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El Libro de los Paisajes

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Ejemplar licenciado para uso personal de Carlos Julio Castaño [email protected] - 76236 - 02/09/2017

El Libro de los Paisajes

Cómo Captar Espléndidos Paisajes Con Tu Cámara de Fotos Réflex Fecha de publicación: Diciembre 2014 Autores: Mario Pérez, Iaio Atamián, Caro Musso y Alexa De Blois Editado y publicado por Blog del Fotógrafo | www.blogdelfotografo.com Versión 1.0 ©Copyright 2014 Blog del Fotografo SLU Todos los Derechos Reservados

Las imágenes que ilustran este libro son propiedad del autor del libro o de sus respectivos autores que las han compartido bajo licencia Creative Commons (donde se menciona) o licencia completamente libre. Aviso: La información contenida en este libro es el resultado de la experiencia, conocimiento y opinión personal del autor. El autor no se responsabiliza del uso o mal uso de la información contenida en este documento.

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Ninguna parte de esta publicación puede ser reproducida, almacenada o transmitida bajo ninguna forma, electrónica, mecánica ni ningún otro modo sin el previo y explícito consentimiento del Editor.

El Libro de los Paisajes

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Con Tu Cámara de Fotos Réflex

© 2014 Titular de los derechos de edición, publicación y distribución Blog del Fotógrafo

Introducción

6

Material necesario para capturar tu primera (gran) fotografía de paisaje

7

Objetivos recomendados para fotografiar paisajes

13

Cómo ajustar tu cámara réflex para una correcta fotografía paisajes

17

Cómo componer un paisaje de forma acertada

24

Trucos para guiar la vista del espectador en una fotografía de paisajes

31

Paisajes que encierran sentimientos

38

Cómo controlar la luz natural en una fotografía de paisajes

39

Cómo influir tu fotografía paisajística mediante el uso de filtros

54

Una foto para cada paisaje

62

Cómo tomar fotografías del amanecer y atardecer

71

Fotografía panorámica

77

Paisajes en blanco y negro

87

Paisajes urbanos

95

Paisajes nocturnos

105

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El Libro de los Paisajes

El Libro de los Paisajes

Vivir en un planeta tan vivo y tan bello como la Tierra hace que sentir ganas de retratar paisajes sea algo natural, casi instintivo. Árboles, campos, ríos, montañas, sendas, praderas, cielos y tormentas. Los elementos que la naturaleza pone a nuestra disposición son infinitos, y las combinaciones incalculables. Entre tus primeras fotografías, esas que tomaste una vez buscando algo artístico sin siquiera saber que te gustaba la fotografía aún, seguro que encontramos una o dos fotografías de paisajes. No es difícil de adivinar, a todos nos encantan los paisajes. Encontrarnos delante de uno es ya una experiencia, poderlo retratar para así llevarnos un trocito visual de lo que tenemos delante es algo ya de por sí magnífico, pero hacer que otros, al observar esa fotografía, sientan las mismas emociones que nosotros cuando la tomamos, piensen las mismas cosas, recorran la mirada en la misma dirección, se fijen en los mismos elementos y acaben sintiendo exactamente lo que quisimos nosotros a la hora de tomar la fotografía, eso no tiene nombre. Vete preparando, te esperan 14 capítulos a través de los cuales conocerás de cerca, paso a paso, cómo se consiguen paisajes tan fotogénicos como los de esos grandes fotógrafos cuyos trabajos ocupan prestigiosas revistas de viajes.

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¿Listo? Mario Pérez Blog del Fotógrafo

El Libro de los Paisajes

Puedes ser el fotógrafo más apasionado, el más ducho, el que mejor ojo fotográfico tiene. Puedes ser un mago de la fotografía de paisajes, dominar la composición, la técnica, el color, la luz. Todo. Pero si no tienes un equipo fotográfico mínimo, resulta un poco complicado conseguir la foto. Y decimos “mínimo” por algo. Porque es muy extendida la creencia de que una buena fotografía es el resultado de un gran, costoso y avanzado equipo fotográfico: cámara réflex profesional, objetivos carísimos, etc. Nada más lejos de la verdad. Con un equipo mínimo, muy básico, podrás empezar a perseguir esa gran fotografía de paisajes con la que siempre habías soñado. ¿Qué material necesitas? Te lo contamos en las siguientes páginas.

¿Por qué? Porque poder ajustar los parámetros de la toma como la apertura de diafragma, la velocidad de obturación o la sensibilidad ISO (ajustes que veremos más adelante en el libro) no sólo te permitirá lograr una correcta medición y exposición para tus fotografías, sino que además, si sólo utilizas los modos de disparo automáticos, pierdes el

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De acuerdo, con casi cualquier cámara de fotos, incluso la de tu teléfono móvil, puedes tomar una buena fotografía de paisajes. Pero si lo que buscas a conseguir una “gran” fotografía, un paisaje “que hable”, una foto con la que dejar a todos con la boca a abierta, necesitarás una cámara que te permita, por lo menos, ajustar manualmente los parámetros de la toma.

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control absoluto de la toma y, por consiguiente, te resultará más difícil transformar tus ideas en realidad. Como veníamos diciendo al principio, si quieres lograr una gran fotografía de paisajes no es necesario que gastes los ahorros de tu vida en una cámara profesional de 2.000 euros. Sólo necesitas una cámara réflex decente. Recuerda que dispones de un listado con las réflex digitales más recomendadas por el Blog del Fotógrafo, por si no cuentas con una todavía.

Recomendación: Recuerda que la cámara y todos sus accesorios son un medio y no un fin en sí mismos. Más que preocuparte por si tu cámara es o no la indicada, debes preguntarte qué tipo de fotografías esperas lograr y para qué vas a utilizarlas. Si no es con un fin editorial, olvídate de los megapíxeles

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El objetivo para la cámara es lo que la luz a la fotografía. De hecho, hay quien considera que el objetivo de una cámara es más importante que la propia cámara, ya que es el principal responsable de la calidad óptica de la fotografía. Además, un buen objetivo te acompañará durante muchos años, quizás para toda la vida, mientras que una cámara suele “quedar obsoleta” en un tiempo determinado normalmente. Te estarás preguntando ¿Cuál es el mejor objetivo para fotografiar unos impresionantes paisajes? Por lo general un objetivo gran angular es ideal para capturar un paisaje en toda su grandeza, puesto que te permite captar una parte muy

El Libro de los Paisajes generosa del encuadre en una sola fotografía, así como por el realismo que transmite al no compactar los planos como sucede con un teleobjetivo. Dicho esto, también puedes retratar perfectamente un paisaje y conseguir espléndidos resultados fotográficos con otro tipo de objetivos diferentes al gran angular. Está claro que si quieres retratar la inmensidad de una cadena montañosa, sus ríos, cumbres y el cielo, vas a necesitar un objetivo gran angular que te permita que todos esos elementos entren dentro del encuadre. Pero si lo que quieres es enfocarte en una parte más pequeña del encuadre, podrías utilizar incluso un teleobjetivo. Todo depende del tipo de fotografía paisajística que quieras conseguir. De todas formas no te impacientes, más adelante en el libro dedicamos un capítulo entero al tema de la selección de objetivos.

El trípode no es sólo un accesorio que te ayuda a evitar que tus fotografías salgan movidas. Sin él es casi imposible realizar tomas en situaciones de escasa iluminación. Algunas fotos como el conocido efecto sedoso del agua en las cascadas y ríos se vuelven directamente imposibles sin la ayuda de este invento.

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Además de permitirte estabilizar tus fotografías, con un trípode podrás preparar tus tomas tranquilamente, pensarte la composición, elegir qué elementos incluir y cuáles no dentro del encuadre de tus fotos. Si montas tu cámara en un trípode podrás trabajar cómodamente incluso en situaciones de escasa iluminación maximizando la nitidez y calidad de tus fotografías.

El Libro de los Paisajes Como fotógrafo de paisajes puedes tomar dos caminos: animarte a utilizar filtros en tus fotografías, o simplemente no hacerlo. ¿Cuál es la diferencia? Si bien su uso no es imprescindible, en fotografía de paisajes a veces se vuelve difícil sorprender al espectador, debido a que el paisaje fotográfico es una disciplina tan común como instintiva. Con el uso de filtros podrás lograr fenómenos que no se presentan por sí mismos en la naturaleza (un cielo completamente rosa, una cascada como la seda, etc.). Existe una gran variedad de filtros con los que podrás añadir un toque de espectacularidad a tus fotografías de paisajes, aquí te dejamos algunos: 1. 2. 3. 4. 5. 6. 7.

Polarizadores Densidad Neutra Enhancer Skylight Degradado Neutro De Colores Ultra violeta

Estos son solo algunos de los filtros más utilizados en fotografía de paisajes. Más adelante en el libro dedicamos un artículo completo a recorrer cada uno de estos filtros.

Imagina que has encontrado el lugar perfecto: un hermoso lago rodeado de una cadena de montañas con picos nevados. Caminas un poco hasta decidir cuál es el mejor encuadre para realizarla. Ya está, ya tienes una foto espectacular en mente. A por ella. Coges la cámara y de repente te das cuenta de que no has llevado contigo el objetivo que necesitas, simplemente por no contar con espacio suficiente. Contar con una bolsa o mochila decente para transportar tu equipo fotográfico de un modo cómodo y seguro te resultará fundamental si no

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Si hay una disciplina fotográfica para la cual los bolsos y mochilas resultan imprescindibles, esa es la fotografía de paisajes. El motivo es bien sencillo: los paisajes más deslumbrantes, lamentablemente, no suelen encontrarse a la vuelta de la esquina y requieren de excursiones y caminatas para poder acceder a ellos.

El Libro de los Paisajes quieres dejar de inmortalizar grandes paisajes que, quién sabe, a lo mejor no vuelves a tener la oportunidad de ver. No veas la mochila como un mero accesorio sin importancia. Aunque no influya en la calidad óptica de tus paisajes como lo puede hacer el objetivo, una mochila a veces marca la diferencia entre poder hacer una foto o no. Por no mencionar la vital función que una buena mochila juega a la hora de proteger tu cámara de polvo, humedad, golpes o descuidos, alargando la vida útil de esa máquina por la que pagaste un dinero considerable. Existe en el mercado un sinfín de alternativas disponibles para poder escoger. Desde el Blog del Fotógrafo te recomendamos la Lowepro Hatchback 22L. Ofrece muy buenas prestaciones como mochila, un precio muy razonable teniendo en cuenta la calidad que ofrece. Cuidado: Contar con una buena mochila no alejará el polvo y la humedad

De nada sirve montar correctamente el trípode, ajustar firmemente la cámara sobre él, configurar los parámetros para la toma y disponer todos los elementos dentro del encuadre si, en el momento de presionar el obturador, terminas moviendo la cámara y arruinando la fotografía por completo. La solución pasa por disparar sin tocar la cámara. Esto se consigue mediante el uso de un disparador remoto, lo cual maximiza la estabilidad de la cámara.

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de la cámara por arte de magia. Al regresar de tu jornada fotográfica, no olvides sacudir, limpiar y secar tu mochila y objetivos antes de guardarlos hasta la próxima travesía. Siempre mantén la mochila y tu equipo en un lugar seco y limpio.

El Libro de los Paisajes En la fotografía de paisajes no siempre podrás contar con terrenos nivelados y cómodos para colocar tu cámara, por lo que utilizar un disparador remoto te ayudará a evitar tener que estar manipulando la cámara constantemente para poder lograr una fotografía, con todos los peligros que ello conlleva (desde fotos movidas hasta caídas y raspones). Otra de las utilidad del disparador remoto son las fotografías de larga exposición o nocturnas. El precio de un disparador remoto es ridículo comparado con el resto de accesorios que forman el equipo fotográfico. ¿De verdad vas a escatimar en esos 10 ó 20 euros que puede valer, teniendo en cuenta todas las ventajas que te va a aportar?

Con una cámara, un “buen” objetivo, un trípode y un disparador estarás casi listo para emprender tu aventura fotográfica. Espera… ¿falta algo aún? Sí. Hay una serie de pequeños accesorios que te serán útiles en mayor o menor grado dependiendo del tiempo que vaya a hacer, del destino al que decidas ir y del tipo de paisajes que quieras capturar. Cualquier accesorio, por pequeño que sea, te puede sacar de un buen apuro o te puede salvar esa irrepetible fotografía que de otro modo ibas a desperdiciar: Linternas, bolsas de plástico, un parasol, baterías extra, memorias extra y porta-memorias son sólo algunos de los elementos que conviene que tengas en cuenta a la hora de salir a realizar fotografía de paisajes.

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Pero eso no es todo, asegúrate de hacer un inventario de todos los elementos y materiales que necesites (ropa, alimento, mapas, teléfono móvil, etc.) para no pasar nada por alto.

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Para tomar una foto necesitas una cámara. Para tomar una “buena foto” necesitas un buen objetivo. Por “buen objetivo” no sólo nos referimos a aquel que nos permite tomar fotografías de excelente calidad óptica, que también, pero es sobre todo aquel objetivo que nos permitirá lograr las tomas que estemos buscando. No todos los objetivos valen para todas las fotos. Como comentábamos en el anterior capítulo, el mejor objetivo es aquel que te permite traducir la imagen que tienes en mente en fotografía real, lista para compartir e imprimir. Por lo tanto, antes de ponerte a elegir entre distintas marcas, modelos y especificaciones propias de cada objetivo, necesitas tener bien claro el tipo de paisajes que quieres retratar y las emociones, mensajes y sensaciones que esperas transmitir. Tenerlo claro te permitirá dar con el objetivo más indicado para la tarea.

Este tipo de objetivos cuentan con un ángulo de visión muy grande, lo cual te permite capturar una mayor parte del encuadre. Al mismo tiempo, al no comprimir los planos como un objetivo más “zoom”, las “distancias entre los distintos planos” dentro de tu fotografía se apreciarán mejor.

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Aunque la mayoría de los objetivos te valdrán, si lo que quieres es transmitir la sensación de inmensidad de un paisaje y darle un punto que “transporte” al espectador al lugar retratado, lo ideal es que utilices un objetivo “gran angular”.

El Libro de los Paisajes Esto no quiere decir que un gran angular sea el único tipo de objetivo válido para la fotografía de paisajes. Ten en cuenta que cada tipo de lente produce un efecto diferente y deja una huella distinta en la fotografía final. Si disfrutas capturando inmensos parajes y te preocupa abarcar cuanto más espacio en el encuadre mejor, tu objetivo ideal debería ser, sin duda, un gran angular. Si buscas disparar desde una distancia muy lejana y pretendes conseguir fotos cercanas de un pico o de un árbol, nada mejor que un teleobjetivo. En las próximas líneas te desmenuzaremos los elementos que deberás considerar antes de optar por un objetivo u otro. Tu objetivo ideal es aquel con el que podrás “clavar” esa foto con la que tanto has soñado.

Si te estás planteando la adquisición de un objetivo para captar fotos de paisajes, presta especial atención a los siguientes aspectos: Distancia focal: básicamente existen 3 tipos de distancias focales: fijas, variables y todo terreno. Las focales fijas, como su nombre indica, tienen una distancia focal y un ángulo de visión fijo (50mm, 85 mm, etc.) por lo que, si bien pueden resultarnos menos versátiles, nos garantizan una mayor calidad óptica y menor peso al estar

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Distorsiones: todos los objetivos, por más costosos que sean, distorsionan la imagen, sin embargo los objetivos gran angulares la distorsionan mucho. De hecho, sólo son superados en distorsión por los objetivos ojo de pez. De todos modos, esta distorsión puede ser corregida en el ordenador mediante programas de edición, por lo que no debes preocuparte demasiado por este aspecto. Por otro lado, esta distorsión muchas veces forma parte de la propia estética de la fotografía de paisajes.

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Peso y tamaño: ten en cuenta que, además de tu cámara y tu objetivo, llevarás un gran número de accesorios de aquí para allá durante toda la jornada fotográfica. Si no quieres cargar con demasiado peso procura hacerte con objetivos de focal fija que, a pesar de no ser tan versátiles, sí son mucho más livianos para llevar y dejan unas fotografías muy nítidas. Pero cuidado, no caigas en el error de llevar varios objetivos fijos ya que te pueden sumar un peso superior al de un objetivo “todo terreno”.

