorción interna que a veces conduce a estados visiblemente diferentes. Son estados de conciencia: son lo que Erickson posteriormente llamaría realidades hipnóticas y no hipnóticas.

Los cuatro trabajos de esta primera parte brindan una amplia introducción acerca de la búsqueda vitalicia efectuada por Erickson para llegar a la comprensión de la naturaleza de la experiencia hipnótica. El primero de ellos (“Experimentos iniciales que investigan la naturaleza de la hipnosis -1964-) constituye un informe retrospectivo de los

El siguiente trabajo de Erickson vinculado con las investigaciones acerca de la naturaleza de las realidades hipnóticas y no hipnóticas proporciona extraordinarios insights en trances profundos (somnambulismo) así como los problemas metodológicos involucrados en el presente estudio. Uno de los problemas básicos reside en que la mayo-

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ría de los investigadores en este campo científico tienden a confundir hipnosis y conducta o comportamiento en un estado de trance con sugestibilidad. Debido a que muchos de los sujetos hipnotizados tienden a ser complacientes al aceptar o cumplir con instrucciones que el hipnotizador les da, desde la época de Liebeaut y Bernheim, ha existido una aceptación incondicional de la visión de que la hipnosis puede definirse como una mera condición de una sugestibilidad acrecentada. En los estudios que forman parte de este trabajo, Erickson ofrece approaches que nos facilitan la tarea para eliminar, o por lo menos, disminuir los efectos de la sugestión a fin de explorar la naturaleza de la realidad hipnótica. Durante su búsqueda, Erickson mostrará especial preocupación sobre uno de los estudios más provocativos sobre las características del somnambulismo hipnótico que se hayan publicado. El autor ilustra los approaches que podemos usar para reconocer el somnambulismo y para saber de qué manera los investigadores pueden capacitarse a sí mismos para mejorar el desarrollo de dicho somnambulismo. Debido a que este informe es tan divagador y rico en sus ejemplos detallados, muchos de sus lectores podrán perderse a medida que lo van leyendo cuando intenten meditar en el primer o

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segundo intento. Admitámoslo: ¡no se puede! Se necesita un extenso período de estudio. Este informe en verdad es un trabajo que cubre más de cuatro décadas de intensa reflexión e investigación de lo hechos más sutiles con respecto a la evaluación de la naturaleza y alteraciones de la conciencia humana. El estado de conciencia en general no reconoce cuando está ubicado en un estado de alteración. Consideremos con que frecuencia, en realidad pocos nos damos cuenta de que estamos soñando durante el transcurso del sueño. La situación es aún más confusa y compleja cuando descubrimos que las realidades hipnóticas y no hipnóticas pueden aparentemente coexistir y oscilar en sus relaciones mutuas de un determinado momento a otro. Como dice Erickson , “este autor siente que un individuo hipnótico somnambulístico espontáneamente aprehende el medioambiente circundante de realidades y lo hace de una forma diferente a la que lo hace un individuo que está en estado de vigilia pero un tipo de aprehensión de la realidad no elimina al otro tipo de aprehensión. Muchas de las ilustraciones del presente informe demuestra de qué forma los individuos somnambulísticos tienden a ocultar sus condiciones del operador así como de ellos mismos. Debido a esto podríamos bien preguntarnos con cuanta frecuencia pueden los individuos hipnóticos experimentar es-

Prefacio del Editor

tados somnambulísticos sin que dicho estado haya sido reconocido por ellos mismos. “Las preguntas tan intrigantes como éstas son las que pueden inspirar a los actuales y futuros estudiantes otorgándoles el fresco aire sensorial de la curiosidad exploratoria acerca del tema en cuestión”. Los siguientes dos informes sobre las propias experiencias autohipnóticas de Erickson y su trabajo hipnótico junto con Aldous Huxley continúan con la exploración intensiva de las realidades hipnóticas. La descripción que hace Huxley de su propio estado de “reflexión profunda” nos ayuda a que nosotros ganemos una perspectiva sobre la utilización de la hipnosis para facilitar la creatividad, mientras que su descubrimiento independiente del “vacío sin tiempo ni espacio” de un trance profundo verifica los hallazgos logrados por Erickson con anterioridad. Este hecho junto con la experiencia adquirida por Huxley con las alucinaciones en todas las modalidades sensoriales, así como sus experiencias con la hipermnesia, con la regresión disociativa de dos etapas, con la distorsión temporal y con la amnesia posthipnótica ilustran de qué forma una mente talentosa puede alcanzar diversos logros a través del empleo de la hipnosis.

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cias autohipnóticas de Erickson brinda un relato fascinante de cómo las dificultades sensoriales y constitucionales de Erickson resultaron ser una influencia formativa que lo condujo, cuando era sólo un joven sumamente curioso, al temprano descubrimiento de la relatividad de percepción y de los marcos mentales de referencia. El hace un bosquejo de los aproaches exitosos que utilizó para capacitarse a sí mismo como a otras personas en la actividad somnambulística y en la exploración de las actividades hipnóticas. Sus discusiones acerca de la relación entre la experiencia alucinatoria y los momentos creativos de insight, el papel que desempeña la autohipnosis en las crisis de la vida diaria y en los problemas de identidad, y su uso de las primitivas memorias para hacer frente al dolor y la facilitación de la rehabilitación física sugieren la presencia de líneas importantes en materia de investigación terapéutica (hipnoterapéutica). El intenso relato de las luchas vividas por este autor para aprender a hacer frente a sus enfermedades y padecimientos personales nos hace recordar al arquetipo del médico herido quien, cuando intenta curarse, aprende a curar a sus semejantes.

Traducción: IMHEBA El trabajo final sobre las experien-

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EXPERIMENTOS INICIALES QUE INVESTIGAN LA NATURALEZA DE LA HIPNOSIS (1964) Milton H. Erickson, M.D. 1. Publicado en The American Journal of Clinical Hypnosis, October 1964, 7, 152-162 2. Publicado en The Collected Papers of Milton H. Erickson on Hypnosis, Vol. I, Ed. by Ernest L. Rossi, Ph. D., Irvington Publishers, Inc., New York; 1980, 3-17. 3. Con autorización de Ernest L. Rossi, Ph. D., Buenos Aires, 1993, para su publicación en Rapport.

INTRODUCCION Durante el seminario Formal de Hipnosis, Temporada 1923-24, realizado en la Universidad de Wisconsin, bajo la supervisión general del Doctor Clark L. Hull, el autor, entonces un estudiante ordinario de la carrera, informó en una discusión presenciada por estudiantes ya graduados del Departamento de Psicología acerca de sus diversos y variables hallazgos en el término de los últimos seis meses de trabajo intenso y en sus estudios actuales. Se debatió mucho. Se presentaron argumentos y discusiones sobre la naturaleza de la hipnosis, sobre el estado psicológico que ella constituía, sobre los respectivos papeles del operador y del individuo que

aceptaba ser hipnotizado, sobre los valores y significados de los procesos empleados en la inducción a trance, sobre la naturaleza de las respuestas de los sujetos al desarrollar los trances en cuestión, sobre la posibilidad de trascendencia que pueden ofrecer las capacidades normales, sobre la naturaleza de la regresión, sobre la evocación de los patrones previamente aprendidos respecto de las respuestas dadas por los individuos hace ya sea mucho o poco tiempo, sobre la participación de los procesos en el fenómeno hipnótico individual y en el mantenimiento del estado de trance, y, especialmente, sobre la identificación de la figura primaria en el desarrollo del estado de trance, pudiendo ser tal figura el operador (o

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hipnotizador) o el sujeto interviniente. Se programaron seminarios semanales de dos horas de duración cada uno de ellos, pero, en general, solían durar un poco más, y a veces, se llevaban acabo encuentros extras los fines de semana o los días feriados, con la participación de la mayoría de los graduados. No pudo llegarse a un consenso sobre los problemas analizados, ya que las opiniones de las diferentes interpretaciones variaban en gran medida. Finalmente, tal situación condujo al autor a asumir un proyecto especial de investigación hacia octubre de 1923. Los resultados de este estudio aún no fueron publicados, si bien fue grabado durante todo su desarrollo, tal como sucedió con muchos otros estudios. Una de las razones por las que dicho material no se publicó en ese momento residía en la duda que aquejaba al autor respecto de la sustentada opinión de Hull, según la cual el operador, a través de lo que decía y hacía, era un elemento mucho más importante que cualquier proceso conductual interno del sujeto interviniente en la experiencia. Este fue el punto de vista que defendió Hull en el trabajo que presentó en Yale, siendo uno de sus empeños fijar una técnica “estandarizada” para efectuar la inducción. Con el término “técnica estandarizada” hacía referencia a las mismas palabras, el mismo lapso de

Milton H. Erickson

tiempo, el mismo tono de voz, etc. Que finalmente trajo como consecuencia un intento para evocar estados en trance comprables poniendo “discos fonográficos de inducción” sin tener en cuenta las diferencias individuales que existen entre los individuos, ni sus diversos grados de intereses, distintas motivaciones y variaciones en lo referente a la capacidad de aprendizaje. De este modo, Hull, aparentemente, no consideraba a los sujetos intervinientes como personas, y, en consecuencia, los ponía a la par con un aparato de laboratorio inanimado, a pesar de que el individuo toma conciencia de dichas diferencias que tiene con sus semejantes. Tales diferencias podrían ser demostradas mediante experimentos taquistópicos. Aún así, Hull sí demostró que los rígidos experimentos de laboratorio podrían aplicarse al estudio de algunos fenómenos hipnóticos. Ciertos trabajos de reciente publicación vinculados con las realidades de la hipnosis han conducido a una relectura y análisis de las notas del autor en las cuales quedaron registrados, en su totalidad, distintos estudios no publicados. (Debemos concederle el crédito de la realización de esta práctica al Dr. Hull; el autor con frecuencia se pregunta qué sucedió con aquellos estantes llenos de notas que el mismo Dr. Hull conservaba con los estudios que

Experimentos iniciales

decidió no publicar). La relectura de este material produjo los datos sobre los que se basa el presente trabajo, permitiendo que este informe en materia de investigaciones experimentales se intercale en alguna de las aparentes equivocaciones sobre la hipnosis que aún continúan siendo aceptadas sin que por ello se tenga en cuenta un pensamiento crítico más elaborado.

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cuestión. El profesor Joseph Jastrow, entonces jefe del Departamento de Psicología, estaba relativamente interesado sólo en la hipnosis, pero asimismo se sentía atraído por las manifestaciones del autor-estudiante. Hull no fue consultado, ni sabía del experimento hasta que el mismo concluyó. SELECCION DE LOS INDIVIDUOS INTERVINIENTES

PLAN EXPERIMENTAL Tal lo planeado y ejecutado en un principio, este primer experimento garantiza algunas de las respuestas que se exponen ante el grupo que formó parte del seminario. Tal experimento estuvo tan organizado que ni siquiera hizo falta recurrir a la utilización de la hipnosis. Por el contrario, se basaba en una consideración de los conceptos desarrollados por E.B. Titchener, Wilhelm Wundt, W.B. Pillsbury, y otros autores y fue organizado como una investigación directa relacionada con tales conceptos. En la medida de las posibilidades, el approach inicial se encaminaba a una posterior identificación de la hipnosis o de algunos de sus fenómenos. Un elemento central en el proyecto experimental propuesto fue sugerido mediante aquella cita bíblica que afirma que “Un hombre es lo que dice su corazón”, una aclaración hecha por varios de los participantes en el seminario en

La selección de la presencia de individuos para la realización del experimento fue fácil, debido a que la población de una universidad exhibe una amplia riqueza de personas que se suelen ofrecer como voluntarios. Se emplearon dos elementos de selectividad. Se excluyeron a todos aquellos estudiantes de la carrera de psicología. Se aplicó el mismo criterio para todos los estudiantes que conocían al autor pues podrían saber que él estaba interesado en la hipnosis. Se emplearon estudiantes masculinos y femeninos. La mayoría de ellos estaban cursando el segundo año de sus respectivas carreras. Predominaban los de ciencias agrarias, económicas, ingeniería y bellas artes con una distribución pareja de sexo y edad. Se les proporcionó a estos estudiantes el concepto de “introspección”. Para ello, se recurrió a un material mecanografiado, previamente preparado, el cual

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resultó ser interesante y creíble, pero con una explicación definitivamente superficial. A cada estudiante se le extendió una invitación confeccionada en un estilo cuidadoso; se les invitaba a participar a un experimento. Tal invitación incluía la idea de que el experimentador se proponía efectuar una investigación la cual consistía en “describir los procesos de pensamiento en el acto de pensar desde el comienzo hasta el fin, acto vinculado con la tarea determinada”. Como ejemplo ilustrativo, se informaba que las personas sabían recitar de memoria el alfabeto de la “A” a la “Z”. No obstante, la mayoría de dichas personas no podían recitarlo correctamente de atrás hacia adelante, es decir de la “Z” a la “A”, salvo a través de un “proceso de pensamiento de atrás hacia adelante”. Para aquellos que sí demostraron saber recitar el alfabeto correctamente de atrás hacia adelante, se les ofreció un segundo ejemplo: era la gran dificultad que implicaba el acto de recitar hacia atrás la rima “Que llueva, que llueva, la vieja está en la cueva...” Luego, el autor comentó que tenía en mente que los participantes realizasen una tarea sumamente sencilla. Les pidió que no leyesen ninguno de los párrafos que componen el trabajo de Titchener titulado “Trabajo sobre los procesos de pensamiento”. (El nombre de Titchener se repitió varias veces para

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descubrir si alguno de los participantes conocía dicho trabajo, haciendo hincapié en el término “procesos de pensamiento” y distrayendo la atención a la palabra “introspección”). A cada participante se le informó que el experimento duraría de una hora y media a dos horas. Un reloj, ubicado directamente en frente de ellos, marcaría pausadamente el paso del tiempo. El reloj se encontraba sobe un estante ubicado en la pared del laboratorio. El experimentador, luego se explicó, se sentaría detrás de una pantalla de 3.5 mts. de alto, ubicada en la parte posterior del laboratorio, y no se lo podría ver. No obstante, se le podría hablar o hacerle preguntas si así se deseaba o si surgía alguna necesidad al respecto, pero se prefería iniciar la tarea en absoluto silencio, de modo tal que no hubiera distracciones o interferencias. Lo que los individuos ignoraban era que, entre los cachivaches de una mezcla de aparatos de laboratorio, se había ocultado un espejo, de forma tal que el autor podía tener una imagen completa de los rostros de los individuos por medio de la observación a través de una mirilla oscura escondida detrás del diseño inserto en la pantalla. En cada copia mecanografiada, cada sujeto podía leer lo siguiente:

Experimentos iniciales

“Usted está ahora sentado en esta silla cómodamente; sólo mire hacia adelante. Con los ojos abiertos imagínese que hay una mesa pequeña hacia su derecha (o izquierda, en el caso de aquellos participantes que estuviesen sentados en el lado izquierdo), donde esta el apoyabrazos de la silla. Coloque sus brazos sobre su falda. En esa mesa imaginaria, pensará que hay un gran bol con frutas lleno de manzanas, peras, bananas, ciruelas, naranjas o cualquier otra fruta que a usted le agrade. No gire su cabeza hacia esa dirección. Piense e imagínese que toda esa fruta imaginaria está ahí, al alcance de sus manos que descansan sobre su falda. Luego, imagínese que en frente de usted hay una mesa de altura normal; está lo suficientemente lejos para que usted tenga que inclinarse un poco hacia adelante para entrar en contacto con ella. Ahora, lo que tiene que hacer es sentarse en la silla, mirando rectamente hacia adelante y lentamente atravesar paso por paso, y en orden correcto los procesos de pensamiento en un nivel mental y sólo piense que debe levantar la mano de su falda, hasta alcanzar el apoyabrazos, sintiendo el movimiento del codo y del hombro, la extensión lateral de su brazo, el leve descenso de su mano, el tacto hacia la fruta, la sensación de la fruta, la selección de una de ellas. Ahora cierre los dedos

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y acérquelos a la fruta, levante la fruta, sienta su peso, mueva la mano con la fruta, y finalmente coloque la fruta encima de la mesa imaginaria que está en frente de usted. Eso es todo lo que tiene que hacer, sólo imagine la acción total. Si sus ojos se cansan y se cree que puede pensar e imaginar mejor con los ojos abiertos que si los tuviese cerrados, ábralos. Probablemente cometerá algunos errores para atravesar cada uno de los pasos en el orden correcto; tendrá que detenerse y retroceder en su pensamiento (como lo hace al recitar el alfabeto o la rima en orden inverso). Es razonable que se cometan errores y que tenga que retroceder y volver a empezar. Sólo tómese su tiempo y hágalo con cuidado, en silencio, notando cada paso del proceso de pensamiento. Si lo desea, vuelva a leer estas instrucciones y podrá darse cuenta de que quizás usted puede haber tenido dicho pensamiento con sólo haber tomado una manzana, y que luego haya cambiado de opinión para entonces optar por una naranja. (Muchos de los participantes desearon tener una segunda lectura; algunos, una tercera). Ahora que ya sabe las instrucciones, veamos la cartelera informativa que está allí, y, cuando el minutero del reloj del salón esté en uno de los números, tomaremos nuestras posiciones y empezará el experimento.”

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LOS RESULTADOS EXPERIMENTALES Se obtuvieron tres tipos de resultados sobre un total de 63 individuos que participaron del evento. A los efectos de realizar un correcto análisis, tales resultados pueden ser clasificados en tres categorías generales: ninguno, reacciones temerosas y participación total. Respecto de la primer categoría, que incluyó 18 sujetos, los mismos no se relajaron, necesitaron mayores repeticiones de las instrucciones y, por último, manifestaron su total falta de interés por el proyecto en si, declarando que no podían hacerlo, que no tenía ningún sentido seguir adelante, o que, simplemente, no tenían ellos interés de participar. En este grupo predominaron los estudiantes de ingeniería y de ciencias agrarias. La conclusión tentativa a la que llegó el autor era que dichos estudiantes preferían realidades concretas a una imaginación abstracta. La segunda categoría, que incluía a 13 estudiantes, resultó ser mucho más interesante. Algunos de ellos se asustaron tanto hasta llegar al borde del pánico. Por tal motivo, interrumpieron el experimento, para solicitar mayores seguridades, y, por último, optaron por retirarse (Desafortunadamente no se

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efectuaron estudios de la personalidad de cada uno de ellos, ni el autor contaba con suficiente experiencia clínica para evaluarlos como personalidades). Sin embargo, varios de estos estudiantes fueron capaces de descubrir sus respectivas reacciones, reacciones que implicaban movimientos ascendentes involuntarios e incontrolables por parte de la mano dominante; las piernas se les dormían, el cuerpo estaba rígido y los ojos se les cerraban o se les nublaba la vista de tal forma que no podían ejercer ninguna clase de control. Todos ellos coincidieron en afirmar que reaccionaron con una sensación de temor que los llegó a alarmar. Posteriormente, esta alarma les permitió experimentar una libertad de acción que los guió a una demanda enfática de pedir disculpas. El experimentador acompañó la renuncia de cada uno de estos estudiantes con una gran gratitud por la claridad de cada una de las exposiciones de las sensaciones y por sus demostraciones de “uno de los aspectos de intensa concentración mental”. Tal hecho fue un intento de brindar la seguridad requerida. Por tal motivo, tres de los sujetos se ofrecieron nuevamente como voluntarios para repetir el experimento. Estas nuevas ofertas no fueron aceptadas, pues el experimentador argumentó que había queda-

Experimentos iniciales

do satisfecho con el aporte realizado anteriormente por dichos individuos. El tercer grupo, incluyó a 32 personas, con diversos grados de formas similares de conducta. Las mismas pueden ser enumeradas como (1) una lenta pérdida del reflejo del parpadeo; (2) un ritmo respiratorio alterado; (3) una pérdida correspondiente al reflejo del acto de tragar; (4) un desarrollo de la actividad ideomotora en la mano dominante; (5) un movimiento excesivamente lento de la mano y del brazo sobre el apoyabrazos de la silla; (6) un cierre lento de los ojos, por lo general en un punto anterior o durante el movimiento ideomotor de la mano y el brazo; (7) movimientos vacilantes de los dedos, como si se tuviese que seleccionar un objeto en un determinado lugar del bol de frutas imaginarias; (8) un movimiento ascendente que implicaba el acto de levantar un objeto; y una lenta inclinación hacia adelante, al intentar colocar el objeto sobre la mesa imaginaria y (9) inclinación hacia el respaldo de la silla para seguir descansando plácidamente. Los primeros dos sujetos a quienes se les preguntó sus vivencias habían decidido rechazar la continuación de la tarea. Un intenso estudio del tranquilo rostro del tercer sujeto indicó que el mismo había sido inducido a un trance

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por demás profundo, pero no se mencionó en ningún momento a la hipnosis. La ingenuidad e inexperiencia que por entonces caracterizaban al autor con respecto al comportamiento humano en una situación rígida, circunscripta y experimental no le permitieron captar el significado de la situación inmediatamente. El verdadero propósito había sido estudiar la conducta en dos situaciones circunscriptas presumiblemente diferentes. En una de ellas, designada por el autor mismo como una situación hipnótica, él sentía que era posible que el operador fuese la figura activa dominante y efectiva, y que la segunda forma de comportamiento presumiblemente diferente fue caracterizada por la no participación en la operación del sujeto como elemento activo. El individuo esperó pasivamente, mientras que el experimentador consideraba que había un fundamento para una genuina armonía hipnótica debido a la activa participación conjunta original relacionada con el dar y recibir las instrucciones, el hecho de mirar la cartelera informativa mientras se aguardaba que el minutero del reloj alcanzara alguno de los números, y la adopción conjunta, pero separada, de cada una de las posiciones en el salón. Mediante esta presunción tentativa, y estando aún detrás de la pantalla, Erickson señaló:

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“Creo que ya han trabajado bastante en este experimento, por eso pueden irse si así lo desean, debido a que yo todavía tengo que quedarme aquí preparando los informes”. Lentamente, el individuo se despertó en la forma característica del patrón de despertar correspondiente a una conducta que estuvo bajo los efectos de la hipnosis. Este individuo comentó, mientras observaba el reloj del salón, que el tiempo había pasado rápidamente. Luego de eso, se retiró. Los dos sujetos anteriores, quienes habían fracasado en sus intentos, eran estudiantes de ingeniería. Este tercero era un especialista en lengua inglesa. Se llegó otra vez a la conclusión de que los ingenieros estaban más interesados en realidades concretas y que el estudiante de literatura estaba más interesado en las abstracciones del pensamiento. A pesar de este temprano hecho significativo y experimental con el estudio del tercer sujeto y, por lo tanto, con la expectativa de alcanzar similares posibilidades en la mente del experimentador, un total de 31 sujetos fracasaron en un orden aleatorio, ubicándose 3 de ellos entre los 5 últimos, y el último sujeto también evidenció un resultado negativo, tal como había ocurrido con

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los dos primeros individuos. Los 32 sujetos que manifestaron una conducta semejante a la de un hipnótico demostraron poseer diversos grados de lo que podría ser considerado como estados de trance, y algunos, hicieron comentarios en voz alta acerca de sus respectivos comportamientos. Así, uno de estos sujetos hizo una exacta observación diciendo que “No sólo hablo con mis manos, sino que pienso con ellas”. Otro de ellos, un estudiante de música explicó que “Cada vez que una pequeña melodía antigua corre por mi cabeza, no puedo dejar de marcar su ritmo con mi pie, y ahora que mis pensamientos corren por mi cabeza, estoy moviendo mi brazo”. Ambos participantes parecían estar comentando lo sucedido sólo para ellos mismos. Incluso es de destacar la conducta de algunos otros sujetos. Uno de ellos, quién juzgó que los movimientos de sus dedos “habían tomado una de las frutas “(una manzana o una naranja) que él “había colocado sobre la mesa” y que luego él mismo, deliberadamente, volvió a “alcanzar” el bol de frutas, aparentemente seleccionó y comió dos bananas alucinatorias, llegando a pelarlas, para luego tirar las “cáscaras” en un cesto de basura aparentemente alucinado situado al otro lado de la silla. Otro sujeto, aparentemente, “colocó”

Experimentos iniciales

una banana en la “mesa” y le pidió al autor si podía tomar una naranja para comérsela. Dada la aprobación, esta persona, una mujer, se levantó, inclinándose, y, con los ojos abiertos, seleccionó una naranja, la recogió, peló y, aparentemente puso las cáscaras sobre el apoyabrazos de la silla. Luego, comió la naranja, y, más adelante, al no saber qué hacer con las cáscaras, finalmente las puso en una mesa imaginaria ubicada ligeramente a un costado de donde ella antes había puesto la banana que no quiso comer. Al finalizar toda esta actividad alucinatoria, abrió su cartera, sacó un pañuelo y se secó la boca y las manos. Otro sujeto preguntó si podía tomar una manzana para llevársela a su casa, indicando que quería “ésa grande de color rojo que está allí”. Explicó que deseaba llevarse una manzana para comerla en su habitación mientras estudiaba. Dado el consentimiento, él hizo los movimientos como si estuviese tomando la manzana y se la puso en el bolsillo de su campera. Se siguió el mismo procedimiento para despertar a aquellos individuos que aparentemente habían sido hipnotizados, tal como había sucedido con el tercer sujeto antes mencionado. Esta variación no prevista en el procedimiento anteriormente planeado fue improvisa-

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do por el experimentador. En virtud de que los dos primeros sujetos no cooperaron correctamente y, por lo tanto, fueron retirados del experimento, su introducción no fue considerada como una significativa variación en el procedimiento. Las mismas palabras que brindaban seguridad fueron empleadas para cada uno de los grupos que evidenciaron “reacciones de temor”, convirtiendo a la alteración del procedimiento experimental en un factor constante dentro del experimento en cuestión. Una variación del experimento involucró a una docena de sujetos quienes aparentemente no despertaron del trance luego de cumplidas las instrucciones. Esta situación se completó y se estableció cuando se optó por caminar con estos sujetos pero ya afuera del laboratorio y fuera del edificio donde se situaba, haciendo el siguiente comentario: “Bueno, antes de ponerme a redactar el informe, me voy a tomar un poco de aire fresco”. Esta aseveración pareció ser un procedimiento suficiente capaz de despertar a los sujetos de inmediato. Aquellos sujetos que manifestaron una amnesia parcial o una total falta de amnesia de todo lo que habían hecho en trance, demostraron que también te-

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nían alucinaciones incluso luego de haberse despertado; seguían pensando en el bol de frutas y en sus contenidos así como en las mesas pequeñas y en las grandes. Los pensaban como si fueran objetos reales. Incluso comentaron con curiosidad señalando que no se habían dado cuenta de la presencia de dichos objetos cuando entraron en la sala. Estos comentarios fueron evadidos por el expediente de la presión de trabajo que implicaba escribir inmediatamente el registro o relato de la experiencia. Pero existieron 12 sujetos que demostraron padecer una amnesia total a partir del momento en que se sentaron en la silla, cuando se pusieron a observar el reloj. Dicha amnesia duró hasta el final de la sesión. Varios de ellos, al despertarse, se sorprendieron al comprobar la cantidad de tiempo que había transcurrido, al observar el reloj de la sala. El paso de tiempo fue, obviamente, una sorpresa para ellos. Se sintieron confundidos a tal punto que uno de ellos declaró: “Pero si recién llegué”. Otros se sintieron confundidos, al observar el reloj y preguntaron qué había sucedido. Ninguno de los miembros de este grupo siguió teniendo alucinaciones, ya sea de las frutas o de las mesas grande y pequeña, pero uno de ellos destacó que sentía un gusto de banana en su boca.

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En ningún caso los sujetos dieron o recibieron explicación de lo que había sucedido en ese lapso, salvo que ellos afirmaron que “se habían realmente concentrado”. CONTINUACION DEL ESTUDIO EXPERIMENTAL Tres meses más tarde, los 31 sujetos que no habían llegado a completar el experimento -es decir, los 18 que no habían deseado o podido empezar, y los 13 que habían sentido temores- fueron convocados nuevamente para un nuevo experimento. El pedido del experimentador se basaba en que ellos debían participar de un nuevo experimento -es decir, serían nuevamente hipnotizados-. Todos, salvo uno, aceptaron; el que no aceptó se encontraba en la primera de las categorías del experimento anterior. Si bien el resto aceptó el desafío, lo hicieron de manera reacia (Entre ellos, se encontraban los que pertenecían al grupo de los “temerosos”). En un cuarto diferente, comparado con el del primer experimento, los sujetos fueron entrevistados por separado. Se les explicó que debían sentarse confortablemente con sus manos sobre sus faldas, en una silla, ante una pizarra o una hoja de papel y un lápiz. Se

Experimentos iniciales

trataba de que los sujetos observaran fijamente el lápiz hasta que su mano lo tomase y comenzase a escribir involuntariamente. En segundo lugar, ellos debían concentrarse en que debían levantar la mano y, en primer lugar, ver cómo el lápiz comenzaba a escribir, y luego no debían hacer nada más.

