(Octavio Deniz) - Tarot profesional.pdf

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Contenidos: Dar el paso Este libro Mi visión Los pros y los contras Encontrando tu lugar en el mundo del tarot Tu marca personal El comienzo: mejorando tu destreza en la lectura Es cuestión de práctica Los bloqueos a la hora de leer las cartas Buscando un lugar para trabajar En el propio domicilio En una oficina propia En un local ajeno En un establecimiento público En el domicilio del cliente Dando forma a tu espacio de trabajo El lugar del tarotista El lugar del consultante La sala de espera Lo que necesitas tener en tu consulta La consulta del tarot Una consulta típica Barajas Complementando la consulta Recomendaciones para el trato personal Tarot a distancia Tarot telefónico

Tarot a través de Internet Ventajas e inconvenientes El dinero Cuánto cobrar y cómo Tarifas variables, descuentos y subidas de precio Trabajo, descanso y limpieza energética Protección psíquica Técnicas de autoprotección y limpieza energética Da a conocer tu negocio El retorno de la inversión Medios publicitarios tradicionales Comunicación y publicidad a través de Internet Formas imaginativas de publicitar tu trabajo El arte de aconsejar Buscando soluciones Mecanismos de defensa psicológica Recursos Los clientes Los clientes problemáticos Como tratar a los clientes difíciles Conclusión Algunos problemas psicoemocionales comunes La ansiedad La depresión El maltrato emocional Trastorno bipolar Trastornos obsesivo-compulsivos Adicciones Números y leyes Los gastos Los ingresos

Llevando las cuentas Las ganancias Situación legal Ética profesional Lo primero: no dañar Respeto No atemorizar innecesariamente Autonomía personal Honestidad Confidencialidad Límites Aprendizaje continuo Imagen de la profesión Cómo desarrollar la intuición La sincronicidad Activando el chakra de la intuición Soñando con las cartas Cómo mejorar tu capacidad imaginativa Hablando con las cartas Las cartas y el cuerpo Crear cuentos con las cartas Más ideas Conclusión Bibliografía Notas

Tarot profesional

Octavio Déniz

Tarot profesional © por Octavio Déniz, 2016.

Ilustraciones de portada © por Octavio Déniz y Freepik.com.

Todos los derechos reservados. Ninguna parte de esta obra puede ser reproducida, incluso en Internet, sin permiso escrito del propietario del copyright, excepto en el caso de citas breves y en la crítica de libros.

Primera Edición, mayo de 2016.

www.octaviodeniz.com laCantonera

Con gratitud, para Cristina.

Dar el paso Déjame adivinar algo: te gusta el tarot, seguramente has practicado algo con las cartas y has leído bastante sobre el tema. Quizás algunas personas de tu entorno te han pedido una lectura y han acabado diciendo que lo haces bien, que aciertas con tus interpretaciones. Así que te preguntas ¿por qué no me dedico profesionalmente al mundo del tarot? Adivinar todo esto no es tarea difícil, dado que estás leyendo este libro. Ahora bien, entre la pregunta y la acción, entre el querer hacer una carrera en el mundo del tarot y efectivamente comenzarla, suele hacer un enorme abismo que pocas personas se atreven a cruzar. Ciertamente, ese paso desde la afición a la profesionalidad es un movimiento que resulta difícil para casi todo el mundo. Al fin y al cabo, ¿cómo sabemos que valemos para algo? Y aún en el caso de que tengamos buenas críticas por parte de amigos y familiares, ¿se trata de una opinión objetiva que pueda ser tenida en cuenta? Es más, en una actividad como el tarot, donde las certezas son tan difíciles de obtener, ¿quién nos dice que no estamos llevando al consultante por el camino equivocado con nuestras interpretaciones? Porque una cosa es hacer una lectura entre amigos, en un espacio distendido y relajado, pero ¿acaso estamos preparados para aconsejar a una persona en crisis? Déjame decirte que si lo que estás buscando es tener la certeza de que vas a hacer las cosas siempre bien, si esto es lo que te frena a la hora de dedicarte plenamente al mundo del

tarot, vas a tener dificultades para lanzarte a echar las cartas. Pero no sólo vas a tener problemas con el tarot. Vas a tener problemas con casi todo, porque no hay actividad humana que esté libre de error. La cuestión entonces no es pretender ser perfectos, que es un objetivo imposible, sino intentar que los errores que se cometan sean de la menor entidad posible. La mejor manera de reducir los errores y de mejorar las interpretaciones consiste en practicar y practicar, en estudiar mucho, pero sobre todo, en lanzarse a la experiencia. He comprobado muchas veces que los seres humanos sólo desarrollamos plenamente nuestro potencial cuando nos arriesgamos, cuando decidimos dar un paso hacia lo desconocido. En realidad tienes muchos más recursos de los que crees, pero estos recursos estarán dormidos a menos que decidas despertarlos. Sólo cuando te sientas frente a una persona y sientes sus dificultades es cuando te das cuenta de que quizás tú ya pasaste por esa experiencia. Ves que lo que aflige a los otros tiene solución, y a veces tú conoces esa solución. O quizás puedes orientar a la persona hacia alguien que sabes que la tiene. Cuando te sientas frente a una persona que espera tu lectura de las cartas, entiendes que nadie está esperando a que te equivoques, sino que el deseo del consultante es que aciertes, y sobre todo, que le aconsejes bien y le des aliento. Nadie tiene todas las respuestas y todos somos aprendices en esta experiencia que es la vida. Así que ¿por qué no soñar? ¿Por qué no creer que quizás con algo de esfuerzo y mucha ilusión, puedas comenzar una carrera profesional con las cartas?

Si te gusta el tarot, si has practicado un poco, si quieres hacer una carrera ayudando a otras personas, si quieres mejorar tu economía, y sobre todo, si quieres sentirte mejor compartiendo lo que sabes, seguramente tengas un espacio en el mundo del tarot. ¿A qué estás esperando para iniciar el camino?

Este libro Este es un libro dedicado a todas aquellas personas que aman el tarot y están decididas a hacer del manejo de las cartas su profesión. También puede ser apropiado para aquellos que, siendo ya profesionales, desean descubrir nuevas ideas o consejos que mejoren su práctica cotidiana. Para los propósitos de esta obra, definiremos como "profesional del tarot" a aquella persona que realiza lecturas de las cartas a clientes a cambio de dinero. Esta dedicación puede ser en jornada completa o a tiempo parcial. Se puede realizar de manera cotidiana o estacional, y puede implicar compartir el tiempo con otras actividades profesionales. Por tanto, un profesional del tarot no es una persona que sólo lee las cartas a amigos y familiares, ni tampoco aquel que realiza sus lecturas de manera gratuita. Echar las cartas de manera cotidiana requiere una gran inversión de tiempo y energía, y es poco probable que alguien decida realizar esos esfuerzos durante un período prolongado si no es a cambio de cierta recompensa económica. De todos modos, si la forma en que lees o entiendes el tarot no se ajusta a lo que se ha indicado anteriormente y aun así te sientes un profesional de las cartas, te invito a continuar con la lectura. Quizá esta obra te ayude a revisar algunas de tus ideas, o quizá te mantenga firme en tu posición, lo cual es respetable. Para la mayoría de las personas, ser profesional, trabajar en algo, tiene que ver con emplear tiempo y esfuerzo en ganar dinero. Esta es una buena motivación, pero tiene que ir unida a

algo que es esencial, y es el deseo de ayudar a tus clientes a través de las respuestas del tarot. Un trabajo que está orientado a las personas requiere la motivación de ser útil y nos obliga a tener las herramientas adecuadas para conseguir ese propósito. Este libro no está dedicado a conocer las cartas del tarot ni su significado. No hablaremos aquí de tiradas o de cómo interpretar un naipe en una determinada posición. Afortunadamente existen muchas obras en el mercado que se ocupan de esas cuestiones básicas, obras que hacen una buena labor de aprendizaje y difusión para todos aquellos que quieren iniciarse en el mundo de las cartas. Para hacer buen uso de este manual, doy por supuesto que conoces los aspectos básicos del tarot, es decir, los significados de las cartas y cómo realizar tiradas e interpretarlas[1]. Como se ha dicho, hay muchos títulos que enseñan a interpretar las cartas, pero pocos libros te hablan acerca de cómo llevar una consulta del tarot, qué opciones tienes a la hora de buscar un lugar donde trabajar, cómo hacer publicidad de tus servicios, como trabajar con clientes a través de internet o qué hacer con aquellas personas que presentan problemas psicoemocionales. Ése es el hueco que esta obra pretende llenar. Si estás pensando seriamente en convertirte en un profesional de las cartas, seguramente habrás hecho diversas lecturas para tus seres queridos, y probablemente también para algunos desconocidos. Quizás manejes más de una baraja y tengas en tu biblioteca unos cuantos libros sobre el tarot. No dudo que habrás probado diversas tiradas y tendrás algún dominio a la hora de realizar alguna de ellas. Estas bases son esenciales para poder dar el salto a la profesionalidad.

Por supuesto, esto no quiere decir que para comenzar a trabajar con las cartas haya que tener unos conocimientos enciclopédicos sobre el tarot, porque casi nadie los tiene. Todos estamos aprendiendo, y tú también aprenderás un poco cada día a medida que trabajes con tus naipes. De hecho, será la práctica cotidiana, el encuentro con los clientes, lo que te dará el conocimiento necesario para ser un buen profesional del tarot. Pero para poder enfrentarte a una consulta será necesario que tengas una cierta soltura no sólo a la hora de trabajar con las cartas, sino en el trato con los clientes. A través de este libro te daré muchas sugerencias para que puedas mejorar en todos estos aspectos. Pero espero darte aún más: claves y trucos para que tu práctica profesional, inicial o avanzada, sea más provechosa y más sana para ti. Porque en este mundo del tarot, como en todo, lo difícil no es llegar, sino mantenerse durante mucho tiempo. Pero antes de entrar en materia, quiero que conozcas un poco más cómo pienso, puesto que este libro está matizado por mis propias ideas; ideas que puedes aceptar o no, pero que debes conocer, puesto que no surgen del vacío, sino de la experiencia práctica y de mi propia indagación sobre las cartas y el ser humano.

Mi visión Soy de la opinión de que la objetividad no existe. Ningún libro se escribe desde un lugar neutral, sino que está impregnado de las creencias y las vivencias del autor. Esta obra no es una excepción. No pretendo por tanto que tú, lector, comulgues con todas mis ideas, ni que las aceptes sin crítica. Antes al contrario, espero que pongas a prueba todo lo que se expone en este y en todos mis libros, y que rechaces aquello que no se adapte a tu forma de ser. Pero también espero que sepas aceptar e incorporar como propio aquello que resulte ser útil para ti. Para que esta obra sea un ejercicio honesto, voy a intentar sintetizar mis ideas actuales acerca del tarot, que no son otra cosa que una extensión de cómo veo la vida. En primer lugar, yo no creo en un destino prefijado e inmutable. Creo más bien que el "destino" es un concepto flexible, que depende en gran medida de lo que nosotros estemos dispuestos a hacer para conducir nuestra vida en una dirección u otra. Lo que seremos mañana depende de nuestras decisiones de hoy, que son el producto de nuestra experiencia pasada y de nuestra conciencia presente. Esto no quiere decir que no existan ciertos acontecimientos vitales más o menos inevitables en nuestra vida. Hay ciertas crisis y ciertos acontecimientos gozosos de los cuales es muy difícil escapar. El paso de la niñez a la adolescencia, o de ésta a la madurez es un hecho que todos debemos afrontar; así como la entrada en la edad anciana y el ineludible encuentro con la

muerte. También la pérdida de los seres queridos, el encuentro con el amor o la vivencia de la sexualidad, son hechos que van a marcar nuestra vida de un modo u otro. Ahora bien, todos estos hechos más o menos inevitables, que muchos confunden con el destino, no son otra cosa que etapas en el camino de la evolución humana. Etapas que podemos vivir de un modo u otro, según sea nuestro nivel de evolución mental y espiritual. Si vivir el amor es algo ineludible, no lo es la forma en que vivimos ese amor. ¿Vamos a reproducir algunos esquemas negativos que hemos incorporado en nuestra infancia, o vamos a intentar tener relaciones maduras y positivas con los seres que amamos? Esta es la diferencia entre llevar el timón de nuestra vida o ser arrastrados por las corrientes del mar. Porque quien decide gobernar su propia nave, maneja las situaciones y tiene las riendas del destino; pero quien decide aceptar que la vida le lleve de un lado a otro sin reaccionar ni aprender de las experiencias, acaba siendo engullido por la primera tormenta que se le presente. Creo que el tarot es una herramienta simbólica que conecta con nuestro ser más profundo en dos direcciones. Empujando hacia abajo, nos lleva a hundir las raíces en nuestro mundo inconsciente y desconocido. Volando hacia lo alto, nos permite sentir la conexión con nuestro ser superior o alma. Es por tanto el tarot, un diccionario de símbolos que puede ser leído de muchas maneras, y por este motivo, no existe una única forma de entenderlo y sentirlo. No hay una única forma de interpretarlo. No creo que haya por tanto una verdad única en torno a las cartas y dudo de todos aquellos que pretenden imponerla. Lo que

las cartas nos muestran es un caleidoscopio de posibilidades. Tampoco creo en ciertas supersticiones en torno a las cartas. Por ejemplo, no hay ningún peligro en leer las cartas para uno mismo, ni en tocarlas con la mano equivocada, ni en cruzar las piernas en una tirada, etcétera. El único peligro es creer que esas cosas son peligrosas. No creo en dogmas. Pero sí en aquello que he visto y he comprobado por mí mismo. Y de eso trata este libro, de lo que conozco a través de mi experiencia con el tarot: una historia de amor y curiosidad que se remonta a más de treinta años en el momento de escribir estas líneas. Creo que las cartas son excelentes consejeras. Por eso, tengo una visión "psicológica", más orientada hacia el desarrollo personal, que puramente mágica de las cartas. En este libro verás un amplio reflejo de esta orientación. Entiendo que un profesional del tarot no es un mero lector de cartas, desinteresado de los problemas de las personas y sólo implicado en cobrar por hacer tirada tras tirada. Creo que cada persona que trabaja con seres humanos tiene una responsabilidad hacia ellos, que es la de proporcionarles herramientas para su desarrollo: respuestas, consejos, orientación y estímulo positivo. Si tu visión es radicalmente diferente de la mía, lo respeto. Pero espero que a través de este libro veas que existen otras posibilidades, otras formas de trabajar que quizás también te sean de utilidad.

Los pros y los contras Convertirse en profesional del tarot tiene aspectos positivos y negativos que conviene valorar con antelación. Entre los aspectos positivos más importantes podemos citar los siguientes: Ser un profesional del tarot te permite trabajar en algo que te gusta y ganar dinero con ello. Si estás leyendo este libro es porque te gusta el tarot, porque disfrutas con las cartas y porque estás valorando la posibilidad de obtener un beneficio de tu afición. Si este es tu caso, créeme: no hay nada más gratificante que levantarte por la mañana sabiendo que durante la jornada vas a hacer algo que te proporciona felicidad y que te permite mejorar tu economía. Tienes la oportunidad de ayudar a otras personas a conocerse mejor, a explorar sus potencialidades y a solucionar sus conflictos. La satisfacción de saber que has ayudado a alguien es algo que sólo conocen aquellos que trabajan en sectores como el tarot u otras disciplinas relacionadas con el desarrollo personal. Dictas tus propias normas. En otras palabras, eres libre y no tienes que obedecer órdenes ni seguir otros criterios que los tuyos. Tú decides tus normas, tus estándares éticos, decides lo que te apetece hacer y lo que no, lo que aceptas y lo que rechazas. Puedes gestionar tu tiempo, de manera que sea compatible con tu situación vital presente. Si lo deseas, puedes trabajar de lunes a viernes en horario de oficina, o puedes hacerlo a media jornada, compatibilizando el tarot con otro trabajo que ocupe el resto de tu día laboral. Es posible que quieras

trabajar a últimas horas del día, cuando tus clientes salen de su trabajo, o sólo en fines de semana. Puedes conciliar tu trabajo con la crianza de tus hijos, o con el cuidado de algún familiar. Además, tomas tus vacaciones cuando quieras, o eliges los días de la semana que quieres descansar. Tú decides. Pero no todo es de color de rosa en el mundo del tarot. Así que también hay varios aspectos menos positivos a tener en cuenta: Hay algo que sólo se descubre con el tiempo, y es que una cosa es disfrutar con el tarot realizando unas pocas tiradas esporádicas, y otra muy distinta trabajar día a día con las cartas ante el público. Si intentas abarcar demasiado, no te sorprendas si en muchos momentos acabas odiando al tarot. Por eso, los períodos de descanso son necesarios. Ayudar a personas en crisis puede ser gratificante, pero no es un trabajo apto para cualquiera. Tienes que aprender a entender el sufrimiento, pero también a separar tu vida de los problemas ajenos. Si estás demasiado cerca, acabarás llevándote todo el dolor de los demás a tu hogar. En cambio, si intentas situarte en una posición demasiado alejada, acabarás convirtiéndote en una persona cínica y deshumanizada. Estar entre ambos extremos es un arte que sólo se domina con la experiencia. Ser tu propio jefe es estupendo, pero también significa presión. Cuando las cosas van mal, no hay nadie a quien echar la culpa excepto a uno mismo. No todas las personas están preparadas para trabajar por cuenta propia, y no son pocos los que necesitan tener a alguien que tutele y dirija su trabajo. Psicológicamente es muy duro ser tu propio jefe

cuando hay dificultades. Por si fuera poco, deberás aprender a realizar muchas tareas para sacar adelante tu actividad. Tienes que atender llamadas de clientes potenciales, aprender algo de publicidad y moverte en los mundos de Internet y las redes sociales. Debes llevar tu contabilidad, mantener el contacto con tu gestor o con tu banco y al final de la jornada, aún te queda recoger tu consulta, pasar la fregona y limpiar el baño. En un trabajo por cuenta ajena, tienes una tarea concreta que se acaba al finalizar tu jornada laboral, pero cuando trabajas para ti, tienes que saber hacer mil tareas y las jornadas de trabajo se estiran hasta el infinito y más allá. No hay que llevarse a engaño, trabajar con personas es duro y hermoso a la vez. Las recompensas son grandes, pero el desgaste puede ser también importante. Afortunadamente, hay remedios para compensar este desgaste y existen muchas formas de simplificar el trabajo y cometer la menor cantidad de errores posible. Para eso está este libro.

Encontrando tu lugar en el mundo del tarot La mayor trampa en la que puedes caer en el comienzo de tu actividad consiste en creer que quizás no haya un espacio para ti en el mundo de Tarot. Nada hay más falso que eso, pues tú eres un ser único y nadie puede ofrecer lo que tú tienes. Por supuesto, tu forma de ser y tu estilo de trabajo atraerá a algunos clientes y alejará a otros. Cuenta con ello, ya que es imposible gustar a todos ni satisfacer a todo el mundo. Ahora bien, la mejor contribución que puedes hacer a tu trabajo (y a tu vida) es ser tal como eres: reforzando tus cualidades y puliendo tus defectos. La honestidad te abrirá más puertas que una técnica depurada. Una buena manera de comenzar a explorar tu propio espacio en el mundo del Tarot puede ser contestar a algunas preguntas. Toma papel y bolígrafo, y responde a las siguientes cuestiones con la mayor honestidad, puesto que nadie va a leer ese documento. Deja espacio debajo de cada respuesta para que puedas añadir algún detalle que se te haya olvidado en un primer momento y que pueda venir a tu mente con posterioridad. Contesta con tranquilidad y pensando bien cada respuesta, puesto que el documento en el que vas a trabajar puede ser la base de tu práctica profesional y de la publicidad que hagas de tus servicios. Estas son las preguntas que te sugiero. Léelas todas, antes de comenzar a responder cada una de ellas.

¿Quién eres? Es decir, ¿eres hombre o mujer? ¿Cuál es tu edad y tu estado civil? ¿Tienes hijos? ¿Dónde resides? Escribe un párrafo que conteste a estas preguntas. ¿Qué trabajos has realizado a lo largo de tu vida? ¿Cuánto tiempo has estado en cada actividad, aproximadamente? ¿Qué estudios posees? Aquí valen por igual los estudios reglados como los no reglados (por ejemplo, una licenciatura en psicología y una maestría de reiki). ¿Qué aprendizajes valiosos has adquirido a lo largo de tu vida? Deja abundante espacio libre para añadir más ideas a medida que vengan a tu mente en los próximos días. ¿Cuáles son tus principales aficiones? ¿Cómo definirías tu capacidad de trabajo? Es decir, ¿eres una persona resistente, que puede rendir durante muchas horas o necesitas grandes períodos de descanso? ¿Qué hechos de tu vida consideras como tus mayores éxitos? ¿Cuáles son tus mayores fracasos? Si es posible, pregunta a alguna persona que te conozca bien. Pídele que te diga, con la mayor honestidad, cuál considera que es tu mayor defecto y cuál tu mayor virtud. No juzgues las respuestas y limítate a anotarlas. ¿Cuáles son tus mejores cualidades para trabajar con el Tarot, aparte del conocimiento de las cartas? Por ejemplo, ¿eres una persona intuitiva? ¿Consideras que te resulta fácil conocer a los demás? ¿Sabes escuchar? ¿Sabes dar buenos consejos? ¿Cuánto tiempo hace que estudias las cartas del tarot? ¿Consideras que has realizado una amplia cantidad de lecturas a diversas personas? Piensa no sólo en las tiradas que has hecho a

amigos o familiares, sino a personas menos conocidas. ¿Has intentado trabajar como tarotista o estás trabajando con las cartas? Si es así, ¿cómo definirías tu experiencia? ¿Cuál crees que es tu estilo con las cartas? En otras palabras, ¿te interesa más la parte mágica del tarot, su capacidad de dar consejos, la vertiente espiritual? En páginas posteriores se discutirá más extensamente sobre los diferentes estilos de la práctica del tarot, pero te pido que contestes aquí de un modo intuitivo. ¿Cuál crees que es la parte más positiva del trabajo profesional con el tarot? ¿Cuál es tu mayor temor a la hora de hacer una carrera profesional? Como ves, todas estas cuestiones te obligan a hacer un profundo análisis de ti como persona y de tu inclinación hacia las cartas. No es necesario que las contestes todas de inmediato, ya que algunas requieren bastante reflexión, pero te animo a comenzar ahora mismo a responder a estas cuestiones. Si lo haces de un modo sincero, descubrirás que te obligan a meditar acerca de ti, y quizás te descubran algunos aspectos de tu relación con el tarot que quizás te sorprendan.

Tu marca personal Si tienes intención de dedicarte al trabajo profesional con el tarot, deberías plantearte hasta qué punto deseas exponerte y ser visible ante el público, ya que si no aprendes a tener esa visibilidad, o si eso es un problema grave para ti, no atraerás a tus clientes. Los potenciales consultantes deben conocer tu existencia para que tu actividad pueda tener algún éxito. Esto no quiere decir que el tarot sea un territorio exclusivo para personas muy extrovertidas. No es necesario vivir en un escaparate para hacerse un espacio en el mundo del tarot, ya que puedes desarrollar tu actividad incluso por teléfono. Pero si quieres prosperar en el mundo del tarot y tocar el límite de tus posibilidades, tienes que atreverte a dar un paso adelante y mostrarte ante los demás. Porque da igual lo que pienses: desde el momento en que te conviertes en profesional y empiezas a trabajar frente al público, desde el momento en que comienzas a hacerte publicidad, a compartir información en redes sociales y a expresar lo que sabes a través de artículos, cursos o libros, te transformas en una persona pública. Ser una persona pública no quiere decir que te vayas a convertir en una celebridad, sino que debes entender que hay una parte de ti que está expuesta ante los demás. Llamaremos a esa parte tu "yo público" para diferenciarlo de aquella parte de ti, más privada, que es sólo tuya y que decides compartir con tu familia y amigos. Ese yo-público forma parte de lo que actualmente se denomina

"marca personal", un concepto similar al de "marca corporativa" que rige en el mundo de la empresa y los negocios. Así, del mismo modo que las empresas cuidan su imagen de marca, y evitan cualquier connotación negativa que pueda dañarla, tú debes aprender que tu yo-público configura la esencia de tu marca. Ese yo-público es una marca que tú también debes cuidar y usar en tu beneficio. A la hora de diseñar tu publicidad, de mostrarte en las redes sociales o de crear el ambiente que quieres transmitir en tu consulta, es importante que seas muy consciente de cuál es esa marca personal a la que debes ser fiel. Hay que dejar claro que la marca personal no es un concepto que uno deba inventar desde la nada, sino que es la plasmación pública de lo que eres, de lo que sientes y de lo que crees. Si no, se convierte en un ejercicio de propaganda, falso y vacío de contenido. No se trata por tanto de crear una imagen ideal de uno mismo, ni de querer transmitir lo que no se es, sino de entender quién eres y cuál es la manera más adecuada de expresar esto a tus potenciales clientes. En este sentido, el cuestionario que has completado en el apartado interior es de la mayor importancia, puesto que te ayuda a clarificar quién eres y cuál es tu posición en el mundo del tarot. Así por ejemplo, si eres una persona que cree en la magia y que se interesa por la dimensión psíquica del trabajo con las cartas, tu marca personal tiene que estar en consonancia con estas creencias. En cambio, si te orientas hacia el mundo de la terapia y ves las cartas como consejeras que permiten reconocer

las opciones que tiene el individuo ante sí, tu imagen de marca personal tendrá que transitar por un camino diferente. De este modo, nadie se viste de mago o hechicera para posar para una foto publicitaria si no pretende transmitir un mensaje acorde con el aspecto más mágico y esotérico del tarot. Por tanto, el tipo de frases que usas como eslóganes publicitarios difiere si piensas que las cartas predicen el futuro o si crees que son un elemento de autoconocimiento. A lo largo de este libro, espero poder ayudarte a afinar tus ideas acerca de cuál es tu marca personal y cómo hacerla llegar a tu clientela. Pero de momento, puedes reflexionar acerca de las contestaciones que has dado al cuestionario presentado anteriormente. Observa tus respuestas desde el punto de vista de cómo definen tu marca personal, esa marca que quieres mostrar al mundo con legítimo orgullo. Antes de terminar este capítulo, quiero volver a incidir en un punto muy importante: si no eres una persona muy extrovertida, no te desanimes. Al contrario, toma tu camino en el mundo del tarot como una oportunidad para estar en contacto con muchas personas, para aprender a abrirte más, y para hacerte más accesible al mundo que te rodea. Ten en cuenta esto: cada uno de nosotros tiene un don, y la mayoría tenemos más de uno. Si te escondes, si limitas tu exposición a los demás, les estás negando tu don, y te estás negando una oportunidad de crecer, de aprender, de brillar y de paso, de mejorar tu economía. Si tienes un don con las cartas del tarot, ¿a qué estás esperando para compartirlo con los demás? El público está deseoso de encontrar buenos profesionales, y probablemente tú

eres la persona que tu comunidad necesita para poner al tarot en el lugar que le corresponde. Como bien dice Marianne Williamson en su libro Volver al amor: "Nuestro miedo más profundo es que somos enormemente poderosos. Es nuestra luz, no nuestra oscuridad lo que más nos asusta. (...) Hacerte pequeño no le hace ningún bien al mundo". ¿Te atreves ahora a brillar o vas a seguir en la oscuridad?

El comienzo: mejorando tu destreza en la lectura Ahora que ya has decidido dar un paso adelante, desde el papel del aprendiz hacia el estatus del profesional, o bien si ya trabajas con el tarot y deseas mejorar tu práctica, es el momento de comenzar por el principio. El principio, como no podía ser de otra manera, tiene que ver con tu calidad como tarotista. Difícilmente puedes prosperar en una profesión, sea la que sea, si no te esfuerzas por dar lo máximo de ti, y el tarot no es una excepción. Así, aunque la competencia en este sector sea dura, no es algo que debas temer. Ten siempre en cuenta que nadie tiene lo que tú puedes aportar. Tú tienes cualidades únicas, experiencias propias y una forma de ser que es inimitable. Ahora bien, por muy buenas que sean tus capacidades, no servirán de nada si no te esfuerzas por ofrecer la máxima calidad en tu trabajo.

Es cuestión de práctica Un paso esencial a la hora de mejorar tu destreza con las cartas consiste, como puedes imaginar, en practicar y practicar. Ningún conocimiento, ni la intuición más poderosa, sustituye a la práctica repetida, constante, con tu mazo del tarot. Para empezar, practica la mezcla de cartas en todas sus variantes: distributiva, en círculos, en paquetes o con cualquier sistema que conozcas. Hazlo hasta que tengas mucha destreza y se convierta en un acto natural, que puedas realizas incluso con los ojos cerrados. Piensa que cuando trabajes con personas debes dedicar toda tu atención al cliente, por lo que el hecho de mezclar las cartas tiene que ser para ti un acto natural que no requiera ningún esfuerzo por tu parte. Como es lógico, tendrás que realizar muchas lecturas antes de ponerte a trabajar con clientes, ya que la soltura sólo se adquiere con la experiencia. Por ese motivo, aquí te propongo algunas ideas para que adquieras esa experiencia: Haz muchas lecturas a tus familiares y amigos. Trabaja con diferentes preguntas y prueba distintas tiradas. Intenta olvidar lo que conoces acerca de estas personas y haz tus lecturas como si fueran clientes desconocidos. Al finalizar la sesión, pide la opinión de tus consultantes, no sólo acerca de tu grado de acierto con las cartas, sino en tu desempeño como profesional. Intenta no trabajar siempre con los mismos consultantes. Realiza lecturas imaginarias a personas que conoces,

pero que no están presentes. Por ejemplo, puedes probar con tus contactos de Facebook, o con amigos que viven lejos de ti. No hace falta que pidas permiso a esas personas, puesto que no se trata de entrar en su intimidad, sino de practicar en sesiones imaginarias. Lo que surja en las tiradas debe quedar reservado en tu interior. Piensa en personajes famosos, que pueden ser tanto de la actualidad como individuos célebres de la historia. Pon su fotografía sobre tu mesa y realiza lecturas como si se tratara de auténticos clientes tuyos. ¿Te imaginas lo divertido que puede ser echar las cartas a Cleopatra, a Napoleón, o a la celebridad del momento que ocupa las portadas de las revistas del corazón? Realiza ejercicios como los que propongo en mi libro 111 ejercicios con el tarot o en títulos similares. Uno de los ejercicios que más te ayudarán a mantener tu conexión con el tarot consiste en extraer una carta al día y meditar sobre ella a lo largo de la jornada. Por supuesto, hazte muchas tiradas e interprétalas. Y no, no tengas miedo. En contra de lo que creen muchas personas, leer el tarot para uno mismo no es perjudicial en absoluto. Yo lo hago desde hace más de treinta y cinco años y no me ha pasado nada malo. La única dificultad de echarse las cartas a uno mismo consiste en que es difícil ser imparcial con aquello que nos afecta más directamente, pero precisamente por eso debes hacerlo, hasta que aprendas a desarrollar la objetividad con tus propios problemas. Grábate en tus lecturas de práctica y escucha a continuación esas grabaciones. Presta atención al ritmo con que lees las cartas, las pausas, los momentos de duda o incluso al tipo de expresiones que utilizas con frecuencia.

Observa tus muletillas lingüísticas y haz lo posible para reducirlas. Si lo deseas, puedes incluso filmarte en video (lo puedes hacer con una simple webcam) y estudia tus movimientos, el lenguaje corporal del que normalmente no eres consciente. Ponte en el lugar de un cliente potencial y no te avergüences a la hora de escucharte o verte. Acude a que algún profesional con experiencia te lea las cartas. Observa atentamente su estilo de trabajo. Toma nota mental de lo que te gusta y lo que no. Piensa que colocarse en la posición del cliente es una manera muy interesante de aprender a mejorar tu formación como tarotista profesional. En caso de que acudas a distintos profesionales para aprender, te recomiendo que no digas que eres tarotista, de manera que nadie se sienta juzgado u observado de manera crítica. No me cansaré de repetirlo, por muy buenas que sean tus habilidades, por afinada que esté tu percepción, necesitas practicar, practicar y practicar. Cualquier aficionado puede hacer una buena lectura, pero realizar varias seguidas en una jornada de trabajo, manteniendo al máximo la concentración y sin perder la calidad de las interpretaciones, es lo que diferencia a los aprendices de los maestros.

Los bloqueos a la hora de leer las cartas Es cierto, no obstante, que por mucho que practiques, antes o después sufrirás algún tipo de bloqueo, ya que es algo que puede ocurrirle a cualquier lector del tarot en un momento u otro del trabajo. Por ejemplo, cuando se cruza algún pensamiento ajeno al tema que estamos tratando, es fácil "perder el hilo" de los pensamientos. O bien, cuando surge una carta en una posición especialmente difícil de interpretar. También hay clientes que son capaces de desconcentrar al tarotista con sus continuos comentarios o con sus reacciones ante la lectura. El mejor profesional es, a fin de cuentas un ser humano, y no hay forma de librarse de cometer pequeños errores. Ahora bien, no hay que confundir el bloqueo circunstancial, que cualquiera puede sufrir en el momento menos oportuno, con una verdadera dificultad para leer las cartas, que se repite día tras día. Como es lógico, el primer problema tiene una solución relativamente fácil, pero el segundo, la dificultad real para conectar con las cartas en presencia de un cliente, requiere un trabajo más profundo. En este apartado analizaremos ambos problemas, e intentaré dar soluciones tanto para aquellos momentos en que te encuentres en el primer caso, como si lo que estás sufriendo es una verdadera incapacidad para interpretar los naipes. Como ya se ha comentado, el bloqueo circunstancial es algo que puede ocurrirle hasta al mejor profesional en cualquier momento, por lo que es muy recomendable que, aunque no hayas

sufrido nunca este problema, leas los consejos que se dan a continuación. Nunca se sabe cuándo tendrás que echar mano de ellos. Estos trucos se pueden usar de manera individual o combinándolos entre sí, y suelen ser bastante efectivos: Memorizar frases o palabras clave. Este truco es especialmente efectivo para las personas que gozan de buena memoria, y es bastante recomendable para aquellos que aún están en una fase inicial de su profesión. Consiste en memorizar una frase para cada carta, o bien una o dos palabras claves que puedas recordar en momentos de bloqueo. Esto es relativamente sencillo si tienes una lista a mano y de vez en cuando la revisas. Para las personas de memoria más débil, es útil revisar la lista con las cartas en la mano, asociando el diseño de la misma con las palabras, ya que las claves visuales ayudan a esta tarea. En definitiva, se trata de tener unas palabras clave que puedas repetirte mentalmente mientras observas la carta. Este simple truco te puede ayudar a salir de muchos bloqueos mentales. Describe la carta en voz alta. Otra forma de afrontar los momentos en blanco consiste en hacer una descripción de viva voz de la imagen que aparece en el naipe. Si hay un personaje en ella, comienza asumiendo que puede ser el consultante, si tu intuición te indica que lo hagas así, o bien alguna persona de su entorno. Algunos tarots, como el RiderWaite o derivados, son especialmente apropiados para este fin, pues tienen ilustraciones evocativas en todos los naipes, incluyendo el Arcano Menor. Une en tu lectura la imagen que se observa en el arcano con la posición que ocupa en la tirada. Por ejemplo, si en una lectura aparece el Cuatro de

Copas (Rider-Waite), puedes empezar diciendo: "veo a una persona que está sentada, protegida, y que parece estar reflexionando u observando lo que tiene ante sí, siento que eres tú y dado que la carta aparece en la posición del presente, entiendo que es la fase en la que estás en este momento, aunque como ves hay algo que viene desde atrás, una copa que flota en el aire y que puede significar...". A partir de ahí, deja fluir tu intuición. Continúa con otra carta más fácil. También puedes afrontar el instante en que una carta te bloquea pasando a otro naipe de la tirada. Nadie te dice en qué orden tienes que leer las cartas, así que comienza por donde te resulte más fácil o por donde sientas que tu intuición se mueve con más facilidad. Si en el transcurso de esta lectura el cliente te indica que has dejado una carta atrás, simplemente puedes decir que volverás sobre ella después ya que hay otra que te parece más importante, sin dar más explicaciones. Por supuesto, más adelante tendrás que volver sobre la carta que te causó el bloqueo, puesto que el cliente espera que lo hagas. Pero para cuando vuelvas, probablemente sentirás que tu mente y tu intuición están más centradas. Procede aquí como un niño que está aprendiendo a caminar. Das un paso, buscas la complicidad del consultante, adquieres seguridad, das otro paso, etcétera. Busca la cooperación del consultante. Señala la carta que te bloquea y pregunta con toda tranquilidad al cliente: "¿qué ves aquí?". No esperes, claro está, una interpretación perfecta de la carta, sino su propia visión de lo que está reflejado en el naipe. Lo que te indique está muy directamente conectado con aquello que hierve en su interior, así que presta mucha atención. A partir de lo que la persona

te dice, elabora una interpretación y sigue con el resto de los naipes. Por supuesto, no debes abusar de este recurso, puesto que si lo haces con demasiada frecuencia dentro de una misma consulta, tu cliente podría preguntarse si hace bien invirtiendo su dinero en ti. Da una primera interpretación y pregunta al cliente por su situación personal. Por ejemplo, si surge una carta que se refiere a la pareja (como los Enamorados o el 2 de Copas) dentro de una tirada referida al trabajo, puedes decir algo como esto: "veo que el tema del amor y las relaciones está muy relacionado con tu trabajo, ¿tienes pareja en la actualidad?". A partir de la respuesta que te proporcione, puedes avanzar en la lectura. Este método es mejor que el anterior, puesto que el cliente entiende que sabes por dónde vas y simplemente debe dar un poco de información para que te orientes en la dirección correcta. Recupera tu concentración. Mira durante un instante a una zona vacía de tu tapete de trabajo. Si usas una tela de color negro para trabajar con tus cartas, deja que tu mirada descanse en el espacio más tranquilo. Toma una respiración lenta y vuelve a tu lectura. Es muy probable que a partir de ahí, todo fluya con más facilidad. Como se ha comentado, todos estos recursos son de utilidad en el caso de que tengas un bloqueo momentáneo a la hora de leer las cartas, pero si tu problema es más persistente y sientes que cada vez te resulta más difícil mantener tu concentración, deberías tener en cuenta otros aspectos. En primer lugar, deberías observar si el bloqueo te acompaña desde el principio de tu trabajo profesional con las cartas. En ese caso, te recomiendo que te detengas y medites acerca de qué es

lo que te está impidiendo tu progreso. Ten en cuenta estas cuestiones. ¿Tienes dudas acerca de tus habilidades como tarotista? Si no tienes la seguridad de que tu trabajo sea realmente bueno, te recomiendo que practiques y practiques sin parar. No hay otro camino, y si no me crees, fíjate en los deportistas de élite o en los grandes intérpretes escénicos. ¿Acaso crees que sus éxitos se deben a un don milagroso? No, detrás de cada una de esas personas que brillan en sus profesiones hay años de práctica, de esfuerzos y de sacrificio. No es necesario que te esfuerces tanto para ser un buen tarotista, pero tampoco pienses que basta con tener un don mágico para que todo fluya. No sobreestimes el talento, puesto que la práctica es mucho más de la mitad de tu éxito. ¿Acaso crees que no mereces ganar dinero con las cartas? Aunque este es un impedimento que se tratará con más detalle en un capítulo posterior, te adelanto que si este es tu problema, deberías plantearte en serio tu actitud hacia el dinero. Es muy difícil mantener una carrera profesional si tu posición en este sentido no es clara, puesto que al primer contratiempo, o cuando el agotamiento haga presa en ti, tendrás pocos argumentos para no abandonar la práctica. ¿Te confunde la variedad de significados que acuden a tu mente cuando ves una carta del tarot? Esto no debería ser un problema si has practicado suficientemente realizando muchas tiradas. Aun así, es posible que tu mente racional esté interfiriendo en tu capacidad intuitiva. Si crees que este es tu caso, te recomiendo que estudies con atención el capítulo relacionado con el desarrollo de la intuición que se desarrolla más adelante en este libro. ¿Te cuesta centrarte porque no te vienen suficientes ideas a la

cabeza? La rigidez mental puede ser también un obstáculo para realizar buenas lecturas. Lee el capítulo dedicado al desarrollo de la imaginación que se presenta más adelante. En contra de lo que muchos creen, la imaginación, que es la llave para abrir la mente, es un aliado esencial del profesional del tarot. Si has podido trabajar sin problemas durante mucho tiempo, y observas que últimamente te bloqueas cada vez más en tus lecturas, deberías tener en cuenta estas cuestiones. ¿Estás descansando lo suficiente? Quizás estás dedicando mucho tiempo al tarot, descuidando el ocio así como el contacto con la familia y los seres queridos. Aquí sirve de poco pensar que "este es el ritmo que vengo llevando desde hace años", porque las circunstancias cambian, y no en todos los momentos tenemos la misma energía ni el mismo entusiasmo ante el trabajo. ¿Has perdido la ilusión? No deberías extrañarte si, después de mucho tiempo con el tarot, has dejado de sentir el mismo interés del principio. Si sientes que has perdido la ilusión por las cartas, tómate unas vacaciones. Olvida el tarot por una temporada, e incluso medita acerca de si deberías modificar el rumbo de tu vida. No hay por qué temer al cambio, ni a probar nuevas experiencias. A lo mejor es sólo un paréntesis o quizás sea una despedida para siempre. Pero nunca deberías mantenerte en una profesión tan exigente como esta si sientes que ya no resuena contigo. Ni tú ni tus clientes se merecen algo así. ¿Te has cansado de escuchar los problemas de los demás? No te sientas mal por ello, puesto que esto es algo que le sucede a casi todos los profesionales que trabajan con

personas en un momento u otro de su carrera. Estar en contacto con el dolor ajeno es agotador, y por mucho que quieras desconectar y hacer limpiezas energéticas (como aprenderás más adelante), puede que llegue un momento en que necesites tomarte un descanso prolongado para ocuparte de ti y tus seres más próximos. Si lo necesitas, hazlo. En todo caso, espero que estos pequeños contratiempos no sean prolongados, y que con todos estos consejos y los que se dan a lo largo de este libro, puedas disfrutar de una larga y fructífera carrera en el mundo del tarot.

