Que Es La Historia

Ensayo. ¿Qué es la historia? Juan Sebastián Hernández Rodas1. Introducción. Quisiera definir en este breve ensayo titula

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Ensayo. ¿Qué es la historia? Juan Sebastián Hernández Rodas1. Introducción. Quisiera definir en este breve ensayo titulado ¿Qué es la historia? a la historia misma, ilustrado desde una serie de caracterizaciones y definiciones de algunos autores (Carr, Moradiellos y Jenkins), quienes en su trayectoria académica han tratado de dar respuesta a la misma pregunta que actualmente me inquieta. Partiendo de este presupuesto tan basto veo propicio segmentarlo desde tres palabras claves en las que el historiador indirectamente basa su labor: en primera instancia la Hermenéutica, en un segundo momento la Gnoseología y por último la Epistemología. Es, quizá, un riesgo tomar al historiador desde estos tres supuestos filosóficos, puesto que, si bien no es su labor filosofar comparte “la espinosa tarea de reflexionar acerca de la naturaleza del hombre”2. A continuación, desarrollaré bajo los tres supuestos anteriores una breve, pero condensada definición de historia. Desarrollo. La historia, como tal, puede entenderse como un compendio milenario de definiciones y supuestos, de fuentes y archivos, algunos contradictorios e inquietantes, otros más que comprobables y otros tantos aun debatidos en torno a los acontecimientos del mundo, una serie de textos enraizados en numerosas épocas buscando encausar una respuesta que dé una perspectiva distinta de mundo. La historia es en teoría “…un discurso, entre muchos otros, sobre el mundo. Dichos discursos no crean el mundo, sino que apropian de él y les proporcionan a todos sus significados. Este fragmento del mundo que constituye el objeto de investigación de la historia es el pasado”3. La historia podría repensarse hoy, tanto como se repensó hace unos siglos en la modernidad o cuando se resumió a una entidad metafísica en

1

Estudiante de los pregrados de Filosofía e Historia.

2

Edward Carr, ¿Qué es la historia? (Barcelona: Planeta, 2017) 97.

3

Keith Jenkins, Repensar la historia (Madrid, Siglo XXI, 2009) 7.

la edad media y, por qué no, cuando apenas daba sus primeros pasos; la historia también es historia de sí misma. Paso a definir la historia desde los tres tópicos enunciados ya:

I.

Hermenéutica histórica.

Para comenzar a hablar de hermenéutica es necesario entender el concepto, para ello existen numerosos filósofos que dieron noción de ésta, sin embargo solo tomaremos a Aristóteles, quien es el primero en posarse en esta definición aseverando que la hermenéutica o la interpretación se da como una herramienta que permite develar la intención un texto, en este caso la historiografía, los vestigios, datos y fuentes; Dentro del “logos” Aristotélico se toman dos sentidos de explicación: el sentido interno que es la intención del autor y el sentido externo referido a la literalidad del texto. En estos dos logos anteriores podemos encausar al historiador. En el “sentido interno” debemos pensar primeramente en el sujeto que hizo las fuentes y segundo en el sujeto que las está trayendo a la actualidad. Allí se debe partir de una premisa y es la ideología y el contexto personal de los dos actores. “De ahí que, cuando llega a nuestras manos un libro de historia, nuestro primer interés debe ir al historiador que lo escribió, y no a los datos que contiene”4; de igual manera debemos pensar que quien está trayendo a colación el hecho, el dato o la fuente, también está -por así decirlo- viciado por el contexto de su momento. Sí él se desconoce a sí mismo en las caracterizaciones que le definen (la época a la que pertenece) no puede dar noción de lo que quiere investigar mediante el sujeto que investigó antes que él y que le dejó una fuente para su presente, por tanto, debemos estudiarnos y -como diría Carr- estudiar al historiador como tal antes de llegar a los hechos. Por otra parte, está el sentido externo en el que ya no ahondamos en el historiador, sino en los hechos y en sus datos; “las reliquias, el material primario y original, los documentos o fuentes son, pues, la base sobre la que el historiador inicia su investigación y construye su relato del pasado, además del criterio al que acudirá para demostrar la necesidad de los resultados e interpretación ofrecida en el mismo”5.

4

Edward Carr, Que es la historia. (Barcelona: Planeta, 2017) 91.

5 Enrique

Moradiellos, El oficio del historiador (Madrid: Siglo XXI, 1994) 17.

II.

Gnoseología histórica.

