multiculturalidad e interculturalidad

MULTICULTURALIDAD PLURICULTURALIDAD PRESENTACIÓN 2 UNIVERSIDAD NACIONAL MAYOR DE SAN MARCOS (Universidad del Perú,

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MULTICULTURALIDAD

PLURICULTURALIDAD

PRESENTACIÓN

2

UNIVERSIDAD NACIONAL MAYOR DE SAN MARCOS (Universidad del Perú, Decana de América)

La multiculturalidad y la pluriculturalidad hacen referencia a la coexistencia de diferentes culturas en un mismo espacio geográfico y social. Pretendemos definir estos conceptos básicos. Todos los términos comparten la palabra cultura, por lo que empezaremos determinando lo que es cultura. Cultura desde el punto de vista sociológico, es el sistema de valores, normas, creencias, costumbres, conductas y artefactos compartidos, que los miembros de una sociedad usan en interacción entre ellos mismos y con su mundo. Hablar de multiculturalidad en un país como el nuestro es muy difícil y a la vez grandemente complejo. La enorme diversidad de culturas existentes en nuestro medio - debido a la existencia de diferentes grupos étnicos- así como las diferentes lenguas y realidades de extrema complejidad, son producto del mestizaje que se ha desarrollado dentro del proceso histórico del Perú.

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INTRODUCCIÓN

En un mundo globalizado, que se caracteriza por tener una gran diversidad cultural, es común pensar que unas culturas influyen sobre otras gracias al intercambio de información a nivel mundial, el cual puede incidir sobre varios aspectos como el económico, cultural, social, etc. estos intercambios de información hacen que interactúen entre si estas culturas, algunas veces sirviendo de gran ayuda, pero algunas otras veces dañándolas. Aunque efectivamente, sí hubo alguna vez una época en que las culturas se podían concebir separadamente unas de otras, con su propio espacio para su expresión y desarrollo de forma autónoma, pero con el paso del tiempo pero sobre todo gracias a la evolución tecnológica se han derribado estas “barreras” que las mantenían aisladas. Este proceso de unión multiculturalidad se ha acelerado de manera extraordinaria en los últimos 50 años, logrando un contacto cada vez más estrecho entre los miembros que integran a estas culturas. Sin embargo en muchos países estos dos conceptos lamentablemente aún se mantienen en teoría, es decir que en la práctica existen todavía muchas culturas que son marginadas por otras que dicen ser superiores.

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EVOLUCIÓN DEL TÉRMINO CULTURA El término cultura surge en Alemania a finales del siglo XVIII. Aparece en los estudios denominados de “historia universal”, mediante los que se trataba de reconstruir una historia general de la humanidad y de las sociedades a partir de sus orígenes. Los historiadores alemanes, en un principio, adoptan el término kultur; tomándolo del término francés cultur, el cual proviene del latín colere que significa cultivar en sentido agrícola. Sin embargo, éstos, lo utilizan para expresar el esfuerzo humano para cultivarse, para progresar hacia los valores de una cultura por excelencia (Del Arco, 1998).

De esta manera, Seelye en “Teaching culture strategies for intercultural comunication” (1993) recoge alrededor de ciento cincuenta explicaciones del término cultura. En este sentido, la atención por la cultura desde el ámbito antropológico pone más énfasis en el saber colectivo y distintivo de todos los grupos sociales que en el conjunto de las nociones intelectuales de los individuos. Tylor (1977) propuso como definición: “La cultura o civilidad entendida en su más amplio sentido etnográfico es aquel conjunto que comprende el conocimiento, las creencias, el arte, la moral, el derecho. Las costumbres y todas las capacidades y hábitos adquiridos por parte del hombre como miembro de una sociedad”.

Boas (1938) añade: “La cultura puede ser definida como la totalidad de las relaciones y de las actividades intelectuales y físicas que caracterizan el comportamiento de los individuos que componen un grupo social, considerados de manera colectiva y singular en relación con su ambiente natural y otros grupos, con los miembros del mismo grupo y también de todos los individuos respecto a si mismos.” Kroeber (1953) establece: “En breve la cultura es super orgánica y super individual porque, aunque llevada y producida por parte de individuos orgánicos que pertenecen a ella, es también adquirida y la es por el aprendizaje. Lo que se aprende es la cultura existente. El contenido de ésta se transmite de un individuo a otro y no es un patrimonio innato”. En este sentido, la cultura delimitará, el “qué cosa hacer”, “como hacerla” y “por qué se hace”, por lo que Multiculturalidad y pluriculturalidadPágina 4

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todas las acciones estarán entonces condicionadas, consciente o inconscientemente, por las normas culturales, lo que en definitiva constituirá el proceso de aprendizaje. Este proceso considera a la familia como el primer centro del aprendizaje cultural, al que le seguirán: la escuela, el grupo de pares, las instituciones a las que el sujeto pertenece y también a su grupo social de referencia.

En este sentido, y para una mejor comprensión de la evolución de este término, Jordan (1992) establece una serie de enfoques sobre la concepción de cultura: - Enfoque desde lo académico-promocional:



La cultura se muestra aquí como, una función socializadora, pero con carácter



jerárquico, ya que su objetivo es mejorar el status de la persona. Enfoque enumerativo: La cultura tomada así hace referencia al número de vivencias que comparte un determinado grupo. También, al igual que en la



anterior tiende a la jerarquización. Enfoque formal: Es el más aceptado hoy día, desde este enfoque la cultura se entiende como un conjunto de significaciones interiorizadas que dan sentido a la forma de entender la realidad y explicar las conductas de los miembros que forman el grupo cultural.

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I.MULTICULTURALIDA D

1.1 Definición antropológica: a) "Una cultura es un conjunto de formas y modos adquiridos de concebir el mundo, de pensar, de hablar, de expresarse, percibir, comportarse, organizarse socialmente, comunicarse, sentir y valorarse a uno mismo en cuanto individuo y en cuanto a grupo. Es intrínseco a las culturas el encontrarse en un

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UNIVERSIDAD NACIONAL MAYOR DE SAN MARCOS (Universidad del Perú, Decana de América) constante proceso de cambio." (Heise, Tubino, Ardito: 1994, p.7).

b) "Una cultura es una variedad de sistemas desarrollados por las sociedades humanas como medio de adaptación al ambiente en el cual se vive; como totalidad, un sistema cultural constituye el medio a través del cual el grupo al cual pertenece dicho sistema

consigue

su

supervivencia

como

una

sociedad

organizada..." (Robert W. Young en: Abrahams y Troike, 1972).

1.2 ¿Qué es la multiculturalidad? Es la primera expresión del pluralismo cultural, que promueve la no discriminación por razones de raza o cultura, la celebración y reconocimiento de la diferencia cultural así como el derecho a ella.

El multiculturalismo se ubica dentro de la filosofía antisimilacionista del pluralismo cultural, es tanto una situación de hecho como una propuesta de organización social. Dentro del paradigma pluralista, el multiculturalimo surgió como un modelo de política pública y como una filosofía o pensamiento social de reacción frente a la uniformización cultural en tiempos de globalización.

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Se ha concebido como una oposición a la tendencia presente en las sociedades modernas hacia la unificación y la universalización cultura, que celebra y pretende proteger la variedad cultural, al tiempo que se centra sobre las frecuentes relaciones de desigualdad de las minorías respecto a las culturas mayoritarias.

En la génesis y expansión del multiculturalismo fueron especialmente influyentes las líneas

seguidas

en Norteamérica y

en

algunos

países

de Europa

Occidental,

particularmente el Reino Unido. Posteriormente han venido a sumarse importantes consideraciones pluri y multiculturales, desde las propuestas latinoamericanas en relación con la autonomía y autodeterminación de los pueblos indígenas.

El multiculturalismo ha sido puesto en cuestión desde posiciones directamente políticas y desde posiciones teóricas de fuerte calado crítico-ideológico.

1.3 El multiculturalismo y la negación del otro:

En América Latina y el Caribe, los conflictos del multiculturalismo se vinculan históricamente a la “dialéctica de la negación del otro”: ese otro que puede ser indio, negro, mestizo, zambo, campesino, mujer o marginal urbano. Entendida en términos étnicos y culturales, la negación del otro se remonta al período de descubrimiento, conquista, colonización y evangelización, y recorre la relación entre la metrópoli (España y Portugal) y la periferia (América Latina y el Caribe). Multiculturalidad y pluriculturalidadPágina 8

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Pero no acaba allí, sino que se transfigura a lo largo de nuestra historia republicana y sus procesos de integración social y cultural. En este sentido, podemos decir que Iberoamérica está marcada desde sus orígenes por el problema multicultural, en la medida que la diferencia se constituye en el eje del poder, el disciplinamiento y la expropiación.

Aunque en la formación de los Estados nacionales en el siglo XIX se planteó formalmente la superación de las estructuras jerárquicas de la colonia bajo la bandera de una sola cultura y una sola nación, esta fórmula sirvió también para empresas de homogenización nacional que arrasaron con las culturas indígenas, sea por medio de la aculturación o del exterminio. Mediante la construcción de dicotomías excluyentes como "civilización o barbarie", se forzó a las culturas indígenas a someterse a las formas culturales del eje dominante de la cultura blanca-europea. La negación del otro por parte de las elites políticas y económicas (las elites que asumen su identidad como criolla, casi nunca como mestiza) tiene, asimismo, otras caras contrapuestas y pendulares. Por un lado el otro es el extranjero, y la cultura política latinoamericana, en sus versiones más tradicionalistas y autoritarias, ha exhibido con frecuencia esta resistencia xenofóbica al otro-extranjero: aquello que amenaza la identidad nacional desde fuera y corroe la nación. Es frecuente encontrar discursos esencialistas en gobiernos autoritarios, que ostentaron el poder político en muchos países de la región, para quienes la influencia externa adquirió el rostro de la decadencia moral o la potencial corrupción del ethos nacional. En el extremo opuesto, el propio "criollo" latinoamericano ha negado al otro de adentro (al indio, al mestizo) identificándose de manera emuladora con lo europeo o norteamericano; o bien definiendo el ethos nacional a partir de un ideal europeo o ilustrado, frente al cual las culturas étnicas locales quedaron rotuladas con el estigma del rezago o la barbarie.

