Pecado

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FOLLETOS DELMANUAL BÁSICO NACIONAL DEL

M. J. V. C. EL PECADO INTRODUCCIÓN: Estos Folletos del Manual básico deben ser usados conjuntamente con el Manual Básico Nacional y con El Anexo. No se entenderá su contenido si no se usan en forma integral con el demás material de nuestro Movimiento. Su lectura supone que el Auxiliar ya está familiarizado con el Manual en general y con el esquema de pecado que contienen en particular. El texto del folleto sigue el ESQUEMA que viene en la págs.116-117 del Manual Básico. Será fácil reconocer los distintos apartados de la plática. El DESAROLLO de la plática viene en letra normal (Vogue, 11 puntos). Las CITAS de la Palabra de Dios o del Magisterio de la Iglesia vienen en cursiva, para distinguirlas del desarrollo. Habrá que darles una gran importancia en la exposición de la plática, ya que los muchachos tienen derecho a estar en contacto directo con la Palabra de Dios y con la sana Doctrina.

Algunos TEXTOS ADICIONALES vienen en letra más pequeña. Estos son optativos, ya que el Auxiliar puede usarlos o no, adaptándose a su auditorio. También hemos puesto más MATERIAL DE APOYO, incluyendo textos de S.S. Juan Pablo II, MATERIAL DE APOYO al final del folleto, incluyendo citas del CATECISMO UNIVERSAL, CITAS BÍBLICAS, "OTRAS CITAS" Estamos seguros que este folleto será un instrumento adecuado para la preparación de nuestras jornadas, y que así podremos ofrecr a los Jornadistas una doctrina sólida y sin improvisaciones. Como siempre, ponemos todo nuestro esfuerzo evangelizador en manos de María Santísma de Guadalupe, Reina de Nuestro Movimiento. TODO A JESÚS POR MARÍA TODO A MARÍA PARA JESÚS

DESARROLLO

1.- INTRODUCCIÓN: 1.1 Enlace con la plática de Espíritu Santo y Gracia (o La Gracia). En la plática anterior hemos descubierto lo que es el plan de vida que tiene Dios para el hombre. Este plan de vida no es otra cosa que la PARTICIPACION DE LA VIDA DIVINA, es decir, LA GRACIA, el DON DEL ESPÍRITU SANTO, por el cual somos HIJOS de DIOS y HERMANOS de CRISTO, y que a través de ella podemos ser SANTOS. De ahora en adelante todo girará alrededor de la GRACIA, en la Jornada y en nuestras vidas. Y para comprender mejor la Gracia, necesitamos entender qué cosa es el Pecado. No quiero darte hoy una plática de moral, ni darte una lista de pecados, ni decirte: "esto está bien, esto está mal"; tú ya eres un joven adulto, ya eres responsable de tus actos, y quiero tratarte como tal, como un Hijo de Dios, libre y responsable, que sabe asumir sus propias decisiones y responsabilidades. Yo solo quiero en esta plática darte unos criterios claros y precisos, que te ayuden a orientar toda tu vida hacia la Gracia de Dios. 1.2 Dios ha querido establecer con nosotros una relación de amor Padre-Hijo. Hemos visto en la etapa anterior, más claramente en la plática de Historia de la Salvación, cómo fue Dios quien tomó la iniciativa de restablecer la relación de Amor con nosotros sus hijos, relación que nosotros habíamos roto por nuestros álbumes negros y los de la sociedad. Esta relación de Amor es similar a la de Padre hacia sus Hijos, pero es mucho mayor, ya que Dios es nuestro Padre Celestial.

Jesús vino a salvarnos y a restablecer el vínculo que había entre Dios y el hombre, y este vínculo de unión entre Dios y el hombre no es otra cosa que la GRACIA que crea una unión perfecta entre Dios y el hombre. 1.3 Para ello se donó a sí mismo en el Espíritu Santo: para hacernos Santos. Fue así cómo Jesús se entregó por nosotros en su Pasión, Muerte y Resurrección, muriendo y resucitando por nosotros, venciendo al pecado donde se había manifestado con mayor violencia (incredulidad, rechazo y burlas por parte de los jefes y del pueblo, debilidad de Pilato y crueldad de los soldados, traición de Judas, negaciones de Pedro, abandono de los discípulos, etc.). Esa donación total de Jesús es la que no dio la salvación. El sacrificio de Cristo se convierte en la fuente de la que brotará el perdón de nuestros pecados. Por medio de su Espíritu Santo, derramado en Pentecostés, Dios ha ofrecido esta salvación a toda la humanidad, sí, también a ti que has venido a esta Jornada. 1.4 Al mismo tiempo, nos dio la libertad para acogerlo o rechazarlo. Pero hay algo muy importante que resaltar: Dios respeta totalmente la libertad de cada uno de nosotros y Él no impone nada. El nos ha dado la libertad de poder ir hacia Él libremente y sólo espera que nosotros desde nuestro interior lo acojamos, que le demos la oportunidad de que habite en nuestro corazón por medio de la Gracia. Cada uno de nosotros, al creer en Cristo y aceptar su Gracia, responde voluntariamente a Dios; nadie está obligado a aceptar la fe en contra de su voluntad (cfr. DH 10). En efecto, Cristo invitó a la fe y a la conversión. Él no forzó jamás a nadie (CC160). Pues bien, esa misma libertad que nos ha conferido Dios podemos usarla para rechazarlo; podemos decirle "no" a Jesús, podemos decirle "NO" a la GRACIA de Dios .Y todo esto lo podemos hacer CONSCIENTE Y LIBREMENTE porque Dios no impone nada. ÉL, al darnos nuestra libertad nos dio también la posibilidad de ACEPTARLO y también la de RECHAZARLO. Por desgracia muchas veces este rechazo es una realidad en el hombre. No somos ni máquinas ni esclavos y por eso podemos tomar la decisión LIBRE y CONSCIENTE de aceptar la GRACIA o de RECHAZARLA. El hombre estará siempre en esta constante lucha entre Gracia y Pecado. Como el deportista que lucha por superar su marca, como el profesionista que trata de ser siempre mejor, cada uno de nosotros debe luchar por aumentar en sí la Gracia de Dios. A menudo, sin embargo, por la debilidad humana, por nuestra condición humana, tropezamos y caemos. Pero esa

es nuestra vocación: levantarnos nuevamente y esforzarnos continuamente por ser cada vez mejores. Recuerda: "Es de hombres caer, pero es de Santos levantarse". 1.5 El pecado es rechazar consciente y voluntariamente su Amor. Este rechazo consciente y voluntario del Amor de Dios en nuestras vidas se llama PECADO. Eso significa esta palabra: Rechazar consciente y voluntariamente su Amor. Podemos darnos cuenta de que esto es algo muy grave y que debemos comprender bien. Sin embargo, debemos recordar desde ahora que "donde abundó el pecado, sobreabundó la Gracia" (Rm.5,20). Esto significa que, el amor y la generosidad de Dios sobrepasan abundantemente el pecado, por muy grande que sea, y que Dios siempre está dispuesto a perdonarnos. Sin embargo, para poder obrar en nosotros, la Gracia debe mostrar el pecado para convertir nuestro corazón. Como un médico que descubre la herida antes de curarla, Dios nos ayuda, mediante Su Palabra y Su Espíritu, a descubrir nuestros pecados y a abandonarlos. Es por eso que en esta plática examinaremos de cerca qué es el pecado, cuáles son los diferentes tipos de pecado, su gravedad y sus consecuencias. Esto nos permitirá ser más libres y poder aceptar con mayor generosidad el Plan de Amor de nuestro Padre. 1.6 Su mandamiento: amarás al Señor ... y a tu prójimo (Mt 22, 37-40). Recuerda, a lo largo de esta plática, que existe un criterio muy claro y preciso para poder discernir la gravedad de una falta: es el gran Mandamiento del Amor que Jesús nos dejó: amarás al Señor ... y a tu prójimo (Mt 22, 37-40). Ten siempre en mente este mandamiento, para que ilumine tu vida y te ayude a alejarte de todo pecado. 2.- Definición: Si quisiéramos dar una definición sencilla de lo que es el PECADO , diríamos que es "El Libre y Consciente Rechazo al Plan de DIOS." Escuchemos lo que nos dice el Catecismo Universal: El pecado es una falta contra la razón, la verdad, la conciencia recta; e! faltar al amor verdadero para con Dios y para con el prójimo, a causa de un apego perverso a ciertos bienes. Hiere la naturaleza del hombre y atenta contra la solidaridad humana. Ha sido definido como "una palabra, un acto o un deseo contrarios a la Ley eterna" (S. Agustín, Faust. 22, 27; S. Tomas de A., s. th., 1-2, 71, 6) (C.C.1849 ).

