Los Destructores Clase Nueva Esparta

120 años Nº 67, Vol. XXXVI. Enero-Junio, 2017. Depósito Legal pp198402DC2832. ISSN: 1315-9496 1897-2017 Enero-Junio,

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Enero-Junio, 2017 VOL XXXVI ISSN:Históricas 1315-9496 Centro de Investigaciones Mario Briceño Iragorry Depósito Legal: pp198402DC2832 Caracas-Venezuela

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Nº 67, Vol. XXXVI. Enero-Junio, 2017. Depósito Legal pp198402DC2832. ISSN: 1315-9496 Revista

Universidad Pedagógica Experimental Libertador Instituto Pedagógico de Caracas Centro de Investigaciones Históricas Mario Briceño Iragorry

Universidad Pedagógica Experimental Libertador Instituto Pedagógico de Caracas Subdirección de Investigación y Postgrado Coordinación General de Investigación Centro de Investigaciones Históricas Mario Briceño Iragorry Av. José Antonio Páez. El Paraíso, Caracas-Venezuela Zona Postal 1021 Teléfonos: (0212) 915-83-69 Diagramación y arte final: Luis Fernando Castillo Herrera Traducciones: Deborah Silva Fotografía: Adriana Parga Valera Depósito Legal pp198402DC2832 ISSN: 1315-9496 Centro de Investigaciones Históricas Mario Briceño Iragorry

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UNIVERSIDAD PEDAGÓGICA EXPERIMENTAL LIBERTADOR INSTITUTO PEDAGÓGICO DE CARACAS CUERPO DIRECTIVO

Directora (E) Subdirectora de Docencia ( E ) Subdirectora de Investigación y Postgrado ( E ) Subdirector de Extensión ( E) Secretario

Alix Agudelo Judith Rangel Miren de Tejada Humberto González Juan Acosta Bool

DEPARTAMENTO DE GEOGRAFIA E HISTORIA JEFE DE DEPARTAMENTO Franklin Nuñez Ravelo

CENTRO DE INVESTIGACIONES HISTÓRICAS “MARIO BRICEÑO IRAGORRY” Coordinadora: Haydeé Vilchez

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1.- Es una publicación científica fundada en 1983 perteneciente al Centro de Investigaciones Históricas “Mario Briceño Iragorry” del Instituto Pedagógico de Caracas; de circulación nacional e internacional, destinada a divulgar los resultados de investigaciones realizadas en áreas de Geografía, Historia y Ciencias Sociales. 2.- Podrán publicar trabajos en esta Revista, los profesores del Departamento de Geografía e Historia de todos los Institutos Pedagógicos, estudiantes de pregrado y postgrado de la UPEL y otras Universidades, historiadores nacionales e internacionales y personas de alta calificación intelectual y académica. 3.- El sistema de arbitraje utilizado por el Consejo Editorial seguirá el criterio denominado “doble ciego”, es decir, los autores no conocen quien los arbitra y éstos últimos no conocen la identidad del autor. 4.- Publicación financiada por la Subdirección de Investigación y Postgrado del Instituto Pedagógico de Caracas. 5.- Tiempo y Espacio está indizada en el Proyecto Scielo Venezuela, en la base de datos de Citas Latinoamericanas en Ciencias Sociales y Humanidades (CLASE), además de DIALNET (Universidad de la Rioja, España) en el Índice y Directorio de Revistas Venezolanas de Ciencia y Tecnología REVENCYT, Código: RVT011 y en la Red Iberoamericana de Innovación y Conocimiento Científico (REDIB). 6.- La Revista no se hace responsable de los juicios y criterios expuestos por los autores. 7.- Para efectuar canje y correspondencia enviar a Centro de Investigaciones Históricas “Mario Briceño Iragorry” (CIHMBI); Universidad Pedagógica Experimental Libertador-Instituto Pedagógico de Caracas, Torre Docente, piso 8, Nº 802, Av. Páez, Urbanización El Paraíso, teléfono 005802129158369 (Directo) / 4616036 / 4616086 / 4616121; Ext. 272. Caracas Venezuela.

PROHIBIDA SU REPRODUCCIÓN POR CUALQUIER MEDIO SIN AUTORIZACIÓN DE SUS EDITORES Depósito Legal pp198402DC2832 ISSN: 1315-9496

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Publicación del Centro de Investigaciones Históricas “Mario Briceño Iragorry”

Directora

Haydeé Vilchez [email protected] Universidad Pedagógica Experimental Libertador

Editor/Jefe de Redacción

Luis Fernando Castillo Herrera [email protected] Universidad Pedagógica Experimental Libertador

Consejo Editorial Elina Lovera Reyes

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[email protected] Universidad Simón Bolívar

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Rebeca Padrón García

[email protected] Universidad Pedagógica Experimental Libertador

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Alexander Torres Iriarte

Richard López

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José J. Hernández Palomo [email protected] Consejo Superior de Investigaciones Científicas Escuela de Estudios Hispano-Americanos, Sevilla-España

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Normas de Publicación para los Autores 1.- La Revista incluirá en su publicación: artículos, documentos, avances de investigación y reseñas bibliográficas que correspondan al campo de las Ciencias Sociales, especialmente al de la Historia. 2.- Los artículos deben ser inéditos y producto de investigaciones originales, cuyo contenido debe estar expresado con claridad y sus argumentos bien fundamentados. 3.- Cada artículo debe venir acompañado de un resumen con una extensión máxima de ½ cuartilla, y de 3 a 5 palabras clave. Así mismo, debe incluir una breve relación de los datos académicos del autor (Currículum Vitae). 4.- Se presentará en redacción definitiva, a doble espacio, en papel blanco tamaño carta, y con una extensión no mayor a 25 cuartillas. En cada página se dejará un margen de 3 centímetros del lado izquierdo y 2 del lado derecho con un máximo de 30 líneas por página, tipo de letra Times New Román 12. 5.- El encabezamiento de los artículos debe incluir el título, en la siguiente línea y a la derecha el nombre del autor o autores e inmediatamente insertar un pie de página con el grado académico, el departamento, institución a la que pertenece y correo electrónico. 6.- Las normas de redacción, presentación de tablas y gráficos, citas, señalamientos de autores, referencias bibliográficas y otros aspectos afines deben hacerse en el sistema autor-año- página (Cárdenas, 2006: 85). Las citas textuales que tengan una extensión mayor de 2 líneas deben aparecer sangradas sin comillas y a un (1) espacio. También pueden colocarse citas al pie de página o al final del trabajo, indicando Autor, Título y Página. 7.- Los títulos de libros, revistas y periódicos así como las palabras que se empleen en otro idioma, irán con negritas; para indicarlos se subrayan en el texto. Las comillas quedan reservadas para los títulos de artículos, partes o capítulos, lo mismo que para las citas textuales cortas. 8.- Los títulos de obras o artículos deberán citarse completos en la primera oportunidad, a continuación pueden abreviarse o si se trabaja con varios títulos de un mismo autor éstos pueden codificarse con el empleo de siglas que estarán identificadas en notas a píe de página. 9.- El sistema de arbitraje utilizado por el Consejo Editorial seguirá el criterio denominado “doble ciego”, es decir, los autores no conocen quien los arbitra y éstos últimos no conocen la identidad del autor. 10.- La bibliografía se incluirá sólo en casos muy especiales, cuando el tema lo requiera o que el artículo no incluya citas a pie de página. 11.- El material ilustrativo, mapas, cartogramas, cuadros o fi guras en general, será reproducido sólo en aquellos casos estrictamente necesarios y deberán contemplar normas establecidas en la metodología de la investigación. Los cartogramas, mapas o figuras deben presentarse en original.

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CONTENIDO Nota del Editor 13 Presentación 14-19 DOSSIER Carlos Roberto Carvalho Daróz 21-43 A artilharia brasileira e a defesa de Fernando de Noronha durante a 2ª Guerra Mundial Eder Antonio de Jesús Gallegos Ruiz 45-61 Apuntes sobre la Real Maestranza de Artillería, Veracruz, 1762-1798 Germán Guía Caripe 63-111 La artillería costera rayada en Venezuela: Innovación tecnológica en la regeneración guzmancista (1875-1876) Jesús Ruiz de Gordejuela Urquijo 112-134 La artillería realista en el intento de reconquista de México Iván Segura Muñoz 136-150 Una convivencia difícil: Las fuerzas armadas republicanas y sus relaciones con la población de Guadalajara durante la guerra de intervención francesa en México (1863) Vanessa C. Ávila Sánchez 151-175 La guerra entre Colombia y Perú (1932-1934). Una perspectiva desde la prensa venezolana Joaquín E. Espinosa Aguirre 176-199 La imperiosa ley de la necesidad. Guanajuato y la génesis de las comandancias militares novohispanas Noemí Pérez / Francisco Ortiz 200-215 Panorama del poder militar y político guanajuatense (1836-1846) José Gregorio Maita Ruiz 216-236 Armamento y capacidades de los destructores clase “Nueva Esparta” de Venezuela, 1953 – 1978

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Ramón Alonso Pérez Escutia 237-257 La formación y desempeño de los ingenieros militares mexicanos en la primera mitad del siglo XIX: El caso del coronel Ignacio Iniestra Edgar Maldonado 259-284 Bunker, Lind y Van Creveld: Tres visiones de las nuevas guerras José Raimundo Porras Pérez 285-309 Entre el claustro académico y la formación en combate: La academia militar de matemáticas y el ejército libertador de Venezuela (1810-1830) Luis Alberto Buttó 311-321 Bolivarian revolution´s arms build-up ESTUDIOS María C. Viana del B. La construcción de la autopista regional central y su influencia en el 323-351 desarrollo urbano-industrial del eje Caracas-Maracay-Valencia Reseñas 353-366 Eventos 368-371

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CONTENT Editor's note 13 Presentation 14-19 DOSSIER 21-43 Carlos Roberto Carvalho Daróz Brazilian artillery and the defense of Fernando de Noronha during the 2nd World War Eder Antonio de Jesús Gallegos Ruiz 45-61 Notes about the Royal Armory of Artillery, Veracruz, 1762-1798 Germán Guía Caripe 63-111 Coastal artillery striped in Venezuela: technological innovation in guzmancist regeneration (1875-1876) Jesús Ruiz de Gordejuela Urquijo 112-134 The royal artillery in the attempt of reconquest of Mexico Iván Segura Muñoz 136-150 A difficult coexistence: The armed forces republicans and their relationships with the population of Guadalajara during war of french intervention in Mexico (1863) Vanessa C. Ávila Sánchez 151-175 The war between Colombia and Perú (1932-1934). A perspective from the venezuelan press Joaquín E. Espinosa Aguirre 176-199 The immediate law of need. Guanajuato and genesis of the new hispanic military commands Noemí Pérez / Francisco Ortiz 200-215 Panoramic view of the militar and political power in Guanajuato (1836-1846) José Gregorio Maita Ruiz 216-236 Weapons and capabilities of "Nueva Esparta" class destroyer of Venezuela (1953 – 1978) Centro de Investigaciones Históricas Mario Briceño Iragorry

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Ramón Alonso Pérez Escutia 237-257 The training and performance of mexican military engineers in the first half of the nineteenth century: The case of the colonel Ignacio Iniestra Edgar Maldonado 259-284 Bunker, Lind and Van Creveld: three visions of the new wars José Raimundo Porras Pérez 285-309 Between the academic cloister and the training in combat: The Military Academy of Mathematics and the Liberating Army of Venezuela (1810-1830) Luis Alberto Buttó 311-321 Bolivarian revolution´s arms build-up ESTUDIOS María C. Viana del B. The construction of the highway regional central and its influence on the 323-351 development urban-industrial of the axis Caracas-Maracay-Valencia Reviews 353-366 Events 368-371

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NOTA DEL EDITOR Ante las más espinosas dificultades que enfrenta Venezuela, la revista Tiempo y Espacio intenta una vez más llevar al escenario académico una serie de trabajos fruto de la investigación de profesionales que apuestan por el ético, autónomo y esperanzador camino de Clío. Tiempo y Espacio desde los días fundacionales se ha caracterizado por la amplitud de sus publicaciones, diversas tendencias han logrado encontrar en nuestras páginas una ventana, un espacio, un punto de partida para disertar y argumentar, en este sentido; creemos firmemente que la pluralidad, el respeto y el apego a las normas comprende el pilar esencial para la verdadera convivencia democrática. Por otro lado, no podemos como estudiosos de las ciencias sociales escapar de nuestro presente o mirar hacia horizontes distintos para engañar nuestra conciencia. Venezuela vive tiempos agrios, nuestro círculo cromático se ha tornado gris, hechos lamentables han opacado la autonomía universitaria, por no mencionar hogares y familias. Pese a ello, es necesario calibrar nuestra templanza y preparar la senda del porvenir nacional, y como diría el cineasta Paul Auster: para los que no tenemos creencias, la democracia es nuestra religión.

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PRESENTACIÓN

En el presente número de la revista Tiempo y Espacio tengo el agrado de presentar el Dossier de investigaciones sobre “Artillería, tecnología e historia militar en Hispanoamérica en los siglos XVIII, XIX y XX”, temática de indiscutible relevancia dentro de la historiografía actual pues enmarca el debate histórico en cuestiones sociales y culturales que tradicionalmente no se asocian inmediatamente a la historia militar. Desde el nacimiento de la disciplina histórica como práctica académica profesional, la producción de Clío centrada en las fuerzas armadas –en tierra y mar- ha adolecido de una latente mirada suspicaz por parte del resto de colegas en Hispanoamérica (incluyendo en este caso al mundo de habla portuguesa). Obviamente, la relación entre armas, política y gobiernos con diversos grados de cariz dictatorial llevaron a relacionar la Historia Naval/Militar con una historia positivista cargada de oficialismo institucional y didáctica ultranacionalista: una “Historia de bronce” plagada de villanos culpables y de héroes incuestionables, capitanes, almirantes, batallas y efemérides compulsivas, una forma de escribir la historia, apodada así por su semejanza al presunto lustre de las estatuas que guardan muchas de nuestras plazas centrales, desde las fronteras mexicanas hasta las costas brasileras y mucho más al sur, desde el tropical Orinoco hasta las urbes andinas. Todo lo contrario, la historia militar en Hispanoamérica desde las últimas décadas del siglo XX ha “combatido” eficazmente -historiográficamente hablando- por hacerse de un espacio importante dentro de la pléyade de líneas de investigación tras el boom de la Escuela francesa de los Annales, Historia social inglesa, Historia de las mentalidades, Microhistoria, Nueva Historia Cultural (enfocándose en la guerra como fenómeno)1, transnational, global history, etc. Su armamento de vanguardia ha sido una cantidad creciente de artículos científicos, libros arbitrados, congresos y simposios internacionales que han incorporado los avances teóricos y metodológicos anteriormente mencionados a su objeto de estudio. Ello, a

Véase: Alejandro Ravinovich “De la historia militar a la historia de la guerra. Aportes y propuestas para el estudio de la guerra en los márgenes”, en Corpus. Archivos virtuales de la alteridad americana, vol. 5, núm. 1, 2015, pp.3-5 1

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su vez, realizando un esfuerzo constante por entablar lazos entre las plumas de los militares de carrera y los académicos de la esfera civil.2 De esta forma, la historia militar ha avanzado vertiginosamente por senderos que le alejaron cada vez más de ser una mera crónica institucional para dilucidar académicamente sus sostenes económicos y fiscales, sus diversos mecanismos de reclutamiento y relaciones con la población local, apreciar sus representaciones simbólicas, sensibilidades y vida cotidiana; enfocarse en la construcción de sus identidades y espíritu de cuerpo, en su formación, sus motivaciones de combate e ideología de sacrificio, así como en la cultura material técnica que floreció en torno al fenómeno marcial. Justamente en este último punto es que el Dossier hace mayor hincapié (como bien indica su título) pues su mayor deseo es poner en el centro de la discusión actual la tecnóloga militar, entendido como materialidad cultural que recrea a una sociedad en sus momentos históricos más críticos; pero ¿En qué tipo de armamento enfocarse? Como he señalado, en América la artillería fue durante los últimos siglos una verdadera tecnología de punta que se catalizó en los campos de batalla, en las fortificaciones y en las flotas navales. 3 Hoy día, aún se recrea con imaginación su sonoro rugir en parques públicos, bienes inmuebles, monumentos y glorietas al aire libre, tanto como sus ecos resuenan dentro de las paredes de instituciones educativas castrenses, archivos, museos navales, militares, histórico-nacionales, arqueológicos, etc. Todo ello, con frecuencia, sin detenerse en darle la importancia que se merecen como bienes culturales de primer orden, parte de un patrimonio histórico cercano entre las naciones.4 Una historia compartida –y aun por explorar- en que dichos instrumentales sirvieron como garantes defensivos de los regímenes durante los siglos XVIII, XIX y XX; es por ello, que

María Eugenia Arias. “Historia militar y Naval mexicana del siglo XIX (1988-2013). Un estudio introductorio, en Tiempo y Espacio, núm.64, 2015, pp.556-562 3 Véase los artículos de Eder Gallegos. “Tecnología militar en tiempos de José María Morelos y Pavón: La producción de artillería, 1812-1815”, en La insurgencia mexicana y la constitución de Apatzingán, 1808-1824. México, UNAM, 2014, pp. 7994; “La artillería novohispana ante el fantasma de invasión naval, 1762-1808” en Revista Tiempo y Espacio, vol. XXXIII, núm.64, Caracas, 2015, pp.192-216; “La producción de artillería de bronce en Acapulco (1601-1616), un elemento del sistema defensivo del Pacifico” en Red de Estudios Superiores Asia-Pacifico, núm.3, México, 2016, pp.39-59; “La circulación oceánica de tecnología artillera Sevilla-Manila, siglos XVI-XVIII” en Relaciones Intercoloniales. Nueva España y Filipinas, Guadalajara, El Colegio de Jalisco, 2017, pp.89-103. 4 Como bien enfatiza Diana Arana Recio. “Proyecto “Restauración de vestigios de artillería”: aspectos sobre la investigación y conservación de cañones con aleación de hierro de la ciudad de San Francisco de Campeche”, en Intervención. Revista Internacional de Conservación, Restauración y Museología, núm.8, México, 2013, pp.47-53 2

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su desplazamiento, acumulación y trasferencia técnica estuvo siempre dentro de sus agendas políticas prioritarias, aunque su éxito ya fuera otra historia. Académicamente hablando, desde 1955, el historiador Michael Roberts en su clásica disertación “Military Revolution” (impartida en la Queen's University of Belfast) mostró que el estudio del armamento no solo se limitaba a esclarecer los bemoles de las batallas, sino que podía ser eje de todo un concepto historiográfico que pretendía explicar las celeras transformaciones económicas y sociopolíticas de la Europa renacentista. 5 Algunos años después, para 1965, el historiador económico Carlo M. Cipolla dilucidó que el nacimiento del moderno sistema de capital mundial se favoreció enormemente gracias al desarrollo y transferencia de la tecnología artillera en ultramar, dejando constancia otra vez de su importancia como objeto de estudio histórico.6 En las sucesivas décadas, otros teóricos pusieron en relieve la importancia de la artillería en los procesos históricos modernos. Tal es el caso de William McNeill, quien en su clásico “The Pursuit of Power” teorizó sobre el papel primordial que tuvo la manufactura artillera en los procesos de conformación del Estado occidental y su expansión imperial, concluyendo que su ignición como herramienta del poder solo fue posible mediante una alianza eficaz de tipo empresarial-industrial entre capitalistas y gobernantes.7 Por su parte, Geoffrey Parker bajo el concepto de “technological edge” abonó a la teoría de la “Military Revolution” al revisar el rol de la artillería en el devenir de los pueblos alrededor del mundo. Para este eminente hispanista la tecnología militar de pólvora, en particular el cañón, fue un elemento que definió las relaciones de poder a lo largo de la Historia moderna, pues al introducirse masivamente la artillería en regiones coloniales o de frontera fungió como peso de equilibrio en la balanza bélica para sociedades con limitada tradición de ejércitos permanentes. Tal fue el caso de la urgente defensa de los virreinatos ibéricos en América durante la segunda mitad del siglo XVIII y sus herencias estructurales

5 Michael

Roberts, The Military Revolution, 1560–1660, Belfast, M. Boyd, 1956, 32 pp. Carlo M. Cipolla, Guns and Sails in the Early Phase of European Expansion 1400-1700, Londres, Collins, 1965, 192 pp. 7 William McNeill, The Pursuit of Power: Technology, Armed Forces, and Society since A.D. 1000, Chicago, University of Chicago Press, 1984, 416 pp. 6

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decimonónicas, que marcaron en tierra y mar las experiencias de guerra hispanoamericanas ya como estados-nación independientes. 8 Aun así, el resultado de las guerras difícilmente puede reducirse solo a un desbalance tecnológico a nivelarse con transferencia técnica. Las sociedades hispanoamericanas no fueron solamente recipientes vacíos en que se vertieron los avances de las potencias occidentales (en una dinámica centro-periferia) sino que contribuyeron a la eficacia (o deficiencia) de dicha cultura material desde sus particulares circunstancias. De esta forma, convengo con Daniel R. Headrick al afirmar que durante los pasados siglos fue importante contar con el mejor armamento pesado, pero más importante aún fue contar con el peso del factor humano. 9 Por ello, este Dossier invita a reenfocar la historiografía de la tecnología militar hacia su dimensión social donde aparecen los individuos cotidianos que se encargaron de su manipulación, estudio, trasferencia, reparo o manufactura. Esta compilación inicia con cuatro investigaciones que se centran en las bocas de fuego. Primero, tenemos el artículo “A Artilharia brasileira e a defesa de Fernando de Noronha durante a 2ª guerra mundial” de Carlos Roberto Carvalho Daróz (Historiador y oficial de artillería del ejército de Brasil), que detalla las vicisitudes técnicas y humanas para crear una defensa artillera estratégica en la frontera insular del Nordeste brasileño ante la amenaza de invasión Nazi a Sudamérica en 1942. Le sigue el estudio titulado “Apuntes sobre la Real Maestranza de Artillería, Veracruz, 1762-1798” del historiador mexicano Eder Antonio de Jesús Gallegos Ruiz (Universidad Pablo de Olavide de Sevilla), una aproximación al mundo del trabajo necesario para mantener la maquinaria defensiva del puerto más importante de Nueva España, en un punto de quiebre entre el sistema de contratistas particulares y una producción estatalizada de cureñas y cañones. El siguiente estudio “La artillería costera rayada en Venezuela: innovación tecnológica en la regeneración guzmancista (1875-1876)” de German Guía Caripe (Universidad Simón Bolívar) versa sobre la accidentada transferencia de tecnología artillería industrializada para

Geoffrey Parker, “Military Revolution, 1560-1660 - A Myth?”, en The Journal of Modern History, vol.48, núm.2, pp.195-214; The Military Revolution: Military Innovation and the Rise of the West, 1500-1800, Cambridge University Press, Cambridge /New York, 1996, pp.128-170; Cambridge Ilustrated History of Warfare, New York, Cambridge University Press, 2008, pp.26. 9 Daniel R. Headrick. Los instrumentos del imperio. Tecnología e imperialismo europeo en el siglo XIX, Alianza Editorial, Madrid 1989, pp.75-85. 8

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la defensa costera de la aún joven nación venezolana, bajo la figura de Antonio Guzmán Blanco. El último artículo artillero lo presenta el historiador español Jesús Ruiz de Gordejuela Urquijo (Universidad Rey Juan Carlos), “La artillería realista en el intento de reconquista de México” es un análisis del papel que tuvo este armamento en el intento de reconquista del antiguo virreinato novohispano, en un verano de 1829 y que para entonces era ya una república federal mexicana. En adelante los textos científicos se vuelcan a contribuir a la historia militar desde diversas ópticas pero en líneas reconocibles. En un primer momento aparece el impacto social del conflicto a través del artículo de Iván Segura Muñoz (Universidad de Guadalajara) “Una convivencia difícil: las fuerzas armadas republicanas y sus relaciones con la población de Guadalajara durante la Guerra de Intervención Francesa en México (1863)”, y por la contribución de Vanessa Ávila Sánchez (Universidad Pedagógica Experimental Libertador) “La guerra entre Colombia y Perú. 1932-1934. Una perspectiva desde la prensa Venezolana”. Más adelante, llega el turno de las relaciones político-militares en los aportes de Joaquín E. Espinosa Aguirre (Universidad Nacional Autónoma de México) “La imperiosa ley de la necesidad. Guanajuato y la génesis de las comandancias militares novohispanas” y del dúo de investigadores Noemí Guadalupe Pérez-Francisco Miguel Ortiz (Universidad de Guanajuato) que presentan su pesquisa en conjunto “Panorama del poder Militar y Político Guanajuatense, 1836-1846”. Finalmente, cierran el Dossier cuatro cargas de cañón que se avocan al ámbito técnico, teórico y pedagógico militar desde Hispanoamérica para el resto del mundo. Me refiero a “Armamento y capacidades de los Destructores Clase ‘Nueva Esparta’ de Venezuela, 19531978” del historiador y Alférez de Navío de la Armada Bolivariana de Venezuela José Gregorio Maita Ruiz; a continuación destaca el artículo “La formación y desempeño de los ingenieros militares mexicanos en la primera mitad del siglo XIX: El caso del Coronel Ignacio Iniestra” del historiador mexicano Ramón Alonso Pérez Escutia (Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo); sigue el trabajo teórico de Edgar Maldonado (Universidad Central de Venezuela) “Bunker, Lind y Van Creveld: Tres visiones de las nuevas guerras”; le sigue -con el estopín de artillero bien encendido- la investigación de José Raimundo Porras Pérez (Historiador y Teniente Coronel del Ejército de Venezuela) “Entre el claustro académico y la

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formación en combate: La Academia Militar de Matemáticas y el Ejército Libertador de Venezuela (1810-1830)”. Por último, Luis Alberto Buttó explica “El armamentismo de la Revolución Bolivariana”. El número lo concluye la investigación de María C. Viana del B. con su aporte “La construcción de la autopista regional central y su influencia en el desarrollo urbanoindustrial del eje Caracas-Maracay-Valencia, en la ya acostubrada sección Estudios”. La presente edición de Tiempo y Espacio no hubiera sido posible sin la excelente disposición de su equipo editorial encabezado por Haydeé Vilchez y Luis Fernando Castillo; quienes junto a Germán Guía Caripe y quien escribe llevaron a puerto seguro esta nueva experiencia interinstitucional en su carácter de coordinadores del dossier. Eder Antonio de Jesús Gallegos Ruiz

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Dossier

Artilleria, tecnología e historia militar, siglos XVIII, XIX y XX

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Archivo Muñoz Tebas de 1875

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Dossier A ARTILHARIA BRASILEIRA E A DEFESA DE FERNANDO DE NORONHA DURANTE A 2ª GUERRA MUNDIAL Brazilian artillery and the defense of Fernando de Noronha during the 2nd World War La artilharia brasileña y la defensa de Fernando de Noronha durante la 2ª Guerra Mundial Carlos Roberto Carvalho Daróz

Mestre em Operações Militares pela Escola de Aperfeiçoamento de Oficiais do Exército Brasileiro, mestrando em História do Brasil pela Universidade Salgado de Oliveira, especialista em História Militar pela Universidade Federal do Estado do Rio de Janeiro e pelo Instituto de Geografia e História Militar do Brasil, licenciado em História pela Universidade Salgado de Oliveira. Professor da Universidade do Sul de Santa Catarina. E-mail: [email protected]

Recibido: 2/10/2016 Aceptado: 5/11/2016 Resumo: Com a entrada do Brasil na 2ª Guerra Mundial, em 1942, a possibilidade de uma invasão ao Nordeste brasileiro apresentava-se em cores vivas e reais. No contexto do Teatro de Operações Nordeste, o arquipélago de Fernando de Noronha representava um dos vértices do chamado triângulo estratégico de defesa e, para defendê-lo, o Exército Brasileiro organizou um Destacamento Misto, forte em unidades de artilharia, capazes de fazer frente a um ataque. O presente artigo tem como propósito revisitar a história da presença do Exército Brasileiro na ilha durante a 2ª Guerra Mundial e analisar o papel das unidades de artilharia no dispositivo defensivo. Palavras chave: Artilharia, defesa do litoral, 2ª Guerra Mundial

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Abstract: With Brazil's entry into the World War Two, in 1942, the possibility of an invasion of northeastern Brazil presented in vivid and real colors. In the context of Northeast Operations Theatre, the Fernando de Noronha archipelago represented a defense of the socalled strategic triangle vertices, and to defend him, the Brazilian Army organized a Joint Detachment, strong in artillery units, able to cope with an atack. This article aims to revisit the history of the presence of the Brazilian Army on the island during the 2nd World War and analyze the role of artillery units on the defensive device. Keywords: Artillery, coastal defence, World War Two Resumen: Con la entrada de Brasil en la Segunda Guerra Mundial, en 1942, la posibilidad de una invasión del Nordeste de Brasil se presentó en colores vivos y reales. En el contexto del Teatro de Operaciones del Nordeste, el archipiélago de Fernando de Noronha representó la defensa de uno de los vértices del llamado triángulo estratégico, y que para defenderlo, el Ejército de Brasil organizó un destacamento conjunto, fuerte en las unidades de artillería, capaz de hacer frente a un ataque. Este artículo tiene como objetivo revisar la historia de la presencia del Ejército de Brasil en las islas durante la Segunda Guerra Mundial y analizar el papel de las unidades de artillería en el dispositivo defensivo. Palabras clave: Artillería, defensa de la costa, Segunda Guerra Mundial.

Introdução Quando se estuda a 2ª Guerra Mundial (1939-1945), são de conhecimento geral os combates no Oceano Pacífico, onde forças anfíbias norte-americanas assaltaram ilhas isoladas na imensidão do oceano, fortemente defendidas pelos japoneses. Nomes como Guadalcanal, Midway, Saipan, Iwo Jima e Okinawa – todas ilhas – são uma referência no imaginário coletivo do conflito. Da mesma forma, é bem conhecida a defesa da ilha de Malta pelas tropas da Commonwealth1, que impediu o domínio do Mediterrâneo pelas forças alemãs e italianas. O que pouca gente sabe, contudo, é que, durante a guerra, o Exército Brasileiro teve que defender um arquipélago, Fernando de Noronha, para que não viesse a cair em mãos inimigas. O presente trabalho tem por propósito revisitar esse episódio e analisar como as unidades de artilharia foram empregadas para defender o arquipélago de um possível ataque procedente do mar ou do ar. Busca responder também a indagações como: de que forma os soldados brasileiros, muitos recém-convocados e sem experiência, superaram uma imensa 1

Comunidade Britânica das nações.

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quantidade de obstáculos e instalaram-se no arquipélago, ponto mais avançado do dispositivo defensivo do Nordeste brasileiro, para defendê-lo de um ataque que nunca veio? Essa é a história dos homens e seus canhões que defenderam Fernando de Noronha entre 1942 e 1945.

A guerra chega ao Brasil Nos primeiros anos da guerra, a Alemanha venceu praticamente todas as campanhas de que tomou parte na Europa Ocidental, isolando a Grã-Bretanha que, privilegiada por seu território insular, continuou resistindo. Em seguida, em junho de 1941, rompendo o pacto de não agressão 2 que havia firmado menos de dois anos antes, Hitler invadiu a União Soviética, abrindo a Frente Oriental. Na África do Norte, os alemães foram em socorro a seus aliados italianos com seu Afrika Korps3, dando início à Campanha do Deserto. Inicialmente, o Brasil permaneceu neutro, embora muitos integrantes do governo – inclusive o próprio presidente Getúlio Vargas – e oficiais do Exército Brasileiro nutrissem evidente simpatia pelo regime nazista da Alemanha. O governo dos Estados Unidos (EUA), principal potência das Américas também permaneceu em posição de neutralidade, pressionado por sua opinião pública que considerava a guerra um assunto essencialmente europeu. No entanto, aos poucos, os EUA passaram a apoiar, com equipamentos militares, a Grã-Bretanha em sua resistência contra a Alemanha. A guerra, no entanto, não tardaria a chegar ao Atlântico Sul.

O episódio do

afundamento do encouraçado de bolso alemão Graf Spee pela Marinha Real britânica, a 17 de dezembro de 1939, diante de Montevidéu, na foz do Rio da Prata, demonstrou que a manutenção da neutralidade seria tarefa difícil.4 Em julho de 1940, na conferência de Havana, as nações americanas firmaram um compromisso estabelecendo que um ato de agressão contra um de seus países seria considerado um atentado contra toda a América. Assim, o Brasil precisou tomar uma posição O pacto de não agressão, também conhecido como Pacto Molotov-Ribbentrop, foi firmado entre a Alemanha e a União Soviética em 23 de agosto de 1939, às vésperas da 2ª Guerra Mundial e definia um período de cinco anos de paz entre os dois países e a invasão da Polônia (que seria divida entre ambos), dos países Bálticos e da Finlândia. 2

3

Corpo Expedicionário Africano, comandado pelo General Erwin Rommel, a “Raposa do deserto”.

4

COSTA, Octávio. Trinta anos depois da volta. Rio de Janeiro: Biblioteca do Exército, 1976, p.16.

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após o ataque japonês contra a Esquadra do Pacífico norte-americana no Havaí, em 7 de dezembro de 1941, e a subsequente declaração de guerra dos EUA contra o Japão, a Alemanha e a Itália, no dia seguinte. Como participante desta cúpula, o país se solidarizou com os EUA e, “honrando seus compromissos no plano internacional”, apoiou a decisão rompendo as relações diplomáticas com o Eixo durante a Terceira Reunião dos Chanceleres, em janeiro de 1942.5 Encerrada a via diplomática, de meados de junho até fins de julho de 1942 as marinhas de guerra da Itália e da Alemanha respeitaram uma trégua unilateral, na expectativa de uma mudança de posição do Governo brasileiro. Todavia, o intenso comércio do país com os EUA, assim como a cooperação militar, prosseguiram em ritmo acelerado. Para o Eixo, não havia mais esperanças e, em fins de julho, os submarinos alemães e italianos foram autorizados a intensificar as operações contra os navios mercantes brasileiros, e, a partir do mês seguinte, foram desencadeados os mais violentos ataques contra a Marinha Mercante brasileira.6 Em apenas sete meses, dezenove navios nacionais foram afundados pelos u-boat alemães e submarinos italianos, ceifando a vida de mais de 900 brasileiros, o que gerou grande comoção e clamor popular.7 Em resposta, no dia 22 de agosto de 1942 o Brasil decretou o estado de guerra contra os governos da Alemanha e da Itália.8

Parceria no Atlântico Sul Antes mesmo de o Brasil entrar efetivamente no conflito, o governo dos EUA procurou se aproximar das autoridades brasileiras, particularmente em função do valor militar do nordeste brasileiro para o controle do Atlântico Sul, área de importância geopolítica fundamental para o esforço de guerra estadunidense. 9 Além disso, a instalação de bases aeronavais dos EUA no saliente nordestino – localizadas no ponto de menor distância entre

5

MASCARENHAS DE MORAES, João Batista. A FEB pelo seu comandante. Rio de Janeiro: Biblioteca do Exército, 2005, p.23.

SEITENFUS, Ricardo. O Brasil vai à Guerra: O processo de envolvimento do Brasil na Segunda Guerra Mundial. São Paulo: Manole, 2003, p.295. 6

Os afundamentos de navios brasileiros resultaram na cifra de 972 mortos (dos quais 470 tripulantes e 502 passageiros) de um total de 1.889 brasileiros mortos em função da guerra, perfazendo cerca de 51% das baixas fatais. 7

8

COSTA, Octávio. Trinta anos depois da volta..., p.16.

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ESTADO-MAIOR DO EXÉRCITO. História do Exército Brasileiro. Brasília: IBGE, 1972, p.826.

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as Américas e o norte da África – possibilitaria o abastecimento dos aviões que mantinham a linha de suprimentos para as tropas lá desdobradas.10 Nesse sentido, depois de complexas tratativas diplomáticas entre EUA e Brasil, que incluíram a visita do presidente Franklin Delano Roosevelt a Natal, em 23 de julho de 1941, os dois países firmaram um acordo de cooperação econômica e militar. Conforme observa Moura, [...] a aliança Brasil–Estados Unidos não era o resultado natural de elos históricos culturais comuns entre os dois países, nem era um exemplo de boa vontade unilateral. Ela resultou de um processo de negociações árduas e contínuas entre os dois países.11 A Comissão Militar Mista Brasil-EUA 12 , constituída por oficiais de estado-maior brasileiros e estadunidenses, passou a gerenciar a vertente militar do acordo, que definia claramente as responsabilidades de ambos os signatários, conforme assinala Duarte: O Brasil prometia auxiliar com todas as suas forças e meios disponíveis a defesa comum do continente americano; construir bases aéreas e navais, permitindo sua utilização às outras nações americanas; organizar e defender sua costa e as ilhas ao longo do litoral, bem assim, as estradas e os meios de comunicação do país. Por seu turno, os Estados Unidos prometiam não só o emprego de suas forças armadas em auxílio do Brasil, na defesa contra ataque de força armada de Estado extracontinental, com a obtenção de armamento e todos os meios materiais de que pudesse necessitar o Brasil para a meta em questão, bem como fornecer o que este país declarasse necessitar.13 Em decorrência desse acordo, foram organizados a Força Expedicionária Brasileira (FEB) e o 1º Grupo de Aviação de Caça da Força Aérea Brasileira (FAB), que combateriam na Itália. Além disso, os EUA forneceram expressiva quantidade de material de guerra, armamento, viaturas, navios e aviões. Para a defesa do litoral do Nordeste e do Atlântico Sul, o acordo possibilitou a construção de bases aéreas e navais, quartéis, o fornecimento de material e equipamentos de guerra e a instalação, com base no Recife, da 4ª Esquadra da Marinha dos EUA, à qual ficou subordinada a Força Naval do Nordeste brasileira. No segundo 10

LAVENÈRE-WANDERLEY, Nelson Freire. História da Força Aérea Brasileira. Belo Horizonte: Itatiaia, 1975.

MOURA, Gerson. Sucessos e ilusões: Relações internacionais do Brasil durante e após a Segunda Guerra Mundial. Rio de Janeiro: FGV, 1991, p.13. 11

A Comissão Militar Mista Brasil-EUA resultava das bases firmadas no Acordo de Cooperação entre EUA e Brasil, de 29 de outubro de 1940. 12

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DUARTE, Paulo. O Nordeste na II Guerra Mundial. Rio de Janeiro: Record, 1971, p.131.

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semestre de 1941, com a situação da África do Norte ainda indefinida, a ameaça de um ataque alemão contra o litoral nordestino era bastante plausível.14

Organizando a defesa do nordeste Ainda em meados do ano de 1941, ou seja, antes mesmo do ataque japonês à base da Marinha dos EUA, em Pearl Harbor, e da entrada do Brasil na guerra, o governo brasileiro criou o Teatro de Operações (TO) Nordeste, que, por sua vez, era dividido em dois setores de defesa, cada qual compreendendo dois estados da federação e mobiliados com uma divisão de infantaria (DI), ainda a serem organizadas. O Setor Sul englobava os estados de Pernambuco e Alagoas e ficou sob a responsabilidade da 7ª DI, com quartel-general (QG) no Recife, posto que também era sede da 4ª Esquadra da Marinha dos EUA e da base aérea do Ibura 15, construída pela engenharia do Exército dos EUA. A 14ª DI, com QG em João Pessoa, era responsável pela defesa do Setor Norte, que abrangia os estados da Paraíba e do Rio Grande do Norte. Próximo a Natal, na localidade de Parnamirim, foi construída uma imensa base aeronaval norte-americana16, ponto de partida das patrulhas antissubmarino e com instalações de reabastecimento de aviões e navios em trânsito dos EUA para a África17.

MCCANN, Frank. Aliança Brasil-Estados Unidos, 1937-1945. Rio de Janeiro: Biblioteca do Exército, 1995. Atual Aeroporto Internacional dos Guararapes / Gilberto Freire, que serve à capital pernambucana, e Base Aérea do Recife, da FAB. 14 15

16

Atual aeroporto internacional de Natal / Augusto Severo e Base Aérea de Natal, da FAB.

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DUARTE, Paulo. O Nordeste na II Guerra Mundial..., p.92.

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Fig. 1 – Teatro de Operações Nordeste com seus setores de defesa

Complementando o dispositivo de defesa do saliente nordestino, decidiu-se pela ocupação militar do arquipélago de Fernando de Noronha, que, juntamente com Natal e Recife, passou a formar o triângulo estratégico de defesa sul do continente americano.

Fig. 2 – Triângulo estratégico de defesa sul do continente americano

Com o estabelecimento do TO Nordeste, foram iniciadas as providências efetivas para prover a devida defesa da região. Diversas unidades do exército baseadas nas regiões Sul e Sudeste foram transferidas para completar as novas DI e outras tantas foram criadas e organizadas localmente.

O novo TO requeria um comandante com boa capacidade

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organizacional e, em janeiro de 1942, o experiente General Estevão Leitão de Carvalho 18 foi nomeado comandante do 1º Grupo de Regiões Militares (1º GRM) e, um mês depois, comandante dos TO Este e Nordeste, cuja área de responsabilidade se estendia desde o estado da Bahia até o Piauí. Uma das primeiras providências tomadas pelo novo comandante foi realizar uma viagem de reconhecimento ao Nordeste, com o objetivo de conhecer o valor e o poder de combate das tropas à sua disposição, bem como identificar as possibilidades defensivas e vulnerabilidades do terreno do TO. Como resultado dessa viagem de inspeção, o General Leitão de Carvalho elaborou um Plano de Manobra para a defesa do Nordeste, que, dentre outras disposições, definia como missão que A defesa do Nordeste far-se-á mediante grupamentos de força, concentrados em torno dos portos marítimos e das bases aéreas da região, competindo a esses grupamentos: [...] - impedir o estabelecimento do inimigo no Arquipélago de Fernando de Noronha; [...]19 O plano, protocolado no Ministério da Guerra em 30 de maio de 1942, propunha a seguinte composição de forças: - uma DI com sede em Natal; - uma DI com sede no Recife; - uma DI em reserva; - um Centro de Resistência em Fernando de Noronha; - uma rede de postos de vigilância ao longo do litoral.20

O Geral Estevão Leitão de Carvalho foi um dos fundadores da revista A defesa nacional. Adido militar no Chile (1918-21), membro da delegação na V Conferência Pan-Americana (Chile); consultor militar na IV Assembleia da Liga das Nações (Genebra 1923-1936), consultor militar da delegação do Brasil à Conferência do Desarmamento (Genebra, 1932), chefe da delegação brasileira na Comissão Militar Neutra incumbida de executar o acordo de Paz entre o Paraguai e a Bolívia (Questão do Chaco, 1935), chefe da delegação brasileira na Conferência de São Francisco (EUA), que elaborou a Carta das Nações Unidas. 18

19

CARVALHO, Estevão Leitão. A serviço do Brasil na Segunda Guerra Mundial. Rio de Janeiro: Edições d´A Noite, 1952.

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DUARTE, Paulo. O Nordeste na II Guerra Mundial..., p.144.

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Mesmo com modificações e vencidas algumas resistências, o plano foi adotado, dando início à ocupação militar de Fernando de Noronha, objeto do presente trabalho.

Defendendo a ilha: o exército brasileiro em Fernando de Noronha Composto por 21 ilhas e ilhotas de origem vulcânica, o arquipélago de Fernando de Noronha dista 345 km de Natal e 545 km do Recife. A ilha de Fernando de Noronha é a maior do arquipélago, tendo uma área de 17 km² e algumas elevações, que podem ser avistadas a distância.21 Em meados de 1941, a ilha abrigava um presídio com cerca de 400 detentos, que eram guardados por uma força policial de 165 homens. Um relatório da época aponta as deficiências de infraestrutura da ilha: Uma informação procedente da ilha, datada dos últimos dias de 1941, e assinada por Coriolano Monteiro de Oliveira, endereçada ao QG da 7ª Região Militar, adiantava que “existia um grande campo de aviação cimentado, com possibilidade de alongamento por ambos os lados, tendo nas proximidades um poço artesiano, produzindo 3.200 litros d´água por hora; que o presídio possuía uma lancha de alto-mar e grandes jangadas para desembarque de pessoal e material, além de dois caminhões, fabricação de 1939; que a energia elétrica era assegurada por um motor Wortington, de 100 HP, e dois outros de 36 e 24 HP; a voltagem do primeiro era de 2.300 volts, passando por uma transformação para corrente de 220 volts alternada, com possibilidade de ampliação”.22 Uma rápida leitura do relatório permite verificar a precariedade da infraestrutura da ilha, particularmente no que diz respeito à obtenção de água potável, um enorme desafio para as forças de ocupação. O contato com o continente era efetuado por intermédio de uma estação radiotelegráfica de alta potência, de prefixo PYV-2, que operava na faixa de 32 metros. Para minimizar os problemas estruturais e planejar as tarefas de ocupação da ilha, uma comissão da 7ª Região Militar (7ª RM) visitou a ilha para verificar as necessidades logísticas da operação. No decorrer do ano de 1941 discutiu-se a respeito de qual força poderia ocupar Fernando de Noronha, a Marinha ou o Exército. Em uma longa carta pessoal enviada ao

Para simplificar o entendimento e adotando a linguagem corrente no Brasil, a partir daqui designaremos de Fernando de Noronha tanto a ilha maior, única habitada, quanto o arquipélago no todo. 22 DUARTE, Paulo. O Nordeste na II Guerra Mundial..., p.155. 21

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Presidente Getúlio Vargas, o Almirante Alberto Lemos Bastos, comandante do 2º Distrito Naval, com sede em Salvador, queixou-se da falta de disposição do Ministro da Marinha em enviar os Fuzileiros para a missão: [...] O Fuzileiro Naval deve ser especialista em operações de desembarque. Os nossos nunca praticaram essas coisas, nem têm os meios necessários para fazêlos e não se os quiseram ter. Não têm armamento, nem barracas, nem cozinhas de campanha. A ocupação de Fernando de Noronha deveria, penso, ter sido feita pela Marinha. Quando nisto falei ao Ministro, ele me disse que a Marinha não tinha como fazê-la.23 Apesar dos lamentos do comandante naval, a realidade é que os Fuzileiros Navais não teriam condições para cumprir uma missão com a envergadura que a ocupação exigia. Assim, no final do ano, o Conselho de Segurança Nacional decidiu que o arquipélago seria ocupado por uma força do Exército Brasileiro. A necessidade de incluir o arquipélago no sistema defensivo do Nordeste já era evidente em meados de 1941, de acordo com estudos realizados pelo Comandante Paulus Powel, integrante da Missão Naval dos EUA no Brasil, que se baseava nas ameaças existentes e nos meios disponíveis para a defesa, ressaltando que Devido a não haver comunicações terrestres regulares, ferroviárias ou rodoviárias, entre o norte e o sul do país, o efeito imediato da ocupação de Fernando de Noronha, por um inimigo que tivesse superioridade aérea, seria o isolamento dos estados setentrionais, da Bahia para o norte, dos meridionais, onde está concentrado o poder político e econômico do Brasil.24 De acordo com a estimativa do oficial da Marinha dos EUA, se Fernando de Noronha caísse em poder do inimigo e fosse utilizada como base aérea para ataque ao continente e à navegação de cabotagem, o Brasil corria o risco de ser dividido em dois. Concluía seu estudo ressaltando a importância estratégica da ilha e a necessidade de ocupá-la, ainda que houvesse enormes dificuldades logísticas. Com seu imenso litoral, o Brasil era, em fins de 1941, bastante vulnerável a ataques provenientes do mar – particularmente desfechados por submarinos, que já operavam Carta do Almirante Alberto Lemos Bastos ao Presidente Getúlio Vargas, de 2 de março de 1943. Acervo da Diretoria de Patrimônio Histórico da Marinha. 23

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DUARTE, Paulo. O Nordeste na II Guerra Mundial..., p.153.

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amplamente no Atlântico – e do ar. Com a premissa de enfrentar tais ameaças, foi preparada a defesa de Fernando de Noronha. Para guarnecer o arquipélago, em 13 de janeiro de 1942 foi formalmente criado o Destacamento Misto de Fernando de Noronha, sob o comando de um oficial general, e composto por unidades de infantaria, artilharia de campanha, artilharia de costa e artilharia antiaérea, com seus respectivos apoios. O primeiro boletim interno do Destacamento Misto resumia o valor militar de Fernando de Noronha para o sistema defensivo do Nordeste: A existência dessa ilha, indefesa, em posição dominante sobre o litoral, é um ponto fraco em qualquer organização defensiva costeira, e, nas mãos do inimigo, uma ameaça permanente e séria a essa defesa. Realmente, grande é o valor do arquipélago por sua singular posição geográfica e a sua queda hoje em mãos estranhas poria em perigo nossa linha de comunicações marítima, além de proporcionar ao invasor a faculdade de aproveitá-la como base avançada, de onde se preparariam operações preliminares para a posse de outras no litoral do Nordeste.25 A ameaça era bastante clara: se Fernando de Noronha caísse em mãos inimigas, a navegação aliada no Atlântico Sul estaria comprometida e o litoral nordestino ameaçado. Para o comando do Destacamento Misto, foi designado o General-de-Brigada Francisco Gil Castelo Branco, que, juntamente com seu estado-maior, realizou uma viagem de reconhecimento e inspeção ao arquipélago na primeira semana de fevereiro de 1942 e, posteriormente, tomou as providências para reunir os meios alocados para seu comando e coordenou com a Marinha do Brasil o transporte das unidades com as devidas escoltas. Como os meios de transporte marítimo disponíveis eram escassos, foi necessário planejar a ocupação do arquipélago em diferentes escalões, seguindo, em primeiro lugar, as tropas necessárias para estabelecer sua defesa imediata. A respeito da prioridade de embarque das unidades, o General Castelo Branco definiu sua intenção: Parece-me que a primeira tropa combatente a seguir deva ser a infantaria, para tomar posse efetiva da ilha e evitar qualquer golpe de mão. [...] Com o primeiro BC [batalhão de caçadores] a embarcar, poderá seguir a bateria de obuses que já se acha no Recife.26

25

DUARTE, Paulo. O Nordeste na II Guerra Mundial..., p.161-162.

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Ibid, p.157.

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Após dois dias de navegação, com escolta e obedecendo à disciplina de luzes no período noturno, em 16 de abril de 1942 chegou a Fernando de Noronha o primeiro contingente, composto pelo Comando e estado-maior do Destacamento, 30º Batalhão de Caçadores (30º BC), 1ª Bateria Independente de Obuses (1ª Bia Indep O) e elementos de apoio. O 30º BC havia sido organizado em dezembro de 1941, na cidade de Olinda27, e possuía em seu efetivo expressiva quantidade de soldados recrutas, com pouca instrução militar. A 1ª Bia Indep O fora organizada no Rio de Janeiro, na mesma época do BC28, e deslocou-se para o Recife, por via marítima, em fevereiro de 1942, antes de seguir para Fernando de Noronha. Seu armamento consistia em obuseiros Krupp C/14 de 105mm. Quase um mês depois, no dia 18 de maio, o segundo contingente chegou no transporte Itapura, com o comando e uma bateria do 1º Grupo Móvel de Artilharia de Costa (1º GMAC), um destacamento de pontoneiros, e outro de transmissões. O 1º GMAC era uma unidade nova, criada há apenas quatro meses na cidade do Rio de Janeiro29, e possuía duas baterias de canhões, cada qual dotada de duas peças Vickers-Armstrong 30 calibre 152,4mm (6 polegadas), e uma seção de projetores Modelo Sperry, destinados a iluminar os alvos. O terceiro contingente chegou em 10 de julho, a bordo do navio Santarém, trazendo a bateria restante do 1º GMAC e o 1º Grupo do 2º Regimento de Artilharia Antiaérea (I/2º RAAAe), unidade originalmente sediada em Quitaúna-SP e que permaneceria na ilha por quase dois anos e meio31. O I/2º RAAAe era dotado dos modernos canhões antiaéreos Krupp Flak 18 de 88mm, de fabricação alemã (que angariariam fama nos combates da 2ª Guerra Mundial por sua precisão e capacidade de destruição), tracionados por viaturas meialagartas Sdkfz 7, e tinha por missão realizar a defesa da ilha contra possíveis ataques de 27

O 30º BC foi criado por intermédio do Aviso Reservado nº 556-491, de 23 de dezembro de 1941.

A 1ª Bia Indep O foi criada pelo Decreto-Lei nº 3.959, de 19 de dezembro de 1941, e foi organizada, inicialmente, no quartel do 1º Grupo de Obuses (1º GO), em São Cristóvão, na Capital Federal. 28

O 1º GMAC foi criado pelo Decreto-Lei nº 4.074, de 31 de janeiro de 1942, e também viu seus primeiros dias no quartel do 1º GO, no Rio de Janeiro. 29

De acordo com Duarte (1971, p.23), o Brasil adquiriu nos EUA, no final da década de 1930, 99 canhões de artilharia de costa Vickers-Armstrong, ao custo apenas do preço do transporte e que terminaram por artilhar diversos pontos do litoral brasileiro. Para utilizá-los efetivamente, a Diretoria de Material Bélico determinou que uma empresa particular projetasse uma plataforma visando aumentar-lhes o campo horizontal. O primeiro modelo de plataforma, contudo, foi rejeitado pelo Exército Brasileiro, mas estas foram distribuídas aos canhões que constituíram a defesa de Fernando de Noronha. 30

O I/2º RAAAe havia sido criado pelo Decreto-Lei nº 2.830, de 3 de dezembro de 1940, sendo, das unidades presentes em Fernando de Noronha, a que existia há mais tempo. É interessante observar que possuía menos de dois anos de funcionamento, quando foi enviada para o arquipélago. 31

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aeronaves inimigas. Todo o material do Grupo havia sido adquirido dos alemães antes da declaração de o Brasil declarar guerra à Alemanha. O quarto e último contingente também chegou à Fernando de Noronha a bordo do Santarém, no dia 9 de julho, com o 31º Batalhão de Caçadores (31º BC), unidade organizada no Recife, em fins de 1941 32 , além de alguns elementos de apoio. Com a chegada dessa unidade, completava-se o dispositivo do Destacamento Misto de Fernando de Noronha, que ficou assim constituído:

Fig. 3 – Composição do Destacamento Misto de Fernando de Noronha

O grupo de apoio abrangia pequenas unidades logísticas, administrativas e de apoio ao combate, dentre as quais figuravam o Serviço de Saúde da 7ª RM, Serviço de Veterinária, Serviço de Intendência, Serviço de Material Bélico, Companhia de Transmissões, Serviço de Polícia, Depósito de Material de Engenharia, Serviço Religioso, prefeitura militar e o Conselho Extraordinário de Justiça, além do destacamento de pontoneiros. Tão logo foram vencidas as dificuldades relativas ao desembarque do material pesado na ilha – não havia porto ou local de atracação, o que obrigou os pontoneiros a construírem um trapiche – deu-se prosseguimento ao Plano de Defesa nº 1, datado de 20 de julho de 1942, elaborado pelo estado-maior do General Castelo Branco.

O QG do comandante do

O 31º BC foi criado pelo Decreto-Lei nº 3.992, de 30 de dezembro de 1941, e foi organizado, inicialmente, no Colégio Padre Machado, na capital de Pernambuco. 32

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Destacamento Misto foi instalado na antiga casa paroquial, ao lado da igreja da Vila dos Remédios, principal centro populacional da ilha, onde também permaneceram acantonadas quase todas as unidades de apoio. O 30º BC construiu um quartel no largo da antiga usina 33, enquanto o 31º BC ficou responsável pela defesa da porção sueste da ilha. Com tanto litoral e possíveis áreas de desembarque a defender, o 1º GMAC desdobrouse em diferentes locais, ficando seu comando na antiga diretoria do presídio, a 1ª Bateria de Canhões no Hospital Velho, a 2ª Bateria na antiga prefeitura e a Seção de Projetores distribuída pela ilha, nas alturas que dominavam as praias adjacentes34. No intuito de cooperar com a Artilharia de Costa, a 1ª Bia Indep O ocupou posição na vila do Porto de Santo Antônio e, mais tarde, foi deslocada para as proximidades do Forte da Conceição. O I/2º RAAAe ocupou posições elevadas do terreno, para otimizar os campos de tiro de seus canhões Krupp 88mm contra possíveis ataques aéreos, destacando suas baterias para o Morro do Curral e o Morro Dois Irmãos.

Fig. 4 – Dispositivo estabelecido pelo Plane Defensivo nº 1

Localidade atualmente conhecida como Vila do Trinta, que teve seu nome originado do número “30”, pintado no telhado do quartel que abrigou o 30º BC. 33

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Alto da Ponta da Sapata, Ponta da Pedra Alta e Alto da Viração.

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Complementavam o sistema defensivo os Núcleos de Segurança, constituídos por postos de observação e vigilância, localizados no Porto de Santo Antônio, estação da Air France, Fortaleza dos Remédios, Morro do Pico, Praia da Quixaba, Praia do Boldró, Baía do Sancho, Baía Sueste, Praia do Leão, Morro do Espinhaço e Praia do Atalaia. A missão dos núcleos era dar o alerta antecipado no caso de uma tentativa de invasão ou localização de aeronaves suspeitas.

Fig. 5 – A dificuldade do desembarque: um pesado canhão Vickers-Armstrong M1917, pertencente ao 1º GMAC, entrando em posição com o auxílio de um trator.

Dadas as imensas dificuldades logísticas – foi necessário desembarcar mais de quarenta canhões e viaturas sem porto ou atracadouro adequado – e as carências normais de uma ilha localizada na imensidão do oceano, o plano foi executado com bastante rapidez e eficiência e logo as unidades puderam entrar em operação e participar de inúmeros exercícios coordenados de defesa. O Major José Campos Aragão, primeiro comandante do I/2º RAAAe, descreveu um desses treinamentos que simulavam ataques aéreos e tentativas de desembarque inimigos no arquipélago: [...] um foguete, de lagartas amarelas, subiu ao céu no Alto da Floresta. Seguiu-se o badalar constante dos sinos e silvos estridentes de sirenes [...] Incontinenti, o grupamento de defesa contra aeronaves aprontou-se para a ação simulada. Canhões esticavam os longos tubos, de boca aberta, farejando o ar. Metralhadoras contra aviões em voo baixo, também foram acionadas. Da posição da bateria pudemos ver o desencadeamento do alarme em todos os pormenores. Centro de Investigaciones Históricas Mario Briceño Iragorry

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Correria interessante para as trincheiras antiaéreas. No aquartelamento do 30º BC tinha-se a impressão de colmeia atacada.35 O soldado Ayrton Guimarães também registrou suas impressões sobre um desses treinamentos: Trabalhávamos dia e noite na fortificação da ilha e logo iniciaram os treinamentos antiaéreos. A ilha, quase sempre, era um eterno black-out. Apagavam toda a iluminação existente; até o cigarro era proibido. Quando tocava a sirene de alarme, todos corriam para os abrigos, armados até os dentes, e os faróis de longo alcance entravam em ação, vasculhando todo o céu. Quando se descobria o avião, todos os faróis ficavam dirigidos para o céu, até que soltasse uma sinalização em cores e codificada, secretamente para o Brasil, avisando ser avião aliado e autorizado a voar sobre a ilha. Então, cessava o alarme e voltava ao normal a situação.36 Para reforçar ainda mais as defesas da ilha, em outubro de 1942 foi criado o 1º Grupo Independente de Artilharia 37 (1º GIA), dotado de canhões de tiro rápido Saint-Chamond 75mm C/36 TR, de fabricação francesa. A unidade, no entanto, teve vida curta na ilha, sendo, posteriormente, transferida para Niterói, contando apenas quatro meses de serviço no Destacamento Misto. No período em que esteve na ilha, o 1º GIA permaneceu aquartelado no Hospital Velho.

Um rochedo duro - problemas enfrentados pelos soldados Mesmo antes de enviar as tropas, os planejadores da ocupação militar de Fernando de Noronha puderam visualizar a dificuldade que teriam para alojar e abastecer mais de 2.500homens em um território de apenas 17 km² e com escassas edificações construídas. Nesse sentido, uma das primeiras providências adotadas foi transferir todos os presos políticos e a maioria dos detentos comuns para o continente, com o objetivo de diminuir a população da ilha. Para um melhor controle da tropa, ficou determinado que, para servir no

ARAGÃO, José Campos. Guardando céu nos trópicos: Ilha de Fernando de Noronha. Rio de Janeiro: Biblioteca do Exército, 1950. 35

GUIMARÃES, Ayrton Vianna Alves. Do teatro ao teatro de guerra: caminhos e descaminhos de um pracinha pernambucano na Segunda Guerra Mundial. Recife: Gráfica e Editora do Nordeste, 2001. 36

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O 1º GIA foi criado pelo Decreto-Lei nº 4.798, de 6 de outubro de 1942.

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Destacamento Misto, os homens deveriam ser, prioritariamente, solteiros ou, se casados, não terem filhos.

Fig. 6 – A Canhão Antiaéreo Flak 18 calibre 88 mm, pertencente ao I/2º RAAAe, em posição no Morro do Curral, de onde fazia a defesa da pista de pouso da ilha

Com o propósito de manter a motivação e a saúde física e mental dos homens, foi estabelecido um período de serviço de seis meses na ilha, após o qual os soldados seriam substituídos em sistema de rodízio. Em meados de 1943, o tempo de permanência foi estendido para dez meses de serviço ininterrupto. Dada a carência de meio de transporte aéreo ou marítimo, é possível avaliar as dificuldades enfrentadas pelos comandos para colocar em prática esse sistema, mas, em que pese as limitações, os rodízios foram realizados com relativo sucesso. O trabalho de preparação dos quartéis e das posições de combate foi bastante árduo e exigia muito dos homens, conforme testemunhou o soldado Ayrton Guimarães: Durante o dia, nosso trabalho era o de preparara o terreno da ilha para a nossa defesa. Trincheiras e casamatas, que eram lugares que agasalhavam os combates, em local de difícil acesso ao inimigo, em caso de invasão. Como a ilha era uma rocha só, as escavações foram penosas e nossas mãos ficavam cheias de calos. O arquipélago não tinha nenhuma defesa e, pela gravidade da situação e riscos ao nosso continente, havia a necessidade do exército estar aquartelado e fortificando-a para a defesa de todos.38

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GUIMARÃES, Ayrton Vianna Alves. Do teatro ao teatro de guerra.., p.25.

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Um problema que perseguia o soldado e a administração militar era a obtenção de água potável. Embora houvesse algumas fontes naturais – a principal delas era a Cacimba do Padre, que abastecia a ilha – o súbito crescimento da população no arquipélago levou os soldados ao expediente de cavarem poços, onde a água era, frequentemente, salobra e de qualidade duvidosa. Não raro os soldados enfrentavam situações de sede e precisavam de muita criatividade para atender às suas necessidades. Mais uma vez nos reportamos ao depoimento do soldado Ayrton Guimarães, que exemplifica a dificuldade para se obter água na ilha: Tive minha primeira sede na ilha. Como achar água? Perguntei a um colega que estava ali há mais tempo, como encontrar água para beber. Ele respondeu: - Rapaz, você vai ter que fazer o seu “poço” também. [...] Vim a saber que o “poço” a que ele se referia era feito da seguinte maneira: cada um possuía um litro, de vidro, tampado por uma cortiça. A garrafa era amarrada a um cordão grosso no gargalo e marcada com o nome de cada um, para não ser tirada pelos outros, e atirada ao mar. No outro dia pescava-se a garrafa e, dentro dela, vinha uma água salobra, para beber e lavar o rosto.39 É oportuno observar que, decorridos setenta anos da ocupação militar de Fernando de Noronha, o abastecimento de água potável continua a ser um dos maiores problemas de infraestrutura da ilha. Obter alimentos frescos, especialmente a carne verde, era outro desafio. A carne, normalmente, vinha do Recife, por via marítima, procedente do matadouro de emergência construído pelo Serviço de Subsistência da 7ª RM, mas as entregas eram bastante irregulares, em função da dificuldade em realizar, em ambiente de guerra, o transporte marítimo para o arquipélago. No intuito de ter uma reserva alimentar para ser consumida em caso de emergência, o Serviço de Veterinária do Destacamento Misto mantinha a criação de um rebanho na ilha que, em fins de 1943, compreendia 558 bovinos, 238 suínos, 400 caprinos e 27 ovinos40. As carências de água e alimentação de boa qualidade, associadas ao próprio isolamento na imensidão do Atlântico, tinham um peso na saúde dos homens, provocando

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Ibid.

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DUARTE, Paulo. O Nordeste na II Guerra Mundial..., p.167.

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doenças físicas e mentais que os soldados apelidavam, genericamente, de “fernandite”. O relatório anual de 1943, elaborado pelo Estado-Maior da 7ª RM, alertava para os problemas sanitários da tropa: As condições de vida da ilha, alimentação incompleta e escassa, deficiência de água para beber e higiene individual não permitiam, como não permitem, que se exijam grandes esforços dos homens. Isso se acentuou com o incremento dos casos de carência (avitaminose) e beribéri havidos.41 Diversas ações foram realizadas no sentido de minimizar as doenças e os problemas sanitários da tropa. Foram implantadas rigorosas normas de higiene individual e coletiva, com particular atenção para os alojamentos da tropa. O lixo passou a ser enterrado e uma equipe do Serviço de Febre Amarela deslocou-se do Recife para a ilha, para tentar erradicar os mosquitos e ratos, bastante comuns em Fernando de Noronha.

Fig. 7 e 8 – Os dois primeiros comandantes do Destacamento Misto de Fernando de Noronha: generais-de-brigada Francisco Gil Castelo Branco (a esquerda) e Ângelo Mendes de Morais

É interessante observar que, no auge da ocupação militar, em meados de 1943, o Destacamento Misto reunia aproximadamente 2.600 homens. A eles, somavam-se quase 300 militares da base da Marinha dos EUA existente nas proximidades da Baía de Sueste.

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Arquivo Histórico do Exército. Acervo da 7ª Região Militar.

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Fig.9 - Canhão Vickers-Armstrong M1917, de 152,4mm, em posição

Novo comando, novos planos No princípio de 1943, o General Francisco Gil Castelo Branco foi substituído no comando do Destacamento Misto pelo General-de-Brigada Ângelo Mendes de Morais, que havia sido promovido ao generalato recentemente. Em março, logo após a posse do novo comandante, o Destacamento recebeu da 7ª RM a Instrução nº 2, que atualizava a missão das tropas: – Manter o arquipélago contra as investidas por mar, organizando-se na ilha de Fernando de Noronha, sobretudo diante da Baía de Santo Antônio, de sorte a impedir qualquer tentativa de desembarque; – precaver-se contra os bombardeios navais e aéreos e atuar contra as tropas ou agentes vindos por ar e que desçam no arquipélago, destruindo-os ou aprisionando-os; em qualquer caso, impedir que a ilha seja utilizada como base aérea de operações contra o continente.42 Com base nessas instruções, o General Morais emitiu uma nova ordem de operações43, que estabelecia um novo dispositivo defensivo. A ilha foi dividida em dois quarteirões defensivos de infantaria, cujo limite era materializado, no terreno, pela linha Pico – Morro da Boa Vista – Morro do Macedo. O Quarteirão Leste ficou sob a responsabilidade do 30º BC

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Arquivo Histórico do Exército. Acervo do Destacamento Misto de Fernando de Noronha.

Ordem Geral de Operações nº 2 para Instalação Defensiva, de 26 de março de 1943. Arquivo Histórico do Exército. Acervo do Destacamento Misto de Fernando de Noronha. 43

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(menos uma companhia) e o Oeste passou a ser defendido pelo 31º BC, também desfalcado de uma subunidade. As duas companhias subtraídas dos BC passaram a constituir a reserva móvel, juntamente com a tropa de choque do QG do Destacamento. Tal organização tinha por objetivo implantar uma defesa mais flexível, capaz de responder rapidamente a ataques em qualquer ponto da ilha.

Fig. 10 – Dispositivo estabelecido pelo Plane Defensivo nº 2

Redução dos efetivos e o fim do destacamento misto Com a derrota das forças do Eixo na África do Norte, a ameaça de uma invasão contra o Nordeste e contra o arquipélago diminuiu consideravelmente. Com efeito, o governo brasileiro deu início a um processo gradual de redução das unidades desdobradas em Fernando de Noronha e, em meados de 1943, foram transferidos da ilha para o continente o 1º GIA, que permaneceu apenas quatro meses subordinado ao Destacamento Misto, e o 31º BC, que passou a ocupar aquartelamento em Campina Grande, na Paraíba. Na primeira semana de agosto de 1943, o General Ângelo Mendes de Morais partiu para o Rio de Janeiro e o comando do Destacamento passou a ser exercido, interinamente, pelo Coronel Tristão de Alencar Araripe. Um mês depois, no dia 6 de setembro, foi criado o Território Federal de Fernando de Noronha44, e o Coronel Araripe foi nomeado governador 44

O Território foi criado por intermédio do Decreto-Lei nº 5.718, de 6 de setembro de 1943.

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do Território e efetivado como comandante do Destacamento Misto, acumulando as funções de comandante militar e gestor administrativo do arquipélago. Uma das providências tomadas pelo novo comandante foi expedir o Plano Defensivo nº 3 que, com a volta de algumas unidades para o continente, teve que atender ao princípio de economia de meios e passou a ser baseado em um centro de resistência, na Vila dos Remédios e adjacências, e uma rede de postos de observação e postos de vigilância. Na segunda metade de 1944 a situação estratégica da guerra tinha-se modificado completamente em favor dos Aliados, eliminando, na prática, a ameaça de invasão ao arquipélago. As tropas anglo-americanas haviam invadido a Sicília e a Normandia, os soviéticos pressionavam as forças nazistas na Frente Oriental europeia e a 4ª Esquadra dos EUA dominava o Atlântico Sul. Pouco a pouco, as unidades do Destacamento Misto foram sendo desmobilizadas ou transferidas para o continente. Com o fim da guerra na Europa, no entanto, não havia mais razão para manter em Fernando de Noronha um contingente tão numeroso, e, em agosto de 1945, o Destacamento Misto foi extinto, dando lugar à Guarnição de Fernando de Noronha, ato regulamentado pelo Aviso nº 1.732, de 13 de agosto de 1945: Fica criada, na conformidade do Art 2º do Decreto-Lei nº 19.116, de 6 do corrente, a Guarnição de Fernando de Noronha, em substituição ao Destacamento Misto de mesmo nome, extinto pelo referido decreto. A citada Guarnição terá efetivo em pessoal constante do quadro aprovado pela Portaria nº 21/21, de 13 de julho de 1945 (Reservada). Em consequência da alteração supra, ficam extintos o QG do Destacamento, a 1ª Cia Independente de Infantaria, tipo especial, e o Hospital Militar de Fernando de Noronha.45 É oportuno observar que, por ocasião da extinção do Destacamento Misto, praticamente todas as suas unidades originais já haviam sido desmobilizadas ou transferidas. A Guarnição de Fernando de Noronha permaneceu sob a responsabilidade do Exército até 1981, quando passou à jurisdição do Ministério da Aeronáutica.

Considerações finais Por ocasião do ingresso do Brasil na guerra o arquipélago foi incluído como um dos vértices do triângulo estratégico de defesa do Nordeste, pois sua queda poderia resultar na 45

Aviso nº 1.732, de 13 de agosto de 1945.

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divisão do território brasileiro em dois, segregando o Norte–Nordeste do Centro-Sul do país. Para tal, o governo brasileiro decidiu por enviar um Destacamento Misto, forte em unidades de artilharia, para estabelecer a defesa de Fernando de Noronha, tarefa que não foi realizada sem dificuldades. Unidades recém-formadas, compostas em grande parte por recrutas; dificuldades de transporte e abastecimento; além do enorme desafio logístico de praticamente quintuplicar a população da ilha foram alguns dos obstáculos superados. No entanto, a tropa enviada cumpriu sua missão da melhor maneira possível, estabelecendo um dispositivo defensivo de 360º ao redor da Vila dos Remédios e da pista de pouso. Embora o esperado ataque não tenha se concretizado, as unidades do Exército Brasileiro estiveram prontas para o combate durante dois anos e oito meses. Encerrava-se, assim, a história do Destacamento Misto de Fernando de Noronha, grande unidade que atuou, na imensidão e no isolamento do Oceano Atlântico, como ponta de lança do dispositivo da defesa do Nordeste brasileiro.

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APUNTES SOBRE LA REAL MAESTRANZA DE ARTILLERÍA, VERACRUZ, 1762-1798 Notes about the Royal Armory of Artillery, Veracruz, 1762-1798

Eder Antonio de Jesús Gallegos Ruiz

Licenciado en Historia, Universidad Veracruzana, (México); estudios del Máster en Historia de América Latina, Universidad Pablo de Olavide, de Sevilla (España); Diplomado en Conocimiento vital del Caribe, Universidad Tecnológica de Bolívar (Colombia). Miembro del grupo de investigación internacional “CSG-Red Imperial”, Universidad de Navarra (España). E-mail: [email protected]

Recibido: 15/9/2016 Aprobado: 13/12/2016 Resumen: Este artículo se sitúa entre los temores de invasión a Nueva España generados tras la caída de La Habana en 1762 hasta el arribo del virrey Miguel José de Azanza en 1798. Detalla cómo debido a la estratégica posición de Veracruz dicha localidad fue prioritaria en la aplicación de la denominada “militarización de la ilustración española”, mediante el traslado de la fabricación de artillería en manos de asentistas privados a militares profesionales. Además, ofrece indicios sobre mutaciones en los regímenes laborales entre el modelo compulsivo y el asalariado, mecanismos de enganche, disciplina militarizada de artesanos y composición socio-racial. Palabras clave: Trabajo, artillería, ilustración. Abstract: This article is between fears of invasion of New Spain generated after the fall of Havana in 1762 until the arrival of Viceroy Miguel José de Azanza in 1798. It details how because of the strategic position of Veracruz that location was a priority in the application of the so-called "militarization of the Spanish Enlightenment," by transferring the manufacture of artillery in the hands of private “asentistas” to professional military. It also provides clues about mutations in compulsive work patterns and wage model, latching mechanisms, militarized discipline of artisans and socio-racial composition. Keywords: Labor, artillery, enlightenment Centro de Investigaciones Históricas Mario Briceño Iragorry

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Hacia una nueva historia de la tecnología militar hispana La historiografía respecto a la relación entre técnica y expansionismo ibérico en los escenarios americanos se ha estudiado amplia y preferentemente desde la óptica de la transferencia de técnicas mineras por intereses en la amalgamación argentífera, la literatura científica al respecto resulta extensa1, pero aún faltan más investigaciones puntuales sobre otras formas de técnica; en particular, las asociadas con los sistemas de transporte y guerra. Estas modalidades, según los enfoques de Carlo Maria Cipolla o Jared Diamond, se tornan en importantes elementos de conformación de modelos socio-económicos a través de la historia2. Punto que me inspira a realizar una investigación conectada a sociedades distantes geográficamente pero agregadas dentro la monarquía hispana. Una vez que la Corona de Castilla dominó con la espada y la cruz el altiplano mesoamericano durante los siglos XVI a XVII, mantuvo una entidad jurídico-política llamada reino de la Nueva España que conectó las redes del comercio Atlántico vía Sevilla-San Juan de Ulúa con los circuitos del Pacifico a través de Acapulco-Manila, lo que para algunos autores bien pudo significar una naciente globalización.3 Asentados en los diversos puntos de esta red necesitaron urgentemente de técnica militar de corte europeo (sin caer en eurocentrismo) no para la expansión de las fronteras, estancadas desde mediados del XVII, sino para la defensa de los enclaves más estratégicos para el sostenimiento del sistema entero, representando todo un problema logístico dada las enormes distancias oceánicas. De esta forma surgieron problemáticas a resolver como los costes financieros para transportar los armamentos, reparo y suministros militares a las plazas ultramarinas. La técnica defensiva tuvo, a su vez, repercusiones, pues al tiempo que ésta fluye allende los mares también surgieron retos como su debida aplicación en contextos que son ajenos. ¿Cómo mantener una defensa eficiente con escasas estructuras?

Manuel Castillo, “Estudio bibliográfico de los últimos veinticinco años de Historia de la trasferencia de ciencia y tecnológica entre Europa y la América Virreinal”, en Llull: Revista de la Sociedad Española de Historia de las Ciencias y de las Técnicas núm.56, vol. XXVI, Logroño, 2003, pp.414-416. 2. Jared Diamond, Armas gérmenes y Acero, Barcelona, Debate, 1998, p. 275; Carlo Cipolla, Las maquinas del tiempo y de la guerra: Estudio de la génesis del capitalismo, Barcelona, Critica, 1999, pp.89-146. 3 Dennis Flynn y Arturo Giraldez, “Globalization began in 1571” en Globalization and Global History, London/New York, Routledge, 2006, pp.359-387. 1

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En décadas recientes la historiografía naval-militar se ha superado con enfoques novedosos y ha aportado una mayor diversidad de temas en foros académicos.4 Sin embargo, a través de una revisión bibliográfica pude detectar que un tópico poco abordado hasta ahora es la Historia de la técnica militar como corpus de saberes y relaciones laborales en relaciones de largo alcance que trascienden fronteras, como bien apunta Bernd Hausberger, siendo temática idónea para abordarse desde la historia global5 tanto como desde la historia social.6 Todo ello sin olvidar el marco local en que se construyó la monarquía hispánica y poniendo atención a la circunstancias del Veracruz ilustrado finisecular persiguiendo entonces la creación de una historia “glocal”. Con prisma “glocal” me refiero a dinámicas internas, pero en el marco de relaciones amplias, de escala imperial, no me refiero a un determinismo externo sobre lo que sucede internamente sino a una revaloración de otras actividades cotidianas de las localidades dentro de la monarquía. Gilbert Rist refiere “ninguna sociedad vive en un recipiente cerrado, todas están comprendidas en las redes de intercambio, se presentan técnicas, incluso cuando esos encuentros tienen lugar de un modo conflictivo”

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Se debe arriesgar por una

investigación de preguntas locales para obtener respuestas aplicables a nodos globales, enfoque que enriquece entender la técnica bélica no solo como simples objetos físicos, sino como productos culturales8 propios de un proceso histórico, que se utilizaron, se moldearon por el paisaje 9 y por las circunstancias socio-económicas, en una red transoceánica que

Por mencionar el Seminario de Estudios Históricos sobre las Fuerzas Armadas (SEHFA) coordinado por la Dirección de Estudios Históricos del INAH. 5 Agradezco su apoyo teórico y humano. Bernd Hausberger, "Acercamientos a la historia global" en Entre Espacios. Movimientos, actores y representaciones de la globalización. Berlín: Edition tranvía-Verlag Walter Frey, 2013, p.86. 6 Recientemente la historiografía ha puesto atención sobre el mundo socio-laboral en fábricas de armamento del siglo XVIII, un ejemplo magistral lo ofrece Jan Lucasen, investigador del International Instituto of Social History en Amsterdam, Véase: Jan Lucasen, “Working at the Ichapur Gunpowder Factory in the 1790´s (Part I)” en Indian Historical Review, núm. 1, vol. XXXIX, 2012, pp.19-56; “Working at the Ichapur Gunpowder Factory in the 1790´s (Part II)” en Indian Historical Review, núm. 2, vol. XXXIX, 2012, pp.251-271 7 Citado en Arizaldo Carvajal, Desarrollo y cultura. Elementos para la reflexión y la acción, Cali, Universidad del Valle, 2007, p.55 8 Cuando se aluda a “Cultura” me remitiré a su conceptualización en Geografía Humana, es decir, un conjunto de formas materiales dispuestas y articuladas entre sí en el espacio, cuyos estilos son respuestas a su medio ambiente. Roberto Lobato, “Espacio y cultura: Una tradición geográfica” en Cuadernos de Geografía Brasileña, México, Centro de Investigación Científica "Ing. Jorge L. Tamayo", 1998, p. 16 9 En esta investigación me enfocare en la definición de “Paisaje” que ofrece la Geografía Humana, entendida como una síntesis de la acción cultural de un grupo social, en que se descubre la estrecha implicación entre territorio, cultura e historia. Es decir, una combinatoria de múltiples elementos físicos y humanos, y de una trayectoria histórica determinada. José Ortega, Horizontes de la Geografía. Teorías de la Geografía, Barcelona, Ariel. 2000, p.351 4

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sustentó los intereses de la Corona española en un periodo que Fernand Braudel 10 había reconocido como un “juego de intercambios” a escala mundial y que significó la apertura de nuevos espacios del poder.11 ¿Podría la técnica militar ser el punto focal de una investigación sobre mundo hispánico? Si entendemos por arte lo que desde 1679 definía el Thesaurus ultriusque linguae hispanae et latinae de Baltasar Henríquez como “Ars. Facultas […] C.Technae. Ter. De Fabricar, architectura”12 entonces la fabricación y recomposición del armamento bien serían obras maestras de arte, del arte de la guerra. 13 Al armarse las localidades hispanas en América surge una pregunta ¿Cómo garantizaron el suministro de materiales y saberes? El sostenimiento material de los sistemas de transporte y defensivos en los arsenales y careneros, tanto como el instrumental bélico, requirió de un flujo de insumos, agentes y saberes que bien parece mostrar un proceso de circulación atlántica. El armamento, específicamente las armas de gran calibre emplazadas en sitio, la construcción naval militar y fortificaciones requieren de un sistema de sostenimiento reflejo de los recursos humanos y naturales que le rodean, retomando la noción de “technological tradition” propuesta por Tristán Platt, se busca una historia antropológica de la tecnología en que se interprete cada tradición tanto comparativamente como en sus propios términos.14 Por tanto un proyecto de investigación sería justificable debido a la ausencia aun de estudios locales profundos pero de impactó imperial sobre el impulso de una producción técnica que, puedo aventurarme a aseverar, perteneció más al ámbito tradicional de los diferentes puntos de contacto que a una normatividad vertical venida desde la península, todo en vísperas de balancear lo que Geoffrey Parker denomina como “technological edge”; es decir, que en sociedades con escaso acercamientos a la experiencia de ejércitos regulares

Véase: Fernand Braudel, Civilización material, economía y capitalismo, siglos XV-XVIII, vol. II, Madrid, Alianza, 1984. Bernd Hausberger, óp. cit., p. 90. 12 http://buscon.rae.es/ntlle/SrvltGUIMenuNtlle?cmd=Lema&sec=1.0.0.0.0 (Consultado el 10/01/2016) 13 Antonio Martínez, Enciclopedia del arte de la Guerra: Todo sobre el fenómeno de la guerra y la búsqueda de la paz, Barcelona, Planeta, 2001, p 14. 14 Ideas técnicas y procedimientos surgen en circunstancias históricas y sociales, y, deben entenderse en relación con las otras prácticas y creencias en que están inmersas. Esto no significa ignorar los contactos entre tradiciones, ni la aparición de nuevas técnicas de síntesis; por otra parte, si un procedimiento surge o persiste dentro de un régimen de producción debe responder a determinados criterios de rentabilidad. Tristan Platt, “The Alchemy of Modernity. Alonso Barba's Copper Cauldrons and the Independence of Bolivian Metallurgy (1790-1890)” en Journal of Latin American Studies, núm.1, vol. XXXII, Cambridge, 2000, pp. 1-54 10 11

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solo introducción de tecnología dota de facultades efectivas para la defensa15, sobre todo ya que la profesionalización militar afectó de forma limitada a las fronteras abiertas que siguieron dependiendo en extremo de las fuerzas locales no profesionales16 (milicias en las costas) ante una diversidad de amenazas a sistema como el tráfico de intérlopes, ataques piráticos o más peligroso aun, de avanzadas de armadas europeas sobre territorio novohispano. Qué mejor marco geográfico y de flujos que la vastedad del Caribe Español y del Atlántico, donde desde ambas orillas podemos toparnos con sitos de contacto técnico a escala imperial con la única misión de mantener a la Corona dentro del juego del poder mundial y usando las costas americanas como escenarios del teatro de la guerra. 17 Para que esto fuera posible, se movilizó una caravana de artesanos, fundidores empíricos (quizás de campanas), polvoristas, e ingenieros del arte de la guerra; éstos cruzaron el océano Atlántico con una misión defensiva, pero las interacciones posteriores no solo se dieron en un modelo vertical de transferencia pasiva, sino que las vínculos iban a moverse en un plano más cercano a las circulaciones, intercambios locales con redes interoceánicas de retroalimentación que articulan espacios sobre los cuales transitó el saber técnico militar.18 Por tanto una investigación de este corte se justifica no por el objeto de estudio sino por la perspectiva para abordarse, la manera en que la técnica militar, la historia de los regímenes laborales y sus saberes se plantean como acompañante de la presencia ibérica durante el siglo XVIII, mismo que se vio cercado por las fatídicas tomas de la Habana y Manila en 1762, época en que las reformas borbónicas de Carlos III, tanto el imperialismo naval del Reino Unido, modificaron las reglas de juego de la guerra en el mundo hispánico.

15 Según Parker sólo la receptividad de tecnologías como el fuego de mosquetes y la artillería puede cambiar el juego de la guerra, por tanto “Technological edge” se refiere a las diferencias en armamentos como una delgada línea que define las relaciones de poder entre los pueblos a lo largo de la Historia. Geoffrey Parker, Cambridge Ilustrated History of Warfare, Londres, Cambridge University Press, 1999, p. 2. 16 José Javier Ruiz Ibáñez y Vincent Bernard, Historia de España 3er milenio, los siglos XVI-XVII. Política y sociedad, Madrid, Síntesis, 2007, p.46 17 Véase: Juan Ortiz, El teatro de la Guerra. Veracruz: 1750-1825, Xalapa/México, Universidad Veracruzana 2010, 290 pp. 18 Circulación es un término que ha retomado la historia de la ciencia, pero que en este sentido se ha convertido en sinónimo de la inevitable dominación occidental implica en la superioridad de una de una herramienta para corregir un desequilibrio. Aquí lo tomaremos más como una integración que se da en sitios “de contacto”. Lissa Roberts, “Situating Science in Global History” en Itinerario, núm.1, vol. XXXIII, Leiden, 2009, pp. 14-15

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Este tráfico defensivo generó una circulación humana y de recursos visible en ciertos sitios de “contacto” como lo fueron las maestranzas navales y de artillería, dentro de sistemas de fortificaciones, agentes técnicos, y la circulación de armamentos e insumos para el sostenimiento de la red defensiva de Veracruz. Una verdadera odisea de impacto en ambas orillas, una forma de mirar lo global haciendo pesquisas locales, y quizás, en algún punto mostrando regionalizaciones tecnológicas.19

La amenaza de invasión británica a Veracruz La organización del virreinato Nueva España sugiere una pregunta ¿Cómo defender un espacio tan vasto? Pues durante el mandato Habsburgo en los siglos XVI y XVII se promovió la desmilitarización de la sociedad de castas, indios y criollos por igual. Sin embargo, para la segunda mitad del siglo XVIII, como bien ha trabajado Christon Archer, la administración Borbónica ante las estrepitosas caída la Habana en 1762 bajo el ejército británico, necesitó urgentemente crear en una defensa funcional basada en la organización, administración y habilidades técnicas, el rescate de una cultura militar.20 Resulta necesario señalar que durante el siglo XVIII, en especial en su segunda mitad, fueron las ideas de la ilustración las que aceleraron y fomentaron el reformismo borbónico hispánico en un proceso particular que se ha denominado “militarización de la ilustración española”.21 Esta militarización implicó un cambio basado en una visión del mundo menos teológica y más racionalista, ponderando el sentido práctico de los conocimientos22, y con ello las ciencias y técnicas del poder. 23 Así la institución militar y naval, por ser cuerpos

Entendida como una unidad territorial cuya entidad recae en la singularidad con que se presentan en el las relaciones entre el hombre ocupante y el medio geográfico. El criterio que define este espacio regional es cultural. José Ortega, óp. cit., p.351; Punto clave que permite a la geografía histórica interpretar la ocupación productiva de un área como asociaciones de destrezas propias de una comunidad. Carl Sauer, “Introducción a la geografía histórica” en Geografía histórica: Antologías Universitarias, México, Instituto de investigaciones Dr. José María Luis Mora, 1991, p 44 20 Véase: Christon Archer, El ejército en el México Borbónico: 1760-1810, México, Fondo de Cultura Económica, 1983, 400 pp. 21 Véase: Enrique Martínez et al (ed.) Ilustración, ciencia y técnica en el siglo XVIII español, Valencia, Universitat de Valencia, 2008, 408 pp. 22 Prueba de ello son los constantes proyectos estadísticos y topográficos con fines cartográficos por parte de ingenieros militares a partir de la segunda mitad del siglo XVIII en la Nueva España. Véase. María del Carmen León, “Reconocimiento territorial y obra cartográfica de los ingenieros militares en Nueva España (Segunda mitad del siglo XVIII)”, en Scripta Nova. Revista electrónica de Geografía y Ciencias Sociales, núm. 218, vol. X, Barcelona, 2006. http://www.ub.edu/geocrit/sn/sn218-55.htm (Consultado el 15/05/2016) 23 Tras las lecturas teóricas estoy de acuerdo con el axioma de Francis Bacón, el conocimiento es poder. Geoffrey Parker. óp. cit., p.2; Jared Diamond, óp. cit., p. 275; Carlo Cipolla, óp. cit., pp.89-146. 19

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jerárquicos y disciplinados, se les consideró como garantes de un orden ilustrado y únicos capaces de llevar a cabo una racionalidad técnica en la administración indiana, así como, realizar un mejor aprovechamiento de los recursos.24 Desde el corazón de la monarquía hispánica el siglo XVIII significó una explosión de avances técnicos militares, normatividades en “ordenanzas” y programas de academias navales para el tránsito del saber, profesionalizando sus prácticas como garantes del régimen monárquico. La segunda mitad del siglo significó la puesta en marcha de dichas reformas para los escenarios ultramarinos, un “redescubrimiento” del potencial de sus territorios como colonias y no solo como reinos, integrándolas a la balanza del poder europeo como un factor más dentro de un nuevo orden mundial. 25 Nueva España cobró entonces mayor importancia, lo que incrementó las posibilidades de peligro a Veracruz no solo de un ataque pirático y posterior saqueo como había sucedido en siglos anteriores, sino de una invasión naval masiva, que utilizaría las posiciones pérdidas por la Corona ante los ingleses como trampolines hacia el corazón de la América septentrional. Esto era posible también gracias a los avances técnicos, en las comunicaciones y en el armamento del enemigo, la flota británica por primera vez podía enviar grandes contingentes y tener el tonelaje suficiente para portar gran poder de fuego.26 La respuesta de la Corona española fue la movilización de cuerpos de ingenieros ibéricos que llegaron en cantidades sin precedentes y fueron utilizados primordialmente en tres intereses técnicos de carácter ilustrado: el aprovechamiento minero, la defensa militar y la construcción naval. En Veracruz ello se reflejó en la formulación de grandes proyectos de ingeniería; por ejemplo, la creación de un Real Astillero para construir navíos de guerra en Coatzacoalcos entre 1720 y 173527, el proyecto de erección de una Real fundición de artillería

Eduardo Martiré, “La militarización de la monarquía borbónica. (¿Una monarquía militar?)” en El gobierno de un mundo: virreinatos y audiencias en la América Hispana, Cuenca, Ediciones de la Universidad de Castilla-La Mancha, 2004, pp.448 y 464. 25 María Guadalupe de la Fuente, El arte militar en la Nueva España, 1762-1808, México DF, tesis para obtener el grado de Doctor en Historia, México, UNAM, 2005, p.48 26 Ian Dickie et al. Técnicas bélicas de la guerra naval. Equipamiento, técnicas de combate, comandantes y barcos, Madrid, Libsa, 2009, pp.125-126. 27 Antonio Béthencourt, “El Real Astillero de Coatzacoalcos (1720-1735)” en Anuario de estudios americanos, núm.15, Sevilla, 1958, p.371 24

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en Orizaba en 1717 y 1768 28 ; y la creación de una Real fortificación al estilo francés de Vauban en Perote entre 1770 y 177729. Estos proyecciones técnicas con miras imperiales sin precedentes también necesitaron de la rehabilitación de espacios que, si bien, no empezaron de cero, requerían de incentivos y reformas profundas para alcanzar el óptimo mantenimiento de navíos y armamento para encarar los retos bélicos: las maestranzas. ¿Qué es una maestranza? Etimológicamente deviene de “maestrante”, es decir, aquel que “amaestra”. “A” es un prefijo latino de aproximación, dirección o presencia que se suma al vocablo “maestra”, o sea, la maestranza es aquel lugar donde individuos llevan a cabo algo con maestría. En esta investigación me remitiré a la segunda y tercer acepción de la Real Academia de la Lengua Española: “1. f. Sociedad de caballeros cuyo objeto es ejercitarse en la equitación, y que en su origen fue escuela del manejo de las armas a caballo. 2. f. Conjunto de los talleres y oficinas donde se construyen y recomponen los montajes para las piezas de artillería, así como los carros y útiles necesarios para su servicio. 3. f. Conjunto de oficinas y talleres análogos para la artillería y efectos movibles de los buques de guerra”.30 La segunda y tercer acepción son las que aparecen referidas en la documentación a abordar, los sitios donde se almacenaban y laboraba con todos los elementos técnicos para el funcionamiento, reparo e inclusive armado de la tecnología naval y artillera. Contaban con almacenes específicos y claras divisiones de trabajo, mismas que bien podrían entenderse como de tipo proto-industrial, aunque su estado puedo llamarle también artesanal de escala imperial. En ellas se necesitó todo el universo de instrumentales disponibles en la época, desde garfios de hierro, palas, picos, poleas, tachuelas, piedras, barras de plomo, correas, palancas, clavos, etc. Toda esta gama de herramientas para las denominadas “Reales Obras”, municiones y armas para la defensa eran enviadas desde las Atarazanas de Sevilla a las

Eder Gallegos, “Entre Sevilla, la Habana y Orizaba. Una fábrica de cañones del siglo XVIII.” en Revista Bicentenario. núm. 16, vol. IV, México, 2012, pp. 6-11 29 José Calderón, Historia de las fortificaciones en Nueva España, Madrid, EEHA/CISC/Gobierno del Estado de Veracruz, 1984, pp.182-187 30 http://buscon.rae.es/draeI/SrvltConsulta?TIPO_BUS=3&LEMA=maestranza. (Consultado el 15/03/2016) 28

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bodegas de San Juan de Ulúa o a las Reales Atarazanas de Veracruz 31 , localidad que se desempeñó también como un centro redistribuidor a otras zonas de Nueva España con las que mantuvo una circulación reciproca de pertrechos 32 , aunque su abasto continuó mayormente bajo el control de las fábricas de armamento en la península ibérica.33 A diferencia de España, en América muchas veces los solares que acogían las maestranzas no eran adecuados para proteger a las herramientas de las inclemencias climatológicas. El caso de Veracruz es particular, su importancia como entrada y salida de Nueva España no radicaba en una capacidad portuaria en muelles, como si sucedía en la Habana34, pues los barcos quedaban muchas veces a merced de los violentos vientos que llamamos “nortes”, siendo el islote de San Juan de Ulúa el único terreno seguro pues la fortaleza se usó como albergué de las flotas mediante un sistema de encadenado al “muro de las argollas” por lo que fungió como fortificación, puerto, almacén y también sedé de la maestranza marina y de la artillera en un primer momento. Esta cualidad particular le permitía disponer de un edifico robusto de piedra, una ventaja poco común en comparación con otros sitios coloniales. Recientes investigaciones sobre el mismo periodo muestran las dificultades logísticas producto de que la maestranza marina de Cartagena de Indias no podía ubicarse en sitio adecuado, al hallarse los más idóneos (como dentro de alguna fortaleza) lejos del carenero y tinglados.35

Formación de la Real Maestranza de Artillería de Veracruz Durante las últimas décadas del siglo XVIII se reubicaron los espacios de labor técnicomilitar; hacia 1769, oficiales reales de la fortificación de San Juan de Ulúa encargaron a un

En 1778 el capitán de maestranza marina de Veracruz avisa a Sevilla que en los reales almacenes, conocidos como Atarazanas, no había suficientes repuestos y en especial clavazón. Archivo General de la Nación (en adelante AGN), Archivo Histórico de Hacienda (008)/ Volumen 345/ Expediente 195 32 Expediente iniciado a solicitud del capitán del puerto y maestranza de Veracruz sobre que le pidan a Campeche 12 calabrotes para remolcar a las lanchas cañoneras. AGN, Marina 068, Volumen 118, Expediente 7, fojas 125-158 33 Cristina Soriano. “La Huerta del Colegio de San Gregorio, asiento del taller de Manuel Tolsá y su transformación en fundición de cañones, 1796-1815” en Historia Mexicana, núm. 4, vol. LIX, México, 2010, p. 1403. 34 José Manuel Serrano, El astillero de la Habana y la construcción naval militar (1700-1750). Madrid, Ministerio de Defensa, 2008, p.23 35 La maestranza marina de Cartagena de Indias se ha investigado recientemente desde la historia social del trabajo y resulta excelente punto de comparación con el estudio que se propone. Véase. Sergio Paolo Solano “El apostadero de la marina de Cartagena de Indias, sus trabajadores y la crisis política de la independencia” en Economía & Región, núm.2, vol. VIII, Cartagena de Indias, 2015, pp.3-30 31

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armero particular de nombre Pedro Troquero de Rivera la fabricación de infraestructura y herramientas para la maestranza de artillería que estaba dentro de sus paredes36. Siete años después se informaba, con dudas, que continuaba su labor.37 No obstante, Miguel del Corral da cuenta que para 1783 existió una maestranza en un edificio de la ciudad38 en la esquina de la calle de la Amargura y de la Condesa, descrita como “una casa destinada a Maestranza de Artilleria mui maltratada, parte arruinada, sin almasenes, corto el num.o de cobertisos”.39 En 1795, el Teniente letrado de Veracruz informa a la Junta Provincial sobre su precario estado y pide a la Real Hacienda fondos para recomponerla, tres años después el ingeniero militar Manuel Agustín Mascaró realizó el siguiente plano para evaluar los costes a invertir en la “casa del rey llamada la maestranza vieja de artillería”.40

AGN, Real Caja (096), Volumen 29, Expediente 49, 290 fojas. Se le describía como “inhábil e inútil” AGN, Indiferente de Guerra, Caja 3708, Expediente 010, 38 fojas. Es probable que por ello en junio de 1776 el gobierno de Veracruz acusa de enterado sobre la resolución real de establecer una nueva maestranza de artillería. AGN, Correspondencia de diversas autoridades 035, Volumen 30, Expediente 27, 60 fojas 38 Actualmente el emplazamiento está ocupado por el Museo la Ciudad de Veracruz “Coronel Manuel Gutiérrez Zamora” en las calles Gutiérrez Zamora esquina con Esteban Morales del centro histórico de la ciudad. Agradezco el apoyo de su actual director Ricardo Cañas Montalvo. 39 Omar Moncada, “Las defensas de Veracruz en 1783, según una relación del ingeniero Miguel del Corral” en Biblio 3W, núm. 456, vol. VIII, Barcelona, 2003 http://www.ub.edu/geocrit/b3w-456.htm (Consultado 24/03/16) 40 AGN, Indiferente de Guerra, Volumen. 475a, f. 96. 36 37

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Plano 1. Fachada de la Real Maestranza de artillería de Veracruz

Fuente: Archivo General de la Nación, Indiferente de Guerra, vol. 475A, f. 96.