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Una vez más, el experimentador se retiró a observar a través de la mirilla en la pantalla previamente preparada, siendo la imagen de los participantes suministrada por varios espejos, proveniente de un sólo espejo que se reflejaba en los demás, de forma tal que podía observarse toda la habitación desde los diferentes ángulos. Los espejos fueron discretamente ubicados en pilas de aparatos de laboratorio.

rentes sujetos como somnambulísticos fueron simplemente la presencia de ojos abiertos, escritura automática, y una amnesia total a posteriori. Los criterios para clasificar un trance medio fueron una amnesia parcial o selectiva aunque nunca total. De este modo, podría hablarse de una memoria de lectura de lo que se había escrito, pero se consideraba que la mano y no el sujeto fue el que recogió el lápiz y se puso a escribir. Los trances leves fueron clasificados de este modo cuando tenía lugar una actividad ideomotora adecuada, pero cuando había una recolección total de los hechos así como una descripción expresiva “Podía sentir y ver que algo me sucedía, pero no podía evitarlo. No parecía que fuese yo el que estaba haciendo esos movimientos”.

De los treinta sujetos, 10 abandonaron. Una vez más, estos eran estudiantes de ciencias agrarias y de ingeniería, y ninguno de ellos había pertenecido al grupo de los “temerosos”. Los 20 restantes consiguieron desarrollar estados de trance de diversos grados. De los 18 que originalmente habían salido durante el transcurso del primer experimento, con evidentes signos de trance, 7 volvieron a repetir la misma experiencia. De estos 7, 3 desarrollaron un trance somnambulístico, 3 un trance medio y uno un trance leve. Los criterios que se emplearon para clasificar a los dife-

La totalidad de los miembros del grupo anteriormente “temeroso”, 13 en número, desarrolló estados de trance (4 fueron somnambulísticos; 7, medios, y 2, leves). Fue sumamente significativo el hecho de que los 7 sujetos que experimentaron trances medios y los dos con trances leves espontáneamente hayan ofrecido la información voluntaria de que someterse a hipnosis era “exactamente estar bajo los efectos de la introspección y la concentración”. Describieron en detalle las sensaciones terribles que habían sentido originalmente, y la reexperiencia de las mismas sen-

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saciones, pero con la tranquilidad que les brindaba el saber que habían sido hipnotizados, una idea que, evidentemente, ellos habían confirmado y que efectivamente había eliminado toda posibilidad de temor. Ellos esperaban sentirse diferentes cuando eran hipnotizados, y esta comprensión se confirmaba. Sirvió para permitirles aceptar la experiencia, pero no para llevarla a cabo.

El experimento original de “introspección” se repitió una vez más con todos aquellos sujetos que habían evidenciado resultados exitosos en el experimento anterior. Todos ellos, salvo 7, consiguieron desarrollar trances somnambulísticos, mientras que los 7 desarrollaron trances medios. Los sujetos que antes habían experimentado trances leves ahora desarrollaron trances medios o somnambulísticos.

Con posterioridad, se les formuló preguntas a los sujetos somnambulísticos, en el mismo estado de trance, tratando de saber cuáles eran sus sensaciones a medida que iban desarrollando el estado hipnótico. Todos ellos informaron que tuvieron los mismos sentimientos subjetivos que habían anteriormente experimentado en la “experiencia de introspección y concentración”. Voluntariamente ofrecieron la información de que sabían que habían estado desarrollando un estado de trance, pero no se dieron cuenta de ello en el momento. Los cuatro sujetos somnambulísticos, que antes habían reaccionado con alarma, explicaron que se asustaron ante la presencia de “aquellas extrañas sensaciones inesperadas”. Sabiendo ahora que se había recurrido al uso de la hipnosis, ellos sí tenían una comprensión de sus experiencias subjetivas, y, por lo tanto, ya no había motivos para que reinase la alarma.

El experimento con lápiz y papel se repitió nuevamente con los sujetos quienes ya habían tenido éxito con los “experimentos de introspección”, pero esta vez con un experimento con hipnosis. Los trances hipnóticos fueron inducidos en todos los sujetos rápidamente. Prácticamente todos resultaron ser somnambulísticos. Todos estos individuos fueron utilizados por los graduados de Clark L. Hull y también por el autor durante la continuación del segundo semestre del seminario, particularmente en la conducción de varios estudios para su publicación en el libro de Hull y en cualquier otro material, como réplica a los reportes del autor durante el término del primer semestre, y en la evocación de otros fenómenos hipnóticos.

Experimentos iniciales

EXPERIMENTACION ADICIONAL Cuando se completaron todos los experimentos antes descriptos, un hecho particular tuvo lugar durante uno de los encuentros del seminario. Algunos de los estudiantes ya graduados habían analizado la hipótesis de que las sugerencias eran nada más que un punto de partida para la conducta de respuesta, pero que tal cuestión y forma a través de la cual estas sugerencias y comandos (órdenes) hipnóticos servían como puntos de partida para el caso de fenómenos hipnóticos de cierta complejidad que no quedaban incluidos en el significado aparente o implícito de las palabras empleadas parecían convertirse en problemas inexplicables. Entre los puntos de vista insatisfactorios y divergentes y las más o menos relevantes o pertinentes discusiones que el autor apropió para sí mismo, el optó por narrar el experimento vinculado con el patrón de ira que aquejaba a la señorita “0”, a quien él conocía bastante bien como miembro del grupo de estudiantes aunque no como persona, si bien él ya sabía mucho acerca de la historia familiar de esta mujer. El prolongado patrón de ira de la señorita “0” se caracterizaba por un carácter de rabietas. Siempre que se encolerizaba o que se sentía frustrada por su padre o madre, ella, todavía una niña, giraba sobre sí

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misma, corría subiendo las escaleras, en dirección a su habitación, cerraba violentamente la puerta, se lanzaba a la cama y empezaba a sollozar. Ella dio su consentimiento al aceptar la siguiente “sugerencia”: “Baje las escaleras que están al lado de este cuarto, salga del edificio a través de la puerta lateral y llegue a las escalinatas, observe el campo de deportes por un rato corto, luego regrese aquí, observe el panorama un poco y luego corra rápidamente subiendo las escaleras hacia esta habitación, cierre con violencia la puerta y siéntese en su sitio en esta sala.” Con un gesto de vergüenza visible, ella aceptó la propuesta. Un par de minutos más tarde, mientras el grupo esperaba ansiosamente, el regreso de la mujer, se pudo escuchar como la señorita “0” estaba subiendo las escaleras. Ella entró rápidamente a la sala, con la cara roja de rabia, cerró la puerta que estaba detrás de ella con suma violencia, se lanzó hacia su silla y, apoyando su rostro sobre los brazos en la mesa, y para la confusión y asombro del grupo, incluyendo al experimentador mismo, la mujer estalló en un llanto incontrolable. Luego de llorar durante algunos minutos, la señorita “0” se enderezó y con furia regañó al experimentador por esta “ultrajante sugerencia” y luego pasó a

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lanzar su cólera hacia el resto de los participantes por la “conducta vergonzosa que ellos habían tenido para con ella”. Entonces también repentinamente, su ira la dejó y con un dejo de asombro y confusión preguntó: “¿Por qué me enojé tanto?.

las escaleras, pero luego me enojé y no pude pensar en nada más hasta ese momento. Pero, por favor, no me hablen ahora pues estoy todavía enojada y no puedo evitar esta sensación”. La expresión de su rostro y el tono de su voz confirmaban lo antedicho.

A todo ello siguió una muy ardua discusión y cuestionamiento hasta que uno de los participantes le preguntó a la señorita “0” en qué momento empezó a sentirse irritada. Ella respondió que no tenía la menor idea. Luego, de manera voluntaria y con sumo interés, aceptó repetir el experimento pero con el agregado de que esta vez ella “iba a prestar atención donde está uno cuando se encoleriza”.

No obstante, poco después, ya recuperada, se unió a la discusión acerca de su comportamiento con sumo interés y sin ninguna clase de vergüenza.

Mientras dejaba la habitación, ella señaló con interés que le parecía que se había enojado a medida que iba subiendo las escaleras, pero que igual no estaba muy segura. Luego, se produjo una exacta repetición de su conducta previa pero con la exepción de que, cuando empezó a reprocharle al autor y al resto del grupo, de pronto tomó conciencia de su situación de la realidad y se detuvo; empezó a reírse con lágrimas y dijo: “¿Por qué hice lo mismo de nuevo?”. Ella más adelante explicó: “Pensaba que había estado a mitad de camino cuando subía

En la discusión misma, un poco más tarde, le preguntaron si deseaba repetir el experimento. Luego de dudar un instante, aceptó. A medida que iba dejando la habitación, comentaba que no sería necesario hacer todo el procedimiento al pie de la letra, pero que sí podía reveer mentalmente toda la tarea, paso por paso. Cuando estaba finalizando este comentario y abría la puerta, de pronto, la cerró con violencia giró con fuerza en dirección al experimentador gritándole: “¡Usted ...usted ...usted !” Luego, ella estalló en llanto y se dejó caer en la silla sin dejar de sollozar en ningún momento. Una vez más, logró componerse y pidió que no la incluyeran más en otros experimentos. Transcurridos algunos seminarios, cuando el experimentador ya había completado sus estudios, tal lo descripto anteriormente, le preguntó a la señorita

Experimentos iniciales

“0” acerca de sus anteriores demostraciones. Ella, vergonzosa, aunque en forma algo reacia, dijo que deseaba discutir sobre tales demostraciones. De inmediato, el autor explicó: “ No quiero que usted baje las escaleras o que se enoje. Todo lo que tiene que hacer es estar sentada aquí y apoye su cabeza sobre sus brazos sobre la mesa y descanse tranquila y plácidamente. Siéntase cómoda, recuerde cada paso que hizo usted al bajar la escalera, recuerde cuando abrió la puerta lateral, cuando vió el campo de deportes, cuando regresó y observó fijamente todo el corredor antes de subir hacia esta habitación. Entonces, cuando usted esté pensando todo esto, siéntese derecha y míreme”. La señorita “0” aceptó con prontitud la propuesta del autor y a la brevedad se puso recta y miró al autor que estaba sentado directamente en frente de ella en la mesa de conferencias, presidiéndola. Cuando lo hizo, todo el mundo percibió que ella estaba bajo los efectos de un trance somnambulístico muy profundo, comprobándose que estaba en total armonía sólo con el autor. Ella estaba alejada de toda relación con quienes la circundaban en ese momento. No respondió ni siquiera una vez a las preguntas de los restantes participantes, sino que sí respondía, pasiva-

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mente, a las inquietudes del experimentador. Pudieron demostrarse los efectos propios de la catalepsia, de los fenómenos ideosensoriales, disociación, regresión permanente y anestesia. Cuando se le pidió a la mujer que desarrollara una levitación de mano, aparentemente, ella fracasó. La experiencia previa realizada sobre otros sujetos guió al experimentador a que le sugiriese que lo intentara con la otra mano. Una vez más, aparentemente, ella no lo pudo hacer. Más adelante, el experimentador, evidenciando un sumo cuidado, optó por ordenar: “Ahora quiero empezar la levitación de mano con usted otra vez, haciéndolo desde el mismo principio. Cuando esté lista, hágamelo saber con la cabeza”. Poco después, ella hizo la indicación. A partir de ese momento, lenta y sistemáticamente, el autor sugirió que la mujer hiciese una levitación de mano usando la derecha hasta alcanzar un nivel superior al de la cabeza. A medida que el autor daba sus instrucciones, el grupo observaba el movimiento de la mano de la mujer. No había movimiento ascendente alguno. El experimentador, observando la cabeza y el cuello de la mujer en busca de tensiones musculares, finalmente señaló:” Muy bien. Ahora, coloque lenta y pausadamente su mano izquierda en la parte trasera de su mano derecha”. Lentamente, ella levantó su mano izquierda

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por encima de su cabeza, la movió a través de la línea media que separa en dos el cuerpo humano, y luego la bajó pausadamente hasta que reposara, mientras que el resto del grupo observaba el hecho en medio del asombro. Al finalizar el movimiento de su mano izquierda, se le pidió a la mujer que ahora la colocase en la parte superior de su mano derecha. Ella asintió con la cabeza. Esta era la primera vez que el experimentador recurría a la levitación alucinatoria de mano y el primer caso lo había llegado a confundir muchísimo. En otras circunstancias, él ya se había enfrentado a comportamientos hipnóticos alucinatorios comparables. Desafortunadamente, la falta de una observación crítica o de una correcta experiencia conduce a la creencia de que los individuos no son responsivos en lugar de tomar conciencia que en realidad sí lo son de una manera más compleja que aquella previamente esperada. Por otro lado, la conducta hipnótica requerida está siendo subjetivamente experimentada en base a un nivel alucinatorio. En este caso, al demostrar la presencia de fenómenos hipnóticos con la señorita “0”, la levitación de mano pasó a ser considerada como la demostración final para una determinada razón. A la señorita “0”, en el experimento anterior vinculado con su carácter irascible, se le pidió que subiese las escaleras. De

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esta manera, el experimentador era muy cauto acerca de un uso renovado del término subiese o de otra palabra con similar significado debido a una posible asociación con el uso anterior que había tenido la misma palabra. El había esperado únicamente la probabilidad del desarrollo de la ira, pero, al fracasar el ejercicio de la levitación, él comenzó a controlar los músculos del cuello de la mujer para comprobar la tensión que ya había estado presente en los dos sujetos anteriores que no habían sufrido alucinaciones debido a la levitación de mano. Luego de pedirle silencio al grupo, el experimentador le pidió a la señorita “0” que apoyase sus manos sobre su falda y, luego, le preguntó si deseaba contestar algunas preguntas acerca de desde cuándo sentía odio por el experimentador. Ella asintió con la cabeza afirmativamente. Luego le preguntó: “¿Está usted ahora como lo estaba antes o, quizá, debo decir su actual estado mental y su estado mental en ese momento de crisis son los mismos o idénticos?”. El rostro de la mujer exhibió una mueca pensativa y luego, lentamente, asintió con la cabeza afirmativamente. Luego, le preguntaron: “¿Puedo preguntarle si ahora usted siente las mismas sensaciones que antes había ya sentido?” Su respuesta

