Los Determianates de La Cultura

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En el cuarto capítulo de Culture and Ethnology (1917), Los determinantes de la cultura, Robert H. Lowie expone su teoría difusionista y rechaza el evolucionismo antropológico que sigue de moda en esa época. Con base a numerosos ejemplos, y citando a otros ensayistas (particularmente a Boas y a Morgan), y gracias a un análisis histórico detallado, Lowie argumenta que la evolución cultural tiene determinantes externos de difusión y es plurilineal, contrariamente al argumento evolucionista que declara que toda cultura avanza de la misma manera por cuestiones biológicas y naturales. Antes que nada, Lowie retoma la frase de Rivers: Omnis cultura ex cultura, para aclarar que la única explicación que se le puede dar a la cultura parte de la cultura misma (es decir que no parte de factores biológicos como pretenden los evolucionistas). Una de estas explicaciones de la cultura dentro de la cultura, es el fenómeno de difusión como determinante externo. Para explicar esa teoría, Lowie da un gran número de ejemplos, desde hace cinco milenios a la fecha. La teoría evolucionista declara que cuando se llega a un cierto nivel de evolución, es inevitable que surjan nuevas técnicas (como lo son la agricultura o la metalurgia). Lowie declara que estos avances tecnológicos (pero también formas artísticas y prácticas culturales) no son el producto de una evolución inevitable, sino de la difusión de estas mismas. Es decir que cuando dos culturas se conocen, ambas internan particularidades de la otra y las adaptan a su propia cultura (“El modelo cultural preexistente sintetiza el nuevo elemento con sus propias preconcepciones”). Así es como Suecia y Escandinavia pasaron a la edad de Bronce y de “la mayoría de antiguas civilizaciones asiáticas” quienes se fueron formando en la fusión-difusión entre diversas culturas. Especifica también como algo clave, que no solo las culturas más primitivas son las que aprovechan este intercambio para evolucionar, sino que las más civilizadas también internan aspectos de las culturas primitivas, como es el caso alimenticio sobre todo con el maíz en Europa. Así es como Lowie rechaza la argumentación evolucionista de un único camino de lo primitivo a lo civilizado. Demuestra que la evolución no es unilineal, como en el caso de África que pasó directamente de la Edad de Piedra a la Edad de Hierro (cuando las teorías evolucionistas unilineales pretenden que el camino inevitable a seguir es el de pasar de la Era Paleolítica, a la Edad de Piedra, a la Edad de Bronce y solo después a la Edad de Hierro). Dice “una cultura dada es, en cierta medida por lo menos, un fenómeno único” y que por ende “no puede incluir la suposición de una ley orgánica de evolución cultural que produciría necesariamente el efecto observado”. Para demostrar todo esto, Lowie se basa también en las supervivencias de Tylor, es decir, en aquellas cosas o prácticas que han dejado de tener un sentido real pero cuya existencia se basa en prácticas o cosas anteriores que han

sobrevivido a su “inutilidad actual”. Y al analizar unos cuantos ejemplos de estas, demuestra que la cultura solo se puede explicar por la cultura misma al mismo tiempo que demuestra el papel fundamental de la difusión en la evolución de una cultura dada. Así, para Lowie, los determinantes de la cultura se encuentran en la difusión entre culturas, fenómeno que se puede observar históricamente sobre todo gracias a las supervivencias. Dice: “debemos abandonar la búsqueda de fórmulas generales de evolución cultural y reconocer el único curso de la historia pasada como determinante de un fenómeno” y también “un rasgo es el determinante de otro”. La cultura sería entonces una especie de engranaje, que claramente tiene una lógica de causaefecto, pero no de manera general e inevitable, sino particular a cada cultura. Tal causa creó tal efecto en tal cultura. Y no “tal causa siempre crea tal efecto”. Aunque admite el hecho de que “causas similares producen efectos similares”, pero en ese matiz está toda la crítica al evolucionismo. Ya que no solo los efectos son distintos, las causas mismas, dice, no son nunca iguales. Otro punto marcante que difiere totalmente de los evolucionistas, en la concepción misma de la antropología. Lowie admite que hay cosas que los antropólogos nunca podrán explicar con exactitud y certidumbre, contrariamente a la escuela evolucioncita que trata de hacer de la antropología una ciencia tan exacta y mecánica como lo pueden ser la biología y la física. Efectivamente habla de ciertos fenómenos que marcan una discontinuidad (que describe como “una característica necesaria del progreso cultural”) y que son sumamente difíciles de explicar porque son, por ejemplos, inventos repentinos como el de la rueda. Sin embargo, con todo y estas limitaciones, declara la tarea del antropólogo como aquel, justamente, que trata de entender los fenómenos y evoluciones culturales a través de la historia misma de una cultura dada, y de no ser posible, es mínimo aquel que verifica dichos fenómenos y los clasifica, para establecer similitudes (y también diferencias agregaría yo) entre diferentes culturas. Ya que Lowie no niega la existencia de características “generales de la cultura”, como lo es, por ejemplo, la interpretación de los miembros de una cultura dada sobre fenómenos o sobre su propia cultura, acciones y objetos (y esto es algo fundamental, porque estudiar “lo que la gente de una cultura dada cree que hace” es una de las fases fundamentales del estudio antropológico de dicha cultura). Finalmente, Lowie no niega aspectos generales de la cultura, de todas las culturas, sin embargo los aspectos que él considera generales y existentes en todas las culturas, son la importancia de la difusión, el hecho que los fenómenos culturales están ligados entre sí, y la interpretación que cada quién da de su propia cultura, pero rechaza la mecánica evolucionista que pretende que todas las culturas funcionan exactamente de la misma manera en cuanto al detalle. Considera la

antropología como una ciencia no tan exacta, y que se encuentra ante varias dificultades, pero que sin embargo es de suma importancia. La antropología estudia una cultura a través de su pasado, y solo a través del conocimiento del pasado se puede esperar crear un futuro mejor. El antropólogo es pues, no solo un científico, sino debe ser también, aquel “constructor social del futuro”.