El pecado es una ofensa a Dios: "Contra ti, contra ti solo he pecado, lo malo a tus ojos cometí" (Sal 51, 6). El pecado se levanta contra el amor que Dios nos tiene y aparta de El nuestros corazones. Como el primer pecado, es una desobediencia, una rebelión contra Dios por el deseo de hacerse "como dioses", pretendiendo conocer y determinar el bien y el mal (Gn 3, 5). El pecado es así "amor de sí hasta el desprecio de Dios" (S. Agustín, civ. 1, 14, 28). Por esta exaltación orgullosa de sí, el pecado es diametralmente opuesto a la obediencia de Jesús, que realiza la salvación (cf. Flp 2, 6-9) (C.C.1850 ). 2.1 Existen signos visibles en el mundo del pecado: Ejemplos (Hacer alusión al momento de análisis de la sociedad, a nuestro álbum negro, etc). El Pecado es una realidad. No podemos cerrar nuestros ojos a una realidad tan terrible. A nuestro alrededor vemos los efectos del pecado: borracheras, drogadicción, crímenes, robos, asaltos, fornicaciones, violaciones, etc. También a nivel social o estructural vemos los efectos del pecado: Corrupción, narcotráfico, venta de niños, de órganos humanos, injusticias, desigualdades, etc. . Hay que decirlo claramente: El pecado existe, tanto en nuestras vidas (recuerda la plática del Álbum negro) como en la sociedad (Recuerda el análisis que hicimos de la realidad social). A menudo el hombre tratará de rehuir la realidad del pecado, de buscar excusas o justificaciones: "eso no es pecado"; "todo mundo lo hace"; "somos víctimas de la sociedad". Hay quienes quieren explicarlo únicamente como un defecto de crecimiento, como una debilidad psicológica, un error, la consecuencia necesaria de una estructura social inadecuada, etc. Sin embargo, de nada sirve justificar este tipo de situaciones, pero es tratar de tapar el sol con un dedo. Solo conociendo el designio gratuito de Dios podemos comprender lo grave y dañino que es el pecado. Por eso escucha mejor cómo la misma Palabra de Dios denuncia la realidad del pecado: "Ahora bien, las obras de carne son conocidas: fornicación, impureza, libertinaje, idolatría, hechicería, odios, discordia, celos, iras rencillas, divisiones, disensiones, envidias, embriagueces, orgías y cosas semejantes, sobre las cuales los prevengo, como ya los previne, que quienes hacen tales cosas, no heredarán el Reino de Dios."(Gal 5,19-21). Justificar el pecado, excusarlo, en vez de reconocerlo como lo que es, únicamente nos esclaviza más, pues nos hace permanecer en nuestra situación de pecado. ¿Quién de nosotros no ha sentido el peso, la tristeza, la soledad que causa el pecado en nuestro corazón? Todos hemos

pecado, y sabemos el daño que nos hace. De nada nos sirve seguir esclavizados por el pecado. Al contrario, Dios nos invita a renunciar a todo pecado y volvernos a Dios: "El Reino de Dios está cerca, arrepiéntanse y crean en la Buena Nueva" (Mt.4,17). A veces estamos en la situación del hombre aquél que había sido condenado a la cárcel por un crimen cualquiera, pero no le decían cuanto tiempo iba a estar encerrado. Así que decidió hacer de su celda el lugar más cómodo posible: La pintó de azul, instaló una buena cama, una televisión, un estereo, fotos, unas flores, etc. hasta hacer de su celda un lugar bonito y atractivo. Un día viene el carcelero y le dice: "¡Eres libre! ¡Ya puedes salir!" "¿Cómo?", pregunta aquél hombre. "Sí, un hombre llamado Jesús de Nazaret ya pagó tu fianza, se retiraron los cargos y ya eres libre! Puedes salir ahora mismo!". Pero aquél hombre, en vez de salir, dice:" Bueno, la verdad, es que e gusta mucho mi celda, ya me acostumbré a ella. Tengo mis fotos, mis estereo, mis cositas.. En cambio, allá afuera, voy a tener que portarme bien, ganarme honradamente la vida, trabajar y esforzarme. En realidad, prefiero seguir encarcelado!!" 2.2 Este existe por confiar en nuestras propias fuerzas en la búsqueda de caminos falsos para alcanzar la felicidad. ¿Porqué existe el pecado? Principalmente porque el hombre ha optado por buscar la felicidad fuera de Dios, fuera de su Plan de Amor. Por orgullo el hombre quiere independizarse de Dios y busca la felicidad por caminos falsos: El poder, el placer, la droga, el alcohol, la prepotencia. 2.3 Por no querer depender de Dios. Al fondo de todo pecado o situación de pecado, está esta rebeldía del hombre ante Dios, rebeldía que la Biblia nos cuenta en el libro del Génesis: "seréis como dioses", dijo la serpiente, y el hombre y la mujer cayeron en esa trampa. Al romper su comunión con Dios, el hombre tuvo miedo y se ocultó, se alejó de su Creador. Así quedaba consumada la ruptura entre Dios y el hombre. Depender de Dios significa gozar de la Libertad que Él da a sus hijos. Por la GRACIA somos libres, libres de todo aquello que nos ata y que ataca a la Libertad del hombre, mientras que el PECADO nos ata y destruye esa misma libertad que Dios nos dio. Alejarnos de Dios, caer en pecado, es caer en la esclavitud. Cada vez que pecamos, somos más esclavos. Cada vez que estamos en Gracia y aumentamos en nosotros esa Gracia, somos más libres.