Buscando un lugar para trabajar Un aficionado del tarot puede realizar lecturas en cualquier lugar, en la mesa de su cocina o en casa de un amigo, pero si quieres ser profesional del tarot necesitarás un espacio adecuado, un lugar físico donde realizar tu actividad. Incluso en el caso de que te dediques a hacer lecturas a distancia, por teléfono o a través de videoconferencia, deberás disponer de un espacio tranquilo, en el que nadie te moleste y en el que poder realizar tu actividad de un modo que sea correcto para ti y respetuoso con tus clientes. Por otro lado, tal como se valoran las cosas en nuestra sociedad, el lugar en el que trabajas forma parte de esa primera buena impresión tan necesaria, puesto que muestra quién eres como profesional y la seriedad de tu práctica. El lugar donde echas las cartas y la forma en que lo decoras es una parte importante de tu marca personal. Así, no es lo mismo disponer de un buen espacio que hacerlo en condiciones precarias, aunque como es lógico, el mejor despacho no sirve de nada si tu desempeño profesional no es del agrado de tus clientes. Existen diversas opciones a la hora de escoger un entorno de trabajo. Cada lugar tiene ventajas e inconvenientes, y tú deberías escoger aquel que resulte más apropiado para ti. Ahora bien, en muchas ocasiones la realidad económica no te dejará elegir y deberás conformarte con aquello de lo que puedas disponer. En

cualquier caso, es importante conocer las diversas posibilidades que puedes encontrar. A continuación vamos a estudiar los espacios de trabajo más comunes.

En el propio domicilio Usar una habitación del hogar tiene ciertas ventajas, que detallamos a continuación: Es cómodo. En ningún sitio estarás más a gusto que en tu propio hogar. Evitas desplazamientos que siempre implican una pérdida de tiempo, de modo que tu tiempo se aprovecha mejor. Permite un horario de trabajo más amplio, ya que se pueden recibir clientes a distintas horas, dependiendo de tu propio horario personal u ocupaciones. Puedes así compatibilizar la lectura del tarot con las tareas domésticas, con el cuidado de los hijos o con otro trabajo que realices desde el hogar. Es la alternativa más económica, pues evita cualquier coste añadido, tanto en alquileres como en desplazamientos. Como se trata de tu propio domicilio, puedes decorar el lugar de trabajo a tu antojo, creando la atmósfera que deseas para tus lecturas. Ahora bien, esta modalidad tiene algunos inconvenientes que conviene explicar: Dificulta la separación entre trabajo y ocio, entre el espacio laboral y el espacio privado o familiar. Esto puede ser especialmente molesto cuando se reciben clientes a diferentes horas. Como consecuencia de lo anterior, el profesional o su familia, se pueden sentir "invadidos" por la presencia de los clientes. Una forma de evitar esto consiste en separar claramente el espacio laboral del profesional, incluso

utilizando distintas puertas de acceso si el domicilio lo permite. También es conveniente tener un horario de trabajo estricto, fuera del cual no se admitan consultas. De este modo, tanto nosotros como nuestra familia sabemos con qué tiempo contamos para cada ámbito de la vida. Aunque no es habitual que surjan problemas, en ocasiones no es deseable que ciertos clientes "problemáticos" conozcan la ubicación de tu domicilio. Dependiendo de tus circunstancias personales, y sobre todo con clientes nuevos y desconocidos, puedes sentir más seguridad si en la casa hay un familiar adulto que pueda hacerse cargo de cualquier situación. En resumen, esta es la opción más sencilla, especialmente para aquellos que están comenzando y no quieren tomar el riesgo económico de alquilar un local. Eso sí, no es adecuado para las personas muy celosas de su privacidad, que vivan solas o que teman por su seguridad. Por supuesto, no es una opción viable a menos que dispongas del espacio adecuado en tu hogar. Requiere además poner ciertas barreras claras entre el espacio y el tiempo que se dedica a la profesión y a la vida personal y familiar.

En una oficina propia Como en el caso anterior, la opción de alquilar una oficina propia que podemos usar como despacho tiene ventajas e inconvenientes. Algunas ventajas son: Dispones de un espacio exclusivamente dedicado al trabajo, lo que otorga una imagen más seria y profesional que recibir a los clientes en tu propia casa. Acudir a una oficina crea una barrera psicológica entre el espacio donde vives y aquel donde trabajas. Esta forma de separar la vida laboral y personal es muy sana a nivel mental. Si vives en un centro urbano, existen múltiples opciones de alquiler de oficinas, a precios muy diversos. También puedes arrendar una parte de una oficina más amplia, lo que reducirá mucho tus costes por alquiler, o bien puedes unirte a otros profesionales y compartir un espacio por horas. Desplazarte a un lugar diferente a tu hogar te facilita tener unos horarios de trabajo definidos. Como en el caso del hogar, puedes decorar tu oficina de manera que se adecúe a tus gustos o puedes realizar incluso alguna obra menor que sea necesaria. En cambio, los inconvenientes más notorios son: Como es lógico, alquilar una oficina cuesta dinero. Debes tener en cuenta aquí no sólo el gasto del alquiler, sino los costes de comunidad y los recibos correspondientes de agua, luz, calefacción, etc. En algunos casos, se te exigirá una fianza equivalente a varios meses de alquiler, lo que supone

adelantar una suma importante de dinero. Si quieres trabajar de forma legal y evitar problemas, es necesario contar con un seguro que cubra cualquier accidente que pueda ocurrir en el local. Debes valorar muy bien lo que estás en disposición de gastar y cuántas horas de trabajo requiere cubrir esos gastos. Esto no es fácil de calcular si estás iniciando tu actividad. Ir a la oficina implica tiempo y a veces gastos de desplazamiento que no son desdeñables. Estos gastos forman parte de la contabilidad de tu negocio y debes tenerlos en cuenta. Por último, firmar un contrato de arrendamiento significa, evidentemente, crearte un compromiso que debes cumplir. Esto puede no ser un inconveniente si tienes un cierto rodaje en el mundo del tarot, una clientela, y sabes con seguridad que esto es lo que vas a hacer en adelante. Pero si estás comenzando, quizás no tengas tanta seguridad a la hora de adquirir ese compromiso. Sin duda, esta es la mejor opción para aquellas personas que desean obtener el máximo rendimiento de su trabajo y dar una imagen de completa profesionalidad. Máxime si tienes oportunidad de encontrar un local que sea adecuado para ti. Por otro lado, si estás empezando debes saber que los gastos son seguros, pero los ingresos no lo son tanto.

En un local ajeno Es usual que las herboristerías, tiendas esotéricas o librerías especializadas tengan algún espacio que puede ser utilizado para leer el Tarot, así que es buena idea acudir a estos comercios en busca de un nicho donde trabajar. Si vives en una población grande deberías explorar el entorno en busca de lugares apropiados para pasar consulta. Ten siempre a mano algo de publicidad y tu tarjeta de visita. Como es lógico, cuando hables con los propietarios de los diversos negocios te encontrarás con personas que tienen un concepto negativo del Tarot. En ese caso no discutas ni intentes convencerles, ya que es una pérdida de tiempo. Simplemente, da las gracias a la persona por su atención y vete. En otros casos, verás que el lugar ya está ocupado por otra persona que lee las cartas. En esas circunstancias lo más recomendable es no intentar competir, ni usurpar el puesto del profesional ya establecido. Déjale en su territorio ya conquistado y ocúpate de buscar un espacio libre para ti en otro lugar. De todos modos, no es mala idea dejar tu tarjeta al propietario, por si en algún futuro el espacio quedara vacante. Intentar quitar el puesto o competir con otro profesional asentado puede ser negativo por varios motivos: Te creas un posible enemigo, cosa que nunca es buena en ningún orden de la vida. Siempre hay que seguir el antiguo adagio de "no hagas al otro lo que no quieres que te hagan a ti". Si se trata de una persona con mayor experiencia que tú, lo

cual es más que probable, puedes salir perdiendo en las comparaciones. Por regla general, el propietario va a confiar más en una persona que conoce que en alguien que se presenta como novedad. Piensa que siempre hay más lugares en los que trabajar y no tienes por qué centrarte en uno concreto. En definitiva, alégrate de que los demás tengan trabajo, porque eso significa que también habrá un espacio para ti en algún lugar. Si surge la posibilidad de trabajar en el local, interésate por las condiciones, el horario de apertura, etcétera. En algunos lugares el propietario cobra un porcentaje por consulta, mientras que en otros simplemente te dejará un espacio que deberás pagar con un pequeño alquiler. Como es lógico, la primera opción es la más conveniente para ti, pues sólo pagas si tienes clientela. Además, si el propietario cobra por cliente atendido, estará más interesado en recomendar tus servicios, lo que es beneficioso para ambos. Las principales ventajas de pasar consulta en un local son las siguientes: Es lo más parecido a tener una oficina propia, en el que puedes atender a cualquier cliente de forma segura, seria y con un aura de profesionalidad. Es más económico que alquilar un local, y si acuerdas con el propietario pagar un porcentaje por cliente atendido, no expones tu propio capital. Una tienda o un centro siempre tienen un flujo de clientes que puedes aprovechar desde el primer día. En muchos casos se

trata de clientes habituales. Éstos confían en el criterio del propietario y pueden ser más proclives a usar tus servicios si éste te recomienda. Algunos inconvenientes de esta opción son: Tienes que compartir parte de tus ganancias, aunque generalmente será más económico que alquilar un local. Si tienes poca clientela o estás empezando, puede ser una buena opción, pero si tienes muchos clientes, quizás no te compense tanto. Por regla general no te dejarán hacer grandes cambios en la decoración, sobre todo si el espacio es compartido por otros profesionales en otros horarios. De todos modos, siempre puedes llevar algunos objetos personales y ponerlos en tu mesa mientras trabajas. Si no dispones de una oficina cerrada, puede ser incómodo trabajar con tus clientes. En un local siempre hay gente que entra y sale y no existe demasiada intimidad. Pero la mayor dificultad de todas es que en cierto modo, actúas como un empleado, aunque no estés en nómina ni cobres un sueldo. Si el dueño no está de acuerdo con tu forma de trabajar, te lo hará saber, independientemente de que tú creas estar actuando correctamente. Así que para bien o para mal, estás siempre en una posición subordinada, en la que tendrás que aceptar las normas de la casa y atender a los clientes tal como los propietarios desean. Por ese motivo es muy importante hablar previamente sobre estos extremos, saber cómo son y cómo piensan los dueños del local, ya que en caso de discrepancia, tienes todas las de perder. A continuación te ofrezco algunos consejos importantes, que

serán superfluos para aquellos que hayan trabajado en ventas o cara al público, pero que conviene tener en cuenta: Ponte siempre en el lugar de los propietarios. Para ellos, su reputación es muy importante, y es lógico. Tú, como colaborador, puedes irte en cualquier momento y empezar en cualquier otro lugar, pero los propietarios seguirán en el mismo sitio, dando la cara ante los clientes. Nunca hagas nada que dañe la imagen del negocio. Trata a los clientes del local con amabilidad y simpatía, aunque no vengan a tu consulta. Piensa que mientras estés allí, eres casi como un empleado más. El cliente del local es lo primero. Cuando un comprador entra por la puerta, hazte un lado para que sea atendido de inmediato y no molestes. En resumen, trabajar en un local ya establecido tiene grandes ventajas, sobre todo si estás empezando y aún no tienes una clientela propia. De este modo, se convierte en un lugar ideal para ir creando una base de clientes sin necesidad de arriesgar mucho dinero. Ahora bien, ten en cuenta que no sólo estarás trabajando para tu cliente, sino que el propietario puede tener algo que decir con respecto a tu rendimiento. Si eres una persona adaptable y el propietario también es razonable, probablemente no tengas problema.

En un establecimiento público Desde que el maestro Alejandro Jodorowsky popularizara sus lecturas del tarot en el Café Le Téméraire, no son pocos los tarotistas que han aprendido a realizar su trabajo en establecimientos públicos. En cierta medida, este entorno de trabajo es similar al que se comentó en el apartado anterior, aunque por estar abierto a un público más amplio, tiene ciertas características propias. Esta opción de trabajo tiene ciertas ventajas que se mencionan a continuación: Evitas los gastos de un alquiler, así como todo lo que esto conlleva (recibos, seguros, etcétera). Es un espacio donde entra y sale gente, lo que significa visibilidad y publicidad. No te olvides de poder un cartel a la entrada con los horarios y de tener algo de publicidad disponible para cuando no estés. Puedes establecer un buen acuerdo con los propietarios, de manera que todos salgáis ganando. Por ejemplo, algunos tarotistas hacen una tirada de cartas sin coste a cambio de que el cliente haga una consumición en el establecimiento. El beneficio aquí es la publicidad gratuita, ya que aprovecharás para entregar a cada cliente una tarjeta con tu dirección y teléfono. En principio, a algunas personas les puede parecer una buena idea echar las cartas en un local público, pero este espacio tiene sus inconvenientes:

El más evidente es que el local no es tuyo, y si te dedicas a efectuar tiradas con frecuencia debes pedir permiso al propietario. En todo caso, un café tranquilo puede ser un lugar adecuado para una lectura ocasional que no desees realizar en tu domicilio u oficina. Si realizas tiradas gratis a cambio de consumiciones, ten en cuenta que las personas que buscan servicios gratuitos no suelen ser las mismas que luego desean pagar por una consulta. Así que puedes verte en la situación de trabajar mucho a cambio de ningún beneficio. Un local público no es el lugar más adecuado para tratar ciertas preguntas privadas. A menos que dispongas de un rincón algo apartado, puedes perder clientes por falta de intimidad. Siguiendo el punto anterior, puedes también perder a algunos clientes que consideran que "no es serio" echar las cartas en un café. En resumen, hacer tiradas en una café tranquilo puede ser una buena opción si quieres darte a conocer y ganar algo de clientela. Pero hay que tener mucho cuidado con esta opción, ya que puedes acabar trabajando mucho para nada. De todos modos, como experiencia puntual puede ser muy recomendable, ya que es una excelente terapia contra la timidez. Por propia experiencia sé que en cuanto se despliegan las cartas del tarot sobre una mesa de un local, de repente, todo el mundo parece interesado en lo que ocurre. Si algún día haces la prueba, te divertirás persiguiendo las miradas furtivas de los clientes, dirigidas hacia ti y tu misteriosa baraja. Una lectura en un lugar público te demostrará que aunque algunas personas hablen con cierto desprecio del tarot, ellos también se mueren por una tirada.

En el domicilio del cliente Si no dispones de un lugar donde trabajar, existe la opción de acudir a casa del cliente. Desde mi punto de vista, esta no es, ni de lejos, la mejor opción, pero quizá quieras explorar un nicho de mercado realizando lecturas a domicilio. La mayor ventaja de este tipo de trabajo consiste en que te ahorrarás los costes de mantener una consulta propia. Pero esa es la única ventaja. A partir de ahí, según mi criterio, son todo desventajas. En primer lugar, si eres mujer tenderás a evitar este tipo de situaciones, con buenos motivos. Pero aunque seas un hombre, acudir en solitario al hogar de una persona desconocida no es algo que esté exento de riesgos. ¿Acaso sabes cuántas personas viven allí y cuáles son sus intenciones? Además, no sólo tienes que contar con el peligro físico, sino que debes tener en cuenta que al acudir a un lugar desconocido a echar las cartas, estás fuera de tu ambiente. Puede que el lugar sea desagradable, que se reúnan varias personas a ver la sesión y que te molesten con sus comentarios; puede que haya niños corriendo y chillando por todas partes o que el vecindario sea amenazante, o simplemente, es posible que, por el motivo que sea, te sientas a disgusto en ese lugar. ¿Aún piensas que en esas condiciones puedes hacer un buen trabajo? Lo más probable es que no. Si aun así piensas que puede ser buena idea hacer algunas lecturas a domicilio, te recomiendo que tengas en cuenta las siguientes sugerencias:

La seguridad personal es lo primero. Si por algún motivo tienes alguna duda acerca de acudir a un domicilio, no lo hagas. Confía en tu instinto. Debes tener una persona que se ocupe de tu seguridad, al que llamaremos el "cuidador a distancia". Puede ser tu pareja, un familiar o un amigo de confianza. Es muy recomendable que tu cuidador sea un hombre y que aprendas su número de teléfono de memoria, por lo que pueda pasar. Esta persona debe saber cuándo acudes a una cita, la dirección, el nombre de tu cliente y a qué hora vas a terminar. Lleva siempre contigo tu teléfono móvil encendido y con carga de batería suficiente. Durante la consulta, ponlo en silencio o en modo vibración, pero no lo apagues. Tenlo a mano en tu bolso o en un bolsillo de tu ropa. Cuando estés en casa del consultante, llama a tu cuidador en presencia del cliente y dile algo como esto: "ya estoy en casa de [nombre del cliente], terminaré a tal hora. Luego te veo". Esto es suficiente para que un potencial agresor se lo piense dos veces antes de intentar algo. Tu cuidador debe tener instrucciones precisas acerca de qué hacer en caso de que no vuelvas a llamar en un tiempo prudencial. Si acudes con tu coche, apárcalo cerca de la puerta del cliente. El vehículo debe estar en buenas condiciones de uso (debe arrancar a la primera) y con combustible suficiente. Usa un dispositivo GPS para llegar directamente a tu destino sin dar rodeos innecesarios ni tener que hacer preguntas a extraños. Si al llegar a la zona en cuestión no te sientes a gusto, o si observas algo extraño, no acudas a la cita. Llama al cliente y

explícale que no va a poder ser. Si es posible, ofrécele otra opción, como por ejemplo, realizar la consulta en un café. Cuando acudes a una zona desconocida, es recomendable hacerlo con cierta antelación. De este modo puedes dedicarte durante unos minutos a ver el ambiente. Si todo ha ido bien, cuando termines la sesión y estés en un lugar seguro, como por ejemplo dentro de tu vehículo, llama a tu cuidador y dile que ya has acabado. Nunca hagas esta segunda llamada delante de tu cliente ni dentro de su casa. Por supuesto, no te olvides de llevar tus cartas, un tapete y un reloj, así como tu agenda o cualquier elemento que necesites para la consulta. En resumen, hacer lecturas en el domicilio del cliente es una opción que sólo sería recomendable en aquellos casos en que conozcas bien a la persona y el lugar en el que vive. En caso contrario, sólo deberías hacer este tipo de trabajo con las debidas precauciones. Estas son las posibilidades que tienes para trabajar con tus cartas en un lugar físico. Ahora bien, con estas opciones no se agotan todos los espacios en los que te puedes encontrar con tus clientes. Existe un nuevo lugar, el espacio virtual de Internet, así como el ya clásico de las consultas telefónicas que, por su carácter específico, se abordarán en un capítulo posterior de este libro.

Dando forma a tu espacio de trabajo Si ya cuentas con un lugar en el que trabajar, es hora de darle forma para que resulte adecuado, tanto desde el punto de vista práctico como en el plano estético o de gustos personales. Evidentemente, si el espacio del que dispones está en un local ajeno, hay poco que puedes hacer por cambiar las condiciones del lugar. Si acaso, llevar contigo tus cartas, tu tapete, algunos cristales, velas, incienso, u objetos de poder que te ayuden a crear cierta atmósfera, y poco más. Pero si dispones de un espacio que puedas transformar, no dudes en ponerte manos a la obra, aunando lo práctico, puesto que es un espacio de trabajo, con lo estético. A la hora de crear tu espacio de trabajo, debes tener en cuenta una cuestión fundamental: ¿qué atmósfera quieres crear en tus consultas? Esta cuestión se relaciona directamente con tu propio estilo de trabajo, es decir, con tus creencias acerca del Tarot y de la vida en general. También se relaciona con lo que deseas que reciba el cliente, con la imagen que quieres proyectar sobre él. En otras palabras, la manera en que distribuyas y decores el espacio está directamente relacionada con lo que quieres que sea tu marca personal. Todo lo que hacemos está impregnado de nuestro estilo, y uno de los errores que podemos cometer como profesionales es ignorar qué estilo es éste. Tu estilo es una parte esencial de tu

marca personal, de lo que transmites a tus clientes a través de tu publicidad, de la forma en que atiendes las consultas, de cómo entiendes el tarot y del tipo de respuestas que das ante las preguntas que se te formulan. Tu estilo se nota en la manera en que consuelas a una persona que rompe a llorar en tu consulta, o en el modo en que respondes una duda existencial. No existe un tarot imparcial, del mismo modo que no hay un hablante nativo de cualquier idioma que no tenga un acento particular. El tipo de tarot que practiques tiene, por tanto, un acento particular que vendrá influido por ser la persona que eres y por mantener las creencias que tienes. Hay diversas formas de encarar el tarot, y seguramente te identificarás con una o varias de las siguientes. El estilo mágico-espiritual es el que muchas personas asocian con el tarot tradicional. Los profesionales que se inclinan por esta visión del tarot suelen dan consejos mágicos, o invitan a sus clientes a realizar rituales con los que solucionar sus problemas. En su trabajo adoptan el papel de la hechicera tradicional o bien se decantan por usar un estilo más próximo a la new-age. A la hora de decorar el despacho, tienden a usar imágenes de diosas, brujas o ángeles. Si un cliente llega a ellos con un conflicto matrimonial, le propondrán un ritual mágico para resolver el problema, o bien le indicarán que tiene que buscar la solución del conflicto a través de la exploración de sus vidas pasadas, por poner dos ejemplos. El tarotista práctico o directo, en cambio, siente que su deber es transmitir el mensaje de las cartas tal y como lo percibe, sin añadir a la lectura ninguna connotación especial. Para este tarotista, las cartas son un canal por el que fluye información, y simplemente deben estar abiertos a transmitirla del modo más

preciso posible. Son profesionales que saben dar buenos consejos sobre temas concretos, pero no se implican demasiado en la vida del consultante. Generalmente confían en su intuición, que es excelente, y que les permite captar con cierta seguridad el futuro probable de cualquier situación. Por ejemplo, si el cliente quiere saber cómo está su relación de pareja, este profesional se limita a echar las cartas y decir cómo irán las cosas, puesto que suele ser un firme defensor del destino como algo fijo e inamovible. Los tarotistas que se ajustan a un perfil terapéutico suelen estar interesados en la posibilidad de usar las cartas como herramienta de sanación. En general son personas con una visión psicológica de los problemas humanos y tienden a dar menos importancia a los aspectos mágicos o místicos. Estos profesionales sienten que su deber es ayudar a que el cliente conecte con sus emociones, al tiempo que le consuelan y le dan fuerzas para afrontar el sufrimiento. Ante la pregunta sobre un problema de pareja, este profesional no sólo hará una lectura, sino que intentará profundizar en los conflictos que puedan existir, dando pistas acerca de cómo buscar soluciones. Para esta persona, el destino no está escrito, y se puede cambiar en la medida en que el consultante esté dispuesto a sanar sus heridas y transformarse en el proceso. El maestro, en cambio, es una persona que está deseosa de compartir información y de educar al cliente. Un tarotista que entre en esta definición es un profesional que hace más preguntas que las que responde, puesto que reconoce que las preguntas tienen un valor superior a la hora de conocer la realidad. El maestro es ante todo un filósofo con un tarot en la mano, y es excelente a la hora de impartir enseñanzas o de dar clases. Suelen ser personas que mantienen una cierta distancia con sus

clientes, sin implicarse demasiado en sus problemas, pero que pueden ayudar mucho a aquellos que quieran crecer por sí mismos. Ante un problema sentimental, el maestro hará que el cliente se formule preguntas a través de las cartas, dejándole espacio para que encuentre sus propias respuestas. ¿Has identificado cuál es tu estilo o estilos de trabajo? En realidad, un buen tarotista debería ser una combinación de todos los estilos antes mencionados, pero de un modo u otro, todos sentimos más predilección por unos enfoques antes que por otros. Pues bien, conociendo tu orientación básica, puedes dar forma a tu espacio de trabajo, de manera que transmita mejor lo que quieres expresar a tu cliente, teniendo en cuenta que es un lugar en el que además vas a pasar muchas horas de tu tiempo. ¿Quieres crear un ambiente mágico en tu consulta, con una bola de cristal sobre tu mesa? ¿O bien prefieres algo más sobrio, incluso austero? ¿Te gusta tener a tu alrededor estanterías repletas de libros? ¿O prefieres disponer de un sofá para poder sentarte a hablar con la persona sin necesidad de tener las cartas delante? Piensa en detalles como la luz, que puede ser natural o artificial. Medita acerca del uso de incienso o velas, que pueden gustar a unos y molestar a otros. Piensa en los objetos decorativos que van a estar en la sala, así como en los muebles y su disposición. Dedica tiempo para valorar con exactitud qué es lo quieres expresar a través de tu consulta y con qué medios cuentas para transmitir esas sensaciones. A continuación vamos a explorar los espacios específicos que ocupan tanto el tarotista como el cliente, así como la persona que espera su turno en tu consulta. Cada lugar tiene particularidades que debes conocer.

El lugar del tarotista Cuidar el lugar donde te sientas es de la máxima importancia, ya que las consecuencias de estar en un sitio inapropiado, si bien no se notan en el corto plazo, pueden ser bastante negativas a la larga, manifestándose en forma de cansancio o dolor físico. Observa a los animales. Ellos no duermen en cualquier sitio, y siempre que pueden elegir, se ubican en los mismos lugares para descansar o para comer. Algunas disciplinas, antiguas o modernas, como el feng-shui o la geobiología, tratan el tema de la energía de la tierra así como la disposición de los objetos en los espacios donde vivimos y trabajamos. Es bien sabido que el lugar preferido de un perro suele ser beneficioso para el ser humano. Este espacio es lo que en geobiología se denomina una zona "neutra". En cambio, los gatos prefieren las zonas "geopáticas", es decir, aquellas cuya energía es perjudicial para el ser humano. Estas zonas suelen estar marcadas por el cruce de vetas de agua subterránea con las redes de energía de la Tierra (llamadas "líneas de Hartmann"). Si sabes trabajar con el péndulo o las varillas de zahorí, te recomiendo que explores tu espacio de trabajo en busca de zonas neutras. Pero si no sabes usar estas herramientas, prueba diferentes lugares que te parezcan apropiados. Sitúa tu silla sobre ellos, siéntate y quédate un rato meditando. Observa tu cuerpo. Si te sientes bien, confía en tu instinto. Si en cambio te cuesta mantener la concentración, es muy posible que estés encima de una zona a evitar. Si haces una observación minuciosa de tu lugar de trabajo

descubrirás que en un espacio muy reducido, hay zonas positivas y otras negativas. Estas últimas deberían estar libres, es decir no debería ser ocupada ni por ti, ni por tu cliente, ni por la mesa donde despliegas tus cartas. Una zona geopática puede ser un buen lugar para poner un pequeño altar con algunos cristales de cuarzo, flores o alguna figura devocional (un buda, una diosa, etc.). Si vas a trabajar muchas horas leyendo el Tarot, es importante que busques una silla cómoda, en la que puedas apoyar los brazos y que sea apropiada para tu columna. Procura además que tu espalda esté situada en la proximidad de una pared. Esta posición ayuda a sentirse más seguro y de alguna manera proyecta mejor tu energía hacia el cliente. Nunca dejes un gran espacio vacío detrás de ti, y de ningún modo tiene que haber una puerta a tu espalda. Procura que tu mesa tenga espacio suficiente para que puedas extender tus cartas con comodidad, especialmente si te gusta realizar tiradas con gran número de naipes. Con respecto al material, el más adecuado es la madera, puesto que conecta con el elemento Tierra y genera una gran estabilidad. En todo caso, usa la mesa de la que puedas disponer o la que más te guste. Sobre tu mesa de trabajo, coloca un tapete que creará un espacio en el que te puedes concentrar, mezclar tus naipes y realizar las tiradas. Además, es beneficioso para tus cartas, ya que éstas tienden a desgastarse con el roce repetido sobre una superficie dura. El color del mismo así como el tipo de tejido, queda a tu elección, aunque mi recomendación es el fieltro de color negro. La tela de fieltro tiene una textura ideal que permite que las

cartas se deslicen, al tiempo que tiene cierta consistencia, que evita que se formen arrugas al barajar tus naipes. Por otra parte, el color negro permite ver las cartas con toda claridad y crea un espacio donde la mente se puede relajar con cierta facilidad. En los momentos en que tu pensamiento divague, puedes mirar a un espacio vacío de tu tapete y te resultará muy fácil recuperar la concentración. En todo caso, si tus preferencias son otras, e incluso si no te gusta usar un tapete y prefieres deslizar tus naipes sobre la mesa, hazlo. Resulta esencial contar con un reloj para determinar la duración de las consultas. El reloj debe ser fácilmente visible tanto para ti como para el cliente. Si te resulta más cómodo, puedes tener dos relojes sincronizados, mirando en ambas direcciones. En todo caso, el reloj que uses debe estar dentro de tu ángulo de visión cuando miras las cartas, ya que así puedes controlar el tiempo sin necesidad de mirarlo ostensiblemente. Nunca controles el tiempo de una consulta mirando tu reloj de muñeca o consultándolo en la pantalla de tu teléfono móvil. Es un gesto muy desagradable para el cliente, puesto que puede pensar que tienes prisa por acabar la sesión.

El lugar del consultante El consultante debe disponer de una silla cómoda, pero no tan cómoda que le invite a no querer levantarse. Una silla normal, sin reposabrazos, pero con un buen cojín, es lo más adecuado. Es conveniente disponer de una silla adicional, puesto que el consultante puede venir acompañado de otra persona. En el caso de que el consultante acudiera con más de un acompañante, es recomendable que se queden fuera, no tanto por la escasez de sillas en el interior, sino porque un exceso de personas en la sala tiende a crear distracciones. De hecho, puede que prefieras atender a tu cliente a solas, aunque debes tener en cuenta que algunas personas querrán acudir a la consulta con alguien de confianza. Una vez tengas la silla del consultante ubicada en su lugar frente a ti, siéntate en ese lugar durante unos minutos y observa todo el espacio desde su posición. Procura mirar lo que tienes delante con los ojos de un recién llegado. Frente a ti está la mesa donde el tarotista te echará las cartas, su silla, y todo lo que haya detrás. De este modo, observa bien qué objetos están frente a la visión del cliente, puesto que eso es lo que recordará con mayor facilidad cuando abandone tu consulta. Comprueba que los objetos que están dentro del campo de visión del cliente son los adecuados para crear el ambiente que deseas. Por ejemplo, a ti te puede gustar mucho el cuadro que sitúas a tus espaldas, o bien tienes una estantería repleta de objetos. Estos elementos pueden ser agradables para la vista, o

pueden ser una fuente de distracción para el cliente. Obsérvalo todo con objetividad, y si tienes dudas, pide a alguna persona amiga o a un familiar que se ubiquen en ese sitio y te den su impresión. Comprueba que las cartas se pueden ver correctamente desde la posición del cliente, ya que si la mesa es demasiado ancha, puede tener dificultades para observarlas. Si lo deseas, puedes tener un perchero, para que el cliente cuelgue su abrigo, o una mesita auxiliar donde las señoras dejen el bolso. En definitiva, la mejor manera de asegurarte de que el cliente tenga una buena experiencia cuando pase por tu consulta es poniéndote en su lugar e intentar verlo todo desde su posición.

La sala de espera Es un espacio importante cuando tienes que atender a varios clientes en tu jornada. Piensa que siempre habrá un momento en que alguien llega antes de tiempo, o en que la sesión se alarga un poco más de lo previsto y se producen solapamientos. Esta sala no tiene por qué ser demasiado grande. Procura tener un par de sillas en ella, y si lo deseas, una mesita baja donde poner algunas revistas o libros que hagan más entretenida la espera. Si no tienes una mesita y no quieres gastar dinero, adquiere un revistero. Si tienes folletos de publicidad o bien información sobre tus consultas de tarot o sobre otras actividades que realices, es importante que estén visibles en esta zona de tu consulta. Un último detalle, asegúrate que tanto la puerta como las paredes que separan la sala de espera de tu consulta, aíslan bien el sonido del interior. Ten en cuenta que resulta muy desagradable estar en una sala de espera y escuchar todo lo que se habla en una consulta que debería ser privada. Esta comprobación es muy fácil de realizar, pidiendo a alguien que hable dentro y situándote en la sala de espera, o dejando una radio encendida en un programa hablado y con un volumen normal. Lo importante aquí es que compruebes que aunque se cuele un poco de sonido al exterior, no se entiende con claridad lo que se está diciendo dentro. En caso de que se distinga con claridad la voz, deberías pensar en aislar al menos la puerta. Esto es relativamente fácil, comprando una lámina de aislante acústico y pegándola en la

parte interior. Ahora bien, si el local no es de tu propiedad, quizás debas contactar con el dueño del local para que te dé permiso para hacerlo. Otra solución, sin coste ni obras, para el problema del aislamiento, consiste en poner música suave en la sala de espera.

Lo que necesitas tener en tu consulta Existe una serie de elementos que nunca deben faltar en tu consulta y que deberías revisar antes de iniciar tu jornada de trabajo. Algunos de ellos son: Por supuesto, debes tener el mazo de cartas que sueles usar en tus consultas. Es recomendable disponer de algunos tarots más a tu disposición, ya que a veces puedes sentir el deseo de usar una baraja específica con algún cliente en particular. Tu agenda, cerrada y colocada a un lado de tu mesa cuando estás atendiendo al cliente. Procura tener siempre un par de bolígrafos a mano para anotar nuevas consultas, datos personales de tu cliente, etcétera. Una caja de pañuelos de papel. A lo largo de tu carrera profesional verás caer muchas lágrimas, así que más vale que tengas algo a mano para secarlas. Quizá no sea buena idea tener la caja a la vista, pero sí accesible en un cajón de tu mesa, de manera que puedas sacarla en el momento oportuno sin levantarte. Para una persona que llora es desagradable ver que su interlocutor se levanta para ir a buscar algo al otro extremo de la habitación. Publicidad de tus servicios, si haces otras actividades al margen del tarot. También información de futuros cursos o talleres, si los realizas. Los clientes de una consulta de tarot son un público perfecto para encontrar alumnos. No deben faltar tus tarjetas de visita en buena cantidad.

Si tienes objetos a la venta, puedes disponerlos en una vitrina lateral, o sobre una mesa auxiliar que sea visible. No es recomendable que los tengas sobre tu mesa de trabajo, pues distraes a tu cliente. Piensa que la persona ha venido por el tarot, así que la compra es algo opcional. Si aprovechas la consulta de tarot para aconsejar sobre flores de Bach, asegúrate de tener frascos de gotero vacíos en un cajón, así como agua destilada y una botella de brandy para realizar las diluciones. Por supuesto, debes tener tu set completo de flores siempre a mano, pero no visible sobre la mesa. En un cajón deberás tener tu cuaderno de contabilidad, que puedes actualizar a diario al finalizar la jornada. Por último, y no menos importante, debes tener espacio suficiente para guardar documentos, archivadores y todo lo que en general se requiere en una oficina. Si lo deseas, puedes disponer todos esos elementos en una sala aparte, de manera que no interfiera en la atmósfera que quieres crear en tu consulta, o bien los puedes tener en un armario cerrado. En todo caso, no olvides que todos estos elementos prácticos son esenciales para mantener un cierto orden en tus papeles. Y el orden significa ahorrar un tiempo valioso que puedes aprovechar para lo que desees.

La consulta del tarot Una consulta típica Una vez que hemos dedicado tiempo a analizar el lugar donde realizarás tu trabajo, es el momento de referirnos a lo que se realiza dentro de ese espacio. En este capítulo hablaremos de la sesión típica de tarot, que es la que se produce de manera presencial en un despacho o consulta. En primer lugar, y antes de iniciar tu trabajo diario, te recomiendo que realices un pequeño ejercicio de relajación y de protección energética. Un ejemplo de ese tipo de ejercicios se describe en el capítulo "Trabajo, descanso y limpieza energética" que figura en páginas posteriores de este libro. Ten en cuenta que cuando llegas a tu consulta, traes contigo toda tu vida en la cabeza. Algunos días serán positivos y tendrás la mente centrada desde el primer instante. Pero habrá otras jornadas en que los problemas personales pueden hacer que tu atención esté dispersa. Esto es normal, puesto que nadie tiene un temperamento que sea estable en todo momento. Para realizar bien tu trabajo, tal como los clientes esperan y merecen, debes dedicar unos minutos a centrarte y protegerte de influencias externas negativas. Esto significa que nunca deberías llegar con el tiempo justo para iniciar las sesiones, sino que deberías disponer de unos minutos previos de tranquilidad. Por otra parte, el espacio de trabajo necesita ser revisado antes de comenzar. ¿Vas a encender unas velas? ¿O prefieres abrir la ventana unos minutos para que todo se ventile? Realiza

estas actividades con tranquilidad y con la conciencia puesta en lo que haces. Revisa también si tienes a tu disposición todo lo que necesitas. Por supuesto, comprueba que tienes tus cartas a mano y cualquier otro elemento que sea preciso para ti. A la hora de recibir a tus clientes, sé cordial, pero manteniendo las normas básicas del respeto. Saluda con un gesto, estrecha la mano o besa en la mejilla, según sea la norma en tu país, tus preferencias y el grado de proximidad que tengas con la persona. Cada individuo tiene un espacio de seguridad, llamado también "burbuja personal" que requiere ser tenido en cuenta. Si te acercas demasiado, tu presencia puede ser amenazadora, así que actúa con cautela con los clientes primerizos. Una vez sentados en torno a la mesa. Procura tener algún tema de conversación para romper el hielo. El más socorrido puede ser el tiempo atmosférico, pero también te puedes referir, siempre en tono positivo, a alguna prenda que lleve puesta la persona, a su peinado o a cualquier cuestión externa. Si el nombre de la persona es peculiar, puedes preguntarle por su origen, o quién se lo puso, etcétera. Este diálogo no debería durar más de unos pocos minutos, y será exitoso si consigues que la persona sonría o si ves que su postura corporal se relaja. En caso de que no sea así, no te preocupes, hay clientes fríos o nerviosos a los que les cuesta soltarse. Lo importante es que hayas intentado un acercamiento y que la persona note que todo va a ir bien contigo. Durante este tiempo de charla inicial puedes aprovechar para ir mezclando las cartas, lo que dará a tu cliente la sensación de

que "ya está pasando algo". Es necesario, por tanto, que domines bien las técnicas de mezcla para que puedas manipular tus naipes sin necesidad de prestarles atención. Durante esta fase inicial, mira en cambio a tu cliente tanto como puedas y toma una actitud de relajación y confianza que se transmita al otro lado de la mesa. Al fin, pregunta qué es lo que la persona quiere saber y procura prestar mucha atención no sólo a lo que dice, sino a cómo lo dice. La forma de expresar sus preguntas, el lenguaje de su cuerpo, son datos muy importantes que te ayudarán a hacer una buena interpretación de la tirada. Mira a la persona a los ojos con naturalidad, y solamente desvía la mirada si es para atender a los naipes. Ayuda a tu cliente a reformular sus dudas, muéstrale, con paciencia y respeto, cómo hacer buenas preguntas a las cartas. A veces, las cuestiones que trae el cliente no son provechosas, y es tu responsabilidad ayudar a formular buenas preguntas que lleven a respuestas constructivas por parte de las cartas. Así, si alguien pregunta "¿cuándo me libraré de esta enfermedad?", quizás sea buena idea reconducirle suavemente a una pregunta mucho más interesante: "¿qué puedo hacer para sanar esta enfermedad?" Luego, una vez le has aconsejado, puedes mirar un buen momento para la curación, pero advirtiendo: "puedes sanar a partir de la primavera, pero siempre que tengas en cuenta los consejos que te ha dado el tarot". Desde mi punto de vista, esta es una ayuda mucho más provechosa que arriesgarnos a dar una fecha (cosa difícil con el tarot) sin buscar más explicaciones. Si el cliente puede hacer algo para sanar de su enfermedad, y las cartas pueden informar de ello, es tu obligación averiguarlo y ayudarle. En caso contrario, la

persona simplemente esperará a que llegue el momento en que indicaste que se curaría sin hacer nada para recuperarse. Cuando llegue ese tiempo y no haya remedio, sentirá que la has engañado. Recuerda siempre que eres tú quien consulta a las cartas, eres tú quien hace la pregunta, quien dispone la tirada y quien la interpreta. Es tu responsabilidad hacer las cosas de tal manera que el cliente reciba aquello que sea más beneficioso para su salud y su felicidad futuras. Esa, y no otra, es la diferencia entre un buen profesional del tarot y alguien que simplemente quiere ganar un dinero fácil con las cartas. El profesional está para ayudar al cliente. Del mismo modo que un doctor le da al enfermo lo que necesita para sanar, sin importar lo que el paciente erróneamente exija, el tarotista profesional le da a su cliente la información más provechosa que se pueda obtener con las cartas, buscando transmitir el mayor bien posible. A la hora de mantener tus sesiones también es importante que pienses en las siguientes cuestiones: Como se indicará en el capítulo dedicado al dinero, tienes que decidir si cobrarás por tiempo o por lecturas, siendo más recomendable la primera opción, por los motivos que ya se explicarán. Así que si cobras por tiempo, ¿cuánto van a durar tus consultas? Por supuesto, como ya se ha dicho, tendrás siempre un reloj a la vista para controlar tus horarios. Ten muy claro qué incluye la consulta y qué no. ¿Es sólo tarot o quieres complementarla de forma opcional con reiki, flores de Bach o cualquier otro tipo de terapia o ritual mágico? Por supuesto, tendrás que valorar las distintas posibilidades, el

tiempo que necesitas para todo ello y cuánto vas a cobrar. Otro tema interesante es si permites que la consulta sea grabada o no. Algunos profesionales no quieren ser grabados, y es bueno advertirlo al cliente antes de empezar. En cambio, otros no tienen inconveniente en que el cliente saque su teléfono móvil o su grabadora, e incluso graban ellos mismos las sesiones. Con las nuevas opciones digitales, es muy fácil registrar la consulta con una grabadora o un teléfono celular y enviar el archivo por correo electrónico, o bien directamente al teléfono del cliente a través de bluetooth o métodos similares. De manera opcional, puedes indicar a tu cliente que apague su teléfono móvil antes de comenzar la sesión, si esto es una molestia para ti. Aunque parezca mentira, he visto a clientes que chatean por su terminal mientras el profesional intenta concentrarse con las cartas. Si eres como yo y te molesta este tipo de comportamiento, pide con amabilidad al cliente, antes de comenzar, que apague su teléfono y te evitarás malos momentos durante la consulta. Nadie envía mensajes mientras le hacen una revisión médica o en una consulta con el psicólogo, así que ¿por qué hacerlo en una consulta seria de tarot? En cualquier caso, procura mantener una consulta tan profesional como sea posible, sin permitir que las cartas sean una mera diversión, sino un espacio de aprendizaje, sanación, respeto y crecimiento, tanto para el cliente como para ti.