Miguel del Corral también señala que hubo “Probeduria con Almasenes, aunq.e no son suficientes, y por esta causa paga la Real Has.da más de mil, y setecientos pessos todos los años, de alquileres de nuebealmasenes de cassas particulares para custodiar los efectos a carenas de Navios, Artilleria” y por ello también se remodelaron las Reales Atarazanas de Veracruz, “un tinglado el año pss.o de [1] 778,, por el mes de Julio, mui capas, […] q.e mira a la mar destinado a custodiar las embarcacion.s menor.s de S. M. y carenarlas”. 41 Lo anterior evidencia un accidentado proceso hacia la estatalización sobre el abasto de recursos necesarios para el funcionamiento de la maquinaria bélica borbónica, un cambio del sistema de asientos entre la Corona y los particulares hacia una centralización militarizada de los medio de producción.42

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Omar Moncada, óp. cit. Óptica que actualmente es abordada por el grupo de investigación internacional “Contract State Group-Red Imperial” abanderado por la Universidad de Navarra, 42

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Entonces existieron diversos emplazamientos más o menos aptos para llevar a cabo las “Reales obras” técnicas, pero antes, otras cuestiones debieron solventarse para alcanzar un correcto desempeño. Según la documentación consultada existió una ordenanza real para la subida de salarios de todos los trabajadores de la maestranza de Ulúa en 1762 Debió ser por la toma inglesa de la Habana dado que siete años después las autoridades revocan la orden y deciden rebajar los salarios por la mitad, pareciera que estamos ante una política técnica-defensiva basada en resolver solo los problemas más inmediatos, para beneplácito de la Real Hacienda, sin muchas miras a largo plazo Para la maestranza de artillería se ha encontrado que en 1768 hubo renuencia a realizar el aumento de pago a los trabajadores por parte del gobernador de Veracruz pues escribe a Carlos III para ratificar su conveniencia y preguntando la fecha exacta en que debían correr las cuentas. 43 En 1762, meses después de la toma de la Habana, también se recibió una orden de cambio de dirección de obras en la maestranza junto con una nueva ordenanza44 que incluía detalles sobre sus responsabilidades, este puesto estuvo a cargo de un miembro del ejército con grado de “Sargento de maestranza de artillería” que dirigía a los Cabos, Sargentos, Obreros y Aprendices de carpinteros y herreros. Una jerarquía de grados técnicos y militares Con sus propios mecanismos de ascensos y gratificaciones45 ¿Quiénes fueron los hombres que se trasladaron desde el otro lado del Atlántico y bajo qué términos lo hicieron? Hay indicios de que, al menos en 1768, se trasfirieron operarios trabajadores de la maestranza de artillería de Sevilla que se movilizaron para realizar obras en Veracruz 46 , enviando parte de su salario a sus familias en Andalucía. Muchos de los trabajadores españoles finalmente lograron regresar a la península por razones personales

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enfermedad, otros se quedaron a seguir laborando, inclusive el carpintero de maestranza

AGN, Indiferente de Guerra, Caja 1760, Expediente 041, 1 foja. Esto se sabe pues se anexó una copia de la ordenanza en un pleito entablado entre 1783 y 1786. AGN, Marina 068, Volumen 55, Expediente 3, fojas 90 -190 45 Hay evidencia de gratificaciones por el servicio a capitanes de maestranza marina en 1766, 1795, 1796 y 1797 AGN, Correspondencia de Virreyes 036, Volumen 11, fojas 98-102; AGN, Marina 68, Volumen 96, Expediente 4, fojas 229-326; AGN, Correspondencia de virreyes 036, Volumen 180, Fojas 155-155v; AGN, Marina 068, Volumen 118, Expediente 03, fojas 42-82. 46 AGN. Indiferente de Guerra. Vol.276; 1f. 9 de marzo de 1776. 47 En 1778 el Capitán de Puerto y maestranza Bernardo de Amat pidió permiso para volver a Málaga exponiendo como causa el matrimonio de su hija. AGN, Marina, Caja 5816, Expediente 015, 14 fojas 43 44

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Jacobo Gomes se quedó como religioso en el convento Franciscano de Veracruz. 48 Otro número más compacto se trasladó a otros sitios con la misión de fundar nuevas maestranzas novohispanas, así sucedió con el personal que se trasladó a San Blas hacia 1777 49 y los militares que erigieron una maestranza de artillería en la calle de Arcinas de la ciudad de México en 1784.50 La investigación histórica realizada sobre la maestranza de artillería dentro de la fortificación de Perote entre 1778 y 1788 arrojó que el personal inicial vino de la homologa porteña pero que rápidamente se deseó “instruir la gente del Pays en hacer cureñas, afustes, y otras máquinas” por lo que se procedió a ocupar las vacantes con el requisito de que fueran “conocidos por españoles de buenas propiedades y conducta” y que inclusive se engancharon jóvenes desterrados y huérfanos de otras localidades como aprendices técnicos basados en la misma cláusula racial pues detentaron fuero militar, “instruyéndose en todas facultades por las buenas consecuencias que trahe el servicio del Rey” 51 Es altamente probable que sucediera lo mismo en la real maestranza de artillería de Veracruz.52 Mas, esta imagen de trabajadores españoles europeos y americanos en la maestranza marina y artillera solo representó una parte dentro del mundo del trabajo en ellas, los estudios de otras localidades pueden servir de marco comparativo: María Luisa Laviana ha demostrado que en la maestranza marina de Guayaquil los artesanos mulatos fueron sustituyendo a los obreros blancos53; por su parte, sobre el Caribe, las pesquisas de Sergio Paolo Solano y Roicer Flórez sobre los arsenales de Cartagena de Indias54 arrojan luz sobre la importancia que tuvo el trabajo asalariado por enganche de mulatos, zambos y mestizos

En 1769, tan solo a un año de su arribo como operario de la maestranza, de Sevilla a Veracruz AGN, Indiferente de Guerra, Caja 3544, Expediente 018, 2 fojas; AGN, Marina 068, Volumen 118, Expediente 03, fojas 42-82 49 Por solicitud del departamento de San Blas a la Real Hacienda de Veracruz se enviaron 12 trabajadores de maestranza, con de reclutamiento 3 de junio de 1777. AGN, Reales Cedulas Originales y Duplicados 100, Volumen 111, Expediente 62, fojas 1. Sobre la maestranza marina de San Blas, Véase: Guadalupe Pinzón, Hombres de mar en las costas novohispanas Trabajos, trabajadores y vida portuaria en el Departamento Marítimo de San Blas (siglo XVIII ), México, UNAM, 2014, pp.138144 50 En la actualidad se denomina “Artículo 123” y es paralela a la Alameda central de la ciudad de México. 51 AGN, Indiferente de Guerra, Vol.276 a, f.4 52 Ecos en la memoria urbana. Resulta sugestivo que de 1870 a 1967 el mismo emplazamiento fue reutilizado como hospicio de la ciudad. 53 María Laviana, “La maestranza del astillero de Guayaquil en el siglo XVIII” en Temas Americanistas, núm. 4, Sevilla, 1984, pp.86-89. 54 Sergio Paolo Solado et Roicer Flórez, “Artilleros pardos y morenos artistas: artesanos, raza, milicias y reconocimiento social en el Nuevo Reino de Granada, 1770-1812” en Historia Critica, núm.48, Bogotá. 2012, pp.19-20 48

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para obras de refacciones de barcos y armas. En un principio la maestranza debió ser una limitante más para el ascenso social de las castas en Veracruz, pues se necesitaba llenar vacantes mediante una convocatoria que incluía “limpieza de sangre”, sin embargo, hay que situar esta producción técnica dentro de las acuciantes temores de invasión y del despotismo ilustrado, cuyo objetivo primordial fue situar a todos los artistas-artesanos al servicio del poder estatal ¿Cuál fue la mayor composición socio-racial en la maestranza de Veracruz? Por otro lado, sobre las condiciones laborales y las normatividades cotidianas. Todos los involucrados en estas “Reales obras” sin importar los matices socio-raciales estuvieron sometidos a duras medidas disciplinarias cercanas al mismo fin de la producción, al ámbito militar, por lo que debió contar (como en la maestranza de Perote) una guardia extraída de la tropa, algún calabozo y un cepo. Se ha localizado documentación referente a normatividades contra la embriaguez de carpinteros y herreros en los reparos de artillería en Veracruz55, además de que al menos en 1785 se abrió un expediente contra el Sargento de maestranza por poner presos a un grupo de carpinteros sin debida justificación.56 Si como investigador me quedo tan solo con los expedientes referentes a fugas de trabajadores en ambas maestranzas y los indultos reales, como los de 1779 y 1787 57, podría inferirse superficialmente que las condiciones laborales fueron tan deplorables que les orillaban a ello; ya he señalado que la labor en maestranza otorgaba cierto prestigio social por la disciplina, fuero militar y remuneración favorable; por lo que, teniendo bagaje sobre la historia de los regímenes laborales dentro de la monarquía hispánica, puedo interpretar que estos casos muestran más bien la supervivencia de la añeja practica de “leva de vagos” y solicitud de “forzados presidiarios” como peones para labores “robustas”. Resulta curioso observar la aparente superposición de regímenes de trabajo y los puntos de vista de las diversas autoridades sobre su conveniencia. En 1784, el virrey Matías de Gálvez y Gallardo ordenó al gobernador de Veracruz facilitar los forzados para la

AGN, Indiferente de Guerra, Caja 3769, Expediente 002, 66 fojas Este expediente lo abrió Sebastián de Clemente y Francia contra el capitán de Puerto y maestranza de Veracruz Juan José Gómez. AGN, Marina, Caja 0721, Expediente 028, 29 fojas. 57 En 1779 se le dio indulto a Manuel Rendón, Joseph Aguirre y Joseph Carrillo por haberse fugado de la maestranza de artillería de Veracruz, de igual forma hubo un Real indulto general para atraer a todos los fugados con anterioridad al 22 de agosto de 1787. AGN, Indiferente de Guerra, Caja 3769, Expediente 003, 102 fojas; AGN, Correspondencia de diversas autoridades 035, Volumen 40, Expediente 5, fojas 15-17 55 56

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maestranza, mismos que había solicitado el comandante de artillería Marcos Keating58; tres años después, en correspondencia fechada 12 de diciembre, el gobernador escribió al virrey recomendándole la abolición del sistema de forzados presidiarios para evitar que las deserciones sigan retrasando diversas actividades.59 Parece que el argumento no prosperó puesto que su sucesor en 1790 comunica al 2do Conde de Revillagigedo su auxilio a la maestranza de artillería con 12 forzados.60 Pero parece ser que el uso del trabajo compulsivo fue disminuyendo conforme terminaba el siglo XVIII, el comandante de artillería director de las obras de maestranza, cargo que usualmente fue uno de los principales promotores del uso de forzados, solicitó que el gobierno de la intendencia le facilitaran peones libres61 con el visto bueno de la Real Hacienda en 1798.62 ¿Se prefirió el trabajo libre sobre el forzado? Si bien, el reclutamiento y proporción de ambas modalidades puede ser indicador de un punto de quiebre en las concepciones del trabajo colonial,63 no debe interpretarse una idea de transito lineal de un estadio a otro de forma progresista en la historia del trabajo novohispano, pues las variadas tipologías que van desde peones que no requieren “arte” hasta operarios en “posiciones estratégicas”, es decir en ubicaciones de importancia dentro de una cadena técnica64, convivieron frecuentemente en el mismo espacio de maestranza. Al respecto Ruggiero Romano menciona que la distinción

58 Presumiblemente de ascendencia irlandesa como muchos agentes extranjeros al servicio de la monarquía hispánica. AGN, Correspondencia de diversas autoridades 035, Volumen 38, Expediente 171, 430 fojas. Para más información sobre irlandeses en el ejército de la monarquía hispánica recomiendo a Igor Pérez Tostado, “Buscando el amparo de los españoles: participación irlandesa en la estructura militar hispana en el Caribe, Siglo XVII” en Por la fuerza de las armas: ejército e independencias en Iberoamérica, Castellón de la Plana, Universidad Jaume I, 2008, pp. 41-61 59 En esta documentación se cita específicamente a las maestranzas en hospitales del ejército pero el argumento bien puede aplicarse al resto de labores militares. AGN, Correspondencia de diversas autoridades 035, Volumen 40, Expediente 30, fojas 94-97, 101, 105-107 60 AGN, Intendencias, Caja 2039, Expediente 019, 1 foja. 61 Expediente iniciado a solicitud del comandante del real cuerpo de artillería para que se le faciliten seis peones libres para los trabajos de maestranza. Veracruz. AGN, Intendencias, Caja 4289, Expediente 003, 7 fojas 62 Documento referentes a la entrega al gobierno de un expediente ``sobre facilitar seis peones libres para los trabajos de maestranza de artillería en Veracruz``, del cual debía recibir respuesta la Junta Superior de Real Hacienda. AGN, Indiferente de Guerra, Caja 6002, Expediente 004, 1 foja. 63 Silvio Zavala da cuenta del mismo proceso en tres fases de desarrollo: una esclavitud efímera, remplazo por trabajo forzoso o compulsivo y finalmente el impulso del trabajo libre. Silvio Zavala, “La evolución del régimen de trabajo” en Ensayos sobre la colonización española en América, Buenos Aires, Emecé, 1944, pp.123-134 64 Si bien el concepto de “posición estratégica” lo tomo de Womack quien lo aplica al trabajo industrial del siglo XX, me parece viable atreverse a aplicarlo a “Reales obras” proto-industriales, el autor no pretende abordar las clases de modo jerarquizado sino en sus interdependencias en función de la producción y su articulación local e internacional de la que depende la tan valiosa “posición” dentro de la cadena técnica. John Womack. Posición estratégica y fuerza obrera. Hacia una nueva historia de los movimientos obreros, México, Fondo de Cultura Económica/Fideicomiso Historia de las Américas, El Colegio de México, 2007. 443 pp.

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entre trabajo libre y forzado fue a veces relativa, y que inclusive en el interior del trabajo libre se dieron formas de “compulsión indirecta”.65 Quizá el peso que hizo inclinar la balanza en ciertos sectores de la maestranza entre el trabajo libre y compulsivo fue la necesidad de laborar con la mayor exactitud para el mantenimiento de una tecnología de punta, y es de suponer obviamente que un personal obligado no podría trabajar con igual precisión que peones asalariados. Además, las maestranzas del imperio hispánico tradicionalmente concentraron gran número de individuos cuyos jornales eran más elevados en comparación al resto del artesanado, convirtiéndoles en un sector privilegiado de trabajadores en América.66 Este trabajo de carácter pecuniario solo pudo ser sostenido por una exitosa fiscalización centralizada paralela a la estatalización de los recursos militares y navales. Así, las actividades económicas de Veracruz debieron ser también un factor importante en su configuración, puesto que en teoría se podría reclutar a cantidades de artesanos urbanos que no estaba ligados a actividades agrícolas, por lo que deberían trabajar periodos más largos sin interferir con los intereses de la elite regional beneficiada del comercio atlántico.

Apuntes finales El cierre cronológico de la investigación lo situó en 1798 no solo por el singular dato de la preferencia por peones libres sobre forzados,67 sino por el arribo meses antes del nuevo virrey Miguel José de Azanza quien, habiendo burlado un bloqueo británico en Cádiz, llegó a Veracruz con 2 400 mil fusiles pero con sus rastrillos, cazoletas, martillos y cañones en pésimas condiciones.68 Además, el virrey navarro, que se había desempeñado escasos años antes como Ministro de Guerra en la península, tuvo visión y voluntad por reformar el armamento inútil veracruzano y solicitar pertrechos para dieciocho lanchas cañoneras del

Ruggiero Romano, “El trabajo compulsivo y trabajo libre en Nueva España (siglos XVI-XVIII)” en El trabajo en la historia, Salamanca, Universidad de Salamanca, 1996, p.204 66 Sergio Paolo Solado et Roicer Flórez, óp. cit., p.20 67 AGN, Intendencias, Caja 4289, Expediente 003, 7 fojas 68 Carlos María de Bustamante, Suplemento a la historia de los tres siglos de México, durante el gobierno español, t. III, Imprenta de Luis Abadiano y Valdez, México, 1836, p.396 65

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Sotavento, esperando una invasión naval que nunca se dio 69; todo ello a diferencia de su sucesor Félix Berenguer de Marquina quien tendría graves dificultades para coordinar la logística militar de la plaza porteña.70 Por último, quiero enfatizar que a lo largo de los apuntes que engarzan este artículo de investigación se pueden entrever vetas aún por explotar sobre diversos aspectos de la sociedad colonial veracruzana y novohispana; no solo desde la historia militar sino desde la historia social, del mundo del trabajo y de la vida cotidiana en una localidad-bisagra imperial como fue Veracruz, todo ello en una época en que la monarquía hispánica se involucró en continuas guerras contra el Reino Unido de la Gran Bretaña (siete años: 1756-1763; angloespañolas: 1779-1783 y 1796-1802), teniendo como fin último mantenerse como actor protagónico en el disputado escenario del poder transoceánico.

Plano y perfil de uno de los cañones de bronce del calibre de a 6, nombrado el Infante, 1765

Fuente: Archivo General de Indias, Mapas y Planos, Ingenio y Muestras, 29.

Solo hubo un atisbo de peligro y vino del seno de la sociedad al año siguiente, la llamada “rebelión de los machetes” de 1799. Manuel Rivera Cambas, Historia antigua y moderna de Jalapa y de las revoluciones del Estado de Veracruz, vol. I, 1959, p.188-189 70 Christon Archer, óp. cit., pp.80-84 69

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LA ARTILLERÍA COSTERA RAYADA EN VENEZUELA: INNOVACIÓN TECNOLÓGICA EN LA REGENERACIÓN GUZMANCISTA (1875-1876) Coastal artillery striped in Venezuela: technological innovation in guzmancist regeneration (1875-1876) Germán Guía Caripe

Personal Académico de la Universidad Simón Bolívar, Departamento de Formación General y Ciencias Básicas, Área: Pensamiento Crítico. Graduado como Profesor en Geografía e Historia (UPEL-IPC, 2001), Magíster Scientarium en Historia de Venezuela (UCV, 2006) y candidato a Doctor en Historia (UCAB). E-mail: [email protected]

Recibido: 20/10/2016 Aprobado: 16/12/2016 Resumen: El objetivo de este apartado consiste en investigar el refuerzo de la defensa costera, a través de la adquisición de artillería rayada durante la regeneración guzmancista de 1875 y 1876, a partir de fuentes primarias procedentes de los archivos venezolanos del periodo. Estas fuentes han permitido obtener una serie de conclusiones, entre las que destacan las siguientes: Primero, la Revolución Industrial vino a transformar el alcance y la capacidad de aniquilar de la artillería rayada y la organización táctica e intentos de profesionalizar la artillería costera rayada fija. Segundo, la importancia estratégica del litoral costero para enfrentar una invasión extranjera (amenazas de Holanda), por lo que la intensidad del esfuerzo realizado fue menor que en el resto de las islas. Tercero, el refuerzo de las defensas fue impulsado por la aspiración personalista de Guzmán Blanco, por tener un “ejército fuerte” y limitado por la improvisación en el uso del armamento moderno. Por último, este esfuerzo concluyó en 1877, sin haber completado las necesidades defensivas de las fortificaciones de Puerto Cabello y La Guaira. Palabras clave: artillería rayada, defensa costera, guzmancismo, tecnología. Centro de Investigaciones Históricas Mario Briceño Iragorry

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Abstract: The objective of this section is to investigate the reinforcement of coastal defense, through the acquisition of striped artillery during the Guzmancist regeneration of 1875 and 1876, from primary sources from the Venezuelan archives of the period. These sources have led to a number of conclusions, including the following: first, the Industrial Revolution came to transform the scope and annihilation capacity of striped artillery and tactical organization and attempts to professionalize the fixed striped coastal artillery. Second, the strategic importance of the coastal littoral to face a foreign invasion (threats from Holland), reason why the intensity of the realized effort was smaller than in the rest of the islands. Third, the reinforcement of the defenses was driven by the personal aspiration of Guzmán Blanco, for having a "strong army" and limited by improvisation in the use of modern weaponry. Finally, this effort concluded in 1877, without having completed the defensive needs of the fortifications of Puerto Cabello and La Guaira. Keywords: striped artillery, coastal defense, guzmanism, technology.

“…que el Vijia (sic) de Puerto Cabello sea una de las primeras fortificaciones de Sur América es que se coloque en él otro cañón Parrot.” General Jesús Muñoz Tébar (1875)

Introducción La victoria de la Revolución de Abril de 1870, lleva al poder al general de uniforme y abogado Antonio Guzmán Blanco (1829-1899), cuyo aporte servirá para dar un nuevo cambio en la dinámica política, durante la segunda mitad del siglo XIX venezolano. El objetivo principal de éste era sentar las bases para la implementación de un nuevo proyecto de gobernabilidad o una transformación guiada del personalismo político guzmancista1, el cual se logró a través de una serie de pasos que permitieron asentar un proceso de modernización en variados entornos de la vida nacional, principalmente en el plano político, administrativo, económico, militar, social, urbanístico y hasta cultural. Sin embargo, para poder lograr los frutos deseados y el propósito de gobernar a este país lleno de conflictos bélicos, era

1 Véase:

Élide Rivas, Antonio Guzmán Blanco y la realización constitucional de su régimen, 1870-1877. Caracas, Serie de Trabajo de Grado N° 18, Universidad Central de Venezuela – Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas, 2010, p. 95. Igualmente, el guzmancismo o guzmanato se refiere al periodo de 18 años del último tercio de siglo XIX (1870-1888), nombre derivado a la forma particular y personalista a su actor principal Antonio Guzmán Blanco (1829-1899). Además, es una personalidad muy importante del siglo XIX venezolano. A pesar de la gestión de una “leyenda negra de Guzmán.”

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necesario el mantenimiento de una atmósfera de estabilidad política que pudiera engranar las mejoras en la hacienda pública, y la inserción del capital extranjero –madurar el capitalismo- que era consonó con la segunda etapa de la Revolución Industrial, la cual daba vuelta por el mundo, Guzmán Blanco se propone reconstruir el Estado – nacional y dar una nueva fisonomía a la república.2 Todos estos elementos confluyen en la construcción de un Estado Nacional al estilo liberal, para así generar una economía emprendedora, lo cual da como resultado una clase socioeconómica dominante que se mantenga circunstanciada a sus intereses; “un conjunto de valores nacionales integradores; una infraestructura vial y un régimen constitucional que cuente con todo lo necesario para que funcione como tal.”3 No obstante, para poder llevar a cabo este propósito era de vital importancia alcanzar un alto grado de pacificación, dominación y estabilización de la república. Esta aspiración sería posible mediantes acuerdo entre los caudillos regionales y gamonales, figuras claves del control político, militar y económico del territorio venezolano, establecer alianzas con el sector comercial y renovar el aparato militar que presentaba un nivel elevado de desorganización (tratar de dar uniformidad en el armamento) reinante. Mejorar la Fuerza Armada y el poder militar, así como reza la literatura oficial de la época, era unos de los principales motores del gobierno de Abril de 1870. Ella estaba distribuida en las fuerzas terrestres y marítimas. Siendo el componente de tierra, basado en el Ejército Permanente (la infantería como arma de choque, la caballería usada como dispositivo de reconocimiento y la artillería empleada como arma que produce fuego, todas las armas deben estar apoyada por el uso del cañón 4 ) y la Milicia, lo más utilizado para hostilizar a las facciones de los opositores, prestaban el apoyo a la tropa regular. Presentaba este cuerpo armado mucho abandono, desorganización y falta de renovación del material de guerra, ante la llegada al poder de los revolucionarios de la causa de Abril.

Élide Rivas, ibídem, p. 76. Inés Quintero. “El sistema político guzmancista (Tensiones entre el caudillismo y poder central).” En: Antonio Guzmán Blanco y su época. Caracas, Monte Ávila Editores Latinoamericana, 1994, pp. 57 – 79; p. 57. 4 Véase: Mayor Javier del Real, Historia del armamento de la artillería: Desde la bombarda del siglo XII hasta las modernas piezas de campaña. México, Biblioteca del Oficial Mexicano, Secretaría de la Defensa, 1980, p. 7. 2 3

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Por estas razones, Guzmán Blanco se ocupa como presidente provisional (1870 – 73) de mejorar con notable prioridad y prontitud el aparato militar. Basado en los cambios cuantitativos y cualitativos con el aumento del número de tropas según la necesidad, la fuerza de intervención estaba alojada en cuarteles o fortalezas coloniales, recolección de armamento disperso, equipar (uniformes, alimentación, raciones y equipos) y comprar armamento novedoso consonó con las innovaciones tecnológicas, que cambiaron vertiginosamente el arte de la guerra. Por tanto, los cambios de la tecnología del mundo civil (Revolución Industrial), van a reflejarse en una gran transformación de lo militar, pues persigue como finalidad aumentar el alcance y la capacidad de matar con los fusiles, los buques de guerra y la artillería. Estas dos últimas armas, fruto de la innovación tecnológica, vienen a ser las más costosas en su producción y posterior renovación de las fuerzas armadas en los estados modernos5. La adquisición de piezas de artillería costera en los arsenales norteamericanos por parte de la regeneración guzmancista, para finales de 1875, vino a reforzar la idea del poder como centro de la política del general Guzmán Blanco.6 La artillería de costa que se adquirió para ser instalada operativamente en las viejas fortificaciones de Puerto Cabello y La Guaira vino a renovar estructuralmente la defensa costera del territorio nacional. De esta manera, se protege los principales puertos venezolanos de los ataques o bloqueo extranjero (evitar una posible invasión por mar del reino de Holanda). Los cañones de ánima rayada que se compran en los Estados Unidos de América –con instructores tácticos norteamericanos –, vienen a ser un apreciable adelanto tecnológico en materia de artillería de la fuerza armada del guzmanato. El uso de este tipo de cañón rayado -el Parrot estadounidense-, viene a imprimir una mayor precisión en el disparo del proyectil, a diferencia, de los viejos proyectiles de bala esférica de los cañones de ánima lisa que todavía sobrevivían en los merlones de las viejas fortalezas.7

Robin Cross, 50 cosas que hay saber sobre la guerra (traducción de Francisco García Lorenzana). Buenos Aires, Editorial Ariel, p. 101. También se incorporan, a través del músculo industrial y el aumento de población para nutrir las fuerzas armadas, los uniformes, los alimentos enlatados, refrigeración, telégrafos, ferrocarriles y cuarteles novedosos. 6 Véase: Natalia Borges Ippolitov, “Antonio Guzmán Blanco: necesidad y ficción en la asunción personal de una política exterior” Politeia. Caracas, Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas de la Universidad Central de Venezuela, n° 20, 1997, pp. 255-279; p. 271. 7 Francisco Javier Nieves – Croes, “La defensa de costas en Venezuela” Mañongo. Valencia, volumen XXI, n° 41, juliodiciembre de 2013, pp. 279-299; p. 283. Este apartado forma parte de una entrega especial sobre las relaciones civiles y 5

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A raíz de lo planteando, surgen las siguientes interrogantes que podrán dar una conducción a esta investigación histórica, con carácter documental, sobre el ABC que perseguía el general Antonio Guzmán Blanco en mejorar la defensa costera y, por ende, la artillería de costa de ánima rayada: ¿Qué pretendía Guzmán para fortalecer la defensa marítima del territorio nacional? ¿Cómo los avances tecnológicos e industriales en materia de artillería apoyarían esa renovación del poder y fortaleza militar del Septenio? ¿Cómo la innovación tecnológica en la artillería de ánima rayada contribuirá a fortalecer el profesionalismo (corporativo) dentro la fuerza armada guzmancista? ¿Sólo era una aspiración de Guzmán Blanco en tener sistema de defensa efectivo? Partiendo de estas preguntas, expondremos una investigación de carácter documental, basada, principalmente, en la revisión, análisis y estudios de fuentes primarias, secundarias y hasta terciarias, entre 1875 y 1876, que sirvieron de soporte teórico para el estudio de la Historia Militar de Venezuela. Sin embargo, el estudio de la artillería de costa como mecanismo defensivo del aparato militar guzmancista, hasta el presente, no ha sido trabajado de una manera sistemática por la historiografía venezolana (enorme vacío del periodo y fuertes limitaciones a las fuentes documentales, por ejemplo, el trabajo del militar Emilio Latorraque que habla solo de las montoneras mal armadas que heredamos en el siglo XIX) ni por los pocos investigadores especializados en estudios militares – tecnológicos que han trabajado su evolución histórica. Entre los pocos trabajos bibliográficos, tenemos el del coronel del Ejército venezolano, Pedro Arturo Omaña, conocido como: Historia de la artillería. Editado en Caracas en 1978 y publicado por el Congreso de la República que nos describe (usando la crónica) la evolución del arma de artillería en Venezuela y el mundo. En segundo lugar, tenemos el trabajo de Pérez Tenreiro conocido como: Guzmán y su actuación militar regeneradora de las fuerzas militares. Éste fue publicado en 1983. Es una obra colectiva en tres tomos, denominada: Venezuela 1883. En este trabajo se incorporan citas textuales para avalar y explicar la evolución que tuvo el aparato castrense guzmancista durante el septenio, pero al final no se referencian las

militares, así como la historia militar e historia naval en Hispanoamérica de la Revista de Historia Mañongo de la Universidad de Carabobo. Dicho apartado, que reúne quince producciones académicas, fue coordinado por los profesores (USB) Froilán Ramos – Rodríguez y Germán Guía Caripe.

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fuentes empleadas. En tercer lugar, se encuentra el trabajo realizado por José Porras Pérez de un libro compilatorio: “Un modelo sui géneris de concebir el combate: Tendencia teórico – militar venezolana (1870 – 1908).” En: De las huestes indianas al pretorianismo del siglo XX: Relaciones civiles y militares en la Historia de Venezuela (2012) que enfoca las doctrinas militares (españolas, francesas y norteamericanas) que influenció el aparato armado guzmancista. Por último, está el fallecido Javier Nieves – Croes viene a cerrar con el artículo en un dossier sobre las relaciones civiles y militares, historia militar e historia naval en Hispanoamérica de la revista de historia Mañongo (n° 41, vol. XXI, julio-diciembre de 2013) que se titula: “La defensa de las costas en Venezuela.” Dentro de sus páginas se expone cómo se organiza la defensa costera a través de fortificaciones (desde el siglo XVII) y se renueva el armamento defensivo costero (ánima lisa, Parrot, Krupp, Armstrong, Schneider-Canet y Gran Puteaux) hasta muy avanzado el siglo XX venezolano. Por esta razón en el presente apartado nos proponemos presentar una visión de conjunto de los temas relacionado con la problemática de la artillería rayada costera en Venezuela. Para lo cual abordaremos varios tópicos: La artillería costera de ánima rayada: innovación tecnológica al servicio de la guerra; La defensa costera como factor de poder de la regeneración guzmancista y la respectiva consideración final.

La artillería costera de ánima rayada: innovación tecnológica al servicio de la guerra Desde la antigüedad, los ejércitos han ido evolucionando en el tiempo y el espacio para adaptarse a los cambios del armamento, la táctica y la tecnología que se usará en la batalla que tiene lugar durante una guerra.8 Después del descubrimiento de la pólvora y su posible

John Keegan, Historia de la guerra (traducción del inglés al español de Francisco Martín Arribas). Madrid, Turner Publicaciones, 2014. Este historiador británico nos hace mención de cómo ha evolucionado el tipo de armas a través de las batallas del pasado, entre las cuales podemos mencionar la primera generación que se basó en el uso táctico del arma blanca (espada, lanza y flecha) en la famosa batalla de Agincourt (octubre de 1415 que se midió en horas de combate) en el marco de la Guerra de los Cien Años, entre los reinos beligerantes de Francia e Inglaterra. El segundo tipo de armas responde al uso del proyectil único (fusil de chispa, bayoneta y cañones de ánima lisa) que se usó en la emblemática batalla de Waterloo (junio de 1815, varios días de enfrentamientos) entre el Ejército Imperial de Napoleón versus la Séptima Coalición, y por último, la batalla de Somme (1 de julio y 8 de noviembre de 1916, tuvo una duración de cuatro meses) donde se emplea las armas de municiones múltiples (ametralladoras, fusiles de repetición y cañones de ánima rayada), entre los combatientes del Imperio Alemán y las fuerzas del Reino Unido y Francia. 8

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empleo en armas de fuego, “la palabra artillería servía para designar los diversos tubos de hierro que fabricaban para lanzar proyectiles por medio de la pólvora.”9 El vocablo artillería no significa solamente conducción y maniobra de los cañones; su verdadero norte es industria o tecnología militar; es decir, que comprende todo los relacionado a la sistematización con respecto a la invención, la construcción y el empleo técnico de la maquinaria de ataque y defensa. Es recomendable que tenga un eje central en cada cuerpo del Ejército. 10 En sintonía con lo anterior, el coronel de ingeniero José Almirante, en su Diccionario militar de 1869, nos explica que la artillería es un arma que ha evolucionado en tres acepciones (combinación de matemáticas, física y química), desde los primeros cañones: …tiene una acepción compleja en que descuellan tres ideas: la de ciencia, la del material y la de personal. En la primera entra el conjunto de conocimientos, verdaderamente facultativos ó técnicos, de ciencias exactas y físicas, de artes mecánicas e industriales, que directa o indirectamente concurren a la instrucción del artillero, para su profesión especial de construir, conservar y usar todo género de armas, aparato, máquinas y municiones de guerra. Por material, en su lata acepción, se comprende no sólo los trenes y parques, sino las fundiciones, maestranzas, pirotecnias, almacenes, depósitos, repuestos, en una palabra, la universalidad de objetos materiales relacionados con armas y municiones de toda especie. El personal, en fin, es el agente animado que cultiva constantemente la ciencia de la artillería y, produciendo su material, lo cuida y mejora en la paz, lo usa y conduce en la guerra. Este personal, es decir, el cuerpo de artillería es por consiguiente instituto y arma á la vez.”11 El nombre que se le dio a las primeras armas de fuego fue: cañón y hasta el día de hoy mantiene ese nombre. Según el español Conde, los árabes musulmanes fueron los primeros en emplear el tubo de metal en Europa para el Sitio de Niebla (1259).Un año después de la batalla de Crécy, en agosto de 1346 –en el marco de la Guerra de los Cien Años (1337-1453)-

D.G.L. Pareja, Tratado práctico de artillería naval. Ilustrado con grabados. Burdeos, Imprenta de Crété & Hijos, 1872, p. 2. Es una obra especializada sobre la artillería naval que el Capitán de Fragata Pareja desarrolla en treinta y dos puntos específicos. Es un apartado que recopila y recoge obras de la época que fueron escrita en inglés y francés para situar al principiante en un estudio más profesional de la novedosa arma de artillería de ánima rayada. 10 Capitán M. R. Henry, Ensayo de un compendio de la filosofía de la guerra ó colección de máximas militares (Traducción del Comandante Capitán de Infantería de Marina A. Hernández Pérez). Barcelona, Administración de la Revista CientíficoMilitar, 1885, p. 229. La obra es original del Capitán del Ejército francés M.R. Henry y con el titulo original: Spectateur Militaire. El autor autoriza la traducción al capitán Hernández Pérez como texto fundamental de una biblioteca militar de un oficial. La paráfrasis está enfocada en el Bosquejo de un proyecto de ley de ascensos del Expectador Militar de 1872. 11 José Almirante, Diccionario militar: etimológico, histórico y tecnológico con vocabulario francés y alemán. Madrid, Imprenta y Litografía del Depósito de Guerra, 1869, p. 74. 9

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los ingleses emplean cuatro cañones que hicieron estragos contra las filas francesas, en ese momento, la artillería como arma de proyectil único era ignorada en el territorio francés.12No obstante, el terror de disparo atronador de las bocas de fuego, producía más miedo entre los combatientes que las bajas que podía ocasionar un disparo de cañón de la época. Con el pasar de los años, la artillería, en cuanto al diseño de los cañones, la innovación, la fabricación, montaje y precisión del proyectil, iba mejorando paulatinamente. Asimismo, en las tácticas, metodologías y las técnicas de empleo de esta arma facultativa.13 Los cambios tecnológicos del mundo civil en el siglo XVIII comienzan a transformar lo castrense, la artillería de ánima lisa. A la par, se va desarrollando un cuerpo técnico y científico en materia de artillería para mejorar ese “disparo directo que realizaba la mayoría de sus blancos a una distancia inferior a los 914 metros. Disparos únicos o múltiples como metralla seguían prevaleciendo sobre las balas explosivas.” 14Se van creando instituciones militares para asimilar esa innovación tecnológica, los colegios o instituciones militares de Europa (por ejemplo: Real Colegio Artillería en el Alcázar de Segovia, España fue fundado en mayo de 1764 es una de las academias más antigua del mundo que continua en actividad hasta el presente, junto a la primera escuela de artillería e ingeniería de Metz en 1688 y la Escuela Politécnica de París que tenía estudios en artillería) siguen las pautas a través de la elaboración de manuales y tratados de artillería para usarlo eficazmente en el campo de batalla. Por su parte, el británico Eric Hobsbawn reafirma como puede ser entendido los cambios de la Revolución Industrial, con lo siguiente: Pero en conjunto fueron los civiles lo que predijeron las terribles transformaciones del arte de la guerra [artillería], gracias a los progresos de la tecnología militar que los generales e incluso en algunos casos los almirantes mejor preparados técnicamente tardaban en comprender. (…) Mientras que algunos civiles [caso: Ivan Bloch y su Aspectos técnicos, económicos y políticos de la próxima guerra (1898), predijo la guerra de trincheras y el enorme costo de este tipo de táctica] comprendían el carácter catastrófico de la guerra futura, los gobiernos, ajeno a ello, se lanzaron con

Pareja, Idem. Ministerio de Defensa, ¡No solo cañones!: Exposición temporal-Museo del Ejército. Madrid, Centro Geográfico del Ejército, 2014, p. 13. Asimismo, en el siglo XVIII, las piezas de artillería (cañones de ánima lisa y morteros) comienza a calibrarse con el uso de las medidas de la libra y la pulgada. 14Robin Cross, Ibídem, p. 100. 12 13

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todo entusiasmo con el armamento cuya novedad tecnológica les permitiera situarse a la cabeza.15 Al mismo tiempo, la innovación tecnológica iba perfeccionando la máquina de vapor en su funcionalidad, la fundición del hierro y el aumento poblacional de los países industriales de la época. A partir de 1850 los avances permiten desarrollar el rayado del cañón –éxito de la artillería portátil en los campos de batalla-, y permiten el uso de los proyectiles oblongos.16 El objetivo de rayar el ánima del cañón es que permite al proyectil un movimiento de rotación paralelo a la línea de tiro. “Al dar rotación a la bala, la fricción o presión del aire será distribuida igualmente a sus alrededores, salvando de este modo la principal causa de desviación, y asegurando de ese modo una mayor exactitud en el tiro.”17 Por consiguiente, ¿para qué un cañón de ánima rayado? La experiencia de innovación, experimentación y puesta en práctica en el campo de batalla, nos da que el rayado daba una mejor precisión, aumentaba el alcance del objetivo, eliminaba la bala esférica y daba una regularidad en la trayectoria (el viento). 18 Entre los años de 1855 a 1860 los grandes combates en Europa proporcionan un gran entusiasmo en los ejércitos de usar las costosas piezas de artillería rayada para situarse a la cabeza de las innovaciones en materia de armamento. Por esto, la tecnología para matar estaba en pleno proceso de desarrollo, y así comienza una carrera armamentística, por llamarlo de alguna manera, entre las potencias de la época. Propiamente, la competencia, patrocinada por el comercio internacional, por el armamento arranca desde el año 1880 en adelante. Se gasta mucho presupuesto en materia militar (ingleses, alemanes, franceses, entre otros) para nutrirse de lo mejor en materia de

Eric Hobsbawn, La era del imperio (1875-1914). Buenos Aires, Grupo Editorial Planeta, 2009, p. 315. No sólo fueron avances en materia de artillería, sino la balística como ciencia que estudia el movimiento del proyectil no podía quedarse atrás. La trayectoria de un proyectil es una parábola. Para que el proyectil sea efectivo depende de varios factores como la velocidad de choque, su densidad, diámetro y naturaleza del blanco. Las balas oblongos – implican la idea de curvatura y muy efectivos contra un buque –, “se aplica militar y exclusivamente a los modernos proyectiles, llamados ojivales, que no son esféricos, ni cilíndricos, ni cónicos, ni elipsoidales del todo.” Véase: José Almirante, Ob.cit., p. 827. 17 Pareja, Tratado práctico… p. 92. Añade el autor que las bocas de fuego rayada deben tener tres consideraciones: a) forma del proyectil; b) sistema de raya (entre tres y cuatro rayas) y c) carga de la pólvora. La carga de los cañones rayados son menores a los cañones de ánima lisa. Las cargas se comportan mejor en los cañones rayados. Las piezas de artillería rayada más utilizadas para la época, eran: cañón Whitworth 1/6 del peso del proyectil; el Armstrong un 1/8 del peso; el francés con 1/9 y el prusiano de 1/10. 18 Ministerio de Defensa, ¡No sólo cañones!... pp. 51-52. El viento es un término técnico de la artillería basado en la diferencia entre el diámetro del proyectil y la del ánima de la pieza que lo arroja, generando una estabilización giroscópica en la trayectoria de la bala. 15 16

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armas novedosas y eficaces en la destrucción del oponente. Es decir: “si no se tenía el último barco [de vapor] o arma de fuego novedosa se perdía la guerra.”19 Como resultado del avance, crecimiento industrial y la mejora del poder de fuego de los cañones de campaña y de montaña, la artillería de costa no se podía quedar atrás en los avances e innovaciones en su capacidad de neutralizar al oponente. Prácticamente, la artillería costera apareció en la vieja Europa durante el siglo XVI con el desarrollo de fortificaciones para defender las costas, un arsenal o paso geográfico importante de amenazas foráneas. Las bocas de fuego costeras estaban destinadas a la defensa del territorio de las escuadras o armadas que venían, primordialmente, por el mar. Se caracterizaban por ser grandes piezas y alcance regular de su objetivo.

La defensa costera como factor de poder de la regeneración guzmancista Desde la llegada de los primeros europeos al territorio venezolano en el siglo XV, traen en sus embarcaciones armas de fuego de proyectil único que van a ser empleadas en el proceso de conquista y penetración de estas tierras americanas que son indómitas – presencia de indígenas–, para el conquistador europeo. Entre las bocas de fuego que acompañan a estos aventureros metalistas están los falconetes, bombardas y trabucos que eran fabricados en hierro o bronce, los cuales lanzaban pedazos de roca o hierro. Su efectividad en el objetivo era muy cuestionada, por muchas razones, sólo el terror del ruido del disparo atronador infundía más miedo a los oponentes que propiamente el disparo. Con los años, la presencia de piratas y corsarios en el Caribe y las costas venezolanas, apoyados por sus respectivas coronas europeas (Inglaterra, Francia y Holanda), se dan a la tarea de afectar las actividades mercantilistas y comerciales (extracción de oro, plata, perlas y otras riquezas que son ambicionada en la Europa de la época) de los territorios de la monarquía española en América, con respecto a la metrópoli.20 En consecuencia, la Corona española se ve en la necesidad de construir fortalezas, fuertes y fortines de tapias y superposiciones de rocas (preferiblemente cantos rodados) de

19 20

Eric Hobsbawn, La era del imperio… pp. 318-319. Pedro Arturo Omaña, Historia de la artillería. Caracas, Ediciones del Congreso de la República de Venezuela, pp. 259-260.

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la mezcla de cal y canto (técnica de construcción del Medioevo europeo) que van a modificarse gradualmente con la aparición de la pólvora en la guerra.21En 1625, se construye la Real Fortaleza de Santiago de Arroyo de Araya – planta abaluartada y elaborada en bloques de argamasa y resto de conchas de moluscos-22,para defender los yacimientos de la codiciada sal marina de la península de Araya, en la provincia de Nueva Andalucía, de las potencias competidoras de España, entre ellos los holandeses quienes llevaban adelante una incipiente industria de conserva de arenques, carnes y lácteos del comercio de intercambio entre el norte y sur de Europa, actividad comercial dominada exclusivamente por ellos. Está fortificación oriental “es la primera y más antigua en el territorio venezolano que ha llegado hasta nuestros días, además de ser la más grande, la más compleja, y sobre todo, la única que cuenta con el respaldo de los Antonelli.”23 Se construye una cadena de fortificaciones para defender los puertos marítimos, lacustres y fluviales de ataques eminentes de las potencias beligerantes del momento. Allí, comienza a instalarse la artillería costera que estará ubicada en sitios estratégicos, y con piezas de artillería de tiro rápido que domine el mar. Las fortalezas de Maracaibo, Margarita, Puerto Cabello, La Guaira y Guayana son bastiones importantes del sistema defensivo de llaves del siglo XVIII (el puerto de Veracruz era la llave del virreinato de Nueva España y La Habana era la llave del Nuevo Mundo), que daba un valor estratégico al territorio venezolano en el Caribe hispano, y los impulsos del crecimiento económico de Venezuela en materia agroexportadora del cacao y otros rubros. En cuanto a la artillería venezolana, se mantenía las bocas de fuego, las cuales eran prácticamente las mismas, del siglo XVI, basadas en las tácticas y doctrinas europeas, fundamentada en la bombarda, bombarda trabuquera,

Ignacio Gil Crespo, “Técnicas medievales de construcción en tapia de tierra y de cal y canto: los castillos de Soria” en José Luis Guerra y Félix Jové (Editores) Construcción con tierra. Patrimonio y vivienda(X Congreso de arquitectura de tierra de 2013). Cuenca del Campo, Universidad de Valladolid, 2014, pp. 125-134; p. 133. 22 Orlando Marín, “Las llaves y el sistema defensivo.” Teoría de la Arquitectura. Caracas, Universidad Simón Bolívar, División de Ciencias Sociales y Humanidades, presentación en power point de una clase magistral, 2006. 23 Rafael Dávila, “La sal: objetivo codiciado por Holanda en las provincias de Nueva Andalucía y Venezuela, durante el siglo XVII,” Tiempo y Espacio. Caracas, n° 64, julio – diciembre de 2015, pp. 45-71; p. 60. Bautista Antonelli (1547-1616) fue uno de los ingenieros militares con mayor trayectoria en la América hispana en materia de construcción de fortalezas, durante el reinado de Felipe II. Entre sus obras poliorcéticas en el Nuevo Mundo, tenemos: el Fuerte San Lorenzo (Panamá, 1601), la Fortaleza de los Tres Reyes de La Habana, inició la construcción de las murallas y fortificaciones de Cartagena de Indias, como el baluarte de Santo Domingo en 1614 entre otra construcciones de la ingeniería militar de la época. 21

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mortero, espingarda y falconete. Para el siglo XVIII, la artillería comienza a determinarse por el calibre de las piezas.24 Las milicias coloniales (de blanco, de pardos, de morenos, de profesionales, entre otras) se encargaban de servir las piezas de artillería costera en las fortalezas, fuertes y fortines, a lo largo de la línea costera venezolana, para evitar el ataque de fuerzas corsarias o armadas extranjeras. Se creó el Real Cuerpo de Artillería (1768), unidad selecta, formada por tropa de línea, junto a la creación de compañías sueltas de artillería. Al llegar, la Guerra de Independencia (1811-24), la artillería sufre unas mejoras por el grueso de los calibres que se emplazan en las fortalezas y fortines defensivos. Al mismo tiempo, en los campos de batalla, el Ejército Libertador uso cañones de campaña, este tipo de artillería móvil no podía seguir la marcha de la infantería, por las dificultades topográficas del relieve venezolano. Empero, las grandes acciones militares de la guerra de liberación, según la mayoría de los teóricos, se dejaron escuchar estas bocas de fuego en Pantano de Vargas (1819), la segunda de Carabobo (1821), Pichincha (1822) y Ayacucho (1824).25 Así pues, con la llegada de la Venezuela independiente se toma la forma política de Estado que fue la adoptada en la Constitución de 1830 de corte centro-federal y la forma de gobierno empleada fue la republicana, su fuerza no llegaba a 2000 hombres con poca instrucción y nada de entrenamiento. El Ejército Permanente estaba compuesto por la infantería y la caballería. La Armada presentaba un enorme descuido 26 . Las fortalezas coloniales sufrían el enorme daño del pasó inclemente del tiempo, en relación al abandono y la falta de mantenimiento de sus estructuras defensivas. La poca artillería, basada en diversos calibres (generaba un problema en la estandarización), estaba distribuida en seis compañías de artilleros, en todas las fortificaciones del incipiente Estado independiente. Pasan las décadas, en 1850, la artillería continúa en franco abandono, seguían las mismas piezas de la Guerra de Independencia, basada en: morteros de avancarga, cañones de acero de ánima lisa, de complicada movilización y con poca precisión y efectividad en su objetivo.27 Las granadas,

Pedro Arturo Omaña, Historia de la…p. 183. Los cañones de ánima lisa y de avancarga para tiro rasante estaban clasificados en: 4, 8, 16 y 24 libras. Mientras, los morteros para tiro curvo estaban en 6, 9 y 12 pulgadas. 25 Pedro Arturo Omaña, ibídem, pp. 185-186. 26 Ángel Ziems, El gomecismo y la formación del ejército nacional (Prólogo de Ramón J. Velázquez). Caracas, Editorial del Ateneo de Caracas, Colección Historia, 1979, p. 58. 27 Pedro Arturo Omaña, ibídem, p. 202. 24

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en su mayoría, eran construidas en las rudimentarias maestranzas de los depósitos de armas y pertrechos de guerra de la república. Prácticamente, la artillería de costa en 1866 desaparece. No obstante, en 1869, el gobierno azul “tiene la necesidad de fortificar [reparar las fortalezas de Cumaná, San Carlos, entre otras] sus puertos principales y decidió reorganizar de nuevo, reincorporando a sus filas a oficiales que habían sido retirados a causa de la reducción del arma.”28 En suma, durante las pasadas décadas, la artillería como arma facultativa ocupó un segundo o quizás un tercer plano en las operaciones tácticas de la fuerza militar (se empleaba más en los teatros de operaciones, los batallones de infantería, algún apoyo de artillería y algo sustancioso en caballería 29). Salvo en breves momentos -amenaza de invasión de los opositores o bloqueo-, la necesidad, obligaba a armarse efectivamente para resolver la eventualidad, además de reorganizar las fortificaciones y sus correspondientes bocas de fuego para enfrentar la amenaza. La infantería, la caballería del Ejército Permanente y las milicias –manejada por los caudillos fieles a la cooptación del caudillo nacional-, todos estos componentes juntos, dominaban o aplacaban cualquier insurrección “revolucionaria” en los cuatro puntos cardinales del territorio venezolano. Con relación al Ejército y Estado siempre han conformado una entidad. En el siglo XIX, comenzó a desarrollarse un novedoso esquema de organización castrense, la esencia viene a ser el profesionalismo (corporativismo) de la guerra en el uso de la artillería rayada como arma de innovación tecnológica de la segunda etapa de la Revolución Industrial.30 Tener un Ejército con un alto grado de organización y formación (estratégica y táctica) cuya función sería la profesionalización de las armas, vendría a ser una meta de los gobernantes. Al menos, Guzmán Blanco quería mostrar músculo con la defensa costera a través de la artillería rayada, ante la amenaza eminente de bloqueo de Holanda.

Ibídem, pp. 214-215. José Porras, “Batalla de La Victoria de 1902: táctica, logística, liderazgo y otros aspectos militares de las fuerzas beligerantes venezolanas.” Presente y Pasado. Revista de Historia. Mérida, Universidad de los Andes, año 16, n° 31, enerojunio de 2011, pp. 95-122; p. 97. 30 Martín Van Creveld, The Transformation of War. New York, Free Press, 1991, p. 218. Este autor holandés señala como la guerra ha evolucionado con el pasar de los siglos, nos habla de la edad de los sistemas (1830-1945). La guerra usa herramientas y máquinas individuales. Ahora, las armas se operan en equipos y los ejércitos se van profesionalizando en la medida en que la innovación tecnológica se los permita. La guerra moderna está completamente permeada por la tecnología, y es gobernada por ella. 28 29

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La organización, la táctica y los intentos de profesionalizar la artillería costera rayada Entre los años de 1860 y 1870, se encuentra un aparato militar venezolano en franco decaimiento, escaso financiamiento, material de guerra desfasado y para colmo de males, corta en efectivos para sus componentes. Para ello, el general y doctor Antonio Guzmán Blanco, a su llegada al poder, busca la manera de renovar y, por decir algo, actualizar, según los avances de la época, la estructura castrense que hereda del pasado reciente. En este accionar, se refleja los esfuerzos re-organizativos de lo armado que permitirá dar un gran viraje para mejorar la eficiencia y la contundencia en la neutralización de los opositores que no se sentían a gusto con su forma particular de ejercicio político, aderezada, con ese particular interés de permanencia en el Ejecutivo. La anhelada paz era su primordial objetivo, si no se logra la pacificación del territorio de las facciones disidente que, de paso, no daban un sólo día de tregua ni descanso en su beligerancia, no hay garantía de estabilidad ni tranquilidad política, para poder ejecutar las bases de programa liberal de orden y progreso que tenía en mente, cuando asciende a la autoridad máxima del poder central, a través de las descargas de fusilería, “machetazos” y ocho mil hombres que llegan a Caracas a finales del mes de abril de 1870. Lo primero que hace Guzmán Blanco con la fuerza armada del Estado Nacional, siempre ha necesitado de una fuerza bélica de apoyo para lograr su estabilidad, tanto con la terrestre como también con la marítima, es crear un cuerpo bien organizado, efectivo, capaz, administrado logísticamente, renovado con armas novedosas y, por ende, la adquisición de nuevos vapores de guerra (operatividad y movilización de combatientes para los escenarios de combate) cónsonos con el desarrollo industrial de la producción en masa que se respiraba en las grandes potencias de la época. Para poder lograr ese objetivo de transformación, debe el caudillo nacional apoyarse con los oficiales egresados de la moribunda Academia Militar de Matemáticas (cierra en 1872 para dar pasos a los estudios de Ingeniería en la Universidad de Caracas), que lo ayudaban con la asesoría en materia castrense muy especializada, una administración centralizada del poder para direccionar mejor esos cambios, con los

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músculos económicos del Tesoro público y la élite comercial (Compañía de Crédito) que apoyaban su provisionalidad (dictadura), los acuerdos político – territoriales, con los numerosos caudillos regionales de todo el país, y los calabozos de la Rotunda. 31 Estas acciones de reajuste comienzan inicialmente con la recolección de las armas de fuego (desarme) y pólvoras en manos de particulares, para depositarla preventivamente en los parques de armamentos (Caracas y Puerto Cabello) de las fuerzas gubernamentales, aumentar o disminuir los contingentes según la necesidad, crear una fuerza de intervención capaz con bases operativa en las guarniciones (brigadas, batallones y compañías), adquirir equipos de guerra moderno y conveniente con nuestra realidad guerrerista.32 La organización militar de la fuerza armada ha crecido con mucha notoriedad en los tiempos modernos (el Presidente de la República como máximo Jefe del Ejército). La estructura organizativa se ha hecho más compleja y su papel institucional se fortalece con el pasar de los años. La defensa y consolidación del Estado venezolano ha llevado, a su manera, por aumentar su nivel doctrinario, técnico y profesional hasta confrontar directamente una maquinaria militar.33 En consecuencia, la estructura castrense del guzmanato se divide en terrestre y marítima. Se distribuirá en plazas militares, fortalezas y cuarteles. El Ejército Permanente estará compuesto por la infantería, caballería, artillería y el cuerpo de ingenieros. La infantería y caballería se organizan en compañías (60 a 100 hombres), batallones (200 a 400), regimientos, brigadas y divisiones. Los artilleros y zapadores formaban un cuerpo voluntario (para manejar esta arma se necesitaba que sus miembros obtuviesen un diploma en matemáticas). 34 Todos estos elementos propios de un ejército moderno permitían poner en práctica el ABC de su dominación política, basado en la administración,

Germán Guía Caripe, “Carbón y hierro: fuerza marítima que consolida la Armada Nacional durante la regeneración guzmancista (1873-1876).” Tiempo y Espacio. Caracas, UPEL-Instituto Pedagógico de Caracas, n° 64, julio-diciembre de 2015, pp. 351-382; pp. 355-356. 32Idem. 33 Ángel Ziems, Ob.cit., p. 38. 34 Jorge Michelena, Tratado militar venezolano. Arreglado para el servicio del ejército de conformidad con el código y las tácticas modernas francesas y española; comprendido los toques militares y todo lo concerniente al servicio de guerrilla y al tiro. Caracas, Alfredo Rothe, 1879, p. 9. Viene a ser un estudio táctico que se usará tanto para el recluta (carente de instrucción militar) como para el oficial en el manejo de las armas (blanca y fuego), los movimientos y evoluciones conforme a las prácticas de la época. El general Michelena hacia énfasis en hacer la guerra –sui géneris- para las condiciones geográficas e idiosincrasia (pobladores) de las regiones venezolanas. 31

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táctica y organicidad, a -grosso modo- establecer unos parámetros del objeto de la fuerza armada (1873), entre los principales objetivos, tenemos: la defensa de la nación, mantener el orden público, sostener la Constitución, apoyar a las autoridades elegidas y proteger a las personas y las propiedades.35 Concretamente, las unidades militares de la época respondían a los criterios de la ciencia militar europea moderna, empero, la generalidad de la fuerza beligerante gubernamental sigue “un esquema para hacer la guerra sui géneris por las condiciones peculiares de nuestro país.”36 En consecuencia, la artillería forma parte de un cuerpo facultativo del Ejército permanente, dividido en personal, boca de fuego y material de guerra. Incluso, el brigadier español Francisco Feliu, consideraba a la artillería “como un ejército en medio del ejército.”37 Los cuerpos se organizaron en brigadas (entre 1000 y 2500 individuos) que son unidades tácticas homogéneas con un mando y comando superior que viene a acabar con los problemas organizativos de los ejércitos europeos38. Cada brigada estará compuesta de una plana mayor de oficiales y cuatro baterías de fuego. Previamente, años anteriores, la artillería estaba organizada en dos brigadas, con cañones cargados por la boca (ánima lisa), carente de frenado y de bajo calibre. Concretamente, para mostrar un ejemplo de organización, una brigada de artillería de la Plaza Fuerte de La Guaira estaba compuesta en 332 individuos, entre ellos: los soldados (unos 132); cabos (32); sargentos primeros y segundos (13), oficiales subalternos (19 entre subtenientes, tenientes y capitanes); comandantes (2); un coronel y un general de brigada.39

“Código Militar del 20 de Febrero de 1873.” Recopilación de Leyes y Decretos de Venezuela. Caracas, Biblioteca de la Academia de Ciencias Políticas y Sociales, tomo 5 (1870-1873), 1983, p. 493. Se promulga el primer articulado en materia militar de la Venezuela republicana a cargo del general Felipe Estévez. Está compilación de artículos castrenses era muy afín al proyecto de Código Militar (1850) del brigadier español Francisco Feliu para establecer la codificación, para uniformar y asegurar en todas partes la observancia de la ley, a través de dos máximas generales que están basadas en la jurisprudencia castrense y la organización militar del Ejército español. Véase: Don Francisco Feliu de la Peña, Fundamentos de un nuevo código militar. Barcelona, Juan Oliveres impresor de su S.M., 1850. 36 José Porras, “Batalla de La Victoria…, p. 96. 37 Don Francisco Feliu de la Peña, Fundamentos de un nuevo código…, p. 223. 38 Santiago Gerardo Suarez, Temas militares. Caracas, Caja de Talleres Penitenciarios, 1970, s/p. En este trabajo se menciona las unidades militares que se emplearon en la fuerza armada venezolana de siglo XIX y parte del XX. Entre la mencionada brigada que tiene su cuna en Francia (1675), el regimiento de origen francés, el batallón que es un aumentativo de batalla, la columnela que era comandada por un coronel y poseía un máximo de 500 individuos, el escuadrón formado por un sólo cuerpo (vanguardia o retaguardia) y en el último escalón está la compañía, procedente de España, oscilaba entre 50 a 500 plazas con una plaza mayor y ordenada por un capitán. 39 “Estado que manifiesta la fuerza permanente decretada i presupuestada para el presente año económico, con expresión de los puntos a que está destinada [1876].” Archivo General de la Nación, Caracas, Legajos del ministerio de Guerra y Marina, legajo n° 019, sub-fondo: república. (En adelante AGN). Los papeles sueltos de Guerra y Marina (1830-1944) se encuentran 35

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A través de la evidencia documental del Código Militar de 1873, es estableció dos artículos sobre la organización de la artillería, el artículo 64 que estipula lo siguiente: La plana mayor constará de un primer jefe de la clase de Coronel; un segundo jefe primer Comandante; un segundo Comandante encargado del detall (sic); un Capitán encargado del material del cuerpo; un Teniente ayudante; un Subteniente abanderado. Segundo ayudante; un sargento primero brigada; dos cabos primeros para el detall (sic) y material y un tambor mayor de la clase de sargento.40 Y el artículo 65, que aborda el tema de la organización efectiva de las baterías de artillería, disponiendo que: Cada batería formará una compañía de servicio compuesta de un Capitán, un Teniente, dos subtenientes, un sargento primero, tres segundos, cuatro cabos primeros, cuatro cabos segundos, seis polvoritas para los arcones, cuatro bombarderos, un tambor, un pífano, un corneta y cincuenta y cinco artilleros.41 Las brigadas de artillería estarían dotadas de su respectivo uniforme basado en una casaca corta de color azul turquí, cuello y solapa del mismo azul; botón dorado; pantalón azul turquí con franja encarnada; corbatín, botín y kepis como el de la tropa de infantería, con la diferencia de que el pompón será encarnado.42A pesar de la reglamentación existente, una cosa era el uniforme que se usaba en una parada militar o se ejecutaba una guardia en un edificio público, y otra, la ropa de faena diaria (campaña o cuarteles), la cual consistía en

sin clasificar (envueltos y amarrados) y catalogar en los últimos adelantos archivísticos. Existe una inmensa cantidad de documentos oficiales por organizar y sistematizar. El papel en la mayoría de los legajos consultados se encuentra un papel con acidez, arrugas, hongos, oxidación de la tinta, polvo y suciedad. 40 “Código Militar…,”p. 498. Dentro de la organización de la fuerza armada (1873) habrá los siguientes empleos castrenses, entre ellos: General en Jefe; General de División y General de Brigada entre los oficiales generales. Los oficiales superiores, tenemos: Coronel; Primer Comandante y Segundo Comandante. Entre los oficiales subalternos, están: el Capitán; Teniente y Subteniente o Alférez para la caballería. Para las clases e individuos de tropa, los siguientes: Sargentos primeros; Sargento segundo; Cabo primero; Cabo segundo. Junto al trompeta, corneta, tambor, pífano, músico y soldado raso. Éste Código Militar de 1873 trataba de organizar los ascensos militares para evitar la vieja praxis de que había más generales, junto a los coroneles que individuos de tropa. En este cuerpo orgánico, que buscaba desplazar la añeja Ordenanza Militar de Carlos III de 1768, se subordina al nombramiento de general, coronel, primer y segundo comandante a la condición de saber leer y escribir. También, exige la antigüedad y la actitud para el ascenso en los empleos militares, al menos en la teoría orgánica. Véase: Santiago Gerardo Suarez, Temas militares..., s/p. 41 Idem. 42 Ibídem, p. 504. La Sección VI del Código Militar describe el uso del uniforme a los cuerpos del Ejército permanente. La nación venezolana corresponde suministrar los uniformes, el Ejecutivo debe determinar la fecha en que deben otorgarse a los cuerpos de caballería, infantería, artillería y zapadores.

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unos calzones de algodón, camisa, sombrero y un par de alpargatas, era la vestimenta de la tropa.43 En lo tocante a la organización del tipo de armamento de los cuerpos del Ejército, la artillería tenía dos variantes, según el Código Militar de 1873, una artillería de campaña que usaría piezas móviles de batalla o bocas de fuego de montaña, procurando siempre estar a la par de los últimos inventos. A la tropa de artillería se asignará fusiles con bayonetas, carabinas y sables. Por último, las que nos interesa en el estudio, la artillería de plaza o costera manejará las piezas de grueso calibre que puedan obtenerse –costeada por el Tesoro público-. “de las últimamente inventadas [rayada] y puesta en uso en las naciones más adelantadas.”44 El progreso de la artillería costera discurría simultáneamente a la innovación de la artillería de plaza y sitio. La coraza de hierro de los buques se hizo más densa, obligando a disponer de mejores cañones costeros más potentes (y proyectiles efectivos) en su accionar destructivo del objetivo. En consecuencia, la artillería de costa, comenzó a organizar en tres grandes tipos (sujeta a la evolución del calibre con el pasar de los años): la primaria (calibre superior de 30 cm y un giro de 360º); la intermedia (20 a 30 cm de calibre) y la secundaria (con pieza entre 20 y 15 cm) y de alta cadencia de fuego a los cinco disparos por minutos.45 En consecuencia, el general Antonio Guzmán Blanco como personaje político de múltiples facetas (personalista, astuto y pragmático) pone en marcha un periodo de reconstrucción del país a través del orden, la paz y el progreso. Este proceso se basó en la

José Porras, “Batalla de La Victoria…, p. 107. La alpargata era un calzado rudimentario que mantenía el pie aireado, en contraposición, de las engorrosas botas de cuero, producto de la revolución industrial de mediado de siglo XIX (comienza la distinción entre los zapatos izquierdo y derecho). El uso de la alpargata en la Venezuela decimonona tuvo un uso cotidiano (rural) por ser un calzado ligero y práctico para nuestro clima tropical. La tropa la usaba con mucha frecuencia en combate o campañas militares en la geografía venezolana, hasta 1937 se estuvo usando en los cuarteles y unidades navales de las fuerzas armadas nacionales. 44 “Código Militar…,”p. 507. Por otra parte, desde la creación del primer sistema de artillería costera (1794); pasando por el sistema permanente (1816) y terminando con la Guerra de Secesión norteamericana (1861-65). Sin dejar de mencionar el uso de los cañones rayados y retrocarga Armstrong (para 1850 los cañones de ánima lisa se dejaron de fabricar) que se usaron en la Guerra de Crimea (1853-57) para aplastar a la combinación de fuerzas rusas y griegas, la Guerra Francoprusiana (1870-71) demostró el pésimo empleo táctico de las baterías de cañones francesas que dio una victoria a los alemanes. Asimismo, los avances en la construcción de buques de vapor con casco de hierro (fuertes planchas de blindaje) con su respectiva artillería naval dio un fuerte giro en la estrategia y las tácticas en el modo de hacer la guerra en lo terrestre y marítimo de la segunda mitad de siglo XIX. Las grandes piezas de bocas de fuego de costa debían ser más poderosas e impactantes en la coraza (metalurgia) de los buques a vapor. Pongamos por caso, la artillería costera del Perú de 1866, basada en cañones rayados ingleses Blackley de 18 toneladas, eran piezas muy resistente, gran calibre y de poco peso para una movilidad efectiva en fortificaciones de costa. 45 Ministerio de Defensa, ¡No sólo cañones!... p. 189. 43

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regeneración de la dinámica política que se venía desarrollando en la Venezuela de la segunda mitad de siglo XIX. Su forma de gobernar – autocrático y centralizador - dio un fuerte impulso para transformar el país en un Estado – nación moderna.46 Por ende, para poder poner en marcha su proyecto regenerador, para fomentar el progreso material y atraer capitalistas extranjeros en Venezuela, era necesario obtener una paz relativa que pudiera estabilizar el septenio (1870-1877). El general Guzmán Blanco se encontró con una nación agropecuaria que había que hacerle bastantes obras de infraestructura (carreteras y puertos), tuvo esa gran ventaja en su mandato de siete años. No obstante, el 4 de febrero de 1875 se restablece la paz en el territorio venezolano, se retira la fuerza permanente y viene un periodo de reorganización de la administración central.47 La puesta en marcha de la regeneración guzmancista, entre 1875 y 1877, permite desarrollar la compra de armamento conveniente que garantice la paz y la estabilidad de la República, después que Guzmán Blanco recibe informes de que el reino de Holanda preparaba desde la isla de Curazao un gran bloqueo naval para los principales puertos venezolanos (cierre de las aduanas de Maracaibo y la Vela de Coro por motivo de revueltas en las dos localidades mencionadas por parte del centralismo) por parte de los buques de guerra holandeses. 48 Procede a solicitar recursos financieros que se otorgan a través de diferentes vías, entre ellas: la renta nacional – inducida por los impuestos de importaciones – del gobierno central, los hacendados y los préstamos del grupo de comerciantes (Compañía de Crédito), dedicados al comercio de importación y exportación de Caracas, La Guaira y Puerto Cabello. Sobre esa base, recomienda negociar la compra de nuevos cañones para reforzar las fortificaciones de Puerto Cabello y La Guaira.

Mary B. Floyd. La dinámica de la política del septenio. Caracas, 1988, p. 19. La Rebelión de Coro (o la Colinada) duró unos cinco meses, tiene su epicentro en la ciudad de Coro, Falcón (se inicia a finales de 1874 y culmina a comienzo de 1875). El detonante es la injerencia del centralismo guzmancista en las regiones controlada por la cooptación caudillesca. El alzamiento es acaudillado por los generales León Colina e Ignacio Pulido. Ningún caudillo se le unen a las facciones de Colina y Pulido. Los insurrectos son acorralados, por parte del gobierno central, en la ciudad de Coro a través de un bloqueo de las costas del estado Falcón, desde la desembocadura del río Tocuyo, hasta el río Oribono. Para hacer efectivo este cercado ofensivo de los alzados, se destina una fuerza naval y un gran ejército que el propio Guzmán Blanco dirige en persona. La rebelión culmina con el exilio de los cabecillas, después para 1876, trataron de fomentar otra rebelión contra Guzmán. 48 José Alberto Olivar, Jesús Muñoz Tebar. Caracas, Biblioteca Biográfica Venezolana, El Nacional y Bancaribe, vol. 83, 2011, p. 45. 46 47

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Como resultado, de las negociaciones el Ejecutivo dispone la suma de 400.000 venezolanos para reparar fortalezas, adquisición de armamento de infantería y piezas de artillería moderna. El congreso de los EEUU de Venezuela, con fecha de junio de 1875, considera pertinente y prioritario que las fortificaciones que defienden los principales puertos de la República se encuentran con mucho deterioro, por el pasar de los años, de sus estructuras fundamentales. Es eminente la necesidad de repararlas y ponerlas a tono operativo, en caso de una invasión. Igualmente, se hace un énfasis, en la compra “de artillería moderna de gran alcance y también construir caminos a dichas piezas y la altura que debe ser colocada.” 49 El general Guzmán Blanco recomienda al ingeniero militar Jesús Muñoz Tébar,50 llamado en 1873 por el Ejecutivo para ocupar la cartera de Fomento, para que realice un viaje a los Estados Unidos de América para negociar la adquisición de nuevos cañones para reforzar defensivamente las plazas de Puerto Cabello y La Guaira. Quizás la visita en el pasado a los EUA, por parte, de Antonio Guzmán Blanco, le permitió asimilar y familiarizarse con las innovaciones norteamericanas en materia militar y planificar campañas militares. Se comisiona a los generales Muñoz Tébar y el norteamericano William Pile, 51 este último poseía amplios conocimientos y experticia en el manejo de la artillería, para que viajen

“Decreto de 25 de junio de 1875, en que se autoriza al Ejecutivo Nacional para disponer de la suma de 400.000 venezolanos para la reparación de fortificaciones, adquisición de artillería y armamento de infantería modernos.” Recopilación de Leyes y Decretos de Venezuela. Caracas, Biblioteca de la Academia de Ciencias Políticas y Sociales, tomo VII (1873-1878), pp. 256-257. En efecto, el guzmancismo comienza a adquirir armamento individual en el exterior desde octubre de 1871, en un mercado de armas incipiente que florece en las Antillas menores y los Estados Unidos de América. Durante el septenio se mantuvo una continuidad en la adquisición del armamento, pero arrecia en su volumen, entre 1874 y 1876. La memoria de Guerra y Marina es evidencia documental de las citadas compras. El jefe del Ejecutivo, adquirió un voluminoso conjunto de armas provenientes de los EUA, el lote estaba constituido por: 14.000 rifles Enfield, 590 rifles Remington y 10 rifles Sharp. Todas estas armas individuales portátiles con sus respectivas municiones, correaje y fornitura. Además, se recibió un conjunto de ‘…150 piezas de artillería calibre 1 á 100, 36.000 rifles nuevos, entre ellos 2300 Remington.’ Véase: José R. Porras Pérez, “Un modelo sui géneris de concebir el combate. Tendencia teórico-militar venezolana (1870-1908)” en Raúl Meléndez, Luis Buttó y José Olivar (coordinadores) De la hueste indiana al pretorianismo del siglo XX: Relaciones civiles y militares en la historia de Venezuela. Valencia, Asociación de Profesores de la Universidad de Carabobo, 2012, pp. 107-138; p. 112. 50 El general Jesús Muñoz Tébar nace en Caracas el 17 de enero de 1847 y muere en la misma ciudad para el 21 de septiembre de 1909. fue un ingeniero, militar y político venezolano conocido por sus labores como ministro de Obras Públicas en cinco ocasiones, durante el gobierno de Antonio Guzmán Blanco así como su pensamiento político progresista para la época. Cursó estudios en el Colegio Vargas de Caracas y se graduó de la Academia Militar de Matemáticas en 1866, con el grado de Teniente de Ingenieros. Es llamado por el presidente Guzmán Blanco en 1873 para ocupar el cargo de Ministro de Fomento. Este ente ministerial del Estado venezolano es fundamental para desarrollar la dinámica modernizadora del Septenio guzmancista. Las carreteras, acueductos, iglesias, edificios, ferrocarriles y fortificaciones militares que serán la punta de lanza de la idea de progreso de regeneración guzmancista. A pesar, que combatió al lado de Guzmán Blanco, con el tiempo reacciona contra el personalismo y el talante autócrata del Ilustre Americano. Véase: el trabajo biográfico de José Alberto Olivar, Jesús Muñoz Tébar… 51 William Anderson Pile (1829-1889) fue militar, político y diplomático estadounidense. Con el estallido de la guerra civil norteamericana (1861-65), forma parte de las fuerzas militares de la Unión. Fue un oficial facultativo del arma de artillería, 49

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a los Estados Unidos del Norte. Previamente, Tébar y Pile, estuvieron en la ciudad portuaria de Puerto Cabello afinando los detalles del periplo y supervisando la reparación del vapor de guerra Bolívar que necesitaba ponerse a tono para el transporte de tropa a lo largo de la geografía nacional. En los primeros días de octubre de 1875 deberán estar tocando suelo norteamericano (17 días de navegación en vapor, saliendo de Puerto Cabello, haciendo escala en Haití y Jamaica para llegar a Estados Unidos), específicamente, la ciudad de Nueva York para trasladarse a las fundiciones de Filadelfia donde hay muy buenas piezas de artillería y que se pueda ubicar precios ventajosos en su adquisición.52 Por sugerencia del señor Dalla Costa, Boulton y Cova se puede encontrar las mejores fundiciones de los Estados Unidos, enfatiza Costa, “pueden encontrarse cañones ya hechos.” 53 En el arsenal de Navy Yard se puede encontrar diferentes calibres de las piezas de artillería empleada en los EUA. Concretamente, la comisión venezolana, a mitad de octubre de 1875, visita el Philadelphia Naval Shipyard – primer astillero naval de los EUA que data de 1776 y en 1801 pasa a ser una instalación naval de la Marina de Guerra norteamericana y centro de producción industrial–, para ver los diferentes calibres y adquirir cuatro cañones rayados para embarcarlos para Venezuela y llevarlos para las fortificaciones de San Carlos de la Guaira. A través de está epístola, escrita por el general Muñoz Tébar desde Filadelfia para el presidente Guzmán Blanco en Caracas, se evidencia documentalmente la compra de los cañones: Entre los cañones que allí existen me han parecido los mejores unos rayados de cien libras que alcanza a siete millas [11,26 kilómetros]. Por supuesto que termino si carrera militar como general de división. Perteneció al partido republicano, Miembro de la Cámara de Representantes de Missouri 's (1867-1869), fue el octavo gobernador del territorio de Nuevo México (1869-1871) y el presidente Ulisses Grant lo designa como ministro plenipotenciario de EE.UU. en Venezuela (1871-1874). Desde 1871 hasta 1873, Pile se dedicó a defender los intereses de Joseph Hancox y su Venezuelan Steam Transportation Company que dio una larga reclamación al gobierno venezolano, juntos, a otros viejos reclamos de norteamericanos. Pile recibe comisiones para reparar y adquirir embarcaciones. Entre ellas, tenemos, la contratación (enero de 1876) de un buque de guerra tipo monitor para el gobierno venezolano por 85.500 venezolanos, la Compañía de Crédito, a través del intermediación de Boulton & Compañía. Guzmán y Pile, presentaron “el sistema apadrinado por el Gobierno en el que se articulaban los intereses políticos con los negocios privados.” Véase: María E. González Deluca. Negocios y política en tiempos de Guzmán Blanco. Caracas, Comisión de Estudios de Postgrado de la Facultad de Humanidades y Educación de la UCV, Colección Monografías, 2° edición, 2001, p. 153. 52 “Jesús Muñoz Tébar a Guzmán Blanco [Puerto Cabello, 13 de octubre de 1875],” Archivo del General Antonio Guzmán Blanco. Muñoz Tébar, Fundación John Boulton (En adelante, AGB). Este espacio caraqueño posee varios archivos, entre ellos: el Libertador Simón Bolívar, el mariscal Antonio José de Sucre, el general José A. Páez, histórico general, sir Robert Ker Porter, fotográfico y el del general Antonio Guzmán Blanco. Este último reservorio documental cuenta con aproximadamente 250.000 documentos que incluyen su correspondencia oficial y personal, su biblioteca y su colección particular de manuscritos (1870-1900) del Ilustre Americano. 53 Idem.

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desde el San Carlos de La Guaira alcanzarán mucho más. Aquí todos los cañones de grueso calibre se cargan por la boca. Ni siquiera se piensa que un cañón de cincuenta, por ejemplo, se cargue por la culata, porque de las experiencias (sic) practicadas, resulta que de cierto calibre en adelante la culata postiza es insostenible. El peso de cada rayado de cien libras es cuatro toneladas, peso que ya bastante fuerte es para manejarlo en el desembarque en La Guaira i subirlo al Vijia (sic). Impuestos en el Navy-Yard de la fabrica que construyó los rayados, el Sr. Boulton abriga la esperanza de que podían encontrarse hechos [los cañones y compra de un buque monitor]. Creo que es bastante la compra de cuatro de estos cañones para embarcarlos inmediatamente. Mientras estas piezas se montan en nuestros dos puertos, si usted le creyere conveniente podrán a buscar otros, a cuyo efecto me llevare cuantos datos sean necesarios para poco.54 En cuanto a los cañones que se compraron en los EUA para final de 1875, según la evidencia documental, eran cuatro piezas de artillería costera. Específicamente, se adquieren cuatro cañones Parrots55 que vino a representar el primer cañón de ánima rayada fabricado en suelo estadounidense. El dueño de la patente fue el capitán norteamericano Robert Parket Parrott (1804-1877), el cañón rayado 56 (las rayas aumenta la velocidad de rotación del proyectil, generando mayor efectividad), trajo consigo la innovación de cambiar la doctrina militar de la artillería costera fija (mayor estabilidad con la cureña Marsilly), basada en que una pieza equivale a tres piezas de artillería naval. “Jesús Muñoz Tébar a Guzmán Blanco [Filadelfia, 15 de octubre de 1875],” AGB. Los cañones rayados parrott fueron fabricados en diversos calibres, su constitución es un cilindro de hierro fundido reforzado en la recamara por una bocina de hierra fundido que le daba mayor templanza a la pieza. También los primeros cañones en fabricarse con hierro fundido. Los cañones parrott eran fabricados en la fundición particular de West Point Foundry, Cold Spring, Nueva York de su inventor Robert Parrott. Su inventor muere en 1877, pero siguieron fabricándose bajo la patente original. Al terminar el conflicto armado secesionista, se exportaron a otros países latinoamericanos, Chile fue el primero en comprarlo, después se une Venezuela. Véase: Francisco Javier Nieves-Croes, “La defensa de costas en Venezuela”… pp. 282-283. 56 El objetivo primordial de un cañón es imprimir en una bala cierta velocidad inicial fija. La construcción de un cañón se basa en el ánima (lisa o rayada), el exterior, posición y muñones. Asevera el capitán de Fragata Pareja [1872] que “el objeto de rayar el ánima de un cañón es el de dar al proyectil un movimiento de rotación a la bala, la fricción o presión del aire será distribuida igualmente a sus alrededores, salvando de este modo la principal causa de desviación, y asegurando de ese modo una mucho mayor exactitud en el tiro.” Véase: D.L.G. Pareja, Tratado práctico de artillería…, p. 92. Hay dos modos de dar movimiento rotativo al cañón rayado, a saber: por medio del mecanismo dentro del ánima de la pieza (es necesario tener dos rayas) y la acción del aire del proyectil. El ABC que debe considerarse en un cañón rayado de la época: era la forma del proyectil (estirado y oblongo), el sistema de rayas en el ánima de la pieza y la combinación físico – química de la pólvora. Los proyectiles oblongos, usados generalmente, rifles y armas individuales portátiles, como para los cañones, son de forma cilindro-conoidal que se adaptan para las rayas del cañón. En suma, para hacer efectivo un disparo de caño rayado, debe considerarse lo siguiente: 1. Peso y forma de proyectil (cavally, warendorff, el esférico lancaster, prusiano, francés y los contra blindaje whithworth); 2. Carga a utilizarse; 3. Inclinación de la raya; 4. Peso y tipo de metal del cañón. Las cargas se comportaban mejor en los cañones rayados: el cañón Whitworth con 1/6 del peso del proyectil, los Armstrong con 1/8, el Francés con 1/9 y el Prusiano 1/10. Los proyectiles de los parrott se denominaban por el peso del proyectil en libras. Un solo cañón de la factoría podía usar diferentes balas. Los cañones navales utilizaban una bala más ligera que los cañones terrestres. 54 55

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Entre las ventajas novedosas de los cañones parrott, estaba que: eran rayados, cargado por la culata (retrocarga), de mayor alcance, proyectiles estándares y eran los más baratos del incipiente mercado de armas, por ser fabricados en hierro batido a diferencia del bronce tradicional.57 A pesar de contar con dos desventajas fundamentales, basadas en que las piezas sufrían con facilidad averías y explosiones constantemente en la recamara del cañón. Entre los calibres más característicos, estaban los de 100 libras (6,4 pulgadas) –presumimos comprado por Venezuela, pero la evidencia documental no lo especifica-, 175 libras (8 pulgadas) y los 300 libras (10 pulgadas) lo más fulminantes y devastadores. 58 No obstante, los parrott no eran los únicos cañones de la época, estaban los Dalgreen (11 pulgadas), los Columbia (avancarga, ánima lisa y de 10 pulgadas) y los Rodman (más pesados y baratos de 8 y 10 pulgadas).59 El gobierno venezolano, a través de la comisión que envía a los EUA, tiene la necesidad de aprovisionarse con las armas más avanzadas y eficaces para la destrucción del oponente, tanto interno como posiblemente usarse contra una agresión de una escuadra extranjera o una ocupación militar. Para final de 1875, los cañones rayados que se compraron en los Estados Unidos de América, el costo total de la compra no lo evidencia los documentos consultados, fueron

D.L.G. Pareja, Ibídem, p. 119. Entre los metales empleados de la época que se usaron para fabricar cañones, estaban el hierro colado: es el hierro que se combina con 3 a 5% de carbón mineral (grano fino, más o menos gris, dúctil y dulce), reduce mejor el calor que el bronce, su elasticidad y extensión son muy considerable. Su dureza y durabilidad hacían que las piezas de hierro colado duraran más. Mientras, el bronce está sujeto a variaciones variables, una de ella es la liga de cobre con estaño, 100 parte de cobre y 11 de estaño (así lo usan las manufacturas francesas). La calidad del bronce depende la pureza de sus ingredientes. También, tenemos el metal sterró [suponemos que es acero inoxidable] que fue descubierto por el barón Rothon de Vienna y su composición estaba basada en el uso del zinc, cobre y un poco de hierro con estaño. Por último, pondremos en la balanza, la aparición del acero (variedad de acero: el puddle de Inglaterra; el besmer fabricado en Francia; el aboukoff de Rusia y el más resistente de todos, el prussa de los Krupp alemanes), venía a sustituir al hierro colado y el bronce, en la fabricación de los cañones por su insuperable resistencia. La innovación en la fabricación del acero ha permitido obtener de este metal en grandes cantidades y a precios muy bajos en comparación con la fundición tradicional de las piezas de artillería. 58 Los cañones Parrott consisten en 300, 200, 100, 30, 20, y 10. El diámetro de los orificios que son, respectivamente, 10, 8, 6'4, 4'2, 3'67, y 3 pulgadas, y pesos de proyectiles 250, 150, 86, 28, 19, y 10 libras. Este sistema no ha sido adoptada por el gobierno de los Estados Unidos, aunque se utilizó una gran cantidad de cañones móviles Rifle Parrott durante la guerra civil, y un cierto número de cañones de los calibres más grandes todavía están retenidos temporalmente. Algunos cañones de la casa Parrott han sufrido accidente operacionales, en especial, en los cañones navales de la Armada norteamericana. Por ende, gozaba de una mala reputación entre los artilleros por los problemas de seguridad al recalentar el cañón [el hierro batido tendía a fracturarse, según D.L.G Pareja, Tratado práctico de artillería…, p.105]. La falla se atribuye al acuñamiento del proyectil en el ánima, el señor Robert Parrott ha corregido el problema de los cañones a través de innovaciones en sus piezas. Véase: The American Cyclopaedia. New York, Volumen I, 1873, pp. 796-797 [traducción nuestra]. 59 “La Guerra Civil Americana - 2ª Parte” en El Gran Capitán: portal de historia militar en http://www.elgrancapitan.org [diciembre de 2016]. 57

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embarcados en un vapor con destino final a la costa venezolana, y son llevados por vía marítima para ser asignados a las viejas fortalezas de La Guaira y Puerto Cabello. De esta manera, se nutre de artillería moderna (así lo mencionan constantemente las fuentes documentales de primera mano consultadas).60 La premura del general Muñoz Tébar era de acondicionar las fortificaciones coloniales para acoplar desde una posición fija –cierta altitud –, las piezas Parrott de gran tonelaje que se compraron en el Philadelphia Naval Shipyard. De ahí, se propone la reparación y remodelación del Castillo San Carlos de la Guaira que en el otro punto de este apartado se tocará. A pesar de contarse con la organización de las brigadas y compañías de artillería (Código Militar de 1873) y las cuatro piezas rayadas importadas, estaba faltando un elemento fundamental para completar la triada en el manejo efectivo de la defensa costera de Venezuela en las poblaciones de Puerto Cabello y La Guaira, era la instrucción táctica de los cuerpos de infantería, caballería y la facultativa artillería. Los operadores de los cañones merecían de un entrenamiento apropiado y especializado, a cargo de un oficial de un cuerpo que debía conocer la legislación militar vigente, obligaciones de sus subalternos y tácticas de artillería que son aplicables al servicio de campaña (movimiento, maniobra y evolución). 61 De nada valía importar la artillería costera rayada para las fortificaciones venezolanas, sin tener la táctica militar62 apropiada que permita poner en práctica la estrategia sobre el empleo de la acción para alcanzar el triunfo en un ataque o derrotar una escuadra extranjera que amenazará la soberanía del país. Evidentemente, el cañón rayado vino a imponer innovaciones o cambio táctico en la artillería. La táctica en el manejo de la artillería que se

Francisco González Guinan. Historia contemporánea de Venezuela. Caracas, Ediciones de Presidencia de la República de Venezuela, tomo XI, pp. 39-40. 61 José Porras, “Batalla de La Victoria…, p. 99. 62 Los cambios en la táctica militar es producto y están supeditados en los cambios tecnológicos en los modos de hacer la guerra, la estrategia es correlativa a la táctica. El arte de la guerra descansa en la estrategia y la táctica. En este sentido, José Almirante nos dice que “se encuentran numerosas definiciones de las dos principales partes que constituyen hoy el ARTE DE LA GUERRA, tan enlazadas entre sí, como lo demuestra la dificultad de separar esas mismas definiciones. (…) por ellas se ve cuánto distan de ser unánimes la significación y conceptos atribuidos á la palabra táctica. ‘A los ojos de la mayor parte de los militares, la Táctica no es más que un ramo de la guerra, á los míos es la base de esta ciencia; esta ciencia misma, puesto que enseña á construir las tropas, á moverlas, á hacerla combatir; es el recurso de los ejércitos grandes ó chicos, porque puede suplir al número y manejar la muchedumbre; abraza el conocimiento de los ejércitos, de los terrenos, de la circunstancias: porque todas estas circunstancias reunidas, son las que deben determinar sus movimientos [cita de Guibert, Essai general de tactique. 1773].’ (…) Definida, en lo posible, la voz táctica, el plan de esta obra nos impone el deber de añadir algunas consideraciones técnicas e históricas, (…) La táctica o el arte de la guerra…” Véase: José Almirante, Diccionario militar: etimologico, historico…, 1869, pp. 1023-1026. 60

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venía operando en Venezuela, debía renovarse en su estrategia y tácticas, en el manejo de este tipo de armamento importado, no se podía operar con la vieja instrucción –en este caso: la influencia española y francesa de final de siglo XVIII y la de mitad del XIX–.63 No sólo fue la artillería rayada, se podría mencionar la gran cantidad de fusiles (Enfield, Remington y Sharp) y equipos de guerra (desde 1870) que adquiere el gobierno guzmancista de los excedentes bélicos de Europa y los EUA, para lograr el sometimiento de los revolucionarios opositores y poder establecer la paz relativa del territorio. Con el tiempo, esta compra de armas novedosas trajo un gran problema que se basó en la diversidad de calibres y el tipo de proyectil que usaba cada marca patentada de fusil de ánima rayada. Se trataba, por parte de los mandos militares, de unificar o estandarizar el material de guerra existente en los parques nacionales, pero los esfuerzos fueron en vano.64 A causa de la nueva artillería rayada costera importada (de paso, arma muy costosa), era necesario adquirir nuevas tácticas operaciones, para poder operar con efectividad esta nueva arma en las fortalezas de Puerto Cabello y La Guaira. No se tenía experiencia en la operacionalidad de los novedosos cañones Parrots. Por otro lado, para aumentar los males, no teníamos una estandarización de las piezas de artillería del Ejército Permanente, en este sentido, el general Jorge Michelena nos asevera: No tenemos artillería de á caballo, y la de a pié está compuesta de diversas en clases, como de tamaños irregulares; (…) Hai en nuestras fortalezas y plazas cañones modernos y antiguos, y algunos pequeños que son aplicables al servicio de campaña.65

José R. Porras Pérez, “Un modelo sui géneris de concebir el combate…, p. 115. Ibídem, pp. 114-115. Para tratar de unificar el material de guerra se tradujo del inglés el New sistem of infantry tactics (1867) del mayor general Emory Upton. El general Manuel Agüero se encarga de traducirlo al español para darle un nuevo título: Manual del manejo de armas expresamente para el fusil Remington (1876) con el fin que fuera tomado como texto instruccional del Ejército Permanente y fortalecer, de alguna manera, la institucionalidad militar y el profesionalismo que va parejo con el fortalecimiento del Estado moderno venezolano. Asevera Porras Pérez que en 1876 se crea una comisión con los generales Felipe Estevez, Augusto Lutowsky y Alejandro Ibarra (muchos de ellos, formados en la Academia Militar de Matemáticas) para revisar los manuales militares de la época, estos militares, concluyeron que el Manual del fusil Remingto de Manuel Agüero era un manual, no un libro de táctica, como el trabajo del Marqués del Duero (1864). 65 Jorge Michelena, Tratado militar venezolano…, 1879, p. 171. Conjuntamente, las exposiciones del ministerio de Guerra y Marina de 1875 y 1876, señalan que las piezas de artillería que se usaron durante este periodo se basaban en unos pocos cañones, entre ellos, tenemos: los cañones Armstrong (calibre 8), los prusianos (12 de calibre), piezas comunes de ánima lisa, morteros (12 calibre) y las ametralladoras con sus respectivas cápsulas. Además, hay que señalar, la falta de mantenimiento preventivo y correctivo del armamento presente en las fortificaciones, los pocos buques de la Armada y los parques de armas (Distrito Federal, Plaza La Guaira, Castillo Libertador, San Carlos Cojedes y Ciudad Bolívar). Los inventarios de materiales de guerra (1873-1876), siempre señalan pocas municiones con el número de cañones, mal cuido de las municiones, pésimo almacenamiento de la pólvora y las imprecisiones de la artillería por la falta de preparación de sus servidores. Véase: Pedro Arturo Omaña, Ob.cit., p.216. 63 64

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Esto generaba un gran problema en el manejo instruccional, organizacional y operacional en las compañías y brigadas de artillería, en relación con sus movimientos y evoluciones. Respecto a la carga, descarga y manejo de un cañón, los procedimientos entre los diversos tipos de artillería (avancarga y retrocarga), se requiere el estudio especializado de esta arma facultativa, como también el entrenamiento pertinente para alcanzar la optimización en el empleo de la táctica artillera que se quiera consumar. Volviendo sobre el Código Militar (1873), que determina que la artillería es un cuerpo facultativo del ejército; los movimientos de una compañía con batería en una fortaleza se relacionan con el tamaño, condiciones y eventualidades de las nuevas piezas que se compraron en los EUA. La instrucción debe ser encomendada a oficiales ingenieros y sargentos mayores (alma del batallón). Por ende, “la colocación de las baterías, la distribución de clases y soldados para su servicio dependen así mismo de la peculiaridad de las piezas.” 66 En consecuencia, para el manejo de los cuatro cañones de sitio se necesitaba de un personal especializado, pero en Venezuela no había preparación ni formación con este tipo de artillería rayada.67 La profesionalización iba de la mano con los cambios acelerados de la Revolución Industrial. Al hacerse los ejércitos más numerosos, se debió mejorar la conducción y la administración de nuevas tácticas castrenses. La revolución norteamericana, la francesa y las

Jorge Michelena, Ibídem, p. 172. La obra del general Michelena, publicada en 1879, no se sitúa en la periodificación señalada en el problema de estudio (1875-76). Por el contrario, ilustra al lector, de cómo se organiza –a través de la teoría, la concepción militar francesa de mediado de siglo XIX. También diagnosticaba las fallas que presentaba el Ejército Permanente venezolano. Proponía a través de su escrito como debería conformarse estratégicamente y tácticamente el Ejército de la República de Venezuela con la anuencia organizativa del Código Militar (1873) con la formación de batallones alineados (proporción) de las tres armas representativas de la época: la infantería, la caballería y la costosa artillería. Además, proponía, este militar venezolano, la conformación de batallones en dos hileras como forma de alineación en batalla. Entendía la idiosincrasia del venezolano, en la conformación y organización de los cuerpos de infantería. El arma de infantería debía adaptarse a la topografía venezolana, ser ligera, cazador, armado con una carabina a raya y uniformado (camisa sin cuello, pantalón corto ajustado a la rodilla, sombrero de alas grandes, sandalias y un pequeño morral) según la temporada climática. 67 Señala Porras Pérez que había poca formación en el arma de artillería en Venezuela en el periodo de estudio, se quedó en un segundo plano y su alcance no era eficiente. La infantería (milicias) dominaba todas las situaciones del Ejército. En la parte instruccional de este cuerpo facultativo se disponía de un Manual de artillería montada (1870) ajustada al relieve, material y tamaño de las fuerzas de la Milicia Nacional -apoyo al Ejército regular, atendía al llamado del gobierno y era conducida por caudillos-, su fundamento era netamente peninsular. También, estaba el Manual de artillería montada ajustada á las maniobras necesarias para la milicia nacional (1869) reimpreso por Melquíades Soriano. Igualmente, había otra afín al orden de batalla y servicio de las piezas en el tratado de Táctica de artillería de montaña a lomo (1843) de Ramón de Salas. Al finalizar el septenio guzmancista se le práctica un examen, por parte de una comisión, a la obra de Ruíz Miyarez, intitulada: Elementos sobre la instrucción artillería (1878). Empero, el apartado de Miyares no mencionaba los cañones Parrotts, Armstrong y Blackey. Véase: José Porras Pérez, “Un modelo sui géneris de concebir el combate…, pp. 114-119. 66

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guerras napoleónicas le dan un vuelco de 360° al arte de la guerra. De ahí que todo profesional de la institución armada, debe llevar consigo en su espíritu de cuerpo tres elementos fundamentales: el conocimiento especializado a través de una larga educación (academias militares) y experiencia en el campo de batalla, responsabilidad de llevar funciones en beneficio para la sociedad y el sentido corporativo de autoconciencia.

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profesionalización de las fuerzas armadas venezolana del último tercio del siglo XIX (18701888) era un camino largo por recorrer, era necesario, fortalecer el espíritu institucional a través de la disciplina, la cohesión, la educación, fortalecer el sentido de misión y apresto operacional. Por lo cual, se hace venir de los Estados Unidos del Norte unos artilleros instructores, veteranos de la Guerra Civil Norteamericana, para el prestar sus servicios en Venezuela como especialistas para servir y maniobrar la artillería de sitio en las fortalezas, y, con el tiempo, retirarse del país. Asimismo, los métodos de guerra que usa los EUA eran vástagos de los europeos y el pensamiento estratégico era una articulación del europeo (francés y alemán)69. Pero dejando la instrucción y adiestramiento necesario para que los oficiales venezolanos asumieran su formación con autonomía y determinación. A través de las conversaciones del general W. A. Pile en Nueva York, junto al Sr Boulton70 y otras personalidades, se logra contratar para unos seis meses (estuvieron casi 10 meses ya que podía aumentarse la contratación a tres años) a unos seis artilleros, entre ellos

Allan Millet y Peter Maslowsky. Historia militar de los Estados Unidos. Por la defensa común. Madrid, Editorial San Martín, 1984, pp. 140-141. Agregan los coautores que ninguna nación del mundo para 1800 poseía un cuerpo de oficiales profesionales, ya para el siglo XIX los europeos y los EUA tenían sus cuerpos profesionales para dar mayor robustez a la institución militar. 69 Russell F. Weigley, “La estrategia americana desde sus comienzos hasta finales de la Primera Guerra Mundial” en Peter Claret (coordinador), Creadores de la estrategia moderna: desde Maquiavelo a la Era Nuclear (traducción, Rebecca I. Pace, Joaquín Sánchez Díaz). Madrid, Ministerio de la Defensa-Secretaría General Técnica, 1992, pp. 426-459; p. 427. 70 La casa comercial Boulton fue fundada en Venezuela en 1826, fue una de las firmas comerciales con mayor trayectoria en el país. Siempre ha llevado su nombre H.L. Boulton & Co. Sus operaciones se destacaron en el puerto de La Guaira. Básicamente, se dedicaba a la importación desde los EUA de comestibles y mercancías de venta en las bodegas. También, se destacaba en la exportación de productos agropecuarios venezolanos. De la vieja Europa recibía vinos, pastas, aceitunas y otros productos suntuosos, pero raramente exportaba al mercado europeo. Guzmán Blanco tuvo amplia amistad con los Boulton, además, los Baring Brothers para carta de créditos y los Dalletts & Co. para cuestiones de créditos en los Estados Unidos del Norte y envió de moneda en efectivo. Los Boulton no eran sucursal de una casa extranjera, eran independientes, no las sucursales. No obstante, la historiografía venezolana (Brito Figueroa, Salcedo Bastardo y Lola Betancourt) ha tratado despectivamente a las compañías extranjeras (Boulton, Blohm, entre otras) en Venezuela como casas “que chupaban sangre de la economía venezolana.” Estudios recientes, han demostrado, a través de fuentes primarias de mano, en los archivos de la Casa Boulton que nunca se cobraba una tasa usurera de interés a los deudores, daban muchos plazos y rara vez llevaban un pleito a los tribunales. Véase: Susan Berglund, “La Casa Boulton y el crédito mercantil.” Tierra Firme. Caracas, octubre a diciembre, n° 16, año 4, 1996, pp. 559-576; p. 560. 68

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el general Robert Merrit y cinco sargentos, muchos de ellos, educados en West Point (fuerte influencia en la doctrina francesa de Napoleón y Jomini) para enseñar tácticas a los servidores de los cañones Parrotts que se compraron para Venezuela a final de 1875, la evidencia documental sostiene lo siguiente: El Gral. Merrit estaba educado en West Point, la escuela del gobierno. Es un hombre muy intelligente (sic) y capaz- He contratado con él provisionalmente para seis (6) meses al fin de lo cual el gobierno puede continuar hasta tres años y descontinuarlos como cree mui (sic) útiles. He dado órdenes al Gral Merrit para dejar a los hombres en La Guaira y subir a Caracas para recibir órdenes y instrucciones. Lo encontré imposible conseguir hombres que hablan español pero he dado instrucciones á todos para estudiarlo mui bien y en el tiempo posible. (…) Mande al Sr. Boulton planos especificaciones y todo los detalles necesarios para que él pueda resolver el asunto del Monitor.71 El general W. Pile, como asesor militar o agente especial del Departamento de Guerra y Marina de los EE.UU de Venezuela, viene a celebrar un convenio para los primeros días del mes de febrero de 1876, en la ciudad portuaria de Nueva York, por unos tres años, este contrato se puso en marchar lo más pronto posible para el beneficio de ambas partes. Los instructores estadounidenses estarían bajo la dirección del Departamento de Guerra del ministerio de Guerra y Marina venezolano para “montar, dirigir y mandar la artillería de grueso calibre, como para dar instrucciones necesarias sobre el manejo y práctica de esta.”72 Los honorarios por sus servicios será la suma de cien pesos venezolanos mensuales, y, además, adicionalmente 27 pesos venezolanos, también mensualmente, como una especie de sobresueldo por sus raciones diarias; ambas cantidades deberán ser pagadas en porciones semi-mensuales (cada quince días). Los efectivos norteamericanos se pondrán a la orden del gobierno venezolano para lo que sean necesitados.73 Al concluir sus servicios en el país, se le pagaran los pasajes (por vapor) de regreso a la ciudad de Nueva York. Durante su estancia y servicio como instructores tácticos de los cañones rayados se le proporcionara un cómodo alojamiento sin ningún cargo adicional para que puedan desempeñar con tranquilidad en su

En las cartas de W. Pile en castellano abundan errores y expresiones peculiares. “Pile a Gral Miguel Gil, Ministro de Guerra y Marina [Nueva York, 12 de febrero de 1876]. Archivo General de la Nación. Caracas, Legajo de Guerra y Marina, n° 0191, Subfondo República, 1 (En adelante AGN) 72 Epígrafe traducido por el cónsul venezolano Jacinto Gutiérrez en la ciudad de Nueva York. “Pile a Robert Merritt [New York, 5 de febrero de 1876],” AGN. 73 “Pile a Robert Merritt [New York, 5 de febrero de 1876],” AGN. 71

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estancia.74 Se procede a contratar a seis especialistas artilleros, la evidencia documental, nos dice: Entre el genera (sic) W. A. Pile, Agente Especial del Departamento de Guerra de los EEUU de Venezuela [bajo la anuencia del general Miguel Gil, ministro de Guerra y Marina], quien actualmente se encuentra en la ciudad de Nueva York, y procediendo por cuenta, y en beneficio de dicho gobierno, por una parte, y Alfredo Williams, Charly H. Wolfe, Frederick Richards, Edwin Norman y Thomas Barry, quienes se encuentran también en la ciudad y estado arriba dicho. (…) a las personas nombradas por el servicio y emplear del gobierno de Venezuela por el término de tres años, que comenzará desde la fecha del contrato, (...) como para dar la instrucciones que sean necesarias sobre el manejo y práctica como Sargentos de Artillería que son por lo cual, recibirá cada uno, de las dichas personas, y como remuneración por sus servicios, una suma de dinero en pesos venezolanos que es equivalente al valor de 30 pesos fuertes en oro de los Estados Unidos.75 No obstante, llegan a Venezuela, para comienzo de marzo de 1876, los instructores estadounidenses y comienzan a sentir que lo estipulado en el contrato original no se cumplía a cabalidad. Esto generó una serie de dificultades de adaptación de los norteamericanos en suelo venezolano. Para comenzar, la comisión se encontró con la primera dificultad: manejar el castellano, de los cincos sargentos, sólo llegaron cuatro y “dice el contrato que nos suministrarían ‘cuarteles’ lo que en los servicios de los Estados Unidos y Europa quiere decir: cama, ajuar de cama, muebles, utensilios, combustible, luz, pero el General Comandante de La Guaira….” 76 Más adelante, el Comandante de la plaza de La Guaira, general Alejandro Ibarra, le proporciona unos limitados enseres para su estancia, basado en “un catre, frazada, mesa y aguamanil, debiendo suministrar nosotros mismos todos los demás artículos, como sábanas, almohadas y demás necesario.”77 Más adelante, las raciones de pago, originalmente acordadas entre las dos partes, no fueron suplidas por el general Pile, basada en 40 pesos por día, suficiente cantidad para

“Pile…,” Ídem. No obstante, las contrataciones, eran muy atractivas al ser firmadas, pero en la realidad no sé cumplía cabalmente con las estipulaciones de la contratación. 75 “Contrato celebrado entre el general W. Pile y los sargentos artilleros instructores de la contratación [Nueva York, 5 de febrero de 1876].” AGN. 76 “Los sargentos Tomas Berry, Charles Wolfe, Alfred Williams y Edward Normand a Antonio Guzmán Blanco, Presidente de la República [La Guaira, 16 de marzo de 1876].” AGN. En el oficio de los sargentos artilleros estadounidenses en castellano, dirigido al Ilustre Americano, abundan errores y expresiones peculiares para referirse a las incomodidades del servicio en las fortalezas de La Guaira 77 Ídem. 74

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procurar un sostenimiento de buena calidad, pues “después de haber hecho las más minuciosas indagaciones encontramos que doble cantidad no conseguimos sino una manutención ordinaria.”78 Los afectados se apoyaban en que no se les cancelaba lo que se pagaba por el Servicio en los Estados Unidos del Norte, a saber, 102 dólares en oro. Posiblemente, el gran pánico de 1873 fue la primera crisis con rango mundial, la depresión duró hasta 1879, pero tuvo grandes efectos ya que se prolongó hasta principios de la década de 1890. Generó un fuerte pánico económico en los EUA, siendo la primera de las grandes depresiones del capitalismo (superada la coyuntura, Inglaterra decae en su primacía industrial, y asciende los EUA). Quizás la fuerte recesión en su país de origen, motivó a los instructores norteamericanos a aceptar el contrato de trabajo en el territorio venezolano. La cantidad suministrada en Venezuela no era rentable para los servicios prestados, pues “siendo pequeños nuestros salarios y teniendo en nuestra patria familias que dependen de nosotros para la subsistencia, no podemos dedicar a nuestras necesidades personales (ropa) ni la más pequeña cantidad.”79 Al mismo tiempo, el general norteamericano Robert Merrit que vino contratado como oficial general, encargado de supervisar a los sargentos artilleros en sus funciones, sufría las dificultades del servicio en territorio venezolano. Entre ellas, solicitaba el pago regular de su manutención acordado originalmente, dicho pago no alcanzaba para sus necesidades basadas en ropa, uniforme, equipaje y gastos de posada. Reclamaba el oficial que le fue asignada una habitación (3,65 metros de ancho y 7,62 de largo) en el cuartel de La Guaira, pero el espacio tenía muchas incomodidades, “y después de cualquier aguacerito se encuentra posas (sic) de agua adentro, así no he podido trasladarme allí, aunque tengo mucho de estar afuera de la posada de creer que puedo vivir con mucho menos gasto.” 80 Las razones del general Merrit de ocupar la posada están muy clara, inclusive, acompañan al alto oficial estadounidense su esposa y un hijo. Solicitaba al gobierno venezolano el pago de su larga

“Los sargentos Tomas Berry, Charles Wolfe, Alfred Williams...,” Ídem. Ídem. 80 “El general Robert Merrit a Antonio Guzmán Blanco, Presidente de los E.U. de Venezuela [La Guaira, 5 de junio de 1876],” AGB. 78 79

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estancia en la posada Neptuno (La Guaira), ya que todos sus fondos han mermado en la manutención de su familia.81 Asimismo, había otro problema que detallan las fuentes primarias consultadas, la barrera del idioma representaba un serio inconveniente para la integración y cohesión entre los norteamericanos y los oficiales venezolanos que servirían como futuros instructores y sirvientes de la artillería rayada costera importada. El general Manuel Agüero enseñaba en privado a Merrit para así poder establecer una mejor relación entre instructores y aprendices, el mismo general Merrit nos dice: “encuentro muchos voluntarios e inteligentes a sus oficiales y soldados, y después que yo me familiarize (sic) con lengua [castellano], no tardaré en dar a U. un ejército completamente organizado y ejercitado.”82 De allí la necesidad de buscar un traductor, el subteniente ayudante Alejandro M. Pereira, bajo las órdenes de Merrit para “que hejersa (sic) las funciones como intérprete de la disiplina (sic) de la tropa de estas fortalezas. Recomiendo al ayudante Pereira el mismo sueldo que los anteriores de V 120.”83 También, alegaba el general Merrit la compra de una bestia de silla (caballo o mula), por cuenta del gobierno venezolano, para poder cumplir con eficacia el desempeño de sus funciones, entre su estancia residencial y las fortificaciones guaireñas en donde se emplazarían los cañones parrots. Dentro de la contratación se estipulaba: presenciar a los ejercicios en las diferentes fortalezas y como estos dista una á otra considerablemente, suplico a su Excelencia que se sirva mandar proporcionarse un caballo, (…) de manera que podre visitar en seguido á cada sargento (sic) de instrucción y así presenciar los ejercicios.84 Con el pasar de los meses de 1876, los problemas continúan entre los instructores estadounidenses y el gobierno venezolano. Los reclamos habían llegado, directamente, al general Guzmán Blanco, Presidente de la República, para que mediara con la situación que

“Robert Merrit al general Antonio Guzmán Blanco, Presidente de los Estados Unidos de Venezuela [La Guaira, 4 de abril de 1876].” AGN. 82 Ídem. El general Agüero se encarga de confeccionar el Manual del manejo de armas arreglado expresamente para el fusil Remington (1876) para adiestrar a los cuerpos uniformemente en la instrucción de la novedosa arma individual de la infantería. 83 “El general Robert Merrit, instructor militar táctico a Miguel Gil, ministro de Guerra y Marina [La Guaira, 11 de marzo de 1876].” AGN. 84 “Robert Merrit a Guzmán Blanco, Presidente de los EEUU de Venezuela [La Guaira, 24 de marzo de 1876].” AGN. Las fortalezas de La Guaira existentes y operativas, eran las siguientes: el Castillo San Carlos, castillo Guzmán Blanco, El Vigía, El Colorado, Punta de Mulato, El Peñón y Maiquetía. Véase: “Alejandro Ibarra a Guzmán Blanco [La Guaira, 29 de enero de 1876].” Archivo del General Antonio Guzmán Blanco. Alejandro Ibarra, AGB. 81

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cada mes que pasaba se hacía más insostenible. El sargento Carlos E. Nolje es el más activo con los reclamos contra los atropellos, que él manifestaba de la siguiente manera: Tengo que informar que no he recibido mi paga o ración como fui contratado, que se me han detenido cinco días y recibirla por mandato del Gobierno. No he recibido vestuario, tampoco me ha ofrecido a pesar de estar contratado el recibirlo. Considero como un insulto para mí en carácter de oficial americano que se me haya colocado al lado de un soldado. El ajente (sic) General Pile me aseguró aquí podría volver con 40 centavos [Pile ofreció en los EEUU 100 dólares por mes y nunca se cumplieron en Venezuela], lo que no es verdad, y por esta razón tengo que reclamar. El cuartel que se me ha ofrecido está en tan mala condición, sin techo que continuamente sufro de fiebres y dolores reumáticos. El General Guzmán permitió al Gral. Merritt pagarnos en lugar del vestuario de 100 venezolanos y no lo ha hecho. No tenemos nada que hacer porque no hay soldados que instruir. (…) El Gobierno sabe muy bien que no vine al país como carácter de un soldado, vine como instructor de la mejor artillería según la táctica Americana y hecho las funciones de mi encargo cuando habrá soldados en La Guaira. (…) Yo he servido 14 ½ años en paz y en guerra y he estado acostumbrado á ser bien tratado sin haber sido sometido á ser nivelado con hombres inferiores en conocimientos militares. (…) Yo reclamo que se me pague pasaje para E.E.U.U. se me den 4 meses de ración para reponer mi salud quebrantada por causa de ningún abrigo que se me ha ofrecido al darme cuartel.85 Las discrepancias y problemas (conducta) entre los norteamericanos y el general Alejandro Ibarra continuaron por el apresto operacional. Finalmente, los estadounidenses optaron por irse de Venezuela. Estuvieron por casi diez meses en el país, fueron licenciados por el Gobierno venezolano los sargentos americanos para que se le pague su pasaje de vuelta a los EUA y se le entregue a cada uno de ellos la cantidad de 44 venezolanos (equivalente a 25 dólares) por un mes de servicios y como auxilio económico en el viaje de retorno en vapor.86 La dirección de Guerra del ministerio de Guerra y Marina dispuso que los sargentos instructores de artillería en la plaza de La Guaira “Alfred Willians, Charles H. Wolfe i Edwin Normand sean licenciados i se dé á cada uno de ellos pasage (sic) para los Estados Unidos del Norte, de conformidad con el contrato que celebraron el 5 de febrero del corriente año.”87 Los estadounidenses para el 3 de diciembre se retiran del país, como lo ordenó el Gobierno,

“Carlos E. Nolje a Ministro de Guerra y Marina [La Guaira, 22 de septiembre de 1876].” AGN. “Ministro de Guerra y Marina a ministro de Hacienda [Caracas, 28 de noviembre de 1876].” AGN. 87 “Dirección de Guerra a Jefe de la Plaza Fuerte de La Guaira [Caracas, 28 de noviembre de 1876].” AGN. 85 86

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el sargento Norman que no había querido aceptar, a última hora, decidió tomar su pasaje y mes de sueldo, “pero no se ha embarcado, por decir, que desea quedarse en Venezuela como otro cualquier particular.”88 Probablemente, los alcances de la instrucción para el manejo operativo de los cañones costeros rayados no se alcanzaron. La comisión norteamericana de instructores tácticos de artillería tuvo problemas de adaptación, insubordinación con la oficialidad supervisora venezolana y que no entendieron, de alguna manera, con las prácticas de comando –sui géneris–, muy particulares en el mandato del pomposo Ilustre Americano. En parte, el intento por profesionalizar (sintonizada con los cambios tecnológicos de la Revolución Industrial) y adoptar una doctrina de la guerra (fundamentado con los aportes de Karl Von Clausewitz, junto a las influencias españolas y francesas) al Ejército Permanente, en especial a la artillería costera, fracasaba en su implementación práctica. Las razones son muchas, pero, se podría mencionar, entre las causantes: diferencia de mando de oficiales (improvisación de los caudillos), las constantes revueltas, limitaciones económicas (falta de paga) y fragilidad de la institución militar89 que apoyaba la renovación organizativa (mejoras orgánicas del Código Militar, 1873) del guzmancismo para mantener esa organización en tiempo de paz y actuar con eficacia en los de guerra que estaban en sintonía con la adquisición de materiales de guerra más sofisticados.

