PAISAJISMO

PAISAJISMO: el arte de embellecer o remodelar ciertas superficies de terreno natural de acuerdo con un planteamiento rac

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PAISAJISMO: el arte de embellecer o remodelar ciertas superficies de terreno natural de acuerdo con un planteamiento racional y estético. Para ello se emplean elementos diversos, que pueden ser topográficos, como colinas, valles, ríos y lagos; vegetales, como árboles, setos, césped o macizos de flores; o constructivos, como edificios, terrazas, caminos, puentes, fuentes y estatuas. La arquitectura paisajística no tiene reglas fijas, puesto que cada pedazo de tierra exige soluciones particulares condicionadas por su tamaño, la topografía, el clima y el entorno, aparte de los gustos del cliente. Esta ciencia se conoció en un principio como jardinería y se limitaba a la disposición de jardines alrededor de los edificios residenciales. Hoy abarca muchas áreas de conocimiento y se ocupa del diseño de jardines, parques, puertos y autopistas. Incluye la jardinería de exteriores tradicional, que se ocupa de la plantación y cuidado de las especies vegetales que aparezcan en el proyecto del arquitecto paisajista. Los paisajistas se encargan del proyecto de la mayoría de los jardines de gran tamaño, cuidando no sólo los aspectos decorativos, sino también los aspectos técnicos como el drenaje, la pendiente y otros.

PAISAJISMO ANTIGUA CHINA: El jardín chino expresa a la perfección el concepto —propio de la filosofía china— de armonía entre el cielo y el hombre. En un terreno llano, los hombres “confeccionan” en miniatura todos los elementos esenciales de la naturaleza. Como las montañas no se pueden desplazar, se construyen rocallas; como es imposible desviar ríos y arroyos, se cavan surcos para hacer canales. Como el agua abunda en el subsuelo, tres metros de excavación bastan para hacer un estanque, “falsifican” montañas y ríos. Pero esta “falsificación” es una creación artística. Las rocallas son el alma de los jardines, sus fascinantes rocas escarpadas, roídas por la erosión, tienen tanta fama que hasta los emperadores del lejano norte mandaban a sus arquitectos a buscarlas para decorar con ellas sus jardines. Pero amontonar hermosas piedras no basta para crear una obra de arte. El agua es el segundo elemento esencial del jardín. Y para contar con él, hay que aprovechar un estanque o un arroyo ya existentes, o bien cavar la tierra. En cualquier caso, hay que saber cómo abrir los surcos, cómo hacer que el agua circule por ellos, cómo ramificar primero y reunir después los brazos del riachuelo y, en suma, cómo hacer los meandros para conseguir lo que nosotros llamamos corrientes sinuosas. Y con la creación

de ríos es indispensable la utilización de puentes, ya sea de madera o de piedra generalmente en forma de arco. Un paisaje sin plantas ni flores es un desierto. Los viejos árboles son el bien más precioso de los jardines clásicos chinos. A diferencia de Versalles, donde una sola ojeada basta para captar el esplendor del palacio y del parque, los jardines de chinos se esconden en callejuelas estrechas como las damas en su camarín. Al entrar en un jardín se puede incluso experimentar cierta decepción: ante uno se extiende una larga galería en zigzag que puede parecer poco interesante. Se llama “la avenida sinuosa que conduce a la belleza serena”, y es un elemento fundamental en la arquitectura de jardines. Pero pronto, del otro lado del muro, un retazo de jardín le guiña a uno el ojo a través de las filigranas de una ventana esculpida. Árboles y pérgolas se dibujan en lontananza. Unos pasos más y, en el primer recodo, un magnífico jardín se ofrece a la vista. Otra regla a respetar es “cambiar de paisaje a cada paso”. Este se va modificando a medida que uno avanza para evitar la impresión de repetición y monotonía. Con tal fin se construyen paredes con ventanas esculpidas que dividen el jardín en varias unidades, pero sin impedir la visión de conjunto. Los ojos no tienen un momento de descanso en los jardines chinos. En cada recodo hay una nueva sorpresa, ya sea una roca, un penacho de bambú o un banano. Esta manera de recortar el espacio por medio de puertas, ventanas, galerías, rocallas o arroyos es lo que produce la impresión de una naturaleza en pequeña escala. Encontraban su inspiración en la poesía y la pintura, al igual que la pintura china ha exaltado con frecuencia la belleza de los jardines. Son muchos los pintores, poetas y calígrafos que han contribuido a la creación de los jardines chinos. Los jardines no quedaban nunca terminados; se iban agrandando, enriqueciendo y perfeccionando con el paso del tiempo. Los maestros seguían embelleciendo el jardín en función de consejos y criticas que estos iban recibiendo de los visitantes. En la actualidad subsisten 77, veintisiete de ellos protegidos como monumentos nacionales. Algunos no son en realidad más que grandes patios, una especie de minijardines decorados con flores, plantas, bambú y rocallas como hay en la mayoría de las viejas mansiones. MESOPOTAMIA: La Antigua Mesopotamia localizada en la actual Iraq tenía una tierra muy fértil a causa de la presencia de los ríos Tigris y Éufrates que desembocan en el Golfo Pérsico, es un territorio que esta rodeado de desiertos. El paisaje urbano de la antigua Mesopotamia, se determina por su arquitectura de carácter militar ya que en esta época el sustento económico se basaba en el saqueo, robo e invasión. Sus ciudades eran amuralladas, y se construían viviendas hacia las montañas formando terrazas.

