Obras dramaticas

Título: “Sana competencia” Autora: Clara Pérez 3 personajes 1. Daniel: Niño egoísta que no entiende que competir no es

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Título: “Sana competencia” Autora: Clara Pérez

3 personajes 1. Daniel: Niño egoísta que no entiende que competir no es ser enemigos. 2. Alfredo: El mejor corredor de toda la escuela. 3. Henry: Niño nuevo que se incluye en la carrera. Ambientación: Pista de 3 carriles donde se llevara a cabo una carrera. Introducción: 3 niños preparados para una competencia sostienen una conversación antes de que esta comience. Daniel (Con aires de superioridad): Es el colmo, ahora también traen al niño nuevo a competir conmigo. Ustedes dos no tienen idea de lo que es un buen entrenamiento, mi entrenador es el mejor, me ha preparado para vencer al enemigo y ser siempre el mejor. Alfredo (Algo sorprendido): ¿El mejor? Si no me equivoco el mejor corredor de la escuela hasta hoy soy yo Daniel, y no somos enemigos, solo competimos sanamente. El ejercicio no es una guerra, es salud y distracción, ustedes no son mis enemigos. Daniel: Pues ustedes si son mis enemigos y los voy a vencer hoy para que tengan que cerrar la boca hasta la próxima competencia, donde también les voy a ganar, obvio. Henry (Hablando mientras acomoda su zapato): Que sea nuevo no quiere decir que no sepa correr o que no esté preparado Daniel, y pienso igual que Alfredo, esto no es cosa de enemigos, si no gano, no me importa, vine a participar, competir y a conocerlos a ustedes que serán mis compañeros de aquí en adelante. Daniel (Riendo en tono de burla): Que bonito suena todo eso, pero los quiero ver en la competencia si tienen que elegir entre ser amigos o ganar ¿Qué harían? Anuncian que la competencia va a empezar y los chicos dejan de hablar para colocarse en sus lugares, mientras lo hacen, Henry y Alfredo se regalan una sonrisa y Henry hace una señal de que todo está bien con su dedo, y volteando hacia Daniel le habla.

Henry: Suerte amigo. Daniel (En tono de desprecio): La vas a necesitar nuevo. Comienza la carrera y todos dan lo mejor de ellos, Alfredo y Henry van uno al lado del otro a la cabeza de la carrera pero de pronto ven que Daniel tropieza y cae dando varias vueltas, ambos se detienen y sin pensarlo se devuelven a ayudar a Daniel. Henry (Preocupado): Creo que está lastimado ¿te duele mucho? Daniel (Quejándose de dolor): Si me duele, pero tengo que ganar, me tengo que levantar y correr Alfredo (Tratando de enderezar la pierna del chico): Así no puedes correr, pero veo que es muy importante para ti, la ayuda ya viene, pero no te dejaran correr, tengo una idea, Henry, ayúdame a levantarlo. Ambos chicos toman a Daniel por los brazos haciendo que se apoye en ellos y en vez de ir hacia la ayuda, comienzan a caminar hacia la meta, los tres al mismo paso, ayudando a Daniel a sostenerse hasta cruzar la meta todos al mismo tiempo, colocando a Daniel en el piso y chocando sus manos Alfredo y Henry. Henry (Dirigiéndose a Daniel): Este año no hay ganador, sino ganadores, los tres cruzamos la meta al mismo tiempo, acabas de ganar la carrera Daniel. Daniel (Sin entender mucho): ¿Por qué lo hicieron? Era una competencia. Alfredo (Sentándose al lado de él): Era una sana competencia entre tres amigos, y un amigo necesitó ayuda. Aprende algo Daniel, no hay competencia ni trofeo que sea más importante que un amigo. Henry (Asintiendo con la cabeza): Así es y nosotros competimos contigo, pero somos tus amigos. Daniel (Con una sonrisa tímida en sus labios): Tuve que romperme un tobillo para entenderlo, pero aprendí la lección ¿me ayudan a levantar amigos? Los tres chicos sonríen, Alfredo y Henry ayudan a levantar a Daniel y comienzan a caminar para salir de la pista.

FIN

Título: “Todo lo que haces se devuelve multiplicado” Autora: Clara Pérez

3 personajes 1. Sara: Bailarina que se queda sin instructor en el peor momento 2. Ernesto: Instructor que se ofrece a ayudarla, sin conocerla. 3. Enfermera: Atiende al instructor.

ACTO I Ambientación: Salón de ensayos de una academia.