Entre la amenaza latente y la defensa inmediata de las costas venezolanas Antes los avances innovadores de la artillería, se debió cambiar los sistemas de fortificaciones. La guerra va cambiando a paso agigantado con el apoyo excepcional de la ciencia y la industria –era el sinónimo de la época de la palabra: tecnología –. Uno de los conceptos de fortificación, entre tantos que habían manejado en la segunda mitad de siglo XIX, era el que lo definía como “el arte de aumentar el valor defensivo de una posición o de una región, creando obstáculos materiales potentemente armados, dispuestos de modo que

“General Alejandro Ibarra, Jefatura de Operaciones del Litoral de La Guaira a ministro de Guerra y Marina [La Guaira, 3 de diciembre de 1876].” AGN. 89 José Porras Pérez, Entre el claustro académico y la formación de combate: La Academia Militar de Matemáticas y el Ejército Libertador. Caracas, trabajo monográfico inédito del Doctorado en Ciencias Políticas (UCV), 2017. 88

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oponga la mayor resistencia posible, y que presten a toda operación táctica o estrategia posible.”90 El arte de fortificar requería el concurso de ciertos números de ciencias exactas y progresos tecnológicos, siendo las siguientes variables: la estrategia, la topografía, la táctica, la artillería (metalúrgico) y la arquitectura militar. Las fortificaciones se podían clasificar en tres clases, según la duración, resistencia y la importancia de los medios de ejecución: 1.- Fortificación pasajera: de uso improvisado, se basa en movimientos rápidos para reforzar su posición de combate. 2.- Fortificación de campaña: se construyen en el curso de una guerra con los elementos que ofrece el terreno de combate. Se coloca las líneas y las baterías de sitio. 3.- Fortificación permanente: son obras defensivas de mayor dimensión que se elaboran durante los periodos de paz para proteger la defensa de una frontera o una región estratégica (litoral costero), empleado todos los recursos del arte de la guerra y la tecnología militar que secunda.91 Renovar las murallas y defensa tenía su precio, mientras estaba la paz relativa establecida en el territorio venezolano, los viejos murallones coloniales debían ser renovados. En tiempo de paz es que hay tomar una mejor previsión, poner los murallones y los cañones en buen estado de defensa; porque si el enemigo (bloqueo a través de una Escuadra) sorprende en esos trabajos de reparación, introducirá en ellos mucho desorden, desasosiego y el terror entre los efectivos. No obstante, se discutía bizantinamente bajo las pautas del pensamiento científico – militar del momento, el tipo de sistema de fortificación a emplear, el debate estaba ente el sistema abaluartado versus el sistema poligonal. 92 La adaptación de un nuevo sistema de fortificación a las añejas fortificaciones venezolanas, caracterizado en el sistema abaluartado con las esquinas de punta de lanza (basado en los diseños matemáticos del francés Le Preste de Vauban), específicamente en la costera, se basaba en: resistir los bombardeos (artillería naval o de sitio), mantener la distancia con la costa y la infantería enemiga. La guerra de sitio era muy larga y laboriosa, dado que los medios para reunir suficiente fuego de artillería contra una fortaleza con bastiones requería

M.R. Henry, Ensayo de un compendio..., p. 235. Ídem. 92 Ídem. 90 91

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de gran logística (aprovisionar, municiones, medios y línea de comunicación).93 El cañón de gran calibre viene a ser el alma y la base de la defensa de las plazas artilladas. La guarnición en la plaza permite alejar al enemigo de las murallas, disponiendo abrigo para los defensores, la artillería dominante, las municiones y los víveres para los combatientes. Como decía el general italiano Raimondo Montecuccoli que “las plazas fuertes son las áncoras de la esperanza que salvan á los Estados.”94 No obstante, el poder marítimo estaba condicionado en dominar el mar, por razones estratégicas, debía defenderse ante el peligro que venía a través del agua. Esta forma de poderío se expresaba en las operaciones anfibias de la infantería, el combate decisivo para obtener el dominio de océanos y mares que controlaba el tráfico marítimo y, por último, el bloqueo de costas. 95 A través de la influencia evangelista del poder naval de los Mahan (basado en un teórico de la guerra el general suizo Antoine-Henri Jomini y su Précis de l'Art de la Guerre: Des Principales Combinaisons de la Stratégie, de la Grande Tactique et de la Politique Militaire, 1838), donde la guerra se gana desde el mar. En la guerra naval de la segunda mitad de siglo XIX, el control del mar va a depender de reducir los buques enemigos, a través de la defensa de costa como factor defensivo. Una marina movida por el vapor resulta una ofensiva contundente. El fuego certero de los cañones costeros rayados será la mejor protección del fuego enemigo en acecho.96 De otro modo, ¿Qué pretendía Guzmán Blanco para fortalecer la defensa marítima del territorio nacional? Justamente, dentro de su extraordinario pragmatismo, Guzmán quería hacer un estilo propio de gobierno; sin embargo, hay límites en la época que le tocó gobernar.

John Keegan, Historia de la…, p. 219. Las fortalezas respondían a diseños científicos, específicamente, de matemáticas para minimizar el área de superficie. El ataque de artillería tenía que ser científico se elaboraban trincheras de aproximación para avanzar con el tren de artillería. Vauban, maestro ingeniero del rey Luis XIV mejora para el siglo XVIII el sistema de fortalezas con bastiones, dejando atrás los fuertes tipo estrella. 94 M.R. Henry, Ensayo de un compendio..., p. 213. 95 Almirante Sebastián Zaragoza Soto, “Prólogo” a la Guerra Naval en la Revolución y el Imperio (1793 – 1815). Madrid, Marcial Pons Historia, 2008, pp. 10 – 11. 96 Philip A. Crowl, “Alfred Thayer Mahan: El historiador naval.” Peter Claret (coordinador), Creadores de la estrategia…, pp. 460-494; p. 475. Los Mahan fueron una fuerte influencia en la doctrina de la Marina de Guerra norteamericana. Denis Hart Mahan (padre) fue profesor de ingeniería militar en West Point y tuvo mucha influencia en oficiales estadounidenses. Muy influenciado por el barón de Jomini, contraparte de Clausewitz, que creía en el valor geométrico de la estrategia, la táctica, los puntos geográficos y lo logístico para neutralizar al enemigo. Mientras, Alfred Thayer Mahan (hijo) fue docente del Naval War College. Dedicó sus estudios a investigar el poder naval de Gran Bretaña (1600-1812). Alfred T. Mahan confiaba que la teoría de Jomini se podía aplicar en la guerra naval (la concentración, valor estratégico y la relación con logística) de la época que vivió. Era partidario de la supremacía del poder naval, basada: 1. Control del mar a través de la superioridad naval. 2. Combinar el comercio marítimo. 3. Posesiones coloniales de ultramar y 4. Acceso a los mercados exteriores. 93

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Había comprendido la importancia de tener y disponer de un ejército para superar los dilemas caudillistas regionales. A lo largo del septenio guzmancista, su empeño radicaba en conformar un ejército bien equipado y una marina de guerra eficiente lo cual se ve reflejado en los Mensajes Presidenciales que dirige al Congreso de los EEUU de Venezuela.97 Tampoco, se concebía la idea de formar un ejército fuerte y centralizado que pudiera hacer frente o resistir una invasión extranjera, pero si garantizar la paz interna que permitiera emprender ciertos proyectos del progreso (inversiones capitalistas). La regeneración guzmancista manifiesta que “la noción de modernidad aparece aquí limitada a la preocupación por renovar el armamento con instrumental adecuado para la defensa nacional.”98 Ya no es luchar sin camisa, con alpargatas y lanzas, sino, una nación moderna y con un Estado nacional consolidado debía de prepararse, dotarse y velar por su preparación bélica para dar la batalla final (ejemplos: Campaña de Apure, 1871 y Campaña de Coro, 1874 – 75) contra sus enemigos.99 La noción de poder en Guzmán Blanco como pivote fundamental de la vida política, se ve reflejada en cuatro puntos: 1. Poder militar; 2. Recursos territoriales; 3. Alianzas estratégicas; 4. Capacidad defensiva.100 Pretendía el Ilustre Americano presentarse como el defensor de la patria antes la intervención extranjera en nuestros asuntos (desde la Independencia se maneja la concepción). Visto que los problemas en las relaciones exteriores de Venezuela habían aumentado por viejas acreencias y reclamaciones, los reclamos norteamericanos (afectación de ciudadanos por hurto y pillaje), Colombia reclama como suyo gran parte del Orinoco (abril de 1875) y el reino de Holanda exigía la apertura de los puertos de Maracaibo y La Vela de Coro (clausurado por la derrota del movimiento armado de León Colina, en la citada localidad, 1874 – 75). Cerrado los dos puertos por el gobierno de Venezuela y que “la goleta Midas, aunque está confiscada, (…) pertenecer a un revolución [comerciante curazoleño], y el haber sido apresada en acto de hostilidad bélica, y violatoria además de la leyes aduaneras de la República.”101

Natalia Borges Ippolitov, “Antonio Guzmán Blanco: necesidad y ficción…,” p. 258. Natalia Borges Ippolitov, Ibídem, p. 270. 99 Ídem. 100 Ibídem, p. 271. 101 Fausto Teodoro de Aldrey y Rafael Hernández Gutiérrez, Rasgos biográficos para la historia de la vida pública del general Guzmán Blanco. Caracas, Imprenta de la Opinión Nacional, 1876, p. 613. 97 98

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Después del incidente con la goleta curazoleña Midas (devuelta a su propietario), el gobierno de Venezuela decide emprender, para comienzo de 1876, un laborioso trabajo de “fortificar los puertos y traer del Norte artillería moderna y cuantiosas municiones para cualquier eventualidad, menos porque creyese en una guerra para que no había motivo, y en que la Holanda se debatiría sin resultados entre Curazao y nuestras costas.”102 La idea de reforzar la capacidad defensiva del territorio se ve acelerada por las amenazas de Holanda de enviar una escuadra a Curazao, las cuales harían ejercicios militares de invasión en Bonaire, aunado al refuerzo de su guarnición en la última isla. 103 Las especulaciones y rumores de invasión de Venezuela, por parte de una Escuadra naval de los Países Bajos en el Caribe, se hacían más fuertes y preocupantes para el Ejecutivo venezolano.104 Las amenazas de guerra entre Holanda y Venezuela cobraban mucha fuerza en la opinión pública de la época. Los trabajos de reparación y renovación de las fortificaciones no se hacen esperar. Además, el territorio venezolano ofrecía unas ventajas topográficas y geográficas insuperables para el aparato militar venezolano, en caso de un enfrentamiento armado con los holandeses. Además, el general Guzmán Blanco, aprovechó los conocimientos y experticia del ingeniero militar Muñoz Tébar, previamente comisionado en los EUA para la compra de los cañones costeros. Guzmán vio en Muñoz Tébar la unión absoluta del ingeniero y del artillero (basado en Vauban); del ingeniero que construye caminos y abrigos para las piezas de artillería, y del artillero que tiene el derecho a elegir el emplazamiento y el deber de construir las baterías. También, se le asigna el estudio de la defensa marítima del eje costero La Guaira-Puerto Cabello, así como los trabajos de fortificación de los castillos: San Carlos de La Guaira, El Vigía de Puerto Cabello y supervisar las reparaciones del vapor Bolívar para el patrullaje de las aguas territoriales de Venezuela.105

Ibídem, pp. 612-613. Guzmán Blanco proponía cambiar Curazao a Holanda por una proporción de terreno en la Guyana Holandesa. La isla de Curazao representó para Venezuela un puerto de importación, depósito de mercancía, contrabando de armas, centro de navegación de cabotaje (desde el Lago de Maracaibo hasta el río Orinoco). Igualmente, fue un foco de alzamientos y refugio para los opositores venezolanos. También, el Ilustre Americano se vio tentado de comprar la isla de Trinidad al gobierno británico. Véase: Natalia Borges Ippolitov, “Antonio Guzmán Blanco: necesidad y ficción…”, p. 271. 103 Fausto Teodoro de Aldrey y Rafael Hernández Gutiérrez, Ibídem, p. 615. 104 “Jesús Muñoz Tébar a Guzmán Blanco [Nueva York, 12 de octubre de 1875].” AGB. Dentro del epígrafe de un cable telegrama [Londres, 12 de octubre de 1875] donde se detalla las noticias publicadas por Reuter en el Morning Post en torno al envió de un Escuadrón Naval holandés con un respaldo de 5000 combatientes para aguas del Caribe para resolver unas diferencias en contra del Estado venezolano [Traducción nuestra]. 105 José Alberto Olivar, Jesús Muñoz…, p. 45. El general Muñoz hace unas fuertes críticas al Resumen de la Geografía de Venezuela (1841) del ingeniero militar italiano Agustín Codazzi. Sostenía el europeo que en la defensa de la costa venezolano 102

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Al mismo tiempo, las obras de fortificación debían cumplir con varias categorías: la obra aislada (posición topográfica), eje de maniobra defendida por una guarnición del Ejército permanente, las plazas y los campos atrincherados. Las cuatro variables se pueden combinar entre sí de diversos modos, acrecentando el valor defensivo de una región que, por su posición geográfica (litoral extenso) y la configuración del suelo (rocoso), ofrecía un ventajoso teatro de maniobras para un ejército encargado de la defensa del territorio. Una región costera, preparada de antemano, constituye lo que hemos propuesto como un tablero estratégico de defensa.106 Por consiguiente, muchas fortalezas presentan abandonó por sus años de fabricación, las razones de no repararlas con efectividad eran porque siempre fueron afectadas por los continuos alzamientos de los revolucionarios.107 Volviendo sobre el general Muñoz Tébar, éste propuso a Guzmán Blanco instalar los cañones costeros en las montañas, para alejarlos de los buques enemigo o ejército invasor. Proponía como estrategia táctica que las fuerzas venezolanas no se replegasen en las primeras de cambio en un posible ataque, “sino en hacer frente desde la primera línea natural de defensa que constituía la muralla montañosa del litoral.”108 Igualmente, propuso la construcción de un sistema general de fortificaciones, a lo largo del eje costero. Dejando entrever la influencia francesa, basada en el barón Jomini (tomada por los norteamericanos), que daba más importancia a la táctica defensiva, las fortificaciones y la ingeniería militar. Por eso, era necesario, reacondicionar las fortalezas para minimizar los daños de los proyectiles (bala – granada o proyectil perforante) de la artillería enemiga. También, debía tomarse en cuenta para un reacondicionamiento de una plaza, fuerte, un recinto bajo, abaluartado para la defensa más próxima, un sistema cubrecaras (para proteger lo bajo), un cinturón de hormigón para retrasar los efectos del bombardeo enemigo y un recinto alto para establecer la artillería gruesa. 109 La seguridad de las piezas de artillería de la plaza

no había ningún inconveniente, la dificultad estaba en el descuido del interior del país. Asimismo, hacia énfasis en el clima tropical, la topografía irregular, la cantidad de ríos y la carencia de baquianos experimentados. 106 M.R. Henry, Ob.cit., pp. 238-239. 107 Estados Unidos de Venezuela, Exposición que dirige al Congreso Nacional de los Estados Unidos de Venezuela el ministro de Guerra y Marina. Caracas, Imprenta de la Opinión Nacional, 1875, p. xliv. 108 José Alberto Olivar, Ob.cit., p. 46. 109 M.R. Henry, Ob.cit., p. 214.

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permanente debe emplazarse en un montaje (cureña de moncrieff que minimiza el retroceso del cañón con respecto a la fricción) que permita disparar por encima de un espaldón de 2,50 metros de altura, sin exponer la pieza de grueso calibre al fuego enemigo por más tiempo que el necesario para apuntar y disparar contundentemente. Una pieza de artillería costera de la época equivalía a tres bocas de fuego naval del mismo calibre. Además, los cañones “rayados de cien libras ofrecen un alcance de siete millas. Por supuesto que desde el San Carlos de La Guaira alcanzarán mucho más.”110 La altura sobre el nivel del mar, del cerro (tanto para el Vigía de Puerto Cabello) le daba una ventaja ofensiva a los rayados sobre su objetivo111. Al contrario, los cañones de ánima lisa por experiencia no eran colocados en emplazamientos de puntos altos, los cañones rayados eran más efectivos en su colocación en sitios de elevada altitud (sobre el nivel del mar). Los trabajos para reacondicionar las fortalezas (la nueva tendencia poliorcética era reemplazar la mampostería por las de hormigón que resiste los embates), a partir del primero de diciembre de 1875, comienzan los trabajos en el San Carlos de La Guaira, para poder acondicionar los espacios para la instalación de los cañones importados, en especial, construir un espacio acorde para almacenar la pólvora.

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Debía preverse que las

detonaciones (ruido estruendoso), podría afectar estructuralmente a las viejas fortificaciones. La dirección y supervisión del general Muñoz Tébar era vital e indispensable en los trabajos de renovación de las fortalezas de La Guaira.113

“Jesús Muñoz Tébar a Guzmán Blanco [Filadelfia, 15 de octubre de 1875],” AGB. Además, el sistema de defensa de Puerto Cabello estratégicamente ubicado en medio de la Costa, constituyó durante el siglo XVIII, una llave de vital resguardo en virtud de abrir el paso hacia los ricos valles de Aragua. Por consiguiente “la ejecución del sistema de defensa escalonado, condicionó que el Castillo San Felipe de Puerto Cabello, se convirtiera en una fortaleza difícil de tomar por las armas, ya que su defensa desde Punta Brava, pasando por el Hornaveque, la Batería de La Punta del Carenero, la de Nuestra Señora de Coro, la de La Vigía, la del Mirador Solano, permitió defender la entrada y salida del puerto, así como la defensa de todos sus contornos, es decir, todas las partes quedaban bien defendidas y flanqueadas entre sí.” Vanessa Ávila Sánchez, “El Castillo de San Felipe como llave de defensa de costas de la Provincia de Venezuela en el siglo XVIII” en Tiempo y Espacio. Caracas, n° 64, Julio-Diciembre, vol. XXXIII, 2015, pp. 130-153; p. 153. 112 “Muñoz Tébar a Guzmán Blanco [La Guaira, 1 de diciembre de 1875].” AGB. La altura y la ubicación del cañón rayado eran importante, no obstante, el estado de la atmósfera, tipo de pólvora, entre otros factores facultativo de la artillería. 113 “Muñoz Tébar a Guzmán Blanco [La Guaira, 9 de diciembre de 1875].” AGB. El Vigía es una fortaleza militar que fue construida en el 1766 por orden expresa del Gobernador y Capitán general de Venezuela Don José Solano y Bote. Hoy, tiene por nombre Fortín Solano. Se construyó en la zona llamada Cresta del Vigía y su función era proteger la ciudad de posibles ataques navales, proteger su puerto (Puerto Cabello, estado Carabobo), el Camino de los Españoles a Valencia y toda actividad mercantil del poblado portuario. Durante la Independencia de Venezuela tuvo gran actividad militar, hasta la llegada del siglo XX. 110 111

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El comandante de una plaza debía conocer el interior de ella, sus fortificaciones y establecimientos militares; el terreno exterior a una distancia mayor que la necesaria para proponer un ataque; la guarnición, la artillería y proyectiles y los víveres para alimentar al personal.114 Se debe exigir a los comandantes de ingenieros y de artillería un conocimiento extenso y práctico de construcción, organizar maestranzas y contabilidad de los trabajos ejecutados; para lo cual es preciso que se completen los estudios teóricos con un curso práctico de aplicación. Por perfecto que haya sido o hayan podido ser como instructores de infantería; no se podrá disminuir el número de oficiales de la plana mayor de artilleros, ni dar atribuciones más dignas de su instrucción politécnica.115 Entre los trabajos, elaborados por el puño de Tébar, estaban: la construcción de un parapeto corrido (la capacidad de penetración de los proyectiles había mejorado), talud de la montaña y unas garitas de observación que deben construirse para emplazar las piezas de artillería (ver adjunto: croquis del Fuerte San Carlos).116 Los nuevos parapetos debían sustituir los viejos merlones de tierra que están casi destruidos por el pasar de los años, demoler paredes viejas y “desyerbo de la tundra de cujies i cardones a diez metros del fuerte.” 117 También, la construcción de cuatro garitas de la fortaleza y una casa de madera para que resista la detonaciones de los cañones. Los trabajos de reparación incluían El Vigía y el San Agustín. Por el contrario, el reacondicionamiento del San Carlos sería el más costoso de las tres fortalezas que se mencionan en el documento.118 Continúan los trabajos de reparación para emplazar los cañones rayado de gran calibre (daños en la población de las detonaciones) y otras piezas de artillería, los merlones (saliente verticales que están ubicados de intervalos en la arquitectura militar) del Vigía, de

“Código Militar…,”p. 575. M.R. Henry, Ob.cit., pp. 219-220. 116 Visita de campo a las fortalezas de La Guaira, estado Vargas [19 de diciembre de 2017]. El recorrido se hizo para visitar el castillo San Carlos y verificar los emplazamientos de artillería en la citada fortaleza. Estuvo presente el arquitecto y profesor (USB) Orlando Marín que nos aportó sus conocimientos especializados en arquitectura histórica. Nos acompañó un representante de la Alcaldía de Vargas, señor Freddy Rodríguez, que nos permitió el ingreso a la instalación militar. Se pudo apreciar otras instalaciones en pie, pero gran parte se encontraba en estado de abandono. En su mayoría, las edificaciones en pie han sido declaradas en diversas épocas y por distintos organismos como Patrimonio Histórico y Artístico de la Nación. Entre los fortines, castillos y baterías de Vargas tenemos: Castillo de San Carlos, Castillo Negro, Castillo Blanco, fuerte del Príncipe, El Vigía, fuerte de San Agustín, batería de Mapurite, batería de Santa María de las Mercedes, batería de San Gerónimo o El Colorado, batería de Alcabala, El Peñón, batería de San Bruno, batería de La Fuerza, altura de San Telmo, Pólvora de San Pablo y fuerte del Carmen o Gavilán 117 “Muñoz Tébar a Guzmán Blanco [La Guaira, 3 de diciembre de 1875].” AGB. 118 Ídem. 114 115

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Puerto Cabello, “originalmente de arcilla cascajo, los forros de mampostería como lo tengo indicado para el San Carlos.”119 No obstante, se presentaba otros problemas con la artillería de gran calibre que se compró, ¿Dónde ubicarlos para que sean más efectivos en su accionar? ¿Cómo transpórtalo desde el puerto hasta las fortificaciones que serán emplazados? Los jefes de artillería divagaban en dónde colocar, exactamente, los cañones en las fortificaciones del eje La Guaira – Puerto Cabello. Se recomendaba no multiplicar las plazas fuertes permanentes (primera y segunda línea), porque sólo el punto que ocupan es el que impiden dominar con fuerza al enemigo. Las plazas permanente son pesadas masas inertes que no se mueven jamás (Vauban). En efecto, la artillería costera dispone un ataque de un punto que se emplea para neutralizar los fuegos de la baterías enemigas. En la defensa, dirigirá con discreción y cadencia de fuegos sobre embarcaciones enemigas o tropas, se reunirá el número de piezas sobre un blanco para que sus disparos sean más provechosos en cuanto a la concentración de tiros. El principio general del tiro, se deduce en las posiciones ocupadas por la línea de tiro, la trayectoria del proyectil y línea de mira. De allí, depende el tipo de fuego (lento, violento y por banda) que se vaya a emplear contra el blanco. Las amenazas de invasión a la bahía de una Escuadra holandesa los llevaban a apresurar la ubicación exacta y montaje de los cañones, para repeler el posible ataque a los puertos venezolanos. Por otra parte, los barcos blindados marcaban una innovación en la guerra naval (a partir de 1850), los navíos a vapor con cascos de madera no resistían los proyectiles explosivos de la época. Se decidió por las embarcaciones blindadas (hierro colado), basada en atornillar planchas de blindaje de 11,5 centímetros al casco de madera, Pero, la protección de hierro de los buques restaba velocidad (menos 4 nudos, los motores de vapor sufrían mucho), muy pequeña, poca maniobra y poco armamento naval. No obstante, el futuro estaba allí, la innovación en la guerra naval no podía esperar mucho tiempo. Algunas piezas de la que se compraron en los EUA no habían llegado al país, transportadas por el vapor Bolívar.120 De llegar de un momento a otro los cañones rayados, se suben con burros o arrieros especializados a las empinadas fortalezas de San Carlos y el

“Muñoz Tébar a Guzmán Blanco [La Guaira, 4 de diciembre de 1875].” AGB. Su construcción del Castillo San Carlos de La Guaira data de 1769, según proyecto del Conde Roncalí, sin embargo, para su construcción se utilizaron los cimientos y algunas partes de otro fuerte que según Enrique Rivodo existió allí desde 1604. 120 “Muñoz Tébar a Guzmán Blanco [La Guaira, 22 de diciembre de 1875].” AGB. 119

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Vigía. 121 Para el 8 de enero de 1876, se dan órdenes para la organización militar de las baterías de cañones de La Guaira y Puerto Cabello. 122 La instalación y emplazamiento definitivo de los cañones rayados en las fortalezas mencionadas trajo como consecuencias imprecisiones y equivocaciones técnicas, que podrían afectar la efectividad de las piezas a la hora de ser disparados contra blancos enemigos. El cañón Parrot posee un alcance de “cuatro millas [6,4 kilómetros] me parece de efecto por el peso del gran proyectil, pues aunque no perforarían completamente el buque haría la conmoción completa de todo el que en ciertos casos es mejor que la perforación.”123 Para marzo de 1876, los cañones rayados no habían sido instalados efectivamente, la evidencia documental, demuestra la improvisación e impericia en su instalación. El general Alejandro Ibarra señala lo siguiente: …la montura de estos cañones es delicada, y creo es mi deber decirle [Guzmán Blanco] que para rematar, los de a 100 en Puerto Cabello y montar el últimamente venido es necesario que el que vaya á hacer vea primero como va á quedar estos, porque puede haber una nueva equivocación.124 Previamente, los cañones rayados habían sido probados en El Vigía para comprobar su efectividad a la hora de un ataque y corregir irregularidades del tiro de cañón – en tierra– causadas por lo pasajero (variación, velocidad inicial, resistencia del aire, temperatura y presión) y las causas permanentes (efectos del viento, velocidad del blanco, errores del alza y la inclinación del eje de los muñones). El mismo Muñoz Tébár era temerario en afirma “que el Vijia (sic) de Puerto Cabello sea una de las primeras fortificaciones de Sur América es que se coloque en él otro cañón Parrot.”125 Al mismo tiempo, se proponía la creación de una maestranza o fábrica de espoletas, balas y bombas para los cañones Parrot y los Blacky para el Vigía, para así superar la dependencia con los Estados Unidos de América de los insumos o materiales de guerra.126 Para el mes de julio de 1876, los cañones rayados no habían sido emplazados en La Guaira,

Ídem. “Muñoz Tébar a Guzmán Blanco [Caracas, 8 de enero de 1876].” AGB. 123 “Alejandro Ibarra a Antonio Guzmán Blanco [La Guaira, 2 de enero de 1876].” AGB. Además indica en la carta los detalles técnicos y comparaciones de los cañones Parrot y Blackley. 124 “Alejandro Ibarra a Antonio Guzmán Blanco [La Guaira, 29 de marzo de 1876].” AGB. 125 “Muñoz Tébar a Guzmán Blanco [Puerto Cabello, 8 de febrero de 1876].” AGB. 126 Ídem. 121 122

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las opiniones del Estado Mayor mostraban dudas sobre la posición exacta que debían tener las piezas costeras. El dilema estaba en colocar el Parrot de 100 en la batería Guzmán Blanco o en la Punta de Maiquetía. Las opiniones (Pile e Ibarra) se mostraban a favor de Maiquetía, ya que este lugar ofrecía una mejor posición en caso de un combate con buques enemigos y para un futuro “el ferrocarril pasará precisamente por donde está hoi (sic) la batería.”127 La evidencia demuestra la influencia prusiana del mariscal de campo Helmuth Von Moltke (discípulo de Von Clausewitz) en el uso de ferrocarriles para mejorar el rendimiento estratégico y movilizar con mayor rapidez las armas, logísticas y combatientes.128 Las fuentes primarias consultadas, no ofrecen más detalles de la instalación de los cañones rayados costeros en Puerto Cabello y La Guaira. No obstante, se hace énfasis, en el mantenimiento preventivo y correctivo de las piezas importadas, no sólo el manejo operativo de esta arma especializada, sino el descuido y la falta de conservación de las piezas, municiones y pólvora que deben tener un cuidado y preservación especial para evitar una explosión (espontánea) de gran proporción. El calor, la luz solar y el salitre tienden a favorecer la descomposición y oxidación de las piezas de artillería y materiales de guerra. La necesidad de enseres y depósitos para la conservación de piezas resultaba vital para todo el armamento que se compraba. En consecuencia, las críticas de los opositores a la regeneración guzmancista enfilaron sus baterías al negocio o gasto que realizó el general Guzmán Blanco de gastar medio de peso para poner las costas venezolanas en estado de defensa, en torno a las reclamaciones holandesas, provocando un rompimiento en las relaciones diplomática entre Venezuela y Holanda. Muchos de los negocios del Ilustre Americano estaban amparados bajo las funciones gubernamentales. Sus operaciones o negocios eran proyectadas en su personalismo político pragmático, “por lo que con ella, esperaba obtener un doble resultado: una ganancia política –claro que, como se verá, no siempre en beneficio del país – a la vez que una ganancia

“Muñoz Tébar a Guzmán Blanco [La Guaira, 17 de julio de 1876].” AGB. Coronel Fernand Schneider, Historia de las doctrinas militares. Barcelona, Editorial Vergara, 1966, p. 76. Helmuth Karl Bernhard Conde von Moltke (26 de octubre de 1800 - 24 de abril de 1891) fue un Mariscal de campo alemán cuyo genio militar ayudó a convertir a Prusia en el Estado hegemónico en Alemania. Bajo su dirección, Prusia derrotó a Dinamarca en 1865, a Austria en 1866 y a Francia en 1870. Propuso que la paz eterna es un sueño y la guerra es un orden divino. Se debía aniquilar al enemigo y ocupar su territorio. Estudiaba la conducción y concentración de fuerza en el campo de batalla. Veía como un gran aliado los avances industriales. Por último, la caballería va a la cabeza, después la infantería. 127 128

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económica.”129 La acusación de estafa en la compra de los cañones se expresó de la siguiente manera: Y en efecto la sostuvimos, pero fue a lo portugués, con fanfarronadas a boca llena, mientras que el bravo Regenerador invertía el medio millón de presupuesto para el caso, en dos cañones de hierro [los documentos consultados mencionan cuatro piezas], que se asoman como grandes trabucos negros, montados en campamentos de salteadores; en unos dos mil fusiles Remington, y ¡oh tremenda y formidable defensa nacional! en una trinchera de saco de tierra, cubiertos con palmas de coco, que hacia inexpugnable el puerto de La Guaira. Gastó Guzmán en su aparato bélico, según la cuenta que se le ha formulado con los datos que existen en las oficinas públicas, $ 76,000, y aumentó su fortuna con dólares 424,000, completando así el negocio hábilmente combinado de explotar en su propio provecho lo que él llamó la dignidad nacional.130 El Regenerador de la República con lo que quedaba por transcurrir del septenio (18701877) pretendía que debía seguirse con las labores de mejorar el armamento iniciadas por él, dejaría todo listo para que su sucesor presidencial emprendiera lo que había dejado por hacer. Restablecimiento de todas las fortalezas de la línea costera con artillería moderna y de gran calibre, mejorar la Escuadra nacional y un formidable Ejército de tierra que reforzaría la tesis vinculada a la tendencia o vocación marítima de Venezuela. En este sentido, el propio Guzmán Blanco puntualiza lo siguiente, en su mensaje presidencial de 1876 que usa como ejercicio publicitario, casi comercial de su poder, (eran poco los casos que se compaginaban con la realidad):131 El armamento de infantería está en gran parte sustituido con fusiles Remington; armamento espero completar en breve. La cantidad de municiones depositada en los parques es toda eventualidad. Las medidas para la subsistencia están tomadas, y podemos contar con abundantes fondos monetarios, como nunca ha tenido la República. Creyendo cumplir uno de los grandes deberes de la Regeneración de la Patria, he fortificado los puertos de La Guaira y Cabello con artillería moderna, he hecho venir la María Elena González Deluca, “Los negocios de Guzmán Blanco” en Inés Quintero (compilador), Antonio Guzmán Blanco y su época. Caracas, Monte Ávila Editores, 1994, pp. 103-117; p. 116. 130 Manuel Briceño, Los ilustres o la estafa de los guzmanes. Caracas, Ediciones Fe y Cultura, 1955, p. 157. 131 Véase: Juan Carlos Reyes, “El discreto encanto de la demagogia. Los discursos del presidente Antonio Guzmán Blanco en el Septenio (1870-1877)” en Revista Tiempo y Espacio, Caracas, n°61, enero-junio, 2014, pp. 289-320; p. 293. Cada discurso es, como podríamos llamarlo en la actualidad, un ejercicio publicitario, casi comercial; se trata de la venta de un producto que se llama Presidente y, en nuestro caso, ese producto lo patrocina su mismo vendedor que era el “Ilustre Americano”; de allí que los discursos presidenciales se trataban más que de una exposición de su manera de gobernar, un ejercicio de convencimiento de la población, al menos de la población con participación política. 129

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pólvora y los proyectiles correspondientes, y acaban de llegar del Norte hábiles artilleros, que con los que tenemos en el país completan el cuadro de este servicio en uno y otro puerto. Como tengo encargada más y mayor artillería, con ella y el servicio de monitores [embarcación a vapor con dos cañones giratorios de avancarga] y torpedos que también he solicitado, espero dejar la República dignamente defendida contra toda agresión exterior. (…) Los ingenieros españoles, desde el tiempo de la colonia, estudiaron prolija y sapientísimamente la Cordillera, dejando señaladas posiciones que deben de cubrirse. Fortificar todos esos puntos a la moderna, con artillería de grueso calibre sistema Krupp, Payrot y Blackley, y dotarlos a todos ellos con guarniciones bien adoctrinadas, mandadas por oficiales y jefes científicos, creo yo que debe ser empeño tradicional de los Congresos y Gobiernos que se sucedan en Venezuela. (…) Para esto, Venezuela no tendría que aumentar en nada los gastos del presupuesto ordinario. Redúcese todo a emplear lo que hoy estamos gastando en ejército de tierra, en buques, fortificaciones y artillería para la defensa del litoral, y en formar cuerpos de marinos y artilleros que desempeñen la línea de tierra y la línea de mar. Antes de cuatro años podemos haber hecho la transformación, si nos la proponemos desde ahora, y la continuaremos con perseverancia y acierto.132 La evidencia documental dejó demostrado que sólo vino al país una misión de sargentos instructores norteamericanos para el manejo táctico de la artillería moderna importada, que sólo se concentró en las fortificaciones de La Guaira. Sabemos su desenlace, dejando entrever, que la segunda comisión, nunca se emplazaría en Puerto Cabello con el correr del año de 1876, tampoco, con lo que quedó del septenio guzmancista. Menos aún los buques monitores133 ni los novedosos torpedos que serían utilizados para salvaguardar la soberanía territorial de Venezuela, ante las comunes agresiones extranjeras de la época.

“Mensaje del General Guzmán Blanco, Presidente de la República, al Congreso de 1876” en Mensajes Presidenciales. Caracas, Presidencia de la República, tomo II (1876-1890), 1970, s/p. 133 Los buques monitores era un blindado ligero (hierro colado) con una máquina de vapor con sus respectivas calderas (fabricado en la década de 1860 por los ingleses). Se caracterizaban en poseer cañones rayados para ser más preciso en la puntería. Muchos de ellos, en la proa, poseían un espolón para atacar a los barcos enemigos. Su autonomía era variable, según su capacidad de almacenar carbón para su propulsión (podía ser mixta: velamen). Su casco era muy maniobrable para los estándares de la época. Además, se comenzó el uso de los torpedos como artefacto móvil con carga explosiva para destruir embarcaciones. Se desarrollaron una variedad de torpedos a partir de la década de 1860 (Brennan, Howell, Lay, Schwartzkopff, Whitehead) para cambiar el curso de la guerra naval. 132

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A manera de colofón Finalmente, la Revolución Industrial vino a transformar el alcance y la capacidad de aniquilar de los fusiles como arma individual portátil, y la artillería rayada como arma colectiva de precisión mayor. La tecnología militar y la innovación van de la mano con el correr de los años. Los gobiernos y las naciones se apresuran en equiparse con el armamento cuya novedad tecnológica pudiera situarlo a la cabeza de un conflicto armado. La guerra de naciones no va ser la misma de siempre, la tecnología (ánima rayada, telégrafo, ferrocarril, acorazado y ametralladora) va colocar los conflictos en un desgate lento y gradual de los países que se ven involucrados (desde 1870 a 1918). La guerra moderna va ser influenciada por la teoría de la estrategia, la política de defensa, la innovación y la economía, para poner en práctica las pasiones más violentas del ser humano: el odio, la rabia y la pulsión por matar. 134 Enfatizó Martin Van Creveld, en torno a la transformación de la guerra por la tecnología, lo siguiente: “la guerra está completamente permeada por la tecnología, y es gobernada por ella. Este apartado estuvo orientado hacia el logro de dos pautas investigativas. En primer lugar, analizar e interpretar a través de fuentes inéditas, la organización táctica e intentos de profesionalizar la artillería costera rayada en Venezuela, durante el septenio regenerador del general Antonio Guzmán Blanco, a través de los años de 1875 y 1876. En segundo lugar, como se establece y renueva la defensa costera como factor de poder ante la amenaza eminente de invasión. Durante los siete años de gobierno del Ilustre Americano, habrá ciertas mejoras dentro de las fuerzas armadas venezolanas –específicamente entre 1873 y 1876 –, para poder articular la anhelada paz que pudiera dar la estabilidad al territorio nacional, para poner en práctica las máximas liberales de orden y progreso de la segunda mitad de siglo XIX. Durante el septenio, se pudo contar con un gran parque de armas de fuego de variado origen (nunca se estandarizo su uso y mostraban diferentes calibres en las piezas y fusiles) que se adquirieron en el emergente mercado de armas del Caribe y los Estados Unidos de América, que florecían con la Revolución Industrial; permitieron la compra de piezas de artillería de

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John Keegan, El rostro de la batalla, p. 7.

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ánima rayada de grueso calibre para la defensa costera que debía ser emplazada y operada en las fortificaciones de Puerto Cabello y La Guaira. Gracias a las nuevas armas rayadas que se importaron (no estaban obsoletas para el momento de su adquisición), la ventaja está al lado de la defensiva, más que la ofensiva que podía apoyarse con la marina de guerra activada a vapor. El fuego certero y la precisión de la cadencia en los cañones costeros de fierro colado será la mejor protección y cobertura del fuego enemigo de una Escuadra en acecho. No obstante, para explotar el éxito se tenía que combinar la batería de cañones con la caballería y la infantería, junto, a la elevada posición de las fortalezas mencionadas, junto a la serpentina cordillera de La Costa que servía de refuerzo natural. En consecuencia, de nada sirve adquirir las armas más novedosas, si no tenemos a un personal adiestrado y entrenado para operar con efectividad las piezas de artillería de costa. De allí, la necesidad de profesionalizar los estudios militares de esta arma facultativa, para mejorar el apresto operativo en el manejo de las efectivas y precisas armas rayadas. Aunque se trajo unos sargentos tácticos instructores, junto a un general del Ejército norteamericano, para adiestrar a los sirvientes venezolanos de los cañones Parrot, no cumplieron sus objetivos de adiestrar y preparar. Se podría decir que era la primera misión militar extranjera con carácter institucional en Venezuela. Pero, con el correr de los años, la falta de preparación, pericia y entrenamiento en la materia, daban como resultado imprecisiones y fallas en el uso de la artillería. Sólo se daba un ligero entrenamiento, el cual no era suficiente. Mayormente, los sirvientes de las bocas de fuego recaían en tropas de infantería y milicianos mal entrenados que eran ajenos a esta arma científica (basada en la doctrina del fuego en donde la artillería conquista y la infantería ocupa). La instrucción de las brigadas de artillería rayada se convirtió en una imperiosa necesidad para la institución militar venezolana, sin mencionar la artillería de campaña y de montaña en el estudio. Es posible deducir que el nivel de conducción doctrinal de la artillería costera se continuaba con la española, utilizando los procedimientos científicos franceses y la táctica norteamericana recién adquiridos por el armamento fabricado en los EUA, que consistía en colocar cuatro piezas de artillería (según el Código Militar de 1873). A pesar de los esfuerzos de profesionalizar la institución militar, durante el guzmancismo, campeaba la improvisación e Centro de Investigaciones Históricas Mario Briceño Iragorry

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ignorancia en los cuadros de oficiales. También, los estudios militares formales no se favorecieron por las continuas revueltas en el territorio y la falta de voluntad en sostenerlos. Empero, hay oficiales profesionales empeñados en nutrirse con lo más novedoso e innovador en materia militar. La influencia externa se podía apreciar con las traducciones de manuales de armamento de otros ejércitos del mundo, publicados por oficiales venezolanos. A pesar de la profesionalización creciente, los avances tecnológicos en materia armamentista llevan consigo el fortalecimiento de las defensas militares, los cañones rayados de grueso calibre se hicieron más efectivos y precisos en su destrucción, las torres y muros de hormigón de las fortificaciones fueron más robustos para resistir los embates. Las cuatro variables (la estrategia táctica, la topografía, la artillería y la arquitectura militar) se pueden combinar entre sí de diversos modos, acrecentando el valor defensivo de una región que, por su posición geográfica (litoral extenso) y la configuración del suelo (rocoso), ofrecen un ventajoso teatro de maniobras para un ejército encargado de la defensa del territorio, ante la amenaza de una invasión procedente del mar. Una región costera, preparada de antemano, constituye lo que hemos propuesto un tablero estratégico de defensa. Por la limitación en el periodo de estudio, no se pudo comprobar, con el pasar de los años, sí las piezas rayadas costeras fijas que se instalaron en las fortificaciones de Puerto Cabello y La Guaira tuvieron un protagonismo importante, sin embargo, el transcurso del tiempo es inclemente y las bocas de fuego rayadas se convierten en obsoletas e insuficientes. 135 El avance de la tecnología permitió descontinuar el uso de la artillería costera, la llegada de la aviación a reacción y de los misiles controlados redujo la importancia estratégica en la defensa, a través de los grandes cañones de gran calibre.

La impericia, poco mantenimiento y la falta de entrenamiento era muy común en el manejo de las piezas de artillería. Inclusive, los cañones de campaña Krupp eran usado para la defensa costera. En 1904 se compra unos cañones franceses Scheneider-Canet de 15 centímetros para la defensa costera de Venezuela (para evitar la desagradable experiencia del Bloqueo de una escuadra naval anglo-germana entre fines de 1902 y principios de 1903 a nuestras costas). El general Linares Alcántara (hijo) elabora un folleto educativo sobre el Scheneider de calibre 50, explicaba su montaje y tipo de munición que utilizaba esa pieza fija. En La Guaira se puede ubicar los emplazamientos de las citadas piezas costeras en el recorrido de campo que se realizado. Desde 1668 hasta 1954 se diseñó y renovó (a medida de los avances armamentísticos) la política de defensa de costa en el territorio venezolano. Véase: Francisco Linares Alcántara, Descripción del cañón Schneider Canet de 15 centímetros. La Victoria, Litografía Comercio, 1905. 135

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Croquis del Fuerte San Carlos

Fuente: Croquis del Fuerte San Carlos – La Guaira. Jesús Muñoz Tébar [1875]. Archivo Guzmán Blanco

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LA ARTILLERÍA REALISTA EN EL INTENTO DE RECONQUISTA DE MÉXICO The royal artillery in the attempt of reconquest of Mexico Jesús Ruiz de Gordejuela Urquijo

Doctor en Historia por la Universidad del País Vasco. Profesor Honorífico de la Universidad Rey Juan Carlos de Madrid y miembro del Cuerpo Académico de la Universidad de Guadalajara [UDG-CA 491]. Especialista en presencia española en México en el siglo XIX y en historia militar en el periodo de independencia americana. E-mail: [email protected]

Recibido: 4/9/2016 Aprobado: 6/12/2016 Resumen: A pesar de lo desconocido para el público general, el intento de reconquista española de México resultó de gran trascendencia para la nueva república, pues por una parte su exitosa defensa consolidó su independencia y por otra sirvió a su defensor, el general Santa Anna, de catapulta para alcanzar el poder. Al mando del ejército invasor se encontraba el Brigadier Isidro Barradas, militar canario residente en Venezuela y que tras su fracaso sufriría las consecuencias políticas de un rey gobierno desagradecido. A lo largo de este artículo hemos pretendido hacernos eco especialmente del papel jugado por la artillería realista, analizando tanto sus características como sus acciones de armas durante el verano de 1829 en el frente de Tampico. Palabras clave: Artillería, Barradas, reconquista, México, 1829, ejército, Tampico. Abstract: In spite of being unknown to the general public, the attempt to Spanish reconquest of Mexico had great transcendency for the new republic, because on the one hand its successful defense consolidated its independence and, on the other hand, it served to his defender General Santa Anna as a catapult to gain power. The commander of the invading army was Brigadier Isidro Barradas, a Canarian military resident in Venezuela that after its failure suffered the political consequences of the government of an ungrateful king. Throughout this article we have tried to echo especially the role played by the royalist artillery, analyzing their characteristics, actions and weapons during the summer of 1829 on the front of Tampico. Keywords: Artillery, Barradas, conquest, Mexico, 1829, army, Tampico.

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Introducción Desde la derrota de las tropas realistas en Ayacucho en diciembre de 1824 hasta la capitulación de San Juan de Ulúa, solamente habían transcurridos nueve meses. En este breve periodo, la suerte española cambió de cara y las posibilidades de recobrar el continente americano se esfumaron al no contar con importante presencia militar en las antiguas colonias continentales. Aunque la independencia del continente era un hecho irrevocable las autoridades metropolitanas no desfallecieron en el intento por recobrar los territorios perdidos. Fueron muchos los proyectos que se presentaron con este fin; unos alocados y sin ningún tipo de veracidad propio de aventureros o aduladores de la corte y otros los más numerosos escritos por militares repatriados que añoraban regresar a su territorio perdido en donde habían abandonado familia e intereses y que insistían en que la Nueva España regresaría al amparo de su rey gracias a los numerosos mexicanos que añoraban su protección. Aunque estos planes se intentaron llevar con la máxima cautela y secreto, la noticia de que España intentaba reunir un ejército expedicionario era conocida, no sólo en las cortes europeas, sino también por las importantes casas comerciales que vieron una manera rápida de enriquecimiento si lograban financiar esta aventura. El objetivo de este artículo es doble, por una parte la de dar a conocer este importante hecho de armar y por la otra, enfatizar en el decisivo papel jugado por la artillería realista durante esta campaña reconquistadora. Un estudio completo sobre este acontecimiento es la monografía que la Secretaría Pública de Educación de México publicó en 2011 con el título Barradas: El último conquistador español. La invasión a México de 1829.

El aciago intento reconquistador Isidro Barradas fue ascendido por el monarca español al grado de brigadier el 22 de marzo de 1828. Al mes siguiente zarpó rumbo a la Isla de Cuba con 180 oficiales y 2.000 hombres de tropa. Su estancia en esta isla sería breve al ser reclamado por la corte. Antes de embarcarse, delegaba el mando de su regimiento a su compañero de armas, el Teniente Centro de Investigaciones Históricas Mario Briceño Iragorry

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Coronel Antonio Vázquez. Fernando VII le guardaba una importante novedad; sería el comandante en jefe de la expedición reconquistadora. A su vuelta de nuevo a Cuba hizo escala en su Santa Cruz de Tenerife, en donde se visitó con su protector y amigo, el Mariscal Francisco Tomás Morales, quien ejercía de gobernador militar del archipiélago canario. El Capitán General hará embarcar a cuatro compañías del Regimiento Albuera 7.º Ligero en cuatro buques de guerra y varios de transporte, llegando a La Habana el 28 de mayo de 1829, con la misión de poner a punto el ejército expedicionario en el menor tiempo posible. La Real Orden de 21 de agosto de 1828 dispuso que los brigadieres Ángel Laborde Navarro, comandante general del Apostadero de La Habana, y Isidro Barradas, comandante en jefe del Regimiento de Infantería Ligera de la Corona, desembarcaran en algún lugar de las costas de Nueva España para iniciar la reconquista. Un día después de la llegada de Barradas a La Habana, las órdenes emitidas por el mismo Rey y por sus ministros de la Guerra y de Hacienda empezaron a transmitirse entre los distintos cuerpos del Ejército implicados en la expedición. Las órdenes directas del monarca decían de este modo: «El Rey Nuestro Señor ha resuelto que la Brigada de la Corona se ponga al completo disponible de 3.000 hombres y por los cuerpos de La Habana, 1.º de Cataluña, España, Barcelona y Galicia por iguales partes, deberán darles el número de reemplazos que les quepa, siendo voluntad de Su Majestad que sean soldados hechos por ser preceptivo para la fatiga de la campaña» 1 . En mayo de 1829, la Brigada quedó constituida por los tres batallones con un total de 3.376 hombres. Tanto la Infantería, como la Artillería irán armadas de fusiles y bayonetas, y la Caballería de pistolas, carabina, y sable.2 La compañía de Artillería estaría conformada por:1 capitán, 1 teniente, 1 alférez, 1 sargento primero, 4 sargentos segundos, 3 tambores, 4 cabos primeros, 4 cabos segundos, 60 soldados haciendo un total de 76 hombres. Barradas insta al Capitán General de Cuba, Francisco Dionisio Vives para que dé las órdenes oportunas para que desde las doce del 3 de julio hasta la misma hora del siguiente y sucesivo se establezcan en los puntos de embarque del muelle de Factoría, Regla, Pescante y

(Archivo Nacional de Cuba). Asuntos políticos, leg. 34, exp. 26. El marqués de Zambrano al señor Comandante de la Vanguardia del Ejército Real de Su Majestad brigadier D. Isidro Barradas. Madrid, 21 de marzo de 1829. 2 La Real Orden, fechada en Madrid a 7 de abril de 1829, designaba al brigadier Isidro Barradas como jefe de la expedición a México y se instaba a las autoridades cubanas a que facilitasen todo tipo de ayuda al brigadier. 1 ANC

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Caballería los lanchones necesarios para facilitar el traslado de la tropa y oficialidad. Vives ordena: El punto quinto de la orden del capitán general Vives: las compañías de Artillería y Guías situadas la primera en el cerro, y la segunda en el cuartel de dragones, en la madrugada del mismo día cuatro pasarán al muelle de Factoría en donde comerán el primer rancho y permanecerán al abrigo del sol […]. El 18 de junio de 1829 se reunían en la casa de gobierno el Capitán General Vives, el Comandante del Apostadero Ángel Laborde y el Brigadier Isidro Barradas para tratar sobre qué punto de la costa mexicana resultaría más conveniente para efectuar el desembarco. En palabras del primero, la preferencia de realizar esta acción en las costas yucatecas, tal como se rumoreaba en todo el Caribe, no era la más acertada porque consideraba que con la expulsión de los españoles de la provincia de Yucatán se habían roto las comunicaciones con aquella península y, por consiguiente, se ignoraba el ánimo y las fuerzas con que contaban para su defensa, además de que el gobierno revolucionario de México se hallaba persuadido de las intenciones españolas. La exposición del Capitán General Vives fue aprobada por unanimidad, por lo que se decidió buscar otra ubicación para el desembarco de las tropas expedicionarias. Acto seguido se pasó a meditar sobre los puntos en que podría dirigirse el desembarco, seleccionando tres destinos: la isla de Lobos, un punto de la costa frente al continente, la entrada o inmediaciones de La Barra de Tampico y las inmediaciones de Soto de la Marina. El día 24 de ese mismo mes volvieron a reunirse los tres citados miembros de la Junta acordando por unanimidad hacerlo en un punto que se hallase entre el Cabo Rojo y la Barra de Tanguijo cercano al pueblo de Tamiahua. La premura con la que se realizaron los preparativos de la expedición -cuarenta días- provocó el malestar en prácticamente todas las instancias militares y civiles de la Isla. Al margen de la opinión de las autoridades respecto a la conveniencia o no de esta expedición, fueron tantos los trastornos que padecieron los distintos cuerpos del Ejército y de la Armada por este motivo que la figura del Brigadier Barradas fue tachada de caprichosa y exigente. Pero lo cierto es que este general no hacía otra cosa que cumplir debidamente las órdenes del Rey y sus ministros.

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Por fin la expedición, no exenta de fuertes enfrentamientos entre Barradas y las distintas autoridades militares de la isla, se embarcó el cinco de julio y, un día después once embarcaciones se dieron a la vela transportando un contingente de 3.376 hombres. Tras 21 días de navegación el Brigadier Barradas coincide con la exposición del Capitán de Navío Ángel Laborde y así se lo comunica al Capitán General Vives: «Según el plan concertado con Vuestra Excelencia debíamos desembarcar en las playas de Tamiahua, más el temporal que fue el Sureste y los vientos que después de pasados siguieron venteando, por este rumbo, hicieron impracticable en aquella costa inaccesible el desembarco. En consecuencia de esto convenimos el comandante general Laborde y yo en buscar un punto más fácil de atracar que aquel dirigiéndonos a la playa de Punta Jerez en donde dimos fondo el veinticuatro como a dos leguas de tierra»3. El desembarco en palabras de Barradas se produjo: «El general Laborde con sus sabias maniobras y con una fuerza sutil, formó un muelle con la lancha del navío Soberano que hizo fondear en la reventazón de la playa, y en este muelle ambulante desembarcaban los soldados, en donde yo los esperaba, les hacía dejar el fusil y cartuchera en dicho muelle o lancha y enseguida les hacía botar al agua por la popa de dicha lancha vestidos y con morral a cuestas y en donde les daba el agua por los pechos, más teníamos marineros apostados desde la lancha a tierra a la que con su ayuda saliesen a tierra, los marineros que luego conducían los fusiles y cartucheras sin que hubiere perdido arriba de diez fusiles y como unos mil cartuchos mojados…»4. A la compañía de cazadores del 1.º Batallón y treinta granaderos del 3º Batallón les correspondió ser los primeros en saltar a tierra. A estos le siguieron el resto de granaderos y cazadores «que sin dilación alguna tomaron posición dando frente a la campaña, hasta que reunida la de granaderos pasó a situarse como a un cuarto de legua más adelante». Mientras, la quinta compañía del segundo batallón fue la última en desembarcar 5. El Teniente Coronel Faustino Rodríguez explicó: que el campo se estableció sobre los médanos de arenas elevados inmediatos al punto del desembarco, y las compañías de granaderos y 3 ANC. Asuntos Políticos, Leg. 34, exp. 10. «Oficio n.º 311. Isidro Barradas al capitán general de la isla de Cuba». Cuartel general

en la playa de Punta de Jerez, 28 y 29 de julio de 1829. 4 Ibídem. 5 ANC, Asuntos Políticos, Leg. 34, exp. 26. Declaración del Tte. Col. Bernabé Molina.

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cazadores del primer Batallón apoyaban la derecha; y la del tercero la izquierda defendiendo la parte del O, por un cantil inaccesible, varias avanzadas grandes, guardia de campo, y patrullas, todo debido al infatigable celo, y actividad del jefe de la plana mayor teniente coronel D. Fulgencio Salas; sin ocurrir más novedad en las dos noches. Al día siguiente, después de formadas las compañías, a la hora de la lista, se procedió a leer la proclama del general Barradas que les recomendaba, entre otras cosas, la más severa disciplina y el buen comportamiento con los naturales del país.6 Finalmente se comunicó la decisión del brigadier de cambiar el nombre a la hasta el momento llamada Brigada de la Corona por la de División de Vanguardia del Ejército Real y designar a los batallones de la siguiente manera: el primer batallón pasó a llamarse Rey Fernando, el segundo Reina Amalia y el tercero Real Borbón. Por fin, el día 29 de julio el general Barradas dio la orden de emprender la marcha, pero antes decidió desembarcar de la fragata Lealtad los 122.400 pesos que portaba la expedición para cubrir los innumerables gastos que una operación de este tipo suponía, sin tener en cuenta que el terreno era arenoso y rodeado de grandes lagunas sin acémilas para su conducción por lo que la tropa tuvo que soportar un peso excesivo al verse obligados a portar los innumerables enseres además de su fusil, doce paquetes de cartuchos y raciones para ocho días. El diario del subteniente Rodríguez es por sí mismo esclarecedor de cómo se produjeron los primeros días de campaña, motivo éste que nos invita a transcribir en su integridad los días 29 a 31 de julio de 1829: El primer día de marcha, al toque de diana se dio orden de levantar el campo. Emprendió la marcha la División formando su cabeza la 1ª compañía de caballería de descubierta, seguía el 1.er regimiento, la compañía del 2.º el 3.º y cerraba la retaguardia el escuadrón de caballería, compañía de guías y artillería, rompiendo la marcha a las seis de la mañana después de haber saludado a la escuadra con una descarga por el 1er regimiento. El Capitán José Mínguez certificó que tan pronto como se hacía alto en el punto destinado para pernoctar, se formaban pabellones en el orden de columna cerrada, y se establecían por (Instituto de Historia y Cultura Militar), sig. 5-2-4, n.º 9. Diario reservado de la Campaña de México, expedición de Barradas por el ayudante de campo D. Joaquín Rodríguez Campos, 1829. 6 IHCM

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el Estado Mayor las correspondientes guardias y avanzadas para cubrir toda la avenida, de modo que ninguna noche se interrumpió a la tropa el descanso 7. Todas las declaraciones coinciden en las penurias que padeció la tropa: calor extremo, sin agua potable, picaduras del temible mosquito jején, largas marchas por terrenos de arena suelta y exceso de peso que debían portar los soldados españoles. Durante la última jornada por las arenosas playas de Tampico: La división emprendió la marcha a las 4 de la mañana llevando algunos enfermos y observando la vanguardia la tropa enemiga de ayer en doble número y que seguían todos nuestros movimientos, a las 2 de la tarde, hicimos alto en un rancho, cerca de la laguna de Tamiahua, donde se mojó la tropa, con un muy fuerte aguacero. Este alto fue para comer y seguir la marcha por la tarde, dándose la orden de preparar los ranchos, pero algunas compañías no lo pudieron cumplir por falta de víveres para hacerlo, pues los soldados fatigados, regaban la playa con el arroz y la galleta que llevaban de ración, por cuyo cansancio murieron algunos soldados y 4 ó 5 desertaron. A las 3 de la tarde continuaron la marcha volviendo a tomar la playa y el enemigo comenzó el fuego sobre nuestra 1.ª compañía de cazadores. Se mandó a esta que avanzase y sin interrumpir la marcha se sostuvo el fuego de una y otra parte hasta que oscureció, haciendo alto y estableciendo el campamento en el orden acostumbrado y relevándose la compañía de descubierta 1.ª de cazadores por la 3.ª del mismo, sin haber tenido por nuestra parte más que dos soldados heridos, a las 9 de la noche llegó la compañía que cubría la retaguardia y dio parte de haber dejado tendidos en la playa a tres soldados muertos de cansancio y que a la vista había notado una partida de caballería enemiga de observación.8 Al día siguiente se produciría el primer enfrentamiento importante, conocido por el de Los Corchos, aquí «las compañías de cazadores de vanguardia y retaguardia destacaron flanqueadores por la izquierda, que reconocieron los médanos más bajos, no pudiendo hacerlo en los más elevados a causa de las dificultades que ofrecía su piso de arena suelta y movediza, la espesura del monte bajo de espinos que los cubre, y el estar casi perpendiculares, pues para ello hubiera sido preciso detener por muchas horas la marcha de la columna» declaró el comandante Marcelo Corbalán9. El Teniente Coronel Molina explicó detalladamente cómo se produjo el primer enfrentamiento entre ambas tropas:

7 ANC, Asuntos Políticos, Leg. 34, exp. 26. 8 IHCM (Instituto de Historia y Cultura Militar), Madrid, sig. 5-2-4, n.º 9. Diario reservado de la Campaña de México, expedición

de Barradas por el ayudante de campo D. Joaquín Rodríguez Campos, 1829. 9 ANC, Asuntos Políticos, leg. 35, exp. 19.

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Cuando la guerrilla descubridora se hallaba inmediata al vigía y parapetos, los enemigos se vieron en el caso de romper fuego, verificándolo sobre las dos compañías de cazadores, primero y segundo Batallón, a cuyo acto el declarante se arrojó con su compañía sobre los parapetos enemigos logrando tomarlos, y pasarlos persiguiendo a los dispersos en dirección de Pueblo Viejo […] el primero y segundo Batallón se dirigieron con la mayor intrepidez sobre la cordillera y parapetos y que el tercer Batallón marchaba en columna sobre la caballería que se hallaba en la playa […] que emprendió la marcha la división en dirección a Tampico el Alto, pernoctando esa noche en una hacienda nominada La Sosa. Este primer encuentro se saldó con pérdida española de 3 oficiales, 20 soldados muertos y 8 oficiales y 70 soldados heridos, habiendo sido las bajas del enemigo en más que doble número de soldados heridos, 20 prisioneros con un oficial, una pieza la artillería de campaña, fusiles ingleses y algunos caballos. A las 6 de la mañana del día siguiente, 2 de agosto, emprendimos la marcha para Tampico Alto, el cual distaba una legua del rancho de Sosa, y después de marchar una hora avistamos el pueblo y un grupo de caballería enemiga a su izquierda, ocupando la falda del bosque. El general determinó dejar en es este punto a 200 hombres para custodiar a los enfermos y heridos. Al día siguiente la división emprendió marcha a Pueblo Viejo, distante 3 leguas llegando a la una de la tarde encontrando el pueblo abandonado como el anterior y sólo con tres o cuatro casas de comerciantes extranjeros en donde les informaron que el general La Garza con 3.000 hombres ocupaba La Barra y que tenía preparada una emboscada en el paso llamado Las Piedras que toda la emigración de los pueblos estaban sobre las armas a sus órdenes y las mujeres, niños y ancianos andaban ocultos por los montes […] El coronel Vázquez con las 4 compañías de su regimiento, quedó en Pueblo Viejo de guarnición y el resto de la división emprendió la marcha para La Barra. Todos los cuerpos marchaban por esta sabana formados en columnas ocupando la derecha la columna de cazadores, con una compañía de flanqueadores, la izquierda ocupaba el 1º regimiento y el 3º y el centro la caballería a pie, la artillería, guías y rancheros de cada compañía, precediendo toda esta marcha un prolijo reconocimiento por el piquete de lanceros, y durante esta marcha teníamos a la vista la infantería y caballería enemiga a la orilla opuesta en el río, y observamos gran humareda por parte del sur de La Barra donde estaban los enemigos fortificados, por lo que dedujimos que habían quemado sus acuartelamientos, repuestos y población.10 En la toma de La Barra de Tampico el brigadier Barradas antes de proceder a abrir fuego contra las tropas enemigas, enarboló la bandera parlamentaria con la intención de entrevistarse en medio del río con el general mexicano De la Garza. Mientras espera la respuesta del otro lado del río, los artilleros españoles se ocuparon en desclavar la artillería que había dejado el enemigo y arreglar las municiones para su uso, siendo necesario traer 10 ANC,

Asuntos Políticos, leg. 34, exp. 26.

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gran parte de ésta de los buques de guerra. Por la tarde se destacó un oficial con 30 hombres a Pueblo Viejo llevando orden para que esta guarnición con su coronel Vázquez a la cabeza se incorporase inmediatamente a la División Pacificadora. El brigadier mandó construir una batería de artillería en la orilla junto a la Casa Blanca y en cuanto anocheció se colocó una pieza de a 18 mientras se aguardaba el resultado del parlamento pues el general La Garza había mandado decir por un ayudante de campo, que estaba en Tampico de Tamaulipas y vendría a la mañana siguiente. Se señalaron dos horas de término para romper las hostilidades, pero notando que el enemigo faltaba a su deber continuando sus trabajos y rodando piezas de cañón, sin aguardar al término establecido se rompió el fuego alcanzando las posiciones enemigas y se procedió a cruzar el caudaloso río Pánuco para afrontar decididamente la toma de Tampico de Tamaulipas 11. El teniente coronel Faustino Rodríguez narra los detalles de esta operación: Al rayar el día, después de haber desclavado el comandante de artillería con su compañía, y puesto a batería la artillería gruesa que abandonaron los enemigos, rompieron el fuego nuestros artilleros con dirección a la parte opuesta del río donde se hallaban reunidos los enemigos, manteniéndose todo el ejército sobre las armas, esperando las órdenes del jefe, a poco tiempo los enemigos se fueron retirando a lo interior del monte. Abrumados los enemigos por nuestro fuego de artillería, y visto la división de pasar el río, abandonaron la playa y se pusieron en fuga. El comandante de Caballería Marcelo Corbalán ocupó todo el campo enemigo, su artillería cargada y sin clavar hizo prisioneros un coronel, dos oficiales y algunos soldados y protegió el paso de la división, que verificado acampó en las casas del comercio, y bosques inmediatos, destacando al declarante con su columna a un cuarto de legua, poco más, cubriendo el camino de Tampico de Tamaulipas y Altamira.12 El capitán de Artillería Vicente Zaragoza hace un recuento de las piezas de artillería ocupadas al enemigo en la acción de La Barra: Se desclavó y habilitó dos de a 18’ y una de a 12’, con las cuales habiendo colocado una de las de a 18’ a la menor distancia posible la noche del cinco al seis de agosto batió al enemigo en la acción de este día, Diario reservado de la Campaña de México, expedición de Barradas por el Ayudante de Campo D. Joaquín Rodríguez Campos. 1829. IHCM, sig. 5-2-4, n.º 9. 12 ANC, Asuntos Políticos, Leg. 35, exp. 19. 11

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haciéndole abandonar su artillería, almacenes y cuanto tenía, causándole la mayor dispersión, con lo que protegió la entrada de las lanchas en el río, y el paso a la división; concluida esta acción, se inutilizaron las piezas que había servido en ella, y las demás cogidas en aquella parte del Sur de La Barra por orden del señor comandante general, sin duda por la dificultad de poderla transportar, y se dejaron para el servicio dos de 18’, y una de a 4’ de montaña que se tomaron al enemigo en la referida acción de seis de agosto: las dos de a 18’ se colocaron en el Fortín, y la de a 4’ unida con al de este calibre tomada en Los Corchos, las llevó en su compañía. Asimismo nos aclara lo sucedido con la piezas encontradas en La Barra Sur: “se encontraron siete montadas en estado de servicio se pusieron tres en la parte del Sur de la Barra, que se inutilizaron después de la acción del seis de agosto, como todas las demás que no habían servido por la orden y razón arriba indicadas: en la parte del Norte de dicho punto, dos de 18’ y la de a 4’ mencionada, quedando las dos primeras para la defensa de él”13. Aunque el comandante en jefe había logrado lo que se esperaba de la expedición de vanguardia en los primeros días de campaña, sin el apoyo de los mexicanos y sin la ayuda procedente de Cuba, la empresa no sería fácil. El general mexicano La Garza rechazó todas las ofertas de la expedición española español señalando que «ni toda España era capaz de alterar el orden del Gobierno Mexicano y destruir la República». El día siete, la división emprendió la marcha para la ciudad de Tampico de Tamaulipas a las 6 de la mañana bajo el mismo orden y precaución que en los anteriores días, más el apoyo de las lanchas cañoneras de la escuadra que río arriba seguían a la División que marchaba en columna, para mantener expedita la comunicación con La Barra

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. A una legua y media encontraron un

atrincheramiento de palizada abandonado, e inmediato al paso llamado de Doña Cecilia, y continuaron la marcha, con el lodo hasta las rodillas, pues no cesaba de llover y todo aquel terreno era cenagoso. A las 12 entraron en Tampico de Tamaulipas, situado en la orilla del río Pánuco, por la parte del Sur, y por el Norte. Allí no quedaba nadie, todo el pueblo había emigrado.

Ídem. Definición de barra. RAE: f. Banco o bajo de arena que se forma a la entrada de algunas rías, en la embocadura de algunos ríos y en la estrechura de ciertos mares o lagos, y que hace peligrosa su navegación. 13 14

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El ocho de agosto se dio pasaporte a los prisioneros y a los oficiales mexicanos después de pagar por sus caballos la cantidad que pidieron. Los heridos de Tampico Alto fueron evacuados a Pueblo Viejo15 y para el 10 de agosto llegaban al Cuartel General, excepto una poca fuerza que permaneció en Pueblo Viejo con el objeto de recoger los catres y canoas. El avituallamiento escaseaba y el bergantín Tres Amigos, que traía víveres no pudo arribar en Tampico por el poco fondo que tenía La Barra. Esta novedad obligó al general a partir con el grueso de la división hacia Altamira el 16 de agosto, con el doble objetivo de batir al enemigo y capturar ganado. El punto octavo de la orden del día 15 de agosto disponía las tropas que habían de permanecer en Tampico hasta el regreso de la División de Altamira: «A las órdenes del Señor gobernador de este Cantón (Salomón) quedarán todos los enfermos, y ciento cincuenta hombres con seis oficiales»16. El

ayudante

de

campo

D.

Joaquín

Rodríguez

Campos

nos

describe

pormenorizadamente lo sucedido durante estos días: A las cuatro leguas de Tampico, observó nuestra descubierta, algunos enemigos dentro del bosque, a orilla de la Laguna de La Puerta, hízoles fuego, pero todos huyeron, dejando dos muertos y a la inmediación un grupo de 20 caballos, en pelo, cuya presa fue oportunísima a la División, porque pudimos ya montar 30 soldados del Escuadrón, a estas horas que serían las 4 de la tarde hizo alto la División y campo inmediato a esta Laguna». A las 9 de la mañana del 17 de agosto: «Se formó la División y continuó la marcha atravesando la laguna con el agua por la rodilla […] hallamos al enemigo atrincherado en una cortadura que había hecho al camino, cuyo paraje es llamado Las Lagunas de la Puerta y Punta de los Araos, y el parapeto de dicha cortadura muy mal construido tenía cinco pies de espesor y una tronera que ocupa una pieza de Campaña de pequeño calibre […] Fruto de esta jornada se contaron por parte española ocho muertos y heridos entre ellos Juan Zuloaga, el Alcalde de Tampico, que murió a los cuatro días. El día siguiente a la emboscada de camino de Altamira se formó la División al amanecer para marchar, en el mismo orden que el día anterior para entrar en Altamira, precediendo un largo reconocimiento del camino, veredas y emboscadas. Encontraron Altamira abandonada y después que la tropa hubo descansado se mandó salir una avanzada de 50 infantes y veinte caballos con dirección al rancho de El Chocolate distante tres cuartos de legua de Altamira, con objeto de recoger algunas vacas en donde se encontraron y batieron las avanzadas enemigas, recogiendo cuatro caballos, una docena de reses y algunos

15 IHCM,

sig. 5-2-4, n.º 9. Diario reservado de la Campaña de México, expedición de Barradas por el ayudante de campo D. Joaquín Rodríguez Campos, 1829. 16 ANC, Asuntos políticos, leg. 35, exp. 19. «Cuaderno del Estado mayor de la División». Orden del día 15 de agosto de 1829.

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paisanos vecinos de Altamira que se habían refugiado allí, y volvieron a reunirse a la División a las cuatro de la tarde.17 El diecinueve se dio descanso a la tropa; el veinte la columna fue hasta el rancho de El Chocolate, como legua y media de Altamira, que era en donde se observaban los enemigos. Este enclave fue abandonado por los mexicanos, encontrándose un buen número de vacas que se decidió llevar a Tampico. El gobernador del cantón de Tampico de Tamaulipas, Coronel Salomón, avisó a las seis de la tarde a Barradas (entonces en Altamira) de que el general Santa Anna se encontraba en Pueblo Viejo; tal como se lo había notificado el Coronel Antonio Vázquez, comandante de las fuerzas de La Barra, por el que le anunciaba que las tropas del general mexicano habían entrado en el expresado Pueblo Viejo. Salomón le recuerda a Barradas que: «Según indiqué a Vuestra Señoría en dicho parte; tomé todas las medidas de precaución que exigían las circunstancias, reconcentrando mis fuerzas en la plaza de la Aduana, y ocupando las bocacalles y azoteas más elevadas. La fuerza de que podía disponer consistía en menos de doscientos hombres enfermos, convalecientes y cansados, a más cuarenta guías que llegaron aquella tarde del Cuartel General de Altamira conduciendo reses vacunas, y la mayor parte de ellos estaban estropeados del cansancio y lastimados de las espinas de los montes»18. Era el 20 de agosto y en: […] menos de un cuarto de hora ocupó el enemigo toda la población a excepción de la plaza, y engrosado considerablemente, hacia un fuego muy vivo por todas las avenidas de ella. Continuó el fuego por una y otra parte hasta las dos; y advirtiendo el enemigo la resistencia que oponíamos a cuerpo descubierto en las calles y desde las azoteas, trató por tres ocasiones de forzar un ataque con la mayor parte de sus tropas para apoderarse de una pieza de a dieciséis que tenía colocada en una de las bocacalles; pero todos sus esfuerzos fueron vanos porque las cortas y valientes fuerzas que defendían aquel punto le opusieron la resistencia más tenaz, hasta el extremos de atacarles a la bayoneta. Advirtiendo que la idea del enemigo era la de ocupar a todo trance la plaza, y considerando muy débiles mis fuerzas para contrarrestar a mil quinientos hombres que me atacaban, despaché a Vuestra Señoría a las seis de la mañana un extraordinario dándole cuenta de mi crítica situación, y que me sería inevitable sucumbir sino me socorría con prontitud.

IHCM, sig. 5-2-4, n.º 9. Diario reservado de la Campaña de México, expedición de Barradas por el ayudante de campo D. Joaquín Rodríguez Campos, 1829. 18 ANC, Asuntos políticos, leg. 34, exp. 10. «Oficio n.º 349». 17

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Salomón recordaba que cuando vio la bandera blanca mandó cesar el fuego en todos los puntos. Su objeto era ver si podía entretener al enemigo por algunas horas con una suspensión de armas para socorrer, curar y alimentar a los enfermos y heridos y de este modo ganar tiempo para que el Brigadier Barradas llegase con la división. El general estaba ya dispuesto a entrar en combate cuando supo que su subordinado Salomón había comenzado negociaciones con los jefes mexicanos. Esta razón y el hecho de que 3.000 enemigos a las órdenes del general La Garza se acercaban a la plaza hizo que Barradas tomase una decisión muy polémica. Dejar que las fuerzas de Santa Anna evacuasen la ciudad. Al parecer, los generales en jefe habían decidido continuar parlamentando al día siguiente, hecho este que el mexicano rechazó al día siguiente. Desde el día 23 de agosto la enfermedad de la fiebre amarilla pasó a grado de epidemia. Cuatro días después, ante la enfermedad y muerte que sufrían la expedición, el general en jefe decidió formar una junta con todos los jefes de la división y se decidió que el ayudante Alechandre y el vista Delgado, fueran en una polacra a Nueva Orleans para comprar víveres, pólvora y medicinas, portando para ello 10.000 pesos19. Barradas escribió a Vives informándole que la tropa se hallaba atacada de la enfermedad estacional epidémica del país con más de 700 hombres enfermos en los hospitales -consecuencia de los rigores del clima y de las rápidas marchas que han sido preciso emprender- y, por tanto, la División no se encontraba en circunstancias de poder emprender salidas para batir al enemigo, ni hacer la requisición de víveres por la escasez y extenuación de la fuerza. Para desgracia de la División, no solo estaban enfermos la tropa de Tampico, sino que eran muchos los soldados que llegaban en barcazas procedentes del fortín de La Barra a esa plaza. Respecto a las medidas de fortificación y líneas de seguridad que se dispusieron para protegerse de nuevos ataques mexicanos, sólo se hizo a finales del mes de agosto una cortadura por algunas partes y una estacada que apenas llegaba a cubrir la cuarta parte de la línea defensiva que se había marcado. Para estas fechas no quedaba disponible la suficiente fuerza para llevar a cabo esta operación por lo que el brigadier dispuso «gruesas patrullas y fuertes retenes con partidas avanzadas de la poca caballería montada que había, e infantería

IHCM, sig. 5-2-4, n.º 9. Diario reservado de la Campaña de México, expedición de Barradas por el ayudante de campo D. Joaquín Rodríguez Campos. 1829. 19

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de noche y día en los caminos de las avenidas de La Barra (labor que hizo el Batallón Rey Fernando) y Altamira (el Batallón Real Borbón), y trincheras con fosos y estacadas, cerrando enteramente los citados pasos desde la laguna que mora a la parte del Este del pueblo hasta el río por la parte del Oeste»20. Respecto a este último asunto el capitán de Artillería Vicente Zaragoza explicó cómo las disposiciones que tomó el señor comandante general de la División para rechazar un nuevo ataque fueron sobradamente eficaces: Después de haber regresado la División a Tamaulipas las de haber construido algunos parapetos en las salidas y boca calles, y en la parte occidental de la ciudad una trinchera a imitación de línea de dientes de sierra contra la avenida de Altamira, colocando en ella una pieza de a 12’ que tomó y habilitó el que habla en una cureña de a veinticuatro por no tener arbitrio de poderle construir la de su calibre. En la parte opuesta avenida de La Barra y Pueblo Viejo se formó otra trinchera, todo con alguna imperfección por la falta de recursos y brazos a causa de la horrorosa enfermedad, en que se colocaron dos piezas de a 4’ de montaña, las que habiéndoseles inutilizado sus cureñas en la acción del diecisiete de agosto en el camino de Altamira, les fueron construidas las de su calibre por el que habla. Sin embargo de la total falta de recursos para el efecto; la de a 24’ de la lancha, que con motivo de considerarla de ninguna utilidad en ella, dispuso el señor brigadier se trasladara y montara en tierra, lo que efectuó el que declara, dándole varias colocaciones, y últimamente con lo que batió la batería que el enemigo tenía en el punto de El Humo, y que más afligía a la ciudad, y sus hospitales, habiéndole sido preciso para el efecto al [ilegible una línea] con la cartuchería de fusil cogida al enemigo y con su pólvora construir la dotación de cartuchos para todas las piezas y cuarenta para la de aquel calibre con la que logró desmontarle un obús, derribarle su bandera, y otras varias averías acallándole sus fuegos. Se dispuso igualmente con antelación la construcción del fuerte de La Barra, colocando en él tres piezas de a 18’ con el mismo fin de rechazar los ataques del enemigo, lo que se verificó con toda heroicidad mandado por el valiente coronel Vázquez.21 El día 2 de septiembre el general Santa Anna en persona, a bordo de una lancha fue a reconocer el fortín que los españoles estaban terminando de construir en La Barra del río Pánuco y pudo percatarse de que la fortificación que habían dirigido los oficiales artilleros 20 ANC, Asuntos políticos, leg. 35, exp. 19. Declaración 21 ANC, Asuntos políticos, leg. 34, exp. 26.

del teniente Coronel Faustino Rodríguez.

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estaba erigida sobre un médano, que tenía una planta circular como de 60 metros de diámetro, conteniendo un parapeto común para la Infantería y la Artillería, construido con sacos terreros asegurados por medio de una estacada; que todo estaba rodeado por un foso como de 2,50 m de ancho, por 0,75 m de profundidad y finalmente, que del lado exterior del foso, salía un camino cubierto de unos 3 m de anchura, provisto de un parapeto como de 2 metros de altura, sostenido como el anterior, por medio de una estacada. En resumen, se dio perfecta cuenta de que dicho fortín era una buena obra de fortificación construida conforme a las reglas de la ingeniería militar22. Un conjunto de desgracias menoscabó la operatividad de la tropa invasora entre los días 3 y 6 de septiembre. Por la mañana del día tres, una patrulla española que realizaba labores de descubierta fue atacada en el camino de Altamira por una avanzada enemiga emboscada, muriendo dos lanceros, el sargento que los mandaba y siendo tomado un prisionero. Al día siguiente la balandra española, tan necesaria para comunicarse con el fortín de La Barra, fue capturada por el enemigo. Barradas consideró que la situación era ya insostenible y ordenó convocar una Junta para decidir qué destino tomar. Los víveres escaseaban aún más y tan solo quedaban para alimentar a la tropa cinco días; no había medicinas, ni médicos, pues todos estaban enfermos, los hospitales albergaban a 1.000 moribundos y a esto hay que añadir que no quedaba pólvora ni balas de cañón. El siete de septiembre y ante la crítica situación se acordó de pasarle una nota al General Santa Anna solicitando se iniciase proceso de capitulación. Durante los siguientes dos días las posiciones españolas de Tampico sufrieron el castigo de la Artillería del reducto de El Humo, en donde los mexicanos habían colocado «una culebrina de a 8 y un obús de 12 pulgadas, cuyo fuego de bala y granadas de bronce no cesaba de caer en todo el día». Al día siguiente de enviar la invitación de capitulación, el general Santa Anna, seguro de sus fuerzas superiores, rechazaba toda proposición que no fuese la de entregarse a discreción23. Barradas ante esta disposición reúne a toda la oficialidad y les informa que: Señores, Santa Anna nos quiere degollar, -exclamó el general- no quiere entrar con nosotros en un partido prudente, y hacer una capitulación, 22 SÁNCHEZ LAMEGO, Gral. Miguel A.: La invasión española de 1829. Editorial Jus, Colección México Heroico, México, 1971. 23 SÁNCHEZ LAMEGO, Gral. Miguel A.: La invasión española de 1829. Editorial Jus, Colección México Heroico, México, 1971, p.

74. «Antonio López de Santa-Anna al Sr. D. Isidro Barradas». Cuartel general en Pueblo Viejo, 8 de septiembre de 1829, a las ocho de la mañana.

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que no nos degrade… quiere sí, que nos entreguemos a discreción para a su antojo, sembrar de cadáveres el suelo mejicano, inmolando los valientes que componen esta división, pero yo pienso que con un poco de paciencia le haremos entrar en razón, cuando vea que no doblegamos nuestro cuello. ¿Cuál es el parecer de los Señores Oficiales en este caso? preguntó el general, aquí todos opinaban que debíamos defendernos. Pues bien, dijo el general, ¡Viva el Rey!, a reunir cada uno su compañía y proclamar la tropa diciéndoles, que van a ser degollados sino se defienden, que todos hemos de morir, pero morir batiéndose es menos sensible» (subrayado del texto).24 Ese mismo día a las 10 de la noche, comenzó un temporal de viento y lluvia que inundaron las trincheras y se deshicieron un número importante de parapetos. Esa misma tarde el general Barradas escribió a su amigo y compadre Coronel Vázquez, comandante del fortín de La Barra, informándole de las disposiciones tomadas por la Junta de oficiales y aprovechó asimismo la nota para despedirse de este. Santa Anna decidió atacar el fortín de La Barra a pesar de las difíciles condiciones meteorológicas y quién mejor que el Coronel Vázquez para relatar los hechos acaecido esa noche, en la que ambos ejércitos se emplearon al máximo, derrochando un valor extraordinario que sería elogiado por ambas partes. «[…] el día de ayer amaneció el fuerte de mi mando inundado enteramente de agua, por efecto del tenebroso huracán del anterior. Tiendas, municiones y gran parte de la estacada, todo nadaba sobre el líquido elemento […] Todo fue horror, confusión y espanto, y hasta las mismas armas único patrimonio de mi fidelidad y honor, sufrieron entonces momentánea destrucción. En tan patético estado determiné a evitar daños mayores, abandonar el fuerte como lo hice refugiándome a un cerro distante 6.000 toesas [1.170 m], donde en el centro de las armas y mis valientes soldados permanecí entre lluvias e intemperies hasta la hora doce que cedió el temporal en algún tanto». Tan pronto como regresaron al fortín las tropas, el Coronel Vázquez emprendió la ardua labor de reparar todos los desperfectos, salvar la pólvora menos húmeda y poner «corrientes y disponibles la Artillería y fusiles, cuya operación duró hasta anochecido que se hicieron hogueras para secarse la tropa». Un oficial enviado por Santa Anna se presentó a las nueve y media de la noche en el campamento español. El parlamentario –recordaba el Coronel Vázquez–: «Me hizo a nombre de su General proposiciones ventajosas y aparentando compadecerse de mí y del estado de mis tropas, me 24 IHCM,

sig. 5-2-4, n.º 9. Diario reservado de la Campaña de México, expedición de Barradas por el ayudante de campo D. Joaquín Rodríguez Campos, 1829.

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añadió que si no cedía sería en pocas horas atacado por columnas muy respetables. Desoí su misión y le dije terminantemente me disponía desde luego a hacer la defensa que me inspiraba el honor y mi estrecha obligación». Tras dos horas sin novedad, y sobre las doce de la noche, varias lanchas desembarcaron tropas mexicanas en las playas de las Casas de Comercio, a escasos 1.000 metros del fuerte. Inmediatamente se hizo fuego de artillería consiguiendo que se retirasen a muy pocos cañonazos. Vázquez intuyó que un ataque frontal y directo iba a producirse, por lo que dio orden de prepararse para el inminente combate. Este no tardó en llegar y, cuando no había pasado ni una hora, tres numerosas columnas (unos mil hombres) arrollaron las avanzadas y se agolparon en orden y semicírculo sobre la misma estacada. La fuerza española en el fuerte de la Barra no superaba los 300 hombres, muchos de ellos enfermos, y casi todos exhaustos por los trabajos y falta de alimento. Vázquez recuerda que: «Se empeñó la acción con el mayor calor y encarnizamiento por ambas partes. Fueron rechazados los contrarios, y tornaron con entusiasmo a la estacada, y más y más veces rechazados y más y más tornaban nuevamente, agarrándose siempre de las mismas estacas, y con igual denuedo que el principio. Mis Soldados firmes en la resistencia y sobre todo fieles Españoles manifestaron en este día el valor heredado en la magnánima Nación donde nacieron. Se generalizó el fuego de fusilería tocándose y agarrándose sus bayonetas, atacados y atacantes. Mi artillería a pesar de tener que economizar los tiros por sus pocas destruidas municiones, hizo fuego con oportunidad y recomendable acierto». En el fragor del asalto, el Coronel Vázquez resultó gravemente herido, hecho este que no impidió que continuase dirigiendo la posición española. El jefe español decía que: Continuó la acción con iguales ataques, el propio calor y mayores ardimientos inundose con cadáveres de ambas partes lo interior del fuerte, su foso y externas orillas. En este estado rayó la aurora del día de la fecha y a pesar de mi total debilidad y pérdida de cerca de la mitad de la fuerza, dispuse saliesen inmediatamente cuarenta hombres, y que cargasen a la bayoneta, lo que se practicó con entusiasmo y denuedo, consiguiendo con tal arrojo la precipitada fuga de los Mexicanos alejándolos como a tiro de fusil de mi posesión. Al recibo de esta fuerza se presentaron dos columnas de Infantería y Caballería de cuatrocientos hombres cada una, por lo que se retiró la partida. En seguida tiró la Artillería dos cañonazos de metralla con los que desordenó y logró la huida de dichas Columnas, quedando desde aquel momento el campo por las tropas Españolas regada de cadáveres.

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La pérdida mexicana, según las apreciaciones españolas, ascendería a 150 muertos y 250 heridos, mientras que entre las filas realistas serían 56 de los primeros y 86 de los segundos, y en ambas partes un buen número de jefes y oficiales25. El dramático campo de batalla que observó el coronel español tras la acción, lo obligó a llegar a un acuerdo con el general mexicano Terán para recoger todos los heridos «para que enviase por los suyos igualmente que por los míos si lo hallaba por conveniente propuesta que desde luego admitió remesando lanchas y conduciéndolos todos a Pueblo Viejo». La resistencia heroica española mostrada en la noche del 11 de septiembre de 1829 en el fortín de la Barra «guardada la proporción tan heroica, como muchas otras que se tienen por memorables ocupando páginas distinguidas en la historia. Finalmente si se hiciera de ella el aprecio que se merece, sería honorífico, su acuerdo a las armas Españolas, recordaría lo de que son capaces en los mayores apuros Soldados exhaustos de víveres y alimento, y demostraría creíble lo que acaso la posteridad presumirá fabuloso. No recomiendo a ninguno de los de la guarnición en particular porque sería agraviar virtualmente a la totalidad. Todos se han distinguido a porfía, todos excedieron a los límites del valor, todos se han hecho dignos de la consideración del Soberano; y por todos ruego a Vuestra Señoría impetre las gracias que por sus méritos les correspondan», recordaba el Coronel Vázquez26. Al amanecer del día 11 y, después de once asaltos a la bayoneta, el ejército del general Santa Anna se retiró a la posición de D.ª Cecilia en donde a lo largo del día se le fueron uniendo más efectivos. A pesar de vencer en todos los enfrentamientos al enemigo, la fiebre amarilla (que llegó a matar a cerca del millar de soldados españoles), el hambre y las difíciles condiciones atmosféricas, hicieron que la expedición no tuviera la más mínima posibilidad de éxito. Todo ello obligó a capitular en el cuartel general de Pueblo Viejo de Tampico ese mismo día. El 11 de septiembre, el General Isidro Barradas firmó finalmente la capitulación del ejército expedicionario. Convocó la Junta de jefes para informarles de que iba a enviar a La Habana al Brigadier Salomón y al Subteniente Joaquín Rodríguez Campos para que dieran

Las cifras ofrecidas en el diario del subteniente Rodríguez Campos son: «Tuvo el enemigo de pérdida 500 hombres muertos y heridos, la mitad de los Oficiales, y todos los Jefes, incluso tres ayudantes de Santa Anna, de los cuales ciento cincuenta muertos estaban sobre las mismas estacadas del Fortín, siendo nuestra pérdida la de quedar heridos ambos jefes que mandaban el fuerte, 5 oficiales y 85 de tropa, y muertos 58 hombres y cuatro oficiales». 26 ANC, Asuntos políticos, leg. 34, exp. 10. «Oficio n.º 56. Antonio Vázquez». Fortín de La Barra de Tampico de Tamaulipas, 11 de septiembre de 1829. 25

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a conocer la triste noticia al Capitán General de Cuba, tal como había expresado su voluntad la Junta reunida el día anterior y, a su vez, el propio general marcharía a Nueva Orleans en busca de transportes para desalojar a la tropa que moría en las costas mexicanas. La capitulación acordó que fueran trasladas a Tamaulipas parte del batallón Reina Amalia, el escuadrón de cazadores del Rey y las compañías de Artillería y Guías todas ellas a las órdenes del comandante D. Juan Martín. Mientras el General Barradas viajó a Nueva Orleans hasta que supo que la flota de la Armada española se ocupaba de la repatriación de sus hombres. A partir de estos momentos el Brigadier de los Reales Ejércitos Isidro Barradas vagó durante años por Francia, esperando a que fuera llamado algún día a presencia de su Rey para poder defenderse de los feroces ataques que le convirtieron en chivo expiatorio del desastre reconquistador. Nunca regresó a España y el 14 de agosto de 1835 fallecía en Marsella a la edad de 52 años. El balance final de la expedición fue de 88 muertos en acción de guerra y la impresionante cifra de 1.871 por enfermedad.

Conclusión La pequeña y breve expedición de Barradas que partió de La Habana el 5 de julio de 1829 y concluyó con su capitulación en Tampico el 11 de septiembre del mismo año tuvo un final aciago. La imagen del comandante en jefe de la expedición, el Brigadier Isidro Barradas, quedó unívocamente unida a la quimérica reconquista española de México, a la difamación y el olvido. La expedición de Barradas estuvo siempre condenada al fracaso, tanto por su increíble pequeñez numérica y su excesivamente apresurada preparación, como por la ausencia de la adhesión y colaboración que se esperaba recibir del interior de México, a lo que luego se añadirían las penalidades que aquel contingente hubo de padecer –caminando por arenales y terrenos pantanosos en la estación de más calor, sufriendo luego un terrible temporal, culminando todo con la epidemia de fiebre amarilla--, como por la más que acertada defensa practicada por los mexicanos. En conjunto, un episodio romántico más, doloroso y sangriento, y en donde la artillería realista jugó un papel protagónico en la construcción y defensa de La Barra.

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Anexos Número 1 Relación de la Artillería, carruajes y demás pertrechos de Guerra mandados aprontar por disposición del Excmo. Sr. Cap. General para su pronta remisión al puerto de Tampico, 3 de octubre de 1829. Nuevo CAÑONES DE BRONCE De a 4 para batalla CAÑONES DE HIERRO Del calibre de a 18 OBUSES DE BRONCE Del de a 7 pulgadas Cuñas de batalla Del de a 4 Íd. Para obuses de 7 pulgadas Cureñas de marina Del de a 18 con sus baquetas Alimones Para los cañones de a 4 Para los obuses de a 7 pulgadas

De servicio 2 6 2

2 2 6 2 2

Herramientas para los cañones Armas y utensilios para obuses Balas Metralla Fuegos artificiales Espoletas, granadas, estopinas Cordaje Piedras de chispa para fusiles Pólvora Atalajes

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Número 2 Artillería utilizada en la expedición Una bala de 24 libras y 15º de elevación podía alcanzar los 3.113 metros; la de 18 libras 3.028 metros; la de 12 libras 3.071 metros y la de 8 libras 3.100 metros.

Calibre 24 18 12 8 6

Longitud Pies Pulgadas Metros 9 6 2,92 9 2,74 8 2,43 7 2,13 6 6 1,82

Peso Carga Libras k Libras k 5.000 2.268 8 3,62 4.240 1.923 6 2,72 3.000 1.360 4 1,81 2.150 975 3 1,36 1.652 749 2 0,90

Número 3 Relación de las armas, municiones y demás oficios que por parte del ramo de Artillería se ha embarcado a disposición del Sr. Brigadier D. Isidro Barradas y a cargo del oficial segundo del Ministerio D. José Miguel Gómez, todo a satisfacción de los señores oficiales comisionados por dicho Sr. Brigadier para el reconocimiento de su buen estado27 Fusiles franceses del calibre de a diecinueve completos y en la clase de nuevos Piedras de chispas para fusiles Cohetes para señales Hachas de contraviento Cuerda doble Tirantes con guardacabo para cañones de batalla Tiendas para parque de segunda clase Cumbreras para ídem Pilares para ídem Vientos de cáñamo para ídem Hierros triangulares y rectos para ídem 27ANC, Asuntos Políticos, Leg. 34, exp. 10. Oficio

1.500 40.000 36 12 50 8 4 16 20 32 12

n.º 286. Plaza de La Habana a 7 de julio de 1829. El comandante de Artillería Joaquín Gascue. Notas: 1.- Con el objeto anterior, y a cargo y por órdenes separadas se ha entregado a las diferentes compañías de que se compone el 3.er Batallón de la Corona 1.204 fusiles españoles con sus bayonetas y baquetas todo en la clase de nuevos. 2.- Asimismo se entregaron 50 espadas para Caballería con guarnición de hierro. 3.- A la compañía de Artillería destinada al mismo fin se le cambió el armamento inglés que tenía por 73 fusiles españoles con sus bayonetas y baquetas, todo en clase de nuevo. 4.- A los Sres. Roy y Compañía se les entregaron 20 fusiles ingleses y 500 cartuchos embalados para armamento de una goleta mercante con comisión del Real Servicio y de la misma expedición. 5.- A la Real Marina con el mismo fin, y en calidad de reintegro se le dieron 600 fusiles con bayonetas y vainas fabricación española de los nuevos. 6.- Se han consumido en el apronto y en empaque de los referidos 89 de Meollar; 16 paquetes de tachuelas para precintar; 6 cueros de buey al pelo, 2.016 clavos de tillado; 17 ídem de almud.

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Estanquillas para ídem Piquetes par ídem Mazos enmangados Mazos de batería Turquesa de hierro para balas de a 19 en libra Encerados de parque Ídem de carga Faroles de lata Linternas ídem Moldes para cartuchos de fusil Botón de cera Serones de empaque

400 32 25 2 3 4 50 6 2 12 6 3

Número 4 Copia fiel de un plano español de la época de 1829 del Teniente Norteamericano James Hagner (hacia 1847). Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos de América.

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Número 5. Detalle del plano del Coronel mexicano José Ignacio de Yberri, 1829. Mapoteca Manuel Orozco y Berra, México D.F.

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UNA CONVIVENCIA DIFÍCIL: LAS FUERZAS ARMADAS REPUBLICANAS Y SUS RELACIONES CON LA POBLACIÓN DE GUADALAJARA DURANTE LA GUERRA DE INTERVENCIÓN FRANCESA EN MÉXICO (1863) A difficult coexistence: The armed forces republicans and their relationships with the population of Guadalajara during war of french intervention in Mexico (1863) Iván Segura Muñoz

Licenciado en Historia por la Universidad de Guadalajara. Actualmente es maestrante en Historia de México por parte de la misma universidad. E-mail: [email protected]

Recibido: 27/08/2016 Aprobado: 15/12/2016 Resumen: El presente artículo, tiene como propósito abordar algunas de las relaciones y problemáticas entre la población civil y las fuerzas armadas republicanas en Guadalajara, en el año de 1863, en el marco de la Guerra de Intervención Francesa en México (1862-1867). En ese sentido, este trabajo ofrece un acercamiento a las distintas interacciones que existieron entre los habitantes de la ciudad y los cuerpos militares durante el conflicto armado, pudiendo destacar la alteración de la cotidianidad de los habitantes a través de acciones como el reclutamiento forzado. Palabras Clave: México, Intervención Francesa, Guadalajara, Relaciones Civil-Militar, siglo XIX

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Abstract: This article aims to address some of the relationships and problems between the civilian population and the Republican Armed Forces in Guadalajara, in 1863, within the framework of the War of French Intervention in Mexico (1862-1867). In this sense, this work offers an approach to the different interactions that existed between the inhabitants of the city and the military bodies during the armed conflict, being able to emphasize the alteration of the daily life of the inhabitants through actions such as forced recruitment. Key Words: Mexico, French Intervention, Guadalajara, Military-Civilian Relationships, XIX century

Introducción La guerra como objeto de estudio, ha ofrecido diversos elementos de análisis que van desde la naturaleza de la propia guerra, hasta los alcances que un conflicto bélico puede tener más allá del enfrentamiento meramente militar. Dentro de esta última vertiente, Véronique Hebrard, por medio de una revisión historiográfica, expuso los diversos fenómenos que la guerra produjo sobre las ciudades americanas durante la lucha de Independencia, exponiendo así la influencia que las fuerzas armadas y la propia guerra tuvieron en la vida cotidiana de las ciudades al generar “nuevas prácticas de sociabilidad” (Hebrard, 2003: 4153). Siguiendo este orden de ideas, otros historiadores como Christon Archer (Archer, 2002: 335-360) y Daniel S. Haworth (Haworth, 2008: 98-115) han realizado estudios de caso con un enfoque similar, al abordar el impacto de las guerras de Independencia y de Reforma en las ciudades mexicanas a partir de los aspectos político y social, otorgando un papel importante a la vida cotidiana. El estudio de la vida cotidiana, según Pilar Gonzalbo, surge como un “rechazo de los modelos estereotipados del relato histórico centrado en fechas y sucesos militares y políticos, que dejaba al margen cuanto constituye la vida cotidiana”, asimismo aceptaba el “reto de considerar como sujetos a individuos comunes, sin fijarse en los grandes acontecimientos que ocuparon hasta ahora a los historiadores” (Gonzalbo, 2006: 11). A pesar del rechazo señalado por Gonzalbo sobre la historia militar tradicional y los estudios sobre la vida cotidiana, consideramos de especial interés las evidencias que un estudio desde este enfoque Centro de Investigaciones Históricas Mario Briceño Iragorry

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pudiera ofrecer sobre los efectos de la guerra sobre una población, como ya apuntaba Véronique Hebrard. Partiendo de estas premisas, el presente artículo pretende ofrecer un acercamiento a la cotidianidad en tiempos de guerra mediante las distintas problemáticas y relaciones que tuvieron lugar entre la población civil y las fuerzas armadas en la ciudad de Guadalajara durante la Guerra de Intervención Francesa en México (1862-1867).