Después de concebir la hermenéutica en un sentido figurado frente al oficio del historiador, tomemos como segundo punto la Gnoseología, definiéndola como la encargada de analizar la naturaleza, la posibilidad y los límites del conocimiento, de allí partiremos para dar un esbozo tratando de definir nuestro punto de partida inicial ¿Qué es la historia? Pensemos – dentro de este oficio- si la duda no es quizá la columna vertebral de todo, por algo hemos empezado este ensayo, por la duda hemos pensado en la historia y así ésta (la duda) hace parte de todo en cuanto nos movemos. Si como historiadores no nos concebimos ignorantes seríamos “herejes” la ignorancia y la duda hacen parte de nuestros pre-requisitos pues “la ignorancia simplifica y aclara, selecciona y omite”6. Por otra parte, si hay duda debe haber búsqueda del conocimiento histórico, si permanecemos en este ámbito no habrán libros a leer sobre historia que nos clarifiquen el sentido de existir, no habrá crítica, aun menos historiadores. El historiador debe tener una mente lúcida, buscando una sabiduría fundamentada por encima de un conocimiento “Stulto” o necio; de allí que Kant, en su obra Filosofía de la Historia, mencionara que la ignorancia es similar a estar en el paraíso del génesis, una libertad cohibida -inhibida quizá- más cuando se prueba “el fruto prohibido” de la sabiduría aparece lo que él denomina “la emancipación del estado primitivo”7, el desconocimiento en cualquier ámbito, en este caso el histórico, será siempre una vil esclavitud, de la que solo nos podremos liberar sí somos conscientes de unos presupuestos que nos desencadenarán y quitarán la venda de un “paraíso” perfeccionista libre de la realidad de la crítica. En definitiva, esta concepción de gnoseología dentro de la historia no es otra cosa que “la construcción de un pasado histórico en forma de relato narrativo y a partir de reliquias, de las pruebas y de las fuentes informativas legadas por el pasado, mediante un método inferencial e interpretativo en el cual es imposible el propio sujeto gnoseológico”8.

6

Edward Carr, Que es la historia. (Barcelona: Planeta, 2017) 84.

7 Emmanuel

Kant, Filosofía de la Historia (Madrid: Fondo de cultura económica, 1985) 8 Enrique Moradiellos, El oficio del historiador (Madrid: Siglo XXI, 1994) 16.

III.

Epistemología histórica.

En el marco de la interpretación y de la gnoseología, sería inadmisible no tomar la epistemología como una fuente aportante a la definición de historia. Ella nos servirá de lazarillo en esta última parte del escrito. Hemos de entender que la episteme en su definición inicial era la forma del conocimiento más seria y confiable del mundo griego, encargada del cómo conocemos, sin embargo, en los avatares de la humanidad este concepto se transformó en un mero método, sistematizando en datos cuasi universales, el complejo de las ciencias humanas; en este sentido la epistemología moderna está –por así decirlo- viciada. No obstante, esta palabra nos ilumina un sentido en el que debemos posarnos con una naturalidad ferviente pues es la que facilita en esta ciencia humana la diversidad de ideas. En sí misma, la historia es una crítica a la epistemología moderna a la que catalogué de viciada. Empecemos pensando que si todo está enmarcado en una sistematización, a la historia le sería imposible sumergirse en dicha propuesta; “puesto que ningún historiador puede abarcar ni recobrar la totalidad de los acontecimientos del pasado… tampoco puede recobrar el pasado tal y como fue porque el pasado no fue un relato, sino un compuesto de acontecimientos, situaciones, etc…la historia es una construcción personal, una manifestación de la perspectiva del historiador por último sabemos más del pasado que quienes vivieron en él”9; en esto podríamos definir que por sí solos no definen una respuesta definitiva a la pregunta por qué es la historia. Conclusiones. La historia debe entenderse como una realidad de realidades, en la que juegan una serie de características básicas que orientan y dan forma a su composición y oficio al historiador. En ello debemos comprender la unión entre el historiador y los hechos uno solo para dar respuesta a una investigación como tal. La historia como tal se mueve en un ámbito filosófico en donde de manera indirecta la Hermenéutica, la Gnoseología y la Epistemología forman un pensamiento direccionado a dar respuesta de una filosofía aplicada.

9

Keith Jenkins, Repensar la historia (Madrid, Siglo XXI, 2009) 16.

En el ámbito Hermenéutico comprendemos el área investigativa del historiador, en ella juega un papel fundamental los vestigios y el pasado como tal desde las fuentes. Por otra parte, la Gnoseología crea a partir de los hechos un pensamiento crítico para dar forma a la realización de un trabajo historiográfico. En un último momento la Epistemología moldea el sentido científico bajo el cual el historiador debe dar respuesta -bajo los dos principios anteriores- a la pregunta que se trazó responder al inicio de su investigación.

Bibliografía. Jenkins Keith, Repensar la historia (Madrid, Siglo XXI, 2009) Moradiellos Enrique, El oficio del historiador (Madrid: Siglo XXI, 1994) Carr Edward, Que es la historia. (Barcelona: Planeta, 2017) Kant Emmanuel, Filosofía de la Historia (Madrid: Fondo de cultura económica, 1985)