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POEMAS NOSTALGIA Hace ya diez años que recorro el mundo. ¡He vivido poco! ¡Me he cansado mucho! Quien vive de prisa no v

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POEMAS NOSTALGIA Hace ya diez años que recorro el mundo. ¡He vivido poco! ¡Me he cansado mucho! Quien vive de prisa no vive de veras: quien no hecha raíces no puede dar fruto. Ser río que corre, ser nube que pasa, sin dejar recuerdos ni rastro ninguno, es triste, y más triste para el que se siente nube en lo elevado, río en lo profundo. Quisiera ser árbol, mejor que ser ave, quisiera ser leño, mejor que ser humo, y al viaje que cansa prefiero el terruño: la ciudad nativa con sus campanarios, arcaicos balcones, portales vetustos y calles estrechas, como si las casas tampoco quisieran separarse mucho... Estoy en la orilla de un sendero abrupto. Miro la serpiente de la carretera que en cada montaña da vueltas a un nudo; y entonces comprendo que el camino es largo, que el terreno es brusco, que la cuesta es ardua, que el paisaje mustio... ¡Señor!, ya me canso de viajar, ya siento nostalgia, ya ansío descansar muy junto de los míos... Todos rodearán mi asiento para que diga mis penas y triunfos; y yo, a la manera del que recorriera un álbum de cromos, contaré con gusto las mil y una noches de mis aventuras

y acabaré con esta frase de infortunio: -¡He vivido poco! ¡Me he cansado mucho! Chocano NOTAS DEL ALMA INDÍGENA ¡Quién sabe! Indio que asomas a la puerta de esta tu rústica mansión: para mi sed no tienes agua? ¿para mi frío, cobertor? ¿parco maíz para mi hambre? ¿para mi sueño, mal rincón? ¿breve quietud para mi andanza?... -¡Quién sabe, señor! Indio que labras con fatiga tierras que de otros dueños son: ¿ignoras tú que deben tuyas ser, por tu sangre y tu sudor? ¿ignoras tú que audaz codicia, siglos atrás, te las quitó? ¿ignoras tú que eres el Amo?... -¡Quién sabe, señor! Indio de frente taciturna y de pupilas sin fulgor: ¿qué pensamiento es el que escondes en tu enigmática expresión? ¿qué es lo que buscas en tu vida? ¿qué es lo que imploras a tu Dios? ¿qué es lo que sueña tu silencio? -¡Quién sabe, señor! ¡Oh raza antigua y misteriosa de impenetrable corazón, que sin gozar ves la alegría y sin sufrir ves el dolor: eres augusta como el Ande, el grande Océano y el Sol.

Ese tu gesto que parece como de vil resignación, es de una sabia indiferencia y de un orgullo sin rencor.. Corre en mis venas sangre tuya, y, por tal sangre, si mi Dios me interrogase qué prefiero - cruz o laurel, espina o flor, beso que apague mis suspiros o hiel que colme mi canción responderíale dudando: -¡Quién sabe, señor! Chocano EL ROMANCE DE LA FELICIDAD Felicidad: yo te he encontrado más de una vez en mi camino; pero al tender hacia ti el ruego de mis dos manos... has huido, dejando en ellas, solamente, cual una dádiva, cautivo algún mechón de tus cabellos o algún jirón de tus vestidos...

sin que yo llegue a percibirlo, y, al fin, sentándote a mi lado, hablarme empieces: - Buen amigo... ¿Será mejor el no buscarte? ¿Será mejor el ser altivo en la desgracia y no sentirse juguete vil de tus caprichos? Yo sólo sé que cuantas veces con más afán te he perseguido, más fácilmente, hacia más lejos, más desdeñosa, huir te he visto. Yo sólo sé que cuantas veces tornó perfil un sueño mío, Felicidad, te vi de cerca, pero no pude hablar contigo... Chocano

I Quién hace tanta bulla, y ni deja testar las islas que van quedando.