Barajas Estimo que una de las diferencias entre usar el Tarot en un plano personal o hacerlo de un modo profesional implica el aprender a manejar diversas barajas. En otras palabras, en cultivar el espíritu del eterno estudiante, que siempre quiere saber más y profundizar en su arte. Lo ideal a la hora de trabajar día a día es tener una baraja de referencia, con la que sientas más afinidad y con la que te resulte más cómodo concentrarte y trabajar. Pero también es recomendable tener a mano dos o tres mazos diferentes, en caso de que en algún momento tu intuición te indique usar otras cartas. No hay nada malo en cambiar de vez en cuando, y con toda seguridad encontrarás que con diversas barajas alcanzas significados más interesantes o tienes experiencias diferentes. Otra opción que puedes considerar es dejar que el cliente elija entre varios mazos de cartas. Esto puede ser especialmente apropiado con personas muy intuitivas, que pueden sentirse más a gusto con unos naipes antes que con otros. En todo caso, si deseas que el cliente elija las cartas, pon sobre la mesa aquellas que domines y con las que te sientas bien trabajando, ocultando el resto de los mazos de tu colección. A fin de cuentas, eres tú quien va a interpretar las cartas y debes trabajar siempre con un mazo que te agrade, que te dé seguridad y que conozcas bien. No es recomendable variar de mazo cuando estés realizando una sesión, ya que puedes provocar cierta confusión en tu cliente. Pero en esto, como en todo, sigue lo que indique tu intuición. No escatimes a la hora de comprar barajas para tu trabajo,

ya que se trata de tu herramienta básica. Si las cartas se desgastan después de un uso intensivo, compra otras. Si ves en el mercado un mazo que te llama la atención por su diseño, no dudes en hacerte con él. Como ya sabes, conectar con un mazo de cartas nuevo requiere algo de tiempo y cierta disposición. Cada vez que adquieras unas cartas, barájalas repetidamente, duerme con ellas o haz lo que sea necesario hasta sentir que son realmente "tuyas". Si el mazo contiene un diseño completamente nuevo, observa todas y cada una de las cartas con la mayor atención posible. Busca información sobre ellas, si lo consideras necesario, o deja que tu intuición fluya libremente. Escribe frases alusivas a cada carta, o palabras clave en tu cuaderno del tarot. Haz, en definitiva, lo que sea preciso para entender y sentir ese nuevo mazo y poder comenzar a usarlo con tus clientes. A la hora de comprar cartas para tu trabajo, procura que sean de diseño resistente, es decir, que estén fabricadas en un buen cartón grueso. Las cartas más finas pueden ser interesantes para coleccionar, pero tienen poca vida cuando se intentan utilizar a diario, así que invierte en naipes fuertes. Ten cuidado también con el diseño o la temática de las cartas. Existen en el mercado cientos de tarots de muy diversa tipología, pero no todos son apropiados para trabajar con el público. Ten en cuenta que tus gustos pueden no coincidir con la mayoría, y pueden incluso afectar a la opinión que el cliente tenga de tus servicios. Así por ejemplo, un tarot de tipo gótico puede ser muy de tu gusto, pero quizá provoque temor en las personas más sensibles, que verán en las cartas todo tipo de presagios negativos, aunque no estén ahí.

Los tarots "clásicos" (Marsella, Rider-Waite y Thoth de Crowley), así como todas sus barajas derivadas son en general las más apropiadas para el trabajo cotidiano, puesto que no tienen ninguna orientación especial ni son susceptibles de crear ninguna idea negativa en el cliente. Pero no olvides tener alguna baraja "especial" para aquellos casos en que sea necesario cambiar de registro.

Complementando la consulta Una consulta de tarot puede ser un buen espacio para dar salida a otros conocimientos o habilidades que puedas tener. Piensa que si tus lecturas te dan pie para recomendar algún remedio natural o vender un producto mágico, no sólo estás ayudando a tu cliente, sino que estás creando una consulta de mayor valor, que te permitirá incrementar tus ingresos. Por ejemplo, las flores de Bach son un complemento muy eficaz para tu trabajo, puesto que te permiten ofrecer un remedio bastante eficaz para los dolores del alma que, con tanta facilidad, se manifiestan delante de las cartas. Las flores de Bach son un conjunto de preparados elaborados a partir de la cocción o maceración en agua de varias especies de flores naturales del Reino Unido. Creados por el médico inglés Edward Bach (1886-1936), el conjunto de los 38 preparados que hoy denominamos flores de Bach, es una forma de terapia alternativa específicamente orientada hacia los problemas emocionales. Temas como el miedo, la incertidumbre, la desesperación, el cansancio físico o mental, problemas del desarrollo, la falta de interés por la vida o los trastornos obsesivos, por citar sólo unos pocos ejemplos, son buenos espacios de actuación de las flores. Si es posible, te recomiendo que te formes en este campo de conocimiento y lo apliques a tus clientes. También puedes, en este mismo terreno de la salud psicoemocional, formarte en el terreno de la homeopatía o las plantas medicinales. El reiki, a su vez, es una terapia curativa basada en la

imposición de manos. Reiki es una palabra que se puede traducir de manera muy general como "energía vital universal". Esta técnica de canalizar y transmitir energía actúa tanto en el plano físico, como en lo psicoemocional o espiritual. Cualquier persona puede recibir reiki, incluso a distancia, y cualquiera puede también aprenderlo. Existen diversas escuelas dentro del reiki, pero todas se originan en la obra del monje japonés Mikao Usui (1865-1926). Sea cual sea el sistema que emplees para transmitir energía (cualquiera de las escuelas de reiki o el sistema que conozcas), puede ser una excelente herramienta para calmar y transmitir salud a tus clientes. Por supuesto, también puedes complementar tus consultas de tarot con astrología, o con cualquier terapia de carácter psicoemocional o corporal que conozcas y en la que tengas formación suficiente. El tarotista, tal como yo lo veo, tiene que ser un aprendiz permanente, una persona que esté siempre en disposición de ampliar sus conocimientos, tanto para su propio bien como para el de sus clientes.

Recomendaciones para el trato personal A continuación detallo algunas recomendaciones que considero esenciales en el trato personal con los clientes. Aunque para muchas personas estas ideas puedan parecer muy simples, me parece esencial tenerlas siempre en cuenta, puesto que pueden establecer la diferencia entre una buena y una mala experiencia para el cliente y para ti. Actúa siempre con cortesía y educación. Esto puede parecer un consejo obvio en cualquier relación profesional, pero desde mi punto de vista es algo que conviene tener siempre muy presente. La cortesía nunca está de más. Es una virtud que no te cierra ninguna puerta, y en cambio, te abre muchas. Establece límites. No permitas que nadie te invada. Tienes derecho a tu tiempo libre, a tu espacio, a disfrutar de tu familia, y a que nadie entre en aquellas parcelas de tu vida que te pertenecen. Esto incluye respetar la duración de las consultas. No aceptes jamás una falta de respeto, ni que nadie te levante la voz. Si esto ocurre, da por terminada la sesión. Como cuestión derivada de la anterior, tienes que entender que no tienes por qué contestar preguntas acerca de tu vida personal. Lo habitual es que una persona en dificultad no se interese por tu vida, puesto que bastante tiene con sus propios problemas, así que si te hace preguntas especialmente inquisitivas, suele ser por alguna razón. La

más habitual es porque intenta jugar contigo al juego del poder (la información es poder), así que recuerda cuál es tu lado de la mesa. En ocasiones, la persona te interrogará porque está intentando sondear el terreno con propósitos sentimentales. Esto ocurre en pocas ocasiones, pero no es un problema menor, y debes atajarlo de inmediato con algún comentario apropiado o simplemente ignorando la cuestión. No discutas con el cliente, pero tampoco le des la razón si consideras que no la tiene. Cuando exista una discrepancia, simplemente di: "yo lo veo así; entiendo que lo veas de otra manera y lo respeto, pero mi obligación es decirte lo que me transmiten las cartas". A continuación, deja la controversia atrás y sigue con otro tema. No te enzarces en discusiones que no son otra cosa que la pelea de tu ego con el ego del cliente. Deja espacio para que el yo-superior diga, en el interior de cada uno, la última palabra. Nunca des por sentado que la persona sabe algo que debería saber. En muchos momentos, te sorprenderá la ignorancia de algunas personas acerca de ciertos temas. Si sospechas que es así, actúa con cautela y ve midiendo tus palabras, de modo que puedas observar, por los comentarios de tu cliente y por su lenguaje corporal, si te comprende correctamente o no. En todo caso, si crees que tienes que decir algo, no dejes de decirlo. Aquello que para ti es evidente, quizás no lo sea para tu cliente y es importante que se lo hagas saber. Ahora bien, tampoco trates a tu cliente como si fuera tonto. El hecho de que una persona no sepa algo sobre determinada cuestión no implica que no tenga amplios conocimientos sobre otros temas. De hecho, una consulta de tarot es un lugar en el que aprenderás mucho gracias a tus

clientes. Además, en algunas ocasiones te puede parecer que alguien es ignorante en algún tema para luego darte cuenta de que no es así en absoluto. Por eso, si has actuado de manera cautelosa, como se aconsejó en el apartado anterior, es difícil que la persona se sienta molesta u ofendida. Sé tolerante. Cada persona es el resultado de muchas influencias: sociales, familiares e individuales. Todas estas líneas confluyen para crear al ser único que se sienta frente a ti en una consulta. No puedes juzgar a una persona sin conocer todos sus antecedentes, y aun así, ¿quién eres para juzgar? Precisamente, entrar en juicios morales es algo que te distancia de las personas, que te impide conocerlas mejor. Con esto no quiero decir que todos los comportamientos humanos sean correctos, ni mucho menos. Hay acciones que son negativas y tu sentido de la ética te debería indicar cuándo alguien ha sobrepasado ciertos límites razonables. Lo que pretendo que entiendas es que, como tarotista, tú no eres juez, fiscal ni abogado. Simplemente eres una persona que aconseja, y eso sólo se puede hacer si intentas entender al cliente, si sabes ponerte un poco en su lugar, o si al menos, no le juzgas a la ligera. Actúa con compasión. Si la persona te expone un problema, significa que confía en ti. Un problema es algo que no podemos solucionar, y aunque a ti te parezca algo de menor importancia, para tu cliente no lo es. Acepta los momentos de tristeza. Verás llorar a muchas personas en tu consulta y debes saber cómo actuar en esos casos. Lo primero es acercar unos pañuelos de papel que tendrás preparados para estos casos. No intentes acercarte a la persona, no la toques, ni mucho menos la abraces, a menos que tengas mucha confianza con ella.

Respeta su dolor y si no puedes soportarlo, piensa el por qué. ¿Te molesta ver llorar a alguien? ¿Sientes que tienes que hacer algo? Si la persona está intentando hablar, déjala que hable. Si ves que se avergüenza de llorar, baja la mirada y observa las cartas hasta que el ambiente se calme. No sobreactúes ni te preocupes demasiado. Llorar no es una tragedia, ni es algo que tengas que resolver o prohibir. Llorar es una forma de aliviar la tensión, así que lo más probable es que tu cliente se sienta bien en pocos minutos. Cuando la consulta esté finalizando, avisa de ello a tu cliente. No son pocas las personas que aprovechan el último minuto para hacer una pregunta que requiere una sesión completa del tarot, como si todo lo que se ha hecho anteriormente fuera para ellos un mero ejercicio de calentamiento. No permitas que te hagan la pregunta decisiva cuando ya estás acompañando al cliente a la puerta de salida. En un caso así puedes decir: "¿por qué no me hablaste de eso al inicio de la sesión?" y programar una consulta posterior para tratar el tema. Hasta las personas más recalcitrantes tienen que entender que no se puede analizar el futuro de un matrimonio en los cinco minutos finales de una sesión en la que sólo se ha preguntado por temas menores. Procura cerrar bien las consultas, recordando los consejos esenciales de las cartas y dando un mensaje positivo o de apoyo, especialmente si la persona está pasando por un mal momento. Dicho esto, puedes expresar algo así como "hemos terminado por hoy". A continuación, recoge las cartas y ubícalas en un rincón de la mesa, dejando claro que ya no hay más tiradas. Ese es el momento de cobrar tu dinero y, con una sonrisa, levantarte para que el cliente haga lo propio y puedas acompañarle hasta la

puerta. Si alguien te pide repetir en otra sesión, lo más recomendable es dejar como mínimo un mes de margen. De este modo, se evita que la persona caiga en cualquier tipo de conducta dependiente hacia ti. Un mes es un margen de tiempo apropiado para reflexionar y empezar a poner en práctica algunos de los consejos que surjan en la sesión. Como es lógico, si empleas otro tipo de terapia junto a tus lecturas, debes decidir de acuerdo a ella el tiempo para la siguiente sesión. Pero con respecto al tarot, hay que espaciar las sesiones y evitar que los clientes se acostumbren a consultar a las cartas cualquier cosa insignificante que se les pase por la cabeza. Ayudando a que tus clientes sean personas libres e informadas, estarás elevando el listón de calidad de la profesión. De paso, esta actitud te ayudará a ser tú también una persona más libre y menos dependiente, económica y emocionalmente, de tu clientela.

Tarot a distancia En la era de las telecomunicaciones, el único horizonte para tu consulta de tarot es el que tú quieras imponer. Así que ¿por qué limitarte a los estrechos horizontes de tu comunidad? Leer el tarot a distancia, sea por teléfono o a través de videoconferencia, no es para todos los profesionales. Algunos echarán de menos el contacto humano que tan necesario es para poder sentir y concentrarse en los preguntas del consultante. Pero otros muchos pueden encontrar en este vasto territorio de las redes un espacio donde conectar con muchos consultantes y dar un nuevo impulso a su carrera profesional. Si perteneces al segundo grupo, el de las personas que están dispuestas a trabajar con clientes en cualquier lugar, este capítulo es para ti. Pero si eres de los que necesitan cercanía y cierta complicidad con el cliente, te recomiendo que leas también las líneas que siguen. Quizás tu mente se abra y decidas dar una oportunidad a este tipo de trabajo. Las recomendaciones generales que se han dado para una consulta presencial son válidas para los trabajos a distancia, aunque en este tipo de actividades tienen también algunas cuestiones que se deben tener en cuenta.

Tarot telefónico El tarot telefónico es una posibilidad laboral que existe desde hace muchos años, y puede ser una buena forma de realizar tu trabajo y de ganar dinero trabajando en horarios flexibles con clientes de diversas procedencias. Usualmente hay dos maneras de desarrollar una carrera profesional a través del teléfono. La primera es trabajar para una empresa o gabinete que cuente con líneas de tarificación especial. Este tipo de servicios cobra al cliente por minuto de conexión y le pone en contacto con un profesional que esté conectado en ese momento. Por regla general, estas empresas exigirán que el tarotista sea un trabajador autónomo, puesto que como cualquier empresa legal, están fiscalizadas por la Hacienda pública. Algunas empresas del sector ofrecen un espacio de trabajo, un locutorio dentro de sus instalaciones, donde puedes atender a tus clientes. En cambio, otras te permiten trabajar en casa, redirigiendo las llamadas a tu teléfono particular. Este último sistema funciona de la siguiente manera. En cualquier momento del día en que dispongas de tiempo para trabajar, llamas a un número de la empresa, y a través de un código, le haces saber al sistema informático que gestiona las llamadas de los clientes, que estás disponible para recibirlas. A partir de ese momento, cuando un cliente llama al tarot telefónico, el sistema redirige la llamada a tu domicilio, o al de cualquier otro tarotista que esté disponible en ese momento. El cliente no tiene manera de saber cuál es tu número particular, por lo que tu

privacidad está plenamente garantizada. Una vez has atendido al cliente, cuelgas y el sistema cobra el precio de la llamada a tu cliente a través de su factura telefónica. Como es lógico, estas llamadas tienen un precio bastante superior al habitual. Una parte de esta ganancia va para la empresa, y otra se te abona. Cuando decides terminar tu jornada de trabajo, vuelves a llamar a la empresa y te desconectas del sistema. Como puedes ver, este método de funcionamiento es muy cómodo, puesto que te permite trabajar el tiempo que desees, desde tu domicilio, y con plena garantía de privacidad. Por este motivo, es ideal para los profesionales que tienen horarios complicados y que no desean invertir dinero en su profesión, puesto que toda la infraestructura y la publicidad de los servicios corre por cuenta de la empresa. La parte negativa de este sistema de trabajo es que las ganancias son menores que cuando trabajas por tu cuenta, y también tienen una dimensión ética que hay que valorar. Muchos clientes se vuelven dependientes de este tipo de tarots telefónicos, y no hay filtros, más allá de la autorregulación por parte del afectado, que permitan reducir este abuso que tiene graves consecuencias para su economía. Si quieres trabajar de un modo ético y socialmente responsable, harías bien en tener en cuenta este problema. El segundo sistema para trabajar con el tarot telefónico consiste en atender a los clientes sin contar con ningún tipo de intermediario, con lo que puedes ganar más dinero realizando el mismo trabajo. Para trabajar telefónicamente por cuenta propia puedes usar

el sistema de tarificación por minutos que emplean las empresas del sector. Para ello deberás ponerte en contacto con tu compañía telefónica, o bien buscar la cooperación de alguna de las empresas que ya están operando en el sector. También puedes cobrar por consulta, solicitando a tu cliente un pago a través de las plataformas de cobro que se explicarán en el siguiente apartado "Tarot a través de internet". Como es lógico, el pago debe ser realizado por el cliente antes de la consulta, y tú tienes que comprobar que es efectivo en tu cuenta antes de proceder a la misma. Por lo demás, este tipo de consultas es similar al trabajo en vivo, puesto que cobras por tu tiempo y atiendes a tu cliente, sólo que al no ser de manera presencial, tienes que confiar en lo que recibes a través de la voz.

Tarot a través de Internet Cuando hablamos de tarot por Internet, nos referimos principalmente a las lecturas que se realizan por videoconferencia, y en las cuales tu cliente puede verte y ver tus cartas, al tiempo que tú también puedes observar su rostro y sus reacciones. Internet nos ofrece también la posibilidad de realizar llamadas de audio, similares a las llamadas telefónicas tradicionales. Esto se denomina "voz sobre IP", y si deseas usarlo como medio para realizar tus lecturas del tarot, debes tener en cuenta que el sistema es en todo similar a lo que se comentó en el apartado anterior, dedicado al tarot telefónico. Volviendo al tema de la videoconferencia, entre las plataformas utilizadas hoy en día, existen dos que concentran la mayor cantidad de usuarios. Skype (www.skype.com). Es la herramienta más usada para conectar a personas en todo el mundo, con una enorme base de usuarios y mucha experiencia en el sector. Con la compra de esta empresa por parte de Microsoft, prácticamente todos los usuarios de las últimas versiones de su sistema operativo Windows, disponen por defecto de una cuenta de Skype. Esta plataforma te permite realizar llamadas de voz sobre IP o video-llamadas de manera gratuita entre usuarios. También tienes la posibilidad de efectuar llamadas a teléfonos fijos y móviles de todo el mundo por muy poco dinero. Como es lógico, la opción más interesante para ti son las llamadas gratuitas entre usuarios,

sean de voz o por videoconferencia. Google Hangouts (hangouts.google.com). Se trata de un servicio similar a Skype, y que puede ser utilizado entre los usuarios de los servicios de Google (como su correo Gmail). Aunque tiene algunas ligeras ventajas con respecto a su rival Skype, en la práctica es similar a él. Los sistemas de pago que se suelen utilizar para cobrar por las consultas virtuales (sean telefónicas, por voz sobre IP, o por videoconferencia), son variados, aunque a continuación te expongo los más utilizados: PayPal (www.paypal.com). Es la plataforma de pago más usada en la actualidad. Tiene la ventaja de que tu cliente no necesita tener una cuenta de PayPal para enviarte un pago, sino que basta con ingresar los datos de su tarjeta de crédito en un servidor seguro. Tú sí debes registrarte en la plataforma y seguir todos los pasos de comprobación de tu cuenta corriente hasta que te permitan recibir pagos. Estos pasos son muy sencillos, así que en muy pocos días puedes estar solicitando dinero y cobrando en tu cuenta de PayPal. Ten en cuenta que cada pago tiene una pequeña retención por parte de esta web, y que si deseas ingresar el dinero en tu cuenta, te pueden solicitar una comisión. Aun así, es la mejor plataforma de cobros por Internet. Google Wallet (wallet.google.com). Es la alternativa de Google para los pagos a través de Internet. Cuenta con menos usuarios que la anterior, pero puede ser interesante tener una cuenta activa en esta web para recoger los pagos de sus usuarios. Pago directo con tarjeta. Si tienes la posibilidad, acordada con tu banco, de recibir tarjetas de crédito, debes

estudiar esta opción, puesto que te permite cobrar de forma directa y simplificar la experiencia del cliente. Otros sistemas de pago. Dado que algunos clientes carecen de tarjetas de crédito, o bien hay países en los que no funcionan las principales plataformas de pago, puedes aceptar otros métodos para cobrar tu dinero. El más tradicional es el giro postal, aunque es algo engorroso. Empresas como Western Union y similares pueden ser útiles para recibir pagos de clientes ubicados en ciertos países. Si deseas aceptar estos sistemas, averigua cómo funcionan en tu país, así como la legislación y cuotas que se aplican en cada caso, ya que todos estos aspectos varían mucho de una nación a otra. Como se indicó anteriormente, los pagos en este tipo de lecturas a distancia se realizan siempre por adelantado. Es decir, el cliente contacta contigo por teléfono, chat de internet o por correo electrónico y tú le envías por email el enlace para el pago. Una vez has comprobado que el dinero está efectivamente en tu cuenta, establece el día y la hora para la consulta. Si tu cliente y tú vivís en diferentes zonas horarias, es tu responsabilidad asegurarte de que la conexión se realizará en el momento adecuado. Si tienes dudas acerca de los diferentes husos horarios, puedes consultarlo en páginas que ofrecen esta información en tiempo real (como por ejemplo a través de Google o en www.timeanddate.com). A la hora convenida, comprueba que el cliente está conectado y realiza la llamada. Sé puntual y ten listo todo lo que necesitas para realizar tu trabajo. Antes de realizar una video-llamada debes tener en cuenta

algunas de las sugerencias que se ofrecen a continuación: En primer lugar tienes que comprobar que el sistema funciona correctamente, esto es, que tu webcam está operativa y que el sonido es el adecuado. Para esto puedes hacer pruebas con algún amigo o amiga que tenga la aplicación instalada y al que puedas llamar para comprobar que todo va bien. Acuerda un día, antes de iniciar tu actividad por Internet, para hacer las pruebas de video y audio con tu ayudante. Una vez hechos los ajustes necesarios, no es necesario hacer comprobaciones posteriores. Como es lógico, asegúrate de contar con una conexión a Internet de cierta calidad. Es imposible realizar una lectura cómoda para ti y para tu cliente si la imagen se distorsiona constantemente y el sonido es pésimo. Pequeños fallos son de esperar en cualquier llamada por videoconferencia, pero intenta que no sean debidos a tu mala conexión. Un consejo: si tu equipo se conecta por wifi, comprueba la calidad de la señal, que debe ser excelente. En caso de que no lo sea, conecta tu router al ordenador con un cable adecuado (denominado cable de red, o técnicamente, "cable RJ45"). Ninguna conexión inalámbrica puede mejorar la calidad de una conexión realizada a través de un cable. Usa una webcam que se pueda girar y cambiar de ubicación manualmente. Esto es importante por lo siguiente. Al comenzar la sesión con tu cliente remoto, es recomendable que la persona te vea la cara y puede comentarte sus preguntas mirándote directamente, ya que esto da tranquilidad y confianza al consultante. Pero cuando mezclas las cartas, dispones la tirada y la interpretas,

necesitas que la cámara enfoque a los naipes y no a tu cara. El cliente debe poder ver sus cartas en esa fase del trabajo. Por último, al finalizar la sesión, debes volver a un plano en el que se vea tu rostro, para despedirte de manera adecuada. Al mismo tiempo, si ves que en algún momento de la lectura la persona muestra alguna emoción intensa y sientes que tienes que recalcar tu mensaje, te recomiendo que eleves la cámara y enfoques tu cara, para que el efecto de tus palabras sea más elocuente. Como es lógico, todo esto es difícil de hacer si tu cámara no se puede mover. Practica estos giros y las distintas zonas de enfoque antes de hacerlo en una consulta real. No uses el micrófono de la webcam ni los altavoces de tu equipo informático en tus sesiones. Esta recomendación tiene un doble motivo: el micrófono de la cámara puede estar algo alejado, dando mala calidad a tu sonido. Por otro lado, si subes mucho el volumen de tus altavoces, el sonido se introducirá en tu micrófono, creando efectos muy desagradables. Compra unos cascos con micrófono incorporado que puedes enchufar a tu ordenador, o bien, si te molestan los cables, adquiere unos cascos inalámbricos. No es necesario que sean unos cascos de la mejor calidad, pero tampoco compres los más baratos de la tienda. Cuida el escenario. Es cierto que la visión que tendrá tu cliente de tu estudio de trabajo se limita a un tiro de cámara muy reducido, pero esto aun así debes procurar que las vistas sean las adecuadas. Si lo que está a tu espalda es una antiestética pared, o una estantería desordenada, darás una mala impresión a tus consultantes. Busca un buen rincón para hacer tus videoconferencias. Si el único espacio disponible

tiene una pared poco vistosa a tus espaldas, cúbrela con una tela y crearás un ambiente más favorable y profesional. Cuida tu aspecto. No hace falta que te maquilles como si fueras a acudir a un programa de televisión, ni que te vistas con ropa de gala. Pero tampoco te conectes con el pelo desgreñado, una camisa arrugada y mal aspecto general. El hecho de que estés cómodamente en casa no quiere decir que te puedas presentar ante el consultante de cualquier manera. Dentro de tus posibilidades, analiza cómo puedes dar mejor ante la cámara y no te descuides en este sentido.

Ventajas e inconvenientes Trabajar a distancia puede ser una gran opción para muchos profesionales del tarot, y en el mundo intercomunicado en el que vivimos, cada vez se hace más natural tener una lectura de cartas a través de videoconferencia. Si estás pensando decantarte por esta opción laboral, o complementar tus lecturas presenciales con otras a distancia, te recomiendo que ponderes las ventajas e inconvenientes de la lectura remota del tarot. Las principales ventajas de echar las cartas a distancia son, entre otras, las siguientes: No necesitas disponer de un local propio donde trabajar, por lo que puede ser una buena opción para aquellos profesionales que quieran empezar a ganar dinero de manera inmediata y sin compromisos económicos. Puedes rentabilizar una conexión a Internet que ya tienes instalada en tu hogar, así como el equipo informático del que ya dispones. Además, los costes de comprar una buena webcam y unos cascos con micrófono son insignificantes en comparación con el dinero que puedes ganar. En algunos casos, puedes trabajar en horarios muy dispares, lo que es adecuado para aquellos que sólo disponen de determinados momentos a lo largo del día, o para los que sólo quieren trabajar a altas horas de la noche. Esto no es posible en una consulta, por cuestiones de comodidad o de seguridad personal. Teniendo en cuenta lo que se acaba de exponer, puedes trabajar con clientes en diferentes husos horarios. Esta es una ventaja extraordinaria para las personas que hablamos la

lengua española, puesto que tenemos la posibilidad de atender a un lado y otro del Océano Atlántico. Si además dominas otras lenguas como el inglés, tu mercado potencial se hace mucho más extenso. Evidentemente tu negocio está abierto al mundo, lo que te permite captar clientes en lugares muy distantes a tu domicilio. Virtualmente, podrías llegar a un público millonario. Es un sistema de trabajo que se puede complementar perfectamente con las lecturas presenciales. Incluso puedes dedicar un tiempo al día, o unos días concretos a la semana, a realizar este tipo de lecturas, de manera que organices tu agenda entre el trabajo virtual y el presencial. Ahora bien, este tipo de lecturas tiene también algunos inconvenientes que merece la pena señalar: No tienes a tu cliente delante, y eso para algunos profesionales es un problema. Es cierto que en el tarot a través de videoconferencia, al menos puedes ver la cara de tu consultante y sus reacciones, pero eso no sustituye al contacto personal. Aquellos tarotistas que ven su trabajo como parte de un proceso terapéutico pueden considerar que este tipo de interacción a distancia es demasiado fría y distante. ¿Qué haces si tu cliente rompe a llorar? ¿O si al despedirse con malas noticias, sientes que necesita una mano en el hombro? En algunos casos, es más fácil para algunas personas mostrarse desagradables o insultantes cuando no hay cercanía física. En estos casos, despídete y corta la comunicación.

Como ves, el tarot a distancia es una gran oportunidad de trabajo, si sabes aprovechar sus múltiples ventajas.

El dinero El dinero es un asunto complicado en nuestro mundo, ya que aunque todos entendemos que cualquier trabajo que se realice debe ser compensado con una remuneración económica, no resulta fácil solicitar dinero cuando se trabaja con personas que sufren. Ahora bien, si los médicos y psicólogos no tienen problema en cobrar por un trabajo que también está relacionado con el sufrimiento, físico o mental, de las personas, ¿por qué los profesionales que estamos en el mundo alternativo tenemos tantos escrúpulos económicos? Porque es un hecho, que he venido comprobado durante años, que el tema del dinero es una cuestión muy seria a tener en cuenta entre las personas que están implicadas en sistemas de sanación o de conocimiento no convencionales. Aquí se unen diversos factores, que espero poder aclarar a lo largo de las siguientes líneas. En todo caso, hay que dejar claro ya desde un principio que si quieres ser un profesional del tarot es imprescindible que pienses seriamente acerca del dinero: cuánto vas a cobrar y cómo lo vas a hacer. La cuestión de la remuneración económica no es un tema que se pueda soslayar, puesto que formará parte de tu vida cotidiana. Desde mi punto de vista, si piensas en trabajar gratis, no deberías considerarte un profesional del tarot, sino un aficionado. Ser un aficionado es muy respetable, pero es algo bastante alejado del propósito para el que se ha escrito este libro. Así que te invito a hacer examen de conciencia. Si tienes

alguna duda acerca de tu valía o de si debes cobrar por tus servicios, o bien si crees que sólo deberías pedir "la voluntad", te invito a seguir leyendo los párrafos que siguen. En caso contrario, si tienes muy claro que debes cobrar porque tu trabajo lo merece, te recomiendo que pases directamente al siguiente apartado que se titula: "Cuánto cobrar y cómo". En nuestra cultura, la cuestión del dinero está directamente relacionada con la valía personal y con el valor que damos a nuestro conocimiento y desempeño profesional. Así que hay que tener en cuenta que uno está dispuesto a cobrar en la medida en que crea en sí mismo y en su capacidad. Si esta creencia es débil, si sientes que vales poco o que tu trabajo no es de buena calidad, difícilmente te sentirás a gusto poniendo una cifra a tu esfuerzo. Además, no hay que dejar de lado que algunas personas consideran que nuestro trabajo, como el de los astrólogos, terapeutas alternativos, etcétera, es de carácter "espiritual" y no material. Según su visión, nuestra tarea es algo que no debería relacionarse con el dinero, que es algo sucio, propio de otros oficios más "terrenales". En este sentido, a lo largo del tiempo me he encontrado con personas que opinan, sin empacho alguno, que las personas que trabajamos ayudando a los demás no deberíamos cobrar, o sólo lo deberíamos hacer a cambio de "la voluntad". Aunque parezca mentira, no es fácil hacer entender a estas personas que aquellos que trabajamos en estos ámbitos realizamos una tarea dura y exigente, que merece una recompensa estable. Si un psicólogo no trabaja gratis ni pide la voluntad, ¿por qué deberíamos hacerlo nosotros?

La dimensión espiritual no te proporciona dinero para el alquiler. Ayudar a los demás no llena tu despensa de comida, y la luz que ayudamos a traer al mundo es una luz diferente a aquella por la que tenemos que pagar cada mes un recibo a la compañía correspondiente. Por otro lado, también he escuchado a aquellos que opinan que las personas que trabajamos en estos ámbitos, deberíamos tener un trabajo "normal" que cubra nuestras necesidades económicas, para poder dedicar el tiempo libre a ayudar a las personas que lo necesitan. Esto puede sonar razonable, y quizás sea una posibilidad que esté al alcance de algunos profesionales, pero no de todos. Hay trabajos "normales" que exigen mucho tiempo y energía. Así que cuando llegas agotado a casa después de una jornada regular, ¿acaso tienes ganas de ponerte a echar las cartas gratis? ¿Qué hay de tu vida familiar? ¿Acaso no tienes derecho al ocio o al descanso? Evidentemente todas estas opiniones proceden de individuos que no conocen el nivel de desgaste que supone trabajar con personas en situación de crisis. Por este motivo, son ideas que ni siquiera te deberías molestar en responder, y desde luego, no debes dejar que te influyan a la hora de poner tu trabajo en valor. Como se ha comentado, una solución para aquellos que no quieren complicarse con el tema del dinero consiste en pedir "la voluntad", esto es, aceptar lo que el cliente desee pagar. Ahora bien, si te decides a cobrar la voluntad te encontrarás con personas muy generosas, mientras que otras tienen una voluntad bastante escasa. De modo que habrá días en los que con muy poco trabajo ganarás una cantidad aceptable de dinero, mientras

que otros, poniendo mucho más esfuerzo, apenas cubras los gastos. ¿Puedes vivir con esa incertidumbre? Piensa también que, desde el punto de vista del cliente, pagar la voluntad puede ser un engorro. Muchos consultantes honestos querrán pagar un precio justo por tu trabajo, pero si no tienen referencias claras, ¿cómo lo calcularán? Personalmente, cuando acudo como cliente a un profesional y éste me pide que le pague "la voluntad", me siento incómodo, puesto que no quiero menospreciar su trabajo con un pago exiguo, pero tampoco me apetece pagar en exceso. Seguramente, si lo piensas bien, tú estarás en una posición similar. Si no sabes lo que es correcto pagar, el hecho de decidir una cantidad te puede resultar muy desagradable. Por otro lado, si quieres cobrar la voluntad, también deberías hacerte la pregunta esencial: ¿acaso pides que se te pague la voluntad para no involucrarte en el problema del dinero? ¿No estás descargando en el cliente una responsabilidad que es tuya? En verdad, desde mi punto de vista, cuando se pide la voluntad, se está volcando sobre el cliente un dilema que pertenece al profesional, y es ¿cuánto vale mi trabajo? Así que ¿por qué no te haces esa pregunta? Observa si tienes miedo a contestarla, porque si es así, quizás tengas un problema con tu sensación de valía personal, o con el grado de satisfacción que tienes con tu trabajo. De hecho, cuando pides al cliente que valore tu esfuerzo, porque eso es lo que haces cuando le pides la voluntad, estás renunciando a tu capacidad de valorar tu propio desempeño profesional. Así que ¿no estarás escondiendo con esa actitud una baja autoestima o la incapacidad para reconocer el valor de tus

lecturas? Ten en cuenta que el cliente siempre valora tu trabajo, y la consecuencia de esa valoración es que en un futuro puede decidir volver a tu consulta o no. Pero tú también tienes una responsabilidad con tu propia profesión, reconociendo lo que vales y lo que mereces a cambio del tiempo que has dedicado para aprender y perfeccionar tus habilidades con el tarot. No quiero dejar de exponer una última cuestión derivada con esta costumbre de pedir la voluntad, y es que algunos profesionales defienden esta postura explicando que es una manera de que el cliente pague en función de su economía, permitiendo que aquellos que estén en una posición menos ventajosa, se beneficien de tus servicios. Visto así, puede parecer una buena idea, pero tiene algunos puntos débiles que merecen ser explicados. En primer lugar, el tarot no es un artículo de primera necesidad así que aquellos que de verdad están en una situación muy crítica en lo económico, difícilmente se plantean gastar sus escasos recursos en una tirada de cartas. Por otro lado, si una persona está en mala situación económica, y esto es algo que deberías poder comprobar de modo fehaciente, puedes aplicarle alguna política de descuentos. Además ¿de verdad crees que el rico te pagará mucho dinero y el pobre te abonará poco? Los consultantes no pagan en función del dinero que tienen en el banco, sino de la satisfacción que hayan obtenido con tu trabajo. De hecho, algunas personas humildes suelen ser más generosas que otras más opulentas, así que ¿acaso no es más justo pedir una cantidad razonable y tener algún gesto de generosidad con los más necesitados?

En todo caso, si tu motivación para pedir la voluntad es de carácter social y no se relaciona con tu autoestima, no seré yo quien te haga cambiar de opinión. Pero no dejes de considerar todo lo que se ha indicado en este apartado, porque los problemas de autoestima pueden estar agazapados bajo otras motivaciones más elevadas.

Cuánto cobrar y cómo Todo profesional, sea cual sea la actividad que realice, debe tener una política clara de tarifas. A la hora de establecer esa política es importante tener en cuenta varios aspectos: Qué ofreces al cliente. En otras palabras, cuánto dura una sesión, qué incluye y si hay algún complemento opcional. Cuánto cuestan tus servicios. Qué formas de pago admites. Analicemos cada uno de esos elementos. El primer aspecto es saber qué quieres ofrecer a tu clientela, pues lo que te preguntarán en primer lugar cuando llamen a tu teléfono o cuando lean tu publicidad. ¿Vas a cobrar por tiempo o por lecturas? Lo más habitual es cobrar por tiempo, puesto que esto te permite tener un control de tus horarios y hace más fácil establecer un sistema de citas concertadas que sea coherente. Si deseas cobrar por lectura realizada, ten en cuenta que cada sesión se puede prolongar hasta el infinito, puesto que el cliente, lógicamente, siempre querrá conseguir lo máximo por su dinero. Así que si te decides a cobrar por tiempo tendrás que tener en cuenta que la duración de una sesión de tarot depende enteramente de ti, pero lo más razonable es que no se prolongue más de una hora. Si lo deseas, puedes dar la opción de sesiones más cortas, para personas que quieran realizar una sola pregunta. Ahora bien, esta no es una idea muy recomendable,

puesto que no siempre vas a tener la seguridad de poder analizar correctamente un tema muy complejo en tan sólo media hora, lo que provocará insatisfacción en tu cliente. Una consulta de una hora se puede estructurar de varias maneras. Por ejemplo, puede ser que tu consulta dure realmente cincuenta minutos, con diez minutos extra para cerrar la sesión, despedir al cliente y hacer un mínimo descanso antes de atender al siguiente. O bien puede durar una hora exacta, recibiendo al siguiente cliente diez o quince minutos después. En todo caso, la duración debe ser explicada con claridad, para que nadie piense que se le está echando antes de tiempo. Además, tienes que valorar si tu consulta incluye algún extra. Por ejemplo, si tienes formación en terapia floral puedes aprovecharla para recomendar unas flores de Bach. O bien puedes combinar las cartas con el reiki, la meditación, rituales, o lo que se te ocurra. En cualquiera de estos casos, deberías valorar si lo que propones como extra es algo opcional o forma parte de la sesión. Lo más recomendable es que sea opcional, puesto que muchas personas que acuden a una lectura de tarot, sólo quieren eso y no es conveniente perder esa clientela. En caso de que sea una opción, tienes que valorar lo que cobrarás y explicarlo claramente a cualquier cliente potencial. Para conocer cuánto deberías cobrar por tus servicios es importante saber en qué escala de precios se mueven tus competidores. Si pretendes cobrar muy por encima de la escala, seguramente tendrás pocos clientes, y si te sitúas muy por debajo de ella, te encontrarás trabajando muchísimo, pero con muy poco rendimiento final.