A pesar de su clima árido los habitantes de estas tierras se preocuparon por realizar un ambiente que contrarrestara el aspecto seco y desértico con plantas y árboles transportados desde las orillas de los ríos Tigris y Éufrates, entonces aparecen los primeros jardines, las viviendas tienen terrazas cuadradas en superposición y cada terraza tiene un jardín.

En Mesopotamia, los jardines colgantes de Babilonia se consideraron como una de las siete maravillas del mundo antiguo. Entre sus elementos se incluían árboles de gran tamaño plantados sobre las terrazas de tierra sustentadas por bóvedas pétreas, construidas en uno de los extremos del conjunto palaciego de Nabucodonosor II. Los jardines se realizan en piedra sobre bóveda y consisten en terrazas superpuestas a 15 metros de altura una de la otra, alcanzando una altura máxima de 90 metros. En cada terraza se deposita la tierra adecuada para plantar árboles, arbustos, flores, etc. Y finalmente se construye una máquina semejante a una noria para llevar agua hasta la terraza superior desde la que se riega todo el conjunto. En poco tiempo la vegetación resulta visible sobre la doble muralla de la ciudad: Nabucodonosor ha conseguido crear un monte de exuberante vegetación para su esposa En las tierras altas del norte, los asirios y los persas plantaron grandes bosques para la caza y la equitación, irrigados por albercas y acequias, y sombreados por los árboles que ocupaban vastas llanuras, antes desérticas.

GRECIA: El tema del jardín es infrecuente, al parecer, los griegos serían más sensibles al paisaje natural y no necesitan transformar la naturaleza para buscar sensaciones de reposo y placer.

El clásico jardín griego de 400 a.C. consistía en un pequeño terreno con mezcla de diversas hierbas. A éstas se unían flores silvestres, plantadas de modo que recordaran un prado natural en miniatura. Regar manualmente requería largo tiempo, y las dimensiones de estas superficies herbosas se mantenían reducidas para facilitar la operación. En la morfología de sus viviendas puede ejemplificarse un modelo dominante, en el que puede observarse la existencia de un patio central o jardín tapiado rodeado por una columnata, alrededor del cual se distribuye el resto de las habitaciones; su existencia se debe todavía, posiblemente, a unas funciones utilitarias en la búsqueda de las mejores condiciones higiénicas posibles para la época, más que otras cuestiones relacionadas con las necesidades espirituales de sus ciudadanos En la antigua Grecia, las frondas sagradas se protegieron como morada de los dioses. En la ciudad existen otros ejemplos de jardines, en este caso en espacios que podríamos denominar públicos ya sean estos sagrados, culturales o lúdicos. Son espacios dentro de la ciudad en los que los ciudadanos realizan actividades en común. Plutarco nos cuenta que Cimon fue el primero que embelleció Atenas, transformando la Academia, al parecer en principio un lugar árido seco, en un bosque regado por fuentes, con espacios sombreados y avenidas de olmos, álamos y plátanos y que con el tiempo se acabó convirtiéndose en el primer parque público que existió en Atenas. Platón instaló su Academia filosófica en un gimnasio, a las afueras de la ciudad entre árboles y Aristóteles situó su Liceo entre avenidas de plátanos por donde paseaba mientras disertaba con sus alumnos que acabaron adquiriendo el nombre de Peripatéticos.

ROMA: En el paisaje romano las construcciones se integran con el entorno generando los principios de arquitectura orgánica. En este periodo y con la topología del jardín nace la concepción de los jardines. Las casas romanas, en cierto modo similar a las griegas, solían incluir al fondo de las estancias un jardín porticado, llamado hortus o peristilo. El Jardín Romano evoluciona desde la utilización de planas comestibles (frutales principalmente) en un Hortus, hacia un jardín puramente ornamental con paseos rectilíneos delimitados por setos de mirto y romero. En el Jardín Romano encontraremos un espacio amplio, armonioso con líneas geométricas, y adornando con fuentes, juegos de aguas, estanques y estatuas míticas.