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construidas con menos elementos ópticos. Los “variables” son aquellos que permiten que varíes la distancia focal en el momento de la toma, (10-20mm, 11-16 mm, 18-55mm, etc.) lo que te permite trabajar cómodamente re-encuadrando tus escenas con solo variar el “zoom”. Por último están los “todo terreno”, que son aquellos cuyo recorrido de distancia focal es tan amplio (18-200, 18-300, etc.) que no necesitarás cambiar de objetivo casi nunca. Como te imaginarás, cada una de estas 3 opciones te ofrecerá ventajas o inconvenientes. Las focales fijas son las más nítidas del mercado, aunque hay quien se siente “presa” de una distancia focal fija única. Los variables y todo terreno en cambio te permiten moverte con el zoom hacia delante o hacia atrás, sin moverte de tu sitio físicamente. Eso sí, los puristas de la calidad óptica argumentan que con este tipo de objetivos la calidad de la fotografía no es la misma que con los de focal fija, aunque no se trata de una pérdida de calidad perceptible normalmente.

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No todo el mundo tiene el tiempo y recursos necesarios para probar, analizar y decidir qué objetivos utilizar para fotos de paisajes. Si es tu caso tranquilo, aquí te traemos algunas apuestas seguras que te funcionarán sea cual sea la marca de tu cámara réflex:  Canon EF-S 10-18 mm f/4.5-5.6 IS STM  Nikkor 10-24 mm f/3.5-4.5 DX G ED AF-S  Pentax 12-24 mm f4 DA ED AL (IF)  Sony SAL 11-18 mm f4.5-5.6 DT  Sigma 8-16 mm f4.5-5.6 DC para Canon y para Nikon  Tokina 11-16 mm f2.8 ATX-Pro DX para Canon y para Nikon  Tamron SP AF 10-24mm F/3.5-4.5 Di II LD para Canon y para Nikon A estas alturas ya deberías tener una cámara de fotos, unos accesorios para acompañarla, y un buen objetivo especializado en paisajes. El siguiente paso es configurar nuestra cámara para que dispare la fotografía de paisajes que buscamos.

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Vamos a ello.

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Sobre lo que sí puedes decidir y además con tiempo para hacerlo bien, es sobre los ajustes de tu cámara. Dominarlos te permitirá obtener lo mejor de cada situación que se te presente delante. No sólo en paisaje, sino en todos los ámbitos en los que como fotógrafo, puedas encontrarte.

Dejando de lado posibles motivos artísticos personales en los cuales no hay más reglas que las tuyas propias, si quieres una buena fotografía de

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Obtener una buena imagen de paisaje depende de muchos factores. El principal, por supuesto, es que el paisaje que tengas ante ti sea “digno” de retratar a tu modo de ver, que dispongas de una buena iluminación, una gama tonal interesante, etc. Esa parte digamos que “no la controlas”, es externa a ti y a tu cámara. Por supuesto controlas el encuadre, puedes esperar al mejor momento en cuanto a luz se refiere, etc., pero no puedes decidir en qué momento saldrá el sol de entre las nubes, o en qué momento romperá el agua contra la roca.

El Libro de los Paisajes paisajes tendrás que buscar la mayor nitidez posible. Es lo que diferenciará una imagen “casi perfecta pero que no vale nada” de una imagen perfecta. Para ello, vamos a ver qué influye en la nitidez de una imagen y cómo configurar tu cámara para obtener el máximo posible de ella.

Ya lo hemos mencionado en capítulos anteriores y, vale, no es un ajuste de la cámara ;) pero es el elemento número uno del que debes disponer si te fascina la fotografía de paisajes. De él dependen muchos de los siguientes puntos con respecto a la nitidez de un paisaje. Así que si no dispones de uno, te aconsejamos que vayas pensando en adquirirlo.

La ISO es la sensibilidad de tu cámara a la luz. A mayor ISO, más sensibilidad (podrás disparar en situaciones de menos luz) y a menor ISO, menor sensibilidad a la luz (necesitarás más luz). Otro factor y el que más nos interesa a la hora de obtener nitidez en las fotografías de paisajes es el ruido. El ruido va igualmente relacionado con la ISO que utilices: a más ISO, más ruido y a menor ISO, menos ruido y por lo tanto más nitidez.  +ISO + LUZ disponible y + RUIDO (menos nitidez)  -ISO-LUZ disponible -RUIDO (más nitidez) Por lo tanto, si quieres obtener nitidez en tus paisajes, necesitarás reducir la ISO al mínimo posible. Lo que significará a su vez, que necesitarás de suficiente luz externa, o de velocidades más bajas. Aquí entra en juego el trípode, que te permitirá disparar a velocidades bajas sin que el movimiento afecte a la nitidez de la imagen.

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Si necesitas más información sobre ISO, no dejes de leer este completo artículo que publicamos en su día en el blog.

Se conoce como “punto dulce” la apertura situada en el rango medio del objetivo. Es decir, si la apertura máxima del objetivo es de f/22, el punto dulce se situaría en f/11. Esta es la apertura que proporciona mayor calidad en la imagen. No significa esto que siempre debamos ajustar el diafragma en ese punto dulce, pues habrá veces en que necesitemos

El Libro de los Paisajes obtener mayor luz y por lo tanto necesitemos una apertura mayor, pero por lo general es interesante mantener presente ese concepto del punto dulce y ponerlo en práctica siempre que la foto nos lo permita.

El formato RAW es el de mayor calidad dentro de los formatos digitales. Éste genera un archivo digital sin procesar, lo que significa que toda la información que ha captado el sensor de tu cámara se almacena “en crudo”; sin que la cámara decida ningún parámetro por ti. Eso sí, ocupa mucho más que los demás archivos, tenlo en cuanta a la hora de almacenar tus imágenes. Por otro lado, una vez en casa detrás del ordenador necesitarás procesar cada una de las fotos RAW que te interesen.

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Si estás usando trípode el estabilizador de tu cámara u objetivo puede llegar a ser contraproducente para obtener calidad en tu imagen, puesto que al tenerlo activado, éste interpretará que debe “luchar” contra unas vibraciones inexistentes.

Si dispones de un disparador remoto, no olvides llevarlo contigo cuando vayas a fotografiar paisajes. El más leve movimiento puede afectar a la calidad de la imagen, incluso el de tu dedo en el obturador. En caso de que no dispongas de uno, configura tu cámara con el disparador

El Libro de los Paisajes automático retardado. Así también evitarás movimientos generados al apretarlo.

Exponer correctamente es básico para obtener una buena imagen, con buena gama tonal y conservando la nitidez. Tienes un completísimo artículo sobre exposición aquí, que te recomendamos encarecidamente leer. Veamos no obstante algunos elementos que entran en la configuración de lo que se llama “exposición”.

Conocer tu histograma te ayudará a exponer correctamente in situ para no tener grandes decepciones en casa a la hora de visualizar tu trabajo. La mayoría de cámaras te permiten configurarlo para que se muestre de modo permanente en la pantalla. Así podrás analizar si tienes zonas demasiado oscuras o claras, si tienes pocos tonos medios o poco contraste.

Seguro que a estas alturas ya habrás oído hablar de los tipos de medición que te ofrece tu réflex: matricial o evaluativa, evaluativa parcial, y puntual. En paisaje, te recomendamos que optes siempre por un tipo de medición puntual. Este tipo de medición te permitirá escoger la zona sobre la que quieres medir tu escena, para obtener la mejor exposición posible; aquella con mayor información de colores, luces y sombras.

La apertura ideal dependerá de la imagen que quieras obtener. No siempre un paisaje requiere de todo el plano enfocado, todo depende de la creatividad de cada uno y de las metas que pretendas conseguir. Jugar con la apertura del diafragma, te permitirá decidir qué cantidad de profundidad de campo (zona enfocada en la imagen) quieres en tu imagen. ¿Quieres esa flor enfocada en primer plano y un fondo de borrosos tonos verdes detrás? Entonces tendrás que abrir el diafragma el

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Una correcta exposición requiere de tiempo y práctica.

El Libro de los Paisajes máximo posible. ¿Quieres un plano enfocado desde tus pies hasta el infinito? Entonces cerrarás el diafragma (recuerda también el punto dulce de tu objetivo). Asimismo la apertura se relaciona con la velocidad. Cuanto más abierta sea ésta (f/2,8 por ejemplo) de más luz dispondrás y al revés. Esto lo deberás tener especialmente en cuenta si no vas con trípode para que tus imágenes no salgan movidas.

Junto con la ISO y la apertura, la velocidad es la tercera variable a decidir en cuanto a exposición. La velocidad mínima de disparo para conseguir nitidez depende directamente de la distancia focal que estés utilizando en ese momento. Retén esta fórmula sencilla:

1/Distancia focal Que no es más que pensar: Si estoy utilizando una distancia focal de 200mm, mi velocidad de disparo mínima para que la foto no me salga movida debería ser 1/200 ;-)

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Esa es aproximadamente la velocidad mínima a la que deberás disparar

El Libro de los Paisajes para obtener una imagen sin movimiento. Esto es una estimación obviamente. Seguro que si disparas desde un trípode puedes bajar esa velocidad un pelín y a lo mejor seguirías obteniendo una buena imagen, así que es una fórmula orientativa.

El balance de blancos es lo que también se conoce como temperatura de color, es decir las luces pueden ser cálidas o frías según la situación lumínica que tengas delante. Las luces de un fluorescente por ejemplo son frías, tirando a verdosas, o las de una bombilla son cálidas anaranjadas. Esto que a nuestro ojo le resulta invisible, no lo es para nuestras cámaras, así que es importante ajustarlo para cada situación. En paisaje deberías ajustarlo de forma manual según la luz que tengas delante. No obstante, si estás usando un archivo RAW como te recomendamos anteriormente, podrás olvidarte de este paso. El programa de revelado en RAW te permite retocar el balance de blancos a posteriori con muy buenos resultados.

Para ayudarte a la hora de enfocar, muchas cámaras cuentan con un sistema de “vista en vivo”, mediante el cual puedes ver directamente a través de la pantalla tanto la profundidad de campo como la zona enfocada. Es recomendable que la utilices tanto por la exactitud que puede proporcionarte a la hora de enfocar, como porque este sistema trabaja con el espejo en alto (mirror lock-up), evitando la trepidación de tu cámara al apretar el obturador, traduciéndose en una mayor nitidez.

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En fotografía de paisajes enfocar bien de forma automática es complicado y no suele dar los resultados esperados. Puesto que este tipo de fotografía en principio no requiere de rapidez, te recomendamos que te tomes tu tiempo y que enfoques manualmente. Sería una pena que hubieras cumplido todos los ajustes para obtener una nitidez perfecta y la foto estuviera mal enfocada.

El Libro de los Paisajes No lo dudes ni un instante; aunque tu cámara disponga de un modo con el símbolo de una montaña, en referencia a “paisajes”, la fotografía de paisajes se hace en modo manual;-) A estas alturas del libro seguro que ya te habías dado cuenta, ¿verdad?, ¿cómo si no ibas a configurar todos los elementos necesarios para obtener tu magnífica fotografía?

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La fotografía de paisajes es como una receta de cocina, hay que cocerla con calma, “a fuego lento”, preparar bien los ingredientes y no olvidarte ninguno, hay que disfrutarla de inicio a fin. Si lo haces, no sólo disfrutarás de la magnífica experiencia del aire libre, las caminatas, el sol, las nubes y el aire puro; si lo haces podrás ver plasmada en una imagen la verdadera belleza de la naturaleza que un día tuviste delante.

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La composición en fotografía lo es todo. A través de la composición guías al espectador a través de tu imagen, indicas cuál es el centro de interés, transmites tranquilidad o nerviosismo, melancolía o libertad. La composición es una de las formas más efectivas que tendrás como fotógrafo de narrar, de explicar tu historia a través de las imágenes que captes. En fotografía de paisajes, la composición cobra, si cabe, mayor importancia. ¿Por qué? Porque tienes tiempo para hacerla, para pensarla, para moverte buscando el mejor encuadre, y porque en paisajes no cuentas con unos ojos clavados en tu obturador para expresarte, no hay factor humano, así que toda la expresión recae en el buen uso que hagas de tus composiciones.

Este es el primer paso que debes identificar cuando estés ante cualquier posible fotografía. El centro de interés es la justificación de tu imagen, es aquello que ha hecho que te detengas, aquello que ha llamado tu atención, y que ha provocado que quieras tener esa foto. Una vez decidas cuál es el centro de interés en tu fotografía, tu “deber” es orientar al espectador hacia este punto a través de la composición de tu imagen.

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Por ello vamos a ver algunas reglas de composición esenciales para que obtengas grandes fotografías de paisaje.

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La regla de los tercios es una de las normas de composición más conocidas y a la vez más quebrantadas. Lo cierto es que para romper una norma, antes has de haber aprendido a utilizarla a la perfección. Así que primero vamos a conocerla a fondo porque es una regla muy efectiva. Se trata de dividir de forma imaginaria la imagen en tres secciones tanto horizontalmente como verticalmente. Las intersecciones de las líneas horizontales junto con las verticales, se conocen como puntos fuertes, porque nuestra mirada se dirige allí de forma cómoda y natural. Este hecho te ayuda a conseguir una imagen armónica y a identificar centros de interés en la imagen.

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Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía de Alex Marduk

Truco: Algunas cámaras tienen la opción de poder visualizar la cuadrícula. Si la tienes te ayudará a practicar esta norma de composición. Si no, practica analizando tus imágenes. ¿Debiste dejar más espacio a la derecha?, ¿te faltó aire por debajo? Y a base de practicar te saldrá sin pensarlo siquiera.

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El horizonte es un elemento que se encuentra presente en la mayoría de imágenes que tomamos de paisajes, pero a menudo nos plantea dudas sobre cómo debemos colocarlo, puesto que dependiendo de su situación estarás destacando más un elemento de la imagen u otro, lo que antes hemos nombrado “el centro de interés” de tu fotografía. La ley del horizonte se basa en dividir el encuadre en tres tercios de forma horizontal (tres líneas horizontales). La parte a destacar de la imagen, deberá ocupar 2/3 aproximadamente del encuadre y, la menos destacada, el 1/3 restante.

Lo que diferencia muchas veces una buena fotografía de paisajes de una espectacular, es el punto de vista. Es fácil deslumbrarse ante una maravillosa vista y no caer más que en tomar esa imagen que tienes ante ti. No obstante, cada imagen tiene infinitas posibilidades. Buscar encuadres, ángulos y puntos de vista diferentes, te proporcionará imágenes mucho más interesantes. Para algo eres fotógrafo, ¿no? Entonces hay que intentar ser diferente a los demás y, si puede ser, mejor.

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Si observas la imagen anterior, verás que ésta cumple por igual la regla de los tercios (la casa es el centro de interés) como la ley del horizonte, el cielo es el centro de interés.

El Libro de los Paisajes ;-) Estos son los puntos de vista más habituales:  Normal: A la altura de tu mirada en línea recta; paralela al suelo.  Picado: En un ángulo de arriba abajo, empequeñeces aquello que fotografías, a la vez que aporta dramatismo a tu imagen.  Cenital: Igual que el picado pero lo fotografiado se sitúa completamente por debajo de tu objetivo en ángulo perpendicular.  Contrapicado: De abajo a arriba; lo fotografiado se sitúa encima de tu objetivo, le otorgamos grandiosidad.  Nadir: Lo fotografiado se sitúa por encima del objetivo en ángulo perpendicular. Por ejemplo cuando fotografías las copas de los árboles, de abajo a arriba.

En toda imagen podemos destacar un espacio positivo, que es aquel que contiene el peso de la imagen (puede ser un árbol, un rostro, una mariposa o un pájaro) y un espacio negativo, que es toda aquella zona de la imagen que no contiene peso visual (el fondo) y que rodea al sujeto principal, complementándolo pero sin restarle protagonismo. Si quieres completar la información sobre el espacio negativo en composición te recomendamos este artículo.

La naturaleza está llena de estos patrones, desde los troncos alineados de un bosque, hasta el subir y bajar de las cimas de las montañas, los nervios de una hoja, los pétalos de una flor o las espirales del caparazón de un caracol. Todo lo que contenga formas repetidas está creando ritmo visual. Si lo utilizas como un elemento más de tus composiciones, éstas ganarán interés.

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El ritmo es la repetición de formas dentro de una imagen. Su objetivo es imprimir dinamismo a la imagen o una sensación subjetiva de movimiento. También puede ayudarte a dirigir la mirada del espectador hacia tu centro de interés a través por ejemplo de líneas u otros patrones.

El Libro de los Paisajes Cuidado: Intenta no caer en imágenes aburridas o sosas. Basar tus composiciones “sólo” en ritmo, puede crear este tipo de imágenes. No pierdas de vista el centro de interés e intenta que te ayuden a llegar a él, no que se conviertan en él, a menos que sea eso lo que buscas.

Los paisajes se prestan mucho al uso de la simetría, que no es más que

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componer dos imágenes iguales a los lados de un eje central. La imagen de unas montañas reflejadas en un lago es una imagen basada en la simetría, y suele dar bonitos resultados, aunque como siempre hay un “pero”. Las imágenes demasiado simétricas pueden resultar algo insulsas. Si las combinas con otras reglas de composición como la regla de los tercios que hemos comentado anteriormente, o la ley del horizonte, la imagen tendrá más interés.