Por regla general, los clientes que acuden a una consulta de tarot suelen ir a diversos profesionales, o al menos están acostumbrados a solicitar servicios similares, como puede ser consultar con profesionales de la salud, masajistas, etc. Esto significa que están familiarizados con el precio medio que se paga por tales actividades en la localidad, así que no se sorprenderán si tú cobras una cantidad similar. Haz preguntas, llama, infórmate de cuánto se cobra por una consulta de tarot, de astrología o similares en tu entorno. Haz un promedio de lo que piden otros profesionales y ajústalo a una cantidad que sea confortable para ti. Cuando tengas clara tu tarifa, practica diciéndola en voz alta: "el precio de mi consulta es X". Es importante que te escuches diciendo la cantidad en voz alta, puesto que tienes que poder expresarla con seguridad cuando tus consultantes potenciales llamen pidiendo información. Ten en cuenta que si tú no sientes seguridad, difícilmente podrás transmitir esa sensación a tus clientes. Si crees que lo que pides es demasiado, que tu trabajo no vale tanto, o que no sabes si defraudarás a tus consultantes, lo transmitirás en tu voz y perderás a muchos clientes potenciales. Lo que se siente como verdadero, se transmite como tal. Lo mismo sucede con lo que sentimos como falso. Así que ponte delante del espejo y di en voz alta cuánto cobras y qué incluye tu tarifa. Hazlo como si hablaras directamente con un cliente. Hazlo hasta que sea algo cómodo para ti. Por último, tienes que valorar cómo vas a cobrar a tu clientela. En otras palabras, qué medios de pago vas a admitir. Los usos habituales de pago difieren de un país a otro, así que

lo más natural es que te adaptes a lo que es corriente en tu entorno. En cualquier caso, los métodos más usuales son los siguientes: En efectivo, es decir, dinero contante y sonante. Es el método más habitual entre los profesionales del tarot. Tiene la ventaja de que es cómodo, rápido y sin problemas. Es un sistema de pago que no es fácil de rastrear por el Estado, y por eso, la Hacienda pública hace lo posible por perseguirlo. En todo caso es el método más recomendable. Si va a cobrar en efectivo, asegúrate de tener siempre el cambio que sea necesario. Con tarjeta de débito. Si eres un profesional autónomo puedes establecer un acuerdo con tu banco para cobrar mediante tarjeta. Seguramente te pedirán un alquiler por los aparatos necesarios para el cobro (datafono) y una comisión por cada operación. Es un método muy cómodo para los clientes, pero no es gratuito para el profesional. Mediante cheque. Los cheques se usan con mucha frecuencia en algunos países, y son casi inexistentes como medio de pago en otros. En todo caso, si aceptas este medio tienes que tener en cuenta el problema de los cheques sin fondos, porque antes o después te encontrarás con alguno. A través de Internet. Como ya se ha explicado, sistemas de pago como Paypal o Google Wallet, por citar dos, son muy eficaces para cobrar tus consultas a distancia. Es importante conocer las comisiones que se aplican en cada caso. Por otra parte, cuando el dinero es ingresado en tu cuenta corriente, se presta a ser investigado por las autoridades de Hacienda, así que tienes que tener claro que a partir de ciertas cantidades debes tener todos tus papeles

en regla para no meterte en problemas. No olvides explicar a tus clientes potenciales cuál es tu método de cobro, en caso de que pueda haber una mínima duda o si tu sistema de cobro no coincide con lo que es usual en tu entorno. En todo caso, y a modo de resumen, considero que lo más importante a la hora de fijar un precio es lo siguiente: Cobra una cantidad razonable para el momento y la localidad en la que realizas tu actividad. Acostúmbrate a decir en voz alta lo que cobras. Si tienes diversas tarifas para diversos servicios, debes mantener una lista clara y coherente. Explica todos los costes a tus clientes, de manera que no haya "sorpresas". Aclara también los métodos de pago que aceptas. Explica claramente qué incluye una sesión y todos los extras, si los hay. Bajo ningún concepto admitas el regateo. El tarot no es un bien de primera necesidad. Si a una persona le parecen muy caros tus servicios, es libre de consultar con otro profesional. Si aceptaras el regateo, estarías dando la sensación de que necesitas al cliente a cualquier precio. Por mala que pueda ser tu situación económica, admitir el regateo implica una pérdida de poder personal que pagarás cara antes o después.

Tarifas variables, descuentos y subidas de precio Es posible que en tu desempeño profesional decidas tener diferentes tarifas en función del lugar en que trabajes, de tu clientela o de cualquier otra variable. Si decides mantener este sistema de cobro, procura tener bien claras tus tarifas, de manera que no haya confusiones entre tus clientes. De hecho, tener diferentes tarifas puede ser una fuente de errores para ti, por lo que no suele ser una opción demasiado recomendable. Algunos profesionales tienen también una política de descuentos, que suelen aplicar a aquellas personas que estén pasando por una situación económica complicada. En estos casos, lo mejor es ir caso por caso, valorando bien lo que ganas y lo que pierdes en el proceso. Si te sientes a gusto realizando estos descuentos, e incluso ofreciendo gratis una porción de tu tiempo para las personas más desfavorecidas, hazlo sin dudar. Pero si esta política interfiere en tus sentimientos de autovaloración, o si supone una carga económica que no puedes asumir, evítalo. Nadie mejor que tú puede juzgar tu situación personal, y en definitiva uno sólo debe rendir cuentas ante su propia conciencia. Por otra parte, si deseas practicar algún descuento a tus clientes más fieles, o a aquellos que te recomiendan a otros, eres libre de hacerlo. Ahora bien, debes tener en cuenta que tus clientes fieles y los que te recomiendan lo hacen por la calidad de tu trabajo, no por el precio que les cobras. Si quieres tener un

detalle con ellos, perfecto, pero en tu interior no deberías sentirlo como una obligación por tu parte, sino como un gesto de generosidad. Otro tema delicado en la política de precios es la subida de tarifas. Subir las tarifas siempre es una decisión complicada, puesto que si realizas subidas con demasiada frecuencia, crearás una mala impresión en tus clientes, mientras que si congelas tus honorarios durante demasiado tiempo, estarás perjudicando a tu economía. Algunos profesionales cometen el error de subir las tarifas en cuanto empiezan a tener una cierta cantidad de clientes, sin darse cuenta de que eso actúa en su contra. Los clientes pueden pensar, con cierta razón, que el tarotista les ha captado con precios bajos para luego establecer la tarifa que pensaba haber pedido desde un principio. Uno de los mayores errores que se pueden cometer al inicio de la actividad es cobrar precios por debajo de lo normal con la intención de subirlos en cuanto haya suficientes clientes. El precio nunca debería ser el primer factor por el que atraer a tus clientes, si es que quieres tener una vida profesional prolongada. Lo que debe atraer a la clientela es la calidad de tu trabajo, tus aciertos, tu honradez como profesional y tu calidad como ser humano. Recuerda siempre que tú no trabajas con el tarot, tú trabajas con personas. El tarot es sólo tu herramienta. Si las personas que acuden a tu consulta están satisfechas con tu rendimiento y cobras una cantidad de dinero razonable, seguirán acudiendo a tu consulta y te recomendarán a otros clientes. Si llevas varios años sin subir tarifas, es conveniente que

calcules la inflación acumulada y realices una actualización coherente con el incremento de los precios al consumo. Esta medida, si se explica correctamente a tus clientes, no será demasiado traumática. En todo caso, evita las subidas continuas y de ninguna manera empieces cobrando una cantidad demasiado baja, ya que son medidas que sólo contribuyen a desprestigiar tu trabajo. Ten presente que cuando una persona paga por un servicio, tiende a valorarlo más, pero también es más crítico con lo que recibe. Por eso es importante cobrar una cantidad razonable desde el primer momento y ofrecer un buen servicio a cambio de ese dinero.

Trabajo, descanso y limpieza energética Trabajar con personas es algo que puede ser muy gratificante, pero también agotador. Aquellos que están en situación de crisis llevan consigo una carga energética que no es fácil de soportar, pero que debes aprender a manejar correctamente, puesto que gran parte de los individuos que se acercarán a tu consulta no estarán pasando por su mejor momento. Más abajo nos ocuparemos del tema de la protección psíquica, pero antes de eso quiero dedicar unos párrafos al tema del equilibrio entre trabajo y descanso. Muchas veces se tiende a pensar que son los clientes quienes nos quitan la energía cuando somos nosotros mismos los que podemos recuperarla si hacemos una correcta gestión del tiempo. Ten en cuenta esto: nadie maneja tu agenda excepto tú. Nadie te dice cuánto tiempo debes trabajar ni cuánto tiempo debes dedicar al descanso. Aún en el caso de que tengas mucho éxito, deberás tomarte períodos de reposo para que la calidad de tu trabajo no decaiga. Por otro lado, hay que entender que hay momentos en que uno puede estar "operativo", recibiendo llamadas y atendiendo dudas, y otros en los que es mejor apagar el teléfono y disfrutar de la familia, del ocio o del silencio. Si estás empezando tu actividad, comienza con pocas consultas y poco a poco ve aumentando el número de personas atendidas. Haz esto hasta que encuentres el equilibrio adecuado

entre las ganancias que deseas conseguir y el descanso necesario. Como ya se ha indicado anteriormente, no intentes abarcar demasiado, pues esto sólo irá en detrimento de tu salud mental y física. Crea tus propias normas a la hora de atender a los clientes que llaman a tu teléfono. Por ejemplo, establece una hora a partir de la cual no aceptas llamadas de extraños. O decide que el domingo no es un día para atender consultas. Por extraño que parezca, hay personas que no tienen el más mínimo respeto hacia la vida privada de los demás y son capaces de llamar a altas horas de la noche para que les refresques el significado de una lectura que hiciste hace un mes, o te molestan un domingo para contarte la última bronca con su pareja. En este sentido es importante hacer una clara distinción entre clientes y amigos. A un cliente se le atiende en consulta a cambio de una cantidad de dinero. Con un amigo se puede ser más transigente. Precisamente, los buenos amigos, por serlo, son personas que respetan tu tiempo y no abusan de tu energía. Es cierto que algunos clientes fieles pueden comenzar a considerarte como una de sus amistades, pero el hecho de que alguien te tenga por amigo no quiere decir que tú debas sentirlo como tal. La amistad es una relación horizontal entre personas que se sienten unidos por lazos afectivos muy profundos. No es algo que se pueda imponer, y tampoco es un vínculo que acepte jerarquías. El ritmo entre trabajo y descanso es algo que depende enteramente de ti, de tus energías y del entusiasmo con el que tomes tu trabajo. Con el tiempo puedes ir probando algunas opciones como las siguientes:

Trabajar varios días seguidos y descansar otros tantos. Alternar un día de trabajo con otro de descanso. Intercalar semanas de vacaciones entre períodos muy activos de trabajo. Procura que el descanso sea tal, es decir, olvídate de las cartas, desconecta de los problemas de tus clientes y procura atender al teléfono sólo para concertar nuevas citas.

Protección psíquica A diferencia de la naturaleza, que siempre aporta energía positiva a aquellos que se acercan a ella, el ser humano tiene una complejidad energética que no es fácil de sobrellevar. Si observáramos la realidad humana con un "tercer ojo", a la manera mística, veríamos que la mayor parte de las interacciones consisten en un robo mutuo de energía en el que prevalece el más fuerte. Si las fuerzas están igualadas, o la interacción es muy superficial, lo más probable es que no se note nada especial. Pero cuando alguien está muy necesitado y se acerca mucho, física o emocionalmente a otro ser humano, deja una huella profunda en sus semejantes. Hay personas que se comportan como verdaderos "vampiros psíquicos", absorbiendo la energía vital de todos aquellos con los que se encuentran. Por regla general, estos individuos actúan de modo inconsciente, pero no por ello son menos peligrosos. Dentro de estas personas están aquellos que parecen absorber la energía en cualquier momento, y también los que sólo actúan de manera ocasional, cuando están pasando por algún tipo de crisis personal. Por alguna razón, los vampiros de energía suelen tener un inusitado interés por los temas ocultos, especialmente por el mundo del tarot, así que no dudes que antes o después te toparás con ellos. Reconocer a estas personas es fácil a posteriori, puesto que tras estar un rato con ellos, uno se queda agotado y triste sin ninguna razón aparente. La mezcla de cansancio físico y emocional es una de las claves por las cuales se les reconoce.

No hay que confundir el efecto de un vampiro psíquico con el propio cansancio derivado de estar muchas horas trabajando, ni tampoco pensar que todas las personas que tocan nuestro corazón por sus tristes vidas nos están robando la energía. Un auténtico chupa-sangres energético se reconoce fácilmente porque, estando frescos y descansados, nos provoca agotamiento y una extraña opresión en el pecho. Como es lógico, lo más adecuado es reconocer a estos individuos antes de que absorban nuestra energía, puesto que así podemos usar algunas medidas preventivas. Para eso, lo más útil es que prestes atención a tu cuerpo y sus señales. Las sensaciones corporales raramente son engañosas, y si alguien nos hace sentir mal desde el primer momento, y eso no parece relacionado con su aspecto ni con que sea una persona amenazadora, conviene ponerse en guardia. Si la carga negativa de la persona es excesiva y sientes que, literalmente, no puedes con ella, quizás debas plantearte la posibilidad de no aceptarle más como cliente. No quiero decir con esto que la abandones a su suerte, sino que le des la oportunidad de buscar a otro profesional que pueda manejarse mejor con esas energías al tiempo que tú te proteges. A fin de cuentas, lo que para ti es insoportable, puede ser algo de poca entidad para otro profesional que maneje recursos diferentes a los tuyos. Por otro lado, hay que señalar que no todo es negativo. Existen también las personas que aportan una energía positiva a los demás. Como en el caso anterior, su efecto se nota más a posteriori, a través de una sensación de alegría y vigor físico incrementado.

Técnicas de autoprotección y limpieza energética Aunque este consejo no figure en los manuales de magia, considero que una de las mejores técnicas de autoprotección que puedes llevar cabo consiste en llevar una vida sana, ordenada y tranquila. Tener una buena relación familiar, cultivar el amor hacia nuestros seres queridos y la compasión hacia todos los que sufren, son buenos medios para atraer a personas positivas a tu alrededor. Ten en cuenta que la mayor parte de lo que encuentres en tu vida será un reflejo más o menos exacto de lo que haya en tu interior, así que si hay paz y positividad dentro de ti, es más probable que atraigas a clientes nada problemáticos, deseosos de mejorar y que a su vez te traerán nuevos clientes y más prosperidad. Por otro lado, es muy importante, sobre todo para las personas que trabajan con herramientas psíquicas como el tarot, tener una buena conexión con la realidad inmediata. Vivir con los pies en la tierra, ocupándote tanto de los temas espirituales como de las cuestiones prácticas, es una forma de alcanzar estabilidad interna y externa. No descuides por tanto todo lo que tiene que ver con el mundo material, con tu cuerpo, con el dinero, con tus posesiones y con todo aquello que te enraíza en la tierra. Si además de esto dedicas algo de tiempo al contacto sanador con la naturaleza, a la meditación o a cualquier práctica espiritual seria, sin duda crearás un entorno saludable a tu alrededor.

Ahora bien, como no siempre podemos asegurar que todo lo que entre por la puerta de la consulta sea algo bueno, te propongo algunos medios que ayudan a tu protección, pero que en ningún modo sustituyen a las recomendaciones que acabo de darte. Antes de comenzar tu jornada de trabajo, acostúmbrate a crear una "campana de protección" en torno a ti. Siéntate en tu silla, con los pies bien asentados en el suelo y las manos colocadas cómodamente sobre tu regazo. Vigila que no haya tensiones en tu cuerpo, sobre todo en la zona de los hombros y en la mandíbula, y relájate. Respira suavemente en tu abdomen, sintiendo cómo se hincha y se encoge con cada inhalación y exhalación. Cierra los ojos y haz dos o tres respiraciones más profundas. Visualiza tu cuerpo sentado en la silla. Imagínalo tan bien como te sea posible. A continuación, imagina una esfera o un huevo de luz que envuelve todo tu cuerpo. La luz que te rodea debe ser de color blanco resplandeciente, sin manchas ni impurezas. Deja que esa campana protectora te envuelva durante unos minutos, y si es posible, extiéndela hasta que ocupe todo el espacio de tu consulta. Cuando lo desees, toma un par de respiraciones profundas y abre los ojos muy lentamente. Observa cómo era tu estado de ánimo antes de comenzar el ejercicio y cómo es al finalizar. Si lo has hecho correctamente, te sentirás en paz y con plena energía para comenzar la jornada. Este ejercicio no te debe tomar más de diez o quince minutos, pero es muy eficaz para sintonizar con el trabajo, al tiempo que establece un primer muro de protección frente a intrusiones

extrañas. Si en el transcurso de la jornada sientes que algún cliente puede estar afectando a tu energía, posa tu mirada en el tapete sobre el que están dispuestas las cartas y procura visualizar de nuevo la campana de protección alrededor de tu cuerpo. Intenta hacerlo durante un instante muy breve y con los ojos abiertos. Si no te resulta posible, imagina que tienes una fuerte armadura que rodea todo tu cuerpo, en contacto directo con tu piel. Cuando el cliente haya abandonado la consulta, enciende algo de incienso o abre las ventanas durante unos instantes para que circule el aire. Acude al servicio. Lávate la cara y las manos con agua fresca. Haz esto aunque tengas a otra persona esperando, ya que debes hacer lo posible por sentirte mejor y limpiar el ambiente, tanto por ti como por el bien del nuevo cliente que va a entrar en tu consulta. En aquellos días que sean especialmente complicados por la densidad de las personas que has atendido, dedica unos instantes al finalizar la jornada para renovar tu campana de energía. Visualiza a las personas que has atendido y desde tu corazón dirígete a ellos y di unas palabras como las siguientes: "Te doy las gracias por acudir a mi consulta y por lo que he aprendido a través de ti. Te perdono por el daño que involuntariamente me has causado y espero me perdones si te he causado algún inconveniente. Ahora eres libre y yo también soy libre. Gracias. Gracias. Gracias." En cualquier caso, no te lleves esa energía negativa a tu hogar ya que tu familia no merece recibir esa carga. Si te gustan los minerales y crees en su poder, te recomiendo que lleves contigo una piedra protectora. En general, todos los

minerales de color negro son apropiados para absorber las energías negativas y transmutarlas en positivas. Entre las piedras negras más protectoras están la turmalina negra, el azabache, la obsidiana o el ónice, entre otras. Cuando el nivel de agotamiento es muy grande, puedes recurrir a diversas flores de Bach, que te ayudarán a estabilizar tus energías. En el caso de sentir que estés sufriendo un ataque psíquico, que absorbe tus energías, el remedio más adecuado es Walnut, que según las palabras de Edward Bach: "otorga constancia y protección frente a influencias externas". Ten este remedio a mano, incluso si no utilizas las flores de Bach en tu trabajo cotidiano y tómate un par de gotas cada vez que sientas que tus energías han podido ser robadas por algún cliente problemático. En casos de agotamiento extremo, sobre todo cuando se han recibido malas noticias o cuando has sufrido un ataque psíquico intenso, puedes recurrir al Rescue Remedy o remedio de rescate. Esta mezcla de flores actúa de un modo casi milagroso aún en los momentos más oscuros. El Rescue Remedy se comercializa también en forma de spray, lo que te permitirá usarlo como una especie de purificador psíquico en ambientes demasiado cargados. Si sientes que hay mucha densidad energética en tu consulta, o si tienes que trabajar en un lugar que no es el tuyo y que ha sido utilizado por otras personas, basta con hacer una ligera aspersión de este remedio para limpiar el ambiente en cuestión de segundos. También lo puedes aplicar sobre tu propio cuerpo. Otro remedio muy eficaz si sientes que tu cuerpo y tu aura

están cargados de negatividad después de tratar con determinados clientes, es realizar un baño purificador. Llena tu bañera con agua a la temperatura adecuada para tu cuerpo y echa dos buenos puñados de sal marina. Lee bien la etiqueta del producto para comprobar que es auténtica sal de mar sin aditivos. Sumérgete durante unos minutos en el agua, sin mojarte nunca la cara ni el cuero cabelludo. Por supuesto, si vives cerca del mar, puedes bañarte en la playa, o bien recoger el agua marina en un bidón y llevarla a casa para mezclarla con el agua de tu bañera. Otro baño limpiador muy eficaz consiste en usar una infusión de plantas tales como salvia, romero o tomillo, juntas o por separado. Calienta un buen puñado de plantas en un caldero de al menos dos litros de capacidad. Cuando hierva, viértelo sobre el agua caliente de tu bañera, usando un gran colador que separe las plantas. A continuación sumérgete en el agua sin mojarte el cuerpo por encima del cuello. Si no dispones de una bañera en tu casa, puedes optar por una ducha de larga duración. Si es posible, frótate el cuerpo con porciones de sal marina mientras corre el agua, de manera que la limpieza sea lo más completa posible. Las personas que aprecien el buen incienso pueden también hacer uso de esta herramienta mágica. Si te es posible, consigue un buen incienso de salvia, o bien usa cualquier otro incienso que aprecies. Quémalo en un incensario o usa los conocidos bastones o conos que se pueden adquirir en los comercios especializados. Para limpiarte con el incienso, deberías dirigir el humo hacia tu cuerpo atrayéndolo con tus manos, como si te abanicaras con él. Con cuidado para no quemarte y no provocar ningún

accidente, sitúa el incensario en el suelo y ponte de pie sobre él durante unos segundos, con las piernas bien separadas para que el humo ascienda por todo tu cuerpo. Aprendí esta antigua práctica de sahumerio a través de un maestro sufí y puedo asegurar que es muy eficaz para limpiar cualquier residuo energético negativo que haya quedado impregnado en tu cuerpo. Limpia tus cartas de vez en cuando, y si es posible, hazlo después de cada jornada de trabajo. Pasa tus naipes por el humo del incienso para que liberen cualquier impregnación negativa que haya quedado grabado en ellos. Ordena las cartas de vez en cuando, pues una de las maneras más simples y efectivas para descontaminarlas consiste en reintegrarlas a su orden natural. Cuando no uses tus cartas, puedes poner sobre ellas una drusa de cuarzo o de amatista. Si tienes conocimientos avanzados de radiestesia puedes dar energía al mazo con el péndulo egipcio adecuado. En caso de que carezcas de esos conocimientos, te recomiendo que no lo intentes, pues ciertos péndulos emisores sólo deben ser usados con el debido conocimiento a fin de no provocar efectos negativos en tu persona. Si una baraja concreta parece haberse impregnado con una energía demasiado negativa, no la uses en tu trabajo. El simple hecho de que tengas sospechas puede afectar negativamente a tus lecturas con ese mazo en particular. Busca la forma de limpiarlo, y si no hay solución, considera la idea de desprenderte de él.

Da a conocer tu negocio El capítulo de la publicidad es importante al inicio de tu actividad, y también se vuelve crucial en cualquier momento en que el volumen de trabajo disminuya. No cabe duda de que la mejor publicidad que puedes hacer de tu trabajo es realizarlo de la mejor manera posible, dejando la mayor cantidad de clientes satisfechos. Todos sabemos que la publicidad más eficaz es el boca a boca, y además es gratis. Pero para llegar al punto en que unas personas te traen a otras, primero debes comenzar tu práctica y crearte una cartera de clientes. En otras palabras, hace falta construir una masa crítica que impulse tu trabajo, y eso, si estás comenzando, no surge por sí solo. El terreno de la publicidad es con frecuencia un espacio pantanoso, en el que es muy fácil cometer errores que cuestan dinero y tiempo. Por eso es muy importante meditar bien cada paso que se da, especialmente si tu presupuesto es escaso, ya que no todas las formas de publicidad son adecuadas ni rentables. Por otra parte, a la hora de pensar en publicidad, tienes que tener muy claro qué es lo quieres expresar. No se trata simplemente de hacer un cartel, diseñar una cuña radiofónica o escribir una entrada en tu blog, sino que debes tener una idea global de lo que quieres mostrar, de lo que quieres transmitir a tu público potencial. Aquí es donde entra de nuevo ese concepto del que ya hemos hablado: tu marca personal. En otras palabras, quién eres ante tu

público, qué tipo de clientes quieres atraer y cuál es tu visión del tarot y de la vida en general. A partir de este concepto, y con la vista puesta siempre en él, sabrás qué diseño de cartel necesitas, qué música debe acompañar a esa cuña radiofónica o qué estilo de escritura debe tener tu blog. Teniendo en cuenta el gran concepto, la idea general que quieres trasladar a tus clientes, puedes generar tus campañas publicitarias y valorar su resultado. Para eso tienes que tener en cuenta otro importante concepto, el "retorno de la inversión".

El retorno de la inversión En el mundo de la publicidad, se denomina "retorno de la inversión" a la relación entre el coste de una campaña y el beneficio que se obtiene de ella. En otras palabras, el retorno de la inversión se relaciona con cuánto gastas en una campaña y el número de clientes que ésta te proporciona. Como es lógico, lo ideal es gastar poco y obtener grandes resultados, pero esto no siempre es posible. Algunas campañas exitosas requieren un gasto considerable, mientras que otras, muy económicas, quizá obtengan también un bajo rendimiento. ¿Quiere esto decir que cuánto más se gasta mejor es el resultado? No siempre. Hay formas gratuitas o muy económicas de hacer publicidad que pueden ser bastante eficaces, como veremos más adelante. El problema es que, al iniciar una campaña, es muy difícil saber cuál es el retorno de la inversión que puedes esperar. La mejor idea puede tener un mal resultado y quizá lo que guste a unos determinados segmentos de población no sea lo más apropiado para otros. De este modo, a la hora de hacer visible tu trabajo ante el público, no queda otro remedio que probar, cometer errores, aprender y volver a probar. En todo caso, cada vez que comiences una estrategia, hazlo siempre pensando en términos de retorno de la inversión. Procura no solapar las campañas en distintos medios, y si lo haces, cuídate de preguntar a tus nuevos clientes cómo han conocido tus servicios, de manera que puedas diferenciar dónde obtienes buenos resultados y dónde no se da el

retorno adecuado. Midiendo cada paso y valorando las consecuencias, aprenderás cuáles son los medios más apropiados para ti y para tu público, evitando gastos innecesarios y mejorando el rendimiento de tus campañas. A continuación analizaremos las posibilidades publicitarias que puedes encontrar tanto en los medios tradicionales como a través de Internet, así como otras formas imaginativas de promoción. Los consejos que siguen vienen dictados por mi propia experiencia de más de treinta años en el mundo del desarrollo personal, publicitando tanto mi trabajo como el de otras personas. Aun así, es posible que no todo lo que se explica a continuación sea apropiado para ti o tus circunstancias, así que adáptalo a tu realidad. Al pensar en estos consejos, doy por sentado que no te sobra el dinero como para derrocharlo en una campaña masiva de publicidad, sino que intentas obtener buenos resultados gastando poco o nada. En caso de que dispongas de recursos sobrados como para jugar a lo grande, acude a una agencia de publicidad y déjate asesorar. Para el resto de las personas, he aquí unos consejos que siguen la norma de las tres "bes": bueno, bonito, y sobre todo, barato.

Medios publicitarios tradicionales Cuando pensamos en publicitar una actividad, podemos recurrir tanto a los medios tradicionales como a aquellos que nos proporciona Internet. En este apartado, analizaremos aquellos medios de difusión que son bien conocidos desde antes del advenimiento de la Red.

La prensa Publicar anuncios en la prensa local, o en determinadas revistas esotéricas puede ser una buena forma de dar un impulso a tu negocio. Ahora bien, este recurso, que puede ser bastante eficaz, requiere hacer una cierta inversión. Publicar en prensa puede ser económico o puede ser bastante caro, dependiendo de la difusión del medio y del tipo de anuncio que desees publicitar. Si te dedicas al mercado local, es evidente que buscarás anunciarte en la prensa más cercana a tu clientela. A la hora de publicar tus anuncios, elige aquellos espacios que otorguen cierta dignidad a tu negocio. Por ejemplo, los espacios de anuncios por palabras, siendo económicos, pueden ser contraproducentes, ya que en ciertos medios tienden a relegar a nuestro sector a los peores rincones de la sección. Si es así, valora si te interesa aparecer cerca de publicaciones con contenido sexual. Si lo que deseas es publicar un anuncio tradicional, déjate asesorar por los responsables de publicidad de la publicación, pero toma tus propias decisiones. Como es lógico, ellos querrán venderte el espacio más caro, pero tú debes pensar muy bien en

cuánto quieres gastar y en el impacto que puede tener tu anuncio. Los diferentes espacios tienen costes diversos, en función de si es página par o impar, de si está en la portada, en contraportada o en páginas interiores, si se publica en tinta negra o a color, y por supuesto, del tamaño de tu anuncio. Infórmate bien de todas las posibilidades y no tomes decisiones precipitadas. A la hora de publicar en prensa escrita ten en cuenta la difusión real del medio. ¿Es leído por muchas personas de tu comunidad? No te fíes de las cifras que te proporcione el propio medio, pues éstas suelen estar hinchadas a propósito. Observa tu entorno, pregunta a tus conocidos, entérate del alcance real de la publicación. Aunque la prensa escrita está en declive, aún existen medios locales con una buena difusión. Dentro del capítulo de la prensa podemos tener en cuenta a la radio local. Un anuncio en radio, denominado en el argot "cuña publicitaria", llega a un público muy amplio y puede tener cierto impacto en la comunidad. Si vas a hacer publicidad en radio, procura que tus cuñas se escuchen a diferentes horas del día, de manera que alcancen a la mayor cantidad de personas posible. Escribe textos cortos, que expresen lo que haces. No olvides añadir algún dato de contacto y un lema publicitario muy breve. Escoge la música más favorable y deja que los profesionales del medio hagan el trabajo de locución y montaje. No seas demasiado persistente con los anuncios en radio. Haz campañas cortas y evalúa los resultados a cada paso.

Carteles y folletos Realizar un cartel o folleto publicitario es muy sencillo si tienes

unos mínimos conocimientos de ofimática. Además, imprimirlo en pequeñas cantidades es una inversión bastante económica, y si quieres hacer una tirada mayor, también puedes encontrar opciones de impresión a un precio razonable. A la hora de realizar tus carteles ten en cuenta que serán visibles para todos los públicos, así que escoge bonitas imágenes, que sean de buen gusto y que atraigan el interés de los viandantes. Usa lemas muy breves, que se lean de un vistazo y destaca muy bien tus datos de contacto. Si tienes dudas, pregunta a alguien que trabaje en diseño, o consulta en las imprentas o reprografías de tu localidad. Ellos te pueden orientar. Si tienes la opción de visitar distintos establecimientos, pide precios y descuentos por volumen. En ocasiones hay diferencias importantes entre una imprenta y otra. Cuando vayas a pegar tus carteles, elige con antelación los sitios más apropiados. En plena calle es posible que duren poco tiempo, ya que algunas personas encuentran cierto placer en arrancar la publicidad, por respetuosa que sea. Por ese motivo, debes escoger espacios donde el vandalismo sea reducido o imposible. Por ejemplo, pregunta en locales si te permiten ubicar tu cartel en su escaparate o en la puerta. Por supuesto, hazlo prioritariamente en aquellos que ya tengan otros carteles expuestos. También puedes escoger aquellos establecimientos que tengan un tablón de anuncios donde el público pueda colgar sus afiches. En todo caso, procura pegar tus carteles con el mínimo impacto sobre la superficie escogida. Ten en cuenta que los cristales con restos de pegamento no son fáciles de limpiar, así

que usa la menor cantidad posible de cinta adhesiva o cola. Y por favor, no tortures a ningún árbol clavándoles tu publicidad. No son madera muerta. Son seres vivos.

Tarjetas de visita Las tarjetas de visita son un elemento imprescindible para tu trabajo y debes tenerlas siempre en buena cantidad. Tanto en tu despacho como en los lugares en los que dejes tus folletos, necesitarás dejar tus tarjetas bien visibles, así que éstas no deben faltar. Por otra parte, es necesario llevar tarjetas en tu bolso o en tu cartera, puesto que nunca sabes cuándo tendrás que echar mano de ellas. Hacer tarjetas de visita resulta hoy en día muy económico, pero no te dejes engañar. Como en el caso de los carteles o folletos, pregunta en varios establecimientos y pide opciones de impresión y precios. A menos que desees gastar mucho dinero, evita las posibilidades de impresión demasiado caras, puesto que si bien causan un impacto visual muy favorable, resultan bastante onerosas si se hacen en grandes cantidades. Piensa que muchas de tus tarjetas se perderán, así que no derroches el dinero en ellas. Lo más recomendable a la hora de diseñar una tarjeta es que la imagen y la tipografía que se empleen en ella sean atractivas a la vista. Evita usar tintas extravagantes, o llamativas opciones de corte que resultan muy caras para tu bolsillo. Evita también imprimir una gran cantidad de ellas, puesto que hoy en día no existe mucha diferencia en el coste unitario para medianas o grandes impresiones. De este modo, realizando una tirada inicial de cien o

doscientas tarjetas, tienes las suficientes para comenzar a repartir, y si lo deseas, puedes mejorar el diseño en ediciones posteriores. Por supuesto, tus datos de contacto deben aparecer claramente reflejados en tu tarjeta. Un consejo final: si no sabes diseñar tarjetas, pide a alguien que lo haga por ti. Es mejor pagar un poco más por un buen producto que diseñar algo mediocre.

El boca a boca No cabe duda de que hacer bien tu trabajo es la mejor manera de que los clientes satisfechos tengan más interés en recomendarte a otras personas. Porque no hay que engañarse, la forma más práctica de publicitar tu trabajo se realiza a partir de las conexiones sociales más cercanas. Así, un cliente potencial estará más interesado en acudir a ti si tiene una buena referencia por parte de alguien de su entorno, de modo que la recomendación personal, el "boca a boca", es un activo que nunca debes minusvalorar. Hay dos tipos de clientes satisfechos. La mayoría son personas que se van contentos a su casa, no comentan su experiencia con nadie y quizás vuelvan a tu consulta más adelante. Pero hay una segunda tipología, más minoritaria, que no se queda la experiencia para sí, sino que la comparte con sus familiares o amigos. Estos consultantes son el mayor tesoro que puedes tener, puesto que son personas que van a abrir muchas puertas para ti y que van a traer nuevos clientes a tu consulta. Cuando tengas algo de experiencia con el tarot, descubrirás a estas "personas talismán", como yo las denomino, en cuanto

entran por la puerta de tu consulta. Suelen ser individuos carismáticos, que participan en muchas actividades, disfrutan de una intensa vida social y poseen una extensa red de amistades. A través de ellos contactarás no sólo con más clientes, sino con individuos influyentes que pueden dar un gran impulso a tu carrera. Como es lógico, debes cuidar a esos talismanes como auténticas piedras preciosas que la vida ha puesto en tu camino. Responde a su generosidad con generosidad y nunca desperdicies un consejo o una recomendación que venga de su parte. Por último, y como consejo adicional, ten en cuenta lo siguiente: en esta vida los contactos son fundamentales. Aprovecha las oportunidades que traen tus contactos. Si algo de lo que te proponen no te interesa, agradécelo de todo corazón antes de rechazarlo, pero nunca cierres del todo ninguna puerta. Incluso si no te interesa todo lo que se te ofrece, toma una parte para que esa persona se sienta a gusto. Recuerda: si alguien te quiere ayudar, no le hagas sentir mal. Este tipo de gestos distinguen a aquellos que tienen inteligencia emocional del resto de las personas. Y quienes tienen ese tipo de inteligencia, siempre triunfan.

Comunicación y publicidad a través de Internet Internet es una plataforma muy interesante para dar visibilidad a nuestro trabajo. Tantos los blogs (escritos o audiovisuales), como las redes sociales, nos permiten acceder a muchas personas con un coste muy bajo, permitiendo que nuestro mensaje llegue a sitios insospechados. Ahora bien, en la actualidad, y como sucede con todo aquello que es reciente, existe una idea algo desenfocada acerca del poder real de las redes sociales. Por una parte, no cabe duda de que Internet es un medio muy eficaz para llegar a tus potenciales clientes, pues cada vez son más las personas que buscan información y referencias a través de ese medio. Pero por otro, se ha extendido la idea de que las redes sociales son una solución casi mágica para visibilizar nuestro trabajo a coste cero. No hay que engañarse, mantener una estrategia eficaz en redes sociales requiere tiempo. Y para un profesional, el tiempo es dinero. Por supuesto, existe la opción es contratar a alguien para que lleve tus redes, pero eso implica también una inversión económica. Piensa lo siguiente, si tienes que dedicar dos horas al día para mantener al día tu blog y responder a todas las interacciones que surgen en tus redes sociales, son dos horas que estás quitando a tu consulta, a tu tiempo de descanso o a tu familia. Si el resultado de esas dos horas son nuevos clientes y más dinero en tu cuenta, quizás te compense. Pero si lo que obtienes después de todo esto son unos cuantos "me gusta" en Facebook y nada más, tendrás

que plantearte si merece la pena el esfuerzo. Tener cientos o miles de seguidores en Facebook o en Twitter es de poca utilidad si eso no se convierte en citas, lecturas y dinero. Así que no conviene engañarse: en Internet hay mucha cantidad pero poca calidad. Con todo esto no quiero decir que debas abandonar las redes sociales o los blogs, en absoluto. Son herramientas extraordinarias, y sobre todo, económicas en comparación con otros medios. Pero no dejes de tener en cuenta el concepto que se explicó más arriba: el retorno de la inversión. Como demuestran las estadísticas, todos pasamos demasiado tiempo en las redes sociales y es discutible que tanto esfuerzo esté debidamente recompensado. Si mantienes un blog porque te apetece, o si tienes un perfil en redes que quieres aprovechar para publicitarte un poco, pero sin intención de dejarte absorber por ese mundo, entonces es probable que las redes sociales te compensen.

