Ovidio Ibis

Ibis Ibis Tempus ad hoc lustris bis iam mihi quinqué peractis omne fuit Musae carmen inerme meae, nullaque, quae poss

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Ibis

Ibis

Tempus ad hoc lustris bis iam mihi quinqué peractis omne fuit Musae carmen inerme meae, nullaque, quae possit, scriptis tot miiibus, extat Uttera Nasonis sanguinolenta legi, nec quemquam nostri, nisi me, laesere Hbelli:

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artificis pcriit cum caput arte sua. Vnus -et hoc ipsum est iniuria magna- perennem candoris titulum non sinit esse mei. Quisquís is est -nam nomen adhuc utcumque tacebocogit inassuetas sumere tela manus.

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lUe relegatum gchdos Aquilonis ad ortus non sinit exilio delituisse meo, vtdneraque immitis requiem quaerentia vexat, iactat et in toto nomina nostra foro, perpetuoque mihi sociatam foedere lecti non patitur vivi fuñera Aere viri.

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Hasta el día de hoy, cumplidos ya por dos veces los cinco lustros de mi existencia^, todo canto inspirado por mi Musa ha sido inofensivo, y entre tantos miles de palabras escritas por Nasón no hay una sola que se pueda interpretar cruenta, ni a nadie sino a mí mismo han perjudicado mis libritos^: la vida del artista se ha arruinado junto con su Arte'. Un único individuo -y el hecho mismo es vm gran agravio- no permite que sea perpetua la reputación de mi inocencia. Quienquiera que éste sea* pues en cualquier caso callaré aún su nombre - obliga a tomar los dardos a mis manos inexpertas para estos menesteres. Ése a mí, que me hallo relegado^ al helado nacimiento del Aquilón*, no me permite refugiarme en mi destierro, pues hurga, cruel, en las heridas'' que buscan descanso, así, pregona mi nombre en todo foro, a la unida a mí en el pacto perpetuo del tálamo* no le permite llorar las exequias de un espo-

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Este dato es relevante a la hora de establecer una cronología respecto a la fecha de composición del opúsculo, cuyo término ante quem es el 17 d. C , año de la muerte del poeta. Idea recurrente en Ovidio. Cf. 'Pont. IV 14, 4 4 : extat adhuc nemo saucius ore meo. Otra idea recurrente en la obra del exilio. Parece poco probable - a pesar de ser una de las hipótesis más barajadas- que fuese su Ars amatoria la causa directa de su rele¿fatio, dado el lapsus temporal transcurrido entre ésta y la publicación de la obra, que tuvo lugar el 2 a.C. La causa verdadera continúa en la incógnita, como ya apuntábamos en la introducción. La crítica ha venido considerando diferentes hipótesis, más o menos afortunadas, acerca de la identidad del personaje, entre las que se cuenta la de identificarle con el individuo al que Ovidio se refiere en Trist. III 11, 56, con palabras igualmente ambiguas: Ad te quisquis est- nostra querela redit. Aunque Ovidio emplea indistintamente los términos rekgatio y exüium, fue lo primero lo que sufrió, pues no se le privó de los derechos que como ciudadano le correspondían, ni tampoco se le expropiaron los bienes. Desgraciadamente no poseemos el edicto de Augusto mediante el cual se decretaba su expulsión. Otro término sinónimo empleado por Ovidio es el deprojugus (cf v. 2 1 ) . Viento del norte (el Bóreas de los griegos). Evidentemente en sentido metafórico. Se refiere a la herida provocada por el rayo de Júpiter, al que se identifica Augusto. Así aparece también en varios pasajes de Tristia y Pontica de los que un ejemplo es Trist. III 11 63 ss. Se trata de su tercera y última esposa, Pabia. Sobre las esposas de Ovidio, c f E DELLA CORTE ( 1 9 9 1 ) . Ovidio trata aquí el tema ddfoedusamoris, tan del gusto de los elegiacos, con una diferencia sin duda intencionada: se trata de amor conyugal.

