Libro Dalcroze

Y PARTE SEGUNDA v v I 9 I I 9 I I I I I I I I I t, Capítulo 3 FINES Y MEDIOS DE LA RÍTMICA RETORNO A LAS FUEN

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PARTE SEGUNDA

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Capítulo 3 FINES Y MEDIOS DE LA RÍTMICA

RETORNO A LAS FUENTES

¡icemos con la idea prirnitiva, tal como la expuso el creador de la Rítmica, dispondrernos de un

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a en lQl0, Jaques-D¿lc¡,zc había dcfinrdu clara,n.ntc n,r sólo l,,s frncs de Ia Rúmica y los resulradc,. qu(' :e prol,rnia alcanzlrr, srn., lambién los mcdios generales que había quc pone¡ en juego para cl logro de talcs fines. En dos artículos publicados en esa época ( 1909 y 1910) encontramos un resumen de lt¡ esenci¿rl dc su pensamiento al respecto. Un pensamiento quc mr se verá

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sustancialmente modificado por ulteriores desarrollos; bien al contrario, estos últimos 1o ha¡án más preciso y aportarán casi siempre la confirmación de la experiencia. En cambio, los enriquecimientos que ha podido conrrccr la Rítmica gracias a la ampliación de sus horizontes, así como las bifurcaciones que ha sufrid.' cn , (.1\iones pr)r la influencia de practicantes de muy diversas per-

sonalidades, hacen necesario este retomo a las Árentes. Sería, en efecto, difícil en más de un aspecto reconstruir la empresa dalcroziana original partiendo únicamente de las observaciones actuales, en las que es preciso tener en cuenta, además, el encuentro de varias cornentes en evolución: las de [a educación, el movimiento artístico y la música actual. Pero cuando nos familia-

marco de referencia capa: ,Je hacernos coruprender la reaIidad dalcroziana subyacetrre a las actuales aplicaciones de [a Rítmica, a pesar de las difc¡encias entre estas últimas o de sus divergencias aparentes o reales. Para los propios dalcrozianos, este retomo a la. fucnte.

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(( r r rnir ,)fr(,rtuni-

dad para recuperar algunas r-rociones cent¡ales de su formación, con el fin de clctcnninar qué quecla de ellas en sLr prácric.r cot r.lrarrr. Como casi todos los innovaclorcs dc la enseñanza, fue poco a poco, tornanclo nota de carencias y defectos, como Jaques-Dalcroze cdificó su sistema; éste, a su vez, [e frre abriendo nuevas perspectivas. Dispuso tales carencias y defectos en tres niveles: en la propia educacitin music¿rl, en las interpretackrnes dc los futuros músicos profesionales y en las aptitudes motrices de los primeros alumnos de Rítmica.

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lquntx dz la educarión musica|

Por lo que concieme a la educación musical, Jaques-Dalcroze parría de la "iguiente comproFrNEs Y MEoros

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in RÍTMICA 7l

b¿cirin: en orro tiempo, el esrudio de [a música estaba ¡eservado a un pequeño número de "predesrinados", cuyas aptitudes espontáneas y el rnedio favo¡able en el que se desa¡rollaban llamaban [a atención, más o menos precozlnente, de los maestros encargados de instruir en [a profesión de músicos. Hoy día [a música es, cn principio, accesible a todo el mundo. Su enseñanza figura en los programas de escuelas en las que, naturalmentet no es preciso superar pruebas previas de aptitudes especiales en el campo musical. ¿Cuáles son las cualidades consideradas indispensables en el futuro músicol Jaques-Dalcroze las resumió como sigue: 1a

agudeza auditiva, la sensibilidad ne¡viosa,

el sentido rítmico - - es deci¡ el sentido justo de las relaiiones existentes entre los movimientos en el tiempo y los movimientos en

el espacie y, por último, la facultad

de

exteriorizar espontáneamente Ias sensaciones emotivas ( 1909, p. 64).