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Podría argumentarse que la negación del otro es negación del multiculturalismo, es decir, el reconocimiento unilateral de una cultura como válida frente a otras que se les niega legitimidad. Pero también es una forma opresiva de asumir el multiculturalismo: se reconoce la presencia de otras identidades, pero sólo para degradarlas ontológicamente y, desde allí, hacer de esta jerarquía la estrategia discursiva para justificar la expropiación de tierras y otros recursos, la explotación de mano de obra y la dominación política. Más aún: el reconocimiento del otro-cultural, asociada indisolublemente al otro étnico-racial, se constituye en un dispositivo necesario para los procesos de conquista, colonización, y constitución de Estados nacionales cimentados en un ideal de ethos homogéneo.

Otra forma de negación del otro fue la aculturación de los pueblos indígenas y afrolatinoamericanos, vale decir, la negación de su propio universo simbólico con el fin de disciplinarlos en el trabajo productivo, la ideología del Estado-Nación, el espíritu racionalista y el uso de una lengua europea. Si antes habían sido desvalorizados por pre-cristianos, más tarde lo fueron por pre-racionales y premodernos. Epítetos propios de un juez que mira desde las alturas y colocan a estos grupos en el punto más bajo de la jerarquía social y cultural, fueron, y en parte siguen siendo, los de salvajes, haraganes, indolentes, impulsivos, negligentes, brutos, supersticiosos, disolutos, y otros.

La negación del otro adquirió luego el rostro más visible de la exclusión social y aún lo perpetúa. Tras siglos de exclusión y dominación, a principios del nuevo milenio los pueblos indígenas, afrolatinos y afrocaribeños, así como los migrantes de países vecinos, presentan en América Latina y el Caribe los peores indicadores económicos y sociales. La mayor parte de los pueblos indígenas y de las poblaciones afrolatinas viven en condiciones de extrema pobreza. Si tomamos indicadores clásicos como logros educativos, remuneración al trabajo, formalización en el empleo, calidad de los asentamientos y dotación de patrimonio, vemos que estos grupos ocupan hoy el lugar más bajo en la estructura social. Lo mismo ocurre cuando medimos el bienestar Multiculturalidad y pluriculturalidadPágina 10

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en términos más simbólicos que materiales, pues estos grupos son los que tienen menos poder político, son los menos valorados culturalmente y los que menos voz ostentan en el diálogo mediático donde se construyen las imágenes sociales respecto de los actores que componen la sociedad. Para ellos, el multiculturalismo es, a lo sumo, una esperanza vaga de reconocimiento o una retórica que tiende un manto de invisibilidad sobre sus demandas concretas.

En efecto, un rasgo cotidiano de exclusión ha sido la recurrente invisibilización de la diferencia Dicho mecanismo tiene manifestaciones muy diversas: el no reconocimiento del otro-indígena y el otro-afrolatino en los currículos de la educación formal; la ausencia del componente étnico-racial en los sistemas de relevamiento estadístico (p.e., todavía muchos censos nacionales todavía no preguntan sobre la adscripción étnico-racial), lo que hace que estos grupos no aparezcan definidos por su identidad étnica o cultural en el diseño y aplicación de políticas sociales; la minimización que tanto el Estado como los medios han hecho -hasta hace poco tiempo- de los efectos destructivos de la modernización sobre los patrimonios de grupos indígenas y afrolatinoamericanos; y la ausencia del "tema del otro" en el debate político, en los programas partidarios y en las utopías modernizadoras.

1.5 El multiculturalismo como mestizaje y tejido intercultural:

A la negación del otro como afirmación de la identidad propia se opone, aunque también se complementa, el mestizaje como realidad y como discurso. En América Latina el mestizaje racial es intrínseco a los procesos de conquista y colonización, y la población mestiza es mayoritaria en la región. El mestizaje racial constituye, en cierta forma, la base histórica para entender cómo se "resolvió" el tema del multiculturalismo en América Latina. Este largo proceso es susceptible, también, de miradas distintas. Multiculturalidad y pluriculturalidadPágina 11

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De una parte el mestizaje fue y es la forma de encuentro entre culturas. De otra, ha sido la forma de asimilación (y aculturación) de los grupos indígenas y afrolatinos a la cultura de conquistadores y colonizadores -y más tarde, de republicanos y modernizadores-. El mestizaje puede entenderse como mediación, pero también como subordinación y renuncia; como forma histórica del encuentro, y como estrategia dominante de absorción de los dominados.

El mestizaje ha servido de palanca simbólica para instituir un "ethos" nacional como ideología del Estado-Nación. El símbolo del "crisol de razas", sesa en países con alta población indígena o receptores de flujos migratorios europeos, resulta emblemático en este sentido. La "patria mestiza" constituye así una formalización del multiculturalismo, donde lo multicultural se transmuta en intercultural. Pero esta idea ha sido cada vez más cuestionada. Se arguye, al respecto, que el mestizaje constituye un tipo de mitificación que sirve de manto ideológico para soslayar los conflictos entre culturas y, sobre todo, para enmascarar una historia poblada de expoliaciones y exterminios de un grupo por otro. También se afirma que el ideal de patria mestiza ha sido un dispositivo de homogenización por parte de los Estados nacionales para constituir unidades culturales-territoriales allí donde siempre ha campeado, aunque silenciada, la diversidad de culturas. Finalmente, también se señala la brecha entre el discurso y la realidad, por cuanto la invocación positiva del mestizaje no ha facilitado el acceso de los "mestizos" al poder o a los beneficios del progreso, sino más bien los ha compensado simbólicamente sin hacerlos protagonistas reales del desarrollo o de la política.

Otra forma de mirarlo es pensar América Latina y el Caribe como una región que desde sus orígenes produce y recrea su condición de interculturalidad o "asimilación activa" de la cultura hegemónica (desde el catolicismo hasta la modernidad) desde el acervo histórico-cultural propio. Esta condición persiste hasta la fecha, y sugiere la Multiculturalidad y pluriculturalidadPágina 12

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idea de permeabilidad entre culturas y sujetos de distintas culturas, así como la sincronía de distintas temporalidades históricas en el presente. América Latina y el Caribe es intercultural porque coexiste y se mezcla lo moderno con lo no moderno tanto en su cultura como en su economía; y porque la propia conciencia de la mayoría de los latinoamericanos está poblada de cruces lingüísticos o culturales. Esta interculturalidad ha encarnado en múltiples figuras y ha recibido distintos nombres: ladinización, cimarronería, creolismo, chenko, etc. El migrante campesino que se bate por sobrevivir en las grandes urbes es la expresión de un sincretismo espacial; las mezclas interculturales que genera la modernidad es también otra figura recurrente; la apertura a los mercados mundiales y la heterogeneidad estructural también tienen una connotación de tejido intercultural; e incluso la tradición populista constituye un tejido sincrético en que los rasgos de la modernidad se entremezclan con culturas políticas pre modernas.

Desde esta perspectiva la identidad latinoamericana debe entenderse a partir de la combinación de elementos culturales provenientes de las sociedades amerindias, europeas, africanas y otras. El escritor mexicano Carlos Fuentes señala que tiene, para América Latina, una "denominación muy complicada, difícil de pronunciar pero comprensiva por lo pronto, que es llamarnos indo-afro-iberoamérica; creo que incluye todas las tradiciones, todos los elementos que realmente componen nuestra cultura, nuestra raza, nuestra personalidad”. El encuentro de culturas habría producido una síntesis cultural que se evidencia en producciones estéticas, tales como el llamado barroco latinoamericano del siglo XVIII, o el muralismo del presente siglo. Este tejido intercultural se expresa también en la música, los ritos, las fiestas populares, las danzas, el arte, la literatura; y también permea las estrategias productivas y los mecanismos de supervivencia. Esta identidad bajo la forma de tejido intercultural ha sido considerada tanto desde el punto de vista de sus limitaciones como de sus potencialidades. Respecto de lo primero, se afirma que nunca ha sido del todo constituida ni asumida. Como potencialidad, la identidad mestiza aparece constituyendo un núcleo cultural desde el cual podemos entrar y salir de la modernidad con versatilidad , y con el cual Multiculturalidad y pluriculturalidadPágina 13

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podríamos —si asumimos plenamente la condición del cultural— tener un acervo desde donde contrarrestar el sesgo excesivamente instrumental o "deshistorizante" de las oleadas e ideologías modernizadoras.

1.6 El multiculturalismo y la xenofobia:

El final del conflicto Este-Oeste, o de la confrontación ideológica capitalismocomunista como eje de la alineación global, otorga mayor presencia y fuerza a conflictos

y

divisiones

de

otra

naturaleza.

Nacionalismos

xenofóbicos,

fundamentalismos religiosos y conflictos étnicos pasan a primer plano en la noticia, en la política nacional e internacional, y en en la preocupación de los pueblos. Por un lado se hacen visibles, y por el otro se recrudecen. El fin de los socialismos reales ha ido acompañado, tanto en la ex-Unión Soviética como en Europa Oriental, de nacionalismos fuertes que, de alguna manera, constituyen “deudas” culturales y políticas de larga data. Lamentablemente, estas dinámicas van acompañadas de luchas cruentas entre naciones emergentes y revitaliza la “dimensión siniestra” de la afirmación identitaria, a saber, la discriminación racial e incluso los proyectos de “limpieza étnica”.