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EL ais DE OVIDIO

cumque ego quassa meae complectar membra carinae, naufraga tabulas pugnar habere mei, et, qui debuerat súbitas extingúete flammas, hic praedam medio raptor ab igne petit.

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Nititur ut profugae desint alimenta senectae. Heu quanto est nostris dignior ipse malis! Di melius, quorum longe mihi maximus ille est, qui nostras inopes noluit esse vias. Huic igitur meritas grates, ubicumque licebit,

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pro tam mansueto pectore semper agam. Audiet hoc Pontus, faciet quoque forsitan idem terra sit ut propior testificanda mihi. At tibi, calcasti qui me, violente, iacentem, -qua licet ei misero!- debitus hostis ero.

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Desinet esse prius contrarius ignibus humor, iunctaque cum luna lumina solis erunt, parsque eadem caeli Zephyros emittet et Euros, et tepidus gelido flabit ab axe Notus, et nova fraterno veniet concordia fumo

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SO vivo', cuando yo me abrazo a los restos golpeados de mi barca, lucha por apoderarse de las tablas de mi naufragio'" y, en fin, quien debiera apagar las recién encendidas llamas, ese mismo busca en su pillaje una presa en medio del f u e g o " . Pone su empeño en que falte el sustento a mi exiliada vejez'^. ¡Ay! ¡cuánto más digno de padecer mis males es él mismo! Mejores fueron los dioses'^, de los que con mucho es para mí el más poderoso el que no consintió que mi camino careciese de recursos'*. A éste'^ por consiguiente siempre daré merecidas gracias, dondequiera que pueda, por tan benigno corazón. Oirá esto el mar, quizá él mismo hará también que una tierra más próxima haya de testificar en mi favor'*. Mas para ti, que me pisoteaste, salvaje, mientras yacía, en la medida en que le es posible a éste desgraciado, seré el enemigo que te mereces'^. Dejará de ser opuesta a las llamas el agua, y unida a la Luna estará la luz del Sol, y la misma parte del cielo Zéfiros expelerá y Euros, y templado desde el helado polo soplará el Noto'*, y llegará novedosa la con9 10

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El exilio como muerte en vida es otra imagen constante en la obra del destierro. Cf., entre muchos otros pasajes, Trist. I 3, en que es el tema dominante. Nos encontramos nuevamente ante otra de las imágenes del destierro en la que insiste reiteradamente el vate, hasta el punto de constituir una metáfora recurrente en la obra del exilio. C f en este sentido Trist. I 6, 13 ss., 1 2 , 2; IV 8, 17, etc. Tal vez se esté aludiendo a un intento de confiscación de los bienes del poeta, tema que tratamos más ampliamente en la introducción. C f n. 5. Idéntica expresión braquilógica encontramos en Afet. IX 497, en el episodio de Biblis y Cauno. Sin duda alguna se está refiriendo a Augusto, al que en repetidas ocasiones identifica con Júpiter, el dios supremo (así también en THst. XV 21-23 y 2 7 ) . N o deja de causar perplejidad la identificación de Augusto con un dios, ya que al parecer Ovidio reprochaba íílprinccps que aceptase honores divinos ( c f TiC.Ann. 1 10), por lo que la ambigüedad del texto queda patente. Adulación a Augusto con el objeto de obtener su perdón. Hasta aquí hemos asistido a una auténtica captatio benevoUntiae, vertebrada en dos partes: en la primera de ellas destaca la inocencia y el funesto sino de Ovidio, en la segunda se nos presenta la alusión directa a Augusto bajo su advocación como dios. N o parece probable que Ovidio trate aquí el tema en clave irónica, dado el contexto. N o cesó nunca Ovidio, tanto personalmente como a través de sus amigos y de su propia esposa, de suplicar su vuelta a Roma, merced que jamás conseguiría. El fiíerte contraste de tono entre los dos párrafos -esperanzado el primero, cargado de rencor y deseos de venganza el segundo- continua a lo largo del opúsculo, con predominio claro del segundo. En esta relación de los vientos omite Ovidio al Bóreas o Aquilón, el viento del Norte, al que ha citado en el v. 1 1 . Si bien generalmente se admite la existencia de cuatro vientos, Vitruvio nos habla de hasta veinticuatro ( 1 6 , 4 ) o bien de ocho (los representados en la Torre de los Vientos de Atenas), mientras Isidoro cnEtym. X I I I 1 1 , 3-13 enumera doce.