2.4 Por habernos hecho de falsos ídolos: Dinero, poder, sexo, etc., para alcanzar la felicidad. Al quedar alejado de Dios, el hombre se hace ídolos, falsos dioses que pronto lo convierten en esclavo. Cree encontrar en ellos la felicidad, pero sólo encuentra la desdicha y el sufrimiento. El hombre busca falsas soluciones y por eso no encuentra la verdadera solución. Piensa en las veces que has tratado de huir de tus problemas: refugiándote en la bebida, la droga, la violencia, el sexo, etc. ¿En verdad has encontrado ahí la solución? ¿No te has sentido más vacío que nunca? Tú sabes bien que en esas cosas no hay salvación. ¡Sólo Dios puede liberarte, liberarte completamente y para siempre! Los ídolos que el hombre se fabrica no pueden ayudarle simplemente porque son falsos. Y el hombre está llamado a vivir en la verdad: "Y la verdad os hará libres", dijo Jesús (Jn.8,32). En otro momento afirma: "Yo soy el camino, la Verdad y la Vida"(Jn.14,6). No hay más verdad fuera de él. Otro dios fuera de Jesús es necesariamente falso y esclavizante. 2.5 En resumen, el pecado es falta de amor a Dios y al prójimo. Todo pecado es, en su misma raíz, una falta de amor: Primero Amor a Dios, pues al desconocerlo y rechazarlo, al despreciarlo a Él y Su PLan de Amor, hieres profundamente el corazón de tu Padre. En segundo, falta de Amor a tus semejantes, a quienes has lastimado, despreciándolos, hiriéndolos, viviendo tu vida como si sólo fuera tuya, sin importar el amor y la preocupación de tus seres queridos. Finalmente, una falta de Amor a ti mismo, pues te has lastimado y has desperdiciado algo tan valioso e irrepetible como es tu vida, tu juventud. 3.- Consecuencias del pecado: ¿Qué consecuencias trae el PECADO? Seguramente tú has experimentado muchas de estas en tu vida. Es importante saber que el pecado va a traer consecuencias negativas en mi vida, consecuencias nefastas para mi crecimiento espiritual e incluso para mi salvación eterna. 3.1 Rompe con nuestra relación con el Padre. En primer lugar, el pecado tiene como primera consecuencia separarme de Dios mi Padre, tal cómo le sucedió a Adán en el paraíso:" Oyeron el ruido de los pasos de Yavé Dios... y el hombre y su mujer se ocultaron de la vista de Yavé Dios por entre los árboles del jardín. Yavé Dios llamó al hombre y le dijo: ‘¿Dónde estás?' Este contestó:' Te oí andar por el jardín y tuve miedo'." (Gn.3,8-9).

Al pecar, nos sentimos mal, sobre todo mal con Dios. Nos cuesta trabajo volvernos hacia Él, nos da pena, nuestra oración se vuelve seca y ardua. Esto es signo de la ruptura que el pecado ha provocado. Cómo el hijo pródigo estoy lejos de mi Padre, cuidando cerdos! Hace que Dios deje de ser mi padre, se vuelva algo ajeno, me "enajena" de Dios. El PECADO también nos aleja de nuestro fin último que es el de ser SANTOS creando en nosotros una lucha interna que nos ciega y por lo cual este fin último lo perdemos de vista. 3.2 El pecado nos impide crecer como personas. El pecado también me enajena de mí mismo, me impide crecer y desarrollarme. En primer lugar el pecado nos va esclavizando a todas nuestras pasiones y vicios. Esta esclavitud se manifiesta en forma evidente en los vicios, las malas costumbres, como son el alcoholismo, la drogadicción, los vicios, de los cuales es muy difícil liberarse sin la Gracia de Dios. En segundo lugar el pecado va creando en mi una tendencia al mal, a seguir pecando cada vez más seguido hasta volverse una manía o una costumbre. Además va creando en mi Interior una DESARMONIA total y me voy volviendo una persona vil, superflua, que ya no busca hacer cosas positivas e infeliz pues no se llega a sentir a gusto conmigo mismo. El Pecado REBAJA al hombre (¿Recuerdas la escalera de la VIDA?), pues si al estar en GRACIA participa de la vida de Dios, al entrar el PECADO en la vida del hombre lo degrada y empiezan a aflorar en el todos sus instintos, rebajándose de la posición que como hombre de por sí tiene ganada. 3.3 Se vuelve contra nosotros. ¿Y por que es más fuerte el pecado que el hombre? Porque va destruyendo toda su integridad humana y lo va esclavizando solo a sus deseo y a sus bajas pasiones; el PECADO poco a poco y muy sutilmente nos va rebajando y nos va atando a él y así logra que el hombre no logre su plenitud. 3.4 Rompe el equilibrio interior, creando dentro de nosotros contradicciones y conflictos. Esta lucha interior que crea el PECADO hace que la armonía que exista en mi se rompa creando luchas interiores muy fuertes entre lo que creo y se que está bien y entre lo que me place y me destruye. El PECADO, al poder dominar al hombre lo esclaviza por lo que podemos decir que el PECADO es más fuerte que el hombre

Al impedirnos crecer y desarrollarnos, al enajenarnos, el pecado rompe nuestra armonía interior, hace que "ni yo mismo me aguanto", como decimos comúnmente. El hombre en pecado no sabe qué hacer, no sabe qué es lo que realmente desea. Está librando continuamente una batalla, como lo expresa el mismo San Pablo: "No hago el bien que quiero hacer, y sí hago el mal que no quiero hacer...Rm.7,19.. 3.5 Pérdida de nuestra libertad. El PECADO crea en el hombre una tendencia al mal:- Si ya pequé una vez, pues lo vuelvo hacer y lo vuelvo hacer, y así hasta que me hundo cada vez más en el fango y ese mismo PECADO además de destruir la GRACIA en mí también me va destruyendo en mí interior y me vuelve cada vez más en un ser Egoísta y que se destruye así mismo.(ej. drogádicto, alcohólico, etc.). 3.6 Pérdida del discernimiento acerca del mal. Por convertirse en esclavo del pecado, el hombre ya no sabe qué está bien y qué está mal. Ha perdido la capacidad de discernir y de juzgar objetivamente qué es lo correcto. Seguramente tú has sentido a menudo estas contradicciones en ti mismo: ¿es pecado besar a mi novia? ¿Qué tan grave es hacer trampa en los exámenes? etc. No es solo una simple ignorancia: El juicio sano, dañado por el pecado, vacila ante las diferentes opciones. Esta situación se agrava al hundirse más el alma en el pecado, pues cada vez se oscurece más la conciencia, y solamente la Gracia de Dios puede venir a sanar y curar a esa persona. 3.7 Crea rupturas con daño a nuestro prójimo a nivel familiar, ambiental, social, etc. Recordarás cómo, al inicio de la Jornada, examinamos el álbum negro de cada persona, así como el de la sociedad entera. Esto nos muestra que si bien el pecado es un acto personal, también tenemos una responsabilidad en los pecados cometidos por otros, cuando cooperamos en ellos: participando directa y voluntariamente; ordenándolos, aconsejándolos, alabándolos o aprobándolos; no revelándolos o no impidiéndolos cuando se tiene obligación de hacerlo; -protegiendo a los que hacen el mal. Así, el pecado convierte a los hombres en cómplices unos de otros, hace reinar entre ellos la concupiscencia, la violencia y la injusticia. Los pecados provocan situaciones sociales e instituciones contrarias a la Bondad Divina. Las "estructuras de pecado" son expresión y efecto de los pecados personales. Inducen a sus víctimas a cometer, a su vez, el mal. En un