Además, la mayor afluencia de migrantes internacionales y fronterizos generan –o reviven- la xenofobia y los prejuicios raciales en los países receptores de Europa Occidental, lo cual se exacerba si en estos últimos aumenta el desempleo y se hacen más deficitarios los servicios sociales básicos provistos por el Estado. Ante esta última situación, grandes contingentes de obreros poco calificados, jóvenes desocupados y dependientes de la subvención estatal tienden a levantar chivos expiatorios para responsabilizarlos de su propia situación: los extranjeros que disputan puestos de trabajo y los beneficios sociales del Estado de Bienestar. Un nacionalismo reactivo comienza a verse en países industrializados frente a grupos étnicos de otros países que llegan, a su vez, expulsados de sus lugares de origen por falta de oportunidades, o bien porque a su vez se refugian de situaciones de guerra

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que han padecido en sus países de origen. Las acciones de los jóvenes pro-nazis en Alemania constituyen un triste ejemplo. Nuevos y viejos fanatismos adquieren grandes dimensiones y generan situaciones incontrolables en regiones enteras. Algunos de ellos se ejercen desde el propio Estado, y la consecuencia más dramática de ello en los últimos años es el conjunto de genocidios sufridos por Bosnia, Timor Este, Ruanda y Kosovo.

Europa se ve hoy atravesada por dinámicas contrapuestas. De una parte la integración europea avanza en distintos ámbitos que reinscriben a sus habitantes en un marco ampliado de pertenencia, marcado por referentes simbólicos tan potentes como la moneda, la residencia jurídica y el derecho al trabajo. Pero al mismo tiempo las migraciones internas en Europa y su impacto sobre sociedades golpeadas por el desempleo, así como la fuerza de los regionalismos y sus identidades, coloca un signo de pregunta tanto sobre el proyecto de integración europea como sobre la convivencia entre identidades heterogéneas. A medida que la exclusión del mundo del trabajo golpea tanto a jóvenes nacionales como a migrantes de otros países y otras etnias, los primeros van rechazando a los segundos. Los valores de la tolerancia y la solidaridad social, tan cara al modelo de Estado de Bienestar y tan propicia para un multiculturalismo proactivo, se estrellan contra el debilitamiento –material y simbólico- de ese mismo modelo de Estado-Nación.

Un síntoma inquietante de lo anterior es el aumento de sitios xenófobos y racistas en Internet. En junio pasado, el Centro Simon Wiesenthal con sede en Los Angeles, sostuvo que en 1995 había sólo un website que promovía el odio xenofóbico, y que en la actualidad existen más de 2.000. Para junio del presente año, sólo en Alemania, el número de páginas de la web de extrema derecha se había incrementado a 330, unas 10 veces más que hace cuatro años. Como en Europa, también en América Latina el uso de Internet también se ha utilizado para promover grupos xenófobos de tipo nazi. Este instrumento fue crucial en la preparación del congreso nazi que iba a tener lugar en Chile en abril del 2000 y que fue impedido por las autoridades Multiculturalidad y pluriculturalidadPágina 15

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chilenas, según lo afirmaron sus propios organizadores. En el mismo mes, la organización judía Centro Simon Wiesenthal advirtió de la existencia de al menos cinco sitios de Internet elaborados en Brasil dedicados a la promoción del odio y la violencia.

En América Latina y el Caribe la xenofobia hunde sus raíces históricas en la discriminación étnico-racial, sobre todo en el patrón de "negación del otro" referido en páginas precedentes. Este imaginario cultural de negación del otro se transfiere más tarde al otro-extranjero, sobre todo si no es blanco y migra desde países caracterizados por una mayor densidad de población indígena, afrolatina o afrocaribeña. Así, los migrantes paraguayos y bolivianos en Argentina han sido, desde hace décadas, apodados como "cabecitas negras", al igual que los aymaras del norte del país que se trasladan hacia la metrópolis. En Chile, los migrantes peruanos y ecuatorianos de años recientes son vistos como "cholos". En Perú los ecuatorianos reciben el apodo de "monos", el mismo apodo con que los ecuatorianos de Quito desprecian a los de Guayaquil. Todas estas expresiones reúnen sentimientos xenofóbicos con la secular discriminación étnica o racial. Estos prejuicios los padecen también los migrantes colombianos en Venezuela, haitianos en República Dominicana, guatemaltecos en México, o nicaragüenses en Costa Rica, y todos ellos en Estados Unidos y países europeos. Tales prejuicios se ven agravados por el hecho de que los migrantes suelen incorporarse a una masa de trabajadores no especializados que compiten en los mercados de trabajo de los países receptores. Y en circunstancias en que se agrava el desempleo de la PEA no especializada, el rechazo o desprecio hacia los migrantes también se exacerba.

En Argentina, durante el presente año la comunidad boliviana que reside en las afueras de Buenos Aires ha sido víctima de robos que incluyen ataques y torturas. La discriminación de migrantes guatemaltecos en el sur de México ha sido ampliamente documentada. En Brasil, el Departamento de Extranjeros del Ministerio de Justicia ha reconocido la existencia de denuncias de maltrato contra extranjeros, casi todos Multiculturalidad y pluriculturalidadPágina 16

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ellos en situación irregular. En República Dominicana, los migrantes haitianos realizan las faenas más duras en las zonas rurales y viven y trabajan en condiciones deplorables. Además, los dominicanos ven en los haitianos a la población "negra" mientras ellos prefieren verse como descendientes de etnias indígeno-caribeñas y blancos. En agosto pasado, en Venezuela se retiró de la educación pública un texto de “Instrucción Premilitar”, a raíz de comentarios presuntamente xenófobos. El texto escolar, previsto para ser impartido a partir de este año en la educación media del país, califica como "irracional" la inmigración de colombianos, ecuatorianos, peruanos, dominicanos, cubanos y ciudadanos de otros países del Caribe, y se los señala como portadores de "costumbres violentas", afirmando que las "mujeres venden la carne al mejor postor" para conseguir la nacionalidad venezolana.

1.7 Multiculturalismo proactivo: asumiendo deudas históricas en contextos postmodernos:

Las páginas precedentes sugieren que, tanto en Europa como en América Latina y el Caribe, el actual escenario de globalización y postmodernidad exacerba tanto el multiculturalismo (como realidad y como valor), como también las dificultades para asumirlo proactivamente. Se entiende al multiculturalismo proactivo como una fuerza histórica positiva capaz de enriquecer el imaginario pluralista-democrático, avanzar hacia mayor igualdad de oportunidades y al mismo tiempo hacia mayor espacio para la afirmación de la diferencia. Un multiculturalismo proactivo necesita conciliar la no-discriminación en el campo cultural con el reparto social frente a las desigualdades. Esto incluye a su vez políticas de acción positiva frente a minorías étnicas, y también frente a otros grupos definidos por estrato socioeconómico, identidad cultural, edad, género o proveniencia territorial. Las políticas contra la discriminación de la diferencia (promovidas desde los derechos civiles, políticos y culturales) deben complementarse con políticas sociales focalizadas hacia aquellos grupos que objetivamente se encuentran más discriminados, vale decir, en condiciones más desventajosas para afirmar su identidad, satisfacer sus necesidades básicas y desarrollar capacidades para ejercer positivamente su libertad. Multiculturalidad y pluriculturalidadPágina 17

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La acción positiva debe extender los derechos particularmente a quienes menos los poseen. No sólo se refiere esto a derechos sociales como la educación, el trabajo, la asistencia social y la vivienda; también a los derechos de participación en la vida pública, de respeto a las prácticas culturales no predominantes, y de interlocución en el diálogo público. En este contexto se combinan los desafíos del nuevo escenario con su larga historia de negación o dominación del otro. El reconocimiento y valoración de la diferencia tiene que hacerse cargo de la superación de cualquier idea de homogeneización cultural, de dominación o de superioridad de una cultura en relación a otra. Es necesario, pues, sustraer todo fundamento y legitimidad a las fuentes históricas de desigualdades y exclusiones por razones de raza, etnia, creencia, región o nacionalidad. El reconocimiento de la diversidad multicultural y pluriétnica implica que los estados y gobiernos reconozcan los derechos de estos grupos, los incorporen a la legislación –o incluso respeten sus propios sistemas autónomos de justicia y propiedad- y provean los medios necesarios para su ejercicio real.

El desafío es compatibilizar la libre autodeterminación de los sujetos y la diferenciación en cultura y valores, con políticas económicas y sociales que hagan efectivos los derechos de “tercera generación”, reduciendo la brecha de ingresos, de patrimonios, de adscripción, de seguridad humana y de acceso al conocimiento. Se trata de promover la igualdad en el cruce entre la justa distribución de potencialidades para afirmar la diferencia y la autonomía, y la justa distribución de bienes y servicios para satisfacer necesidades básicas y realizar los derechos sociales. Lo anterior plantea una agenda muy diversificada si se quiere responder al reto del multiculturalismo proactivo. Dicha agenda incluye, pero a la vez trasciende, el ámbito de las políticas culturales en sentido estricto. Valgan, a modo ilustrativo y para motivar la reflexión, los siguientes puntos propositivos.

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En materia de educación, no sólo implica generalizar programas bilingües en zonas donde los educandos tienen el español como segundo idioma, sino también pasar a un modelo educativo con vocación multicultural, y donde dicha vocación se refleje en contenidos, valores y prácticas pedagógicas. El respeto a la diversidad étnica y cultural, la educación cívica apoyada en la ciudadanía plena y extendida, la pertinencia curricular frente a distintas realidades sociales y culturales con que llegan los niños a las escuelas, así como el fomento a prácticas comunicativas basadas en el respeto al otro y la reciprocidad en la comprensión, son elementos básicos en este cambio de concepto.

