Maltrato Animal

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“Año de la consolidación del mar de Grau” UNIVERSIDAD NACIONAL MAYOR DE SAN MARCOS UNMSM (Universidad del Perú, Decana de América) FACULTAD DE PSICOLOGÍA

Ensayo nº 2: El Maltrato Animal

Curso: Psicología de la Violencia

Profesor: Arenas Iparraguirre, Carlos

Alumno: Vargas Mariscal, Emerson Airton

Lima – Perú 2016

El Maltrato Animal A lo largo de la historia, el hombre se ha servido de un sinnúmero de especies animales para facilitarse la vida en muchos aspectos, alimentación, vestimenta, fuerza de trabajo, etc. Es gracias a la domesticación, iniciada con el perro, que el hombre afianza estos lazos, pero lejos de mostrarse agradecido por todo lo que ha podido obtener gracias a ellos, ha optado por abusar de los animales, no solo de los domésticos, sino también ha expandido estas conductas hacia animales silvestres. Estos actos aberrantes dicen mucho de la sociedad actual, no solo de nuestro país sino en general, ya que este fenómeno está presente tanto en países en vías de desarrollo como en los denominados desarrollados. Estas conductas reflejan el retraso moral de la especie humana, y lejos de dedicarnos a simplemente observarla, deberíamos preocuparnos en tomar medidas, ya sea para su prevención o su erradicación. El maltrato animal es toda aquella acción o comportamiento que menoscaba la vida de los animales causándoles dolor o estrés innecesarios y se da no solo en el ámbito industrial, sino también con los animales de compañía. Algunas prácticas son formas de maltrato directo y van desde la falta de cuidados básicos, la privación de alimentos, descuido sanitario, tortura, mutilamiento, hasta el abandono y la muerte consecuente, además del maltrato físico directo y el asesinato; el maltrato indirecto viene a ser cuando se es testigo de todos estos actos antes mencionados o se muestra apoyo hacia estos. Los animales domésticos al estar acostumbrados al hombre, a que este sea su único proveedor, se ven restringidos en muchos aspectos y muchas veces son quienes, por mala suerte, resultan víctimas del hombre. Por ejemplo el perro, quien a pesar de ser considerado como el mejor amigo del hombre, en la práctica está muy lejos de serlo, muchas veces es utilizado como un objeto u herramienta mediante la cual el hombre busca lucrar: cuando es de raza pura, es utilizado como una máquina reproductora cuyas crías serán vendidas a precios relativamente altos dejando de lado la salud integral del progenitor; es utilizado como máquina de pelea, como es conocido en los perros de raza pitbull que desde temprana edad son entrenados con este fin y luchan hasta la muerte; son utilizados como máquinas de caza, como los galgos en España que luego de las temporadas de caza y haber alcanzado su “vida útil” son desechados cual objetos en

tachos de basura, algunos son asesinados y otros simplemente abandonados en las calles a su suerte. En nuestra sociedad, es sabido que el número de animales en abandono es relativamente alto, en todas las calles de la ciudad podemos encontrar o cruzarnos con al menos un perro sin abrigo que quizás fue abandonado porque su dueño se aburrió de él y lo abandonó, se mudó a un lugar reducido en espacio o en donde no se admiten perros, o falleció y quienes deberían hacerse cargo de él, le dan la espalda, y que sufre ahora las consecuencias de decisiones irresponsables que le traen como consecuencia la falta de alimento, agua, etc. O a veces vemos a perros en los techos de las viviendas, una práctica muy expandida y hasta aceptada socialmente al parecer, expuestos a la intemperie padeciendo las inclemencias del clima. Es tanta la irresponsabilidad del hombre que por no anticiparse a los instintos reproductivos de sus mascotas, mediante la esterilización, abandonan a las crías de estas en una caja en algún parque cercano a sus viviendas, librándose de una responsabilidad que deberían aceptar y esperando que algún buen samaritano se apiade de estas y las lleve a casa o sino que estas se valgan por sí mismas, y si mueren, pues, “allá ellas”. Saliendo un poco del ámbito doméstico, se puede observar la realidad en la que viven algunos animales pertenecientes a la industria alimentaria, sin importar el fin al que están predestinados; estos animales son muchas veces hacinados para incrementar la producción y márgenes económicos de ganancia para las empresas dedicadas a este rubro; además, muchas veces sus muertes son violentas y hasta agonizantes, hecho innecesario; existen videos en la red que demuestran estas penosas y crueles condiciones y prácticas a los que son sometidos, aparte del hacinamiento ya mencionado, algunos son muertos a patadas, pisoteados, expuestos a condiciones de salubridad inaceptables, etc. Alejándonos un poco más, pero dentro aún del ámbito industrial, podemos observar la realidad concerniente al mercado de pieles, algunos animales son despellejados vivos y son dejados a morir de manera agonizante, lo peor es que no solamente se utilizan animales criados para este fin, como las granjas de zorros, sino que también se lucra con animales como las focas, que son muertas a palos para obtener sus pieles; en el caso de la industria textil, antes se solía arrancar manualmente de las ovejas, ahora felizmente existe la trasquilación por máquinas; pero para algunos