Introducción: Sara se encuentra sentada en el suelo llorando, cuando el instructor entra y se percata de la situación, acercándose a ella. Ernesto (Hablando amablemente y acercándose a la chica): ¿Puedo saber qué te pasa? Sara (Tratando de secar sus lágrimas): Nada, es una tontería. Ernesto (Sin perder la amabilidad): A tu edad no se llora por nada, cuando lo haces es porque algo se pierde, te importa o es muy importante. Sara (Tratando de regalar una sonrisa): Tiene razón, pero lo que me pasa no tiene remedio, no hay tiempo. Ernesto (Sonriendo): lo único que no se arregla o no nos da tiempo es la muerte, sea lo que sea puede arreglarse, cuéntame, a lo mejor yo veo una solución que tu no. Sara (Volviendo a romper en llanto): Mi instructora se ha ido de la academia, yo debo ensayar una coreografía y enviar un video en un par de días, sola no puedo hacerlo y perderé la oportunidad, he trabajado mucho para cuando llegara este día y ahora todo está perdido. Ernesto (Levantando la cara de Sara y sonriendo): ¿Quién dijo eso? ¿Eres buena en lo que haces?

Sara: Si pero necesito una coreografía profesional es una competencia dura, si lo hago sola no tendré oportunidad. Ernesto: Te dije que tal vez yo tuviera una solución, y la tengo, yo soy instructor y te voy a ayudar si me prometes trabajar muy fuerte. En dos días tendremos ese video que necesitas ¿te arriesgas? Sara (Con una sonrisa y sus ojos iluminados): ¿En serio? ¿Haría eso por mí? Pero si apenas me conoce ¿Por qué se tomaría esa molestia? Ernesto: Porque nada es más satisfactorio que ver a un alumno sonreír. Sara: Me has salvado la vida. Sara abraza a Ernesto dispuesta a trabajar.

ACTO II Ambientación: Recepción de un hospital Introducción: Sara llega algo triste al hospital acercándose a la enfermera. Sara: Buenos días, vengo a donar sangre para Ernesto Márquez Enfermera: No estamos aceptando cualquier tipo de sangre, el paciente sufrió un accidente y está muy mal, ya no tenemos sangre de su tipo y solo podemos aceptar la sangre universal. Sara: Por eso estoy aquí, yo tengo ese tipo de sangre Enfermera: Entonces no perdamos más tiempo, el paciente la necesita urgentemente. Sara y la enfermera se dirigen a sacar la sangre para la donación.

ACTO III Ambientación: Salón de ensayos. Introducción: Sara ensaya distraída cuando escucha alguien aplaudir de tras de ella, voltea sorprendida y ve a Ernesto parado detrás de ella.

Sara (Alegre corriendo a abrazarlo): ¡Ernesto! Estás bien que alegría. Ernesto (Sonriendo y correspondiendo a abrazo): Ya me entere que el video fue un éxito y que la señorita se nos va a estudiar con una beca a otra academia. Sara (Sin dejar de sonreír y tomándolo de la mano para sentarse): Si, gracias a ti lo logré, nunca sabré como agradecértelo. Ernesto (Mirándola fijamente): ¿Aun crees que me debes algo Sara? Sara: Claro, tú me salvaste la vida esa tarde que llegaste a ofrecerme tu ayuda. Ernesto (Sonriendo): Entonces no nos debemos nada, porque tú me salvaste la vida, esa mañana que llegaste a darme tu sangre. Sara: No fue nada Ernesto, solo un gesto de gratitud. Ernesto: Un gesto que me dio el triple de lo que yo te di a ti. Yo no salve tu vida, solo te ayude a lograr un sueño, pero tú si salvaste la mía. Ernesto abraza de nuevo a Sara y ambos sonríen felices.

FIN

Título: “No dejaré que la vida se detenga” Autora: Clara Pérez

3 personajes: 1. Armando: Hombre de 65 años que descubre que tiene cáncer. 2. Leticia: Esposa de Armando mujer de 60 años, pesimista que nunca tiene esperanzas de nada 3. Doctora: Quien se encarga de atender a Armando durante su enfermedad.