En cuanto a la comunicación a distancia, ésta tiende a ser cada vez más importante para incidir políticamente, ganar visibilidad pública y ser interlocutor válido en el diálogo entre actores. Se debe, pues, prestar especial atención en promover el acceso de los pueblos indígenas, afrolatinos, afrocaribeños y migrantes a las nuevas tecnologías, especialmente en el ámbito de las comunicaciones, tanto porque los capacita productivamente para la sociedad del conocimiento, como también porque les permite mayor capacidad colectiva en materia de gestión, organización e interlocución política. Ya en América Latina muchas organizaciones utilizan los medios interactivos, como Internet, para publicitar sus reclamos y formar parte de movimientos supranacionales. También sería altamente positivo que los gobiernos, desde sus secretarías de comunicación y organismos colegiados (como asociaciones o colegios de periodistas y comunicadores), trabajen coordinamente con los medios de comunicación para diseñar estrategias mediáticas que promuevan los valores positivos de la tolerancia, la apertura al otro, el multiculturalismo y la disposición al diálogo intercultural y "trans-fronteras". Y que prevengan contra toda forma de comunicar que despierte xenofobias, o que estigmatice a los otros (culturales, raciales, territoriales) por el mero hecho de ser otros.

En relación al empleo y el trabajo, donde indígenas, migrantes y afrolatinos enfrentan una situación de clara desventaja -y con frecuencia, discriminación- los Multiculturalidad y pluriculturalidadPágina 19

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Estados deben fiscalizar para asegurar un trato menos discriminatorio, y a la vez promover el acceso más equitativo a la educación. Es preciso velar por remuneraciones iguales por iguales tareas, y por la extensión de derechos y prestaciones sociales, de salud y accidentes y enfermedades profesionales. Para promover mayor igualdad en acceso al empleo y y condiciones de trabajo será necesario contemplar, allí donde sea posible, medidas de acción afirmativa o discriminación positiva, no sólo para opciones de empleo a las minorías, sino también para institucionalizar mecanismos que prevengan contra la discriminación y segregación a futuro en el empleo.

En el campo de la salud, es necesario adoptar medidas especiales para lograr que los servicios de salud y otros servicios sociales sean más accesibles a estas poblaciones y respondan mejor a sus necesidades; y reconocer y promover la medicina y farmacología tradicional, aceptando el empleo de medicamentos acreditados por su uso eficaz.

Los Estados deben asegurar los derechos territoriales y la posesión de las tierras que los pueblos indígenas han habitado y utilizado secularmente, sea a través de normas legales generales y específicas o por la vía del reconocimiento de los derechos consuetudinarios y los usos y ocupaciones históricas. En contexto de autonomía y autodeterminación, como lo fija y define el Convenio 169 de la OIT, se debe propender al establecimiento de medidas y programas de acción para que las poblaciones indígenas administren y gestionen sus propios territorios y recursos naturales. Respecto de la invisibilidad de los grupos discriminados, crecientemente las organizaciones indígenas y de afrolatinoamericanos han planteado enérgicos reclamos. No sólo es preciso apoyar con soportes tecnológicos y de capacitación las prácticas comunicativas de estos grupos en una sociedad mediática. Hay que trabajar también en otros niveles. En el relevamiento de datos, es preciso generalizar datos Multiculturalidad y pluriculturalidadPágina 20

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censales actualizados sobre la población indígena, afrolatinoamericana, afrocaribeña y migrante, así como encuestas de hogares que permitan recoger información sobre sus condiciones socioeconómicas y su percepción de la discriminación. Esos datos deben, a su vez, hacer posible la construcción de indicadores que permitan a los Estados, las organizaciones no gubernamentales y las instancias diversas de acuerdos políticos, plantear políticas consistentes con la situación de los grupos que se ven discriminados social y culturalmente. En el nivel de los medios y de la política, es importante dar visibilidad a la discriminación. Piénsese que muchos Estados declaran que en sus países no existe discriminación racial o cultural por el hecho de que sus constituciones lo proscriben, pero no dan cuenta de las formas consuetudinarias que dicha discriminación adquiere. Por lo mismo, debe apoyarse a las organizaciones y grupos de la sociedad civil que trabajan en el combate a la xenofobia, el racismo y todas las formas de discriminación, concediéndoles facilidades para acceder a espacios públicos, emitir mensajes en los medios de comunicación y participar del diálogo político. 1.8 Etnocentrismo Éste término fue definido por W. G. Summer en 1906, como la concepción del mundo según la cual el grupo al que pertenece es el centro, y los demás grupos son pensados en referencia a él. En este sentido, entendemos por etnocentrismo (también denominado autocentrísmo cultural) el sentimiento o creencia, que tienen las distintas personas de estar en posesión de la mejor cultura de entre las existentes en el mundo. Quiere esto decir, que la cultura de origen se considera como modelo de enjuiciamiento de todas las demás culturas. De este modo, si seguimos ahondando en dicho término podemos establecer que éste se puede considerar como sinónimo de “monismo cultural”, ya que de entre todas las culturas existentes, sólo una puede considerarse como soporte de los valores auténticos, considerándose, como ya se ha dicho anteriormente, como cultura auténtica o verdadera. Por todo ello, si reflexionamos sobre este concepto, podemos apreciar como el mismo aparece en múltiples ocasiones a lo largo de nuestra vida, no sólo en situaciones de índole cotidiana, como cuando juzgamos, en alguna ocasión, según nuestros códigos culturales, otras culturas, o hemos actuado de forma sobreprotectora hacia otros pueblos “menos desarrollados”, etc., sino también en el ámbito educativo, donde podríamos decir que la asignatura de ciencias sociales sería la Multiculturalidad y pluriculturalidadPágina 21

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más afectada por el etnocentrismo, a través del currículum oculto, por los mismos argumentos anteriormente expuestos. Si pensamos sobre esto, podemos comprobar que es fácil caer en un pensamiento etnocentrista, pero esto no justifica dicha postura, pues se ha de tener en cuenta que las culturas son simplemente diferentes y nunca desiguales. En este sentido, y como conclusión podríamos decir, que el etnocentrismo viene a ser como el “peldaño de la intolerancia”, al igual que ocurre, como se verá a continuación, con el término relativismo cultural.

1.9 Relativismo cultural: El relativismo cultural es un concepto de gran importancia para llegar a comprender el fenómeno de la multiculturalidad e interculturalidad. Si tuviéramos que representar a ambos conceptos (etnocentrismo y relativismo cultural) a lo largo de un continuo, cada uno estaría situado en el extremo opuesto del mismo. El etnocentrismo lo que pretende es juzgar al resto de culturas en función de la propia, considerándose ésta como la cultura verdadera y de referencia para el resto de culturas, con lo que podemos decir, que con esta actitud intolerante se está produciendo un desprecio hacia el resto de culturas. Por tanto, y como solución al etnocentrismo, surge el concepto de relativismo cultural, que hace referencia a la atracción por las creencias, actitudes, valores, arte, etc. de las otras culturas descubiertas y que por tanto, todos los aspectos de la misma tienen perfecto sentido dentro de esta comunidad, incluso los aspectos desigualitarios o que atentan contra los derechos humanos. Quiere esto decir, que si nos posicionamos en este lado del continuo, estaríamos aceptando todos los aspectos que caracterizan a las diversas culturas, y todo lo que eso conlleva, como los aspectos que atentan contra los derechos humanos y que en esta postura damos por comprendidos dentro del marco de su comunidad. Por consiguiente, estaríamos cayendo en un respeto estático y acrítico de las diversas culturas. Por ello, y como podemos deducir, tanto si nos posicionamos en una u otra postura, éstas no son adecuadas si lo que pretendemos es conseguir una educación intercultural. Con estos movimientos estaríamos cayendo en lo que conocemos como multiculturalidad. En un sentido, porque ignoramos a las distintas culturas existentes pensando que nuestra cultura es la mejor (etnocentrismo) y en otro, porque se respeta tanto las culturas distintas a la nuestra que aceptamos todo lo que en Multiculturalidad y pluriculturalidadPágina 22

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ella se lleva a cabo sin enjuiciar las desigualdades que ocurren dentro de estas (relativismo cultural), con lo que tampoco se da un enriquecimiento mutuo, cayendo en la misma dinámica de antes.

1.10 De la multiculturalidad a la interculturalidad:

Uno de los más grandes desafíos a los que tendrán que enfrentarse los líderes a lo largo de este siglo es la multiculturalidad. La tecnología y los transportes modernos están cambiando rápidamente el mundo, y el concepto de la aldea global nunca ha sido más real. Por todo ello, “el mundo se encuentra en una encrucijada crítica. En cualquier dirección existen nuevas realidades económicas, políticas, ecológicas, educativas y tecnológicas que algunas veces resultan pasmosas, como la caída del muro de Berlín y la ola democrática que se da en la Europa del Este. En este nuevo siglo, nuestras poblaciones y líderes necesitarán actitudes y conductas que les permitan reconocer y promover la interdependencia y cooperación entre naciones” Atendiendo a la etimología de ambas palabras y centrándonos en sus respectivos prefijos, podemos hacer una primera distinción. De este modo, el término “multicultural” tal y como indica su prefijo “multi” hace referencia a la existencia de varias culturas diferentes, pero no ahonda más allá, con lo que nos da a entender que no existe relación entre las distintas culturas. Sin embargo, el prefijo “inter” va más allá, haciendo referencia a la relación e intercambio y, por tanto, al enriquecimiento mutuo entre las distintas culturas. Del mismo modo podemos decir que el término “multiculturalidad” hace referencia única y exclusivamente a la yuxtaposición de las distintas culturas existentes en un mismo espacio físico, pero sin que implique que haya un enriquecimiento, es decir, sin que haya intercambio entre ellas. Sin embargo, el término “interculturalidad”, implica una comunicación comprensiva entre las distintas culturas que conviven en un mismo espacio, siendo a través de estas donde se produce el enriquecimiento mutuo y por consiguiente, el reconocimiento y la valoración (tanto intrínseca como extrínseca) de cada una de las culturas en un marco de igualdad.