Cuando tomas una maravillosa imagen de un paisaje que quita el aliento, tú has estado allí, tú sabes de su grandiosidad y majestuosidad, pero probablemente el que admira la imagen no estuvo allí contigo. ¿Cómo decirle entonces lo grandioso que era aquel paisaje? Pues a través de la colocación de elementos en tu imagen de los cuales cualquier persona

El Libro de los Paisajes tenga una referencia aproximada: una flor, una persona, un pájaro… En definitiva, de lo que se conoce como escala. Al combinar un elemento del cual conocemos su tamaño con otro mayor, siempre generamos una sensación de proporción. La escala te servirá para referenciar y resaltar los paisajes.

Como ya hemos comentado anteriormente, una vez escogido el centro de interés de tu imagen, lo importante es que sepas potenciarlo a través de la composición, que se basa en dirigir la mirada de forma adecuada hacia este punto de interés. Puedes hacerlo a través de líneas, perspectiva y fugas. Líneas: Están presentes en todo lo que vemos, y también en los paisajes. Un camino puede ser una línea conductora de tu imagen, una curva, una carretera en zigzag, el curso de un río, etc. Si quieres saber más sobre cómo utilizar las líneas en composición te recomendamos este artículo de nuestro blog.

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Perspectiva: La perspectiva se utiliza como elemento de composición para aportar profundidad a las imágenes, y para guiar al espectador a través de ella hacia el centro de interés. Ésta se consigue con la escala, con las líneas, el ángulo o la atmósfera.

Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía de mike138

El Libro de los Paisajes

La fotografía de paisajes requiere de un talento especial en la búsqueda de la originalidad. Es difícil no dejarse llevar por lo que tenemos delante. Pensamos que ya es bastante maravilloso de por sí, y muchas veces caemos en imágenes bonitas, “de postal” pero que si las analizamos a fondo, nuestro yo interior nos dice que les falta algo. Este algo se corrige queriendo ir siempre un poco más allá. ¿Por qué no encuadrar tu escena a través de unas ramas de árbol? Los marcos naturales bien utilizados, resaltarán tu imagen y la embellecerán, igual que si de una imagen colgada en la pared en un bonito marco se tratara. Ramas de árboles, hojas, rocas, o las alas de una gaviota, todo puede ser susceptible de ser un marco para tus imágenes.

Las composiciones verticales son las grandes olvidadas en fotografía de paisajes, pero no por ello son peores. Ni mucho menos. Las imágenes encuadradas o compuestas en vertical, se rigen por las mismas normas compositivas que las horizontales. No permiten encuadrar tanto fondo, por lo que si queremos aislar algún elemento en la imagen es un formato que funciona muy bien.

Más importante que aprenderte normas y reglas, nombres y trucos, es tu propia práctica y experiencia teniendo una cosa en mente: hay que moverse, como en la vida misma ;-) Cuanto más te muevas, cuanto más practiques, más se agudizará tu ojo fotográfico, más recursos tendrás, y menos tiempo necesitarás para pensar tu fotografía, la verás antes siquiera de estar allí, serás tú quién irá a buscarla y serás capaz de obtener la mejor imagen a casi cualquier cosa. Así que ya sabes, lección estudiada, ahora ¿a practicarla?

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Las composiciones horizontales son las más utilizadas y las más naturales a nuestro ojo. No hay un formato mejor o peor, hay imágenes que funcionan mejor en vertical y otras que lo hacen mejor en horizontal. Haz pruebas con las dos hasta que aprendas a visualizar antes de disparar qué formato será idóneo para tu paisaje.

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Una fotografía se puede observar de dos formas: se puede ver y se puede leer. Si una imagen no ayuda a ser leída, simplemente será vista, como el que le echa un vistazo a algo, de forma superficial, sin dejar ningún tipo de huella en la persona que mira. Pero tú puedes hacer que esa imagen atraiga la “lectura” del espectador, puedes hacer que se sienta atraído por ella y que no pueda dejar de admirarla. Para ello tienes varios recursos, y uno de ellos es dirigir su mirada. Algo muy fácil de conseguir, una vez te desvelemos algunos trucos y astucias que te ayudarán a conseguirlo.

El lenguaje visual es la herramienta que tienes para transmitir mensajes a través de una imagen. En la música se utilizan las notas, en poesía las palabras y en la fotografía el lenguaje visual. ¿Y qué es? Es un sistema de comunicación para crear mensajes visuales, el lenguaje de nuestro cerebro que interpreta lo que llega a nuestra mente a través de los ojos. ¿Cómo? A través de imágenes y signos.

1. El punto 2. La línea 3. Las formas Estos tres elementos son los que te ayudarán a dirigir la mirada para que tu fotografía pueda ser leída. También te será útil conocer dos leyes de la percepción que tienen mucho que ver con todo esto. Son la “Ley del cierre” por la que se

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Los elementos básicos con los que cuenta este lenguaje son:

El Libro de los Paisajes añaden los elementos que faltan para completar una figura y “Ley de continuidad”, por la que se continúa un patrón que se ha comenzado aunque desaparezca. Más adelante verás su utilidad.

El punto es la forma más simple del lenguaje visual, la más básica. Un punto puede ser cualquier elemento de tu fotografía, un barquito, una persona, un animal o un árbol, por ejemplo. Para que tomen la característica de punto han de ser elementos lejanos y provocar un contraste con el resto de la imagen, bien por su color, su textura o por ser el Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía de Che Rosales. único elemento en un fondo liso. Puedes jugar con la posición del punto en función de lo que quieras transmitir, pero esta vez lo que nos interesa es dirigir la mirada y un truco es unir dos o más puntos. Para que lo veas mejor, te ponemos un ejemplo visual. En la imagen de arriba, tendríamos un punto, la cabaña, que además constituye el centro de interés de la imagen.

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A continuación tenemos otra imagen en la que aparecen dos puntos que nuestra mente une de forma natural formando una línea. Este es un truco para dirigir la mirada, dos puntos separados pero que nuestra mente reinterpreta como una línea, dirigiendo la vista entre ambos.

Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía de digitalpimp.

El Libro de los Paisajes Las líneas son el elemento con el que más fácil puedes dirigir la mirada de tu espectador. Están presentes en los paisajes mucho más de lo que puedas imaginar, senderos, horizontes, puentes, árboles, campos de cultivo… Las líneas pueden ser verticales, horizontales, diagonales o curvas. Cada tipo de línea transmitirá sensaciones distintas, las verticales aportan mayor dinamismo, las horizontales, equilibrio y estabilidad, las curvas son más sensuales y elegantes, mientras que las diagonales son las que más tensión producen y tal vez las más atractivas porque son las que menos suelen aparecer de forma natural. Lo que une a todas ellas es que todas nos sirven para guiar la mirada. En la siguiente imagen, las líneas del muelle y su reflejo en el agua arrastran tu mirada hasta un sol a punto de ponerse.

En este paisaje, se han utilizado las líneas de la tierra sembrada para conducir la mirada suavemente hasta el horizonte de casas y los árboles.

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Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía de Neil Kremer.

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Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía de Jean-Daniel Echenard.

Recomendación: Si quieres profundizar más en el tema de las líneas como elemento de composición en la imagen, te recomendamos que leas este artículo: Domina el uso de las líneas en tu composición fotográfica

Antes hemos hablado de las líneas, pero el punto de fuga merece especial atención por el atractivo que supone. Utiliza el punto de vista para dirigir la mirada a un punto de interés. Para ello puedes jugar con la perspectiva.

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Si una línea es una sucesión de puntos, una forma tiene lugar cuando se unen varias líneas. Rectángulos, cuadrados, triángulos o círculos pueden estar presentes en tus fotografías sin que se den cuenta. Simplemente su mirada se dejará llevar por un recorrido aunque el espectador no sea consciente. Y es aquí donde cobran mayor importancia las leyes de las que te hablábamos antes.

El Libro de los Paisajes La profundidad de campo es otro recurso que puedes utilizar para dirigir la mirada de tu espectador. Si enfocas lo que deseas destacar y desenfocas el resto, la mirada se dirigirá de forma inevitable a la parte enfocada.

Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía de Robert S. Donovan .

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La vimos antes como elemento compositivo pero es que también es una gran herramienta para dirigir la mirada de quien observa la foto. Si divides una imagen en tres partes tanto en vertical como en horizontal, se originan unos puntos de intersección con las líneas divisorias. Estos puntos son los de mayor interés de la imagen. Al colocar el objeto a destacar en uno de esos puntos, con toda seguridad lograrás focalizar la atención en él.

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Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía de Merce.

Imagina un recipiente con arroz, todos sus granos blanquitos y uniformes, pero de repente tu mirada se queda fija en un punto. Es un grano negro que destaca entre todos los miles de granos. Es otro grano más, pero contrasta con el resto y eso hace que tu atención se centre en él. Pues eso también pasa en la fotografía, el contraste captará la mirada del espectador igual que el grano negro de tu recipiente de arroz ;-)

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Algo parecido a lo que ocurre con el contraste, sucede con el color. En un paisaje monocromo, si colocas una nota de color, atraerá la mirada rápidamente. Para comprobarlo, observa la siguiente fotografía. .

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Un paisaje plano no impacta, pasará inadvertido para cualquier espectador. Utiliza estos trucos para que las miradas se posen en tus fotografías y no en cualquier otra parte o en otras imágenes, porque seamos sinceros, a los amantes de la fotografía, al igual que a cualquier artista, nos gusta que miren (y admiren) nuestra obra ;-)

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Estás en un concierto. Tu cantante favorito está sobre un oscuro escenario cuya única luz es la de un potente foco que recae sobre él. Está claro hacia dónde vas a dirigir tu mirada, ¿verdad? Este mismo recurso puedes utilizarlo en tus fotografías de paisajes. Si consigues que una parte esté más iluminada, atraerá sin duda la mirada del espectador. Para conseguir esto hay que dominar el uso de la luz natural del sol, conocer la hora del atardecer, la dirección de la luz, y la previsión meteorológica del día.

Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía de Alexei Russak

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Las emociones son las reacciones de nuestro cuerpo y mente a determinados estímulos o situaciones. Los sentimientos son el resultado de estas emociones, es decir, un sentimiento es el estado provocado por una emoción (o varias). Estamos acostumbrados a escuchar que algunas películas, libros o canciones provocan emociones. ¿Quién no ha soltado alguna vez una lagrimilla con una película, se ha reído a carcajadas o se ha puesto realmente melancólico después de escuchar una canción? Pues bien, no sólo la música, el cine, el teatro o el baile pueden despertar sentimientos, la fotografía también consigue este efecto.

Para ello vamos a listar una serie de emociones y sentimientos y las acompañaremos de fotografías que representen esos estados.

Para mí, este paisaje de nieve transmite un fuerte sentimiento de desamparo o de aislamiento. La ausencia de color, la falta de más

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A través de los colores, las líneas, la técnica, el encuadre o la composición tienes la posibilidad de provocar sentimientos en el espectador. Y por supuesto es algo que puedes aplicar en la fotografía de paisajes, los retratos no son los únicos que consiguen despertar emociones. Cuando termines de leer este capítulo, comenzarás a mirar los paisajes con algo más que con los ojos, empezarás a desgranar las emociones que transmiten y a la hora de editarlos, si es que los editas (no es ningún pecado y no tienes por qué martirizarte por ello), potenciarás esa emoción.

El Libro de los Paisajes personas, de lugares donde refugiarse o el encuadre que no deja “aire” delante de los sujetos son los “culpables” de que provoque ese sentimiento. Esto te permitirá entenderlo con ejemplos gráficos y reales.

Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía de Arek Olek.

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El agua en general, y sobre todo si está calmada, transmite tranquilidad y serenidad, y si a eso le sumas el color azul, unos toques de verde y esta perspectiva, el tiempo pasa mientras contemplas esta imagen sin que te des ni cuenta.

Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía de Giuseppe Milo.

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La lluvia, la niebla, los cielos nublados, los lugares solitarios, los bosques aislados y oscuros… son elementos que dotan a las imágenes de un toque de melancolía o tristeza. Con ejemplos puede que lo veas mejor.

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Parece que esta imagen habla por sí sola, no hace falta ni que la comentemos ¿verdad? Es la típica foto que te dan ganas de ponerla de fondo de escritorio y ¡contemplarla cuando estés algo estresado!

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Templanza es moderación, sobriedad, armonía en los colores. Si analizas este paisaje, cumple la definición completamente. Es una imagen sobria, moderada en cuanto a color y composición y existe una absoluta armonía de colores en los que conviven plácidamente y en perfecto equilibrio los colores fríos y cálidos.

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Estamos casi seguros de que tienes algún recuerdo de la niñez corriendo por campos de flores o jugando entre almendros u otro árbol en flor. Es un recuerdo muy típico y que muchos recordamos con nostalgia. Si tienes además la suerte de poderle añadir un elemento antiguo como en esta imagen, el resultado es absolutamente nostálgico.

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Cuando hay un fuerte contraste en la imagen, se produce una sensación de confusión. Porque por un lado te transmite un sentimiento y, por otro lado, otro completamente distinto. Observa este paisaje, por un extremo tan colorido, apacible y alegre y en el opuesto todo lo contrario.

Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía de Bryce Bradford.

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Son muchas las leyendas que cuentan que los dioses o la madre Tierra expresan su ira a través de las tormentas. Es por eso que cuando vemos un paisaje con rayos o relámpagos, lo asociamos irremediablemente a esta emoción.

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Al igual que el piano y el violín armonizan para dar un concierto, los colores, la simetría del reflejo y las franjas horizontales, lo hacen en este paisaje.

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Todo verde y luz al final del camino… Parece un mensaje cargado de esperanza, muy necesario en estos tiempos que corren, ¿no crees?

Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía de J P.

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Si dices que no te da un poco de miedo este paisaje o estás mintiendo o eres muy pero que muy valiente. En ese caso te felicitamos ¡Nosotros no quisiéramos estar ahí!

Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía de Volker Kannacher.

El Libro de los Paisajes Recuerda que tu paisaje ganará si además de ser bello transmite o emociona. Da igual que sea alegría o tristeza, desolación o esperanza, lo importante es que tu paisaje no deje indiferente a nadie. Con estos ejemplos has comprobado que se pueden transmitir emociones más allá de la mirada o la sonrisa de un retrato. Ahora eres tú quien debe descubrir esos paisajes llenos de sentimientos. No mires sólo a través del visor de tu cámara, mira a través de tu corazón y de tu mente. Siente el paisaje que tienes delante y de esta forma conseguirás transmitirlo de una forma más fácil, directa y sincera. Encuentra el momento perfecto, por la luz o por la meteorología, estudia el encuadre que mejor le puede ir y dispara.

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Y si después tienes que pasar por un editor para potenciar más el contraste, darle intensidad a un azul o alegrar un campo de flores, no tengas miedo ni reparos. Es cierto que ahora hay exceso de edición, pero no es algo nuevo, siempre ha existido, lo que ocurre es que antes se hacía en los laboratorios y ahora lo haces tú desde tu ordenador sentado cómodamente en tu silla. Eso sí, con o sin edición, date el gusto de lograr una imagen que provoque sentimientos, ahora ya sabes que se puede.

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La luz es la materia prima fundamental de toda fotografía. Tu misión como fotógrafo es aprender a controlarla y a trabajar con ella con el fin de que tus fotografías de paisajes no sean solo eso, un paisaje. Necesitas ir más allá más allá de eso. Tu paisaje tiene que emocionar y cautivar, y la luz es una gran herramienta que puedes usar para ese fin. Pero, ¿cómo controlar algo tan incontrolable como la luz en un paisaje? Existen muchos accesorios, técnicas y trucos que puedes utilizar a la hora de modelar la luz en tus fotografías de paisajes y que te permitirán llenarlas de expresividad. Pero para poder lograrlo, antes debes entender lo que es la luz, comprender cuáles son sus propiedades y cómo se comporta bajo según qué condiciones, ya que eso te permitirá controlarla a tu gusto.

Ahora que ya sabes qué es la luz natural y por qué es de vital importancia conocer cómo se comporta, es tiempo de que comiences a adentrarte en las características principales que la componen de modo de que puedas luego, dominarla a tu gusto.

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Te lo explicamos todo en este capítulo.

El Libro de los Paisajes  Fuente: Las fuentes de luz pueden ser tanto naturales como artificiales. Al tratarse de fotografía de paisajes, habitualmente tendremos que trabajar con la luz natural. La fuente de luz natural siempre será el sol, aunque también el cielo y hasta la luna pueden ser fuentes de luz al reflejar la luz solar. Las diferencias entre unas y otras radican principalmente en la dirección, la calidad y en la temperatura de color entre unas y otras.  Intensidad: La intensidad de la luz hace referencia al nivel de brillo de ésta, es decir su “fuerza” o “cantidad”. Como comentábamos anteriormente, en fotografía de paisajes no puedes regular a tu antojo la “cantidad” de luz presente en la escena, debes aprender a trabajar con la luz disponible en cada momento del día.

