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LA SAL DE LA TIERRA

Jorge Sánchez Fernández

Dirección: Wim Wenders y Juliano Ribeiro Salgado. Documental. Francia, 2014. Duración: 109 minutos. “Un fotógrafo es, literalmente, alguien que dibuja con la luz. Alguien que escribe y reescribe el mundo con luces y sombras.” “Somos un animal muy feroz. Somos un animal terrible, nosotros, los humanos.” Sebastião Salgado Es un extraño camino el que recorre el artista. Inicia con sueños normales, con expectativas mundanas y poco a poco, por obra de la suerte o el destino, se convierte en aquella figura que será conocida y admirada por todos. Sebastião Salgado inició siendo un niño perdido, en un pueblo perdido de Brasil. Sus pretensiones, al ir creciendo, no eran realmente especiales; estudió economía y viajó a Francia por trabajo. Allí conoció a Lélia Wanick, su gran amor. Juntos emprendieron un camino y fue ella, y sigue siendo, su apoyo a la hora en que decidió dejar todo y convertirse en fotógrafo. Luz y sombra El mundo donde vivimos, aparentemente, permanece sumido en las sombras. Cada día nos sorprendemos más de los que somos capaces como especie. Sebastião Salgado sabía muy bien esto, por eso decidió retratar nuestra cara más visible, esa llena de dolor, mezquindad, tristeza. En La sal de la tierra, Win Wenders y Juliano Ribeiro Salgado nos cuentan la vida de un hombre, un padre, un fotógrafo que, contra todas las expectativas y sin saber nada de esa profesión, decidió conocer y mostrar cómo somos. El documental nos narra la vida del Salgado, nos muestra escuetamente sus primeros años de estudio y de inmediato nos sumerge en su verdadero ser. Al lado de Lélia Wanick, parte fundamental de su formación como artista, planearon los primeros viajes de Salgado. De allí salió el libro “Otras Américas”, donde Sebastião da a conocer esa otra cara de la

América Latina; un rostro menos visible pero más importante, el de aquellas tribus condenadas al olvido y que sólo su cámara rescató. “Otras Américas” fue un paso importante en la formación de Salgado, allí se vislumbra el germen de lo que sería más adelante su obra. Con sus posteriores libros queda en evidencia la persona detrás del objetivo y la especie delante de él. Sebastião Salgado viajó a los peores conflictos del siglo pasado. La hambruna, la sed, la desesperación quedan en evidencia en sus fotografías ¿cómo se puede continuar después de eso? ¿Merecemos vivir en este mundo? Esto parece preguntarnos Salgado con cada una de sus fotografías.

Muerte y Génesis El documental también nos muestra el lugar donde creció Sebastião. Una finca en Brasil, deforestada, sin vida, donde desde hace mucho no crece nada, sirve de metáfora para lo que estaba viviendo Salgado. Sus fotografías eran conocidas por todo el mundo, él era un artista consumado. Una persona que se había zambullido en las más oscuras aguas, un ser perdido en la sangre de la humanidad y nosotros caminábamos de su mano. Sin embargo, para Sebastião era suficiente. Después de tanta miseria humana no creía que tuviéramos salvación, y acaso esperaba que no la tuviéramos. Somos un animal terrible, nosotros, los humanos, dice en una parte del documental. La contraposición de la aridez del lugar donde creció Sebastião, con una especie humana, y un propio Salgado, árido se contrapone con la visión de lo que es ahora el “Instituto Terra”. Una vez fallecido el padre de Sebastião, Lélia y él se vieron en la situación de decidir qué hacer con toda esa tierra sin vida. Los recuerdos de Sebastião cuando era niño y la finca de su padre era un paraíso terrenal, impulsaron a Lélia a decidir reforestar. Paralelamente Sebastião emprendía su nuevo proyecto “Génesis”, que sería un canto a la vida. A medida que el “Instituto Terra” crecía, y lo que antes fue un árido y desolado terreno, poco a poco se convertía en una selva, Sebastião descubría un nuevo mundo. Éste no estaba lleno de dolor, era otra realidad más hermosa y que también habla de nosotros como especie. Así nació “Génesis”, una monumental obra donde se nos muestra las maravillas naturales de nuestro mundo. Junto con el “Instituto Terra”, estos proyectos le devolvieron la esperanza a un dolido Sebastião. Fue aquí donde se reencontró. Win Wenders y Juliano Ribeiro Salgado, utilizan de manera magistral esta contraposición para darnos un canto de esperanza y amor hacia la humanidad, a través de la fotografía de Salgado. El documental, y la obra de Sebastião, son una montaña rusa de emociones. Narrado de manera lírica; con reflexiones sobre nuestra condición de especie, capaz de las peores

atrocidades y las más profunda belleza. Es imposible no conmoverse y sentirse esperanzado al ver todo lo que somos capaces de lograr, cuando nos lo proponemos. Después de todo somos la sal de la tierra.