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fue: “No, por favor, no”. “¿Por qué, no?”. “No quiero enojarme”. Le preguntaron si deseaba hacer algo más. Tras unos momentos, ella respondió: “No”. De la misma forma, le pidieron si podía colocar las manos sobre la mesa. Puso sus brazos sobre la mesa para apoyar la cabeza sobre ellos. Luego, le dijeron: “Ahora, póngase derecha, como si fuese la primera vez que le voy a pedir que haga la misma cosa”. Ella lo hizo, tomando plena conciencia y estando completamente despierta con una aparente amnesia total para todo el trance. Uno del grupo le preguntó si podía ser hipnotizada, a lo cual ella respondió que nunca lo había pensado pero que le agradaría ser hipnotizada, y se ofreció como voluntaria. El autor le pidió que colocase sus manos con las palmas mirando hacia abajo sobre sus muslos y que luego observase su mano derecha. En esencia, se dieron las mismas instrucciones que en el experimento de levitación de mano anterior, pero, en esta oportunidad, debido a que la instrucción era observar su mano derecha que en verdad permanecía inmóvil sobre su falda, su alucinación visual respecto de una continua levitación de su mano derecha era aparente, hasta que la dirección de su visión indicaba que la mano estaba encima del nivel de su cabeza. Muchos del

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grupo presente intentaron hacerle preguntas, pero ella demostró que estaba en estado de armonía sólo con el experimentador. El experimentador le preguntó a la mujer si ya había estado en trance anteriormente. La intención era que ella contestase que lo había estado únicamente en esa jornada. Su respuesta fue un mero “Si”. “¿Cuántas veces?”. En lugar de dar la esperada respuesta de “Una vez”, ella contestó: “Cuatro”. “¿Cuándo?”. “Hoy, el otro día”. “¿Qué otro día?”. “Cuando me enojé”. El autor la despertó, y una aparentemente total amnesia quedó demostrada por el hecho que cuando le preguntaron si ya antes había sido hipnotizada por alguien, la mujer respondió que no, y que deseaba ofrecerse como voluntaria. En lugar de aceptar dicha oferta directamente, uno de los miembros del grupo le preguntó si ella pensaba que podía efectuar una levitación de mano. “No sé lo que es, pero me agradaría intentarlo”. Inmediatamente se puso en posición y no hizo referencia alguna a la conducta ideomotora alucinatoria anterior ni ningún desarrollo de trance. El miembro del grupo que le había formulado tal pregunta probó ser la única persona que se encontraba en armonía

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con ella. Más tarde, le pidieron que se despertase del estado de trance. Una vez más evidenció amnesia total. Durante las siguientes cuatro horas del seminario, el grupo permaneció discutiendo el comportamiento de la mujer y, además, se analizó la experimentación privada del autor. Toda la secuencia de los eventos anteriores alteró, y obviamente, desagradó al Dr. Hull ya que, según él, la importancia de las sugerencias e instrucciones y de la sugestibilidad, así como el papel del operador en la inducción a trance fueron ignorados y dejados completamente de lado. Como resultado de esa experiencia, se abandonó el approach de este estudio de la hipnosis en los seminarios de la Universidad de Wisconsin. CONSIDERACIONES COMPLEMENTARIAS Desde entonces, y en especial luego de que el autor hubiese obtenido su doctorado y de que pudiese oficialmente reiniciar el trabajo experimental en el Worcester State Hospital de Worcester, Massachusetts, se empleó mucho este aprendizaje cuando el autor intentó desarrollar su diversas técnicas de inducción hipnótica indirecta y permisiva. Asimismo, y por medio del contras-

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te de los respectivos valores de cada una de dichas técnicas el autor se ocupó de efectuar muchos experimentos sobre las técnicas directas y autoritarias y sobre las técnicas verbales tradicionales, rituales y repetitivas. En general, sus hallazgos, basados en la experiencia alcanzada con varios miles de individuos, han determinado que cuanto más simple, permisiva y abierta sea una técnica, más efectiva será, tanto experimental como terapéuticamente, en lo que respecta al logro de resultados por demás significativos. Asimismo, su experiencia le ha indicado que cuanto menos haga el operador y cuanto más permita hacer a los sujetos, a través de una actitud de confianza y expectativa para cada uno de ellos, más fácil y más efectivo serán los estados y fenómenos hipnóticos, pudiéndoselos evocar con una mayor facilidad y claridad de acuerdo con las propias capacidades del individuo; dichos estados y fenómenos no se verán modificados por el mero esfuerzo de complacer los deseos del operador. No obstante, debemos tener en cuenta que los sujetos difieren como personalidades y que se deben elaborar las correspondientes técnicas hipnóticas para adecuarse a las necesidades individuales y las necesidades de cada situación en particular. Por lo tanto, aquellos que se valen de la hipnosis deben

Experimentos iniciales

estar informados acerca de todas la clases de técnicas hipnóticas y deben apreciar plenamente a los sujetos como personalidades. Siempre deberían tener en cuenta que la función del operador no es más que la de convertirse en una fuente de guía inteligente mientras que los sujetos hipnóticos llevan a cabo el trabajo que sí demuestra los fenómenos hipnóticos, en la medida en que esto sea permitido por el talento que presenta el individuo para comportarse de diferentes maneras. De esta forma, el daltónico no puede recibir receptores visuales para estar en condiciones de poder diferenciar los colores, pero la persona con visión normal está en condiciones de bloquear el uso de los receptores visuales de una determinada clase, tal como sucede en la vida diaria cuando un libro que posee un título claramente visible no puede ser encontrado en los estantes de una biblioteca pues tiene tapa azul mientras que la búsqueda se estaba efectuando creyendo que la tapa del libro era roja, utilizándose entonces, un marco de referencia diferente y eliminando todo esfuerzo para encontrar el libro correcto. Asimismo, debería tenerse en cuenta que los modos, actitudes y comprensiones por lo general cambian en los sujetos incluso cuando ellos están sometidos a una inducción a trance y que debería haber una fluidez de cambios

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en la técnica por parte del operador para desplazarse de una clase de approach a otra clase, tal cual lo indicado. Desafortunadamente, se efectuaron muchos experimentos que se basaron sólo en conceptos rígidos respecto de los conocimientos y capacidades limitadas del operador. Quizás un buen ejemplo de dichos experimentos típicos lo da la demostración de una “conducta antisocial en la hipnosis”, la cual persuada al sujeto a abrir un nuevo lápiz de labios o a quedarse con una factura de un dólar en el medio ambiente de un laboratorio, ignorando completamente el hecho demostrado con posterioridad de que el medio ambiente de un laboratorio y de que la situación experimental por sí sola, sin el empleo de ninguna clase de hipnosis, pueden ser tan sofocantes que se puede llegar a evocar una conducta contraria a los deseos de los sujetos, así como a sus antecedentes, capacitación, criterios y sentido moral (Milgram, 1963). Además, el hecho de ignorar los conocimientos propios de un sujeto, privilegiándose la creencia del experimentador de que es él quien controla las condiciones del individuo puede conducirnos a “experimentos” en los cuales la equivocación correspondientes a las respuestas de los estados de vigilia y trance puede en verdad ser un producto del desarrollo de una identidad de los estados conscien-

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tes supuestamente diferentes de los sujetos más que el de una evocación de respuestas similares en estados sí diferentes. El presente trabajo experimental se llevó a cabo mucho antes que la realización de los estudios sobre la denominada simulación de la hipnosis, en la cual el experimentador les pide a los individuos que “simulen” una conducta hipnótica. Diversos autores presentaron informes relacionados a tal efecto, quienes parecen no tomar conciencia de que la mejor simulación es la realización. Asimismo, en los denominados estudios experimentales controlados, los sujetos simuladores con frecuencia ya habían sido expuestos a una experiencia hipnótica, han presenciado actos de hipnosis y en efecto han tenido algunos preconceptos sobre hipnosis. De esta forma, la experimentación con tales sujetos, guía a un sentimiento de duda respecto de la sofisticación o integridad científica del experimentador. Los experimentos anteriormente descriptos no se hicieron a los efectos de determinar si podía darse una simulación de la hipnosis y de alcanzar una conducta comparable. Más aún, el experimento fue diseñado para determinar la importancia del operador y del sujeto. No obstante, casi sin intención,

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quedó al descubierto de que si, inocentemente (el autor reconoce su ingenuidad en este período de su carrera científica) se le pide a un sujeto no hipnótico, en estado de vigilia, que se comporte de la misma forma en que lo haría si estuviese en un verdadero estado de trance, puede tener lugar un estado hipnótico, aunque no se haga mención alguna a la hipnosis. No hay necesidad de pedir una simulación, ya que la tarea en sí es la que conduce a la hipnosis. Por lo tanto, uno puede preguntarse a sí mismo por la perspicacia de aquellos que se atreven a demostrar que la “conducta hipnótica simulada” requerida difiere completamente de la conducta hipnótica real. De la misma manera, se han confirmado hallazgos de esta temprana experimentación en todos los años de experiencia que vivió el autor y muchos de sus colegas. Los experimentadores u operadores no revisten importancia cuando se trata de determinar los resultados hipnóticos, sin que se tengan en cuenta sus conocimientos e intenciones personales. Lo que los sujetos comprenden y hacen, y no lo que desean los operadores, es lo que determina que los fenómenos hipnóticos serán manifestados con posterioridad. En consecuencia, la experimentación hipnótica que se evalúa en términos de los planes, deseos, intenciones y conocimientos de los ex-

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perimentadores resulta ser inválida a menos que sea comunicada a los conocimientos de los sujetos hipnóticos y aceptada de tal forma. La evaluación se efectúa exclusivamente en base a las conductas de los sujetos y es dicha conducta, y no las palabras emitidas por los experimentadores, la que debe actuar como el factor decisivo para alcanzar una correcta evaluación. Muchos profesionales clínicos han tenido la experiencia de considerar la posibilidad de usar la hipnosis para un determinado paciente que la solicite, sólo para luego comprobar que el asunto se encontraba fuera del alcance profesional debido a un trance espontáneo. El profesional clínico no sólo se conforma con esto, sino que, cuidadosamente, puede sugerir el relajamiento y pedirle al paciente que responda a través de la catalepsia y la anestesia. O, por el contrario, el clínico puede sugerir el empleo de la anestesia y descubrir que el paciente está manifestando una disociación o, incluso, una regresión. A lo sumo, los operadores pueden sólo ofrecer una guía inteligente y, posteriormente, aceptar las conductas de los sujetos que están analizando.

Traducción: IMHEBA

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RAPPORT - HIPNOSIS de MILTON H. ERICKSON - Nº 31 - Junio de 2001

INVESTIGACIÓN ESPECIAL COMPLEMETARIA DE LA HIPNOSIS. REALIDADES HIPNOTICAS Y NO HIPNOTICAS (1967) Milton H. Erickson, D.M. 1. Publicado en The American Journal of Clinical Hypnosis, October 1967, 10, 87-135 2. Publicado en The Collected Papers of Milton H. Erickson on Hypnosis, Vol. I, Ed. by Ernest L. Rossi, Ph. D., Irvington Publishers, Inc., New York; 1980, 18-82 3. Con autorización de Ernest L. Rossi, Ph. D., Buenos Aires, 1993, para su publicación en Rapport.

OBSERVACIONES PRELIMINARES

“¿Qué es la hipnosis?” y “¿Qué constituye realmente un estado hipnótico?”.

La actitud de rechazo del Dr. Clark L. Hull hacia el primer estudio experimental del autor sobre la naturaleza de los fenómenos hipnóticos (Erickson, 1964 b), no obstante estimuló la realización de una investigación complementaria con el objeto de descubrir qué tareas podrían llevarse a cabo por el uso de la hipnosis en áreas tales como respuestas condicionadas, anestesia, cambios sensoriales, actividad ideomotora y regresión, entre otros campos de investigación. Todo esto sirvió para formar una serie de fundamentos básicos respecto de interrogantes tales como

El hecho que narraremos a continuación resultó ser de gran importancia para que el autor tomase real conciencia de que las realidades en estado de vigilia son bastante diferentes de las realidades del estado hipnótico. La señorita “0” se había ofrecido voluntariamente para realizar un trabajo experimental con el autor, varios fenómenos hipnóticos habían sido estudiados con la ayuda de la paciente. Luego, una tarde, el autor se empeñó en intentar descubrir qué sucedería si se optaba por modificar el estilo de alguna de las instrucciones sin que se produjese ningu-

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na alteración aparente del significado. Experimentalmente, la señorita “0” había sido entrenada para que tuviera alucinaciones visuales abriendo los ojos, sin ver nada, para, luego despertarse y tomar conciencia y tomar conciencia de una vaguedad y nebulosidad en las cuales las líneas y las sombras aparecían lentamente, y, más adelante, la visión se tornaría más clara y más definitiva, hasta obtener una alucinación visual elaborada, bien completa. A esto debe agregarse una leve sugestión de sugestiones sonoras debidamente graduadas que, de a poco, se volverían más claras hasta que pudiese evocarse alucinaciones auditivas elaboradas (En ese momento, la experiencia del autor no le había enseñado aún que las alucinaciones podían ser inducidas más rápida y fácilmente). El autor estaba más interesado en el estilo y naturaleza de las sugestiones que serían más efectivas; el autor tenía la errónea impresión de que todos los fenómenos hipnóticos dependían de la inducción de un estado de trance somnambulístico (Indudablemente, éste fue un error afortunado ya que condujo al autor a usar de 4 a 20 horas en capacitar sujetos para que estén en condiciones de garantizar estados de trance profundamente somnambulísticos para llevar a cabo sus estudios experimentales, en especial aquellos que involucraban alteraciones neurológicas y fisiológicas posibles y

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extensivas del funcionamiento corporal, en lugar del empleo de los 2 a 10 minutos mencionados en los libros sobre experimentos hipnóticos, donde si el trabajo debía ser realizado en el estado de vigilia, sería necesario distribuir un mayor lapso de tiempo. Desafortunadamente, incluso entre aquellos deseosos de realizar trabajos científicos, aún prevalece la actitud de que la hipnosis es un acto milagroso que disminuye los requisitos en materia de tiempo). Se había estado trabajando con la señorita “0” en el estado de trance somnambulístico, durante tanto tiempo, que se descubrió que ella era capaz de responder con una alucinación positiva a la simple instrucción de “Hay un lindo perrito marrón allí”. Ella ya había aprendido a desarrollar fácilmente alucinaciones visuales y auditivas tanto negativas como positivas para las sugerencias comparables. En esta ocasión en particular, el autor intentó elaborar una intensa alucinación complicada, señalando enfáticamente “HAY un lindo perrito marrón allí” y se detuvo para luego hacer más sugerencias. Para el asombro del propio autor, durante dicha pausa, la señorita “0”, con el tono de voz de una niñita, respondió: “¡Uy, uy!!! Es el mío”. Luego, como si le estuviese hablando al perrito imaginario, la mujer continuó diciendo: “Ven-