 Calidad: La calidad de la luz está dada por el tamaño de la fuente de ésta, cuanto más pequeña sea la fuente de luz (el sol es un pequeño punto en el cielo) más dura será su luz y cuanto más grande sea, más suave y difusa será ésta. Las luces duras provocan sombras muy marcadas y con bordes definidos, mientras que con luz suave, la transición entre luces y sombras (tonos) será más gradual. Es muy importante que, como paisajista, aprendas a utilizar la dureza o suavidad de la luz en el momento de retratar tus paisajes, ya que, combinada con su dirección, podrás lograr fotografías muy cargadas de emotividad.  Dirección: La dirección de la luz es la que determina hacia dónde se dibujarán las sombras. Dependiendo de dónde esté situada la

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Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía de r. nial bradshaw

El Libro de los Paisajes fuente de luz, variará su dirección, que puede ser cenital, contra cenital, lateral, contraluz y frontal. En la naturaleza, la luz siempre viene desde arriba o “cenitalmente” pero, dependiendo de la hora del día su ángulo variará dibujando mayores o menores sombras, o ninguna si está nublado (luz difusa). Al final del capítulo verás cómo aprovechar la dirección en tus fotografías.  Temperatura: Lo vimos ya bajo el nombre de “Balance de blancos”. Hace referencia a cómo de “fría” o de “cálida” es la luz que emite una determinada fuente de luz. La temperatura de color es algo así como el color que tiene la luz. Las luces más frías tendrán un color tirando a azulado (cielo, luz fluorescente, etc.), las más cálidas, un color más anaranjado, rojo o amarillo (por ejemplo velas, lámparas de tungsteno, etc.). En los paisajes, la temperatura de la luz variará dependiendo de la hora del día, siendo la más espectacular para tomar fotografías de paisajes la “hora azul”, que se da antes del amanecer y cuando anochece.

Aunque es difícil controlar la luz natural en una fotografía de paisajes, si conoces las características de la luz y cómo las mismas influyen en ella y la hacen cambiar dependiendo de la hora del día y de la época del año, podrás anticiparte a dichos cambios y sacarles el mayor provecho a la hora de hacer tus fotos.

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La luz natural es aquella que emana directamente del sol y que llega a la superficie terrestre influida no sólo por la atmósfera, sino también por la posición de ésta respecto del sol. De ahí que los colores, la intensidad y la dirección de la luz varíen dependiendo de las condiciones climáticas (sol, lluvia, niebla, etc.) y también de la hora del día (mañana, mediodía, tarde, noche). La luz no es un elemento más en la escena. Es el elemento más importante de todos. No sólo gracias a la luz somos capaces de ver y de fotografiar, sino que además, cualquier variación en las características de la luz afecta directamente al resto de los elementos de la fotografía.

El Libro de los Paisajes Para ello, conviene que conozcas cómo se comporta la luz en función de la posición del sol:

 Luz de la mañana: Es la luz presente justo antes y apenas después de la salida del sol. En los instantes previos al amanecer, la luz tiene un color rojizo en el este (por donde saldrá el sol) y un violeta muy atractivo en el resto del cielo. El instante previo a la salida del sol es lo que se conoce como “la hora dorada” al transformarse el rojizo del cielo en un rosa intenso que se convierte en dorado apenas el sol asoma por el horizonte. Aprovecha esta hora mágica para conseguir espectaculares tomas donde el

Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía de Darren Johnson.

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 Luz diurna: Es una combinación de luces entre los rayos solares, el cielo y el reflejo de la luz en las nubes y no sólo la luz solar en sí. Dependiendo de cómo la luz solar se vea modificada al entrar a la atmosfera, sus cualidades cambiarán. Durante los días nublados, la luz diurna será más difusa, permitiendo fotografiar paisajes sin grandes contrastes, lo que te ayudará a añadir un punto de misterio a tus paisajes. Por el contrario, si trabajas con la luz del cielo (sin sol) podrás experimentar la conocida “hora dorada” que es el mejor momento para tomar fotografías con luz diurna, ya que al generarse una luz más suave y azulada, tus paisajes estarán más cargados de emotividad.

El Libro de los Paisajes paisaje y el amanecer son los auténticos protagonistas. Madrugar te ayudará a transformar un simple paisaje en una fotografía única e inédita.  Luz del mediodía: Esta luz dependerá de la estación del año en la que te encuentres pero, por lo general, se trata de una luz muy dura, quizás demasiado, que puede provocar que tus paisajes pierdan su atractivo. La luz cenital no permite apreciar los relieves y colores de los paisajes en todo su esplendor, quitándole volumen e interés a las fotos resultantes. A menos que busques un efecto intencionado, lo normal es que pongas la cámara a descansar durante el mediodía y esperes la llegada del atardecer.  Luz del atardecer: A medida que las horas corren, la luz del sol va perdiendo intensidad. La luz del atardecer es algo más intensa y menos difusa que la de la mañana, por lo que, nuevamente, encontrarás colores rojizos y dorados que dibujan largas sombras en el terreno. Este tipo de iluminación también es conocido como la “hora azul” o “dorada”. Las sensaciones que produce la luz del atardecer son algo digno de retratar aunque sea una sola vez por aquello por probar. Verás que en cuanto retratas tu primer paisaje del atardecer no querrás dejar escapar más oportunidades así.

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 La noche: Pensarás que la noche se caracteriza por la escasez de luz, lo cual es cierto, pero no por eso tiene menos potencial fotográfico. La noche ofrece un negro intenso que puedes aprovechar para captar increíbles paisajes nocturnos. La sutileza de las luces presentes en la noche (estrellas, luna, luces del pueblo, de la ciudad, de la carretera) es tu mejor aliado a la hora de experimentar con la fotografía de larga exposición. Si te interesa el tema hemos publicado un artículo detallado: “Guía de Iniciación: Introducción a la Fotografía Nocturna”.

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Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía degraham_veal.

Dependiendo de en qué época del año te encuentres, la intensidad, la cantidad, la dirección y el color de la luz variarán debido a que el sol va cambiando su posición respecto de la tierra. Por ejemplo, cuanto más cerca luz natural y menor intensidad observarás una luz más intensa te encuentres en la línea del estación a otra).

estés del invierno, más fría resultará la tendrá, mientras que en verano la luz y de temperatura más cálida (salvo que ecuador, donde poco variará de una

La dirección de la luz juega un papel fundamental en cómo ésta se proyectará sobre los distintos elementos que conforman el paisaje que estás fotografiando. La fotografía resultante es una u otra en función de la dirección de la que procede la luz. A continuación te traemos los tipos de luz que hay en fotografía de paisajes en función de su dirección:

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Haz la prueba: fotografía el mismo lugar con los mismos ajustes pero en épocas del año diferentes. Verás que las fotografías que obtienes cambian radicalmente debido a los cambios de luz, originados a su vez por los cambios estacionales.

El Libro de los Paisajes  Luz cenital: O que recae de encima hacia abajo, de forma totalmente perpendicular. En la mayoría de los casos, cuando la dirección de la luz es cenital no se suelen conseguir los mejores resultados ya que las formas se “aplastan” perdiendo relieve y volumen, por lo tanto, perdiendo expresividad.  Luz frontal: Al igual que la luz cenital, la luz frontal también minimiza las texturas, las formas, los contornos y hasta las sombras que se dibujan en el panorama, por lo que no suele ser la luz ideal para trabajar con paisajes.  Contraluz: Los contraluces, si bien son muy difíciles de aprovechar por la extrema intensidad de la luz al fotografiarla de frente, pueden ser una gran oportunidad para lograr fotografías muy atractivas, precisamente por la dificultad que encierran.

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 Luz lateral: Si hay una luz ideal para fotografiar paisajes esa es la luz lateral, y más aun si realizas tus tomas durante la hora azul o dorada. En las horas de luz lateral, las texturas se realzan y las formas ganan volumen creando escenarios dignos de ser retratados. Esta luz proveerá a tus paisajes de sentido de la dimensión permitiendo que los espectadores la recorran con su mirada y se sientan dentro del encuadre.

Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía deFelipe Gabaldón.

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Ya conoces todo lo que hace falta para dominar la luz natural y emplearla a tu favor en tus próximas fotografías paisajísticas: tipos de luz, dirección, color. ¿Te gustaría poder influir en la luz de tus paisajes un poco más? Existe un artilugio que te puede ayudar: en el próximo capítulo te contamos todo lo que necesitas saber sobre el uso de los filtros fotográficos en la fotografía de paisajes.

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La creatividad del fotógrafo no tiene límites. Un buen fotógrafo de paisajes usará todos los medios a su alcance, no ya para capturar una foto, que de eso ya se encarga la cámara, sino para crear toda una experiencia visual que transforme el estado emocional del espectador. Las herramientas para conseguirlo son diversas, y los filtros son una de esas herramientas, muy asequibles en precio, pero con un impacto tremendo en el mensaje final. En el siguiente capítulo nos gustaría compartir contigo algunas ideas que te ayudarán a usar un filtro en tus fotos de paisajes, llevando tu fotografía del simple disparo soso y aburrido a otro nivel, más propio de una portada de la más prestigiosa revista de viajes.

Colocando un filtro por delante del objetivo podrás modificar la luz que atraviesa ese objetivo antes de que sea captada por el sensor de la cámara.

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Los filtros fotográficos son accesorios que podrás utilizar para modificar ciertas cualidades de la luz. Algunos te ayudan a modificar la intensidad de la luz, el color, la temperatura, etc. lo cual te permite lograr fotografías con efectos y fenómenos que no se presentan naturalmente por sí mismos en la naturaleza.

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¿Por qué gastar dinero en filtros si puedo retocar las fotos en el ordenador posteriormente? Hoy en día, y gracias al avance que las herramientas de edición digitales en ordenador, es muy sencillo cambiar completamente las condiciones lumínicas de una determinada escena con sólo un par de clics. Así que ¿para qué íbamos a querer andar colocando filtros físicos reales delante del objetivo? El problema surge cuando el tiempo que pasas detrás de la cámara tomando fotografías se vuelve muy inferior al tiempo que le dedicas a la edición y retoque de tus paisajes. Recuerda que eres, ante todo, un fotógrafo y no un editor y, si bien el aporte que la tecnología digital y la informática le han dado a la fotografía es innegable, pocas cosas te producirán tanta satisfacción como obtener una fotografía casi perfecta en el instante inmediatamente posterior a soltar el disparador.

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Por si fuera poco, el uso de filtros en la fotografía de paisajes te ayudará a adquirir los conocimientos y experiencias propias de un maestro de la fotografía de la forma más real posible: desde detrás del visor. Donde se

El Libro de los Paisajes cocinan las fotografías es en el momento del disparo, justo cuando tienes tu paisaje delante, bien encuadrado, perfectamente compuesto, iluminado justo en la potencia y dirección que conviene. Las fotos hay que obtenerlas justo en el momento de dispararlas. Tienes que poder obtener, tras el disparo, aquel paisaje que quisiste obtener. Eso de imaginar una foto, dispararla, y tener que esperar a retocarla y editarla posteriormente, cambiándola por completo, cuando ya te has alejado de la escena totalmente, cuando ya estás en frío… dista mucho de ser fotografía.

Principalmente existen dos tipos de sistemas de filtro que podemos utilizar en la actualidad: los circulares y los rectangulares. Si bien tienen por objeto cumplir la misma función, lo hacen de modo diferente. Los filtros circulares son aquellos que puedes colocar directamente por delante de la lente frontal de tu objetivo, enroscando el filtro al final del mismo, mientras que los rectangulares son aquellos que, al no poder colocarse directamente sobre el frente del objetivo, requerirán que utilices un porta-filtros. Además de su forma de colocación, la principal diferencia entre ellos radica en la versatilidad a la hora de su utilización. Las principales ventajas de los filtros circulares son la resistencia, su delgadez que minimiza las posibilidades de producir viñeteado, y el hecho de que no permiten que se filtre luz entre el filtro y el objetivo generando reflejos indeseados. De todos modos, este tipo de filtros es el más extendido y fácil de adquirir y utilizar, así que no tendrás problema en obtenerlo.

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Los filtros rectangulares, a diferencia de los circulares, conllevan una desventaja importante, y es que, al ser cristales extremadamente finos y que van sueltos sin ningún marco, son muy fáciles de romper, sobre todo si llevas la mochila muy cargada. Además, al ser necesario colocar un porta-filtros delante del objetivo, en ciertos casos pueden generarse viñeteados o dejar que la luz entre por los laterales. Por lo demás ambos tipos de filtros son muy versátiles y permiten mucha flexibilidad a la hora de usarlos.

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Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía de Tim Collins.

Los filtros polarizadores son generalmente utilizados para incrementar los contrastes y para eliminar los reflejos de las superficies demasiado brillantes (como por ejemplo la superficie del agua).

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Este tipo de filtros es muy popular entre los fotógrafos de paisajes ya que permiten, por ejemplo, lograr escenas contrastadas en condiciones en donde la luz natural, por su suavidad, no produce ese contraste necesario. Piensa en la típica foto de paisaje donde se constata un claro contraste entre el cielo, de azul intenso, y las nubes muy blancas y claras. Eso es un típico resultado de un filtro polarizador. Por otro lado su popularidad también se debe a que permiten eliminar los reflejos de las superficies tipo lagos, ríos, etc. Como produce estos efectos tan magníficos es normal que tengas la tentación de mantener el filtro polarizador colocado de manera permanente en tu objetivo. Te recomendamos que lo evites ya que su utilización no siempre es recomendable. Si la luz natural del paisaje que estés por fotografiar es muy dura, utilizando un filtro polarizador lo único

El Libro de los Paisajes que consigues es perder detalle en los tonos extremos, los más claros y los más oscuros, ya que contrastará aún más esos tonos. Además, para que el efecto de polarización sea efectivo, la dirección de la luz debe ser lateral ya que si la dirección de la misma es frontal o a contraluz, el efecto será nulo. Cuidado: no podrás lograr una correcta medición y exposición de tus fotografías de paisajes si no tienes en cuenta que los filtros polarizadores le quitan aproximadamente 2 diafragmas de luz a la escena, es decir, por lo general la oscurecen. Tenlo en cuenta ya que en ocasiones deberás compensar la exposición manualmente.

Los filtros de degradado neutro también son muy utilizados en la fotografía de paisajes ya que permiten compensar los contrastes que se producen naturalmente en los paisajes. Este tipo de filtros permiten corregir uno de los principales problemas de la exposición fotográfica: la imposibilidad de obtener el máximo detalle al mismo tiempo y en una sola toma tanto de los tonos claros (luces) como de los tonos oscuros (sombras). ¿Cómo lo hacen? Estos filtros están divididos en dos mitades: una parte oscura y una completamente transparente. Ambas mitades se unen en un degradé muy suave. Esto te permite equilibrar las luces y las sombras y obtener así, una fotografía de paisajes correctamente expuesta.

Un último dato: ¿sabes por qué se llaman neutros? Porque de cara al color son totalmente neutros. No lo alteran en absoluto, así que por ese lado puedes estar tranquilo.

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Imagina un paisaje en el que el cielo estuviera normalmente sobreexpuesto, con demasiada luz, y el paisaje o la tierra subexpuesta, con la luz justa. Colocas un filtro degradado neutro, con la mitad oscura hacia arriba, lo cual moderará un poco la luz del cielo, y la otra mitad transparente en la parte baja, permitiendo así capturar el resto del paisaje sin oscurecerlo lo más mínimo. Es la solución ideal para este tipo de disparos ;-)

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Los filtros de degradado de color se comportan del mismo modo que los neutros pero, a diferencia de éstos que no afectan los colores de la escena, los filtros de degradado de color sí lo hacen. De ahí su nombre. ¿Alguna vez has visto una fotografía de paisajes con el cielo completamente rosa? Mediante la utilización Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía de Gemma Stiles. de este tipo de filtros, dichos efectos que no se dan de manera natural son posibles de retratar. ¡Basta con colocar un filtro de degradado de color rosa y listo! Habrás retratado un cielo tan suave como atractivo. Este tipo de filtros están disponibles en muchos colores y en distintos tipos e intensidades de degradado, por lo que las posibilidades compositivas se multiplican.

Este tipo de filtros de permiten realizar fotografías de larga exposición en aquellas situaciones donde te sería imposible de otra manera debido a la cantidad de luz presente en la escena. ¿Cómo sacarles el máximo provecho? El potencial de estos filtros se aprecia mejor en aquellas situaciones en las que el movimiento del agua

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Los filtros de densidad neutra, a diferencia de los degradados, son cristales completamente opacos que reducen considerablemente la cantidad de luz captada por el sensor de tu cámara.

