Melanie Klein

MELANIE KLEIN 1882-1960 Biografía  Nació en Viena en el año 1882 y falleció en el año 1960  Fue una importante p

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MELANIE KLEIN

1882-1960

Biografía 

Nació en Viena en el año 1882 y falleció en el año 1960



Fue una importante psicoanalista austriaca pionera en el Psicoanálisis de Niños.

Influencias teóricas 

Sándor Ferenczi



Karl Abraham



Sigmund Freud



Desarrolló sus terapias a través del juego



El modo en que los niños emplean sus juguetes revela las fantasías y las ansiedades precoces, a una edad en la que el acercamiento a través de la palabra, (como en el psicoanálisis de adultos) era imposible.



La figura más representativa de la llamada "escuela inglesa".



De fundamental importancia en la comprensión de ciertos fenómenos psicopatológicos



Aplicación de la técnica al tratamiento de las psicosis.



Análisis del juego en la situación terapéutica, y la reconstrucción psicoanalítica de las primeras relaciones objetales a través del análisis de la transferencia



Antedata la constitución del Yo y SuperYo.



A diferencia de lo postulado por Freud, su trabajo con niños la impulsó a afirmar que existen rudimentos del Yo y del Super-Yo desde el comienzo mismo de la vida.



Esto la condujo a una visión del desarrollo precoz que difiere bastante del pensamiento analítico clásico



En esta óptica se destacan sus postulados sobre una posición esquizoparanoide -entre uno y tres o cuatro meses-, y una posición depresiva -de cinco a seis meses en adelante-

CONCEPTOS FUNDAMENTALES

Trauma de nacimiento 

Según ella, al principio de la vida postnatal, el lactante experimenta angustia de orígenes internos y externos.



Sostiene que la acción interna del instinto de muerte produce el temor al aniquilamiento, y que esto es la causa primera de angustia persecutoria.



La primera causa externa de angustia puede hallarse en la experiencia de nacimiento.

M. Klein en su libro Desarrollos en psicoanálisis nos dice: 

"Parecería como que el dolor e incomodidad sufridos por él (refiriéndose al niño en el momento del nacimiento), así como la pérdida del estado intra-uterino, fueran sentidos como un ataque de fuerzas hostiles, es decir, como persecución. Por lo tanto, la angustia persecutoria entra desde un principio en la relación del lactante con los objetos, en la medida en que está expuesto a privaciones."'



"Sin embargo, aún durante el estadio primitivo la angustia persecutoria es en cierta medida contrarrestada por la relación del lactante con el pecho bueno"



"La gratificación y amor que el lactante experimenta en esas situaciones ayudan a contrarrestar la angustia persecutoria y aún los sentimientos de pérdida y persecución despertados por la experiencia del nacimiento,"

Objetos internos 

Para cada impulso instintivo (pulsional) existe -ya desde el nacimiento- una fantasía inconsciente de un objeto tal que corresponda a su satisfacción.



No es necesario que el bebé tenga una experiencia previa de objetos pues, por definición, las pulsiones mismas son buscadoras de objetos.



No existe, por lo tanto, una fase de narcisismo anobjetal.



Afirma que los primeros objetos ofrecidos a las pulsiones para su descarga no son reales, sino fantásticos



Estas fantasías innatas, también llamadas "objetos internos", no son una actividad del Ello: son producidas por el Yo, y resultan una expresión mental de las necesidades biológicas, por mediación del Yo.



Mayor grado de organización yoica que el que Freud concebía.



El Yo, aunque poco organizado al principio, es capaz desde entonces de sentir ansiedad, utilizar mecanismos de defensa, y establecer relaciones objetales primitivas, en la fantasía y en la realidad

Posición esquizoparanoide 

El Yo existe desde el comienzo de la vida, y es capaz de sentir ansiedad.



Lo que no puede ser soportado es la manifestación en la vida psíquica de la pulsión de muerte (que es la fuerza innata que tiende al regreso a la no-vida).



Su percepción amenazaría las tendencias a la integración del Yo.



Debe ser "derivada" hacia afuera del aparato psíquico, parcialmente como tal, y parcialmente convertida en agresión.