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En conclusión, cuando se habla de multiculturalidad generalmente se hace referencia a la presencia en el mismo lugar de culturas diferentes que no tienen relación entre ellas o que pueden tener una relación de conflicto, así, la sociedad con sus individuos serán multiculturales si mantienen un estado de indiferencia o de tolerancia hacia las varias culturas, mientras que serán interculturales si establecen relaciones interactivas entre las diferentes realidades presentes.

1.10.1 Interculturalidad:

La interculturalidad está sujeta a variables como: diversidad, hegemonía cultural, política y económica de países y regiones, definición del concepto de cultura, obstáculos comunicativos como el idioma, políticas integradoras e integracionistas de los Estados, jerarquizaciones sociales, sistemas económicos exclusionistas y que sustentan hegemonías ideológicas mediante la discriminación, así como diferentes niveles de desconocimiento entre grupos culturales de los mecanismos sociales y políticos para el ejercicio de derechos civiles, así como diferencias en el ejercicio de los derechos humanos y de género. El concepto de interculturalidad apunta a describir la interacción entre dos o más culturas de un modo horizontal y sinérgico. Esto supone que ninguno de los conjuntos se encuentra por encima de otro, una condición que favorece la integración y la convivencia armónica de todos los individuos. Cabe resaltar que este tipo de relaciones interculturales supone el respeto hacia la diversidad; aunque es inevitable el desarrollo de conflictos, éstos se resuelven a través del respeto, el diálogo y la concertación.

Existen muchas formas de promover la interculturalidad en una sociedad. En primer lugar el trabajo reside en las familias, donde los niños deben criarse libremente, sin

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imponerles ideas o conocimientos estrictos, sino inspirándolos a pensar y perder el miedo a aquello que es diferente.

En segundo lugar en las comunidades deben desarrollarse proyectos que busquen eliminar de forma progresiva los prejuicios y aquellas preconcepciones en torno a ciertos individuos o grupos. Por último, la integración debe promoverse desde los más altos cargos, permitiendo que cualquier ciudadano acceda a los mismos derechos sin anteponer a la esencia del ser, sus capacidades, tendencias de cualquier tipo o su lugar de origen. Es necesario aclarar otras formas en las que puede entenderse el concepto. La interculturalidad interpersonal, sucede cuando individuos de distintas culturas entran en contacto directo a partir de algún medio electrónico, como Internet, la radio o la televisión.

Más allá de la existencia de hecho de relaciones interculturales, la interculturalidad puede tomarse como principio normativo. Entendida de ese modo, la interculturalidad implica la actitud de asumir positivamente la situación de diversidad cultural en la que uno se encuentra. Se convierte así en principio orientador de la vivencia personal en el plano individual y el principio rector de los procesos sociales en el plano axiológico social. El asumir la interculturalidad como principio normativo en esos dos aspectos individual y social constituye un importante reto para un proyecto educativo moderno en un mundo en el que la multiplicidad cultural se vuelve cada vez más insoslayable e intensa.

En el nivel individual, nos referimos a la actitud de hacer dialogar dentro de uno mismo y en forma práctica las diversas influencias culturales a las que podemos estar expuestos, a veces contradictorias entre sí o por lo menos no siempre fáciles de armonizar. Esto supone que la persona en situación de interculturalidad, reconoce conscientemente las diversas influencias y valora y aquilata todas. Obviamente, surgen problemas al intentar procesar las múltiples influencias, pero al hacerlo de modo más Multiculturalidad y pluriculturalidadPágina 25

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consciente, tal vez se facilita un proceso que se inicia de todos modos al interior de la persona sin que ésta se dé cabal cuenta de ello. Este diálogo consciente puede darse de muchas formas y no sabemos bien cómo se produce, aunque es visible que personas sometidas a influencias culturales diversas a menudo procesan estas influencias en formas también similares. Por ejemplo, en contraposición a la actitud de desconocimiento y rechazo de una vertiente cultural con poco prestigio, actualmente ciertas comentes ideológicas están desarrollando una actitud similar de rechazo de la vertiente cultural de mayor prestigio.

La interculturalidad como principio rector orienta también procesos sociales que intentan construir sobre la base del reconocimiento del derecho a la diversidad y en franco combate contra todas las formas de discriminación y desigualdad social relaciones dialógicas y equitativas entre los miembros de universos culturales diferentes. La interculturalidad así concebida.

1.10.2 Etapas del proceso intercultural: El proceso intercultural en general se divide en cuatro etapas:  Respeto: Trato con dignidad, Trato como sujetos. Escucha respetuosa y libre expresión de percepciones y creencias. Reconocimiento de la otredad (existencia de otros modelos de percepción de la realidad).  Diálogo horizontal: Interacciones con igualdad de oportunidades. Reconocimiento de que no hay una verdad única. Empoderamiento. Construcción de una relación horizontal de "ganar - ganar"

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 Comprensión mutua: Entendimiento del(os) otro(s). Enriquecimiento mutuo, sintonía y resonancia (Capacidad y disposición para comprender e incorporar lo planteado por el otro (a). Empatía.  Sinergia: Obtención de resultados que son difíciles de obtener desde una sola perspectiva y de forma independiente. Valor de la diversidad, donde 1 más uno, son más que dos.

Por último, cabe mencionar que para que la interculturalidad sea efectiva es necesario que se cumplan tres actitudes básicas, como la visión dinámica de las culturas, el convencimiento de que los vínculos cercanos solo son posibles por medio de la comunicación y la conformación de una amplia ciudadanía donde exista la igualdad de derechos.

1.10.3 Circuitos y contactos de interculturalidad:

Resulta importante esclarecer las informaciones sobre circuitos de contacto en el Amazonas, cuya vigencia se relaciona con la necesidad de hacer circular una serie de productos económicos o recursos tecnológicos. Un reciente trabajo de Chaumeil (1995), que trata del intercambio de plantas de uso ritual o medicinal, es una buena evidencia de la vigencia de tales circuitos que involucraron a poblaciones tan distantes unas de otras, algunas ubicadas en el litoral Atlántico. Intercambios culturales en general entre la selva y la sierra se dieron a todo lo largo de estas dos regiones, especialmente a través de los valles que los interconectan. No es explicable la riqueza de conocimientos de plantas medicinales selváticas por los callawaya del Altiplano si no fuera porque ellos aprovecharon su situación estratégica, que permitía sacar ventaja de los conocimientos adquiridos por grupos de las regiones del Beni y del Chapare en Bolivia. He aquí una evidencia de Interculturalidad.

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El río Amazonas es el elemento geográfico de mayor importancia sociocultural en la Selva. Su fácil transitabilidad permitió la extensa difusión de una lengua general, el tupinimba, y con ella una serie de conocimientos de diversa naturaleza y procedencia en ambas direcciones del Amazonas, llegando hasta el Atlántico por el este. He aquí otro espacio histórico de interculturalidad practicada por los pueblos amazónicos.

Un caso interesante de interculturalidad, que evidencia factores de la cultura como ecología positiva para la práctica de una interculturalidad compleja por el número de culturas involucradas, es el de varios grupos Tucano de la cuenca del río Vaupes en la Amazonía colombo-brasileña, descrito por Sorensen en 1971, a propósito de ejemplificar un caso muy especial de multilingüismo de las personas.

1.11 Perú, un país multicultural:

El Perú es diversidad, y así como en Chincha a la muerte del cercano todos bailan entre velas sobre el cadáver, en algunas comunidades fiestean por la tierra, la consagran como un don.

Tan plurales somos que toda generalización deviene en una afrenta y en una señal, la que indica que pocos son los que entienden que el Perú se ha erigido y se sigue construyendo en base a la ‘variedad’, y que en la variedad se expresa nuestra pluralidad cultural.

Mientras juzgo la tristeza del vals de Pinglo o la amargura de un huaylas, quizás en alguna comunidad campesina o entre los nativos de la fronda más agreste, la alegría sea una constancia, cuando no un don.

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Muchos son los vehículos para entender esa diversidad, que diversas emociones expresa, uno de ellas es la justicia. Son los jueces los que están llamados a entender el conjunto en cada una de sus partes y los propios límites de su justicia más allá de la urbe occidental.

Los jueces, en su interacción con las comunidades (como la que propicia la Comisión Andina de Juristas), van comprendiendo, precisamente que muchos son los valores y las sensibilidades, como muchas son las normas y las autorreferencias. Por tales motivos, no hay forma de entender al Perú a través de un único término o categoría, a ese Perú plural y cargado de laberintos raciales y culturales.

Que la interculturalidad y el diálogo sean una forma de entender que en el espejo nacional no siempre nos reflejamos nosotros, sino una multitud que nunca acabamos de comprender y menos de asimilar.

El tema de Internet es cada vez más relevante a medida que se extiende su uso y su influencia en la opinión pública. Especial mención merece el aumento de los mensajes xenofóbicos y neo-nazis que circulan por la red. Se sabe que es muy difícil regular el flujo interactivo de estas redes, pero sí es posible emitir, tanto vía Internet como en los medios convencionales, mensajes que adviertan a la ciudadanía (y sobre todo a los usuarios de Internet) sobre los riesgos que implican estos grupos, y sobre el carácter siniestro que asumen estas ideologías cuando adquieren poder y apoyo masivos.

1.12 Problemas con la multiculturalidad: 1.12.1 Desigualdad y diversidad

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Este trabajo intenta mostrar algunos tópicos teóricos y epistemológicos que emergen del análisis de la realidad social, argentina en particular y latinoamericana en general, como un aporte para la construcción de una teoría social multicultural sensible a los fenómenos sociales locales en el marco de la globalización.