El Libro de los Paisajes o de las nubes puede, mediante una larga exposición, convertirse en una seda o bruma extremadamente misteriosa y atractiva.

Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía de Michael Lynch.

Al contrario de lo que muchos fotógrafos creen, este tipo de filtros sí que tienen una utilidad específica, más allá del uso popular de “proteger” las lentes frontales de los objetivos de rayones y golpes. Originalmente estos filtros fueron diseñados para reducir la cantidad de rayos ultra violeta de la atmosfera.

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Si tienes pensado aventurarte en lo alto de una cadena montañosa, este filtro puede resultarte de utilidad ya que, en dichas circunstancias, la incidencia de los rayos ultra violeta es mucho mayor y de no utilizarlos, pueden terminar dejando su huella en tu fotografía de paisajes.

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Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía deSebastian Bergmann.

El filtro Enhancer es un filtro que te permitirá realzar los colores cálidos de las escenas manteniendo casi invariables el resto de colores. Dicha función lo convierte en un filtro muy específico pero ideal para reforzar la luz natural en aquellas situaciones en las que requieras trabajar con una luz más cálida que la disponible en la escena. Cuidado: No es recomendable utilizar el filtro Enhancer en aquellas situaciones en las que la luz de la escena tenga una temperatura de color bastante cálida ya de por sí, puesto que puede exagerar y saturar demasiado los colores.

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Los filtros son un interesante añadido a tu equipo que puede revolucionar por completo la forma en que ves y capturas tus paisajes. No dejes de adquirir al menos un par de filtros distintos y de experimentar con ellos. Una nueva experiencia fotográfica te espera ;-)

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A día de hoy no hace falta ser un gran viajero para haberte encontrado alguna vez en una montaña llena de nieve o en las arenas de un desierto, ante una cascada, o ante un mar rocoso. Normalmente basta con moverse un poco por el propio país, o ir al vecino, o quizá no hayas visto un desierto pero sí una magnífica selva. Sea como fuere, seguro que te has visto en más de una ocasión ante diferentes paisajes y consecuentemente, diferentes y complicadas situaciones de luz. ¿Te has planteado por qué nunca consigues una nieve de un perfecto color blanco, o por qué las imágenes de los bosques son siempre demasiado oscuras, o demasiado sobreexpuestas?

Los paisajes nevados tienen la propiedad de cambiar radicalmente el panorama. La nieve hace desaparecer los diferentes tonos de los

El Libro de los Paisajes árboles, la tierra o la roca, convirtiéndolo todo en el blanco de la nieve y el azul del cielo.

Puesto que un vasto y uniforme espacio nevado puede ser algo aburrido, cuando fotografíes espacios nevados como llanuras, es importante que añadas un centro de interés en la imagen.

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 Identifica un centro de interés.  Busca una composición que lo realce. Los elementos “solitarios” como árboles, rocas, etc., te pueden ayudar a centrar el interés en tu imagen.  Busca detalles: Una hoja, las ramas de un árbol cubiertas de nieve, unos carámbanos al amanecer... pueden ser visualmente más impactantes que un campo llano nevado, por ejemplo.  Busca el ritmo en la naturaleza: Buscar patrones repetitivos te ayudará a encontrar temas formalmente interesantes para tus imágenes en paisajes nevados.  Texturas: Intenta que la nieve no sólo sea una mancha blanca en tu imagen, busca la luz apropiada para conseguir texturas en ella. Las mejores horas son las que la luz incide en ella de forma lateral (amaneceres y atardeceres).  Busca lugares o zonas sin presencia humana y sin señales de ella.  Juega con el espacio negativo para transmitir emociones.  Busca el contraste entre diferentes tonos: Unas bayas rojas en contraste con la nieve blanca, una flor de un amarillo intenso, etc.  No utilices el flash, provocará brillos indeseados. Es mejor opción usar siempre el trípode para cualquier tipo de fotografía de paisajes.  Utiliza siempre un parasol para evitar reflejos.  Dispara en RAW.  Practica también en blanco y negro.

Seguro que alguna vez habrás oído hablar de cómo determinadas situaciones de luz engañan a nuestros fotómetros, ¿verdad? Pues ésta es una de esas situaciones. La luz reflejada en un paisaje dominado por el blanco, le indica a nuestro fotómetro que hay mucha más luz de la que en realidad hay. Si en esta situación te limitaras a hacer caso a tu

El Libro de los Paisajes fotómetro, te encontrarías con que los maravillosos tonos blancos de tu imagen se habrían convertido en gris. ¿Cómo se puede solucionar? Compensando la exposición. La nieve necesita aproximadamente entre +1,5 o +2 puntos para obtener una exposición de la nieve correcta. Lo ideal es ajustar la exposición a +1 e ir haciendo pruebas hasta obtener la exposición adecuada y consecuentemente un tono correcto del blanco de la nieve.

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 Evita los cambios bruscos de temperatura, así evitarás: 1. Resfriarte ;-) Eres la pieza más importante de todo el equipo. 2. La condensación en cámara y objetivos. Cuando acabes tu reportaje en la nieve, haz un proceso progresivo de adaptación de la temperatura, por ejemplo, si la metes en el coche, puedes dejarla en el maletero bien sujeta que seguro será más fresco que el interior del habitáculo del coche. Así, se irá aclimatando poco a poco.  Ten en cuenta que las baterías en entornos fríos se gastan antes. Llévalas cargadas lo máximo posible y siempre otra de repuesto por si acaso.

Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía de Alan Eng

El Libro de los Paisajes Cuando pensamos en desierto, la imagen que nos viene a la cabeza es un mar inmenso de dunas, camellos, y cielos de un azul intenso. En realidad hay muchos tipo de desiertos y el de dunas no es ni mucho menos el más habitual. Tenemos desiertos rocosos, desiertos con vegetación, desiertos de sal, desiertos de dunas, etc. Aunque, eso sí, todos tienen algo en común: viento, sol, y poca lluvia.

Aquí hablaremos de los desiertos de dunas, porque son los que siempre nos vienen a la cabeza, los de Laurence de Arabia y los de tantas otras películas que se han grabado en nuestra retina. Los desiertos de dunas son fotogénicos, pero ¿cuánto? Es difícil fotografiar algo hecho de arena, sin árboles ni formas que nos ayuden, sin demasiada o ninguna presencia humana, animal o vegetal, ¿no? Veamos pues algunos trucos:

La mejor forma de exponer en el desierto es haciendo varias pruebas, y sobretodo conociendo el histograma de tu cámara. Puedes partir de la exposición que te da tu equipo, y hacer varias pruebas de exposición, igual que en la nieve, aunque la descompensación aquí suele ser menor. Normalmente la descompensación máxima es de un punto, así que la exposición perfecta suele estar entre la que te da el fotómetro y +1.

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 Amaneceres y atardeceres son el mejor momento para fotografiar las dunas, ya que es con la luz lateral cuando la arena genera sombras y volumen haciendo más interesante la imagen.  Utiliza la escala para resaltar el tamaño de lo que estás fotografiando, puede ser alguien caminando por las dunas, o cualquier elemento que contraste en tamaño con las dunas y sea reconocible para el espectador.  Juega con las líneas de las dunas para ayudarte en tus composiciones.  No olvides la ley del horizonte a la hora de componer. Si éste se sitúa justo en el centro tu imagen puede parecer algo aburrida.  Un filtro polarizador te ayudará a eliminar brillos, dará saturación a tu imagen y protegerá tus objetivos de la arena.  Integra la textura de la arena en la imagen.

El Libro de los Paisajes  Nunca cambies de tarjeta de memoria, objetivo o baterías en medio del desierto a menos que no tengas más remedio. La arena finísima de éste, se colaría por cualquiera de las aberturas y podría estropearte el equipo. Por la misma razón, cuanto menos equipo lleves mejor.  Protege tu cámara: una bolsa de plástico, papel de film... lo que se te ocurra ;-)  Limpia la cámara al finalizar, incluso si tu viaje ha sido de varios días y has tenido que cambiar tarjetas y baterías en el desierto, no sería mala idea que la llevaras a limpiar a algún centro técnico especializado (más vale prevenir que curar).

Los bosques nos ofrecen infinidad de imágenes, de texturas, de colores, de patrones, pero también son complicados de fotografiar debido a los cambios bruscos de luz que tenemos al adentrarnos entre la vegetación espesa.

 Las mejores estaciones son primavera y otoño, por su variedad tonal, el contraste de colores, y la abundancia animal. No obstante, cada estación tiene su propia magia (ya hemos visto la nieve, por ejemplo).  Los bosques cambian radicalmente dependiendo no sólo de la estación sino del tipo de día. No debes dejar que un día nublado

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Veamos algunos trucos que te ayudarán a capturar magníficos paisajes boscosos:

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te inhiba a la hora de tomar fotografías. Los días nublados son parecidos a los días con niebla, tienen la capacidad de aislar a los árboles o a los elementos proporcionándote imágenes con mayor sensación de profundidad. Además confieren a tu imagen un aire de ensueño o de misterio. Tienes un completo artículo de nuestro blog sobre cómo fotografiar con niebla aquí. Detalles y texturas: Cortezas, hojas, raíces, setas, bayas, insectos, gotas de agua… En el bosque encontrarás infinidad de elementos para fotografiar. Busca los pequeños detalles, las diferentes texturas y tonalidades para obtener imágenes diferentes. Colores: Los bosques, sobretodo en otoño y primavera, ofrecen multitud de tonalidades con las que jugar. Experimenta con colores complementarios, o tonos que creen contraste y hagan resaltar los elementos que fotografíes. Fotografía macro: Si te gusta este tipo de fotografía o te apetece adentrarte en ella, el bosque te ofrece oportunidades únicas. Toma imágenes desde dentro y desde fuera del bosque para tener una imagen completa de éste y perspectivas completamente diferentes. Experimenta con filtros infrarrojos, puedes obtener imágenes muy sorprendentes con ellos.

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La luz que encontramos dentro de bosques con espesa vegetación es cambiante y, por consiguiente, complicada. No existe por lo tanto ninguna exposición correcta o incorrecta, dependerá del resultado que quieras obtener. A menudo, debido al alto contraste entre la iluminación solar y la zona baja del bosque, deberás sacrificar una de las dos luces. Puedes hacer las luces protagonistas de tu imagen, o buscar encuadres que no las contengan para evitar el contraste y así hacer protagonista a la parte baja del bosque.

Dependerá de la estación del año y del tipo de bosque en el que te encuentres. El principal motivo de preocupación en los bosques espesos o frondosos suele ser la humedad, para ello tras tu sesión, deberías asegurarte de que tu equipo no haya quedado demasiado expuesto a la humedad para evitar hongos.

El Libro de los Paisajes Para asegurarte no está de más que le dé un poco el sol y el aire, y que guardes tu cámara y tus objetivos con algunas bolsitas de sílice (ya sabes, las que te encuentras en la caja de zapatos cuando te compras unos y en infinidad de otros artículos) que te ayudarán a eliminar la humedad.

Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía de Moyan Brenn

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No sé si será porque nuestros antepasados muy remotos salieron arrastrándose un día de él, o porque flotábamos plácidamente en agua en los vientres de nuestras madres, pero lo cierto es que el agua nos atrae. Nos fascina el mar, y no sólo para broncearnos en verano. Nos fascina por su inmensidad, por el mecerse de las olas, por la calma y la bravura de sus aguas. Y como todo lo que nos fascina queremos fotografiarlo, vamos con algunos consejos para fotografiar el mar.

 Recuerda la ley del horizonte para componer un paisaje marino, ya que éste estará casi siempre presente en tus imágenes.  Asegúrate de que el horizonte está recto, a menos que lo quieras inclinado por un motivo específico.  Fotografía amaneceres y atardeceres.

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Puesto que seguramente dispondrás de mucho contraste en la imagen en cuanto a luces se refiere, lo ideal sería que midieras de forma puntual en la zona más clara de tu imagen y realizaras tu exposición a partir de esta medición. Así conseguirás la mayor información sobre luces posible, y siempre puedes oscurecerla más tarde en el post-procesado. Aunque lo ideal sería que hicieras varios intentos hasta quedar satisfecho con la imagen.

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 Aprende a fotografiar el sol de forma correcta. Si no sabes cómo hacerlo, aquí puedes leer sobre el tema en un artículo de nuestro blog.  Incluye elementos interesantes para tus composiciones; busca un centro de interés para que la mirada no se pierda en la inmensidad del mar: Barcos, rocas, palmeras…  No olvides las reglas básicas de composición.  Busca reflejos u otros elementos que te ayuden a aportar interés a tu imagen.  No encuadres siempre en horizontal. Prueba encuadres verticales para darle un giro a tus imágenes.  Juega con el movimiento del mar. Los filtros de densidad neutra son una gran inversión si te gusta este tipo de paisaje. Con ellos conseguirás un efecto sedoso y muy interesante para tus imágenes. Puedes leer sobre el tema aquí.  Si el cielo lo merece, hazlo protagonista. Las formaciones de nubes sobre el mar, pueden proporcionarte imágenes muy atractivas.  Utiliza varios planos en la imagen para imprimirle sensación de profundidad, por ejemplo unas rocas en primer plano, y un horizonte lejano.  Súbete a una barca o a un barco y dispara desde el mar.  Fotografía detalles como conchas, piedras o estrellas de mar en primer plano para dar sensación de profundidad a tu imagen a través de los diferentes planos.  Juega con la profundidad de campo.

El Libro de los Paisajes Salitre, arena, calor y humedad… No es el título de una canción ;-) son todos los peligros a los que se enfrenta tu equipo cuando te empeñas en fotografiar el mar. Por ello es recomendable que seas especialmente precavido cuando vayas a fotografiar playas y mares, veamos cómo.  Llévate el material justo y necesario. Lo que no lleves seguro que no se estropeará.  No te lleves la réflex a “pasar el día” a la playa. Para eso están las cámaras de los teléfonos móviles o las compactas. Ve a la playa o acércate al mar a tomar fotos, no vayas a la playa y de paso tomes fotos. Esta diferencia puede salvar tu equipo.  No te confíes demasiado acercándote al mar, es más imprevisible de lo que parece y, en menos de un segundo, puedes acabar revolcado por el suelo con tu flamante cámara inservible por el resto de sus días.  Puede que con suerte no caigas al mar, pero aun así evita que el agua salpique tu cámara.  No la dejes al sol más tiempo de lo necesario.  Protégela especialmente de la arena. No la saques de la bolsa hasta que vayas a tomar tu fotografía.

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Estos son sólo algunos ejemplos del tipo de paisaje que puedes encontrar y de las situaciones que pueden plantearse. Cada paisaje tiene sus peculiaridades incluso de un día a otro o de un momento de la mañana a otro. La clave para obtener buenas imágenes es conocer bien tu equipo, sea cual sea, y tu empeño en mejorar y en buscar imágenes diferentes. El resto llega simplemente con mucha práctica y a base de muchos errores ;-)

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No vamos a comenzar este apartado diciendo algo que sea nuevo para ti. Lo más probable es que ya sepas que las mejores horas para tomar fotografías, o al menos las preferidas por los fotógrafos, son el amanecer y el atardecer.

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El amanecer y el atardecer son momentos ideales para la fotografía por la calidad de la luz que los acompaña. El sol está mucho más bajo y proyecta una luz menos dura, más cálida y con un tono dorado especialmente bonito. Estos momentos se conocen como la hora dorada, aunque en realidad no dura una hora, sino mucho menos, por lo que es importante optimizar el tiempo si quieres conseguir exactamente ese tono dorado. Pero las ventajas no se limitan a la luz dorada, cuando el sol desaparece, el cielo se convierte en una espectacular paleta de colores que va cambiando desde los cálidos a los fríos en el caso del atardecer y al contrario en el amanecer. La luz es suave, mágica y favorecedora. Es la luz que tantas veces se imita en estudio pero al natural y encima con la belleza de un paisaje, ¿te la vas a perder? No te lo recomendamos, al contrario, te diríamos que te acomodaras y nos acompañaras a lo largo de este apartado para descubrir las claves que te ayudarán a lograr unas maravillosas imágenes del amanecer y/o atardecer.

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Es imprescindible que te lleves el trípode, pues las velocidades de obturación han de ser lentas. Y si tienes un disparador remoto no te lo dejes en casa. Respecto a los objetivos, utiliza Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía de winniepix. un gran angular para abarcar todo el paisaje o un teleobjetivo si lo que pretendes es capturar un sol de grandes dimensiones. Otra “cosa” que no te puedes dejar en casa es tu creatividad ni tu paciencia. Dos elementos imprescindibles a la hora de realizar una sesión fotográfica, y más si es de paisajes ;-) .

