Los Indios Del Brasil en 1500

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Ángela M. Suárez Orellano Historia de América Colonial Agosto 20 de 2015 Reseña de la lectura Hemming J., “Los indios del Brasil en 1500” en Bethell L. (Ed.), Historia de América Latina, 1. América Latina colonial: La América precolombina y la conquista, Ed. Crítica, Barcelona, pp. 99 - 120. La lectura hace un paneo descriptivo de la condición y modos de vida de los principales grupos amerindios que habitaban en el territorio del actual Brasil desde poco antes de la llegada de los españoles, hasta el siglo XVIII, estableciendo ocasionales contrastes con los grupos humanos actuales. Hacia 1500, momento en que llegan los primeros europeos al territorio brasileño, existían cuatro grandes familias lingüísticas: tupí, ge, caribe y arawak, esparcidas por las zonas habitables (no todo estaba poblado por las difíciles condiciones de vida). Un punto importante de este trabajo es el manejo de las fuentes sobre las cuales se construye. Para Hemming, solo las fuentes materiales son válidas para la escritura de la Historia (con lo cual descarta de entrada el recurso a fuentes orales), este tipo de fuentes serían, por ejemplo, documentos escritos, pero estas culturas no tenían escritura; otra posibilidad son los vestigios de objetos de uso común, que estos indígenas elaboraban con materiales degradables que tenían a mano como madera, lianas y hierbas. Por lo tanto, se ve forzado a recurrir a crónicas de misioneros, militares o “aventureros” europeos que hubiesen tenido algún contacto con estas tribus. Sin embargo, Hemming tiene la idea de que el “conservadurismo indígena” actúa como una especie de formol social que haría que las sociedades que no tuvieron contacto con los europeos o posteriores brasileños se hayan permanecido casi inmutables a pesar de los cuatro siglos que les han pasado. Me cuesta mucho creer en esta última afirmación. Pero a Hemming esto le permite hacer afirmaciones sobre los modos de vida y cultura de las sociedades del siglo XVI. En cuanto a las crónicas prefiere notoriamente las de autores no-portugueses, loando especialmente a los franceses Jean Léry y André Thevet, escritas entre 1556 y 1565. Escritos como los de estos autores - pero no exclusivamente - contribuyeron a difundir el imaginario del indígena bueno o noble. Imaginario del que Hemming parece no haberse distanciado mucho. Las características principales que sustentan este imaginario, unidas a la geografía tropical, son: la desnudez y la perfección física, la propiedad colectiva, “grupos tribales simples e igualitarios que vivían en perfecta armonía interna, pero obsesionados con las disputas intertribales.” (103) y luego completa diciendo que se pensaba que no tenían ley, rey ni fe. Posteriormente, Hemming nos brinda una caracterización social y cultural de las diversas tribus, haciendo las distinciones de rigor. En lo cultural, habla del uso de ornamentos (plumaje y pintura corporal) y la fabricación de recipientes en barro o cestos, a los cuales se refiere como “manifestaciones artísticas”, sin ánimo de menospreciar las creaciones indígenas, yo no puedo evitar preguntarme si al llamarlo así no está imponiendo un concepto occidental (arte) en un contexto que tiene otra concepción del mundo. Dentro de lo cultural también aborda otros dos temas importantes, la religión y la guerra. En el primer aspecto, hace una reivindicación de las cosmogonías amerindias, para quienes la vida natural estaba estrechamente unida y regida por la sobrenatural. Aunque no compartían las mismas creencias sí se pueden observar rasgos comunes como la función social del chamán, que interpretaba las señales sobrenaturales, curaba enfermos, y además recordaba las leyendas de los antepasados y aconsejaba en la toma de decisiones a partir de la interpretación de presagios o adivinación. Estos rasgos denotan en efecto una grado de religiosidad entre los indígenas que muchas veces fue aprovechado por los misioneros cristianos para “evangelizar”. Aunque ya sabemos que estos sincretismos no siempre - casi nunca - favorecieron la visión que los cristianos

procuraban imponer. Sobre la guerra, el artículo es bastante claro al hablar de las rivalidades intertribales que existían desde antes de la llegada de los europeos, y que estas fueron hábilmente explotadas por los colonizadores, que permitieron que los grupos indígenas se debilitaran entre ellos, reconociendo que de otro modo no les hubiera sido posible vencerlos a todos. Sin embargo, también se menciona la revuelta de Mandu Ladino, en la cual los tupí y los ge depusieron sus diferencias ancestrales para unirse en contra del común opresor. Otras formas de calmar los ánimos entre tribus eran el comercio (que existía por medio del trueque) y las competencias deportivas. Ahora, en lo referente a las lecturas previas, es fácil observar que las condiciones que encontraron los portugueses distan mucho de las que los españoles enfrentaron tanto en el Tahuantinsyo como en la meseta mexoamericana, donde había sólidos imperios consolidados. La primera diferencia que salta a la vista es el nomadismo de los indígenas de Brasil, frente al sedentarismo de los otros. Esto impidió que se desarrollara la ganadería en el Brasil. Y, si bien las migraciones eran característica de todas las sociedades, las razones de las mismas varían diametralmente. Los indígenas sometidos al poder incaico viajaban para pagar la mita o tributo al Inca; los indígenas de brasil se trasladaban porque así lo dictan las condiciones del terreno en que habitan. En lo cultural, también es evidente que la complejidad de las sociedades inca y azteca era mucho mayor, por ejemplo, en lo referente a las divinidades, y al papel de la religión dentro la estructura político-social. Así mismo, la confección de productos tejidos entre los andinos nos habla de un desarrollo manufacturero que se movía a un nivel distinto, porque responde a otras necesidades (seguramente los brasileños no aprendieron a tejer porque en un clima tropical la lana estorba). Hay que notar que el artículo de Hemming se queda en la descripción somera de muchas cosas, evitando abordar concienzudamente aspectos estructurales como la demografía (dramática disminución de los pueblos indígenas) o la economía que si bien menciona, no profundiza en ellas. Tampoco se preocupa por ahondar en las relaciones sociales que se construyeron con la aparición de los diversos grupos europeos (franceses, holandeses, portugueses y españoles), lo que lleva a pensar que su interés por lo “puramente indígena” le ciega la mirada hacia las configuraciones sociales coloniales que en efecto se dieron y que afectaron profundamente a las sociedades indígenas, pero también a los europeos. Con esto se deja ver que la salvedad que Stern nos hacía es completamente pertinente y que un estudio como el que Hemming presenta nos deja el sinsabor de la incompletud. Sinsabor que deberemos pasar con ánimos de nuevas y más completas investigaciones. Bibliografía ● Hemming J., “Los indios del Brasil en 1500” y “Los indios y la frontera en el Brasil colonial” en Bethell L. (Ed.), Historia de América Latina, 1. América Latina colonial: La América precolombina y la conquista, Ed. Crítica, Barcelona, pp. 99 120 y 189 - 229. ● Stern, S., “Paradigmas de la conquista. Historia, historiografía y política” en Bonilla H. (Comp), Los Conquistados, 1492 y la población indígena de las Amércias, Ed. Tercer Mundo Editores, 1992. Capítulo 1. Pp 25 – 57. ● Wachtel N., Cap. 7. “Los indios y la conquista española”, en Bethell L. (Ed.), Historia de América Latina, 1. América Latina colonial: La América precolombina y la conquista, Ed. Crítica, Barcelona, pp. 170 – 203.