sentido analógico, constituyen un "pecado social" (cf. RP 16). Todas las injusticias sociales son consecuencia del pecado. 3.8 Vacío, muerte espiritual, pérdida del sentido de nuestra vida, desesperanza, soledad, etc. El pecado nos vacía, nos "llena de nada". Deja un enorme hueco en el interior de la persona, vacío que puede durar para siempre, extenderse por toda la eternidad. No solo nos quita el sentido de la vida, sino que nos puede quitar la misma vida, y la Vida Eterna. Si el pecado no es rescatado por el arrepentimiento y el perdón de Dios, causa la exclusión del Reino de Cristo y la muerte eterna del Infierno; de modo que nuestra libertad tiene poder de hacer elecciones para siempre, sin retorno. 3.9 Nos deshumaniza y rompe con la fraternidad a la que estamos llamados. El pecado hace que el hombre sea "un lobo para el hombre". Nos roba de nuestra humanidad y nos rebaja a la categoría de animales salvajes, que luchan solo por la supervivencia sin importarles su semejante. Rompe el plan de Dios que nos llama a vivir como hermanos. 4.- Cristo y el pecado: 4.1 Jesús es consciente del pecado del hombre y nos lo señala. • El pecado está en el corazón del hombre. El señor Jesús, desde el inicio de su misión, está consciente de la realidad del pecado y lo denuncia claramente. Su predicación empieza con un mensaje de conversión: "Arrepiéntanse y crean en el Evangelio"(Mc. 1,15). Denuncia que el mal no viene de las estructuras sociales, o de las condiciones socio-económicas, sino que la raíz del pecado está en el corazón del hombre, en su libre voluntad: "De dentro del corazón salen las intenciones malas, asesinatos, adulterios, fornicaciones, robos, falsos testimonios, injurias. Esto es lo que hace impuro al hombre" (Mt 15, 19-20). • - El pecado se mide en el contenido de la ofensa al hombre. Se pueden distinguir los pecados según su objeto, como en todo acto humano, o según las virtudes a las que se oponen, por exceso o por defecto, o según los mandamientos que quebrantan. Se los puede agrupar también según que se refieran a Dios, al prójimo o a sí mismos; se los puede dividir en pecados espirituales y carnales, o también en pecados de pensamiento, palabra, acción u omisión.

Pero sobre todo, el pecado debe medirse según el daño que le hacemos a nuestro hermano, con el cual Dios mismo se identifica: "Tuve hambre, y no me diste de comer, tuve sed, y no me diste de beber...."(cf. Mt.25 ). A Saulo, perseguidor de los cristianos, Jesús le dice: "Saulo, Saulo, ¿por qué me persigues?" • - El pecado se verifica en actitudes no evangélicas. El pecado es completamente opuesto al espíritu de Dios, como lo explica la Palabra de Dios: "Los exhorto, pues, a que vivan de acuerdo con las exigencias del Espíritu; así no se dejarán arrastrar por el desorden egoísta del hombre. Este desorden está en contra del Espíritu de Dios, y el Espíritu está en contra de ese desorden. Y esta oposición es tan radical, que les impide a ustedes hacer lo que querrían hacer" Gal. 5, 17-18. Se opone radicalmente a las actitudes que nos propone el Evangelio, especialmente en las Bienaventuranzas. El pecado es rechazo de la mansedumbre, la pobreza de espíritu, la misericordia y la justicia. 5.- Pecado venial y mortal (leve y grave) 5.1 Hay pecados que provocan la muerte espiritual y hay otros que no. Es fácil comprender que no todos los pecados tienen la misma gravedad. es por eso que conviene valorarlos según su gravedad. Escuchemos lo que nos dice la Palabra de Dios al respecto: "Si alguno ve que su hermano comete un pecado que no es de muerte, pida y le dará vida - a los que cometen pecados que no son de muerte pues hay un pecado que es de muerte por el cual no digo que pida-. Toda iniquidad es pecado, pero hay pecado que no es de muerte" (I Jn 5, 16-17). Aquí vemos claramente la distinción entre pecado Mortal y pecado Venial. 5.2 El pecado mortal rompe nuestra relación con Dios. ¿Qué es un pecado mortal? Es aquel que "destruye la caridad en el corazón del hombre por una infracción grave de la Ley de Dios; aparta al hombre de Dios, que es su fin último y su bienaventuranza, prefiriendo un bien inferior." (CC. 1855). Dicho de otro modo, el Pecado Mortal rompe por completo mi relación con Dios . Un PECADO MORTAL mata en mi la vida de GRACIA y es entonces cuando me alejo más de Dios. Entraña la pérdida de la caridad y la privación de la Gracia santificante, es decir, del estado de Gracia.

5.3 El pecado venial nos detiene o aleja de nuestra relación con Dios. La enturbia. Por el contrario, el pecado venial deja subsistir la caridad, aunque la ofende y la hiere. Es aquel que no rompe mi relación con Dios pero va "minándola", "hiriéndola". Los PECADOS VENIALES son faltas que no llegan a cambiar mucho mi relación con Dios, pero si se van acumulando, poco a poco van haciendo que me sea más fácil cometer una falta mayor. Escucha cómo lo explica el gran Santo Tomás: Cuando la voluntad se dirige a una cosa de suyo contraria a la caridad por la que estamos ordenados al fin úItimo, el pecado, por su objeto mismo, tiene por que ser. mortal o sea contra d amor de Dios, como la blasfemia, el perjurio, etc, o contra el amor del prójimo, como el homicidio, el adulterio, etc. En cambio, cuando. la voluntad del pecador se dirige, a veces, a una cosa que contiene en si un desorden, pero que sin embargo no es contraria al Amor de Dios y del prójimo, como una palabra ociosa, una risa superflua, etc, tales pecados son veniales (S. Tomás de A, s th 1-2, SS, 2) También san Agustín nos instruye al respecto: El hombre, mientras permanece en la carne, no puede evitar todo pecado, al menos los pecados leves. Pero estos pecados, que llamamos leves, no los consideres poca cosa: si los tienes por tales cuando los pesas, tiembla cuando los cuentas. Muchos objetos pequeños hacen una gran masa; muchas gotas de agua llenan un río. Muchos granos hacen un montón. ¿Cual es entonces nuestra esperanza? Ante todo, la confesión... (cf. S. Agustín, ep. Jo I, 6). Como ejemplos de pecados mortales podemos mencionar el asesinato, la blasfemia, el adulterio, el aborto, la fornicación 5.4 Para discernir sobre la falta hay que tomar en cuenta: Para que un pecado sea mortal se requieren tres condiciones: que tenga como objeto una materia grave, que sea cometido con pleno conocimiento y además con consentimiento deliberado. Los tres elementos son pues la materia, el conocimiento y el consentimiento. *Materia (Leve o Grave) La MATERIA es el bien físico y/o moral que fue afectado por mi acción: El robo, el asesinato, la verdad, etc.

La materia grave es precisada por los diez mandamientos como lo dijo el mismo Jesús al joven rico: "No mates, no cometas adulterio, no robes, no levantes testimonio falso, no seas injusto, honra a tu padre y a tu madre" (Mc 10, 19). La gravedad de los pecados es mayor o menor: Por ejemplo, un asesinato es más grave que un robo. También la cualidad de las personas lesionadas cuenta también: la violencia ejercida contra los padres es más grave que la ejercida contra un extraño. Conocimiento El pecado mortal presupone el conocimiento del carácter pecaminoso del acto, de su oposición a la Ley de Dios. Recuerda las palabras de Jesús al momento de ser crucificado: "Padre, perdónales, porque no saben lo que hacen...."(Lc.23,34). Sin embargo, muchas veces sí sabemos lo que hacemos. Sabemos que es un acto en contra de Dios y de nuestro prójimo, y por eso puede ser pecado mortal (si cumple con las otras dos condiciones). Algunas veces en realidad no sabíamos que era pecado: se habla entonces de ignorancia involuntaria, y esta puede disminuir, y hasta excusar la culpabilidad. Hay que recordar sin embargo que todos tenemos nuestra conciencia, y que en el ella Dios ha puesto su ley moral; por eso debemos tener cuidado de no engañarnos a nosotros mismos. Existe también lo que se llama la ignorancia culpable: son aquellos casos en que ignoramos algo por nuestra desidia o irresponsabilidad (un médico que no sabe que el aborto es pecado, un empresario que escoge ignorar si el sueldo de sus trabajadores es justo, etc). Esta ignorancia, a menudo acompañada de un endurecimiento del corazón (cf. Mc 3, 5-6; Lc 16, 1931) no disminuyen, sino que aumentan, el carácter voluntario del pecado. Consentimiento o plena conciencia El pecado mortal requiere plena conciencia y entero consentimiento. Esto significa que se hizo una elección personal: Yo quise hacer esto, lo escogí y lo llevé a cabo. Por lo tanto soy responsable de mis actos. A veces hay circunstancias que disminuyen la gravedad de la culpa: Los impulsos de la sensibilidad, las pasiones, las presiones exteriores o los trastornos patológicos pueden reducir el carácter voluntario y libre de la falta. Veamos algunos ejemplos: A:- en cuanto a la materia: Como dijimos anteriormente, unos pecados son de materia más grave que otros: el homicidio es más grave que el robo. -si tomamos el ejemplo de robar, es más grave robarle a un pobre que no tiene qué comer que a un rico; es más grave robarle a un ser querido que