Llega con tiempo de sobra, de esta forma podrás montar tu equipo tranquilamente, hacer un buen encuadre, estudiar la composición y cuando el sol esté en el punto exacto donde te regala esa luz tan especial, no tendrás más que disparar. Si llegas con el tiempo justo las prisas no te dejarán pensar y mucho menos disfrutar. Además, puede que el resultado no sea el que esperabas.

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Planifica tu sesión con antelación. Lo ideal es que conozcas de antemano el lugar que quieres inmortalizar. Estudia antes el escenario y las posibilidades que te ofrece. Una vez sepas exactamente dónde quieres realizar tu sesión, infórmate de la climatología y de los horarios de la salida o la puesta del sol.

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1. Utiliza el modo manual de tu cámara. 2. Baja el valor ISO al mínimo. 3. Dispara en RAW. Te permitirá conseguir más información y reajustar algunos parámetros desde el ordenador. 4. Expón sin incluir el sol en la imagen para evitar una lectura incorrecta.

Truco: Para incluir el sol en tu fotografía, mide el cielo en uno de sus laterales, anota los valores y vuelve a encuadrar ajustando los valores obtenidos sin el sol.

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5. Profundidad de campo. Utiliza una profundidad de campo amplia, una gran zona enfocada digamos, es decir, un número “f/” alto. Esto implica una apertura pequeña de diafragma. 6. Velocidad de obturación. Deberá ser lenta para compensar la apertura y el ISO bajo y dependerá del momento en el que realices la captura, no es lo mismo si el sol está fuera que si aún no ha salido o ya se ha puesto. Deberás ir probando pero puedes comenzar con 1/20 por ejemplo e ir reajustando. 7. Desactiva el estabilizador de imagen. Al usar el trípode no es necesario. 8. Huye del balance de blancos automático para que la cámara no elimine los colores cálidos. Lo ideal es seleccionar nublado o sombra, pero como vas a disparar en RAW podrás modificarlo más tarde si no te satisface. Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía de Nelson L.

El Libro de los Paisajes 9. No utilices flash a no ser que deliberadamente quieras iluminar un objeto cercano para lograr un efecto concreto, porque no te servirá para otra cosa. 10. Prueba a bajar un poco la exposición para lograr mayor contraste y colores más intensos. Experimenta y encuentra el resultado que más te convenza.

Aunque dedicamos un apartado entero a la composición, no podemos hablar de este tipo de paisaje sin insistir en que seas algo creativo para diferenciarte de los millones de atardeceres o amaneceres que existen por la red. Cambia la perspectiva, prueba con diferentes ángulos (la importancia de llegar temprano a “tu cita”), prueba en vertical y horizontal, aplica la regla de los tercios y sobre todo deja tu huella. Está bien y es recomendable que observes el trabajo de otros para inspirarte y aprender, lo que es muy diferente a coger ejemplos para repetirlos con tu cámara, ahí no reside la gracia ni la magia de la fotografía.

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La hora dorada es un buen momento para fotografiar siluetas de árboles,

Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía de Bro. Jeffrey Pioquinto, SJ.

El Libro de los Paisajes montañas, animales… (aquí tienes cómo fotografiarlas paso a paso). También puedes aprovechar la hora dorada para capturar los reflejos en el agua o incluir el sol como protagonista de tu imagen. Recomendación: No te pierdas el artículo Cómo fotografiar el sol: primeros pasos, trucos y consejos. Sabrás cómo hacer para incluir el sol en tu composición de paisajes.

Para crear un mayor impacto visual y emocional incluye algún elemento protagonista: un árbol, una roca con forma llamativa, un puente, una persona, animales o la niebla del amanecer, como en el siguiente ejemplo.

Los amaneceres y las puestas de sol son diferentes según en qué estación del año los fotografiemos. Hay quien coincide en que el otoño y la primavera, especialmente el otoño, por los colores que ofrece, son los ideales para fotografiar este momento. Nuestra recomendación es que observes a lo largo del año las estaciones y sus salidas y puestas de sol para observar cuáles son tus favoritas. Es cierto que no es una tarea de un día para otro, pero la fotografía tampoco lo es. Si quieres aprender a dominarla tendrás que tener paciencia y constancia. Nada que merece la pena está libre de esfuerzo y algún que otro sacrificio.

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Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía de Hoang Giang Hai.

El Libro de los Paisajes Recomendación: Prepárate para unos buenos madrugones ;) y no te dejes vencer por la pereza y te dediques sólo a las puestas de sol.

Tanto el inicio como el final del día son dos momentos muy apropiados para fotografiar contraluces, que no es más que un disparo con el sol de frente. Las texturas se remarcan mucho más, los elementos traslúcidos lucen increíbles y aparecen los contornos dorados. Cada amanecer y cada atardecer es distinto. No hay dos iguales, como no hay dos personas iguales. Cada uno tiene su esencia, su magia, su propia alma.

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Aprovéchate de los espectaculares colores que te ofrece el cielo, de la maravillosa luz que proyecta el sol y sal a capturar las salidas y las puestas del sol. Los madrugones merecerán realmente la pena, y si cuando suene el despertador te da pereza, no lo pienses… ¡salta de la cama! Si lo tienes todo listo, coge tu termo de café y sal a inmortalizar un amanecer que no se volverá a repetir en la vida.

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Si de añadir espectacularidad a tus fotografías de paisajes se trata, pocas cosas llamarán tanto la atención del espectador como una fotografía panorámica. Las fotografías panorámicas son imágenes que permiten que se aprecie una mayor parte de una escena que una fotografía en formato normal. En un encuadre panorámico el espectador percibe una mayor sensación de inmensidad, normalmente difícil de igualar disparando una fotografía normal. El término “panorámica” hace referencia a la relación de aspecto, es decir, las proporciones del encuadre de una fotografía en relación con su alto y ancho. En la actualidad, el formato panorámico de una fotografía estándar es el 16:9, es decir que el ancho tiene una relación 16/9 respecto de su alto. Este es el formato por defecto de las fotos de la mayoría de las cámaras de fotos. Si coges una foto revelada que tengas en casa lo más seguro es que tenga esta proporción. Para producir una buena fotografía panorámica no es obligatorio contar con un equipo muy sofisticado ni una cámara distinta a la que tienes ahora mismo. Lo que sí es imprescindible es seguir los dos siguientes pasos:

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1. Leer este capítulo ;-) 2. Practicarlo ;-)) Manos a la obra…

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La fotografía panorámica es una de las tantas alternativas que tienes a tu disposición a la hora de encuadrar tus fotografías pero que, gracias a sus proporciones tan “alargadas”, resultan muy naturales y agradables para el ojo humano. Es muy importante, antes de empezar a realizar tomas, escoger el tipo de encuadre que utilizarás para realizarlas ya que, dependiendo de la relación de aspecto del encuadre, la composición y disposición de los elementos debería variar. De este modo, podrás lograr composiciones más atractivas.

La primera técnica consiste en obtener un encuadre panorámico mediante una sola fotografía. ¿Cómo? A una fotografía de paisajes de proporciones “normales” debes “recortarle” (como en la fotografía del ejemplo) una porción de su alto de modo horizontal para que la relación de alto por ancho sea “panorámica”. Para conseguir esto puedes utilizar la herramienta de recorte que viene incorporada en tu cámara o bien

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Como decíamos en la introducción de este capítulo, lograr fotografías panorámicas no requiere necesariamente de una cámara de prestaciones profesionales. De hecho, ni siquiera es necesario que la misma incluya la función de foto panorámica de fábrica, ya que las dos técnicas que vas a necesitar son extremadamente fáciles de ejecutar como verás a continuación.

El Libro de los Paisajes utilizando alguna de las tantas herramientas de edición fotográfica disponibles, sin importar cuán rudimentaria sea. En serio. Es recortar y punto. No tiene mayor misterio. El misterio lo tiene en la “composición” final que obtienes ;-)

Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía deIaio Atamian.

Una vez hayas tomado tu secuencia de fotografías, entre 3 y 5, dependiendo de lo larga que quieras tu panorámica, las tendrás que descargar al ordenador (si es que tu cámara no trae incorporada esta función de fábrica) y, mediante algún programa de edición (más adelante te recomendamos algunos), ir uniendo toda la secuencia en una gran fotografía panorámica.

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La segunda de las técnicas que puedes emplear para lograr una fotografía panorámica a través de múltiples fotos, es lo que se conoce también como stitching. Varias fotos unidas para ampliar horizontalmente el encuadre. Para poder hacerlo tendrás que tomar una secuencia continua de fotografías que se superpongan levemente unas con otras, para que así, al unirlas luego en un ordenador, no tengas errores de continuidad.

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¿Qué diferencia hay entre una técnica y otra? La principal diferencia es la calidad final de la imagen ya que, si bien mediante ambas técnicas lograrás transportar al espectador dentro de la escena, al unir varias fotografías en una sola obtendrás una fotografía de mucha mayor resolución, con muchos más megapíxeles. ¿Para qué quieres que tenga muchos megapíxeles? Pues para imprimirla en formato grande por ejemplo. Si no fuera esa tu intención, la verdad es que daría igual usar una técnica que la otra, siendo la primera que vimos mucho más fácil, naturalmente. Recuerda: Para poder logar los mejores resultados, es fundamental tener bien claro el resultado que quieres lograr en la fotografía final. Porque reencuadrar una fotografía de proporciones normales para transformarla en una panorámica requerirá que compongas la fotografía de un modo diferente a como lo haces habitualmente.

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El proceso para conseguir una fotografía panorámica partiendo de una sola fotografía es realmente muy simple, pero si prefieres hacer tu fotografía panorámica mediante múltiples fotos el proceso se vuelve un poquito más complicado. De todas formas no te preocupes que no es nada para asustarse, sólo que debes tomar algunas precauciones. La mejor forma para maximizar la calidad de tus paisajes panorámicos, si utilizas el método de múltiples fotografías, es en vez de disparar la cámara de modo horizontal, que es lo que haríamos instintivamente, que la coloques verticalmente, para que luego, una vez unidas todas las fotografías, puedas lograr el encuadre horizontal panorámico.

El Libro de los Paisajes Al encuadrar cada una de las fotografías de modo vertical, la calidad que obtengas del paisaje resultante será mucho mayor ya que, la cantidad de fotografías que podrás superponer para lograr la relación de aspecto panorámica será mayor. Además, al disparar en modo vertical, podrás aprovechar la máxima nitidez que te permiten los objetivos en su centro puesto que, al acercarse a los bordes, se producen distorsiones y aberraciones propias de la curvatura de los lentes.

Una vez tomadas las fotografías continuas que formarán nuestro paisaje final, queda unirlas, bien en la propia cámara, bien en el ordenador mediante algún programa especializado.

Después de cargar en el programa de edición las distintas fotografías que formarán parte de la panorámica final, éste intentará alinearlas del mejor modo posible, de forma totalmente automática, y lo hará intentando evitar distorsiones o problemas de continuidad (por eso es realmente importante la continuidad de las fotos). Luego, tendrás que seleccionar el encuadre óptimo, realizar el recorte y así obtener tu panorámica.

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El proceso para obtener nuestra tan ansiada fotografía de paisajes panorámica, como podrás ver, es realmente sencillo. Y si no, fíjate en el siguiente ejemplo:

El Libro de los Paisajes El proceso es realmente simple y los resultados que vas a poder obtener son fascinantes. Con sólo un par de clics habrás logrado tu primera fotografía panorámica. Observa el resultado ;-)

Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía deJason.

A continuación te traemos algunos de los programas que utilizamos regularmente para recortar paisajes y algunos que, si bien no los usamos, tienen excelentes recomendaciones en Internet:  Canon Photostich Utilities (ideal si tienes una cámara canon).  Autopano  Panorama Maker  PTGui  Adobe Photomerge

Aunque el proceso para retratar un paisaje utilizando un encuadre panorámico sea muy simple, procura no toparte con su peor enemigo: el error de paralaje. Este inconveniente podría terminar arruinando todas tus tomas. ¿Qué es el paralaje y cómo lo puedes combatir? Sigue leyendo y lo entenderás.

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 Panorama Plus

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Por instinto, a la hora de tomar tu serie de fotografías, esas 3 ó 4 que conformarán tu panorámica, cogerás tu cámara y una a una irás tomando las fotos procurando que se superpongan levemente para no generar errores de continuidad que puedan arruinar el paisaje final. Si lo haces de este modo, incluso utilizando un trípode estarás dando lugar a que aparezca lo que llamamos el “error de paralaje”. ¿En qué consiste? Presta atención a las siguientes imágenes:

¿Te has dado cuenta qué ha pasado? Al disparar la cámara sin mantener su centro óptico fijo, se producen distorsiones involuntarias en la fotografía final al variar, aunque sea levemente, la perspectiva en cada una de las tomas. Dichas distorsiones se eliminarían si utilizas un adaptador o rotula sobre un trípode que permita a la cámara rotar en torno a su centro óptico (que se encuentra muy cercano al diafragma de tu objetivo).

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La cámara varía su posición y al hacerlo, varía también su centro óptico.

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Para evitar que el centro óptico de tu objetivo varíe su posición entre las tomas puedes hacerte con una rótula especialmente diseñada para tomar fotografías panorámicas, o bien fabricarla tú mismo con algo de imaginación y madera.

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Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía deJuan Carlos Pachón

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Si en cambio logras mantener el centro óptico fijo haciendo que la cámara rote sobre él, la perspectiva en cada una de las tomas no se modificará, evitando así que la fotografía resultante se distorsione lo más mínimo.

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1. El primero de los factores que no podrás dejar de lado si quieres lograr un impresionante paisaje panorámico es la nitidez. En la fotografía de paisajes es muy importante que todos los elementos de la escena salgan perfectamente nítidos, así la mirada del espectador recorre toda la escena y no se concentra sólo en algunos elementos por encima de otros. 2. El segundo de los factores que no podrá faltar en tus paisajes panorámicos es la estabilidad. Para lograr fotografías perfectamente nítidas tendrás que utilizar distancias focales angulares y aperturas de diafragma muy pequeñas (aumentando la profundidad de campo). Pero, para compensar esa “falta de luz” producto de trabajar con aperturas muy pequeñas (f/11, f/16, etc.), deberás disminuir la velocidad de obturación. Al hacerlo, las posibilidades de que tus fotografías salgan movidas aumentarán notablemente. Es por ello que la utilización de un trípode se vuelve fundamental. Si aún no te has hecho con el tuyo procura revisar este artículo donde te recomendamos algunos modelos.

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3. Por último, una vez que hayas tomado la secuencia de fotos bien nítidas y estabilizadas, el último paso será unirlas en el ordenador. Para ello, es muy importante no haber pasado por alto el tercero de los factores clave para lograr una fotografía panorámica: la

Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía de See-ming Lee

El Libro de los Paisajes continuidad. La continuidad es necesaria no sólo para evitar distorsiones al unir las fotos, sino que además se tiene que manifestar en otros aspectos como el balance de blancos y los niveles de exposición para cada una de las tomas, los cuales se tienen que mantener constantes. Por último, antes de empezar a disparar es importante establecer un punto de inicio y uno de fin, ya que, de no hacerlo, puedes terminar arruinando la panorámica final.

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Cubiertos todos los aspectos técnicos, fundamentales a la hora de realizar una fotografía panorámica, queda la parte más creativa y divertida: trabajar la escena del paisaje que vamos a fotografiar. Eso es lo que te ayudará a lograr unas panorámicas que trasmitan algo.

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Si estás leyendo esto es porque probablemente alguna vez has visto un paisaje en blanco y negro que te ha dejado dibujada en la cara una extraña expresión; una mezcla de sorpresa y contención de la respiración. Porque hay paisajes en blanco y negro que simplemente quitan el aliento. Quizá alguna vez tú mismo has intentado obtener una imagen conmovedora en blanco y negro, un paisaje emocionante, y el resultado ha sido algo decepcionante. No te preocupes, el paisaje en blanco y negro es una de las disciplinas más complicadas del monocromo. No tienes ningún rostro en el que apoyarte que hable en tu imagen, no tienes color, no tienes esas líneas arquitectónicas que quedan tan bien en blanco y negro. A priori puede parecer algo complicado, pero como todo, tiene truco ;-)

Ya lo hemos mencionado, pero vale la pena recordarlo: el archivo RAW es la mejor forma para realizar la conversión a escala de grises posteriormente. Este modo de almacenaje de la fotografía equivale al negativo antiguo; es el que más información almacena de color y luz, así que es el que mejor preserva todas las tonalidades y matices. El inconveniente es que el RAW pesa mucho más que cualquier otro formato, aspecto que deberás tener en cuenta a la hora de controlar el espacio de tu tarjeta.

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Aquí te dejamos algunos consejos que te ayudarán a mejorar la fotografía de paisajes en blanco y negro, ¿los vemos?