Blog Por definición, un blog es un sitio web que se actualiza con frecuencia y que suele dedicarse a un tema de interés para el autor. Por regla general, los blogs suelen admitir comentarios, y pueden ser seguidos a través de visitas directas con un navegador o con herramientas de suscripción específicas. Por regla general, en un blog se leen las publicaciones, también llamadas entradas o posts, en orden inverso a su publicación. De este modo, se puede acceder a los contenidos más recientes en primer lugar. Además de esto, los blogs suelen indexarse por fecha de publicación y por contenidos. Esto permite

rastrear cualquier tema de un modo muy simple, a través de etiquetas o mediante búsquedas dentro del propio blog. Un blog es una herramienta muy flexible que puedes usar para comunicar tus contenidos al mundo. Si te gusta escribir y tienes cierta disciplina, puedes crear una buena base de seguidores para tus publicaciones. Aportando temas interesantes para la comunidad de amantes del tarot, demuestras tu seriedad y tu profesionalidad, lo que es beneficioso para el establecimiento de tu marca personal. A continuación se ofrecen una serie de ideas acerca de cómo trabajar con tu blog: Escribe sobre temas que conozcas bien. Si añades contenido sobre desarrollo personal, magia, salud natural o psicología, asegúrate de que tus datos sean correctos. Por supuesto, escribe entradas sobre el tarot. Por ejemplo, añade imágenes de tu colección de mazos y haz una crítica sobre cada uno de ellos. O bien escribe artículos sobre cómo echar las cartas, sobre tiradas que hayas inventado o sobre la historia del tarot. Añade valor a lo que ya existe en la red. Aporta algo nuevo y personal. El límite es tu imaginación y tu conocimiento. No plagies. El viejo recurso de copiar y pegar es demasiado tentador en ocasiones, pero no caigas en él bajo ningún concepto. Primero porque la propiedad intelectual (el trabajo ajeno), merece un respeto. Segundo, porque los buscadores de Internet castigan el contenido plagiado ubicándolo en lugares muy poco accesibles en sus resultados. Si encuentras algo interesante en libros o en la red, escríbelo en tus propios términos, añade tus propias ideas, pero no lo plagies. Si quieres figurar en los primeros resultados en una

búsqueda de Google hay un truco que nunca falla: ofrece contenido original, ajustado al tema y repleto de información. Sé constante. Esto es quizás uno de los aspectos más difíciles de mantener en un blog, puesto que todos tenemos demasiadas cosas que hacer en nuestra vida y es muy fácil descuidar la actualización de nuestra bitácora. Pero por otra parte, no hay nada más descorazonador para un visitante que entrar en un blog que no se ha actualizado en años. Desde la experiencia personal me permito darte un consejo: no dejes que un blog mediatice tu vida. Actualízalo tanto como puedas, y sobre todo, no dejes que esté criando telarañas durante demasiado tiempo, puesto que los clientes pensarán que has cerrado tu consulta. Pero tampoco te obsesiones con escribir tu blog. Hay cosas más importantes en la vida. Por supuesto, no uses tu blog para hacer una publicidad descarada de tus servicios. No caigas en la autocomplacencia. Nadie entra en un sitio web sólo a ver publicidad o a leer las loas que una persona se dedica a sí misma. Usa un espacio visible de la página para poner tu anuncio, y asegúrate de tener un enlace donde se pueda acceder a tus datos de contacto, pero no escribas entradas publicitarias. Usa palabras claves en tus contenidos, pero no te obsesiones con ello. Si escribes sobre el significado de los arcanos mayores del tarot, asegúrate de que esas palabras figuren en el texto, y si es posible, en la dirección URL[2] de la publicación. Pero no escribas sólo para poner palabras clave. Ocúpate en primer lugar de crear contenido relevante y original. Enlaza a otros sitios de Internet y agradece que otros

te enlacen. Añade, si es posible, un mapa de tu sitio web. Añade una página que hable de ti dentro de tu blog. Pon una foto actualizada y cuenta cuál es tu visión del tarot. Hazlo de un modo abierto, positivo y sin darte demasiada importancia. Tus visitantes quieren saber quién eres, cómo piensas y qué aspecto tienes. Si ven que eres una persona accesible y normal, es más probable que quieran tener una consulta contigo. Contesta a los comentarios, o como mínimo, agradécelos, pero no entres en polémicas con tus lectores. No merece la pena y puede dar una imagen algo negativa de ti. Si no quieres admitir comentarios en tu blog, puedes eliminar esa posibilidad, aunque eso reducirá mucho tu base de seguidores. Ahora bien, si admites comentarios, asegúrate de tener un filtro de spam[3] activo, puesto que es muy molesto ver interesantes aportaciones sepultadas entre innumerables mensajes publicitarios. Existen plataformas gratuitas que te permiten crear un blog estéticamente atractivo en cuestión de minutos. Las dos más conocidas en la actualidad son las siguientes: Blogger (www.blogger.com). Es una plataforma de Google que permite crear un blog sencillo en pocos pasos. Si ya usas los servicios de este proveedor (como su correo de Gmail), puedes abrir fácilmente una cuenta de Blogger y comenzar a publicar en cuestión de minutos. Los blogs de Blogger tienen un aspecto menos cuidado que los de su principal competidor, Wordpress, pero son muy simples de manejar, por lo que es muy recomendable para las personas con menos experiencia en la red.

Wordpress (www.wordpress.com). Actualmente es la plataforma de blogs más prestigiosa y la que cuenta con una base de usuarios más amplia. Un blog de Wordpress puede ser personalizado a través de múltiples plantillas, por lo que tienes una cantidad de opciones casi infinitas para crear una bitácora enteramente a tu gusto. Wordpress está presente en una vasta mayoría de los sitios web, ya que puede ser configurado para hacer casi cualquier cosa que uno pueda imaginar, desde una tienda online hasta un centro de enseñanzas virtual, incluyendo una página personal y, claro está, un blog. Si quieres entrar seriamente en el mundo de los blogs, te recomiendo que aprendas a usar esta plataforma para sacarle todo el partido que tiene. Como complemento a tu blog personal o si lo deseas, en lugar de este, puedes crear una página web más o menos estática que puede servir de trampolín publicitario para tus servicios.

Blogs audiovisuales Dentro de la categoría de blogs podemos agrupar otras formas de comunicación que pueden ser también enlazadas a través de nuestro blog o en redes sociales. Estas formas de comunicación son lo que podríamos denominar "blogs audiovisuales", puesto que usan el sonido o el video como medios de expresión. Las categorías de blogs audiovisuales que más te pueden interesar son las siguientes: Podcast. Un podcast es un blog grabado en formato de audio, que puede ser publicado en páginas como Ivoox

(www.ivoox.com) o iTunes (www.apple.com/es/itunes). Los archivos de audio subidos a estas plataformas pueden ser compartidos fácilmente a través de Facebook, Twitter o en cualquier red social. Del mismo modo, se pueden incrustar en tu blog personal como publicaciones que el usuario puede escuchar. Videoblog. Se trata de un blog realizado en formato de video. Se publican en páginas como Youtube (www.youtube.com) o Vimeo (www.vimeo.com). Como en el caso de los audios, estos vídeos pueden ser enlazados a tus redes sociales o a tu blog personal. Tanto los podcasts como los videoblogs son herramientas muy poderosas para llegar a nuestros seguidores, ya que muchas personas prefieren este tipo de contenidos audiovisuales a aquellos que implican leer en una pantalla. Aparte de eso, la presencia física en un vídeo o el escuchar la voz de una persona en un archivo de sonido ayuda a muchas personas a sentirse más próximos a aquel que emite el mensaje. Somos una civilización audiovisual, en la que estamos acostumbrados a que los personajes públicos entren en nuestros hogares a través de la televisión, la radio o internet. Como ocurre con todo, hay quien prefiere leer un texto y hay quien prefiere escuchar un audio o ver un video, del mismo modo que hay personas que se expresan mejor en un medio u otro. Así que antes de pensar en lo que puede interesar a tu público potencial, deberías pensar en qué medio te mueves con más soltura y poner en él todos tus esfuerzos. Esto no impide que hagas pruebas en otros terrenos, claro está. Aunque este tipo de blogs audiovisuales tienen grandes ventajas, hay ciertos aspectos que merecen tenerse en cuenta:

Por un lado está la cuestión técnica. Un archivo de sonido tiene que sonar bien, y esto no es tan fácil como parece. Necesitarás un micrófono de cierta calidad, un entorno silencioso y un poco de experiencia a fin de obtener grabaciones decentes. Esto significa hacer muchas pruebas antes de dar con la combinación correcta. Por supuesto, una grabación en video es aún más compleja. Aunque no es necesario invertir en equipos costosos, sí deberías contar con una buena webcam, y de nuevo, con un micrófono de cierta calidad. Por otro lado está el factor humano. ¿Sabes ponerte delante de una cámara y ser natural? ¿Sabes improvisar? ¿Tienes una voz que sea agradable de escuchar? Si quieres hacer una edición algo más profesional de tus producciones ¿sabes hacerlo o cuentas con alguien que te pueda ayudar? Aprender desde cero a editar sonido o video no es tarea fácil, se requiere mucho tiempo y la curva de aprendizaje es elevada. Ahora bien, si deseas aprender y tienes la paciencia necesaria, no hay razón para que no lo hagas. Observa lo que hay en Internet. Existen muchos contenidos audiovisuales de muy baja calidad que no dan una buena impresión de sus autores. Aprende de los errores de los demás, y también de los fallos que sin duda cometerás. Haz pruebas y pide opinión a las personas más cercanas. Si conoces a alguien que se mueva en estos mundos audiovisuales, valora cualquier comentario que haga, y sobre todo, pide consejo. Por último y a riesgo de resultar pesado, ten en cuenta esta idea: si no eres capaz de crear material con una mínima calidad técnica y de contenidos, no pierdas el tiempo. Con esto no quiero decir que no experimentes, hazlo. Pero a la hora de exponer tus

contenidos al mundo piensa que es mejor no dar ninguna imagen que dar una mala imagen.

Anuncios en Internet Anunciarte en Internet es una buena forma de atraer clientes, sobre todo si te dedicas a realizar lecturas a distancia. Para entender las dos estrategias básicas con que contamos a la hora de que nuestro contenido sea visible en Internet hay que recurrir a dos acrónimos: SEO y SEM. SEO responde a las siglas en inglés: Search Engine Optimization (Optimización de los motores de búsqueda). Es un proceso orgánico (es decir, no de pago), en el que se persigue la mejora de la visibilidad de tu web o blog de manera que esté bien posicionado en las búsquedas a través de la Red. SEM, por su parte, significa Search Engine Marketing (Marketing en motores de búsqueda). Se trata de un conjunto de estrategias en las que, previo pago de una cantidad de dinero, podemos publicar anuncios relevantes en la web que atraerán visitantes a nuestra página o blog. En resumen, la diferencia entre ambas estrategias es que la primera es gratuita, aunque requiere mucho conocimiento de la red y da resultados a medio plazo. En cambio, la segunda, de pago, proporciona resultados inmediatos, aunque implica cierto conocimiento para que la inversión se optimice al máximo. Como es lógico, tu opción prioritaria debería ser trabajar con las estrategias SEO, puesto que te pueden proporcionar buenos resultados sin coste. Para esto, deberías tener en cuenta las

indicaciones que se han dado anteriormente a la hora de escribir tu blog. Si las sigues y tienes paciencia, seguramente subirás en el ranking los buscadores y recibirás más visitas sin coste. Las estrategias SEM se basan en el pago de dinero, lo que requiere una política inteligente para maximizar el retorno de la inversión. Google Adwords (www.google.com/adwords) es una plataforma publicitaria que aprovecha las búsquedas en Google para dar visibilidad a tu negocio, y dado que Google copa el mercado de búsquedas a nivel mundial, éste es el lugar donde te interesará estar. Básicamente, Google Adwords funciona de la siguiente manera: Desde el punto de vista del usuario, cada vez que alguien introduce la palabra "tarot" en el buscador de Google, en la página de resultados aparecen una serie de anuncios destacados que remiten al navegante a tu página. Esta búsqueda se puede refinar, de manera que sólo aquellos que escriban "tarot en [nombre de tu ciudad]", vean tu anuncio. Desde el punto de vista del anunciante, cuando te das de alta en Google Adwords, dispones de una avanzada y compleja consola en la que puedes crear tus campañas, hacer anuncios, programar presupuestos, etc. Así, cada vez que un usuario de la red hace clic en tu anuncio, se te cobra una cierta cantidad de dinero hasta cubrir el presupuesto diario que hayas establecido. Los conceptos esenciales que debes entender a la hora de publicitarte con Google Adwords son los siguientes:

Segmentación. En términos simples: a quién está dirigido tu anuncio. ¿Buscas personas en tu ciudad o bien trabajas por videoconferencia y quieres captar a un público global? Es importante segmentar bien tus anuncios para concentrar los esfuerzos (tiempo y dinero) en aquellos clientes que te interesan de verdad. Campaña. Es el conjunto de anuncios, segmentos de público, y presupuesto que quieres emplear para tus anuncios. Como puedes desarrollar varias campañas a lo largo del tiempo o simultáneamente, usa nombres que sean fácilmente identificables. Estos nombres sólo son visibles para ti. No olvides hacer una buena selección de los lugares en que quieres que se vea tu anuncio, los idiomas que usas (en territorios con varias lenguas) y los dispositivos en que quieres que se muestre (ordenadores, dispositivos móviles, etc.) Presupuesto. Cuánto dinero quieres gastar cada día en tus anuncios. Google Adwords funciona con un sistema de subasta, de manera que cuánto más dinero emplees, mejor se posicionará tu anuncio. Calcula muy bien tu presupuesto para no gastar más de lo necesario. Con frecuencia, tendrás que revisar este dato para ajustarlo a los continuos cambios del mercado. Grupos de anuncios. Agrupa aquí los diferentes anuncios, que serán muy similares a los anuncios por palabras que se publican en prensa (aunque también hay anuncios que pueden incluir imágenes). Palabras clave. Son las palabras que provocarán que tus anuncios se publiquen en el navegador del usuario cuando éste haga una búsqueda. Por ejemplo, cuando alguien escribe en el buscador la palabra "tarot" esto provocará la

aparición de tus anuncios. Cuanto más precisa sea la palabra, menor será el coste de cada clic y podrás conseguir más visitas por menos dinero. Así, "tarot en [nombre de tu ciudad]", o bien "tarot on-line" es mucho más concreto que "tarot" y atraerá a un público más ajustado a tus intereses. Existen muchos trucos para escoger buenas palabras clave que se estudian en la bibliografía sobre Google Adwords. Informes. Estadísticas de uso que tienes que estudiar con mucho cuidado, ya que te permitirán saber, una vez que tu campaña esté funcionando, cuáles son las palabras más eficaces y qué anuncios atraen más interés. Aquí interesa analizar el "nivel de calidad" de tus anuncios, que expresa, en una escala de 1 a 10, la relevancia de un anuncio con respecto a una palabra clave determinada. Conversión. Es la acción que deseamos que realicen los usuarios con nuestro anuncio. En términos generales, se trata de cuántos clics produce nuestro anuncio. Página de aterrizaje (landing page). Es el lugar hacia el que se dirige al usuario cuando hace clic en tu anuncio. Es fundamental que esta página sea adecuada. En otras palabras: que contenga información de contacto acerca de tu negocio, así como un resumen de tus servicios. Ten en cuenta que si la persona no encuentra la información que está buscando en ese primer clic, saldrá de tu página y estarás malgastando tu dinero. En todo caso, si quieres exprimir al máximo las opciones de Google Adwords, te recomiendo que consultes alguno de los libros o de los recursos que se indican en la Bibliografía de este libro. Google Adwords es una herramienta publicitaria muy poderosa, pero bastante compleja para aquellos usuarios con

poca experiencia en la red, y requiere un libro entero para ser explicada en todo detalle. Además, una vez has lanzado una campaña, es necesario que estés pendiente de su rendimiento día a día, puesto que el mercado de anuncios cambia constantemente, lo que requiere intervenciones inmediatas. En resumen, los métodos SEM como Google Adwords son muy adecuados para conseguir visitas a tu web o blog. Ahora bien, la curva de aprendizaje es elevada y requieren tiempo para su puesta en marcha y mantenimiento.

Facebook Con este apartado y el siguiente entramos en el mundo de las redes sociales y lo haremos con las dos que tienen mayor difusión en el momento de escribir este libro: Facebook y Twitter. Como el mundo de internet cambia a mucha velocidad, es posible que estas redes hayan perdido su predicamento en el momento en que leas este libro, o puede que hayan surgido otras nuevas que ocupen su lugar en la cima. En cualquier caso, espero que las ideas que se explican en las siguientes líneas te sean de utilidad, sea cual sea la red social que utilices. Facebook (www.facebook.com) es la red social más conocida y que más usuarios reúne en el mundo en este momento. A través de esta herramienta tenemos acceso a dos ámbitos diferenciados. Uno de ellos es el "muro" personal, que es el lugar donde escribimos los contenidos que queremos compartir con el resto de los usuarios. La otra es el timeline o "línea de tiempo", donde podemos ver los contenidos que nuestros amigos han compartido a través de sus muros. Dentro de las opciones de uso que nos proporciona Facebook,

hay que distinguir entre los "perfiles" y las "páginas". Un perfil tiene carácter personal, contiene diferentes opciones de privacidad y nos da la posibilidad de agregar a amigos que tendrán acceso a lo que compartimos. Una página es de carácter público y a ella no se agregan amigos, sino seguidores. Como consejo de carácter general, no deberías utilizar tu perfil personal para cuestiones de trabajo, sino que es más adecuado crear una página pública en la que volcar toda la publicidad de tu negocio. Para entenderlo claramente, tu perfil personal es como tu hogar, en el que sólo entran las personas que tú deseas, mientras que tu página pública es como el local donde está tu negocio o empresa. Debido a las características de Facebook, debes tener un perfil personal para crear una página pública. A la hora de elaborar tu perfil público debes tener en cuenta algunas cuestiones. Sube una buena foto. La foto de perfil es la primera impresión que muchas personas obtendrán de ti a través de una red social. Piensa muy bien cómo quieres que sea esa impresión. No te hagas un autorretrato apresurado. Más bien, pide a alguien que te haga una buena foto, con luz adecuada y un buen fondo, a ser posible neutro. No pongas como excusa que no eres una persona fotogénica. Como aficionado de muchos años a la fotografía te puedo asegurar que todos podemos salir favorecidos si dedicamos un poco de esfuerzo y de creatividad a nuestro retrato. Así que ¿qué imagen quieres transmitir? Piénsalo y haz una foto que esté a la altura de lo que deseas expresar. Revisa tus datos de acceso: teléfono, dirección de tu

despacho, dirección de correo electrónico y página web o blog, si los tienes. Tus datos de acceso deben ser correctos. Revisa especialmente tu número de teléfono, y si has puesto la dirección de tu consulta o despacho, comprueba que aparece bien reflejado en el plano de tu ciudad. Añade una breve descripción de lo que haces: eres tarotista ¿y qué más? Si te dedicas a algo más que a las cartas, añádelo. Eso dará una buena impresión a tus seguidores. Incluye algo de información acerca de ti, de tal manera que se te conozca algo mejor. Mi criterio aquí es que uno no debería entrar en detalles demasiado íntimos o que puedan provocar rechazo en nuestros potenciales seguidores. A nivel personal, hace tiempo que decidí no hacer comentarios de tipo político a través de las redes sociales, ni entrar en controversias. Mi idea acerca de esto es que dar a conocer mis opiniones sobre política, economía o moral a un público que no está interesado en ellas no me va a traer ningún beneficio, y en cambio puede ofender o molestar a algunas personas. En otras palabras, no tengo nada que ganar y potencialmente puedo perder clientela. Ahora bien, tú puedes opinar de otra manera y debes actuar en consecuencia. Las páginas de Facebook tienen algunas particularidades que conviene saber. Una de las cuestiones importantes es que todas las publicaciones realizadas en páginas son públicas, de manera que no podemos llegar a controlar quién puede ver cualquier publicación. Como es lógico, sólo usaremos las publicaciones en página para mostrar aquel contenido no privado que queremos que llegue a un mayor número de personas.

Aunque Facebook nos da la posibilidad de escribir publicaciones extensas (denominadas "notas"), no creo que sea una buena idea usar esta plataforma como una suerte de blog. El motivo tiene que ver con el problema de los derechos de autor de tus textos. Y es que por extraño que pueda parecer, Facebook, como otras redes sociales es la propietaria de los derechos de autor de todo aquello que se publica en su plataforma. En otras palabras, si tú decides escribir un extraordinario artículo sobre el Tarot en una nota de Facebook, dejas de tener la propiedad intelectual sobre ese texto. Eso significa que, al menos teóricamente, Facebook podría publicar tu texto en cualquier formato (incluso en un libro) sin que tú ganaras ni un céntimo por ello. Lo mismo sucede con las fotos o los vídeos que se suben a esa red social. ¿Cómo es posible esto? Por dos motivos, el primero es porque las autoridades lo permiten, ya que en ningún momento se han ocupado de regular esta cuestión. El segundo motivo es porque tú lo permites al darte de alta en el servicio. Sí, los términos y condiciones que se aceptan cuando uno se da de alta en una red social (esos que no te molestaste en leer) suelen incluir un apartado en el que el usuario hace sesión de sus derechos de autor sobre todo aquello que se sube a esa red social: textos, fotos, vídeos, etc. Y no hay manera de soslayar esta cesión. ¿Quiere decir esto que debemos rechazar el uso de las redes sociales como medio de promoción? Pienso que no, puesto que en las redes sociales hay una gran cantidad de personas a las que podemos alcanzar con nuestra presencia. Lo que hay que hacer es un uso consciente de las mismas. Es aquí donde se hace necesario recordar la importancia de tener un blog personal. En tu blog puedes publicar lo que quieras,

y poner, si lo deseas, un aviso de copyright. Eso no impedirá que alguien pueda plagiar tu contenido, pero al menos tienes una base legal para defender tus derechos, si es preciso. Las redes sociales como Facebook o Twitter (de la que hablaremos después) son el espacio donde compartir enlaces a esos contenidos que has escrito en tu blog o página personal. Por decirlo de otra manera, las redes sociales son el altavoz, pero no deben ser nunca el lugar en el que generes y almacenes tu mensaje. Al menos, esta es mi opinión. Para continuar con la cuestión principal, hay que señalar que las páginas de Facebook son seguidas por aquellas personas que hacen clic en "me gusta", de modo que la cantidad de seguidores o fans aparece reflejada en el propio muro de la página. Las páginas pueden ser también promocionadas mediante el pago de una determinada cantidad de dinero. En este aspecto, Facebook nos ofrece una interesante herramienta de promoción, puesto que puede segmentar la publicidad por sexos, por grupos de edad, por zonas geográficas e incluso a través de los intereses declarados por los usuarios. Como en el caso de Google AdSense, Facebook nos permite ajustar nuestro presupuesto diario, indicando el promedio de seguidores que alcanzaremos cada día. Esta herramienta es muy útil para incrementar nuestros seguidores en muy pocos días a un coste realmente bajo. Si decides publicitarte en Facebook, no olvides indicar con claridad la duración en días de tu promoción y controlar a diario el incremento de seguidores y el gasto de la campaña. La experiencia demuestra que la promoción en Facebook funciona y te trae nuevos seguidores de un modo muy efectivo

Como es lógico, también puedes incrementar el número de seguidores sin coste económico alguno, puesto que todo aquello que publiques y sea compartido por un número suficiente de personas te traerá de manera inevitable más seguidores. De todos modos, no esperes un rápido crecimiento si no es invirtiendo algo de dinero. Una de las funciones más útiles de las páginas de Facebook consiste en la posibilidad de acceder a estadísticas que nos permiten conocer mejor cómo funcionan nuestras publicaciones. La sección de estadísticas contiene una gran cantidad de información, aunque nosotros sólo nos detendremos en algunos datos relevantes, que se despliegan en el menú situado a la izquierda. La primera pestaña: "Visión general", contiene información básica que te da una idea muy genérica acerca de cómo se ha comportado tu página en los últimos días. En algunas cifras observarás que aparecen números seguidos por la letra "K", como por ejemplo "2,6K". Esto significa que la cifra debe ser multiplicada por mil. De modo que "2,6K personas" equivale a 2.600 personas. En la pestaña "Me gusta" presta atención al número neto de "me gusta", que es la diferencia entre los seguidores que se te añaden y los que se borran en el último mes. Esta estadística es muy interesante para conocer cómo evoluciona tu página en el caso de que estés realizando una campaña de publicidad pagada. La pestaña de "Alcance" indica cuantas personas han visto tus publicaciones en el último mes, diferenciando entre "orgánico" o gratuito, y pagado. También puedes ver quién ha reaccionado a través de comentarios, haciendo clic en los

botones de "me gusta esta publicación" o compartiendo tu página. Por último hay que explorar las reacciones en forma de "ocultar, denunciar como spam o ya no me gusta". Ten cuidado con este indicador, pues puede señalar si tus contenidos resultan molestos o son etiquetados como publicidad no deseada por los usuarios. Si estas cifras son elevadas, debes cambiar tu estrategia inmediatamente. La pestaña de "Visitas" nos muestra cuánta gente ha visitado la página y desde dónde lo han hecho (desde un buscador, desde tu blog, etc). "Acciones en la página" señala qué hacen las personas cuando acceden a tu página. Por ejemplo, hacen clic en tu sitio web, en tu teléfono, o en cómo llegar, etc. La información de esta página indica si los visitantes de tu página tienen más interés en saber de ti o incluso buscan los medios para ponerse en contacto contigo. Como es lógico, toda la información acerca de cómo llegar hasta ti debe estar correctamente actualizada. "Publicaciones" es una pestaña que señala datos interesantes, como por ejemplo, a qué hora se conectan tus seguidores. También contiene información relevante acerca de los últimos artículos publicados y cómo ha reaccionado el público ante ellos. Analiza esta información con detenimiento pues te indicará qué contenidos son más apreciados o generan mayor cantidad de interacciones. Por último, la pestaña "Personas" es un indicador demográfico acerca del número de hombres o mujeres que siguen tus contenidos, segmentados por edad y por ubicación geográfica. Se trata también de una información bastante útil.

Aunque puede haber más pestañas informativas, éstas son las cuestiones más importantes que tienes que tener en cuenta a la hora de analizar tu impacto en Facebook. Como puedes ver, Facebook es una herramienta muy interesante para promocionar tus servicios, capaz de ponerte en contacto con una potencial base de seguidores muy amplia. Por otra parte, ofrece muy buenas estadísticas de uso, que te permitirán conocer quién está interesado por tus contenidos. La parte menos positiva de esta red, como ocurre con Twitter, es que aunque genere muchos seguidores, no es tan claro que una parte importante de ellos se conviertan en clientes dispuestos a pagar por tus servicios de tarot.

Twitter Twitter (www.twitter.com) es la segunda red social que comentaremos en este libro, aunque hay muchas más y seguramente algunas surgirán o desaparecerán en los próximos años. Configurado como un servicio de microblogging, permite enviar mensajes de texto (tweets) con un máximo de 140 caracteres, a los que se pueden añadir imágenes o video. A diferencia de los perfiles de Facebook, que se basan en un sistema de "amigos", que deben ser aceptados como tales por el usuario, Twitter nos permite suscribirnos a un usuario y leer sus tweets sin necesidad de ser aceptados (excepto en el caso de las cuentas privadas, que no trataremos aquí). En este aspecto, existe una cierta similitud entre Twitter y las páginas de Facebook. En la jerga de Twitter, los seguidores de una cuenta determinada se denominan followers. Como en el caso de los blogs, los contenidos que se publican

en Twitter aparecen en orden inverso a su publicación, siendo los últimos los que se ubican en la parte superior de la página. Por otro lado, esta red social nos permite fijar algún tweet en la parte superior, para que sea el primero que se lea cuando se accede a nuestro muro de publicaciones o timeline, en el argot de Twitter. A pesar de la corta longitud de los mensajes de Twitter, tenemos la posibilidad de incluir enlaces a nuestra página web o a otros contenidos interesantes, lo que lo convierte en una herramienta de comunicación muy poderosa. La interacción con los usuarios es menos potente que en el caso de Facebook, puesto que conocer la aceptación real de un tweet concreto es menos sencillo que contabilizar los "me gusta" de Facebook. En todo caso, existen varias herramientas que nos ayudarán a establecer ciertas estadísticas que nos permitan medir nuestro éxito en Twitter. La más utilizada es la propia herramienta del servicio, denominada Twitter Analytics (analytics.twitter.com). Esta página tiene varias pestañas, pero las tres que conviene conocer son: La pestaña "Inicio" muestra datos esenciales que comparan los datos de los últimos 28 días con respecto al período anterior. Estos datos son las impresiones de tweets, las vistas a tu perfil (no olvides tener un perfil actualizado con tus datos de contacto) y cambios en el número de seguidores. La pestaña "Tweets", muestra las impresiones de tweets en cualquier período de tiempo que deseemos. Aquí podemos ver también el porcentaje de interacciones, los clics en enlaces (dato muy importante), así como retweets (tweets compartidos), los "me gusta" y las respuestas de otros usuarios.

"Audiencias" es una pestaña que muestra cómo se ha movido tu número de followers, el género de los mismos, sus intereses, así como de dónde proceden (países y regiones). Como norma general, lo más recomendable, cada vez que se añade un contenido a nuestro blog, o cada vez que queremos organizar algún acto, es anunciarlo tanto a través de Facebook como de Twitter, para llegar a la mayor cantidad de usuarios posible. También es posible sincronizar las cuentas de Facebook y Twitter, de manera que cada vez que publiquemos un contenido en una, se refleje de manera automática en la otra. Esta sincronización se debe realizar desde una única plataforma. Si deseas hacerlo desde Facebook, que es lo más recomendable, entra en www.facebook.com/twitter, pon tus datos de acceso a Twitter y autoriza la vinculación. En resumen, a la hora de compartir contenido en las redes sociales te recomiendo tener en cuenta estos puntos: Separa claramente tu perfil personal de tu página pública. Usa el perfil personal para estar en contacto con tus amigos íntimos y familiares, activando las opciones de privacidad que sean necesarias. Cuida que tu página pública se ajuste a los conceptos de tu marca, evitando el contenido personal, las fotos íntimas o los comentarios poco apropiados que alejan a potenciales clientes. Aporta contenido original. No copies a otros autores, y si quieres compartir algo valioso de otra persona, cita tus fuentes. No hay nada más molesto, y hablo por propia experiencia, que ver a alguien que copia literalmente tus contenidos y los difunde como si fueran de su autoría.

Reconocer las fuentes no cuesta nada y demuestra tu honestidad. Enlaza los contenidos desde tu blog o página personal. Subir contenidos a las redes sociales implica renunciar a tus derechos de autor. Aporta contenido valioso. El público está ávido de conocimiento, pero una gran parte de la información que se obtiene de internet es de escasa calidad. Ayuda a que el tarot sea mejor comprendido por todos. Evita crear contenidos que puedan ser catalogados como publicidad no deseada. No hace falta que repitas día tras día dónde está tu consulta. Esta es una práctica que te hará perder seguidores. En cambio, aporta información interesante y proyecta una imagen profesional. Quien esté interesado en tu consulta, te localizará. Estudia las estadísticas. Averigua qué temas interesan a tus seguidores, pero no tomes decisiones basadas únicamente en estos datos. Las estadísticas ayudan a mejorar la eficacia de la comunicación, pero sin un buen contenido es fácil caer en la irrelevancia. Usa las redes, pero no te obsesiones con ellas. Las redes te acercan a tu clientela potencial, pero el objetivo último de estar presente en los medios sociales no es tener miles de seguidores, sino atraer clientes. Recuerda que seguirte en Facebook es gratis, pero acudir a tu consulta implica gastar dinero.

Formas imaginativas de publicitar tu trabajo Sí, este ha sido un largo capítulo, pero aún no ha terminado. Por si te han parecido pocas las ideas que se han sugerido en las páginas anteriores, debes saber que aún existen muchas más formas de hacerte publicidad. Realmente, en el mundo de la promoción, el único límite es tu imaginación. A continuación te ofrezco algunas sugerencias, aunque en ningún modo pretendo agotar el vasto terreno de la comunicación de marca. Hacer lecturas en un café suele ser una buena forma de darte a conocer si estás empezando, o de comenzar tu actividad en una nueva ciudad. Usualmente, el convenio con los propietarios del establecimiento implica realizar una lectura rápida y gratuita a cambio de una consumición. Si este es el caso, no hagas lecturas de más de tres naipes y ten contigo tu publicidad. El objetivo es atraer clientes a tu consulta, así que no emplees demasiado tiempo ni energías en este tipo de promoción. Las ferias esotéricas y los mercadillos pueden ser también una forma muy original de dar publicidad a tu trabajo. Visita este tipo de eventos y ponte en contacto con los organizadores para que te incluyan en futuras ediciones. Por regla general, en las ferias se realizan tiradas muy rápidas a precios reducidos, y se suele cobrar por tirada, más que por tiempo, aunque quizás tú puedas negociar otras opciones de trabajo. Algunas ferias son temáticas e incluso puede que te obliguen a disfrazarte con algún atuendo. Si te gusta el mundo

del espectáculo y eres una persona ávida de novedades, sin duda lo disfrutarás. Por supuesto, lleva contigo tu publicidad y suficientes tarjetas para captar clientes. Si tienes la fortuna de conocer a alguna persona relacionada con los medios de comunicación audiovisuales, busca el medio de salir a antena con tus cartas. Una persona que lea el tarot en directo es un reclamo irresistible para la audiencia, no lo dudes. Ahora bien, prepárate para escuchar cualquier tipo de pregunta y para responder rápidamente con tus naipes. Una sesión en directo puede ser agotadora, pero tiene la cualidad de incrementar rápidamente tu popularidad. Si la emisora no permite que hagas publicidad directa, al menos procura que mencionen tu nombre en varias ocasiones. El público interesado te buscará en Internet, así que procura tener un blog, una página personal, o un perfil de redes sociales que les conduzca hacia ti. También puedes ofrecer ciertas ventajas a aquellos clientes que te traigan nueva clientela. Por ejemplo, puedes hacer un buen descuento, o incluso regalar una lectura, a aquella persona que te traiga dos clientes nuevos. Ahora bien, ten cuidado con estas promociones, puesto que hay personas que traen nueva clientela sin necesidad de incentivos. Así que no malgastes tus ofertas donde no son necesarias. Por último, y no menos importante, recuerda siempre que la mejor publicidad de tu trabajo son los clientes satisfechos, puesto que estos son los que repiten contigo y te proporcionan nuevos contactos. Cuida a tus clientes, desarrolla tu trabajo de la manera más profesional posible y te ahorrarás mucho tiempo y dinero en publicidad.

El arte de aconsejar Como ya debes saber, el arte de leer el Tarot no consiste simplemente en desplegar las cartas sobre la mesa y dar una interpretación de las mismas. Hay una dimensión esencial en nuestro trabajo que tiene que ver con el consejo, la ayuda y la orientación, que vamos a explorar en este capítulo. Contaré a continuación una anécdota que puede dar la dimensión de hasta qué punto, una buena labor de consejería, va más allá del simple conocimiento de las cartas. Un día vino a verme una mujer de mediana edad que, desde hacía muchos años, estaba muy descontenta con su relación de pareja. En cierto momento de la sesión me confió un secreto: pensaba que su marido era homosexual. Con cierta sorpresa le pregunté que por qué pensaba eso, y ella me replicó que estaba segura de esa condición porque desde hacía años, él no deseaba tener relaciones sexuales con ella. Con mucho tacto, le hice saber que los hombres, como las mujeres, podemos perder el deseo sexual si estamos en una relación donde sólo hay hostilidad por ambas partes. Eso, como es lógico, no tiene nada que ver con la orientación sexual de una persona, sino que es un problema afectivo. La clienta me miró con cara de sorpresa, ya que en su visión de la realidad tenía la creencia equivocada de que un hombre siempre tiene ganas de sexo, y si no es así es porque no es lo suficientemente "macho". Como puedes ver, este diálogo no tiene nada que ver con el tarot. No se discute acerca del significado de una carta o de cómo podemos suponer que evolucionará la relación en el futuro.

Ahora bien, este es el tipo de situaciones que encontrarás una y otra vez cuando mantengas una consulta abierta y trabajes con personas. Hay muchos temas que surgen en torno a las cartas, pero que no se resuelven simplemente con una interpretación de los naipes, sino que tienen que ver con tu capacidad para escuchar, entender y aconsejar a tu cliente. Detrás de la afirmación de mi clienta hay varios temas que deben ser explorados. Por un lado hay una dificultad para observar la realidad de su matrimonio. Porque no se trata de que ella haya sorprendido a su marido con un amante masculino, ni de que pueda tener fundadas sospechas de que tal relación existe. Lo que hay detrás de ese comentario es una dificultad para entender cómo funciona la afectividad y la sexualidad del hombre. Por último, está la tendencia a sacar conclusiones apresuradas sin disponer de datos suficientes, lo cual sin duda es uno de los problemas que han ayudado a que sus relaciones de pareja fracasen. Aconsejar con las cartas no es algo complejo ni sencillo por sí mismo, sino que depende de tu capacidad para orientar a las personas, así como de los conocimientos que tengas para realizar esta labor. A la hora de aconsejar, el tarot es sólo un complemento que sumar al grado de sabiduría que tú hayas podido acumular en tu vida. Así, las cartas no sustituyen a lo que debes saber, sino que te acompañan en el conocimiento de la realidad. Entiendo que para poder realizar correctamente una labor como consejero con las cartas, un buen tarotista debería empeñarse en el desarrollo de estas cualidades: Debe conocer muy bien el tarot, así como otras disciplinas de

ayuda como el coaching o cualquier terapia que sea útil para tratar a las personas. Es preciso también tener un deseo natural de ayudar a los demás. Por supuesto, hay que desarrollar al máximo el amor, la compasión, evitando los juicios apresurados y el criticismo. Y no menos importante que lo anterior: tienes que cultivar el deseo de ser un estudiante eterno, en otras palabras, tienes que tener la capacidad de maravillarte por todo y de querer aprender constantemente. Las personas te sorprenderán más de lo que imaginas, para bien y para mal. Así que ármate de paciencia, amor y capacidad de escucha. Son cualidades que nunca dejarás de necesitar.

Buscando soluciones Una de las principales creencias erróneas que se sostienen cuando aún no se tiene mucha práctica en el trato con personas en crisis, consiste en pensar que el individuo que sufre está deseoso de resolver el problema que le aqueja. En verdad, la mayor parte de las personas solamente desea acabar con el sufrimiento de un modo inmediato, sin tener que afrontar el origen del mismo ni tomar ninguna medida drástica para resolverlo. Así que la primera pregunta que formularán muchos clientes al solicitar una lectura es: "¿cuándo acabará esto?", sentimiento que por otra parte es lógico cuando alguien ha pasado por una larga temporada de dolor. Pero la pregunta de cuándo acabará el período de crisis es difícil de contestar si la persona no está dispuesta a ver las auténticas razones por las cuales está pasando por ese proceso, y si no es capaz de poner en marcha acciones que ayuden a resolver el problema. Porque la mayor parte de los conflictos no se resuelven solos, sino que requieren sabiduría y acción, en otras palabras: conocer los orígenes y buscar las soluciones. Es una evidencia, que se demuestra con la práctica, que en momentos de crisis aguda, los seres humanos desplegamos toda una serie de mecanismos de protección que nos impiden ver el verdadero problema. Este estado de ignorancia auto provocada no es otra cosa que el esfuerzo del ego por mantenernos en una especie de inocencia perpetua que nos exima de la responsabilidad en la solución. Como esta idea es un tanto compleja, pero esencial en tu

trabajo, intentaré explicarla con cierto detalle. Lo primero que hay que entender es que el ser humano es una estructura compleja, no sólo porque tiene una dimensión física y otra de carácter psicoemocional, sino porque esta última es también un territorio denso, que la mayor parte de las personas no llega a explorar jamás. La mente humana contiene al menos dos o tres estratos esenciales. Una es la parte consciente, es decir, aquella que conocemos y con la que podemos funcionar de manera habitual cuando estamos despiertos y centrados. La segunda es la mente inconsciente, el depósito profundo con el que conectamos cuando estamos soñando o en estados de ensoñación despierta. Además, podemos teorizar con la existencia de un tercer estrato mental de carácter superior, la mente supraconsciente, denominada en muchas tradiciones: alma, espíritu, chispa divina o conexión con el Todo. Así, mientras nuestra mente inconsciente nos conecta con el mundo de ideas y sentimientos acumulado por la especie humana desde sus orígenes, denominado también "inconsciente colectivo", la mente supraconsciente supone la conexión con el territorio superior de nuestra esencia divina. Somos por tanto como un árbol que hunde sus raíces en la tierra, al tiempo que extiende sus ramas a lo alto. El punto central de nuestro ser, el tronco del árbol que somos, es la mente consciente, y dentro de ésta, nuestro "yo". A partir del yo, de sus deseos y aspiraciones, nuestra individualidad se manifiesta y actúa ante el mundo. Pero este yo con el que nos identificamos no siempre nos guía por el mejor camino. Si no ¿por qué a veces nos empeñamos en

seguir con relaciones que nos hacen daño? ¿O por qué aspiramos a bienes materiales que luego no nos dan la satisfacción que esperábamos? Este yo con el que nos identificamos es muy útil para funcionar en el mundo cotidiano, pero en muchas ocasiones nos conduce a callejones sin salida, e incluso a verdaderos infiernos. Es aquí donde surge la crisis como un elemento purificador, como una tabla de salvación que ataca a todo lo que nuestro yo ha creado y que ya no es válido para nosotros. Por ejemplo, nuestras creencias infantiles y juveniles tienen que pasar por una seria revisión a medida que maduramos. O bien aquello que tanto deseábamos se convierte en una carga que ya no nos ayuda a caminar, sino que lastra nuestro viaje. Para que se entienda bien: una crisis vital importante no es otra cosa que un esfuerzo de nuestro yo superior por enderezar el camino de nuestra existencia. De un modo u otro, todos vivimos mediatizados por los deseos de nuestro yo, y necesitamos la acción de la mano directora de nuestro ser superior para enderezar el rumbo cuando éste se pierde en medio de la borrachera del ego. No hay que llevarse a engaño: las crisis nunca surgen del exterior, nunca vienen provocadas por las circunstancias o por las personas que nos rodean. Las crisis surgen siempre del interior y son mediatizadas por el mundo externo. El cónyuge que nos hace daño y del que no somos capaces de separarnos, por citar un ejemplo, es un agente de nuestro propio ser superior que nos está indicando que ya es hora de cambiar nuestras creencias acerca del amor. Nadie nos hace nada que nosotros no hayamos permitido que suceda (excluyendo, claro está, ciertos hechos accidentales).

Es en este plano cuando se hace esencial que la persona en crisis reconozca los mecanismos que la han llevado a esa situación, sin culpar ni culparse, sino tomando responsabilidad por sus actos y por sus decisiones, por todo aquello que ha elegido a lo largo del tiempo y que le ha llevado al tiempo presente. Hacer que la persona vea esta realidad es la mitad del trabajo de sanación. Pero ver esta parte, hacer frente a la propia responsabilidad, no suele ser fácil.