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ga con Alwis, lindo perrito, venga aquí, aquí, ahora”. Durante el término de las siguientes cuatro horas, el autor con asombro y sumo cuidado, analizó la situación y trató de relacionarla con la instrucción dada con anterioridad y con todas las sugestiones previamente comparables. Se llegó a las siguientes conclusiones: 1.- La señorita “0” tuvo una espontánea regresión a cuando era una niña. Tal hecho lo brinda el uso de la palabra “perrito” en lugar del término “perro”. 2.- La sugestión para inducir una alucinación visual expresada en tal forma puede haber sido cuando una posible serie de pensamientos fortuitos en la mente de la señorita “0” sirvió para evocar una revivificación de las memorias de la niñez que trajo como consecuencia una regresión espontánea. 3.- El autor descubrió que él mismo se había convertido en un primo de la mujer y de que el laboratorio era ahora el patio de la casa. 4.- Fueron innecesarias otras sugestiones complementarias para “crear” el resto del medioambiente que estaba experimentando la mujer, ya que ella hablaba como una niña con total libertad, y dijo varias cosas sobre la “tierra” y “a

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través de la calle”. 5.- Utilizó un vocabulario propio de una criatura de “siete” años y manifestó que no podía entender más allá de aquellas palabras que estaban fuera de su vocabulario de niña. Su conducta, su manera e incluso, sus movimientos eran los propios de una niñita, y ella parecía no sentirse a gusto como estaba vestida a la edad de siete años (Se produjo una gran riqueza de datos ya que demostró ser una “niñita” muy habladora y sociable). 6.- El autor realizó extremos esfuerzos para evitar sugerir nuevos elementos, pero esto resultó ser innecesario, ya que la señorita “0” recordaba paso por paso cada uno de los hechos de un día vivido cuando tenía ocho años. 7.- Por último, el autor se dio cuenta que debía enfrentarse con el problema técnico de cómo restablecer la situación hipnótica original: un problema muy temido en ese entonces para él. 8.- Por último, surgió la idea de restablecer dicha situación hipnótica original. Lo hizo cuando la niñita vio por primera vez al perrito. Pensó mucho sobre este problema mientras veía cómo la señorita “0” “jugaba con las flores” en el piso del laboratorio (Una investigación posterior, le hizo conocer al au-

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tor que la indulgente madre de la señorita “0” la había obligado a seguir hablando como “una niñita” mucho tiempo después de que la niña se convirtiera en mujer. Esta “charla de niñita” fue más inconsistente a la edad de siete años en la sala del laboratorio, lo cual había angustiado mucho al autor). 9.- Una vez hecho el descubrimiento, a medida que pasaba el tiempo en el laboratorio, el autor veía cómo el perrito se alejaba del alcance de la niñita. La señorita “0” se lanzó brincando, llamó al perro, demostró ser poseedora de una gran dosis de rabieta, empezó a sollozar y terminó por patalear y apretar sus puños en señal de gran enojo. Desesperado, el autor optó por sugerirle que “quizás, el perrito ahora vendrá”. Ella mostró su gran sonrisa, una sonrisa feliz y se puso en cuclillas en el suelo y parecía que quería abrazar al perrito “recién llegado”. El momento pareció ser el propicio para una nueva sugerencia: “Ahora, sólo recuerda cómo estaba todo antes de que vieras al perrito por primera vez”. 10.- La señorita “0” parpadeó, aún en estado plenamente somnambulístico, pero no tuvo regresiones. En su lugar, estaba ejercitando un correcto contacto visual ya con el ambiente del laboratorio.

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11.- Por la expresión de su rostro, se sintió confundida al encontrarse en un laboratorio. Se enojó al mirar al autor y le pidió explicaciones por lo que había ocurrido. Era claro que, por esta situación, el autor se encontraba en problemas. 12.- Obviamente, la señorita “0” quedó fascinada y encantada con todo el curso de los eventos, reiterándolos varias veces y afirmándolos como una revivificación de una realidad pasada. 13.- Aún sentada en el piso, le pidió al autor que la despertase del trance. “Sólo dígame que me despierte”. Prontamente, y sin pensarlo, el autor accedió al pedido de la mujer. 14.- De inmediato, el autor tomó conciencia de que , una vez más, estaba en problemas. La señorita “0” se despertó rápido, se buscó a sí misma aún sentada en el piso, miró con enojo al autor y le exigió una explicación. No obstante, su enojo era tan grande que le dio al autor un vituperio verbal completo antes de golpear la puerta, cuando, una vez más, le exigió una explicación. Dolorosamente, la mujer se dio cuenta de que la memoria producida en el estado de trance no necesariamente continúa en el estado de vigilia. 15.- A pesar de sus enfadadas deman-

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das, fue posible relatar de a poco los hechos que se suscitaron aquella tarde en correcto orden, con el autor lanzando expresiones tales como “Y entonces, usted recuerda que...” o “Recuerde como eso condujo a ...” y “ Ahora quizás usted puede recordar que...”.

gún la opinión de la señorita “0” y del autor, todos esos límites tendieron a circunscribir y limitar los resultados, mientras que la espontaneidad de la conducta condujo a una serie de hallazgos más extensivos e incluso a resultados más confiables.

16.- Por último, la señorita “0” dejó caer su mano sobre la muñeca del autor, en una forma amigable y dijo: “Quédese tranquilo... Ahora ya sé todo lo que pasó”.

20.- Trabajando en forma conjunta y poniendo a prueba las diferentes posibilidades, se elaboró una clase general de técnica permisiva que diese origen a una espontaneidad de conducta de parte del individuo. Se comprobó que tal hecho conducía a resultados más informativos, confiables y extensivos, no sólo para la señorita “0” sino también para todos los demás sujetos. Durante el transcurso de su trabajo, la señorita “0” pidió si la dejaban escribir las instrucciones para experimentar una regresión a un determinado momento de su vida. El autor no debía tomar conocimiento de tales instrucciones, pero, ella explicó, al ser hipnotizada, que se le iba a entregar las instrucciones escritas en un sobre, con las directivas emanadas del autor para que la mujer las leyese y para que actuase en base a ellas. Asimismo, agregó verbalmente que si ella manifestaba algún trastorno de tipo emocional, el autor debía ordenar que se despertase de inmediato. Se le pidió que pasase a máquina estos conocimientos adicionales y directivas como parte final de sus instrucciones secretas. La razón era que

17.- A continuación, para delicia tanto del autor como de la señorita “0”, se produjo una recopilación total por parte de la mujer de todos los hechos de la tarde, incluyendo sus enojos. 18.- La señorita “0” hizo una larga lista de sus recuerdos, luego les hizo unas preguntas a sus padres, los alarmó un poco, pero los dominó con una rabieta de temperamento y confirmó al autor la validez de la experiencia que había tenido lugar aquella tarde en el laboratorio. 19.- En los “experimentos de regresión” complementarios, tanto ella como el autor tuvieron un fuerte deseo de moverse con cuidado. Los límites de tiempo, lugar, situación y circunstancias fueron siempre ubicados en la regresión en calidad de procedimiento primario. Se-

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en un estado de regresión autoinducida, era posible considerar que se perdiese la armonía vigente. Ella desarrolló un trance rápidamente, abrió el sobre, leyó las instrucciones y luego empezó a gritarle al autor: “¡Fuera, fuera de aquí!” mientras se agachaba y contraía. De inmediato el autor gritó a la mujer: “¡Despierte, despierte!”. Ella lo hizo, casi corta el aire, temblando, y muy sorprendida sobre su “peculiar condición temerosa”. Pidió ayuda para saber qué era lo que andaba mal con ella. Le entregaron las instrucciones secretas, las leyó, y luego señaló: “Si, yo sé que las escribí y agregué estas instrucciones adicionales que usted sugirió. Pero ¿qué tiene que ver con lo mal que me estoy sintiendo ahora mismo?” Esta pregunta llevó al autor a la conclusión de que ella había sufrido una amnesia debido a su reciente estado de trance y a la regresión autoinducida. Del mismo modo, se le preguntó si la inducción en un trance y la ejecución de aquellas instrucciones secretas por lo cual había padecido dicha amnesia podían explicar esa “condición peculiar”. De inmediato, ella dijo: “Pídame que recuerde. Pronto, pídamelo”. Así lo hizo. La respuesta de la mujer fue sentarse débilmente en una silla y decir: “Ocurrió. Sí, ocurrió. Yo no estaba segura de que pudiese ser y deseaba descubrir cómo eran las cosas

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reales. No volveré a hacer nunca más”. Más adelante, la mujer leyó las instrucciones escritas a máquina y asintió con la cabeza afirmativamente. Recién un par de meses después, le reveló al autor lo que había intentado experimentalmente con tales resultados sorprendentes. Con mucha vergüenza, ella explicó que lo que intentaba hacer era recordar dos veranos anteriores durante su viaje de vacaciones, en el cual ella iba a una playa privada para darse un baño, quitarse la malla y luego ir a las duchas a bañarse. Ella había decidido regresar a esa ocasión en particular para “interpolar” al autor en dicha playa, para que él estuviese presente. Su éxito en la aventura la había consternado y no dejó duda alguna en su mente acerca de las realidades subjetivas de la regresión hipnótica. Este trabajo particular con la señorita “0” ejerció una gran influencia para dirigir y encaminar el curso y desarrollo de la investigación del autor del estado hipnótico y de sus fenómenos. Este hizo que la curiosidad de Erickson sobre la naturaleza del estado hipnótico aumentase. El trabajo con la señorita “0” fue repetido agregándose, en cada caso, algunas variantes , con otros sujetos, tanto hombres como mujeres. Los resultados obtenidos de estos otros individuos se ajustaron y coincidieron con los resultados de la experiencia efectua-

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da con la señorita “0”. PROBLEMAS DE TOMA DE CONCIENCIA. INVESTIGACIONES INICIALES En general, el autor tendía a seguir sus propios patrones de trabajo con hipnosis, pero, en la privacidad de su propia experimentación personal, él optó por seguir los conocimientos obtenidos de la señorita “0” (quien no volvió a la universidad al año siguiente debido a su casamiento). Estos últimos conocimientos fueron confirmados por otras experiencias especiales instructivas con hombres y mujeres, con quienes el autor continuó con sus estudios de fenómenos hipnóticos. Esto a su vez condujo a un interés “in crescendo” en la naturaleza de la hipnosis, los métodos por los cuales el estado hipnótico de conciencia podría ser diferenciado del estado de vigilia ordinaria y los posibles métodos de procedimiento por los cuales dicho estudio podría ejecutarse. Pronto, se tomó conciencia de que uno no podía pedirle a un sujeto que está en un estado de vigilia que simule que está hipnotizado, ni tampoco se le puede pedir a un sujeto que sí esta bajo un estado de hipnosis que logre diferenciar entre la conciencia hipnótica y la vigilia. Cuanto mejor sea la simulación, mayor será la toma de conciencia

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o la realización. Ni así, uno podría estar seguro de que un sujeto ingenuo no podría desarrollar un estado de hipnosis, tal como lo puede hacer alguien que está muy familiarizado con el experimento inicial acerca de la naturaleza de la hipnosis, tal como se describió anteriormente. Al principio, se pensó que una investigación confiable podía efectuarse a través de un grupo de seminario haciendo que algún voluntario que no supiese nada de nada sobre hipnosis demostrase de qué manera un sujeto hipnótico, en un estado de trance profundo, lograba caminar alrededor de una mesa en la cual los miembros del seminario estaban sentados mientras procedían a observar detenidamente su conducta. A tal efecto, se presentaron varios sujetos, y, luego de que entraron a la sala del seminario, se les informó acerca de lo que se deseaba de ellos. El resultado fue siempre el mismo. Los individuos presentes decían: “¿Usted quiere que yo camine alrededor de esta mesa simulando ser un hipnótico, en estado de trance, cuando ni siquiera se cómo es un hipnótico, mientras usted me ve fingiendo que yo soy una persona que fue hipnotizada?. La única forma en que yo puedo caminar alrededor de esta mesa mientras usted me observa es hacerlo como lo hago siempre, a menos que usted me diga cómo camina

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un individuo hipnotizado. ¿Camina rápido? ¿Lento? ¿Mantiene siempre un mismo ritmo? ¿Mientras camina, le está hablando a cada uno de ustedes? ¿Qué hace?”. Repetir el pedido era despertarle a los sujetos nuevas preguntas y dudas. Por último, se decidió recurrir a un approach mucho más simple, pidiéndoles a aquellos sujetos que no sabían nada de hipnosis que caminasen alrededor de la mesa como si estuviesen en un leve trance. Los resultados fueron los mismos que los obtenidos con el primer grupo de sujetos. Tras una ardua discusión, se optó por pedirle a un miembro del grupo del seminario que no había sido hipnotizado pero que había presenciado un acto de hipnosis, como el resto de los participantes, que efectuase algún acto que simulara de qué forma se comporta un hipnótico, pero aún así, al hacerlo debía permanecer en un estado de vigilia conciente, prestando suma atención a un listado previamente aceptado de tareas que el sujeto sólo conocería recién cuando se le pidiese que actuase. También quedó convenido de antemano que el resto del grupo se limitaría a observar y anotar la adecuación de la simulación y la continuidad del estado de vigilia y, además, todos aceptaron que las instrucciones para simular la conducta hipnótica necesitaría de las instrucciones para la conservación de la toma de conciencia. Sólo de esta manera podría haber alguna po-