Tanto mejor fuera no haberte hallado nunca en mi camino. Por ser tu dueño, siento a veces que no soy dueño de mí mismo... Toda esperanza es un engaño; todo deseo es un martirio...

Un poco más de consideración en cuanto será tarde, temprano y se aquilatará mejor el guano, la simple calabrina tesórea que brinda sin querer, en el insular corazón, salobre alcatraz, a cada hialóidea grupada.

Felicidad: te vi de cerca; pero no pude hablar contigo.

Un poco más de consideración, y el mantillo líquido, seis de la tarde DE LOS MÁS SOBERBIOS BEMOLES

Ya voy sintiéndome cansado... Cuando en la orilla del camino me siento a ver pasar a muchos que hacia ti vayan cuál yo he ido, tal vez te atraiga mi reposo, mi displicente escepticismo, mi resignada indiferencia, mi corazón firme y tranquilo; y, paso a paso, a mí te acerques,

Y la península párase por la espalda, abozalada, impertérrita en la línea mortal del equilibrio. XIII Pienso en tu sexo. Simplificado el corazón, pienso en tu sexo, ante el hijar maduro del día.

Palpo el botón de dicha, está en sazón. Y muere un sentimiento antiguo degenerado en seso. Pienso en tu sexo, surco más prolífico y armonioso que el vientre de la sombra, aunque la muerte concibe y pare de Dios mismo. Oh Conciencia, pienso, si, en el bruto libre que goza donde quiere, donde puede. Oh escándalo de miel de los crepúsculos. Oh estruendo mudo. ¡Odumodneurtse! Vallejo 12

Se miran, se presienten, se desean, se acarician, se besan, se desnudan, se respiran, se acuestan, se olfatean, se penetran, se chupan, se demudan, se adormecen, despiertan, se iluminan, se codician, se palpan, se fascinan, se mastican, se gustan, se babean, se confunden, se acoplan, se disgregan, se aletargan, fallecen, se reintegran, se distienden, se enarcan, se menean, se retuercen, se estiran, se caldean, se estrangunlan, se aprietan, se estremecen, se tantean, se juntan, desfallecen, se repelen, se enervan, se apetecen, se acometen, se enlazan, se entrechocan, se agazapan, se apresan, se dislocan, se perforan, se incrustan, se acribillan, se remachan, se injertan, se atornillan, se desmayan, reviven, resplandecen, se contemplan, se inflaman, se

enloquecen, se derriten, se sueldan, se calcinan, se desgarran, se muerden, se asesinan, resucitan, se buscan, se refriegan, se rehúyen, se evaden y se entregan. ¡TODO ERA AMOR! ¡Todo era amor... amor! No había nada más que amor. En todas partes se encontraba amor. No se podía hablar más que de amor. Amor pasado por agua, a la vainilla, amor al portador, amor a plazos. Amor analizable, analizado. Amor ultramarino. Amor ecuestre. Amor de cartón piedra, amor con leche... lleno de prevenciones, de preventivos; lleno de cortocircuitos, de cortapisas. Amor con una gran M, con una M mayúscula, chorreado de merengue, cubierto de flores blancas... Amor espermatozoico, esperantista. Amor desinfectado, amor untuoso... Amor con sus accesorios, con sus repuestos; con sus faltas de puntualidad, de ortografía; con sus interrupciones cardíacas y telefónicas. Amor que incendia el corazón de los orangutanes, de los bomberos. Amor que exalta el canto de las ranas bajo las ramas, que arranca los botones de los botines, que se alimenta de encelo y de ensalada. Amor impostergable y amor impuesto. Amor incandescente y amor incauto. Amor indeformable. Amor desnudo. Amor amor que es, simplemente, amor. Amor y amor... ¡y nada más que amor!