Mecanismos de defensa psicológica Los mecanismos de defensa psicológicos son los intentos del yo por evitar esa confrontación consigo mismo. Son estos mecanismos los que nos mantienen en una falsa etapa de inocencia. Una ensoñación en la que podemos culpar a los demás de nuestros males, o en la que podemos negar lo que nos ocurre. Son, en definitiva, las barreras que tienes que franquear para que la persona en crisis comience a tomar las riendas, a ser responsable y a actuar con madurez. Sortear estas barreras le ayudará a resolver el problema en vez de, simplemente, esperar de forma totalmente vana a que el problema se disuelva por sí solo. Con frecuencia verás cómo las personas manifiestan uno o varios de estos mecanismos, así que paso a describir brevemente los más comunes e importantes, para que puedas reconocerlos y tratarlos de la mejor manera posible. Negación. Es el mecanismo más básico, y consiste simplemente en decir que aquello que ha quedado expuesto a través de las cartas no es cierto. En ocasiones, esta negación nos puede hacer dudar de nuestra interpretación, pero si lo que muestran las cartas es una verdad muy evidente, te recomiendo que al menos dejes clara tu postura. Así, si la persona es razonable, lo pensará en casa y acabará reconociendo la verdad para sí misma, que es lo que cuenta. Proyección. En las relaciones personales, el mecanismo de proyección suele ser el más usado para defender la posición del

yo. La proyección se basa en ver en la otra persona todo aquello que se percibe de manera inconsciente como negativo en uno mismo. Observarás muchas proyecciones cuando alguien te pregunte por su relación de pareja en crisis. Es frecuente aquí escuchar todo tipo de reproches hacia la otra persona, sin que el consultante se dé cuenta de que aquello que nos provoca una fuerte reacción negativa en los demás es justamente algo que deberíamos revisar en nuestro interior. Llevar a la persona de un modo suave hacia ese descubrimiento, es uno de los mejores favores que le puedes hacer. Disociación. Es el mecanismo que surge de manera típica después de un trauma. La disociación nos hace sentir que "esto no me puede estar pasando a mí". Aquí son comunes las sensaciones de estar viviendo una película en la que uno es a la vez actor y espectador. Como es lógico, se trata de un mecanismo que debería durar poco tiempo a medida que la persona va aceptando la realidad del suceso. Si se prolonga en el tiempo, este mecanismo puede ser problemático. La solución es traer al consultante a su realidad, por dura que sea. Represión. Es uno de los mecanismos de defensa más comunes, sobre todo entre aquellas personas que han tenido una educación muy estricta. Al reprimir aquello que no se desea ver, se intenta por todos los medios enterrarlo en lo más profundo del mundo inconsciente. Pero la realidad es que todo aquello que se reprime, sale a la luz una y otra vez en forma de sueños, de obsesiones o de ideas perturbadoras para el sujeto. Los sentimientos reprimidos que emergen suelen ser emociones categorizadas como "negativas" por el sujeto. Así por ejemplo, una persona puede reprimir la rabia que le produce el comportamiento abusivo de un familiar, puesto que ha aprendido

que la familia debe ser un reducto de amor incondicional. Pero la rabia existe, y tiene un motivo, y aunque no debe ser expresada de forma brutal o descontrolada, tiene al menos que ser reconocida. En estos casos, ayuda mucho cuando se le pide a la persona que exprese en voz alta aquello que reprime en su interior. Decir "odio a mi pareja por todo el daño que me hace cada día", por ejemplo, es una toma de conciencia muy poderosa que puede desencadenar una excelente reacción terapéutica. Sublimación. Implica desviar la energía reprimida del problema hacia un área de la vida completamente distinta de la original. Se da con mucha frecuencia en los problemas de tipo emocional o sexual, que remiten hacia formas de intelectualización de la vida. Aquí es importante dirigir a la persona en una dirección en la que pueda abrir su corazón y aceptar lo que su cuerpo está necesitando en el momento presente. Racionalización. Es una variante de la anterior, ya que es una forma de sublimación. En este caso, aquello que no se quiere aceptar, se observa de manera franca, pero la persona tiende a crear grandes estructuras ideológicas para hacerle perder su fuerza. Es una reacción típica de las personas muy racionales, que cada vez que se enfrentan a un problema, lo manipulan en su mente, llegando a conclusiones generalmente erróneas de las que cuesta mucho descabalgarles. De nuevo, invitar a la personas a sentir, llevarla de vuelta a la realidad del corazón y del cuerpo, son las claves para acabar con la estructura que ha creado en su cabeza y que le aleja de la realidad. Como verás, en todos los casos, la receta para rebajar estas barreras psicológicas es la explicación y la comprensión. La primera parte depende de ti, y debe hacerse con paciencia y con

empatía hacia el cliente. La segunda depende totalmente del consultante, y en muchas ocasiones ni siquiera se dará en tu consulta, sino que será el resultado de su reflexión posterior. Tu tarea por tanto es clarificar las cosas y confiar en el ser superior de la persona, en su alma, que seguramente hará el trabajo para que las barreras psicológicas caigan y llegue la luz. La existencia humana oscila entre las opciones de la aceptación y de la rebeldía. Inclinarse siempre por uno de los extremos es una causa segura de fracaso. La maestría consiste en saber cuándo aceptar lo que sucede y cuándo luchar. Porque todos podemos cambiar, todos podemos mejorar, sin importar la edad, el sexo o la condición de la persona. Somos más fuertes, más inteligentes y más compasivos de lo que creemos. Sólo es cuestión de que alguien nos clarifique el camino y de contar con las ayudas necesarias para seguir adelante. Precisamente de eso, de las ayudas, trata el siguiente apartado.

Recursos Al fin, cuando la persona ha reconocido lo que le ocurre y cuando ha recibido la idea de que es poderosa y puede hacer mucho para resolver el conflicto, es cuando surge la segunda parte de la ecuación: buscar las soluciones. Encaminar al cliente hacia la solución requiere no sólo que pongas sobre la mesa tu propio conocimiento del alma humana, sino del concurso de otras personas que puedan orientar o sanar al consultante. Es aquí donde entra el apartado de los "recursos" del tarotista, entendiendo por tales no sólo tus propios conocimientos, sino los de toda una red de profesionales que puedan ayudar al cliente y hacia los que puedes dirigir su atención. Entre tus propios recursos, están no sólo tus conocimientos acerca de la vida, tu experiencia vital, sino todo aquello que puedes aportar desde el punto de vista terapéutico o mágico. Como ya hemos dicho, hay que entender que el conflicto forma parte de la vida. Nadie está libre de sufrir los problemas asociados al crecimiento, nadie está libre de las crisis, ni de caer en falsas creencias o en errores. Si entiendes esto y ves las ocasiones en que has caído y te has levantado, podrás ponerte en el lugar del cliente y ayudarle con más compasión y más firmeza. Así, hay que saber reconocer que todos tenemos fortalezas y debilidades. Todos valemos para algo, y la mayor parte de nosotros para más de una cosa. La consulta del tarot debería por tanto ser no sólo un espacio de conocimiento, sino un lugar donde incrementar la autoestima, donde aprender que la persona tiene

recursos propios y que éstos deben ser explorados. Las cartas te pueden ayudar a ver estos recursos del cliente, poniéndolos en valor ante sus ojos. Conviene recordar aquí que las preguntas tienen siempre más de una respuesta, y que a fin de cuentas, depende de ti y no del cliente, hacer las preguntas adecuadas y extraer las respuestas más apropiadas para el caso a tratar. Si alguien acude a ti en un momento de crisis, puedes limitarte a preguntar a las cartas "¿cuándo acabará esto?", o bien puedes preguntar qué recursos tiene esta persona para superar el problema. ¿Te das cuenta de la diferencia entre un enfoque y el otro? En el primer caso, haces más fuerte al problema; en el segundo, fortaleces a tu cliente. La diferencia entre una opción y otra, es enorme. Espero que observes que a lo largo de todo este libro recalco el mensaje de que echar las cartas implica hacer elecciones, exige tomar partido. Leer las cartas no es algo diferente a vivir la vida, de hecho es parte de la vida. En otras palabras, puedes realizar una lectura que quite poder a tu cliente, o puedes hacer una lectura que refuerce su poder y su autoestima. Esto último ya es una forma de terapia. Así que tu forma de enfocar el trabajo, la manera en que te sustraes a los deseos inmediatos del yo del cliente y piensas en su ser superior, en la parte más sana de la persona que está intentando hablar a través del conflicto o de la enfermedad, marcará la diferencia entre una sesión de consuelo o una sesión verdaderamente sanadora. Más allá de los recursos que puedas estimular en tu cliente y de los que tú poseas, como las flores de Bach, el Reiki o similares,

creo importante recalcar la necesidad de contar con una buena red de profesionales de distintos ámbitos hacia los que dirigir a tu consultante en caso de necesidad. En todo caso, no se trata de tener una simple lista de profesionales, ya que cualquier persona puede buscar un psicólogo en la guía telefónica o a través de Internet. Se trata de contar con profesionales a los que conoces y que te conocen. Profesionales que puedas recomendar con toda confianza, que sean eficaces y honestos con su trabajo, y si me permites el consejo, que sean, por encima de todo, buenas personas. A continuación te detallo algunos de los profesionales con los que puedes contar. Psicólogos. Son esenciales para todos los trastornos mentales o emocionales leves y moderados, tales como la depresión, la ansiedad, trastornos obsesivo-compulsivos, etc. Si es posible, te recomendaría que contaras en tu agenda con algún psicólogo de orientación humanista o transpersonal. No quiero decir con esto que otras ramas de las psicología no sean también eficaces, ya que por ejemplo, la terapia cognitivo-conductual suele ser efectiva para tratar los miedos y las fobias. Pero hay que tener en cuenta que una parte importante de los conflictos de las personas de hoy en día requiere una visión algo más amplia que la tradicional, una visión que englobe aspectos de orientación vital o incluso espiritual. Psiquiatras. Aunque mi orientación personal es de carácter alternativo, no dejo de reconocer que algunos trastornos mentales pueden requerir la asistencia de estos profesionales, así como el uso de fármacos. De nuevo, hay psiquiatras de orientación humanista que, si es posible, conviene tener entre nuestras referencias.

Médicos. Afortunadamente existen muchos profesionales de la medicina que tienen una visión amplia del ser humano. Se trata de doctores capaces de escuchar, que confían no solo en la ciencia, sino en la intuición, y que saben tratar a sus pacientes con respeto y amplitud de miras. Si tienes la suerte de conocer a alguno de estos médicos, no dudes en recomendarlo cuando sea necesario. Naturópatas. En este apartado incluyo tanto a aquellos profesionales que trabajan con plantas medicinales, como los homeópatas, terapeutas florales, iridiólogos, etc. Lo habitual en esta rama de la salud es que las personas que la trabajan estén centradas en ver al ser humano como una entidad completa desde el punto de vista físico, psíquico y emocional. Suelen ser también profesionales de mentalidad abierta, con los que es posible crear buenos lazos de cooperación. Los terapeutas y consejeros alternativos, entre los que podemos citar los facilitadores de psicogenealogía, astrólogos, hipnoterapuetas, canalizadores, etcétera, pueden ser también de gran utilidad en casos donde sea necesaria una revisión más profunda de las causas de la crisis presente de nuestro cliente. Estos profesionales pueden estar muy dispuestos a cooperar contigo si entienden que tu enfoque es similar al suyo. Masajistas, osteópatas, reflexólogos, etc. Aunque esta categoría se puede incluir en la anterior, aquí agrupo a todos aquellos profesionales que trabajan manipulando el cuerpo. De nuevo, y como en todos los casos anteriores, busca a aquellas personas que tengan una percepción del ser humano que vaya más allá de lo puramente físico. Un buen masajista puede llegar a tener una percepción del alma humana bastante profunda. Además, ciertos traumas se resuelven muy bien a partir del

trabajo corporal. Profesores de yoga, taichí, meditación, etc. Estos profesionales son útiles para tratar aquellos casos en que el estrés o la ansiedad se hayan apoderado de la persona. Las técnicas orientales de meditación son bastante eficaces para tratar todos estos problemas. Asistentes sociales. Necesarios cuando encuentres casos de familias desestructuradas o graves problemas de integración social. Un asistente posee claves y dispone de recursos que pueden ayudar a personas en riesgo de exclusión, sea por causa de la pobreza, por ser víctima de violencia o por cualquier otra grave razón. Abogados. Un abogado es un consejero esencial en muchas cuestiones legales, como las relacionadas con negocios, separaciones matrimoniales, conflictos de paternidad, etc. Es muy importante contar con algún buen abogado al que dirigir a tus clientes en caso de necesidad. Como es lógico, tu lista será tan larga o tan corta como tú creas necesario, pero te recomiendo encarecidamente que no olvides tenerla siempre a mano. Tú no tienes todas las respuestas ni conoces todos los temas, y lo mejor que puedes hacer por una persona en crisis es encaminarla al lugar donde mejor puedan resolver sus problemas. Desde luego, no debes sentir que cuando refieres a una persona a uno de estos profesionales la estás abandonando, antes al contrario, la estás ayudando a solucionar mejor sus conflictos. Intenta que tu lista esté siempre actualizada, y si se trata de clientes que van con asiduidad a tu consulta, entérate de sus progresos con estos profesionales. De este modo, estarás siempre

al día acerca de su desempeño. Si es posible, intenta que haya cierta reciprocidad con algunos profesionales de tu lista. Procura que ellos te manden clientes a cambio de que tú hagas lo propio. Ahora bien, si un profesional es bueno en su campo, mándale a tus clientes aunque no exista esa reciprocidad. Busca por encima de todo, el bien del cliente, ya que eso es lo más importante.

Los clientes Aunque cada persona es un universo, y cualquier intento de establecer categorías humanas suele ser peligroso, sí que es cierto que hay ciertas tipologías de clientes que encontrarás a lo largo de tu carrera. Para simplificar, en los párrafos que siguen, me referiré a los clientes usando el género neutro, que en el idioma español coincide con el masculino. Como es lógico, las descripciones se aplican por igual a hombres y mujeres. A continuación haré una breve descripción de los tipos más usuales, aunque esta lista no pretende ser exhaustiva. El cliente normal. En el menos normal de los clientes, pero también existe. Suelen ser personas que acuden a la consulta, preguntan, escuchan lo que tus cartas tienen que decir, pagan y se van. Por regla general, no suelen repetir, lo que no quiere decir que hayan quedado insatisfechos. Simplemente, tenían una duda y tú se la has resuelto. Así que gracias y que pase el siguiente. El dependiente. Son personas incapaces de tomar una decisión por sí mismos, individuos que pretenden que el tarot les guíe en todos los pequeños y grandes problemas de su vida. Estos clientes pueden ser un verdadero problema para sí mismos y para el profesional. Piensa que el consultante más dependiente busca en el tarotista un sustituto de su padre o su madre ideales. Pobre de ti si aceptas ese papel, puesto que si las cosas van bien, te alabará, pero si van mal, caerá sobre tu cabeza el peso de la culpa y los reproches. Ten en cuenta que una de tus obligaciones éticas con cualquiera de tus clientes es precisamente la de evitar cualquier tipo de dependencia. Tú estás para ayudar a que las

personas recuperen su capacidad de decisión, no para que la pierdan. Un cliente dependiente pondrá sobre tus hombros el peso de sus dudas vitales, y aquí no vale que tú descargues la responsabilidad en las cartas. El tarot muestra opciones y tú puedes ayudar a enfocar esas opciones, pero es la persona la que tiene que decidir qué camino tomar, tanto si acierta como si se equivoca. Lo mejor con estos individuos es dejar muy claros los términos de la ayuda y espaciar las consultas, por su propio bien. En casos extremos, a veces no queda más remedio que prescindir de ellos como clientes. El ingenuo o desinformado. Suele ser una persona con buenas intenciones, pero con una idea totalmente errónea acerca de las cartas. El ingenuo suele ser un individuo que cree firmemente que su destino está labrado en piedra y que el tarot es el medio infalible para saber lo que va a ocurrir en su vida. Estas personas suelen ver al tarotista como un adivino infalible o un sabio. Para ellos, descubrir que tienen opciones o que las cartas pueden aconsejarles, suele ser una gran sorpresa. Tu deber con estas personas es explicarles el verdadero potencial del tarot en conexión con el poder de su propia alma. Hazlo sin dudar, sin paternalismos, pero con firmeza. El escéptico. A primera vista, suele ser un cliente desafiante, que esconde cualquier pista acerca de sí mismo y que te observa con una media sonrisa que parece querer decir: "a ver si aciertas conmigo". Estos clientes tienen una percepción distorsionada del tarot y creen que el tarotista es, o bien un ser con poderes mágicos, o bien un farsante. En muchas ocasiones, un escéptico esconde a una persona que está deseosa de creer, ya que en caso contrario ¿por qué iba a querer gastar su dinero en una consulta de tarot si no abrigase el deseo oculto de que todo sea

cierto? Dependiendo de cuál sea tu orientación hacia el tarot te resultará más o menos difícil tratar con este cliente. De este modo, si entiendes las cartas como un trabajo de consejería, te resultará muy sencillo explicar que tú no te dedicas a la adivinación, sino que necesitas cierta cooperación para poder ayudarle mejor. El truco con estas personas consiste en afinar mucho con la lectura y atacar por donde menos lo esperan. A partir de ahí, se vuelven más razonables y se les puede ayudar mejor. El buscador. Esta es una persona que ha acudido a todo tipo de terapias, y que generalmente conoce a todos los astrólogos, tarotistas y adivinos en kilómetros a la redonda. Si tu enfoque del tarot no es del tipo "mágico", sino que te gusta sentir que las cartas son una buena herramienta para ayudar en el desarrollo del ser humano, sin duda disfrutarás mucho con estas personas. Estos individuos son un público exigente, pero agradecido. Están esperando información valiosa y no se conformarán con una lectura apresurada o de baja calidad. Si les das lo que están buscando, serán clientes fieles con los que podrás aprender mucho. El talismán. Ya hemos hablado de él. Básicamente, este cliente es lo mejor que te puede pasar en tu carrera, siempre que sintonicéis a la primera. Suelen personas muy carismáticas, con una amplia red de contactos y que te pueden abrir muchas puertas. Es el tipo de individuos que, si está satisfecho, traerá muchas personas a tu consulta. Ahora bien, no siempre es un cliente fácil. Son consultantes que por regla general, saben lo que quieren y cómo lo quieren. Si puedes conectar con sus intereses y te ve como alguien competente, agradece a los cielos por tu buena fortuna, porque a partir de ese momento tu carrera subirá a un nuevo nivel. A pesar de su apariencia de triunfadores o de la

autoconfianza que derrochan, ellos también tienen problemas y puntos débiles, puesto que en caso contrario, no irían a tu consulta. Observa sus defectos para que su brillo no te ciegue, pero valora sus virtudes. Un cliente talismán debe ser cuidado con especial esmero, y conviene tratarles con cierta manga ancha, porque ellos lo merecen. El problemático. Hablaremos de él en el próximo capítulo, pero sin duda se trata del peor dolor de cabeza con el que nos podemos encontrar en nuestra práctica. Afortunadamente, de entre todas las razas de clientes, esta no es muy numerosa.

Los clientes problemáticos A lo largo de tu práctica te encontrarás con lo que suelo denominar "clientes problemáticos". Con esta definición no me refiero a las personas que tienen problemas en su vida, porque evidentemente todo el que se acerca a una consulta de tarot tiene algún tipo de duda o dificultad, sino a aquellos que causan problemas al profesional. Los clientes problemáticos son individuos que causan conflictos, que parecen insatisfechos con todo y que generalmente te dejan con una sensación de agotamiento, enfado o tristeza al finalizar la sesión. Se incluyen aquí los clientes que no tienen ningún respeto por tu tiempo, o que discuten la tarifa aun conociendo el precio de la consulta. También a los manipulativos y a los que desafían tus conocimientos porque no admiten lo que les dices. A lo largo de una carrera profesional es casi inevitable encontrarse con este tipo de personas. Forman parte de la sociedad y antes o después te llamarán por teléfono o aparecerán por tu consulta. Si ya eres un profesional del tarot y llevas un cierto tiempo en el negocio, sin duda sabes a qué tipo de personas me refiero, y si aún no has conocido a nadie con estas características, no dudes que antes o después las padecerás. Son tan inevitables como la lluvia y en ocasiones, tan inoportunos como un chaparrón primaveral en medio de un día soleado. Algunos de las conductas problemáticas más frecuentes son: Individuos con trastornos mentales evidentes que con su actitud pueden causar nerviosismo, incomodidad o incluso

temor. Por algún misterioso motivo, estas personas sienten una gran atracción por el tarot y prefieren acudir al tarotista antes que a un profesional de la salud mental que es quien mejor les podría ayudar. Personas que conciertan una cita y, sin avisar, deciden no acudir. Si vuelven a concertar otra, generalmente no recuerdan lo ocurrido u ofrecen todo tipo de excusas. Aquí se incluye a aquellos individuos que siempre tienen un contratiempo o un problema de última hora que te obliga a continuos cambios de agenda. Clientes argumentativos, que discuten la lectura de las cartas si ésta no se adecúa a lo que ellos quieren oír. En esta categoría se incluye a todos aquellos que directamente te acusan de ser mal profesional, o de no tener "ni idea", puesto que su tarotista de toda la vida les ha hecho una lectura diferente. Individuos que llaman a cualquier hora para que les recuerdes lo que ya comentaste en tu lectura sin ningún respeto por tu tiempo ni tu privacidad. También los que piden una sesión a las horas más intempestivas, o en tus días de descanso, o aquellos que se sienten con derecho de llamarte para contarte todas sus desdichas en cualquier momento. Algunas de estas personas piensan que tú tienes la obligación de estar siempre disponible para ayudar, puesto que tu trabajo es de carácter "espiritual". Personas manipulativas, que acaban teniendo una rara fijación por ti rayana en la obsesión. Entre estos casos se incluyen aquellos individuos que desarrollan sentimientos fuertes hacia el tarotista, incluso de tipo amoroso, aunque tú nunca les hayas dado pie a ello.

En definitiva, los clientes problemáticos son una realidad y si me lo permites, quiero ser muy claro al respecto: es un tipo de clientes que no merece la pena. Ahora te propongo que hagas algo. No sigas leyendo y vuelve a releer el párrafo anterior. ¿Ya lo has leído? ¿Qué has sentido cuando has visto la frase: "es un tipo de clientes que no merece la pena"? ¿Estás de acuerdo con ese enunciado, o por el contrario estás en desacuerdo? Si es así, ¿sientes que te molesta esa frase? ¿Acaso te ofende? Si estás de acuerdo conmigo y piensas que no merece la pena gastar tiempo y energía en personas complicadas, puedes dejar de leer los párrafos que siguen y pasar al siguiente apartado, en el que te explico cómo tratar a estos clientes difíciles. Pero si no estás de acuerdo conmigo, te invito a continuación a explorar tus sentimientos al respecto. El motivo de esta exploración es muy simple. Como profesional tienes que ser muy consciente de cómo eres y de cuáles son tus fortalezas y debilidades. Así que si atraes con facilidad a los clientes difíciles y no eres capaz de ponerles freno, te aseguro que tu experiencia en el mundo del tarot será cualquier cosa menos agradable y duradera. De modo que si me permites, quiero analizar contigo tu rechazo ante mi afirmación, si es que sientes dicho rechazo. Antes de nada, tengo que aclarar que esa frase no es un juicio de valor contra un determinado grupo de personas. No quiero decir que las personas problemáticas no sean seres humanos valiosos y dignos como cualquiera otros. Lo que quiero decir es que, desde el punto de vista profesional, ese tipo de

individuos difíciles, que causan problemas y malestar, no merecen la pena "como clientes", de modo que lo mejor que puedes hacer es evitarlos en tu consulta. Ahora bien, si tú piensas que sí merece la pena tenerles en tu vida y en tu trabajo, puede que sea por alguna de estas creencias (o por todas ellas): Creencia número 1: "todo el mundo es bueno en el fondo, solamente necesitan algo de tiempo, de atención y de cariño". Creencia número 2: "todo el mundo merece ser ayudado y mi obligación es ayudarles". Creencia número 3: "yo puedo manejar la situación". Creencia número 4: "necesito el dinero y debo atender a todos los clientes que se me presenten". Si me lo permites, y con el máximo respeto, voy a hacer algunos comentarios acerca de cada una de esas creencias. Creencia número 1: "todo el mundo es bueno en el fondo, solamente necesitan algo de tiempo, de atención y de cariño". No sé si todo el mundo es bueno, pero sí sé que hay personas razonables y otras que no lo son. Personas con las que se puede dialogar y otras con las que no. Personas dispuestas a cooperar y otras que sólo quieren vencer y dominar a los demás. Así que si ya es difícil educar a un hijo al que amas y no siempre se obtienen buenos resultados, ¿acaso se puede educar a un adulto? Algunas personas son susceptibles de mejorar y todo el mundo merece una oportunidad. Pero ¿hasta dónde? Es probable que con tiempo, atención y cariño, todos

podamos dar una mejor versión de nosotros mismos. Ahora bien, ¿vas a dar tu tiempo, tu atención y tu cariño a un cliente? ¿En qué medida? ¿A costa de qué o en detrimento de quién? ¿Prefieres seguir dando oportunidades a ese cliente que te hace volver de mal humor a casa o dedicar tu tiempo a aquellas personas que valoran tu trabajo? Los seres humanos tenemos límites. Nuestra energía es limitada. El tiempo del que disponemos también lo es, así como nuestra atención e incluso nuestra capacidad de amar. Así que la cuestión es: ¿hasta dónde te vas a entregar? Si un cliente te agota, ¿qué energía vas a aportar a tu familia? Si alguien juega con tu agenda, ¿tendrás tiempo para hacer otras actividades que te gustan? Si quieres prosperar y disfrutar con tu actividad, antes o después tendrás que valorar este tipo de cuestiones. Ningún profesional de servicios es ajeno a ello, y tú tampoco lo serás. Creencia número 2: "todo el mundo merece ser ayudado y mi obligación es ayudarles". Como sabe cualquier persona que se dedique a la terapia o a la rehabilitación, el primer paso para recibir la ayuda es buscarla, y el segundo, estar dispuesto a ser ayudado. La realidad es que no todos los que necesitan ayuda salen a buscarla, y no todos los que salen a buscarla están dispuestos a aceptarla. Esto puede parecer contraproducente a algunas personas, porque confunden los deseos conscientes con las verdaderas fuerzas del inconsciente. ¿Cómo es que las personas buscan ayuda y luego no la aceptan? Por extraño que pueda parecer, los seres humanos solemos

preferir el mal conocido al bien por conocer, y no nos dejamos ayudar con tanta facilidad. Somos cómodos y temerosos, y sólo cambiamos cuando realmente no nos queda otra opción. En realidad, una parte importante de los problemas que nos trae la vida tienen una solución relativamente sencilla, que además es fácil de conocer. Sin embargo, los humanos somos expertos en no ver lo que no nos interesa. Además, nos encanta poner trabas a las soluciones que se nos presentan. Porque la realidad es que muchos conflictos se solucionarían si simplemente aceptáramos ver lo que no queremos ver. Si simplemente hiciéramos lo que nos cuesta tanto hacer. Efectivamente, todo el mundo merece ser ayudado, pero ¿te has preguntado si de verdad todo el mundo busca ayuda? ¿Y si verdaderamente no están buscando ayuda, sino que a través de las cartas tú les digas que todo se va a solucionar por arte de magia? Tu obligación como profesional es decir la verdad que ves en las cartas, aunque sea desagradable. Pero tu obligación no es ayudar a quien no quiere ser ayudado. Si las cartas ofrecen un buen consejo pero la persona hace oídos sordos al mismo, no es tu problema. Tú debes actuar con honestidad, y si la persona es receptiva, si está dispuesta a escuchar con humildad y respeto, entonces puedes darle una orientación, o enviarla a alguien que pueda ayudarla mejor. Nada más. Y nada menos. Creencia número 3: "yo puedo manejar la situación". Ten en cuenta lo siguiente: si un cliente es problemático para ti es porque no tienes las herramientas adecuadas para poder ayudarle. Por ejemplo, hay algunas personas que en momentos

de estrés pueden volverse agresivas con facilidad. En una institución mental, esas personas son reducidas por la fuerza, o bien se les administran calmantes. Evidentemente, tú no puedes hacer nada de esto, pero sí puedes ver que alguien empieza a perder los estribos y a partir de ahí, actuar de manera preventiva. Si eres capaz de hacer esto, entonces no estamos hablando de un cliente problemático, sino de una situación de cierta tensión que has sabido manejar y que no te va a causar ningún contratiempo. Si un cliente es problemático para ti es porque claramente no sabes manejar la situación. De hecho, la mayor parte de los clientes problemáticos son "vampiros emocionales", es decir, personas que sin ser conscientes de ello, se alimentan de tu energía. Cuando abandonan tu consulta, tú te quedas mal, pero ellos salen pletóricos. Son personas que necesitan imponerse ante ti, o que de algún modo buscan manipularte o meterte dentro de su particular nube negra. Su victoria es tu derrota. Ante esta perspectiva estaría bien reflexionar lo siguiente: ¿merece la pena? En otras palabras ¿por qué combatir con gente negativa cuando hay mucha gente positiva o al menos neutra en el mundo? Si no tienes las herramientas para vencer, ¿para qué luchar? Creencia número 4: "necesito el dinero y debo atender a todos los clientes que se me presenten". Este es uno de los mayores errores en los que se puede incurrir. Sea cual sea la necesidad económica que puedas tener en un momento determinado, no todos los clientes suman, sino que algunos restan. Ante esta afirmación, quizás pienses que "el dinero es dinero,

venga de donde venga", y no te falta razón. Lo que sucede es que hay formas de ganar dinero que cuestan demasiado esfuerzo o que exigen un sacrificio desmesurado. Ten en cuenta que ni tus fuerzas son ilimitadas ni tu ilusión es eterna. Piensa lo siguiente: el dinero va y viene, pero el tiempo pasa y no vuelve. Del mismo modo, tus fuerzas o tu ilusión se desgastan, y si no se regeneran adecuadamente, acaban por morir. Si trabajar con determinadas personas sólo te provoca tristeza, enfado y ganas de abandonarlo todo, ¿qué has ganado? Es mucho más importante estar fresco, con ganas de trabajar, disfrutando con tus clientes, aprendiendo de ellos y enseñándoles cosas nuevas, es mejor estar orientando a los que se dejan aconsejar, que perder el tiempo y las ganas con personas negativas, desconsideradas o incluso peligrosas. A la larga, tu energía y tu ilusión renovadas te traerán más clientes, puesto que lo similar llama siempre a lo similar. Si decides adoptar a todos los seres oscuros que el mundo te presente, esos serán los clientes que abarroten tu consulta. Piensa bien si eso es lo que deseas para tu vida, porque si es así así, eso tendrás. En cambio, si te orientas hacia lo positivo, hacia los que valoran tu trabajo y saben aprovechar tus consejos, esos serán los clientes que llenen todos los huecos de tu agenda. Tú decides.

Como tratar a los clientes difíciles Como ya se ha dicho, antes o después tendrás que pasar la prueba del cliente negativo, puesto que por mucho que desees otra cosa, encontrarás algunos en tu camino. Afortunadamente, hay varios consejos que se pueden dar para que el inevitable impacto de estas personas en tu práctica no sea importante. Ahora bien, si sólo puedes recordar un consejo para tratar con estas personas, memoriza éste: líbrate de ellos cuanto antes. Tu salud mental te lo agradecerá.

Detectar al cliente difícil El primer paso, y el más importante a la hora de tratar con las personas problemáticas, es detectarlas a tiempo. En algunos casos, su trastorno es tan evidente que puedes notarlo simplemente hablando con ellas por teléfono. En otras ocasiones, se detectan fácilmente por sus costumbres a la hora de cambiar citas, anularlas de manera repetida, dar interminables excusas, etc. En otros, tendrás que tener a la persona frente a ti para darte cuenta del problema. Si eres capaz de descubrir a tiempo al cliente difícil, por ejemplo, antes de que ponga el pie en tu consulta, lo más recomendable es tener preparada una excusa que te permita librarte de él de manera inmediata. Por ejemplo, puedes decir que tu agenda está muy ocupada, que hasta dentro de un mes o dos no tienes horas libres y que vuelva a llamar más adelante. Con suerte, esto servirá para que se olvide de ti.

En caso de duda Si tienes dudas acerca de un cliente y no deseas actuar de manera injusta sin darle una oportunidad, puedes hacer varias cosas. Si pasas consulta en tu casa, puedes plantearte realizar la lectura en un café tranquilo. Así podrás ver a la persona cara a cara en un lugar público y decidirás si tus percepciones iniciales eran correctas o no. Por supuesto, si haces lecturas en el domicilio del cliente, no acudas a su casa ante la más mínima duda. Por regla general, no es conveniente acudir al domicilio de nadie a menos que conozcas a la persona y tomando ciertas precauciones que se explicaron con detalle en páginas anteriores. Si tienes un despacho que no está ubicado en tu hogar, y quieres dar una oportunidad a un cliente del que tienes dudas, nunca le recibas en último lugar. Procura que haya siempre un consultante que deba acudir a continuación, y reduce, si así lo deseas, el tiempo previsto para la consulta. De este modo, te aseguras que haya alguien llamando a tu puerta en pocos minutos. En el caso de que pases consulta en un herbolario o centro de terapias naturales, donde hay otras personas, puedes correr el riesgo de invitar al cliente. En el peor de los casos, será una molestia de la que te puedes librar con cierta facilidad.

Cómo actuar en caso de conflicto Si el cliente ha pasado tu filtro y una vez en tu consulta despliega alguna conducta conflictiva, puedes hacer varias cosas,

dependiendo de cómo se presente la situación. En el caso de que sea una persona con trastornos mentales evidentes, alguien que te cause nerviosismo o malestar, intenta abreviar la lectura todo lo que puedas. Despide luego amablemente a tu consultante para nunca volver a darle una cita. En algunos casos puedes invitar a la persona a irse, pero debes valorar cuál puede ser su reacción y tu capacidad para repelerla, si es violenta. En caso de duda, la mejor política es deshacerte de ella sin que se dé cuenta. Si has tenido la precaución de conceder una cita de media hora, te resultará relativamente fácil aguantar ese tiempo hasta que llegue el siguiente cliente. Ante el consultante argumentativo, que se queja de la calidad de tu trabajo o discute tu interpretación, te recomiendo que no entres en polémicas ni pierdas la calma. En general no sirve para nada. Como ya he indicado anteriormente, este tipo de personas suelen ser "vampiros psíquicos" inconscientes. Se alimentan del conflicto, de hacer sentir mal a los demás, y si te dejas llevar, corres el riesgo de entrar en su órbita de influencia. Cuando una persona discute tu lectura de las cartas, normalmente se trata de un individuo de ideas fijas, que quiere que tú le confirmes sus pensamientos. Ante estos casos, hay varias frases y actitudes que ayudan: En general, lo más práctico es decir: "si tú tienes otra idea, lo respeto, pero esto es lo que yo veo en las cartas". Si te dice que su tarotista de toda la vida es mejor que tú y que siempre acierta, puedes replicar algo como esto: "en ese caso es mejor que la próxima vez acudas a ese profesional". Si ha sido el propio cliente quien ha extraído las cartas del mazo, es conveniente decir: "las cartas las has elegido tú, yo

solamente las interpreto". Si aun así persiste en su actitud: "la honestidad de mi trabajo consiste en decir lo que veo en las cartas, no lo que las personas quieren oír. Si no interpretara lo que veo, te estaría engañando, ¿es eso lo que quieres?" A veces, este comportamiento argumentativo es una estratagema para abandonar la consulta sin pagar. Si ves que ese es el caso, reclama con tranquilidad tu dinero, ya que tú le has dado al cliente lo que solicitó: una lectura de cartas. Si aun así el cliente no quiere pagar, abre la puerta para que se vaya y dile algo como esto: "es una pena: a usted no le va a servir para nada lo que le he dicho y yo he perdido mi tiempo, ahora haga el favor de irse". Esta simple frase tiene más poder del que crees, puesto que el gorrón no tendrá la sensación de haber salido ganando. Nunca entres en una discusión por dinero, ni pierdas la compostura por ello. No merece la pena. Hay una ley no escrita según la cual lo mal adquirido es mal poseído, así que verdaderamente nada de lo que haya sucedido en la sesión será de ningún valor para este tipo de clientes. Con las personas que faltan a sus citas sin avisar, sólo hay una política posible: ser claros. Si tienes oportunidad, explica que tu tiempo es tan valioso como el suyo y cada cita que no se lleva a cabo es una pérdida de tiempo y de dinero para ti. Si así lo decides, y en caso de que el cliente vuelva otro día, puede ser conveniente exigir el pago de la cita no realizada. En todo caso, es importante dejar claro el daño que te causa este hecho, y a continuación valorar si te interesa ese cliente o no. También hay algunos casos, muy raros, en los que algún

cliente desarrolla sentimientos de tipo romántico hacia el tarotista. Conviene ser muy cautos con las personas que viven ese tipo de fantasías, puesto que en caso de contrariarlas pueden causar algunos quebraderos de cabeza. Los síntomas que pueden delatar este tipo de situaciones son muy sutiles, pero hay que estar alerta ante indicios como los siguientes: La persona busca tener contacto contigo de manera habitual fuera de la consulta. Comienza a tratarte como si fuerais amigos de toda la vida, cuando tú no has dado pie a ello. A la hora de hablar contigo, lanza ciertas indirectas que conviene detectar. Busca sonsacarte información acerca de tu vida personal y sobre todo, acerca de tus relaciones sentimentales. En general, tiene demasiado interés en ti. No te confíes por el hecho de que la persona sea de tu mismo sexo, ni creas que le puedes detener diciendo que tienes pareja. Si observas o sospechas que algo así puede estar ocurriendo, busca la manera sutil de dejar claro que no tienes interés sentimental en la persona. Si lo haces en las etapas iniciales de su obsesión, seguramente podrás resolver el problema sin grandes costes. Pero en ningún caso permitas que un problema así se haga crónico. En todo caso, y dado que los clientes problemáticos son una de las mayores causas de estrés en cualquier profesión cara al público, es mejor pasar página cuando te encuentres con alguno de estos individuos. Tu tiempo y tu energía son demasiado

importantes para malgastarlas con ellos.

Conclusión Después de este largo apartado acerca de los clientes problemáticos, no quiero que pienses en tu práctica profesional vas a tener que lidiar constantemente con este tipo de personas. Poniendo las cosas en perspectiva, la realidad del trabajo cotidiano demuestra que la mayor parte de las personas son agradables, están ansiosas por conocer lo que tus cartas tienen que decirles y es fácil trabajar con ellas. Los individuos difíciles son una minoría muy pequeña, pero existen, y debes saber tratar con ellos. Ten en cuenta que, del mismo modo que tus consultantes te seleccionan entre otros profesionales, tú tienes derecho a imponer tus filtros de selección de clientes. Pero por otro lado, tampoco quiero que te vayas al extremo contrario y decidas que sólo vas a trabajar con personas risueñas, ni que las consultas tienen que ser siempre divertidas y estimulantes. Permíteme volver a insistir en esto. Cuando una persona acude a una consulta de tarot, generalmente tiene problemas importantes que no sabe cómo afrontar. Esto significa que la persona puede estar triste, nerviosa o ansiosa. Es natural que se sienta así y es normal que lo manifieste a través de lágrimas, lamentos o dificultad para entender algunos conceptos. Si trabajas con personas, debes tener mucha tolerancia, capacidad de escucha y paciencia. Cuando hablo de los clientes problemáticos me refiero a otro tipo de actitudes, que tienen que ver con la falta de respeto, los malos modales, las obsesiones sentimentales hacia ti o las

conductas agresivas. Este tipo de actitudes son las que no debes tolerar bajo ningún concepto. Ese es el tipo de clientes que debes alejar de ti, si quieres que tu salud mental y tu ilusión por el trabajo no decaigan.

Algunos problemas psicoemocionales comunes Aunque la mayor parte de las personas que acudan a tu consulta estarán dentro de la categoría de la "normalidad" psicológica (sea eso lo que sea), no cabe duda de que en muchos momentos te encontrarás con individuos que sufren a causa de problemas mentales o emocionales. Si eres capaz de reconocer algunos de estos problemas, sin duda tendrás mejores recursos a la hora de poder aconsejar a tus clientes, e incluso de prever dificultades que puedan surgir en la consulta. Hay que dejar claro que este libro no pretende establecer el diagnóstico de ninguna enfermedad mental ni de ningún trastorno emocional. Simplemente se ofrecen unas indicaciones que pueden, en algunos casos, ayudarte a reconocer ciertos patrones de malestar psicoemocional. Con esa información, y con mucha cautela, podrás tomar decisiones más acertadas a la hora de orientar a tu cliente. Si careces de formación en las áreas terapéuticas, evita hacer diagnósticos apresurados, y mucho menos hacer partícipe de ellos a tu cliente. Tu misión, si crees detectar algunos de los problemas que se comentan a continuación, es ayudar a que la persona tome conciencia de algo que puede estar ocurriendo en su vida. Por otro lado, reconocer algunos trastornos comunes, aunque sea siempre dentro del terreno de la hipótesis razonable, puede ser de utilidad para prevenir diversos problemas que puedes encontrar a la hora de tratar a ciertas personas.