a un desconocido, es más grave robar un millón de pesos que un dulce; el pobre que roba un pan para su familia, aunque esté mal, no está realmente "pecando", etc. B.- En cuanto al conocimiento: Comete un pecado mayor el adúltero consciente que, por ejemplo, el que no sabe qué la otra persona es casada, o que no sabe es su pariente. Si compro algo robado, sabiendo que es robado, hago mal; pero no hago mal si yo no sabía que era robado y actúo e buena fe. En las culturas primitivas donde se permite la bigamia o el abandono de niños, la acción en sí está mal, pero disminuye la responsabilidad personal. C.- en cuanto al consentimiento: Esto es siempre difícil de medir, y solamente la misma persona sabe si realmente quiso hacer esa acción: ¿qué tanto consentiste o colaboraste a esa acción? ¿Qué tanto fue por miedo o por presión? Puede haber muchos factores externos que influyan en una decisión, sobre todo si es apresurada: el miedo, el chantaje, las circunstancias. Por ejemplo, en un saco de aborto, una muchachita de quince años asustada, presionada o amenazada por sus papás o su noviecito, sin saber que un aborto es tomar una vida no es tan culpable como una persona adulta enviciada que busca solo su comodidad y seguridad y por eso mata a su niño. Esto implica que hay que tomar también en cuenta LAS CIRCUNSTANCIAS: Las circunstancias, comprendidas en ellas las consecuencias, son los elementos secundarios de un acto moral. Contribuyen a agravar o a disminuir la bondad o la malicia moral de los actos humanos (por ejemplo, la edad, la cultra, etc.) Pueden atenuar o aumentar la responsabilidad del que obra (como actuar por miedo a la muerte). Las circunstancias no pueden de suyo modificar la calidad moral de los actos; no pueden hacer ni buena ni justa una acción que de suyo es mala.(cf. C.C. 1754). 5.5 Sin embargo el pecado venial, si no se remedia o evita puede llevar a algo más grave. El Catecismo Universal nos instruye al respecto con toda claridad: EL PECADO VENIAL Se comete un pecado venial cuando no se observa en una materia leve la medida prescrita por la ley moral, o cuando se desobedece la ley moral en materia grave, pero sin pleno conocimiento o sin entero consentimiento. (CC 1862). El pecado venial debilita la caridad; entraña un afecto desordenado a bienes creados; impide el progreso del alma en el ejercicio de las virtudes y la práctica del bien moral; merece penas temporales. El pecado venial

deliberado y que permanece sin arrepentimiento nos dispone poco a poco a cometer el pecado mortal. No obstante, el pecado venial no nos hace contrarios a la voluntad y a la amistad divinas; no rompe la alianza con Dios. Es humanamente reparable con la Gracia de Dios. "No priva de la Gracia Santificante, de la amistad con Dios, de la caridad, ni, por tanto, de la bienaventuranza eterna" (RP 17): 1863 5.6 A pesar de la clasificación, no debemos perder de vista que se trata de una ruptura de nuestra relación personal e íntima con el Padre y con el hermano. Tengamos cuidado de nos ser legalistas: "Hasta aquí no es pecado, aquí sí ya es pecado"; "si digo 'tonto' es pecado, si digo 'burro' no es pecado". Evitemos la actitud de los Fariseos que llevaban cuenta de todo y caían en la hipocresía. el señor Jesús nos previno muchas veces contra esa actitud. Lo importante no es llevar una cuenta de los pecados propios o ajenos, sino tener una actitud de misericordia y perdón, de comprensión y caridad, no solo hacia nuestros semejantes, sino también para con Dios. Recuerda que todo pecado, por pequeño que sea, lastima y hiere el corazón de Dios. Los pecados pueden crear una actitud de vicio y de alejamiento de Dios. Por eso debemos aborrecer todo pecado, por pequeño que sea, y combatir las actitudes o situaciones que nos inducen a pecado. 5.7 Nuestros puntos de referencia más sencillos: Para evitar caer en el legalismo y la hipocresía, conviene conservar siempre una gran sencillez de corazón, una actitud de humildad ante Dios, y por eso te recomiendo recordar siempre e primer mandamiento que Jesús nos dejó. En él se resume "toda la Ley y los Profetas", y tenerlo siempre en mente, sobre todo al momento de confesarnos nos ayuda a permanecer en la Gracia de Dios: "Amarás a tu Dios sobre todas las cosas, y amarás a tu prójimo como a ti mismo". * "Amarás a tu Dios sobre todas las cosas" Pregúntate si has buscado en todo el Amor de Dios, Su Presencia, Su Gracia. * " Amarás a tu prójimo" Pregúntate si has buscado el bien de tus semejanes, si has orado por ellos, si los has perdonado, etc. *.. Como a ti mismo" Pregúntate si has respetado tu propia personas, si has buscado superarte, si has evitado las cosas que te hacen daño, si has querido vivr en la gracia de Dios, etc. 6.- Posibilidades del pecado:

¿Alguien aquí se sabe el "yo confieso.."? Vamos a decirlo juntos y fijarnos en un pasaje muy importante: "Yo confieso ante Dios Todopoderoso, y ante ustedes hermanos, que he pecado mucho DE PENSAMIENTO, PALABRA, OBRA Y OMISIÓN.." Esta es la parte que nos interesa: las diferentes posibilidades de pecado que se nos presentan. Es bueno que las conozcas para pode defenderte contra el pecado y también para hacer una buena confesión 6.1 De pensamiento. Los pecados no son solamente cosas que hacemos, sino también lo que pensamos puede ser un pecado: Al pensar mal de alguien, al tener pensamientos morbosos, al desear algo inconveniente, puedo estar pecando gravemente, pues estoy faltando al respeto a una persona, estoy dejando que el pecado entre en mi corazón. 6.2 De palabra. ¡Cuanto daño hace una palabra ociosa, hiriente, mal intencionada! A veces pensamos "no le hice nada", pero muchas veces las palabras son más hirientes que los puños o las armas. La lengua lastima fácilmente: "La lengua es un miembro pequeño y puede gloriarse de grandes cosas. Mirad qué pequeño fuego abrasa un bosque tan grande. Y la lengua es fuego, es un mundo de iniquidad; la lengua, que es uno de nuestros miembros, contamina todo el cuerpo....es un mal turbulento. con ella bendecimos al Señor y Padre, y con ella maldecimos a los hombres, hechos a imagen de Dios. De una misma boca proceden la bendición y la maldición. Esto, hermanos míos, no debe ser así." Stgo.3,5-11. 6.3 De obra. Recuerda tu álbum negro y el de toda la sociedad. ¡Cuantos pecados cometemos ya casi sin darnos cuenta! El hombre que desea acercarse a Dios debe, sobre todo al inicio, vigilarse constantemente y sobre todo evitar las ocasiones de pecado. 6.4 De omisión (no basta con no hacer nada malo). Muchas veces no es tanto lo que hacemos, sino lo que no hacemos, lo que es realmente pecado. En multitud de ocasiones hubiéramos podido hacer algo, ayudar, intervenir, hablar para defender la fama o el buen nombre de alguna persona; hemos permanecido callados, quietos, sin movernos en vez de ayudar; nos rehusamos a votar, a prestar ayuda, a colaborar, a donar sangre, tantas y tantas cosas que dejamos de hacer. Jesús mismo es muy claro: "tuve hambre, y no me diste de comer; tuve sed, y no me