Las Fuerzas Armadas de la república El período de 1857 a 1867 comprende uno de los episodios más turbulentos de la historia de la entonces joven nación mexicana, durante dicha década, —nombrada por el historiador decimonónico Miguel Galindo y Galindo como “La Gran Década Nacional”— México afrontó dos conflictos armados que definirían el futuro del país; por un lado tuvo lugar la Guerra de Reforma o de Tres Años (1858-1860) que enfrentó a las principales facciones políticas del país —los partidos liberal y conservador— en una guerra por las riendas del mismo; posteriormente la Intervención Francesa en México ofreció la oportunidad de dar continuidad a las fricciones existentes entre las facciones liberal y conservadora en un nuevo conflicto armado que terminaría hasta 1867. Tras la Guerra de Reforma, el país quedó sumido en un estado de crisis económica como fruto de los diversos gastos y préstamos que las distintas facciones en pugna habían realizado durante la lucha, lo que finalmente llevó al gobierno de Benito Juárez a suspender el pago de las deudas que México había contraído con diversos países. Tras dicha suspensión, Gran Bretaña, Francia y España acordaron enviar tropas a México con el fin de exigir la reanudación de los pagos, ante tal eventualidad, el gobierno mexicano llevó a cabo una serie de negociaciones conocidas como los Tratados de la Soledad mediante las cuales, se les garantizaba a las tres potencias, que México reanudaría los pagos una vez estabilizada la situación económica (Lira y Staples, 2010: 468). Tras las negociaciones, España y Gran Bretaña retiraron sus tropas de México respetando los acuerdos, no obstante Francia aumentó el número de soldados con el fin de establecer un gobierno acorde a sus intereses en América lo que derivó en la subsecuente

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guerra entre la República mexicana con el presidente Benito Juárez al frente y el Ejército Expedicionario Francés. Desde que se tuvo noticia de la intervención armada de las tres potencias europeas en 1861, el gobierno mexicano decretó la movilización del Ejército Federal y la Guardia Nacional (BPEJ, Archivo Mexicano. Colección de leyes, decretos, circulares y otros documentos, 1862: 687-690) cuyos cuerpos representaban las principales fuerzas armadas del país. No obstante desde su Independencia en 1821, México sufrió una inestabilidad política que generó un constante cambio en su forma de gobierno. Estas problemáticas aunadas a otras de índole económica y social, dificultaron la existencia de un ejército regular en condiciones idóneas para hacer frente a posibles amenazas externas. Como ejemplo de este proceso tenemos el propio caso del Ejército Federal, que refleja la serie de problemáticas que existían en torno a las fuerzas armadas durante el siglo XIX en México. Éste surgió a partir de los integrantes de la Guardia Nacional 1 como contraparte, y posteriormente sustituto del Ejército Permanente, que había fungido como ejército regular del país hasta la Guerra de Reforma, momento en que fue desconocido por el gobierno, al apoyar el levantamiento armado del bando conservador. Terminada la guerra, se procedió a desaparecer al Ejército Permanente como institución militar al tiempo que se discutía sobre la necesidad de un ejército regular el cual era calificado de la siguiente manera: El ejército mexicano, que se ha denominado permanente, ha sido la rémora de todo adelanto social en nuestra patria desde nuestra emancipación política de la metrópoli española; Que debido á (sic) la viciosa organización que se le ha dado, no ha servido en el largo periodo de cuarenta años sino para trastornar constantemente el orden público, guiado por intereses puramente personales (De León, 1962: 67-68). Finalmente se optó por mantener una fuerza armada regular consolidando así la existencia del Ejército Federal, no obstante, el proceso de sujeción del aparato militar al poder civil que había dado comienzo desde antes de la Guerra de Reforma (Haworth, 2005:

La Guardia Nacional era la fuerza de milicia encargada de la seguridad de los territorios del país y se integraba por los propios habitantes de las poblaciones mediante sorteos, y su financiamiento corría por cargo de los habitantes no reclutados y el propio gobierno estatal (BPEJ, Colección de los principales bandos relativos a Guardia Nacional, 1849: 3-17). No obstante Conrado Hernández argumenta que la Guardia Nacional formaba una contraposición al ejército regular puesto que éste fungía como herramienta política del gobierno central mientras que la Guardia Nacional hacía lo propio con las élites regionales (Hernández, 2009: 38-40). 1

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300) fue reanudado en el gobierno de Juárez; por lo que se implementaron una serie de reformas encaminadas a un mayor control del ejército y su profesionalización. En primer lugar, se redujo el número de tropas activas en el país (BPEJ, Archivo Mexicano. Colección de leyes, decretos, circulares y otros documentos, 1861: 259-260) y se sometió a soldados y oficiales a mayores inspecciones que buscaban eliminar las plazas de oficiales injustificadas y la disciplina en las unidades (BPEJ, Archivo Mexicano. Colección de leyes, decretos, circulares y otros documentos, 1862: 174-175, 414-416). Por otro lado, se intentó profesionalizar al cuerpo de oficiales y mejorar las instituciones militares mediante la instauración de una “Escuela de Formación para Oficiales del Ejército” y la reorganización del cuerpo médico y del Estado Mayor General, sin embargo estas medidas “quedaron en suspenso por la delicada situación de la Hacienda Pública” (Hernández, 2001: 99). Pese a los cambios estipulados por las reformas y los esfuerzos dirigidos a mejorar el cuerpo militar del ejército, la realidad del país imposibilitó una serie de transformaciones que las fuerzas armadas necesitaban para profesionalizarse, por el contrario, los frecuentes levantamientos armados y en mayor grado la Guerra de Reforma, permitieron diversas irregularidades dentro del ejército, con el fin de mantener su efectividad para las necesidades más apremiantes del momento, fue así que el reclutamiento por leva — también conocido como reclutamiento forzado— fue permitido o cuando menos tolerado, aun cuando estaba oficialmente prohibido (BPEJ, Archivo Mexicano. Colección de leyes, decretos, circulares y otros documentos, 1862: 160-161). Por otro lado el reclutamiento de grupos de bandoleros tanto en el bando liberal como en el conservador durante la Guerra de Reforma (Olveda, 2007: 238-239) terminó por generar confusión entre los combatientes y los propios bandoleros. Como consecuencia de tales modos de reclutamiento, el desapego de los soldados a las causas que defendían no era infrecuente, como lo demostraron las deserciones que presentó el Ejército Federal durante los años de la Guerra de Intervención Francesa. Otro elemento que tuvo un peso importante en la configuración tanto del Ejército Federal como del resto de fuerzas armadas de México, fue la cuestión económica, ya que los reducidos fondos del Estado aunados a las distintas deudas que el gobierno enfrentó como

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consecuencia de la Guerra de Reforma, repercutieron en la calidad y cantidad del equipamiento de las tropas, siendo no pocos los casos en que tales carencias repercutieron en su eficacia.2 De este modo, el Ejército Federal presentaba para 1862 una serie de problemáticas que imposibilitaban su correcto funcionamiento, lo cual no sólo tuvo consecuencias en su lucha contra el ejército francés y el régimen imperial, sino en las propias experiencias que tendrían lugar en las poblaciones donde tales fuerzas se alojaron. Guadalajara durante la ocupación militar republicana Para 1860, la ciudad de Guadalajara contaba con una población aproximada de 70,000 habitantes (Davies, 1981: 165) y se encontraba en un proceso de inestabilidad política, económica y social debido a las consecuencias que produjo la Guerra de Reforma, entre las que cabe destacar: la destrucción de algunas propiedades durante la contienda, las alteraciones económicas que el conflicto y las subsiguientes reformas produjeron con los préstamos forzosos así como la expropiación de bienes eclesiásticos (Olveda, 1991: 358365), por su parte la implementación de la Constitución de 1857 generó agitación política entre los sectores conservadores de la ciudad que veían atacados sus intereses, finalmente la proliferación de grupos de bandoleros y guerrillas conservadoras en los caminos y poblaciones del estado, hicieron que la seguridad fuera seriamente afectada (Pérez, 1852: 171-185). Entre los años 1862 y 1863 la ciudad estuvo en manos de las fuerzas republicanas —Ejército Federal y Guardia Nacional— siendo custodiada por distintas unidades de infantería, artillería y caballería. Como parte del proceso de reforma que el gobierno liberal había impulsado con la Constitución de 1857, numerosos bienes de la Iglesia fueron expropiados. Como parte de ese proceso, distintos conventos de la ciudad fueron tomados por el ejército transformándolos en cuarteles, entre ellos se encontraban los conventos de: San Francisco, la Merced, el Carmen, Santa María de Gracia y Santa Mónica junto con otros edificios civiles como fue el Mesón del Coloso (AHEJ, Guadalajara, 1863, No. de Inventario 4495; AMG, Guadalajara, 1863, expedientes 24 y 64).

Como ejemplo de ello existió un caso en Guadalajara donde varios soldados del Batallón “Fuerzas Unidas” se negaron a realizar su patrullaje debido a su “desnudez” (AHEJ, Guadalajara, 1863, No. de Inventario 4488). 2

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Durante el tiempo en que las tropas republicanas estuvieron en la ciudad, llevaron a cabo una serie de campañas contra los distintos focos de resistencia conservadora (Aldana, 2015: 39-40) estableciendo la ciudad como el centro de sus operaciones por el estado, así también fungieron como elementos de seguridad pública, combatiendo a los grupos de bandoleros (AHEJ, Guadalajara, 1863, No. de Inventario 4523), resguardando eventos públicos (AHEJ, Guadalajara, 1863, No. de Inventario 4492) y realizando labores de escolta con viajeros y prisioneros (AHEJ, Guadalajara, 1863, No. de Inventario 4495). Pese a estas acciones de protección social, la documentación concerniente a las unidades guarnicionadas en la ciudad, refleja otro tipo de interacciones y acontecimientos que existieron entre la población y el ejército los cuales no sólo contrastan con la función oficial de las fuerzas armadas en la localidad, sino que reflejan los distintos tipos de carencias con que contaba el aparato militar.

Abusos de autoridad La poca vigilancia que el gobierno tenía sobre sus propias fuerzas armadas y la frecuente necesidad de cubrir bajas por muerte o deserción en las filas del ejército, permitieron numerosos reclutamientos forzados, especialmente en los pueblos por donde las unidades transitaban. Sin embargo no se limitó al ámbito rural, ya que en la ciudad fueron varios los casos documentados sobre arrestos injustificados, que gracias posteriores peticiones de libertad por sus familiares o la propia comandancia militar, es posible saber que se trataban de reclutamientos forzados. Los distintos casos que existen reflejan la forma en que las tropas tomaban en leva a los habitantes, por lo general solían justificar la privación de la libertad a estos individuos mediante su arresto por alguna falta moral o delictiva, la cual muchas veces no quedaba del todo clara, como ejemplo de ello, está el caso de Juan García (AHEJ, Guadalajara, 1863, No. de Inventario 4495) quién fue tomado preso por reñir con otra persona —la cual pudo escapar— al momento en que el escuadrón al mando de Florentino Cuervo entraba a la ciudad, posteriormente el preso fue liberado por petición de la comandancia.

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Además pese a la defensa del oficial Florentino, quién alegaba no haber tomado en leva al preso, la celeridad con que se ordenó la liberación del mismo denota las sospechas por parte de la comandancia y con justificada razón, pues no fue el único caso en que la unidad de Florentino Cuervo estuvo involucrada en casos de reclutamiento forzoso como señalaremos a continuación. Además de los arrestos como justificación para privar de libertad a los sujetos, tales acciones tuvieron lugar en zonas o momentos de poca vigilancia; uno de estos casos fue el de Guadalupe Fino (AHEJ, Guadalajara, 1863, No. de Inventario 4495) quien era auxiliar del comisario del 5to cuartel de la ciudad, durante una noche en que se dirigía a casa, Guadalupe fue interceptado por una patrulla al mando de Florentino Cuervo quien lo tomó en leva, no fue sino gracias a la influencia de su superior, que el auxiliar pudo ser liberado, sin embargo el comisario tuvo que recurrir a la comandancia militar para la petición de libertad pues menciona que al comunicarse con Florentino Cuervo, éste le contesto con “burlas”. La colaboración entre autoridades locales y los familiares de las víctimas de reclutamiento forzado no fueron infrecuentes, ya que a Guadalajara llegaron numerosas peticiones de libertad por parte de padres y esposas solicitando la liberación de sus familiares que habían sido tomados en leva en la propia ciudad o en las poblaciones del estado, si bien no todas van apoyadas por alguna autoridad, existieron otras donde algún miembro del aparato gubernamental firmó y declaró en favor de los interesados como fue el caso de Juan Madrigal, cuya madre consiguió el apoyo del comisario municipal del pueblo para que fuera liberado (AHEJ, Guadalajara, 1863, No. de Inventario 4495). Como reflejaron los casos de reclutamiento forzado, el contexto de guerra en que se vivía y la poca vigilancia hacia las unidades permitió un amplio margen de libertad a los soldados y oficiales locales, que fue aprovechado en numerosas ocasiones para cometer todo tipo de atropellos; ya se han ejemplificado los casos de arrestos y reclutamiento forzado, reflejándose la posición de poder en que algunos de los oficiales del ejército creían estar, como mostró el episodio de Florentino Cuervo con el comisario del 5to cuartel. Un caso que expone lo anterior, aconteció el 16 de noviembre de 1863 (AHEJ, Guadalajara, 1863, No. de Inventario 4531) cuando unos soldados del 5to Batallón ligero fueron detenidos por dos policías, al solicitárseles las armas, éstos opusieron resistencia y Centro de Investigaciones Históricas Mario Briceño Iragorry

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huyeron refugiándose en su cuartel, al poco tiempo una patrulla de soldados salió en busca de los policías, que al no encontrarlos terminaron golpeando a la primer ronda de policía que encontraron en su camino. El caso revela la concepción de superioridad que tenían los militares respecto a otras instancias de gobierno, si bien el ejército contaba con la protección que ofrecía el fuero militar pese a las limitaciones impuestas por la Constitución de 1857, las acciones emprendidas por los soldados del 5to batallón reflejan la inferioridad con la que concebían otros a organismos de autoridad. Otro elemento a resaltar son las carencias del sistema disciplinario que hasta el momento han quedado expuestas por los distintos casos de atropellos a civiles, además de la poca vigilancia que las autoridades militares superiores tenían sobre las tropas, pues éstas se encontraban más preocupadas por la guerra y las distintas luchas internas por el poder, que por las unidades bajo su mando (Aldana, 2015: 13-55). El sistema punitivo que se practicaba no solía ser tan severo como se pudiera pensar en un primer momento, es posible que esto se debiera en gran medida a la apremiante necesidad que se tenía de soldados, pues algunos crímenes como la deserción por ejemplo, eran castigados con la reinserción del individuo y su traslado a un cuerpo distinto al suyo (AHEJ, Guadalajara, 1863, No. de Inventario 4495; AHEJ, Guadalajara, 1863, No. de Inventario 4491), asimismo, la mayoría de las faltas cometidas eran castigadas con arrestos de unos cuantos días en un cuartel distinto al del infractor (AHEJ, Guadalajara, 1863, No. de Inventario 4495).

Otros tipos de interacción Pese la numerosa información relativa a las fricciones entre militares y civiles, también existieron relaciones de lucro o incluso complicidad que evidencian la existencia de alianzas y relaciones de interés entre la población y el ejército. Uno de los aspectos más notorios fue el comercio, que incentivado por las necesidades de equipamiento con motivo de la guerra, realizaron distintos acuerdos con el gobierno republicano, no obstante, la carencia de dinero y los peligros que implicaba comerciar con el ejército hicieron de esta actividad una muy arriesgada para los comerciantes, pues como atestiguan los documentos,

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en no pocas ocasiones el propio gobierno tuvo que hacer frente a deudas contraídas por encargos para las tropas guarnecidas en Guadalajara. Como ejemplo de ello tenemos los casos de Juan C. Arredondo y Clemente Muñoz (AHEJ, Guadalajara, 1863, No. de Inventario 4556; AHEJ, Guadalajara, 1863, No. de Inventario 4557) quienes reclamaban deudas por 6,426 y 177 pesos respectivamente, por motivo de la venta de vestuario y calzado para las tropas, otro caso similar fue el del artesano Juan Bacaladi quien al parecer suspendería su labor de calibrar las piezas de artillería si no se le terminaba de pagar por el trabajo (AHEJ, Guadalajara, 1863, No. de Inventario 4557). A pesar de las carencias económicas que enfrentaba el ejército, existieron casos de lucro por parte de la tropa a expensas del material de sus unidades, lo que no sólo expuso la falta de apego al cuerpo militar, sino la serie de relaciones de complicidad existentes con la población, pues en algunas ocasiones salieron a la luz los compradores o cómplices de los soldados. Como ejemplo de ello tenemos el proceso de Albina Casillas (AHEJ, Guadalajara, 1863, No. de Inventario 4495), a quien se le realizó una sumaria por comprar cuatro mosquetes al sargento primero de la unidad “Lanceros de Jalisco”, ya que dicho oficial había desertado de su cuerpo y posteriormente vendió las armas a la acusada, quien finalmente tuvo que responder por la mencionada transacción. Otro caso de complicidad lo presentó Valentina Pacheco (AHEJ, Guadalajara, 1863, No. de Inventario 4495), quien fue enviada a la Casa de Recogidas por un mes tras comprobar su participación en la deserción de un soldado del “Batallón activo de Jalisco”. Finalmente está el caso de Exiquimio Ibarra (AHEJ, Guadalajara, 1863, No. de Inventario 4495) quien fue arrestado junto con los tenientes Apolinario González y Antonio Dávila por cometer diversos delitos en conjunto. Los ejemplos anteriores dan testimonio de las relaciones cercanas que existieron entre ambas partes, si bien las aquí mencionadas pudieron estar ligadas por interés familiar, económico o de otra índole, es posible que existieran otras más, producto de distintos procesos de sociabilidad; pues cabe señalar que durante el período aquí expuesto las dinámicas cotidianas de la sociedad local continuaron sin muchos cambios, ofreciendo así distintas festividades públicas y espacios de esparcimiento donde la población podía interrelacionarse con los distintos grupos pertenecientes al aparato militar. Centro de Investigaciones Históricas Mario Briceño Iragorry

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El caso del Regimiento Galeana Dentro del corpus documental que alberga los testimonios de las fricciones y demás elementos de la convivencia entre las tropas y la población, el “Regimiento Galeana” fue una de las unidades que más roces tuvo con la población. El regimiento era liderado por el coronel Antonio Rojas, quien años atrás había sido un importante bandido del estado de Jalisco, hasta su adhesión a la causa liberal durante la Guerra de Reforma (Olveda, 2007: 239). Rojas al igual que otros bandidos mantuvo su forma de operar aún dentro del ejército, cometiendo numerosos agravios incluso después de terminada la guerra. Durante la Intervención Francesa combatió del lado republicano, siendo fiel a sus acciones radicales hasta su muerte en 1865, donde fue abatido durante un ataque sorpresa dirigido por el capitán francés Berthelin (Aldana, 2015: 97). Entre 1862 y 1863 el Regimiento Galeana había sido enviado a combatir el levantamiento del general conservador Remigio Tovar, que permanecía activo en Jalisco después de la Guerra de Reforma, sin embargo durante algunos periodos, el regimiento se acuartelaba en Guadalajara teniendo como sede el Mesón del Coloso (AHEJ, Guadalajara, 1863, No. de Inventario 4498). Los meses que duró su estancia en la ciudad fueron marcados por diversos problemas y abusos con la población, en primer lugar los “galeanos” como se les solía llamar (Paz; 1997: 31-32), fueron partidarios de los reclutamientos en leva, como lo testigua el caso de un hombre de apellido Peralta (AHEJ, Guadalajara, 1863, No. de Inventario 4491) quién fue tomado en leva por el regimiento y tuvo que ser necesaria la intervención del jefe político de la ciudad para que se le pusiera en libertad. Además de los reclutamientos forzados, la justicia por mano propia fue algo presente en el regimiento, ya que el 10 de mayo de 1863, el soldado del Regimiento Galeana, Crescencio Romero, asesinó a Macario Acosta por intentar robarles a los soldados de la unidad (AHEJ, Guadalajara, 1863, No. de Inventario 4495; AHEJ, Guadalajara, 1863, No. de Inventario 4531), tal acontecimiento tuvo consecuencias imprevistas, pues durante la persecución del ladrón se realizaron diversos disparos con la intención de detenerle, resultando herida la sobrina de Rafael Escamilla quién posteriormente levantó quejas en contra del regimiento (AHEJ, Guadalajara, 1863, No. de Inventario 4495).

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Éstos y otros acontecimientos más terminaron por generar el descontento de la población y las autoridades locales hacia el regimiento, por lo que el 9 de julio de 1863, el jefe político de la ciudad envió una queja al mayor de la unidad por las diversas faltas que se estaban cometiendo (AHEJ, Guadalajara, 1863, No. de Inventario 4531), siendo también reflejado el descontento de la población en otros rubros Por un lado Irineo Paz, quien fuera el redactor del periódico Sancho Panza, realizó una amonestación pública para Antonio Rojas y su regimiento, lo cual en palabras de Paz era “tan peligroso que nadie podía contar con su vida segura” (Paz, 1997: 31), posteriormente Irineo Paz menciona que la sanción del periódico le costó “una prisión voluntaria en mi propia casa que estuvo sitiada por los galeanos […] por algunos días” (Paz, 1997: 31-32). Además de las quejas públicas emitidas por el Sancho Panza y las autoridades locales, la población llegó a responder en ocasiones con violencia como fue el caso de Catarino Martínez (AHEJ, Guadalajara, 1863, No. de Inventario 4495), quién fue arrestado por haberle “hecho armas” al jefe del 1er “Escuadrón Galeana”. Como puede observarse la actividad de este regimiento nos ofrece una interesante visión de la indisciplina de las tropas y las distintas dificultades que tal unidad ocasionaba en la cotidianidad de los habitantes de la ciudad de Guadalajara, al mismo tiempo que el Regimiento Galeana es un claro ejemplo del fruto de las distintas irregularidades que existían en las fuerzas armadas del país.

Conclusiones A través de un acercamiento a los problemas cotidianos que acontecieron entre las tropas y la población civil, fue posible vislumbrar algunas de las diversas relaciones que existieron entre ambos grupos, acercándonos en parte a la cotidianidad en Guadalajara durante la Guerra de Intervención Francesa. Los diversos problemas del aparato militar mexicano a mediados del siglo XIX, quedaron en gran medida reflejados a través de las distintas experiencias que las fuerzas armadas tuvieron con la población, lo que sugiere el estrecha víncluo que existía entre el plano social e institucional. Por otro lado, los distintos testimonios que se expusieron, dan cuenta de la complejidad de las interacciones entre la población y las fuerzas armadas, mostrando Centro de Investigaciones Históricas Mario Briceño Iragorry

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relaciones de dominación, interrelación y resistencia entre ambos lados, abriendo así la posibilidad a estudios con mayor profundización sobre los procesos de socialización existentes entre los civiles y militares durante la Guerra de Intervención Francesa en Guadalajara

Fuentes Documentales Archivo Histórico del Estado de Jalisco (AHEJ) Ramo Gobernación, Asunto Guerra, Caja 23, Clasificación G-2-863, No. de Inventario 4491. Ramo Gobernación, Asunto Guerra, Caja 23, Clasificación G-2-863, No. de Inventario 4492 Ramo Gobernación, Asunto Guerra, Caja 23, Clasificación G-2-863, No. de Inventario 4495. Ramo Gobernación, Asunto Guerra, Caja 24, Clasificación G-2-863, No. de Inventario 4523. Ramo Gobernación, Asunto Guerra, Caja 25, Clasificación G-2-863, No. de Inventario 4531. Ramo Gobernación, Asunto Guerra, Caja 26, Clasificación G-2-863, No. de Inventario 4556. Ramo Gobernación, Asunto Guerra, Caja 26, Clasificación G-2-863, No. de Inventario 4557. Archivo Municipal de Guadalajara (AMG) Año 1864, Ramo Agua, Caja 128, Paquete 121, Legajo 61, Núm. 24 Año 1864, Ramo Agua, Caja 128, Paquete 121, Legajo 80, Núm. 4 Biblioteca Pública del Estado de Jalisco (BPEJ) Archivo mexicano. Colección de leyes, decretos, circulares y otros documentos, T. V, México, Imprenta de Vicente García Torres, 1861. Archivo mexicano. Colección de leyes, decretos, circulares y otros documentos, T. VI, México, Imprenta de Vicente García Torres, 1862. Colección de los principales bandos relativos a Guardia Nacional, México, Imprenta de M. Murguia, 1849.

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LA GUERRA ENTRE COLOMBIA Y PERÚ (1932-1934). UNA PERSPECTIVA DESDE LA PRENSA VENEZOLANA The war between Colombia and Perú (1932-1934). A perspective from the venezuelan press Vanessa C. Ávila Sánchez

Profesora de la Universidad Pedagógica Experimental Libertador. Miembro del Núcleo de Investigaciones Geo Históricas “Lisandro Alvarado” del Instituto Pedagógico de Miranda José Manuel Siso Martínez. Maestrante en Historia de las Américas por la Universidad Católica Andrés Bello. E-mail: [email protected]

Recibido: 3/10/2016 Aprobado: 10/01/2017 Resumen: La prensa durante los años treinta del siglo XX, constituyó el medio para conocer la realidad mundial. En ese sentido, la prensa venezolana permitió a sus lectores, estar al corriente de la versión generada sobre la guerra entre Colombia y Perú de 1932 a 1934. Se despertó el interés de informar el quiebre de la paz y las buenas relaciones establecidas entre naciones hermanas. En consecuencia, seguir el proceso de la toma de las armas para resolver sus diferendos por el codiciado territorio de Leticia, se convirtió en noticia de primera página. Por lo antes expuesto, el presente estudio busca analizar desde la perspectiva de la prensa el sentimiento nacionalista que llevó a los peruanos a romper con el pacto Briand-Kellog por una parte, y la construcción de las Fuerzas Armadas en Colombia con verdadero espíritu militar, por la otra. Finalmente, se persigue con esta investigación contribuir al estudio de la historia militar por tratarse de una guerra acaecida en América Latina durante el siglo XX. Se fundamenta la investigación en el estudio de fuentes hemerográficas de la Hemeroteca Nacional de Venezuela y de fuentes primarias del Archivo Histórico de la Cancillería de Venezuela. Palabras clave: Historia Militar, Leticia, conflicto Colombo-Peruano, Colombia, Perú.

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Abstract: The press during the Thirties of century XX, constituted means to know the reality world-wide. In that sense, the Venezuelan press allowed its readers, to be to the current of the version generated on the war between Colombia and Peru from 1932 to 1934. The interest awoke to inform breaks of La Paz and the good relations established between brother nations. Consequently, to follow the process of the taking of the arms to solve its disagreements by the coveted territory of Leticia, became the news of front page. By before exposed, the present study looks for to analyze the nationalistic feeling on the other that it took to the Peruvians on the one hand, to break with the Briand-Kellog pact and the construction of the Armed Forces in Colombia with true fighting spirit. Finally, it is persecuted with this investigation to contribute to the study of military history for being a war happened in Latin America during century XX. The investigation is based on the study of hemerográficas sources of the National Hemeroteca of Venezuela and primary sources of the Historical File of the Chancellery of Venezuela. Keywords: Military history, Leticia, conflict colombo-peruano, Colombia, Peru.

Introducción La guerra considerada como un acto de fuerza en donde busca imponerse la voluntad sobre el adversario1, se ha desarrollado casi desde la aparición del hombre, y tal como lo señala Jhon Keegan, “Las lecciones de historia nos recuerdan que los estados en que vivimos, sus instituciones y hasta sus leyes los debemos a conflictos, muchas veces de lo más sanguinario.” 2 Conflictos que fueron evolucionando, tanto en la práctica como en el equipamiento. Es así, como en las postrimerías del siglo XIX e inicios del siglo XX, la transformación tecnológica de los armamentos condujo a la transformación de las tácticas. En consecuencia, el éxito en el ataque dependerá de la intensidad del fuego de su atacante3. Sobre la base de esta máxima, se condujo la mayoría de las guerras europeas en la era contemporánea. No obstante, el continente Latinoamericano en el siglo XX experimentó en muchas oportunidades conflictos bélicos, en donde se aplicó los elementos fundamentales del arte de

Karl Von Clausewitz. De la Guerra. Trad. Francisco Moglia. Editorial Astri, S.A. España, 2003, p. 18 Jhon Keegan. Historia de la Guerra. (Traducción por Francisco Martín Arribas). Madrid. Turner Publicaciones S.L., 2014, s/p. 3 Michael Howard. La Guerra en la Historia Europea. México. Fondo de Cultura Económica, 1era edición en español, 1983, p. 91. 1 2

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la guerra como la táctica, la estrategia, el ataque y la defensa. Verbigracia de ello, es la guerra por el territorio de Leticia llevada a cabo entre Colombia y Perú entre 1932 y 1933. El estudio se encuentra enmarcado en un período histórico ceñido por las dictaduras en América Latina. En donde el proceso de nacionalismo condujo a la pretensión del Perú de hacerse por vía violenta del espacio cedido a Colombia desde 1922. En ese sentido, la invasión al territorio colombiano, supuso la violación al pacto Briand-Kellogg, con el cual se renuncia a la guerra como instrumento de política nacional desde 1928. En consecuencia, el ataque perpetrado con el propósito de detener y expulsar violentamente a las autoridades colombianas del antiguo territorio peruano, fue sancionado por la Sociedad Internacional en virtud de que la movilización y confrontación armada fue un caso de gravedad extrema que capturó la atención regional. Una vez establecidas las consideraciones anteriores, la presente investigación se ha planteado por una parte, analizar desde la perspectiva de la prensa venezolana, la noción que cada país le confirió al término de nacionalismo hasta llegar a la guerra, y por la otra, analizar el proceso de formación de las Fuerzas Armadas de Colombia con conciencia militar. A pesar de que La Guerra de los Mil Días culmina en 1902, el ejército colombiano para 1930, no había adquirido el conocimiento militar en defensa de la Seguridad Nacional. Por lo antes expuesto la presente es una investigación de carácter documental, centrada principalmente en la revisión, análisis y crítica de fuentes hemerográficas de la Hemeroteca Nacional de Venezuela, fuentes primarias del Archivo Histórico de la Cancillería de Venezuela y fuentes secundarias, generadas en el período del conflicto objeto de estudio.

Antecedentes Leticia se ubica al sur del trapecio amazónico. Conformado por el territorio de Loreto fundado por España en 1762. Seguidamente Portugal funda el territorio de Tabatinga en 1766, y un siglo más tarde es fundada Leticia, por los españoles en 1867 4. En palabras de Grisales era un “villorrio pobre peruano 5 ”, el cual tuvo mayor crecimiento demográfico y Germán Grisales. “¿Amerita la frontera de Colombia, Brasil y Perú una zona de integración trinacional?”. Aldea Mundo, Venezuela. Año 10. N° 18. Mayo, 2005, pp. 54-61; p.55 5 Ídem. 4

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relevancia económica durante las primeras décadas del siglo XX. Sin embargo, la producción y comercialización del caucho proveniente del Amazonas durante el siglo XIX, condicionó en poco tiempo características determinantes en la zona del trapecio amazónico y específicamente en Leticia. Con anuencia de los nuevos gobiernos nacionales establecidos en América Latina durante el siglo XIX6, se reciben científicos y personal extranjero calificado en procesos de exploración, cuyo propósito era detectar espacios con recursos altamente potenciales para la industria en la región amazónica. Para Alberto Chirif, la acción emprendida busca desarrollar un nuevo proceso de colonización producto de la ineptitud de los gobiernos en el aprovechamiento de los recursos existentes. En ese sentido, señala que: Las políticas dirigidas a colonizar la región amazónica comenzaron alrededor de 1850, mediante la aprobación de leyes promoviendo la inmigración europea. Para esto, el Estado creó la ‘Sociedad de Inmigración Europea’, constituida con representantes de catorce países del Viejo Continente, cuya finalidad era apoyar a los inmigrantes, administrar los fondos destinados por el Congreso para su alimentación y hospedaje, y cumplir otras funciones relacionadas. La idea era asentar gente blanca, considerada laboriosa e inteligente, que pusiese en valor los recursos de una región atrasada, habitada por tribus consideradas salvajes y peligrosas, gente ociosa y sin afán de superación.7 Esta actitud, da cuenta de la visión que algunos habitantes del viejo mundo tenían respecto de América Latina 8 . En consecuencia, esas ideas influyeron notablemente en el imaginario de los europeos de la época de modo que, la colonización solo quedó en intentos. No obstante, se logró el establecimiento de la industria del caucho, cuyo crecimiento y declive figuró entre 1879 y 1912 9 , producto de la abrasiva acción en la zona y de los cambios tecnológicos. Por otra parte, la explotación de los indios en la zona, llevado a cabo por la

Siglo en el cual se consolidan las transformaciones de la revolución industrial y el capitalismo, hechos que determinan la búsqueda de nuevos territorios para la explotación de materias primas. 7 Alberto Chirif. El auge del caucho o el juego de las apariencias. ‘Introducción’ a Libro Azul Británico (Informes de Roger Casement y otras cartas sobre las atrocidades en el Putumayo). Perú. Centro Amazónico de Antropología y aplicación práctica, 2011, p. 11. 8 Tres siglos después de firmada la Bula Sublimis Deus. 9 Gina Paola Sierra.” La fiebre del caucho en Colombia”. Credencial Historia. Bogotá. N° 262, 2011 6

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Peruvian Amazon Company fue tan brutal como el proceso de conquista realizado por los hombres a cargo de Francisco Pizarro y Diego de Almagro10. El mismo autor reseña que: Para los pueblos indígenas amazónicos la explotación del caucho fue un proceso devastador por la manera como fueron, literalmente, cazados para obligarlos a trabajar en esa actividad, y torturados y asesinados cuando los capataces de los campamentos caucheros consideraban que no habían recogido suficiente cantidad del producto. La ausencia del Estado, la impunidad de la que gozaban esos capataces y su sistema de ganancias, que consistía en un porcentaje de la cantidad de gomas recolectadas, llevaron a que se desataran las atrocidades que son narradas en éste y otros libros.11 Este tipo de noticias fueron reseñadas hasta llegar al gobierno británico, de donde se envió un comisionado con el objetivo de investigar la relación entre los nativos empleados y los agentes de la compañía. ¿Resultados? Se pudo comprobar las atrocidades cometidas, pero la habilidad del representante legal de la Peruvian Amazon Company le permitió salirse sagazmente del conflicto y continuar con el trabajo en el trapecio amazónico, con especial favoritismo durante el gobierno de Leguía. Sin embargo, tuvo que enfrentar al gobierno colombiano por diversas denuncias recibidas. Por otra parte, la falta de interés del gobierno colombiano en la Amazonía garantizó la explotación del caucho y control en la zona hasta el conflicto armado entre ambas naciones.

Augusto Leguía y la Patria Nueva El gobierno oligárquico instaurado a finales de la era decimonónica en Perú, tuvo las mismas características que los otros gobiernos en América Latina. La estabilidad política alcanzada para la fecha, es producto de regímenes autoritarios y de la coalición articulada por los intereses de los sectores económicos del país12. No obstante, a partir del siglo XX y

Soldados analfabetas quienes llegaron al reino del oro en donde sistemáticamente quemaron vivos a jefes indígenas y luego a las demás personas les torturaron y marcaron al hierro candente. Laurette Séjourné. América Latina (Antiguas culturas precolombinas). México. Siglo veintiuno editores, décima edición en español, 1979, p.44. 11 Alberto Chirif. Ob. cit., p. 12 12 Luis Bértola y José Ocampo. Desarrollo, vaivenes y desigualdad. (Una historia económica de América Latina desde la Independencia). Madrid. Secretaría General Iberoamericana, 2010, p.114 10

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con el primer gobierno de Augusto Leguía (1908-1912), se inicia un proceso de cambio en la forma de llevar la política en el Perú. Alcanzada la presidencia, el mandatario se aleja de los partidos que lo apoyaron en campaña13 e inicia relaciones con la clase media, dando los primeros pasos en sustitución del habitual grupo oligárquico que ejercía funciones directivas dentro del Estado14. Sin embargo, y producto de la alternabilidad política, los cambios duran sólo cuatro años, en virtud de ello, le siguió el gobierno progresista de Billinghurst y el segundo gobierno de Prado, quienes dieron cabida una vez más a los grupos oligárquicos del partido Civil. En 1919 Leguía participa en elecciones presidenciales, bajo el lema ‘Patria Nueva’ 15. Victorioso para un segundo mandato presidencial, se ve influido del crecimiento económico instaurado en el periodo de entre guerra establecido con el fin de la Gran Primera Guerra Mundial16. En consecuencia, se produce en el país una modernización en calles, avenidas, surgimiento de nuevas urbanizaciones. Se estableció el uso de la energía eléctrica y se dio mejoras en los servicios públicos, todo se produjo dentro del proceso renovador establecido en la campaña y como resultado de las inversiones extranjeras apoyado en la política de empréstitos17. De acuerdo a las apreciaciones de Franklin Pease, el gobierno se caracteriza entre otras, por la aniquilación de todo vestigio de la oligarquía peruana, iniciado en su primer mandato, en consecuencia, da cabida a la naciente clase media en las acciones del régimen. Por añadidura, el crecimiento urbano y los esfuerzos destinados a la fijación definitiva de las fronteras18 son considerados elementos característicos del régimen moderno, sin ocultar el proceso de restricción de las libertades públicas que se estableció y tal como lo señala Iglesias, se transformó el Estado en una entidad “... nepótica, plutocrática y autocrática…”19, lo cual afectó directamente la popularidad que el modernizador Leguía había alcanzado. Al mismo tiempo, el gobierno debe afrontar la forma en la cual se manejó los problemas

Partidos Civil y Constitucional. Carlos Daniel Valcarcel. Breve Historia del Perú. Caracas. Academia Nacional de la Historia, 1985, p.213. 15 Ibídem, p.215. 16 Luis Bértola y José Ocampo. Ob. cit., 149. 17 Carlos Daniel Valcarcel. Ob. cit., p.215 18 Franklin Pease G.Y. Perú: Hombre e Historia. Perú. Vol III. Edubanco, 1993, p. 156. 19 Daniel Iglesias. Ob. cit., p.95 13 14

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limítrofes con Colombia. Esas negociaciones por una parte, y la difícil situación política, económica y social del oncenio de Leguía, por la otra, desencadenó una revuelta militar que alteró el curso de su mandato producto del golpe de estado que le propiciara Sánchez Cerro en 1930.

La cuestión limítrofe Con la disolución de la República de Colombia en 1830, los Estados que la conformaban se vieron en la necesidad de realizar una nueva demarcación limítrofe, basados en el Utis Possidetis Juris de 1810. Sin embargo, ya para 1822, entre Colombia y Perú, se había iniciado un proceso de cooperación, enmarcado en el Tratado de Unión, Liga y Confederación Perpetua. El propósito del tratado era la prestación de auxilio recíproco en caso de invasión. En palabras de Novak y Namihas, el tratado firmado por Mosquera y Monteagudo en 1822, es un reconocimiento que hace Perú a Colombia por el apoyo brindado en la Independencia de éste20. A pesar de ese reconocimiento la paz durará poco, en 1828 Perú le declara la Guerra a la República de Colombia por espacios territoriales. El conflicto culminó en febrero de 1829 con la firma del Convenio de Girón21. El cual estableció la desocupación de Guayaquil y Loja por parte de Perú. Posteriormente en julio del mismo año se firma del Armisticio de Piura, en donde se establece la entrega de Guayaquil, la suspensión del bloqueo de la costa meridional de Colombia y una comisión para concluir las negociaciones de paz22. Por otra parte, la Convención sobre Límites y Navegación entre Perú y Brasil de 185123, dio inicio al tema fronterizo entre Colombia y Perú. Por cuanto, el establecimiento de una frontera común peruano-brasilera, condujo a que Colombia levantara su voz de protesta,

Fabián Novak y Sandra Namihas. Perú-Colombia: La Construcción de una Asociación Estratégica y un Desarrollo Fronterizo. Instituto de Estudios Internacionales. Serie: Política Exterior Peruana. Pontificia Universidad Católica del Perú, 2011, s/p. 21 Juan Ignacio Gálvez. Conflictos Internacionales. (El Perú contra Colombia, Ecuador y Chile). Buenos Aires. Imprenta Mercatali, 1919, p.21. 22 Jorge Basadre en Fabián Novak y Sandra Namihas. Ob. cit, p. 12. 23 Documento de Arreglo de Límites entre la República de Colombia y la República del Perú. Ministerio de Relaciones Exteriores. División de Fronteras. Bogotá, 1979. 20

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al sostener que la adopción de algunas disposiciones sobre los territorios en disputa por parte del Gobierno de Lima, se convierten en serios atrevimientos sobre sus territorios. De los anteriores planteamientos se deduce que entre protestas y discusiones, se llevó a cabo el proceso fronterizo entre ambas naciones hasta 1922. Tiempo en el cual se reúnen los Ministros Plenipotenciarios de ambas naciones con el propósito de firmar un Tratado de Límites y Navegación Fluvial, con el propósito de finalizar con los desencuentros que se han venido suscitando.

Tratado Lozano-Salomón de 1922 Firmado entre los Plenipotenciarios Doctor Fabio Lozano, por Colombia y el Doctor Alberto Salomón por el Perú, el 24 de marzo de 1922 en Lima. Tuvo como objeto, pactar una línea fronteriza entre ambas Repúblicas, y acordar los territorios definitivos que le pertenecen a cada una. Producto de los acuerdos, ambas naciones declararon terminadas definitiva e irrevocablemente las diferencias que por causas de los límites había hasta la fecha24. Por otra parte, el tratado estableció una Comisión Mixta con la finalidad de señalar y amojonar sobre el terreno la línea de frontera convenida. En ese sentido, el artículo IX del tratado, expresa que las Altas Partes Contratantes se obligan a mantener y respetar todas las concesiones de terrenos de que estuviesen en posesión antes de la fecha del tratado. No obstante, el artículo X del mismo documento señala que, a causa de la fijación de la línea divisoria hubiere de pasar de una jurisdicción a otra, tanto los colombianos como peruanos, podrán conservar su antigua nacionalidad, a menos que opten por la nueva en declaración hecha y firmada ante la autoridad respectiva25. En lo que respecta al establecimiento de la Comisión Mixta, la misma se llevó a cabo en la ciudad Iquitos, capital del Departamento de Loreto en Perú el 31 de julio de 1930, entre el Coronel Temístocles Molina, como Delegado representante de Perú y el Coronel Luis Acevedo, como Delegado de Colombia, con el propósito de efectuar la entrega y recibo de los

Ver Artículo I, del Tratado Lozano-Salomón. En Documento de Arreglo de Límites entre la República de Colombia y la República del Perú. Ministerio de Relaciones Exteriores. División de Fronteras. Bogotá, 1979. 25 Este artículo del tratado es de vital importancia para el estudio, por constituir el génesis del conflicto territorial objeto de estudio. Ver Artículo X del Tratado Lozano-Salomón. Ob. cit. 24

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territorios amojonados en conformidad con el Tratado de Navegación y Límites 26 . En consecuencia, Perú recibe los espacios“…comprendidos entre la margen derecha del Río Putumayo, hacia el oriente de la boca del Cuhimbé, y la línea establecida y amojonada como frontera entre Colombia y el Ecuador en la hoyas del Putumayo y del Napo…27”. Por su parte Colombia recibe “…los territorios comprendidos entre el amojonamiento banda derecha del Río Yaguas (desembocadura en el Putumayo), banda izquierda del Río Atacuarí (desembocadura en el Amazonas) y de este punto a la frontera con el Brasil (Tabatinga-Río Putumayo)…28”. Por último, el acuerdo señala que, el Delegado peruano comunicará al colombiano el retiro de las autoridades de su país y lo invitará a la población de Leticia, en donde firmarán el Acta definitiva de entrega y recibo de los territorios que corresponden a cada República29. Momento crítico para los habitantes, por cuanto esa firma establece la retirada de Leticia y su acomodo en otra parte del territorio peruano.

El tema del Nacionalismo Sobre la base de las consideraciones anteriores, se lleva a cabo una cuestión limítrofe que termina con la disputa territorial. No obstante, los arreglos llevados a cabo se establecieron sin considerar los efectos que recaen en la población histórica de Leticia. Por añadidura, se omite la conciencia nacional, aun cuando el desarrollo de la misma no se produce igualmente en todas las capas de la población, “…las masas populares (…) son la últimas en verse afectadas por ella.”30 En consecuencia, la población tuvo que debatirse entre sí se acogía o no, al artículo X del tratado, el cual estableció la conversión a la nacionalidad colombiana. Para comprender este dilema, es necesario acudir a Eric Hobsbawm y su visión del Protonacionalismo Popular31. Señala este autor que se fundamenta en los sentimientos de

Ver Acta Preliminar en Documento de Arreglo de Límites… Ob. cit. Ídem. 28 Ídem. 29 Ídem. 30Eric Hobsbawm. Naciones y nacionalismo desde 1780. Barcelona. Crítica, 2da edición en español, 2004, p.20. 31 Ídem, p.55. 26 27

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pertenencia colectiva. Para lo cual establece criterios que aunque no determinan la construcción nacional, son característicos para el de protonacionalismo. Primero existe un sentimiento de reconocimiento e identificación que va más allá de los espacios reales, es decir, la etnicidad. En donde el parentesco y la sangre permiten el reconocimiento y unión a los miembros de un grupo y en consecuencia, la exclusión de aquellos que le son ajenos a él. El segundo es la lengua, considerado como elemento esencial de distinción entre los grupos, y su uso es considerado como criterio de pertenencia al mismo. En tercer lugar menciona a la religión, como componente importante del protonacionalismo, por cuanto la existencia de prácticas y rituales colectivos le confieren una realidad palpable a la comunidad. Por último, establece el criterio de pertenecer a una entidad política duradera la cual ha influido en las masas. En atención a los criterios antes expuestos, se establecen los lazos que configuran los sentimientos de pertenencia colectiva. De modo que, la población histórica de Leticia no se conformó con el vacío que dejó la retirada de la zona. La cesión del territorio afectó notablemente a los habitantes, al punto de emprenden un movimiento nacional en correspondencia al protonacionalismo popular, razón por la cual excluyen a los colombianos por el simple hecho del parentesco y la sangre que sólo los peruanos habían desarrollado en esa localidad hasta 193032. Las manifestaciones en un inicio estaban circunscritas a la zona despojada. Al pasar los años, la situación se torna caliente y pasan a la realización de acciones más contundentes para recuperar su modus vivendi. En consecuencia, el 01 de septiembre de 1932, se produce el asalto al puesto militar que los colombianos ya habían establecido en Leticia, y se hacen por la fuerza del espacio que antes fue peruano.

La Guerra por Leticia. Perspectiva de la prensa venezolana La invasión al territorio de Leticia por parte de un grupo armado de peruanos, en seguida se convierte en un gran acontecimiento. Por consiguiente, es reseñado por la prensa internacional, quienes brindan una visión parcial de los testimonios y hechos directos de la

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realidad que enfrentan ambos países, ante el asalto del cual fue objeto el territorio, ahora colombiano. A los efectos de la presente investigación, se exponen las versiones de los diarios “El Universal” y “La Esfera”. Ambos de circulación nacional en Venezuela durante la dictadura de Juan Vicente Gómez. En ese sentido, la función de la prensa se presenta como el medio que ofrece al lector, la versión que los diarios colombianos y peruanos, de acuerdo a la coyuntura que viven, presentan como noticia. Sin olvidar, que las noticias se convierten en propaganda política e ideológica, con el propósito de ejercer seria manipulación en la sociedad, y dentro del contexto histórico objeto de estudio, la prensa se emplea para dominar la conciencia nacional de su población. Por cuanto y tanto, los dueños de los medios impresos en cada país son afectos al partido de gobierno, por ende las grandes editoriales que emiten se convierten en serias provocaciones hacia el vecino país por la exaltación del nacionalismo. Como resultado de las pesquisas realizada a los diarios, se tiene que el primero en reflejar la noticia fue El Universal, en su “Sección Última Hora”. La noticia reflejada el día cuatro de septiembre hace público el comunicado del Ministro de Relaciones Exteriores colombiano, el cual establece que: Las relaciones entre los gobiernos del Perú y Colombia son completamente cordiales. El gobierno del Perú comunica a nuestro Ministro en Lima que por las informaciones que allí tienen, el movimiento es de carácter comunista, y ha sido promovido por los enemigos del gobierno del Perú.33 Por su parte el diario “La Esfera”, refleja la noticia el día seis de septiembre, en una pequeña nota que alude a la versión que el diario peruano “El Comercio” emite el día anterior: Despachos procedentes de Iquitos publicados hoy por el diario ‘El Comercio’ dicen que el 1°de este mes un grupo de peruanos se apoderaron sin derramamiento de sangre del puerto de Leticia y redujeron a prisión a los funcionarios colombianos, izando luego una bandera peruana. El Gabinete celebró hoy sesión la cual duró ocho horas. No se revelaron los asuntos que se trataron.34

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El Universal, Caracas 04 de Septiembre de 1932, p. 4 La Esfera, Caracas 06 de Septiembre de 1932, p.3 Centro de Investigaciones Históricas Mario Briceño Iragorry

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Momento que reseña la ocupación de Leticia al izar la bandera peruana. En La Esfera. Caracas, 09 de enero de 1933, p.1

Tanto los documentos emitidos por las distintas legaciones del continente, así como la información que suministra la prensa, dan cuenta de que las primeras apreciaciones que se toman por parte del gobierno de Colombia, indican pasividad y calma ante el suceso, confían en una solución interna entre ambos países. Por su parte el gobierno peruano da indicios de exaltación nacionalista. No obstante, nuevas informaciones develan que no es un movimiento pequeño, se trata de un número de trescientos civiles quienes toman el puerto de Leticia. Al mismo tiempo, corren noticias desde Colombia vinculantes a la explotación del caucho y de la producción de azúcar, que hasta la fecha se estaba llevando a cabo en la Amazonía. La prensa se encarga de sacar a la luz viejas rencillas y diferencias existentes con el antiguo dueño de la Peruvian Amazon Company, y ahora socio entre la Casa Arana y la Hacienda La Victoria, de manera que desde Colombia se emite la siguiente noticia: Según informaciones oficiales, se sospecha que el movimiento subversivo de Leticia fue promovido por los arrendatarios de la hacienda ‘La Victoria’, la cual es propiedad del ciudadano peruano doctor Vigil, quien ha tenido algunas diferencias con las autoridades colombianas. Los diarios de la capital ponen de manifiesto que Colombia carece de

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guarnición militar en Leticia y mantiene allí sólo diez hombres de resguardo.35 Las informaciones emitidas desde Perú, dan cuenta de la molestia que tenían sectores cercanos a la frontera, quienes afianzan las presiones para la revisión del tratado de 1930. Por otra parte y gracias a la prensa nacional, pronto se extenderá a toda la nación una gran excitación producto del protonacionalismo popular. Verbigracia, las declaraciones del Canciller de la República, quien anuncia que a través de las Cámaras Legislativas se hará todo lo posible para recuperar el territorio.36 Otro ejemplo es reseñado de la siguiente manera, “El Corresponsal de ‘El Comercio’ señala que los manifestantes de Iquitos recorrieron la ciudad, dando vivas al Perú, a su Presidente Sánchez Cerro, y a Leticia, reincorporada al territorio peruano.” 37 El sentimiento de pérdida que hasta ahora hacen ver los medios impresos peruanos, contrastan mucho con los intereses de la hacienda La Victoria, ya anunciados desde Colombia. Empero, los intereses políticos se acomodarán hacia el nacionalismo en cada país y esa será bandera que cada nación levantará ante el dilema de ocupación territorial. Teniendo en cuenta las acciones anteriores, al gobierno peruano no le queda más alternativa que la de emprender la legalidad en la zona invadida. Glorificado por las manifestaciones a favor, busca implantar un control eficaz sobre la base de un acuerdo entre civiles y militares. Estas relaciones permiten que los cimientos sobre el cual se va asegurar el control total de Leticia, se produzca con la formación de una Junta Patriótica en el Departamento de Loreto, liderada por civiles del talante del “…Ingeniero Oscar Ordóñez, doctor Ignacio Morey Peña, doctor Pedro del Águila Hidalgo, doctor Guillermo Ponce de León, doctor Manuel Morey, Ingeniero Luis Arana.”38 Hasta ahora, la prensa venezolana viene reseñando la noticia del conflicto regional, de manera muy sutil. La producción escrita otorga un espacio en las páginas de información internacional, pero desde mediados del mes, el sentimiento nacionalista va a ser reseñado

El Universal, ob. cit., p. 4. Ídem. 37 “En el Perú hay manifestaciones por la revisión del tratado de límites con Colombia”. El Universal. Caracas, 6 de septiembre de 1932, p.5. 38 Ídem. 35 36

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desde la primera página de los diarios venezolanos. Ambas naciones se encontraban al calor de la gente que clamaba por el territorio en disputa. No obstante, el pueblo de Colombia producto de la difícil derrota de La Pedrera en 1911, será más ferviente en su deseo de acción bélica. Bogotá, septiembre 18. En las calles de la capital durante el día de ayer, no cesaron las manifestaciones de delirante patriotismo. Los diversos grupos de ciudadanos entonan por doquier el himno nacional, demostrando un insólito entusiasmo bélico este país que ‘El Tiempo’ considera como el más pacífico de América. (…) En numerosas municipalidades están organizándose Juntas de Defensa Nacional, comenzando la recolección de fondos para armamentos, los cuales se pondrán a disposición del gobierno.39 El diario venezolano El Universal, destaca la posición que sostiene la prensa colombiana, hace hincapié en el nombre del diario, porque serán éstos quienes realicen públicamente los llamados a la guerra en defensa del territorio. Ambos gobiernos, desde el punto de vista económico, se encuentran atravesando la difícil situación del crack del 29, por cuanto y tanto, las finanzas no están dirigidas hacia la defensa y seguridad nacional. En consecuencia, las movidas económicas son noticia desde Colombia con la aprobación de un crédito para Defensa Nacional 40 . El mismo, es por un monto de diez millones de pesos, aprobado con gran celeridad a lo cual se refiere el Ministro de Hacienda con gran desasosiego: “Colombia, siempre preocupada con sus finanzas de paz, debe ahora preocuparse por las financias de la guerra”. Proclamó que el Gobierno y el pueblo de Colombia estaban dispuestos a hacer los mayores sacrificios con el objeto de defender el honor nacional.41 La misma preocupación se hace sentir desde los vecinos peruanos. La mezcla entre el nacionalismo y ansiedad por la dotación del ejército, conlleva a que Sánchez Cerro realice muestras de sacrificio, al donar un mes de salario a la recaudación de los fondos destinados a la compra de armamentos42. La prensa lo reseña como un gran acto, se aprecia el interés de “Grandes manifestaciones patrióticas llévanse (sic) a cabo en Colombia ante el incidente con el Perú”. El Universal, Caracas 19 de septiembre de 1932, p.4. 40 “En Colombia hay una gran tensión publica ante las probabilidades de un conflicto”. El Universal, Caracas 20 de septiembre de 1932, p.1. 41 Ídem. 42“Sánchez Cerro quiere más armamentos”. La Esfera. Caracas, 20 de septiembre de 1932, p.3 39

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realzar las acciones del presidente que resarcirá el entuerto dejado por Augusto Leguía. Se inicia entonces, una carrera armamentística entre ambos países. Cada uno debe modernizar sus equipos de defensa en caso de llegar a un choque directo por la vía de las armas. En ese sentido, el Congreso peruano aprueba la solicitud de un empréstito por cinco millones de dólares a la compra de armamentos. Desde el Congreso se avalan los lineamientos presupuestarios de inversión bélica. Igualmente, se aprueba una ley que le permite al Ejecutivo, tomar del rendimiento proveniente del guano e invertirlo en compra de armamento y “…cualquier otro capítulo de la defensa nacional”. 43 Paralelamente a las acciones internas en cada país. A nivel internacional se ha dado inicio a un proceso de mediación diplomática entre las distintas legaciones. Se levantan informes a los respectivos países, de la tensa situación que se produce en la frontera, con el propósito de tomar medidas ante un conflicto armado. En ese sentido, el gobierno de Ecuador emite un comunicado en el cual expresa su preocupación ante la tensa situación que se vive en frontera colombo-peruana. Llama la atención respecto de la preparación bélica que ambas naciones están preparando y confía éste país, en que no se entregará a la suerte de las armas la solución del diferendo actual y anhela por una solución amistosa y equitativa por sus problemas externos44. Por otra parte, la embajada peruana en Washington, realiza una nota en la cual solicita ante el diplomático de Uruguay residenciado en la ciudad, la instalación de una comisión conciliadora, tal como lo expresa el artículo 3° del Tratado de Santiago emitido el 3 de mayo de 1923, ratificado por Colombia y Perú en su debida oportunidad45. La intención con la cual actúa el gobierno peruano es con el fin de llegar a un arbitraje y discutir los términos del tratado Salomón-Lozano. No obstante, el gobierno colombiano se opone y argumenta que

“Se mantiene grave el problema Colombo-peruano por la región Amazónica. (Tanto en Colombia con el Perú siguen las manifestaciones de Exaltado Nacionalismo y se piensa en la Guerra)”. El Universal. Caracas, 22 de septiembre de 1932, p.4 44 Ver Memorándum emitido por la Legación del Ecuador. Del 12 de noviembre de 1932. En Archivo Histórico de la Cancillería de Venezuela. Dirección General. División de Política Internacional. Expediente 42. Asunto Colombo Peruano. 45 Ver Copia de comunicación enviada por la Embajada Peruana en Washington. Fechada el 3 de septiembre de 1932. En Archivo Histórico de la Cancillería de Venezuela. Dirección General. División de Política Internacional. Expediente 42. Asunto Colombo Peruano. 43

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todas las disputas de límites se dieron por terminadas irrevocablemente en el tratado. Así lo reseña el diario New York Times de octubre de 193246: Colombia refuses arbitration offer. Colombia has rejected Peru´s proposal of Sept. 30 to arbitrate the seizure of the Colombian town of Leticia by Peruvian citizens on sept, 1. The refusal was contained, itt was learned today, in the reply to Peru’ssuggestion delivered yesterday to the Pan-American Conciliation Commission in Washington, but not made public made. En tanto y cuanto, las mediaciones internacionales siguen su curso, Perú se mantiene en la propuesta de una solución a través de la Comisión Conciliadora, mientras que Colombia se niega a un arbitraje. Conforme transcurren los días, las exaltaciones de nacionalismo siguen avivando la conciencia de los colombianos y de los peruanos en pro de la defensa nacional. Se hacen públicas las donaciones de empresarios peruanos, tal es el caso de Eulogio Fernandini quien aporta quinientos setenta y siete mil soles al fondo de defensa nacional, el cual, ya había recaudado más de un millón de soles. Monto que fue invertido en la compra de tres escuadrillas de aviones militares.47. El nacionalismo en Colombia genera una recolecta de joyas para ser entregadas al Banco de la República, con el fin de adquirir fondos para la defensa nacional. La prensa colombiana, desde el diario “El Tiempo”, aplica la misma intencionalidad que los peruanos. Exaltan las acciones del presidente, con el objeto de influir en la conciencia de los ciudadanos la importancia de ir a una guerra y recuperar el territorio de Leticia. En ese sentido, señala el artículo que “el presidente Olaya Herrera depositó sus joyas en el Banco de la República”48, esto como señal de ejemplo a lo que otros colombianos ya habían iniciado. Admitiendo hasta ahora que ambas naciones participaban de las mediaciones internacionales, el choque armado era inminente.

Ver Copia de artículo de prensa en Archivo Histórico de la Cancillería de Venezuela. Dirección General. División de Política Internacional. Expediente 42. Asunto Colombo Peruano. Traducción propia. Colombia rechaza oferta de arbitraje. Colombia ha rechazado la oferta de Perú del 30 de septiembre para arbitrar el asimiento de la ciudad colombiana de Leticia de los ciudadanos peruanos del 1 de septiembre. La negación fue conocida y recibida hoy, en contestación a la sugerencia de Perú entregada ayer a la Comisión de conciliación Panamericana en Washington, pero no se ha hecho público. 47 “Todos los efectivos aéreos peruanos han sido concentrados en Loreto. (El millonario Eulogio Fernandini ha donado cien mil dólares para la Defensa Nacional)”. El Universal. Caracas, 5 de octubre de 1932, p.1. 48 El Universal. Caracas, 27 de septiembre de 1932, p. 4. 46

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En consecuencia, a un mes de la invasión, y considerando que para Clausewitz, la guerra “… siempre es el enfrentamiento entre dos fuerzas vivas…” 49 el ejército peruano prepara el terreno con grandes atrincheramientos en caso de una batalla en la zona. Por su parte, los colombianos se encontraban haciendo el envío de numerosos efectivos equipados para actuar sobre el territorio y retomar Leticia 50 . Visto que los últimos, buscan dar la revancha a los peruanos y subsanar la humillación de 1911, inician la defensa nacional con la adquisición de un barco de guerra a los Estados Unidos. Es el ‘Bridgetown’ de la armada, el cual logra desplazar 2.559 toneladas. Bautizado con el nombre de “Boyacá”, el equipamiento del buque es con cañones de tres pulgadas, con el propósito de entrar en acción lo más pronto posible51.

Fotografía del “Boyacá”, forma parte de la expedición comandada por el general Vásquez Cobo. En La Esfera. Caracas, 19 de febrero de 1933.

Para añadir más a la causa de defensa, el gobierno decide nombrar como asesor técnico del ejército colombiano al General Francisco Díaz, antiguo jefe de la misión militar de

Karl Von Clausewitz. Ob. cit., p. 22 “Poderosas fuerzas colombianas para el Amazonas.” El Universal. Caracas 21 de octubre de 1932, p.1. 51 “Colombia compró barco de guerra a Estados Unidos”. El Universal. Caracas, 24 de octubre de 1932, p.4. 49 50

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Chile en Colombia. Se contrató como instructor a Paul Gautier, miembro de la Misión Suiza y mantuvo el contrato que tenía con los alemanes para la Escuela Militar de Cadetes. 52 Asimismo, resulta interesante señalar la petición de licencia que hace el Coronel del Ejército Olmedo Alfaro, hijo de expresidente ecuatoriano Alfaro, para su incorporación al ejército colombiano 53 . Consecuentemente, el ejército para el momento del conflicto, contó con personal de distintas nacionalidades, entre alemanes, españoles y chilenos entre otros.

En la Escuela Militar de Bogotá. Muestra compañías que fueron seleccionadas para ir al frente de batalla. En la Esfera. Caracas, 23 de febrero de 1933.

El Combate entre Colombia y Perú A pesar de los intentos diplomáticos a lo largo de los últimos meses, el cierre de esta etapa era inminente. A partir de este momento el juego de la prensa orientada a la ideología de cada gobierno, inicia una fuerte arremetida. Reseña el diario peruano El Comercio en su editorial, el carácter pacífico que siempre ha tenido Perú a lo largo de las discusiones suscitadas para resolver el diferendo. No obstante, es tajante su nota al sostener que:

Adolfo Atehortúa. “El Conflicto Colombo-Peruano. Apuntes acerca de su desarrollo e importancia histórica”, en Revista Historia y Espacio. Colombia. Fascículo 29, 2007, s/p 53 “Licencia para incorporarse al ejército colombiano”. El Universal. Caracas 18 de octubre de 1932, p. 5. 52

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Si Colombia quiere guerra, tendrá guerra. Sin embargo, el Perú, sólo aspira a la paz y está seguro de que ambos países pueden llegar a un acuerdo (…) ‘Nuestros soldados saben su misión, que no es en absoluto una misión de conquista y están todos en sus puestos, porque saben también cuántos ideales de justicia y de confraternidad internacional entre los países pueden romperse por las bajas presiones’54. De lo anterior, se deduce que las presiones de diversos sectores sobre la base del protonacionalismo popular desencadenó la movilización de las fuerzas de choque a un teatro de operaciones que se fue preparando paulatinamente, producto de las sinuosas actuaciones que desde la diplomacia se dieron por parte del gobierno peruano. Por otro lado, la exaltación del nacionalismo hasta los momentos, parece ser el agua por el cual navegó cada gobierno y los condujo a una seria y definitiva confrontación armada. Así lo demuestra la flotilla colombiana que zarpa a Leticia, constituida por tres cañoneras y un transporte de tropas con las siguientes características: ‘El Córdova’que desplaza 473 toneladas. Era propiedad del Vizconde Góules de Meranbran. Va armado con cuatro coñones y ocho ametralladoras y va tripulado principalmente por elementos franceses. ‘El Mosquera’ era el antiguo ‘Francés’ y desplaza 794 toneladas. Va armado con cuatro cañones y dos cañones de 88 milímetros contra aviones. También lleva un 75 de la casa Schneider y varios lanza torpedos. No lleva hombres de tropa. El transporte ‘Boyacá’ va equipado con cuatro cañones y lleva a bordo 898 soldados, con abundante municiones y elementos de guerra y de boca. La Cañonera ‘Pichincha’ lleva tres cañones, 27 soldados. Tripulada y gobernada por el capitán Bertram Taylor. Las fuerzas que van abordo tanto en el Pichincha como en el Boyacá están compuesto de hombres de diferentes nacionalidades55. Por su parte, Adolfo Atehortúa señala que la configuración del arsenal aéreo colombiano fue producto de la acción directa de los españoles, por cuanto: Para asegurar el componente aéreo, la Escuela de Madrid inició su traslado a ‘El Guabito’ en Cali, bajo el nombre de ‘Escuela Militar de Aviación Ernesto Samper’ (hoy Marco Fidel Suárez), con un equipo en donde sobresalían 16 aviones. Tres Fledgling J-2 de entrenamiento, ocho “El Comercio cree en una solución pacífica del problema de Leticia.” El Universal. Caracas, 30 de diciembre de 1932, p.1. 55 “La movilización de fuerzas por el Amazonas”. El Universal. Caracas, 28 de diciembre de 1932, p.1. 54

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Wild X de observación y ataque, cuatro Osprey C-14 de entrenamiento y un Falcon 0-1 de combate. No obstante, la fortaleza aérea se encontró en la Scadta, cuyo personal civil se desplazó al teatro del sur a la cabeza de dos Junkers F-14, dos W-34, dos Ju-52, dos Dornier Wal Do-J y un Merkur Do-K, algunos de los cuales fueron acondicionados para acciones de caza y bombardeo aéreo56. Ya establecida la modernización de las fuerzas de choque por parte de Colombia, se produce el avance definitivo del contingente militar, el 30 de diciembre de 1932. Con la firme decisión de restaurar el orden y el gobierno en Leticia. Zarpan los cruceros “Colombia” y “Bogotá”, naves adquiridas en Inglaterra y consideradas lo más moderno para escoltar transportes de flotas.57 Ahora bien, en cuanto al plan de guerra diseñado por los militares colombianos para el combate. Se tiene que el mismo estuvo orientado a sorprender a los peruanos sobre el Putumayo, penetrando por el Este desde el río Amazonas. Seguidamente, asaltar por el oeste siguiendo las rutas que les permita llegar al Putumayo en Puerto de Asís y Ospina, de este modo el objetivo final era tomar posición de Tarapacá. El siguiente objetivo era dominar Pantoja y Puerto Arturo, en consecuencia, bloquear el apoyo de Loreto. La acción se centraría en avanzar hacia el Napo y Amazonas. Alcanzados los objetivos. El esfuerzo final sería tomar Leticia58. Pasan los días y la comunidad internacional se alarma con tan fatídico encabezado de prensa, “Colombia y Perú van faltamente a una próxima guerra”. Se desprende el titular por la publicación de información interna cruzada vía telegráfica, entre el coronel Ramos, jefe de la guarnición militar del Perú y Vásquez Cobo. Argumentó el primero, que no cederá el paso y que ha tomado medidas que garanticen la seguridad en la hoya amazónica peruana 59. La contundente respuesta de Vásquez Cobo, quedó reseñada de la siguiente manera: Cumplo con el deber de cortesía de acusarle recibo de su telegrama, pero como ignoro a quien representa usted, si al gobierno de Lima o a los insurrectos de Putumayo y de Leticia absténgome de todo comentario. En todo caso, aprovecho la oportunidad de hacer saber a usted y de la región amazónica, que mi misión es de paz, y que se trata únicamente de Adolfo Atehortúa. Ob. cit., s/p. “La expedición militar colombiana hacia Leticia.” El Universal. Caracas, 31 de diciembre de 1932, p.1. 58 Adolfo Atehortúa. Ob. cit., s/p. 59 “Colombia y Perú van fatalmente a una próxima guerra” El Universal. Caracas, 9 de enero de 1933, p.1. 56 57

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restablecer el orden en territorios que siempre nos han pertenecido y que hoy día están consignados en un tratado como lo habían sido antes más ampliamente en los pactos de Mosquera – Pedemonte, y Calderón – Valverde.60 La publicación de esa información generó en los habitantes de ambos países mayor excitación patriótica. Para los peruanos, representa un ultimátum, mientras que para los colombianos la contundencia de Vásquez Cobo significaba una vitoria segura. Por su parte, la comunidad internacional quedó consternada al considerar que será muy difícil evitar las hostilidades. Las movilizaciones se siguen produciendo, desde Iquitos, se alistan nuevos voluntarios con el propósito de defender el territorio de Leticia. En cambio los colombianos optaron por la contratación de pilotos brasileños para complementar su tropa, con una paga equivalente a 225 dólares. Las hostilidades inician el 14 de febrero de 1933, con el envío de tres aviones peruanos que bombardearon al Córdova61. Mientras que la flotilla colombiana bombardea a su vez la población de Tarapacá. Tal como se había trazado el plan de guerra. El combate se libró en el aire favoreciendo a los colombianos, porque el avance inmediato de las naves colombianas sorprendió a los peruanos. Los aviones colombianos lanzaron bombas, mientras los cañones de la flotilla trataban de silenciar las baterías que respondían al fuego intenso de los colombianos desde puntos estratégicos. Mientras los aviones de bombardeo volaban sobre las posiciones enemigas, rápidos aparatos de caza cerníanse a una mayor altura protegiéndolos contra cualquier agresión eventual de las fuerzas aéreas del Perú62. Con este hecho el gobierno de Colombia se hizo de las fortificaciones peruanas en Tarapacá y de las aguas en el Putumayo. En las calles de Colombia vitorean frenéticamente por el rompimiento de las hostilidades. No obstante, el siguiente encuentro entre ambas naciones no se produciría inmediatamente.

Ídem. “Comenzó la Batalla de Leticia, Anuncia el General Vásquez Cobo”. El Universal. Caracas, 15 de Febrero de 1933, p.1. 62 “Las Hostilidades Colombo-Peruanas”. La Esfera. Caracas, 16 de Febrero de 1933, p.1. 60 61

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Para Atehortúa, “…la estadía en plena selva no podía prolongarse…” 63 distintos acontecimientos así lo determinaban. El principal de ellos, las mismas condiciones de la selva, le sigue la espera de cambios climáticos y por último y más impactante, la espera. El mismo autor señala que “no pocos se sintieron abrumados por la impaciencia y llegaron a pensar en la posibilidad de atacar sin la autorización del ministerio.”64. En consecuencia, el segundo ataque se produce cuarenta y un días después de la victoria sobre Tarapacá. El 26 de marzo de 1933 se produce el asalto a Güepi. La maniobra es realizada con la intervención de las compañías anfibias, las cuales atacaron los flancos opuestos de la guarnición peruana con apoyo de la compañía aérea. Un relator señala que “la situación de las guarniciones, su número, condiciones de alojamiento, salud y materiales bélicos… eran asilos de miseria, sobre todo las de Güepi”65. El combate se libró por ocho horas. El ataque fue efectuado desde los cañoneros “Santa Marta” y “Cartagena”, con apoyo de aviones. Una vez alcanzados los objetivos, el ejército peruano emprendió la posición de ofensiva. En ese sentido, se llevó a cabo diversas actuaciones sobre la tropas colombianas, entre ellas las de bombardear reiteradas veces sobre las guarniciones de Tarapacá y Güepi. En abril realizaron un ataque en el Puerto Calderón, tomando de sorpresa al Batallón de Infantería. En mayo se llevó a cabo una emboscada sobre la cañonera “Barranquilla”, pero el audaz ataque de la aviación colombiana condujo a la retirada de los peruanos. En tanto y cuanto se producían estas actuaciones, el alto mando militar discutía sus tácticas y nuevos avances. La ocupación de Leticia se produciría tras la toma de Pantoja y Puerto Arturo, como ya se había trazado. Sin embargo, nuevos acontecimientos se producen. Por una parte, se retoman las mediaciones diplomáticas y Brasil comienza a obstaculizar la permanencia y paso de embarcaciones militares. Por la otra, un suceso que cambiará el curso de los hechos en medio de la guerra, es el asesinato del presidente Sánchez Cerro 66 . Es considerado como un elemento determinante en la solución de la guerra, por cuanto el sucesor llevará a cabo un proceso conciliatorio entre ambas naciones.

Adolfo Ateorthúa. Ob. cit. s/p Ídem. 65 Ídem. 66 Ídem. 63 64

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En consecuencia, se levanta un armisticio que interrumpe la guerra, pero tal como lo señala Clausewitz, “…la tensión hostil y la acción de las fuerzas hostiles, no se pueden considerar acabadas hasta que la “voluntad” del enemigo también haya sido sometida…”67. Por consiguiente, el fin será alcanzado hasta tanto el gobierno de Perú, no firme la paz. En este punto es importante reseñar, que el proceso se realiza de la mano de la diplomacia. En efecto, se reanudan las negociaciones que desde la Conferencia Colombo-peruana68 se han establecido, por necesidad de proceder sobre la base de los tratados. Finalmente, la mediación ejercida logró eliminar los puntos divergentes entre ambas naciones, y el 24 de mayo de 1934 se establece el fin de la tensión y acciones hostiles, por cuanto se firmó el Protocolo de Amistad y Cooperación entre la República de Colombia y la República del Perú, con el cual se reconoció la validez y vigor del tratado Lozano-Salomón69.

Consideraciones finales El estudio de la guerra por Leticia iniciado en 1932, permitió responder a los objetivos planteados. Por una parte, analizar la noción que cada país le confirió al término de nacionalismo hasta llegar a la guerra, permitió comprender que para Colombia significó una revancha por la humillante derrota recibida en la Pedrera en 1911. Mientras que para el Perú, fue la visión de Protonacionalismo Popular acuñado por Hobsbawm, por el cual encauzaron una lucha centrada en el sentimiento de pérdida del terruño. La exaltación del nacionalismo, patriotismo o del propio protonacionalismo popular, generó desde la tribuna periodística en cada nación, que sus ciudadanos sintieran un férreo deseo de confrontación bélica. La agitación, las consignas y el furor hacia una guerra vista desde los diarios nacionales condujeron a que el hombre común, realizara donativos para la compra de armamentos y equipos bélicos. Por añadidura, la población histórica de Leticia no pudo responder con una invasión sin la debida ayuda y colaboración de intereses externos. En ese sentido, la Hacienda La Victoria, producto de la fusión de la antigua casa Arana, y principal explotadora de los Karl Von Clausewitz. Ob. cit., p.48 Ver Protocolo de Río de Janeiro. Proyecto de Ley y Exposición de Motivos. Bogotá. Imprenta Nacional, 1934. 69 Ídem. 67 68

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beneficios que ofrece la Amazonía, figura como principal promotora del movimiento subversivo en nombre del nacionalismo y sus antiguas controversias con el gobierno colombiano. No obstante, la noticia de la intervención privada pronto queda a un lado por cuanto y tanto, las acciones que el gobierno comienza a realizar desde la diplomacia, y acciones directas sobre la zona en conflicto, conducen al establecimiento de un nuevo gobierno en franca relación entre civiles y militares. El seguimiento que los ciudadanos de ambas naciones hacían del conflicto, condujo a que las mujeres de Colombia, solicitaran en una apoteósica manifestación hacia el Ministerio de Guerra, la instrucción para colaborar como enfermeras. Mientras que los peruanos de elevada posición económica realizaran aportes personales con el fin de contribuir en la compra de equipos, pertrechos y materiales bélicos, los cuales desfilaron por la frontera colombo-peruana a partir de 1933. En atención al segundo objetivo planteado, analizar el proceso de formación de las Fuerzas Armadas de Colombia con conciencia militar. Se tiene que ese proceso parte de la terrible humillación que cargaba el antiguo Ministro de Relaciones Exteriores Olaya Herrera en 1911. El ahora presidente de Colombia, se mantuvo con mucha cautela durante los primeros meses del conflicto en Leticia por cuanto, no quería cargar con una derrota como presidente si se llegase a un combate. De hecho, que las primeras informaciones que se manejaban desde el Ministerio de Relaciones Exteriores eran que el movimiento era de carácter doméstico y no internacional. Sobre la base de negociones diplomáticas, se dieron las primeras acciones. Sin embargo, la preparación del componente militar no fue una cuestión que se dejara para el último momento, el endeudamiento de cada nación da cuenta de ello. Colombia decidió invertir en equipos, pertrechos, bases e incluso en vialidad. Para el 16 de enero de 1933, el gobierno colombiano tenía 8000 obreros trabajando en la construcción de 670 kilómetros lineales de carreteras del Sur70. Empero la modernización del arsenal militar de los colombianos permitió la incorporación de equipos de última generación que garantizarían un eventual triunfo ante su “Gobierno colombiano construye grandes carreteras en las Regiones del Sur.” El Universal. Caracas, 17 de enero de 1933. 70

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adversario. La dotación de aviones, buques de transporte, cañoneras y municiones, le confirió no sólo al presidente de la República cierta seguridad, sino que la asesoría técnica extranjera, brindó a los efectivos de los distintos componentes, mayor seguridad de actuación en el teatro de operaciones. De acuerdo al balance que ofrece el presidente una vez culminada la guerra la Flota Aérea de Colombia posee alrededor de 200 aviones, grandes trimotores y bimotores que dan plena seguridad, aviones de bombardeo y caza, aeródromos y comunicaciones inalámbricas71. Se produjo el ascenso de la marina por cuanto se produjo reactivación de la Escuela Naval. Finalmente, se tiene que el ejército antes de la guerra, ejerció la práctica de seguridad en resguardo del orden público. Una vez culminado el conflicto “…se constituyó en una formidable y concreta experiencia de defensa de la soberanía nacional por la que nunca había pasado ni volvería a pasar”. 72

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Ver nota de prensa del diario El Tiempo, en Danilo Atehortúa. Ob. cit., s/p Ídem. Centro de Investigaciones Históricas Mario Briceño Iragorry

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LA IMPERIOSA LEY DE LA NECESIDAD. GUANAJUATO Y LA GÉNESIS DE LAS COMANDANCIAS MILITARES NOVOHISPANAS The immediate law of need. Guanajuato and genesis of the new hispanic military commands

Joaquín E. Espinosa Aguirre

Cursante del Programa de Posgrado (Maestría) de la Facultad de Filosofía y Letras, UNAM. E-mail: [email protected]

Recibido: 14/05/2016 Aprobado: 27/11/2016 Resumen: En este trabajo se abordará el ajuste en la política militar que impulsó el virrey Félix María Calleja una vez que asumió el mando del virreinato de Nueva España en marzo de 1813, tras lo cual posicionó de una manera estratégica a las fuerzas de línea con las que contaba la contrainsurgencia y creó jurisdicciones regionales, las que orquestarían la lucha a partir de entonces. Con esto, Calleja distribuyó a sus hombres de mayor confianza en zonas que consideraba de la mayor importancia, todo con el fin de acabar con las fuerzas insurgentes. Dentro de las provincias que más le preocuparon estuvo Guanajuato, ya que representaba una de las primordiales fuentes de dinero líquido, por ser una ciudad minera, y por encontrarse ahí una amenaza rebelde latente con los cabecillas Ignacio López Rayón, José María Liceaga y José María Cos, entre otros. Ahí se ensayó, a partir de entonces, la reestructuración del aparato defensivo militar, y se comenzó la génesis de la que después sería conocida como comandancia de Guanajuato. Palabras clave: Independencia, Nueva España, Guerra, Guanajuato, Política. Abstract: In this workpiece, it will be boarded the military reform impelled by the viceroy Félix María Calleja once he assumed the command of the New Spain´s viceroyalty on march of 1813, after which he placed in a strategic way, the line forces counted by the counterinsurgency, and created regional jurisdictions which would orchestrate the fight from then. Calleja took over the distribution of his men of higher trust in zones he considered

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of biggest importance, all with the end of finishing the insurgency movement. One of the provinces which caused him more concern was Guanajuato, because it represented one of the primary ready cash sources, for being one of the principle mining cities, and for finding in there a latent rebel force with the rabble-rousers Ignacio López Rayón, José María Liceaga y José María Cos among others. There it was rehearsed since then, the restructure of the defensive military apparatus, and started the genesis of the later known as Guanajuato´s Command. Keywords: Independence, New Spain, War, Guanajuato, Politics.

Es necesario hacer uso de los fondos depositados del tabaco, pólvora y maíces, tal como hizo el señor Agustín de Iturbide, ya que nos obliga la imperiosa ley de la necesidad El intendente Fernando Pérez Marañón al virrey Juan Ruiz de Apodaca, Guanajuato, 31 de julio de 1817.

La guerra de independencia en Nueva España propició la conformación de una estructura militar más compleja y ordenada, fraguada al calor de la revolución iniciada por el cura Miguel Hidalgo en el pueblo de Dolores en septiembre de 1810. Las autoridades virreinales, encabezadas por el virrey Francisco Xavier Venegas, se encargaron de enfrentar a la insurgencia desde entonces, pero fue en 1813 cuando la nueva cabeza del virreinato, el brigadier Félix María Calleja, ensayó una nueva organización que pudiera acabar con la rebelión, que para ese momento lideraba el también cura José María Morelos, quien había hecho tambalear el orden establecido y amenazaba con conseguir la independencia del reino. La organización del gobierno novohispano contra la insurgencia se basó principalmente en el “Reglamento político militar”, publicado en junio de 1811 por Félix María Calleja. Este reglamento, conocido como Plan Calleja, marcó la política militar que empleó el gobierno del virrey Francisco Xavier Venegas durante la primera etapa de la guerra. 1 Sin embargo, una de las consecuencias de la premura con que se hizo frente a la revolución insurgente por parte de las autoridades de Nueva España fue que las escasas

Juan Ortiz Escamilla, Guerra y gobierno. Los pueblos y la independencia de México, 1808-1825, segunda edición, corregida y aumentada, México, Centro de Estudios Históricos; El Colegio de México / Instituto de Investigaciones Doctor José María Luis Mora, 2014. 1

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fuerzas armadas, tanto regulares como milicianas, que había en el reino fueron separándose cada vez más del poder central, sobre todo a partir de la publicación de dicho plan. En él se señalaba que “cada ciudad o villa cabecera de partido […] inmediatamente formará un cuerpo urbano de caballería o infantería, según las proporciones del país, en el que servirán sin excepción todos los vecinos honrados según su clase”.2 Y si bien todo el vecindario se alistaría por barrios y estaría sujeto a las órdenes del comandante de armas de su jurisdicción, poco a poco cada uno de estos cuerpos se fue escindiendo de control del virrey, quien fungía como Capitán General del ejército, ya que se hablaba también de que ese comandante de armas reuniría “si pudiere ser, la jurisdicción real, a fin de que no haya más que un jefe, y se eviten competencias y retardos”.3 Calleja se había encargado de la contrainsurgencia desde 1810, cuando, según Juan José Benavides, “tomó la iniciativa, dictó una serie de disposiciones y elaboró un plan de acción sin consultar ni esperar órdenes de otra autoridad. Simplemente se limitó a informar de sus decisiones al virrey e, incluso, llegó a desobedecer órdenes directas, lo que, aunque menoscabara su autoridad, Venegas no tuvo más remedio que aceptar”.4 Ello fue el inicio de un constante y permanente conflicto de jurisdicciones y obediencia entrambos personajes. Es curioso observar que la lógica de este hecho responde a un entendimiento más bien de carácter operativo militar, pragmático, en respuesta al estado de emergencia que se presentaba en Nueva España, pues tanto el brigadier como el virrey Venegas eran militares de formación y habían combatido en los conflictos armados de la Monarquía española en el siglo XVIII y principios del XIX. Es decir, sabían que en tiempo de guerra las medidas debían adaptarse a la imperiosa ley de la necesidad. Félix María Calleja del Rey se formó militarmente en la Península, integrándose inicialmente al Regimiento de infantería de Saboya, con el que combatió en Argel en 1775, para después ser destinado a Gibraltar y a la isla de Menorca, en 1782. Se encargó un tiempo Félix María Calleja, “Reglamento político-militar que deberán observar, bajo las penas que señala, los pueblos, haciendas y ranchos, a quienes se comunique por las autoridades legítimas y respectivas; en el entretanto que el excelentísimo señor virrey de estos reinos, a quien doy cuenta, se sirva hacerlo extensivo a todas las provincias que lo tuviere a bien”, Aguascalientes, Junio 8 de 1811, en Archivo General de la Nación (en adelante AGN), Indiferente Virreinal 1695, Expediente 5. 3 Ibídem. 4 Juan José Benavides, De milicianos del Rey a soldados mexicanos. Milicias y sociedad en San Luis Potosí (17671824), Madrid, Consejo Superior de Investigaciones Científicas - Universidad de Sevilla, 2014, p. 304. 2

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de la instrucción de los cadetes de su regimiento y de 1784 a 1788 fue director del Colegio de Cadetes (en el puerto de Santa María), lo que le ganó la promoción a capitán. Llegó a América en 1789 junto al virrey Revillagigedo, donde estuvo al frente del Regimiento provincial de Puebla, y cumplió la orden del virrey sobre obtener “la mayor información posible sobre la geografía, el número de habitantes, los recursos naturales, la agricultura, la ganadería, la minería, la industria, la traza humana y la policía, los hospitales, el estado de la Iglesia y la situación espiritual de los habitantes” del lugar donde se estaba en servicio. Pasó luego a Nueva Galicia, a las Provincias Internas de Oriente (Nuevo Santander y Nuevo Reino de León) y a San Luis Potosí, donde más destacó su labor como formador de cuerpos milicianos, que era la principal fuerza defensiva del virreinato.5 Ya durante la guerra se destacó como el principal militar virreinal que se opuso a la rebelión del cura Miguel Hidalgo, a quien derrotó en Aculco y Puente de Calderón, no obstante de ser burlado por el otro cura, José María Morelos, quien rompió el sitio de más de tres meses que le impuso en el pueblo de Cuautla Amilpas, entre febrero y mayo de 1812. Sin embargo, los acontecimientos tomaron otro rumbo a partir de 1813, cuando las Cortes de la Monarquía, por medio de la Regencia, nombraron al comandante para sustituir a Venegas al frente del gobierno realista.6

Juan Ortiz Escamilla, “‘Hacer la América’: la fortuna del general Félix María Calleja”, en Historias, número 85, México, INAH, 2003, p. 69-75; Carlos Cuauhtémoc Hernández Silva, “Las campañas de Félix María Calleja contra la insurgencia y la lucha interna por el poder en el gobierno virreinal (1808-1816)”, en Jaime Olveda Legaspi (coord.), Los comandantes realistas y la guerra de independencia, Zapopan, El Colegio de Jalisco, 2011, p. 26-28; Benavides, De milicianos del Rey, Op. cit., sobre todo los capítulos 6 y 7. 6 Una deficiencia generalizada en la los estudios sobre la independencia es la de definir a las huestes que se empeñaron en defender el dominio colonial con el nombre genérico de realistas. Este repetido error está presente en la inmensa mayoría de la historiografía al respecto. La que se ha encargado de estudiarlo es Andrea Rodríguez Tapia, quien ha señalado que los historiadores “tal vez por cuestiones prácticas y para poder explicar a los principales grupos y bandos que intervinieron dentro del proceso, ha seguido usando el término ‘realista’ para hablar de un grupo político que combatió o se enfrentó a diversos grupos rebeldes”. Por supuesto, el grupo así denominado es muy heterogéneo, y el uso indiferenciado del término en nada abona al estudio del proceso, por lo cual prescindo de su empleo salvo las ocasiones en las que al enunciar el término “realista” me refiera a los cuerpos que realmente se llamaban así, esto es, un tipo particular de cuerpos armados que surgen a partir del inicio de la lucha armada. Andrea Rodríguez Tapia, “Los opositores al movimiento de Miguel Hidalgo. Representaciones e interpretaciones historiográficas, 1810-1852”, tesis para obtener el título de licenciado, México, FFyL; UNAM, 2010, p. 15; Rodrigo Moreno Gutiérrez aborda el mismo problema en un artículo llamado “Los realistas: historiografía, semántica y milicia”, en Historia Mexicana, núm. 263, enero-marzo 2017, p. 10771122. Ver además Joaquín E. Espinosa, “Sobre Jaime Olveda (coord.), Los comandantes realistas y la guerra de Independencia, Zapopan, El Colegio de Jalisco, 2011”, en Estudios de Historia Moderna y Contemporánea de México, Instituto de Investigaciones Históricas, UNAM, México, número 48, julio-diciembre 2014, p. 206-211. 5

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Calleja pudo ser nombrado para encargarse de la defensa del reino porque contaba con dos de las principales virtudes de un militar: por un lado, tenía una formación militar profesional y contaba una gran experiencia en los campos de batalla, y por el otro, poseía un conocimiento del espacio del virreinato que pocos podían presumir, pues había estado comisionado en muchas regiones, principalmente en el norte, y lo distinguía una gran cercanía y conocimiento del modo de pensar, expresarse y de las demandas de los pobladores novohispanos, ya que incluso formaba parte de la élite potosina por su matrimonio con Francisca de la Gándara, hija de uno de los más acaudalados personajes de esa provincia. El nombramiento de Calleja como “virrey, gobernador y capitán general de estos dominios, con la presidencia de su Real Audiencia”, 7 en marzo de 1813, marcó un gran cambio en la política novohispana, y principalmente tuvo un impacto en lo militar. Esta designación pudo ser resultado de las acciones en las que habían salido triunfales Calleja y su ejército del Centro (aunque éste fue desintegrado en 1812 por el virrey Venegas una vez que volvieron a la ciudad de México, posterior a la derrota ante Morelos en Cuautla), o quizás del juego político que el gobierno liberal español estaba desplegando, pues algunos años después, y en un contexto muy diferente, el obispo de Puebla Antonio Joaquín Pérez señalaría que cuando formó parte de las Cortes peninsulares, él fue: a quien se consultó reservadamente por la Regencia, si convendría exonerar del virreinato al Excelentísimo Señor don Francisco Xavier Venegas, y si en ese caso sería Vuestra Excelencia [Calleja] a propósito para sucederle en el mando [y finalmente] apelaron a la vía informativa y me honraron como otras veces oyendo mi dictamen, deducido de la correspondencia que exhibí y de la que resultaba que si el señor Venegas era removido, el Reino todo quedaría satisfecho con ver a Vuestra Excelencia a la cabeza del gobierno, porque eso sería lo mismo que acabar con la rebelión.8 Pareciera extemporáneo el testimonio del obispo, pues en él se presenta como un adepto a la figura de Calleja, no obstante ser uno de sus principales detractores y causante de su destitución en 1816. Sin embargo, esa idea de que el brigadier era el más indicado para Lucas Alamán, Historia de Méjico desde los primeros movimientos que prepararon su independencia en el año de 1808 hasta la época presente, 5 vols., México, Imprenta de J. M. Lara, 1849-1852, tomo III., p. 283. 8 Antonio [Joaquín Pérez] Obispo de la Puebla de los Ángeles al Excelentísimo señor virrey don Félix María Calleja, Puebla, 14 de abril de 1816, en “Controversia entre el obispo de Puebla y el virrey Calleja”, Boletín del Archivo General de la Nación (en adelante Boletín AGN), t. IV, núm. 5, septiembre-octubre de 1937, p. 657-658. 7

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terminar con la insurgencia era muy común, ya que aunado a las habilidades que señalamos arriba, su fama había alcanzado un gran prestigio, al grado de que los mismos insurgentes se lamentaban por tal hecho. Así lo refirió el grupo de Los Guadalupes a Morelos el mismo día que llegó el nombramiento oficial del nuevo virrey: ha llegado un extraordinario con la noticia de que Calleja es virrey de México, éste posee diversos conocimientos que Venegas [no], es más sagaz, tiene más valor, más disposición, la tropa lo quiere, cualidades muy oportunas para cometer las bajezas más vergonzantes; México está dividido en tres partidos: el primero los americanos, que llaman insurgentes; el segundo lo forman los gachupines y llaman chaquetas, y el tercer partido los callejistas.9 De esa dimensión era el apoyo que tenía el militar entre los vecinos de la capital del virreinato, que puede generalizarse al resto de los adeptos al dominio colonial.

La reestructuración de la defensa militar Ya encargado del virreinato, Félix María Calleja se comunicó a la Península con el Ministro de Guerra, para agradecerle por la distinción, pero sobre todo para informarle del estado en que se encontraba el reino. Pintaba: un país dividido en tantos partidos cuantos son las castas y Provincias […] destrozado por 30 meses de revolución impolítica y desastrosa que ha arruinado las principales fortunas y hecho desaparecer una gran parte de sus gentes […] un erario exhausto y empobrecido hasta el término de haber agotado todos los depósitos y fondos públicos […] privado de sus ingresos ordinarios por la absoluta interrupción de los caminos que ha

“Síguense nueve diarios y 26 cartas firmadas por los Guadalupes y dirigidas al cabecilla Morelos, otras tres cartas escritas en México para el mismo y otras dos”, legajo 1º, número 27, 3 de marzo de 1813, en Prontuario de los insurgentes, introducción, selección y notas de Virginia Guedea, México, Centro de Estudios Sobre la Universidad / Instituto Mora, 1995, p. 53. Se debe señalar que en el momento en que Pérez escribió aquellas líneas (1816), ya había vuelto de España, donde tras haber fungido como diputados ante las Cortes de Cádiz, había apoyado e incluso alentado la restitución absolutista del rey Fernando VII, siendo uno de los principales integrantes del llamado “grupo persa” (mayo de 1814), lo que le había ganado el nombramiento de obispo algunos meses después. Es decir, ya estaba restituido el absolutismo fernandista, disueltas las instituciones liberales y derogada la constitución de la Monarquía; lo que el clérigo buscaba era imponer una nueva política, conciliadora ciertamente, pero de renovada fidelidad al rey, donde Calleja ya no era de utilidad. Sobre el conflicto entre Calleja y Pérez se estudiará en otro lugar de este trabajo. Cristina Gómez Álvarez, “La Iglesia poblana. Del regalismo al ultramontanismo”, en El sexenio absolutista, los últimos años insurgentes: Nueva España (1814-1820), José Antonio Serrano Ortega (coord.), Zamora, El Colegio de Michoacán, 2014, p. 56-60. 9

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paralizado la agricultura, el comercio y las minas, fuente principal de su riqueza.10 Asimismo, hablaba de Morelos, “sacerdote apóstata y sanguinario”, quien estaba en pleno despunte militar, y que después de salir de Cuautla fortaleció a su ejército, tomó Orizaba y Oaxaca, y amagaba entonces sobre Acapulco y Puebla. 11 Además, refería la existencia de la Junta de Zitácuaro, encabezada por Ignacio López Rayón, que dominaba Valladolid, Querétaro, Celaya, Guanajuato, además de apuntar la incomunicación que se vivía en el día con Veracruz, donde los caminos, correos y comercio se hallaban interrumpidos por la labor de las gavillas insurrectas. Según su informe, sólo quedaban bajo el dominio del gobierno San Luis Potosí, Guadalajara, Zacatecas y las provincias Internas, a excepción de Texas. En lo económico, la intendencia de México estaba “privada de los ingreso ordinarios de platas, carece por consecuencia de numerario, sin esperanza de adquirirlo por otro medio”, pues sólo se contaba con los ingresos del Puerto de Tampico y algunos pocos de San Blas.12 El principal remedio para reavivar ese “cadáver político” que era el virreinato sería “una rigurosa imparcialidad y la más exacta observancia de las leyes”, así como una pequeña reorganización del ejército en Nueva España, el que se encontraba “desnudo, mal armado, con crecidos alcances que no se han satisfecho al soldado, y cuya miseria es causa de la escandalosa deserción que se advierte hasta en las tropas venidas de esa Península”. Es decir, el brazo fuerte del ejército y los dictados de la constitución de Cádiz serían su bandera: “yo creo que esta misma Constitución sostenida y apoyada por un Ejército capaz de reprimir a los sediciosos, será el Iris que dará la paz a este desgraciado continente”.13 Este reacomodo, muy lejos de ser una “reorganización del ejército expedicionario” en tres divisiones, como señala Juan Ortiz,14 es un ajuste un tanto apurado, apenas un esbozo inicial, encaminado a encarar las circunstancias que imperaban, con dos medidas puntuales: Calleja al Ministro de la Guerra, México, 15 de marzo de 1813, en Boletín AGN, t. 1, núm. 1, septiembre-octubre de 1930, p. 80-81. Ahí mismo Calleja señala que fue “la Real orden de 16 de septiembre último [1812]” por medio de la cual se hizo el nombramiento. 11 Carlos Herrejón Peredo, Morelos, 2 volúmenes, Zamora, El Colegio de Michoacán, 2015, tomo I. 12 Calleja al Ministro de la Guerra, México, 15 de marzo de 1813, en Boletín AGN, t. 1, núm. 1, septiembre-octubre de 1930, p. 80-81 13 Ibíd., p. 81 y 85. 14 Ortiz Escamilla, Guerra y gobierno, Op. Cit., p. 220-221. 10

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la primera respondía a la cercanía de Morelos a Puebla y Veracruz, y a la crónica escasez de recursos. Por ello mandó que las diferentes divisiones que se hallan en la provincia de Puebla, teatro principal de la guerra, se reúnan al mando de un solo jefe a quien reconozcan inmediatamente los gobernadores y comandantes militares de la parte del Sur, a fin de que haya la debida unidad en las operaciones militares, formando de todas un ejército que al paso que por su fuerza y opinión sea capaz de contener a Morelos y de batirle si se presentase, asegure los restos del tabaco existentes en las villas de Orizaba y Córdoba, y auxilie y proteja los convoyes de Veracruz a esta capital.15 Con ello prevenía un eventual ataque del caudillo insurgente sobre esa población, y aunque es difícil sostener esa perspectiva de que Puebla era el único teatro principal de la guerra, pues en la región del Bajío existía también una fuerte actividad insurgente, para Calleja el hecho de que se tratara de Morelos era un signo de alarma, pues claramente lo veía como la amenaza más peligrosa a su gobierno. La segunda medida fue relativa al Norte, donde mandaba la formación de otro ejército que estableciendo su cuartel general en las inmediaciones de Guanajuato o Querétaro, uno de los territorios más ricos y poblados de este reino, reúna el mando de todas las divisiones y tropas dispersas, extendiéndolas o replegándolas según lo exijan los casos; mantenga libre la comunicación con la Nueva Galicia, San Luis Potosí y las Provincias Internas; proteja el envío de platas, ganado y semillas a esta capital; disperse las fuerzas de Rayón y demás cabecillas y dé impulso al tráfico interior que es el único medio de encontrar recursos independientes de la voluntad siempre mezquina de los particulares, para sostener la tropa y recoger caudales con que auxiliar esa Metrópoli.16 Es decir, al igual que en lo relativo a los tabacos de Orizaba y Córdoba, y los convoyes de Veracruz en el Sur, en el Norte pretendía asegurarse los recursos de estos territorios tan ricos y poblados, por medio de las platas, la agricultura y el comercio, único medio de que se podía valer el gobierno, debido a esa mezquindad que les reclamaba Calleja a los particulares. Ya la época de préstamos forzosos y donativos patrióticos estaba quedando atrás, tanto por la carencia de los acaudalados que antes habían socorrido al gobierno, cuanto por

Calleja al Ministro de la Guerra, México, 15 de marzo de 1813, en Boletín AGN, Op. Cit., t. 1, núm. 1, septiembreoctubre de 1930, p. 85. (cursivas mías) 16 Ibíd., p. 86. (cursivas mías) 15

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la incredulidad de que en algún momento éstos pudieran ser pagados realmente, e incluso con alguna suspicacia de parte de las poblaciones sobre lo inútil que era seguir aportando a una causa que no estaba logrando su objetivo: vencer a la insurgencia.17 No puede, sin embargo, desestimarse esta previsión, pues aunque se trata de una medida claramente provisional para intentar reordenar todo el sistema defensivo, lo cierto es que era el primer intento -y del que parte el posterior reacomodo- del gobierno para seccionar mejor los cuerpos armados. Es decir, comienza a implementarse una separación entre los -podríamos llamar desde ahora- ejército del Sur y ejército del Norte, cuyas jurisdicciones territoriales serían ya fijas, y con lo que la política militar contrainsurgente del virrey Calleja comenzaría a tomar forma. Hasta ahora, la documentación no me ha permitido comprobar que existieran estas organizaciones con antelación, pues hasta entonces sólo había cuerpos (milicianos o regulares, que incluían a los expedicionarios) que estaban asentados en ciertas poblaciones, pero sin contar con una jurisdicción, característica propia de las comandancias. Hasta entonces se observa de una obediencia de cuerpos sujetos a una cabeza, y no de manera territorial o por provincia. Como lo señaló el propio Calleja, el ejército se encontraba hasta entonces “diseminado en la vasta extensión de centenares de leguas, repartido en multitud de pequeñas divisiones despreciables al enemigo, sin comunicación ni apoyo entre sí”.18 Su reestructura intentaría poner orden y coherencia a esas divisiones dispersas, toda vez que surgen las jurisdicciones militares denominadas comandancias.

Los préstamos, forzosos y voluntarios, habían comenzado en la urgencia de 1808, y para esta época ya eran pocos los que podían brindarlos, pues además hubo un notable incremento de impuestos. Además, muchos dudaban de que sirviera de algo darle al gobierno recursos si no estaban logrando vencer a la insurrección, y también debido a que la mayoría de las fuentes de ingreso del gobierno ya estaban hipotecados. Véanse Guillermina del Valle Pavón, “Financiamiento de los mercaderes de México para la lucha contra la invasión napoleónica a España y la contrainsurgencia”, en Leonor Ludlow (coord.), El sustento económico de las revoluciones en México, México, UNAM; IIH, Facultad de Economía, 2013, p. 86 y 90; Ernest Sánchez Santiró, “Los mecanismos de financiamiento de la contrainsurgencia, 1810-1821”, en Ibíd., p. 106; Rodrigo Moreno, “Dineros armados: fiscalidad y financiamiento de la insurgencia y de la trigarancia”, en Ana Carolina Ibarra et al (coord.), La insurgencia mexicana y la Constitución de Apatzingán, 1808-1824, México, IIH; UNAM, 2014, p. 137 y ss. También yo lo trabajé en mi tesis de licenciatura, Joaquín E. Espinosa Aguirre, “Los abusos de la oficialidad contrainsurgente durante los años de la guerra de independencia”, tesis para obtener el título de licenciado en historia, México, FFyL; UNAM, 2015, sobre todo en el apartado “2.3.2 Voluntariedad obligada: préstamos y donativos”, p. 77-83. 18 Calleja al Ministro de la Guerra, México, 15 de marzo de 1813, en Boletín AGN, Op. Cit., t. 1, núm. 1, septiembreoctubre de 1930, p. 85. 17

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Inicio de la guerra en Guanajuato La reorganización que se planteó en la segunda región, Guanajuato, la implementó el virrey Calleja con el nombramiento de Agustín de Iturbide, a quien le señaló “el empleo de Coronel del Batallón de Infantería Provincial de Celaya, y el mando militar de la Provincia de Guanajuato”, además de quedar como responsable de “todas las tropas del Bajío”.19 Aunque es muy común leer referencias sobre esta región, de gran auge económico desde finales del siglo XVIII,20 militarmente se trata de un complejo escenario. Al igual que en el resto de las provincias, en Guanajuato se comenzaron a formar milicias a partir de la década de 1760, luego de la toma de La Habana (1761) y de los sucesos de 1767. En el cantón que se realizó en 1762 en Jalapa, fueron enviados varios cuerpos guanajuatenses, como la Compañía de lanceros pardos y morenos libres de San Miguel el Grande, la Compañía miliciana de caballería de españoles y mestizos de la misma villa y la Compañía de caballería de Celaya. Tras estos sucesos, y en el contexto de reorganización militar de Juan de Villalba, correspondió a Cristóbal de Zayas formar en 1765 el Regimiento de Caballería Provincial de Guanajuato, que se integró con voluntarios de Querétaro, Celaya y San Juan del Río.21 Luego, cuando vinieron los levantamientos por la expulsión de jesuitas en 1767, el visitador Gálvez se encargó de reprimir a los levantiscos y hacer que la población pagara la manutención de los cuerpos armados (medida que siguió vigente hasta septiembre de 1810, cuando el intendente Juan Antonio Riaño la derogó). Cuando dio inicio la guerra, Guanajuato contaba con cerca de 2,250 elementos, en cinco cuerpos constituidos: Regimiento de infantería de Celaya, Batallón de infantería de Guanajuato, Regimiento de dragones de la Reina y Regimiento de dragones del Príncipe, contando con una mayoría de oficiales y jefes peninsulares.22 Y aunque fue en Guanajuato

Félix María Calleja a Agustín de Iturbide, México, 27 de abril de 1813, en Agustín de Iturbide, Correspondencia y diario militar de don Agustín de Iturbide, 1810-1813, 3 volúmenes, México, Secretaría de Gobernación, Imprenta de don Manuel León Sánchez, 1923, tomo I, p. 36; Hemeroteca Nacional de México (en adelante HNM), Gaceta del Gobierno de México, 29 de abril de 1813, p. 442. 20 José Antonio Serrano Ortega, Jerarquía territorial y transición política. Guanajuato 1790-1836, Zamora, El Colegio de Michoacán / Instituto Mora, 2001, p. 36. El principal motor de esta economía fue sin duda la minería, pero también el comercio tuvo un papel significativo. 21 José Luis Lara Valdés, Historia del ejército en Guanajuato. Primera parte, 1760 hasta 1810, Guanajuato, Archivo General del Gobierno del Estado de Guanajuato, 2003, p. 18-21. 22 Ibíd., p. 28-33 y 54. 19

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donde surgió y se fortaleció la insurgencia de Hidalgo, muy pronto la élite de la ciudad retiró su apoyo al cura, sobre todo después del episodio de sangre y excesos en la alhóndiga de Granaditas. Como señala José Antonio Serrano, los “castigos a la ‘plebe’ sirvieron para que los patricios y los vecinos principales regresaran al bando realista”,23 después de la recuperación de la ciudad por parte de Calleja, que señaló como justísima la determinación del virrey de que “nuestras tropas entrasen a sangre y fuego” a la impía ciudad de Guanajuato.24 Al recuperar en noviembre de 1810 la ciudad, se aplicó una medida muy repetida durante la guerra por parte de las fuerzas armadas virreinales; la falsa clemencia. Esta medida consistía en que, al llegar a una población que había sido tomada por las fuerzas insurgentes, los militares virreinales arrestaban a los principales cabecillas que apoyaron al movimiento y los pasaban por las armas, para luego publicar la gracia del indulto. Es decir, se realizaba una acción de pretendida reconciliación con las poblaciones extraviadas y confundidas por los rebeldes, pero con un castigo previo, que representaba el último suplicio a los encargados de liderar el levantamiento.25 En la intendencia de Guanajuato, según nos dice José María Luis Mora, se formaron posteriormente a ello cuatro batallones de patriotas, esos cuerpos impulsados por el Plan Calleja de 1811, en las poblaciones principales de Guanajuato, León, Celaya y San Miguel, con la intención de tener una defensa propia, rápida y efectiva. Sin embargo, cuando la insurgencia se reorganizó y formó en Zitácuaro la Junta Nacional Americana, el ejército del Centro de Calleja tuvo que ir tras sus pasos, dejando la capital de la intendencia con sólo 500 hombres sobre las armas.26 A consecuencia de ello, la ciudad quedó a disposición de rebeldes como Albino García, “Chito” Villagrán, Manuel Muñiz, el padre Navarrete y Pedro García, lo que obligó al gobierno a establecer un cuerpo defensivo permanente que encabezó Diego García Conde, a quien luego se unieron Antonio de Linares, Pedro Celestino Negrete y Agustín

Serrano Ortega, Jerarquía territorial, Op. cit., p. 85. (cursivas mías) “Carta de Calleja al virrey sobre ejecuciones y estado de la insurrección”, México, noviembre 28 de 1810, en Hernández y Dávalos, Op. cit., tomo IV, documento 162, p. 1. 25 Esta perspectiva la abordé más ampliamente en mi tesis de licenciatura, donde sostengo que la falsa clemencia era el modus operandi de comandantes como Calleja y José de la Cruz. Espinosa Aguirre, “Los abusos”, Op. cit., especialmente el apartado “3.1.4 La falsa clemencia”, p. 102-105. 26 José María Luis Mora, México y sus revoluciones, edición de Agustín Yáñez, facsimilar de la de 1836, 3 vols., México, Editorial Porrúa, 1986, tomo III, p. 366-376. 23 24

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de Iturbide, que se había dedicado al cuidado de la plata del Bajío y su traslado a la ciudad de México. Los ataques más importantes los dieron los emisarios de la junta de Zitácuaro, Ignacio López Rayón, José María Liceaga y José María Cos, y aunque no queda del todo claro si era García Conde el principal encargado de la región por parte del gobierno virreinal, sin duda por él atravesaban todas las decisiones que se tomaban para la defensa y fortificación de la región, pues a él le reportaba sus avances Iturbide, quien se encargó de enfrentar a estas gavillas insurgentes a lo largo de todo el año de 1812.27 Cuando el virrey Calleja nombró como comandante al coronel Iturbide, le señaló algunas indicaciones precisas de los puntos de principal interés para restablecer el “buen orden, obligando a los vecinos principales a que tomen parte activa en su defensa y contengan los excesos del pueblo bajo”: las poblaciones de San Miguel el Grande, Dolores, Salamanca y el Valle de Santiago. Principalmente le encarecía sobre la primera plaza, ya que ésta había albergado a ciertos grupos insurrectos, y asumía que de ahí se podrían obtener “cuantos recursos sean necesarios […] pero sus vecinos, llenos unos de egoísmo y otros de perversidad, han rehusado constantemente entrar en el buen orden y hacer algún sacrificio para conservarle, queriendo que lo hagan todo las tropas del Rey [por lo que] no queda otro medio que conminar y amonestar por último a esos pueblos que los haré desaparecer de la faz de la tierra”.28

Delimitación territorial de la comandancia Una vez que el comandante se posesionara de su nuevo mando (cosa que sucedió hasta junio de 1813, pues la superior orden de Calleja tardó mese en llegar a su destino),29 proponía una alternativa a la táctica que estaba realizando el comandante De la Cruz hasta entonces, y desechaba también la propuesta inicial del propio Calleja sobre la defensa de ciertos puntos

William S. Robertson, Iturbide de México, traducción, introducción y notas de Rafael Estrada Sámano, presentación de Jaime del Arenal Fenochio, México, FCE, 2012, p. 52-63. 28 Calleja a Iturbide, México, 12 de junio de 1813, en Iturbide, Correspondencia y diario militar, Op. cit., tomo I, p. 53. 29 Iturbide al virrey, Salamanca, 12 de junio de 1813 (6 de la tarde), en Papers of Agustín de Iturbide de la Biblioteca del Congreso de los Estados Unidos, (en adelante PAI), Caja 2, foja 202. 27

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particulares. Señalaba que al estar latente la amenaza de un ataque de Morelos, que contaría con una fuerza que suponía “será algo respetable”, creyó imprudente emprender la reunión de las divisiones de Zacatecas, Nueva Galicia y Guanajuato en un punto particular, pues con ello se dejaría indefensas a las poblaciones más importantes de cada provincia, que estaban apenas protegidas por guarniciones “miserables” y volantes, indefensas ante los amagues de los rebeldes de la zona. En contraste, Iturbide proponía otra estrategia: si para impedir este mal dedicare yo mi División (única fuerza disponible con que puedo contar) a obrar por la raya de la Nueva Galicia con esta provincia [Guanajuato], y alguna parte de la de Valladolid desde Zamora a la Piedad para proteger los buenos que deben merecer nuestra primera atención; es claro que los Rayones con Rubí y algunas otras gavillas tratarían de ocupar a Acámbaro, Salvatierra, Yuriria, Valle de Santiago, Salamanca, San Miguel, etc., en donde trastornarían de nuevo la opinión que felizmente ha variado, y aumentarían incalculablemente sus fuerzas; y lo que es peor, muy de temerse Celaya, Guanajuato y otros pueblos padecerían.30 Mapa 1. Configuración de la comandancia de Guanajuato hacia 181331

 Delimitación propuesta por Calleja  Delimitación propuesta por Iturbide  Poblaciones sujetas a la comandancia

Iturbide al virrey, Corralejo, 14 de junio de 1813 (10 de la noche), en PAI, Caja 2, foja 206-207. Elaboración propia. El mapa puede consultarse en el link https://drive.google.com/open?id=1V5UYtzEA-U8YmZNOA5fe7FVutjA&usp=sharing 30 31

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siguiente:

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De lo anterior se desprenden dos cuestiones. La primera, es que el plan que tenía el comandante de Nueva Galicia era que Iturbide se encargara de una región mucho mayor de la que señalamos arriba, llegando hasta Zamora y La Piedad, lo cual rebasaba en mucho sus posibilidades. Y la segunda es que la zona de mayor importancia para el comandante de Guanajuato era la que iba de Acámbaro, Salvatierra, Valle de Santiago, Salamanca, San Miguel, y sobre todo la línea entre Celaya y la capital de la intendencia. De ese modo, la línea de la comandancia por el oriente quedaba más cargada hacia la ruta de la plata, por el camino que se abría hacia Querétaro y Acámbaro, como se ve en el mapa 1. Esto cobra mayor sentido si se recuerda que el principal interés de Calleja en esta región eran los recursos que se pudieran obtener de la producción argentífera, y aunque la territorialidad dominada varió, en ningún momento quedó fuera la zona principal señalada por el virrey. Aunque los límites de la comandancia de Guanajuato no quedaron del todo claros, gracias a los partes militares que entregaban los encargados de las diferentes villas y pueblos de la región, se puede ver qué poblaciones estaban sujetas a la jurisdicción de Iturbide. Los informes que le eran enviados, y que se publicaban periódicamente en la Gaceta del Gobierno de México, muestran que la delimitación hacia el norte se encontraba en Dolores y la propia capital de intendencia Guanajuato, al noroeste en León y San Pedro Piedra Gorda, hacia el sur con Pénjamo y Valle de Santiago, y al este con una franja menos definida, pero siempre tendiendo a la ruta de la plata.32

Atribuciones del comandante y fuerzas efectivas Antes del ascenso al “mando militar de la Provincia de Guanajuato”, Iturbide contaba bajo su mando con los cuerpos de Real Artillería, Destacamento de la Corona, Batallón Mixto, Cuerpo de Frontera, Escuadrón de San Carlos, Lanceros que mandaba Francisco de Orrantía y el Piquete de Dragones de San Luis.33 Pero, como se ha señalado, una vez en su nuevo cargo, sus fuerzas se engrosarían.