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EL mis DE OVIDIO

quem vêtus accensa separat ira pyra, et ver autumno, brumae miscebitur aestas, atque eadem regio vesper et ortus erit, quam mihi sit tecum positis, quae sumpsimus, armis gratia commisis, improbe, rupta tuis.

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Pax erit haec nobis, donee mihi vita manebit:

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cum pecore infirmo quae solet esse lupis. Prima quidem coepto commitam proeha versu, non soleant quamvis hoc pede bella geri, utque petit primo plenum flaventis harenae

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nondum calfacti militis hasta solum, sic ego te nondum ferro iaculabor acuto, protinus invisum nec petet hasta caput, et ñeque nomen in hoc nec dicam facta libello, teque brevi qui sis dissimulare sinam.

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Postmodo, si perges, in te mihi liber iambus tincta Lycambeo sanguine tela dabit. Nunc, quo Battiades inimicum devovet Ibin, hoc ego devoveo teque tuosque modo, utque ille, historiis involvam carmina caecis,

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cordia al humo de los hermanos al que un antiguo rencor separa en la encendida pira^', y la primavera se mezclará con el otoño, y con el invierno el verano, y la misma región será occidente y oriente, antes que, depuestas las armas^" que tomamos, desvergonzado, reanude contigo la amistad que se rompió por culpa de tus malas acciones^^. Ésta será la paz para nosotros, en tanto me quede vida: la que suele haber para los lobos con el débil ganado^^. Ciertamente voy a comenzar las primeras escaramuzas con el ritmo iniciado, aunque no suelen en este pie^' llevarse a cabo las batallas. Y como el suelo cubierto de rubia arena busca en un principio la lanza del soldado no enardecido aún, así yo no te voy a herir aún con una aguda espada, ni directamente buscará mi lanza tu odiosa cabeza, ni referiré en este libro tu nombre ni tus acciones, sino que permitiré que disimules por un breve tiempo quién eres. Después, si persistes, mi yambo libre me dará contra ti dardos teñidos en la sangre de Licambes^*. Ahora, del modo en que el Batíada^^ maldice a su enemigo Ibis, de igual forma yo te maldigo a ti y a los tuyos y, como aquél, envolveré mis 19

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En esta serie de adynata o impossibilia incluye Ovidio el ejemplo arquetípico de la enemistad eterna encarnada en Etéocles y Polinices, hijos de Edipo, que también recoge Estado en Theb. X I I 4 2 9 - 4 3 2 , a propósito de lo cual cf. R. M" IGLESIAS ( 1 9 8 7 - 8 8 - 8 9 ) 6 4 1 s. C f w. 10 y 139. En una parte de la tradición se han interpolado aquí dos versos, que PONTANVS mantiene duplicado (aqm' y en el lugar correspondiente, es decir, tras el v. 1 3 2 ) . La razón de que se hayan incluido en el texto se debe tal vez a que algún copista los colocó al margen del verso 3 9 dado el paralelo existente entre ambos. Por mi parte, estoy de acuerdo con LA PENNA -quien a su vez sigue la transposición marcada por HOUSMAN- en que su lugar se halla tras el v. 132, y aUí los traduzco. Sobre la imagen clásica, cf., entre otros, Hor. Ep. IV 1-2, en la que también se dirige a tra presunto enemigo. En efeao, parece poco apropiado el dístico elegiaco para un poema imprecatorio del tipo del que tenemos. Sabemos que el homónimo de Calimaco estaba escrito en hexámetros, verso más rudo y por tanto más acorde con el tema, pero sin duda el más conveniente es el yambo, metro utilizado en sus invectivas por Arquíloco. Véase también el verso 6 4 4 , y Trist. IV 10 sobre el tema de la métrica en particular. Ovidio compara su animadversión hada su innominado enemigo con la de Arqufloco hacia su suegro Licambcs -quien se había retractado tras haberle prometido en matrimonio a su hija Neóbula-, amenazándole con emplear contra él los mismos procedimientos: a saber, ataques en forma de poemas difamatorios de tal virulencia que no le dejarían otra escapatoria que el suicidio. Entre los latinos, nos relatan la historia de Licambes y Neóbula Horacio en Epod. VI 13 y Mart. Epigr. V i l 12, 6. Por lo demás tenemos aquí una recusatio, típica por otra parte de los poetas alejandrinos a los que tanto debe Ovidio. Primera mención a Calimaco, hijo de Bato, y con él a su obra, homónima de la de Ovidio.