NO SE ME IMPORTA UN PITO... No se me importa un pito que las mujeres tengan los senos como magnolias o como pasas de higo; un cutis de durazno o de papel de lija. Le doy una importancia igual a cero, al hecho de que amanezcan con un aliento afrodisíaco o con un aliento insecticida. Soy perfectamente capaz de soportarles una nariz que sacaría el primer premio en una exposición de zanahorias; ¡pero eso sí! -y en esto soy irreductibleno les perdono, bajo ningún pretexto, que no sepan volar. Si no saben volar ¡pierden el tiempo las que pretendan seducirme! Ésta fue -y no otra- la razón de que me enamorase, tan locamente, de María Luisa. ¿Qué me importaban sus labios por entregas y sus encelos sulfurosos? ¿Qué me importaban sus extremidades de palmípedo y sus miradas de pronóstico reservado? ¡María Luisa era una verdadera pluma! Desde el amanecer volaba del dormitorio a la cocina, volaba del comedor a la despensa. Volando me preparaba el baño, la camisa. Volando realizaba sus compras, sus quehaceres... ¡Con qué impaciencia yo esperaba que volviese, volando, de algún paseo por los alrededores! Allí lejos, perdido entre las nubes, un puntito rosado. "¡María Luisa! ¡María Luisa!"... y a los pocos segundos, ya me abrazaba con sus piernas de

pluma, para llevarme, volando, a cualquier parte. Durante kilómetros de silencio planeábamos una caricia que nos aproximaba al paraíso; durante horas enteras nos anidábamos en una nube, como dos ángeles, y de repente, en tirabuzón, en hoja muerta, el aterrizaje forzoso de un espasmo. ¡Qué delicia la de tener una mujer tan ligera..., aunque nos haga ver, de vez en cuando, las estrellas! ¡Que voluptuosidad la de pasarse los días entre las nubes... la de pasarse las noches de un solo vuelo! Después de conocer una mujer etérea, ¿puede brindarnos alguna clase de atractivos una mujer terrestre? ¿Verdad que no hay diferencia sustancial entre vivir con una vaca o con una mujer que tenga las nalgas a setenta y ocho centímetros del suelo? Yo, por lo menos, soy incapaz de comprender la seducción de una mujer pedestre, y por más empeño que ponga en concebirlo, no me es posible ni tan siquiera imaginar que pueda hacerse el amor más que volando. Oliverio Girondo

EL RELOJ DE ARENA Está bien que se mida con la dura Sombra que una columna en el estío Arroja o con el agua de aquel río En que Heráclito vio nuestra locura El tiempo, ya que al tiempo y al destino Se parecen los dos: la imponderable Sombra diurna y el curso irrevocable Del agua que prosigue su camino. Está bien, pero el tiempo en los desiertos Otra substancia halló, suave y pesada, Que parece haber sido imaginada Para medir el tiempo de los muertos. Surge así el alegórico instrumento De los grabados de los diccionarios, La pieza que los grises anticuarios Relegarán al mundo ceniciento Del alfil desparejo, de la espada Inerme, del borroso telescopio, Del sándalo mordido por el opio Del polvo, del azar y de la nada. ¿Quién no se ha demorado ante el severo Y tétrico instrumento que acompaña En la diestra del dios a la guadaña Y cuyas líneas repitió Durero? Por el ápice abierto el cono inverso Deja caer la cautelosa arena, Oro gradual que se desprende y llena El cóncavo cristal de su universo. Hay un agrado en observar la arcana Arena que resbala y que declina Y, a punto de caer, se arremolina Con una prisa que es del todo humana.