diste de beber, era forastero, y no me acogiste,... estuve enfermo, y no me visitaste.." (Mt.25,42-43). Quizás en esas ocasiones en que pecaste por omisión, sentiste miedo, apatía, indiferencia; quizás fue por ignorancia, puede haber muchos motivos. Por eso es importante que aceptes la Gracia de Dios: Solo ella puede liberarte de todo eso, solo Dios puede hacer de ti una persona plena y valiente. Así que ¡ánimo! 6.5 Pecado individual o social (estructuras de pecado). Si bien cada pecado es un acto personal, también puede suceder que tengamos una responsabilidad en los pecados cometidos por otros, cuando cooperamos en ellos: -participando directa y voluntariamente; ordenándolos, aconsejándolos, alabándolos o aprobándolos; no revelándolos o no impidiéndolos cuando se tiene obligación de hacerlo; -protegiendo a los que hacen el mal. Así, el pecado convierteee a los hombres en cómplices unos de otros, hace reinar entre ellos la concupiscencia, la violencia y la injusticia. Los pecados provocan situaciones sociales e instituciones contrarias a la Bondad Divina. Es lo que llamamos por analogía el "pecado social", es decir las "estructuras de pecado" que son expresión y efecto de los pecados personales. Inducen a sus víctimas a cometer, a su vez, el mal. 7.- Conclusión: 7.I Para evitar el pecado hay que aceptar que pecamos, que estamos enfermos y que necesitamos ser curados. Lo primero que hay que hacer, cuando caemos en pecado, es reconocerlo. Nadie se cura de una enfermedad grave si no reconoce que está enfermo y que debe acudir al médico. De igual forma, debemos de acudir a Cristo, no excusándonos, sino reconociendo humildemente nuestras faltas y que solo Él tiene poder para curarnos y salvarnos. 7.2 Para liberarnos de él, Jesús murió por nosotros y nos envió al Espíritu Santo, el cual es el único capaz de vencerle. No hay limites para la misericordia de Dios, por eso entregó a su hijo Jesús, para salvarnos, por eso has venido a esta Jornada. Te invito a que no te cierres a acoger la misericordia de Dios mediante el arrepentimiento. Rechaza tus pecados y acepta la salvación ofrecida por el Espíritu Santo (cf. De V 46). 7.3 La presencia real y liberadora del Espíritu Santo se hace presente en los Sacramentos, la Oración y el Sacrificio (S.O.S.) y en la Palabra de Dios.

Esta Gracia que Dios te da en Cristo por medio de Su Espíritu, se manifiesta en forma particularmente eficaz en el sacramento de la Reconciliación. Recuerda que Dios te tiende siempre la mano y que a través del S.O.S. (Sacramentos, Oración y Sacrificio) y en la palabra de Dios encontrarás siempre la fuerza necesaria para vivir en Gracia y rechazar el pecado. 7.4 No desesperemos, "donde abundó el pecado, sobreabundó la Gracia" (cfr. Rm.5,20). Si te sientes agobiado por tu situación anterior, recuerda este versículo de la Palabra de Dios: "donde abundó el pecado, sobreabundó la Gracia" (Rm.5,20). Recuerda que Dios te perdonó tus pecados hace dos mil años, cuando Jesús murió y resucitó por ti y por mí, por todos nosotros. Dios ya se olvidó de tus pecados, los tiró al mar y puso un letrero que dice "`PROHIBIDO PESCAR". así que, ¡adelante! Acepta el perdón de Dios en tu vida. Quiero terminar esta plática con este pasaje de la Carta de San Pablo a los Romanos: Los que hemos muerto al pecado, ¿cómo seguir viviendo en él?..... sabiendo que nuestro hombre viejo fue crucificado con él, a fin de que fuera destruido este cuerpo de pecado y cesáramos de ser esclavos del pecado. Pues el que está muerto queda liberado del pecado. Y si hemos muerto con Cristo, creemos que también viviremos con Él, sabiendo que Cristo, una vez resucitado de entre los muertos, ya no muere más, y que la muerte ya no tiene señorío sobre Él. su muerte fue un morir al pecado, de una vez para siempre, mas su vida es un vivir para Dios. Así también ustedes, considérense muertos la pecado y vivos para Dios en Cristo Jesús." Rm. 6,1-2.6-10. MATERIAL DE APOYO CITAS BÍBLICAS Lc. 55,21:"¿Quién puede perdonar los pecados sino Dios?" Jn. 8,34: "Todo aquel que comete pecado es esclavo del pecado": Jn. 9, 41: "si fueran ciegos, no tendrían pecado; mas porque dicen: 'vemos' su pecado permanece. Hch. 2,38:"Bautícese cada uno, para el perdón de los pecados". Rm. 5,15:"Si por el delito de uno solo murieron todos, cuanto más la Gracia de Dios y el don otorgado por la gracia de un solo hombre, Jesucristo, se ha desbordado sobre todos!" Ef.2, 1:"A ustedes, que estaban muertos en sus delitos y pecados, en los cuales vivieron en otro tiempo según el proceder de este mundo ... pero Dios, rico en misericordia, por el gran amor con que nos amó, estando muertos a causa de nuestros pecados, nos vivificó juntamente con Cristo -por Gracia han

sido salvados- y con él nos resucitó y nos hizo sentar en el cielo con Cristo Jesús. Col.2,13: " A ustedes, que estaban muertos en su pecado y en su carne incircuncisa, los vivificó juntamente con él y les perdonó todos sus pecados. Stgo.4,17:"Aquél, pues, que sabe hacer el bien y no lo hace, comete pecado." 1 Jn. 1,8: "Si decimos que no tenemos pecado nos engañamos, y la verdad no está en nosotros. S reconocemos nuestros pecados, fiel y justo es él para perdonarnos los pecados y purificarnos de toda injusticia." 1. Jn.3,9: "Todo el que ha nacido de Dios no comete pecado, porque su germen permanece en él y no puede pecar porque ha nacido de Dios. 1 Jn. 5,18: Sabemos que todo el que ha nacido de Dios no peca, sino que el Engendrado de Dios le guarda y el Maligno no llega a tocarle.

TEXTOS DE JUAN PABLO II 1488 No hay pecado que no pueda ser perdonado si nos acercamos al trono de la misericordia con un corazón contrito y humillado. Ningún mal es más poderoso que la infinita misericordia de Dios. 1849 El pecado es una falta contra la razón, la verdad, la conciencia recta; es faltar al amor verdadero para con Dios y para con el prójimo, a causa de un apego perverso a ciertos bienes. Hiere la naturaleza del hombre y atenta contra la solidaridad humana. Ha sido definido como "una palabra, un acto a un deseo contrario a la ley eterna. 1490 Cristo, exento de pecado detestaba el pecado, pero amaba a los pecadores y los visitaba para proporcionarles el perdón. Me gustaría traeros la llamada y el consuelo del Redentor del Hombre. 1492 La meditación del amor del Señor pasa necesariamente por la meditación de su pasión: "se entregó por mí". Esto implica que cada uno tome conciencia no sólo del pecado del mundo en general, sino de este pecado por el que cada uno está realmente implicado, de forma negativa, en los sufrimientos del Señor. Catecismo UNIVERSAL de la Iglesia Católica. Articulo 8 EL PECADO LA MISERICORDIA Y EL PECADO 1846 El Evangelio es la Revelación, en Jesucristo, de la misericordia de Dios con los pecadores (cf. Lc 15). El ángel anuncia a José: "Tu le pondrás por nombre Jesús, porque El salvará a su pueblo de sus pecados" (Mt 1, 21). Y en la institución de la eucaristía, sacramento de la redención, Jesús dice: "Esta es mi sangre de la alianza, que va a ser derramada por muchos para remisión de los pecados" (Mt 26, 28).