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sibilidad de diferenciar entre la conducta realmente hipnótica de la simulada hipnótica. El primer sujeto elegido fue la señorita “0” quien ya había demostrado su capacidad para entrar en un estado hipnótico espontáneamente. Se le pidió que caminase alrededor de la mesa simulando estar en un estado somnambulístico, ya que todo el mundo sabía que la joven sí era capaz de adoptar este comportamiento. Y ocurrió algo inesperado. La señorita “0” declaró: “ Pero no puedo recordar cómo me movía o veía las cosas cuando estaba en estado de trance. He visto cómo se comportan otros sujetos cuando están en estado de trance y sí sé que sus pupilas se dilatan. Sé que ellos no parecen estar oyendo a nadie, salvo las instrucciones emitidas por aquél que hipnotiza al individuo. Vi cómo se deterioraba, y disociaba una conducta, lo cual indicaba que el sujeto estaba fuera de todo contacto con el medio circundante, de la realidad que lo rodeaba. No sé cómo estar fuera de un trance y simularlo. No sé cómo dilatar mis pupilas. No sé cómo mantener mi brazo en una posición extendida y no siento ninguna fatiga en mi hombro. No sé cómo inhibir mi sentido de la audición para que no le dé ninguna respuesta visible a alguien que se encuentre fuera de la

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situación hipnótica inmediata que me está hablando. Ni siquiera sé cómo congelar mi rostro en la forma en que estaban los rostros de los hipnóticos somnambulísticos. Escuché que el grupo suele discutir acerca de mi conducta somnambulística pero sé que puedo hacer todas estas cosas, pero estas cosas que son analizadas no parecen ser reales para mí o comprensible a menos que entre en trance hipnótico”. En este momento, otro miembro del grupo que había presenciado un acto de trance hipnótico profundo y somnambulístico en varias ocasiones dijo: “Estoy de acuerdo con la señorita “0”. Puedo analizar el comportamiento de un tercero objetivamente y observarlo de la misma forma, pero, cuando uno de ustedes empieza a discutir lo que hice en un estado de trance, yo pierdo mi objetividad y entro en estado de trance. Siento lo que está siendo mencionado, pero no estoy entonces en un estado de vigilia absoluta. No creo que sea posible simular sin sentir el comportamiento simulado subjetivamente. Creo que es como actuar. Cualquier buen actor, siempre que haga una escena de odio, él debe sentir odio. Si no lo siente, no es un buen actor. Los actores mediocres sólo pasan por los personajes que les tocan representar, pero luego no obtienen otro buen papel ya que no sienten realmente lo que ellos intentan mostrar-

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le al espectador. Yo participé de varias obras teatrales, y cuando debo demostrar que me estoy divirtiendo, lo hago. Cuando denoto interés en lo que está diciendo algún otro miembro de la compañía, lo siento; siento ese interés. En verdad, la obra es una realidad para mí. No pienso que lo que estoy haciendo es interpretar a un mero personaje. Yo pienso que soy ese personaje que interpreto sobre el escenario. Sé que si trato de simular una conducta hipnótica es una especie de verdadero camino que, en definitiva, me conducirá a un estado de trance profundo”. Se discutió mucho acerca de los comentarios de la señorita “0” y de la otra persona. La discusión disgresiva sobre las diversas escuelas del pensamiento respecto de la manera en que una persona desempeña un papel teatral no tenía nada que ver con el tema que estaba analizándose. Surgió el tema de que las observaciones ayudarían a uno a reconocer la presencia de una conducta de tipo hipnótico. Se discutieron varios ítems específicos vinculados con la conducta hipnótica: uno de ellos era la escritura automática. La señorita “0” dijo: “Comúnmente, escribo de esta manera (y lo demostró), pero si deseo recurrir a la escritura

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automática...”. En ese instante, ella dejó de hablar y alguien del grupo se dio cuenta de que la mujer había desarrollado inesperadamente una hipnosis somnambulística. Surgió la cuestión sobre el tema de la armonía. El autor, que se encontraba fuera del campo visual de la señorita “0”, alzó su mano y le hizo señas al resto del grupo para que dejasen a la señorita “0” sola en la habitación. El grupo se fue hacia la habitación de al lado para decidir en qué orden le irían a hablar a la joven. Debido a que el autor ya la había hipnotizado varias veces, se decidió que él sería el último en hablarle. El grupo retornó al salón del seminario, donde la señorita “0” aún estaba en trance somnambulístico; ella no le respondió a nadie, hasta que llegó el turno del experimentador, quien le hizo la misma pregunta que el resto de los participantes: “Quiere despertarse ahora mismo?”. La joven asintió con la cabeza afirmativamente pero permaneció en trance durante un par de minutos mientras el resto del grupo esperaba en silencio. No hubo cambios en su comportamiento, ni alteración en la expresión de su rostro. Ella parecía ignorar totalmente a aquellos que estaban a su alrededor. Luego de un rato, el autor exclamó: “Muy bien ¡despiértese, ya!”. Lo hizo prontamente, con una amnesia por haber estado en trance. Dijo: ”Lo que

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quiero decir es que comúnmente escribo de esta manera pero si deseo recurrir a la escritura automática...”. Ella repitió su comportamiento anterior y el autor volvió a despertarla y ella evidenció una continua amnesia por su conducta hipnótica. Antes de que pudiese decir algo más, el autor le preguntó si le agradaría escuchar algunos otros comentarios por los miembros del seminario acerca de las sensaciones que se tenía al interpretar roles dramáticos en el escenario. El autor esperaba que dicho comentario guardase relación con la conducta de la señorita “0”. No obstante, ese nuevo individuo dijo: “He estado en un trance por tres de los miembros de este grupo, y me pregunto con cuál de ellos mostraría mi armonía en caso de que yo experimentase un trance espontáneo mientras intento simular que estoy en un estado de hipnosis y levitación”. Ella se detuvo y levantó lentamente su mano. Ella estaba en trance nuevamente. Desde la derecha, el primero del grupo le habló sin evocar una respuesta. El autor, que era quien seguía en el orden, logró los mismos resultados. Se constató que la tercera persona era la que estaba en armonía con la señorita “0”, al igual que la quinta y la octava persona. Estos tres habían sido aquéllos que la habían hipnotizado previamente.

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PROBLEMAS DE SIMULACION. INVESTIGACIONES INICIALES Durante muchas horas se discutió acerca de las diversas evidencias manifestadas por los sujetos en el estado de trance. Finalmente, se convino que una persona era capaz de atravesar los movimientos de la conducta hipnótica simuladora y aún así permanecer en estado de vigilia, pero que “cualquier representación real de conducta hipnótica” traería como consecuencia el desarrollo espontáneo de un trance. Asimismo, se comprobó que los sujetos sin ninguna clase de experiencia ni información no podían simular una conducta de tipo hipnótica a menos que se les dijese, directa o indirectamente, qué era lo que tenían que hacer. Algo más importante: se descubrió que los sujetos hipnóticos con experiencia simularían la conducta hipnótica dirigiéndose hacia un estado en trance, manifestando, en consecuencia, un verdadero comportamiento hipnótico. Cuando se hizo esto, un observador podría entonces destacar algunas discrepancias menores en la conducta que reveló el verdadero estado de los asuntos pertinentes. Esto quedó registrado en experimentos mucho más posteriores (Erickson, 1944). Como resultado de lo antedicho, el autor intentó llevar a cabo un gran número de proyectos experimentales para

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garantizar una conducta hipnótica simulada proveniente de sujetos con y sin experiencia previa. Los resultados obtenidos fueron siempre los mismos. Los sujetos sin experiencia simplemente no sabían qué hacer pero pronto aprendieron a entrar en trance simple al decirles cómo simular un estado de hipnosis. Esta ha sido una técnica que el autor empleó en gran medida, en especial con los sujetos resistentes y con los pacientes que tenían miedo de los estados hipnóticos. La experiencia le demostró al autor que ésta es una técnica que puede ser usada con facilidad y rapidez, en especial con aquellos pacientes que responden a la psicoterapia hipnótica pero que no pueden llegar a responder a otra clase de psicoterapia. Durante estas discusiones sobre la simulación de la conducta hipnótica, que tuvieron lugar en los encuentros programados y no programados con anterioridad por parte de los seminaristas, se produjo un hecho el cual, a opinión del autor, no había quedado registrado en el material escrito sobre el tema. Dicho evento, del cual el autor sólo tuvo conocimiento con posterioridad al mismo, afectaba a un graduado en psicología a quién se le había pedido que brindase una demostraciónconferencia de índole privada en materia de hipnosis. Dicho pedido fue formulado por un grupo de docentes de

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biología y filosofía. Este graduado no pertenecía a los miembros del grupo del seminario, pero había presenciado varias experiencias de hipnosis protagonizadas por el autor. De esta forma, el graduado accedió a la petición y le pidió a un individuo con experiencia en esta clase de encuentros que tomase parte de la demostración que había sido programada para esa misma noche. Tal lo relatado por el autor, a partir de allí ocurrió una serie inesperada de hechos. Aproximadamente una hora antes del inicio de la conferencia, el graduado se enteró de que su partenaire experimentado en materia de hipnosis no podría venir y ya no tenía a nadie más a quién pedirle ayuda. Este graduado sabía que su conocimiento sobre hipnosis no era demasiado para atreverse a hipnotizar a alguien novato pero sentía, a la vez, una gran angustia por tener que defraudar a toda una gran audiencia expectante de su perfomance. Al discutir esta catástrofe (para él) con su esposa, surgió la solución de que alguien participase del acto de hipnosis pero fingiendo que era hipnotizado por el graduado. Al graduado no le agradaba para nada esta idea pues, según él, era una “deshonestidad científica”, pero se trataba de tomar el toro por las astas. Finalmente, optó por perpetrar este truco para con su audiencia, tomando conciencia de que un honesto análisis en teoría de hipnosis no podría ser invalidado u objetado por

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ninguno de los presentes ni por el hecho de que un sujeto estuviese fingiendo que era hipnotizado. El único sujeto que estaba en condiciones de fingir tal situación era su propia esposa. De esta manera, su marido le dio una breve y concisa descripción acerca de lo que era un fenómeno hipnótico. Se suponía que ella tenía que fingir que estaba siendo hipnotizada. El, por su parte, tenía temor de que su falta de experiencia le impidiese describir adecuadamente las características de un comportamiento bajo los efectos de la hipnosis: el comportamiento que él quería que su esposa fingiese adoptar. Pero, lo que más le incomodaba era que su esposa tomase parte de una “deshonestidad científica”. Su mujer, quien nunca había presenciado una experiencia de hipnosis ni había sido hipnotizada, le aseguró que pondría su mejor voluntad y esfuerzo para salvar la situación para que la demostración y la conferencia resultasen satisfactorias. Durante el transcurso de aquella prolongada noche de actuación, el hombre quedó asombrado y complacido por la gran capacidad que demostraba su mujer como actriz, pero sentía, a la vez, un constante temor de que no le hubiese descripto correctamente los diversos fenómenos hipnóticos y que, por lo tanto, ella no fuese capaz de hacer las cosas bien, cometiendo algún error. Ha-

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cia el final de la conferencia, luego de que el último de los profesores se hubiese retirado, el hombre sacó su pañuelo, se sentó, por demás fatigado, y se secó su rostro transpirado. Expresó su alivio de que “todo haya salido bien”. Luego , a solas, le comentó a su mujer que no convenía recurrir otra vez a una “deshonestidad científica” para alcanzar algún propósito, cualquiera que este fuera. La mujer no le respondió. Pero, él se dio cuenta de que, en realidad, durante el acto, ella sí había estado bajo los efectos de la hipnosis, en un estado de trance somnambulístico, ya que había podido comprobar de qué forma la mujer se había despertado. Esto lo asustó y lo condujo a realizar nuevos y cuidadosos tests sobre la conducta hipnótica de su esposa. Por último el hombre se convenció de que su mujer, durante el evento, había estado, real e incuestionablemente, en un estado de trance somnambulístico, hipnótico. En consecuencia le pidió a su mujer que se despertase siguiendo las instrucciones dadas por este autor en sus notas. Fue así que él descubrió que su esposa tuvo una amnesia total de todos los hechos que habían ocurrido esa noche, ya que ella pensó que aún eran las 19:00 horas y que estaban esperando que los profesores arribasen al salón. Intentó explicarle que ella había estado bajo los efectos de la hipnosis y que lo

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había demostrado ante la presencia de todos sin que él mismo se hubiese dado cuenta de que ella se encontraba hipnotizada. La mujer no lo podía creer y sólo se convenció de lo contrario al observar el reloj del salón, el reloj de su casa, su reloj de pulsera y el de su esposo. La narración de este hecho y la incredulidad de la mujer acerca de lo que había protagonizado aquella noche, y su asombro por la participación ante la presencia de aquellas personas por quienes sentía un gran temor y admiración a la vez, trajeron como conclusión de que la simulación de la conducta hipnótica no podría ser usada como un test objetivo confiable de la existencia de los fenómenos hipnóticos. Uno de los integrantes del seminario había tenido una experiencia similar, aunque planeada con anterioridad, al respecto. Los resultados fueron similares, si bien el autor sabe que este material no fue aún publicado, aunque el autor, y luego el grupo del seminario, tomaron conocimiento de tal hecho a través de la correspondiente narración del protagonista. Como en el primer caso, a pesar del plan deliberadamente planeado, el trance hipnótico que tuvo lugar no era esperado por nadie. Otro tipo de hecho similar, que ocu-

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rrió para esos días, tuvo como protagonista al autor de este trabajo. Lo invitaron a hacer una demostración de hipnosis ante un grupo de estudiantes de psicología. El voluntario/a sería uno de ellos. Tres miembros de este grupo de estudiantes decidieron jugarle una broma al autor y al resto de los presentes. Ellos acordaron con un estudiante que estaba estudiando dramatización y que ya había presenciado actos de hipnosis que fingiese ante el autor. Los tres estudiantes le pidieron al estudiante de dramatización que fuese el primer voluntario en pasar al frente, de modo tal que empezase a “fingir que entraba en un estado de hipnosis”. Durante la demostración, uno de los estudiantes le preguntaría al autor si un individuo, que está bajo los efectos de un trance hipnótico, podía responder al pedido o indicación de que empezara a estornudar. En ese mismo instante, el sujeto le indicaría a la audiencia de qué forma había “logrado fingir la hipnosis”, engañando, en consecuencia al autor. El plan se basaba en el hecho de que el estudiante de dramatización pudiese estornudar según su propia voluntad, mientras estaba “hipnotizado”, y, a partir de allí, continuar estornudando, para no tener que responder a ninguna pregunta que se le pudiese formular a continuación.