animales, como los conejos o gansos, esta situación no ha cambiado mucho, sus pelos y plumas son arrancados manualmente para la fabricación de prendas y para los rellenos de almohadas, pero en algunos países, el ganso corre con un poco más de suerte ya que se espera que sus plumas se desprendan de forma natural para proceder a su uso y no causarles daño físico alguno. Están también animales utilizados para el entretenimiento, si bien se mencionó a los perros como unas de las víctimas en las actividades de caza, ahora, en el otro lado de la moneda, tenemos a los zorros, que son el objetivo de la caza, sea por su piel o como trofeo, con sus crías, evidentemente en desventaja, se entrenan a los perros para su persecución. En los circos, ampliamente denunciados por sus prácticas de “entrenamiento” para con sus animales y el estado pésimo de salud de estos, se prohibió, en la mayoría de países, la utilización de animales para fines de entretenimiento. Otros espectáculos, como las peleas de gallos, de perros y la tauromaquia constituyen formas de maltrato hacia los animales con el fin de entretener al hombre so pretexto de tradiciones culturales. En última instancia tenemos a aquellos animales víctimas de la experimentación, también es sabido que grandes empresas de cosméticos prueban o “testean” sus productos en animales: conejos, monos, etc. dejándoles lesiones e infecciones cutáneas. Las grandes tabacaleras hacen lo propio obligando a algunos animales a fumar o inhalar el humo para estudiar las consecuencias que tendría el consumo del tabaco en el ser humano, se suelen utilizar perros y conejos; además, existe otro proceso llamado vivisección, el cual consiste en la “disección” de un animal vivo, para hacer estudios o investigaciones, hecho que se suscita cada año en nuestra casa de estudios con ranas y cuyes para el estudio del sistema nervioso existiendo opciones que dejarían a los animales fuera de todo esto. Visto todo lo antes expuesto, la situación, a mi parecer, es más alarmante de lo previsto, pero ¿por qué es que las personas tienen tendencia hacia el maltrato de los animales? Mucho influye el aprendizaje de las conductas agresivas o violentas que se mantienen en la sociedad, el animal es visto como un objeto o una cosa insensible y por ende el maltrato del que son víctimas estaría justificado ya que no sería algo inmoral, si los padres maltratan a su mascota, es muy probable que el hijo también lo haga cuando tenga la suya por aprendizaje. Muchas investigaciones inciden en que los abusadores

fueron abusados de niños física o psicológicamente y por esto tienen tendencia a repetir y reproducir el maltrato del cual fueron víctimas, pero en este caso, hacia los animales. Quienes maltratan animales intencionadamente tienen compatibilidad con la personalidad psicópata que disfruta haciendo daño a los demás para sentirse mejor o más careciendo de remordimientos, ya que, como se explicó antes, la cosificación de los animales, o su tendencia cosificar a otros seres vivos, contribuye a esto, facilitándoles el poder violentarlas. Según Hellman y Blackman (1966), el maltrato animal forma parte de la triada psicopática conformada por la piromanía, el maltrato animal y la enuresis en niños. Es necesario, entonces, la intervención psicológica para estas personas; pero esto no es lo único que debe hacerse, también es indispensable la educación desde pequeños y la sensibilización ante estos casos de crueldad animal, todo esto muy aparte de la intervención familiar, ya que es aquí en donde se germinan, muchas veces, problemas relacionados con la violencia, ya sea hacia personas o hacia animales.