1847 "Dios nos ha creado sin nosotros, pero no ha querido salvarnos sin nosotros" (S. Agustín, serm. I69, 11, 13). La acogida de su misericordia exige de nosotros la confesión de nuestras faltas. "Si decimos: 'no tenemos pecado', nos engañamos y la verdad no está en nosotros. Si reconocemos nuestros pecados, fiel y justo es El para perdonarnos los pecados y purificarnos de toda injusticia" (I Jn 1, 8-9). 1848 Como afirma san Pablo, "donde abundó el pecado, sobreabundó la gracia (Rrn 5, 20). Pero, para hacer su obra, la Gracia debe descubrir el pecado para convertir nuestro corazón y conferirnos "la justicia para la vida eterna por Jesucristo nuestro Señor" (Rm 5, 20-21). Como un médico que descubre la herida antes de curarla, Dio mediante su Palabra y su Espíritu, proyecta una luz viva sobre el pecado: La conversión exige el reconocimiento del pecado, y este, siendo una verificación de acción del Espíritu de verdad en la intimidad des hombre, llega a ser al mismo tiempo el nuevo comienzo de la dádiva de la Gracia y del Amor "Recibid el Espíritu Santo" As pues, en este "convencerá en lo referente al pecado" descubrimos una "doble dádiva": el don de la verdad de la conciencia y el don de la certeza de la Redención El Espíritu de la verdad es el Paráclito (De V 31 ) II DEFINICIÓN DE PECADO 1849 El pecado es una falta contra la razón, la verdad, la conciencia recta; e! faltar al amor verdadero para con Dios y para con el prójimo, a causa de un apego perverso a cienos bienes. Hiere la naturaleza del hombre y atenta contra la solidaridad humana. Ha sido definido como "una palabra, un acto o un deseo contrarios a la Ley eterna" (S. Agustín, Faust. 22, 27; S. Tomas de A., s. th., 1-2, 71, 6). 1850 El pecado es una ofensa a Dios: "Contra ti, contra ti solo he pecado, lo malo a tus ojos cometí" (Sal 51, 6). El pecado se levanta contra el amor que Dios nos tiene y aparta de El nuestros corazones. Como el primer pecado, es una desobediencia, una rebelión contra Dios por el deseo de hacerse "como dioses", pretendiendo conocer y determinar el bien y el mal (Gn 3, 5). El pecado es así "amor de sí hasta el desprecio de Dios" (S. Agustín, civ. 1, 14, 28). Por esta exaltación orgullosa de sí, el pecado es diametralmente opuesto a la obediencia de Jesús, que realiza la salvación (cf. Flp 2, 6-9). 1851 En la Pasión, la misericordia de Cristo vence al pecado. En ella es donde este manifiesta mejor su violencia y su multiplicidad: incredulidad, rechazo y burlas por parte de los jefes y del pueblo, debilidad de Pilato y crueldad de los soldados, traición de Judas, tan dura para Jesús, negaciones de Pedro y abandono de los discípulos. Sin embargo, en la

hora misma de las tinieblas y del Príncipe de este mundo (cf. Jn 14, 30), el sacrificio de Cristo se convierte secretamente en la fuente de la que brotará inagotable el perdón de nuestros pecados. III LA DIVERSIDAD DE PECADOS 1852 La variedad de pecados es grande. La Escritura contiene varias listas. La Epístola a los Gálatas opone las obras de la carne al fruto del Espíritu: "Las obras de la carne son conocidas: fornicación, impureza, libertinaje, idolatría, hechicería, odios, discordia, celos, iras, rencillas, divisiones, disensiones, envidias, embriagueces, orgías y cosas semejantes, sobre las cuales os prevengo, como ya os previne, que quienes hacen tales cosas no heredarán el Reino de Dios" (5, 19-21; cfr. Rm 1, 28-32; I Co 6, 9-10; Ef 5, 3-5; Col 3, 5-8; I Tm 1, 9-10; 2 Tm 3, 2-5). 1853 Se pueden distinguir los pecados según su objeto, como en todo acto humano, o según las virtudes a las que se oponen, por exceso o por defecto, o según los mandamientos que quebrantan. Se los puede agrupar también según que se refieran a Dios, al prójimo o a sí mismos; se los puede dividir en pecados espirituales y carnales, o también en pecados de pensamiento, palabra, acción u omisión. La raíz del pecado está en el corazón del hombre, en su libre voluntad, según la enseñanza del Señor: "De dentro del corazón salen las intenciones malas, asesinatos, adulterios, fornicaciones, robos, falsos testimonios, injurias. Esto es lo que hace impuro al hombre" (Mt 15, 19-20). En el corazón reside también la caridad, principio de las obras buenas y puras, a la que hiere el pecado. IV LA GRAVEDAD DEL PECADO(): PECADO MORTAL Y VENIAL 1854 Conviene valorar los pecados según su gravedad. La distinción entre pecado mortal y venial, perceptible ya en la Escritura (cf. I Jn 5, 16-17), se ha impuesto en la Tradición de la Iglesia. La experiencia de los hombres la corrobora. 1855 El pecado mortal destruye la caridad en el corazón del hombre por una infracción grave de la Ley de Dios; aparta al hombre de Dios, que es su fin último y su bienaventuranza, prefiriendo un bien inferior. El pecado venial deja subsistir la caridad, aunque la ofende y la hiere. 1856 El pecado mortal, que ataca en nosotros el principio vital que es la caridad, necesita una nueva iniciativa de la misericordia de Dios y una conversión del corazón, que se realiza ordinariamente en el marco del sacramento de la reconciliación: Cuando la voluntad se dirige a una cosa de suyo contraria a la caridad por la que estamos ordenados al fin úItimo, el pecado, por su objeto mismo, tiene por que ser. mortal o sea contra d amor de Dios, como la blasfemia,