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Con bastante inocencia, el autor le indicó al sujeto que estornudase cada vez que golpease la mesa con un lápiz: esto duraría una vez, si el autor golpeaba una vez la mesa; dos veces, si eran dos los golpecitos, y así sucesivamente. El individuo respondió de la forma en que el autor esperaba que lo hiciese. Uno de los estudiantes “complotados” llamó al estudiante de dramatización por su nombre y le pidió que “hiciera lo planeado”. El joven no le respondió. Entonces, el otro estudiante, enojado, se levantó de su silla y se acercó pidiéndole que “hiciese lo pactado ya que te aboné 5 dólares”. Obviamente, el sujeto estaba en estado de trance y no podía responder, ya que no había ninguna armonía con aquél estudiante “bromista”. Ante tal situación, el estudiante se indignó, avergonzado, y reveló, cuáles eran sus verdaderas intenciones. Aclarado el hecho, el sujeto fue despertado por el autor, mostró una total amnesia de todos los hechos que había protagonizado durante el transcurso del trance hipnótico. Recordó sólo el momento en que se sentó frente a la audiencia luego de haberse ofrecido como voluntario. De a poco, se lo fue orientando a ese instante y el autor le preguntó si deseaba ser hipnotizado o si quería meramente “fingir que era hipnotizado”. Con molestia preguntó cual era la razón de esa pregunta extraña. La respuesta era que

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ya se sabía que le habían pagado 5 dólares por fingir que estaba hipnotizado y que el instante clave sería cuando le pidiesen que estornudase ante la audiencia. Tras una mirada de resentimiento hacia el resto de los conspiradores, el estudiante que había planeado todo confesó que la intención era humillar al estudiante de dramatización y no al autor. Volvió a su asiento y cuando la audiencia le formulaba preguntas acerca de su actuación, mostró una total amnesia al respecto. El joven fue rehipnotizado y se le pidió que recordase, en orden cronológico los hechos del primer trance hipnótico, los hechos del estado de vigilia que los sucedieron, y luego las experiencias e instrucciones que formaron parte de este segundo trance hipnótico. Debía narrar tales hechos, en voz alta, frente al resto de los presentes. Tal narración resultó ser más instructiva tanto para el autor como para la audiencia. ALCANCE DE LA INVESTIGACION Y EXPERIMENTACION: NATURALEZA, ALCANCE Y MATERIAL ILUSTRATIVO Varios de los experimentos tuvieron como protagonistas a sujetos inocentes respecto del tema de la hipnosis. Según

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los repetidos casos, se llegó a la conclusión de que ni los individuos ni el experimentador podían ser totalmente objetivos durante el transcurso de dichos experimentos. Los intentos para investigar la naturaleza y el carácter de los fenómenos hipnóticos dependerían del hecho de limitar el alcance de dichas investigaciones a aquellas situaciones donde se manifestase una conducta hipnótica totalmente espontánea, carente de toda directiva o instrucción y donde los sujetos no hipnotizados pudiesen responder con una conducta de vigilia igualmente espontánea sin necesidad de alterar o de fingir ninguna clase de comportamiento de vigilia espontáneo. Esta discusión condujo al autor a numerosos esfuerzos experimentales para descubrir una posible situación en la cual se pudiese llevar a cabo una experimentación por demás confiable. Durante la realización de este experimento, se tomó conciencia de que un “trance leve” y un “trance medio” no podrían emplearse para tal experimento, pues ambos estados ofrecen una posibilidad para algunos grados de conducta ordinaria en estado de vigilia . Por lo tanto, se llegó a la conclusión de que sólo los sujetos somnambulísticos podrían emplearse para manifestar sus propias conductas naturales, espontáneas, sin instrucciones (en la medida en que participe un experimentador) . Di-

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cha conducta somnambulística espontánea podría manifestarse en aquellas situaciones donde, inadvertida e inconscientemente, los sujetos hipnóticos demostrasen el estado somnambulístico en que se encuentran y donde los sujetos no hipnotizados se comporten normalmente, en forma natural y espontánea, siguiendo sus propios conocimientos de vigilia. El experimentador pronto se transformará en un mero observador objetivo de la conducta de los sujetos hipnóticos somnambulísticos; quedando el comportamiento manifestado en relación con la situación de la realidad a la cual ambas clases de sujetos podrían reaccionar sin que sus conductas se viesen subordinadas o dirigidas por un tercero. En otras palabras, debería presentarse un problema simple, ordinario, para alcanzar una solución simple, ordinaria, capaz de satisfacer las necesidades de ambos tipos de sujetos. Los diversos informes anteriores son elementos que nos ayudan a darnos cuenta, desde un principio, de que en el desarrollo del experimento propuesto, no debería interpretarse como un método de uso para definir la existencia de un estado de hipnosis, ni de un encuentro con la simulación de una condición hipnótica. Tendría que ser interpretado como un método exclusivamente para determinar si existían diferencias en la aprehensión de las diferentes realidades

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por parte de los sujetos que están en un estado ordinario de vigilia así como por parte de los sujetos que estaban bajo los efectos de un trance hipnótico. Para poder reconocer la conducta propia de un estado hipnótico-somnambulístico, se tuvo en cuenta la evaluación sistemática de un grupo de diversas manifestaciones que podían ocurrir de modo tal que llegasen a afectar la conducta de los sujetos intervinientes, sin haber variaciones significativas de un sujeto a otro. No obstante, según el observador experimentado, existen algunos grados de variación (de un sujeto a otro) a tener en cuenta. Los criterios a seguir son: * Dilatación de las pupilas o comportamiento alterado en el globo ocular. * Cambios en el tono muscular y alteraciones de los patrones de los movimientos corporales con una economía peculiar de movimiento. * Realismo de respuesta a los estímulos verbales; capacidad de aguardar sin esfuerzo y sin tener que experimentar el paso del tiempo cuando se introduce una larga pausa en el medio de una situación determinada. * Ausencia de respuestas ordinarias sorprendentes. * Ausencia de los ajustes físicos a los estímulos, tales como la imposibilidad de poder girar la cabeza hacia el lugar

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donde está el hablante; falta de atención para con los estímulos visuales de distracción y carencia de respuesta frente a diversos estímulos físicos. * Incapacidad aparente para percibir estímulos externos incluidos en una situación inmediata, y la frecuente capacidad espontánea para percibir erróneamente las realidades circundantes como las realidades experimentadas o imaginadas que forman parte del pasado de un sujeto en particular; la percepción verdadera de la realidad sufre peculiares restricciones o alteraciones. Estos criterios, tal lo acordado por los miembros del seminario de estudios, fueron razonablemente descriptivos acerca del estado hipnótico-somnambulístico, pero también se llegó a la conclusión de que cada sujeto podía variar de un modo individual en satisfacer tales criterios. Estos criterios fueron productos de la propia experiencia del autor desde su participación en ese seminario que tuvo lugar en 1923-24. Por último, se decidió luego de mucho estudio, y luego de recordar el hecho de la comida con las frutas en un estudio previamente informado (Erickson, 1964b) para intentar marcar una diferenciación entre los estados de vigilia e hipnótico de toma de conciencia a través de alguna clase de conducta que podría tener lugar fácilmente en

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cualquiera de estos dos estados. Se opinó que dicho comportamiento no podía depender de ninguna manera del estado de conciencia , ni su realización se vería estorbada por el estado de conciencia en que se halla el individuo. La conducta se debe evocar con total facilidad en el estado de trance como en el de la vigilia, pero debe estar de alguna forma definido en comparación con la naturaleza, atributos y otras cualidades aún no percibidas pertenecientes a estos dos estados de conciencia. Al analizarse el problema por primera vez se consideraron los problemas de los cambios sensoriales, de la actividad ideosensorial, de los cambios que experimenta la memoria y la trascendencia de la conducta neurofisiológica habitual y sus respuestas. No obstante, siempre se tuvo en cuenta el problema de aquellos individuos experimentales que saben qué era lo que se quería en un determinado nivel de toma de conciencia y de obtención de respuestas complacientes. Este inconveniente hizo que se dejara de lado a los approaches ingenuos y profundamente no científicos. La cuestión por analizar era aquella en la cual tendría que obtenerse una respuesta sin el conocimiento de los sujetos o sin ninguna clase de participación intencional o a sabiendas en cualquiera de los niveles de entendimiento. En otras palabras, la diferen-

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cia entre el estado hipnótico y el estado de vigilia debería derivar de alguna cualidad o atributo de la actuacíon inherente a la tarea pero de ninguna forma determinada por los individuos sino que debería depender de la conciencia de los individuos experimentales, ya sea en estado de vigilia o hipnótico. De esta forma no debería producirse ninguna invalidación de los resultados experimentales en el esfuerzo deliberado del individuo, de modo tal que se pueda impedir dicho indicio de falsedad como medio de diferenciación entre un estado y otro, tal como ocurre con suma frecuencia. La naturaleza de dicha experimentación fue concebida de manera tal que no exigiese ningún procedimiento experimental reconocible, tal como lo necesita un período de tiempo indefinido ante una multitud de sujetos, una gran variedad de situaciones experimentales y un verdadero procedimiento experimental, lo cual tendría que ser en la mayoría, sino en todos, de los casos una parte incidental de una situación o estudio experimental formal o quizás informal. También se reconoció que era esencial proceder a formular una especie de procedimiento experimental controlado en el que se puede llevar a cabo la tarea con un riesgo mínimo, si lo hubiere, vinculado con la posibilidad de

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que los individuos experimentales tomen conciencia de la experimentación. Se pensó mucho en esta contingencia así como en otras de posible surgimiento. Casi desde el comienzo, se reconoció que la tarea exigiría un estudio muy continuo y una experimentación y experiencia extensivas, probablemente durante varios años, antes de que se pudiera cumplir con un estudio definitivo sobre el tema y sólo con posterioridad a la adquisición continuada de un conocimiento sobre la hipnosis. Durante sus años de estudiante, de residencia y desde el inicio mismo de su práctica psiquiátrica, Erickson siempre tuvo en mente la forma de descubrir cómo diferenciar experimentalmente el estado hipnótico del estado de vigilia. Clínicamente, el autor tuvo la certeza de que no se encontró con grandes dificultades para hallar una diferencia entre los dos estados de toma de conciencia . Pero el hecho de establecer tal diferencia objetivamente, sin tomar real conciencia de lo que están haciendo los sujetos experimentales era la pregunta más dificil para responder. Se iniciaron innumerables proyectos, sólo para ser abandonados por resultar inadecuados en la búsqueda de resultados definitivos. Repetidamente, desde que el presente experimento fue considerado por pri-

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mera vez, el autor ha tenido que asumir situaciones relacionadas con la enseñanza frente a la presencia de estudiantes universitarios de diversas carreras (medicina, enfermería, trabajo social, odontología y psicología). En estas situaciones, el autor se ha encontrado con el fenómeno significativo en el cual se basa este estudio experimental, aunque no se haya apreciado el significado total en el momento en que se formuló el experimento en ese momento, aclarándose únicamente el panorama a medida que los estudios experimentales iban progresando a través de los primeros intentos. En primer lugar, resumiremos este hallazgo y luego proporcionaremos una explicación detallada de cada ejemplo. Al demostrar la existencia de la hipnosis ante un grupo de profesionales, con frecuencia se recurrió al uso de individuos considerados “ingenuos” en el tema. El propósito consistía en ilustrar la técnica de inducción hipnótica y en demostrar las alucinaciones visuales negativas a través de varios fenómenos hipnóticos de trance profundo. Ante la presencia de estos sujetos ingenuos , el autor les pregunta, por ejemplo, “¿Qué ve allí?”. La respuesta general sería: “Su mano”. , o bien: “Quiero decir, la parte posterior de su mano”, o “Oh! Una parte de su anillo está en la parte trasera de su mano”, o, “Nada”. A veces, a estos sujetos, se les daría indicios para que

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respondiesen que lo que ellos ven es la plataforma en la cual están sentados y en la cual se encuentra el experimentador. O se les preguntaría qué ven más allá de allí. En varios cientos de casos, la respuesta es que ellos no ven nada de nada o de que ellos no pueden ver más allá de donde “dejan de ver”, coincidente esa zona con la parte donde termina la plataforma. Cuando se les pide que vean la audiencia, ellos, los ingenuos, lo hacen, y explican que, si bien pudieron ver a la audiencia, ellos no podían ver “más allá”. Luego, se les pide que vean a las personas que están ubicadas en la última fila de la audiencia. Lo hacen, pero, en varios casos, ellos “dejan de ver” antes de llegar a ver la pared en donde finaliza el auditorio del salón de conferencias, tal como lo indicó la cinta grabada en el ejemplo citado anteriormente. En virtud de sus conocimientos, el autor esperaba una respuesta de esta última índole. Es difícil captar lo que significa ese “dejar de ver” . No obstante, los sujetos “ingenuos”, independientemente de la educación recibida - desde un 7º grado hasta un doctorado en medicina, odontología o psicología - han logrado brindar una respuesta destacable acerca de lo que ha sucedido con ellos, a partir de una inducción a trance que trae aparejado un somnambulismo con los ojos abiertos así como con limitaciones lineales definitivas en lo referente a la visión del indi-

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viduo que participa del acto de la hipnosis. A continuación se relata, palabra por palabra el registro referido a un hecho completamente inesperado. (Cabe aclarar que el material omitido pertenece a preguntas contestadas y no contestadas y a comentarios vertidos por la audiencia). En una conferencia-demostración efectuada entre los miembros de un staff psiquiátrico de un hospital, un trabajador social con título “MSW” en psiquiatría se ofreció como voluntario para participar de un experimento. Esta persona, una mujer, nunca había presenciado un acto de hipnosis ni había pensado anteriormente en ofrecerse como voluntaria. Una simple mirada directa a sus ojos y una orden de que levantase su mano derecha, según la levitación antes descripta, (Erickson, 1964c), sirvieron para que la joven entrase en un estado de inducción a trance somnambulística, en el término de 90 segundos. De inmediato se entabló el siguiente diálogo: - ¿Cree que puedo hipnotizarla? - No lo sé. Quiero saberlo. - ¿Sabrá cuándo está ya hipnotizada? - Realmente, no lo sé. - ¿Ahora mismo, usted ya está hipnoti-

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zada? - Oh, no. Sólo me ofrecí como voluntaria. - ¿Por qué? - No lo sé. Sólo quería saber cómo era todo. - Como ve, usted ahora está sentada a mi izquierda y está mirándome. ¿Hay alguien a mi derecha, sentado? (Había una enfermera sentada a mi derecha, mirándonos a los dos). - No lo sé. - ¿Por qué? - No veo más allá de ese lugar. - ¿Puede usted ver mi brazo derecho? (Estaba apoyado sobre el apoya brazos de la silla en donde estaba sentada la enfermera). - Sí. - ¿Ve algo más? - No. - ¿Por qué “no”? - No veo más allá de ese lugar. - ¿Hay algo más para ver si usted ve más allá? - No lo sé. No lo veo. - Sólo analice estas preguntas que le he yo formulado y las respuestas que usted me ha estado dando y ahora dígame qué piensa de las preguntas y las respuestas. - (Luego de una pausa) Sé que no estoy en un trance hipnótico porque usted no me puso en ninguno. Usted me hace preguntas raras, y mis respuestas también son raras. Realmente, no entiendo.