Iturbide a Ciriaco de Llano, hacienda de Xalpa, 27 de mayo de 1814, en HNM, Gaceta del Gobierno de México, 14 de julio de 1814, p. 758-759. Además 3 y 12 de enero de 1815. 33 Agustín de Iturbide a Félix María Calleja, Salvatierra, el 17 de abril de 1813, en Iturbide, Correspondencia y diario militar, Op. cit., tomo I, p. 32. 32

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Por la orden del virrey del 27 de abril de 1813, el Regimiento de Celaya que quedaba a su cargo debería conformarse por un batallón de 1,250 hombres divididos en 8 compañías, que según su nuevo comandante necesitaría alrededor de 17,844 pesos y 2 reales para poder entrar en operaciones. Las dificultades económicas hicieron a Calleja solicitarle que por “los muchos atrasos que ha sufrido la hacienda pública […] es indispensable que Vuestra Señoría excite el celo de los vecinos pudientes […] a fin de que contribuyan por medio de un donativo gracioso […] para los costos del vestuario y armamento”. 34 Una vez más el asunto de la penuria económica salía a flote, y por ello es que Calleja ponía especial énfasis en la tarea de “proteger la agricultura, activar el comercio, la industria y el laborío de las minas”. En la “Instrucción para la División de la Provincia de Guanajuato” 35 que Iturbide recibió del virrey, se señalaba que a su regimiento se sumarían “el segundo Batallón de la Corona, otro Mixto, el cuerpo de Caballería del Nuevo Santander y cuatro piezas de Campaña”. Además a la jurisdicción de Iturbide quedaban sujetas “todas las tropas veteranas que existen en dicha Provincia y las Milicianas y Urbanas”, siendo necesario crearlas en los pueblos y haciendas donde no las hubiera, con lo que se continuaba el despliegue del Plan Calleja. La caballería sería reforzada de los caballos cogidos al enemigo, e incluso de los quitados a las personas que no contaran con licencia para usarlos, y lo mismo pasaría con las armas, que se recogerían a quienes no tuvieran permitido usarlas. Dentro de las obligaciones del comandante estaba también la de mantener libres de los enemigos los caminos de Guanajuato, así como la de “escoltar los comboyes [sic] que transiten de las Provincias Internas a Querétaro, o de aquella ciudad a dichas Provincias”. Es decir, que bajo el mando de Iturbide estarían también fuerzas de las Provincias Internas de Oriente (Nuevo Santander, principalmente), todo con el fin de asegurar el cuidado de los recursos que iban de esta región, de Guanajuato y Querétaro a la ciudad de México, así como los que se remitan de Guadalajara, Zacatecas y las Provincias Internas, las que, si no llevasen escota propia, cuidaría por medio de los respectivos comandantes de cada provincia con sus tropas.

Félix María Calleja a Agustín de Iturbide, México, 27 de abril de 1813, en Ibíd., p. 20-21 y 34. “Instrucción para la División de la Provincia de Guanajuato”, Félix María Calleja a Agustín de Iturbide, México, 27 de abril de 1813, en Ibíd., p. 37-41. 34 35

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El cuidado tan especial del traslado de bienes y dinero “líquido” pertenecientes a las arcas del gobierno se debía principalmente a la carestía que Calleja había manifestado en su bando del 25 de marzo de ese año, y que ya hemos analizado aquí, pero también cobraba importancia ya que los recursos que sostendrían a la división de Iturbide vendrían principalmente de las Cajas Reales de Guanajuato, que debía pedir el comandante al intendente Fernando Pérez Marañón o a los gobiernos de cada plaza.36 Esta situación creó problemas entre el nuevo comandante y algunas autoridades locales, como por ejemplo lo acontecido entre Iturbide y el corregidor de Querétaro Miguel Domínguez, apenas en mayo de ese mismo año de 1813, cuando el primero solicitó en repetidas ocasiones la cantidad de 7 mil pesos del erario para poder realizar su campaña, a lo que Domínguez respondió con una negativa por no contar con tales recursos, provocando la reacción violenta del primero. Finalmente, el corregidor consiguió el dinero al “mandar vender, como en efecto se vendieron 26 cajones de cigarros”, medida que el virrey Calleja consideró inapropiada, por lo cual el corregidor le suplicó “me dicte las reglas que deba seguir en estos casos, pues son muchas las partidas y divisiones de tropas que llegan a esta ciudad, y los recursos se van agotando más cada día”.37 Como bien ha señalado la vasta historiografía económica del proceso de independencia,38 el gasto del erario novohispano se disparó notablemente después de 1810. Ernest Sánchez Santiró nos indica que de un promedio de gastos de guerra de 4’645,510 pesos (20% del egreso total) entre 1795 y 1799, se pasó a uno de 7’280,742 (56%) entre 1818 y 1819, lo cual se puede ampliar a los primeros años de la guerra, que sin duda Ibíd., p. 40. Iturbide al corregidor Miguel Domínguez, Querétaro, 5 de mayo de 1813 (a las 8 am), a las 11 am y a las 2 pm, y corregidor Domínguez al virrey, Querétaro, 5 de mayo de 1813, en Ibíd., p. 22-24. (cursivas mías) 38 Luis Jáuregui, “La economía de la guerra de independencia y la fiscalidad de las primeras décadas del México independiente”, en Sandra Kuntz (coord.), Historia económica general de México, México, Colmex / Secretaría de economía, 2010, p. 245-274; Carlos Marichal, “El sistema fiscal del México colonial, 1750-1810”, en Luis Aboites y Luis Jáuregui (coord.), Penuria sin fin, historia de los impuestos en México, siglos XVIII-XX, México, Instituto Mora, 2005, p. 37-78; Ernest Sánchez Santiró, “Los mecanismos de financiamiento de la contrainsurgencia, 1810-1821”, en Leonor Ludlow (coord.), El sustento económico de las revoluciones en México, México, UNAM; IIH, Facultad de Economía, 2013; Moisés Guzmán, sobre todo en su texto “Las economías de guerra en la independencia de México, 1810-1821”, en Moisés Guzmán Pérez (coord.), Entre la tradición y la modernidad. Estudios sobre la independencia, Morelia, UMSNH, 2006, p. 315-316; José Antonio Serrano Ortega, “El sistema fiscal insurgente. Nueva España, 1810-1815”, Relaciones, vol. XXIX, no. 115, verano 2008, p. 49-83; “Insurgentes y realistas en pos de la igualdad tributaria. Nueva España, 1810-1821″ en 20/10 Memoria de las revoluciones de México, n. 9, otoño 2010, p. 154-165. 36 37

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demandaron más recursos que en este bienio particular, cuando ya la insurgencia estaba mucho más acallada que en el período 1810-1816. Además, el aumento de fuerzas militares, sobre todo de línea, se había dado exponencialmente, pues de contarse en 1804 con 9,919 elementos regulares (32%) y 21,218 milicianos (68%), se llegó en 1816 a 17,125 regulares (43%) y 22,311 milicianos (57%), acarreando un coste de alrededor de 7’076,047 pesos.39 Resultaría interesante estudiar cuál fue el aumento particular en la provincia de Guanajuato. Por ello es que era tan importante cuidar del erario, pero también obligar a las poblaciones a sostener a sus propias defensas, es decir a los milicianos, medida implementada por Iturbide desde junio de ese mismo año: “tengo pedidas a los jefes de todos los pueblos organizados de esta provincia, noticia de los arbitrios y pensiones que hay en cada uno para la subsistencia de las tropas urbanas”.40 Incluso, como se quejaba después él mismo, “el señor Intendente me escribe quejándose del abuso que a pretexto del fuero militar hacen los patriotas de allí [de la comandancia de Guanajuato], evadiéndose aun de pagar las contribuciones impuestas”, pues al ser parte del servicio activo, estos patriotas realistas se creían eximidos de hacer el pago obligado para la defensa local.41 A pesar del engrosamiento de sus filas, para Iturbide estos hombres no eran aún suficientes, pues a finales de mayo le suplicaba al virrey aumentar su división, ya que para poder construir “el edificio de la paz” y poder proceder a “la expulsión total de las gavillas de este territorio en el término de medio año”, consideraba necesario que se agregaran a su mando “otros ochocientos o mil hombres, y remitirme 500 o 600 fusiles”.42 Para tales fines, había propuesto con anterioridad crear él mismo un cuerpo en Celaya, por medio de un vecino de la ciudad de nombre Antonio Pimentel. Éste se comprometía a armar 500 infantes, y aseguraba que “correría de mi cuenta todo el gasto en obsequio de la patria, y el amor que

Ernest Sánchez Santiró, La imperiosa necesidad. Crisis y colapso del Erario de Nueva España (1808-1821), México, Instituto Mora / Colegio de Michoacán, 2016, p. 136-138 y 145. Según éste, se había registrado una disminución del gasto de guerra en el período 1795-1799 con respecto a los años anteriores de 1744-1748, de un 10 a menos de un 5 por ciento. Ibíd., p. 125. Por supuesto este incremento tan enorme se debió a la llegada al reino de tropas expedicionarias. 40 Iturbide al virrey, 25 de junio de 1813, en Iturbide, Correspondencia y diario militar, Op. cit., tomo I, p. 62. 41 Iturbide a Calleja, Salamanca, 28 de junio de 1813, en AGN, Operaciones de Guerra 426, fs. 117-118. 42 Agustín de Iturbide a Félix María Calleja, Irapuato, 28 de mayo de 1813, en Iturbide, Correspondencia y diario militar, Op. cit., tomo I, p. 42. 39

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profeso a Vuestra Excelencia [Iturbide]”.43 Calleja compartía la idea de la necesidad de enviar más efectivos, ya que avisaba al Ministro de Guerra, a propósito del nombramiento de Iturbide, que éste contaría con sus fuerzas, además de “la demarcación de otros tres Cuerpos Provinciales” que estaban por establecerse,44 sin embargo no cuento con la información que me permita corroborar si se realizó o no. Iturbide tomó las riendas de su batallón, y de inmediato pidió al sargento mayor José Alonso noticia del estado de fuerzas en armamento, vestuario y hombres, así como oficiales y sargentos que merecieran ser ascendidos. Pero, como avisaba al virrey Calleja, dejó “algunas [vacantes] vacías, para que Vuestra Excelencia si fuere de su superior agrado, las provea en oficiales europeos, de buena conducta y alguna instrucción, pues deseo establecer y cimentar […] la mejor unión y armonía, para que se olviden del todo las rivalidades”, es más, decía, “quiero procurar al alcance de mis fuerzas el que se atienda sólo al mérito del individuo, no al lugar donde nació [y que] en igual mérito, sea por el americano al europeo, y así en la inversa”.45 La templanza política de Iturbide, así como su prudencia para intentar hermanar criollos y peninsulares, se observa aquí muy claramente. Sin duda, su objetivo era lograr una armonía interna en las filas de su ejército, como efectivamente lograría, en otro contexto muy diferente, en 1821 en su campaña trigarante.46 No obstante, no deja de tender al beneficio de los americanos, ya que si bien abre las puertas a los europeos, le deja al virrey la decisión de su incorporación o no. Hacia mediados del año de 1813, ya en pleno uso de su nombramiento, Iturbide declaraba cómo se encontraban las fuerzas de la provincia.

Comunicación de Antonio Pimentel a Iturbide, que éste traslada al virrey Calleja, 4 de mayo de 1813, en Ibíd., p. 22. 44 Calleja al Ministro de la Guerra, México, 30 de agosto de 1813, en Ibíd., p. 44. 45 Iturbide a Calleja, 25 de junio de 1813, en Ibíd., p. 60-61. 46 Véase Rodrigo Moreno Gutiérrez, La trigarancia: fuerzas armadas en la consumación de la independencia. Nueva España, 1820-1821, México, Instituto de Investigaciones Históricas; UNAM / Fideicomiso Felipe Teixidor, 2016. 43

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Cuadro 1. Estado que manifiesta la fuerza útil existente que tiene la división de operaciones del bajío con expresión de los enfermos y quedados voluntariamente en diversos lugares47 ARMAS

Cuerpos

Fuerza existente capitanes

tenientes

alféreces

sargentos

tambores

cabos

Soldados

TOTAL

ARTILLERÍA

Artillería

1

*

1

1

*

2

9

12 (2)

INFANTERÍA

Corona

5

6

5

7

8

12

133

160 (16)

Mixto

*

3

2

12

4

21

200

237 (5)

CABALLERÍA

Frontera

*

1

4

9

4

10

76

99 (5)

San Carlos

*

1

2

3

1

3

20

27 (3)

Lanceros

1

3

2

3

1

8

42

54 (6)

7

14

16

35

18

56

480

589 (37)

ARMAS

Cuerpos

Enfermos y quedados en varios pueblos capitanes

tenientes

alféreces

sargentos

tambores

cabos

Soldados

TOTAL

ARTILLERÍA

Artillería

*

*

*

*

*

*

*

*

INFANTERÍA

Corona

1

*

*

1

1

4

40

46 (1)

Mixto

*

*

1

1

*

7

97

105 (1)

CABALLERÍA

Frontera

2

1

3

2

*

4

10

16 (6)

San Carlos

*

*

*

*

*

*

2

2

Lanceros

*

1

*

*

*

*

5

5 (1)

3

2

4

4

1

15

154

174 (9)

General: tropa oficiales

783 37 820

Nota: 1ª hay agregados a la

Resumen de enfermos y Resumen:

ausentes

Artillería y agregados 35 Infantería

548

Artillería

*

Caballería

200

Infantería

152

783

Caballería

23

Suma

174

Suma

artillería 11 del batallón mixto de la corona. 2ª en la

Deben deducirse por

“Estado que manifiesta la fuerza útil existente que tiene la División de operaciones del Baxío con expresión de los enfermos y quedados voluntariamente en diversos lugares”, Iturbide a Calleja, Salamanca, 29 de junio de 1813, en Ibíd., p. 70. En los paréntesis se señala el número de oficiales totales. 47

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infantería

faltan

140

Enfermos y ausentes 171

fusiles que cubrió el total

Quedan útiles 612

de la tropa.

En el cuadro 1 se pueden observar los cuerpos y armas (artillería, infantería y caballería) de que disponía Iturbide como comandante de las fuerzas del Bajío. Su división estaba conformada por los regimientos de infantería de la Corona y Mixto, y los de caballería de Frontera, San Carlos y Lanceros, que alcanzaban el total de 820 elementos, de los cuales 783 eran tropa y 37 oficiales, según el resumen General que está al margen, del lado izquierdo. De esos 820, 174 eran baja por enfermedad o abandono de la tropa, y quedaban 612 elementos de la tropa y 34 oficiales “útiles”. Estos eran los cuerpos de que disponía Iturbide para movilizarlos en toda la región del Bajío, en apoyo a las fuerzas de cada provincia y para asegurar el traslado de los convoyes de plata. Por su parte, como comandante de Guanajuato, tenía una mayor cantidad de fuerzas, como se ven en el siguiente cuadro. Cuadro 2. Estado que manifiesta la fuerza armada que existe hoy en la provincia de Guanajuato48 LUGARES

Artillería capitanes

tenientes

alféreces

sargentos

tambores

cabos

soldados

TOTAL

GUANAJUATO

1

1

1

4

1

11

16

32 (3)

CELAYA

*

*

*

2

*

10

90

102

LEÓN

*

*

*

*

*

3

22

25

SILAO

*

*

*

1

*

4

33

38

IRAPUATO

*

*

*

6

*

6

44

56

TOTALES

1

1

1

13

1

34

205

253 (3)

LUGARES

GUANAJUATO

Infantería capitanes

tenientes

alféreces

sargentos

tambores

cabos

soldados

TOTAL

8

9

10

29

8

71

445

553 (27)

“Estado que manifiesta la fuerza armada que existe hoy en la Provincia de Guanajuato”, Iturbide a Calleja, Salvatierra, 23 de agosto de 1813, en Ibíd., p. 184. En los paréntesis se señala el número de oficiales totales. 48

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CELAYA

2

2

2

6

1

9

106

122 (6)

LEÓN

1

2

2

4

2

16

100

122 (5)

SILAO

3

2

3

10

3

24

153

190 (8)

IRAPUATO

4

3

4

14

*

14

127

155 (11)

TOTALES

18

18

21

63

14

134

931

1142 (57)

LUGARES

Caballería capitanes

tenientes

alféreces

sargentos

tambores

Cabos

soldados

TOTAL

GUANAJUATO

3

2

4

14

4

34

174

226

CELAYA

3

2

2

4

3

7

120

134

LEÓN

*

2

2

4

2

12

72

90

SILAO

2

2

2

6

2

11

131

150

IRAPUATO

2

2

3

5

1

6

62

74

TOTALES

10

10

13

33

12

70

559

674 (33)

RESUMEN: ARTILLERÍA 253 INFANTERÍA 1142

Nota. 1ª Los caballos en lo general General: Oficiales Tropa Total

se hallan en todos los lugares muy 93

estropeados. 2ª El batallón mixto

2069

de patriotas de Guanajuato que

2162

consta de cuatro compañías de

CABALLERÍA

infantería y las dos de caballería

674

de la misma forma según informes

SUMA 2069

del señor coronel José Castro, tienen muchas bestias inútiles, y a la tropa le falta uniformidad, disciplina y orden de modo que según el mismo señor consta, por su costosa fama y vicios con no más de tercera partes de la fuerza.

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El grueso de estas fuerzas es mucho mayor, ya que se trata de los cuerpos defensivos de toda la intendencia de Guanajuato, concentrados principalmente en derredor de esa capital, en puntos estratégicos. Las tropas apostadas en Guanajuato, Celaya, León, Silao e Irapuato, conformadas por las tres armas, contaban con 2,069 elementos de tropa y 93 oficiales al mando, como se ve en el Resumen y General al margen, al lado izquierdo del cuadro. Para ese número de efectivos, el armamento que poseía constaba de 53 cañones, 1,183 carabinas y fusiles, 229 pistolas y 675 espadas y lanzas.49 Para el sostenimiento de las fuerzas regulares de la provincia, pagadas como dijimos por la Hacienda virreinal, Iturbide requería de de 80,018 pesos, de los cuales 51 mil los recibía del conductor de platas, sólo para el período de enero a junio de 1813. Además, necesitaba 26,424 pesos para pagar a los 1,342 hombres que decía conformaban sólo su División, incluidas las raciones de campaña y el mantenimiento de los caballos.50 Esta suma es por un solo comandante (de Guanajuato y las tropas del Bajío), pero se puede hacer la proyección a todos los jefes militares del reino de Nueva España para calcular un aproximado de los gastos de guerra. Nada más entre enero y junio de ese mismo año, la real Hacienda había cedido 271,453 pesos para el gasto de las fuerzas defensivas de Guanajuato.51 Las primeras fuerzas presentadas, o llamada División del Bajío, se ocuparían principalmente para el traslado de la plata enviada a la ciudad de México vía QuerétaroAcámbaro, al oriente de Guanajuato, así como para el auxilio de las intendencias adyacentes de Nueva Galicia y Valladolid, hacia el poniente; en tanto que las fuerzas de la provincia, o fuerzas de Guanajuato, estaban apostadas en los lugares estratégicos más importantes, previendo amagues sobre la capital de la intendencia, en cuyo caso podría ser mejor defendida. No es de extrañarse entonces, que los ataques de los insurgentes como Liceaga, Cos y Rayón se dieran a las afueras de esta línea bien protegida, llegando apenas a Yuriria, Salvatierra y Valle de Santiago, por mencionar los puntos más cercanos que atacaron con respecto a la capital de la intendencia.

“Estado que manifiesta la clase y número de armas con que se hallan hoy los cuerpos urbanos de la Provincia de Guanajuato”, Iturbide a Calleja, Salvatierra, 23 de agosto de 1813, en Ibíd., p. 183 50 Iturbide a Calleja, Celaya, 10 de septiembre de 1813, en Ibíd., p. 202. 51 Ibídem. 49

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Conclusiones La guerra de independencia trastocó los cimientos más profundos de la administración de Nueva España, y al tratarse justamente de un conflicto armado, el ejército fue uno de los más impactados en su estructura. Después de la apresurada respuesta que se dio al levantamiento de Hidalgo, el año de 1813 representó el momento en que el gobierno impulsó una pequeña reforma al modo de hacer la contrainsurgencia. Se implementó un cambio en el sistema defensivo del reino, al fijar dos puntos principales de defensa; Puebla, asediada por Morelos, quien militarmente estaba en la cúspide y cuyas pretensiones institucionales estaban a punto de concretarse en un congreso, y la amenaza latente de Cos, Liceaga, Rayón y otras gavillas en el Norte, que ponían en peligro los recursos extraídos de Guanajuato y Zacatecas. El nombramiento de las Cortes españolas para que Calleja se convirtiera en virrey (o capitán general y jefe político superior, en términos liberales) se dio debido a que él contaba con habilidades idóneas para asumir tal cargo. Se había formado militarmente en Europa y había desplegado sus conocimientos en repetidas misiones en África y la propia Península, y además tenía un conocimiento táctico muy amplio del reino de Nueva España, lo cual servía para poder desplegar una adecuada táctica contrainsurgente. Estaba al tanto del medio, tenía los conocimientos castrenses necesarios y ya había conseguido victorias importantes frente a las fuerzas rebeldes. Es en ese contexto que se delimita la jurisdicción militar de Guanajuato, con lo que se buscó hacer más eficaz el cuidado de los caminos y recursos que se enviaban a la ciudad de México, es decir, el dinero necesario para sostener su endeble economía. Fue por eso que el virrey puso especial énfasis en la protección de la plata que era enviada por el camino de Querétaro a la capital, labor en la que se desempeñaba Iturbide antes de su nombramiento. A ello se debió esta medida del virrey, pues Calleja creyó que el coronel era el ideal para cuidar los recursos económicos, así como acabar con los cabecillas principales de la región. Otra de las cualidades con las que contaba Iturbide, además de las victorias que hasta entonces había conseguido frente a rebeldes como Albino García, José María Cos, Ignacio López Rayón y José María Liceaga, era la de conocer bastante bien la zona que se le encomendaba, por lo que pudo plantear una alternativa diferente a la que desplegó hasta

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entonces José de la Cruz, contradiciendo también la propuesta inicial que le había encomendado el propio virrey. En este período de su carrera fue cuando mayor fama alcanzó el futuro monarca mexicano, pero también representó el final de sus campañas contrainsurgentes, ya que en 1816 se le abrió un proceso por diversos cargos como malversación, enriquecimiento ilícito así como abusos y excesos contra las poblaciones y subordinados, que acabarían con su destitución del mando efectivo a finales de septiembre de ese mismo año.52 La reorganización que desplegó el gobierno virreinal fue en consonancia con lo que se había implementado desde 1811 con el Plan Calleja, donde se ordenó a todos los pueblos que crearan sus propios cuerpos defensivos para hacerle frente a las pequeñas divisiones rebeldes que intentaran hacerse de su control. Hasta 1813 ésta fue la táctica que se desplegó en toda la Nueva España, y en el caso de Guanajuato puede observarse cómo muchos pueblos crearon sus cuerpos de patriotas voluntarios o realistas, que fueron el complemento de los batallones de línea que existían en la provincia. Pronto, la nueva táctica del gobierno rindió sus frutos, y la insurgencia sufrió su revés más doloroso; la captura y muerte de su principal caudillo, José María Morelos, quien encontró su patíbulo en diciembre de 1815.

Véase Joaquín E. Espinosas Aguirre, “Ángeles exterminadores. Los abusos de los comandantes realistas durante la Guerra de Independencia”, en Relatos e Historias en México, año VIII, número 93, mayo de 2016, p. 76-81. 52

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PANORAMA DEL PODER MILITAR Y POLÍTICO GUANAJUATENSE (1836-1846) Panoramic view of the militar and political power in Guanajuato (1836-1846)

Noemí Guadalupe Pérez Cabrera

Francisco Miguel Ortiz Delgado

Universidad de Guanajuato. E-mail: [email protected] Universidad Autónoma MetropolitanaIztapalapa. E-mail: [email protected]

Recibido: 12/06/2016 Aprobado: 10/11/2016 Resumen: En el presente artículo se analiza la situación económica y social del ejército dentro del departamento/estado de Guanajuato (México) de 1836 a 1846. Ante las dificultades políticas y de seguridad el ejército de México fungió durante el centralismo como un cuerpo policial, lo que lo convirtió en una herramienta política que provocó múltiples conflictos y contratiempos. En el caso de Guanajuato las vicisitudes militares aumentaron debido a la lucha de la cúpula de poder de la región (compuesta primordialmente por comerciantes, hacendados, profesionistas y mineros) por obtener mayor participación política a nivel nacional, lo cual se podía lograr a través del Ejército. Esta mayor participación se consiguió, y fue debida a los mejores niveles educativos de los guanajuatenses en comparación con los ciudadanos de otras zonas del país. Aquellos consiguieron múltiples puestos de alto rango en el ejército y sobresalieron como militares y generales muy capaces. No obstante, la situación de los soldados rasos y de bajo rango fue precaria, en vestimentas, instrucción y armamento, y los cambios continuos de régimen no hicieron nada para mejorar esta situación deplorable. Palabras clave: Historia militar, Guanajuato, México, Centralismo, Grupos de poder. Abstract: In the present article it is analyzed the econcomical and social conditions of the army inside the State or Department of Guanajuato (Mexico) from 1836 to 1846. In the face of political and security difficulties Mexico´s army functioned during Centralism as a

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constabulary body, making of it a political tool that provoked multiple conflicts and setbacks. In the case of Guanajuato the military vicissitudes augmented due the struggle of the regional elite (composed by entrepreneurs, landowners, professionals and mine-owners) for obtaining a bigger political participation, which would be obtained through the army. The bigger participation was achieved thanks to the better education of the guanajuatenses in comparison with the citizens from other zones of the country, they achieved multiple positions of high rank inside the army and excelling as very capable leaders and generals. Nevertheless, the state of affairs of the privates and low rank officers was precarious regarding clothes, instruction and armament, and the continuing changes of regimen did nothing to improve this deplorable picture. Keywords: Militar history, Guanajuato, Mexico, Centralism, Power groups.

La situación del Ejército y la política en la región guanajuatense (18361846) Luego de lograda la Independencia de México, el nuevo país sufrió cambios abruptos en la búsqueda de una forma de gobierno adecuada a sus necesidades. Una monarquía (1821) y una república federal (1824) no lograron estabilizar y fortalecer a la nación durante las primeras tres décadas del siglo XIX. El sistema federal había sido duramente criticado debido a que no obtuvo resultados tangibles durante su implementación, acto que se reflejó en aspectos como el ámbito fiscal, pues no se destinaron los recursos necesarios a las administraciones de los estados, tampoco se garantizó la propiedad privada, se incrementó la burocracia, se aplicaron restricciones hacia la Iglesia Católica, y el tema de la seguridad era una preocupación constante pues la justicia y la protección a la población era escasa.1 En 1835 algunas regiones del país, por medio de sus representantes del ala conservadora, se pronunciaron en contra de la república federal y exigieron un sistema centralista siendo, los casos principales los de Zacatecas, Toluca y Orizaba.2 Instauraron un Congreso que anuló la constitución de 1824 e implementaron nuevas bases legislativas. Para

Costeloe, Michael P., La República Central en México, 1835-1846 “Hombres de bien” en la época de Santa-Anna, Eduardo L. Suárez, traductor, México, Fondo de Cultura Económica, 2000, p. 85. 2 Ídem, p. 90. 1

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1836 se proclamaron siete leyes constitucionales. 3 Durante poco más de una década se implementó el centralismo en México hasta 1846 en que se restableció la República federal. El centralismo benefició enormemente al gremio militar, que durante el primer federalismo se vio limitado ya que, a falta de apoyos, el gobierno federal recurría a desarticular los cuerpos de milicias creados para su propia defensa en diversas regiones. 4 P. Costeloe indica que dentro de la nueva legislación Se restablecieron los favores para el ejército, con la cancelación de las degradaciones impuestas por los liberales, y se anunció una nueva serie de ascensos […] Se reinstaló a todos los empleados de los sectores civil y militar que hubiesen perdido sus empleos o sido degradados por razones políticas. […] Se aseguró que la paga del ejército tuviera prioridad absoluta sobre todos los demás compromisos. En algunos casos se dejaba la autoridad civil y militar en las manos del comandante local, y se expidieron muchos decretos para mejorar el reclutamiento, la disciplina y la administración. […] Los comandantes aprovecharon plenamente su renovado prestigio. Los enemigos del gobierno fueron víctimas de arresto sumario, y distinguidos jefes políticos descubrieron que no eran inmunes a los caprichos del comandante local.5 De tal manera que luego de la guerra contra Texas (1836), en la que el ejército mexicano fue derrotado, se impulsó su fortalecimiento por medio de la creación de impuestos nuevos con los que se le podría reabastecer, se realizaron contratos para la compra de uniformes y materiales varios y se adquirieron barcos y municiones.6 La inestabilidad política de la región guanajuatense en los años treinta del siglo XIX se evidencia con varios levantamientos indígenas en contra del gobierno centralista de México. Uno de aquellos levantamientos fue el de Sierra Gorda o Piedra Gorda que consistió en “una revuelta federalista encabezada por el Tte. Corl. Cristpobal Mejía [...], que cundió rápidamente

“Primera. Sobre los derechos y obligaciones de los mexicanos y los habitantes de la República. Segunda. Organización de un Supremo Poder Conservador. Tercera. Del Poder Legislativo, de sus miembros, y de cuanto dice relación á la formación de las leyes. Cuarta. Organización del Supremo Poder Ejecutivo. Quinta. Del Poder Judicial de la República Mexicana. Sexta. Sobre la división y organización territorial. Séptima. Variaciones de las Leyes Constitucionales. Artículos transitorios.” Constitución de 1836, SEGOB Secretaría de Gobernación, Unidad General de Asuntos Jurídicos. (Internet: http://www.ordenjuridico.gob.mx/Constitucion/1836.pdf Fecha de consulta: 28 marzo 2017). 4 ILCE, Instituto Latinoamericano de la Comunicación Educativa Organismo Internacional, Biblioteca digital del ILCE, Aguascalientes versus Zacatecas. (Internet: http://bibliotecadigital.ilce.edu.mx/sites/estados/libros/aguas/html/sec_25.html Fecha de consulta: 28 de marzo de 2017). 5 Costeloe, La República Central en México, 1835-1846, Op. Cit., pp. 91-104. 6 Ídem, p. 105. 3

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por toda la Sierra Gorda, cuyos habitantes se quejaban de los abusos de los agentes fiscales […] en beneficio del monopolio del tabaco”7, y provocó la necesidad continua, por parte del gobierno general del país, de recursos continuos para el mantenimiento de la estructura política y militar en la región guanajuatense (situaciones similares se vivieron en otras regiones del país). En un documento emitido por la prefectura de uno de los municipios de Guanajuato, el de León, podemos apreciar la implementación de la estructura militar centralista8 dentro del Departamento de Guanajuato, donde el encargado de los pueblos del Distrito asegura que tanto las compañías rurales como las urbanas (o auxiliares) serán empleadas para mantener el orden.9 Lo que muestra el documento es que en los Distritos en que se subdividían los distintos Departamentos de la República, el ejército se desempeñaba nada más que como policía. Un ejemplo de tal función policial del ejército fue la captura de bandidos en la población de Acámbaro, durante agosto de 1837.10 Existían múltiples deficiencias en el aprovisionamiento de los milicianos, quienes “mantenían el orden” del Departamento de Guanajuato (las Milicias Cívicas habían sido fuerzas militares regionales sancionadas por los federalistas) desde diciembre de 1835, un lastre que venía desde antes de la instauración de un gobierno centralista en la región; en un reporte del Batallón de Seguridad Pública de Guanajuato, fechado en 23 de diciembre de 1835, se dice haber recibido, entre otros armamentos y suministros de guerra:11 327 fusiles, de los cuales se dice que 177 estaban deteriorados. Entre otros aditamentos se mencionan los siguientes: 160 bayonetas, 365 talines, 448 cartuchos, 4 cornetas, 4 cajas de guerra, 4 pitos, 1 bombo, 9 chaquetas, 13 pantalones, 28 portamantas, 114 cascos de morriones, 56 martillos, 2 banderas, 1 espejo, entre otros aditamentos. Material que no era nuevo, sino que había pertenecido a otra unidad y se había trasladado a Guanajuato.

Pérez Bolde, Alfredo. “Notas sobre la rebelión de la Sierra Gorda”, en Salazar y García, Arturo (coord.), Guanajuato: evolución social y política, León, El Colegio de El Bajío, 1988, p. 194. 8 El centralismo fue la forma de gobierno de México desde diciembre de 1835 a 1846. 9 Archivo Histórico General del Estado de Guanajuato (AHGEG), Sección Milicia, Fondo Gobierno, Serie Milicia Cívica (León, 1839). 10 AHGEG, Sección Guerra, Fondo Gobierno, Serie Comandancia General (Guanajuato, 1836-1837). 11 AHGEG, Sección Guerra, Fondo Gobierno (Guanajuato, 1836). 7

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En una carta emitida en 1836 por el comandante militar del punto de Mellado (en la ciudad de Guanajuato) de la Milicia Cívica del Departamento de Guanajuato se asegura que: Siendo este un punto avansado en el que cada dia se tiene que ministrar auxilia á los puntos inmediatos, y no teniendo un numero competente de fusiles, para satisfacer á las muchas peticiones que hacen las autoridades de dhos puntos, suplico á V. S. se sirva remitirme veinte y cinco fusiles mereciendole al mismo tiempo sean Ingleses pues los que tengo en este deposito estan inutiles [sic] […]12 Además de la petición de fusiles, por parte del comandante Juan Liceaga, éste también se queja de la falta de entrenamiento militar de los milicianos. Y, señalando la misma falta de entrenamiento e indisciplina, encontramos en un documento de la prefectura de Celaya una muestra de descontento por parte del jefe de partido de Apaseo. Un descontento originado porque los milicianos se negaban a “prestar el servicio” militar. El mismo jefe de partido insta al Congreso del Estado a decretar la organización de la nueva milicia.13 El documento data de julio de 1839, por lo que vemos que, aún después de cuatro años de haber iniciado el centralismo (1835), aún no había ni una completa ni una decente organización militar. Los centralistas eliminaron las milicias cívicas en 1836

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y los diferentes

departamentos intentaron su reinstalación. Estas intentonas para que los diferentes departamentos de todo el país tuvieran un brazo armado regional (llamado por los centralistas “Guardias Nacionales”), bajo su mando directo, fueron especialmente fuertes en las Juntas de Zacatecas y Guanajuato de 1841 y 1842, pero fracasaron.15 Aunque las milicias cívicas en Guanajuato, desde principios de los años treinta, carecían de una verdadera y efectiva utilidad militar o, mejor dicho, unidad policiaca, puesto que sus integrantes “desertarían de un momento llevando consigo uniformes y armas”. Pues, los oficiales y la tropa eran escasos y seguían disminuyendo constantemente. Además, por no estar capacitada y adolecer de armas, no podía “la milicia obrar con eficacia ni ser movilizada adecuadamente”.16 La verdadera utilidad de las milicias cívicas era política: el proveer de una

AHGEG, Sección Guerra, Fondo Gobierno (Guanajuato, 1836). AHGEG, Sección Milicia, Fondo Gobierno, Serie Milicia Cívica (Celaya, 1839). 14 Introducidas previamente por el gobierno federalista. 15 Serrano Ortega, José Antonio, El contingente de sangre, México, Instituto Nacional de Antropología e Historia, 1993, p. 118. 16 Salinas Vargas, Rosalino. La milicia cívica y la ciudad de Guanajuato y puntos avanzados: Reclutamiento militar y orden público, 1823-1835, (tesis pregrado), Universidad de Guanajuato, 2007, p. 99. 12 13

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sensación de autonomía (y de seguridad) a los diferentes estados federales con respecto a la capital, la Ciudad de México; su utilidad era pues otorgar un poder militar muy aparente, poder el cual, de cualquier forma, las entidades federativas anhelarían para ellas. Con la implementación del sistema centralista se eliminó la milicia cívica y el ejército obtuvo ventaja en la promoción de beneficios para su gremio.17 La estructura militar general del centralismo consistió entonces en poner bajo las órdenes de los comandantes generales, quienes también fungían como gobernadores de los Departamentos, tanto a las compañías de caballería o “compañías rurales” (en las haciendas) como a las “compañías auxiliares” (en los pueblos). 18 Pero estas compañías auxiliares siempre tuvieron funciones casi exclusivamente policiacas u oficialistas, las cuales consistían en acabar con asaltantes y rebeldes, por lo que las susodichas compañías no satisfacían los deseos de los gobernantes regionales de poseer una armada verdaderamente militar y propia para sus respectivas zonas. El Comandante General de Guanajuato en 1836, Luis de Cortazár, cuando el gobierno centralista le solicitó soldados para combatir a los federalistas, dijo que él no tenía militares permanentes y que los que estaban a su servicio sólo sabían de buscar “ladrones, custodiar cuerdas y escoltar conductas de plata”.19 Lo cual en efecto era cierto, según apuntamos: los militares sólo eran un tipo de policías. Sin embargo, una vez que las diferentes regiones de la República Mexicana tuvieran sus propios ejércitos, ¿cómo iban a sustentar a los soldados y pagar las provisiones y el parque en esa época con una situación económica tan precaria y una política tan caótica? Desde 1837, el problema presupuestario fue aún más imbatible, pues, como podemos apreciar en un documento de otra prefectura de Guanajuato, la de San Miguel de Allende, el Comandante Militar de la plaza del distrito de la Villa de San Felipe refiere que se carecía de la “data mensual correpte [correspondiente] a los gastos mas forzosos pa [sic] la guarnicion

Costeloe, La República Central en México, 1835-1846, Op. Cit., p. 104. Noriega, Cecilia. “Entre la dictadura y la constitución. 1841-1846”, en Gran Historia de México Ilustrada, El nacimiento de México 1750-1856. De las Reforma Borbónicas a la Reforma, México, Planeta, 2001, p. 245. 19 Cortázar, Luis de, citado en: Serrano Ortega, José Antonio, El contingente de sangre, Op. Cit., p. 121. 17 18

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[militar]”, además de que aseguraba que “se hallan los fondos Municipales tan exhaustos, q. aun deben meses enteros á los Dependientes públicos”.20 La falta de recursos en esa época impidió aminorar la plaga de asaltos en la región, según observa Díaz Infante “a partir de la emisión de la ley de 3 de octubre de 1835 aumentan las comunicaciones sobre grupos armados en los límites del estado que se dedican principalmente al robo […] Al mismo tiempo, las autoridades de algunos ayuntamientos identificaban a las “gavillas” de bandidos como federalistas”. 21 Los centralistas, práctica común en las dictaduras, identificaron entonces a sus rivales políticos como criminales. Independientemente de la identidad de los individuos dedicados al asalto, la situación de la seguridad de la región se mantuvo endeble desde 1835 hasta 1846, por causa de la fragilidad económico-política (por falta de pagos a los funcionarios) y militar (igualmente por falta de pagos y por ausencia de buenos suministros y de entrenamiento). Y la manipulación de la justicia dentro del ejército por parte del ejecutivo (de 1841 a 1844, con mayor exactitud), quien imponía hasta a los jueces militares,22 no traía mayor estabilidad dentro del estamento militar. Costeloe señala que las críticas a la organización militar eran inevitables incluso para el propio secretario de Guerra José María Tornel y Mendivil, quien en la “Memoria de Guerra” publicada en el diario “El Sol” menciona que: En mayo de 1835 recordó al ejército que su papel no incluía la intervención en asuntos políticos, y más tarde, -cuando propuso la construcción de instalaciones de educación primaria en todas las unidades militaresinsistió en que el nivel de alfabetismo entre los reclutas era inaceptablemente bajo y causa de gran disgusto público. En el informe anual de su secretaría criticó aún más las prácticas de reclutamiento. Decía que el ejército había sido utilizado como prisión en la que las autoridades, olvidando la práctica correcta de la selección por lotería, habían encerrado a delincuentes, vagabundos y la escoria de la sociedad. Inevitablemente, la disciplina y la moral militares habían sufrido y la deserción era un problema continuo.23 AHGEG, Sección Guerra, Fondo Gobierno, Serie Comandancia General (Guanajuato, 1836-1837). Díaz Infante Maldonado, David. El centralismo en Guanajuato. Expresiones en torno al cambio de sistema de gobierno 18331846, (tesis de pregrado), Universidad de Guanajuato, 2014, p. 77. 22 Arnold, Linda. “La política de la justicia militar mexicana”, en Ortiz Escamilla, Juan, (coord.), Fuerzas militares en Iberoamérica siglos XVII y XIX, México/Zamora/Xalapa: El Colegio de México/El Colegio de Michoacán/ Universidad Veracruzana, 2005, pp. 250-251. 23 Costeloe, La República Central en México, 1835-1846, op. cit., p. 106. 20 21

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La situación militar a nivel nacional no era distinta al caso de Guanajuato, la falta de pagos a los soldados, activos, retirados y pensionados, así como la constante queja de los oficiales por carecer del armamento y equipo indispensables,24 por lo tanto, reflejaban la problemática que el ejército enfrentaba en ese momento a pesar de ser una prioridad para el gobierno mexicano.

Guanajuato y la Guerra México-Estados Unidos En 1846, año en que sobrevino la guerra de México contra Estados Unidos, Guanajuato, ya volviendo al federalismo, aportó considerables recursos monetarios para el esfuerzo bélico (extraídos extraoficialmente). "De las rentas del departamento, se dispondría de 4000 pesos mensuales; 6000 pesos provendrían de la Casa de Moneda, 1000 pesos del ayuntamiento [en calidad de préstamo al gobierno federal,25 muestra de cambio de actitud hacia los gobiernos regionales por parte de los federalistas] y otras cantidades se obtendrían mediante descuentos a los salarios de los empleados al servicio del gobierno." 26 Además Guanajuato terminó aportando material humano considerable. Una vez sofocada la rebelión contra el gobierno nacional fraguada por el general Mariano Paredes y por el presbítero Celedonio Domeco Jerauta, quienes se habían hecho fuertes, militarmente hablando, en Guanajuato capital, y donde murió el segundo, 27 fue entonces que se nombró gobernador a Manuel Doblado, quien había apoyado el regreso de Antonio López de Santa Anna a la presidencia. Luego, Doblado envió a un contingente de 6,000 soldados, al mando del general Gabriel Valencia, para enfrentar a los enemigos norteamericanos.28 Asimismo, los oficiales guanajuatenses desempeñaron un buen papel en la guerra, como lo fue el desempeño del teniente coronel Mariano Morett que hacía que sus soldados fueran de los primeros en cargar en una batalla. Los guanajuatenses realizaron tales acciones Ídem, p. 219. Salazar y García, Arturo. “Guanajuato en la guerra México contra EE. UU. en el siglo XIX”, en Guanajuato: evolución social y política, Op. Cit., p. 162. 26 Blanco, Mónica; Parra, Alma y Ruiz Medrano, Ethelia, Guanajuato. Historia breve, México: Fondo de Cultura Económica/Colegio de México/FHA, 2011, pp. 124. 27 Rionda Arreguín, Isauro, Brevísima historia de la ciudad de Guanajuato, Guanajuato, Universidad de Guanajuato, 1985, p. 54. 28 Jáuregui de Cervantes, Aurora, Relato histórico de Guanajuato, Guanajuato, Ediciones La Rana, 1996, pp. 76-77. 24 25

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pese a no estar bien armados, ni bien vestidos, ni bien entrenados, ni de poseer experiencia (no podían tenerla en tanto que el ejército, reiteramos, había fungido como policía en la etapa centralista) y pese a que sus armas eran de muy diferentes modelos, gran parte de éstas sin bayonetas, y "notándose muchos fusiles atados con correas ó con cordeles en vez de abrazaderas".

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Fue notable pues que durante toda la guerra contra el invasor

norteamericano el dinero aportado por las diferentes entidades no llegaba a donde se necesitaba, ni a sus propios soldados. Lo necesario para el ejército no se satisfacía, el dinero muchas veces se invertía en cubrir los altos sueldos de los oficiales. Así, fue notable que los líderes y organizadores militares no cumplieran con sus deberes de guerra. Esta situación descrita fue una causa de la imposibilidad de hacer frente y vencer a la invasión, pese al alto patriotismo de los soldados de bajo rango dentro de las fuerzas armadas. El intelectual decimonónico Justo Sierra bien observó que la fatídica relación de México con Estados Unidos de América, un imperio en plena expansión en el siglo XIX, provocó los excesos de la cúpula militar (un grupo conformado por burgueses que no le interesaba la patria primero sino sus negocios privados, según veremos en la siguiente sección) en aquel siglo y condicionó el desarrollo económico mexicano. Una de las causas torales de nuestro raquítico y trabajoso desenvolvimiento, fue la expectación de un choque mortal con el extranjero, que, creando hábitos, necesidades y abusos militares, nos mantuvo en un estado que no podía evolucionar hacia el económico, para ver de emparejarnos con nuestros rápidamente gigantescos vecinos, sino por medio de revoluciones, es decir, de oscilaciones incesantes del despotismo a la anarquía.30

La cúpula de poder: la burguesía y la milicia Podemos observar que la forma de gobierno centralista resultó favorable para cierto grupo de guanajuatenses, como los militares de alto rango. La influencia de la región a nivel nacional permitió que aquellos obtuvieran cargos políticos en la entidad y posteriormente cargos nacionales. Tal es el caso de Luis y de Pedro Cortazar, quienes fueron representantes

Olavarría y Ferrari, Enrique, México a Través de los Siglos. México Independiente, t. IV, México, Ballescá y Compañía Editores, p. 595. 30 Sierra, Justo, Juárez, su obra y su tiempo, 4.- ed., México, Editorial Porrúa, 1980, p. 266. 29

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nacionales, lo que les permitió forjarse una carrera en la política local y ascender a la gubernatura. Destaca que durante el centralismo los actores políticos guanajuatenses estaban compuestos primordialmente por ricos comerciantes, hacendados, profesionistas (en especial abogados), mineros, clérigos u hombres que profesaban diferentes actividades de manera simultánea, tanto en instituciones locales como nacionales.31 Las clases alta y media formaron pues una sólida alianza que los empoderó y benefició enormemente fundamentada en sus intereses particulares. Los recursos monetarios eran necesarios y empleados para combatir las rebeliones y la delincuencia, para solventar las deudas e igualmente para sostener la educación. 32 Los trastornos educativos durante la República Centralista traerían como consecuencia, entre otras, que se retrasara la implementación de una educación generalizada en la región, lo que causó que la educación fuera un privilegio de la clase burguesa o de la terrateniente, la única que podía pagársela a sus hijos. Lo que generaría, a su vez, un círculo vicioso donde las demás clases no podían participar en la política por falta de educación, la cual, a su vez, no era fomentada por los hombres que estaban en el poder, pues ese aspecto pasó a segundo término. Militarmente, el Estado mexicano no se encontraba sólido pues el reclutamiento obligatorio generaba indisciplina y descontento en las distintas zonas del país. Los soldados no eran entrenados profesionalmente y era común la deserción. Los rangos generaban disputas entre los jefes militares ya que, como ya se mencionó, los pagos eran desiguales y a veces nulos.33 Por otra parte, los caudillos surgidos con el movimiento de Independencia se consolidaron como jefes regionales y, pese a que no formaban parte de instituciones oficiales, contaron con el apoyo de las masas. Las figuras militares de alto rango guardaban una estrecha relación con los mandos políticos de Guanajuato, por lo que el vínculo generado

Uno de los más destacados terratenientes, comerciantes y mineros que se involucraron en la actividad legislativa fue Romualdo Marmolejo. 32 Sobre este asunto véase Vidaurri Aréchiga. José Eduardo, "Historia de la educación pública en la ciudad de Guanajuato", en Lara, José Luis y Vázquez González, Mauricio (coords.), Guanajuato. Historia, sociedad y arte, Guanajuato, Presidencia Municipal de Guanajuato/Dirección Municipal de Cultura, 2003, pp. 123-125. 33 Jáuregui de Cervantes, Aurora, Relato Histórico de Guanajuato, Op. Cit., p. 92. 31

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entre ellos fue muy importante para enfrentar las guerras nacionales e internacionales y los levantamientos regionales. El caso de los hermanos Luis y Pedro de Cortazar, ilustra lo anterior, ambos militares fueron gobernadores de Guanajuato y ya se habían destacado por ocupar varios cargos militares en el ejército realista. Ambos fueron también comandantes generales de Guanajuato y conocían la región perfectamente, lo que los convirtió en piezas militares fundamentales, reconociéndoseles a nivel nacional. Otro de los militares destacados fue el coronel Romualdo Marmolejo, quien también era un rico minero y poseía muy buenas conexiones políticas. Su hermana fue viuda del insurgente y héroe nacional Ignacio Aldama, posteriormente de que ella enviudó se casó con un miembro de una de las familias más poderosas de Guanajuato (desde el Virreinato hasta gran parte del XIX), los Espinosa de los Monteros.34 Lo cual exhibe el dominio de lasfd mismas familias burguesas en la región, pese a los amplios cambios políticos experimentados. En un análisis de las actividades de los individuos que participaban en la política guanajuatense de la época, podemos ver que la República Centralista no fue sostenida exclusivamente por el clero y la milicia,35 como comúnmente se cree (de hecho, como vimos, tanto el clero como el ejército atacaron y traicionaron reiteradamente al centralismo del presidente de la República Anastasio Bustamante), sino también fue sostenida por la alta burguesía, los hacendados, los comerciantes emergentes y, primordialmente, por los profesionistas. Es necesario tener presente que la nueva y la vieja burguesía (la que venía desde el Virreinato) de la región, a las cuales también por lo general pertenecían los profesionistas, se mantuvieron en el poder político y militar, sin importar el tipo de gobierno que estuviera vigente -centralista o federalista. Un ejemplo claro fue la familia compuesta por Juan Antonio de Béistegui, inmigrante de Guipuzcoa, España, y su esposa Paula García y Cobián, oriunda de Silao, Guanajuato. Sus hijos, en especial Nicanor e Isidro Béistegui, gracias a sus riquezas (producto de los bienes y raíces, la agricultura, la minería, la especulación y préstamos),

Preciado de Alba, Carlos Armando, Clase política, elecciones y estructuras legislativas. Guanajuato 1833-1853, México, Ediciones La Rana, 2010, p. 34. 35 Según las conclusiones del estudio de Preciado de Alba en Op. Cit., pp. 37-38. 34

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dominaron gran parte de la política guanajuatense en los cuarentas del XIX pero, al parecer, no la dominaron directamente sino por medio de sus influencias. Por ejemplo, en 1844 y en pleno centralismo, los Béistegui le dieron un poder general al gobernador Pedro Cortazar para que arregle todos sus asuntos económico-judiciales en la Ciudad de México.36 Tener a su disposición, de esa manera, a un gobernador es algo notable e indicador del gran poderío de la familia. Una razón clara de la participación amplia de la burguesía guanajuatense en la política de la etapa centralista, en especial en el ámbito legislativo, se encuentra en que las mismas Siete Leyes habían puesto como requisito, para la participación en las elecciones de los miembros del Congreso local o nacional, el tener propiedades. "[...] se estableció un voto censitario, similar al que prevalecía en todos los países que contaban con representación, es decir, votaban y eran votados sólo aquellos que pagaban impuestos o tenían propiedades."37 Ello privaba a las clases menos favorecidas de una verdadera participación política. El sistema centralista era uno que privilegiaba políticamente a las antiguas y nuevas clases adineradas, por ello es que estos grupos burgueses se opusieron (junto con miembros del clero y de la milicia) al federalismo. Pero, a la vez, afectaba económicamente a esas mismas clases burguesas porque las reformas hacendarias centralistas establecieron impuestos directos a los propietarios de fincas y a los grandes comerciantes, provocando el descontento de tal sector.38 Los cambios de régimen y de presidente afectaron directamente a Guanajuato, como a muchas otras regiones. El ejecutivo nacional, independientemente de su forma de gobierno, siempre necesitado de recursos para su pretendida lucha contra los texanos o los estadounidenses, requería del control de los diferentes Departamentos o Estados de la Nación. En especial de aquellos que gozaban de una buena situación financiera, como es el caso de Guanajuato a partir de la bonanza del mineral de La luz (pueblo minero cercano a la capital) en 1842. Tan importante fue la bonanza que, diez años después, el gobierno

Meyer C., Rosa María. "Los Béistegui, especuladores y mineros", en Cardoso, Ciro, (coord.), Formación y desarrollo de la burguesía en México. Siglo XIX, México, Siglo Veintiuno Editores, 1978, pp. 109-114. 37 Vázquez, Josefina Zoraida. "De la independencia a la consolidación republicana”, en Nueva historia mínima de México, México, El Colegio de México/Secretaría de Educación Pública, 2004, p. 158. 38 Blanco, Mónica; Parra, Alma y Medrano, Ethelia, Guanajuato. Historia breve, Op. Cit., pp. 120-123. 36

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guanajuatense reconoció que La Luz aportaba el 30% de la producción total del estado.39 Sin embargo, los recursos económicos por lo regular no llegaban a las manos del gobierno regional sino que se mantenían en las clases burguesas. Muchas veces, el gobierno federal, a través de sus pesadas o inequitativas cargas fiscales, impedía o truncaba el crecimiento económico de las diversas regiones. Esto es una observación que remarcarían constantemente los liberales mexicanos de la segunda mitad del XIX, quienes estimaron que las políticas económicas que los regímenes centralistas y conservadores establecieron no eran sino trabas para el progreso material del país, propugnando pues un comercio “más” libre.40 Aún cuando la reforma hacendaria del centralismo estuviera controlada primordialmente por los industriales, los comerciantes y los hacendados. 41 La nueva burguesía se irguió como opositora política, 42 sin embargo, sólo apoyó a un federalismo moderado. La vieja burguesía terminaría también oponiéndose al centralismo para librarse de los onerosos impuestos que recaían en ella y que, según decía, se reconocía como el único sector de la población que generaba verdaderamente ingresos en la región o en todo el país. La misma burguesía regional muchas veces se mantuvo reacia a proveer de recursos para la sempiterna llamada del gobierno mexicano para recuperar Texas, así como a aportar dinero para la milicia mexicana en general, independientemente del régimen o presidente que gobernara. Se trataba de una burguesía característicamente convenenciera que resistió con fuerza los intentos del ejército de usar Texas como un pretexto, muchas veces egoísta, para fortalecerse a sí mismo. 43 Los actores políticos y militares guanajuatenses no fueron reemplazados por otros únicamente por el cambio de signo y partido político, sino también, como bien observa el historiador Preciado de Alba, por un cambio generacional y por el

Ídem, p. 126. Ortiz Delgado, Francisco Miguel, Perspectivas del cambio histórico en la intelectualidad mexicana, 1857-1910, (tesis de pregrado), Universidad de Guanajuato, 2011, pp. 19-23. 41 Blanco, Mónica; Parra, Alma y Medrano, Ethelia, Guanajuato. Historia breve, Op. Cit., p. 123. 42 Ídem, p. 118. 43 Vázquez, Josefina Zoraida/ Meyer, Lorenzo, México ante los Estados Unidos. Un ensayo histórico 1776-2000, México, Fondo de Cultura Económica, p. 49. 39 40

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fortalecimiento de "la vocación civil de los representantes guanajuatenses, una tendencia que se venía gestando desde el periodo centralista."44

Conclusiones Cerramos la reflexión en torno a Guanajuato subrayando los motivos por los cuales tal entidad fue escenario de una constante lucha política y militar en el siglo XVIII y XIX y, en menor medida, hasta la primera mitad del XX. Martínez Assad nos menciona dos motivos: "a) haber sido enclave minero fundamental para la economía de la Nueva España [...] y b) ser el centro de la históricamente rica región del Bajío mexicano".45 Nosotros podemos agregar tres razones más por las cuales el estado de Guanajuato fue escenario de aquella constante lucha, las cuales se derivan del análisis de los sucesos expuestos. 1) La clase política guanajuatense poseía una mayor educación que le posibilitó aumentar su participación a nivel nacional, con lo que se incrementó el conflicto a nivel regional al tratar de imponerse divergentes ideas en el gobierno (centralismo contra federalismo). 2) La entidad era una región de profunda ideología pro católica, lo que durante mucho tiempo fue un problema político al confrontar a los grupos conservadores con los de tendencia más liberal. 3) La ubicación geográfica de Guanajuato que, al encontrarse en la zona central del territorio mexicano, ha sido históricamente un punto de operaciones, conflictos y batallas militares, al converger estratégicamente en la región ejércitos provenientes de distintas partes del país. Los problemas estratégico-militares particulares de la región guanajuatense aunado a la inestabilidad nacional y a las invasiones extranjeras (Francia, España y Estados Unidos) causaron que el ejército no funcionara de la mejor manera desde la independencia 1821 hasta 1860, sino sólo como fuerza policial. La marina, por su parte, era prácticamente inexistente: fue incapaz, por ejemplo, de hacer frente a la flota que desde 1840 Estados Unidos estacionó frente a las costas mexicanas del Pacífico 46 (y pese a haber comprado embarcaciones de

Preciado de Alba, Carlos Armando, Clase política, elecciones y estructuras legislativas. Guanajuato 1833-1853, Op. Cit, p. 124. 45 Martínez Assad, Carlos, Los sentimientos de la región. Del viejo centralismo a la nueva pluralidad, México, Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México/Océano, 2001, p. 167. 46 Vázquez, Josefina /Meyer, Lorenzo, México ante los Estados Unidos, Op. Cit., p. 52. 44

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guerra, a finales de los años treinta, irónicamente a los mismos Estados Unidos). 47

Las

fuerzas armadas mexicanas no se recuperaron de la lucha independentista y no fungieron como una verdadera defensa nacional sino hasta la Guerra Franco-Mexicana, 1862-1867, donde Guanajuato fue un fuerte bastión liberal contra los monarquistas quienes finalmente fueron derrotados. Las fuerzas armadas no deben ser simples fuerzas policiales o de rescate a la población sino que deben de entrenarse y prepararse para cumplir su verdadero objetivo: defender la nación. Pues, según muestra la historia, cuando ocurre una verdadera invasión extranjera imperialista, un ejército policial por lo regular se mostrará incapaz de hacer frente a tal invasión (y debe de estar preparado incluso ante amenazas tanto de una invasión como de las que consisten en realizar represalias como los embargos económicos o las construcciones de muros). Guanajuato era un centro económico que proveía de múltiples recursos a la nación, pero esos recursos fueron dilapidados y absorbidos, entre otras razones, por la corrupción48 y la mala administración, además de los abusos y presiones de las potencias extranjeras que aprovecharon la inestable situación interna para exigir cobros injustos (deudas infladas que muchas veces sí eran pagadas por las distintas administraciones -centralistas o federalistas), para que, cuando se incumplieran los pagos, pudiesen llevar a cabo sus maquinaciones expansionistas o colonialistas. Expansionismos que, como el de Estados Unidos, tenían por base razonamientos débiles o meros pretextos; "Públicamente se defendía el derecho a ocupar tierras deshabitadas49 o gobernadas de manera tiránica. [...] Muchos lo veían como obligación de cumplir con el mandato divino de multiplicarse y poblar la Tierra." Cabe agregar, por último, que nuestro punto 1) que establece que la educación más elevada de Guanajuato sobre otras regiones del país fue la catalizadora de la mayor participación política del estado a nivel nacional, se debe a la costumbre ancestral de que aquellos que dirigen a una nación son los mejor preparados. Aquellos que poseen mayor

Costeloe, La República Central en México, 1835-1846, Op. Cit., p. 105. El golpe del general Paredes y Arrillaga en plena invasión norteamericana al menos tenía el propósito encomiable de eliminar la corrupción en México, pero sus esfuerzos resultaron completamente nulos. Vázquez, Josefina /Meyer, Lorenzo, México ante los Estados Unidos, Op. Cit., p. 56. 49 Como era el caso de gran parte de lo más septentrional del país, pero no así del centro, donde ubicamos a Guanajuato, siendo quizá este poblamiento existente una razón por la cual Estados Unidos no absorbió por completo a México en 1847 sino sólo aproximadamente la mitad de su territorio. 47 48

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educación en efecto tienen mejor capacidad para liderar a un pueblo; desde la filosofía más antigua se ha teorizado que los militares y generales más capaces son los que provienen de una clase más educada, asimismo la experiencia histórica ha corroborado en la Época Moderna (a partir del siglo XVIII) que, en relativa igualdad de capacidades materiales bélicas, las naciones con generales más preparados han vencido. 50 Esta preparación educativa superior de los guanajuatenses en el siglo XIX es la razón, quizá la principal, de la existencia, durante todo aquel siglo, de líderes político-militares sobresalientes a nivel nacional originarios de la susodicha entidad: Ignacio Allende, Juan Aldama, Ignacio Aldama, Mariano Abasolo, Encarnación Ortiz, Pedro de Cortazar, Luis de Cortazar, Romualdo Marmolejo, Juan Liceaga, Ignacio Ramírez, Manuel Doblado, entre otros. Y, proponemos, conforme decayó la educación en Guanajuato en el XIX, a causa de la caída económica regional, para el siglo XX el estado ya no producirá generales ni líderes políticos de la talla de los del XIX. Los mejores cabecillas militares a partir de la Revolución Mexicana, en 1910, provendrán en su mayoría de la región norte del país.

Es el caso de la Gran Bretaña en la Guerra de los Siete Años y en las Guerras Napoleónicas. O el caso del Imperio Alemán en la Guerra Franco-Prusiana. 50

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ARMAMENTO Y CAPACIDADES DE LOS DESTRUCTORES CLASE “NUEVA ESPARTA” DE VENEZUELA (1953 – 1978) Weapons and capabilities of "Nueva Esparta" class destroyer of Venezuela (1953 – 1978) José Gregorio Maita Ruiz

Teniente de Fragata de la Armada Bolivariana de Venezuela, Licenciado en Historia por la Universidad Central de Venezuela. Miembro de la Dirección de Estudio y Acervo Histórico de la Armada. E-mail: [email protected]

Recibido: 15/07/2016 Aprobado: 18/01/2017 Resumen: El poder marítimo es crucial en el destino de las naciones, por lo que la Armada de un país es más que un instrumento de defensa. En ese sentido, el alma y razón de ser de toda armada son sus buques, los cuales son la máxima expresión del poder de las mismas. De entre todos los buques de guerra que han pasado por la historia naval venezolana, destacan los Destructores Clase “Nueva Esparta”. Estos destructores fueron los barcos de combate de mayor tonelaje que ha tenido la República, marcaron una época de intenso desarrollo y modernización de la Armada nacional y tuvieron una vida operativa con muchos sucesos. En este trabajo se realiza un estudio técnico sobre los mismos, que incluye su diseño, armamento, motores y propulsión y electrónica, comparándolos con otros buques análogos y contemporáneos, para así ayudar a explicar por qué el Gobierno venezolano adquirió estos sistemas de armas y cómo los mismos incidieron en el incremento del poder de fuego de las entonces llamadas Fuerzas Navales de Venezuela. Palabras Clave: Barcos de Guerra Venezolanos, Historia Naval de Venezuela, Armada Venezolana.

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Abstract: The sea power is crucial in the destination of the nations, for what the navy of a country is more than a defense instrument. In that sense, the soul and reason of being of all navy are your ships, which are the maximum expression of the power of the same ones. From among all the ships of war that have gone by the naval history Venezuelan, highlight the “Nueva Esparta” Class Destroyers. These destroyers were the ships of combat of more tonnage that have had the Republic, they marked a time of intense development and modernization of the national navy and they had an operative life with many events. In this work is carried out a technical study on the same ones that it include your design, armament, motors and propulsion and electronic, comparing them with other similar and contemporary ships, you stop this way to help to explain why the Venezuelan Government acquired these systems of weapons and how the same ones impacted then in the increment of the power of fire of those calls Naval Forces of Venezuela. Key Words: War Ships of Venezuela, Naval History of Venezuela, Venezuelan Navy.

Introducción En trabajos anteriores mostramos una mirada general a la historia operacional de los destructores Clase “Nueva Esparta”, dando protagonismo a los hechos en los cuales estos buques y sus tripulaciones se vieron involucrados. Sin embargo, sólo estudiando a nivel técnico estos destructores podremos comprender su magnitud y su poderío, las razones que probablemente decidieron su adquisición por parte del Gobierno venezolano, cómo impactaron en el desarrollo de las Fuerzas Navales de Venezuela y cómo aumentaron la proyección del poder naval venezolano.1 Comencemos entonces por la empresa constructora y su astillero. Tenemos que la Vickers-Armstrong Limited era un conglomerado industrial formado por la fusión de la Vickers Limited y Sir W. G. Armstrong Whitworth & Company en 1927. La mayor parte de la empresa fue nacionalizada entre los años 60 y 70, quedando el remanente bajo el nombre de Vickers plc., hasta 1977 cuando desapareció. La Vickers Limited venía ya de ser una de las mayores empresas productoras de armas del mundo, fabricando desde aviones hasta vehículos militares, incluyendo la famosa ametralladora Vickers desarrollada a partir de la Maxim, y que fue ampliamente usada por el ejército británico en las guerras coloniales del siglo XIX, y las Guerras Mundiales.

Entendiéndose el mismo como expresión militar de una nación en el mar, y considerándolo junto con el aspecto comercial, parte del “poder marítimo”. Chacón Hernández, Julio H. El Poder Marítimo Venezolano, p-20 1

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La Vickers se fusionó con la industrial Armstrong Whitworth ubicada sobre el río Tyne, que había sido fundada por W. G. Armstrong, para convertirse en Vickers-Armstrong, Ltd. Ambas empresas habían desarrollado líneas similares, extendiendo su producción a varios sectores militares, fabricando toda una gama de productos bélicos. La Armstrong Whitworth era famosa por su artillería fabricada en Elswick y su producción naviera en el astillero de High Walker en el Tyne. Tras la mencionada fusión de 1927, la compañía poseía un gran astillero en cada costa de Gran Bretaña: el Astillero de Construcción Naval de Vickers en Barrow-in-Furness – donde fueron construidos los “Nueva Esparta” – y el Astillero Naval de Armstrong Whitworth en High Walker. La Vickers-Armstrong llegó a ser una de las navieras más importantes del mundo.2 Por su parte, el astillero de Barrow-in-Furness surgió en 1871 con la Barrow Shipbuilding Company de James Ramsden. En 1897 fue comprado por la Vickers y se convertiría en el Astillero de Construcción Naval. Tras la fusión de 1927 pasó a manos de la nueva Vickers-Armstrong Ltd. y en 1955 la división de construcción naval cambió su nombre a Vickers Armstrong Shipbuilders. El astillero fue finalmente nacionalizado en 1977. Cuando se recibió el encargo de los “Nueva Esparta”, el astillero de Barrow-in-Furness ya había producido algunos de los barcos de guerra más famosos de Gran Bretaña y del mundo, como por ejemplo: el acorazado “Mikasa” – buque insignia japonés en la Batalla de Tsushima de 1905 - , el acorazado “Emperor of India” en 1913 - destacado en la Primera Guerra Mundial , los portaviones “Illustrious” e “Indomitable” - protagonistas en la Segunda Guerra Mundial - , y también varios buques mayores para Brasil, Chile y Argentina, entre muchos otros. Es digno de mencionar que el primer submarino de propulsión nuclear de Gran Bretaña, el “Dreadnought”, fue también construido en Barrow-in-Furness poco después de terminarse el “Nueva Esparta” y el “Zulia”, lo que viene a poner en perspectiva el nivel técnico de dicho astillero.3 En resumen, se trataba de una compañía con larga tradición y experiencia en la construcción de poderosos buques de guerra que ya habían dejado su huella en la historia.

2 3

Para más información, véase: Scott, J.D. Vickers: A History. Londres, Weidenfeld & Nicolson, 1962 The Dock Museum Barrow-in-Furness http://www.dockmuseum.org.uk/archive/shipname.asp

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Ellos serían los encargados de materializar una parte del plan naval de 1949 del capitán de navío Oscar Ghersi Gómez: el sueño de una poderosa escuadra para Venezuela.4 El diseño de los “Nueva Esparta” no salió de la nada, sino que fue una evolución – más que una simple modificación – de la Clase “Battle”. Estudiemos un poco a esta clase de buques. La clase “Battle” fue construida en tres grupos, siendo ordenado el primero en 1942; un segundo grupo con modificaciones, más otros dos barcos de diseño extendido, fue planeado para 1943. El último grupo se ordenó hacia 1944. La construcción de la mayoría de estos buques fue cancelada cuando se vio que la Segunda Guerra Mundial se estaba decidiendo a favor de los Aliados y que no serían necesarios. Los usuarios de esta clase fueron la Real Armada Británica y la Real Armada Australiana, que completó la construcción de los dos últimos buques. Siete de estos buques fueron comisionados antes de que terminara la guerra, pero sólo uno – el HMS Barfleur – tomó acción, en el Pacífico. Para el año 1942 Gran Bretaña estaba acosada por la amenaza submarina alemana, y necesitaba nuevos destructores, acordes con la amenaza y las nuevas tácticas navales que se imponían. La Real Armada Británica solicitó entonces un tipo de destructor veloz, con excelentes capacidades artilleras, anti submarinas y anti aéreas; así comenzó a desarrollarse la clase “Battle”. La última flotilla fue ordenada según las estimaciones de 1944, y recogiendo las lecciones aprendidas desde 1942. Se instalaron armas dobles de 4,5 pulgadas hacia proa en las nuevas torretas MkVI RP41. Dichas torretas ofrecían una cadencia de fuego mayor al ser semi automáticas. La estructura del puente fue elevada, debido a que una de las torretas delanteras obstruía la visión. El armamento anti aéreo fue incrementado. El cambio más interesante realizado en los dos últimos buques modificados fue el incremento en 10 pies (3,0 m) en la eslora, y 2,5 pies (0,76 m) en la manga, permitiendo así la instalación de una tercera torreta doble con cañones Mk VI de 4,5 pulgadas. El aumento del tamaño se debió sin embargo, más a los planes de instalar motores más poderosos en el futuro, que al deseo de

El llamado comúnmente Plan Naval de 1949 consistió en un vasto proyecto de modernización de las Fuerzas Navales de Venezuela, que incluía buques, muelles, astilleros, capacitación de personal, escuelas, etc. CN Oscar Emilio Ghersi Gómez. “Modernización de la Armada desde el 30 de marzo de 1947 hasta el 10 de enero de 1958” en Revista de la Armada. Nº 10, 24 de julio de 1986. 4

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dotarlos con más armamento.5 Así tomaba forma la última versión de la clase “Battle” antes de los “Nueva Esparta”. El último modelo de la clase “Battle” tenía dos torretas BD Mk. IV con dos cañones QF Mark III de 4,5 pulgadas , un cañón único QF Mark IV de 4,5 pulgadas en torreta CP Mk. V, dos cañones dobles Bofors de 40 mm en torretas “STAAG” Mk, II, un cañón doble Bofors de 40 mm sobre torreta “Utility” Mk. V, dos cañones únicos Bofors de 40 mm montados en torretas Mk. VII, dos tubos giratorios para torpedos de 21 pulgadas Mk. IX, y un mortero anti submarino. Los “Nueva Esparta” tendrían mucho más armamento, a saber: seis cañones QF Mark III de 4,5 (114 mm) pulgadas en tres montajes dobles BD Mark IV, ocho cañones antiaéreos 60 Bofors de 40 mm en montajes dobles STAAG Mk. II, dos cañones antiaéreos 60 Bofors de 40 mm en montajes simples Mk. V, un tubo lanzatorpedos triple de 21 pulgadas (533 mm) Mk. IX y un mortero anti submarino; además de complejos sistemas de radar, sonar y comunicaciones, que los convertían en barcos mucho más complejos, independientes, y poderosos.

Estructura general y armamento Los destructores clase “Nueva Esparta”, tenían un desplazamiento normal de 2600 toneladas, que llegaba a 3300 a plena carga; una manga de 402 pies (122,5 m); eslora de 42 pies (12,8 m); y calado máximo de 15 pies (4,5 m).6 En cuanto a su armamento, podemos clasificarlo en tres tipos: principal, superficie – superficie o multipropósito; el armamento anti aéreo, y el anti submarino. Revisemos primero el armamento principal. Seis cañones QF Mark III de 4,5 pulgadas que estaban instalados en tres torretas dobles BD Mark IV, dos a proa y una a popa. Es preciso decir que estos cañones originalmente fueron destinados a artillar a los portaviones que se estaban construyendo en la década de 1930, pero se terminaron convirtiendo en armas medias habituales en cruceros y destructores. Los cañones QF Mark I de 5,1 pulgadas fueron relegados progresivamente debido a que el mayor peso de su munición le dificultaba la recarga a los artilleros, así que el

Para más información se recomienda: Hodges, Peter. Battle Class Destroyers. London, Almark Publishing, 197 Gardiner, Robert (Director). All the world´s fighting ships 1947 – 1982. Part II: The Warsaw Pact and Non-Aligned Nations, p. 428. 5 6

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calibre de 4,5 pulgadas fue seleccionado a mediados de los 30 para las nuevas armas DP de los portaviones, pues se creía que al tener munición un poco más liviana, los artilleros podrían recargar más rápidamente, ganando en cadencia de tiro, compensando el menor calibre. También se le consideró el mayor calibre que podía ser usado en puntos fijos. Completando la ficha técnica de estas armas tenemos que fueron diseñadas en 1935, entrando en servicio en 1938; fueron instalados en el acorazado “Queen Elizabeth” tras su modificación de 1938 – 1940, en el “Valiant” de la misma clase, en el crucero de batalla “Renown”, en los portaviones “Implacable” y “Ark Royal”, además de las clases de destructores “Savage” y “Battle”. Pesaban 6.304 libras (2.859 kg), tenían una longitud máxima de 202 pulgadas (5,13 m), y alcanzaban una cadencia de tiro de veinte disparos por minuto cada cañón, lo que equivale a un disparo cada tres segundos. Teniendo seis cañones, los “Nueva Esparta” podían descargar seis tiros cada tres segundos, o 120 cada minuto, si utilizaban todos sus cañones de 114 mm. En cuanto a sus municiones, éstas completas pesaban alrededor de 85 libras (38,6 kg), aunque se había observado que municiones pesadas perjudicaban la rapidez del tiro al exigir más esfuerzo a los artilleros. Para finales de los años 40, la munición de 85 libras se había impuesto a la de 4,7 pulgadas en destructores y cruceros.7 Este calibre se mantiene hasta el día de hoy. La munición de alto poder explosivo pesaba 87 libras (39.46 kg.) – y 55 libras 24.95 (kg) el proyectil solo - , mientras que la semi penetrante en blindajes pesaba 91,75 libras (41.62 kg) - , y el proyectil propiamente dicho 58,25 libras (11,36 kg). El propelente utilizado podía variar entre 11,04 libras (5,02 kg) de SC 1228 , 13.63 libras (5,29 kg) de NF/S 198-0549, o cartucho de latón de 38,5 libras (2,27 kg) con carga de SC. El cartucho de latón medía 114 x 644 mm, y podía contener unas 27.0 libras de carga. (12.27 kg). La velocidad inicial del proyectil en un arma nueva era de 746 m/s. (2685.6 k/h), mientras que en promedio era 716 m/s (2577.6 k/h), generando una presión dentro del cañón de 3.230 kg/cm2. Su proyectil semi perforante podía penetrar blindajes de 75 mm a más de 9 km si se lograba un impacto

http://www.navweaps.com/Weapons/WNBR_45-45_mk1.htm (Revisado online el 15 de abril de 2014, 09:11 am) Solventless Cordita, adoptada por la Real Armada Británica en 1927. Se trata de un propelente que utiliza un plastificador, tal como la nitroglicerina, la cual es aplicada a las fibras de la nitrocelulosa, bajo el efecto mecánico de un molino y se produce un gel. Ver http://www.navweaps.com/Weapons/Gun_Data_p2.htm 9 Originalmente conocido como NFQ, un propelente de triple base adoptado por la Real Armada Británica durante la Segunda Guerra Mundial. Ver http://www.navweaps.com/Weapons/Gun_Data_p2.htm 7 8

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perpendicular. La vida útil del cañón era de unos 650 disparos, pudiendo llevarse a bordo unas 460 balas semi perforantes, 720 de alto poder explosivo, 160 ligeras de práctica y 160 pesadas de práctica. En cuanto al alcance, los QF Mark III lograban 18.200 m a 43º de inclinación, y 18.970 m a 45º. Para la cortina antiaérea, podían alcanzar los 12.500 m con 80º, que era la máxima elevación del montaje doble. Por su parte, las torretas BD Mark IV pesaban alrededor de 46 toneladas métricas, en elevación podían oscilar desde -5º hasta 80º, pudiendo moverse a un máximo de 20º por segundo y con una ronza de 360º, girando a un máximo de 20º por segundo. Sus armas generaban un retroceso de 46 cm. Resumiendo, podemos decir que los cañones QF Mark III de 4,5 pulgadas (114 mm) que portaban los “Nueva Esparta” eran armas de larga trayectoria con la Real Armada Británica, de probada eficacia y poder, siendo artillería concebida para dar golpes contundentes al enemigo, pero manteniendo un peso moderado a fin de obtener una alta cadencia de fuego, acorde a la intensa acción multipropósito a la que se destina a un destructor. En el caso de los “Nueva Esparta” esto iba a ser más necesario aún, ya que ante la ausencia de cruceros, acorazados o portaviones en Venezuela, y al reducido número de nuestra escuadra en aquel entonces, los “Nueva Esparta” tendrían que ser – y lo fueron durante toda su vida operativa – buques capitales10, destinados a ser la columna vertebral de la escuadra, más que a ser escoltas. Era imperativo entonces que se les equipara con un variado y poderoso armamento multipropósito. Otra arma anti buque de los destructores Clase “Nueva Esparta” era el torpedo Mark IX de 533 mm. Este torpedo fue ampliamente usado por los británicos en la Segunda Guerra Mundial, siendo solo superior el modelo japonés “Long Lance” propulsado por oxígeno puro. Contaba con dos hélices contra rotatorias, lo que impedía que dejara estela, que fuera detectado al lanzarse y aseguraba su estabilidad durante el recorrido. Los torpedos Mark IX eran lanzados mediante un tubo giratorio triple ubicado entre la medianía y la popa de los buques, siendo un arma rápida y flexible. El Mark IX fue diseñado en 1928 y entró en servicio con la Real Armada Británica en 1930, pesaba 1.639 kg y medía 7,28 m de largo, su cabeza

El concepto de “Buque Capital” es anglosajón, y se refiere a los buques más importantes y poderosos de una Escuadra. Son aquellos que son el núcleo de su poder. Un concepto análogo al de “Buque Insignia” 10

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contenía 365 kg de un explosivo de alto poder denominado “Torpex” formulado especialmente para este tipo de arma, su alcance máximo era de 12.800 m a 30 nudos, y desarrollaba una potencia máxima de 264 CV alcanzando los 41 nudos. El torpedo anti buque era un arma todavía en uso – antes del desarrollo e implementación masiva de los misiles anti buque – tratándose de un arma efectiva y temible, que podía rematar o liquidar un blanco de forma muy rápida. Generalmente se disparaban en salvas rápidas con haces divergentes para multiplicar las probabilidades de impacto en el blanco. La presencia de los torpedos Mark IX a bordo de la Clase “Nueva Esparta” le daba a estos buques todavía más versatilidad en el combate, a la vez que mantenía la esencia original de los destructores: el ataque con torpedos a buques mayores de la flota enemiga.11 Seguidamente tenemos el armamento anti aéreo, constituido por ocho cañones antiaéreos 60 Bofors de 40 mm en cuatro montajes dobles STAAG Mk. II y ocho cañones antiaéreos 60 Bofors de 40 mm en cuatro montajes dobles Mk. V. Los cañones Bofors eran construidos por una compañía sueca del mismo nombre desde 1936 cuando se diseñaron, y en 1941 fue adoptado por la Real Armada Británica y comenzó su producción bajo licencia en Gran Bretaña. El Bofors 40 mm, y toda esa familia, llegaron a ser pronto el arma antiaérea más extendida en los barcos aliados de todos los tipos durante la Segunda Guerra Mundial, usándolo también las potencias del Eje, bien fuera por vínculos corporativos, como el caso de Alemania, pues la Krupp fue accionista de la Bofors hasta 1930 y ayudó a desarrollar el cañón, o como de Japón, que plagió el diseño a los británicos por piezas capturadas en Singapur. El Bofors 40 mm pesaba 1163 libras (528,64 kg), medía 145,5 pulgadas de largo (3,69 m), y una cadencia de tiro de 120 disparos por minuto, llegando a 160 en posición horizontal, cuando la gravedad ayudaba a la recarga automática. La munición de alto poder explosivo pesaba 1,970 libras (0,9 kg) en la ojiva, y 4,88 libras (2,22 kg) completo, mientras que su ojiva medía 7,25 (0.18 m) pulgadas y completo marcaba 17,75 pulgadas (0.45 m). Su carga de propelente consistía en 0,719 libras. (0,33 kg) de FNH/PO22, generando una velocidad de salida en el proyectil de 853 m/s (3070.8 k/h), y una presión en el cañón de 3.100 kg/cm2. La vida útil del cañón llegaba a los 10.000 disparos, mientras que la capacidad de carga a

Nieves-Croes, Francisco. “Los cañones de la meseta” en FAV-Club. Disponible en: http://www.fav-club.com/los-canonesde-la-meseta/ (Revisado online el 04 de mayo de 2014 a las 02:46 pm). 11

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bordo superaba las 1500 municiones por cañón. El alcance era realmente respetable: 9.830 m a 45º, mientras que en su ángulo máximo para acción anti aérea, llegaba a 7.160 m. Por su parte la torreta pesaba 23,8 libras (10,8 kg) en el modelo Mk. II, y 24,55 libras (11,16 kg) en el modelo Mk. V. Podían rotar 360º y a una velocidad máxima de 26º por segundo; su elevación era de -15º a 90º, pudiendo moverse a un máximo de 24º por segundo. Su retroceso era de 22 cm. Ahora bien, como dijimos más arriba, a bordo de los “Nueva Esparta” estaban instaladas cuatro torretas STAAG Mk. II y cuatro Mk. V. Mientras que la Mk. V era un sistema más simple – aunque suficientemente sofisticado para ser controlado y guiado a distancia - , la STAAG Mk. II era producto de varios avances; de hecho su nombre “STAAG” era el acrónimo de Stabilized Tachymetric Anti Aircraft Gun (Cañón Antiaéreo Tacométrico Estabilizado). Era una batería estabilizada, que llevaba su propio sistema director de disparo basado en el Radar Tipo 262, capaz de “fijarse” en un blanco. El peso del afuste y las altas vibraciones producidas por los cañones lo hacían mala plataforma para sensibles instrumentos electrónicos. El STAAG mostró ser muy complicado de mantener y terminó siendo reemplazado por el Mk. V y más adelante por el misil Sea Cat. Es interesante que la VickersArmstrong entregara los “Nueva Esparta” con dos sistemas anti aéreos diferentes; uno más sofisticado pero complicado de mantener, y uno a la inversa.12 En 1968 al D-11 “Nueva Esparta” se le removieron las cuatro torretas STAAG Mk. II y se sustituyeron por sistemas de misiles antiaéreos Sea Cat, dando inicio a la era del misil en las Fuerzas Armadas de Venezuela. El Sea Cat era un misil anti aéreo de fabricación británica, desarrollado a partir del misil anti tanque australiano Malkara. Fue el primer sistema de misiles anti aéreos embarcado del mundo. En su primera versión, la GWS-20, el tiro era dirigido por radio e instrumentos ópticos, pero en la siguiente versión, la GWS-21, instalada en el destructor D-11 “Nueva Esparta”, el tiro se dirigía con el radar Tipo 262, instalado en esta clase de buques. Fue diseñado especialmente para reemplazar a las torretas Bofors de 40 mm en respuesta a los nuevos aviones a reacción que eran demasiado rápidos para ellas. El Sea Cat venía en montajes cuádruples, siendo sus características un peso de 68 kg, sus dimensiones 19 x 149 cm, y 65 cm de diámetro, además de un motor de doble impulso que

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http://www.navweaps.com/Weapons/WNUS_4cm-56_mk12.htm 15 de abril de 2014, 09:11 am

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usaba combustible sólido, con un alcance máximo de 5 km, volando a match 0,9. Su cabeza explosiva podía detonar por impacto o por proximidad. Debido a su poco peso y pequeño tamaño, la recarga de los montajes podía ser realizada de forma manual. La instalación de los Sea Cat a bordo de la Clase “Nueva Esparta” en 1968 – apenas seis años después que lo implementara la Real Armada Británica, para quién fue diseñado - , marcó el arribo de la fuerza naval venezolana a un nuevo nivel tecnológico, demostrando así que tan actualizada se mantenía la misma respecto a la evolución de la guerra naval en el mundo.13 Las armas anti submarinas de la Clase “Nueva Esparta” eran el proyector de cargas antisubmarinas Mark 6 (K-Gun) y el proyector de cargas antisubmarinas Mark 15 erizo (Ver Anexo VIII). Se estudiará la primera: La Mark 6 era un tipo de carga de profundidad de origen británico, diseñada en 1937 y que había entrado en servicio en 1938 con la Real Armada Británica. Pesaba 191 kg, su carga explosiva era de 136 kg de TNT, su velocidad terminal era de 2,4 m/s (7,2 km/h), su profundidad mínimo para detonar era de 8 pies (2,43 m) y su alcance horizontal podía graduarse de 15 a 137 m. Era un arma sencilla, usada por casi todos los buques británicos con misiones anti submarinas durante la Segunda Guerra Mundial. Por su parte, el Mark 15 Erizo era un conjunto de 12 cargas anti submarinas en un mismo lanzador. Tenían la ventaja de poder ser lanzadas hacia delante del buque, lo que permitía no interrumpir el contacto por sonar con el submarino enemigo. Cada una pesaba 29,5 kg, de los cuales 15,9 eran del poderoso explosivo submarino “Torpex”. A diferencia de otras cargas, estas no estallaban por proximidad, sino por contacto, disparándose en pares en una línea elíptica con un radio de 244 m y con un alcance máximo de 244 m. Al usar esta táctica, se podía encerrar al submarino enemigo – previamente localizado por sonar – en una lluvia tal de cargas que garantizarían su destrucción. 14 En 1959 se instalarían nuevos morteros anti submarinos Mk4 Squid en el “Nueva Esparta” y el “Zulia” en reemplazo del tubo lanzatorpedos triple de 533 mm. Es probable que esto se realizara de acuerdo a los intereses de EE.UU. y en el marco de los ejercicios UNITAS, ya que para la armada norteamericana era más importante coordinar con sus homólogas de Latinoamérica la guerra anti submarina contra posibles incursiones soviéticas, que la guerra de superficie.

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http://www.navweaps.com/Weapons/WMBR_Sea_Cat.htm y Nieves-Croes, Francisco. “Los cañones de la meseta”… Ídem

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Motores y propulsión La propulsión de los destructores Clase “Nueva Esparta” era producida por dos juegos de calderas y turbinas. Las calderas eran marca Foster, y las turbinas marca Parsons. Cada juego de caldera-turbina le transmitía su poder al eje de una de las dos hélices de los buques, además de producir electricidad mediante un generador que transformaba la energía cinética del eje en energía eléctrica. Las calderas usaban fueloil como combustible, alcanzando una temperatura de 850º F (454,44º C) y una presión de 650 psi, y producían vapor recalentado. La cámara de ignición de las calderas estaba enchapada en porcelana, a fin de conservar mejor el calor, siendo del tipo “tubos de agua”, es decir, el agua ya destilada a partir de agua de mar, o trasegada desde el muelle, atravesaba la cámara de ignición mediante tuberías expuestas directamente a las flamas de la cámara, consiguiéndose con ello que el agua circulante elevara su temperatura y presión más rápidamente. El gran inconveniente de estas calderas fue su complicado y costoso mantenimiento, pues periódicamente había que re entubar las cámaras de ignición de las calderas con porcelana nueva, además de limpiarlas en profundidad de forma regular para retirar las precipitaciones de fueloil que se solidificaban en las paredes. Además, el intenso calor de la cámara de ignición debilitaba progresivamente las tuberías de agua, por lo que debían reemplazarse regularmente. Estos problemas de mantenimiento se veían complicados a su vez si no se utilizaba agua correctamente destilada, lo que generaba acumulación de sales en las tuberías y cámara de ignición, con la consiguiente obstrucción de las mismas. En cuanto a las turbinas, es de destacar que fueron hechas por la Parsons Marine Steam Turbine Company, que tenía sus fábricas y oficinas principales en Newcastle upon Tyne, no lejos de donde estaba el astillero de la Armstrong-Vickers en Barrow-in-Furness. La Parsons Steam Turbine Company construyó las turbinas para casi todos los grandes navíos de guerra de Gran Bretaña y Estados Unidos, acorazados, portaviones, cruceros y destructores. Las turbinas instaladas en la Clase “Nueva Esparta” producían 50.000 CV y podían propulsar a los buques a una velocidad máxima de 34 nudos, multiplicando así con su velocidad y maniobrabilidad todo el poder de su armamento.

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Electrónica En el apartado de las comunicaciones, los destructores Clase “Nueva Esparta” contaban con radio capaz de transmitir en HF, VHF y UHF, en 10 canales seguros y 10 abiertos en cada tipo de frecuencia, lo que le daba gran versatilidad para las comunicaciones, y con un alcance respetable, por ejemplo, como para recibir señales de Venezuela estando al otro lado del Atlántico. …a las pocas horas de haber zarpado de Lisboa, se recibió la confirmación de un mensaje de la Comandancia General que ordenaba que el destructor Aragua cambiara rumbo y se dirigiera hacia Baltimore, en los Estados Unidos, el puerto de donde habíamos zarpado a bordo del Felipe, para la instalación de un nuevo sistema de radar.15 Respecto a su sensores y equipo de guerra electrónica tenemos al FH-4 que era un sensor pasivo RWR/ESM/SIGINT; al sonar activo Tipo 162, de rango 1, usado para búsqueda, información de rango y rumbo; el sonar activo Tipo 170, de rango 3, y de tareas iguales al anterior; y el sonar activo/pasivo Tipo 177, de rango 3 y para fines iguales al anterior. En radares, tenían el radar Tipo 275 fc de rango máximo de 16 MN, para búsqueda en superficie y aérea, e información de distancia, rumbo y altitud, también guiaba el tiro de las torretas Mk. VI; el radar Tipo 293Q de alcance máximo de 45 MN, para búsqueda en superficie y aérea, e información de distancia, rumbo e IFF, sirviendo también para seguimiento de blancos; el radar Tipo 974 de alcance máximo de 25 MN, para búsqueda en superficie y aérea, e información de distancia y rumbo.16 Además contaba con el radar Tipo 291 de búsqueda aérea, el radar Tipo 274 para navegación y el radar Tipo 262 para control de tiro para las torretas STAAG Mk. II y luego para los lanzadores de misiles Sea Cat. De todos estos instrumentos debemos señalar como los más importantes al radar Tipo 275 fc, el cual tenía una precisión de 0,167 grados, un ancho del haz en horizontal de 4,8 grados, y en vertical de 5,2 grados, un rango máximo implícito de 161,7 millas náuticas, una potencia de salida de 400kw.17; el radar Tipo 293Q que tenía un ancho horizontal del haz de 2 grados, y vertical de 35 grados, una potencia de Manzano Zavala, César Augusto. La Mar. Caracas, Editado por el Autor, 2009, p-88. http://www.harpoondatabases.com/Platform.aspx?DB=3&Type=Ship&ID=315 (Revisado online el 04 de mayo de 2014 a las 05:35 pm. 17 http://navalhistory.flixco.info/H/120450/8330/a0.htm (Revisado online el 04 de mayo de 2014 a las 05:57 pm) 15 16

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salida de 500kw y un rango máximo implícito de 161,7 millas náuticas18; y el radar Tipo 262 que tenía un ancho de haz de 5,2 grados tanto en horizontal como en vertical, además de una potencia de salida de 30kw y un rango máximo implícito de 53,92 millas náuticas19. Es digno de mención además que los destructores Clase “Nueva Esparta” fueron los primeros en la historia venezolana con sensores tan diversos, tan complejos y sofisticados, marcando una nueva era en la Armada al generar la capacitación de personal en manejo de radares sonares y nuevos tipos de radio, algo hasta ese momento prácticamente desconocido por los marinos de guerra venezolanos.

Balance de sus capacidades y su adquisición Al estudiar detenidamente los destructores Clase “Battle” primero, y la Clase “Nueva Esparta” después, podemos entender por qué el Gobierno venezolano eligió adquirir buques de estas características. Teniéndose ya los lineamientos generales de la modernización deseada para las Fuerzas Navales según el Plan Orgánico de Renovación y Actualización de Medios Navales, se hacía más clara la búsqueda de buques para las Fuerzas Navales por parte del Ministerio de Defensa y la Junta Militar. El capitán de navío e historiador naval Jairo Bracho Palma nos ilustra un poco sobre este proceso, citando partes de su entrevista al General Marcos Pérez Jiménez. Pedimos a los EE.UU. que si nos podían suministrar cuatro destructores: entonces dijeron que como no que fuéramos allá, y se mandó una comisión de las Fuerzas Navales. “Aquí venimos a ver los cuatro destructores”. Nos respondieron: -“Que cuatro ni que cuatro, son este y este”. Llamé al Embajador a Estados Unidos y le dije: “Nosotros no estamos pidiendo que nos regale estos destructores, queremos que los EE.UU. nos los suministre, estamos dispuestos a pagar”. Me contestó: “Ud. Sabe, es que las cosas allá, el Pentágono, las Fuerzas Navales, en fin.”, “pues entonces si Ud. No los suministra vamos a buscarlos a Europa”. Se contrataron en Inglaterra tres destructores pesados que así los denominamos en esa época; y luego en Italia seis destructores ligeros. Una comisión se dirigió a varios astilleros en Italia y el Reino Unido. Las facilidades, tecnología y soporte logístico ofrecidos, influyeron en la decisión de construir los tres destructores pesados en Inglaterra, y los seis ligeros en Italia. 18 19

http://navalhistory.flixco.info/H/148468/8330/a0.htm (Revisado online 04 de mayo de 2014 a las 06:05 pm) http://navalhistory.flixco.info/H/121276/8330/a0.htm (Revisado online 04 de mayo de 2014 a las 06:10 pm)

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La experiencia y calidad de los buques salidos del astillero inglés fueron fundamentales para la decisión de otorgarles el contrato de los destructores de escuadra. Buques como el “Ajax”, “Jervis Bay”, famosos por sus desempeños en la Segunda Guerra Mundial así como los portaviones “Indomitable” y “Ilustrius”, avalaron la decisión.20 Es de destacar otro dato que nos parece, al menos, curioso. Y es que en la Revista de las Fuerzas Armadas de junio de 1948, varios meses antes de que se entregara el Plan Orgánico de Renovación y Actualización de Medios Navales, apareció una breve reseña sobre el destructor “Alamein”, el cual estaba siendo entregado a la Real Armada Británica tras habérsele practicado las pruebas de mar21. Este destructor era uno de los últimos de la Clase “Battle” en ser terminados y entregados. Si consideramos que buena parte del armamento que adquirió el Gobierno venezolano durante los años 50 fue primero ampliamente reseñado en esta revista, destacando los bombarderos Camberra que visitaron Venezuela; ¿podríamos entonces pensar que quizá desde 1948, o antes quizá, a los oficiales miembros del alto mando naval, del Ministerio de Defensa y de la Junta Militar, les habían interesado los destructores ingleses?... Es una pregunta casi imposible de responder de forma precisa, pero nos inclinamos a pensar que la reseña de este destructor es una muestra de que por lo menos ya en 1948 la Clase “Battle” y los astilleros británicos estaban en la mente de las altas autoridades militares venezolanas. Conviene entonces una breve comparación de la Clase “Nueva Esparta” con otras clases de destructores anteriores y contemporáneos de Estados Unidos y Gran Bretaña, para poder así poder contextualizar sus capacidades. No incluimos en las tablas los sensores e instrumentos ya que los mismos variaron mucho durante los años de servicio, y en función de las modernizaciones y/o modificaciones sufridas por cada una de las unidades. Antes de comparar a la Clase “Nueva Esparta” con destructores norteamericanos similares, es preciso explicar que la Clase “Fletcher” dio origen a la “Allen M. Sumner”, y esta a su vez a las “Gearing”, datando todas de la época de la Segunda Guerra Mundial, y habiendo evolucionado en función del desarrollo de la misma. Ya en la comparación, tenemos que la

Jairo Bracho Palma. Hombres de Hierro Tomo I, p. 200 Sin Autor, “Nueva Unidad Naval Inglesa – El “Alamein””, en Revista de la Fuerzas Armadas. Caracas, Junio de 1948, Volumen 4, Nº 24, Mes VI, Año 2. 20 21

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Clase “Nueva Esparta” resulta un poco más grande y pesada que las tres norteamericanas, que tiene menor potencia en sus motores y ligeramente menos velocidad, y que su armamento es menos numeroso y/o poderoso en cada apartado. Interesantemente su autonomía es más del doble y requiere menor tripulación. Aun así, la Clase “Nueva Esparta” se acerca bastante a los estándares de los destructores norteamericanos de la Segunda Guerra Mundial, y fue diseñada para portar más y mejores sensores que sus equivalentes estadounidenses de la época señalada. En cuanto a la comparación con los destructores británicos, es preciso explicar que la Clase “Weapon” dio lugar a la “Battle” durante la Segunda Guerra Mundial, y ésta a su vez a la Clase “Nueva Esparta”. La Clase “Daring” fue, por otro lado, un desarrollo paralelo de la Clase “Battle”, hecho para la Real Armada Británica. Tenemos que, curiosamente, la Clase “Nueva Esparta” es ligeramente más grande pero menos pesada que la “Daring”. La “Nueva Esparta” tiene menor potencia en sus motores que la “Daring” y la misma que la “Battle”, pero al ser más ligera, logra más velocidad que la “Daring”, aunque menos que la “Battle”. Su autonomía es más del doble que la de los demás destructores, mientras que su armamento es el mismo, salvo en la capacidad torpedera y una ligera superioridad antiaérea. La tripulación de los “Nueva Esparta” también es la segunda más reducida. En resumen, los destructores Clase “Nueva Esparta” igualaban en casi todos los aspectos a las principales clases de destructores de Estados Unidos y Gran Bretaña diseñados a la luz de la experiencia de la Segunda Guerra Mundial, llegando incluso a aventajarlos en ciertos aspectos. En este sentido, el Plan Orgánico de Renovación y Actualización de Medios Navales de 1949, ejecutado entre 1951 y 1958, buscó dotar a Venezuela de una escuadra acorde a la nueva situación mundial. Su impulsor, el Capitán de Fragata Oscar Ghersi Gómez, Comandante General de las Fuerzas Navales, nos dice: La situación estratégica de Venezuela (…) le beneficia notoriamente en tiempo de paz, pero le asigna una terrible responsabilidad en caso de una conflagración bélica… Esta realidad imponía una agresiva política de modernización para lograr que en breve plazo dispusiéramos de una escuadra con medios idóneos, no necesariamente los más costosos pero sí los más efectivos y versátiles a fin de responder a esa realidad y estar en condiciones de poder cumplir con nuestra cuota de responsabilidad en el mantenimiento de la paz…

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Consciente de tal situación, el comando a mi cargo se aboca con ahínco al estudio de un plan orgánico de renovación y actualización y en efecto, el 30 de abril de 1949 se presenta un programa naval cuya primera etapa debía realizarse en un plazo de 10 años a fin de sustituir la vieja flota…22 En síntesis, este plan tenía como propósito principal modernizar la Armada venezolana, especialmente la escuadra, a fin de ponerla a tono con las nuevas tecnologías desarrolladas a la luz de la Segunda Guerra Mundial, para así satisfacer el objetivo nacional de reclamar y ejercer soberanía en los nuevos espacios marítimos que se estaban definiendo en el derecho internacional y prevenir nuevas agresiones y/o violaciones de la soberanía nacional a través y/o en dichos espacios marítimos. Este plan tenía su núcleo principal en la adquisición de tres destructores pesados: los destructores Clase “Nueva Esparta”.