El Yo tiene entonces que defenderse de la pulsión de muerte, y con este fin utiliza diversos mecanismos de defensa que son más primitivos que los descritos por Freud.



A ellos recurre el Yo para defenderse en los momentos de mayor ansiedad, aquellos en los que se ve sometido a experiencias de privación o frustración de los objetos satisfactorios.

Mecanismos de defensa 

Los principales mecanismos defensivos postulados por Klein son la introyección, la proyección y la escisión.



La introyección es el proceso por el cual un objeto que es vivido como satisfactorio se incorpora fantásticamente al aparato psíquico, según un modelo parecido al de la incorporación de alimentos.



De esta forma el Yo cree que el "objeto bueno" es parte de sí y no sufre tanto la privación.



Supone un objeto que se fantasea incorporado como tal en el interior del aparato psíquico.



La proyección consiste en arrojar fantásticamente fuera de la personalidad los objetos o los sentimientos penosos relacionados con experiencias de frustración intensa que se vivencían como displacenteras.



La escisión consiste en separar los objetos del mundo de tal manera que algunos poseen todo lo bueno (el objeto ideal), y otros en cambio todo lo malo (el objeto persecutorio).



En el proceso de escindir el mundo, el Yo también se escinde, conformando un Yo-bueno, en relación con el objeto ideal, y un Yo-malo, que es negado y proyectado en el objeto persecutorio.



Klein define el funcionamiento psíquico que se establece durante esta fase como posición esquizoparanoide, la cual abarcaría los primeros seis meses de vida, aunque nunca desaparecería del todo.



En estos meses las relaciones objetales están marcadas por los procesos de escisión y la ansiedad predominante es la paranoide, que resulta del temor a los objetos persecutorios.



En un principio el Yo se relaciona con objetos fantásticos, que son los objetos internos fantaseados por el Yo.



Estos objetos son además parciales, es decir, no son personas totales sino "partes" que satisfacen una u otra necesidad.



La experiencia de la realidad modifica la fantasía innata, y ésta condiciona la percepción de la realidad.



La necesidad de gratificación induce entonces al bebé, en estos primeros momentos, a fantasear un objeto bueno que encuentra su correlato real en las buenas experiencias del maternaje (el pecho bueno).



El bebé intenta entonces introyectar el pecho bueno como si fuera propio, lo cual fortalece la sensación de seguridad del Yo.



En cambio las experiencias de privación lo aterrorizan pues se siente absolutamente indefenso y a merced de la pulsión de muerte.



Ésta, que no puede ser tolerada como tal en el aparato psíquico, se proyecta entonces sobre un objeto.



De esta manera el miedo frente a aquella pulsión se transforma en miedo a un perseguidor (el pecho malo), que encuentra su correlato real en las experiencias eventuales de privación del cuidado materno.



El bebé vivencia el mismo objeto-pecho como si fueran dos, distintos y parciales (escisión).



Por un lado, se relaciona con un pecho ideal que lo gratifica, y al que desea introyectar para fortalecer su Yo.



Por otro, existe para él un pecho persecutorio, en el que proyecta sus propios sentimientos agresivos generados por la experiencia de la frustración.



Ello a su vez le produce temor y ansiedad paranoide (persecutoria).



El objeto persecutorio a veces se fragmenta, dando lugar a numerosos "perseguidores".



A veces se puede proyectar el objeto bueno para preservarlo de lo que se vive como abrumadora maldad interna.



Se puede introyectar el objeto malo para identificarse con él y evitar así el castigo, en una especie de primitiva identificación con el agresor.



También se puede introyectar el objeto malo sin identificarse con él, lo cual representa el origen de posibles temores hipocondríacos.



La posición esquizo-paranoide se caracteriza por el hecho de que el bebé no reconoce personas, sino que se relaciona con objetos parciales, y por el predominio de la ansiedad paranoide y de procesos de escisión

Psicopatología y salud 

Las buenas experiencias tenderán a fortalecer la sensación de estabilidad y de poder del objeto bueno, y por ende del Yo que se relaciona con aquel.



Esto favorecerá los procesos de introyección del objeto bueno, con el consiguiente fortalecimiento del Yo.



Habrá entonces menos necesidad de proyectar la agresión, ahora mejor tolerada gracias a la confianza en que al final predominarán las buenas experiencias y el objeto bueno.