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- ¿Por qué está su mano levantada en el aire? - Por que (dándose cuenta) ¿Qué está haciendo la mano allí? Sólo está allí. - ¿Usted la puso allí? - No la puse allí. Sólo está allí. - ¿Esta respuesta tiene sentido para usted? - (Riéndose). No, no lo tiene. Esta conversación no tiene ningún sentido, y no sé lo que le ocurre a mi mano y a mi brazo. - !Oh¡ Sólo está allí ¿no es cierto? - Sí, pero... ¿Por qué? - Usted ¿está bajo los efectos de un trance hipnótico? - No. Pero ¿usted me va a poner en trance? - Antes de responder a esa pregunta, ¿puedo hacerle algunas preguntas más para que me las responda? - Si. - ¿Cuál es su nombre? - Lucy. - ¿Dónde está usted? - Aquí. - ¿Dónde es “aquí”? - Justo a la izquierda y un poco enfrente a usted. - Pero, en general ¿dónde está usted? - Aquí, en la silla. - ¿De quién es la silla? - (Ella ve la silla con curiosidad) No lo sé. - ¿Dónde está la silla además de “aquí”? - Bien, yo estoy en la silla y ella está en

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el suelo. - ¿Qué suelo es éste? - No lo sé. - ¿No lo reconoce? - No, sólo veo el suelo donde está la silla. - Usted me dice que no está hipnotizada, pero me da respuestas como la que acaba de responder y su brazo aún permanece flotando en el aire ¿Qué significa todo esto? - Bien, no estoy hipnotizada. - Pero, cuando una persona está despierta y se le pregunta donde está, esa persona da una respuesta informativa. Por lo tanto, le vuelvo a preguntar ¿dónde está usted? - No, no, no... lo sé. - ¿Puede mirar a su alrededor? ¿Qué ve? - Lo veo a usted, la silla donde estoy sentada y el piso donde está la silla. - ¿Puede ver algo más? - No. Sólo hasta allí puedo ver. ¿Quiere que vea más allá? - ¿Usted ve más allá? - No. - ¿Diría que su comportamiento es igual al de aquél que no está hipnotizado? - Bien, cuando pienso en este comportamiento digo que es algo extraño, pero yo sé que usted no me hipnotizó. - ¿Cuál es su visión de hasta “allá”? - Bien, lo veo a usted y, luego, mi visión se detiene. No puedo explicarlo. Nunca me ocurrió antes. - ¿Qué es lo que ve detrás de mí o al

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lado mío, o qué piensa de su respuesta? - No veo nada de nada porque no puedo ver hasta allá y creo que es una pregunta muy extraña. - Hay algo más que usted no entiende? - Si. - ¿Mucho? - Si. - Empiece a decir las cosas que usted no entiende. - Bien, en general cuando dos personas se encuentran saben que están en algún lugar y usted está sentado allí, y yo intento con esfuerzo ver la silla donde está sentado. Y yo estoy aquí, sentada en una silla es hasta donde yo puedo ver y no hay nada más alrededor - nada de nada - como en un relato de ciencia ficción; estamos sólo usted y yo en un piso de madera - !oh¡ hay un piso de madera debajo de la silla. Estamos nosotros dos y un espacio vacío. Hay algo aquí que no suena y yo no lo sé. Estoy cómoda. No tengo miedo ni estoy preocupada. Cuando lo veo, lo veo sólo a usted y luego mi visión se detiene. Es algo muy extraño y peculiar, pero me siento cómoda ya que creo que usted puede explicar todo. - ¿Está hipnotizada? - Realmente, no lo sé. No sé qué significa esa palabra. Tiene algo que ver con el estado mental de una persona, y, según creo, con la forma en que se comporta mi mano, con la forma en que se detiene mi visión, con el hecho de que

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nosotros dos estemos solos en un espacio vacío, sin nada alrededor. Y yo me siento cómoda. Tendría que deducir que usted me ha hipnotizado ¿no es así? - Claro que sí y ¿cómo se siente ahora que lo sabe? - Tengo una sensación muy agradable pero extraña a la vez. No puedo entender lo de mi mano y mis ojos. Mis ojos lo ven pero no puedo ver más allá. Y no siento que mi mano sea mi mano. - ¿Le agradaría saber cuáles son las cosas que se encuentran alrededor de nosotros dos? - ¡Oh, sí! ¡Como no! - Correcto, permanezca en trance. Tenga en mente su pasado inmediato y su presente actual. - !Ay, mi Dios¡ Todo el equipo del staff médico está aquí ¡¡¡ Ahora, lo recuerdo. Pero, estoy en trance ¿Cómo me hipnotizó? Aún no puedo mover mi mano. Usted le hizo algo a mi mano y todo cambió. Todo salvo usted desapareció. ¿Cómo fue posible? Alguien debe haber hablado pero yo no escucho otro sonido, excepto su voz. ¿Alguien habló, porque seguro que todos deben estar aquí mismo. Ellos podrían desaparecer, al igual que todo, incluso las paredes del salón. Por favor, puedo hacerlo de nuevo? - Sí, podría hacerlo si usted ve la mano que está levantada y ve cómo va bajando y si usted ve que la mano que está junto a su cuerpo empieza a subir len-

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tamente hasta alcanzar la misma altura que la otra mano. Ella vio sus manos y cuando la primera fue bajada y la otra fue subida, se asombró, aparentemente esperando alguna acotación al respecto. Luego, el autor le preguntó a la mujer: - ¿Cree que usted puede ser hipnotizada? - No lo sé. Me gustaría saberlo. Luego, se repitieron varios aspectos del mismo procedimiento, obteniéndose los mismos resultados. En forma privada, se le informó al psiquiatra que estaba a cargo de la serie de conferencias que se debía retirar la cinta del grabador que contenía el diálogo entre la trabajadora social y el autor. Luego, sin la presencia del autor, se escucharía el contenido del cassette. Esto se hizo y la trabajadora social quedó completamente asombrada al escuchar su propia voz respondiendo a las preguntas del autor. Quedó sorprendida ante las contestaciones dadas ya que no podía comprender sus significados. No podía recordar ni el más mínimo detalle de la experiencia vivida hacía un rato. También la sorprendía el hecho de que en pleno estado de conciencia de vigilia, no podía recordar los detalles de la experiencia vivida. No se hizo ninguna grabación sobre

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las discusiones posteriores al experimento, pero el autor se aseguró de que la joven había estado sujeta a una serie de preguntas probatorias y que había habido demasiada teoría de por medio. En la mañana anterior al día de finalización del curso, el autor le preguntó a la trabajadora social cómo se sentía acerca de la experiencia de haber escuchado la cassette con su propia voz y de haber descubierto que fue hipnotizada. En resumen, su opinión fue la siguiente: Lo más que puedo decir es que únicamente encontraba sentido a aquellos estímulos que provenían de usted. Simplemente no puedo entender cómo uno puede dejar de ver u oír, y lo que más me sorprende es que no puedo recordar nada de la experiencia que me tocó vivir: que fui hipnotizada y que estaba hablando con usted bajo los efectos de un estado de trance hipnótico. Aparentemente dejé de lado toda otra experiencia perceptiva con sentido diferente de aquellas contenidas en el cassette que fue grabado, el cual reveló que no sólo usted y yo estabamos hablando sino que todos los demás presentes habían también hablado y sus preguntas habían sido formuladas. Le pregunté a la mujer si sabía, durante la conversación misma, que sus palabras estaban siendo grabadas. Ella

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contestó que todo el mundo sí sabía que todas las sesiones de hipnosis eran grabadas. Le preguntaron si le gustaría que la hipnotizara. Ella dijo que sí y, de inmediato tomó una silla y se sentó al lado del autor. Mientras el autor le preguntaba si se sentía cómoda, él le tocó la muñeca y “levantó” su mano como lo había hecho hace algunos días. Para todos, ya era evidente que la mujer había entrado en trance, en un trance de tipo somnambulístico. Se le hicieron las mismas preguntas que las indicadas anteriormente y ella dio las mismas respuestas. Por último, le sugirieron que permaneciese en trance, pero ella ya había tomado conciencia de que estaba en trance. Le hicieron las mismas preguntas que en la conversación anterior. Luego, le indicaron que recordase la experiencia previa. Se sorprendió al descubrir que estaba repitiendo el mismo comportamiento de la jornada anterior. Comparó ambos comportamientos. Ella no sabía cómo había entrado en trance y no podía dar una explicación concreta de por qué y cómo ella “veía hasta allá y no más de allá”. Le indicaron si podía estar interesada en evocar sus experiencias anteriores mientras escuchaba la grabación contenida en la cinta del cassette. Dijo que al principio le costaba creer que la voz del cassette era su propia voz. Ahora, en estado de vigilia, no podía entender el curso de los hechos. Dijo, además, que había lucha-

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do mucho para recordar toda la experiencia vivida pero que había fracasado. Sólo, de un modo desconocido, “capturó la recepción o percepción de los estímulos que indudablemente había estado recibiendo, y había limitado su conciencia y memoria perceptiva completamente a la situación inmediata que unían a ella con el autor”. Luego, fue despertada con una amnesia total: ella recordaba hasta el momento en que se dirigió al centro del salón. Más adelante, la mujer retornó a su sitio. Unos días más tarde, se decidió reproducir esta nueva grabación. Ella, asombrada, empezó a comparar en voz alta el contenido de la cinta con la memoria consciente de la grabación anterior que ya había discutido con otros participantes. Se sorprendió una vez más al no poder recordar ningún hecho de las dos experiencias. Si bien no podía dar respuestas a los estímulos emanados del auditorio, no lograba comprender de qué forma podía limitar su recepción y percepción de los estímulos visuales “no mirando más de allá, y no tomando conciencia de los sonidos provenientes de la audiencia”. Ella junto con los otros participantes escucharon ambas grabaciones y descubrieron que la joven aún carecía de cualquier memoria o conocimiento consciente acerca de las dos experiencias. A la mañana siguiente, en el inicio

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de la jornada de trabajo, le pidieron si deseaba ser voluntaria para una experiencia de trance hipnótico. Ella respondió: “Me agradaría, pero ¿sería posible que yo descubriese que estoy siendo hipnotizada?”. Le respondieron que sí. Mientras se sentaba en la silla, tomó conciencia lentamente de los cambios que habían ocurrido en ella. Su primera afirmación fue: “Veo a todos en la audiencia, pero las paredes han desaparecido y todo está más calmo. La audiencia se está reduciendo. No sé cómo lo estoy haciendo pero, lentamente todo, salvo usted, yo y nuestras respectivas voces, va desapareciendo. Ahora que estamos sentados en estas sillas, y que las sillas están en este piso... estamos los dos solos. De algún modo, sé que esto no es así en realidad, pero ésta es la forma en que estoy viviendo todo. Es mi mano la que sube en medio del aire. Sé que es mi mano, pero no la puedo sostener. Sólo dejo que ella esté allí. Es algo así como estar en un sueño muy real, algo tan real como nadar, esquiar, andar en skate, o manejar un automóvil. Es un sueño, pero sin saber que me estoy durmiendo. Es la mejor explicación que puedo ofrecerles”. Señaló, además, que luego de despertarse, podía recordar las tres experiencias vividas en el orden correcto y podía reconocerlas como sus propias experiencias; las reconocía como los

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hechos de los dos primeros cassettes y del tercero, el de esta última conversación. Estos cassettes, también se le dijo, serían reproducidos para que ella pudiese escucharlos, pudiendo la joven recordar sus experiencias anteriores y presentes y estar, al mismo tiempo, interesada en las siguientes acotaciones que escucharía a medida que el cassette estuviese siendo reproducido (el cassette de la tercera experiencia). Finalmente, fue despertada por el autor y, luego, recordó plenamente las tres experiencias vividas y tenía sumo interés en escuchar el nuevo cassette. Posteriormente, tras escuchar el tercer cassette, dijo que, de pronto, percibió que se trataban de sus propias experiencias. Pero lo antedicho sólo es uno de lo tantos experimentos que se grabaron. El mismo fue especialmente seleccionado ya que el individuo que participó de los experimentos era un ser sumamente inteligente, sofisticado, desde el punto de vista psiquiátrico, y sujeto a la constante presión de sus colegas a que rompiese sus amnesias anteriores.

Continuará en Rapport Nº 32 Traducción: IMHEBA

“Alguien ha dicho que la juventud es algo tan maravilloso, que es una lástima desperdiciarla en los jóvenes. Me gustaría agregar mi descubrimiento reciente de que la vejez es una época tan maravillosa, que es una lástima haberla tenido que esperar tanto tiempo [ ]. Es interesante especular sobre los factores para la mejoría. Uno es la libertad ante diversos tipos de miedo: el miedo a los juicios por mala práctica, a la desaprobación pública, a la inadecuación profesional y el pánico en general. La seguridad de la vejez puede encontrarse en la actitud de que en realidad a uno le importa un pito’’. Whitaker, 1992

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-HIPNOSIS de MILTON H. ERICKSON Revista del Instituto Milton H. Erickson de Buenos Aires Nº 31 - Junio de 2001 I.S.S.N. 0327-3792

RAPPORT - HIPNOSIS DE MILTON H. ERICKSON es una publicación del INSTITUTO MILTON H. ERICKSON DE BUENOS AIRES Filial (1986) The Milthon H. Erickson Foundation, Inc. Phoenix - AZ, USA

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Indice El proceso de la inducción hipnótica (1964) Video: 2 horas Milton H. Erickson, M.D. ......................................................................... 2481

Técnicas naturalísticas de hipnosis (1958) Milton H. Erickson, M.D. .......................................................................... 2487

Prefacio del Editor (1980) Ernest L. Rossi, Ph, D. ......................................................................... 2497

Experimentos iniciales investigando la naturaleza de la hipnosis (1964) Milton H. Erickson M.D. ......................................................................... 2503

Investigación especial complementaria de la hipnosis. Realidades hipnóticas y no hipnóticas (1967) Milton H. Erickson M.D. ......................................................................... 2523

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Año X Nº 31