Para lograr este objetivo se han seleccionado dos temas que han aparecido en investigaciones empíricas y teóricas llevadas a cabo por nuestro grupo de investigación en Argentina: En primer lugar, en el marco de algunos trabajos sobre la pobreza en Argentina, emerge la centralidad de la redefinición cualitativa de los procesos de constitución de la identidad personal ligada a los mecanismos de fragmentación social originados en la aplicación de la política neoliberal.

En segundo lugar, en conexión al primer tema, se señala la aparición de lo que se denominará "demandas de subjetividad" y se afirmará que en dicho contexto se pueden visualizar la emergencia de nuevos espacios públicos y prácticas políticas.

Tomando como base los dos fenómenos sintetizados se intenta señalar las consecuencias teóricas y filosóficas que acarrea el análisis de los mismos para la construcción de una teoría social crítica con pretensiones de multiculturalidad en nuestros contextos locales. La propuesta que se realizará es muy simple y consiste en demandar la incorporación de las temáticas de los "desiguales", tal como aparece en su mundo de la vida, en la elaboración de una teoría que en primer lugar sea crítica consigo misma y multicultural en la imagen del mundo que suponga.

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El hilo conductor que permite entender lo que se afirma en éste trabajo es la simple idea de tratar a los actores como sujetos, es decir, recuperar la dimensión subjetiva de las problemáticas analizadas.

1.12.2 Pobreza y exclusión

Existen hoy fenómenos asociados a la pobreza que como tales aparentan no tener ninguna conexión con la situación de profundización cualitativa y cuantitativa de la misma. Nos hemos acostumbrado a manifestaciones colectivas e individuales que emergen al discurso público con tal fuerza y autonomía que ocultan lo que en ellos hay de "efectos secundarios" de la situación de pobreza.

Desde las protestas por la inseguridad física a los llamados a la solidaridad para conseguir las drogas del tratamiento de una persona con HIV, pasando por el robo de bebés y la erradicación de una villa miseria gay, nuestro paisaje social se complejiza día a día.

Es cierto que el "fantasma" de la pobreza no se puede aducir como mecanismo omniexplicativo de todos y cada uno de estos fenómenos.

Se plantea así, la necesidad de analizar las relaciones entre demandas de subjetividad e identidades en tránsito. Emergiendo por ésta vía la problemática de la urgencia de adecuar la imagen de sujeto que supone la teoría social a la hora de interpretar la pobreza y los fenómenos a ella asociada, atravesados estos por las demandas de subjetividad.

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1.12.3 Representar e intervenir la pobreza

encuentra la relación entre pobreza y constitución de la identidad. En nuestro contexto local se manifiesta el desafío de pensar dicha constitución en el marco de procesos de exclusión y empobrecimiento, cuestión que trae aparejada decisiones fundamentales respecto a las imágenes sobre la pobreza que recorren nuestras teorías.

Uno de los aspectos fundamentales de este problema es el desafío de completar el conjunto de indicadores para medir la pobreza con un desplazamiento hacia la reflexión de las demandas de subjetividad de los actores que ocupan el "lugar de pobres".

Las maneras de representar e intervenir la pobreza implican dilucidar una visión de sujeto en tanto unidad de análisis, pero por otro lado también la pobreza condiciona una especial "ontología" de lo social que modifica la constitución identitaria de los sujetos que la soportan.

Una pista de lo que aquí se quiere significar es la relación entre "métodos para medir" la pobreza y lo que llamaremos proceso de "eufemización etiquetante". De acuerdo a los métodos aludidos y su utilización en las políticas sociales emergen una pluralidad de otros que son "científicamente" diferentes: pobres, indigentes, pobres estructurales y nuevos pobres se transforman por todo el peso performativo del discurso científico en personajes distintos de la narración de la pobreza.

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Para decirlo directamente: el pobre no sólo es pobre sino que vuelve a ser un diferente, problemática que la "vieja cuestión social" enfrentó en el siglo pasado.

En nuestras sociedades estamos asistiendo a dos procesos diferentes y convergentes que la visión social legítima oculta, por un lado la fragmentación y por otro la exclusión.

Desde un punto de vista identitario asistimos a la disolución de los apelativos organizacionales de pertenencia, es decir, no somos más "la gran masa del pueblo", ni el "compañero trabajador", como así tampoco "el Doctor Fulano" o "el Ingeniero Mengano", sólo somos lo que podemos ser.

De este modo el estado, las ONG’s y las instituciones intermedias nos perciben, clasifican y atienden de acuerdo a la categoría de la fragmentación en la que estamos inscriptos discursivamente.

La exclusión es la peor consecuencia de la fragmentación pues es el terreno aún no nominado y por lo tanto consiste en la virtual inexistencia personal, en la imposibilidad de decirse a sí mismo.

1.12.4 Diferencia e identidad personal

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Surge así uno de los aspectos centrales de lo que aquí se quiere significar, la diferencia como amenaza a la identidad. Estos puede ser entendido si retomamos la fragmentación y sus consecuencias para los mecanismos de coordinación de la acción social.

En la sociología desde Marx a Durkheim siempre se tuvo claro que para que exista identidad personal debían existir lazos sociales que contextualizarán el proceso de construcción de dicha identidad.

Hoy nos enfrentamos a un curioso proceso dialéctico de homogeneización de la heterogeneidad que implica la ruptura de las prácticas sociales comunes, que impone la diferencia desde el afuera restringiendo el espacio de decisión individual básico para ser lo que uno quiera ser.

Desde este punto de vista una teoría social que no sea capaz de reconocer las transformaciones "ontológicas" de la subjetividad en contextos de pobreza y exclusión perderá de vista al menos dos facetas importantes de dicha transformaciones: en primer lugar el "achicamiento" de los espacios del Yo y en segundo lugar la paradójica "ampliación" de los mecanismos de autoidentidad. Es decir la amenaza de la represión del etiquetamiento y la "resistencia" personal y colectiva que ello ocasiona.

1.12.5 Resistencia al etiquetamiento

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En este contexto se pueden identificar tres procesos que implican dicha resistencia: 

Por un lado la permanente y recurrente resistencia: acciones tendientes a recuperar la totalidad de los atributos de la categoría ciudadanos que implica poder apelar al derecho.



Del mismo modo se han creado redes de contención solidarias que implican la desestatalización de los problemas colectivos y la recreación de viejos y nuevos espacios públicos que van de los centros vecinales pasando por las asociaciones de "caridad" hasta los grupos de autoayuda.



Es en este contexto que han emergido nuevas formas de hacerse escuchar y canalizar las demandas desde colectivos cada vez más provisorios, pero cada vez más comprometidos con la constitución identitaria.



1.12.6 Demandas de subjetividad y espacios públicos

Retomando algunas de las puntas que en ésta reflexión se han insinuado y teniendo en cuenta las investigaciones efectuadas se puede afirmar: los pobres enfatizan día a día la urgencia de ser considerados sujetos por las políticas focalizadas y por la sociedad en general.

Esta urgencia se asienta en la necesidad de reconocimiento de sus capacidades en tanto seres humanos. A la trama compleja que constituyen estas exigencias de reconocimiento se las designará como demandas de subjetividad que anidan en los procesos de construcción de la identidad personal y que emergen como plataforma de las acciones colectivas en la actualidad.

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Las demandas de subjetividad se orientan a obtener reconocimiento en el contexto de una radical temporalidad de la identidad personal. Es decir, el juego entre autoreconocimiento y heteroreconocimiento es recontextualizado a la luz de la posición del sujeto en el campo de la exclusión.

Aparece hoy, con mucha fuerza, que los sectores pobres entre los pobres perciben la amenaza de la dialéctica entre "estar pobres" y "ser pobres" en tanto acto de nominación que los deja en situación de invisibilidad.

De este modo la performatividad de la nominación impide a los poderes sociales la visibilidad del "otro pobre" y este puede llegar a encontrarse en la situación literal de "ser un don nadie".

Por esto las estrategias de los pobres es enfatizar lo que en ellos hay de genérico y constitutivo, su subjetividad, es decir, apelan a una estrategia de reconocimiento de su identidad recortada al talle de su condicionalidad y transitoriedad.

No pueden dejar que los clasifiquen, cuestión que los incluiría y/o borraría de uno u otro registro de pobres, por lo que deben desfocalizar la acción estatal y reclamar sus cualidades particulares en tanto sujetos.

En el marco de lo anterior se comprende mejor como se entrelazan teoría, representación y subjetividad. Dado que en las formas legítimas usadas para etiquetar la pobreza el sujeto es siempre retomado desde el afuera, desde la imposibilidad del diálogo; cuestión que también nos muestra la impotencia de una ciencia social que no permite ver lo que hay de suprimido en un diálogo reprimido. Multiculturalidad y pluriculturalidadPágina 36

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1.12.7 Fragmentación social y reposicionamiento ciudadano

Lo dicho hasta aquí nos permite observar claramente cómo aparece la relación entre fragmentación social, redes de contención y reposicionamiento ciudadano.

De la mano de las demandas de subjetividad se presentan las consecuencias de la fragmentación, la percepción de la orientación de las redes de contención y la necesidad de recuperar los espacios públicos en donde ser ciudadano.

Si se tiene en cuenta el análisis realizado y poniendo en relación las conexiones entre política y exclusión, se pueden señalar a los siguientes elementos como las características contextuales donde "nuevas" formas de hacer política están emergiendo: 

Existen indicios que las redes de contención están siendo resignificadas en su misma práctica de aplicación;



Esta resignificación genera la aparición de nuevos espacios de contacto y solidaridad donde la fragmentación empuja hacia la conformación de un nuevo status de lo público;



Los factores mencionados dan lugar para retomar el reclamo por la violación de los derechos sociales básicos;



Por otro lado, aparecen con fuerza tras estas "nuevas" características, demandas por el reconocimiento de la identidad personal de los excluidos que desafían al sistema político en un punto crucial, a saber, los individuos le reclaman la superación de lo abstracto que hay en la categoría de ciudadano y construyen nuevos espacios públicos.