Así por ejemplo, si una clienta acude a tu consulta relatando cómo su pareja la humilla y la desprecia, es altamente probable que se trate de caso de maltrato emocional. Tu misión en ese caso es, aparte de lo que el tarot te pueda indicar, hablar con la persona y explicarle que ciertos comportamientos dentro del ámbito de la pareja no son sanos ni aceptables. Con mucha cautela, puesto que sólo conoces lo que la consultante te ha querido decir, debes explicar lo que se entiende como maltrato y qué formas puede tomar esta práctica de dominación. De este modo, si la persona no es totalmente consciente de la situación, puede abrir los ojos. El siguiente paso que debes dar es remitir a tu clienta a los profesionales adecuados dentro de tu red de contactos. Si conoces a algún psicólogo o asistente social que pueda orientar a tu consultante, tienes el deber moral de proporcionar esas referencias. Analicemos por tanto algunos trastornos comunes y, si es preciso, cómo actuar ante los mismos de manera preventiva o proactiva.

La ansiedad Los trastornos de ansiedad representan una de las mayores causas de malestar psíquico que aquejan a los individuos en el mundo occidental. De hecho, es difícil que no conozcas en tu entorno a varias personas que padezcan o hayan padecido estos males, si es que no lo has experimentado en carne propia. La ansiedad es un trastorno que surge a partir de una capacidad natural de nuestro organismo, la necesidad de actuar frente a peligros o amenazas del entorno. Existe de hecho, una ansiedad "normal", que es adaptativa y que permite activar recursos que nos ayudan a enfrentar o escapar de una situación de riesgo. De este modo, cuando detectamos una amenaza, todo nuestro cuerpo se activa segregando hormonas que aceleran el ritmo cardiaco, preparan la musculatura para un esfuerzo intenso y despejan la mente y los sentidos. Ahora bien, la realidad es que en nuestra vida moderna pocas veces nos encontramos con amenazas directas a nuestra integridad física. La mayor parte de las veces, son otros peligros, más difíciles de definir y más prolongados en el tiempo, los que provocan los temidos ataques de ansiedad. La ansiedad patológica, sea cual sea su origen, es un trastorno que presenta tanto síntomas físicos (angustia), como psicoemocionales. Algunos de los más comunes son los siguientes: Síntomas físicos como sudoración, sequedad de la boca, palpitaciones, temblores y problemas digestivos.

Sentimiento persistente de preocupación o miedo. La persona no se concentra en nada, tiene una memoria más frágil de lo habitual. Sensación de agobio, con miedo a perder el control o a desmayarse. Conductas de evitación: por ejemplo, si la persona se desmayó en público en algún momento, evita salir de casa por miedo a que le vuelva a suceder. Estado emocional irritable, inquieto, desasosegado que en algunos casos, alterna con tristeza o abatimiento. La ansiedad es relativamente fácil de detectar, puesto que la persona te explicará que duerme mal, está nerviosa, se ahoga con facilidad y en muchos momentos desearía huir de los problemas. La mejor ayuda que puedes prestar a los clientes con ansiedad es actuar con empatía, escuchar y hablar en un tono tranquilo. Consejos como "relájate" o "no des importancia a los problemas" no sirven de nada, puesto que si la persona pudiera vivir con más calma o despreocupación, lo haría. Quien no ha sufrido un ataque de ansiedad, ignora lo desagradable y aterrador que puede llegar a ser. Cuando se padece un trastorno así, la persona siente que pierde totalmente el control y parece encontrarse, de manera literal, a las puertas de la muerte. Anima a tu cliente a que busque ayuda psicológica, y si sus ataques de ansiedad son muy intensos e incapacitantes, quizá deba buscar también ayuda farmacológica. Pero por encima de todo, oriéntale para que acuda a algún tipo de terapia que le permita encontrar el origen de la ansiedad. Los remedios químicos

pueden ayudar en los casos más graves, pero no resuelven los problemas de fondo, y a la larga pueden llegar a ser contraproducentes. Técnicas milenarias como la meditación, el yoga o el taichí son excelentes para tratar estos problemas. Por eso, es recomendable que tengas a profesionales de estas disciplinas entre tu red de contactos. Por último hay que dejar claro que una persona con ansiedad no es un peligro para ti ni para nadie. Además, es muy poco probable que sufra un ataque en tu consulta.

La depresión Aunque los sentimientos de tristeza son bastante comunes en todos los seres humanos en diversos momentos de la vida, la depresión es una enfermedad mental que afecta de un modo muy profundo a algunos individuos. En concreto, se estima que en los países occidentales la depresión afecta a un 3 por ciento de la población, duplicándose la cifra si se mide sólo entre la población femenina. Como en el caso de la ansiedad, un problema depresivo puede ser más o menos grave, y sus características esenciales son las siguientes: Sentimiento prolongado de tristeza, con o sin motivo aparente. Dificultad para disfrutar de los acontecimientos de la vida. Pérdida de interés por las cuestiones que en otro tiempo ilusionaban a la persona. Sensación de vacío, de apatía, de debilidad física. Problemas para dormir, bien por insomnio o por exceso de sueño. En ocasiones, la persona se siente inútil, culpable o muestra irritabilidad. En caso de tratarse de una depresión mayor, hay deseos suicidas o pensamientos recurrentes acerca de la muerte. Al igual que ocurre en el caso de la ansiedad, las personas deprimidas suelen ser bastante conscientes de su problema,

puesto que los trastornos relacionados con la tristeza o la falta de deseo vital son muy llamativos. Una persona deprimida puede necesitar algún tipo de terapia psicológica, dependiendo también del grado de profundidad de su trastorno. En los casos más graves existen ideas de suicidio o pensamientos recurrentes sobre la muerte, que son una pista evidente del problema. Este tipo de pensamientos no deben ser pasados por alto y conviene tomarlos en serio. Para ayudar a una persona con depresión, es preciso dirigirla hacia aquellos profesionales que pueden orientarla de manera adecuada. Además de eso es aconsejable que la persona no evite las relaciones sociales, y que intente realizar algunas actividades. Esto es especialmente difícil en los casos más profundos, pero es importante que se les oriente en esa dirección.

El maltrato emocional El maltrato emocional se da con mayor frecuencia en el ámbito del hogar. Según las estadísticas, se produce en gran medida en las relaciones de pareja, donde mayoritariamente el hombre suele actuar como agresor y la mujer sufrirlo como víctima. Aun así, hay algunos casos en que los papeles cambian. Por regla general, el hombre maltratador usa técnicas psicoemocionales para doblegar a su víctima, llegando a la violencia física en algunos casos. La mujer maltratadora suele actuar más en el plano psicológico y emocional. Otro ámbito en el que se da el maltrato es en la relación padres-hijos. Tradicionalmente, ha sido más frecuente el maltrato de los padres o madres hacia sus hijos, aunque actualmente no son pocas las situaciones en que los hijos adolescentes o adultos jóvenes, agreden física o verbalmente a sus progenitores. El entorno laboral es también un espacio en el que se suelen dar casos de maltrato. Aquí, evidentemente, son los jefes los que ejercen su poder de manera humillante hacia sus subordinados (mobbing). Por último, también hay que señalar el maltrato emocional entre iguales, específicamente entre niños o jóvenes en el ámbito escolar (denominado bullying). Este tipo de agresiones no son nuevas, pero sí han ganado más visibilidad en los últimos años, a medida que la sociedad se hace más sensible ante el abuso y la agresión. Algunos indicadores de una situación de maltrato que debes rastrear son los siguientes. La víctima:

Pone los sentimientos del agresor en primer lugar, antes que los suyos. Intenta no molestar u ofender al agresor, realizando actos a escondidas de éste o auto-reprimiendo su comportamiento. Acepta sistemáticamente realizar tareas que no desea. Justifica al agresor o le disculpa. Piensa que su situación es normal, o incluso merecida. El agresor: Tiene un comportamiento manipulativo, usando técnicas como el chantaje emocional, el desprecio o la amenaza. Minimiza los sentimientos y necesidades de la víctima. Pone sus sentimientos y necesidades en primer lugar, a veces con conductas histriónicas. Culpabiliza a la víctima, incluso en cuestiones en las que ésta no tiene ninguna responsabilidad. Nunca acepta estar equivocado y se considera superior en inteligencia a la víctima. Intenta destruir los apoyos externos de la víctima, poniéndola en contra de su familia, separándola de sus amistades o evitando que acuda a las redes de ayuda. Algunas manifestaciones de maltrato emocional bastante comunes son las siguientes: Indiferencia emocional: que implica ignorar a la víctima y sus sentimientos o necesidades básicas. Rechazo: cuando se niega la presencia o el valor de la víctima. Humillación: ridiculizando, ofendiendo, atacando a la dignidad de la persona, tratándola como un ser inferior o

inhibiendo todas sus cualidades. Intimidación: buscando atemorizar a la víctima sea física o psíquicamente, o incluso haciendo daño a terceros para, a su vez, causar dolor emocional a la víctima. Reclusión: limitando la libertad de movimientos de la persona. Corrupción y explotación: es decir, abusos sexuales, violación, permitir el consumo de sustancias a menores, prostitución forzada, etcétera. ¿Qué se puede hacer en estos casos? En primer lugar, hay que hablar con el consultante y explicarle nuestras sospechas, dejando claro que son sólo eso, sospechas. Probablemente la persona no ha tomado conciencia de su situación o está empezando a hacerlo, y necesita que alguien le haga reflexionar. Pero también es posible que nos estemos equivocando en nuestra apreciación. Si de verdad estamos en lo cierto, algo resonará en el interior del consultante. Es muy importante no sobreactuar ni tomar la cuestión como algo personal. Existen redes de ayuda especializadas que pueden hacerse cargo de estos casos. Nuestro deber es dirigir a la persona hacia esos recursos, o al menos hay que darle la información y dejar que decida lo que debe hacer. Por otro lado, hay que tener claro que nadie puede salvar a nadie. Sólo la persona que tiene el problema se puede ayudar a sí misma, dando los primeros pasos para buscar soluciones.

Trastorno bipolar El trastorno bipolar, también denominado psicosis maniacodepresiva, consiste en una afección psíquica que se caracteriza por la alternancia de dos estados muy diferentes. En el primero de esos estados, la persona está en un nivel "alto" de la energía, excitado y maniático; mientras que en la siguiente fase, se cae en una profunda depresión. Entre ambos estados se dan etapas de relativa estabilidad, que nunca acaban de ser duraderas. El origen de esta grave enfermedad parece combinar factores genéticos y ambientales. La parte más difícil, pero también la más necesaria para el tratamiento de esta enfermedad, es que la persona y su entorno sean conscientes de su mal. Si existe negación, difícilmente podrá iniciarse un tratamiento adecuado. Conviene distinguir entre el trastorno bipolar y la ciclotimia, que es una forma atenuada del primero. Una persona ciclotímica suele alternar episodios de alegría y tristeza, pero no cae en los extremos del bipolar. De hecho, se podría decir que la mayor parte de las personas somos ciclotímicos en cierta medida, puesto que ningún estado de ánimo es permanente y solemos oscilar entre momentos de alegría y tristeza. El trastorno bipolar es una enfermedad mental grave, que por regla general requiere tratamiento psiquiátrico y medicación. Es un trastorno que tiene un efecto muy negativo en las relaciones familiares y personales del enfermo. En algunos casos extremos, esta enfermedad obliga a tomar medidas extremas como el internamiento de la persona o su incapacitación legal.

Las personas bipolares se caracterizan, entre otros rasgos, por una muy deficiente gestión del dinero. En la fase "alta", pueden gastar sin medida, incurriendo en compras extravagantes y endeudándose sin remedio. Esto nunca ocurre en una ciclotimia, donde la persona tiene un mayor autocontrol y una perspectiva más próxima a su realidad y posibilidades económicas. Cuando están en su fase "alta" o maníaca, las personas bipolares presentan todas o la mayor parte de estas características: Su estado de ánimo es exaltado, con delirios de grandeza y falsas creencias acerca de sí mismos (creen que son más de lo que son). Cuando se les contradice se irritan con excesiva facilidad, piensan que los otros están en su contra y pueden volverse agresivos. Hablan mucho, piensan demasiado rápido, se mueven sin control y duermen poco. Toman riesgos exagerados en cuestiones económicas, dilapidan el dinero sin pensar en las consecuencias. Algunas personas se desinhiben en exceso, cayendo en comportamientos descontrolados relacionados con el consumo de sustancias, el juego o la promiscuidad sexual. No controlan su temperamento y tienen delirios paranoides (se sienten perseguidos). Pueden ser crueles y violentos verbal, física o sexualmente. En su fase "baja" o depresiva, los bipolares se comportan de esta manera: Tienen sentimientos de culpa, generalmente causados por las consecuencias de los actos realizados en la fase maníaca.

Padecen de falta de esperanza en el futuro y baja autoestima. Presentan movimientos lentos, pensamiento impreciso y falta de concentración. Suelen tener sueño por el día y en cambio, insomnio por la noche. Caen en la apatía, el cansancio, el aburrimiento. Pierden el interés por la vida social y su apetito sexual desaparece. Toman decisiones incorrectas y absurdas, basadas en criterios falsos. En algunos casos, piensan en el suicidio. ¿Qué se puede hacer en estos casos? Por regla general, la persona bipolar suele acudir a la consulta del tarotista en la fase "alta" de su trastorno y no siempre son fáciles de detectar. Los elementos claves para ver que alguien puede estar afectado por este trastorno suelen ser la omnipotencia, el hecho de que consultan acerca de decisiones alocadas y los arranques de mal genio cuando se les contradice. Es importante saber que la mayor parte de los conflictos que pueden surgir con algunos clientes son producidos por personas bipolares en su fase maniaca. Son los "clientes problemáticos" que te encontrarás con más facilidad a lo largo de tu desempeño profesional y por este motivo es importante saber tratar con ellos. La primera clave con estas personas, como con todos los clientes difíciles, es que tienes que librarte de ellos cuanto antes y ponerlos en tu "lista negra". Si están en tu consulta y tienen un comportamiento agresivo, actúa con calma, explica las cosas despacio y evita cualquier confrontación. Aunque la tentación de seguirles la corriente sea muy fuerte, busca un método diplomático

de decir lo que piensas y de llevarlas por el camino de la mesura y la reflexión. Con las personas bipolares hay que tener en cuenta algo: son enfermos y a su alrededor suele haber una familia que sufre. Si las refuerzas en sus desvaríos, puedes hacer mucho daño tanto a ellos como a su entorno.

Trastornos obsesivo-compulsivos Los trastornos obsesivo compulsivos (conocidos normalmente por sus siglas TOC) representan una variante de los problemas de ansiedad. Cuando se da un trastorno de este tipo, la tensión típica de la ansiedad se suele transformar en un comportamiento de tipo obsesivo. Un ejemplo claro de este tipo de trastornos es el de las personas que se lavan las manos continuamente, o aquellos que necesitan un orden absoluto a su alrededor, llegando a perder los nervios cuando algo está descolocado. Como su propio nombre indica, estos trastornos tienen dos aspectos. La parte obsesiva se construye a partir de pensamientos recurrentes que son experimentados como externos a la propia mente. Estos pensamientos son de carácter negativo y desagradable. Por ejemplo, en el caso de la persona que se lava las manos continuamente, su obsesión es la suciedad y el pensamiento de que sus manos se están contaminando a cada instante. El aspecto compulsivo está construido a partir de comportamientos repetitivos y generalmente absurdos que tienen como finalidad aliviar la tensión creada por la obsesión. Las personas que sufren este trastorno padecen porque a cada paso temen perder la razón, y por la propia naturaleza absurda de sus comportamientos, que afectan gravemente a sus relaciones personales, a su vida laboral, etcétera. Este tipo de trastorno no se debe confundir con las manías o las costumbres que todos, en mayor o menor medida, tenemos. Una persona con un TOC sufre mucho, y puede vivir auténticos

episodios de ansiedad cuando no puede realizar la conducta que alivie su tensión. Algunas de las formas en que se manifiestan estos trastornos, están relacionadas con la limpieza. Otros tienen que comprobar una y otra vez que su entorno es seguro. Muchos sufren por trastornos de salud imaginarios, mientras que otros necesitan un orden absoluto, o bien repiten cuentas mentalmente de manera repetitiva, o necesitan acumular objetos, por citar algunos ejemplos. Las personas obsesivo-compulsivas padecen mucho y pueden acudir a la consulta del tarotista para aliviar su tensión. En algunos casos, son individuos muy supersticiosos, por lo que debes tener cuidado con lo que comentas a la hora de interpretar las cartas. Busca siempre las interpretaciones más positivas y reduce el impacto de las negativas a la hora de trabajar con estos individuos, pues que el efecto que se puede causar en su ánimo es muy poderoso. En todo caso, es buena idea encaminar a estos clientes hacia la consulta de un profesional de la salud mental.

Adicciones La adicción es aquella conducta repetitiva y patológica que busca la recompensa o alivio a través del abuso de sustancias o de determinadas conductas que son nocivas para el sujeto. Un adicto es una persona que no controla su conducta, y que a través de su dependencia, deteriora de manera considerable su calidad de vida. Las adicciones más conocidas son las relacionadas con las drogas ilegales o el alcohol. Pero en la actualidad hay conductas adictivas que han venido a sumarse a los ejemplos clásicos. Por ejemplo, la adicción al juego (ludopatía), al sexo, a la pornografía, e incluso a las nuevas tecnologías como Internet o el teléfono celular. Por norma, nadie abandona una adicción hasta que reconoce que es adicto y valora el impacto negativo que este tipo de conductas tiene sobre su vida. La toma de conciencia es dolorosa, y por eso muchos la evitan, pensando que ellos controlan su adicción, que no es tan importante o que pueden cambiar de conducta cuando lo deseen. Sólo cuando la adicción ha hecho mella en la salud de la persona, en sus relaciones personales o en su economía, es cuando muchos de los adictos abren los ojos. Así, al esfuerzo de abandonar la adicción se suma la necesidad de reconstruir una vida dañada, a veces de forma irreversible. Pero el adicto es el único que puede salir del pozo en el que se ha sumergido y la ayuda sólo llega cuando uno está dispuesto a dejarse ayudar. Es difícil que un adicto en activo reconozca que lo es, así que

tienes que dejarte llevar por tu intuición y tu capacidad deductiva para reconocerlo en el contexto de una consulta de tarot. En todo caso, recuerda que hay una carta que refleja, mejor que ninguna otra, la experiencia del adicto: el arcano mayor número 15, el Diablo. Si la persona que acude a ti es un adicto en fase de recuperación, haz lo posible por darle los mejores ánimos. Aun en el caso de que su situación te parezca desesperada o sin solución, tu obligación moral es aportarle un rayo de esperanza. No olvides que el ser humano es capaz de lo peor, pero también de lo mejor. En muchos casos, la persona que acudirá a tu consulta puede ser un familiar del adicto. A su manera, esta persona también sufre los efectos de la adicción, con la desventaja de que, al no ser el propio adicto, no puede hacer gran cosa para resolver el problema. Una buena dosis de empatía es necesaria aquí. Afortunadamente hay muchos recursos para recuperar a una persona que padece por una conducta adictiva. Si el individuo está dando sus primeros pasos en la recuperación y no sabe dónde dirigirse, quizá tú tengas la referencia que necesita. Recuerda, una vez más, que tu obligación moral cuando trabajas con personas no es sólo interpretar las cartas, sino orientarles para que puedan aspirar al mejor destino posible.

Números y leyes Si eres una de esas personas que sólo ven la parte espiritual del tarot, quizás sientas la tentación de saltarte este capítulo. No lo hagas. Es cierto que nadie se aficiona al tarot pensando que tendrá que llevar una contabilidad de ingresos o gastos, ni en pagar impuestos o cuotas. Pero si estás leyendo este libro es porque quieres dar el paso a la profesionalidad, y hoy en día una parte esencial de ser profesional en cualquier actividad consiste en saber algo de números y de leyes. En las próximas páginas espero hacerte ver los beneficios de conocer estas cuestiones sin que el proceso sea demasiado farragoso. Así que vamos allá. Cualquier negocio requiere llevar un registro lo más preciso posible de las ganancias y las pérdidas, en otras palabras, una contabilidad. Pero ¿para qué sirve tener una contabilidad? Pues básicamente para conocer mucho del pasado, bastante del presente, y sí, un poco del futuro (sin necesidad de usar el tarot). En resumen: La contabilidad te sirve para saber cómo ha evolucionado tu negocio a lo largo del tiempo, qué decisiones económicas han sido acertadas y cuáles han resultado fallidas. Te ayuda a conocer tu situación presente, en otras palabras, si estás ganando o perdiendo dinero. Te permite tomar decisiones de futuro sobre tu negocio, ya que cuentas con datos del pasado que te permiten estudiar

los costes y los posibles beneficios de cualquier opción. A continuación se ofrecen algunos ejemplos prácticos que te convencerán de la utilidad de llevar una contabilidad al día. Imagina que estás trabajando en el local de otra persona y pagas al propietario una cantidad por cliente atendido. ¿En qué momento te conviene dejar ese lugar y montar un despacho propio? Tu contabilidad te lo dirá. Calcula lo que ganas después de pagar al propietario del local y lo que ganarías si todo el dinero fuera para ti. Analiza las opciones que tienes para encontrar un despacho que puedas alquilar a buen precio. Estima los gastos de luz y otros (usa para eso los recibos que pagas en tu domicilio). ¿Te salen las cuentas? ¿Te lo puedes permitir con tu cartera de clientes actual y con los ingresos que ya tienes? Si es así, adelante. En caso contrario, espera. Por otra parte, si estás en un local de alquiler y la renta es demasiado alta, puedes pensar en habilitar una habitación de tu hogar para pasar consulta. ¿Cuánto ahorrarás? ¿Cuáles serán tus ganancias netas más probables? Lo puedes saber mirando tu contabilidad. Si quieres planificar tus vacaciones, puedes hacerlo también con tus cuentas en la mano. Piensa que en todas las actividades hay temporadas altas y bajas, así que cuando lleves más de un año trabajando y con tus cuentas al día, las detectarás al instante. Por regla general, los períodos donde la mayor parte de las personas toma sus vacaciones son malos para el negocio, así como las temporadas donde se acumulan las festividades. En cambio, el período en que empieza el año o el curso escolar, suelen ser más favorables, puesto que todo el mundo tiene una

sensación de estrenar ciclo nuevo y quieren saber cómo les va a ir en sus proyectos. Otro período especialmente bueno es justo después de las vacaciones. ¿El motivo? Las parejas y las familias están más tiempo juntas. Esto significa que hay más conflictos, y por tanto recibirás más consultas por cuestiones matrimoniales o por problemas con los hijos. Muchas parejas se rompen después de Navidad, precisamente porque el estar mucho tiempo juntos les hace darse cuenta de que no se soportan. Así somos los seres humanos. Del mismo modo que puedes planificar tus vacaciones para los períodos más bajos de actividad en el año, también puedes saber qué días de la semana son menos activos, en caso de que necesites jornadas libres para descansar. Por otra parte, si realizas una actividad paralela a tus consultas del tarot, como realizar cartas astrales, dar masajes o llevar a cabo alguna terapia alternativa, puedes saber si esa otra actividad es realmente rentable para ti. ¿Te ocupa mucho tiempo, te agota, y te proporciona menos ganancias que el tarot? ¿Tienes clientes de tarot en lista de espera y no puedes atenderles porque tu actividad paralela no te lo permite? Haz números y estudia si te interesa mantener ese otro trabajo. Si en tu consulta aprovechas para vender productos, ¿cuánto te cuestan y cuánto ganas? ¿Te interesa comprar en mayor cantidad para que tu proveedor te haga precios más favorables? ¿Qué productos se venden más y cuáles son menos apetecibles para tus clientes? Hay más cuestiones que puedes responder con tus cuentas al día: ¿estás pensando en hacer publicidad de tus servicios? Si ya has hecho una campaña con anterioridad, puedes calcular costes y beneficios. Así, si el año pasado pusiste un anuncio en la

prensa local, ¿cuánto te costó? ¿En cuántas personas creció tu cartera de clientes? ¿Merece la pena volver a probar o prefieres experimentar con otros medios? Como puedes ver, la utilidad de llevar una contabilidad es algo muy importante para la supervivencia de tu actividad. Y no te asustes, tus cuentas pueden ser tan simples o tan complejas como desees, aunque dadas las reducidas magnitudes de tu negocio, puedes funcionar perfectamente con lo que se denomina un sistema de partida simple. Para explicarlo con pocas palabras, un sistema de contabilidad de partida simple es una enumeración de ingresos y gastos, que te permiten conocer tu situación económica real en el momento presente o en cualquier instante del pasado. Lo mejor de este sistema es que requiere muy pocos conocimientos y te ocupará un tiempo muy pequeño de tu jornada para mantenerse al día. Es decir, que si conoces las operaciones matemáticas básicas y dispones de cinco o diez minutos libres en tu jornada, puedes tener tus cuentas actualizadas en todo momento. Así que ahora que te he convencido de la necesidad de llevar tus cuentas, vamos a analizar los dos elementos de una contabilidad simple, que son como las dos máscaras que representan al teatro. La cara triste, claro está, son los gastos. Pero afortunadamente, hay también una cara alegre: los ingresos.

Los gastos Los gastos más comunes en que puedes incurrir se dividen entre gastos fijos y variables. Aunque ambos capítulos se refieren a gastos y se contabilizan juntos, es importante que conozcas la diferencia entre unos y otros.

Gastos fijos Los gastos fijos son aquellos costos que se repiten mes tras mes con el mismo importe. Pueden ser previstos con gran exactitud, lo que te permite hacer estimaciones muy fiables para todo el ejercicio contable, que en tu caso es el año natural. Además, ten en cuenta que si en tu año laboral hay meses sin actividad, aun así tendrás que cubrir tus gastos fijos para esos períodos. Esto significa que a la hora de analizar la marcha de tu negocio, tienes que ver tus gastos fijos como un gasto anual total, que debe ser cubierto con el superávit de los meses más provechosos del año. Entre los gastos fijos puedes contar: Renta mensual y gastos de comunidad de tu local, si estás en un espacio arrendado. Gastos de desplazamiento a tu lugar de trabajo, si procede. Si usas tu vehículo particular para ir al trabajo, calcula los kilómetros que realizas durante el mes y el coste medio del combustible. Aunque el precio del carburante fluctúa a lo largo del año, puedes usar un promedio para no complicar demasiado los cálculos. Al menos una vez al año deberías recalcular tus gastos de combustible. En el caso de

que te desplaces en transporte público, este cálculo es mucho más sencillo. Los gastos de desplazamiento pueden ser variables si no tienes una agenda fija de trabajo, y son por supuesto nulos en los períodos vacacionales. Coste de tu conexión a internet, en caso de que la utilices de manera prioritaria para realizar lecturas a distancia. Gastos de tu página web, tales como renovación del dominio (anual) o gastos de alojamiento que se suelen pagar mensual, anual o bianualmente. Gastos fijos de publicidad, si procede. En caso contrario, la publicidad se debe entender como un gasto variable. Coste de los productos que consumes en tu trabajo. Por ejemplo, si te gusta poner velas o quemar incienso, o bien si aprecias tener flores frescas en un altar. Si te has registrado como trabajador autónomo debes pagar las cuotas correspondientes, así como la factura de tu gestor de impuestos.

Gastos variables Son todos aquellos costos que pueden variar de un mes a otro. También son los gastos que aparecen o desaparecen en tu contabilidad en función de la época del año, o de las actividades que realices. Facturas de consumos varios, como el recibo de la luz, suministro de agua o la calefacción de tu despacho. En caso de que trabajes en casa, es muy difícil separar los gastos de tu oficina de los de tu hogar, por lo que lo más probable es

que decidas no contabilizarlos. Gastos de publicidad. Aquí se incluye la impresión de tus tarjetas de visita, folletos de publicidad, anuncios a través de Internet, en prensa, etcétera. Si estás usando un espacio dentro de un local ajeno (como por ejemplo una herboristería), anota la cantidad que entregas al propietario. Si se trata de una cantidad fija, es un coste fijo; si en cambio pagas un porcentaje por cliente atendido, es un gasto variable. Coste de los productos que tengas a la venta. En una compra al por menor, los proveedores de productos te pueden cobrar cuando recibes tus pedidos. Si tu proveedor es un mayorista, es posible que te pase un recibo a tu cuenta bancaria en una fecha determinada, o en varios pagos a 30, 60 ó 90 días. Sea cual sea la modalidad de pago, anota los mismos el día en que se produzcan. Si tienes facturas pendientes de pago en una fecha determinada, anota tanto la fecha como la cantidad, de manera que te asegures de tener en tu cuenta el dinero necesario. Pagos de impuestos locales, regionales o nacionales, si procede. Comisiones bancarias por ingreso de cheques, uso de datafono para las tarjetas de crédito, etcétera.

Los ingresos El capítulo feliz de los ingresos incluye los siguientes apartados: Por supuesto, tu ingreso esencial es lo que cada cliente te paga por consulta de tarot atendida. Anota la cantidad total que te entrega. Hazlo así aún en el caso de que tengas que compartir una parte de ese dinero con el propietario del local en que trabajes (ese dinero se anotará como gasto, como ya se ha explicado en el apartado anterior). También puedes completar tus ingresos teniendo algunos artículos a la venta, como minerales, péndulos, bisutería, joyería, arte, artesanía, aceites esenciales, flores de Bach, libros, etc. Si realizas otras actividades, como masaje, reflexoterapia, reiki o cualquier otro trabajo relacionado, anótalo como ingreso, pero especificando qué tipo de actividad es. De este modo, puedes calcular cuánto ingresas con el tarot y cuánto con tus otras habilidades. Esta información puede ser útil para tomar decisiones en cuanto a publicidad, inversión en formación, etcétera. Una fuente de ingresos puede ser también los cursos, talleres o conferencias que puedas impartir. También todo aquello que signifique divulgación con beneficio económico: libros, artículos pagados, material de estudio que tengas a la venta, etcétera.

Llevando las cuentas Si bien es cierto que no todo el mundo disfruta con las matemáticas, es muy importante llevar una contabilidad de tu negocio al día, y la persona más adecuada para hacerlo eres tú. Dedicar unos minutos de cada jornada para anotar ingresos y gastos, así como un poco más de tiempo a final de mes para hacer un balance mensual, es una de las mejores inversiones que puedes hacer en tu negocio. Puedes llevar tus cuentas en un cuaderno, una agenda o usando una hoja de cálculo informática. No te recomiendo que gastes tu dinero en comprar software específico de contabilidad, puesto que se trata de aplicaciones difíciles de manejar, por lo general bastante caras, y que son totalmente innecesarias para la tarea que quieres llevar a cabo. Si empleas los servicios de una gestoría para llevar los temas fiscales de tu negocio, puedes hacer que lleven también tus cuentas, pero probablemente tengas que pagar una cuota adicional, lo cual no merece la pena, dadas las dimensiones de tu actividad. Así que sacúdete la pereza y atrévete con los números. Si quieres usar un cuaderno para llevar las cuentas, emplea uno nuevo para cada año natural[4]. En la primera página anota el año y dibuja una tabla donde figuren los doce meses y cuatro columnas que indiquen, para cada mes, los gastos totales, los ingresos, el saldo y el saldo acumulado. A continuación, empieza cada mes en una página nueva del cuaderno y anota, día a día y con su fecha correspondiente, los ingresos o gastos que se produzcan en la jornada, así como el

concepto por el que se realizan. Si quieres hacer las cosas bien, escribe los ingresos con tinta negra o azul, y los gastos con tinta roja. También puedes indicar unos u otros con un signo positivo o negativo, o escribiendo los gastos entre paréntesis. Así por ejemplo, un gasto de 150, se podría escribir en tinta roja, o en cualquiera de estos formatos: -150 ó (150). Sea cual sea el método que elijas, úsalo de manera consistente a lo largo de todo tu cuaderno, de manera que no haya confusiones y te resulte fácil hacer tus cuentas. Emplea tu calculadora para hacer las sumas y restas, y repite todas las operaciones dos veces, para que te asegures de no cometer errores. A final de mes, o mejor el primer día del mes siguiente, suma todos los gastos y anótalos en la columna correspondiente de la primera página de tu cuaderno. Suma a continuación todos los ingresos y haz lo propio en la primera página. Resta los gastos de los ingresos y anótalo en la columna de "saldo". Por último súmalo (o réstalo si es negativo) del último "saldo acumulado", lo que te dirá cómo van tus cuentas en lo que llevas de año. También puedes usar una agenda o dietario para el año en curso, que puede ser la misma en la que apuntas tus citas con los clientes. Cada día, anota los ingresos y gastos de la jornada siguiendo las pautas que se han mencionado anteriormente. Al finalizar el mes, haz tus cuentas y refléjalas en una tabla anual que tendrás preparada en una hoja en blanco de tu dietario. Si decides usar una hoja de cálculo informática, te puedes decantar por Microsoft Excel, o usar una aplicación gratuita como OpenOffice Calc. Ambas herramientas están disponibles para los sistemas operativos mayoritarios, tanto en el entorno de Windows de Microsoft como en el de Apple. Si usas el sistema operativo

gratuito Linux, en cualquiera de sus variantes, tendrás que optar por la suite OpenOffice, que ofrece una calidad comparable a Microsoft Excel sin necesidad de pagar ninguna licencia. Sea cual sea la aplicación informática que decidas usar, abre un libro nuevo para cada año natural y deja la primera hoja para hacer el balance mensual de tu actividad. A continuación abre una hoja para cada mes, en la que anotarás diariamente los ingresos y gastos, así como el concepto o referencia de cada uno. Haz que en la hoja inicial se reflejen tanto la suma de los ingresos, como los gastos y el saldo, así como el acumulado. Si tienes conocimientos suficientes para ejecutar estas acciones, podrás tener tus cuentas al día en cuestión de segundos. Ahora bien, si tu pericia informática es muy limitada o no has manejado nunca una hoja de cálculo, no pierdas el tiempo y decídete por la opción más simple, que es optar por un cuaderno o agenda, un bolígrafo y la calculadora.

Las ganancias Si todo va bien, tu pequeño negocio será próspero y te dará un beneficio neto después de descontar gastos y pagar impuestos, si corresponde. Ese beneficio son tus ganancias y es una de las razones por las que has emprendido tu carrera en el mundo del tarot. Así que a continuación surge una cuestión ¿qué haces con las ganancias? Seguramente dirás que gastarlas, ¿o no? Pues no. Si observas el funcionamiento de cualquier empresa, las ganancias no se reparten a final de mes dejando las cuentas a cero, sino que se pagan sueldos y se guarda o se invierte lo que sobra. Tu negocio, a pesar de ser unipersonal y de pequeñas dimensiones, debe funcionar igual, si es que quieres prosperar. Una buena práctica consiste en abrir una cuenta bancaria que sólo utilizarás para tu negocio. Si además solicitas un sistema de cobro de tarjetas a tu banco (datafono o similar), puedes vincularlo a esta cuenta. Aquí puedes ingresar diaria o semanalmente el dinero que cobras en efectivo, domiciliar tus pagos y recoger a fin de mes el sueldo que hayas decidido cobrar. Si el volumen de tu negocio es muy pequeño, no vas a cobrar con tarjeta y no tienes pagos que domiciliar, puedes prescindir de una cuenta específica, pero no por ello descuides llevar una buena contabilidad. Sea cual sea el sistema que utilices, debes distinguir entre tu dinero y el dinero de tu negocio. Esto implica que tienes que

ponerte un sueldo, y si es posible, tienes que ahorrar el resto para futuros gastos. El cambio de mentalidad que supone esta distribución del dinero te ayudará a sentir que de verdad estás en un camino "profesional" y te hará tomar más en serio lo que haces desde el punto de vista económico. ¿Para qué sirve el dinero que ahorras? Para pagar tus gastos fijos en los meses de menos actividad. Para comprar una nueva baraja cuando se desgaste la que usas. Para pagar las facturas de tus proveedores si tienes artículos a la venta. Para pagar las cuotas como trabajador autónomo, si es el caso. Para comprar velas, incienso, flores frescas. ¿Hace falta que siga? Si tus ganancias son muy variables a lo largo del año, en vez de repartirlas en cantidades prefijadas, puedes usar un sistema de porcentajes. Estipula el porcentaje mensual que corresponde a tu sueldo y la parte que quedará como reserva. Si a fin de año has acumulado demasiadas reservas, toma una parte como sueldo extra y reajusta tus porcentajes para el siguiente ejercicio. Si en cambio has tenido que aportar dinero, ya sabes lo que toca: bajarte el sueldo y ponerte a pensar seriamente cómo reducir tus gastos e incrementar tus ingresos. Por último, una recomendación. Si es posible dona un porcentaje de tus ingresos para obras solidarias o caritativas, en torno al diez por ciento. Esta sencilla práctica redundará en beneficio de la sociedad, pero también es una forma de plantar semillas de buen karma para tu futuro.

Situación legal Trabajar como profesional implica también estar al tanto de tu situación legal, así como de las obligaciones que contraes. Conocer estos datos es esencial para evitar problemas con las autoridades fiscales o laborales. Los datos que se ofrecen a continuación tienen que ver con la situación legal de los trabajadores autónomos en España en el momento de escribir este libro. Si vives en otro país o lees este texto en un futuro lejano, te recomiendo que prescindas de esta información y busques datos más adecuados para ti. Una buena forma de estar al día con todo lo que necesitas saber consiste en acudir a una gestoría e informarte bien. Si no tienes ningún gestor al que acudir, quizás puedas asesorarte con un abogado experto en temas mercantiles, o bien directamente en las oficinas que en tu país se ocupen de la administración tributaria, el servicio de empleo o el seguro social. De todos modos, el mejor lugar para empezar, si es posible, es acudir a un gestor. Si tienes que legalizar tu situación, tu gestor se puede ocupar de todos los aspectos "desagradables" de tu actividad, al tiempo que te evita multas u otras consecuencias legales. Es muy importante que conozcas las leyes que puedan aplicarse a tu actividad en tu país o región, puesto que te arriesgas a graves consecuencias en caso de incumplirlas.

El tarotista como trabajador autónomo en España

Se entiende como trabajador autónomo a aquel que realiza una actividad laboral a título lucrativo. Esta actividad se debe efectuar de forma habitual, personal, directa y de manera independiente. Es además una actividad que no produce un salario fijo mensual aunque sí está sujeta a unos ingresos variables. Teniendo en cuenta que la situación del trabajador autónomo en España es muy precaria, lo primero que debes cuestionarte es si debes convertirte en autónomo o no. Por regla general, si tus ingresos no son superiores al Salario Mínimo Interprofesional (S.M.I.), es posible que la voraz Agencia Tributaria no ponga sus garras sobre ti[5]. Como no hay manera de saber al inicio de una actividad, cuánto vas a ganar, lo más razonable es empezar de manera opaca, y desde el momento en que uno sospeche que por su nivel de ingresos puede entrar en el radar de las autoridades, proceder a la legalización. El problema de ser autónomo en España es que, a diferencia de otros países del entorno europeo, existe la obligación de pagar una cantidad fija mensual nada desdeñable, existan ingresos o no. Este es el motivo de que muchas personas opten por estar en una zona opaca (economía sumergida), antes que legalizar su situación. Si ya eres autónomo y trabajas en otra actividad, es probable que puedas darte de alta como tarotista como segunda actividad, aunque es un aspecto que deberás consultar con tu gestor o con la Agencia Tributaria. En todo caso, las obligaciones de cualquier autónomo a la hora de iniciar su actividad en España son tres: Darse de alta en el Impuesto de Actividades Económicas en el epígrafe correspondiente a su actividad.

El epígrafe de los tarotistas en el I.A.E. es el número 881, denominado "Astrólogos y similares". Este trámite se realiza en las oficinas de la Agencia Tributaria. El I.A.E. es una tasa (un impuesto de cuantía fija) que grava el ejercicio de la actividad profesional y que se debe abonar mensualmente. Darse de alta en el censo de Hacienda, lo que se realiza en las propias oficinas de la Agencia Tributaria. A través de un impreso (036/037) se declara el comienzo de la actividad, así como las opciones de tributación que correspondan. Los pagos a la Hacienda pública se realizan a partir de la retención que se hace en cada factura y mediante la declaración trimestral de IVA. En el caso de que las retenciones sean mayores o menores a lo que corresponde pagar por el total de ingresos, se corrige a la hora de hacer la Declaración de la Renta. Este documento debe entregarse al menos diez días antes de comenzar la actividad. Darse de alta en la Seguridad Social en las dependencias de este organismo. Hay 30 días de plazo para darse de alta con el impreso TA-0521. El alta en la Seguridad Social implica el pago mensual de una cantidad de dinero en concepto de cotización, aunque puedes acogerte a algunos descuentos o bonificaciones. En otras palabras, mucho papeleo y burocracia, a diferencia de otros países, donde la inscripción se puede hacer en pocos minutos por vía telemática. Además, debes contar con los pagos que hay que realizar cada mes, y no demorarlos ni un solo día, puesto que se aplican recargos.