Conclusiones Es posible decir que los destructores Clase “Nueva Esparta” fueron un hito en la historia de la Armada venezolana. Fue la primera vez que Venezuela adquiría una clase completa de buques nuevos - y no una sola unidad - y hechos a pedido además. También, fueron los primeros buques de esas dimensiones y características que adquiría la Armada; pues estaban totalmente electrificados, portando radar, sonar, radio, e incluso aire acondicionado; eso sin mencionar el poder, variedad y complejidad de sus sistemas de armas y propulsión. Lo antes dicho nos lleva a otra conclusión: los destructores Clase “Nueva Esparta” aportaron decisivamente a la modernización de la Armada, ya que tuvieron un impacto contundente en la generación de nuevas infraestructuras, capacitación de personal y generación de doctrina. En efecto, en paralelo a la adquisición de la Clase “Nueva Esparta” se inició el proyecto de un astillero en Puerto Cabello que debía mantener y/o construir buques de hasta 40.000 toneladas, con todos los complementos que ello implicaba. Se trabajó también en la ampliación del apostadero naval de Turiamo, proyectada como la futura base naval principal de la Armada venezolana, además de la ampliación y acondicionamiento de muchas otras instalaciones navales. Solo en relación con la Clase “Nueva Esparta” se dictaron Ghersi Gómez, Oscar Emilio. “Modernización de la Armada desde el 30 de marzo de 1947 hasta el 10 de enero de 1958” en Revista de la Armada, Nº 10, 24 de junio de 1986, p. 43 22

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más de veintiséis cursos de formación para oficiales, suboficiales, sargentos y tropa en el extranjero, siendo la mayoría de ellos los primeros cursos de su tipo dictados a personal naval venezolano fuera de nuestras fronteras, formándose centenares de hombres en menos de una década. Además, los destructores Clase “Nueva Esparta” realizaron diecisiete cruceros de instrucción para cadetes, seis de ellos en el exterior, contribuyendo así en gran medida a la formación práctica de más de treinta promociones de oficiales de la Armada. En cuanto a la generación de doctrina, podemos decir que la Armada no había podido pasar de la teoría de combate antes de la llegada de los Destructores Clase “Nueva Esparta”. En efecto, la falta de medios navales idóneos había limitado seriamente la capacidad de la Armada para ganar experiencia práctica en navegación y maniobras en mar abierto. Sin embargo, con la llegada de estos buques, los cruceros de instrucción, viajes transoceánicos y participación en ejercicios navales multinacionales se volvieron prácticamente rutinarios, aportando valiosas experiencias al personal naval venezolano, y sentado bases prácticas para el desarrollo de una doctrina naval nacional. En tercer lugar, podemos afirmar que los Destructores Clase “Nueva Esparta” fueron durante más de dos décadas la base de la seguridad y defensa de Venezuela en sus espacios marítimos, pues fueron sus mayores sistemas de armas navales, siendo un poderoso y creíble medio disuasivo contra cualquier agresión. Al recorrer brevemente la historia de las adquisiciones de buques de guerra por parte de las armadas de los países independientes del Caribe desde 1953 a 1978, observamos que ningún país dispuso nunca de un buque con las capacidades de un Clase “Nueva Esparta”, siendo estos buques además mirados con respeto por parte de analistas navales de las grandes potencias.

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Plano de la Clase “Nueva Esparta”

Fuente: Archivo “CN Ramón Rivero Núñez”

Torreta Mark II BD 4.5" (114 mm) en montaje doble

Fuente: The Dock Museum Barrow-in-Furness www.dockmuseum.org.uk

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Lanzador y Torpedo Mark IX 533 mm

Proyector de cargas antisubmarinas Mark 6 (K-Gun)

Misil antiaéreo Sea Cat

Proyector de cargas antisubmarinas Mark 15 erizo

Calderas y Turbinas del “Nueva Esparta”

Fuente: http://www.fav-club.com

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La Clase “Nueva Esparta” comparada con destructores estadounidenses

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La Clase “Nueva Esparta” comparada con otros destructores británic

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LA FORMACIÓN Y DESEMPEÑO DE LOS INGENIEROS MILITARES MEXICANOS EN LA PRIMERA MITAD DEL SIGLO XIX: EL CASO DEL CORONEL IGNACIO INIESTRA The training and performance of mexican military engineers in the first half of the nineteenth century: The case of the colonel Ignacio Iniestra

Ramón Alonso Pérez Escutia

Doctor en Historia por la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, en Morelia, Michoacán, México. Integrante de la planta docente de la Facultad de Historia esa institución desde 1985. Imparte cursos de Historia de México, seminarios de investigación así como asignaturas optativas sobre historia militar e historia de la Iglesia. E-mail: [email protected]

Recibido: 27/07/2016 Aprobado: 10/01/2017 Resumen: En la coyuntura de la consumación de la Independencia de México el grupo gobernante, se percató de la impostergable necesidad de formar cuadros de oficiales del ejército altamente especializado, para atender los requerimientos defensivos del país frente al acoso cada vez más frecuente y amenazador, de las potencias internacionales en proceso de expansión. Un rubro al que se prestó especial atención fue al de la formación de un selecto cuerpo de ingenieros militares que se abocara, entre otras cosas, al remozamiento y/o construcción de infraestructura defensiva en puntos estratégicos y vulnerables del litoral. Por lo tanto, se enviaron periódicamente a Europa jóvenes oficiales para que adquirieran formación de ese perfil entre los cuales figuró en la década de los treinta del siglo XIX Ignacio Centro de Investigaciones Históricas Mario Briceño Iragorry

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Iniestra, quien tendría una brillante trayectoria profesional de alrededor de tres lustros en la institución castrense. Palabras clave: Ingenieros militares, Ignacio Iniestra, Michoacán, Guerra México-Estados Unidos. Abstract: At the juncture of the consummation of the Independence of Mexico's ruling group, he realized the urgent need to train cadres army officers, highly specialized to meet the defense requirements of the country against the increasingly frequent and threatening harassment of international powers in the expansion process. A category to which special attention was paid was the formation of an elite corps of military engineers who will focus, among other things, the renovation and / or construction of infrastructure in strategic defensive and vulnerable points along the coast. Therefore, young officers are regularly sent to Europe to acquire training that profile among which figured in the thirties of the nineteenth century Ignacio Iniestra, who would have a brilliant career about three decades in the military institution. Keywords: Military Engineers, Ignacio Iniestra, Michoacan, Mexico-US War.

Síntesis de una formación profesional De la escasa información disponible en los acervos documentales y fuentes bibliográficas a los que se ha tenido acceso, se presume que el coronel de ingenieros Ignacio Iniestra nació entre 1812-1813, en la ciudad de México en el seno de una familia de medianas posibilidades económicas.1 De lo poco que se conoce de su entorno familiar fue sobrino del médico Isidro Rafael Gondra, sin poder precisar si ello fue de carácter consanguíneo o político. Dicho galeno, afiliado inicialmente a la masonería yorkina, formó parte del círculo congregado alrededor del general Antonio López de Santa Anna, a través de su estrecha relación con José María Tornel y Mendívil. Por lo tanto no es difícil considerar que el joven Ignacio Iniestra estuvo en posibilidad de incursionar en la carrera de las armas por conducto de la red de vínculos cultivada por el doctor Gondra.2 En el mismo tenor, se considera que Ignacio Iniestra realizó estudios en el Colegio Militar en diferentes momentos del periodo 1829-1833. Se presume que entre otros docentes

A través de la página de familysearch se hizo una detallada búsqueda en los archivos de las diferentes parroquias de la ciudad de México, sobre la partida de bautismo y/o datos sobre la familia Iniestra para el periodo que se indica, sin obtener resultados satisfactorios. 2 El doctor Isidro Rafael Gondra figuró como diputado propietario por el Distrito Federal al Congreso de la Unión, en las legislaturas de los periodos constitucionales 1827-1828 y 1829-1830. Cf. Michael Costeloe, La Primera República Federal de México (1824-1835). (Un estudio de los partidos políticos en el México independiente), México, Fondo de Cultura Económica, 1975, pp. 79, 461 y 465. 1

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tuvo al capitán de ingenieros Pedro García Conde, que impartía la asignatura de matemáticas, y quizás fue de los estudiantes que se instalaron en el inmueble del ex Colegio de Bethlemitas en la capital de la República, el 13 de septiembre de 1829.3 Con base en lo contenido en el expediente personal de Ignacio Iniestra que se encuentra en el Archivo Histórico de la Secretaría de la Defensa Nacional (AHSDN), sabemos que éste se dio de alta en el ejército mexicano el 1 de julio de 1828, con el grado de subteniente de tropa, seguramente con residencia en la ciudad de México. Desempeñó ese empleo hasta junio de 1831, cuando en condiciones que no se conocen alcanzó el rango de teniente.

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Recibió su “bautismo de fuego” durante la campaña efectuada por la

administración del general Anastasio Bustamante, en las primeras semanas de 1832, en contra del pronunciamiento político-militar efectuado por Antonio López de Santa Anna, formando parte de las fuerzas que llevó a Veracruz el general Manuel Calderón.5 Posteriormente, en el mes de junio de 1834 Ignacio Iniestra ascendió al rango de capitán de tropa. Con fecha 15 de agosto de ese año, previa aprobación de los exámenes de rigor se integró al selecto Cuerpo Nacional de Ingenieros, aunque con el grado de teniente en el mismo.6 Cabe destacar que dicho organismo fue creado poco menos de un año atrás, por acuerdo del gobierno del general Antonio López de Santa Anna, el 15 de noviembre de 1833. Por ese entonces, Ignacio Iniestra se desempeñó además como profesor de matemáticas en el Colegio Militar. Aunque se presume que ya ejercía la academia en este plantel desde el tiempo posterior a la conclusión de la campaña bélica de Veracruz, pero no hay información precisa.7

El capitán Pedro García Conde fue hijo del ex brigadier realista Diego García Conde, quien fuera el principal promotor del Colegio Militar y del Cuerpo de Ingenieros del incipiente ejército mexicano, en 1822. Cf. Enrique Cárdenas de la Peña, Mil personajes en el México del siglo XIX, 1840-1870, México, Banco Mexicano Somex, S.A., t., II, p. 49; https://www. Repositoriodigital.academia.mx/jspui/bitstream/987654321/183867/1/LOS INGENIEROS MILITARES EN EL MEXICO INDEPENDIENTE. pdf, consultado el 22 de junio de 2016. 4 AHSDN, Cancelados, caja s/n., exp. 535, “Cor. Ignacio Iniestra, coronel de ingenieros”, hoja de servicios, f. l. (Para agilizar las referencias en lo sucesivo se cita el acervo, el ramo, el número del expediente y el/o los documentos específicos del mismo que sean del caso). 5 Enrique Olavarria y Ferrari, “México Independiente, 1821-1855”, en Resumen integral de México a través de los siglos, Vicente Riva Palacio, director, realizó el resumen el profesor Florentino M. Torner, México, Compañía General de Ediciones, S.A., 1953, t. IV, pp. 202-205; AHSDN, Cancelados, exp. 535, Campañas y acciones de guerra en las que ha participado Ignacio Iniestra, f. 1v. 6 AHSDN, Cancelados, exp. 535, Hoja de servicios de Ignacio Iniestra, f. 57. 7 AHSDN, Cancelados, exp. 535, Ignacio Iniestra solicita a la superioridad la promoción a la plaza de teniente del Cuerpo de Ingenieros, México, 7 de marzo de 1834, f. 54. 3

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Cabe apuntar que para ese entonces el joven Ignacio Iniestra se encontraba sólidamente posicionado no solo al interior de algunos de los más influyentes círculos castrenses del país, sino que incluso entre la intelectualidad radicada en la capital de la República. Indicativo de esto último fue el hecho de que figuró entre los socios fundadores del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INGE), antecedente inmediato de la Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, formalmente constituido el 18 de abril de 1833, en el contexto de los aires reformistas liberales impulsados por la breve gestión gubernamental del doctor Valentín Gómez Farías.8 El INGE fue presidido por el carismático José María Justo Gómez de la Cortina y figuraron entre otros prominentes miembros iniciales, el ex presidente Manuel Gómez Pedraza, Joaquín Velázquez de León, el general e ingeniero Ignacio Mora y Villamil, Juan Orbegozo, Ramón Moral, Miguel Bustamante, Ignacio Cuevas, Luciano Castañeda, Juan Arango, José María Castelazo y Cástulo Navarro, quien fue el primer secretario de ese selecto organismo.9 La segunda experiencia del oficial Iniestra en tareas de carácter bélico, se suscitó entre los meses de abril y mayo de 1835, cuando formó parte de la oficialidad de la expedición punitiva que llevó al estado de Zacatecas, el presidente López de Santa Anna para someter personalmente al gobierno local de Francisco García Salinas, en el marco del grave diferendo persistente en torno de la composición y atribuciones de las milicias cívicas de las entidades federativas.10 En esa misma campaña se registró la participación del capitán de ingenieros Pedro García Conde, quien dirigió la artillería del ejército federal, sin desestimar que haya estado bajo sus órdenes directas el teniente Iniestra.11 En algún momento de principios del verano de ese año de 1835, el teniente de ingenieros Ignacio Iniestra formó parte del selecto grupo de oficiales mexicanos que viajó desde el puerto de Veracruz a Francia, para realizar estudios en la prestigiada Escuela Politécnica de Paris, por acuerdo del presidente López de Santa Anna.12 Se ha identificado Enrique de Olavarria y Ferrari, La Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística. Reseña histórica escrita por… e impresa por disposición de su Junta Directiva, México, Oficina Tipográfica de la Secretaría de Fomento, 1901, pp. 6-7. 9 Cárdenas de la Peña, Mil personaje en el México del siglo XIX, 1840-1870, t. II, p. 101; Olavarria y Ferrari, La Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, pp. 7-11. 10 Olavarria y Ferrari, “México Independiente, 1821-1855”, en Resumen integral de México a través de los siglos, t. IV, p. 242; AHSDN, Cancelados, exp. 535, Hoja de servicios de Ignacio Iniestra, f. 57. 11 Cárdenas de la Peña, Mil personajes en el México del siglo XIX, 1840-1870, t. II, p. 49. 12 Uno de los mexicanos pioneros de la formación militar profesional en Europa fue Bruno Aguilar, oriundo de Guadalajara, Jalisco, quien viajó hacia ese destino en 1834, para “perfeccionar sus conocimientos de artillería y minas. En París asiste a las Escuelas Politécnica, de Minas y de Moneda. Pasa después a la maestranza y Escuela Práctica de Artillería de Douai. Visita 8

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entre el grupo del que formó parte Iniestra a los también tenientes Antonio Corona, Desiderio Muñoz, Antonio Ortiz Izquierdo y Rafael Farías.13 Pero el teniente Iniestra fue el que figuró como “comandante de la comisión militar que destinó el Supremo Gobierno para recorrer las escuelas de Europa”.14 En torno de esta distinción no se descarta que en ello haya resultado determinante la relación personal cultivada hasta entonces, tanto con Pedro García Conde como el secretario de Guerra José María Tornel e incluso el propio presidente López de Santa Anna. La estancia de esos estudiantes militares mexicanos en el Viejo Continente se prolongó entre el ya referido verano de 1835 y hasta agosto-septiembre de 1839. Es decir tuvieron una permanencia efectiva en aquellos lares de poco más de tres años, la mayor parte de los cuales el joven Iniestra fue alumno de la prestigiada Escuela Politécnica de Francia.15 Con respecto al desempeño de ese grupo, en su momento se consignó en el expediente de Iniestra que “fue el único oficial del cuerpo de los que se destinaron con tal objeto que entró en esa Escuela (Politécnica) y terminó sus estudios”.16 En virtud de ello fue que los superiores del teniente Iniestra le habrían dada la anuencia para que además de esa institución, pasara a “los Países Bajos y a Inglaterra con el fin de estudiar la mecánica aplicada y las construcciones hidráulicas; visitó la línea de fortificaciones sobre el Rhin, el Oder, la Meuse (Mosa); las de las fronteras de Francia y Bélgica, las de Cataluña y algunas de la Gran Bretaña”.17 las fábricas de pólvora de Esquerdes y las de armas de Chatellerant, la fundición de proyectiles de Saint Etienne, las fundiciones de hierro y armas de Lieja, en Bélgica, y posteriormente la maestranza y Escuela Práctica de Guerra de Wooolwich, Inglaterra. En Berlín conoce al barón Alejandro de Humboldt, quien le extiende una carta con la que puede con facilidad penetrar a las fábricas de materiales de artillería de Prusia, Sajonia y Wurtemberg, lo mismo que al laboratorio del químico Leibig, en Gissen. Regresa a México en abril de 1841”. Cf. Cárdenas de la Peña, Mil personajes en el México del siglo XIX, 1840-1870, t. I, p. 13. 13 Las relaciones franco mexicanas, México, Secretaría de Relaciones Exteriores, 1961, vol. I, p. 272. 14 AHSDN, Cancelados, exp. 535, Hoja de servicios de Ignacio Iniestra, f. 57. 15 La Escuela Politécnica fue fundada a instancias del Comité de Salvación Pública en la parte más álgida de la Revolución Francesa. El proyecto académico fue coordinado por el matemático Gaspar Monge con el apoyo de Lazare Carnot y materializado en 1794, con la denominación inicial de Escuela Central de Obras Públicas. Con ello se buscó subsanar la carencia de ingenieros y técnicos que atendieran las necesidades de ese ámbito de los ejércitos revolucionarios. Contó con una matrícula inicial de 272 alumnos, a los que se capacitaba con un alto nivel académico en asignaturas como matemáticas, física y química, durante tres años. Fue redenominada en septiembre de 1795 como Escuela Politécnica; en 1805 Napoleón Bonaparte le asignó el estatus militar que ostenta hasta nuestro tiempo. Fue clausurada en 1816 por el rey Luis XVIII; y reaperturada el 17 de enero del año siguiente con el nombre de Escuela Real Politécnica. A partir de 1830 los alumnos del plantel fueron influenciados de manera amplia por las doctrinas sociales sansimonista y positivista. Este fue el escenario que encontraron los oficiales mexicanos que comenzaron a acudir a sus aulas al menos desde el año de 1834, con el ya referido Bruno Aguilar. Cf. https.//www. es wikipedia.org/wiki/Ecole_polytecnique, consultada el 29 de junio de 2016. 16 AHSDN, Cancelados, exp. 535, Comisiones facultativas que ha desempeñado Ignacio Iniestra, f. 32. 17 No debe desestimarse que el recorrido por Europa del teniente Iniestra debió ser muy similar al efectuado por Bruno Aguilar que se detalló en la referencia nueve de este texto. Cf. AHSDN, Cancelados, exp. 535, Comisiones facultativas que ha desempeñado Ignacio Iniestra, f. 32.

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La coyuntura de la crisis diplomática y la confrontación armada que protagonizaron México y Francia en el periodo 1838-1839, fue el motivo para el retorno al país del teniente Ignacio Iniestra.18 Para el mes de septiembre del segundo de esos años ya se encontraba en la ciudad de México, a disposición del Ministerio de Guerra, siendo comisionado “a la formación de planos topográficos”. 19 Es probable que de manera simultánea se haya integrado en la planilla docente del Colegio Militar, para participar en la formación de los futuros oficiales. Así lo sugiere un documento fechado el 9 de septiembre de 1839, en el que se expresa que “pase a este ministerio a auxiliar los trabajos de la sección de ingenieros, para aprovechar los conocimientos científicos adquiridos en dicho cuerpo”.20

Entre la burocracia, la cátedra y las asonadas militares El retorno desde el Viejo Continente Europa del oficial Ignacio Iniestra coincidió también con el proceso de creación de la Comisión de Estadística Militar, bajo los auspicios del general Juan Nepomuceno Almonte, decretada por acuerdo del Ministerio de Guerra el 24 de septiembre de 1839. En ese organismo figuraron entre sus primeros miembros el general Lino Alcorta, los coroneles José María Noriega y Manuel Rodríguez de Cela; el teniente coronel Juan Agea; el capitán Joaquín Fuero; así como los ingenieros Pedro García Conde e Ignacio Iniestra; el capitán Juan Cano; y el teniente Francisco Chavero, por enunciar a algunos. Nuestro personaje fue designado de inmediato para colaborar de manera directa con Joaquín Velázquez de León, para la revisión, catalogación y análisis de numerosos planos y datos estadísticos que se encontraban en poder de José Justo Gómez de la Cortina, quien por ese entonces atendía diversas comisiones de gobierno.21

Aunque la crisis diplomática por las exageradas reclamaciones financieras de diversos súbditos franceses se había configurado desde la primavera de 1837, la confrontación armada, conocida coloquialmente como la “Guerra de los Pasteles”, se inició el 27 de noviembre de 1838, por parte de una fuerza gala integrada por cuatro mil hombres que emplearon 26 barcos de guerra y de transporte, para atacar y tomar el puerto de Veracruz. El tratado de paz fue suscrito el 21 de marzo de 1839, para ese entonces seguramente el teniente Iniestra y otros oficiales mexicanos ya habían salido de territorio francés y preparaban el viaje o se encontraban ya en tránsito sobre el Atlántico hacía México. Cf. Clark Crook Castan, “La guerra de los pasteles”, en Historia de México, México, Salvat Mexicana de Ediciones, S.A. de C.V., 1978, t. 8, pp. 1849-1864. 19 AHSDN, Cancelados, exp. 535, comisiones facultativas que ha desempeñado Ignacio Iniestra, f. 32. 20 AHSDN, Cancelados, exp. 535, el teniente Ignacio Iniestra requiere el pago de sus salarios al Ministerio de Guerra, México, 15 de noviembre de 1839, f. 45. 21 Olavarria y Ferrari, La Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, pp. 22-26. 18

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Aquellas primeras semanas posteriores al retorno al país fueron sumamente intensas para el teniente de ingenieros Ignacio Iniestra. Además de lo ya referido, cabe destacar a manera de ejemplo que tuvo una activa participación en los actos públicos académicos que organizó la dirección del Colegio Militar, entre el 12-17 de noviembre de ese año de 1839. En el primero de esos días figuró al lado del profesor de matemáticas del Colegio de Minería, Manuel Castro, así como de su ex condiscípulo de estudios en Europa Antonio Corona, para entonces jefe de la división de artillería de ese plantel, en el examen que se hizo en la asignatura de matemáticas al subteniente Carlos Mora; los sargentos Juan Zamora, Rafael Linarte y Jesús Palafox; a los cabos Juan N. Bazán y José María Durán y al alumno Juan Díaz.22 No obstante el posicionamiento natural que ganó Ignacio Iniestra tras su formación de tres años en instituciones militares de Europa, su situación personal fue sumamente precaria en las semanas posteriores a su retorno al país. En noviembre de 1839 se reportaba ante sus superiores como enfermo y se quejaba de no haber recibido sus salarios, los cuales ascendían hasta entonces a la cantidad de 519 pesos siete reales y once granos. 23 Sin embargo, el titular de la Subdirección de Ingenieros, general Ignacio Mora y Villamil, dispuso el 3 de diciembre de ese año el traslado de Iniestra, al puerto de Veracruz “por ser allí necesarios sus servicios”.24 La decisión en ese sentido debió ser reconsiderada en atención al estado de salud de este personaje, aunque el general Mora insistió en varias ocasiones en su remisión a aquella plaza.25 Gracias a los buenos oficios del polifacético Casimiro Liceaga y Quesada y otros allegados, a partir del 17 febrero de 1840 por disposición del presidente Anastasio Bustamante, al lado de sus homólogos adscritos al Cuerpo Nacional de Ingenieros, los tenientes de ingenieros José María Márquez y Francisco Charcas, Ignacio Iniestra se abocó “única y exclusivamente en los trabajos de la Carta General de la República, que actualmente forma la Sección de Geografía de esta Comisión de Estadística Militar”. Al frente de esta El Zurriago. Periódico científico, literario e industrial, vol. I, núm. 15, México, sábado 7 de diciembre de 1839, pp. 115-116. AHSDN, Cancelados, exp. 535, el teniente Ignacio Iniestra insistente en el pago de sus salarios ante el Ministerio de Guerra, México, 19 de noviembre de 1839, f. 65. 24 AHSDN, Cancelados, exp. 535, el subdirector de Ingenieros al ministro de Guerra, México, 1 de enero de 1840, f. 45v. 25 Al parecer en contra de las pretensiones del general Mora y Villamil y, obviamente, en defensa del teniente Iniestra salió desde su retorno al país el médico, abogado, ingeniero y militar Casimiro Liceaga y Quesada, quien interpuso sus influencias ante el Ministerio de Guerra para que este personaje tuviera un mejor acomodo al interior de la dependencia en la capital de la República. Cf. AHSDN, Cancelados, exp. 535, Casimiro Liceaga al director general del Cuerpo de Ingenieros, México, 11 de septiembre de 1839, f. 63. 22 23

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dependencia del Ministerio de Guerra y Marina figuraba el general Juan de Orbegozo, quien fue instruido en esa ocasión para otorgar todas las facilidades del caso a estas tareas.26 El talento, capacidades y habilidades del teniente de ingenieros Ignacio Iniestra, seguramente fueron advertidos por sus superiores por lo que a principios del mes de julio de 1840, “convencidos de la utilidad que resulta al ejército que los alumnos adquieran la instrucción necesaria en el dibujo lineal y paisaje, la Junta ha acordado le manifieste a V.E., haciéndole presente que el capitán de ingenieros don Ignacio Iniestra se presta a tal servicio sin recibir por ello ninguna gratificación y con sólo la condición de percibir la paga de su clase íntegra por este depósito, además de que continuará en la Comisión de Estadística”. 27 El Ministerio de Guerra accedió a ese requerimiento al tiempo que acordó que se le pagara un salario por parte de la Escuela Normal, “en consideración al encargo que va a desempeñar en ese establecimiento”.28 Por ese entonces Ignacio Iniestra fue promovido al grado de capitán de ingenieros del Cuerpo Nacional de Ingenieros, siendo nominado de inmediato como comandante del cuartel general de ingenieros del departamento de México. En función de ello quedaron bajo su mando los oficiales Pedro la Cerda, José Mariano Monterde, José María Salinas, Manuel de la Cuesta, José María Morquecho, Pedro Espejo, Carlos Mora y José María Lino Solís.29 La tercera experiencia en combate del capitán de ingenieros Ignacio Iniestra, tuvo lugar en la inédita jornada militar registrada en la ciudad de México entre el 14-26 de julio de 1840. El general golpista José Urrrea, proclive al federalismo, que se encontraba preso en el antiguo edificio de la Inquisición, fue liberado de manera sorpresiva por un grupo de oficiales y tropa que le eran leales azuzados entre otros por Valentín Gómez Farías. En ese marco los sublevados se apoderaron del Palacio Nacional en donde se encontraba el presidente Anastasio Bustamante, al que exigieron su renuncia. Sin embargo, desde Tacubaya

AHSDN, Cancelados, exp. 535, el ministro de Guerra al director de Ingenieros, México, 17 de febrero de 1840, f. 71. AHSDN, Cancelados, exp. 535, Juan Díaz al ministro de Guerra, México, 2 de julio de 1840, f. 72. 28 AHSDN, Cancelados, exp. 535, acuerdo del Ministerio de Guerra para que la Escuela Normal cubra el salario del teniente Ignacio Iniestra, México, 7 de julio de 1840, f. 74. 29 AHSDN, Cancelados, exp. 535, cuerpo de oficiales al mando del teniente Ignacio Iniestra comandante del cuartel general de ingenieros del departamento de México, 24 de julio de 1840, f. 83. 26 27

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se movilizó en su auxilio un batallón al mando del general Gabriel Valencia, quien llegó a la capital para reforzar a las fuerzas leales ubicadas en la Ciudadela.30 En el contexto de los combates registrados en pleno centro de la capital de la República, se suscitó la circunstancia de que el capitán de ingenieros Ignacio Iniestra fuera sorprendido en su acuartelamiento de la Ciudadela. En determinado momento, “figuró como comandante en la línea de ataque” sobre los rebeldes liderados por Urrea y Gómez Farías. El valor, desempeño y lealtad mostrados hacia la administración del general Bustamante en esta coyuntura, le valieron para ser promovido con fecha 15 de diciembre de 1840 al grado de teniente coronel, lo que se le hizo efectivo tres días más tarde.31 En la jornada del 15 de agosto acompañaron a Iniestra sus colegas del Cuerpo Nacional de Ingenieros, el capitán Ignacio Berrospe y los tenientes Manuel Cuesta, Francisco Chavero y José Solís.32 La persistencia de las convulsiones político-militares, anunciando el fracaso e inminente final de la Primera República Central, repercutieron de nueva cuenta en la trayectoria del flamante teniente coronel Ignacio Iniestra, pues sirvieron para sustentar un ascenso más en el escalafón castrense. En la coyuntura del pronunciamiento en Guadalajara del general Mariano Paredes y Arillaga, el 31 de agosto de 1841 en la capital de la República se levantó en armas en sus cuarteles de la Ciudadela el general Gabriel Valencia, en contra de la atribulada administración del presidente Anastasio Bustamante.33 Bajo ese escenario, el teniente coronel Ignacio Iniestra “acudió a la defensa del Supremo Gobierno, fue hecho prisionero por los sublevados y prefirió sufrir insultos, vejaciones y 28 días de presión rigurosa antes que pactar con los disidentes de la regeneración”.34 Por este comportamiento el presidente Bustamante, a escasas horas de su dimisión, le otorgó el 20 de septiembre el grado de coronel de ingenieros.35

Olavarria y Ferrari, “México Independiente, 1821-1855”, en Resumen integral de México a través de los siglos, t. IV, p. 299; Michael P. Costeloe, La República Central en México, 1835-1846. “Hombres de bien” en la época de Santa Anna, México, Fondo de Cultura Económica, 2000, pp. 209-212. 31 AHSDN, Cancelados, exp. 535, oficio a través del cual se notifica el otorgamiento del grado de teniente coronel de ingenieros a Ignacio Iniestra, México, 15 de diciembre de 1840, f. 29. 32 AHSDN, Cancelados, exp. 535, Hoja de servicios del capitán de ingenieros Ignacio Iniestra, México, 15 de julio de 1840, f. 29v. 33 Olavarria y Ferrari, “México Independiente, 1821-1855”, en Resumen integral de México a través de los siglos, t. IV, pp. 305307; Costeloe, La República Central en México, 1835-1846, pp. 231-235. 34 AHSDN, Cancelados, exp. 535, Hoja de servicios del capitán de ingenieros Ignacio Iniestra, México, diciembre de 1844, f. 29v. 35 Idem. 30

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En el contexto del reacomodo de los grupos de poder tras la asonada militar liderada por los generales Paredes y Arrillaga y López de Santa Anna, bajo los postulados del Plan de Tacubaya, se suscitó el 13 de octubre de 1841 la disposición para que el coronel de artillería Ignacio Iniestra “marche a las órdenes del general Pánfilo Galindo para continuar en la Comisión de la apertura del camino del departamento de Michoacán”. 36 Es posible que la decisión la haya asumido el ya para entonces presidente interino Antonio López de Santa Anna para darle una salida decorosa a Iniestra, quien se comprometió hasta el último momento con la malograda administración de Anastasio Bustamante.

Por los caminos de Michoacán Los proyectos camineros de gran calado en Michoacán se configuraron muy lentamente y tuvieron como propósito inmediato y principal, consolidar la integración histórica de esta demarcación a las regiones de amplia y sostenida actividad económica, política y social colindantes, como el valle de México, Jalisco, Guanajuato y Querétaro. Las circunstancias adecuadas únicamente se gestaron hasta principios de los años cuarenta, cuando se debilitó lo suficiente la sublevación federalista en contra de la promulgación y vigencia del modelo organizacional centralista sustentado en las Siete Leyes Constitucionales. Entre 1837 y 1840 la administración del presidente de origen michoacano, Anastasio Bustamante, desplegó un sostenido esfuerzo militar para abatir a las guerrillas federalistas lideradas entre otros por Gordiano Guzmán y Antonio Angón, siendo avaladas políticamente por un directorio que presidieron en la clandestinidad Juan Manuel González Ureña, Melchor Ocampo y Juan B. Ceballos.37 El proceso de pacificación que concretó en su parte medular la administración del general Bustamante, coincidió con el interés de un grupo de inversionistas para incentivar en Michoacán la industria textil. En el otoño de 1841, el inmigrante francés Esteban Guénot promovió la creación de lo fue la Compañía Michoacana para el Fomento de la Seda. La labor de persuasión desplegada por este personaje no sólo se concretó en las suscripciones

AHSDN, Cancelados, exp. 535, el Ministerio de Guerra al coronel de ingenieros Ignacio Iniestra, México, 13 de octubre de 1841. 37 Juan Ortiz Escamilla, “El pronunciamiento federalista de Gordiano Guzmán, 1837-1842”, en Historia Mexicana 150, México, El Colegio de México, México, octubre-diciembre de 1988, vol. XXXVIII, núm. 2, ff. 241-282; José Bravo Ugarte, Historia sucinta de Michoacán, Morelia, Morevallado Editores, 1995, p. 403. 36

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económicas necesarias para emprender la empresa, sino que logró la formación de juntas de fomento en lugares como Jalisco, San Luis Potosí, Querétaro, Aguascalientes, Zacatecas, Puebla, Veracruz y hasta la distante Sonora. 38 No obstante las condiciones de premura económica general, el proyecto se inició bajo los mejores augurios con la plantación de estacas de moreras en las inmediaciones de Morelia y Uruapan.39 En ese marco se explica el interés por modernizar el eje carretero que discurría en dirección este-oeste sobre el territorio de Michoacán. Por lo tanto, en el mes de enero de 1841, la Junta Departamental dispuso que “para facilitar las comunicaciones y el tráfico de este departamento con los de México y Jalisco, se abrirá un nuevo camino carretero por los puntos siguientes: el Río de la Barca, Zamora, Morelia, Irapeo, Tajimaroa, Las Trojes de Angangueo y Las Lamillas, desviándose lo menos posible de la línea recta que une a esta capital con la ciudad de Lerma”. Por la magnitud de la empresa se consideró como una primera etapa delinear el trazo de la nueva vía, de tal suerte que pudiera ser utilizado a la brevedad posible por las bestias de carga, en el tramo entre Morelia y la línea divisoria con el departamento de México. Para reunir el capital necesario se integraría una sociedad por acciones con valor unitario cada una de 500 pesos, con pago de intereses del 6% a los inversionistas para hacer atractivo el proyecto.40 Los trabajos de construcción del camino Morelia-México fueron encomendados para su dirección general al coronel de ingeniero Ignacio Iniestra. Este personaje vino acompañado entre otros por el teniente de ingenieros Severo del Castillo.41 Se desconocen a ciencia cierta los motivos por los cuales se le asignó al coronel Iniestra este proyecto. Únicamente podemos presumir que en buena medida debió responder a la necesidad de alejarlo de la ciudad de México, como parte de las acciones para diluir el ambiente de tensión persistente entre los diversos sectores de la oficialidad del ejército mexicano, ocasionado por Esteban Guénot, Proyecto de una sociedad protectora de la industria de la seda en la República Mexicana, Morelia, Imprenta de Ignacio Arango, 1844, 7 pp. 39 La Voz de Michoacán, Morelia, varios números del periodo marzo-diciembre de 1842; José Alfredo Uribe Salas, La industria textil en Michoacán, 1840-1910, (Colección Historia Nuestra núm. 5), Morelia, Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, 1983, pp. 44-47. 40 Amador Coromina, Recopilación del leyes, reglamentos y circulares, expedidas por el estado de Michoacán, formada y anotada por…, Morelia, Imprenta de los hijos de Arango, 1886, t. VIII, pp. 77-79; Nuevo camino de Guadalajara a México por Zamora, Morelia y Taximaroa, artículo editorial del Diario del Gobierno de la República Mexicana del día 13 de diciembre de 1840, Morelia, reimpreso en la Oficina Superior del Gobierno, 1840. 41 AHSDN, Cancelados, exp. 535, el ministro de Guerra al general Pánfilo Galindo, gobernador de Michoacán, México, 16 de octubre de 1841, f. 46. 38

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los eventos político-militares del verano de 1841 sustentados en el Plan de Tacubaya. Tampoco debe desestimarse que en su nominación haya influido el hecho de que el prestigio y ascendiente del coronel Iniestra era conocido en Michoacán, a través de personajes como el influyente abogado y canónigo Mariano Rivas, quien desde 1833 fue corresponsal en Morelia del INGE del que Iniestra fue socio fundador. En el periodo 1837-1841, el padre Rivas fue miembro de la Junta Departamental posición desde la cual debió sostener comunicación con Iniestra y quizás sugerir por conducto de otros prominentes integrantes de ese órgano de gobierno, como el canónigo Pelagio Antonio Labastida y Dávalos, e incluso el obispo Juan Cayetano Gómez de Portugal, su nominación como director de la obra ante el propio presidente López de Santa Anna.42 El coronel Iniestra llegó a Michoacán en el trascursos de la segunda quincena de octubre de 1841. En el tiempo restante de ese año debió abocarse a labores de observación topográfica y de sondeo sobre la disponibilidad de recursos, sobre todo en las comarcas sobre las que discurría el pretendido camino carretero, para calibrar la viabilidad técnica y económica del mismo. En forma simultánea, desplegó labores de socialización entre diversos integrantes de los grupos de poder económico y político del departamento. Fue en ese marco que encabezó el piquete de caballería que entre los meses de noviembre y diciembre de 1841, escoltó a la comitiva de Frances Erskine Inglis, la célebre madame Calderón de la Barca, esposa del embajador español en México, durante la mayor parte de su recorrido por Michoacán. En algunas de sus cartas, la señora Erskine se refiere al coronel Iniestra como un individuo afable, caballeroso, diligente, con don de mando y amplio ascendiente entre la sociedad local.43 En el mes de enero de 1842 el ministerio de Guerra y Marina informó al gobernador militar de Michoacán, Pánfilo Galindo, que el presidente provisional de la República, Antonio López de Santa Anna, ratificaba al coronel Iniestra al frente de la “comisión de caminos que

Olavarria y Ferrari, La Sociedad Mexicana de Geografía y Estadística, pp. 7-10; Roberto Heredia Correa, Mariano Rivas (1797-1843). Semblanza y antología, (Colección el Hombre y su Tiempo núm. 2), Morelia, Instituto de Investigaciones Históricas, Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo, 1993, pp. 15-32. 43 No obstante tener escasas semanas de estancia en Michoacán cuando vino madame Calderón de la Barca, el coronel Iniestra, la alojó junto con sus acompañantes en su domicilio de Morelia. Además ya se había ganado la amistad y afecto de prominentes integrantes de la elite local. Por ejemplo la señora Erskine menciona que al arribar a Pátzcuaro, el 29 de noviembre, “llegamos hasta la casa de don Miguel Hacha- amigo del coronel Yniestra-, que es una de las mejores y más grandes de la ciudad”. Cf. Madame Calderón de la Barca, La vida en México durante una residencia de dos años en ese país, traducción y prólogo de Felipe Teixidor, (Colección Sepan Cuantos… núm. 74), México, Editorial Porrúa, 2014, pp. 409-446. 42

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tiene a su cargo en Michoacán”.44 En ese contexto salió a relucir la espinosa cuestión de los pagos de salarios para este personaje y sus colaboradores, toda vez que presumiblemente no se encontraban considerados en la nómina de la tropa y oficialidad al mando del general Galindo que había aprobado esa dependencia del gobierno general para el ejercicio fiscal del año de 1842.45 La labor a desarrollar por el equipo de ingenieros encabezados por el coronel Ignacio Iniestra, no encontraba precisamente un escenario y condiciones óptimas para preludiar un éxito siquiera regular. El amplio espectro de dificultades que se registraron se sintetizan con meridiana claridad en la queja que hizo dicho oficial a través de una nota publicada en La Voz de Michoacán, en junio de 1842, en el sentido de que “el estado que guarda la contrata para la apertura de este camino por Tajimaroa es muy poco satisfactorio, atendiendo el ningún espíritu público para la empresa por el egoísmo de algunos accionistas, y como resultado de ambas causas, la pequeñez de los recursos puestos a mí disposición”.46 Al respecto trascendió que de los 70 accionistas proyectados, apenas se había reunido a 30. Las obras registraron constantes interrupciones figurando como otra de las causas principales, además de la carencia de dinero, la desorganización imperante para canalizar a los reclusos de las cárceles del estado que fueron considerados como medio para abaratar los costos de mano de obra.47 Asimismo, en su momento salió a relucir que el propio ingeniero Iniestra privilegió sus intereses en una negociación minera ubicada en la comarca del río Balsas, a la que aportaba capital el comerciante moreliano Mariano Larréategui. 48 En descargo de este personaje cabe considerar que debió ser la falta de pagos de sus salarios, lo que indudablemente lo motivó a dedicar más tiempo a esta empresa de la industria extractiva, a la que al parecer atendía con prioridad durante los meses previos a su retorno a la ciudad de México, cuando la relación con el general Galindo ya era francamente tirante.49

AHSDN, Cancelados, exp. 535, el general Pánfilo Galindo, gobernador de Michoacán, al ministro de Guerra y Marina, Morelia, 12 de enero de 1842, f. 97. 45 AHSDN, Cancelados, exp. 535, la Dirección General de Ingenieros al ministro de Guerra y Marina, México, 12 de enero de 1842, f. 97. 46 La Voz de Michoacán, t. I, núm. 32, Morelia, 16 de junio de 1842, p. 1. 47 Varios números de La Voz de Michoacán del periodo julio de 1842-agosto de 1843. 48 Margaret Chowning, Wealth and Power in Provincial Mexico. Michoacan from the Late Colony to the Revolution, California, Stanford University Press, 1999, pp. 178-180. 49 AHSDN, Cancelados, exp. 535, el ministro de Guerra y Marina al general Pánfilo Galindo, gobernador de Michoacán, México, 23 de mayo de 1843, f. 121. 44

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De tal suerte que el 18 de mayo de 1843, el coronel Iniestra escribió a sus superiores en el Ministerio de Guerra, para manifestar que la carencia de fondos económicos ocasionó que desde el 1 de diciembre del año anterior, se paralizaran los trabajos de construcción de la carretera. En ese tenor, justificaba su desempeño, pues “no obstante mis esfuerzos para llevarla a cabo sacrificando en su prosecución la suma de mil pesos, me he convencido con dolor de que dicha empresa debe echarse en el olvido y por lo tanto los oficiales del cuerpo que se hallan a sus órdenes pueden ir donde haya empleos a donde lo estimare conveniente”.50 El gobierno general le tomó de inmediato a la palabra al coronel Iniestra, pues por instrucciones del otra vez presidente provisional López de Santa Anna, se dispuso a través del Ministerio de Guerra que los oficiales al mando de aquél personaje en Michoacán en los trabajos de la malograda carretera, retornaran a la ciudad de México “para emplearse en las funciones de ese instituto (Cuerpo Nacional de Ingenieros).51 Bajo este escenario, el coronel Iniestra se mantuvo nominalmente al frente de ese proyecto caminero en el tiempo subsiguiente. En ese marco, solicitó a la superioridad una licencia de dos meses para trasladarse a la ciudad de México, para el arreglo de asuntos personajes y otros del Cuerpo Nacional de Ingenieros y del Cuerpo de Ingenieros de Caminos, Puentes y Canales. Los permisos para mantenerse ausente de sus responsabilidades en Michoacán se prolongaron hasta el mes de septiembre, cuando se consideraron finiquitadas las mismas al ser designado Iniestra como encargado de las obras de remozamiento de la fortaleza de San Juan de Ulúa, en Veracruz.52

AHSDN, Cancelados, exp. 535, Pedro G. Lona transcribe el contenido de un oficio del coronel de ingenieros Ignacio Iniestra al ministro de Guerra y Marina, México, 18 de mayo de 1843, f. 120. 51 AHSDN, Cancelados, exp. 535, el ministro de Guerra y Marina al gobernador de Michoacán, general Pánfilo Galindo, México, 23 de mayo de 1843, f. 121. 52 En un documento que forma parte del expediente personal del coronel Iniestra se asentó con respecto a esta etapa de su trayectoria personal que “en 1840 (sic) marchó a Morelia, para dirigir la apertura y construcción de un camino nuevo de Toluca a Guadalajara, pasando por Taximaroa. Organizó una compañía de accionistas para este fin. Obtuvo del gobierno un decreto para el establecimiento de un presidio y otro establecimiento de peajes; pero no habiendo querido el gobernador don Pánfilo Galindo cumplir con lo mandado, se retiró de su comisión en diciembre de 1842 (sic), dando parte al Supremo Gobierno y representado en contra de la arbitrariedad del mencionado gobernador”. Cf. AHSDN, Cancelados, exp. 535, comisiones facultativas que ha desempeñado el coronel de ingenieros Ignacio Iniestra, México, enero de 1845, f. 32. 50

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El ocaso de una corta pero brillante trayectoria El 24 de septiembre de 1842, por el tiempo en el que el coronel Iniestra se encontraba en Michoacán, el presidente López de Santa Anna dispuso la creación del Cuerpo de Ingenieros de Caminos, Puentes y Canales. En su integración inicial figuró el coronel Ignacio Iniestra en calidad de ingeniero inspector, no obstante fungir como integrante del Cuerpo Nacional de Ingenieros. Mientras que José del Portillo y José María Cortés, capitanes retirados, fueron designado como ingenieros jefes. Colaborarían con la nueva estructura los ingenieros ordinarios Juan de Solórzano, teniente de batallón de granaderos, de la guardia de los supremos poderes; así como Juan Zamora, teniente del Cuerpo Nacional de Artilleros.53 La simultánea participación del coronel Ignacio Iniestra en el Cuerpo Nacional de Ingenieros y en el recién constituido Cuerpo de Ingenieros de Caminos, Puentes y Canales, suscitó una controversia al interior del Ministerio de Guerra. Algunos de sus altos oficiales, entre ellos Pedro G. Landa, argumentaron que ambos encargos resultaban incompatibles entre sí, por lo que se sugirió su baja del Cuerpo Nacional de Ingenieros. Sin embargo, otros funcionarios de la misma dependencia estimaron que no era así, toda vez que su participación en este último organismo era en calidad de adscripción oficial remunerada; y en el segundo de ellos figuraba como individuo comisionado, sin percepción de honorarios u otras prestaciones que implicaran privilegios materiales.54 Tras su frustrada experiencia en Michoacán, el coronel de ingenieros Ignacio Iniestra regresó de manera definitiva a la ciudad de México en septiembre de 1843. El tres de octubre se le refrendó por parte del Ministerio de Guerra su grado de coronel, siendo comisionado en la misma fecha, a propuesta del general Ignacio Mora y Villamil titular de la Dirección General de Ingenieros, para que “vaya a Veracruz a encargarse de la obra de fortificación de Ulúa”.55 La decisión se enmarcaba en el contexto del creciente deterioro de la relación con los Estados AHSDN, Cancelados, exp. 535, comisiones facultativas que ha desempeñado el coronel de ingenieros Ignacio Iniestra, México, enero de 1845, f. 32. 54 En los oficios y cartas que se generaron y cruzaron entre las diferentes áreas del Ministerio de Guerra y Marina, involucradas en dirimir esta controversia, se advierte cierta animadversión personal hacia el coronel Iniestra de parte de prominentes oficiales, como fue el caso del general Ignacio Mora y Villamil, quien en determinado momento avaló la sugerencia de retirarlo de manera unilateral del Cuerpo Nacional de Ingenieros, por la presunta incompatibilidad con la participación en la nueva corporación. Cf. AHSDN, Cancelados, exp. 535, Juan Zamora al general José María Tornel, ministro de Guerra y Marina, México, 17 de noviembre de 1842, f. 119. 55 AHSDN, Cancelados, exp. 535, el ministro de Guerra y Marina al coronel de ingenieros Ignacio Iniestra, México, 3 de octubre de 1843, f. 128. 53

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Unidos, en torno de lo cual ya se dilucidaba el inminente enfrentamiento militar, con la consecuente necesidad de apuntalar la estructura defensiva de las instalaciones estratégicas del país. La estancia del coronel Iniestra en la zona portuaria de Veracruz se prolongó durante casi un año, en el lapso comprendido entre octubre de 1843 y agosto de 1844. Al parecer fue afectado en su estado de salud por las condiciones climatológicas que caracterizan a aquéllos lares. Por esa razón solicitó la anuencia de sus superiores para retornar a la ciudad de México, para atenderse de los padecimientos contraídos. La petición fue resuelta en sentido favorable por lo que dejó a cargo de la obras de remozamiento de la fortaleza de San Juan de Ulúa al capitán José María Márquez.56 Con fecha 6 de octubre de 1844, el coronel Iniestra presentó un diagnóstico médico sobre su estado de salud, suscrito por el prestigiado doctor José Pablo Martínez del Río, en el que se precisaba que “padece una afección grave en el pescuezo (sic), y parte superior del pecho, por un tumor que ejerce una compresión sobre la traquiartria y los bronquios y dificulta mucho la penetración del aire en los pulmones”. El galeno recomendó que el paciente tuviera absoluto reposo y llevara a cabo un riguroso tratamiento a base de medicamentos.57 Es probable que su estado de salud no mejorara lo suficiente en los meses subsiguientes, pues en diciembre de ese año el coronel Iniestra solicitó una prórroga de la licencia concedida para abandonar sus responsabilidades en el puerto de Veracruz.58 No se desestima que para ese entonces los superiores del coronel Iniestra pensaran ya en asignarle otras tareas. Por ejemplo, el 25 de diciembre de 1844, el multifacético Casimiro Liceaga y Quesada, sugirió al Ministerio de Guerra que los oficiales bajo las órdenes de Iniestra se le reunieran a la brevedad posible, aunque no se expresaba el propósito específico de ello.59 Fue hasta el 13 de enero de 1845 cuando trascendió la propuesta de Liceaga y otros funcionarios de esa dependencia, para nominar al coronel Ignacio Iniestra

AHSDN, Cancelados, exp. 535, el ministro de Guerra y Marina al coronel de ingenieros Ignacio Iniestra, México, 22 de agosto de 1844, f. 136. 57 AHSDN, Cancelados, exp. 535, certificado que sobre el estado de salud del coronel de ingenieros Ignacio Iniestra, expide el doctor Pablo Martínez del Río, México, 6 de octubre de 1844, f. 142. 58 AHSDN, Cancelados, exp. 535, el ministerio de Guerra y Marina prorroga la licencia médica concedida al coronel de ingenieros Ignacio Iniestra, México, 25 de diciembre de 1844, f. 138. 59 AHSDN, Cancelados, exp. 535, Casimiro Liceaga al ministro de Guerra y Marina, México, 25 de diciembre de 1844, f. 139. 56

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para desempeñar el cargo de comandante de ingenieros del departamento de México, el cual tenía varias semanas vacante.60 Es probable que el coronel Iniestra durante el primer tercio del año de 1845, continuara registrando problemas de salud que lo alejaron de la adecuada atención de sus responsabilidades profesionales. En ese tenor, fue hasta la coyuntura previa al formal inicio de la guerra contra los Estados Unidos, cuando el 19 de abril de 1845 se le ordenó proceder a la organización de dos compañías de artillería, las que se ubicarían en un punto no precisado aún del norte del país por razones defensivas. Para materializar con la debida celeridad y eficiencia ese propósito, tendría como inmediatos y directos colaboradores al capitán Patricio Gutiérrez; los tenientes Antonio Groso y Florentino Medina; así como al subteniente Francisco Ziraga; y se les unirían a la brevedad posible los tenientes de artillería José Torroba y José de la Luz Palafox, los que se encontraban radicados en San Juan de los Lagos, Jalisco.61 Para la adecuada creación de esos cuerpos armados, deberían reunírsele recursos humanos y materiales que se encontraban dispersos en varios puntos del territorio nacional, como los departamentos de Oaxaca, Veracruz y sur del de México. Las condiciones prevalecientes de caos político-administrativo y la precariedad económica del gobierno general, propiciaron que dicha instrucción se retrasara en su ejecución durante casi un año, toda vez que se dificultaba en grado extremo hacer obedecer órdenes y coordinar esfuerzos entre los diferentes mandos militares involucrados en torno de esas tareas.62 Las autoridades del Ministerio de Guerra y Marina instruyeron al coronel Iniestra y sus subalternos, para que se trasladara con esa fuerza de artillería en un primer momento hacia Nuevo México, para recibir a principios de junio la instrucción definitiva de desplazarse hacia la Alta California, visiblemente vulnerable ante una eventual invasión estadounidense. Durante el verano de 1845 el coronel Iniestra llevó a cabo diversas gestiones para la formación de las referidas compañías de artillería. En ese contexto, encontró incontables AHSDN, Cancelados, exp. 535, Casimiro Liceaga al ministro de Guerra y Marina, México, 13 de enero de 1845, f.153. AHSDN, Cancelados, exp. 535, el Ministerio de Guerra y Marina ordena la integración de dos compañías de artillería, a cargo del coronel de ingenieros Ignacio Iniestra, México, 19 de abril de 1845, f. 161. Fungía como ministro de la Guerra en el gabinete del presidente José Joaquín de Herrera, el antiguo maestro y promotor del coronel Iniestra, Pedro García Conde, quien debió influir de manera directa para que se le confiara dicha comisión no obstante su precario estado de salud. Cf. Cárdenas de la Peña, Mil personajes en el México del siglo XIX, p. 49. 62 AHSDN, Cancelados, exp. 535, el ministro de Guerra y Marina al director de Artillería, México, 14 de mayo de 1845, f. 172. 60 61

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dificultades para integrar la oficialidad y reunir a los artilleros necesarios, pues el ambiente de inminente guerra contra el Coloso del Norte inhibió el ánimo de muchos miembros del ejército mexicano, reacios a trasladarse hasta aquellas latitudes.63 En forma simultánea, con la anuencia del Ministerio de Guerra el coronel Iniestra, a través de la mediación del contratista Salvador Iturbide, reunió un grupo de 30 obreros de maestranza, a los que envío al puerto de Acapulco en espera de instrucciones para su traslado a la Alta California. Al respecto trascendió que con estos trabajadores se efectuarían entre otras acciones la fortificación del puerto de San Francisco. Sin embargo, las condiciones cada vez más precarias e inciertas fueron determinantes para que ese grupo de trabajadores nunca fuera movilizado hacia aquel destino, aunque su prolongada estancia en Acapulco sí generó gastos sumamente elevados.64 Las condiciones para la adecuada creación de las dos compañías de artillería que acudirían a la defensa de la Alta California, no fueron las óptimas conforme avanzó el tiempo previo a la inminente confrontación con los Estados Unidos. El 31 de julio de 1845, el teniente Antonio Groso informaba al teniente coronel de infantería Patricio Gutiérrez, sobre contar con 39 artilleros y dos obuses de montaña, y que la mayor parte de la tropa de la que disponía se integraba con desertores y sentenciados. En ese tenor, pintaba un panorama desolador de constantes deserciones de oficiales y soldados, así como carencia de recursos económicos para lo más elemental, como lo era la alimentación de la tropa y sus mandos, además de la frecuente pérdida de material de guerra, tomado a discreción por los desertores y los ladrones comunes que pululaban por todas partes.65 No obstante esos imponderables para principios de agosto de ese año, el coronel Iniestra figuraba ya como Comandante General del Departamento de California, pero no se había movido de la ciudad de México, quizás aún afectado por la enfermedad. Tenía a sus órdenes escasos 73 elementos entre tropa y oficiales, de lo cual sólo ocho eran artilleros con

AHSDN, Cancelados, exp. 535, la información contenida en las fojas 50-57 de este expediente, dan una idea más o menos precisa del entorno en el que se movía el coronel Iniestra, siendo evidentes el desasosiego, la incertidumbre así como de la postura individual y colectiva de la oficialidad y tropa del ejército mexicano, en los meses previos al formal inicio de la guerra contra los Estados Unidos. 64 AHSDN, Cancelados, exp. 535, el Ministerio de Guerra y Marina a Salvador Iturbide, comisionado de la Brigada del Oeste, México, 9 de julio de 1846, f. 54v. 65 AHSDN, Cancelados, exp. 535, el teniente Antonio Groso al teniente coronel de infantería Patricio Gutiérrez, México, 31 de julio de 1845, f. 201. 63

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experiencia; y treinta individuos eran susceptibles de ser habilitados como zapadores. 66 Por lo tanto, la carencia de elementos de guerra y de logística, así como los movimientos de la armada estadounidense, inhibieron que la fuerza al mando del coronel Iniestra partiera hacia California. Así las cosas, el primero de octubre de 1845 el teniente Florentino Medina, subalterno de Iniestra, manifestaba al Ministerio de Guerra que permanecía en Acapulco desde hacía varias semanas y se encontraba imposibilitado de partir hacia aquel departamento.67 Las dificultades para el desplazamiento de las dos compañías de artillería hacia California, se incrementaron durante el último tercio de 1845 y persistieron en los meses iniciales del año siguiente. Fue en ese contexto que el primero de abril de 1846, a escasas cinco semanas del formal estallido de la guerra contra Estados Unidos, en la ciudad de México el médico Isidro Rafael Gondra, envió una lacónica nota al secretario de Guerra, José María Tornel, para manifestar que “tengo el sentimiento de anunciar a V.E. que hoy a las cinco de esta mañana ha fallecido mi sobrino el coronel D. Ygnacio Iniestra, Comandante General de Californias, y debiéndose verificar su entierro mañana a las cuatro y media de la tarde, tengo el honor de participarlo a V.E, a fin de que se sirva ponerlo en conocimiento del excelentísimo señor presidente y dictar las órdenes de su agrado”.68 Llama la atención el hecho de que no obstante el ascendiente al interior de la oficialidad del ejército mexicano y del Colegio Militar, así como en círculos académicos e intelectuales en general del coronel Ignacio Iniestra, la prensa de la época no haya consignado en sus páginas la información sobre su deceso y el funeral que se le hizo en su calidad de alto oficial de las fuerzas armadas nacionales. En torno de ello cabe especular en que quizás el silencio que guardaron los principales periódicos de la ciudad de México, se haya debido a alguna solicitud expresa interpuesta por su tío Isidro Rafael Gondra, ampliamente conocido en el medio, en consideración a que Iniestra enfrentó una prolongada y penosa enfermedad, que lo alejó cuando menos los siete u ocho últimos meses de su vida de sus responsabilidades

AHSDN, Cancelados, exp. 535, el ministro de Guerra y Marina al coronel de ingenieros Ignacio Iniestra, comandante general del departamento de Californias, México, 8 de agosto de 1845, f. 209. 67 AHSDN, Cancelados, exp. 535, el teniente Florentino Medina a la secretaría de Guerra y Marina, Acapulco, 1 de octubre de 1845, f. 215. 68 AHSDN, Cancelados, exp. 535, Isidro Rafael Gondra al general José María Tornel, ministro de Guerra y Marina, México 1 de abril de 1846. 66

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en el Ministerio de Guerra y Marina. Aunque tampoco se debe desestimar que la prensa soslayó ese deceso priorizando en aquellos días la publicación de la abundante información generada con motivo de la inminente guerra contra los Estados Unidos.

Conclusiones Desde los primeros años del periodo independiente las autoridades civiles y militares de México, tuvieron la sensibilidad y disponibilidad para promover la formación de cuadros castrenses especializados para llevar a cabo la ardua tarea de organizar y modernizar a las fuerzas armadas del país. Esta necesidad se hizo más evidente y prioritaria a raíz de las agresiones que perpetraron potencias europeas como España y Francia, a lo que pronto se sumó la creciente amenaza que representaba para la seguridad nacional el expansionismo de los Estados Unidos. En ese tenor, se optó por enviar al exterior a jóvenes oficiales para su formación en planteles especializados y prestigiados como la Escuela Politécnica de Paris. Un caso concreto fue el del oficial Ignacio Iniestra quien perfeccionó su formación como ingeniero militar en esa institución y tuvo la oportunidad de conocer la infraestructura bélica de varios países de Europa. Tras su retorno al país, en el marco de la crisis diplomática México-Francia, este personaje fue destinado a diversas tareas de carácter castrense y académico, con el objeto de socializar en lo posible con la oficialidad del ejército los conocimientos adquiridos en aquel continente. Sin embargo, la actuación de Ignacio Iniestra no dejó de estar permeada del ambiente de efervescencia cuasi permanente que caracterizó a las fuerzas armadas mexicanas de la primera mitad del siglo XIX, que le inhibió para desplegar a plenitud su potencial como ingeniero militar de alta especialización. En ese contexto se explica la comisión que le fue asignada en el departamento de Michoacán, para dirigir los trabajos del importante camino Morelia-México, proyecto que no se pudo concretar en buena medida por su discrepancia personal con el gobernador militar, general Pánfilo Galindo. No obstante encontrarse aquejado por las enfermedades contraídas durante la comisión para remozar las instalaciones defensivas de San Juan de Ulúa, el coronel Iniestra fue involucrado en los apresurados y malogrados proyectos de fortificación de la parte norte del país, principalmente California, al perfilarse el conflicto con los Estados Unidos, alrededor de lo cual prácticamente nada pudo hacer. En ello fue determinante el caos

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administrativo y la precariedad de recursos que caracterizó en esa coyuntura la actuación del Ministerio de Guerra y Marina.

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BUNKER, LIND Y VAN CREVELD: TRES VISIONES DE LAS NUEVAS GUERRAS Bunker, Lind and Van Creveld: three visions of the new wars

Edgar Maldonado

Profesor de la Escuela de Historia de la Universidad Central de Venezuela. Licenciado en Historia, Doctor en Ciencias Políticas (Universidad Central de Venezuela), especialista en derecho y política internacional. E-mail: [email protected]

Recibido: 13/06/2016 Aprobado: 20/09/2016 Resumen: Este artículo examina tres propuestas sobre las nuevas guerras y guerra de cuarta generación. Sobre el advenimiento del mundo multipolar y la pérdida del monopolio de la violencia del Estado se exige una reevaluación de la guerra y es donde los postulados de W. Lind, R. Bunker y M. Van Creveld han encontrado las posibles hojas de ruta. Se sostiene que los tres autores ofrecen postulados cercanos pero diferenciados de lo que son y serán las guerras del futuro. El artículo pretende subrayar la tenue diferencia entre guerra y violencia estructural partiendo de la conceptualización y contextualización de las nuevas guerras. La propuesta cierra con un balance final pensado como aporte y difusión teórico introductoria del tema. Palabras clave: Guerra; Nuevas Guerras; Guerra de Cuarta Generación; Transformación de la Guerra; Conflictos de Baja Intensidad. Abstract: This article examines three proposals on the new wars and fourth generation war. On the advent of the multipolar world and the loss of the State’s monopoly of violence, a reassessment of the war is required and it is here that the postulates of W. Lind, R. Bunker and M. Van Creveld have found possible roadmaps. It is argued that the three authors offer close but differentiated postulates of what are and will be the wars of the future. The article tries to underline the slight difference between war and structural violence starting from the conceptualization and contextualization of the new wars. The proposal closes with a final balance thought as input and theoretical introduction introductory topic. Centro de Investigaciones Históricas Mario Briceño Iragorry

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Keywords: War; New Wars; Fourth Generation War; Transformation of the War; Low Intensity Conflicts.

Presentación

Guerras de Cuarta Generación 1 , Nuevas Guerras 2 , Guerras del Tercer Tipo 3 , son

algunos de los términos acuñados y examinados en la actualidad. Gran cantidad de estudios versan hoy sobre lo que son estas guerras y lo que serán las guerras en un futuro cercano. 4 Su definición es radicalmente opuesta a la definición clásica. Por un momento rescatemos lo que señala J. Keegan: “La guerra no es la continuación de la política por otros medios.”5 Y es esto – recordando la tesis de Clausewitz – solo a partir de la existencia de los Estados

1William,

Lind, K. Nightengale, J. Schmitt, J. Sutton, & G. Wilson, “The Changing Face of War: Into the Fourth Generation”, en Marine Corps Gazette, 1989. 2Mary Kaldor, New and Old Wars. Organized Violence in a Global Era, Stanford University Press, 1999. [Hay Traducción al castellano: M. Kaldor, Las Nuevas Guerras, Barcelona: Tusquets, 2001] 3Edward Rice, Wars of the Third Kind, Los Angeles: Berkeley, 1988. 4En un apretado estado del arte que bien escapa del objetivo del presente artículo encontramos unos trabajos que merecen la atención del lector. En primer lugar, mencionamos a Alvin y Heidi Toffler, quienes en 1993, alertaran sobre el futuro de los conflictos armados en un texto muy revelador, Guerra y Anti-Guerra. El texto en cuestión es la concreción de las ideas expuestas una década antes en una obra magistralmente concebida, La Tercera Ola (1979); donde exponen que el progreso técnico – científico y social de la humanidad responde a un entrechocar de Olas. La primera Ola agraria que se inicio hace más de diez mil años; la segunda Ola industrial a partir del siglo XVIII; y la tercera Ola de la información iniciada a mediados de la década de los cincuenta, en los Estados Unidos. La tesis sedujo al sector militar estadounidense como bien el autor nos menciona con el pasaje del encuentro con Don Morelli y Don Starry. La idea de las Olas rompe el axioma tecnología – estrategia militar y va más allá abordando un espectro de posibilidades ofrecidas por el alud de la edad de la informática, la inteligencia artificial, la exploración espacial, la nanotecnología y la biotecnología. A finales de 1993 John Arquilla y David Rondfeldt se inclinaron por un modelo de futuros conflictos dominado por las redes de comunicación denominando las nuevas guerras como Cyberwar. En un primer momento el informe de Arquilla y Rondfeldt se publicó en Comparative Strategy dándole todo el peso a las tecnologías de la información. En 1997, un trabajo más acabado al respecto y de los mismos autores, es In Athena’s Camp. Preparing for conflict in the Information Age, advirtiendo, entre otras cosas, el advenimiento de la ciberguerras. En 2000, irían un paso más allá con un texto donde se suman elementos puntuales como terror(ismo), crimen organizado y activismo militante. Véase: Network and Netwars. Ese mismo año re-evaluaran la idea planteando una tesis de total espectro para la guerra de cuarta generación denominada enjambre. Un conflicto orientado de la baja a la alta intensidad, de las acciones cívicas a las operaciones militares en cuatro dimensiones, aire, espacio, mar y tierra. Cuatro modelos similares a los de Lind y compañía son planteados. El modelo del cuerpo a cuerpo, el modelo de la concentración, el modelo de la maniobra y el modelo del enjambre. Con estos ilustramos lo que es aún más amplia la bibliografía de este autor con respecto al tema. Se finaliza esta apretada nota con dos autores que merecen ser reseñados a los fines de nuestros propósitos. Se trata de Thomas X. Hammes y Mary Kaldor. El primero con el trabajo intitulado The evolution of War: The Fourth Generation (1994) publicado por Marine Corps Gazette, el cual será mejorado significativamente con el texto definitivo de 2004, The sling and the Stone: On war in the 21st Century. En líneas generales el autor no plantea un alejamiento de los cuadros generacionales de M. Lind o incluso R. Bunker, encontrando su verdadero aporte en la idea de lo determinante que son los factores sociopolíticos y económicos; en este sentido el autor le da mayor peso a la idea de la llave de judo mencionada por M. Lind donde el enemigo sin importar su poder militar puede colapsar desde la retaguardia civil, utilizando en su contra las ventajas que pueden significar las libertades políticas y aún democráticas. Por último, Mary Kaldor, quien en 2001 publicará su tesis denominada las Nuevas Guerras. Violencia organizada de la era global, analiza el contexto de las guerras de baja intensidad en el marco de la globalización actual, advierte el desuso de la idea trinitaria de la guerra y alerta sobre el solapamiento entre crimen organizado, terrorismo y violencia no - estatal. 5John Keegan, A History of Warfare, New York: Alfred A. Knopf, 1993 [Hay traducción en castellano: J. Keegan, Historia de la Guerra, Madrid: Turner Publicaciones, 2004]., p. 3 [Cursivas nuestras]

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nacionales modernos; donde la guerra entonces se separaría de la pura violencia como aquel enfrentamiento entre dos voluntades, sobre un determinado territorio que cuenta con un determinado gobierno, y que tiene un objetivo eminentemente político.6 Diversos estudios han lanzado a los investigadores y científicos sociales en dos direcciones generales en cuanto a la guerra confundiéndola en ocasiones con simple violencia estructural. Sobre su naturaleza unos la plantean como una necesidad biológica, otros como un constructo social.7 El debate ha girado en torno a discusiones bizantinas entre naturalistas y materialistas; desde lo hormonal y la herencia genética hasta la pulsión de muerte psicoanalítica de Freud.8 Lo cierto es que desde tiempos prehistóricos el hombre ha afrontado adversidades que lo han llevado a combatir bien sea por la búsqueda de alimentos, territorio, creencias religiosas o creencias políticas. Al separar la guerra de la violencia estructural nos acercamos a la hipótesis tradicional de naturaleza clausewiana; pero qué sucede cuándo la línea entre las dos se desvanece a simple vista. Esta es la cuestión motriz del presente artículo al tomar como objeto de examen la articulación de tres visiones de las nuevas guerras. Los modelos de guerra que se plantean en las tres visiones revisadas en el presente artículo, la de W. Lind y su guerra de Cuarta Generación; la de M. Van Creveld, desde sus edades hasta la guerra no-trinitaria; y la de R. Bunker y sus épocas de la guerra, son en su conjunto radicalmente opuestas al modelo tradicional de la guerra por lo que la precisión de las tres adquiere suma importancia en el contexto actual. Las tres propuestas en cuestión superan los veinte años de postulación y en su momento representaron verdaderas

6Véase Carl Von Clausewitz, On War, Princeston, Howard & Paret, Eds., 1976 [Hay traducción al castellano: C. Von Clausewitz,

De la Guerra, Madrid: Edición del Ministerio de la Defensa, 2001] Otro tratado al respecto y que recomendamos es la obra de Antoine H. de Jomini, Art of War, London: Greenhill Books, 1838. Ya en el siglo XX un texto que consideramos fundamental es el de Quincy Wright, Study of War, 2 Vol., Chicago: University Press, 1942. 7 Véase Margaret Mead, “la guerra es solo una invención y no una necesidad biológica”, en John Vásquez, Relaciones Internacionales. El pensamiento de los Clásicos, México: LIMUSA, 1994, pp. 265 – 269 8La teoría psicoanalista se basa, entre otras cosas, en la relación existente entre las pulsiones de vida y muerte. Freud, en carta franca a Einstein, intitulada, El por qué de la guerra; explaya sucintamente su tesis. Otras tesis más recientes se han inclinado por la denominada biopolítica donde destacan los trabajos de Michael Hardt y Antonio Negri. Ambos autores proponen la guerra como un “biopoder” antitético a una “biopolítica”. Su tesis recorre la tradición de la guerra justa y su reinterpretación a la luz del rol de las grandes potencias y de la legitimación de un imperio mundial. Por otro lado, es sorprendente la similitud de la tesis del biopoder con la tesis de la Guerra Total de E. Von Ludendorff cuando los autores le adjudican a la guerra su propio orden político (su plan) apartándola de la política misma. Véase A. Negri & M. Hart, Multitude, New York: Penguin Press, 2004 [Hay traducción al castellano: M. Hardt y A. Negri, Multitud, Caracas: Debate, 2007]; en particular el capítulo 1.

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revoluciones dentro de la R.A.M (Revolución de los Asuntos Militares) Queda de nuestra parte exponer los planteamientos de cada una. Debemos advertir que el estudio del fenómeno de las nuevas guerras ha dado con un sin fin de trabajos especializados y no tan especializados provocando un marasmo de generalizaciones, malos entendidos, propaganda y alusiones erróneas. En términos semánticos su conceptualización ha rozado el vacío del significante gracias a su uso indiscriminado y propagandístico. Así mismo se ha convertido en una suerte de pleonasmo gracias a una des-contextualización exagerada. Entonces proponemos despejar las tres visiones que consideramos han sido el referente del término y ofrecer una oportuna articulación de las tres propuestas. En este orden de ideas y como objetivo general nos hemos dispuesto mostrar los aportes y la articulación de las tres visiones señaladas y que en su conjunto ayuden a comprender las nuevas guerras que el Estado afronta hoy; del cómo practican la violencia el terrorismo internacional y los grupos antisistémicos. Este artículo procede inicialmente por la vía del contraste entre los tres autores a fin de distinguir sus propuestas para luego examinar la vigencia de sus postulados y posible combinación en lo que es una teoría compleja de los conflictos armados del presente y del mañana. Hemos dispuesto el artículo de la siguiente manera: tres secciones centrales donde se desagregaran las tres propuestas temáticas del artículo; en primer lugar revisaremos la propuesta generacional de W. Lind plasmada en su artículo “The Changing Face of War: Into the Fourth Generation” (1989). En su clasificación de generaciones de la guerra predomina la estrategia, sirviendo de amplio debate y discusión no libre de crítica; en segundo lugar revisaremos las dos propuestas de M. Van Creveld: La primera Technology and War… (1989) un texto esquemático y propuesto en edades tecnológicas similar a las propuestas de W. Lind y R. Bunker; y la segunda, The Transformatíon of War (1991) obra definitiva y más elaborada donde construye su concepción de la guerra trinitaria antitética a la guerra no-trinitaria con la idea de la idea de la quiebra del Estado y las nuevas amenazas. Por último revisaremos la propuesta de R. Bunker intitulada “The Transition to Fourth Epoch War” (1994) donde ha sintetizado el estudio generacional acudiendo a los dos teóricos anteriores y proponiendo un esquema ciertamente interesante sustentado en las variables de las ideas, las bases

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tecnológicas y las energías de uso que pasan de una etapa experimental a una etapa institucionalizada. Como sección final tenemos un apartado o balance final donde evaluaremos la vigencia de las tres propuestas en el marco de la agenda global actual, y es que desde los atentados terroristas en New York y Washington en septiembre de 2001 parece que ningún Estado está seguro frente a estas nuevas amenazas. Las conclusiones pertinentes indicarán el alcance del objetivo planteado. Generaciones de la guerra, épocas de la guerra, edades y transformaciones de la guerra. Estas son las clasificaciones que atenderemos en las siguientes líneas. Los autores le dan carácter valorativo a la combinación de una serie de nuevos y viejos factores pero que definitivamente operan contrariamente a la tesis tradicional de la guerra: ahora el peso recae sobre las operaciones psicológicas y las nuevas tecnologías de comunicación, donde se aplica el concepto de la llave de judo por el cual los derechos y valores de las sociedades libres son usados en contra; las potencialidades de la robótica y las potencialidades de la inteligencia artificial dirigidas a la autonomía de vehículos y aún de soldados; la inteligencia cultural como elemento integrador en cuanto a: Comando, Control, Comunicación y sistema Computarizado. Sobre estos puntos profundizaremos a continuación a medida que esbocemos a cada uno de los autores. Por ahora pasemos a revisar la primera oferta: la de William Lind.

De las generaciones de Lind William Lind acuñó el término de Guerra de Cuarta Generación. Varios de sus trabajos se han orientado a estudiar y redefinir la guerra de cara a las amenazas presentes y futuras. 9

La idea inicial del artículo publicado en Marine Corps Gazette y en Military Review, en 1989,

y que nos reclama en esta oportunidad se apoya en la problemática de un nuevo escenario de conflictos violentos partiendo de la tesis generacional de la guerra y haciendo hincapié sobre la estrategia dominante que le ha caracterizado a cada una de esas generaciones. 10 Para alcanzar una caracterización de la guerra de cuarta generación, Lind y compañía11 elaboran 9Otros

trabajos de W. Lind relacionados son: “A Brief Overview of Fourth Generation Warfare” (1993); “Defending Western Culture” (1991) y “Understanding Fourth Generation Warfare” (2004). 10W. Lind, “The Changing Face of War: Into the Fourth Generation” en Marine Corps Gazette, Oct., 1989, pp. 10 – 26, p. 26 11Colaboraron con el autor, Keith Nightengale, John Schmitt, Joseph Sutton y Gary Wilson.

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una clara clasificación basada en los adelantos técnico – científicos combinados con las estrategias dominantes. Así ilustran una primera generación dominada por las tácticas lineales y de columnas donde hay campos de batalla preestablecidos. Hablamos contextualmente del período que transcurre entre 1648 y 1860.12 Hablamos de la era de los grandes ejércitos nacionales; De los efectos y consecuencias de la guerra de los 30 años o guerras de religión13; de los efectos y consecuencias de las guerras de coalición napoleónicas, entre 1792 y 1815. La cristalización del Estado Nacional Moderno y el surgimiento del nacionalismo como la nueva religión de Occidente. Es un período convulso y de quiebre en muchos aspectos: ¡La guerra de Príncipes da paso a la guerra de Naciones! La guerra se había convertido en una cuestión de masas y su regulación estaba bajo observación de grandes teóricos. 14 Al mismo tiempo comienza a acusar una contradicción paradigmática entre el campo de batalla y la cultura militar del orden. Así pasamos a una segunda generación estimulada por los explosivos adelantos de la revolución industrial, ubicándose temporalmente entre 1861 y 1918. Entre la guerra de secesión estadounidense y la Primera Guerra Mundial. Acá la guerra se caracteriza por ser una guerra de atrición fundamentalmente. Los adelantos tecnológicos, Ferrocarril, Telégrafo y Ametralladora y Acorazados, marcan hitos en esta generación. Respondiendo a la contradicción de la generación anterior Francia desarrollaría tras la Primera Guerra Mundial la doctrina del fuego de la masa: “… la artillería conquista y la infantería ocupa”.15 Se preservó la cultura del orden. La obediencia, la sincronización en el campo de batalla y la centralización de mando estaba por encima de la iniciativa la cual era a los ojos del estratega, como peligrosa para las operaciones. Alcanzamos así una tercera generación también producto de la Primera Guerra Mundial. Esta buscaba romper la siguiente contradicción: la atrición y los terribles efectos del fuego de la masa. La respuesta vendría de Alemania y el desarrollo de la guerra de

W, Lind, “Understanding Fourth Generation War”, en Retrieved, Agosto, 2004, [En línea]: http://www.lewrockwell.com/lind/lind3b.html [Consulta: 23 de noviembre de 2016] 13Robert Gilpin le considera la primera guerra de orden sistémico del mundo moderno – contemporáneo, ya que transformó el sistema separando la política doméstica de la política internacional. Para mayor detalle véase, R. Gilpin, War & Changes in World Politics, Cambridge: University Press, 1981. 14 Contextualizando esta generación, los aportes en la materia de pensadores, H. Grocio, E. de Vattel y S. Pufendorf, son fundamentales. 15W. Lind, Op. Cit., 1989, p. 23 [Tradución nuestra] 12

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maniobras, inaugurado así las tácticas verdaderamente no lineales en el campo de batalla. Acá prima la maniobra y la iniciativa se impone definitivamente sobre la cultura del orden. “autodisciplina por encima de la disciplina impuesta.” 16 Son las guerras de velocidad y sorpresa, de dislocación física y mental del adversario. Ambientada desde la segunda guerra mundial, estas son por lo común las guerras que viven aún hoy en nuestros imaginarios y para la que la comunidad de Estados se ha preparado a lo largo de todo el siglo XX. Por último tenemos la Guerra de Cuarta Generación. W. Lind describe un escenario caótico y oscuro donde los Estados han perdido el monopolio legítimo de la violencia y se acusa un retorno a la fricción cultural.17 Particularmente vemos acá similitud con la tesis de S. Huntington (1993) señalando el resurgir de las culturas como principal eje de conflictos. Un problema hoy latente con la recién oleada migratoria que está erosionando las relaciones diplomáticas entre Occidente y el resto. Este fenómeno que hoy sacude a principalmente Europa donde el inmigrante funge en algunos casos como “tercera columna” del extremismo islámico ha ampliado el espectro de los nuevos peligros que debe enfrentar el Estado. La erosión y el colapso de los Estados de Libia, Siria e Irak tras las guerras intestinas e intervenciones extranjeras han acelerado este proceso disgregador de la violencia de baja intensidad allende la cuenca del Mediterráneo y el Golfo Pérsico. En palabras de Lind: “En las guerras de la tercera generación la invasión por inmigración era menos peligrosa que la invasión por el ejército de un Estado.”

18

Entonces el fenómeno hoy parece ser

diametralmente opuesto: nuevos actores antisistémicos como DAESH/ISIS, Al Qaeda pueden inflingir más daño que cualquier ejército del tipo convencional y representan grandes amenazas para la seguridad internacional. La primera evidencia para el autor – y en ello concordamos afirmativamente – que hace de la guerra de cuarta generación la más peligrosa, es “la ideología venenosa del multiculturalismo”. 19 Otras características que describen la naturaleza de estas guerras son que: no son una guerra convencional como las guerras de las generaciones que le preceden; las tácticas que revela el enemigo del Estado son una mixtura entre terrorismo y guerra de guerrillas; y por último no hay distinción entre lo civil y militar.

16W.

Lind, Op. Cit., 2004, p. 3 [Tradución nuestra]

17Idem. 18Idem. 19Idem.

[Tradución nuestra] [Tradución nuestra]

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W. Lind vislumbra la importancia que tendrán las nuevas tecnologías en materia de vehículos no tripulados (drones) y la importancia de las operaciones psicológicas como operaciones dominantes. Es en resumidas cuentas el extremo de la guerra no lineal. De manera sumaria la tesis de W. Lind se agrupa en cuatro grandes afirmaciones: Primero: “… Cada cambio generacional está marcado por la dispersión en el campo de batalla. El cuarto campo de batalla es probablemente incluir todo la sociedad del enemigo. Tal dispersión, incrementa la importancia para grupos muy pequeños de combatientes…”20 Segundo: “…decrece la dependencia de la logística centralizada. La dispersión acoplada incrementó el valor colocado en tiempo y se requerirá un grado alto de habilidad para vivir en tierras del enemigo.”21 Tercero: Se hace énfasis en la maniobra. El poder de fuego de la masa ya no será un factor abrumador. De hecho, la masa puede convertirse en una desventaja siendo un objetivo fácil para el enemigo. Las Fuerzas Armadas pequeñas, altamente maniobrables, tenderán a dominar.22 Y, finalmente, como cuarto: La meta de colapsar el enemigo internamente en vez de destruirlo físicamente. Los blancos incluirán cosas así como el soporte de la población para la guerra y la cultura del enemigo. La correcta identificación de los centros de gravedad estratégicos enemigos será altamente importante.23 Siguiendo estas reflexiones recogemos de la propuesta de W. Lind cuatro palabras clave: dispersión; descentralización; maniobra; y, cultura. Esto es particularmente importante si consideramos los temas de la agenda internacional actual, puntos sobre los cuales vamos a profundizar en la última sección. Ahora pasemos a examinar la segunda propuesta: la Edades y las Transformaciones de Martin Van Creveld.

20W.

Lind, Op. Cit., 1989, P. 23 [Tradución nuestra] [Tradución nuestra] 22Ídem. [Tradución nuestra] 23Ídem. [Tradución nuestra] 21Ídem.

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Edades y transformaciones de Van Creveld Martin Van Creveld es de los tres autores revisados el más prolífico escritor. Con veinte y cinco (25) obras sobre la estrategia, la guerra y la biografía relacionada24, es hoy uno de los eminentes teóricos e historiadores de la guerra. En esta oportunidad atenderemos a dos de sus obras: Technology and War: 2000 B.C. to the Present, Free Press, 1989 y The Transformation of War, Free Press, 1991; la primera es un texto complementario mientras que la segunda es su obra más importante e influyente. Consideramos acá que todo texto es una fuente por lo que la pertinencia de revisar las dos ofertas ofrecerá al lector una visión panorámica a la hora de articular las tres visiones citadas en este artículo. Pasemos a revisar el primer texto. Al igual que W. Lind y R. Bunker mantiene cierto rigor taxonómico a la hora de exponer su clasificación. Publicado en 1989 [misma fecha del escrito de W. Lind] fue concebido en edades y no en generaciones o épocas.25 En esa oportunidad el historiador M. Van Creveld argumenta que “la guerra está completamente permeada por la tecnología y es gobernada por ella.”26 M. Van Creveld se plantea como objetivo revisar el rol histórico de la tecnología sobre el desarrollo y transformación de la guerra.27 Este plan lo lleva a cabo en cuatro edades, por lo que procederemos con un breve bosquejo: la Edad de la Herramienta de los primeros tiempos hasta 1500, impulsada por la fuerza del músculo del hombre y el animal, aludiendo su empleo en la manufactura y empuñadura de armas confeccionadas en cobre y luego hierro; sobre la temprana invención y tracción del carro ligero de guerra; pero también su impacto en la técnica de las fortificaciones y la técnica de asedio [Siege Warfare]28, sobre la guerra naval y sobre la guerra terrestre. El autor nos lleva por un amplio recorrido histórico desde las tempranas civilizaciones, pasando por los reinos helenísticos y Roma, hasta llegar al año de 1500. Prosigue el esquema con la Edad de las Maquinas, 1500 - 1800, donde “las armas más importantes empleadas derivan su energía no de fuentes biológicas, sino de fuentes

24En

2015 hace honor a William Lind, con la obra A History of Strategy: From Sun Tzu to William Lind, Castalia, 2015. que existe un trabajo de M. Van Creveld al respecto, intitulado, “Fourth Generation Gap”, en Parameters, Winter, 1993 – 1994. 26M. Van Creveld, Technology and War. From 2000BC to Present, New York: Free Press, 1989, p. 1[Tradución nuestra] 27Ídem. 28Ibídem., p. 28 25Debemos advertir

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inanimadas, y específicamente químicas (…) La pólvora revolucionó el combate.”29 Esta edad sería testigo de la evolución del cañón que en un principio aumentaba en tamaño y peso, cuestión que no ayudaba en las operaciones de campo, por lo que durante el siglo XVI su tamaño comenzó a reducirse al resolverse dos problemas técnicos fundamentales: las mejoras de la pólvora y las mejoras de colado que permitían que los cañones fueran construidos en una sola pieza de bronce o hierro. 30 Acá nuevamente el autor nos lleva a considerar las modificaciones en técnicas de asedio, guerra naval y guerra terrestre gracias a la introducción de las armas de fuego. La tercera parte se intitula la Edad de los sistemas, 1830 – 1945; M Van Creveld la define en los siguientes términos: “Hasta 1830, la guerra era una cuestión de utilizar herramientas y maquinas individuales [Ahora] Algunas de estas herramientas y máquinas serían operadas en equipo y requiriendo la coordinación de cientos de hombres.” 31 Hablamos en este caso del impacto de las tecnologías mencionadas en la segunda generación de W. Lind para la movilización de ejércitos nacionales. Por último tenemos la Edad de la automatización, 1945 al presente. Aquí el autor se inclina por describir el impacto de lo que ha denominado la “guerra computarizada”, la “guerra nuclear” y la “guerra integrada”; las tres se congregan y se apoyan en base a la complejidad de los sistemas que envuelve la práctica de la guerra al terminar la segunda guerra mundial. Entre las revolucionarias tendencias está que muchos ejércitos se vieron afectados por el intenso rol de la documentación/informes [paperwork].32 En palabras del autor: … la tecnología dio luz a la complejidad, la complejidad a un requisito extraordinario para la información, y el requisito para la información a la documentación. La avalancha de la documentación que amenaza a los ejércitos modernos más avanzados habría sido abrumadora hace mucho tiempo sino hubiera sido por la introducción de equipos mecánicos de procesamiento de datos.33 En líneas generales nos puede parecer un texto muy técnico o muy rígido debido a su estructura, que, como ya mencionamos presenta gran similitud con la propuesta de W. Lind 29Ibídem.,

pp. 81, 99[Tradución nuestra] p. 87 31Ibídem., p. 153 [Tradución nuestra] Sobre el rol de la guerra para la formación del Estado en este período recomendamos revisar un texto que bien sustenta esta tesis; se trata de Bruce Porter, War and the Rise of State, The Military Foundations of Modern Politics, New York: Free Press, 1994. 32Ibídem., p. 236 33Ibídem., p. 237 [Tradución nuestra] 30Ibídem.,

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y R. Bunker; pero si prestamos atención a las secciones conclusivas de cada capítulo podemos identificar la contribución fundamental del texto. Hagamos algunas puntualizaciones al respecto y pasemos a una revisión final. Primero, en la Edad de la Herramienta tenemos lo que el autor denomina la “tecnología irracional”: …la evolución de las armas y equipos de guerra no se rigen únicamente por consideraciones racionales relativas (…) el diseño y el empleo de las armas se entrelazaban con una serie de factores antropológicos, psíquicos y culturales, todos ellos en constante interacción.34 Es notorio en este período el énfasis que hace el autor en el rol de las “armas injustas” dentro de la civilización occidental. Armas que se consideraban injustas para la guerra ya que se acercaban más al simple asesinato.35 Y es que el “fantasma” de la guerra justa y de los medios de la guerra justos traspasó el siglo XIX hasta adentrarse en la sociedad global de hoy. Evocamos dos freses que el autor esquematiza en The Transformatíon of War: “humanitarismo occidental” y tradiciones democráticas”. 36 Al respecto los trabajos de Michael Waltzer37 y Alex Bellamy38 son profundamente reveladores para el lector atraído por este tema. Segundo, para el período de 1500 – 1800, M. Van Creveld nos introduce en la importancia del surgimiento de la Profesionalización en términos modernos. La transición del Guerrero al Soldado. Bien nos dice que las primeras comunidades y asentamientos humanos tal vez no reconocían la distinción entre civiles y soldados39 Al respecto traemos a colación un pintoresco pasaje sobre la génesis del guerrero de la pluma de Michael Lanning: …en la cordillera alpina entre Austria e Italia se encontró una momia que cariñosamente se le apodó Otzi. El hombre que data de hace unos 5.300 años resultó no ser un cazador solitario sino un guerrero; un hombre armado que mostraba marcas de un azaroso combate cuerpo a cuerpo. En este sentido una profesión había nacido por primera vez cumpliendo tres requisitos básicos: un conflicto armado que afrontar, alguien o un grupo que apoya y

34Ibídem.,

p. 67 [Tradución y cursivas nuestras] p. 71 36Martin, Van Creveld, The Transformatíon of War, New York: Free Press, 1991, p. 27 37Guerras Justas e Injustas, Barcelona: Paidós, 2001 [Primera Ed. 1977] 38Guerras Justas, de Cicerón a Iraq, México D.F.: F.C.E., 2009 39Martin, Van Creveld, Op. Cit., 1989, p. 137 35Ibídem.,

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designa al guerrero o guerreros, y, un guerrero o grupo de guerreros que están dispuestos a combatir.40 M. Van Creveld reconoce que el foco de profesionalización está marcado por el desarrollo de una identidad corporativa y de esprit de corps.

41

Aquella noción de

profesionalización o más apropiado aquellas “habilidades elevadas” se evidenciaron primero en la guerra naval: “si la tecnología cada vez más compleja ayudaba a desarrollar la profesionalización militar en tierra, con más razón lo haría en el mar.” 42 Queremos sin embargo advertir que aquella vieja idea de “habilidades elevadas” y lo que es hoy la profesionalización se diferencian notoriamente. Leamos unas líneas al respecto: … el profesionalismo romano era tan diferente de nuestro tiempo que el uso mismo del término puede inducir a error. Mientras hoy son los oficiales sobre todo los que se consideran profesionales militares y son considerados por la sociedad en general, en la Roma imperial la situación era justamente lo contrario.43 Tercero, sobre la Edad de los Sistemas, 1830 – 1945, M. Van Creveld argumenta el rol de lo que denomina “la invención de la invención” 44 aludiendo a la Segunda Revolución Industrial. En este sentido la primera etapa estaba condicionada por el invento (producto de resultados empíricos, accidentales e inesperados) mientras que la segunda estará condicionada por innovación (resultado de la ciencia e investigación). Leamos: El ritmo acelerado de innovación tecnológica en los tiempos modernos, sin embargo, no fue el único resultado de la nueva conciencia de invención. Por lo menos tan importante fue el hecho de que, en algún momento de la revolución industrial, el progreso se mantuvo.45 Hemos llegado al final del último capítulo, a la Edad de la Automatización de 1945 hasta el presente. Este es el equivalente temporal a la Cuarta Generación de W. Lind y la Cuarta Época de R. Bunker. El análisis lleva a M. Van Creveld a la integración compleja de las tecnologías. En estas últimas líneas de la obra evoca su opera prima, The Transformation of War. Veamos por qué: siendo más crítico acusa que la tecnología tiende a ensombrecer las

40Michael

Lanning, Mercenaries, New York: Ballantine Books, 2005, p. 2 [Tradución nuestra] Van Creveld, Op. Cit., 1989., p. 139 42Ibídem., p. 144[Tradución nuestra] 43Ibídem., p 139 [Tradución nuestra] 44Advertimos sobre la traducción literal que su significante se apega más a lo que es Innovación. 45Martin Van Creveld, Op. Cit., 1989, p. 218 [Tradución nuestra] 41Martin

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diferencias de poder entre Estados, regiones, pero, a su vez, se caracteriza por no poder cambiar la forma de conducta y pensamiento. Así mismo subraya que las tendencias de hacer la guerra están dirigidas por un conjunto de reglas que responden a variables de cultura y civilización. 46 Siguiendo estas reflexiones M. Van Creveld examina el rol de la guerra de guerrillas y el terrorismo. Ambas sustentadas en prácticas [warfare] antiguas y con señales claras de desventajas tecnológicas y de legitimidad. Mientras la guerra interestatal se apoyaba en la disimetría [la búsqueda constante de la superioridad tecnológico militar], la guerra entre el Estado y una fuerza irregular, v.g., guerrilla o grupo terrorista, se apoya en la asimetría. Y esta asimetría es explotada por los últimos, donde finalmente la infraestructura de la guerra47 es desafiada como lo esta siendo hoy en el corazón de Occidente. Sin pretensión de ser exhaustivos pensamos que este texto complementario ofrece una esquematización histórica igualmente rígida que la tesis de W. Lind y la tesis de R. Bunker, pero no por ello menospreciamos su aporte. Si lo pensamos bien este diseño permite concentrar nuestra atención sobre una línea ascendente de complejidad y desarrollo tecnológico que debemos tomar en cuenta; y de aquí recogemos seis conceptos clave: tecnología, irracionalidad, profesionalismo; invención de la invención; guerra integrada; e infraestructura de la guerra. Esto nos abre el camino para revisar su propuesta mejor acabada y más contundente. Pasemos a examinarla. Con The Transformatíon of War Van Creveld va un paso más allá. La particularidad de este texto es que pone en el tapete dos momentos: la guerra trinitaria y la guerra antitrinitaria. Bajo esta óptica el factor tecnológico es dejado a un lado siendo un factor de mayor peso la idea de la concentración y pérdida del monopolio legítimo de la violencia por parte del Estado. El objetivo general planteado es: “… proporcionar un nuevo marco no clausewiano para pensar la guerra, mientras que al mismo tiempo trata de mirar hacia el futuro.”48 Un llamado de alerta frente a las nuevas amenazas que enfrenta el Estado nacional moderno. La idea trinitaria de la guerra [Gobierno, Pueblo y Fuerzas Armadas] va a condicionar el

46Ibídem.,

p. 289 p. 311 infraestructura de la guerra: “…las tecnologías no consideradas como militares, tales caminos, transporte y otros medios de comunicaciones, han hecho tanto como las armas para dar forma a la cara de la guerra. Estas tecnologías constituyen, lo que hemos llamado la infraestructura de la guerra.” [Tradución nuestra] 48Martin Van Creveld, Op. Cit., 1991, p. ix [Tradución nuestra] 47Ibídem.,

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monopolio legítimo de la violencia en la comunidad global de Estados modernos hasta nuestros tiempos; pero desde una perspectiva histórica M. Van Creveld nos induce la siguiente cuestión: ¿Qué tan afianzada y que tan profunda y extendida tiene las raíces esa visión clásica de la guerra? Y es eso en lo que nos introduce el autor. En un concreto e introductorio balance militar nos explaya la concepción de la guerra nuclear, su escalada dominante y sus problemas teóricos – prácticos como la última línea de defensa de un “selecto club” de ocho Estados. 49 Del como conducir la guerra con armas nucleares; inmediatamente después y condicionada por el dispositivo nuclear, pasamos a la guerra convencional. M Van Creveld nos muestra las condiciones de la guerra limitada. Al respecto nos permitimos hacer un inciso sobre la era que se abrió tras la pérdida del monopolio nuclear estadounidense, y traemos un par de críticas reconocidas; la crítica de Basil Liddell Hart (1960) y la crítica de Henry Kissinger (1957), ambas clave para la re-validación conceptual de la guerra en términos clausewianos. Para el primero el lenguaje de la guerra trinitaria era inaplicable y sin sentido. Ya no se podría hablar de una victoria o de una derrota: “los viejos conceptos y las antiguas definiciones de estrategia se han convertido no sólo en algo obsoleto sino que carecen de sentido con el desarrollo de las armas atómicas.” 50 El dispositivo termonuclear lo cambiaría todo. Por otro lado Kissinger plantea en esta misma línea la necesidad de la re-validación de la guerra limitada frente al temor de una conflagración termonuclear. Reintroducir el elemento político a través de la doctrina de la guerra limitada donde se muestren manifestaciones intermedias de poder que no implique la aniquilación total del adversario.51 Entonces, superando las doctrinas de la Contención52 y de la Represalia Masiva53 surge como respuesta lógica la doctrina de la Respuesta Flexible,54

49Estados

Unidos, Rusia, China, Francia, Reino Unido, Israel, Pakistán e India. (Con posibilidades tangibles y no confirmado hasta ahora por medios oficiales: Irán) 50B. Lidell Hart, Disuasión y Defensa, Buenos Aires: Pleamar, 1960, p. 77 51Henry Kissinger, Nuclear Weapons and Foreign Policy, New York: Harper & Brothers, 1957, pp. 144 – 145 52Desarrollada bajo la administración Truman, su propósito, entre otras cosas, era “contener” la amenaza soviética bajo la lógica geopolítica. Se apoyó en el arsenal nuclear y en lo estrictamente político compaginó un sistema de alianzas alrededor del globo: OTAN, SEATO, ANZUS Y CENTO. Era la “pactomania” de John Foster Dulles. 53Desarrollada bajo la administración Eisenhower, su propósito era desalentar a la Unión Soviética ante cualquier acción armada. Se apoyaba en la búsqueda de la máxima disimetría. 54 Diseñada bajo la administración Kennedy su propósito era “responder” a los conflictos de naturaleza periférica y que requerían de una acción moderada, rápida y contundente. Su lógica respondía a la insurgencia del denominado tercer mundo. Vietnam sería el ejemplo práctico de esta doctrina por excelencia, y en ella resaltan como principales arquitectos los nombres de R. McNamara, M. Taylor y W. Westmoreland.

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que busca articular las capacidades militares frente a amenazas intermedias tales como guerras revolucionarias e insurgencia. Tras esta argumentación nuestro autor sigue la ruta hasta los Conflictos de Baja Intensidad [Por sus siglas en inglés: LIC]55 Definición ambigua que en ocasiones engloba las denominadas “guerras de liberación nacional”, la guerra irregular, la insurgencia y aún el terrorismo. En su conjunto y desde 1945 los LIC son en número de frecuencia y en número de víctimas fatales superiores a las guerras convencionales.56 La acuñación del término es más o menos tardía y la podemos encontrar en los años ochenta del siglo XX. Antes de ello simplemente se le llamaba insurgencia. “La doctrina de la contrainsurgencia transformó el pensamiento militar norteamericano mientras estuvo empantanado en la guerra de Vietnam, y una nueva estrategia de intervención surgió en Washington: la doctrina de los conflictos de baja intensidad o LIC.” 57 Al tratarse de una guerra no – convencional su definición se problematiza. La definición oficial la tomamos del primer informe final del proyecto JLIC, de 1985: “Es, en primer lugar, un entorno en el que se produce un conflicto, y en segundo lugar, una serie de diversas actividades y operaciones civiles y militares que se llevan a cabo en ese contorno.”58 M. Van Creveld arguye que las LIC poseen tres características que le definen: Primero, “tienden a desplegarse en las partes menos desarrolladas del mundo; los conflictos armados (…) suelen ser conocidos bajo otros nombres, como terrorismo (…) en segundo lugar, muy rara vez envuelven ejércitos regulares de ambas partes, aunque a menudo es una cuestión de regulares por un lado luchando contra guerrillas, terroristas e incluso civiles, incluyendo mujeres y niños, por otro. En tercer lugar, la mayoría de los LIC no dependen principalmente de las armas colectivas de alta tecnología que son el orgullo y la alegría de cualquier fuerza armada moderna.59 Ahora bien antes de pasar a la pregunta provocativa que no hemos hecho para abordar este texto consideremos unas breves consideraciones en cuanto a la guerra revolucionaria, 55De

ahora en adelante utilizaremos su abreviatura (LIC) estandarizada en los textos y ensayos especializados. Van Creveld, Op. Cit., 1991, pp. 20 – 21. Las excepciones al caso son la guerra de Corea y la guerra irano – iraquí. 57Michael Klare, “The New Interventionism: Low – intensity Warfare in the 1980’s and Beyond”, en M. Klare & P. Kornbluh [Eds.] Low Intensity Wafare, New York: Pantheon Books, 1988, p. 3 [Tradución nuestra] Como dato de interés la primera conferencia llevada a cabo para tratar el tema se celebró justamente hace 30 años; el 14 y 15 de enero de 1986. [Tradución nuestra] 58Joint Low – Intensity Conflict Project Final Report, Vol. I, Analytical Review of Low – Intensity Conflict, and Vol. II: Low – Intensity Conflict, Issues and Recommendations, August, 1986. Citado en Michael Klare, Ibídem., p. 7 [Tradución nuestra] 59Martin Van Creveld, Op. Cit., 1991, p. 20 [Tradución nuestra] 56Martin

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la guerra irregular y el terrorismo; con lo que creemos cerraremos el circuito de la práctica de los LIC en el siglo XX y XXI. Entender el fenómeno de la guerra irregular como técnica de guerra [warfare] implica diferenciarla del fenómeno de guerra revolucionaria como tipo de guerra [war] Con esta distinción inicial podemos despejar ciertas dudas. Claro, esto no resuelve el problema de la definición, bien apunta Friedrich Von der Heydte que los teóricos aún nos deben una definición clara, “… cada quien sabe lo que se imagina que es la guerra irregular; pero resulta obviamente difícil trazar una línea divisoria nítida entre guerra irregular y levantamiento revolucionario…”60 Estas conceptualizaciones han generado, al igual que para el caso que nos ocupa en el artículo, un pleonasmo de definiciones contradictorias, confusas y hasta erradas. Lo cierto es que las guerras de tipo revolucionario surgen en el marco de la descolonización como respuesta lógica a la profunda asimetría con respecto a las grandes potencias occidentales. En cuanto al terrorismo bien señala Fernando Falcón, que: “El terrorismo constituye a la vez uno de los fenómenos más debatidos y menos comprendidos de nuestro tiempo.”61 Le define como: “(…) la práctica de recurrir sistemáticamente a la violencia contra personas o cosas ajenas a conflictos armados en curso, con el fin de provocar terror.” 62 Una definición genérica podría ser la de Caleb Carr: “el terrorismo no es más que la denominación contemporánea y la permutación moderna de la guerra dirigida contra la población civil con la intensión de destruir su voluntad…”63 En definitiva estas tres manifestaciones de violencia se diferencian profundamente. Esta ajustada consideración terminológica la incluimos ante la compleja problemática que presentan la antitesis de los LIC con respecto a la guerra trinitaria.

60Friedrich

Von der Hyedte, Der Moderne Kleinkrieg als Wehrpoliticsches und Militärisches Phänomen, 1972 [Hay traducción al castellano: F. Von der Heydte, La Guerra Irregular Moderna, Washington: Executive Intelligence Review, 1988], p. 3 61Fernando Falcón, ¿Qué es el Terrorismo?, Caracas: Panapo, p. 9 Existe una vastísima gama de trabajos, artículos y obras que abordan al fenómeno del terrorismo. De momento se recomiendan en castellano: el trabajo de Fernando Falcón citado; Bruce Hoffman, Inside Terrorism. Londres: Victor Golancz, 1998 [Hay traducción al castellano]; Charles Towshend, Terrorismo. Madrid: Alianza Editorial, 2008; Michael Burleigh, Sangre y Rabia. Una historia cultural del terrorismo. México: Taurus, 2008; Caleb Carr, Lecciones del Terror. Barcelona. Ediciones B, 2002; Walter. Laqueur, La guerra sin fin. El terrorismo en el siglo XXI. Barcelona: Ediciones Destino, 2003; Loretta Napoleoni, Yihad. Barcelona: Ediciones Urano, 2004; y, de ella misma, su más reciente título: El Fénix islamista. Barcelona: Paidós, 2015. 62Ibídem., p. 22 63Caleb Carr, Lecciones del Terror, Barcelona: Ediciones B, 2002, p. 15

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Apartándonos de la semántica y respondiendo la pregunta inicial de esta revisión, vemos que los conflictos trinitarios son y ocupan apenas una pequeña fracción en la historia de la guerra. Tal vez la primera advertencia del desplome de las guerras convencionales y limitadas fue la guerra total. Colmar Von der Goltz, con su obra Das Volk in Waffen, 1883, y, E. Von Ludendorf, con Der Totale Krieg, 1936, son las expresiones escritas por excelencia. Esta manifestación de violencia máxima desintegró la diferencia entre civiles y militares que se había alcanzado previamente. “El universo clausewiano estaba dominado por los Estados, y los Estados son creaciones artificiales; cuerpos corporativos.”64 Partiendo de esta afirmación el autor señala que la guerra convencional es un producto específico de un período y unas circunstancias. 65 Entonces, tenemos que la guerra trinitaria es producto de una tesis [Clausewitz] acogida bajo un ambiente intelectual de emotividad nacionalista y desplegada bajo los cánones de la ilustración y el cientificismo asociado a la Revolución Industrial.66 Pero cuál será la tendencia en el futuro. Robert Kaplan, lo advierte: Cuando interrogué a los oficiales del Pentágono acerca de la naturaleza de la guerra en el siglo XXI, la respuesta que recibí a menudo fue: ‘lea a Van Creveld’ (…) Van Creveld les advierte que los grandes aparatos estatales como el Pentágono son dinosaurios en peligro de extinción (…)67 Y es que en la actualidad hablar de guerra en términos clausewianos parece cada vez más es difícil. La identificación del fenómeno de los LIC en el siglo XX puede verse como una advertencia de lo que se avecina. En la sociedad africana, por ejemplo, la distinción de lo público y lo privado, del gobierno y la población, del soldado y el civil, parece cada vez más difusa. En una oportunidad Robert Kaplan afirmaría que “África es el espejo donde deberíamos mirarnos.” Hoy estos “síntomas” se están observando en los bordes de civilizaciones cristalizadas como la china, la ortodoxa y la nuestra. Nuestra sociedad está siendo testigo de un cambio semiótico; hay una transformación en los operantes simbólicos de la guerra en la actualidad y en la conducta que está operando sobre el campo de batalla del futuro. Un proceso que involucra nuevos signos y genera nuevos significantes. Esto lo evidenciamos al examinar la propaganda y su efecto en el blanco/audiencia de grupos 64Martin

Van Creveld, Op. Cit., 1991, p. 49 [Tradución nuestra] p. 206 66Ibídem., p. 64 67Robert Kaplan, La anarquía que viene. La destrucción de los sueños de la posguerra fría. Barcelona: Ediciones B., 2000, pp. 60 – 61 [Cursivas nuestras] 65Ibídem.,

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terroristas y fuerzas irregulares como Bóokóo Haram, DAESH/ISIS, Al Qaeda y otros. En ellos está operando todo un programa simbólico de gran impacto. Llegamos a la era de las guerras no-trinitarias.