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 Si no dispones de RAW fotografía en color: conservarás mucha más información que en el modo de blanco y negro de tu cámara a la hora de hacer la conversión.  Utiliza el modo blanco y negro de la cámara sólo para ayudarte a pre-visualizar la escena si lo necesitas. Jamás realices el disparo final en blanco y negro.

En blanco y negro, siempre debes utilizar una ISO (clic aquí si no sabes qué es) lo más baja posible dentro de lo que permita el escenario que estás fotografiando. En blanco y negro, una ISO elevada destaca mucho más el ruido en la imagen que en color, así que siempre que puedas, mantenla al mínimo posible.

menos luz en el sensor) así que asegúrate de que la imagen no te quede movida. Si no tienes suficiente luz, usa un trípode o sube la ISO. Más vale algo de ruido que un paisaje movido.

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Cuidado: Recuerda que las aperturas para paisajes son cerradas (entra

El Libro de los Paisajes Medir correctamente es importante siempre, ya lo sabes y lo has comprobado por ti mismo. Sólo que en monocromo es especialmente importante. Al igual que un aumento de la ISO revela más ruido que en una imagen en color, una imagen subexpuesta transformada a blanco y negro tiene el mismo problema. Habrá momentos en los que debas decidir “sacrificar” unas luces u otras (situaciones de luz dura, por ejemplo). En blanco y negro si sacrificas las sombras, no las recuperarás con calidad. Recomendación: Hacerte con una carta de grises es una gran opción para fotografiar paisajes en blanco y negro, puesto que no siempre es fácil “acertar” con la exposición correcta y es fácil encontrarte con situaciones que “engañen” a tu fotómetro.

Obtener buenos resultados en las imágenes de paisajes en blanco y negro se nos hace complicado porque normalmente basamos nuestra elección de un paisaje bonito o retratable en base a los hermosos colores que contiene. Puesto que en blanco y negro no tenemos colores propiamente dichos sino escala de grises, es importante conocer en qué gris se traduce cada uno de los colores de la imagen.

Si observas los siguientes círculos de colores verás cómo se traducen cada uno de los colores en la escala de grises. Los colores que pueden parecerte muy diferentes entre sí como el amarillo y el azul claro, en escala de grises son prácticamente idénticos y se traducen con un gris muy similar, así como por ejemplo el azul y el rojo. Esto significa que si observas una imagen en color compuesta por estos tonos y no sabes en qué se van a traducir, a priori podrías pensar que tendrás diferentes tonos en la imagen y por tanto algo de contraste e interés. Pero al hacer la transformación a blanco y negro verías que tienes una imagen plana, gris, o sin contraste.

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Este proceso tan necesario para fotografiar en blanco y negro y específicamente en paisajes, es parte de lo que conocemos como “aprender a visualizar en blanco y negro”.

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La composición debe ayudarte a compensar la falta de información o interés que produce la ausencia de los colores en tu imagen. Por ello es especialmente importante que la cuides en tus paisajes.

 Identifica un centro de interés en tu paisaje. Puede ser un árbol, una casa de pastores en una colina, o unas montañas con una textura asombrosa.  No te limites a imágenes panorámicas, muchas veces las composiciones panorámicas se basan en el color de los elementos y te funcionarán poco en blanco y negro. Prueba diferentes ángulos, planos y perspectivas.  Abstráete: el blanco y negro es muy simbólico, amigo de las formas, de las sombras, de todo lo onírico; aprovecha las que te ofrece la naturaleza.  Mezcla primeros y segundos planos para enmarcar tu imagen.  Utiliza composiciones rítmicas; elementos que se repiten, como troncos de árboles, tallos de flores, etc.

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Cuando visualices un paisaje en blanco y negro, no debes pensar en colores sino en formas, en contraste, en texturas, en luces, sombras, blanco, negro y gris. Con un poco de abstracción y práctica aprenderás a ver qué imágenes y qué elementos puedes incorporar a tu imagen para que ésta funcione correctamente y tenga interés.

El Libro de los Paisajes  Potencia las formas que te ofrece la naturaleza: líneas, luces y sombras, etc.

Truco: Dispara en el modo blanco y negro de tu cámara para ayudarte a ver el resultado. Luego cambia el modo a RAW o a color para tomar la imagen definitiva.

Si algo favorece especialmente a un paisaje en blanco y negro son las texturas. Cuando son utilizadas como un elemento más de la composición, las texturas pueden marcar la diferencia entre una imagen aburrida y una espectacular. Para ello es esencial buscarlas, identificarlas y añadirlas en tu imagen cuando vayas a realizar fotografía de paisajes en blanco y negro. Algunos ejemplos de texturas que puedes utilizar y que te ayudarán a mejorar mucho tus imágenes son: Las piedras. Los troncos de los árboles (madera en general). La niebla. El Metal. Utilizar el efecto sedoso del agua.

Por último, recuerda que las texturas van directamente asociadas al tipo de luz de la que dispongas en el momento: las luces duras te proporcionarán texturas más marcadas, y las más difusas, texturas más suaves.

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Con contraste nos referimos a la variedad tonal de grises que existe entre un blanco puro y un negro puro. Es decir, a si el camino de uno a otro es más directo (menos grises intermedios) o más directo (más grises intermedios). Puesto que trabajamos en blanco y negro, es importante, y valga la redundancia, que la imagen contenga tanto negro puro como blanco puro. Cuanto más contrastada está una imagen, menos tonos intermedios tenemos y cuanto menos contrastada más tonos intermedios. Las primeras nos ofrecen imágenes más impactantes, más duras y dramáticas. Las segundas son imágenes menos impactantes visualmente, más suaves y con más gama intermedia de grises.

Lo ideal (formalmente hablando) es que consigas un punto medio entre los dos; una imagen con blanco y negro puros y mucha gama tonal intermedia. Así conseguirás una imagen con mucha información e interés.

Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía de dyonis

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Quizá te preguntes cuál de las dos opciones es mejor. La respuesta como siempre es: depende de lo que quieras transmitir, porque los dos extremos son eso, “extremos”, pero hay muchos matices intermedios que puedes utilizar.

El Libro de los Paisajes A la hora de la verdad tu creatividad y el mensaje que quieras transmitir son lo que va a decidir si usar una opción u otra ;-)

A priori, el contraste se obtiene directamente desde la escena que estás fotografiando.  A través de los colores de la propia escena. Por ello es importante que conozcas los colores y su traducción en la escala de grises. Así podrás prever si tu escena contiene buena gama tonal contrastada o si, por el contrario, los tonos de tu imagen son demasiado similares y por consiguiente darán lugar a una imagen gris sin contraste y algo aburrida.  A través de la iluminación: luces más duras se traduce en más contraste en la escena. Luces más difusas (por ejemplo días nublados) darían imágenes más suaves.  En el post-procesado de la imagen: o A través de filtros, puesto que los filtros de color tienen la capacidad de aclarar su color y oscurecer su contrario. Esto resulta muy útil para, por ejemplo, resaltar cielos, con un filtro rojo (contrario al azul) oscureces el cielo. Si además dispones de nubes, éstas resaltarán aún más y te proporcionarán cielos mucho más interesantes. o Con la técnica HDR, que proporciona escenas de alto contraste, algo irreales y dramáticas. o Aumentando y disminuyendo el contraste. Truco: Si quieres encuadrar el cielo en tus paisajes, incluye nubes en él

Siempre decimos que busques inspiración, ¿verdad?. En este caso, te dejamos dos clásicos, uno más antiguo y el otro más actual, para que veas de qué es capaz la técnica y la mirada fotográfica de estos dos maestros del blanco y negro. Cada uno en su estilo. Los dos ecologistas. Uno con placas y el otro actualmente ya en digital, pero los dos con una técnica impecable. Échales un vistazo a sus inspiradoras

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siempre que te sea posible. Con el uso de filtros puedes oscurecer el cielo haciendo contrastar el gris oscuro de éste con el blanco de las nubes.

El Libro de los Paisajes imágenes en la red antes de salir de casa, y llévate algo de la inspiración contigo.

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Una maravilla...

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Hablar de paisajes siempre nos lleva a imaginar un bonito entorno natural nevado, boscoso, marino, desértico, selvático, etc. Un entorno donde lo que nos atrae es la poca o ninguna presencia del ser humano en él, la tranquilidad, las líneas naturales, el aire puro o los vivos colores. Probablemente, si pensaras en el lugar opuesto, pensarías en una ruidosa cuidad, con su ir y venir, su caos, su ruido, y sus gentes corriendo de aquí para allá. ¿Y si te dijéramos que las grandes ciudades o los pequeños pueblecitos son igualmente paisajes? ¿Qué te parece esta definición de paisaje? 1. Extensión de terreno que se ve desde un sitio*. 2. Extensión de terreno considerada en su aspecto artístico*. *Fuente: Real Academia Española

Los paisajes urbanos esconden un gran potencial en materia de fotografía paisajística. Veamos algunos consejos y trucos para obtener grandes imágenes de una urbe en su condición de “paisaje”.

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Al fotografiar una ciudad es evidente que vamos a mezclar varios tipos de fotografía en ella. No sólo vamos a limitarnos a fotografiarla desde lejos. Igual que en cualquier tipo de fotografía de paisajes, para obtener una buena imagen, es necesario no sólo la vista panorámica del lugar sino también adentrarse en los detalles, en los juegos de luces y sombras, en las texturas… Y en el caso de paisaje urbano, personas y arquitectura son las hojas o los frutos y los árboles de la naturaleza.

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Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía de Simon & His Camera

 Lo nuevo y lo viejo: Rascacielos versus construcciones clásicas, edificios flamantes y edificios ruinosos, o niños y ancianos.  En construcción o para su derrumbamiento.  Riqueza y pobreza: Por desgracia, una característica bastante habitual de cualquier ciudad es el contraste a menudo exagerado entre el más rico y el más pobre, entre un palacio o una chabola, una persona cargada con bolsas de marcas caras y otro durmiendo en la calle. Todo ello son imágenes con un mensaje, con una historia y cierta denuncia. Cuidado: si lo haces, hazlo con delicadeza. Intenta aportar al mundo un mensaje real, útil. No busques la simple fotografía típica, chocante y morbosa. Ése no debería ser el objetivo.  Lo natural y lo artificial: Jugar por ejemplo con elementos vivos u orgánicos y contrastarlos con elementos materiales como hierro, acero, etc, también puede funcionar visualmente.

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El contraste de motivos o situaciones es una forma efectiva de dotar de interés a una imagen, de un sentido y de una historia. Aquí te dejamos algunas ideas que puedes utilizar en tus próximos paisajes urbanos:

El Libro de los Paisajes  Quietud y movimiento.  Soledad y compañía.

No siempre es fácil tener grandes ideas a la hora de componer una imagen o de encontrar un motivo que sea lo suficientemente interesante para ser fotografiado. Una buena forma de mejorar una imagen es buscar un buen marco. Una persona caminando en medio de una plaza es una imagen. Una persona caminando en medio de una plaza enmarcada en un arco de piedra es otra. Y probablemente más interesante que la primera que hemos comentado, ¿no te parece? Un marco pueden ser las ramas de un árbol, unos arcos de piedra, el marco de una ventana o el ojo de una cerradura. Casi cualquier cosa puede ser un marco, sólo hay que estar atento a las diferentes oportunidades que irás encontrando por el camino.

 Utiliza la escala para dar una sensación de profundidad y tamaño en la imagen.  Juega con varios planos en la misma imagen: al igual que la escala, aumentará la sensación de tridimensionalidad y profundidad de la fotografía.  Imágenes panorámicas: No te quedes sin tu panorámica de postal de la ciudad o sin su „Skyline‟.  Cuida la exposición: Muchas veces es complicado el contraste entre las construcciones urbanas (cemento, ladrillo, etc.) con el cielo, así que no dejes que tu fotómetro “te engañe”.

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Para hacernos una idea de las características de tamaño y arquitectura general de una ciudad, es interesante encontrar un buen lugar elevado para fotografiarla. Desde una cierta altura, podrás obtener ángulos de los edificios desde puntos de vista que en ninguna otra situación podrías conseguir.

El Libro de los Paisajes  Juega con las líneas: Las calles, las curvas de los edificios, los árboles, las farolas, todo son líneas, añadirlas en tus composiciones aumentará el interés de las mismas. Puedes hacerlo a través de fugas, líneas diagonales, curvas, buscar patrones repetitivos… Lo que se te ocurra.

Quieras o no quieras añadirla en tus imágenes, la verdad es que directa o indirectamente la gente está allí. Puede ser a través de una huella que dejaron, o estando físicamente, pero lo cierto es que si las ciudades fueron formadas por personas, el vínculo con ellas es inevitable.  Espacios solitarios: Una calle iluminada tenuemente por una farola sin nadie paseando o detenido en ella, puede ser también

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A pie de calle tenemos infinidad de motivos para retratar, millones de historias que explicar con nuestras imágenes. Porque las ciudades son pura historia de su pasado, presente y futuro, de las costumbres de las gentes que las habitan o de cómo se relacionan con el mundo.

El Libro de los Paisajes una imagen muy sugerente, o un característico edificio sin nadie paseando frente a él. Si quieres obtener fotografías de una ciudad solitaria, la única solución es planear las mejores horas del día para hacerlo, y con un poco de suerte no encontrarás a nadie o a poca gente. Truco: Si te obsesionan las imágenes de lugares solitarios, hay técnicas sencillas a través de programas de retoque para hacer “desaparecer” personas. Échales un vistazo antes de salir a la calle a fotografiar para ver sus posibilidades.

 Espacios abarrotados: Los espacios llenos de gente suelen ser las zonas de la ciudad que más vida comercial tienen y, por ende, suelen ser los centros históricos de las ciudades o las plazas mayores o reales de los pueblos. Allí probablemente encontrarás algunos de los edificios o lugares más representativos y algunos de los mejores lugares para practicar retratos en la calle.

 Fotografía reflejos: Una forma original de representar algo es a través de su proyección en otra superficie diferente a la propia, por ejemplo un charco, el cristal de otro edificio cercano, un espejo, etc.  Introduce las líneas como elemento compositivo: La arquitectura está llena de líneas que pueden ayudarte a conducir la mirada en tus imágenes, dotarlas de fuerza, sinuosidad, rapidez o lentitud.  Busca texturas: Unos adoquines, una pared rugosa o la pintura de un grafiti, tienen texturas. Las texturas nos permiten sentir el tacto de esas superficies a través del recuerdo que tenemos de ellas, por lo que es una forma de adentrar al espectador en la imagen y de hacerla más interesante.  Utiliza diferentes ángulos para obtener imágenes más sorprendentes.

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Los edificios, al igual que las personas, son capaces de contar historias desde tiempos inmemoriales. Además no existe paisaje urbano sin ellos, así que aprender a sacarle el máximo provecho es parte de la fotografía del paisaje urbano.

El Libro de los Paisajes  Captura entradas de luz que sean interesantes. Por ejemplo es sorprendente la forma en que entra la luz a través de las vidrieras en las iglesias.  Luces y sombras: Las ciudades están llenas de luces y sombras, de patrones que se repiten o que quedan interrumpidos. Fíjate en ellas e inclúyelas en algunas de tus imágenes como parte de tu composición.

La noche es el cincuenta por ciento de la vida de un lugar y brinda oportunidades muy diferentes a las que podemos tener de día. Por eso es importante que no dejes de salir a fotografiar paisajes a horas remotas (con cuidado, por favor). Un capítulo entero dedicado a los paisajes nocturnos te espera más adelante en el libro ;-)

Conocemos como hora azul el instante preciso en que desaparecen los tonos cálidos del cielo producidos en la puesta de sol y el cielo se tiñe de un azul vibrante. Justo en ese momento, las luces de la ciudad empiezan a encenderse, lo que hace de este momento, el único en el que podrás

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Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía de Angelo Amboldi

El Libro de los Paisajes combinar la luz artificial de un paisaje urbano, con la luz natural que aún se mantiene en el azul del cielo. Si te gusta el paisaje urbano, éste es uno de los grandes momentos que tendrás en cuanto a iluminación se refiere.

Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía de Daniel Aguilera Sánchez

La noche en paisaje urbano nos brinda muchísimas oportunidades para capturar luces de diferentes temperaturas, colores, y otros efectos muy interesantes para añadir a tus imágenes. Desde la luz de un escaparate, a la de una farola, un cartel de neón o un autobús iluminado, luces anaranjadas de interiores en el exterior, luces verdes de los fluorescentes de las oficinas… Juega con ellas y dale rienda suelta a tu imaginación, verás cómo se convierten en grandes aliadas de tus imágenes.