La arena de los ciclos es la misma E infinita es la historia de la arena; Así, bajo tus dichas o tu pena, La invulnerable eternidad se abisma. No se detiene nunca la caída Yo me desangro, no el cristal. El rito De decantar la arena es infinito Y con la arena se nos va la vida. En los minutos de la arena creo Sentir el tiempo cósmico: la historia Que encierra en sus espejos la memoria O que ha disuelto el mágico Leteo. El pilar de humo y el pilar de fuego, Cartago y Roma y su apretada guerra, Simón Mago, los siete pies de tierra Que el rey sajón ofrece al rey noruego, Todo lo arrastra y pierde este incansable Hilo sutil de arena numerosa. No he de salvarme yo, fortuita cosa De tiempo, que es materia deleznable. BORGES

UNA MUCHACHA CATÓLICA TOCA LA FLAUTA: Tercer movimiento (Affettuosso) Para hacer el amor debe evitarse un sol muy fuerte sobre los ojos de la muchacha, tampoco es buena la sombra si el lomo del amante se achicharra para hacer el amor. Los pastos húmedos son mejores que los pastos amarillos pero la arena gruesa es mejor todavía. Ni junto a las colinas porque el suelo es rocoso ni cerca de las aguas.

Poco reino es la cama para este buen amor. Limpios los cuerpos han de ser como una gran pradera: que ningún valle o monte quede oculto y los amantes podrán holgarse en todos sus caminos. La oscuridad no guarda el buen amor. El cielo debe ser azul y amable, limpio y redondo como un techo y entonces la muchacha no verá el dedo de Dios. Los cuerpos discretos pero nunca en reposo, los pulmones abiertos, las frases cortas. Es difícil hacer el amor pero se aprende.

lengua granero de ortigas manada de alacranes bosque de ratas veloces rojas peludas el gran mar de las babas oh tu lengua cómo ondea por toda la ciudad torre de babel que se desploma sobre el primer incauto sobre el segundo sobre el tercero torre de babel tú

Aún te veo en la Plaza San Martín dos manos de abadesa y la barriga abundante blanda

que en 1900 fuiste lavado por tu madre en el mar de La Punta despacio muy despacio sin descuidar las ingles las orejas el trasero las plantas de los pies tú

desparramada como un ramo de flores baratas olfateas el aire escarbas algo

que dormiste entre los muslos de tu abuela para no sentir frío mientras los muchachos los otros

entre tus galerías y cavernas oxidadas caminas aún te veo caminas

hacían el amor con las muchachas puedo ver tu gran lengua ay sin madre ay sin abuela

más indefenso que una gorda desnuda entre los faunos más gordo más alado

tu gran lengua después de la jornada jadeante horizontal un poco blanda tu gran lengua en la cama

POEMA CANTO CEREMONIAL CONTRA UN OSO HORMIGUERO - Antonio Cisneros -

y ya aprestas las doce legiones de tu

con vírgenes y arcángeles de lata oh tu lengua en reposo y aún se reproduce despacio muy despacio y todavía engorda

cabalga el Corregidor. Hojas de palma para las moscas del Corregidor, para el almuerzo del Corregidor, para las nalgas del Corregidor. Para la tumba del Corregidor hojas de palma

oh comediante de los almuerzos de señoras oh vieja bailarina oh torre de babel en la gran cama maltrecha ya por los combates fieros de tu hermano capitán ballestero de sodoma príncipe de gomorra flor de lesbos y ahora no más tu madre no más tu abuela no más tu arcángel de la guarda y ahora océano de babas vieja abadesa escucha escucha mi canto escucha mi tambor no dances más. FIESTA DEL CORREGIDOR Sobre un caballo de lata cabalga el Corregidor. Hojas de palma para la sombra del Corregidor, hojas de palma para el camino del Corregidor, hojas de palma para la casa del Corregidor. Sobre un caballo de lata

Antonio Cisneros

MI CASA 1 Mi cuarto es una manzana, con sus libros, con su cáscara, con su cama tierna para la noche dura. Mi cuarto es el de todos es decir, con su lamparín que me permite reir al lado de Vallejo, que me permite ver la luz eterna de Neruda. Mi cuarto, en fin, es una manzana, con sus libros, sus papeles, conmigo, con su coraazón.

2

OFICIO

Por mi ventana nace el sol casi todas las mañanas. Y en mi cara, en mis manos, en el dulce clamor de la luz pura, abro mis ojos entre la noche muerta, entre la tierna esperanza de quedar vivo un día más, un nuevo día, para abrir los ojos ante la luz eterna.