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EL mis DE OVIDIO

non soleam quamvis hoc genus ipse sequi. Illius ambages imitatus in Ibide dicar oblitus moris iudiciique mei. Et, quoniam qui sis nondum quaerentibus edo, Ibidis interea tu quoque nomen habe

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utque mei versus aliquantum noctis habebunt sic vitae series tota sit atra tuae. Haec tibi nataU facito lanique kalendis non mentituro quilibet ore legat. Di maris et terrae, quique his meliora tenetis

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inter diversos cum love regna polos, hue, precor, hue vestras omnes advertite mentes et sinite optatis pondus inesse meis. Ipsaque tu Tellus, ipsum cum fluctibus Aequor, ipse meas Aether accipe summe preces,

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sideraque et radiis circumdata Solis imago, Lunaque, quae numquam quo prius orbe micas, Noxque tenebrarum specie reverenda tuarum, quaeque ratum triplici polHce netis opus, Quique per infernas horrendo murmure valles imperiuratae laberis amnis aquae, quasque ferunt torto vittatis angue capillis carceris obscuras ante sedere fores. Vos quoque, plebs Superum: Fatmi Satyrique Laresque

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versos en enigmáticas historias, aunque yo no acostumbro a utilizar este género. Se dirá que he imitado los rodeos de aquél en el Ibis, habiéndome olvidado de mis costumbres y parecer. Y puesto que aún no he revelado a quienes me preguntan quién eres, recibe en tanto también tú el nombre de Ibis^*, y que así como mis versos tendrán bastantes puntos oscuros, igual de negro sea el transcurso todo de tu vida. Ojalá en el día de tu cumpleaños y en las calendas de Jano^^ cualquiera te lea esto con una boca que no ha de mentir. Dioses del mar y de la tierra^', y quienes tenéis junto con Júpiter mejores reinos que éstos entre los polos opuestos, dirigid aquí todos, os lo ruego, aquí, vuestras mentes, y permitid que tengan peso mis deseos. Y tú misma. Tierra, tú mismo. Mar, con tu oleaje, tú mismo, elevado Éter, acoge mis ruegos^', y Estrellas e imagen del Sol rodeada de rayos, y Luna, que jamás con la misma órbita que antes brillas, y Noche, que debes ser temida ante la contemplación de tus tinieblas, y las'" que tejéis con triple pulgar la tarea prefijada, y la corriente de agua -por la que nadie jura en vano'' - que por los valles infernales te deslizas con espantoso murmullo, y aquellas'^ de las que se dice que, con los cabellos entrelazados con retorcida culebra, os sentáis ante las oscuras puertas de la cárcel", y vosotros también, dioses plebeyos'*: Faunos'^ y Sátiros'*, 26