Seguro que has visto alguna vez una imagen con desenfocadas luces redondeadas de colores en segundo plano y cualquier motivo enfocado en primer plano. Es el conocido efecto Bokeh, que se consigue en ambientes nocturnos cuando tenemos luces de fondo y abrimos el

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La hora dorada o cálida es también un gran momento para la fotografía de paisajes urbanos. Esta iluminación cálida y llena de matices resalta las formas, las líneas y las texturas.

El Libro de los Paisajes diafragma al máximo. Un paisaje urbano nocturno es el escenario perfecto para practicar con esta sugerente técnica. Puedes leer cómo conseguir el efecto Bokeh paso a paso aquí.

El movimiento es el otro indiscutible aliado de la fotografía nocturna. Seguramente como fotógrafo, te pasas la vida persiguiendo la nitidez en tus imágenes y rehuyendo cualquier tipo de movimiento en ellas. Pues es hora de olvidarse de todo eso y aprovechar las infinitas e interesantes oportunidades que te ofrece el movimiento en un paisaje urbano. A continuación, te dejamos algunas ideas para jugar con el movimiento en tus imágenes.

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 Fotografiar los halos de las luces de los coches: Podrás “pintar” líneas de colores en tu paisaje urbano, amarillentas si los coches van de cara, o rojizas si van en dirección contraria. Para hacerlo necesitarás un trípode o un punto de apoyo.  Zooming: Confiere movimiento a tu imagen a través del movimiento de tu objetivo. Aquí tienes un tutorial de cómo hacerlo paso a paso.  Barrido: Puedes concederle movimiento al fondo mientras que la persona (u objeto) que se mueve permanece nítida si la sigues con tu cámara.

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El paso del tiempo a través de la secuencia de fotografías en una ciudad o entorno urbano, puede resultar muy interesante para mostrar la energía y el movimiento que contiene, para mostrar su despertar con el sol, la hora punta o el final del día. Para ello solamente es necesario encontrar un adecuado lugar desde el que tener una buena y fotogénica perspectiva (segura para ti y tu cámara), un buen trípode e infinita paciencia. Puedes ver cómo hacer un time-lapse paso a paso aquí. Cuidado: Seguramente en una montaña nadie te dirá si puedes ir con trípode o no, pero hay muchas ciudades que tienen restricciones respecto a su uso en determinados lugares. Infórmate previamente sobre todo si quieres fotografiar lugares oficiales o monumentos.

Si buscas paisajes urbanos diferentes, también tendrás que estar en lugares diferentes a los demás. Una vez tengas tus imágenes clásicas de postal que todos siempre queremos tener, prueba diferentes y originales lugares desde los que fotografiar. Pueden ser esos mismos monumentos desde otras callejuelas menos transitadas, desde lo alto de una terraza, o simplemente vagar por calles que queden fuera del circuito habitual. Callejear siempre es una opción agradable no sólo fotográficamente, podrás mezclarte con la gente fuera de los lugares turísticos que siempre son un tanto más artificiales, o ver pequeños rincones con encanto.

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Por supuesto, dependerá de la seguridad de la ciudad que estás visitando. Si no es demasiado segura, valora seriamente quedarte en las zonas más “protegidas” y así no arriesgarte a un robo o algo peor.

Una ciudad o cualquier entorno urbano está lleno de historia y de vidas que caminan por ella. Intenta que tus imágenes la transmitan, grandes y pequeñas historias, historias pasadas, presentes o futuras. En cada rincón hay una historia y es importante que la identifiques y la transmitas

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a través de tu fotografía, para que el que la admira sienta que lo has transportado justo hasta allí, para que sienta que es capaz de entender el por qué de esa imagen; que es capaz de identificarse o sentir empatía con ella.

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Cierra los ojos e imagina un paisaje. Casi seguro que te viene a la mente un paisaje de día :-) Es lógico, si para hacer fotografía se necesita luz… no hay más que hablar, ¿no? Pues si piensas así tal vez estés en un error, porque la noche también puede ofrecer unas maravillosas instantáneas abrazadas por la luna. El toque mágico que les aporta la noche les añade una esencia nada comparable a los paisajes diurnos. Sí es cierto que fotografiar por la noche conlleva algunos inconvenientes, pero la mayoría están en tu cabeza y vamos a intentar hacer que desaparezcan. El cielo estrellado es un magnífico telón de fondo para disparar paisajes y la falta de luz la podemos compensar con una larga exposición. De hecho, la fotografía de larga exposición requiere de escasez de luz, de lo contrario las fotos resultarían quemadas, un error muy común.

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A lo largo de este capítulo te daremos algunas pautas y consejos para fotografiar paisajes nocturnos. Al final descubrirás que no es para nada tan difícil y que por el contrario puede llegar a ser apasionante y ofrecer unos maravillosos resultados.

Lo primero que te estarás preguntando es si necesitas algún equipo especial, pues bien, aquí tienes una lista con todo aquello que tendrás que llevar. Ya ves que no es nada extraordinario:

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El Libro de los Paisajes 1. Cámara con la que puedas realizar largas exposiciones. Cualquiera de las que aparecen en nuestro listado de cámaras réflex recomendadas te vale. 2. Objetivo. Los ideales para paisajes son los angulares, y si es luminoso, mejor. 3. Flash externo. Aunque no es imprescindible, te puede ser de ayuda para lograr determinados efectos. 4. Trípode. En la fotografía de larga exposición el trípode es un elemento imprescindible, pues has de evitar cualquier movimiento, por muy mínimo que sea. 5. Mando a distancia. Con o sin cable necesitas un disparador remoto por el mismo motivo por el que necesitas el trípode, apretar el botón de disparo puede provocar una mínima vibración que arruine tu fotografía. Truco: Si no dispones de disparador puedes activar el modo de disparo

6. Batería de repuesto. En la medida de lo posible procura llevar repuesto de batería puesto que con las largas exposiciones ésta se consume antes. 7. Linterna. Llévala con las pilas bien cargadas o con repuesto, la necesitarás por dos motivos. El primero para llegar a los sitios, recuerda que estás haciendo fotografía nocturna y no verás ni torta. Segundo, te servirá para “pintar” el paisaje con luz. Es decir, cuando quieras iluminar un elemento cercano, puedes hacerlo imaginando que tu linterna es un pincel y pintando encima con él. Suena un poco raro, ¿no? No te preocupes, tienes una guía de iniciación en la fotografía “Lightpainting”. 8. Puntero láser. Tampoco es imprescindible, pero sirve para enfocar cuando no hay luz. También lo puedes sustituir con la linterna, por cierto. 9. Brújula. No te nos vayas a perder y no sepas encontrar el camino de vuelta, que de noche siempre está más complicado y da más “yuyu” ;-) Bueno vale, estamos en la era de las nuevas tecnologías y lo más probable es que tengas un GPS en tu móvil. Eso sí, llévatelo con la batería cargada al 100% y no la malgastes jugando

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con retardo de tu cámara. Sí, ese que utilizas cuando quieres salir en la foto y entre todos contáis 10, 9, 8… mientras te colocas y dices patata ;-)

El Libro de los Paisajes a los marcianitos mientras tu cámara captura el paisaje ;-). Mejor dedícate a contemplar las estrellas.

Aun siendo de noche, siempre existe un mínimo de luz. Puede que tú no veas absolutamente nada, pero al exponer con velocidades lentas, tu cámara la captará e iluminará el paisaje aportándole unos tonos completamente distintos a los de la luz del día. También tienes que tener en cuenta que la luna se comporta al igual que el sol, es decir, también crea sombras, destellos y siluetas. Es muy importante que tengas esto presente para optimizar sus posibilidades.

Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía de Jordi nll.

Lo ideal es que el cielo esté despejado (echa un vistazo a la previsión meteorológica) y que hayan transcurrido unas tres o cuatro horas desde que salió la luna para que el ángulo de las sombras sea más llamativo.

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Las mejores noches para salir en busca de un paisaje nocturno son las de luna llena o desde dos días antes o hasta dos días después. Lo que no significa que no puedas salir el resto de noches. Simplemente los resultados serán distintos.

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Si lo que pretendes es capturar un cielo completamente estrellado, lo ideal son las noches de luna nueva para que la luz de la luna no empañe el brillo estelar. Aunque en este caso debes saber que tu paisaje difícilmente quedará iluminado. Cuando incluyes en el encuadre un elemento cercano, al no haber nada de luna saldrá oscuro. En estos casos es cuando puedes utilizar el flash para iluminarlo, por ejemplo un árbol, una roca, un molino, una casa abandonada…

Lo más importante es que te alejes de la contaminación lumínica, de las ciudades, sobre todo de las más grandes. Busca pueblos, lugares de costa poco iluminados, un faro, un valle perdido… Es fundamental que no te molesten las luces alrededor, porque más que ayudarte a ver algo, pueden estropear tu resultado. Con este mapa puedes encontrar escenarios “oscuros”. La mejor opción es buscar las localizaciones durante el día. Explora el lugar, las distintas composiciones, los elementos que puedes incluir. Mejor que sean lugares de fácil acceso o que no sean excesivamente

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Recuerda que el flash es algo a utilizar con suma moderación y cuidado, en un plan más experimental que otra cosa. En ocasiones el flash nocturno produce fotografías muy diferentes a las que tenemos en mente.

El Libro de los Paisajes peligrosos, ya que la noche complica mucho la movilidad. Cuida este aspecto especialmente si no llevas compañía.

Para poder capturar toda la belleza del paisaje se utiliza una profundidad de campo media o amplia, es decir, un número f/mediano o grande. Recuerda que la profundidad de campo es básicamente la zona enfocada. Mayor profundidad de campo significa mayor zona enfocada en el paisaje. Sin embargo, al haber escasez de luz habría que utilizar una apertura amplia, como un f/ 4.5 o así. Lo interesante es que ahora hay algunas cámaras en las que se puede subir la sensibilidad ISO con niveles muy bajos de ruido, lo que te permite disparar con una apertura menor. Repásalo porque ya lo hemos comentado en capítulos anteriores.

Una buena composición siempre es necesaria, pero adquiere mayor importancia en un paisaje nocturno en el que los detalles, los colores u otros elementos están más ausentes. Procura hacer una composición diferente, darle tu propia esencia al paisaje o conseguir una fotografía que emocione. Si olvidas estas claves tu fotografía será una más entre otras muchas. Si encuadras nubes y/o estrellas, asegúrate de incluir una buena porción de tierra para crear equilibrio y perspectiva. Igualmente, si fotografías la luna, incluye otros elementos como un árbol o sus ramas, alguna estructura natural o artificial, etc.

Recomendación: Utiliza herramientas como Stellarium para planificar tus sesiones. Te ayudarán a conocer la posición de la luna, las estrellas, los planetas o la Vía Láctea. De esta manera podrás incluirlos como elementos de composición.

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Cuanto más llamativo sea el cielo de tu paisaje, coloca el horizonte lo más bajo posible para añadirle dramatismo. Si sigues la ley del horizonte, colócalo en el tercio inferior o por debajo.

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Desafortunadamente (o no), la fotografía no es una ciencia, sino un arte. Esto quiere decir que no hay una regla matemática infalible que te diga el tiempo de exposición para obtener la imagen perfecta. Hay muchos factores de los que dependerá el tiempo de exposición: la fase y posición de la luna, las luces que haya o no alrededor, si usas o no flash… Y, además, tú como artista puedes preferir una imagen distinta a otra persona que dispare en el mismo lugar y al mismo tiempo que tú. Lo que debes tener en cuenta es que en largas exposiciones el exposímetro de tu cámara no te servirá de nada. Pero sí que hay un modo en el que puedes hacer tu propio cálculo. Tienes que subir el ISO a un valor bien alto y realizar una toma por ejemplo a ISO TIEMPO 30 segundos. Si los valores del histograma están 1m muy desplazados a la izquierda tendrás que ir 3200 subiendo el tiempo de exposición hasta que la 1600 2m fotografía quede bien expuesta o para ti esté correcta de luz. Una vez que tengas este valor, por 800 4m ejemplo 1 minuto con ISO 3200 (es sólo un ejemplo, 400 8m ¿eh? ;) ) multiplica el tiempo por dos por cada paso de ISO que bajes. Te lo ponemos en una tabla para que lo veas mejor. Importante: esta tabla es sólo el cálculo de este ejemplo. ¡No la tomes al pie de la letra!

200

16 m

100

32 m

Truco: Puedes realizar varias exposiciones cortas y después unirlas, en lugar de hacer una exposición muy larga. La ventaja es que si hay algún imprevisto (una luz inoportuna, una batería que se agota…) se invalidará sólo una de las tomas y no la toma completa.

tomar la foto realizando la proporción de exposición. De este modo evitarás un calentamiento del sensor.

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Cuidado: Mejor hacer las pruebas con un valor ISO muy alto y después

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Habrás visto fotografías en las que las estrellas aparecen tal y como las vemos normalmente, como puntitos. Sin embargo, en otras aparecen como trazas o pequeñas líneas. Esto último se debe al movimiento de la Tierra y a nuestro ángulo de visión. Si quieres evitar este efecto, cuanto más angular sea el objetivo, más larga podrá ser la exposición. Y por el contrario, si tienes un teleobjetivo, el tiempo se reducirá. Para el cálculo aproximado del tiempo máximo de exposición, para que no aparezcan trazas, puedes utilizar esta fórmula en una cámara Full Frame:

[600 / distancia focal ] segundos Por ejemplo con un objetivo de 200mm la fórmula sería:

[600 / 200 ] segundos = 3 segundos En este ejemplo podemos exponer unos 3 segundos en promedio sin que se produzcan trazas mientras que con 20mm podemos exponer 30 segundos. En cámaras que no son Full Frame (esto es, la mayoría de las cámaras réflex hechas para el aficionado de a pie) la fórmula sería:

[600 / distancia focal x 1,5 ] segundos Cuidado: Cuanto más lejos del polo sur, las estrellas se mueven más rápido, por lo que el tiempo de exposición deberá ser menor.

Recomendación: Para profundizar en la fotografía de estrellas no puedes

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perderte este artículo.

1. Asegúrate que el trípode está muy estable y que el cabezal está bien bloqueado, cualquier mínimo movimiento por muy accidental

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Fotografía bajo licencia Creative Commons, cortesía de Zach Dischner

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que sea hará que tengas una foto desenfocada. Imagínate tirarte 10 minutos “cocinando” una buena fotografía nocturna de larga exposición para descubrir que habías movido la cámara sin querer justo al disparar. Si tienes una linterna de cabeza mucho mejor, puesto que te permitirá llevar las manos libres con una consiguiente mayor libertad de movimientos. Puedes conseguir un paisaje abstracto si mueves deliberadamente la cámara con el fin de provocar un desenfoque. Para componer tu fotografía, eleva la sensibilidad ISO a los valores más altos y encuadra utilizando tu Live View. Una vez que tengas tu imagen encuadrada, vuelve a ajustarlo hasta un valor que no provoque un ruido molesto. En situaciones de luz muy escasa, apunta con el puntero al lugar donde desees enfocar y dirige el punto de enfoque hasta él. Balance de blancos. En una sesión con luna lo más parecido a lo que ven tus ojos te lo puede ofrecer la opción “luz tungsteno”. No obstante, mejor dispara en RAW y así te ahorras complicaciones. Desactiva el estabilizador de imagen si cuentas con él. Tienes el trípode, no te hace falta y es posible que le reste calidad óptica a la imagen. Visita las galerías de fotógrafos nocturnos para que te sirvan de inspiración. Y lo más importante: no te olvides de llevar algo caliente que te revitalice (un café, un té, un chocolate…). Además te hará más dulce la noche ;-)

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Ahora, 3 cosas que no puedes dejar de hacer… 1. Practicar y practicar lo aprendido en este libro. Proponte el objetivo firme de mejorar tus fotografías de paisajes. Traza un plan, tómatelo en serio y no dejes de practicar. Lleva a la práctica la teoría que acabas de adquirir. Ah, ¡¡y hazlo rápido!! La información se esfuma del cerebro en menos de lo que nos imaginamos. No esperes comprar ese flamante objetivo. Cuanto antes empieces a disparar tus paisajes, antes consolidarás lo aprendido e incluso irás avanzando hacia niveles más complejos que se te irán haciendo fáciles y accesibles. 2. Si te ha gustado este libro gracias por recomendarlo aquí. Utiliza los botones de Facebook, Twitter o Google+ para darle un voto/recomendación. Esto nos reconforta y nos ayuda a trabajar en nuevos contenidos ;) 3. Por último, si no eres Lector VIP todavía, suscríbete aquí. De vez en cuando ponemos a la venta libros como éste, pero constantemente preparamos material complementario que distribuimos de manera gratuita exclusivamente entre los Lectores VIP del blog. Más info aquí.

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Lo dicho, de nuevo gracias por disfrutar de la fotografía como lo hacemos nosotros también. Nos leemos en el Blog del Fotógrafo. Mario,

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