ACTO I Ambientación: Salón de la casa de Armando y Leticia

Introducción: Una pareja de adultos quienes tienen un matrimonio de muchos años, de clase media, quienes se ven en la obligación de enfrentarse a una noticia terrible y de la cual cada uno toma una posición distinta. Leticia se encuentra en el salón de la casa barriendo cuando entra Armando decaído y derrotado. Leticia (Sin soltar la escoba y en tono de reproche): ¡Al fin llegas! Me llamaste nada más para preocuparme, desde que te dio ese dolor en la espalda no haces más que darme sustos ¿Se puede saber para que llamó la Doctora? Armando (sin prestar mucha atención a los reproches de Leticia, se sienta en el sofá y pausadamente comienza a hablar): Ya tenían los resultados de los análisis, me llamó para decirme que tengo cáncer de pulmón. Leticia (asombrada deja caer la escoba y mientras habla se dirige al sofá junto a su esposo): ¿¡Cáncer!? Armando dime que estas bromeando, tú no puedes tener esa enfermedad. Armando (Cada vez más compungido): Ya quisiera poder decirte que es una broma pero no es así, comenzaré el tratamiento la próxima semana. Estoy asustado. Me pregunto… ¿Por qué a mí? No deje de pensar en todo el camino que fue lo que hice para que se me castigara de esta manera y llegué a una conclusión. No importa por qué el mal está ahí; está y no puedo hacer más nada, solo luchar, hacer lo que toca y voy a salir de esta.

Leticia (tomando la mano del esposo): Esta enfermedad es mortal Armando ¿Cómo lo vamos a superar? Armando (tratando de dar ánimo a su esposa): Luchando Leticia, no vamos a abandonar la lucha, haremos todo lo que sea necesario, yo por esta enfermedad no dejaré que la vida se detenga y espero contar con tu apoyo. Deja el pesimismo y vamos a lograrlo juntos, ya verás. Leticia abraza a su esposo ambos dejando correr unas lágrimas.

ACTO II Ambientación: El mismo salón de la casa de Armando y Leticia. Introducción: Ya ha pasado tiempo desde que Armando comenzó el tratamiento, llega a su casa, ya sin cabello, más delgado pero manteniendo el ánimo. Armando (Hablando fuerte para hacerse oír): Leticia ya llegué. Leticia (Caminando apresurada sale al salón) Hola viejo ¿Cómo te fue? Armando (Resignado): Bien vieja, cada día falta menos, la Doctora dijo que cada vez es más pequeño, deberíamos invitar a los chicos a cenar para celebrar que lo estoy venciendo. Leticia (asombrada): ¿Tienes ánimo para fiestas? Te sientes tan mal luego del tratamiento que no es conveniente que te agites tanto ¿no crees? Armando (sonriendo): El malestar es solo un par de días, ya después me siento bien. Vieja estoy luchando para vivir, así que no perdamos las ganas de hacerlo. Llama a los chicos y diles que en dos días los queremos aquí para celebrar que su padre tiene un día más de vida. Leticia (con una sonrisa en sus labios y tomando la mano de su esposo): Esta bien viejo, los llamo enseguida. Leticia sale del salón y Armando se recuesta en el sofá.

ACTO III

Ambientación: Salón de la casa de Armando y Leticia Introducción: Leticia se encuentra encendiendo una vela en una de las mesitas del salón y parada frente a ella comienza a rezar. Leticia (encendiendo la vela): Ay Diosito que las noticias sean buenas, tu sabes que nosotros peleamos mucho, pero son tonterías ¿Qué me haría yo sin mi viejo? Armando (entrando alegre tarareando una canción y bailando): ¡Vieja! Leticia (Mirándolo extrañada): ¿Por qué gritas? Aquí estoy, ¿Qué te pasa, te volviste loco? Armando (riendo y dejando de bailar): Algo así, pero de felicidad. Ha pasado más de un año desde que llegue aquí esa tarde a decirte que estaba enfermo; ha sido muy duro vieja, quimio y radio terapias, dietas, “deje de hacer esto y no haga aquello”, no tengo cabello, ni cejas y estoy muy delgado, pero vivo. Leticia (aun extrañada): Y… ¿Estás feliz porque no tienes cabello? Armando (riendo fuerte): Claro que no vieja, estoy feliz porque se fue, desapareció, ya no más vieja, ¡Lo logramos! ¡El tumor ya no está! ¡Luche y le gané! Leticia (dejando salir lágrimas de felicidad y con sus manos cubriendo su boca asombrada pero feliz): ¿Me estás hablando en serio? Armando (estirando los brazos hacia ella): Claro vieja, te dije que no dejaría que la vida se detuviera y cumplí mi promesa. Leticia (lanzándose a sus brazos): Ay viejo, esta es la mejor noticia que he podido recibir. Leticia deja de abrazarlo, lo toma de la mano y lo lleva hasta donde había encendido la vela. Leticia: Gracias Diosito por este milagro Vuelve a abrazar a Armando llorando ambos de felicidad.

FIN