Los Valores y Actitudes Que Fundamentan La Vida en Sociedad

Los valores y actitudes que fundamentan la vida en sociedad Para vivir en sociedad es necesario respetar las normas de c

Views 51 Downloads 0 File size 405KB

Report DMCA / Copyright

DOWNLOAD FILE

Recommend stories

Citation preview

Los valores y actitudes que fundamentan la vida en sociedad Para vivir en sociedad es necesario respetar las normas de convivencia que nos permiten construir un universo compartido con las personas que nos rodean. Esas normas se construyen desde una cultura compartida y varían de unos lugares a otros dependiendo de los valores de cada comunidad. Vamos a reflexionar sobre ello. Muchas de las normas morales que seguimos en nuestra vida cotidiana están basadas en valores que tienen importancia para nosotros. Algunos filósofos y pedagogos, como Fernando González Lucini o Adela Cortina, que han analizado el tema de las normas, la ética y la educación en valores, nos dicen que las actitudes que tomamos responden a unas normas de conducta que decidimos seguir y que están guiadas por nuestros valores. Para comprender la relación entre normas, actitudes y valores, debemos comenzar por preguntarnos ¿Qué son los valores? ¿y las actitudes? Los valores y las normas El término ‘valor’ se refiere a cualidades que poseen ciertos objetos o determinadas acciones, gracias a las cuales son consideradas preferibles o más acordes con nuestros principios morales. Dice Adela Cortina que los valores son cualidades que nos permiten acondicionar el mundo, hacerlo habitable (Adela Cortina, 2000). De este modo, un valor es algo que ‘vale’ para nosotros. Y en ese sentido, Juan Delval explica que: Los valores suelen ser socialmente compartidos, aunque también pueden ser individuales y una persona puede valorar positivamente cosas que para sus conciudadanos carezcan de valor. (Juan Delval, 1994)

Cuento de la honestidad JUANITO Érase una vez un niño muy pobre que vivía con sus padres en una zona en las afueras de la ciudad. Juanito, que así se llamaba el niño, se iba todas las mañanas bien temprano al mercado de la ciudad, a tratar de buscar algo que hacer para que los comerciantes lo ayudaran con algunas cosas que le regalaban: frutas, hortalizas, verduras, con las cuales él contribuía a la economía hogareña, a pesar de que como era un niño era bien poco lo que podía conseguir. Un día, estando sentado frente a una tienda de frutas, vio a una anciana comprando algunas cosas, que echaba en una bolsa grande. Juanito se acercó a ella para tratar de ayudarla, pero la anciana, al verlo tan desarrapado, lo echó de su lado, porque temía que el niño le fuera a coger algunas frutas. Juanito no le hizo mucho caso, pensando que quizás la viejecita había tenido anteriormente algún tipo de experiencias desagradable, y se puso a mirar otras cosas. En eso la anciana se va y, como era muy viejita, echó su bolsa del dinero en la bolsa, y esta se cayó al suelo sin que se diera cuenta. Juanito corrió donde la bolsa había caído, y cuando la abrió ¡Cielos, allí había dinero como para que toda su familia comiera una semana! ¡Qué suerte!. ¿Y sabéis lo que hizo Juanito? Corrió donde la anciana que ya se iba del mercado, y ésta al verle de nuevo le dijo:- “Mira niño, ¡ya te dije que no quiero que me ayudes!”- “Señora, no es para eso, sino para devolverle esta bolsa que se cayó sin que usted se diera cuenta.”La anciana incrédula tomó la bolsa, miró dentro y exclamó:- “Que injusta he sido, un niño tan honesto y yo rechazándolo.” “Pero vamos, ven conmigo a mi casa, para que te de todo lo que necesites para ti

y

tu

familia.”

Y dicen que desde entonces todo el mundo en la vecindad llama a Juanito “el honrado”, por lo honesto que había sido en

su conducta.