el perjurio, etc, o contra el amor del prójimo, como el homicidio, el adulterio, etc. En cambio, cuando. la voluntad del pecador se dirige, a veces, a una cosa que contiene en si un desorden, pero que sin embargo no es contraria al Amor de Dios y del prójimo, como una palabra ociosa, una risa superflua, etc, tales pecados dos son veniales (S. Tomás de A, s th 1-2, SS, 2) 1857 Para que un pecado sea mortal se requieren tres condiciones: "Es pecado mortal lo que tiene como objeto una materia grave y que, además, es cometido con pleno conocimiento y deliberado consentimiento" (RP 17). 1858 La materia grave es precisada por los diez mandamientos según la respuesta de Jesús al joven rico: "No mates, no cometas adulterio, no robes, no levantes testimonio falso, no seas injusto, honra a tu padre y a tu madre" (Mc 10, 19). La gravedad de los pecados es mayor o menor: un asesinato es más grave que un robo. La cualidad de las personas lesionadas cuenta también: la violencia ejercida contra los padres es más grave que la ejercida contra un extraño. 1859 El pecado mortal requiere plena conciencia y entero consentimiento. Presupone el conocimiento del carácter pecaminoso del acto, de su oposición a la Ley de Dios. Implica también un consentimiento suficientemente deliberado como para ser una elección personal. La ignorancia afectada y el endurecimiento del corazón (cf. Mc 3, 5-6; Lc 16, 19-31) no disminuyen, sino que aumentan, el carácter voluntario del pecado. 1860 La ignorancia involuntaria puede disminuir, si no excusar, la imputabilidad de una falta grave, pero se supone que nadie ignora los principios de la ley moral que están inscriptos en la conciencia de todo hombre. Los impulsos de la sensibilidad, las pasiones, pueden igualmente reducir el carácter voluntario y libre de la falta, lo mismo que las presiones exteriores o los trastornos patológicos. El pecado más grave es el que se comete por malicia, por elección deliberada del mal. 1861 El pecado mortal es una posibilidad radical de la libertad humana, como lo es también el amor. Entraña la pérdida de la caridad y la privación de la Gracia santificante, es decir, del estado de gracia. Si no es rescatado por el arrepentimiento y el perdón de Dios, causa la exclusión del Reino de Cristo y la muerte eterna del Infierno; de modo que nuestra libertad tiene poder de hacer elecciones para siempre, sin retorno. Sin embargo, aunque podamos juzgar que un acto es en si una falta grave, el juicio sobre las personas debemos confiarlo a la justicia y a la misericordia de Dios. 1862 Se comete un pecado venial cuando no se observa en una materia leve la medida prescrita por la ley moral, o cuando se desobedece la ley

moral en materia grave, pero sin pleno conocimiento o sin entero consentimiento. 1863 El pecado venial debilita la caridad; entraña un afecto desordenado a bienes creados; impide el progreso del alma en el ejercicio de las virtudes y la práctica del bien moral; merece penas temporales. El pecado venial deliberado y que permanece sin arrepentimiento nos dispone poco a poco a cometer el pecado mortal. No obstante, el pecado venial no nos hace contrarios a la voluntad y a la amistad divinas; no rompe la alianza con Dios. Es humanamente reparable con la gracia de Dios. "No priva de la gracia santificante, de la amistad con Dios, de la caridad, ni, por tanto, de la bienaventuranza eterna" (RP 17): El hombre, mientras permanece en la carne, no puede evitar todo pecado, al menos los pecados leves. Pero estos pecados, que llamamos leves, no los consideres poca cosa: si los tienes por tales cuando los pesas, tiembla cuando los cuentas. Muchos objetos pequeños hacen una gran masa; muchas gotas de agua llenan un río. Muchos granos hacen un montón. ¿Cual es entonces nuestra esperanza? Ante todo, la confesión... (cf. S. Agustín, ep. Jo I, 6). 1864 "El que blasfeme contra el Espíritu Santo no tendrá perdón nunca, antes bien será reo de pecado eterno" (Mc 3, 29; cf. Mt 12, 32; Lc 12, 10). No hay limites para la misericordia de Dios, pero quien se niega deliberadamente a acoger la misericordia de Dios mediante el arrepentimiento, rechaza el perdón de sus pecados y la salvación ofrecida por el Espíritu Santo (cf. De V 46). Semejante endurecimiento puede conducir a la condenación final y a la perdición eterna. V LA PROLIFERACIÓN DEL PECADO 1865 El pecado crea una facilidad para el pecado, engendra el vicio por la repetición de actos. De ahí resultan inclinaciones desviadas que oscurecen la conciencia y corrompen la valoración concreta del bien y del mal. Así, el pecado tiende a reproducirse y a reforzarse, pero no puede destruir el sentido moral hasta su raíz. 1866 Los vicios pueden ser catalogados según las virtudes a que se oponen, o también pueden ser referidos a los pecados capitales que la experiencia cristiana ha distinguido, siguiendo a san Juan Casiano y a san Gregorio Magno (mor. 31, 45). Son llamados capitales porque generan otros pecados, otros vicios. Son la soberbia, la avaricia, la envidia, la ira, la lujuria, la gula y la pereza. 1867 La Tradición catequética recuerda también que existen pecados que claman al Cielo. Claman al Cielo: la sangre de Abel (cf. Gn 4, 10): el pecado de los sodomitas (cf. Gn 18, 20; 19, 13); el clamor del pueblo

oprimido en Egipto (cf. Ex 3, 7-10); el lamento del extranjero, de la viuda y el huérfano (cf. Ex 22, 20-22); la injusticia para con el asalariado (cf. Dt 24, 14-15; Jc 5,4). 1868 El pecado es un acto personal. Pero nosotros tenemos una responsabilidad en los pecados cometidos por otros, cuando cooperamos en ellos: -participando directa y voluntariamente; ordenándolos, aconsejándolos, alabándolos o aprobándolos; no revelándolos o no impidiéndolos cuando se tiene obligación de hacerlo; -protegiendo a los que hacen el mal. 1869 Así, el pecado conviene a los hombres en cómplices unos de otros, hace reinar entre ellos la concupiscencia, la violencia y la injusticia. Los pecados provocan situaciones sociales e instituciones contrarias a la Bondad divina. Las "estructuras de pecado" son expresión y efecto de los pecados personales. Inducen a sus víctimas a cometer, a su vez, el mal. En un sentido analógico, constituyen un "pecado social" (cf. RP 16). OTRAS CITAS SANTO DOMINGO 4 "A todas las víctimas del rechazo y del desprecio, conscientes de sus carencias, Jesús les dice: 'bienaventurados los pobres" (Lc. 6,20;cf. RMi 14). Así pues,, los necesitados y pecadores, pueden sentirse amados por Dios, y objeto de su inmensa ternura (cf. Lc.15,1-32). 157 La Nueva Evangelización os exige: - Cultivar una sólida conciencia moral para que en las complejas circunstancias de la vida moderna nuestro fieles sepan interpretar acertadamente la voz de Dios en materia moral y desarrollen un sentido evangélico del pecado. 159 (La) dignidad (del hombre) no se perdió por la herida del pecado, sino que fue exaltada por la compasión de Dios, que se revela en el corazón de Jesucristo. 164 Toda la violación de los derechos humanos contradice el plan de Dios y es pecado. 169 La Creación es obra de la Palabra del Señor y la presencia del Espíritu.... Esta es la primera Alianza de Dios con nosotros. Cuando el ser humano, llamado a entrar en esta alianza de amor, se niega, el pecado del hombre afecta su relación con Dios y también con toda la creación. 237 (LÍNEAS PASTORALES) "Volver a tomar conciencia del pecado (del pecado original y de los pecados personales) y de la gracia

de Dios como fuerza para poder seguir nuestra conciencia cristiana." AUTORES VARIOS. La santidad consiste en tres o cuatro cosas muy sencillas. La primera es sentirse pecador. (Mons. Argaya). Señor, confío mi pasado a tu perdón, mi presente a tu Amor, mi futuro a tu Providencia. (Anónimo). Lo único que le pido a los jóvenes, es que huyan del pecado mortal. (J.C. Colín, fundador de los Padres Maristas) Si llegaras a perder la misericordia, esa compasión del corazón, lo habrías perdido todo. ¿Te dejarás llevar por el absoluto del Amor: perdonando setenta veces siete, es decir, siempre? Para quien ama olvidándose de sí mismo, la vida se llena de una belleza serena. Toda amistad supone un combate interior. En la transparencia del Amor, reconoce sencillamente tu errores y no te fijes en la paja en el ojo de tu hermano. Roger Schultz, fundador de la comunidad de Taizé. TODO A JESÚS POR MARÍA TODO A MARÍA PARA JESÚS