Ética profesional Todo profesional debe regirse por un conjunto de normas que regulen su trabajo y la forma en que trata con los clientes. Este conjunto de normas, que denominamos ética profesional, es especialmente importante cuando se trabaja con personas, y sobre todo cuando las personas que se convierten en tus clientes están pasando por un momento delicado de sus vidas. Conocer las cartas es muy importante, pero aún más importante para ti es conocerte y saber qué puedes y qué no debes hacer en tu tarea profesional. Tener unas normas claras, asumidas y que conecten directamente con tu forma de entender la vida, es la mejor manera de evitar errores y tener una vida profesional libre de contratiempos. A continuación te ofrezco una serie de normas éticas que considero importantes. Esencialmente, son las normas por las que yo mismo me rijo en mi trabajo y en mi vida, adaptadas al mundo del tarot. Para realizar esta lista he consultado los estándares éticos de diversas asociaciones astrológicas y de apoyo terapéutico a las que he pertenecido, y que me parecen especialmente útiles. Algunas de estas normas pueden parecer evidentes, y otras quizás lo sean menos, pero es conveniente listarlas todas de manera que sirvan como referencia para la práctica profesional del tarotista. Esta recopilación no pretende ser exhaustiva, y puede haber algunos aspectos con los que no estés de acuerdo. Piensa que la ética tiene una dimensión social (aquello que es aceptable desde

el punto de vista colectivo), y una dimensión personal o individual. Lo individual siempre está mediatizado por lo social, ya que todos somos producto de nuestro tiempo, pero tiene características propias que cada cual debe reconocer. Te invito a reflexionar sobre estos aspectos éticos o a que elabores tu propia lista de obligaciones profesionales si lo deseas. A fin de cuentas, lo que hagas en tu práctica profesional es asunto tuyo y de tus actos vendrán las consecuencias positivas o negativas con las que vas a tener que convivir cada día. Como espero que hayas ido comprendiendo a lo largo de este libro, el éxito de una carrera en el campo del tarot no depende sólo de tu habilidad con las cartas, sino de la manera en que trates a tus clientes y del respeto que tengas hacia ellos y hacia tu propia integridad personal.

Lo primero: no dañar Este antiguo precepto, que podemos rastrear hasta la escuela hipocrática que dio origen a la ciencia médica en el siglo V antes de la era cristiana, debería ser la base de cualquier relación entre dos personas. Seguir esta norma se hace aún más evidente cuando una de estas personas adquiere el estatus de consejero o guía del otro individuo. Como ya se ha comentado, las personas que acuden a una lectura del tarot suelen estar pasando por una época de crisis o de dolor emocional que las hace especialmente vulnerables ante el consejo o la recomendación del tarotista. Evidentemente, quien viene a verte cree en las cartas y piensa que éstas le pueden iluminar en su particular instante de oscuridad. Esto significa que en cierta medida, tienes poder sobre esa persona. Tu opinión es importante y por tanto debes cuidarte muy bien de ofrecer a tu cliente sólo aquello que consideras que puede ayudarle. La derivada más importante de esta norma ética es que tienes que poner el interés del cliente siempre en primer lugar. Piensa qué es lo mejor para él o ella y actúa en consecuencia.

Respeto El respeto debe ser la base de cualquier relación interpersonal y mucho más cuando una persona está en una posición vulnerable con respecto a otra. Respetar al cliente significa no hacer nada que dañe a su integridad física o moral. Implica la necesidad de respetar sus opiniones o creencias aun cuando no estemos de acuerdo con ellas. Por supuesto, estás en tu derecho de discrepar acerca de ideas o de mostrar puntos de vista alternativos que quizás el cliente no se haya planteado, pero siempre dentro del respeto. Hay que respetar también sus costumbres, sus hábitos de vida, su comportamiento afectivo o su orientación sexual, así como su historia personal. Recuerda que no somos nosotros quienes tenemos que juzgar a nadie, sino entender los porqués y ayudar. Evidentemente, el respeto no tiene por qué incluir acatar aquellas actividades que están perseguidas por la ley, especialmente si la persona no muestra ningún signo de arrepentimiento por las mismas.

No atemorizar innecesariamente Una lectura del tarot no es un oráculo infalible, sino que es la interpretación que una persona hace de los naipes en un momento concreto, bajo unas determinadas circunstancias, y que está sujeta a un cierto margen de error. Por muy buen concepto que tengas acerca de tu habilidad con los naipes, no estás libre de equivocarte, y de hecho, te equivocarás en más de una ocasión. Es cierto que algunas lecturas son especialmente negativas, y que es difícil ver algo bueno cuando se encuentran varios naipes oscuros sobre la mesa. Pero eso no quiere decir que tengas que aterrorizar a tu cliente con siniestras predicciones. Si las cartas no son buenas, di lo que ves con honestidad, pero sin exagerar, y da valor también a lo positivo. Ten en cuenta que, a fin de cuentas, todo es cuestión de perspectiva. Una persona asustada tiene menos posibilidades de defenderse de los problemas, por lo que si la aterrorizas, en vez de ayudarla quizá la estés perjudicando.

Autonomía personal Cada persona que se acerca a tu consulta es un individuo mayor de edad, con capacidad suficiente para tomar sus propias decisiones y buscar su propio camino. Ahora bien, para tomar decisiones se necesita información, conocimiento, y ahí es donde entras tú como parte de su proceso. El tarot es una buena ayuda a la hora de entender cómo está funcionando la vida del cliente y qué opciones puede tomar. Reforzar la autonomía personal del cliente implica actuar no como un padre o una madre, sino como un consejero que tiene cierta información que puede ser útil en el proceso del consultante. Respetar la autonomía personal implica también que no debemos usar las cartas como un medio para influir en la vida del cliente, ni para imponer normas de conducta. Significa que hay que saber encuadrar las preguntas, de manera que el conocimiento que podamos alcanzar otorgue poder al consultante y le ayude a tomar sus propias decisiones con la mayor conciencia posible.

Honestidad La honestidad en tu trabajo no sólo implica dar una respuesta clara a las preguntas del cliente, interpretando lo que ves en sus cartas y sin poner de tu cosecha nada que no puedas explicar a través del tarot. Ser honestos nos obliga también a actuar honradamente con el dinero que cobramos, no cargando más de lo que es correcto según nuestro modo de pensar. También es una muestra de honestidad el respetar los momentos de crisis de las personas y no aprovechar esas épocas difíciles para hacer más sesiones de las necesarias (incluso aunque el cliente lo pida), ni para proponer remedios o soluciones que sabemos que carecen de utilidad, aunque nos proporcionen grandes beneficios económicos. Una persona en crisis es, lo repito una vez más, un ser vulnerable que puede ser fácilmente víctima del engaño, del abuso o de la manipulación. La honestidad también implica saber decir "no lo sé". Nadie tiene respuestas para todo, y es importante reconocer aquello que desconocemos antes que dar opiniones erróneas que pueden traer consecuencias negativas para el cliente. Reconocer tu ignorancia no te hace peor profesional, antes al contrario, es una muestra de honestidad y de humildad que será valorada por los consultantes más conscientes.

Confidencialidad Todo lo que se habla dentro de la consulta debe ser considerado como estrictamente confidencial y nunca debe salir de ese espacio. Por supuesto, no debes comentar con nadie lo que has conocido durante tu trabajo, y debes evitar que tus archivos personales, listas de clientes o notas, estén al alcance de ninguna persona que no seas tú. Jamás, bajo ningún concepto, cedas tu lista de clientes a nadie, a menos que tengas autorización expresa de los interesados. Esta práctica, además de ser un delito o una falta administrativa en muchos países, es una traición a la confianza que tus clientes han depositado en ti. Si en el transcurso de un taller o una conferencia necesitas referirte a algún caso que hayas tratado, puedes hacerlo, siempre que se omita el nombre o cualquier dato que pueda identificar al cliente. Hazlo siempre que la información que se dé sobre el caso sea lo suficientemente genérica y referida al asunto concreto a discutir, que sea imposible reconocer a la persona, aun cuando estuviera entre el público. La única excepción a esta norma puede ser en caso de que conozcas, con plena certeza y sin asomo de duda, alguna información acerca de actividades ilícitas que, por obligación legal, debas poner en conocimiento de las autoridades.

Límites Una relación sana entre tarotista y cliente implica la existencia de ciertos límites que deben ser respetados. El más claro consiste en no entrometerse en la vida del cliente, ni entrar en ningún tipo de relación personal, sentimental o sexual con el consultante. Esto no quiere decir que no se pueda llegar a hacer amistad con un consultante que ha venido a tus lecturas durante mucho tiempo. Pero cuando esto ocurre, esa persona deja de ser cliente y pasa a ser amiga, así que las circunstancias cambian. La relación entre amigos es horizontal, no vertical, e implica una serie de obligaciones mutuas que no se dan entre un profesional y su cliente. En todo caso, es muy importante saber qué papel ocupa cada persona en tu vida. Así que si tú consideras que un individuo concreto es sólo un cliente, debes tratarlo como tal, evitando cualquier situación que pueda ser malinterpretada por la otra parte. Tener presentes los límites implica también aceptar tus propios límites como persona. Esto significa no trabajar más horas de las que puedes soportar, dedicar tiempo al descanso y saber ignorar las llamadas a horas intempestivas. Recuerda siempre que tú no eres tu trabajo, ni el dinero que tienes en el banco. Eres una persona que realiza una actividad, pero también una persona que tiene vida propia. Establece límites entre tu trabajo y tu vida familiar, entre tus amigos y tu consulta. Aprende a separar los diversos aspectos de tu vida y evitarás que estos acaben drenando tu energía.

Aprendizaje continuo Por tu propio bien y por el de tus clientes, comprométete a ser siempre un aprendiz. Nunca des por sentado que sabes todo lo que necesitas saber, puesto que todo conocimiento evoluciona, y el tarot también. Si siempre tienes una actitud de aprendizaje, si mantienes tu curiosidad despierta, podrás ser mejor profesional y darás un mejor servicio a las personas que acuden a ti. En este sentido, sería una buena idea que guardaras un porcentaje de tus ingresos para formación, para realizar cursos o comprar libros que te permitan ampliar tus conocimientos de manera constante.

Imagen de la profesión Reconozcámoslo, el tarot, junto a la astrología y otras artes relacionadas con el conocimiento personal, no gozan de buena imagen. Dicho esto, es cierto que algunas personas que en público hablan mal el tarot, luego acuden en secreto a echarse las cartas. La mala imagen que tiene este gremio tiene varios orígenes. Por un lado, sufrimos el ataque de ciertos sectores que se autodenominan "racionalistas" o "escépticos", y que en verdad actúan como negacionistas a ultranza. Algunos de estos individuos y las asociaciones a las que pertenecen, actúan como grupos de poder, persiguiendo todo conocimiento que se aparte de su estrecha visión de la realidad. Como blanco favorito de sus ataques podemos citar la homeopatía, los métodos alternativos de salud, la ufología, la investigación de los fenómenos paranormales, la astrología y, cómo no, el tarot. Estos grupos tienen mucho eco mediático, pues se presentan como defensores y divulgadores de la ciencia, como luchadores contra las conductas ignorantes que, según ellos, está representada por todo aquello que nosotros defendemos. Ni que decir tiene que los auténticos científicos están demasiado ocupados haciendo ciencia real y divulgándola como para entrar en estas luchas, pero la propaganda negativa de los negacionistas ha calado en muchos medios de comunicación de masas y en una parte de la sociedad. Para atacar a todo aquello que se presenta como alternativo, estos grupos usan la herramienta de la propaganda y no dudan en recurrir a la mentira cuando es necesario, acusando por

ejemplo a la astrología de defender postulados que los astrólogos no reconocen como parte de su saber. Ahora bien, con todo el daño que estas personas pueden hacer a nuestro gremio, hay que reconocer que el principal daño a la imagen de los tarotistas lo realizan algunas personas dentro de la profesión. Ser un buen profesional, actuar de manera ética, responsable y conociendo los límites de nuestro arte, es la manera más adecuada de dar una mejor imagen de nuestro trabajo. A fin de cuentas, el único ejemplo que podemos dar a los demás es nuestra propia práctica, y es a través de nuestra forma de actuar, como profesionales y como personas, como seremos juzgados por la sociedad.

Cómo desarrollar la intuición La intuición tiene un papel esencial en el trabajo con el Tarot, pues como es de suponer, se requiere disponer de esta cualidad para poder ser buen tarotista. Ahora bien, ¿crees que la intuición es algo que se posee de modo innato o bien es una característica que se puede desarrollar? Como norma general, la intuición se relaciona con una forma de conocimiento que es directa e inmediata, en la que no parece tener lugar la deducción o el razonamiento. La propia palabra proviene de un término latino intueri, que significa literalmente "mirar hacia dentro" o "contemplar". De este modo, la intuición se nos presenta como una forma de entendimiento que no pasa por los filtros de la lógica a la que estamos acostumbrados y que nace de una mirada interior. Realmente, hay personas que son altamente intuitivas por naturaleza, pero eso no quiere decir que esta capacidad, como otras, no se pueda desarrollar de un modo consciente. Una cuestión que conviene entender es que la intuición tiene una conexión muy directa con la creatividad. Cuanto más creativa es una persona, más posibilidades tendrá de desarrollar soluciones intuitivas a los problemas. Por otro lado, aunque la intuición sigue siendo algo misterioso, incluso para la propia ciencia, sabemos que está relacionada con otras cualidades que también pueden ser desarrolladas de un modo consciente, como la capacidad de observación o la autoconfianza.

El hecho de que la intuición no sea fácil de entender desde una perspectiva racional o de que no siempre seamos capaces de seguir el camino por el que transitan las premoniciones, no significa que de alguna manera no podamos entender, explicar y lo que es más importante, desarrollar, esta capacidad. En el presente capítulo vamos a profundizar en las técnicas y conocimientos que nos pueden ayudar a profundizar y afinar en nuestras capacidades intuitivas. Ahora bien, hay que dejar claro que los ejercicios que aquí se proponen (y otros que puedas encontrar a través de otras vías) deben ser puestos en práctica de un modo habitual a lo largo de tu vida como tarotista, de manera que su efecto sea cada vez más profundo y evidente en tu vida.

La sincronicidad Aunque la respuesta más usual acerca de por qué funciona el tarot nos remita a la pura intuición del tarotista, no conviene dejar de lado otras explicaciones y reflexiones que se proponen en este apartado. Uno de los conceptos teóricos alternativos que explican el funcionamiento del tarot (así como de la astrología y otras artes) tiene que ver con una palabra acuñada por el gran psiquiatra suizo Carl Gustav Jung: la sincronicidad. Para Jung, la sincronicidad alude a "la simultaneidad de dos sucesos vinculados por el sentido pero de manera acausal". O según otra definición suya: "emplearé el concepto general de sincronicidad en el sentido especial de una coincidencia temporal de dos o más sucesos relacionados entre sí de una manera no causal, cuyo contenido significativo sea igual o similar". En resumen, hechos sincrónicos son aquellos que suceden de manera aparentemente independiente entre sí, pero a los que podemos encontrar una similitud y una vía de conexión. Así que para hablar con propiedad de que la tirada de unas cartas del Tarot coincida con la pregunta del consultante y conteste con precisión a su pregunta, tenemos que tener en cuenta un factor esencial: la conciencia. Ten en cuenta que es nuestra conciencia la que nos hace ver que existe dicha conexión. Y dado que la conexión es real, la conciencia nos reafirma en esta observación una y otra vez. De modo que quizás tengamos aquí una clave importante a la hora de trabajar con el Tarot, y es que nuestra eficacia como tarotistas

no depende solo de la mayor o menor capacidad intuitiva que poseamos, sino del desarrollo de nuestra conciencia. ¿Cómo se logra este desarrollo que nos permite incrementar la sincronicidad en nuestras tiradas? Creciendo como seres humanos, aprendiendo cada vez más del Tarot y de la naturaleza humana, echando las cartas y sobre todo: practicando incansablemente con nuestra baraja. Otra forma esencial de desarrollar acontecimientos sincrónicos es a partir de la observación atenta de la vida. Ten en cuenta lo que te sucede, lo que ocurre en tu vida, e intenta ver el significado de todo lo que hay. Hazte preguntas y procura vivir con los ojos muy abiertos. De este modo, tu intuición crecerá por sí sola.

Activando el chakra de la intuición Dentro de la tradición hindú, el término chakra define a diversos centros energéticos en movimiento. Un chakra no es otra cosa que un vórtice de energía que forma parte de la anatomía sutil del ser humano y que puede ser identificado con una zona corporal concreta, sobre la que ejerce su acción en el plano físico. Existen, según la tradición, siete chakras principales, además de otros menores. Estos siete chakras estarían alineados con la columna vertebral, desde la base de la misma, en el perineo, hasta la cima del cráneo. Cada chakra tiene un nombre y unas características concretas, entre las que se destaca un símbolo, un color, y como veremos a continuación, un mantra de activación. Aunque es importante desarrollar de un modo armónico los siete chakras, para los propósitos de este libro daremos una especial importancia al chakra que habitualmente se asocia al desarrollo de la intuición. Este chakra, el sexto si comenzamos a contar desde la base de la columna vertebral, se conoce habitualmente como el "tercer ojo", aunque su nombre en sánscrito es Ajna Chakra. El chakra de la intuición puede ser activado con diversos métodos, aunque los más sencillos y efectivos desarrollan tanto el sonido como la visualización, que son los que estudiaremos a continuación. Esta es la lista de los siete chakras y sus atribuciones tradicionales.

Chakra Sajasrara Color: Blanco Situación corporal aproximada: Parte superior del cráneo Gobierna: Trascendencia Mantra: Om o el silencio Chakra Ajna Color: Indigo Situación corporal aproximada: Entrecejo Gobierna: Intuición Mantra: Om Chakra Vishudha Color: Azul Situación corporal aproximada: Garganta Gobierna: Expresión Mantra: Ham Chakra Anajata Color: Verde Situación corporal aproximada: Corazón Gobierna: Amor Mantra: Yam Chakra Manipura Color: Amarillo Situación corporal aproximada: Plexo solar Gobierna: Poder Mantra: Ram

Chakra Svadhistana Color: Naranja Situación corporal aproximada: Sacro Gobierna: Sexo Mantra: Vam Chakra Muladhara Color: Rojo Situación corporal aproximada: Perineo Gobierna: Instintos Mantra: Lam

Aplicando los Bija mantras al despertar del Tercer Ojo Un mantra es un sonido, una sílaba, una palabra o un grupo de palabras que, al ser recitados o cantados, se consideran capaces de crear transformaciones en el ser humano. Los mantras son herramientas poderosas y efectivas que deben ser utilizadas de un modo consciente y cuidadoso. Por su parte, el término sánscrito, bija significa literalmente "semilla", de modo que se puede decir que los mantras bija tienen una cualidad seminal, actuando como el origen o fundamento de profundos cambios en nuestra conciencia. Cada uno de los mantras bija está relacionado con cada uno de los siete chakras que, según el hinduismo, forman parte de nuestra anatomía sutil. Así, cada chakra puede ser estimulado por medio de un sonido específico. Su cometido, cuando se recitan en voz alta, consiste en purificar y equilibrar la mente y el cuerpo.

Cuando pronunciamos un mantra bija, estamos resonando directamente con el chakra correspondiente. Como ya hemos visto, la sílaba correspondiente a Ajna Chakra, el chakra del tercer ojo, es el sonido Om. Om es, de hecho, el sonido más importante, pues se considera que es la raíz de la mayoría de los mantras compuestos por varias sílabas. Significa unidad en lo supremo y conecta el mundo físico con el reino espiritual. Según la tradición, representa el sonido que da origen al universo, siendo la raíz de todo lo que existe. A continuación te propongo realizar un sencillo ejercicio con este sonido. Escoge un momento del día y un lugar en el que nadie te vaya a molestar. Sitúate en una posición sentada o de pie, no te acuestes, y cierra los ojos. Colocando las manos sobre el regazo o colgando libremente a ambos lados del cuerpo, intenta mantener una postura lo más relajada posible. Dedica unos instantes a respirar con calma, llevando el aire a la zona inferior del abdomen y sintiendo cómo éste se eleva y desciende con calma. Cuando quieras, toma aire y empieza a emitir el sonido Om con el tono más grave que puedas producir de manera natural y sin forzar tu garganta. Te darás cuenta de que alargar la "O" hace que el aire de tus pulmones se vacíe más pronto, mientras que si te centras en el sonido "M", eres capaz de prolongar el sonido por más tiempo. Así que el sonido que emitas será algo parecido a esto: "OOOMMMMMM". Cuando se te acabe el aire, simplemente deja de emitir el sonido y vuelve a inspirar. Haz un par de respiraciones calmadas para recuperarte y a continuación repite el sonido tantas veces

como desees, acompasándolo con la respiración. Si en algún momento sientes que te falta el aire o al contrario, que te mareas levemente, suspende el ejercicio y respira normalmente. Mientras te sientas bien, repite el sonido tanto como quieras. La sensación que debes tener al final de esta práctica es de una energía muy poderosa que recorre tu cuerpo y se concentra en el entrecejo.

Visualización del Tercer Ojo Otra técnica para desarrollar la energía y el simbolismo asociados al tercer ojo o ajna chakra tiene que ver con la visualización de este poderoso centro energético. Al realizar estos ejercicios hay que tener en cuenta que el conjunto de los siete chakras esenciales del cuerpo es un sistema, y que como tal, debe ser tenido en cuenta en su conjunto. En otras palabras, una activación exagerada de uno de los centros en detrimento del resto puede ser contraproducente tanto en el plano espiritual como en el de la salud física. De este modo, cuando realices visualizaciones relativas al tercer ojo, debes alternarlas con la visualización y estimulación de otros centros energéticos del cuerpo sutil. Para realizar esta práctica, sitúate en una posición sentada o acostada boca arriba. Toma un par de respiraciones para calmar tu cuerpo y tu mente, mientras observas que haya un cierto grado de relajación física. Cierra los ojos suavemente. Empieza visualizando tu cuerpo, de la forma que te resulte más sencilla. Es decir, puedes imaginarte con la mayor fidelidad posible, o bien puedes simplemente visualizar una forma humana indeterminada de color blanco resplandeciente. En todo caso,

intenta sentir que eso que ves en tu mente, eres tú. A continuación comienza a visualizar tus chakras desde la parte inferior del cuerpo hasta la superior. Imagina estos chakras como espirales de energía o como bolas de luz que se ubican sobre zonas muy específicas del cuerpo. Sobre todo, intenta dar a cada una de las ubicaciones, el color adecuado. Recuerda que el chakra raíz es de color rojo; naranja el sexual; amarillo el del plexo solar; verde para el corazón; azul para la garganta; índigo para el tercer ojo y blanco para el coronal. Una vez hayas visualizado los siete colores en línea sobre tu cuerpo, vuelve a prestar atención al chakra del entrecejo y deja que la luz índigo de este centro energético brille con más fuerza y comience a expandirse a través de todo el cuerpo. Imagina que esta luz crece tanto que se constituye en una nube que rodea tu organismo, e incluso que llega a ocupar todo el espacio de la sala en la que estás realizando el ejercicio. A medida que la atmósfera llena toda la habitación, se convierte en una sustancia muy sutil, que inhalas en cada una de las respiraciones y que nutre tu cuerpo, impregnando cada célula, cada tejido y cada órgano de ese color índigo. De manera especial, visualízala en tu cerebro, conectando ambos hemisferios y activando todos los canales de energía. Ten en cuenta que en el interior del cerebro existe una pequeña glándula, la pineal, que se encargará de acumular esta energía, abriéndote las puertas a una mayor claridad mental. Por último, deja que esa energía se despeje y rodéate mentalmente de luz blanca o dorada, antes de concluir el ejercicio.

Una sugerencia final. Si puedes, intenta hacerte con una colección de minerales que representen los siete colores del sistema de chakras y ubica cada uno de ellos en la zona corporal correspondiente, lo cual sólo se puede realizar en posición tumbada. En este caso, observa que tanto en el chakra raíz como en el coronal (el primero y el último de la serie), no podrás colocar las piedras sobre el cuerpo, sino que tendrás que ubicarlas en la superficie sobre la que te has acostado, pero lo más cerca posible del perineo y del cráneo, respectivamente. Medita sobre los siete colores de los chakras como ya has aprendido, y deja que los minerales te ayuden en el proceso. Los resultados te sorprenderán.

Soñando con las cartas Las cartas del tarot tienen una poderosa capacidad para introducirse en nuestros sueños siempre que les demos oportunidad. Este ejercicio, que recomiendo en todo momento y que nunca ha dejado de sorprenderme por sus resultados, es una invitación a que las cartas penetren también en tus sueños, abriendo puertas a la intuición que conectarán tu mente inconsciente con el mundo de la conciencia despierta. Antes de irte a la cama, o cuando ya estés en ella, escoge un naipe con el que desees soñar. Es importante que escojas una carta que sea realmente significativa para ti, especialmente en tus primeras experiencias, puesto que al principio, soñar con algo definido no es algo sencillo para la mayor parte de las personas. Observa la carta escogida con detenimiento, hasta el punto de que puedas cerrar tus ojos y ver una imagen bastante cercana al original en tu mente. Si es necesario, abre y cierra los ojos varias veces hasta que la imagen sea bastante real. A continuación, introduce la carta bajo la almohada, o déjala boca arriba sobre tu mesa de noche y disponte a dormir. Al despertar, intenta no moverte de la posición en que hayas recuperado la conciencia y haz un esfuerzo por recordar tus sueños. Si has soñado algo relacionado con la carta, toma nota en cuanto salgas de la cama, o mejor, estando aún en ella, y felicítate por tu éxito. La conexión con el tarot se hará más profunda a medida que sigas experimentando con él en tus sueños.

Cómo mejorar tu capacidad imaginativa Si eres una persona que tiene una visión "tradicional" de tarot quizás te preguntes qué tiene que ver la imaginación con las cartas. Seguramente pensarás que los naipes del tarot son un oráculo que debemos interpretar del modo más literal posible, sin dejar espacio para ensoñaciones o fantasías. En realidad, y al menos según mi criterio, el tarot es mucho más que una herramienta de interpretación del futuro. El tarot es un conjunto de símbolos que apela a nuestra mente intuitiva, al mundo inconsciente que habita dentro de cada uno de nosotros. El tarot, como la astrología, la alquimia, la kabala y otras artes esotéricas, es un lenguaje de comunicación entre el alma humana y lo que en la mística tradicional se denomina el "alma del mundo". Para que esa comunicación sea posible, el tarotista debe ser un filtro limpio, un canal adecuado que permita el tránsito de la información entre esta realidad y la otra, entre el consultante y su ser superior. Es en este punto, en la necesidad de ser buenos intermediarios, donde el mundo de la imaginación entra de lleno. Tener una imaginación despierta y activa, es una capacidad que nos permite estar abiertos a todo tipo de ideas nuevas. Con estas nuevas visiones se generan interpretaciones más ricas, más poderosas, en las que no nos limitamos a repetir lugares comunes, sino que abrimos un espacio para que el tarot hable por sí mismo.

La capacidad de imaginar es esencial para que el tarot respire a través de ti, y si no me crees, te invito a que experimentes con los siguientes ejercicios y sugerencias. Verás cómo algo nuevo surge cuando te dejas llevar por el juego y la fantasía. Así que deja de pensar que las cartas son un código cerrado. Piensa en cambio que son un universo abierto donde no hay posibilidad de aburrirse ni de repetirse. Por otra parte, en la medida en que seas capaz de encontrar nuevos significados y nuevas rutas de conocimiento de las cartas, evitarás uno de los males de la práctica profesional que es el agotamiento y la pérdida de ilusión por el tarot. Las cartas son símbolos vivos, y tú como ser vivo, eres el intérprete que ellas están buscando para manifestar sus significados más ocultos e interesantes.

Hablando con las cartas Una fórmula bastante eficaz para desarrollar nuestra mente imaginativa en combinación con el tarot consiste en ocuparnos de lo que los naipes pueden preguntar, en vez de en aquello que pensamos que puede ser una repuesta por su parte. Las preguntas tienen una cualidad que no encontramos jamás en las respuestas: abren posibilidades, generan sana incertidumbre y, sobre todo, nos permiten dudar. Las dudas son muy necesarias, puesto que abren la posibilidad de que algo nuevo se introduzca en nuestra vida. Tener ciertas dudas nos permite encontrar respuestas diferentes, y esto es justamente lo que necesitamos cuando trabajamos con el tarot: ideas diversas y nuevas inspiraciones. El ejercicio de hablar con las cartas es relativamente simple en su formulación, pero tiene consecuencias muy profundas en la forma en que puedes llegar a entender el tarot. Para realizarlo puedes tomar cualquier carta. Puede ser un naipe con el que tengas especial dificultad o afinidad, o bien puede ser un arcano extraído al azar de la baraja. Da igual por dónde empieces, puesto que una vez te acostumbres a este ejercicio, querrás hacerlo una y otra vez con distintas cartas y diversos mazos. Toma la carta en tus manos y fíjate en su personaje principal, o en los personajes que surjan en ella. Si no hay otra cosa que objetos, míralos también con detenimiento. Piensa lo siguiente: si esta carta pudiera hacerme una pregunta, ¿qué pregunta sería? Deja de lado cualquier conocimiento que tengas sobre ella,

sobre su significado. Céntrate en lo que el dibujo del naipe te está manifestando en ese momento. ¿Qué pregunta o preguntas te sugiere? Anótalas si quieres en un cuaderno o en tu agenda, y bajo ningún concepto intentes responder a esas preguntas. Deja que sean cuestiones abiertas, y permite que tu mente se expanda en la dirección de no buscar una solución para todo. Un consejo: si realizas este ejercicio por la noche, un rato antes de irte a dormir, quizás encuentres que la pregunta se desarrolla de un modo mágico y sorprendente en tus sueños.

Las cartas y el cuerpo Otro camino para abrir la mente a una nueva dimensión de la conexión con el tarot consiste en descubrir el vínculo entre las cartas y el cuerpo. Usualmente, entendemos a los naipes sólo desde el punto de vista de nuestra mente, de las percepciones de los sentidos y desde el entendimiento racional de los símbolos. Pero ¿qué hay de la conexión entre la figura de la carta y tu propio cuerpo? Te sorprenderá saber que las cartas no son sólo un código simbólico mental, sino que los conocimientos que expresan tienen también una profunda carga sensorial y física, que sólo se puede descubrir cuando uno se abre a reconocerla. Como en el ejercicio anterior, puedes tomar una carta específica del tarot, o bien intentarlo con cualquier naipe extraído al azar. Si es posible, realízalo con diferentes mazos, puesto que el código corporal de unos y otros es bien diferente, como descubrirás. Busca al personaje central de la carta o bien, selecciona a uno de los protagonistas de la misma. Como es lógico, este ejercicio no se puede hacer con cartas que en las que las figuras humanas estén ausentes. Observa detenidamente la posición de su cuerpo, dejando de lado cualquier conocimiento que tengas sobre el significado del naipe. Adquiere a continuación la posición del personaje de la carta, sea sentada, de pie o en cualquier otra postura. Si el personaje sostiene un elemento en sus manos, puedes simularlo con algún

objeto que tengas a tu disposición. Así, puedes recrear una copa del tarot con una copa auténtica, o bien puedes usar el palo de una escoba para figurar un basto. Si el personaje tiene un manto real sobre sus hombros y te parece importante añadirlo, usa una manta pequeña. Si está montado a caballo, puedes imaginar a tu montura mientras te sientas al revés en una silla, es decir, con el respaldo frente a tu pecho. Como ves, no se trata de imitar exactamente la figura del naipe, a menos que cuentes con atrezo suficiente. Lo importante aquí es que de alguna manera, recrees la posición del personaje y lo que pueda sostener en sus manos. Si ves que la posición es incómoda o te produce algún dolor físico, abandónala y busca otra carta más propicia para ti. Por supuesto, no reproduzcas ninguna postura que pueda ser peligrosa para tu salud o tu integridad física. Permanece en la postura escogida durante quince minutos como mínimo, aunque lo ideal será hacerlo por espacio de media hora. Si lo deseas, ten al alcance de tu mirada la carta escogida. De vez en cuando cierra los ojos, y siente lo que tu cuerpo te está diciendo en esa situación. ¿Acaso sostener una espada en alto te otorga una sensación de poder? ¿Qué clase de pensamientos y de sentimientos te sugiere la postura rígida del Emperador? ¿Qué te transmite la posición arrodillada de la Estrella? Permítete sentir, deja que tu cuerpo reconozca el simbolismo profundo del tarot y poco a poco entrarás en una nueva comprensión de las cartas.

Crear cuentos con las cartas Independientemente de cuál sea tu capacidad creativa, ésta puede siempre ser mejorada con algo de ejercicio, dejándote llevar por las múltiples ideas que una carta o un conjunto de cartas ofrecen. Aquí, como en todas las propuestas anteriores, es importante dejar de lado cualquier conocimiento que tengas sobre el tarot, puesto que las ideas prefijadas no hacen otra cosa que limitar tus posibilidades de disfrutar de este gran conjunto simbólico. Para crear cuentos con las cartas puedes usar un solo naipe o bien escoger varios. En caso de que decidas utilizar un grupo de cartas que te permitan generar una historia, es adecuado hacerlo en grupos de tres, que te servirán para desarrollar un guion que sigue el esquema clásico de "planteamiento, nudo y desenlace". Toda buena historia se construye a partir de esas tres etapas. En el planteamiento se muestran los personajes principales y se prepara la acción para lo que vendrá a continuación. El nudo es el momento en que ocurre el problema o se desarrolla el tema central del cuento. En cuanto al desenlace, muestra la solución o el final del conflicto. Para crear buenas historias con el tarot no deberías limitarte a lo que las cartas expresan en su dimensión más evidente. Así, si el primer naipe de tu historia de tres cartas es, por ejemplo, el Loco, no digas: "esta es la historia de un loco que iba caminando en compañía de un perro". No seas tan literal y deja volar la imaginación. ¿Quién es ese personaje? Puede ser un espía que acaba de

escapar de una trampa tendida por el enemigo. O puede ser un gurú que está buscando un grupo de seguidores. O una mujer que se ha travestido de hombre. O un hombre que sufre una maldición que le impide recuperar la cordura. O puede que el protagonista de la historia sea el perro. O lo que se te ocurra. El único límite que debes imponer a tus historias es que no tienes que someterte a ningún límite, permitiendo que el cuento discurra por derroteros insospechados para ti. Si lo deseas, puedes escribir tus historias, grabarlas, o simplemente enunciarlas en voz alta, pero intenta que éstas no queden guardadas en el espacio de tu mente. Exprésalas de alguna manera, para que tengan cuerpo y entidad. Este ejercicio puede ser realizado en cualquier momento con cualquier mazo de cartas y es uno de los más recomendables para desarrollar la imaginación así como la expresión del relato, que es una de las características esenciales para hacer buenas lecturas ante otras personas.

Más ideas He aquí más ideas para desarrollar la imaginación con tus cartas del tarot. Recrea las historias familiares usando las cartas cortesanas. Como sabes, estas cartas (usualmente denominadas Sota, Caballero, Reina y Rey), representan personas del entorno o partes de la personalidad del consultante. Así que, ¿por qué no reconstruir tu historia familiar con ellas? Selecciona por pura intuición las cartas que representen a los miembros de la familia de cuya historia te quieres acordar. Ubícalos en las posiciones que consideres oportunas y expresa la historia de viva voz o por escrito. Puedes hacerlo también con las familias de otras personas, recuperando sus historias y expresándolas a través del tarot. ¿Te gusta el teatro? ¿Por qué no crear representaciones tomando como modelos diversas cartas del tarot y lo que te sugieren? O bien, úsalas como inspiración para tus cuadros, para tus relatos o para tus creaciones audiovisuales. ¿Y qué te parece componer música en torno a los naipes? En definitiva, emplea las cartas como semillas creativas que te ayuden en el área de expresión que más te guste. Crea tus propias tiradas del tarot. No tienes por qué limitarte a las tiradas que están recopiladas en los libros de tarot. Recuerda que ninguna tirada es mágica por sí misma, sino que eres tú quien le otorgas su capacidad para revelar un conocimiento a través de tu interpretación. De este modo, te animo a que inventes tus propias formas de tirar el tarot, lo cual

es un medio para conectar aún más profundamente con las cartas. Si necesitas orientación al respecto, te invito a que trabajes con los ejercicios correspondientes de mi libro 111 Ejercicios del Tarot, o simplemente a que dejes volar tu mente. Te confesaré que, en mi caso particular, pocas veces uso tiradas preestablecidas. A la hora de trabajar con las cartas suelo inventar las tiradas en función de lo que el consultante me solicita en el momento. Esto no sólo me permite ajustarme mejor a las preguntas del cliente, sino que lo he convertido en un reto personal que me obliga a estar siempre atento a lo que hago, sin repetir ciegamente ninguna norma. Los resultados de esta forma de actuar son espectaculares. Crea tu propio tarot. Diseñar tu propio mazo de cartas es uno de los retos más interesantes que puedes desarrollar como amante de los naipes. Si lo deseas, puedes hacer un tarot de collage, con imágenes recortadas de la prensa. O bien puedes usar herramientas informáticas e imágenes extraídas de Internet[6]. Y si tienes habilidad para el dibujo, no dudes en pintar tus propias cartas. Diseñar un tarot es un proyecto de largo alcance, pero sin duda se trata de una tarea verdaderamente fascinante y altamente creativa.

Conclusión A lo largo de este libro te he acompañado en el proceso de convertirte en un profesional del tarot. Si ya te dedicas al mundo de las cartas, espero al menos haberte aportado algunas ideas nuevas y consejos que pueden hacer que tu carrera sea más provechosa. Existen muchas formas de ver el tarot, y como habrás comprobado, la mía tiene que ver con la orientación y el autodescubrimiento. Creo que las cartas son un medio excelente para poner sobre la mesa todo aquello que se esconde en el interior del alma humana, sus potencialidades ocultas, sus miedos y sus posibilidades de sanación. Mi visión de las cartas tiene que ver con aconsejar, con descubrir y con buscar opciones. Me interesa más el desarrollo del ser humano que mantener a las personas en la ignorancia. Por eso he tenido alumnos, pero nunca seguidores. Ni los acepto. Entiendo que el ser humano se hace más grande cuanto más libre es. La libertad y el conocimiento nos dan poder sobre nosotros mismos, y cuando nos sentimos poderosos somos capaces de tomar las mejores decisiones, nos atrevemos y la vida nos recompensa. Porque la recompensa sólo llega a los que se atreven, a los que salen de su zona cómoda y se enfrentan a los retos. Espero que la vida te recompense con creces a través de tu práctica con el tarot, no sólo en el plano económico, sino conociendo a gente fascinante, que puede enseñarte mucho y que simplemente está esperando que te pongas en marcha, que abras

tu consulta y que dispongas la tirada. Recuerda que con valor y compasión, todo se consigue, y por eso apelo a la parte más valiente que hay en ti. Espero que este libro te anime a dar un paso adelante y a compartir tu luz con todos nosotros. El mundo del tarot está esperando tu contribución.

Bibliografía Blackie, Comité: Autónomos. La guía definitiva. Blackie Books, Barcelona, España, 2014. Caumont, Stephanie: Google Adwords. La Guía Completa. Eni, 2013. Déniz, Octavio: Curso de Tarot. Lulu.com, 2010. — 21 Días para mejorar tu vida. Lulu.com, 2015. — 111 Ejercicios con el Tarot. CreateSpace Independent Publishing Platform, 2016. Gamboa, Roberto: Aprende Facebook Ads desde cero. CreateSpace, 2015. Jette, Christine: Professional Tarot. Llewellyn, St. Paul, Minnesota, Estados Unidas, 2003. McEvers, Joan (ed.): Astrological Counselling. Llewellyn, St. Paul, Minnesota, Estados Unidos, 1990. Noguera, José: Las claves para dominar el SEO. CreateSpace, 2014. — Crear un blog con Wordpress. CreateSpace, 2015. Rull, Luis et al.: Wordpress para Dummies. CEAC, 2012. Williamson, Marianne: Volver al amor. Urano, Barcelona, 1993.

Notas 1: Ahora bien, si quieres profundizar en el conocimiento de las cartas, quizás te sea de utilidad consultar mis dos títulos anteriores dedicados a este mundo: Curso de tarot y 111 Ejercicios con el tarot. Volver 2: Una URL es una dirección de Internet, como por ejemplo: www.octaviodeniz.com. Volver 3: En la jerga de Internet, se denomina spam a la publicidad no deseada que se recibe a través de email, o que se publica, por parte de los visitantes, en los comentarios de tu blog. Volver 4: Un año natural es el período comprendido entre el 1 de enero y el 31 de diciembre. Volver 5: El SMI se fija cada año por el Gobierno, mediante la publicación de un Real Decreto. En el momento de escribir este libro (año 2016) está fijado en 655,20 euros mensuales. Para saber la cantidad actualizada, te recomiendo que consultes esto dato en Internet o a través de un gestor. Volver 6: Ten en cuenta que no puedes publicar las imágenes a menos que poseas derechos de autor sobre las mismas. Volver