Mi oficio es el canto el canto de las palabras, el dulce embrujo de las sílabas y las asonancias. Éste es mi oficio y no lo cambio por nada, pero qué difícil es querer decir algo y no tener sino gana. Marco Martos

Javier Heraud PALABRA DE GUERRILLERO Porque mi patria es hermosa corno una espada en el aire, y más grande ahora y aun más hermosa todavía, yo hablo y la defiendo con mi vida. No me importa lo que digan los traidores, hemos cerrado el pasado con gruesas lágrimas de acero. El cielo es nuestro, nuestro el pan de cada día, hemos sembrado y cosechado el trigo y la tierra, y el trigo y la tierra son nuestros, y para siempre nos pertenecen el mar las montañas y los pájaros. Javier Heraud

LA GENERACIÓN DEL 60 LA GENERACIÓN DEL 60 se desarrolla dentro del marco de diversos hechos históricos, sociales y culturales en el plano internacional. La Revolución Cubana, La guerra de Vietnam. En el Perú, diversos hechos sociales y políticos marcan esa década de los sesenta desde las guerrillas de Hugo Blanco y su trabajo con el campesinado de los valles de La Convención en el Cuzco, las frustradas elecciones que culminaron en golpe de estado contra el presidente Manuel Prado (1956-1962). Este golpe fue encabezado por el general Ricardo Pérez Godoy el 18 de julio de 1962. En 1963 gana las elecciones Fernando Belaunde, quien está en el poder hasta el 3 de octubre de 1968, fecha en que el general Juan Velasco Alvarado vuelve a dar un nuevo golpe de estado propiciando un movimiento “revolucionario” de carácter popular. En el ámbito editorial, los poetas del sesenta tuvieron la gran suerte de contar con la hasta hoy inigualable generosidad del poeta Javier Sologuren, quien ayudó a publicar los primeros libros de Heraud, Calvo, Reynaldo Naranjo, Luis Hernández, Antonio Cisneros, Winston Orrillo, en sus famosas ediciones artesanales “La Rama Florida”. La Universidad Nacional Mayor de San Marcos fue uno de los principales semilleros de poetas que recitaban sacrificando acaso la calidad de su poesía para respaldar sus ideas de liberación y cuyo máximo paradigma fue la Revolución Cubana. La casona Sanmarquina congregaba multitudes de estudiantes para oír los cantos al amor, a la vida, a la libertad. Los poetas de esta generación, sólo por citar algunos nombres son: César Calvo (Iquitos - Lima 2000); Antonio Cisneros (Lima 1942 - ); Luis Hernández (Lima 1941 - Buenos Aires 1977); Rodolfo Hinostroza (Lima 1941 - ); Marco Martos (Piura 1942 - );

Juan Ojeda (Chimbote 1944 - Lima 1984), Winston Orrillo (Lima 1941 - ); Reynaldo Naranjo (Lima 1936 - ); Juan Cristóbal (Lima 1941 - ); Javier Heraud (Lima 1942 - Madre de Dios 1963). Cuando la generación del 60 se hallaba encaminada al inicio en sus primeros pasos surge Heraud, muchacho serio de familia perteneciente a la burguesía peruana, buen estudiante de la Universidad Católica, vecino del distrito de Miraflores, demostró a sus amigos César Calvo; Mario Razzeto y Reynaldo Naranjo, que la poesía tenía también disciplina y no se sustentaba en el simple lamentarse o gritar. Heraud aportó la técnica poética y amplió rumbos que servirían para que toda la generación del 60 pudiese deshacerse de la herencia de los poetas del 50. Los poetas del 60 introdujeron en la poesía peruana, entre otros elementos: La cotidianeidad (temas de la vida diaria). Si bien son varios los poetas que presentan esta característica, en quien más es posible identificarla es en Luis Hernández, quien hizo de su poesía una reflexión sobre la cotidianeidad, la difícil y maravillosa tarea de vivir cada día. El coloquialismo (palabras de uso común). Basados en las influencias recibidas principalmente de la llamada poesía conversacional o exteriorista en Latinoamérica unos años antes, los poetas del 60 se alejan de la formalidad de la poesía anterior. El humor, la ironía y cierto desenfado. En la misma línea de un alejamiento de la formalidad, lo que Antonio Cisneros señaló como el cambio de la corbata por el blue Jean, se introducen en la poesía de estos años (Antonio Cisneros, Marco Martos, Luis Hernández) estos elementos. Además los poetas intentaron reflexionar