De las épocas de Bunker Robert Bunker, profesor de la American Military University es responsable de un esplendido artículo intitulado “La transición de cuatro épocas de la Guerra” y publicado por la Marine Corps Gazette, en septiembre de 1994. R. Bunker esquematiza las formas de la guerra bajo un modelo alternativo al de W. Lind y al de M. Van Creveld entretejiendo dos variables a saber: la energía y el tipo de guerra. En este sentido sostiene que existen cuatro grandes épocas por las cuales la civilización occidental ha transitado. Cada época ha conducido la guerra según los cimientos energéticos que le han dado forma al sistema militar dominante, hasta alcanzar nuestros días. En cuanto a ese sistema militar, el autor le define como: “un conjunto y estructura única que se apoya mutuamente, una síntesis de tecnología e ideas que permite a un determinada política dirigir la guerra.” 68 Nos advierte que en el umbral de una época hay una suerte de sub – época introductoria que vaticina tal o cual cambio, producto del sistema militar dominante en tensión, desgaste o simplemente removido por una amenaza externa. “Se puede decir que cada desplazamiento de una sub – época a una época representa una R.A.M que dicho sea de paso vaticina el umbral de un nuevo recurso energético.”69 De la fuerza muscular del hombre, a la fuerza muscular del animal, a la potencia de la maquina, para luego entrar en la época del motor, y, finalmente, en el postmodernismo, encontrarnos con la era del post motor… La revolución militar que sigue el cambio de época destroza los fundamentos militares hasta entonces predominantes. En nuestra civilización R. Bunker identifica solo un cambio de época por amenaza externa; mientras el resto depende de revoluciones del sistema militar interno. La articulación de variables internas tales como forma de gobierno y economía. Se identifican un total de once técnicas de guerra. Desplegadas en once sub – épocas y servidas de once fuentes de energía. [Véase Anexo No. 1] 68Robert

Bunker, “The transition To Fourth Epoch War”, en Marine Corps Gazette, 78, Sep, 1994, pp. 20 – 32, p. 22

69Ibídem.

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Si seguimos el argumento del autor nos ubicamos hoy en la cuarta época. Bajo su hipótesis estamos en presencia de una nueva amenaza externa, la amenaza terrorista enmarcada en los LIC. Por amenaza externa entendemos el cambio que producen agentes externos y ajenos a Occidente sobre el sistema militar dominante. R. Bunker nos ilustra con un caso registrado en la historia. Se trata de las incursiones bárbaras dentro del imperio Romano. Pero pasemos a ver como se articula y desarrolla cada época en este interesante marco conceptual. La primera época: la Época Clásica, fundada sobre la energía humana [experimental e institucionalizada] con dos formas de practicar la guerra: la helénica y la romana, siendo esta última, la etapa institucionalizada. Como mencionamos arriba una amenaza externa irrumpió el sistema romano y provocó una transformación. Esta irrupción bárbara hizo aguas en el sobrecargado sistema militar romano. La irrupción del jinete hizo colapsar el sistema. Encontramos acá una gran similitud con el planteamiento del crecimiento de las civilizaciones de Arnold Toynbee, quien identifica que el perfeccionamiento técnico no es indicio fiable del desarrollo de una civilización. Esto es esclarecedor a efectos de complemento: “el catafracto romano, el jinete con armadura, “… el chef – d’ oeuvre de la técnica militar helénica, no representa un paso más allá (…) fue una adaptación del instrumento militar de sus contemporáneos iranios, vecinos y adversarios…”70 La segunda época: la época medieval, condicionada por la energía animal y con tres formas de hacer la guerra: la del jinete, la del vasallo y la del señor feudal. La fuente de energía se dispuso en esta época de la siguiente manera: jinete y vasallo/animal experimental y señor feudal/animal institucionalizado. El paso de la guerra feudal a la guerra dinástica se le debe a la revolución provocada por el arma de fuego; revolución que no fue conducida por una fuerza exterior sino por una clase social interna. Siguiendo esta ruta programática llegamos a una tercera época: la época moderna, condicionada por la energía mecánica y la energía del motor. Esta época, la más amplia, cuenta con cuatro formas definitivas de hacer la guerra: la dinástica, la absolutista, la corporativa y la propiamente moderna. Las fuentes de energía estarían dispuestas, a razón de la técnica de guerra así: dinástica/maquina experimental,

70Arnold

Toynbee, Estudio de la Historia, [Compendio de DC. Somerwell], Madrid: Alianza Editorial, 1981., p. 294

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absolutista/maquina institucionalizada, corporativa/motor experimental y moderna/motor institucionalizado. Veamos. Las reformas de Mauricio de Nassau en 1590 y, más aún, las de Gustavo Adolfo en 1620 marcaron el cambio de la técnica de guerra dinástica a la técnica de guerra absolutista, dejando de lado el sistema dominado por el mercenario.71 La transición estuvo marcada por el cambio de la pica y el mosquete al mosquete y la bayoneta. En la misma época Occidente sería testigo de un nuevo cambio: el de la técnica de guerra absolutista a la técnica de guerra corporativa. Como hito: la revolución francesa. Nacionalismos y tiempo de mosquetes y bayonetas. 72 El sistema corporativo se mantendría hasta la primera guerra mundial. Con el advenimiento del tanque y la guerra de atrición industrializada se inauguraría la técnica de guerra moderna. De la época moderna pasamos a una cuarta y última época: la Época Postmoderna. Esta responde a la amenaza externa del terrorismo y técnicas de guerra propias de LIC que junto a los avances tecnológicos integran todas las partes de una cuarta época y al mismo tiempo evidencian la caracterización propia de una transición. La energía de esta época es experimental y aún se trabaja en ello. Es en la conducción de esta época donde encontramos el aporte sustancial de R. Bunker. Y es que reconoce que las dos tendencias de hoy: la estrategia del terrorismo / LIC y el desarrollo tecnológico de Occidente en materia bélica representan caminos muy diferentes, delatando una suerte de paralelismo con la primera transformación por amenaza externa y su respuesta antitética desde lo interno del sistema militar dominante, con otro cambio o transformación. Es decir la incursión del jinete bárbaro y el paso de la guerra feudal a la guerra dinástica por iniciativa interna sugieren que podemos estar en la transición de una nueva época. R. Bunker se apoya en la tesis de M. Van Creveld al señalar que un escenario futuro extrapolado sobre la base de estas dos formas de guerra: la terrorista y LIC ha sido planteado por Martin Van Creveld en su obra, donde dibuja una posible forma de los conflictos futuros.73

71Robert

Bunker, Op. Cit., p. 24 Podríamos agregar acá las acciones de Luis XIV sobre el Estado.

72Ibídem. 73Ibídem.,

278

p. 27

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Como cierre de este breve pero sagaz artículo R. Bunker señala cuatro tendencias que describen esta última época, nuestra época. La época de las nuevas guerras: Primero; “el campo inadecuado del armamento avanzado debido a táctica, doctrina y estructura existentes. Las ideas de la cultura de nuestro sistema militar existente no podrán acomodarlo…”74 Segundo; “Una disminución de la influencia teórica y la relevancia de Clausewitz y su eventual sustitución por otro paradigma del pensamiento militar.”75 Tercero; “Un cambio en el concepto occidental de soldado. La historia occidental ha demostrado una y otra vez que los armamentos avanzados no pueden ser explotados por un sistema menos avanzado debido a la incompatibilidad ideológica resultante de revoluciones militares menores.”76 Y cuatro; “Una alteración en las tácticas militares, la doctrina y la estructura de la fuerza (…) nuestras ideas militares sobre la táctica y la doctrina deben cambiar radicalmente.”77 Concluimos esta revisión subrayando la proyección que hace el autor sobre un cambio paradigmático. Creemos es el punto cardinal de su tesis si revisamos el contexto actual de las nuevas guerras. Transitemos ahora por un balance final donde articulemos las tres visiones revisadas.

Balance final La revisión de las tres visiones de las nuevas o guerras deja unos datos de interés. En primer lugar repasemos la estructura de las propuestas [Véase Anexo No. 2] Las tres propuestas de generaciones (W. Lind, 1989), edades (Van Creveld, 1989) y épocas (R. Bunker, 1994) son peligrosamente rígidas a la hora de definir las nuevas guerras y en sus etapas finales se abren a la especulación – como es lógico – del devenir tecnológico.78 Solo la tesis de

74Ibídem.,

p. 29

75Ídem. 76Ídem. 77Ídem. 78Debe tomarse en cuenta que para este balance final solo se están tomando estrictamente en cuenta los trabajos acá citados,

más en ningún momento aludimos a posiciones actuales de los autores y sus trabajos posteriores.

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M. Van Creveld de 1991 ofrece un amplio espectro en función a variables intangibles y tangibles del mismo Estado nacional y de la conducción de la guerra. En el texto de 1991 M. Van Creveld muestra al lector como la línea entre en “universo clausewiano” de la guerra y la guerra no-trinitaria se desvanece; donde la guerra asume posturas de violencia estructural o simplemente sigue otros caminos extraños a la postura tradicional. Entonces, nuestra hipótesis es la que sigue: En su conjunto todas las tesis se compenetran enfocándose en la dinámica de una nueva agenda global dominada por al menos cuatro premisas generales, que consideramos rigen hoy: Primero, el Estado sigue siendo el actor de fuerza del sistema internacional, pero ha perdido progresivamente el monopolio legítimo de la violencia organizada; Segundo, proliferan los enemigos no estatales y los llamados actores anti-sistémicos: grupos irregulares u organizaciones terroristas que recurren a prácticas violentas atávicas; Tercero, en la agenda internacional prima hoy el multiculturalismo, remanente del impulso liberal de la década de los noventa y donde lo “correctamente” político ha marcado tendencia; Cuarto, el auge de lo que denominamos la “globalización del terror” con lo que señalamos que no solo el terrorismo tiene alcance global con sus acciones tangibles, sino que tiene un alcance aún mayor a través de su propaganda y la simbología a través de las redes de comunicación a tiempo real. El terrorismo y el crimen organizado estructuran un corpus de símbolos y lenguaje propio de una semiosis extraña a la sociedad postmoderna. El surgimiento de estas nuevas amenazas no significa que las guerras convencionales, limitadas y trinitarias, se hayan extinguido. Estas son una realidad. El tema es que la agenda se ha abierto a otras amenazas que el Estado debe saber hacer frente; saber acondicionarse. En ocasión a esto el ex presidente Richard Nixon lo expondría de la siguiente manera: “ganamos la segunda guerra mundial por el hecho de producir más que el enemigo (…) en la segunda guerra mundial libramos una lucha convencional contra un enemigo convencional. También libramos una guerra total…” 79 Los grupos antisistémicos de hoy y mañana no ofrecen una lucha convencional. Por ejemplo, hoy podemos encontrar mucha confusión al momento de explorar hechos puntuales como Somalia, 1993, Afganistán, 2001, Chechenia,

79Richard

Nixon, La Verdadera Guerra, la tercera guerra mundial ha comenzado…, México: Editorial Planeta, 1981, p. 123 [Cursivas nuestras]

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1995 y 1999 e incluso Irak, 2003 [una guerra completamente diferente a la guerra del Golfo 1990 – 1991 en estos términos] En cuanto a Somalia, Mark Bowden recoge en su best seller Black Hawk Down un pasaje muy persuasivo de los hechos: “…Mogadiscio se parece más a los escenarios post apocalípticos de las películas de Mel Gibson, Mad Max, donde el mundo está dirigido por bandas armadas” 80

Y sobre Afganistán y la caducidad de los ejércitos

mecanizados, Robert Kaplan recoge una idea muy perturbadora al respecto pero que sorprendentemente coincide con Bowden: “(…) las Operaciones Especiales se estaba inspirando más en las tácticas a lo Mad Max de las guerrillas de Eritrea y el Chad de las décadas recientes que en los rumiantes ejércitos de tanques de la edad industrial que se iba.”81 Nótese que nuestro mapa de conflictos no trinitarios se complejiza en la medida que revisamos los fenómenos de la guerra en África, en Asia y aún en nuestra Suramérica. Terrorismo y otras formas de violencia organizada merecen una respuesta acorde y esto es lo que advierten los tres autores revisados. 82 El secretario de Defensa bajo la administración Reagan, Caspar Weinberger, en 1987, lo dice así: “la batalla decisiva de este siglo XX se está desarrollando ahora entre los guerreros LIC y los combatientes revolucionarios del tercer mundo.”83 Hoy el terrorismo traspasó las fronteras civilizatorias. Tras los ataques perpetrados en Nueva York y Washington en septiembre de 2001 se lanzaría una campaña militar sobre suelo afgano en lo que sería la primera guerra del siglo XXI. Esta coyuntura distorsionó la agenda global hasta ahora envuelta en el multiculturalismo y geoeconomía “Algunos gobiernos emplearon la campaña contra el terrorismo de manera oportunista, justificando los ataques y abusos contra sus adversarios”84 Así tenemos un escenario complejo, donde la República Popular China aprovechó la coyuntura para intensificar su campaña de

80Mark

Bowden, Black Hawk Down. A Story of Modern War, New York: Penguin, 2000, p. 11 Kaplan, Gruñidos Imperiales, Barcelona: Ediciones B, 2007, p. 231 82 Casi una década antes, en 1983 Don Morelli, quien se reuniría con A. Toffler para abordar este tema, [véase nota de ampliación 4] advertiría que “los conflictos de baja intensidad no pueden ser ganados ni contenidos por el poder militar, sino que requiere de la aplicación sincronizada de todos los elementos del poder nacional en toda la gama de condiciones que son las fuentes de conflicto.” En M. Klare, Op. Cit., 1988, pp. 5 – 6 [Traducción nuestra] 83Caspar Weinberger in Department of Defense Annual Report, Fiscal Year 1988 (Washington D.C., 1987), p. 57, en M. Klare, Op. Cit., 1988, p. 3 [Traducción nuestra] 84Rosa María Pérez, “Las prácticas de intervención humanitaria y el significado de la soberanía: Una lectura en el Marco del cuarto debate de las Relaciones Internacionales”, en Politeia, No. 29. Caracas: Instituto de Estudios Políticos, Facultad de Ciencias Jurídicas y Políticas-UCV, 2002, p. 2 81Robert,

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“estabilización” en la provincia del XiangKiang, poblada mayoritariamente por Uigures, que profesan el Islam. Una República de India que haría lo propio tras los atentados en Nueva Delhi, 2005 y Bombay, 2006, por grupos extremistas y separatistas, recrudeciendo las diferencias religiosas que tensan la democracia más populosa del globo. Rusia enfrenta una situación similar en el Cáucaso, verdadero polvorín civilizatorio que anuncia la balcanización extrema. Las dos guerras de Chechenia y los atentados en Beslán, 2004 y Moscú, 2002 por militantes wahabitas recuerdan al Kremlin que no están exentos de las guerras no-trinitarias. Este es el panorama global de hoy y nos suscribimos a las líneas de las tres visiones teóricas acá revisadas.

Conclusiones El mundo cambió. Seguimos en la era nuclear pero su amenaza se ha disipado frente a técnicas rudimentarias. En los últimos años hemos presenciado un auge de actos terroristas inhumanos, de ejecuciones sumarias bajo métodos bárbaros propios de los tiempos oscuros, ataques suicidas aparentemente aislados. La nueva guerra está en el campo de batalla y en el espacio virtual. Conflictos que colman las fuentes de información y dejan perplejo a la comunidad. Las opiniones oscilan de un lado al otro buscando respuestas: desde las teorías sociológicas a las teorías psicoanalíticas, todas parecen fallar. Lo cierto es que una agenda cargada de nuevos conflictos que escribe un nuevo capítulo de la historia. Haciendo énfasis en este argumento podemos notar que la “pesadilla” del Apocalipsis nuclear – si bien sigue presente – se ha diseminado del imaginario de la comunidad de Estados, incluso podemos verlo en la literatura militar. Ahora las guerras no-trinitarias ocupan el centro de atención de nuestras sociedades. Los escritos sobre las nuevas guerras, las guerras de Cuarta Generación, las guerras del tercer tipo, han esta presentes desde hace más de dos décadas. Centros especializados, Think Tanks, sectores de Defensa, centros de estudios políticos e estudios internacionales dedican tiempo, recursos e investigación. Una manantial de información que emana a diario. La revisión de un amplio material contentivo a la guerra de cuarta generación no finaliza con las referencias acá exploradas ni mucho menos establecen un concepto y significado

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definitivo, siendo de interés particular, que, es a partir de estas investigaciones que se han desarrollado los más diversos estudios y críticas en cuanto a los nuevos conflictos. Debemos apuntar que las propuestas o visiones aquí subrayadas no ofrecen una precisión radicalmente novedosa de la guerra. Su valor no está allí. El aporte entonces, que quisimos recuperar es la proyección muy brillante de sus teorías a la luz de la complejidad de los conflictos armados del presente y futuro, que en medio de tiempos turbulentos proporciona indicadores útiles para discernir que conflicto armado estamos observando. Por último debemos hacer énfasis que articular estas tres propuestas ofrece una visión amplia y balanceada de tres de los autores más estudiados en el tema de las nuevas guerras, y su recuperación tiene por finalidad ofrecer al lector una introducción contextual y teórica – critica para su estudio. Tres visiones articuladas y construidas considerando un mundo cambiante y radicalmente distinto al de Clausewitz, sin batallas decisivas y sin maniobras de sorpresa. Ahora la información, la propaganda y la cultura interactúan en un medio complejo, tecnológico y peligroso; donde los campos de batalla del mañana evocan tiempos remotos, entrelazándose con los dispositivos más avanzados en armas.

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Anexos No. 1 R. Bunker: Tecnologías e ideas en el marco de las guerras epocales ÉPOCA DE GUERRA

TECNOLOGIAS

IDEAS

Helénica

Pica y lanza

Modelo Homérico

Romana

Espada Corta y Jabalina

Virtú y Tablero

Caballero montado

Amenaza externa

Externas (desconocido) Nómadas/sociedades no occidentales

Lanza, Estribo y caballo de guerra

Llamado

Feudal

Caballero y Castillo

Honor del Caballero

Dinástica

Pica y Mosquete

Contrato

Absolutista

Mosquete y bayoneta

Conflicto limitado

Corporativa

Artillería de campo

Industrialización

Moderna

Tanque

Maniobra

Terrorista /Baja intensidad

Amenaza externa

Externo (ajeno a Occidente)

Tecnologías avanzadas

Armas avanzadas

Desconocido.

No.2

Comparativo de las propuestas de Lind, Van Creveld y Bunker

Autor W. Lind

Vasallo

Escenario 1

Escenario 2

Escenario 3

Escenario 4

Guerra de

Guerra de

Guerra de

Guerra de

Primera Generación

Segunda Generación

Tercera Generación

Cuarta Generación

Época Clásica

Época Medieval

Época Moderna

Época postmoderna

Van Creveld Van Creveld R. Bunker Energía

Guerra

Energía

Guerra

Energía

Guerra

Energía

Guerra

Humana

Helénica

Amenaza

Caballería

Maquina

Dinástica

Amenaza

Terrorismo

Experimental Humana Institucionalizada

externa Romana

Animal

Experimental Vasallo

Experimental Animal Institucionalizada

Maquina

Externa Absolutista

Institucionalizada Feudal

Motor

Post-Motor

Tecnologías

Experimental

avanzadas

Corporativa

Experimental Motor

Moderna

Institucionalizado

Para efectos de estos cuadros comparativos hemos utilizado El artículo de W. Lind, “The Changing Face of War: Into the Fourth Generation”, 1989; la Obra de M. Van Creveld, The Transformation of War, 1991, y el artículo de R. Bunker, “The Transition to Fourth Epoch War”, 1994. [Traducción propia]

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ENTRE EL CLAUSTRO ACADÉMICO Y LA FORMACIÓN EN COMBATE: LA ACADEMIA MILITAR DE MATEMÁTICAS Y EL EJÉRCITO LIBERTADOR DE VENEZUELA (1810-1830) Between the academic cloister and the training in combat: The Military Academy of Mathematics and the Liberating Army of Venezuela (1810-1830)

José Raimundo Porras Pérez

Licenciado en Ciencias y Artes Militares. Diplomado en Estado Mayor (Escuela Superior de Guerra del Ejército). Magíster en Historia de Venezuela (Universidad Católica Andrés Bello). Doctorando en Ciencias Políticas (Universidad Central de Venezuela). E-mail: [email protected]

Recibido: 05/05/2016 Aprobado: 11/12/2016 Resumen: El pensamiento militar y los modelos de educación castrense en Francia y España estuvieron intrínsecamente apuntalados en la Venezuela de inicios del siglo XIX, sin embargo, la consolidación del Ejército Libertador estuvo relacionada con la implantación de varios sistemas de entrenamiento de oficiales, siendo la mayor parte de la formación castrense en las unidades de combate. De modo paralelo a la educación militar puesta en práctica se desarrollaron una serie de proyectos de academias militares para la naciente república entre 1820 y 1830. Palabras clave: Historia del pensamiento militar, Educación militar, Historia de Venezuela. Abstract: Military thought and models of military education in France and Spain were intrinsically underpinned in Venezuela at the beginning of the nineteenth century, however, the consolidation of the Ejército Libertador was related to the implementation of several systems of training officers, being the majority of military training in combat units. Parallel Centro de Investigaciones Históricas Mario Briceño Iragorry

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to the military education put into practice, a series of military academy projects were developed for the nascent republic between 1820 and 1830. Keywords: History of military thought, Military education, Venezuelan History.

Consideraciones preliminares Las páginas que siguen a continuación sintetizan el esfuerzo académico que tiene como propósito analizarlos paradigmas educativos y el estudio de la teoría militar que sirvieron de base para la instrucción de la oficialidad del Ejército Libertador; todo ello bajo el enfoque republicano de la defensa nacional, en el período del conflicto armado que se llevó a cabo aparejado con el llamado proceso juntista de la Provincia de Caracas en 1810, hasta la disolución de la unión colombiana en 1830. La idea precedente obedece al enriquecimiento de la comprensión del fenómeno político-militar del siglo XIX, y como respuesta al problema del abordaje de una historiografía venezolana plagada de mitos, distorsiones, y una narrativa deformante dela complejidad histórica que de acuerdo a la historiografía nacional se ha denominado como Guerra de Independencia. En Venezuela han salido a la luz publicaciones de incuestionable valía en la reconstrucción histórica de nuestras instituciones educativas castrenses 1 , sin embargo, existen apreciaciones inexactas en la narrativa sobre el tema pedagógico militar que se remonta hasta finales del siglo XIX. El escritor Arístides Rojas concluyó que el proyecto de Academia Militar de Matemáticas propuesto en 1810 por la Suprema Junta de Caracas no tuvo en aquel momento ningún efecto trascendental, debido a que en “…las épocas de convulsiones políticas la enseñanza pública desaparece…”2; posteriormente ese destaca la fundación de una Escuela Militar en campaña en el año 18183; y en 1819, resucita el interés por la formación de “Academias Militares” y “jóvenes oficiales para el Ejército”. Esta particular perspectiva historiográfica suscita cuestionamientos en el significado del término “academia de oficiales”, utilizado en el léxico militar en las campañas que se desarrollaron a Entre ellas podemos mencionar las obras de: General de Brigada Martín García Villasmil: Escuela para Formación de Oficiales del Ejército. Origen y Evolución de la Escuela Militar, 1810-1964, Caracas, Ministerio de la Defensa, 1964; y Lezek Zawiza: La Academia Militar de Matemáticas de Caracas, Caracas, Ministerio de la Defensa, 1980. 2 Se señalaba además que esto sucedió así desde 1810 hasta 1825. Véase: Arístides Rojas: Estudios históricos: orígenes venezolanos, Caracas, Imprenta y Litografía del gobierno Nacional, 1891, p. 331. 3 El general Martín García Villasmil señaló en su estudio que en 1818 su fundó una Escuela Militar en campaña, bajo la dirección de tres oficiales irlandeses y posiblemente ese instituto permaneció ambulante, debido a las circunstancias de la guerra. Véase: Escuela para Formación de Oficiales del Ejército…, pp. 25-26. 1

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partir del año 1818; y de seguidas es preciso comprender el marco histórico en que se ejecutó la nombrada academia de oficiales y además instituciones pedagógicas castrenses. Autores recientes han concluido que los proyectos educativos militares en Venezuela, desde 1819 hasta 1829, se quedaron solamente en proyectos.4 Se sustenta así la visión que resta una institucionalización efectiva a la educación castrense en dicho período; de hecho, se ha llegado a la aseveración de que el afianzamiento de las bases pedagógico-militares, fundamento del profesionalismo militar, sucumben bajo las presiones del caudillismo, limitaciones

económicas,

fragilidad

de

las

instituciones

y

el

personalismo

político5;apuntalando la idea de una carencia de esfuerzos de organización, reglamentación y operatividad de instrucción de la oficialidad en la maquinaria bélica republicana denominada: “Ejército Libertador”. Llegados a este punto, hay que tomar en cuenta que esta formulación historiográfica bosqueja un problema del acercamiento al pensamiento político, militar y educativo del siglo XIX. La dificultad del abordaje se resuelve aplicando la metodología sustentada en la reconstrucción histórica de las ideas bajo la corriente del contextualismo.6 El profesor J.G.A. Pocock señalado que en el campo de la historia intelectual, todo texto de carácter militar puede concebirse como inmerso en un paradigma que crea contextos de significado a las palabras.7 La adopción de determinado modelo militar, ya sea político-estratégico, tácticooperacional u organizativo implica en sí mismo un paradigma dentro del cual se mueven los ejércitos y como tal condiciona el pensamiento y el lenguaje. 8 Desde esa perspectiva, la historia del pensamiento político-militar puede ser definida como “una historia de cambio en el empleo de paradigmas, la exploración de paradigmas y el uso de paradigmas para explorar paradigmas”;9 pero debemos resaltar que el enfoque teórico precedente ya ha sido utilizado Domingo Irwin: “Comentarios sobre la génesis de las instituciones de las instituciones educativas militares en Venezuela del siglo XVIII a 1830”, en: Anuario de Estudios Bolivarianos, Nº. 7-8, 1998-1999, pp. 45-46 5 Ídem. 6 El profesor John Highman diferenció dos tipos de contextos a saber: un contexto externo de eventos en donde la historia intelectual debe investigar la relación entre el pensamiento y los hechos; y otro contexto interno o relación entre lo que algunos hombres escriben o dicen y lo que otros hombres escriben o dicen.John Highman: “Intellectual History and its Neighbors”, en: Journal of the History of Ideas Vol. 15, No. 3, Jun., 1954, pp. 339-347. 7 J. Pocock: Introduction: The state of the art, en Virtue, commerce and history, Cambridge, Cambridge University Press,1985, pp.1-26 8J.F.C.Fuller: Batallas decisivas del mundo occidental, Madrid, Ediciones Ejército, 1979; J. Boudet, Historia universal de los ejércitos, 3 Tomos. Barcelona, Edit. Hispanoeuropea, 1967. 9 J. Pocock: “Languages and their implications: The transformations of the study of political thought”, en Politics, languages and time. London, Meuthen, 1972. 4

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en nuestros claustros académicos con obras de importancia cardinal para el entendimiento del pensamiento político y la idea de guerra en el período de la Independencia de Venezuela.10 De manera que este trabajo tiene como pilar de análisis dos objetivos específicos que son: primeramente construir el contexto de la educación militar de la oficialidad en Europa, básicamente Francia y España, como arquetipos predominantes en occidente y que para nuestro objeto de investigación fungen como modelos esenciales del estudio profesional del Arte de la Guerra; y de seguidas mostrar como los anteriores paradigmas educativos bajo una visión republicana de la defensa nacional incidieron en la génesis y desarrollo de los esfuerzos académicos militares desde el inicio de la actividad política de la Confederación Venezolana, hasta la disolución de la unión colombiana en 1830.

¡Por la patria, las ciencias y la gloria! Las academias militares en el contexto Europeo La tarea de dilucidar la concepción educativa militar en nuestro caso, es especialmente difícil, sin antes explicar el contexto en que evolucionaron las academias militares como centros de enseñanzas de la ciencia y arte militar en el siglo XVIII y comienzos del decimonónico. Atendiendo al razonamiento anterior, comencemos por reconsiderar el argumento insistente de que las mejoras en el arma de artillería, la construcción de fortificaciones y toda la tecnología bélica empleada, fueron los cimientos del progreso en la formulación de la teoría militar, sin advertir que detrás de todos los descubrimientos de la etapa temprana de la ilustración funcionaba la aplicación de la matemática moderna; se hace imperativo razonar que los ejércitos europeos anclaron el conocimiento y aplicación del arte de la guerra sobre la suposición subyacente de que la respuesta a la mayoría de los problemas militares se encontraba en el uso de las matemáticas al diseño de artillería, las fortificaciones y a la táctica de empleo de las armas de fuego en general.11

A tales efectos podemos revisar las obras del profesor Fernando Falcón: El cadete de los valles de Aragua: pensamiento político y militar de la Ilustración y los conceptos de guerra y política en Simón Bolívar (1797-1814), Caracas, Universidad Central de Venezuela, 2006; y “La influencia de la formación militar de Francisco de Miranda en su actuación político-militar en Venezuela (1811-1812)”, Politeia, 2007, vol.30, N°38, pp. 219-230. 11 Ian Clarence Hope: A Scientific Way of War: Antebellum Military Science, West Point, and the Origins of American Military Thought, Lincoln, University of Nebraska Press, 2015, p. 4. 10

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Debemos advertir que esta dependencia de las matemáticas, y todo el adelanto de la ciencia militar, no se desarrollaba de manera aislada; la concepción militar forma parte de un medio intelectual llamado por Blaise Pascal como l'espritgéométrique.

12

Siguiendo

estaconcepción la geometría llegó a ser considerada como la clave para entender el funcionamiento del universo y como el único medio fiable para explicar el mundo. 13 El polímata francés dividió el pensamiento humano en dos categorías, la mente matemática y la mente intuitiva; al “espíritu de geometría”, Pascal contrapuso el “espíritu de finura”: un talante diferente, más limpio, capaz de llegar allí donde no puede acceder el método científico-matemático.14 La anterior categorización se reflejó en la dualidad con la que los pensadores militares de la Ilustración justificaron el estudio de la guerra basados en la geometría y el razonamiento empírico, además del genio militar perfeccionado a través de la experiencia individual. Tal vez, el ejemplo más significativo de la aplicación matemática como impulsor de la ciencia militar en el siglo XVII está representado en la actividad castrense de Sebastien le Prestre de Vauban, quien se desempeñó como Jefe de ingenieros del emperador Louis XIV; el marqués de Vauban fue responsable de perfeccionar tres elementos de la concepción defensiva francesa: las fortificaciones, las operaciones de asedio y las fronteras militares. Bajo su dirección el imperio galo construyó fortificaciones usando diseños geométricos complejos que fueron emulados durante siglos; además estableció un método de asedio, también de diseño geométrico, que garantizaba la captura de las fortalezas y; finalmente, empujó al emperador francés a revolucionar la doctrina militar concentrando fortalezas en las fronteras del reino comoceinture de fer (cinturón de hierro) que protegía al país.15 Desde finales del siglo XVII el método racionalista preconizado por Locke en Inglaterra, Descartes en Francia y Justus Lipsius en Holanda, había comenzado formar parte

Véase “Reflexiones sobre la Geometría en General. Del espíritu geométrico y del arte de persuadir” en Blaise Pascal: Obras, Madrid, Alfaguara, 1983. 13 En la novel concepción científica desarrollada en el siglo XVII, el conocimiento geométrico proporcionaba un vasto patrón de certeza absoluta, con respecto al cual debían ser juzgadas todas las otras pretensiones de conocimiento. Véase a Stephen Toulmin: Return to Reason, London, Harvard University Press, 2001. 14 Carlos Goñi: Breve historia de la filosofía, Madrid, Colección Albatros, 2010, p. 145 15 Para ello estableció un sistema de fronteras militares fortificadas integradas entre sí que protegían a la nación de la invasión y que servían de base de operaciones desde las cuales las tropas francesas podían invadir a países vecinos como España. Véase a Claude Dufresnes: “Le bonheurestdans le précarré, dans Vauban, l´homme de l´année”, en: Historia Thématique, No 106, mars-avril 2007, pp.40-41. 12

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del arte de la guerra. Vauban había comenzado a establecer el hilo conductor entre las razones de orden político que llevan a los estados a hacer la guerra y la forma de conducirla para lograr los objetivos del soberano absoluto. 16 La principal herencia de Vauban fue el corpus cognoscitivo que favoreció el desarrollo y organización delos cuerpos de ingenieros militares y de puentes y calzadas, delos cuales se establecieron progresivamente una serie de claustros académicos como l'École des ponts et chausséescreada en 1747; l'Écoleroyale du génie de Mézièresfundada en 1748; luego, en 1756 se instituyó, en La Fère, l´École des élèves du corps de l´Artillerie; y en 1765, en París, l´Écolepour les élèvesingenieurs de la Marine y l´École des Mines, establecida también en la metrópoli gala en 1783. Con la conquista del poder político por parte de la Revolución Francesa de 1789, las universidades del Antiguo Régimen fueron cerradas y el sistema educativo francés fue completamente reorganizado; Nicolas de Condorcet redactó los planes para una enseñanza universal, la educación superior dejó de ser un privilegio para los nobles y el régimen republicano se esforzó en eliminar las barreras de acceso a los estudios universitarios.17 La Convención Nacional fijó entre sus metas a la instrucción pública la capacitación para resolver problemas militares y dificultades relativas a la organización de la sociedad nacida de la Revolución. Es entonces cuando la misma Convención creó diversas escuelas e instituciones que llenasen el vacío dejado por las suprimidas del Ancien Régime, el Comité Central de Salvación Pública se esforzó en acelerar los trabajos estatales bajo el idealismo social y la concepción de “República de la virtud”. Y en este marco Gaspard Monge y Lazare Carnot organizaron la Écolecentrale des travauxpublics,18y a partir de aquel núcleo educativo se creó en 1794la Écolepolytechnique19, cuya base de enseñanza la constituían la geometría descriptiva y mecánica; el newtonianismo aplicado con recursos como la matemática y la mecánica para resolver los problemas de la física, la ingeniería y el maquinismo que apuntalaban la consolidación de la Revolución.20 Fernando Falcón: “La relación entre guerra y política en la Primera República Venezolana (1810-1812)”, en: Revista Politeia, N°28, Instituto de Estudios Políticos Universidad Central de Venezuela, 2002, p.62. 17 C. Kinzler: Condorcet. L'instructionpubliqueet la naissance du citoyen, París, Folio-Minerve, 1987. 18 Ivor Grattant-Guinness: “The ÉcolePolytechnique, 1794-1850: Differences over Educational Purpose and Teaching Practice”, en: The American Mathematical Monthly, Vol. 112, No. 3, (Mar. 2005), pp. 233-250. 19 Para ampliar el tema del origen de la academia referirse a la obra de A. Fourcy: Histoire de l'Écolepolytechnique, París, Chezl´auteur, 1828. 20 Podemos ampliar el tema con los trabajos de Carl B. Boyer: “Mathematicians of the French Revolution”, en: ScriptaMathematica, N°25, 1960, pp. 11-31; Alberto Campos: “Matemáticos durante la revolución francesa (1789-1799)”, en: Revista de la Universidad Nacional; N° 21, 1989, pp. 32-37. 16

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La ÉcolePolytechnique se ideó como una plataforma capaz de influir en el desarrollo tecnológico en la era de la razón industrial; para la revolución francesa la educación era un motor social basado en la garantía del orden como principio del progreso y en la búsqueda de un consenso general cimentado en la eficiencia social y económica; la Politécnica se erigió sobre tres ejes vertebradores: una ideología sansimoniana asociada al industrialismo y al espíritu fáustico del hombre posrevolucionario; la aplicabilidad de un enfoque científic ouniversal (cientificismo);y las matemáticas como instrumento generalizable a todo el orden material y espiritual del hombre.21 Napoleón Bonaparte consideró en 1804, dotar a la Escuela Politécnica de un estatus militar, así como crear una divisa para la institución: Pour la Patrie, les Sciences et la Gloire, elementos sustantivos de un lema que pone de manifiesto la naturaleza sincrética de la ÉcolePolytechnique: el contexto histórico y geográfico en el que fue fundada, el papel civiliatorio y socializador de la ciencia y del conocimiento científico, y el espíritu fáustico y positivo que acompañó a esta etapa del pensamiento francés.22 La ley del 1ro de mayo de 1802, estableció la fundación de la EcoleSpécialeMilitaire, que inició actividades bajo la dirección del general Jacques Bellavène, en el castillo de Fontainebleauy posteriormente en Saint Cyr. Los egresados eran designados directamente por el Emperador; así lo muestra la orden dirigida al Mariscal Berthier: Tengo un ejército de sesenta y ocho regimientos de infantería y sesenta y dos de caballería, lo que hacen ciento treinta regimientos. Mi intención es que se adjunte a cada uno de estos regimientos un estudiante de la escuela militar de Fontainebleau, por lo que se emplean a ciento treinta (…) Los que sean designados a los regimientos de caballería se quedarán un mes en el depósito de Potsdam, donde van a ser muy útiles al general Bourcier, porque son todos jóvenes inteligentes.23

Además, serían escogidos jóvenes para servir como ordenanzas de Mariscales y actuar en el Estado Mayor General. En las últimas campañas napoleónicas la Escuela Politécnica cosechó las ventajas de una institución que había estado bajo su cuidado; y “…Bertrand, Dode, Duponthon, Haxo, Rogniat, Fleury, Valazé, Gourgaud, Chamberry y una multitud de otros

Francisco J. Cortés: La ÉcolePolytechnique y la bifurcación ideológica en Occidente, Almería, Universidad de Almería, 2006, p. 52. 22 Francisco Joaquín Cortés García: Economía y sociedad en la era del hombre fáustico. La ÉcolePolytechnique y la economía política, Almería, Editorial Universidad de Almería, 2009, p. 106 23NapoléonauMaréchalBerthier, Dépôt de la guerre, Berlin, 17 novembre 1806, en: Correspondance de NapoleonIer, publiee par ordre de l'EmpereurNapoleon III, París, ImprimerieImperiale, 1863, Tome XIII, p. 673. 21

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distinguidos generales, llenaron plenamente las alabanzas que el emperador prodigaba su pouletauxoeufsd'or, gallina de los huevos de oro.24 Sin embargo, gran parte de la oficialidad de la grande armée no eran egresados de las escuelas de formación. Napoleón Bonaparte siguió el ideal republicano de promover a sus hombres por actos de valor o por méritos en el servicio. En 1805, alrededor de la mitad del cuerpo de oficiales venían del servicio en sus filas, para integrar dicha oficialidad, Bonaparte utilizó los intervalos de paz; los oficiales y suboficiales de los batallones se reunían dos veces a la semana con los ayudantes de regimiento para repasar la táctica de sus unidades. Entre 1804 y 1805, el Armée des côtes de l'Océan estacionado en el campo de Boulogne, cumplía los lineamientos de Bonaparte de destinar dos días a la semana para la instrucción de batallón y práctica de tiro, tres días para ejercicios de división, un día para maniobras de cuerpo y cada quince días, el emperador en persona conducía una gran maniobra que implicaba el uso de varios cuerpos.25 El pensamiento militar ilustrado en Francia y su modelo educativo castrense tuvo una profunda repercusión en el mundo occidental. Los cuerpos de ingenieros galos gozaban de gran prestigio en sus servicios a la monarquía francesa que se remontaban a más de cien años.26 En la aurora del siglo XVIII se introdujo en España el modelo monárquico de Estado francés en el que se promovía la mejora de las infraestructuras, el comercio, y las ciencias aplicadas. Uno de los cimientos en los que se apoyaban estos cambios consistía en la creación y desarrollo del Cuerpo de Ingenieros Militares, que tomo impulso desde el inicio de la guerra de Sucesión, en la que Felipe V tuvo para su pretendida modernización del país el apoyo del rey francés Luis XIV, de manera que los ingenieros militares franceses participaron en la formación y apoyo que requería la monarquía borbónica.27 Desde el año 1710, los ingenieros españoles dispusieron de un cuadro castrense organizado, y en 1720 de una institución universitaria en Barcelona: la Real Academia Militar de Matemáticas. 28 Esta supuso una notable innovación en el panorama de la ingeniería 24Henry

Wager Halleck: Elements of Military Art and Science, New York, D. Appleton & Company, 1861, p.385. Steven T. Ross: From Flintlock to Rifle: Infantry Tactics, 1740-1866, London, Frank Cass, 1996,p.91 26 Anne Blanchard: “Les ingénieurs du Roy de Louis XIV à Louis XVI”, Montpellier, Collection du Centre d'histoiremilitaire et d'études de défensenationale, N° 9, 1979. 27 Manuel Novoa: “La obra pública de los ingenieros militares”, en: Alicia Cámara Muñoz: Los ingenieros militares de la monarquía hispánica en los siglos XVII y XVIII, Madrid, Ministerio de la Defensa, 2005, p.191 28 La Real Academia de Matemáticas de Barcelona fue fundada en virtud de un real despacho del rey Felipe V, el 22 de enero de 1700, en octubre de 1705, cuando tuvo que ser cerrada a raíz de la caída de Barcelona en poder de las tropas aliadas que 25

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europea, ya que hasta el momento la mayoría de los ingenieros militares se formaban en campaña por medio de la práctica. 29 En 1716 aparece el texto de consulta Traité de la construction et des principauxusages des instruments de Mathematique 30 del ingeniero y cosmógrafo francés Nicolás Bion, que formó parte de la bibliografía académica de la Real Academia de Matemáticas que funcionó en Barcelona durante el siglo XVIII. En su tratado de construcción Bion pretendió abarcar un extenso conjunto de instrumentos, dando un énfasis particular a los que se empleaban en las labores de topografía. El primer reglamento propiamente dicho de la Real Academia de Matemáticas de Barcelona data del año 1739 con la aparición de la ordenanza de instrucción para la enseñanza de la matemática,31 ésta, se habría sancionado a partir de un proyecto presentado por Pedro de Locuze en 1737.32 El objetivo propuesto por la monarquía en la creación de la academia se lee en el preámbulo del reglamento, dirigido a establecer no solo aquella sino otras varias academias, para la nobleza y juventud, “…principalmente los que sirven en la milicia, tengan donde instruirse de una ciencia inseparable de ellos con la forma y regularidad que conviene, no solo en lo que corresponde á un buen Oficial, sino también para que adornado con las demás partes matemáticas de que necesita para ser admitido en los Cuerpos de ingenieros y artillería...”33 En la ordenanza se designaba al cuerpo académico de la institución: Director General, dos ayudantes y otro director de dibujo; incluso dotaba al claustro de un conjunto importante de instrumentos didácticos y científicos: dos globos, una esfera, un semicírculo, brújulas, un nivel, etc. En su corpus reglamentario se establecía el contenido de los cursos a impartir, y reglaba su duración y contenido, fijaba en cuarenta el número máximo de alumnos, establecía los requisitos de buena conducta y nobleza para su admisión.

apoyaban al archiduque Carlos, reabierta en 1720 bajo la dirección del ingeniero militar de origen italiano Mateo Calabro, reemplazado por Pedro de Locuze en 1738, Miguel Sánchez Taramas en 1779 y Félix de Arriete en 1793. Véase a Jorge Galindo Díaz: “La enseñanza de la perspectiva como parte de la fortificación en el siglo XVIII el caso de la Real Academia de Matemáticas de Barcelona”, en: Varia Historia, Belo Horizonte, vol. 24, Nº 40, jul/dez 2008, p. 470. 29 Véase el capítulo “Los precedentes ilustrados” en: Marc Ferri Ramírez: El ejército de la paz: Los ingenieros de caminos en la instauración del liberalismo en España (1833-1868), Valencia, Universitat de València, 2015. 30 Nicolás Bion: Traité de la construction et des principauxusages des instruments de Mathematique, París, Chez Jombert, 1709. 31Reales Ordenanzas e Instrucción de 22 de julio de 1739 para la Enseñanza de las Matemáticas en la Real, y Militar Academia que se ha establecido en Barcelona, Barcelona, Francisco Suria, 1739. 32Ramón Gutierrez: Arquitectura y fortificación. De la ilustración a la independencia americana, Madrid. Ed. Tuero, 1993. 33Resumen histórico del arma de ingenieros en general, y de su organización en España, por un antiguo Oficial del Cuerpo de Ingenieros del Ejército, que desempeña hoy un alto cargo en otra carrera, Madrid, Imprenta Nacional, 1846, pp. 117-118.

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La ordenanza precisaba una serie de contenidos académicos: en el primer curso se repasaban la aritmética, la geometría euclidiana y la práctica, como complemento se impartía clases de descripción del mundo y mecánica celeste; en el segundo curso fortificación moderna, normas en el ataque y defensa de plazas, modo de acampar y atrincherarse, ventajas y defectos de los terrenos, así como líneas y ángulos empleados en el trazado de los recintos; en el tercer curso se dictaban nociones de máquinas, gravedad, movimiento, celeridad, equilibrio de los cuerpos, hidráulica y arquitectura civil; finalmente en el cuarto curso se enseñaba el dibujo con principios del trazado, manejo de colores, signos convencionales y aplicación de elementos decorativos; además se impartían principios relativos al presupuesto y gasto de las obras de fortificación.34 El pensamiento militar francés y la variante teórico-militar en España tuvieron una amplia resonancia en sus territorios ultramarinos de la América Meridional. En la Capitanía General de Venezuela, los claustros militares de enseñanza tienen su manifestación primigenia en la Academia de Geometría y Fortificación de Caracas a cargo del teniente coronel Nicolás de Castro entre 1760 y 1768, la Academia tuvo como sede la casa de Castro para los oficiales y cadetes de su batallón, 35 bajo la enseñanza de su texto titulado Fortificación regular. 36 Contemporánea a la institución de Castro, el Capitán de artillería Manuel Centurión Guerrero inició en la Guayra una Academia Matemáticas “…para la instrucción de la juventud, así militar como política..”37,donde impartió clases acorde con su tratado Ciencia de Militares que contiene “…principios de geometría, para la perfecta inteligencia de la fortificación…” 38 en la portada de la obra del capitán Centurión se especificaba que su trabajo se basó en el tratado que dio a luz el maestro de los infantes de Francia, Guillaume Le Blond.39 El 29 de abril de 1790, Juan Agustín de la Torre, Rector de la Real y Pontificia Universidad de Caracas presentó al claustro universitario su Discurso Económico donde planteó la necesidad de establecer una cátedra de matemáticas para contribuir a superar el

34Reales

Ordenanzas e Instrucción de 22 de julio de 1739…pp.24-37. Archivo General de Indias, Caracas, Legajo 865, Madrid, 16 de julio de 1761. 36 Nicolás de Castro: Fortificación regular (manuscrito de1762), Caracas, Imprenta Nacional, 1950. 37 Archivo General de Indias, Caracas, Madrid, 30 de julio de 1761. 38 D. Manuel Centurión Guerrero de Torres: Ciencia de Militares, Cádiz, Manuel Espinoza Impresor real de Marina, 1757. 39 Guillaume Le Blond fue profesor de matemáticas en para los infantes de Francia en 1756. Véase su obra: elemens de Fortification, París, Libraire du Roy pourl´artillerie& le Génie, 1739. 35

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atraso agrícola e industrial en que se encontraban estas provincias. El Dr. De la Torre expresó en su disertación que “…ninguna nación ha hecho progresos de consecuencias por las armas, por las artes, agricultura y comercio, hasta que se ha entregado al indispensable cultivo de la ciencia como fuente original y radical fundamento del acierto al que aspiran los hombres para el buen éxito de sus racionales ideas”.40 A finales del siglo XVIII, la milicia provincial de Cumaná recibía instrucción en la Academia Militar y ejercicio de las armas establecida en la ciudad de Barcelona, bajo la dirección del coronel Sebastián de Blesa, y a la cual asistieron José María Arguindegui, Pedro María Freites y los hermanos Anzoátegui.41 En los días aurorales del siglo XIX funcionaba una Escuela de Ingeniería Militar, establecida en la ciudad de Cumaná bajo la dirección del coronel de ingenieros Juan de Pires y Correa, y a la que asistió el futuro Mariscal Antonio José de Sucre. En el año de 1808 se instituía en la capital de la Capitanía General una organización homóloga regentada por el coronel de ingenieros Tomás Mires,42los cadetes de la escuela de Mires se iniciaban en los rudimentos de aritmética, álgebra, geometría, topografía y construcciones civiles, dibujo lineal y topográfico; es necesaria la mención de la asistencia a dicha escuela de los futuros oficiales republicanos Judas Tadeo Piñango, Francisco Avendaño, José Agustín Loynaz y los hermanos Tirado entre otros. Hasta el momento hemos apreciado que el contenido de la formación científico-militar francesa y su variante española tuvo un impacto decisivo en quienes se erigieron como líderes del proyecto político-militar republicano tanto en Venezuela como la Nueva Granada, pero el caso más resaltante está representado en la figura del general Simón Bolívar, quien plasmó en una serie de documentos su inclinación por las matemáticas en el orden educativo y militar. En intercambio epistolar con Francisco de Paula Santander recordaba a Simón Rodríguez; como maestro de primeras letras, y geografía; al sabio Andrés Bello que puso para él una academia de matemáticas y su finalización de estudios formales en Europa en la Real

El subrayado es mío. Agustín de la Torre: “Discurso Económico: Amor a las letras en relación con la agricultura y comercio”, reproducido en Ildefonso Leal: Nuevas Crónicas de Historia de Venezuela, Biblioteca de la Academia Nacional de la Historia, Caracas, 1985, Tomo I, pp. 229-241. 41 Miguel J. Romero: La Primera Patria en Barcelona, Caracas, Tip. Guttenberg, 1895, pp. 37-58. 42 General de Brigada Martín García Villasmil: Escuela para Formación de Oficiales…pp. 19-22. 40

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academia de San Fernando, órgano del reformismo ilustrado amparado por hombres como Floridablanca y Aranda.43

Educar a jóvenes ilustrados y a quienes han tenido por escuela una guerrilla En los inicios del esfuerzo de ruptura política y militar del reino español; la idea de creación de una Academia Militar formó parte de los recursos propuestos por la Junta de Guerra a la Suprema Junta Conservadora de los Derechos de Fernando VII. 44 Para ello, se elaboró una organización para la defensa de la Provincia de Caracas 45 donde se estipuló la difusión de la instrucción militar como uno de los paliativos a la carga de contribuir a la defensa del Estado. En relación a las plazas de la reciente estructura castrense, las vacantes de cuadros de mando debían ser llenadas con oficiales, cadetes y sargentos de los tres batallones permanentes así como los ayudantes de los cuerpos de Milicias; los cadetes que se estaban formando en los cuerpos existentes debían mantenerse en Caracas, estudiar un curso de matemáticas y conocimientos pertenecientes a la carrera militar, el proyecto debía concretarse con la instauración de “…una academia militar bajo la dirección de un oficial de ingenieros en quien se reúnan todas las circunstancias para ser director y maestro de este útil establecimiento…” 46 En dicha academia se formarían los oficiales de los cuerpos de ejército, y los jefes de estos asumirían a sus oficiales y sargentos en la adquisición de los conocimientos necesarios en su carrera.47 De acuerdo a la forma política federal, la Junta de Caracas recomendaba la adopción del plan militar en todo el Departamento de Venezuela (con modificaciones para cada provincia). Dentro del cúmulo de propuestas aceptadas por los juntistas de Caracas, salió a la luz la disposición del Secretario de Marina y Guerra Lino de Clemente, de creación de la Academia Militar de Matemáticas cuya fecha de apertura fue fijada para el 3 de Septiembre

Carta de Simón Bolívar para el General Francisco de Paula Santander, fechada en Arequipa el 20 de mayo de 1825. En: Simón Bolívar: Obras Completas, La Habana, E. Lex, Volumen II, pp. 134-137. 44 Las tendencias que marcaron el modelo defensivo a partir de 1810, ha sido extensamente analizado en el capítulo “El pensamiento militar de la Independencia Venezolana” en: Fernando Falcón: El cadete de los Valles de Aragua. El pensamiento político y militar de la Ilustración y los conceptos de guerra y política en Simón Bolívar, 1797-1814, Caracas, Universidad Central de Venezuela, 2006, pp. 110-124. 45 “Organización Militar para la defensa y seguridad de la Provincia de Caracas” En: Las Fuerzas Armadas de Venezuela en el siglo XIX (Textos para su estudio), Caracas, Ediciones de la Presidencia de la República, Tomo I, 1970, p. 19. 46 Ídem. 47 Ídem. 43

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de 1810, ello atendía a la “…absoluta escacez (sic) que hay en estas Provincias de sujetos inteligentes en las ciencias exactas, no sólo para el mejor estado de Oficiales de su Ejército, sino también para proporcionar a la juventud aplicada los medios de ser útiles al Estado en cualquier carrera que emprendan…”48. Para formar parte del claustro académico, el aspirante debía solicitar permiso a la junta, “por medio de Jefes y paisanos”, y por intermediación del oficial que regentó aquella institución: el Director subinspector del Real Cuerpo de Ingenieros Francisco Jacot y Arroyo.49 Este primer esfuerzo de fundación de Academia Militar no garantizó cuadros de mando preparados en el arte de la guerra. La falta de un cuerpo de oficiales educado en la teoría militar se patentó en el primer “ensayo de las armas americanas”, cuyo epítome se materializó en el bautizo de fuego de la Campaña contra la Provincia de Coro; preámbulo de una fuerza militar de tropa “bisoña y mal armada” bajo el comando de un “inexperto soldado” y una artillería que “no era de batir”; con paupérrimas condicionantes logísticas, “…era evidente la pérdida de aquella mal organizada muchedumbre.” 50 De manera que no eran únicamente los problemas apremiantes de logística, el Ejército de Occidente conducido por el general Francisco Rodríguez del Toro no contó con comandantes capacitados para dirigirlo en batalla.51 La evidencia documental hasta ahora estudiada sugiere que la Academia Militar de Matemáticas no inició su actividad castrense durante el año de 1811; los avatares de la guerra podrían explicar aquel hecho. En la Gazeta de Caracas, del martes 31 de diciembre de ese año se lee la participación: De orden del Supremo Poder Executivo, se dará principio, en 7 de enero del año próximo venidero de 1812, á una Academia Militar de Matemáticas para los jóvenes Ciudadanos Militares y Paisanos de la Federación de Venezuela, que quieran dedicarse á ciencia tan util, bajo las precisas reglas establecidas en un Reglamento particular

48La

Gazeta de Caracas del 8 de setiembre de 1810, Nº 116 El establecimiento de la Academia Militar de Matemáticas, otorgó inicialmente su dirección a Sebastián Andrés, en las bóvedas de Puerto Cabello por condena del gobierno español; a “…cuyo destino renunció por no tomar parte en un gobierno que marchaba contra los intereses de su patria la España…” José de Austria: Bosquejo de la historia militar de Venezuela en la guerra de su independencia, Caracas, Imprenta de Carreño Hermanos, Tomo I, p. 7 50 Rafael María Baralt: Ramón Díaz Sánchez: Resumen de la historia de Venezuela desde el año de 1797 hasta el de 1830, París, H. Fournier y Cía, Parte 2, Volumen I, 1841, p. 49 51 Véase el análisis militar de julio Febres Cordero: El primer ejército Republicano y la campaña de Coro, Caracas, Ediciones de la Contraloría, 1973. 49

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al intento...” 52 Es necesario considerar que la falta de voluntad política en la formación científico-militar formó parte delas causas del descalabro en la defensa común y general de los Estados Confederados de Venezuela en 1812. La exposición dirigida al Congreso de la Nueva Granada por el coronel Simón Bolívar arroja otros indicios del fracaso de la instrucción castrense; el caraqueño responsabilizó de la caída de toda la Confederación de Venezuela, a errores políticos cometidos por el Gobierno, como los de no “disciplinar”53 tropas veteranas suficientes que protegiesen la confederación de posibles invasiones, debido al mal manejo de las rentas públicas en “objetos de frivolidad”, cuando debieron “emplearse en preparativos de guerra”.54 Con la caída de la Confederación y los fracasos de los proyectos políticos que le siguieron, la instrucción de la oficialidad se centró en la experiencia en combate de Petite Guerre (pequeña guerra o guerrilla).55 Ya hemos advertido que la Academia Militar de Matemáticas tuvo un ilusorio impacto en aportar oficiales con conocimientos específicos en el arte de la guerra y servir al proyecto republicano separatista. Aquel proyecto sufrió una innovación posterior en el empeño de los “gefes y oficiales” republicanos en la enseñanza de métodos de combate de pequeñas unidades entre los años de 1815 y 1816. 56 Esto se debía a que la oficialidad del Ejército Libertador no podía igualar a las unidades de la “expedición pacificadora” bajo el mando del Mariscal Pablo Morillo y su despliegue en el campo de batalla57, el general José Antonio Paéz en su autobiografía apuntó como el sistema de guerrillas era el que debía adoptarse “…contra un ejército invasor en países como los nuestros donde sobra terreno y falta población…”58,

“Academia Militar comienzo de actividades” En: Las fuerzas armadas de Venezuela en el siglo XIX: La independencia, 18101830, Caracas, Ediciones de la Presidencia de la República, Tomo I, 1963, p. 124. 53 Disciplinar: Instruir, enseñar al recluta el paso, el manejo del arma, las evoluciones &c., y sobre todo las ordenanzas y leyes penales. Véase a Federico Moretti: Diccionario Militar Español Francés, Madrid, Imprenta Real, 1828, p.141 54Simón Bolívar: Obras Completas…Vol. II, p.996. 55 Recordemos que Bolívar se refería a su tropa de los llanos como hombres“…que no han tenido más escuela que la de una guerrilla…” Carta de Simón Bolívar a Anacleto Clemente, Lima, 29 de mayo de 1826, en: Vicente Lecuna (Comp.): Cartas del libertador, Banco de Venezuela, Caracas, 1967, Tomo V, p. 126. 56 En los apuntes históricos que por orden de Bolívar escribió el Mariscal Sucre se destaca el hecho curioso del aislamiento “…en que estaban las guerrillas patriotas era tal y tan completo, que, durante muchos meses, no tenían noticias unos de otros, sosteniendo sus armas cada cual para la libertad de su pueblo ó su provincia.” Felipe Larrazabal: Correspondencia general del libertador Simón Bolívar: enriquecida con la inserción de los manifiestos, mensages, exposiciones, proclamas, &,&, New York, Imprenta de Eduardo Jenkins, Tomo I, p. 444. 57 El ejército que se reunió para la expedición estaba conformado por oficiales y tropas experimentadas en las batallas por la independencia de España. Pablo morillo participó en la batalla de Bailén; y la mayoría de los comandantes de unidades formaron parte de la guerra magna y entre ellos tenemos Miguel La Torre Pando, Mariano Rocafort, y Salvador Moxó. Véase a Rafael Sevilla: Memorias de un oficial del Ejército Español, Campañas contra Bolívar y los separatistas de América, Incunables, Bogotá, 1983. 58José Antonio Páez: Autobiografía, Nueva York, Imprenta de Haley, Volumen I, 1867, p.101 52

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según Páez, con este “género de táctica” alcanzaron grandes ventajas al no poseer un ejército numeroso y bien organizado, 59 de modo que el trance de articular unidades mayores a magnitud compañía, implicaba el esmero en la instrucción de guerrilla. Llegados a este punto, resaltemos dos aspectos: la legalización de los oficiales sin nombramiento60 que se encontraban en las “…partidas de guerrilla que sostienen la causa de la libertad en el interior de Venezuela…”61, y de seguidas el entrenamiento de oficiales en pequeñas unidades; sobresale en este sentido la misión dada al Comandante del Batallón de Cazadores Justo Briceño, de disciplinar a sus hombres “con el mayor tesón y esmero…” 62en la idea de que “…ni el valor, ni la táctica, ni el número de enemigos son obstáculos para los venezolanos…”,63aunado al empeño de instrucción de aquellas unidades por Jefe Supremo del Ejército que enviaba“…un cuaderno de táctica de Cazadores, para que lo haga copiar por algún oficial que escriba bien…”64. Tengamos en cuenta que dicha ordenanza era esencial en el entrenamiento para sorpresas; por lo difícil que era “…destruir a campo raso las columnas enemigas…”65 siendo el minado de la moral monárquica y el hostigamiento de sus unidades objetivo cardinal en la estrategia republicana.66 La situación adquirió un nuevo matiz con la ocupación de Guayana y la consolidación del liderazgo político del general Bolívar, hecho que le concedió una vía expedita para la instauración de las instituciones que formaron el Consejo Provisional de Estado erigido en Angostura a finales de 1817 67 . Con respecto a la educación castrense se establecieron 59

Ídem.

60Relató Perú de Lacroix que en los primeros años de la Independencia, Bolívar afirmó que: “…A nadie se podía recompensar

con dinero, porque no había; sólo se podían dar grados militares para estimular el entusiasmo y premiarlas hazañas. Así es que hombres de todas castas se hallan hoy entre nuestros Generales, jefes y oficiales, y la mayor parte de ellos no tiene otro mérito sino el valor brutal, que ha sido tan útil a la República…” Luis Perú de Lacroix: Diario de Bucaramanga, París,Ollendorff, 1912, p.81. 61 Acta de Reconocimiento del Jefe Supremo de la República y de sus Ejércitos, Villa del Norte de la Isla de Margarita, 6 de Mayo de 1816, en: Simón Bolívar: Escritos del Libertador, Caracas, Sociedad Bolivariana de Venezuela, Tomo IX, p. 125 62 Comunicación de Bolívar dirigida al Comandante de Cazadores Justo Briceño, Carúpano 13 de junio de 1816, Simón Bolívar: Escritos del Libertador…Tomo IX, p. 209. 63 Comunicación de Bolívar al general Manuel Sedeño, fechada en Angostura el 30 de septiembre de 1817, Archivo General de la Nación (en adelante AGN): Archivo del Libertador, vol. 24, fols. 125v°-126. 64 Simón Bolívar: Escritos del Libertador…Tomo IX, p. 209. 65 Oficio de Bolívar para el general de brigada José Tadeo Monagas, fechado en Angostura el 28 junio de 1818, AGN, Archivo del Libertador, vol. 103, fol. 98 vº. 100. 66 En catálogo de libros pertenecientes a bolívar se encontró el tratado: La petiteguerre, ouservice des troupeslégéres en champagne, del teniente general Thomás Grand Maison quien fijó doctrina de métodos de combate con fuerzas reducidas en 1756. 67 El Consejo Provisional de Estado decretado en Angostura el 30 de octubre de 1817, fundó las bases de la Administración Pública. Compuesto del Almirante, Jefe de Estado Mayor General, Comisario General del Ejército, Presidente y Ministros de la Alta Corte de Justicia, Presidente y Ministros del Tribunal de secuestros, Secretarios del Despacho y del Gobernador

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lineamientos de instrucción en las órdenes y diarios de operaciones; período en el que Bolívar colocó su voluntad política en cimentar un entramado acorde a su concepción educativa donde la respuesta a los problemas militares se dilucidaba en la aplicación de las matemáticas68, y en la formación y promoción de oficiales por valor y mérito, concepción muy afín al pensamiento militar francés que se imponía a principios del siglo XIX. El propósito de entrenar y disciplinar los cuadros de mando permitió a los oficiales extranjeros ocupar puestos de responsabilidad de instrucción en el Ejército Libertador, tal vez uno de los más importantes fue la presencia del coronel de artillería irlandés Robert Gillmore, quien arribó al territorio venezolano en 1818, como plaza de las unidades de la llamada Legión Británica,69 y designado Ayudante General del Estado Mayor General. Otro caso digno de mención fue la reminiscencia del teniente Richard Longeville Vowell, quien dejó en sus recuerdos el relato de la inspección que Bolívar hizo a su campo, y la posterior invitación ante su presencia donde comentaba “…su contento por ver al fin en su ejército a europeos que podrían disciplinar a sus tropas y ayudar a los oficiales bisoños con su instrucción y su ejemplo.”70 Hasta este punto la evidencia documental confirma la enseñanza de una heterogénea doctrina militar facilitada inicialmente por la instauración de distintas casas de estudio en las provincias españolas; la forma de gobierno federal adoptada en la etapa temprana republicana tanto en Venezuela como la Nueva Granada; el aprendizaje de combate en las guerrillas

71

y de seguidas la introducción en los ejércitos republicanos de oficiales

extranjeros, lo que imprimió a la instrucción la ausencia de un vocabulario táctico común y coordinación en el combate, así reflejaba este hecho las palabras del historiador José Manuel Restrepo:

Comandante general de la Provincia. En: general Daniel Florencio O'Leary: Memorias, Caracas, Ministerio de la Defensa, Tomo XV, 1982, p. 440. 68 En la advertencia al Secretario de Guerra en el Perú sobre el movimiento que debía organizar con la División bajo su mando ordenaba que “…sólo en el caso de una seguridad matemática del triunfo cree S.E. que debe darse un combate…” Véase el Oficio De José Gabriel Pérez para el Secretario de Guerra del Perú, Guayaquil el 25 de mayo de 1823. En AGN, Daniel Florencio O’Leary: Tomo20, folios 40-42. 69 Véase el aporte científico: “Observaciones sobre el fusil y aviso sobre su adelantamiento”, en: Las Fuerzas Armadas en el Siglo XIX…Vol. 3, pp. 432-437. 70 Richard Longeville Vowell; William D. Mahoney: Campañas y cruceros, Caracas, Academia Nacional de la Historia, 1973, p. 40. 71 En abril de 1816, José María del Castillo enviaba al Comandante Militar de Ubaté, Antonio Vélez “…cuatro ejemplares de la Instrucción de guerrillas del Rey de Prusia…” para que hiciese de ella el uso que estimase conveniente. Daniel Florencio O’Leary: Memorias, Tomo XIV, p. 504.

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En algunas provincias se enseñaba la táctica francesa, en otras la inglesa o la española. Ningún movimiento militar se hacía con la rapidez, secreto y unidad que necesitaba la guerra, siendo así que los jefes realistas obraban con estas ventajas. De aquí provino la facilidad con que Quito y Venezuela fueron subyugadas el año anterior, suerte que probablemente debía correr la Nueva Granada, si continuaba en el sistema, absurdo para las circunstancias, de las soberanías provinciales.72

La heterogeneidad de doctrina táctica tenía repercusiones operativas y de organización; el coronel Mariano Montilla resaltaba al Jefe de Estado Mayor de su división, la ocurrencia de “dudas” en la formación de tropas para su inspección y la colocación “…de los cuerpos Rifles y la Legión Británica en que el jefe accidental de esta alega la costumbre de formar a la derecha con preferencia a aquel que por su instituto de tropas ligeras debe tenerla…”73, por lo que Montilla pedía que se le informase del método observado en dichas formaciones en su desempeño como Jefe de Estado Mayor de aquella división a fin de resolver el asunto con claridad.74 La solución a los problemas derivados de la diversidad de doctrina militar se fundamentó en dos lineamientos esenciales para la fluidez y coordinación en el entrenamiento; la primera prescripción implicaba colocar a oficiales venezolanos y neogranadinos con experticia e instrucción militar reconocida, como segundos comandantes en las unidades tácticas, sobre todo en las que se formaron sobre la marcha de los acontecimientos; tal es el caso del capitán graduado Juan Astor quien fue designado para desempeñar en comisión la sargentía mayor del batallón “Temible Orinoco”. Para aquel …empleo y sobre todo en un batallón de nueva creación se necesitan conocimientos exactos en el manejo, economía, y gobierno de los cuerpos: conocimientos en la táctica, movimientos, maniobras y evoluciones, y que pueda enseñar y corregir las faltas de los demás oficiales. Menos conocimientos aún se requieren en el Comandante que en el Sargento Mayor que es el alma del batallón.75

Ello proporcionó la flexibilidad de educar a oficiales, sin apartarles del servicio en medio del conflicto armado. El sistema de entrenamiento de oficiales y tropas que ejecutó Bolívar al sur de la Provincia de Venezuela, lo llevó a desarrollar la confianza necesaria 72José

Manuel Restrepo: Historia de la Revolución de la República de Colombia en la América Meridional, Besanzon, Imprenta de M. Jacquin, VolI, p. 210. 73Carta del coronel Mariano Montilla al coronel Antonio José de Sucre, Maturín 10 de octubre de 1819, en: Boletín de la Academia Nacional de la Historia. Tomo XXII, N°87, Caracas, julio diciembre de 1939, p. 348. 74 Ídem. 75El subrayado es mío. Oficio de Bolívar para el general de brigada José Tadeo Monagas, fechado en Angostura el 13 de octubre de 1818, AGN, Archivo del Libertador, vol. 103, fols. 106-106 v°.

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durante la ejecución de la campaña en el territorio de La Nueva Granada; en su intercambio epistolar recomendaba al general José Francisco Bermúdez tener presente que “…los enemigos confían más en su disciplina que en su valor: que más confían en las sorpresas que en los ataques regulares; y que ellos nos suponen incapaces de obrar según los principios de la táctica. Piensan que no sabemos movernos, porque no sabemos evoluciones. Es preciso, pues, que vean en el Ejército de Oriente lo que en el de Occidente, valor, táctica y disciplina.”76 Una segunda respuesta al problema del entrenamiento de los cuadros de mando se basó en la práctica de procedimientos previos al combate mediante “academias de oficiales”; concepto que rastreamos en la obra del brigadier Federico Moretti y Cascone donde se establecía que la academia de oficiales era la reunión de todos los oficiales de un regimiento, batallón o escuadrón, “…en casa del coronel, teniente coronel mayor ó comandante, con el fin de instruirle en la parte teórica de la táctica…”77 esta asamblea78 servía “…para enterarse toda la oficialidad de las evoluciones y maniobras que debe practicar el cuerpo sirviendo como de repaso para que cada uno pueda desempeñar la parte que le corresponde con la debida exactitud...” 79 De manera que una de las prevenciones cardinales tomadas por los republicanos para la consecución de las campañas militares en los territorios constitutivos de Colombia fue la de ejecutar academias de oficiales en plena movilización, tal como se muestra en el siguiente párrafo. En el año de 1819, a los cuadros del Ejército Libertador se sumaron las tropas de la Nueva Granada del general Francisco de Paula Santander, en las órdenes generales de su unidad establecía que los “…mayores de los cuerpos reunirán todas las noches sus respectivos oficiales para que tengan dos horas de academia…”80 En la campaña de Carabobo, el general Santiago Mariño ordenaba al mayor Pedro Celis dar instrucción diaria de academia a los oficiales de la primera Brigada de La Guardia “…en el lugar y hora que juzgue más aparente, y el corneta mayor del Anzoátegui de reunir los del Vencedor y uniformarlos en los

Oficio de Bolívar para el general Bermúdez, fechado en Guasdualito el 3 de junio de 1819, en Daniel Florencio O’Leary: Memorias, tomo XVI, págs. 388-389 77Federico Moretti: Diccionario Militar Español Francés, Madrid, Imprenta Real, 1828, pp.401-402 78 Reunión en un solo punto de varios cuerpos que estaban separados. 79 Ídem. 80Orden general del 13 de febrero de 1819, en: Diarios de campaña, libro de órdenes, y reglamentos militares 1818-1834, Edición Facsímil Publicada por el Banco Cafetero, Bogotá, Arco, 1969. 76

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toques ingleses...”81; y desde San Carlos dictaminaba“…una academia de oficiales, a cargo de los jefes respectivos a fin de uniformarlos en la instrucción y voces de la táctica, que deben ser igual en todo el exército...”82En la Campaña de Ayacucho, la Orden General registraba el disgusto del general Bolívar por la poca regularidad en los mandos por el abandono y la falta de interés de los jefes y oficiales y el desconocimiento del deber de la clase subalterna, por lo tanto se insertó en la orden general la prevención que: Cada comandante de cuerpo o de regimiento establecerá su academia particular de oficiales a la hora que tengan a bien, en la cual se enseñará la Ordenanza General y la táctica de las respectivas armas. Estas academias serán visitadas por el Jefe del Estado Mayor General o por el que destine S.E. particularmente, siempre que pueda verificarlo, para que se dé cuenta a S.E. del exacto cumplimiento de esta orden.83

Hasta el momento observamos que la mitología de la prolepsis84 aparece con claridad en la definición de Academia de Oficiales aportada por el general Martín García Villasmil quien trató de reconstruir el concepto a partir de un claustro académico o recinto universitario para que adquiriese sentido como proyecto inacabado. Siendo verificable que se trataba de la reunión de oficiales para la instrucción, repaso y coordinación de las tareas tácticas y su aplicación en el terreno de combate. Además, es importante el señalamiento que dicha actividad no deja de ser una formalización del saber científico de la guerra para la enseñanza de los oficiales. El territorio del Virreinato de Nueva Granada se convertía en república y los esfuerzos de conscripción en masa proporcionaron una cantidad considerable de tropas que formarían parte del Ejército Libertador para ocupar Caracas en 1821, y en el Ejército que se enviaría hacia los bastiones realistas en Quito. En la concepción republicana de promover al ciudadano en armas por actos de valor y méritos en el servicio, Bolívar emprendió la tarea llenar los cuadros de la oficialidad promoviendo los sargentos y jóvenes ilustrados que cumpliesen las competencias indispensables para la guerra terrestre; el 10

Orden del día 21 de marzo de 1821, en: Coronel Arturo Santana: La Campaña de Carabobo (1821) Relación histórica militar, Caracas, Litografía del Comercio, 1921, p.317. 82Orden del día 13 de junio de 1821, en: Coronel Arturo Santana: La Campaña de Carabobo…, p.340. 83 Orden General N° 165, para el 10 de abril de 1823, en: Registro de Ordenes Generales del Ejército Unido Libertador en la Campaña de Ayacucho, Caracas, Ministerio de la Defensa, edición facsímil, 1977. 84 La mitología de la prolepsis es la que consiste en darle sentido a algunos elementos del texto clásico, o una acción, que no corresponden con el verdadero significado del pensamiento del autor. Véase la obra de Q. Skinner: The idea of negative liberty: philosophical and historical perspectives, Cambridge, Cambridge Universit Press, 1984. 81

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de octubre de 1819 ordenó una serie de instrucciones de inmediata ejecución, como la de enviar a las provincias de Tunja, Socorro y Neiva jefes de instrucción para enseñar el manejo de armas a los reclutas en los diferentes depósitos,85 y formar: …en la capital de cada provincia una academia de veinte y cuatro jóvenes aspirantes y que reúnan las cualidades de leer, escribir, talento, persona, etc., con el objeto de que se instruyan en todas las obligaciones tocantes al servicio, libres de fatiga y con opción a ser oficiales, luego que tengan la ilustración necesaria. Sobre este particular entrará V.E. en todos los detalles precisos, en las instrucciones que dé para la creación de estas academias…86

El 7 de abril de 1820, desde su cuartel general en Pamplona, Bolívar firmó una comunicación al Estado Mayor General para que lo hiciese trascendental al Ejército; donde establecía que las clases de sargentos en los ejércitos podían producir oficiales capaces de llenar las plazas “con honor y ventaja en el servicio”; para que los jóvenes suboficiales aspirantes lograsen adquirir práctica en la conducción de compañía y en el servicio de cuartel, decretó que …todos los aspirantes harán necesariamente su carrera por la clase de Cabos y Sargentos, sin que pueda relevarlos de este requisito, recomendación ni circunstancia alguna…Ningún aspirante podrá ser propuesto para Subteniente antes de haber servido por lo menos seis meses en la clase de Sargento…mientras hiciesen el servicio como Soldados, Cabos y Sargentos, serán tratados como jóvenes distinguidos, sin que por esto se entienda que gozan de privilegio especial.87

En cumplimiento de la orden emanada, en el albor del año 1820 se registraron academias de corta duración como la de Bogotá o la de Honda, bajo la dirección del gobernador político Mantilla.88

El depósito es el cuartel destinado a los soldados transeúntes…Federico Moretti: Diccionario Militar Español Francés, Madrid, Imprenta Real, 1828, p.132 86 Daniel Florencio O’Leary: Memorias…Tomo XVI, pp. 489,490. 87Simón Bolívar: Decretos del Libertador, Bogotá, Imprenta Nacional, Vol. I, 1961, pp. 189-190. 88Archivo General de la Nación Colombia, Sección República, Guerra y Marina, Legajo 324, fol. 446 y ss. 85

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La propagación de las verdades matemáticas en nuestro naciente sistema político Desde 1820 los proyectos de creación de establecimientos de formación de oficiales y los claustros destinados al estudio científico de la guerra terrestre y en el mar germinaron en todos los departamentos constitutivos de Colombia. En el caso del Departamento General de Venezuela centraremos nuestra atención en dos proyectos que muestran un valioso capital conceptual desde el punto de vista de la teoría militar y la pedagogía castrense. Un sábado 3 de junio de 1820 salían a la calle La Muralla en la ciudad de Angostura varios ejemplares del semanario “Correo del Orinoco”, en sus páginas interiores se lee un artículo comunicado dirigido al señor redactor del impreso; el escrito firmado bajo el seudónimo de “F.T.A.L”89 ofrece un importante sumario de cómo los oficiales republicanos del Ejército Libertador concebían la educación profesional en el Arte de La Guerra. Siguiendo el empeño de Bolívar por institucionalizar la instrucción pública, el oficial de estado mayor afirmó que la instrucción pública, bien merecía un lugar distinguido en la gazeta y ofrecía al Sr. Presidente un “…plan para una escuela Matemática y Militar que acompañase al Exército, semejante á la que establecieron los Franceses en el campo de Bologne, cuando armada contra la Europa toda la Francia no podía sostener a los alumnos de la Escuela Politechnica”90 Afirmaba el autor del plan que los oficiales facultativos91 eran necesarios en Colombia. La naciente República además necesitaba de “exércitos de operación”, y de “fuerzas estacionarias”, y tanto estas, como aquellos no podían ser y respetables, si les faltan Ingenieros, y Artilleros bien instruidos. Los cuerpos de aquella clase no se formaban en pocos días por lo que recomendaba reunir algunos jóvenes iniciados en “bellas letras”, apuntando El autor proporciona datos interesantes que nos podrían encaminar a dilucidar su identidad. Primeramente refiere que nació “…en una parte de América, que dejó de ser colonia de la Europa desde 1807, pero sin libertad, sin constitución nacional, sin gobierno representativo, continuaba gimiendo bajo el despotismo como antes de la emancipación…” (Dominicano) apunta además que fue capitán de artillería y ofreció sus servicios a Venezuela donde fue admitido con la misma graduación que tenía en su país natal, y destinado como facultativo al Estado Mayor General, en Apure confirmó la opinión que“…la Campaña de Venezuela, mas era de valor que de pericia militar, allí vi que la mayor fortificación que el mejor ramo militar era una lanza y un potro…” Correo del Orinoco N°65, Angostura, sábado, 3 de junio de 1820, Tomo III. 90Bourrienne afirmó que Napoleón en el campo de Boulogne convirtió la Escuela Politécnica en una academia puramente militar. “…Sabía que en ese santuario de alto estudio se alentaba un espíritu republicano; Y mientras yo estaba con él, me había dicho a menudo que era necesario que todas las escuelas, colegios y establecimientos para la instrucción pública, estuvieran sujetos a la disciplina militar…”M. de Bourrienne: Memoirs of Napoleon Bonaparte, London, printed for Scott, Webster and Geary, 1839, p.293. 91 Oficiales de los cuerpos de Estado Mayor, artillería, ingeniería y de marina. En: J. D´W. M.: Diccionario militar, Madrid, Imprenta de D. Luis Palacios, 1863. p.338. 89

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a estos estudiantes por su concepción enciclopédica y no restrictiva a lo literario, sino toda expresión escrita, y aún más, toda actividad letrada que tuviese un fin edificante, que apuntara a transformar los residuos de la mentalidad colonial en virtudes cívicas y en una nueva conciencia nacional.92 Aquellos jóvenes que quisieran seguir la carrera de las armas, podían estudiar: aritmética, geometría rectilínea y trigonometría hasta la resolución de los triángulos rectángulos93, el oficial aseguraba que aquel cúmulo de conocimientos se podía aprender en tres meses, después pasarían al estudio de la teoría militar con táctica elemental, que también podía estudiarse en tres meses; el texto más resaltante lo tenemos en la “Fortificación pasagera, reducida al método modernísimo de MrGuy de Vernom, Catedrático en la Escuela Politechnica” 94 ; vale la pena detallar tres aspectos significativos de aquel tratado militar: primeramente la importancia en las fortificaciones permanentes y de campo; la teoría militar basada en la aplicación del razonamiento geométrico a la topografía, no como reproducción jominiana, sino como deducción del pensamiento ilustrado aplicado al arte de la guerra mediante el conocimiento detallado del teatro de la guerra, a través del reconocimiento militar; y finalmente, la insistencia en que el conocimiento de la guerra debía ser aprendido mediante un estudio riguroso y no por una experiencia gobernada por el talento o genio innato.95 Según el capitán republicano, con tales conocimientos, en apenas seis meses se podía educar un oficial que en campaña podía llamarse facultativo; “…pero, si reúne un poco de conocimientos de Estática, y Dinámica, principios de Estrategia, como sean, reconocimiento, rango de vista militar, posiciones, baterías, castramentación…” estudiadas en tres meses, se podía graduar un ingeniero. 96Para el facultativo del Estado Mayor un militar iniciado con aquel plan comprendía el arte de la guerra y se formaba como un gran general en su gabinete; Bernardo Subercaseaux: “Literatura y prensa de la Independencia, Independencia de la literatura”, en: Revista Chilena de Literatura, No. 77, Noviembre, 2010, pp. 157-180. 93 Es muy probable que el oficial tomase como referente el plan de estudios de la Academia Militar de Alcalá de Henáres que contemplaba: Aritmética, Algebra elemental, Geometría, Trigonometría rectilínea y teoría de sus aplicaciones, Geometría analítica, y Algebra trascendente. Véase el Reglamento adicional a la ordenanza del Real Cuerpo de Ingenieros para el Establecimiento Militar de Alcalá de Henares, Madrid, Imprenta Real, 1816, pp.11-13 94 Correo del Orinoco N°65, Angostura, sábado, 3 de junio de 1820, Tomo III. 95 M. Gay de Vernon: Traité élémentaired'artmilitaire et de fortification: à l'usage des élèves de l'écolepolytechnique, et des élèves des écolesmilitaires, París, AllaisLibraire, 1805. 96 En la Real Academia de Alcalá de Henares se enseñaba fortificación permanente y pasagera, ataque y defensa de plazas, estrategia, reconocimientos militares, castramentación, artillería, geodesia, arquitectura, construcción de caminos y servicio de plaza. Reglamento adicional…, pp.15-17. 92

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“…y fácilmente concibe la ligazón de una campaña en el movimiento de diferentes cuerpos, por diversos campos y a diferentes líneas a esto se llama líneas de operaciones, que nacen del conocimiento Topográfico, y del talento, raras veces concedido de combinar…”97 El autor del escrito aspiraba la gloria de ser el primero en la honrosa oferta de crear, disciplinar e instruir aquella academia. El general Carlos Soublette en el desempeño de sus funciones como Intendente Superior del Departamento Venezuela emitió un decreto el 13 de marzo de 1822 comisionando a un selecto grupo de oficiales para que se estudiase el establecimiento de una Academia Militar en la ciudad de Caracas. La comisión integrada por los Generales Juan Pablo Ayala, Juan de Escalona, Francisco Avendaño, Ramón Ayala y el Coronel Eduardo Stopford, de manera expedita, elaboraron el informe presentado el 12 de abril de 1822 bajo el epígrafe: Consulta que hacen los Jefes comisionados al Gobierno sobre el establecimiento de una Escuela Militar98, documento contentivo de una serie de planteamientos para dotar a Venezuela de un claustro académico destinado a la educación militar y al estudio de las ciencias exactas. El escrito redactado en la morada caraqueña del general Ayala y puesto en consideración por la junta, es importante entenderlo en su concepción política y del arte militar, donde resaltan como aspecto fundamental el plan de estudios que se dividía en dos partes: la primera era la científica contraída al estudio de los tratados de matemáticas que tienen conexión con el arte de la guerra y el siguiente segmento reducido a los conocimientos militares necesarios para las grandes operaciones de los ejércitos, según los principios del arte de la guerra. La junta propuso establecer una Academia Militar en la capital de cada uno de los tres departamentos del Departamento General de Venezuela, en donde se estimaba aplicar un módulo de materias matemáticas y de ingeniería militar semejante al de la Real academia de Alcalá de Henares; proponiendo al señor Lanz que recién llegaba de París para que extendiese sus conocimientos en las ciencias exactas en todo el territorio de Colombia, a los hijos de los oficiales, viudas, los que habían quedado resultos de la guerra y amantes de las ciencias exactas.99

Correo del Orinoco N°65, Angostura, sábado, 3 de junio de 1820, Tomo III. para fundar en Caracas una Academia Militar” en: Las Fuerzas Armadas…Vol. 4, pp. 48-61 99 Ibídem, pp. 48-49. 97

98“Proyecto

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El primer curso debía impartirse según las enseñanzas del matemático español Benito Bails, quien hizo estudios en las universidades de Perpiñán y Toulouse; se frecuentó con importantes figuras de la Ilustración francesa como D'Alembert, Condorcet y del despotismo ilustrado español como el marqués de Campomanes y el conde de Aranda. Y desde el año de 1763, hasta su muerte fue catedrático en la Real Academia de Bellas Artes de San Fernando, claustro de formación del general Bolívar.100 La junta observó la necesidad de realización de aquel proyecto que promovía la ilustración pública y de la que saldrían …excelentes profesores que propagarán las luces y conocimientos en las ciencias exactas, de lo que resultará la perfección y adelantamiento en la agricultura, manufactura y en todas las artes, y resultaría también el mayor de todos los bienes de la felicidad pública…la propagación de las luces y verdades que enseñan las matemáticas es el mejor apoyo que puede tener nuestro naciente y justo sistema político…101

La segunda parte del plan de estudios contemplaba la reunión de generales, jefes y oficiales subalternos aplicados, para nombrar los que sirviesen de directores de dicha Escuela Militar; los estudios deberían reducirse al estudio de la ordenanza general del Ejército y demás ordenanzas particulares de los diversos cuerpos, como también las tácticas particulares de cada arma. La junta de oficiales expresaba con claridad de metas que le parecía irrealizable aquel proyecto y que debía “…dejarse para otros tiempos más felices y tranquilos en que el gobierno no tenga otra atención que la de consolidar nuestro nuevo sistema político…” y organizar el gobierno interior.

Conclusiones El pensamiento militar ilustrado en Francia utilizó ampliamente la aplicación de la matemática moderna sobre la hipótesis de que la respuesta a la mayoría de los problemas bélicos se encontraba en el uso de las matemáticas utilizadas al diseño de la artillería, la fortificación y la táctica de empleo de las armas constitutivas de los ejércitos. Este espíritu geométrico se trasladó a los claustros académicos que se erigieron en los albores del dieciochesco. La tendencia teórico-militar y pedagógica española estuvo profundamente

En los libros de texto del joven Bolívar se encontraban tratados de matemáticas de Benito Bails. Véase a Manuel Pérez Vila: La formación intelectual del Libertador, Caracas, Ediciones de la Presidencia de la República, 1979, p. 47. 101 “Proyecto para fundar en Caracas una Academia Militar” en: Las Fuerzas Armadas…Vol. 4, p. 52 100

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impregnada por la concepción francesa y esta tendencia se trasladó a las posesiones españolas de la América Meridional. La consolidación del aparato militar del movimiento separatista en Venezuela consideró inicialmente el establecimiento de una Academia Militar de Matemáticas que no llegó a concretar sus funciones por los avatares de la guerra de independencia. Sin embargo los altos niveles de mando del Ejército Libertador mantuvieron el entrenamiento de la oficialidad bajo las diversas formas de guerra que debieron afrontar; la heterogeneidad del conocimiento teórico militar y la falta de un vocabulario táctico común fue corregido mediante las Academias de Oficiales que estaban referidos a un claustro académico, sino a una reunión de oficiales en campaña. Una vez consolidadas política y territorialmente los departamentos generales pertenecientes a Colombia se desarrollaron una serie de proyectos de academias militares para la naciente república entre los años de 1820 a 1830, y que reflejaron el espíritu geométrico y la visión republicana de la revolución francesa.

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BOLIVARIAN REVOLUTION´S ARMS BUILD-UP El armamentismo de la Revolución Bolivariana Luis Alberto Buttó

Doctor en Historia. Profesor-Investigador (Titular). Jefe del Departamento de Ciencias Sociales y Director del Centro Latinoamericano de Estudios de la Seguridad (Universidad Simón Bolívar). E-mail: [email protected]

Recibido: 24/07/2016 Aprobado: 12/01/2017 Abstract: Since 1999, Venezuela has developed a sustained process of purchase of offensive weapons with high firepower. These weapons systems give Venezuela an important regional strategic advantage. This process occurs whether or not it is officially recognized by the revolutionary political leadership. The central goal of this paper is to show in, as much as possible detail, the development of this process and the immediate consequences that it may have in the area of influence of Venezuela. Key words: Venezuela, Arms Race, Militarism, Military Forces. Resumen: A partir de 1999, Venezuela ha desarrollado un proceso sostenido de compra de armas ofensivas con alto poder de fuego. Estos sistemas de armas le dan a Venezuela una importante ventaja estratégica regional. Todo ello ha ocurrido más allá de que haya sido oficialmente reconocido por la dirección política revolucionaria. El objetivo central de este ensayo es mostrar, en la mayor medida posible, el desarrollo de la situación descrita y las consecuencias inmediatas que puede tener en el área de influencia venezolana más cercana. Palabras claves: Venezuela, Carrera armamentista, Militarismo, Fuerzas Armadas.

Introduction Venezuela imported more weapons than the first military power in the world between 2005 and 2006. According to data from The Defense & Foreign Affairs Daily of the Global Information System, Venezuela imported weapons in a total sum of US $ 3,174,000,000 in Centro de Investigaciones Históricas Mario Briceño Iragorry

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those years while the United States imported weapons for a total of US$ 1,052,000,000. 1 Of course, it needs to be noted that the most of US weaponry is produced by domestic factories. What were the reasons for this rearmament? Former President Chávez said why his government was spending so much money on weapons in a speech delivered in 2004. He said verbatim at that time that no army is sustained with a defensive strategy. 2 Namely, he made it clear that this rearmament of the Venezuelan Armed Forces has an offensive goal. In other words, the main goal which the Venezuelan State seeks with this rearmament is to turn Venezuela into a military power capable of altering the correlation of military forces in the immediate area of influence of Venezuela (Andean and Caribbean region) and provide the country with sufficient military capability to project into strategic terms beyond their borders and to militarily defend the Bolivarian Revolution and the political allies of the Venezuelan government if necessary. For these reasons, Venezuela has purchased primarily offensive weapons. On the other hand, since the mid-fifties of the last century, it has been the policy of the Venezuelan State to buy weapons from different suppliers around the world (British, French, Israeli, Italian, Belgian, etc.). U.S.A. has not been the only supplier of weapons to Venezuela and maybe it has never been the most important one. With this in mind it is valid to say that the process of Venezuelan rearmament has nothing to do with the weapons embargo that the U.S. imposed on Venezuela since 2006. In any case, since 2005, for example, former President Chávez made it clear that the U.S. is the main enemy of Latin American countries.3 In closing, it is obvious that no one sells weapons to its worst enemy and that no one buys weapons from its main enemy. In the following pages, I will try to explain this process of purchases of weapons developed by the Venezuelan Government during the Bolivarian Revolution and I will try to

Narela Acosta Ramírez y Celina Carquez. «Venezuela es el mayor comprador de armas en América Latina». El Nacional. Caracas, February 21, 2007. 2 Mario Carratú Molina (2005). Fuerzas Armadas Revolucionarias, para la defensa, de ocupación y expedicionarias: a la luz de la Nueva Doctrina Militar del Gobierno. http://www.urru.org/papers/2005_varios/MICM_RESUMEN_EJECUTIV O_GSL_12_Texto_final_charla_Mcabo%5B1%5D.pdf Accessed: March 27, 2009. 3 Hugo Chávez. «Condiciones políticas de la integración militar latinoamericana». Heinz Dieterich (ed.). La Integración Militar del Bloque Regional de Poder Latinoamericano. Caracas: Instituto Municipal de Publicaciones Alcaldía de Caracas, 2005. pp. 7-25. 1

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explain the character of these weapons systems: the majority of these weapons are offensive in nature. In other words, the Venezuelan Government did not tell the truth when it said that these weapons are only defensive weapons and that it just wanted to change the obsolete weapons systems. I will also try to show that Venezuela has diversified its sources of supply and the type of weaponry acquired: Venezuela already not buys weapons from the U.S.A. Now, Russia, China and Spain are the major sellers of weapons to Venezuela.

What kind of weapons has Venezuela bought? Since 1999, Venezuela has steadily developed a large and expensive weaponry purchasing program so much so that the country increased its weapons purchases by more than 500% between 2002 and 2006 and it was the fifteenth largest weapons importer in the world and the first in South America in 2012. 4 This process has two faces. First of all, the Venezuelan Government has diversified its supplier sources. In the second instance, the Venezuelan Government has also diversified the type of armaments purchased, giving special priority to the purchase of offensive weapons systems. That is to say the Venezuelan Government has been buying weapons that give a regional strategic advantage to the Venezuelan Armed Forces. By doing so, it has tried to change the correlation of military forces in the region by increasing the quantity and quality of its weapons. In the context of this policy, Venezuela bought from Russia twenty four fighterbomber aircrafts SUKHOI 30MK2 (SU-30). The unit cost of these aircrafts was US$ 45,000,000 for a total of US $ 1,080,000,000. To assess the magnitude of this contract we must take into account several elements. First, these aircrafts were purchased in 2006. Second, the Venezuelan central government budget was approximately Bs. 87.2 billion in that year. Third, the official exchange rate of the period was Bs. 2.15 per US$. After making the appropriate calculations, we can observe that in the purchase of the SU-30, the Venezuelan government spent almost 3% of its budget in 2006. In any event, that expenditure was absurd for a country like Venezuela that is at peace with its neighbors. Israel, for example, spends Isaías Bello. «Rusia proveyó 66% del armamento que compró Venezuela desde 2008». El Nacional. Caracas, March 19, 2013. 4

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about nine percent of its GDP on defense every year and everyone knows that the State of Israel has been at war against multiple enemies since its creation. The military experts consider SUKHOI aircrafts among the most advanced of its kind worldwide and they certainly are offensive weapons. A SU-30 aircraft can fly at a speed of 2,550 km/h and has capacity for autonomous flight of 3,000 km without refueling and 5,500 km with refueling. This means that a SU-30 can go from Caracas to Havana in 70 minutes, to Managua in 80 minutes, to Bogota in 40 minutes, to Quito in 60 minutes and to La Paz in 80 minutes and punish their targets without having to refuel in action. A SU-30 could detect a target the size of a truck at 100 km and a group of tanks from 75 km away. Similarly, in the air-to-air mode, a SU-30 could simultaneously track 10 targets and can load more than 8,000 kg of cutting-edge weaponry. Among these weapons are air-to-air long-range missiles (160 km), air-to-surface long-range missiles (230 km) and remote control bombs of 500 kg. Considering all of the above, it becomes immediately obvious to anyone what the strategic idea of the Venezuelan Government was. The covert reason: the theater of operations is not only in Venezuela, it may be in the Caribbean, in Central America or in The Andes. In April 2014, the Venezuelan Defense Minister announced the purchase of more SUKHOI aircrafts.5 In this case, a more advanced model: SUKHOI 35 (SU-35). Indeed, in July 2012, former President Chavez said: He enviado el mensaje al gobierno ruso que estamos interesados en evaluar la posibilidad de adquirir en los próximos años una flota de Sukhoi 35 para seguir modernizando y fortaleciendo el poderío militar defensivo de Venezuela (…) Con esa independencia asegurada, bien defendida, bien garantizada continuar logrando la Venezuela nueva, la patria nueva, el horizonte nuevo (…) Quien se podía imaginar que nosotros íbamos a tener el avión de caza más moderno del mundo y ahí lo tenemos.6 José M. Ybarra. «Venezuela considera la compra de cazabombarderos Sukhoi». http://www.venezueladefensa.com/2014 /04/venezuela-considera-la-compra-de.html Accessed: June 24, 2014. 6 Sandra Izarra. «Gobierno venezolano está interesado en adquirir flota de aviones SU-35». Correo del Orinoco. Caracas. July 18, 2012 http://www.correodelorinoco.gob.ve/nacionales/gobierno-venezolano-esta-interesado-adquirirflota-aviones-su-35/ Accessed: July 15, 2014. Translation: …«I have sent the message to the Russian government that we are interested in evaluating the possibility of acquiring in the next years a fleet of Sukhoi 35 to continue modernizing and strengthening the military defensive power of Venezuela (...) With that independence assured, well defended, well guaranteed to continue achieving the new Venezuela, the new homeland, the new horizon (...) Who could imagine that we would have the most modern fighter aircraft in the world and there we have it»… 5

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In addition to the SUKHOIS, Venezuela also bought from Russia more than sixty combat helicopters. These helicopters are models MI-17V5, MI-35M and MI-26T. The MI17V5 has a cruising speed of 250 km/h, can carry four tons of cargo, has a flight range of 590 km and can carry up to thirty-six soldiers with all their weaponry. This helicopter can load 1,500 kg of weapons which include 57 mm rockets, conventional bombs, antitank 9M 17 PHALANGA missiles and IGLA air-to-air missiles. The MI-35M is also known by the nickname «flying tank» (it is shielded against light weapons). The MI-35M proved to be very effective during the Soviet invasion of Afghanistan (1978-1992). In fact, it was one of the weapons that caused severe casualties to the Afghani rebels. For this reason, the Muslim insurgents had a saying: …«we don‘t fear the Russians, but we fear their helicopters»... 7 This rotary-wing aircraft has a YAKUSHEV-BORZOV machine-gun caliber 12.7 mm (YB 12.7), four launchers with thirty-two rockets of 57 mm each and four anti-tank guided missiles. The MI-26T is the world’s largest helicopter. It can carry 20 tons of cargo and up to eighty soldiers with all their weaponry. This helicopter has capacity for autonomous flight of 800 km and it can fly 1,900 km with auxiliary tanks of fuel. The weapons experts agree that these helicopters (MI-17V5, MI-35M and MI-26T) have great offensive capabilities. Certainly, these helicopters can penetrate in areas of difficult access and have great fire power. There’s no doubt about the versatility, scope and performance of these rotary-wing aircrafts. Among the strategic allies of the Venezuelan Government, the Cuban Air Force and the Nicaraguan Air Force have these same types of helicopters. Each of these helicopters that Venezuela bought from Russia in 2006 had an estimated cost of US$ 15,000,000. That is, the total contract was worth US$ 900,000,000. In comparison, the budget of the largest Venezuelan university (Universidad Central de Venezuela) was US$ 360,858,729 in 2014 (official exchange rate: Bs. 6.30 per US$). The conclusion is obvious: in this case, the Venezuelan government repeated the same nonsense observed with the SU-30 aircrafts. Regardless of all the weapons mentioned above, as reported by the Stockholm International Peace Research Institute (SIPRI), Venezuela also bought the following weapons Bill Ardolino. «Soviet workhorses, ISAF training form the backbone of a developing Afghan Air Force». The Long War Journal, August 20, 2010. http://www.longwarjournal.org/archives/2010/08/soviet_workhorses_tr.php Accessed: June 23, 2014. 7

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from Russia during the presidencies of Chávez and Maduro: 2,000 IGLA-SN missiles; 1,000 9M 117 Bastion missiles; 150 R-73 missiles; 100 R-27 missiles; 50 Kh-29 missiles; 50 Kh-31 missiles; 50 Kh-59 missiles; 550 missile systems SA-3B Goa; 200 missile systems S-A N-6 Grumble; 200 KAB-500 guided bombs; 123 BMP-3 combat vehicles; 114 8x8 vehicles BTR80A; 92 tanks T-72 M1; 40 self-propelled artillery pieces 2S19 MSTA; 24 multiple rocket launchers BM-21 Grad; 20 missiles launchers 9M317; 24 mortars 2S11 of 120 mm; 18 selfpropelled mortars 2S23 Nona SVK; 11 air defense systems S-125 Pechora 2M; 5 defense systems S-300PMU-1; 1 missile systems 9K40 BUK and 12 rocket launchers BM-9A52 SMERCH.8 In addition, the Bolivarian Revolution has been negotiating with Russia to buy even more weapons. For example: ANTONOV An-74 aircrafts (tactical transport aircrafts), ILYUSHIN Il-76 aircrafts (heavy transport aircrafts) and Mil Mi-28 helicopters (helicopter gunships, especially used as anti-tank weapons).9 Since 2007, Venezuela is negotiating with Russia to buy submarines of Project 877 VARSHAVYANKA or Project 636 VARSHAVYANKA, considered by experts in military affairs among the best diesel-powered submarines in the world. These submarines are designed to attack from a distance without having to penetrate enemy defense lines.10 Some researchers think that the aim of the Venezuelan leadership is to acquire a total of nine submarines of this type. This would allow Venezuela to build the biggest submarine fleet in Latin America and the South Atlantic.11 Similarly, Venezuela bought from Russia 100,000 Kalashnikov 103 (AK-103) assault rifles; 5,000 DRAGUNOV sniper rifles and 74,000,000 7.62 x39 mm rounds in 2005. This purchase included the spare parts for rifles, manuals, several simulators for training rifle shooting and accessories for rifles, such as bayonets and magazines of cartridges. The contract also included the installation of a factory in Venezuela to produce 25,000 AK-103 and 70 million of rounds of ammunition per year. The cost of this factory was estimated at Isaías Bello. op.cit. Paul Holtom, Mark Bromley and Pieter D. Wezeman. «International arms transfers». SIPRI Yearbook 2007. Oxford: Oxford University Press, 2008. 10 Arcangel Vulcano (2007). Chávez confirma la compra de cinco submarinos rusos. http://epicentrohispanico.blogspot.com /2007/06/chvez-confirma-la-compra-de-cinco.html Accessed: March 23, 2009. 11 Clarín. «Chávez compra 9 submarinos y tendrá la mayor flota de la región». Clarín.com. February 25, 2007. http://edant.clarin.com/diario/2007/02/25/elmundo/i-02001.htm Accessed: March 23, 2009. 8 9

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US$ 300,000,000 at contract signing. 12 Nevertheless, by now, it hasn’t started producing ammunition but the Venezuelan Military Company (CAVIM) has assembled 3,000 AK-103 and produced several shipments of gunshot grenades GRLA PB-40 of 40 mm (these grenades are complements of AK-103).13 The production of these rifles and ammunition in Venezuela worries other Latin American countries because the AK is the more used weapon by subversive groups like the FARC and ELN. SIPRI has warned that in Africa and Latin America the illegal flow of weapons in a country is a threat to the national security of other countries. In view of this situation we must remember that, in the past, Colombian guerrillas came to use assault rifles called Light Automatic Rifle (FN FAL) produced by the Belgian armaments manufacturer which initially belonged to the Venezuelan Armed Forces. That is, if proper control measures are not taken, the smuggling of AK-103 and 7.62 x 39 mm ammunition from Venezuela to Colombia could aid the Colombian guerrillas. The plan of reinforcement of Venezuelan air power also included the purchase of KARAKORUM 8 (K-8) aircrafts from the People’s Republic of China. The K-8 was developed jointly by China and Pakistan. It is a two-seater plane that reaches a height of 40,000 feet and has an operating radius of 400 km. The K-8 has autonomy of flight of 1,450 km without external fuel tanks and it can reach 1,900 km with external fuel tanks. The K-8 is a training aircraft that can also be used for air-to-air combat and in support of operations to ground troops (air-to-ground combat).14 Venezuela had bought twenty seven K-8 until October 2013 at the price of each K-8 at US$ 10,000,000 for a total of US$ 270,000,000 spent on these aircrafts to date. On the other hand, Venezuela (the Bolivarian Revolution) also bought the following weapons from China: 100 missiles PL-5E (air-to-air); 7 radars JYL-1 (at least) and 9 radars JY-11 (at least) and eight Y8 aircrafts. The price of each Y8 was US$ 37,500,000. That is to

Francine Jácome. «Venezuela 2006: avances en la doctrina de seguridad y sus impactos regionales». Carlos Romero (ed.). Venezuela en el contexto de la seguridad regional. Caracas: Instituto Latinoamericano de Investigaciones Sociales, 2007. pp.81-104. 13 CEH. «CAVIM inicia entrega de fusiles de asalto Kalashnikov AK-103 a la Fuerza Armada de Venezuela». INFODEFENSA. June 3, 2013. http://www.infodefensa. com/latam/2013/06/03/noticia-cavim-inicia-entrega-de-fusiles-de-asaltokalashnikov-ak-103-a-lafuerza-armada-de-venezuela.html Accessed: July 31, 2014. 14 Yajaira Jaimes. «K-8. Poderosos entrenadores básicos muy pronto en Venezuela». Ámbito Cívico-Militar. Número 19, 2008. pp. 22-23. 12

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say, Venezuela paid for these aircrafts a total of US$ 300,000,000. For comparison the purchase of these aircrafts equals to the annual basic education expenditure of the Venezuelan government for 132,567 students (2,263 U.S. dollars per child). The Y8 aircrafts can load up to 20 tons of war material or over 80 paratroopers with all their weapons and they have a flight range of 7:30 hours among other features. The Commander General of Venezuelan Aviation explained the strategic objective of these aircrafts as capable to fly all over South America and even Spain.15 Incidentally, President Maduro traveled to China and negotiated the purchase of fifteen additional aircrafts (K-8) at the end of 2013. On that occasion, he also began negotiating to buy more than one hundred riot control vehicles, infantry weapons, tactical vehicles and troop transport vehicles. In total, Venezuela was willing to buy from China weapons totaling US$ 700,000,000 in 2014.16 The rationale for the purchase of the weapons of internal control pointed out, like NORINCO riot control vehicles (VN-4 armored vehicles), popularly known in Venezuela as «tanquetas» and manufactured by China North Industries Corporation, was clearly demonstrated in 2014 and 2017. These weapons served as the main element of the government's strong repression against the popular demonstrations of those moments. In this regard, it is important to remember that the governments of Hugo Chávez and Nicolás Maduro bought tons of tear gas pumps from Chinese (NORINCO), Russian, Brazilian (CONDOR TECNOLOGÍAS) and Spanish (FALKEN) companies. For example, the Brazilian company sold to Venezuela 143 tons of riot ammunition between 2008 and 2011. The cost of this operation was US$ 6,500,000.17 Venezuela paid to China US$ 40,000 a day for tear gas pumps during 2017.18

AVN. «Venezuela fortalece su aviación militar con aviones de carga chinos Y-8». Correo del Orinoco. Caracas, November 26, 2010. http://www.correodelorinoco.gob.ve/ nacionales/venezuela-fortalece-su-aviacion-militar-aviones-carga-chinosy-8/ Accessed: July 27, 2014. 16 Frank Lopez Ballesteros. «Venezuela expande su lista de compras militares con China». El Universal. Caracas, February 16, 2014. 17 Nelson Bocaranda. «Los runrunes de Bocaranda de hoy 16.05.2017». Runrun.es. Caracas, May 15, 2017. http://runrun.es/runrunes-de-bocaranda/runrunes/309480/los-runrunes-de-bocaranda-de-hoy-16-05-2017-alto-masinhabilitaciones.html Accessed: July 4, 2017. 18 Sabrina Martín. «Venezuela compra 23 toneladas de bombas lacrimógenas a empresa de Brasil». PANAM.POST. June 15, 2017.https://es.panampost.com/sabrina-martin/2017/06/15/venezuela-compra-bombas-lacrimogenas-brasil/ Accessed: July 4, 2017. 15

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Venezuela also bought forty-eight DA42 Multi-Purpose Platform (DA42MPP) aircrafts for border surveillance (day and night) from Austria between late 2008 and late 2013. 19 These aircrafts have a gyro-stabilized POLYTECH Cobalt 350 turret equipped with TV camera and forward-looking infrared and they can communicate (images and data) in real time with land units through its Scotty Satcom communications satellite system. These aircrafts are perfectly suited for jungle areas and have wide flight range. What’s more, the DA4 operates with very low cost to the point that it can fl y for 12 ½ hours without refueling and reaches up to 2,500 km using only 50% of the engine power.20 Venezuela’s naval power was also increased with this new arms race since the arrival of the Bolivarian Revolution to power. Venezuela bought from the Spanish company NAVIANTA four Littoral Surveillance Ships and four Ocean Patrol Ships. The payment for these boats exceeded the amount of US$ 1,134,000,000 and their construction meant five million hours of work for Spanish employees.21 The Littoral Surveillance Ships (their names in Spanish: GC-21 ANBV GUAICAMACUTO; GC-22 ANBV YAVIRE; GC-23 ANBV NAIGUATÁ and GC-24 ANBV TAMANACO) can carry up to seventy-five troops (between officers and enlisted personnel or passengers and crew). They are equipped with the following weapons: OTO MELARA 76 mm bow cannon, two other cannons of 20/25 mm and two 12.7 mm machine guns on the bridge wings. These ships have an overall length of 79.9 meters and their autonomy of action reaches 4,000 miles at 16 knots (this is an economical speed because the maximum speed exceeds 22 knots) with displacement of 1,453 tons. Meanwhile, the Ocean Patrol Ships (their names in Spanish: PC-21 ANBV GUAIQUERÍ; PC-22 ANBV WARAO; PC-23 ANBV YECUANA and PC-24 ANBV KARIÑA) can carry up to ninety two troops (between officers and enlisted personnel or passengers and crew). The armament of these vessels consists of a cannon OTO MELARA 76 mm, two other cannons of 35 mm, anti-ship missiles, CEH. «Venezuela adquiere aviones de entrenamiento Diamond DA40 y DA42». INFODEFENSA, February 10, 2014. http://www.infodefensa.com/latam/2014/02/10/noticia-fuerza-aerea-venezolana-adquiere-avionesdiamond.html Accessed: June 30, 2014. 20 INFODEFENSA. «Venezuela recibe cuatro de los seis aviones de vigilancia fronteriza DA42MPP». INFODEFENSA.com. Number 14, January, 2009. http://www.infodefensa.com/lamerica/noticias/noticias.asp?cod=981&n =Venezuela-recibe-cuatro-de-los-seis-avionesde-vigilancia-fronteriza-DA42-MPP Accessed: January 13, 2009. 21 Joaquín Mirkin. «Navantia bota el segundo Buque de Vigilancia Litoral para la Armada de Venezuela». INFODEFENSA.COM. Number 24, March, 2009 http://www.infodefensa.com/lamerica/noticias/noticias.asp?cod=1223&si tio=2259 Accessed: March 21, 2009 19

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anti-aircraft missiles and two 12.7 mm machine guns. They have an overall length of 98.90 meters and autonomy of action of 3,500 miles at 15 knots (maximum speed: 24 knots) with displacement of 2,419 tons. Both Littoral Surveillance Ships and Ocean Patrol Ships can carry a helicopter on deck. In fact, in 2015, the Venezuelan government announced that these ships would be equipped with eight Harbin Z-9 helicopters purchased from China. 22 Among other features of these rotary-wing aircrafts, the armament of Harbin Z-9 consists of air-to-air missiles, anti-ship missiles, antitank missiles, torpedoes ET52 and two cannons of 23 mm. In other words, Harbin Z-9 is an anti-submarine helicopter: a weapon primarily designed to search, detect and destroy enemy underwater. Likewise, the Venezuelan government announced that it would also buy another eight Harbin Z-9 helicopters in its version of combat support to units of marines by 2015. 23 The price of each Harbin Z-9 is US$ 4,950,000 according to expert sources. In sum, by 2015, Venezuela was willing to pay for these helicopters US$ 79,200,000. This means the purchase of these sixteen Harbin Z-9 helicopters was equal to the annual health expenditure of the Venezuelan government for 288,000 people in 2015. In light of the above, it is clear what the priorities of the Venezuelan ruling elite are.