Cultura medieval: En la Europa medieval, devastada por las invasiones y las guerras incesantes, los jardines fueron pequeños y siempre protegidos dentro de los muros de un castillo o un monasterio. Estaban dividido en cuatro áreas dedicadas respectivamente al cultivo de hierbas aromáticas y medicinales, hortalizas, árboles frutales y flores. Los claustros de la mayor parte de los monasterios aparecían rodeados de galerías porticadas y en su centro se situaba un pozo o una fuente, con el propósito de ayudar a la meditación de los monjes. Algunos castillos también llegaron a tener un pequeño huerto de hierbas u hortalizas, un jardín ornamental privado para el disfrute de los señores y otras áreas de expansión para el resto de la corte. Durante el renacimiento italiano se comenzaron a construir palacios y villas de recreo al estilo romano. Los arquitectos del edificio residencial se encargaban también del proyecto de los jardines, garantizando así la armonía entre ambos. De este modo, la simetría que dominaba las relaciones entre los elementos construidos se prolongaba por todo el paisaje, articulando el conjunto en torno a grandes avenidas axiales, paseos y escalinatas para comunicar las terrazas, que debían procurar las mejores vistas

JARDIN INGLES: En el jardín inglés todo esta controlado pero no se quiere dejar notar. El primer elemento de juego para ello son las ondulaciones del terreno pero realizado con tanta suavidad que montañas enteras artificiales parecen naturales. Son jardines que establecen relaciones entre el vacio y el lleno pero como si fueran relaciones naturales de espacios que por alguna razón no han desarrollado el elemento vegetal. En estos vaciados existen ejes basados en el eje francés pero sus límites son irregulares, haciéndonos creer que este vacío esta allí por azar. La idea de dominio del territorio del eje francés es aquí más sutil, disponiendo arquitecturas allí donde la vista se escapa. Eran a su manera, tan artificiales y sofisticados como sus precedentes franceses. El canon europeo de parque inglés incluye un buen número de elementos románticos; siempre existe un estanque con un puente o un muelle (construcción). Alrededor del lago suele encontrarse un pabellón de forma hexagonal, a menudo con forma de Templo romano. A

veces el parque incluye también un pabellón chino. Otros elementos corrientes son grutas y ruinas. Su concepción es irregular con caminos tortuosos y vegetación aparentemente no domesticada, dando una impresión natural. Se conservan y se explotan los accidentes del terreno. Hay abundante presencia de arbustos, malezas y elementos arquitectónicos que participan en su decoración: rocas, estatuas, bancos, etc. Las formas y colores de la vegetación son variados. Los itinerarios no se señalan, ya que en el paseo por un jardín inglés se deja un espacio a la sorpresa y al descubrimiento y no suelen existir grandes avenidas rectilíneas que guíen los pasos del paseante. Este tipo de jardín quiere ser como el paisaje de una pintura. Su disposición irregular, opuesta al orden del "jardín francés", lo encaja como un simbólico de la libertad. La negación de la simetría se vinculaba entonces con una negación de los códigos. Se volvió el símbolo de la emancipación frente a la monarquía absoluta y sus representantes. Se trata, con todo, de un "decorado" reconstituido: para la comodidad de los paseantes se puede colocar un banco con el fin de contemplar una parte de agua o aprovechar la sombra de los árboles. La salvaje naturaleza se reconstruye de forma ablandada.

JARDIN FRANCES: El estilo de jardín francés se puede decir que se basan en un principio geométrico y acotado, con un orden decorativo muy marcado en el que las flores y los setos toman un gran protagonismo. En el jardín francés también es muy recurrida la topiaria sobre todo en sus formas geométricas. La topiaria es una técnica que permite ornamentar los jardines dando formas diversas a una o varias plantas. Algunas de las especies más apropiadas para realizar esta técnica son el cedro, la azalea y el ficus benjamina, entre otras. Asimismo, los senderos aparecen muy bien definidos, con trazos muy lineales, que en sus bordes están acompañados por coníferas u otros árboles con copa recortable.

El estilo de “jardín francés” se caracteriza por cumplir con la utilización del agua, las singulares formas con las que se moldea los arbustos, la geometría y la imposición de la perspectiva. Los espacios están inspirados en la búsqueda de la perfección simétrica y de una perspectiva guardada por tilos, robles, cerezos, hayas, álamos o fresnos. El eje visual que propone la perspectiva de un jardín francés pretende hacer sentir su rango de absoluto: su principio, en el castillo; y el fin, en el infinito. Obviamente sostener esta disposición requería extensiones de superficie más que importantes, para lograr el objetivo, que con las escalas utilizadas, parezcan jardines interminables e impactantes. Los ornamentos no naturales también tienen un papel estelar en este tipo de jardines, utilizando sobre todo fuentes y esculturas entre otros, aunque en espacios amplios también se puede recurrir a la instalación de estanques o pérgolas. Sin embargo, el césped queda relegado a un segundo plano, cuyo uso se limita como base para los ornamentos y arreglos florales. Uno de los aspectos más exóticos del estilo francés es la aparición de pavos reales sueltos. La concepción paisajística que reúne el jardín de estilo francés, persigue los detalles hasta alcanzar escalas monumentales.