poéticamente sobre la historia y la cultura del país y el mundo. Esto es evidente en Cisneros, Hinostroza, Mirko Lauer. Este grupo introduce como referencia básica para la poesía del Perú la de los poetas ingleses Thomas Stearns Eliot (18881965); Ezra Pound (1885-1972), colocando la influencia española en un segundo lugar. *la intertextualidad *La crónica histórica

Estilos poéticos de algunos poetas del 60 CÉSAR CALVO (Iquitos, 1940 - Lima, 2000). Poeta dotado de palabra, autor de muchos libros. Poemas bajo tierra, (1961); Ausencias y retardos, (1963); El cetro de los jóvenes, (1967); Pedestal para nadie, (1971). MI INFANCIA FUE UNA MANO Mi infancia fue una mano donde cabía el mar, donde los astros cabían como hoy caben mis ojos en el llanto. Las cosas que han pasado! En un parque de Julio de mil novecientos cuarenta y cuatro, el tiempo se ha quedado sin cumpleaños. Allí mi padre pinta bellísimos remansos. Guillermo no ha nacido todavía... (Ausencias y retardos). JUAN OJEDA (Chimbote, 1944 - Lima, 1974). Poesía llena de filosofía, reflexiva en toda su dimensión, sus libros son: Ardiente sombra (1963); Elogio a los navegantes (1966).

ELEUSIS No desciende la noche para los desgarrados, pues en medio de la vasta alegría oirás el pánico. Tras el fluir del río una inmóvil música brilla y hay pánico. Objetos arrojados en el desván del espíritu resuenan ceñidos por una luz monótona y muda, y ya no sabemos dónde ocultar esa astucia apática que flota en los ojos como un aire hurgado... (Arte de Navegar, Antología). JUAN CRISTÓBAL (Lima, 1941). Washington Delgado dice que la poesía de Juan Cristóbal está alimentada por frescas brisas primaverales, vuelo de palomas y calor de encendidas rosas. Pero hay algo más: la sed de justicia, la experiencia viva acumulada durante años de meditaciones y trajines, los amores de padres y hermanos de lejanas amadas. Entre sus libros tenemos: Cantual, (1963); Difícil olvidar, (1975); Horas de lucha, (1980); Poblando los silencios, (1996).

IRENE Mi madre fue obrera en las mañanas se vestía del color de los tejados y en las noches leía el corazón de los muchachos. Jamás entregó sus sueños al canto de los pájaros ni su vida a los árboles que morían como el hombre

con el humo de las fábricas un día la lluvia no distinguió las letras de sus manos y la dejó como una paloma acribillada en las ventanas de la calle. (De Poblando los Silencios). LUIS HERNÁNDEZ (Lima, 1941 Buenos Aires, 1977). Poesía de paisajes destaca el mar, los astros aunque meditador acerca de la muerte, ha dejado varios libros: Orilla, (1961); Chalie Melnik, (1962); Las constelaciones, (1965).

JARDINERO DE CENIZA 2. Hemos vuelto a vivir lo mismo de ayer y de mañana. El agua sube ya, cubriendo los días y las horas, de mí ya sólo queda el mar claro y naciente, de mí ya sólo queda el mar, triste, apagado. (De Orilla).