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El hecho de que Ovidio dé a su enemigo el nombre de Ibis -ave que estaba consagrada al dios Toth-Hermes en Hermópolis (cf. Plat. Phaedr. 2 7 4 c y Herodot. 1 1 6 7 ) - , así como su exposición programática, ha hecho pensar a algunos estudiosos que se pudiera tratar de una simple traducción latina de la obra del de Cirene, hipótesis que yo descarto por falta de fimdamentos. Al igual que el día del cumpleaños, era costumbre hacer regalos en Año Nuevo. La ironía es patente, ya que Ovidio desea desgracias en lugar de felicidades a su enemigo. Comienza aquí la invocación a los dioses -propia de un himno clerico- para que estén presentes en la devotio, invocación que se extenderá hasta el verso 86. Es llamativa la similitud con la invocación de Medea enMet. VII 191 ss., que se explica por las convenciones del género y por supuesto por ser el autor de ambas obras el mismo. Es aquí donde da comienzo propiamente la devotio, que se prolongará hasta el verso 175. Nos encontramos ante una fórmula típica de los himnos cultuales romanos. Se refiere a las Parcas o Moiras, Cloto, Láquesis y Atropo, hijas de Erebo y la Noche y encargadas de tejer los hilos de la vida de los hombres. Evidentemente se trata de la Estige, lagtma infernal que por su actuación favorable a los cronidas durante la Titanomaquia (cf Hes. Theog. 4 0 0 ) obtuvo en recompensa el que los juramentos que en su nombre se hicieran friesen ineludibles para los inmortales. Se trata de las Furias o Erinies (Alecto, Tisífone y Meguera), nacidas de la sangre de los genitales mutilados de Urano (Hes. Theog. 1 8 5 ) , y a las que se suele representar rodeadas de serpientes. La cárcel es evidentemente el infierno. En el mismo sentido aparece enilíeí. IV 4 5 3 4 5 4 : Carceris anteJbres clausas adamante sedebant/deque suis atrospectebant crinibus angues. Para esta invocación a los dioses menores cf. la enumeración que de los mismos hace Zeus eniVíef. I 1 9 2 - 1 9 4 colocándolos a su servicio.

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EL WIS DE OVIDIO

Fluminaque et Nymphae semideumque genus,

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denique ab antiquo divi veteresque novique in nostrum cuncti tempus adeste Chao, carmina dum capiti male fido dira canuntur, et peragunt partes ira dolorque suas. Annuite optatis omnes ex ordine nostris,

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et sit pars voti nulla caduca mei. Quaeque precor fiant, ut non mea dicta, sed illa Pasiphaes generi verba fuisse putet. Quasque ego transiero poenas, patiatur et illas: plenius ingenio sit miser ille meo.

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Neve minus noceant fictum execrantia nomen vota, minus magnos commoveantve déos: ilium ego devoveo, quem mens intelligit Ibin, qui se scit factis has meruisse preces. Nulla mora est in me: peragam rata vota sacerdos.

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Quisquis ades sacris, ore favete meis; quisquis ades sacris, lugubria dicite verba et fletu madidis Ibin adite genis, ominibusque malis pedibusque occurrite laevis, et nigrae vestes corpora vestra tegant.

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y Lares'^, y Ríos y también Ninfas'* y estirpe de semidioses, y por último deidades antiguas y recientes, desde el primitivo Caos a nuestros días, todas juntas'' acudid, mientras se cantan mis versos de maldición a una cabeza desleal, y la ira y el dolor ejecutan el papel que les corresponde. Asentid todos por orden*" a mis querencias, y que ninguna parte de mi deseo caiga en vacío. Y hágase cuanto ruego, para que no crea aquél que han sido mis palabras, sino que fueron las del yerno de Pasífae*^. Y las penas que yo pudiera pasar por alto, que también las padezca: así sea aquél más desgraciado de lo que mi imaginación alcanzar pueda. Y no perjudiquen menos las maldiciones a un nombre ficticio*^, ni comnuevan menos mis preces*' a los grandes dioses: maldigo a aquél al que mi entendimiento conoce por Ibis, quien sabe que con sus actos ha merecido estas imprecaciones. No hay dilación en mí: como un sacerdote ejecutaré los calculados votos. Todos los que acudáis a mis ceremonias, secundadme con vuestra voz; todos los que acudáis a mis ceremonias, pronunciad luctuosas palabras, y con las mejillas humedecidas por el llanto aproximaos a Ibis, y con malos augurios y pie izquierdo** acudid, y que negras vestiduras cubran vuestros cuerpos.