Conclusions Venezuela spent US$ 3,763,200,000 only on warplanes, combat helicopters and warships between 2006 and 2014. This was almost the entire budget of the WHO for the years 2013-2015; it was three times the budget of the FAO for the years 2014-2015; it was more than five times the budget of UNESCO for the years 2012-2013 and it was nearly a thousand times the UNHCR budget for 2013. If in the last two decades has unleashed an arms race in Latin America there‘s no doubt that the Venezuelan State is one of its most determined drivers. What is the reason for this? In my opinion, since 1999, the Venezuelan State has been Carlos Hernández. «Armada recibirá helicópteros chinos antisubmarinos (Z-9)». Notitarde.com. Valencia (Venezuela), August 27, 2013. http://www.notitarde.com/Pais/Armada-recibirahelicopteros-chinos-antisubmarinos-Z9/2013/08/27/247930 Accessed July 17, 2014. 23 CEH. «La Armada de Venezuela negocia la adquisición de nuevos helicópteros de ataque Harbin Z9WA». INFODEFENSA, September 16, 2013. http://www.infodefensa. com/latam/2013/09/16/noticia-la-armada-de-venezuela-negocia-laadquisicion-de-nuevoshelicopteros-de-ataque-harbin-z-9wa.html Accessed: July 30, 2014. 22

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designing and implementing a policy of acquisition of weapons with a clear and unique goal: the so-called Bolivarian Revolution wants to accumulate enough fire power to deal with external and internal threats that endanger the survival of the Venezuelan political-economic model (Socialism of the 21st Century). What are those threats? Of course, that is subject for other papers. Meanwhile, the old and current dilemma for an underdeveloped country, as Venezuela, remains unsolved: bread or cannons, medicines or warplanes. Given all the above, the Bolivarian Revolution seems to have chosen the weapons and ignored the people.

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La construcción de la autopista Regional Central y su influencia en el desarrollo urbano-industrial del eje Caracas-Maracay-Valencia

María C. Viana del B.

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LA CONSTRUCCIÓN DE LA AUTOPISTA REGIONAL CENTRAL Y SU INFLUENCIA EN EL DESARROLLO URBANO-INDUSTRIAL DEL EJE CARACAS-MARACAY-VALENCIA The construction of the highway regional central and its influence on the development urban-industrial of the axis Caracas-Maracay-Valencia María C. Viana del B

Profesora de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB). Ingeniero civil, con Especialización y Master en Ingeniería Ambiental. Cursante de la Maestría en Historia de Venezuela UCAB. E-mail: [email protected]

Recibido: 01/12/2015 Aprobado: 25/05/2016 Resumen: La presente investigación aborda, dentro del contexto histórico de la construcción de la Autopista Regional Central en las décadas de los cincuenta y sesenta del siglo XX, el efecto de esa obra sobre la dinámica demográfica y el desarrollo industrial en las poblaciones aledañas a esa autopista en los estados Aragua y Carabobo. Esta obra conecta a la ciudad de Caracas con el occidente del país, pero también sirve de vínculo o conexión para otras dos capitales de estado, Maracay y Valencia, y uno de los puertos más importantes de Venezuela, Puerto Cabello, lo que la convierte en la principal arteria vial del país. Su construcción y puesta en funcionamiento se tradujo en un mayor flujo de bienes y personas, dinamizando la economía de toda la región central del país, haciendo de ella una de las arterias viales que más ha contribuido al proceso de formación de metrópolis en Venezuela, mediante la aceleración del crecimiento de la población y el establecimiento de industrias en su área de influencia, al tiempo que ha fomentado la interdependencia e integración social y económica de los centros poblados, conformando de esta manera las dos regiones metropolitanas más densamente pobladas del país, la de Caracas y la de Valencia – Maracay. Palabras clave: Autopista regional central, Caracas, Maracay, Valencia, poblamiento, economía. Centro de Investigaciones Históricas Mario Briceño Iragorry

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Abstract: This research addresses, within the historical context of the construction of the Central Regional Highway in the decades of the fifties and sixties of the 20th century, the effect of this work on the population dynamics and the industrial development in surrounding communities that highway in the States of Aragua and Carabobo. This work connects to the city of Caracas with the West of the country, but also serves of link or connection for other two capital of State, Maracay and Valencia, and one of them ports more important of Venezuela, port hair, what it becomes in the main artery road of the country. Its construction and operation resulted in an increased flow of goods and people, boosting the economy of the central region of the country, making it one of the vials that has contributed to the process of formation of metropolis in Venezuela, by accelerating the growth of the population and the establishment of industries in its area of influence , to while has fostered the interdependence and integration social and economic of them centers villages, forming of this way them two regions Metropolitan more densely populated of the country, it of Caracas and the of Valencia-Maracay. Key words: Central regional highway, Caracas, Maracay, Valencia, population and economy.

Introducción La ubicación geográfica de Caracas en un valle a aproximadamente 900 m.s.n.m. circundado de montañas que alcanzan, y a veces superan, los dos mil metros en el ramal norte de la cordillera de la costa, la ha hecho una ciudad privilegiada con un clima de eterna primavera, donde la temperatura nunca es demasiado caliente o demasiado fría, y cuyo verdor se mantiene aún en periodos de extrema sequía. Además, al ser la sede de los poderes centrales se ha convertido en un polo de atracción para la población con el consiguiente proceso de urbanización del valle y aumento de las necesidades de la ciudad, volviéndola más dependiente de su hinterland, para la satisfacción de servicios como electricidad o agua potable, alimentos, o de bienes de cualquier índole. Sin embargo, representar la sucursal del cielo, como se la solía llamar, ha tenido un alto costo pues la convertido una ciudad vulnerable, en una suerte de isla verde dentro de un valle. En particular, la comunicación de la ciudad de Caracas con su hinterland siempre fue problemática debido precisamente a su ubicación geográfica y a la dificultad topográfica que sus vías deben atravesar. La presente investigación aborda, dentro del contexto histórico de la construcción de la Autopista Regional Central en las décadas de los cincuenta y sesenta del siglo XX, el efecto

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de esa obra sobre la dinámica demográfica y sobre el desarrollo industrial en las poblaciones aledañas a esa autopista en los estados Aragua y Carabobo. Esta obra conecta a la ciudad de Caracas con el occidente del país, pero también sirve de vínculo o conexión para otras dos capitales de estado, Maracay y Valencia, y uno de los puertos más importantes de Venezuela, Puerto Cabello, lo que la convierte en la principal arteria vial del país. La presentación se ha dividido en tres partes. La primera resume la historia de la primera vía que se construyó desde Caracas hacia el occidente del país y que servía de conexión con los Valles de Aragua, desde la llegada de Francisco Fajardo al valle de San Francisco, pasando por la construcción y puesta en uso en 1866 de la primera carretera que unió a Caracas con la ciudad de Valencia, para finalizar con las dificultades que se derivaron de su mantenimiento hasta finales del siglo XIX. Esta parte también contiene un resumen de la historia de la primera carretera construida y puesta en uso en 1853 entre Valencia y Puerto Cabello. La segunda parte recopila la historia de la construcción de la autopista, desde los esfuerzos de modernización del país luego de la caída de Juan Vicente Gómez relacionados con la planificación de las vías de comunicación, hasta la inauguración de los últimos tramos en la década de los sesenta del siglo pasado. La tercera parte analiza los efectos de la construcción de la autopista sobre el desarrollo industrial y el crecimiento poblacional en la región central del país, así como la dinámica que se ha establecido debido a ese crecimiento con la consolidación de dos metrópolis, Valencia y Maracay, dos regiones metropolitanas, Caracas y Valencia – Maracay, y una megalópolis en formación que abarca los hinterlands de las dos grandes ciudades que le dieron origen, Caracas y Valencia. Por último se presentan las conclusiones de la investigación.

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El primer camino a los valles de Aragua En 1557 el Gobernador de Venezuela, Gutiérrez de la Peña, otorga a Francisco Fajardo el: …título, para que en su nombre pudiese gobernar toda la costa, desde Borburata hasta Maracapana, con poder, y facultad para poblar todas las villas y lugares, que le pareciesen convenientes, para asegurar mejor lo que fuese conquistado.1 Fue así como a inicios de 1560 partió a la conquista del territorio penetrando en la Provincia de Caracas por el oeste con la intención de establecer un acuerdo con el cacique Terepaima, a fin de mantener el camino abierto para la llegada de cualquier socorro que le fuese necesario de Valencia, hasta llegar …al valle del río Gaire [Guaire], llamado asi entre los indios, por el hermoso rio de este nombre, que cortándolo de Poniente á Oriente, lo atraviesa…á quien Fajardo intituló desde entonces, el Valle de S. Francisco…sitio…en que dejó puesto en forma de hato…2 Estableciendo de esta manera la primera ruta de acceso durante la colonia desde Valencia hasta el valle donde hoy se asienta la ciudad de Caracas. La misma cordillera que le da el clima envidiable a este valle resultaba una barrera casi infranqueable para llegar al mismo. Las dificultades de acceso se hicieron patentes para el fundador de la ciudad de Caracas, Diego de Losada, quien tardó más de dos meses en recorrer la distancia desde Mariara hasta la entrada al valle, no tanto por los enfrentamientos con las tribus sino por lo accidentado de la ruta, con sus fuertes pendientes y pasos estrechos3. Luego de la fundación de la ciudad de Caracas, y durante casi treinta años, el Cabildo concentró sus esfuerzos en el mantenimiento y mejora del camino que unía a Caracas con La Guaira, porque resultaba más sencillo comunicarse por mar con el resto de la provincia, pues no fue sino hasta 1595 que “…ordena “aderezar” el camino Real que va a Aragua atento a que

José De Oviedo y Baños, Historia de la conquista y población de la Provincia de Venezuela, Imprenta de Domingo Navas Spinola, 1824, Primera parte, p. 236 2 Ídem., p. 254. 3 Eduardo Arcila Farías, , Historia de la Ingeniería en Venezuela. Caracas, Colegio de Ingenieros de Venezuela, 1961, Tomo I, p. 114. 1

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ha mucho tiempo que no se adereza”4. Posteriormente, en 1602, el gobernador Alonso Suárez del Castillo, quien estaba por iniciar su visita al interior de la Provincia, se dirige al Cabildo señalando que había llegado a su conocimiento el mal estado en el que se encontraba el camino que unía a Caracas con Aragua, por lo que se acordó encomendar al capitán Garci Gonzáles de Silva, alcalde ordinario, y al regidor Bartolomé de Mazabel “…para que hicieran repartición de gastos y mano de obra, constituida por indios de sus encomiendas, entre los encomenderos de Aragua”5 para su reparación. Durante el siglo XVII se tienen pocas referencias sobre los intentos para mantener abierto y en condiciones el camino, entre estas están lo intentos del Cabildo en 1604 para recuperar la vía luego que los labradores que se habían asentado en sus cercanías lo habían arado impidiendo la libre circulación; la contratación nuevamente de Garci Gonzáles de Silva en 1611para acometer trabajos de reparación con los recursos, mano de obra indígena y fondos provenientes de los encomenderos de Aragua; o la recepción por parte del gobernador Francisco de la Hoz en 1611 de una Cédula Real que le ordenaba y facultaba para que la ciudad asumiera a través de sus propias rentas los costos de, entre otras muchas cosas, las obras de reparación y mantenimiento de los caminos de Aragua y Charallave6. En 1783 el Real Consulado de Caracas asumió la responsabilidad de fomentar y proteger todo lo concerniente a la agricultura y el comercio en la Provincia, por lo que era necesario que las vías, terrestres o acuáticas, y los puertos, se encontraran en las mejores condiciones. Los recursos para estos trabajos provenían del Derecho de Avería, una tasa del 1% instituida por el Rey y aplicable a toda mercadería viva que entrara o saliera por los puertos de la Provincia. Estas órdenes continuaron repitiéndose a lo largo de los años, hasta que en 1797 el Real Consulado decide encargar al ingeniero Francisco Jacot la construcción de un camino carretero entre Caracas y los Valles de Aragua. Esta obra debió esperar para ser ejecutada porque Juan Blanco Plaza, un criollo propietario de la una hacienda de caña de azúcar en Las Adjuntas, se opuso al proyecto propuesto por el ingeniero Jacot que atravesaba su propiedad,

Idem. Idem. 6 Ibídem, p. 115. 4 5

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incluso se oponía a una alternativa de un camino en terrenos que lindaban con el suyo que el mismo señaló en su representación, por considerar que depreciaba el valor de sus tierras. En su representación al Rey, Blanco expresó que la obra no era viable ni técnica ni economicamente, porque, según su exposición, resultaba imposible construir un camino carretero que pudiera ofrecer las comodidades necesarias en su recorrido, debido a lo agreste de la ruta, al tiempo que indicaba que los costos en los cuales se incurrirían serían de millones de reales. La decisión del Rey favoreció a Juan Blanco, ordenando que se tomara en consideración su representación para el diseño de la vía, mientras que el Real Consulado, más allá de lo establecido en la decisión real, dispuso que Jacot, acompañado de dos prácticos y de Fernando Blanco, hiciera el reconocimiento del camino que iba desde Caracas hasta el Buen Consejo y que, estudiados los planos de Blanco y los de Jacot, y oídas las opiniones de los prácticos, se decidiera cuál sería al ruta que tomaría el camino. Dicha disposición lesionaba la autoridad de Jacot, quien respondió que no podía participar en el reconocimiento, aduciendo estar comprometido en la construcción de la fortificación del puerto de La Guaira. Fue así como el Real Consulado se decantó por la propuesta de Blanco de abrir una vía caminera, dejando el proyecto del camino carretero hasta que dispusiera de mayores recursos, propuesta que fue apoyada por el Rey7. A inicios del siglo XIX la vía no resultaba idónea para satisfacer las necesidades de comunicación con Caracas. Prueba de esto se encuentra en el relato que hizo Humboldt de su viaje por esa ruta, quien describió lo frecuentada y necesaria que resultaba “…El tránsito de estas montañas es frecuentísimo: a cada instante se topan las largas recuas de mulas y bueyes, por ser el camino real que lleva de la capital a La Victoria y a los valles de Aragua…”8; las características de los suelos que dificultaban la circulación por esa vía “…El camino se abre en un gneis talcoso…una tierra arcillosa…cubre la roca hasta un espesor de tres pies……Molesta el polvo en el invieno… en las estación de las lluvias se convierte el terreno en un pantanal…”9; y, las grandes pendientes de la misma “…cerca de Las Adjuntas, la confluencia de los riachuelos

Ibídem, pp.116 -119. Ibídem, p.47. 9 Ídem. 7 8

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de San Pedro y Macarao que forman el río Guaire, subimos por una empinada cuesta a la planicie de Buenavista…” 10 , o “…Entre las cabeceras del Guaire y del Tuy el terreno era montañoso e inculto…”11. La pendientes de la ruta debían ser de magnitudes tan grandes que Agustín Codazzi, al elaborar su proyecto de la vía carretera propone reducir las pendientes hasta 18% o 20%12. Todas estas dificultades hacían que los viajeros prefirieran bajar hasta el puerto de la Guaira y embarcar para seguir la ruta hacia Puerto Cabello, donde se dirigían hacia Valencia y los valles de Aragua. Después de la separación de Venezuela de Colombia se reavivó el interés por mejorar esta vía. Fue así como en 1831 la Diputación de Caracas encargó al Gobernador solicitar a Juan Manuel Cajigal la definición de un perfil para un camino carretero hacia los valles de Aragua, asignando para tal fin la cantidad de 300 pesos. Dado que Cajigal no podía encargarse en ese momento de los trabajos, encomendó, con parte de la cantidad asignada, a Felipe Álvarez la apertura de una pica, cuya ejecución había sido sugerida por este último. Luego de iniciados los trabajos por Álvarez, Cajigal se incorpora a los mismos y comienza a elaborar sus recomendaciones sobre los diferentes tramos de la ruta, así como sobre las diversas obras, tales como puentes u obras de drenaje, que deberían construirse para hacer el camino carretero más transitable. Estimaba que el costo de ejecución de una vía de ocho varas de ancho hasta Corralito pudiera ascender a los 3.000 pesos, pero señalaba que no podía establecer el cálculo definitivo para toda la ruta porque no estaba totalmente definidad la longitud del camino13. Sin embargo, las arcas nacionales estaban en muy malas condiciones y no se pudo dar incio a las obras, a pesar de que se reconocía la importancia de esta vía pues facilitaría el transporte de bienes agrícolas necesarios a la ciudad de Caracas, el transito de personas y otros bienes desde Caracas a los valles de Aragua, así como las comunicaciones entre las poblaciones por las que la carretera atravesaría.

Alejandro Humboldt, Viaje a las Regiones Equinocciales del Nuevo Continente. París, Casa de Rosas, 1826, Tomo III, p. 46. Ibídem, p.49. 12 Juan Manuel Cajigal, pp. 67 - 69, citado en Eduardo Arcila Farías, Historia de la Ingeniería en Venezuela. Caracas, Colegio de Ingenieros de Venezuela, 1961, Tomo II, pp. 50 - 51. 13 Ídem. 10 11

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Diversas fueron las ideas e iniciativas surgidas desde 1830 hasta inicios de 1854 para subsanar la falta de recursos para la construcción de obras como los caminos, tan necesarios para la integración, social, política y económica del país. Como parte de esas iniciativas se encuentra el decreto promulgado el 13 de mayo de 1834 por José Antonio Páez, mediante el cual se crea un impuesto del medio por cien sobre las importaciones para recabar fondos para la construcción del camino carretero a Valencia. Sin embargo, las buenas intenciones duraron poco, debido a las ingentes necesidades que acuciaban al país, fue así como el 18 de abril de 1838 fue derogado el decreto dejando nuevamente a la obra sin recursos para su ejecución14. Posteriormente, en 1842, ante una solicitud del general José Antonio Páez sobre la necesidad de “…proteger de la manera más eficaz las empresas de caminos…” 15 , en concordancia con la realizada por los productores de las Provincias de Caracas y Carabobo, el Congreso Nacional promulga el 2 de mayo una Ley mediante la que se asignan fondos nacionales para la apertura y mejora de las vías de comunicación en todas las provincias del país. Gracias a esta Ley se asignaron recursos provenientes del remate de la moneda macuquina, la recaudación del impuesto de exportación de ciertos frutos, la destilación del aguardiente, y 10% de las rentas municipales. Pero estos recursos resultaron ser insuficientes e inestables en su recaudación para la labor que se debía acometer, por lo que el 11 de mayo de 1844 se reforma la Ley otorgándole al Ejecutivo las facultades de administrar y definir el trazado de las vías, a fin de subsanar las dificultades en conciliar las diferencia surgidas de los intereses de cada Provincia. Esta modificación tampoco resultó suficiente para alcanzar el objetivo deseado, por lo que la Ley vuelve a modificarse el 10 mayo de 1847 y el 13 de mayo de 1854, modificaciones en las que esencialmente se autoriza a Estado a contraer deuda externa para la construcción del sistema vial16. Entre las ideas que surgieron para subsanar la falta de fondos para la construcción de obras, quizás las más relevantes fueron las propuestas por la Sociedad Económica de Amigos del País, las cuales expresaban la posibilidad del financiamiento por empresarios particulares

Francisco González Guinan, Historia Contemporánea de Venezuela. Caracas, Imprenta El Cojo, 1910, Tomo Tercero, p. 73. José Antonio Páez, Autobiografía de José Antonio Páez, Tomo IV, p. 367, citado en José Alberto, Olivar, Caminos y Carreteras en Venezuela. Caracas, Comala, 2004, p. 35. 16 José Alberto Olivar, Caminos y Carreteras en Venezuela. Caracas, Comala, 2004, pp. 35 – 40. 14 15

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de las obras mediante la modalidad de adjudicación de los contratos de construcción y el otorgamiento de los derechos a sus beneficios exclusivos durante un cierto número de años, o mediante la modalidad del otorgamiento de un préstamo por parte de las Diputaciones Provinciales, con interés entre 10 y 12% anual, el cual sería honorado mediante el cobro de los peajes. Sin embargo, ninguna de las propuestas formuladas logró ayudar a superar las dificultades económicas que enfrentaba la construcción de obras públicas en el país17. En 1854 durante el gobierno de José Gregorio Monagas se firmó un contrato con Augusto Permachan con una duración de ocho años para la construción de una carretera entre Caracas y La Victoria. Sin embargo, en 1855, al iniciarse el mandato de José Tadeo Monagas se exigieron cambios en la contratación, reduciendo el tiempo de ejecución de la obra a cinco años, y el costo de los puentes a construir de 742.667 pesos a 200.000. Los trabajos continuaron hasta el derrocamiento en 1858 de Monagas por Julian Castro. A la llegada de Castro al poder el contrato volvió a sufrir modificaciones, y a pesar de que los trabajos se reanudaron lo hicieron con severas dificultades debido a la escasez de recursos y de mano de obra debido al inicio de la Guerra Federal. A pesar de estas dificultades para 1863 ya se habían construido 31.163 varas de las 90.000 estimadas como longitud total de la ruta, es decir, poco más de un tercio de la carretera. A este punto, y debido al interés que tenía la construcción de la vía, el gobierno decide cancelar las deudas que se tenía con el contratista a pesar de las graves dificultades económicas que atravesaba el país. Hasta la fecha se habían invertido 332.458,67 pesos18. El financiamiento para la obra inicialmente lo constituía el 3% de los derechos ordinarios de importación, o Derechos Subsidiarios, pero a partir de 1857 se decidió, en virtud de que no se le habían cancelado a Permachán la totalidad de las acreencias correspondientes a lo ejecutado, hacerlo con el 6% de los derechos de importación y de exportación19. Por otra parte, y dado que el contrato inicial suscrito en 1854, ni las modificaciones ulteriores realizadas al mismo, contemplaban el mantenimiento de la vía, nueve años

Ibídem, pp. 29 – 35. Eduardo Arcila Farías, Ob. Cit., pp. 68 -70. 19 Ibídem, p. 70. 17 18

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después de celebrarse el contrato inicial, el tramo construido hasta Los Teques se encontraba en malas condiciones. Fue por eso que, mediante resolución de fecha 25 de noviembre de 1863, se decidió la suscripción de un contrato para la reparación de la carretera por el valor de 11.000 pesos con el general Joaquín Salazar y Juan Lagrange. Los recursos provenían del 4% de los derechos de importación recaudados por la firma Ruette Rohl y Cia. en el puerto de La Guaira20. A pesar de todas estas modificaciones los recursos destinados a la construcción de carreteras resultaron insuficientes, a lo que se sumaba la inestabilidad política que vivió el país en la década de los sesenta del siglo XIX. Para subsanar la insuficiencia de recursos, en 1868 se emitió un decreto mediante el que se destinó 50% de la recaudación de los derechos de exportación reportados por las aduanas a la construcción de vías de comunicación. Esta medida se ratificó en 1869 al promulgarse la primera Ley de Vías Nacionales de la República, en la que además se establecía que toda carretera que atravesara dos o más estados se financiaría con fondos federales, al tiempo que serían consideradas “Vías Nacionales de Comunicación”21. Mientras, en 1864 se le encarga el mantenimiento de la carretera al general Joaquín Salazar, dejando fuera a Juan Lagrange, realizandonse el pago con parte de los recursos obtenidos mediante la recaudacción del peaje por utilización de la carretera22. Con la finalidad de dar un empuje a la construcción de la obra y durante el interinato de Guzmán Blanco en el gobierno de Falcón, se rescinden los contratos entre la República y Augusto Permachan, y con la firma Ruette Rohl y Cia, acordando con cada uno de ellos la manera en que les serían cancelados los montos que se les adeudaban. De esta manera se dejó en libertad al Estado para poner en práctica su siguiente decisión que fue la creación mediante decreto en 1865 de la Junta de Fomento de la Carretera de Occidente, constituida por Valentín Espinal, como su presidente, Casimiro Hernández, Modesto Urbaneja, Francisco Herrera y Juan Maucó, con el mandato de encargarse de la administración de los recursos destinados a esta obra23.

Ibídem, p. 69. Ibídem, p. 40. 22 Ibídem, p. 71. 23 Ibídem, p. 73. 20 21

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Esas decisiones dieron sus frutos, pues pocos meses después de haberse tomado se concluye el último tramo de la vía, entre Los Teques y La Victoria, tramo éste que les fue encomendado a los ingenieros Lino José Revenga y Alberto Lutowsky. Fue así como el 19 de enero de 1866 el presidente encargado, Guzmán Blanco, inaugura la carretera entrando en la ciudad de la Victoria en un vehículo acompañado por los miembros de la Junta de Fomento. En una carta del 30 de enerro de 1866, enviada por Valentín Espinal al general Jacinto Regino Pachano le informaba que “Os complacereis al saber que ya bastan 7 horas para vencer sin fatiga la distancia de Caracas a La Victoria, y con una más, basta para el regreso…” 24 . La inauguración de la vía constituyó una verdadera proeza porque, a pesar de las dificultades económicas por las que atravesaba el país, en poco más de cuatro meses se logró culminar cerca de cuarenta kilómetros de la carretera25. Se estima que el tramo Caracas – Los Teques construido entre 1854 y 1865 por Permachan costó a la República cerca de 900.000 pesos, mientras que tramo entre Los Teques y los valles del Tuy construido en cuatro meses por la Junta de Fomento, tuvo un costo de menos del 9% de la cifra anterior. Además, se instauró el pago de peaje para su utilización con la finalidad de destinar la cantidad recaudada a su mantenimiento26. Como en el caso de Caracas con La Guaira, la comunicación entre Valencia y la costa resultó estratégica desde la época de la conquista pues era indispensable para la exportación de los productos agrícolas de su hinterland que abarcaba a todos los Valles del Tuy, y poblaciones como San Carlos, San Felipe y Barquisimeto, aunque en el caso de estas dos últimas poblaciones también existía la ruta navegable hacia la costa por el río Yaracuy. De hecho Valencia fungía como encrucijada del tráfico comercial de una vasta región hacia el puerto de Borburata primero, y luego hacia Puerto Cabello. La importancia del hinterland de la ciudad de Valencia a finales del siglo XVIII era tal que de las 2663 unidades productoras contabilizadas en la Provincia de Venezuela por don José de Castro y Araoz, 972 se encontraban en esa región27.

Ibídem, pp. 74 - 77. Ibídem, pp. 79 -80. 26 Ibídem, pp. 85 -87. 27 P. Michel Mc Kinley, citado José Alberto Olivar, La construcción de la carretera Valencia – Puerto Cabello en el siglo XIX. Caracas, Mañongo, 2006, p. 28, pp. 25 – 49. 24 25

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Las mismas dificultades que enfrentó Caracas para conectarse con el Puerto de La Guaira surgieron para la vía entre Valencia y Puerto Cabello, pues ésta debía atravesar el ramal norte de la Cordillera de la Costa por el valle de San Esteban, con alturas medias de hasta 1.500 m.s.n.m. Se caracterizó por ser una ruta de altas pendientes, llena de peligros e incomodidades, y que requería de varios días para su recorrido, prueba de esto se encuentran en las narraciones de los viajeros que debieron transitarla, como los casos del Conde Louis Phillipe de Segur o Robert Semple28. En 1801 el Real Consulado inició la construcción de un nuevo camino que atravesaba el abra de Las Trincheras. Este nuevo camino reduciría la travesía de varios días a unas horas, al tiempo que impulsó el crecimiento y surgimiento de asentamientos para la población, como el caso de Las Trincheras, conocido por sus aguas termales, y los caseríos y posadas como el Cambur, Agua Caliente y El Palito29. Con la separación de Venezuela de Colombia Valencia recobra su importancia política al ser elegida como sede para el Congreso Constituyente de 1830. Es en esta época que, habiéndose iniciado el apaciguamiento del territorio nacional, los grupos de interés, hacendados y comerciantes, comienzan a ejercer presión para que se mejoren las condiciones de la carretera que une a Valencia con Puerto Cabello, así como de las picas que conectaban con los centros de producción en los Valles de Aragua, Montalbán, Miranda, Bejuma, Nirgua, Tinaquillo y San Carlos. El ingeniero José Manual Casares, Primer Comandante de Ingenieros y de las Obras de Fortificación de Puerto Cabello, se hace eco de esta inquietud elaborando un diagnóstico de las vías de comunicación más importantes para la República, generando una serie de recomendaciones para la mejora de las mismas que incluían incluso la propuesta para el financiamiento de los trabajos. Sin embargo, el gobierno de José Antonio Páez no prestó atención a los planteamientos de Casares, devolviéndolo a la Diputación Provincial de Carabobo por considera que el tema era de sus competencia30. En 1834 se dicta un decreto mediante el cual se favorece la construcción de la carretera, instaurándose a tal fin un arancel del 1,5% sobre todas las mercaderías que

José Alberto Olivar, Ob. Cit., p. 30 – 31. Ibídem, p. 32. 30 Ibídem, pp. 33 – 34. 28 29

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entraran por Puerto Cabello, y autorizando a la Diputación Provincial a celebrar contratos con particulares para dicha construcción. No fue sino hasta 1836, quizás debido a la inestabilidad política surgida a raíz de la Revolución de las Reformas (1835 – 1836) y otros conatos de violencia, que se le concedió al empresario inglés Enrique Heathorn el privilegio por cinco años para la construcción del camino carretero. Pero la inestabilidad política afectó la recaudación de fondos, razón por la cual se decidió derogar en 1838 el decreto de 1834, de manera que en 1840 la Secretaría de Interior y Justicia solicitó al Gobernador un informe motivado en el incumplimiento contractual31. Posteriormente la Diputación Provincial trató de promover una compañía de capital mixto inglés – venezolano, en la que figuraban los nombres de José Antonio Páez y Carlos Soublette como principales accionistas. El interés de Páez se hizo manifiesto cuando al inicio de su segunda presidencia en 1839 planteó la necesidad de suscribir contratos con compañías extranjeras para la construcción de las carreteras Caracas – La Guaira y la Valencia – Puerto Cabello. Sin embargo, el Congreso negó la posibilidad ante los reiterados fracasos de estas negociaciones32. El 30 de noviembre de 1841 la Diputación Provincial de Carabobo dictó una Ordenanza mediante la cual se creó la Junta de Fomento para la construcción de un camino carretero entre Valencia y Puerto Cabello, integrada por el Coronel Juan Uslar, Andrés Carballo, Jesús María Guevara y Francisco González, disponiendo a tal efecto los fondos recaudados como resultado de la aplicación de la Ley del 6 de mayo de 1939, que instauró el pago de un impuesto subsidiario del 2% sobre los derechos de importación para destinarlo a la construcción de caminos y otras obras públicas, y solicitando al Poder Ejecutivo Nacional el reintegro de los fondos resultantes de la aplicación del Decreto de 1836. La Junta contrató a Agustín Codazzi quien declinó a favor de Alberto Lutowski, quien inició los estudios de campo y la elaboración del proyecto en abril de 1842, y la obra en noviembre de ese año. Las dificultades que presentaba la ruta, que incluso requirieron la utilización por primera vez de la pólvora para la voladura de rocas, hicieron que para 1844 la Secretaría de Interior y

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Ibídem, pp. 35. Ibídem, pp. 35 – 36.

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Justicia, en su sección de caminos y vías de comunicación, calificara a la obra como grande y costosa, por lo que no podía precisar cuándo se vería concluida33. La crisis económica que enfrentaba el país por esos años afectó su ejecución al punto que en 1845 el Gobernador de la Provincia de Carabobo, Miguel Herrera, expresó su preocupación, y solicitó a la Diputación Provincial la reconducción de gastos para obtener recursos para la culminación de la obra, alegando que la misma contribuiría a la reducción de los fletes. Luego, el 4 de marzo de 1846, el Congreso dictó un decreto de auxilio económico por tres años para la obra, y le asignó la cantidad de 24.000 pesos adicionales a los 23.000 que ya le había asignado mediante la Ley del 11 de mayo de 1844. A la llegada de José Tadeo Monagas al poder en 1847 ordenó reforzar los trabajos entregando los fondos requeridos a la Junta de Caminos de Carabobo. La carretera se puso en funcionamiento el 10 de enero de 185334.

La autopista regional central: modernización de las comunicaciones en el centro del país La carretera Caracas – Valencia continuó sirviendo como vínculo entre la capital de la república y los valles de Aragua durante muchos años. Por esta se transportaban gran cantidad de insumos que requería la población y las actividades comerciales e industriales que se desarrollaban en el valle de Caracas. Los productos no venían solamente de los valles de Aragua sino de todo el occidente del país, los valles del Tuy, los llanos de Guárico, e incluso de Puerto Cabello, así como desde el puerto de La Guaira hacia todas esas localidades. Por tanto, se le dio una importancia estratégica a esta vía por lo que se continuaron efectuando inversiones en su mantenimiento y mejoras. Sin embargo, la capacidad de la vía, siendo una carretera de un solo canal por sentido de tráfico, se hacía cada vez más pequeña para las crecientes necesidades de transporte en esa ruta, y sobre todo porque la dinámica económica y social de Venezuela cambio rápidamente luego de la muerte del dictador Juan Vicente Gómez en 1935.

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Ibídem, pp. 36 –37. Ibídem, p. 37.

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Es precisamente por esa necesidad creciente de enlazar a todo el país que se instituye en 1937 la Comisión Nacional Permanente de Vías de Comunicación35, que fue absorbida en 1941 por el Consejo Nacional de Obras Públicas. Posteriormente se crea, mediante decreto del 10 de noviembre de 1945, la Comisión Nacional de Vialidad donde se gestó el Plan Preliminar de Vialidad presentado el 4 de julio de 1947, que si bien no detalla los proyectos a realizar, presentaba: …un programa de realizaciones ordenadas de acuerdo la masa de informaciones obtenibles en el país, tanto de las fuentes oficiales como de las particulares, que establece las rutas generales, las obras localizadas y su ingeniería relativa, y que permitirá con criterio sano y claro y sin dudas de última hora, establecer sucesivos presupuestos, en materia de tanta importancia…36 En el Plan Preliminar se conservó para casi todas las carreteras el esquema radial tradicional con foco o centro en la ciudad de Caracas. Parte de este esquema lo conformaban las vías llamadas troncales, carreteras de largo recorrido que enlazaban la capital con las distintas regiones del país, los puertos y los centros poblados de mayor importancia. Una de éstas, la de mayor prioridad y longitud, fue la troncal 1, constituida por el tramo occidental de la Carretera Panamericana, que se extendía desde Caracas hasta San Antonio del Táchira en más de 900 km, y que fue diseñada para un tránsito promedio de 3000 vehículos diarios. La Panamericana fue concebida para sustituir a la Transandina, inaugurada en 1925, con un trazado que permitía la reducción de las curvas y la disminución de las pendientes, por lo que haría posible acortar significativamente los tiempos de viaje y los riesgos que implicaba el recorrido37. Desde la ciudad de Caracas se construyó un tramo que pasa por la ciudad de Los Teques y llega a Las Tejerías, pero la Autopista Regional Central sería la que cerraría la brecha entre el frente occidental de la carretera y Caracas. En las memoria del Banco Obrero de 1953 se contabilizó la construcción de 164 de casas en la ciudad de Valencia y 54 en la urbanización La Barraca de Maracay para la clase media, mientras que en la de 1954 la de 52 casas para clase obrera y 76 apartamentos para

Ministerio de Obras Públicas Memoria y Cuenta 1962. Caracas, Imprenta Nacional, 1963, p. 18. Ministerio de Obras Públicas Memoria y Cuenta 1948. Caracas, Imprenta Nacional, 1949, pp. XII y XIII. 37 José Alberto Olivar, Automovilismo, Vialidad y Modernización. Una aproximación a la historia de las vías de comunicación en Venezuela durante la primera mitad del siglo XX. Caracas, Academia Nacional de la Historia- Fundación BANCARIBE, 2015, pp. 109 – 110. 35 36

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clase media en Maracay, y 168 casas para clase media en Valencia. Si bien estos desarrollos no podrían considerarse significativos, sí representaron el inicio del proceso de urbanización de algunos sectores en esas ciudades que se consolidaría con la construcción de la autopista. En 1955 el Ministro de Obras Públicas, Julio Bacalao Lara, durante la presentación de la memoria y cuenta del Ministerio ante el Congreso de la República, informó que “…se fijaron las rutas e iniciaron los estudios de la autopista Tejerías – Maracay – Valencia…”38, mientras que en la Memoria correspondiente se indicaba que se estaba trabajando en la incorporación de los Valles del Tuy a Caracas mediante los proyectos Autopista del Este – Ciudad Universitaria – Hipódromo, Autopista Sur Caracas tramo Hipódromo – Coche, Autopista Sur Caracas – Coche – Tejerías, y en el mencionado tramo Tejerías – Maracay - Valencia39. Cabe observar que estos dos últimos tramos de la autopista que uniría a Caracas con Valencia eran los que tenían menos dificultades técnicas que solventar, pues atravesaban una zona menos montuosa que los restantes que abarcaban desde la Rinconada hasta Las Tejerías, a excepción la zona de La Cabrera esencialmente por las características del suelo. También en la memoria del Banco Obrero se relaciona la construcción de 48 apartamentos para clase media en Valencia. Al año siguiente, 1956, el ministro Óscar Rodríguez Gragirena, en la presentación de la memoria y cuenta del Ministerio Obras Públicas, informó que se estaba trabajando en la construcción de la vía expresa Ciudad Universitaria – La Rinconada 40 , e indicó que se estimaba se habían realizado los estudios correspondientes a 60 de los aproximadamente 100 km de la Autopista Tejerías – Maracay – Valencia. En esa misma memoria se informaba que se había realizado un análisis del objetivo del sistema vial y sus relaciones con diferentes aspectos geoeconómicos de nuestro medio, además de que se habían concluido los estudios para la ejecución de 24 puentes de luces entre 4,5 hasta 87,71 m de longitud, para un total de 479,71 m, en la Autopista Tejerías – Valencia, dándose por concluido el proyecto de la ese tramo; se había iniciado el estudio de rutas y se concluyeron los preliminares de la Autopista Coche – Tejerías, y del Ramal a Charallave de 56, 4 km; y, se habían licitado los contratos para

Ministerio de Obras Públicas Memoria y Cuenta 1954. Caracas, Imprenta Nacional, 1955, p. IV. Ibídem, p. 30. 40 Ministerio de Obras Públicas Memoria y Cuenta 1955. Caracas, Imprenta Nacional, 1956, p. I. 38 39

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la ejecución de la obra desde el kilómetro 4 al 84 en los tramos Las Tejerías – La Encrucijada - Tapatapa – Valencia, por lo que se daba inicio a la construcción de la autopista41. Desde 1957 y hasta el 23 de enero de 1958, cuando se produce el derrocamiento del gobierno de Marcos Pérez Jiménez, según la memoria y cuenta del Ministerio, se habían: concluido los estudios de la Autopista Tejerías – Valencia; se encontraban en ejecución los estudios de la Coche – Tejerías, la parte más compleja de la ruta por la zona montañosa que debía atravesar y por la geomorfología de la porción cercana a Los Ocumitos; los reconocimientos en varios sitios para puentes en la Tejerías – Valencia; los proyectos de 38 puentes entre los que se contaba el de La Cabrera de 4,2 km, el más largo y complejo de toda la vía por la geomorfología del suelo sobre el cual se debía fundar; y, la licitación de 33 km de la Tejerías Valencia, incluido el tramo de La Cabrera42. En la memoria del Ministerio de Obras Públicas de 1958, se indican los siguientes avances: proyecto de cuatro túneles en la Autopista Coche – Las Tejerías El Pomarroso, La Fila, La Lola y Los Ocumitos; la conclusión de los estudios de la Autopista Coche – Valles del Tuy – Las Tejerías; el otorgamiento de cuatro licitaciones públicas en la Tejerías – Valencia para el dragado del río Tapatapa, la reparación y construcción de pavimentos y la remoción de derrumbes, tres licitaciones en la autopista Coche – Valles del Tuy – Tejerías para la construcción de 26 km, y la licitación privada de nueve contratos para la autopista Tejerías – Valencia. Este también es el año en el que el Banco Obrero da inicio al Plan de Vivienda Económica para ciudades del interior del país, el cual consistió en el otorgamiento de créditos por la cantidad de Bs 5000 para la construcción de viviendas43. En 1959 se realizaron estudios preliminares con miras a establecer una nueva ruta entre Hoyo de La Puerta y Cortada de Maturín, así como la revisión de diversos estudios definitivos entre los que se contaban los anteproyectos de los distribuidores de La Bonanza, Cortada de Maturín y Los Totumos, la iluminación del de Palo Negro, y del empalme entre la Coche Tejerías y la Autopista a los Valles del Tuy. Este último proyecto revestía particular importancia porque en la planificación vial se contemplaba que la conexión entre el oriente,

Ministerio de Obras Públicas Memoria y Cuenta 1956. Caracas, Imprenta Nacional, 1957. Ministerio de Obras Públicas Memoria y Cuenta 1957 – 23 de enero 1958. Caracas, Imprenta Nacional, 1958. 43 Ministerio de Obras Públicas Memoria y Cuenta 1958. Caracas, Imprenta Nacional, 1959. 41 42

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por medio de la Autopista de Oriente que se construiría años más tarde, y el occidente del país, no se efectuaría atravesando la ciudad de Caracas, sino que se haría a través de una autopista que conectaría la de Oriente con la autopista Coche – Las Tejerías por medio de este empalme. Además, se realizó el revestimiento del tubo sur del túnel de La Cabrera dado que la capa de Shortcret, una modalidad de concreto proyectado que se empleó para la construcción de este túnel, había quedado más delgada de lo aceptable. En este año el Banco Obrero reporta un incremento significativo en el número de viviendas construidas en la zona de influencia de la Autopista: 568 viviendas unifamiliares en la urbanización El Palotal de Valencia, y el inicio de la construcción de 719 viviendas unifamiliares en la urbanización El Piñonal de Maracay44. En 1960 se continuó con la construcción de la autopista Coche – Valles del Tuy – Las Tejerías, se realizaron obras de pavimentación de la autopista Las Tejerías – Valencia por un monto cercano a los veintidós millones de bolívares, así como obras de reconstrucción en ese tramo por poco más de un millón de bolívares. Es también en ese año en el que se efectuó un estudio de tránsito, el cual arrojó que el promedio de vehículos que circulaban al día entre Las Tejerías y Maracay era de 7134, mientras que entre Maracay y Valencia era de 5735 45, superior a los 3000 vehículos estimados para la construcción de la carretera Panamericana. En la exposición realizada por el ministro Rafael de León Álvarez, en oportunidad de la presentación de la memoria y cuenta del Ministerio de Obras Públicas de 1961, señaló que se había concluido el tramo Cortada de Maturín – Las Tejerías y que la pavimentación por el sistema de asfalto caliente se estaba licitando, lo mismo que la construcción del túnel Los Ocumitos, dando plazo al contratista para la conclusión de estas obras en diez meses 46 . Además, también informaba sobre la que identificaba como la autopista Caracas – Puerto Cabello: …faltaban precisamente los dos tramos más difíciles, que constituyen el paso a través de las regiones montañosas Coche – Tejerías y Valencia Puerto Cabello. Una vez terminada esta obra, quedará consolidada en el centro de las República la zona Industrial – Pecuaria, que comprende los Valles de Aragua, Ministerio de Obras Públicas Memoria y Cuenta 1959. Caracas, Imprenta Nacional, 1960. Ministerio de Obras Públicas Memoria y Cuenta 1960. Caracas, Imprenta Nacional, 1961. 46 Ministerio de Obras Públicas Memoria y Cuenta 1961. Caracas, Imprenta Nacional, 1962, p. XVIII. 44 45

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los del Tuy, y los grandes mercados de consumo, con terminales en los puertos de La Guaira y Puerto Cabello.47 De esta manera dejaba explícita la verdadera intención tras la construcción de las autopistas que conectaban a las ciudades de Caracas y Valencia, y la de éstas con los puertos de La Guaira y Puerto Cabello. Esa no era la simple interconexión entre las dos ciudades por muy importante que esa interconexión fuera, la verdadera importancia radicaba en la conexión entre los hinterland de esas ciudades, y la de vinculación con el puerto que se encontraba en el hinterland de la otra capital. Con estas se creaba una verdadera articulación de las comunicaciones de gran relevancia geoeconómica para toda la región central de país y más allá, tanto para el consumo interno como para las exportaciones e importaciones de bienes. En ese año 1961, y de conformidad con la memoria y cuenta, se realizaron: la licitación del contrato para la construcción del kilómetro 20 al 26 de la Coche – Las Tejerías; la revisión definitiva de los planos sobre la variante Hoyo de La Puerta – Cortada de Maturín; el anteproyecto del trayecto Los Totumos – La Bonanza – Parapara – La Peñita; y se elaboró el proyecto del distribuidor La Peñita. También se efectuaron mediciones de tránsito, y los resultados fueron que se había incrementado en casi 19% el flujo vehicular entre Las Tejerías y Maracay, llegando éste a los 8.464 vehículos al día, mientras que el flujo entre Maracay y Valencia se había incrementado hasta los 6.084 vehículos diarios, siendo éste un incremento de casi 6%. A la caída de la dictadura, la economía venezolana se encontraba en crisis, lo cual dificultaba la consecución de fondos propios para satisfacer las necesidades urgentes del país. Esto quedó plasmado en la exposición hecha por el ministro Leopoldo Sucre Figarella, en oportunidad de la presentación de la memoria y cuenta correspondiente al año 1962, quien señaló: …Para el financiamiento de esta obra [Autopista Regional Central] se firmó el 13 de diciembre de 1961[un acuerdo] con el Banco Internacional de Reconstrucción y Desarrollo, por el cual dicho Instituto financiará el 35% de esta obra. El ritmo de los trabajos que se viene cumpliendo en estos dos tramos de la autopista (Coche – Tejerías y Valencia Puerto Cabello) nos permite afirmar que éstas estarán concluidas en los primeros meses del 47Idem.

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año 1964 y significarán una inversión de 305 millones para el tramo Coche – Tejerías y 161 para el sector Valencia – Puerto Cabello. Es de hacer notar que durante el año se hicieron modificaciones en el proyecto de estas autopistas, las que nos permitirán una sustancial economía del orden de los 30 millones de bolívares…48 Además, el Banco Obrero reportó ese año la construcción de 36 viviendas en La Victoria, 530 en Maracay y otras 530 en El Piñonal y otros proyectos, al tiempo que se proyectaba la construcción, durante el año 1963 de 80 viviendas en La Victoria, 250 en Maracay, y otras 250 en El Piñonal y otros proyectos, así como la de 700 en Valencia, 500 en Los Guayos, y 200 en otros lugares del estado Carabobo. Por otra parte se indicaba en esa misma memoria y cuenta que “De una inversión acumulada entre 1950 y 1957 de Bs 2.949 millones en obras públicas, Bs 1.559 millones, o sea el 53% se invirtieron en la zona central del país” 49. Además, se informaba que se estimaba realizar una inversión, como parte del Plan de la Nación 1963 – 1966, que sería equivalente a Bs 343.294.0050. Asimismo se señalaba: Ha sido criterio del Gobierno Nacional lograr una distribución más racional de la población dentro de la región, a través de una adecuada localización de las fuentes de trabajo. A tal fin es indispensable la construcción de un sistema vial que una las diferentes áreas integrantes de la misma y facilite entre los futuros centros de producción y Caracas. Como solución al planteamiento anterior se acordó la construcción de un Sistema de Autopistas que permita encauzar el transporte de la República con origen y destino a la región central…51 El ministro Sucre Figarella señaló en su exposición ante el Congreso en oportunidad de la presentación de la memoria y cuenta del año 1963 que: …la construcción del sistema regional central de Autopistas Coche – Tejerías y Ramal La Peñita y Valencia Puerto Cabello…constituyen una de las más grandes manifestaciones del adelanto técnico adquirido por el Despacho en el proyecto y construcción, los movimientos de masas, el uso racional de la maquinaria pesada y las técnicas de diseño empleadas hacen de esta obra una de las primeras del mundo en su género52.

Ministerio de Obras Públicas Memoria y Cuenta 1962. Caracas, Imprenta Nacional, 1963, p. VI. Ibídem, p. 18. 50 Ibídem, p. 24. 51 Ibídem, p. 25. 52 Ministerio de Obras Públicas Memoria y Cuenta 1963. Caracas, Imprenta Nacional, 1964, p. XVI. 48 49

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Adicionalmente, y a pesar de las proyecciones efectuadas en la memoria de 1962 sobre el número de viviendas que se estimaban serían construidas durante 1963, el Banco Obrero sólo reportó la construcción de 449 viviendas en la ciudad de Maracay. Lo mismo ocurrió con la proyección de concluir las obras a inicios de 1964 pues, y según reconocía el propio ministro Sucre Figarella en su exposición de 1965: Se adelantó la construcción de las autopistas Coche – Tejerías y Valencia – Puerto Cabello, las cuales estarán concluidas en los primeros meses del presente año. A pesar de los esfuerzos realizados por este Despacho y empresas constructoras, orden de tipo técnico impidieron su terminación para el año 1964 como se había anunciado anteriormente. Sin embargo se puso en servicio el tramo Cortada de Maturín – Tejerías en la primera de las nombradas y la autopista Valencia – Puerto Cabello, a excepción del tramo ubicado en Las Trincheras, de siete kilómetros. Esta obra logará una verdadera integración de la región central del país, donde se encuentran los principales centros industriales y de consumo de Venezuela53 Por su parte la memoria del Banco Obrero del año 1964 reportó la construcción de 116 viviendas en La Victoria, y otras 116 en El Piñonal. En su exposición del año 1966 el ministro Sucre Figarella informó que en 1965 se había dado por concluido el tramo Coche – Las Tejerías, y por tanto la autopista Caracas – Valencia, y que en la Valencia – Puerto Cabello sólo faltaba un tramo por terminar, al señalar: …los tramos “Coche – Cortada de Maturín” y “Valencia – El Palito” del Sistema Regional Central de Autopistas [fueron concluidos], con lo cual queda prácticamente concluida la construcción de este importante sistema que establece una comunicación sin paso a nivel entre las ciudades de mayor desarrollo económico del país, facilitando sus sistema de intercambio, quedando para 1966 la construcción del último tramo “El Palito – Muelles de Puerto Cabello”54. Pero además, y sobre el puerto en Puerto Cabello informó que: En Puerto Cabello se está desarrollando un proyecto que contempla nuevos muelles y almacenes adicionales. Las obras a ejecutar son de gran significado debido al alto auge industrial alcanzado por su zona de influencia, que lo ha colocado a la cabeza de los Puertos de importancia en el país.55 En lo que se refiere al Banco Obrero, se reportó en 1965 la construcción de 128 viviendas en Maracay, distribuidas entre El Piñonal (96) y Avenida Aragua (32), mientras Ministerio de Obras Públicas Memoria y Cuenta 1964. Caracas, Imprenta Nacional, 1965, p. I-16. Ministerio de Obras Públicas Memoria y Cuenta 1965. Caracas, Imprenta Nacional, 1966, p. I-6 55 Ibídem, p. I-7. 53 54

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que en Valencia indica que fueron 220, distribuidas entre San Blas (106), Urbanización Michelena (76) y el resto en autoconstrucción. En 1967 se concluye el distribuidor El Palito en la autopista Valencia – Puerto Cabello, mientras que en 1968 se termina la construcción del tramo El Palito – Muelles de Puerto Cabello con lo que se dio por concluida la autopista Valencia – Puerto Cabello. Ese mismo año el Banco Obrero informó la construcción de 187 viviendas en San Blas I, 262 en San Blas II, 68 de autoconstrucción en Valencia, y 207 viviendas para damnificados en Taborda, y en el año siguiente, 1968, la construcción de 2705 viviendas en el estado Carabobo y 1299 en Aragua.

Efectos de la autopista regional central en el crecimiento poblacional y la industrialización La construcción de la autopista Regional Central tuvo un efecto positivo sobre el crecimiento poblacional y el desarrollo industrial de la región central del país, pues acercaba los centros de producción a los de consumo, sirviendo al mismo tiempo de bisagra entre los insumos sin procesar provenientes del occidente y los llanos, o como ensambladora de los que se importaban por Puerto Cabello, y los productos terminados que se transportaban a las zonas urbanas del centro del país. El primer paso de los procesos artesanales hacia los industriales en la ciudad de Valencia lo constituyó la puesta en funcionamiento en 1878 de Telares Valencia, de Domingo Antonio Olavarría. Luego en 1910 Ernesto Luis Branger funda Telares Branger, industria que tuvo influencia en el crecimiento poblacional de la ciudad por constituir un polo de atracción para los trabajadores de las regiones aledañas, y por su efecto sobre Guacara y San Joaquín donde se cultivaba el algodón que se procesaba en la empresa56. Estas iniciativas fueron solo el comienzo de la industrialización de la región valenciana al punto que para 1936 el sector se separó de la Cámara de Comercio para constituir su propia asociación, pero no fue hasta después de la Segunda Guerra Mundial que el proceso de industrialización se empezó a consolidar por efecto de la inversión de capitales extranjeros Armando Martínez, Historia urbana de Valencia. Crecimiento poblacional y cambios contemporáneos (1547 -2000). Valencia, Mañongo, Nº 20, vol. XI, enero – junio, s.p. 56

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y como parte de estímulo generado por la vía de la sustitución de las importaciones. Dos empresas son representativas de esta época, ambas fundadas en 1949, INLACA de capital mixto – nacional y extranjero –, y Protinal57. La primera apuntó el crecimiento de la ciudad hacia el sur, y la segunda hacia el este, avizorando el proceso de conurbación con Maracay y Las Tejerías que se consolidaría con la construcción de la autopista, y que se extendería hacia el norte de la ciudad por la construcción de la autopista a Puerto Cabello. En el caso de la ciudad de Maracay el proceso de industrialización comenzó con la fundación de C.A. Fábrica de Papel Maracay en 1912, y la apertura a finales de los años veinte de una serie de industrias fundadas por Juan Vicente Gómez, que posteriormente fueron confiscadas por la Nación formando parte de los que se llamaron Bienes Restituidos, y que fueron adscritas a la Corporación Venezolana de Fomento (CVF) en 1946. Estas industrias fueron C.A. Telares Maracay, C.A. Lactuario Maracay y C.A. Fábrica de Aceites de Maracay. Hasta 1952 estas industrias recibieron apoyo para su modernización y consolidación, pero con la llegada al poder de Marcos Pérez Jiménez estas industrias dejaron de ser consideradas prioritarias por lo que se decidió su venta, como en el caso de las dos primeras, y su liquidación, como en el caso de la última. Otra empresa de la época de Gómez que en 1945 se adscribió al Ministerio de Agricultura y Cría, y luego fue vendida al Banco Agrícola y Pecuario, fue la Ganadera Industrial Venezolana, también conocida como Matadero Industrial La Ganadera.58. En Valencia hubo una iniciativa privada de electrificación llevada adelante por Carlos Stelling, asociado con John Ernin y Thomas Miller, quienes en el primer lustro del siglo XX construyeron una planta generadora a vapor, la cual convertirían en hidroeléctrica con el nombre de Electricidad de Valencia, para luego, en la década de los treinta, cambiar a generación termoeléctrica 59 . Mención aparte merece la empresa Electricidad de Maracay, cuya central termoeléctrica de La Cabrera se encontraba construida para 1951, con inversión contemplada dentro del Plan General de Electrificación con la finalidad de impulsar la

Ídem., s.p. Zandra Pérez C., MARACAY, Zona industrial de San Miguel, segunda mitad del siglo XX. CONHISREMI, Vol. 5, Nº 3, 2009, pp. 37 – 38, pp. 36 – 51. 59 Leonor C. Barrios A., Desarrollo Industrial Valenciano (1870 – 1945), Mañongo, Nº 25, p. 116, pp. 105 – 124. 57 58

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industria de la región central y suministro de electricidad a precios económicos a la población60. Otro hito de este proceso de industrialización lo constituyó el establecimiento en 1948 de la empresa norteamericana SUDAMTEX, y cuya materia prima era procesada por la industria Celanese que también se instaló en Maracay61. Sin embargo, y a pesar del efecto positivo que representó la apertura de estas industrias, entre 1891 y 1920 la población total de la ciudad de Valencia se redujo por efecto de las condiciones sanitarias en las que se encontraba el país, las que resultaban propicias para el surgimiento de brotes de enfermedades, hasta el punto que la esperanza de vida era de apenas 40 años62. Esta tendencia se revirtió por los planes puestos en marcha por la Dirección de Malariología de Ministerio de Sanidad, creada en 1936, y por consiguiente el efecto sobre la población en los estados Aragua y Carabobo generados por estas industrias comenzó a ser palpable, por lo que el incremento entre el censo del año 1936 y el del año 1950 de la población en el estado Aragua fue de aproximadamente 46%63, pues la población pasó de los 129.746 habitantes a 189.891, mientras que en Carabobo fue de 41%64 al pasar de 171.127 a 242.923 habitantes. Si se analiza a detalle lo que ocurrió con la ciudad de Valencia se puede constatar que ese mismo periodo la población pasó de los 78.144 a los 104.735, por lo que el incremento fue de más del 54%65, con lo que superaba el crecimiento porcentual observado en ambos estados. Pero este proceso apenas comenzaba porque con la construcción y puesta en funcionamiento del tramo Las Tejerías – Valencia en la década de los cincuenta, el crecimiento visto en esos catorce años quedó superado en una década, pues al comparar los resultados de los censos de 1950 con el de 1961, se pudo constatar que la población llegó a los 381.636 habitantes en el estado Carabobo, lo que implicó un incremente de más del

Idem. Zandra Pérez C., Ob. Cit., p.39. 62 Armando Martínez, Ob. cit., pp. s.n. 63 Oficina Central de Estadística e Informática, XIII Censo General de Población y Vivienda Estado Aragua. Caracas, OCEI, 2003, p. 25 64 Oficina Central de Estadística e Informática, XIII Censo General de Población y Vivienda Estado Carabobo. Caracas, OCEI, 2003, p. 25 65 Ministerio de Fomento, Octavo Censo General de Población Estado Carabobo. Caracas, Ministerio de Fomento, 1958, p.3. 60 61

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57%66, mientras que en Aragua la población alcanzó los 313. 274 en Aragua, lo que se tradujo en un incremento de casi 65%67. Haciendo un análisis similar con la ciudad de Valencia, se determinó que el ritmo de crecimiento se desaceleró en este período a poco menos de 29% pues se contabilizaron 134.571 habitantes en 1961. Esto podría deberse al hecho de que el proceso por el que había pasado la capital del estado se estaba repitiendo en poblaciones cercanas como Los Guayos en la que la población pasó de 4095 a 6317 habitantes, lo que equivale a un incremento de más de 54%, San Diego que pasó de 1.963 a 2716 habitantes equivalentes a más del 38% de incremento, o en los más de 130% de Naguanagua que pasó de 8934 a 20.625 habitantes68. Estas poblaciones terminaron integrándose al área metropolitana de la ciudad de Valencia. En la década de los sesenta del siglo pasado entró en funcionamiento el último tramo de la autopista y sus efectos se hicieron sentir en el crecimiento de la población: tanto Aragua como Carabobo vieron incrementar su población en casi 73% cada uno69, pasando el primero a contar con 543.170 habitantes, y el segundo 659.339. Valencia apenas creció poco más de 7%, pero esa reducción se vio compensada por el crecimiento de sus poblaciones satélites: San Diego creció más de 66%, Los Guayos 62%, Naguanagua 121%, y Guacara casi 132%. Los efectos de este tramo también alcanzaron a algunas poblaciones del estado Miranda hacia los Valles del Tuy, como el caso de Charallave que incrementó su población de 14.440 habitantes a 32.226, lo que se traduce en un incremente de 123% en este periodo70. En 1962 abre sus puertas la planta ensambladora de Ford en la ciudad de Valencia, y en 1966 se encontraba concluido el proyecto de la tercera etapa del Parque Industrial de Valencia. Es también durante esa década que comienzan las actividades de Negroven,

Oficina Central de Estadística e Informática, XIII Censo General de Población y Vivienda Estado Carabobo. Caracas, OCEI, 2003, p. 25. 67 Idem. 68 Los cálculos se efectuaron con los resultados de los censos noveno y décimo contenidos en las siguientes publicaciones: Noveno Censo General de Población Estado Carabobo. Caracas, Ministerio de Fomento, 1966, pp.131 – 132; y, Décimo Censo de Población y Vivienda, tomo VII, Ministerio de Fomento, 1975, pp. 189 – 190; Noveno Censo General de Población Estado Aragua. Caracas, Ministerio de Fomento, 1967, pp.; y, Décimo Censo de Población y Vivienda, tomo VII, Ministerio de Fomento, 1975, pp. 99 – 100. 69 Los cálculos se efectuaron con los resultados de los censos noveno y décimo contenidos en las siguientes publicaciones: Noveno Censo General de Población Estado Miranda. Caracas, Ministerio de Fomento, 1965, pp.131; y, Décimo Censo de Población y Vivienda, tomo VII, Ministerio de Fomento, 1975, pp. 385 – 386. 70 Los cálculos se efectuaron con los resultados de los censos noveno y décimo contenidos en las siguientes publicaciones: Décimo Censo General de Población Estado Miranda. Caracas, Ministerio de Fomento, 1965, p. 131. 66

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Goodyear, Firestone y Grasas Valencia71, y se produce la expansión de las zonas industriales de Las Tejerías, Maracay, La Encrucijada, Cagua y La Victoria72. Una década después, la de los setenta, Aragua vio incrementada su población en aproximadamente 64%, llegando a los 891.623 habitantes, mientras que Carabobo llegó a superar el millón de habitantes al contabilizarse el 1.062.268, para un incremento del 61%. Todavía seguían siendo ritmos muy altos pero se observó un retroceso en la tendencia que se empezó a reafirmar en las décadas de los ochenta y noventa, estabilizándose sus crecimientos en torno al 30%, siendo todavía ésta una cifra mucho más alta que la presenta el crecimiento promedio en todo el país73. Otra manera de ver el efecto que tuvo la construcción de la autopista es circunscribiendo el análisis a las tres capitales que enlaza. En 1950 la única ciudad que superaba el medio millón de habitantes era Caracas, por lo que era la única metrópoli de Venezuela74, mientras que para el censo de 1981 se le habían sumado, entre otras, Valencia y Maracay. Valencia se consolidó como centro regional de importancia industrial, mientras que Maracay concentraba población debido a la presencia de un sector manufacturero y al apoyo que se les dio en su momento al sector agrícola y al turístico del estado Aragua y regiones vecinas. Estos procesos pudieron darse gracias a la construcción de la autopista. La concentración de la población en grandes ciudades y metrópolis ha dado como resultado un proceso de conformación de regiones metropolitanas, fenómeno urbano que se encuentra estrechamente relacionado con el transporte y las comunicaciones, fomentando la interdependencia e integrando social y económicamente a los centros poblados 75 . Es así como la Autopista Regional Central ha contribuido con la consolidación de dos regiones metropolitanas: la primera es la de Caracas, sumando el sistema urbano de los Valles del Tuy

Leonor C. Barrios A., Desarrollo Industrial Valenciano (1870 – 1945), p. 123. Ismael Pérez Vigil, La Industrialización en Venezuela (1952 – 2000). Revista SIC, Nº 760, p. 474, pp. 474 – 477. 73 Los cálculos se efectuaron con los resultados de los censos octavo y noveno contenidos en las siguientes publicaciones: Oficina Central de Estadística e Informática, XIII Censo General de Población y Vivienda Estado Aragua. Caracas, OCEI, 2003., p. 25; y, Oficina Central de Estadística e Informática, XIII Censo General de Población y Vivienda Estado Carabobo. Caracas, OCEI, 2003, p. 25. 74 El concepto de metrópoli para el Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía (CELADE – CEPAL – ONU) se aplica para centros poblados de más de cuatro millones de habitantes, sin embargo, Venezuela adaptó esa definición estableciendo que son aquellos que superan el medio millón de habitantes. 75 Manuel G. Delgado L., Población urbana en Venezuela: una mirada al pasado y una visión prospectiva del presente y el futuro. V Encuentro Nacional de Demógrafos y Estudiosos de la Población, Universidad Central de Venezuela, Caracas 29 – 30 de noviembre 2011, pp. 22-23. 71 72

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conformado por Santa Teresa, Cúa, Ocumare, Santa Lucia, Charallave y San Francisco de Yare, al de Guarenas – Guatire - por la Autopista Petare – Guarenas -, y Los Teques y los Altos Mirandinos - por la Panamericana-; y, la segunda la de Valencia – Maracay integrada por estas dos metrópolis, La Victoria, y al eje Puerto Cabello – Morón, siendo su población superior a los 8 millones de habitantes según el censo de 2011, y estimándose que podría superar los 10 millones para el 203076. Además, se puede afirmar que: “…estas dos regiones colindantes aun cuando no existe continuidad del espacio construido, mantienen fuertes relaciones de interdependencia entre sí al punto que […] pueden ser consideradas una megalópolis…”77

Conclusiones No cabe duda que la construcción de la Autopista Regional Central ha significado una mejora sustantiva de los tiempos de viaje entre las ciudades de la región central del país, constituyéndose en una gran obra de la ingeniería venezolana debido a las dificultades que representó su diseño y construcción por las condiciones topográficas y geológicas de las zonas que atraviesa, en particular en los tramos Coche – Las Tejerías y Valencia –Puerto Cabello. Asimismo, su construcción y puesta en funcionamiento se tradujo en un mayor flujo de bienes y personas, dinamizando la economía de los estados Aragua y Carabobo, y en general de toda la región central del país, haciendo de ella una de las principales arterias viales de Venezuela. Además, ha contribuido al proceso de formación de metrópolis en la región central del país, mediante la aceleración del crecimiento de la población y el establecimiento de industrias en su área de influencia, al tiempo que ha fomentado la interdependencia e integración social y económica de los centros poblados, conformando de esta manera las dos regiones metropolitanas más densamente pobladas del país, la de Caracas y la de Valencia – Maracay.

Ibídem, p. 26. Marcos Negrón, Ciudad y Modernidad, Ediciones del Instituto de Urbanismo – Comisión de Estudios de Postgrado (FAUUCV), 2001, Citado por Manuel G. Delgado L., Ob. Cit., p. 26. 76 77

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Por otra parte, debido a la superposición que se ha producido de sus hinterlands, se estima que para el 2030 terminarán conformando una megalópolis más modesta, pero similar, a otras que existen en América Latina, como Sao Paulo y Ciudad de México. En conclusión, se puede afirmar que las vías de comunicación son grandes modificadoras de los espacios geográficos, de las actividades económicas, y de los patrones de poblamiento.

FUENTES Primarias Publicaciones Oficiales Ministerio de Fomento, Décimo Censo General de Población 1971 Estados Aragua, Carabobo y Miranda. Ministerio de Fomento, Octavo Censo General de Población 1950 Estados Aragua, Carabobo y Miranda. Ministerio de Fomento, Noveno Censo General de Población 1961 Estados Aragua, Carabobo y Miranda. Ministerio de Obras Públicas, Memoria y Cuenta desde 1945 hasta 1968. Oficina Central de Estadística e Informática, XI Censo General de Población y Vivienda 1981 Estados Aragua, Carabobo y Miranda. Oficina Central de Estadística e Informática, XIII Censo General de Población y Vivienda 2001 Estados Aragua, Carabobo y Miranda. Testimoniales HUMBOLDT, Alejandro, Viaje a las Regiones Equinocciales del Nuevo Continente. París, Casa de Rosas, 1826, Tomo III, pp. 368.

Secundarias ARCILA FARIAS, Eduardo, Historia de la Ingeniería en Venezuela. Caracas, Colegio de Ingenieros de Venezuela, 1961, Tomo I, pp. 364.

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RESEÑAS

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Fotografía: Adriana Parga Valeria @msjuliett

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Jo Guldi y David Armitage. Manifiesto por la Historia. Barcelona: Alianza Editorial, 2016.

Yuruari Borregales Profesora de Geografía e Historia, egresada del Instituto Pedagógico de Caracas (UPEL-IPC). Magíster en Educación mención Enseñanza de la Historia. E-mail: [email protected]

Una dupla de historiadores adscritos a universidades estadounidenses se unieron hacía un par de años con el fin de publicar una obra que, en hora buena y a fines de 2016 vio luz a su traducción en lengua castellana. El trabajo que presentamos constituye un contundente llamado de atención sobre la utilidad actual de la Historia y la función de sus historiadores, así como los desafíos que a partir de la segunda mitad del siglo XX moldean sus derroteros. Enmarcados en la tradición de la longue dureé que se consolida en torno a la figura de Fernad Braudel hacia 1958, los autores realizan un análisis de la influencia y evolución de esta corriente histórica al tanto que describen su declive y el despliegue de los estudios en Microhistoria. En este punto comienzan a hilar lo que ellos describen como un resurgimiento de la larga duración, a la vez que exponen y cuestionan el estado actual de la Historia en la Centro de Investigaciones Históricas Mario Briceño Iragorry

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medida que enuncia una dirección a tomar. Si la historia no solo está llamada a permitirnos comprender el pasado y las causalidades del estatus quo, más aún debe ser terreno fértil de análisis y preparación del “futuro público” de la humanidad. El texto pone en relieve los enfoques que en ocasiones ponen en disyuntiva y limitan la Historia: cortoplacismo y perspectivas parroquiales respectivamente (ámbito espaciotiempo), pues ambas son necesario superarlas en aras de establecer un relato que posibilite establecer patrones y puntos de inflexión, así como una narración no solo trasnacional sino mundial, estimadas convenientes en un entorno globalizado. Debido a que el tiempo, es centro de la profesión histórica, son los estudios de larga duración aquellos que mayor posibilidad tienen de ofrecer a la humanidad escritos susceptibles de generar propuestas de conducción mundiales. Por otra parte, ponen la lupa sobre el papel de las universidades, puesto que tienen una responsabilidad cada vez mayor. La producción de conocimiento en la era digital debe, de forma imperante, trascender a la academia, ofrecer fórmulas de juicio de larga duración que expongan las causalidades, el estado actual de los problemas globales y la alternativas institucionales de que servirían de palanca creativa y de redirección. Así mismo, preparar profesionales que empleen las herramientas de análisis que la tecnología ofrece, así como las big data (suerte de datos en series de alcance mundial, testimoniales pero por sobre todo institucionales), con el fin de hacer vigentes y competentes los estudios históricos, aplicables a los escenarios políticos, económicos, sociales y culturales que enfrentamos en el mundo actual. Partiendo de las ventajas de la nueva longue dureé, a saber: flexibilidad mayor que la anterior, relación estrecha con nuevas fuentes y las big data, superior vigor crítico y orientación hacia el futuro público, se espera que la historia como ciencia y punta de lanza de las humanidades redimensione sus aspiraciones. Ha quedado relegada a una disciplina aislada de la crisis global en la que la economía ganó el terreno como asesora de gobernanza, así como la sociología e incluso la climatología, función esta que Clío en alguna oportunidad tuvo. Entre los nuevos roles que la ciencia del pasado debe asumir podemos contar. Derrumbar los mitos y fundamentalismos que se han enquistado en la Historia hasta

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obstaculizar el juicio crítico de las nuevas generaciones de profesionales y del público general. Garantizar asesoramiento a la gobernanza mundial y las múltiples instituciones con el fin de determinar su funcionabilidad, viabilidad y alcances, ser esquemas de guía ante la crisis en torno a temas desesperadamente actuales como la desigualdad, el gobierno y el cambio climático, y otros tantos como la democracia y el capitalismo, ambos envoltorios no precisamente decorativos del orden mundial. Sistematizar, de la mano de las herramientas digitales, las fuentes documentales y hacer accesibles redes de archivos que de otra manera estarían invisibilizados por velos institucionales, combatir burocracias creando redes alternativas y democratizando el acceso al conocimiento histórico y sus fuentes. En este sentido, tiene la doble misión de cuidar la selección, omisiones y manipulaciones en torno a los datos, ofrecer más que contexto a otras disciplinas, y por otro lado, crear relatos comprensibles y persuasivos a todo público superando el cerco académico. Otras de las cuestiones en que proponen, la historia debe ponerse al día, estriba la necesidad de fusionar los aportes de los estudios micro históricos y macro históricos. Consideran los autores que esta primera ha fraguado un nivel de estilización y profundidad tal en sus estudios (episodios, fenómenos o biografías) que la larga duración tiene mucho que aprender. No hay que perder la mirada sobre el hecho que los autores no temen en confesar que su texto tiene gran influencia “anglófona”, como ellos mismos le denominan, y en base a ello estiman diversas generalizaciones. Otro de los puntos, si se quiere, de controversia, estriba en el instar continuamente a los profesionales de la historia a tomar partido, fijar posición ante las diatribas modernas, lo que significaría quizás, entre otras cosas, mantener la chispa de discusión sobre el dilema de la subjetividad – objetividad dentro de las ciencia sociales. Entre muchos otros elementos, sus consideraciones no hacen sino generar una muy productiva reflexión sobre el quehacer del historiador actual y su función a la luz de los continuos cambios del orbe. La historia tiene un compromiso ineludible con la humanidad, básicamente el compromiso social de ponerse a tono con los avatares del mundo, no solo el de hoy sino de mañana. El futuro lo creamos ahora, en este momento, es menester atacar las exigencias Centro de Investigaciones Históricas Mario Briceño Iragorry

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actuales con estudios que las desnuden las últimas consecuencias de nuestros cambios como sociedad y determinen las mejores posibilidades de conducción en todo tipo de órdenes; aportar ante la crisis esquemas que nos permitan entender el caos en el que de una u otra manera transita la humanidad, ofrecer soluciones alternativas ante nuestro “futuro público” sin relegar la responsabilidad a otras ciencias o disciplinas. El trabajo interdisciplinario más que nunca se impone, mientras que la historia de larga duración deja de ser cada vez más una opción para presentarse como una necesidad apremiante.

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Jorge Bracho. Liberalismo e independencia en Venezuela. Valencia: Fondo Editorial Carabobo, 2016.

Miguel Díaz Chang Profesor de Ciencias Sociales (Universidad de Carabobo). Magíster en Educación Mención enseñanza de la Historia (UPEL-IPC) E-mail: [email protected]

Con base en una amplia bibliografía, así como en fuentes primarias, Jorge Bracho realiza un escrutinio pormenorizado de representaciones, conceptos e ideas, que de manera reiterada son expresados por quienes estuvieron involucrados en el debate político de los años 1810-1811. Al alejarse de la huera descripción de acontecimientos y enumeración de acciones relevantes, Liberalismo e independencia en Venezuela resulta ser una obra de fuerte talante crítico, cuyos aportes enriquecen el debate historiográfico acerca de los inicios de la independencia venezolana. A partir de la introducción se hace explícita la preocupación del autor por definir cuáles son los fundamentos teóricos y metodológicos que alimentaron su trabajo, de allí que hagamos hincapié en delinear estos aspectos. Inicialmente parte de los predios de la Historia conceptual, de las mentalidades y de la filosofía política; con base en estas disciplinas, el autor sostiene que es posible distanciarse de un tipo de interpretación lineal de la historia, pues advierte un flujo constante de idas y vueltas de representaciones, configuraciones, términos.

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Por medio de la interpretación de representaciones Bracho atisba que a partir de 1810-1811, fundamentalmente a través de mecanismos divulgativos como la prensa, se articula una narrativa que muestra pertinencia temporal, espacial y política, que deja ver el uso de ideas y conceptos con el propósito de otorgar validez y justificar las ejecutorias llevadas a cabo por los independentistas en respuesta a lo sucedido en Bayona. Esto es lo que en hermenéutica se ha denominado “requerimiento narrativo o necesidad de historia”. A partir de esta categoría, el autor se distancia del canon académico al afirmar que las diferentes ideas, valores, conceptos e imágenes recobraron un sentido otro, al ser requeridos por actores políticos, e insertados en contextos distintos de donde emergieron bajo el influjo de novedosos procesos de socialidad y civilidad. Ahora bien, Bracho ubica las independencias americanas en los predios del “sistema mundo moderno”, categoría que remite a un espacio físico-temporal que aglutina la expansión, reduplicación o mimesis de distintas ideas y conceptos expresados al interior de la esfera política, fundamentalmente bajo el influjo del mundo occidental. El autor sostiene que este conjunto de ideas y valores se constituyeron como resultado del liberalismo histórico. Esto supone la aceptación de que la conformación de los significados y usos otorgados a las representaciones ligadas al liberalismo son resultado de procesos históricos disimiles, configurados al fragor de posturas confrontadas. El libro está dividido en doce capítulos, cuyo desarrollo no responde a una lógica lineal, pues, se alimenta de argumentaciones e ideas en torno de soberanía, ley, ciudadanía, republicanismo, constitucionalismo y liberalismo, no solo como resultado de su desarrollo al interior de la esfera política del “sistema mundo moderno”, sino también como manifestación de los sucesos de 1810-1811. De ahí que únicamente remitimos las argumentaciones esenciales que permiten acercarnos a la interpretación propuesta por el autor. La denominada impronta liberal responde a la reduplicación o mimesis, expansión y difusión de ideas asociadas al liberalismo en un período de tiempo aproximado entre el siglo XVI y el siglo XVIII. En este contexto, por medio del pensamiento político se difundió la idea de la libertad como seguridad; entonces, se hizo común que la finalidad de todo gobierno era garantizarla, puesto que con ésta se aseguraría la libertad. Con base en esta idea se pensó que debía reservarse al Estado la aplicación de las leyes con las cuales fuese posible ofrecer

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garantías de seguridad a los individuos y a partir de su consecución, el disfrute de derechos y propiedades. En el mundo de la política moderna el individuo pasó a convertirse en el centro de todas las argumentaciones, ya que su potencialidad radicó en su crecimiento interno, autonomía y ausencia de interferencia externa. En este sentido, aparece la idea de que un contrato originario pactado entre individuos racionales (sociedad) y el Estado, permitía el establecimiento del gobierno, entendido como agente mediador entre los intereses de los dos primeros. Este modelo teórico debía limitar las manifestaciones irracionales de los individuos, su naturaleza. De allí en adelante, la unanimidad política se empezó a expresar por medio de leyes, acuerdos, edictos. En resumen, la esfera política moderna empezó a entenderse como libertad o liberación del yugo opresor, más garantía de seguridad y pleno disfrute de la propiedad. Estos valores y principios políticos surgidos en el “sistema mundo moderno” y delineados desde el siglo XV estimularon la apelación que iniciaran los americanos de las Reformas Borbónicas, expresión concreta del cuestionamiento a la realidad colonial, y posteriormente alimentaron las argumentaciones y acciones de las independencias. Según Bracho, era generalizada la idea de que la América hispana constituía, por lo menos así lo reflejan las argumentaciones de los americanos durante 1808-1810, una porción territorial del reino, de ahí los requerimientos de autonomía en concordancia con derechos similares o equitativos con las provincias ubicadas en la península. En América se observó la constitución de la Regencia, al no considerar la representación de las provincias fuera de la península, como un acto espurio, no acorde a lo establecido en las leyes del reino. Estos razonamientos no tenían otro sustento que el de la idea de soberanía, cuyo uso, por lo menos desde el siglo XVI, estaba asociado con el derecho de resistencia que una comunidad política podía invocar ante la tiranía de un monarca. Por su parte, la idea de tiranía se asociaba con mal gobierno, es decir la usurpación del derecho a la libertad y seguridad bajo las cuales todo individuo podría usufructuar su propiedad y hacer uso de las riquezas circundantes para su prosperidad. Según el razonamiento de quienes protagonizaron el año 1810, continúa Bracho, la Regencia usurpaba el derecho a la soberanía;

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al actuar investidos por el derecho a la resistencia, así como por la necesidad de restitución del orden del reino, quedaron justificadas las acciones del mes de abril de aquel año. En este contexto aparece el vocablo revolución, término que fue asociado por los independentistas con restitución de los derechos subrogados. Revolución significó reivindicación, devolución y reconocimiento de la dignidad e individualidad del ciudadano. Aunque a partir de 1811 el concepto revolución se nutrió de la idea de restitución del bienestar y libertad usurpada por la tiranía, también empieza a expresarse en conjunción con regeneración, y comenzó a entenderse como sustitución de las jerarquías políticas, y no como salvaguarda de los derechos del monarca depuesto. El razonamiento revolucionario estuvo grandemente sustentado en la idea de ciudadano, esta noción se nutrió de los aportes del liberalismo, a partir del cual se extendió la idea de individualidad en asociación con voluntad. Bajo estas argumentaciones no existía ninguna manifestación previa a las instituciones que pudiera garantizar la libertad individual, de allí en adelante la institucionalidad se convirtió en el desiderátum para la consecución de un nuevo orden. Al momento de las independencias se presenta la posibilidad de plantear un orden jurídico asociado a la monarquía, la aristocracia o la república representativa, la cuestión central era la representación por medio de la cual una voluntad general delega su soberanía. Bracho afirma que la opción elegida fuese el republicanismo como mecanismo diferenciador, de distanciamiento, con respecto no solo al imperio español, sino también, a la Europa en su totalidad, donde la monarquía estaba representada extensamente. La república habría de asegurar la felicidad, seguridad, libertad. La libertad o su posible realización se asociaron con el establecimiento de leyes, con su extensión y cumplimiento a todo el cuerpo social. Mientras que la igualdad fue pensada como viable, en el marco de la ley, ya que esta aseguraba su extensión entre los hombres por medio del goce de sus propiedades, la manifestación de pensamiento y opiniones. En este sentido, la república, la independencia, la ley, fueron pensadas en tanto oposición a la monarquía, con facultades para alcanzar lo que se suponía era derecho natural de la América hispana: constituirse como nación, elegir sus autoridades y darse leyes para regir la vida de sus ciudadanos conforme a esos señalamientos.

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Laura Castillo de Gurfinkel. Humberto García Arocha (1912-1995). Caracas: Universidad Pedagógica Experimental Libertador, 2014.

Rossany Calderón Estudiante de pregrado, Instituto Pedagógico de Caracas. E-mail: [email protected]

La Doctora Castillo de Gurfinkel, formó parte de la generación del 46, como se le ha denominado a los 14 pioneros a quienes se les atribuye la introducción de la enseñanza de las ciencias naturales en el subsistema de educación media Venezolana, compartiendo este sitial de honor con Humberto García Arocha, a quien seleccionó para rendir homenaje como figura central de este texto, arbitrado y publicado por el Vicerrectorado de Extensión de la Universidad Pedagógica Experimental Libertador en el año 2014. Obra en donde la autora hace un recorrido por la vida personal, profesional y política de quien llegó a ser Ministro de educación en 1946, acompañando la gestión de Don Rómulo Betancourt, quien presidia la otrora Junta Revolucionaria de Gobierno.

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En esta magistral obra, titulada “Humberto García Arocha (1912-1995)”, la autora logra a través de una mirada reflexiva e histórica, develar las implicaciones del decreto Nº 321 promulgado por Rómulo Betancourt como presidente de la Junta Revolucionaria de Gobierno, siendo García Arocha Ministro de Educación, quien hizo un breve pero destacado transitar, frente al ministerio, debido a las manifestaciones en apoyo y en contra de referido acto administrativo, así como la inmediata entrada en vigencia del decreto Nº 344, que pospone la implementación del anteriormente referido. Sin embargo, se considera de gran pertinencia señalar que, la autora le da al decreto Nº321 un balance muy positivo en cuanto a la introducción de la enseñanza con caracter y rigurosidad científica dentro del sistema educativo venezolano, trayendo consigo un profundo cambio en la metodología de evaluación y las exigencias que debía hacerle el Estado a las instituciones educativas de carácter privado para tener una educación de calidad, ajustada a las exigencias de la trasformación que se estaba llevando a cabo en Venezuela en el momento histórico donde se desenvuelven los acontecimientos, así mismo, indica que esta propuesta representaba un cambio de actitud en los profesores tanto de primaria como de secundaria al poder conducir el proceso educativo y de la misma manera un cambio sustancial en los estudiantes quienes verían día a día el fruto de su esfuerzo, ya que podían ser exceptuados del examen final un promedio igual o superior a quince puntos en las calificaciones bimestrales. Del mismo modo, nos relata la vinculación del personaje con la candidatura de Rómulo Gallegos, donde fungió como parte del comité pro-candidatura del mismo, que logró realizar un mitin en el Nuevo Circo de Caracas, el 5 de Abril de 1941, que se entendió como un éxito rotundo al contar con la presencia de 15.000 personas aproximadamente, así mimo destaca su actuación en el periodo de nuestra historia contemporánea, llamada trienio democrático, momento en el cual se le otorga la dirección del Ministerio de Educación, frente al cual tuvo un paso breve pero de gran significación en cuanto al desarrollo propuesto para el sistema educativo Venezolano, igualmente se recrea su lucha contra la dictadura implantada en Venezuela luego del derrocamiento Rómulo Gallegos como Presidente constitucional en 1948, lucha que lo lleva a formar parte de un grupo de propaganda en contra del régimen dictatorial, que se encarga de reproducir material, y esconder principalmente a las figuras

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más buscadas, esto hace que tenga que recurrir al exilio para salvaguardar su vida, pero desde Canadá sigue siendo blanco de atropellos por parte de la dictadura y de igual, participación que merece una mención especial, ya que el desenvolvimiento de su vida tanto en el ámbito académico, como en el político estuvo siempre marcado por sus inclinaciones democráticas. En este mismo orden de ideas, la obra, recoge las impresiones de muchos de sus alumnos, compañeros y destacados docentes, en diversas entrevistas llevadas a cabo en 1990, cuando se cumplieron 44 años de haberse promulgado el decreto Nº321, que consistía fundamentalmente en la eliminación de los exámenes finales, así como también establecía una diferenciación en los procedimientos de evaluación, lo cual buscaba implementar una labor formativa integral, que se diera durante todo el año y no solo en el mes de julio, que es donde finaliza el año escolar, lo cual se explicaba como una intención que anima una doctrina pedagógica saludable, entre los que se cuentan: Haydee Bethencourt, Gustavo Bruzual, Maryluz Carrero, Yolanda Carrero, Yolanda Delgado de Bostrom, Olga Larralde de García Arocha, Ruth Lerner de Almea, José Rafael Marrero, Olga Martin de Larralde, Elena Martínez, Gisela Muskus de Falcón, José Alejandro Rodríguez, Mercedes Urbaneja,. También se incluyen las vivencias del propio Humberto García Arocha, quien relata su experiencia, precisando anécdotas y fijando postura en cuanto a la aplicación del mencionado decreto. La mayoría de los entrevistados coincidieron en los beneficios que referido instrumento aportaba al subsistema de educación media venezolana y en especial para la enseñanza de las ciencias naturales, en donde se destaca como punto detonante del conflicto el cambio que debía realizarse en el proceso de evaluación. Especial connotación se hace en el texto, al referirse a la entrevista realizada por el diario El Nacional al Doctor Humberto García Arocha, el 29 de Octubre de 1992, día en que éste cumplía 80 años, en la cual se hace énfasis en su paso por el Ministerio de Educación y los efectos que en su vida profesional tuvo asumir la coautoría del decreto Nº 321, así mismo, destaca el papel que a su juicio juega la Universidad como “fábrica de profesionales” y la visión de la educación para la época. Recordando el entrevistado, anécdotas de cuando fue concejal y Alcalde de Caracas, rememorando la idea de considerarse parte de la generación del 46. Centro de Investigaciones Históricas Mario Briceño Iragorry

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Por último, se presenta una entrevista titulada: “La García Arocha de esta Centuria”, realizada a la Doctora Cecilia García Arocha, sobrina de Humberto García Arocha y Rectora de la Universidad Central de Venezuela, en donde se destaca la lucha por la universidad democrática y libre que lleva a cabo en la actualidad como lo hiciera quien es el personaje central de esta publicación. De la misma manera recoge las opiniones y recuerdos de algunos de sus alumnos entre quienes destacan: Sonia Hecker, Ramón Tovar, Carlos Canache Mata, Blas Bruni Celli, Héctor Grisanti Luciani, Angela Angulo y Laura Castillo de Gurfinkel, quienes resumen la vida de Humberto García Arocha, destacando su rol como maestro y amigo, y remembrando lo que para la educación Venezolana significó el decreto Nº 321. Conviene subrayar la importancia que expresa la autora sobre el personaje estudiado, no solo como un insigne maestro que contribuyo a la formación de profesionales de calidad, desde la perspectiva científica, sino como forjador de ideas de libertad y democracia y del rol humanista que mantuvo con todos sus alumnos a quienes inculco, o trato de hacerlo, el sentido de responsabilidad y honradez con la profesión elegida, pero a su vez con el mejor cumplimiento de esa labor para la construcción de una Venezuela llena de provenir, que contase con un talento humano capacitado y a la altura de los procesos complejos de transformación política y social que experimentaba el país. En lo que se refiere a los aportes hechos por Humberto García Arocha, la autora destaca aspectos fundamentales, como los son desde el punto de vista científico, su tesis doctoral, que constituye un trabajo invaluable sobre la tuberculosis, donde destaca el interés sanitario, y hace un recorrido por la situación precaria en esta materia que vivía Venezuela, y por ello se propone a crear una línea de investigación en este campo, para así contribuir a la develación de los factores de contagio, que para ese momento, aun no se conocían con exactitud. Y desde su carrera como médico y profesor universitario, realizó numerosas contribuciones con temáticas sociales, como la malnutrición en los niños, la inmunología y desde la doctrina universitaria, siempre demostró preocupación por los aspectos relacionados con la misión de la universidad, sus valores, sus problemas, y la importancia de la ética y la investigación científica dentro de la misma para así contribuir a la mitigación de los problemas que aquejan a la población.

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Gonzalo Pulido Ramírez. De Carabobo al Cerro La Mona: Un nuevo enfoque de la Batalla de Carabobo 1821. Caracas: Editorial Amolca, 2014.

Alfredo Lovera Ríos Estudiante de Ingeniería en Telecomunicaciones Universidad Católica Andrés Bello E-mail: [email protected]

La Batalla de Carabobo (1821) tiene un significado histórico de gran envergadura para Venezuela, a pesar de su importancia, la historiografía venezolana ha tenido contradicciones en las publicaciones que narran desde un punto historiográfico la misma. El más reciente trabajo de Gonzalo Pulido, pretende dar un aporte más al debate. Se analiza desde un punto científico, muy alejado de las pasiones superficiales y románticas en la que han caído muchos historiadores al reseñar la batalla más importante que se ha librado en suelo patrio. Tiene una gran riqueza en contenido y referencias para plasmar con notable exactitud lo sucedido en el preludio y enfrentamiento militar en la sabana de Carabobo. La estructura del libro va orientado a un público en concreto y muy específico: historiadores y puntualmente la línea historia militar. La narrativa, descripción gráfica de los uniformes militares, armas, banderas y posicionamiento de las unidades en el terreno son Centro de Investigaciones Históricas Mario Briceño Iragorry

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parte de los elementos de la obra. Hay que resaltar la participación de la investigación del Dr. Fernando Falcón Veloz y Coronel (R) del Ejército de Venezuela, que robustece con sus conocimientos militares conceptos, lenguaje militar y asesoramiento. Este trabajo está dividido en cuatro capítulos, y son de esta manera. En el primer apartado se usa una gran variedad de fuentes de historia militar y teóricos militares, se hacen comparaciones de otras batallas de la historia con la batalla de Carabobo (1821) y un profundo análisis del estado del Ejército independentista y realista en el preludio de la confrontación. El Segundo capitulo, El imaginario militar de una batalla, banderas, armas y uniformes. Este capitulo tiene un peso importante en la obra por contener recursos valiosos y casi inexistentes en la historiográfica militar nacional, expone en dicho capítulo las armas usadas en la batalla por ambos bandos, los uniformes y banderas –se tomaron de referencias históricas y diarios de personajes presenciales o participantes de la batalla-. En su tercera parte, nos topamos la magnitud de los oficiales y tropa que participaron, desde los oficiales de compañía hasta sus generales, y el estado posterior de los mismos luego de la batalla. Seguidamente el cuarto capítulo, Se destruyen los mitos que oscurecen la verdadera confrontación, se le hace honor y un gran tratamiento histórico a ese hecho, los mapas, posiciones de las unidades, el recurso de los diarios de los participantes para encajar cada movimiento de ambos ejércitos en la batalla, los lugares de encuentro de los cuadros militares, formaciones empleadas y resultado de la misma.

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Eventos

ᴥ Yolimar Gil Amundarain

ᴥ Profesora (Geografía e Historia) egresada del Instituto Pedagógico de Caracas. Diplomado en Historia Contemporánea de Venezuela (Fundación Rómulo Betancourt). Cursante de la Maestría en Historia de Venezuela (Universidad Católica Andrés Bello). E-mail: [email protected] Centro de Investigaciones Históricas Mario Briceño Iragorry

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Clase abierta Manuel R. Egaña: pensamientos y acción en torno al petróleo en Venezuela Universidad Simón Bolívar. 15 de febrero de 2017

La mañana del 15 de febrero del presente año, se dieron cita en el Conjunto de Auditorios de la Universidad Simón Bolívar (USB) los ponentes; Asdrúbal Baptista, Luis Xavier Grisanti, Gustavo Salcedo Ávila, Fernando Luis Egaña y Luis Fernando Castillo en la clase abierta Manuel R Egaña: pensamientos y acción en torno al petróleo en Venezuela; actividad auspiciada por el Departamento de Estudios Generales, el Departamento de Ciencias Sociales, la Coordinación del Ciclo Básico y la Coordinación de posgrado en Ciencias Políticas de la Universidad Simón Bolívar. En torno a los setenta años de la publicación del libro: Tres décadas de producción petrolera los oradores no solo proyectaron las ideas principales del texto, sino que dieron una visión completa de su autor; Manuel R. Egaña. Evidenciando aspectos claves como su calidad humana, su actuación en los gabinetes de Estado y su rol como economista, estadista y jurista. Con el auditorio a su máximo aforo, donde se contaban estudiantes tanto de la Universidad Simón Bolívar como de la Universidad Pedagógica Experimental Libertador, se dio inicio a la jornada con la ponencia intitulada: El pensamiento petrolero desde el Estado: un hombre de Estado, presentada por el economista, abogado y profesor universitario Asdrúbal Baptista quien explicó como Manuel R. Egaña logró mantener un enfoque instruido del manejo de los hidrocarburos en los períodos en los que tuvo influencia dentro de presidenciales.

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De seguida, Luis Xavier Grisanti se dirigió a la audiencia con la disertación Petróleo y desarrollo en el pensamiento de Manuel R. Egaña. El presidente ejecutivo de la Asociación Venezolana de los Hidrocarburos presentó la perspectiva de avances tecnológicos que el personaje central sostuvo en cuanto a la extracción de hidrocarburos, donde imperó una visión en germen que buscaba satisfacer las necesidades no sólo económicas del país sino una perspectiva global e integral en donde se cubrirían las carencias propias de la época. Fernando Luis Egaña continuó en Manuel R. Egaña constructor de instituciones económicas y fiscales, sólidas, nacionalistas y progresistas, expuso no solo la visión de economista, jurista y política de su ancestro. En este sentido, brindó un enfoque distinto a los antes planteados, narrando sus vivencias desde un punto de vista personal y familiar, mostrando la calidad humana de Manuel Egaña. Un personaje comprometido con el porvenir del país y quien se dedicó en cuerpo y alma a la mejora de la administración pública nacional. Posteriormente el galardonado con el segundo lugar de la Bienal de Historia Rafael María Baralt en su quinta edición; Gustado Salcedo Ávila, explicó a través de su ponencia Manuel R. Egaña y la política petrolera en tiempos de dictadura la relación entre el período dictatorial en Venezuela y los precios del petróleo, así como el contexto internacional y el rol que ello tuvo en la economía del país. Para cerrar el profesor e investigador Luis Fernando Castillo Herrera expuso: Venezuela una república planificada: el Proyecto Nacional de Manuel R. Egaña, el editor de la Revista Tiempo y Espacio culminó el ciclo de ponencias con la visión estadista del personaje homenajeado, explicando los proyectos que a su juicio eran imprescindibles e ineludibles para el eficiente desarrollo de la nación, enumerando los que en el transcurrir del tiempo se efectuaron y los que aún están a la espera de ser producidos. Manuel R. Egaña en el contexto histórico venezolano ha quedado en el ostracismo del pensamiento a pesar de las diversas luces que implantó en su larga representación en la política nacional, muchos de los oyentes desconocían los resultados de los esfuerzos realizados por él, no obstante, el evento planteado como una clase abierta logró exaltar la labor que realizó Egaña, yendo más allá de los aspectos laudatorios, se logró apreciar el valor constructivo, los aportes y la visión de un civil que pensó en el porvenir del país.

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Cine foro: CAP 2 Intentos Carlos Andrés Pérez Instituto Pedagógico de Caracas. 06 de junio de 2017

La mañana del seis de junio del año en curso un conjunto de estudiantes y distinguidos profesores se reunieron en el Auditorio Simón Bolívar del Instituto Pedagógico de Caracas para asistir al evento titulado Cine foro: CAP 2 Intentos. Esta actividad tuvo como objetivo principal la proyección de la cinta cinematográfica dirigida y producida por el historiador y documentalista Carlos Oteyza la cual gira en torno al primer y segundo gobierno del expresidente Carlos Andrés Pérez. El evento contó con una nutrida participación de estudiantes, profesor y público general. Durante la proyección de la película se pudo aprecia el asombro, interés y la satisfacción de todos los espectadores. Una vez culminada la proyección, el moderador y organizador del evento el profesor Luis Fernando Castillo Herrera presentó a los panelistas: Richard López profesor del Instituto Pedagógico de Caracas, Yuruari Borregales docente y magíster en educación, Lorena González productora del film y la bachiller Rossany Calderón. Richard López brindó una clara explicación referente al proceso de descentralización que se intentó implantar durante la magistratura del presidente Pérez, los pasos políticos que se desencadenaron posterior a la separación y ruptura con el partido político Acción Democrática y por último la influencia de las elecciones directas de alcaldes y gobernadores en la toma de decisiones de Carlos Andrés Pérez. Seguidamente la profesora Yuruari Borregales mostró la visión que se tuvo de Carlos Andrés Pérez en la prensa desde el matiz de las caricaturas, allí expresó como estas imágenes representaron una queja constante principalmente en el segundo gobierno.

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A la inmediatez, la profesora Lorena González quien también es productora general de la cinta explicó como fue el proceso de producción de la película y a su vez el mensaje que intentaron transmitir; un llamado de reflexión a los venezolanos con respecto a los errores gubernamentales y sociales que se han producido en el país. Hizo un llamado de conciencia a las nuevas generaciones para observar con atención y crítica para lograr construir un futuro efectivo y próspero. Por último, la bachiller Rossany Calderón presentó un esbozó de las contribuciones de la gestión de Carlos Andrés Pérez con respecto al Plan de Becas Ayacucho, el cual consideró la de vital importancia la formación de los jóvenes estudiantes en universidades fuera de nuestras fronteras. Sin lugar a dudas, este tipo de evento representa una ventana importante para el debate de problemas históricos, inyecta de vigor a la universidad y permiten que la comunidad academica pueda tener acceso a nuevas y diversas posturas del pasado reciente venezolano, evitando manejo simplistas, maniqueos y acomodaticios.

Yolimar Gil Amundarain Universidad Católica Andrés Bello [email protected]

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