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De este modo podemos afirmar que la clave de estas "nuevas" formas de hacer política pasa por el respeto de una relación más transparente entre los Otros, Nosotros y Ellos en la estructuración cotidiana de los derechos de Todos. 1.12.8 Desigualdad, espacios públicos y acciones de los "diferentes"

Ahora bien, a esta altura del presente trabajo nos podríamos preguntar, ¿qué hay para el multiculturalismo en todo esto? Para contestar esta pregunta, sinteticemos antes algunos elementos fundamentales de lo que se ha expuesto: 

En primer lugar hay que estar alertas ante las demandas de subjetividad, es decir, de la expresión concreta de la gente que reclama en primera instancia ser respetadas en tanto seres humanos.



Las demandas de subjetividad están asociadas a demandas de identidad. Estas últimas sólo se reconocen en la producción intersubjetiva del auto y heteroreconocimiento. Esta producción supone abrir nuevos espacios de intercambio y diálogo donde el sujeto forma parte de una voluntad colectiva tejida discursivamente.



La voluntad colectiva constituida discursivamente supone la relación entre identidad y diferencia, albergando la clave de una acción colectiva potencialmente disruptiva, productora y reproductora de espacios públicos.



Las demandas de subjetividad, las demandas de identidad y los "nuevos" espacios públicos se conectan por un cordón inestable y siempre fragmentario, el cordón de la reflexividad y la crítica. Y esto involucra el reconocimiento de modos particulares de subjetividad.

1.12.9 Teoría social y demandas de subjetividad

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Los puntos sintetizados y lo expuesto arriba acarrean las siguientes consecuencias teóricas: 

Se hace necesaria la redefinición de la imagen de sujeto utilizada por las teorías que pretenden dar cuenta de la pobreza. Debiéndose operar un desplazamiento hacia una visión ampliada de subjetividad donde comienzan a jugar un rol fundamental las trayectorias de vida personales y las redes de solidaridad que contextualizan la construcción de la identidad individual.



Es en este contexto que las demandas de subjetividad vienen a redefinir los procesos de constitución de la identidad y operan como trasfondo cotidiano de las nuevas formas de protesta. El avance neoliberal ha producido la urgencia de preservar los derechos individuales.

Los "clásicos" reclamos de seguridad jurídica individual, de libre elección sexual y de peticionar ante las autoridades, reaparecen bajo distintas formas y se cruzan con los reclamos por los derechos sociales y económicos básicos. Esto hace necesario la redefinición teórica de los mecanismos para obtener consenso, de la noción de espacio público y de las prácticas discursivas de la voluntad colectiva en contextos de exclusión e invisibilidad social.



Finalmente estas dos consecuencias involucran una necesaria revisión sobre el rol de los movimientos sociales y el lugar que la "agenda" de los mismos ocupa en la constitución de una sociedad de la exclusión cada vez más "globalizada" y más particularmente fragmentada . Lo que trae aparejado la necesidad de revisar las consecuencias que dichos movimientos tienen para un análisis de la planetarización.

1.12.10 Multiculturalismo, contextos locales y teoría crítica Multiculturalidad y pluriculturalidadPágina 39

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Ahora bien, ¿por qué estos tópicos pueden colaborar en la construcción de una teoría social multicultural?. Para entenderlo hay que partir de la explicitación de los siguientes supuestos que están en la base de una teoría social sensible al fenómeno multiculturalista: 

Si bien la discusión sobre el multiculturalismo como tópico sensitivo en los países "más desarrollados" es relativamente reciente, la temática tiene una historia muy larga y rica en desarrollos teóricos en América Latina.

Por lo tanto, se debería incorporar la historia de un grupo de teorías que dieron cuenta de estos fenómenos, como condición crítica necesaria para pensar el fenómeno en su dimensión actual.

Un ejemplo de esto es la utilización en el debate norteamericano de teorías latinoamericanas, como la pedagogía de Paulo Freire, que deberían ser abordadas como un factor genealógico fundamental de la discusión. 

Si bien los contextos son radicalmente diferentes y posiblemente los contenidos teóricos adquieran un significado distinto, los problemas analizados por años en nuestro contexto local se dirigían por medios diversos a dar cuenta de temáticas tales como:



La importancia de aceptar la diferencia ante la presencia del Otro,



La necesidad de pensar una teoría social que partiera del escenario de la desigualdad tomando en cuenta las visiones de mundo que esto implicaba,



La urgencia de pensar caminos colectivos para analizar y transformar la realidad social en una búsqueda de conocimiento grupal y la importancia de incorporar a la investigación social la discusión crítica de los valores en ella implícita.

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UNIVERSIDAD NACIONAL MAYOR DE SAN MARCOS (Universidad del Perú, Decana de América) El último supuesto se refiere a la potencial y efectiva comunicación entre las problemáticas del norte y del sur, (más allá de que no sea solo norte o sur).

La planetarización de la información acompaña los millones de diferentes que se desplazan por el mundo, pero también ellos portan su problemática local en su viaje. Lo que hace necesario que una teoría social sensible al multiculturalismo sea construida multiculturalmente y para ello hay que estar atento a lo que nos pueden enseñar los problemas locales y sus portadores.

1.12.11 Construcción multicultural de la teoría social

Una vez establecidos estos supuestos se puede afirmar que las problemáticas que aquí se han señalado colaboran para la construcción de una teoría social sensible al multiculturalismo, al menos por las siguientes razones: 

Por que develan lo que hay oculto en el tratamiento de la pobreza sólo como un problema económico.

Por supuesto que no es posible argüir que la desigualdad material no es "el" centro de toda reflexión sobre la pobreza.

Pero las demandas de subjetividad nos hacen pensar en la constitución paulatina de nuevas-viejas formas de dominación y exclusión que no aparecen con el tratamiento estándar y que nos desplazan a las temáticas de la constitución de la identidad personal en contextos de exclusión.

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Es justamente, el pensar desde y con el sujeto excluido lo que permitiría aportar para una teoría de la relación entre los otros, nosotros y ellos una base multicultural para la construcción de una imagen de sujeto no disminuida en términos de la hegemonía de una sola forma de racionalidad. 

Los nuevos espacios públicos y la aparición de practicas políticas novedosas que están por detrás de las nuevas formas de protestas nos conducen a pensar a la política desde la pluralidad de voces.

Estas protestas envían el mensaje de prácticas acotadas y particulares en tanto mecanismos para la formación discursiva de la voluntad colectiva. Esto nos da pista para una teoría social multicultural al menos en dos direcciones: 

La primera de carácter teórico- metodológico, es que introducen caminos nuevos en orden a explorar una "pragmática" de la representación de voces múltiples y;



De orden más filosófico político es que permiten observar la constitución práctica de los llamados "derechos difusos" a través de los citados mecanismos.

Se podría continuar con otros tipos de reflexiones que se siguen del análisis critico del contexto latinoamericano, pero en orden a la brevedad, las que se han realizado son suficientes para mostrar lo que se ha querido sostener, resta ahora llevar adelante la discusión de la pretensiones de validez de nuestras afirmaciones en un contexto multicultural.

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II.PLURICULTURALIDA D

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2.1 ¿Qué es pluriculturalidad?

La interculturalidad, por definición es contacto, relación entre culturas. A lo largo de la historia, las relaciones se han basado en la comunicación, el intercambio, ya sea comercial, de ideas o de personas. Las culturas son flexibles, fluidas, mutables y cambiantes, no esencias eternas, idénticas así mismas desde tiempos inmemorables. La instauración reciente del estado-nación se ha basado en la exclusión y eliminación de las diferencias culturales tradicionales en su interior, la uniformización y la imposición de una serie de ideas consideradas de carácter nacional.

Pluriculturalidad es un concepto relativamente nuevo en nuestro idioma y que se emplea para dar cuenta de la variedad de culturas que se encuentra presentes en una comunidad, en una nación, en un grupo, entre otros. En tanto, el concepto es mayormente empleado a instancias de referirse a aquellos lugares geográficos en los que se unen y conviven de manera

armoniosa

diversas

costumbres

y

tradiciones

culturales que

fueron

oportunamente desarrolladas por diferentes etnias. La pluriculturalidad se refiere a la interacción entre culturas, de una forma respetuosa, donde se concibe que ningún grupo cultural esté por encima del otro, favoreciendo en todo momento la integración y convivencia entre culturas. En las relaciones interculturales se establece una relación basada en el respeto a la diversidad y el Multiculturalidad y pluriculturalidadPágina 44

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enriquecimiento mutuo. Sin embargo, no es un proceso exento de conflictos, pero estos se resuelven mediante el respeto, el diálogo, la escucha mutua, la concertación y la sinergia. Es importante aclarar que la interculturalidad no se ocupa tan solo de la interacción que ocurre, por ejemplo, entre un chino y un boliviano, sino además la que sucede entre un hombre y una mujer, un niño y un anciano, un rico y un pobre, un marxista

y

un

liberal,

etc.

Toda cultura es pluricultural, ya que se forma y se ha formado a través del contacto de distintas comunidades. En nuestro país la cultura es pluricultural porque se ha formado primordialmente del contacto de la cultura indígena con la cultura occidental creando un mestizaje cultural. Muchas de las manifestaciones culturales de nuestros tiempos tuvieron su origen en comunidades que hoy en día se les considera distintas. Por ello al ser la pluriculturalidad parte de la cultura de una comunidad y la identidad reflejo de la cultura del mismo, ambas están en relación directa. La pluriculturalidad es el rasgo característico de las culturas modernas actuales. Una cultura no evoluciona si no es a través del contacto con otras culturas. Pero los contactos entre culturas pueden tener características muy

diversas.