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Son divinidades menores latinas que toman su nombre de Fauno, mítico rey del Lacio. Divinidades griegas que acompañaban a Baco. Son las divinidades romanas del hogar. Sobre las distintas clases de ninfas, c f Ruiz DE ELVIRA (1975) 9 4 s. Como en el v. 69, vuelve aqm' a insistir en que sean todas las divinidades las que le favorezcan. Esa insitencia puede deberse a un doble motivo: por un lado a su desmesurado deseo de venganza que hace que todos los aliados sean pocos, y por otro, para evitar el típico motivo de la venganza de la divinidad olvidada, tema también del folklore popular. A este fin las invocaciones a las divinidades soh'an presentar fórmulas inclusivas del tipo «y todos los dioses». La situación en el verso del sintagma ex ordine hace que sea ambiguo si lo que se pretende es que las divinidades invocadas actúen siguiendo un orden o bien sean los castigos que para él se piden los que se cumplan por orden de petición. Tal vez la ambigüedad sea intencionada, con lo que nos encontraríamos ante un zeugma. Probablemente se refiere a las palabras de Teseo al saber de la muerte de su hijo Hipólito y revelársele la injuria de Fedra. Ovidio emplea intencionadamente la perífrasis «yerno de Pasífae» para referirse a Teseo, quien lo es doblemente, al haber mantenido relaciones sucesivamente con las dos hijas de aquélla, Ariadna y Fedra. En estas palabras se trasluce la creencia de que para que una defixio toviese el efecto deseado había de especificarse con claridad la identidad del enemigo defixus. De nuevo nos encontramos aqm con un zeugma, en el sintagma execrantia vota, que he optado por resolver tal como puede verse en la traducción. Bien sabido es que se creía que traía mala suerte el cruzar un umbral o iniciar el paso con este pie, creencia que perdura en nuestros días.

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EL ms DE OVIDIO

Tu quoque, quid dubitas ferales sumere vittas? lam star, ut ipse vides, fiíneris ara tui. Pompa parata tibi est; votis mora tristibus absit Da iugulum cultris, hostia dira, meis! Terra tibi fruges, amnis tibi deneget undas,

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deneget afflatus ventus et aura suos. Nec tibi Sol clarus nec sit tibi lucida Phoebe, destituant oculos sidera clara tuos.

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Nec se Vulcanus nec se tibi praebeat Aer, nec tibi det tellus nec tibi pontus iter.

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Exul inops erres alienaque limina lustres exiguumque petas ore tremente cibum. Nec corpus querulo nec mens vacet aegra dolore, noxque die gravior sit tibi, nocte dies, sisque miser semper nec sis miserabilis ulH:

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gaudeat adversis femina virque tuis. Accédât lacrimis odium dignusque putere qui, mala cum tuleris plurima, plura feras sitque, quod est rarum, solito defecta favore fortunae facies invidiosa tuae,

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causaque non desit, desit tibi copia mortis: optatam fugiat vita coacta necem, luctatusque diu cruciatos spiritus artus deserat et longa torqueat ante mora. Evenient: dedit ipse mihi modo signa fiituri

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Phoebus, et a laeva maestà volavit avis. Certe ego, quae voveo, superos motura putabo speque tuae mortis, perfide, semper alar.

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[Finiet illa dies, quae te mihi subtrahet ohm; finiet illa dies, quae mihi tarda venit.] Et prius hanc animam, nimium tibi saepe petitam.

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Tú también,