ROBERT H. LOWIE 1883- 1957

Robert Lowie fue otro de los grandes pupilos nacionalizados estadounidenses de Boas; ya que al titularse por primera vez tuvo la oportunidad de conocer a el maestro Boas, rápidamente se convirtió a la antropología y empezo su trabajo de graduado en Columbia en 1904.

Mientras estuvo en Columbia Lowie ofreció sus servicios al Museo Americano de historia Natural, donde estuvo en el museo hasta 1917 ocupando varios puestos, escribiendo monografías sobre los indios y artículos sobre los sistemas clasificatorios de parentesco Durante esta etapa de su carrera, Lowie se intereso por los problemas generales de la cultura y la psicología, los entornos culturales y el totemismo.

Lowie estuvo mas cerca del programa de Boas para la antropología que cualquiera de sus contemporáneos.; a pesar de su perspectiva no teórica, escribió a menudo sobre temas de interés teórico, se dirigió a la teoría evolucionista, el determinismo geográfico, la relación de la cultura con la raza

y la psicología y finalmente a la difusión como explicación de la cultura.; toda su vida luchó contra las explicaciones raciales de la cultura. Ya que la cultura no puede reducirse a la psicología según Lowie, ya que la psicología es la ciencia de las actitudes y comportamientos innatos de los individuos- la psicología es lo que no es la cultura en el hombre- ; el contacto cultural es una razón muy importante para el desarrollo cultural. En el intercambio de ideas que forma el contacto cultural, participan las sociedades simples y las complejas, ambas como donantes y receptores

LOS DETERMINATES DE LA CULTURA

La psicología, las diferencias raciales, el entorno geográfico, todos han demostrado ser inadecuados para la interpretación de los fenómenos culturales,, ella solo puede explicarse en términos de si misma, es un firme método científico. Esto significa que explicará un hecho cultural uniéndolo a un grupo de hechos culturales o demostrando algún hecho cultural dado a partir del que se ha desarrollado, y ambos grupos de determinaciones deben considerarse. Los determinantes externos de la cultura resumidos bajo el titulo de difusión o contacto de gentes, son muy importantes ya que se a demostrado su trascendencia a través de la historia del hombre, es sus ejemplos donde llevo a determinadas evoluciones culturales de una manera asombrosa y refinada, del “salvajismo” a la “civilización” y siempre con la constancia de un vector donante y otro(s) receptivo(s) recíprocamente, en condiciones prácticamente irrepetibles conforme a su especifica contemporaneidad. Los fenómenos que persisten aislados de su contexto original se conocen técnicamente como supervivencias y forman parte del estudio de la etnología Aunque es obvio que esta insistencia en el contacto de las gentes como condición de la evolución es un extraordinario promotor de desarrollo cultural no soluciona el problema del origen de la cultura.

¿Cuáles son los determinantes de la cultura? Hemos visto que los rasgos culturales pueden transmitirse desde afuera y estar determinados por la cultura de una gente extranjera. El punto extraordinario hasta el que tal difusión ha tenido lugar, demuestra que el desarrollo real de una cultura dada no se ajusta a leyes innatas que lleven necesariamente a resultados definidos, siendo estas leyes hipotéticas anuladas por el contacto con gente extraña. Pero incluso donde una cultura tiene un crecimiento relativamente indígena en comparación con otras culturas, se sugiere que un paso no lleva necesariamente a otro, que un a un invención tan importante como la rueda o la domesticación de un animal ocurre en un lugar y no ocurre en otro. Hasta el punto de tal diversidad debemos abandonar la busquen de formulas generales de evolución cultural y reconocer el único curso de la historia pasada como determinante de un fenómeno. No obstante, no hay meramente discontinuidad y diversidad sino también estabilidad y encuerdo en la esfera de la cultura. Los pasos concretos que marcan la historia de la cultura pueden no determinarse unos a otros, pero cada uno puede suponer, como consecuencia necesaria o al menos probable otros fenómenos que en muchos lugares son simplemente nuevos aspectos del mismo fenómeno, y un electo cultural aislado en la descripción es el determinante o correlativo de otro. En lo referente a esos fenómenos que estamos obligados a aceptar como realidades sin la posibilidad de analizarlos mas, podemos por lo menos, clasificar un gran numero de ellos y unos ejemplos particulares en un grupo de hechos similares. Finalmente hay características domianates de la cultura, como la inercia cultural ola racionalizacion secundaria de hábitos adquiridos irracionalmente por los miembros de un grupo, que sirven como principios interpretativos liberales en la historia de la civilización.

No es tan difícil como puede parecer en un principio armonizar el principio de que un fenómeno cultural es explicable solo por una combinación única de circunstancias anteriores con el principio de que los fenómenos similares son el producto de antecedentes similares. El punto esencial es que en cualquier caso, la historia pasada es el determinante.; no es necesario que ciertas otras

cosas también ocurran a menudo no podemos comprobar un hecho cultural anterior o correlativo para otro hecho cultural, sino simplemente podemos agruparlos con los del mismo tipo.