Mientras que el concepto ‘pluricultural’ sirve para caracterizar una situación, la ‘interculturalidad’ describe una relación entre culturas. Aunque, de hecho, hablar de relación intercultural es una redundancia, quizás necesaria, porque la interculturalidad implica, por definición, interacción.

A esta interacción cabría añadir, tal vez, que a través de las lenguas proyectamos un comportamiento intercultural que también debería implicar un compromiso en la acción intercultural.

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CONCLUSIONES

 Un multiculturalismo proactivo nos invita a conciliar la afirmación de la diferencia con la igualdad de oportunidades de los distintos grupos e identidades culturales que recorren el tejido social. Esta invitación nos desafía, a la vez, a combinar múltiples campos de acción política, y de diseño y aplicación de políticas. Los foros, convenios y tratados internacionales, así como las constituciones dentro de los países, constituyen una base jurídico-política desde la cual se puede avanzar en esta dirección. Pero si la propia sociedad civil y los sistemas políticos no se movilizan con imaginación e iniciativa, dicha base puede confinarse a letra muerta. Por otro lado la globalización, tanto económica como comunicacional, va nutriendo a las sociedades nacionales con una diversidad creciente de identidades y proyectos colectivos, lo que provoca riesgos, conflictos y promesas. Y el tiempo apremia si queremos se trata de inclinar la balanza hacia el lado de las promesas.  DIFERENCIAS

ENTRE

MULTICULTURALISMO

Y

PLURICULTURALISMO:

-

Multiculturalidad: designar la coexistencia de diferentes culturas en el seno de una misma entidad política territorial. Puede tener, asimismo, un sentido prescriptivo o normativo y designar diferentes políticas voluntaristas. El término surgió inicialmente en el mundo angloamericano – como un modelo de política pública y como una filosofía o pensamiento social de reacción frente a la uniformización cultural en tiempos de globalización.

-

Pluriculturalidad: Se refiere a la interacción entre culturas, de una forma respetuosa, donde se concibe que ningún grupo cultural esté por encima del otro, favoreciendo en todo momento la integración y convivencia entre culturas. En

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UNIVERSIDAD NACIONAL MAYOR DE SAN MARCOS (Universidad del Perú, Decana de América) las relaciones interculturales se establece una relación basada en el respeto a la diversidad y el enriquecimiento mutuo. Sin embargo, no es un proceso exento de conflictos, pero estos se resuelven mediante el respeto, el diálogo, la escucha mutua, la concertación y la sinergia. Es importante aclarar que la interculturalidad no se ocupa tan solo de la interacción que ocurre, por ejemplo, entre un chino y un boliviano, sino además la que sucede entre un hombre y una mujer, un niño y un anciano, un rico y un pobre, un marxista y un liberal, etc.



ALGUNOS ASPECTOS DEL MULTICULTURALISMO SON:

-

Respeto y aceptación de todas las culturas. Derecho a la diferencia y a la organización de la sociedad.

-

Igualdad de oportunidades y de trato. Apertura de espacios de participación en la vía pública y social de los individuos y grupos de diversas culturas.

 EN UN ESTADO MULTICULTURAL SE DEBE:

-

Reconocer y aceptar la existencia del otro. Respetar la dignidad y los derechos de los diversos grupos culturales,

-

lo que supone reconocer la igualdad en dichos términos. Garantizar la inclusión de todos los colectivos culturales en el desarrollo de la nación. Esto implica su participación en la toma de decisiones en todos los ámbitos. Rechazar toda forma de desigualdad, exclusión y opresión, y eliminar

-

la discriminación y marginación. La multiculturalidad alude también a la cohesión social. Así, el Estado multicultural debe garantizar el fortalecimiento de los vínculos comunitarios mediante estatutos legales y administrativos que protejan alas distintas culturas que conviven en un territorio.

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 Hablar de multiculturalidad en un país como el nuestro es muy difícil y a la vez grandemente complejo. La enorme diversidad de culturas existentes en nuestro medio - debido a la existencia de diferentes grupos étnicos- así como las diferentes lenguas y realidades de extrema complejidad, son producto del mestizaje que se ha desarrollado dentro del proceso histórico del Perú. Según los historiadores, el Perú no ha logrado consolidar su identidad ni menos formarse incluso como una nación auténtica. La razón se encuentra en las profundas diferencias y desigualdades sociales producidas a través de la historia. El imperio del Tawantinsuyo presentaba ya una serie de contradicciones sociales debido a las relaciones de dominación entre los Incas y los pueblos sojuzgados. La dominación española acrecentó estas diferencias sociales, las cuales propiciaron la aparición de una nación de blancos y otra de indios. Dentro del grupo dominado existen nuevas divisiones sociales, tales como los mestizos, los indios, los negros y las etnias amazónicas. Ante estos hechos existe un reto, conservar las culturas ancestrales que han sobrevivido a la dominación española o dejar que la globalización las anule por completo. En muchos casos lo que se globaliza son los elementos de la cultura dominante, no de la dominada, más aún aquello tiende a desaparecer. Es por ello que es importante generar la identidad nacional, reconociendo y valorando la multiculturalidad existente. Aquello deberá servir para proyectarnos al mundo, globalizando nuestra cultura y no condenándola a la extinción.

BIBLIOGRAFÍA Y WEBGRAFÍA 1.

Introducción. https://marinabugella.files.wordpress.com/2006/12/multiculturalid ad.pdf

2.

Definición http://www.une.edu.pe/dev/Multiculturalidad.pdf

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antropológica.

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3.

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Definición

de

multiculturalidad.

http://universitarios.universia.es/voluntariado/multiculturalidad/qu e-es-multiculturalidad/ 4.

Aspectos

de

la

multiculturalidad.

http://lorefilosofia.aprenderapensar.net/2011/11/21/multiculturalid ad/ 5.

Problemas

con

la

multiculturalidad.

http://www.revistalafactoria.eu/articulo.php?id=131 6.

Aspectos

de

un

Estado

multicultural.

http://lorefilosofia.aprenderapensar.net/2011/11/21/multiculturalid ad/ 7.

Definición

de

pluriculturalidad.

http://www.ugr.es/~ftsaez/aspectos/reflexiones.pdf 8.

De

la

multiculturalidad

a

la

interculturalidad.

9.

http://pedagogia.fcep.urv.es/revistaut/revistes/juny05/article04.pdf Definición de pluriculturalidad. http://hekademos.com/hekademos/media/articulos/11/07.pdf

10. Diferencia

entre

multiculturalidad

y

pluriculturalidad.

https://benycarmona.wordpress.com/2013/02/18/diferenciasentre-cultura-multiculturalidad-y-pluriculturalidad/c

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ANEXOS LECTURA ¿Existe identidad nacional en el Perú? ¿En qué se basa la "peruanidad"? Eduardo Arroyo Dicen las malas lenguas que al peruano le falta identidad nacional. Es un craso error porque todo ser humano como toda colectividad define siempre un modo de ser, un modo de pensar, de comportarse. No hay ser humano ni colectividad nacional sin rasgos propios, originales. Todo lo existente perfila, pues, una identidad. Tal vez lo correcto sea decir que la identidad es sólida o débil, feble, ambigua, malaguosa o fuerte. ¿A quién le falta identidad nacional en el Perú? Si entendemos ésta como el arraigo de nuestras raíces, historia, valores, la experiencia peruana revela a una sociedad, más bien, de identidades fuertes. ¿Podrá alguien decir que nuestros paisanos, los qosqorunas (Cuzco) no son claros y meridianos en su modo de ser? Si hasta el centro, el ombligo del mundo se sienten. ¿Habrá alguien tan miope que no encuentre solidez en los aymaras, los hombres de bronce? ¿Y qué decir de los huancas como de nuestros paisanos de Ayacucho o de Huancavelica, seguros de lo suyo pero desamparados tantas veces en nuestra historia patria? ¿Puede alguien ser tan despistado que encuentre falta de carácter, de temperamento nacional en nuestros campesinos cocaleros? Y si cambiamos de región, ¿acaso los chiclayanos, los piuranos, los tumbesinos, los huaracinos, los trujillanos o los hombres y mujeres de Iquitos no están escribiendo en los últimos tiempos y desde siempre páginas de lucha, de dignidad, de amor al terruño, a lo propio? Ni hablemos de los nacidos en la denominada República de Arequipa, los que a partir de su entronque histórico con el Cuzco y Puno configuraron hace varios siglos una región semi-independiente poco ligada a la capital, con mucha autonomía, circuitos comerciales propios, hasta tren regional y salida comercial hacia Bolivia como lo podemos encontrar en valiosos ensayos de Tito Flores Galindo y Baltaco Caravedo Molinari. Destaca además el orgullo de los chalacos y de todos los regionalismos. ¿Cómo ha podido difundirse esa monserga de falta de identidad del peruano cuando encontramos un tremendo potencial identitario? Lo que pasa es que la llamada identidad nacional no es una sumatoria de identidades múltiples. Sumando identidades regionales fuertes no resulta una identidad nacional fuerte, menos en un país que se caracteriza por tener una composición étnica muy heterogénea. ¿No serán los estamentos criollos los que no viven identificados con la historia patria y sus valores nacionales? Porque que sepamos son ellos los que han gobernado nuestro país desde el grito libertario y han dado escasas muestras de solidez en sus proyectos políticos, en sus plataformas gubernamentales. ¿Dónde pues la debilidad, la falta no de identidad sino de patriotismo, de amor por lo nuestro y la venta fácil de nuestros recursos a los extranjeros? ¿Acaso no es desde Lima desde donde se ha dirigido el Perú a partir de 1532 y posteriormente a partir de 1821? Tal vez en la regionalización y en el incipiente proceso de descentralización, se encuentre el camino para sacar adelante el país con su unidad y diversidad simultáneas.

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