Con la disminución de la proyección, y de la escisión, el Yo no malgasta sus energías, fortaleciéndose más aún.



Por el contrario, las experiencias de privación intensa confirmarán la creencia en el poder del objeto persecutorio, aumentando la indefensión del Yo y la consecuente agresión, nuevamente proyectada.



Esto supone un círculo vicioso que empobrece al Yo, obligándolo a hacer uso masivo de sus mecanismos de defensa a fin de aliviar la ansiedad, así como privándolo de energía para su desarrollo.

Posición depresiva 

El mismo objeto es a la vez la fuente de lo bueno (la gratificación) y de lo malo (la frustración o la privación).



El Yo se transforma en un Yo total, que incluye sus aspectos buenos y malos, sus pulsiones libidinales y agresivas.



El reconocimiento de la madre como objeto total marca el comienzo de la posición depresiva, caracterizada por la relación con objetos totales, y por el predominio de integración, ambivalencia, ansiedad depresiva y culpa



. El reconocimiento de la madre como objeto total, independiente de sí, a consecuencia del predominio de la integración, implica aceptar que ella es un individuo con una vida propia, y que tiene relaciones con otras personas que no son el bebé.



Implica también percibirse a sí mismo como individuo único, separado de la madre



Esta es la fuente de sensaciones de desamparo y celos, tanto como del temor a perder el amor de la madre.



El bebé siente entonces ambivalentemente respecto de ésta, pues ahora la percibe como la fuente, no sólo de sus gratificaciones, sino también de sus frustraciones



La ansiedad propia de esta posición (ansiedad depresiva) resulta del temor a que los propios impulsos destructivos, antes dirigidos a un fantástico "objeto malo" distinto de la madre, dañen ahora al objeto del cual se depende totalmente.



Cuando se ve expuesto a situaciones de privación el bebé siente impulsos agresivos hacia la misma madre a quien ahora reconoce como la fuente de la gratificación.



El bebé siente fantásticamente que dichos impulsos son capaces de dañarla



La experiencia de depresión moviliza en el bebé el deseo de separar al objeto de los objetos destruidos.



El conflicto depresivo es una lucha contra la destructividad del bebé, y sus impulsos amorosos y reparatorios.

Psicopatología y salud 

Predominio de situaciones de cuidado y gratificación materna, capaces de desmentir los temores de haberla destruido tanto a ella como a su amor.



Gradualmente el Yo, fortalecido por la introyección del objeto total y la integración, encuentra nuevos recursos para influir sobre la realidad externa, con lo que los mecanismos de defensa más primitivos son reemplazados por los que Freud había descrito, especialmente la represión.



A la vez la integración favorece el perfeccionamiento del sentido de realidad.



La calidad preponderantemente negativa de los estímulos ambientales puede interactuar con las fantasías del bebé.



Cuando la realidad externa desmiente las fantasías reparatorias del Yo, y predominan las experiencias que parecen confirmar el poder de sus fantasías destructivas, el Yo pierde la confianza en su capacidad de reparar interna y externamente los objetos buenos.



De manera que el pequeño vive con el temor de haberlos destruido.



Por lo tanto el sentido de realidad se debilita, y el desarrollo del Yo se empobrece

Segal, sobre el pensamiento kleiniano: 

"En un sentido la posición esquizo-paranoide y la depresiva son fases del desarrollo. Podrían considerarse subdivisiones de la etapa oral, ocupando la primera los tres o cuatro primeros meses y siendo seguida por la última en la segunda mitad del primer año de vida (...) Pero Melanie Klein eligió el término posición para destacar que el fenómeno que estaba describiendo no era simplemente una etapa o fase transitoria, como por ejemplo la etapa oral…



… Posíción implica una configuración específica de relaciones objetales, ansiedades y defensas persistente a lo largo de toda la vida. La posición depresiva nunca llega a reemplazar por completo a la esquizoparanoide; la integración lograda nunca es total, y las defensas contra el conflicto depresivo producen regresión a fenómenos esquizoparanoides, de modo que el individuo puede oscilar siempre entre ambas posiciones (...) La forma de integración de las relaciones objetales durante la posición depresiva queda como base de la estructura de la personalidad".