Y añade:

Sólo si estas diversas cualidades se encuent¡an reunidas, todas, aunque sea en estado embrionario, en el organismo del futuro músico, los esudios musicales podrán hacer de él un verdadero artista, pues ellas prueban que la música estÁ en é1, es parte de su organismo y se desarrollaní por el ejerci-

c¡o mismo de esas facul¡ades; pero si e.as facultades no exisren, ¿cómo se quiere que los estudios instrumentales las desarrollen...?

(íbi¿.).

Más tarde especificará (19lZa, p. 47): Se imagina comúnmenre que el simple reconocimíento de los nombres y de las relaciones entre las notas escuchadas constituyen [sic] un buen oído. B un eno¡. Hay otras

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LA R,TMrcA lAeuEs,DALCRozE

cualidades delsonido, aparte de la dife¡encia Je altur¿ de l¿s notas. El oíJr-r debe aprecrar k¡s dive¡sos grados de intensidad sonora, cle dinamismo, de rapidez o lentitud en la suce-

¿

sión de sonidos, de timbre, de todo lo que conforma, bajo el nombre dc cc¡lorido musical, la cualidad expresiva del so¡rido. A mi entender, e"ta cuahdad es la que tnás impor' ta que e[ niño posea por naturaleza para que se le pueda augurar un buen futuro musical.

Pero, insiste, es misión de la educación ir al encuent¡o de

Ia musicalidad del nino (ibid., p. 46).

En otras palabras: los sistemas de enseñan-

el pasado, han hecho pruebas, cuando las cualidades musicales enunciadas arriba ' se encr¡ntraban por definición presenres en todo alumno antes incluso de que comenzara a .aprender música", son impotentes a la hora de hacer surgir aptitudes que no se manifiesten -. de entrada. Esta laguna debe colmarla la educación musical, o no habrá servido de nada hacer la música supuestamente accesible a todos. Al -l dirigi,." a todos, esta educación ya no puede seguir dando por cierta la existencia de capacidades musicales básicas en los alumnos. En consecuencia, debe encontrar el medio de suscitarlas y desarrollarlas en aquellos en qulenes no se n¡anifiestan espontáneamente. Llama la atención sea de paso-dicho el hecho de que Jaques-Dalcroze haya adoptado este punto de vista en una época en la que _ e[ "talento musical" y, más exactamente, el sentido rítmico aún estaban ampliamente considerados como ineducables que ha persistido largo tiempo (cf. a[-opinión respecto, por ejemplo, Téplov, 1966, p. 358)-, aun cuando, paradójicamente, sí se reconocía el derecho a [a música para todos. Jaques-Dalcroze za quer en

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subra)'a) esta acrirud

contradictoria dc sus contcmporáneos; una actitud que les llevaba -sc' l¿r¡rental¡¿r él- a ller-r¿rr las escuelas de música l los conscrr':rtorios con gente que no tenía nada que hacer aüí y para quienes el virtuosismc¡ instrumental se conve¡tÍa en objctivo íu-rico, a f¿rlta de otras cualidades que quedaban definitivamenre fuera de su alcance. Así, decía, al observ'ar en uris clases hasta qué punto ¡¡uc\( Jc..rJ.r die: .¡lu¡nnt)5 \'irtuL,5(). ulrrie¡rJen mal y aman poco la música, [...] he considerado dedicar mi vida al desarrollo cle las facultades musicales del niño, de lorrnir que se entrcgue después a los est,.rdios técnicos instrumentales en unas condiciones

quc lc permitan hacer de esta técnica un ¡rredir¡ de exreriorizarse, de afirmarse, [..-l en

lugar de hacerln servir para imitar setvilmeutc los pcnsamientos y los sentimicnros clc otros ( I909, p. 65).

Este primer objetivo que se había fijado, consistente en remediar las lagunas de la educación musical tradiciona[, Jaques-Dalcroze debí¿r mirntenerlo en mente en la totalidacl de desarrollt¡s posteriores de su rnétodo de Rítmica; y los ejercicios que éste incluye contribuyen, to.los ellos, al desarrollo de una o varias cunlidades mtrsicales básicas, cuya Iista vuelvt; ¿r recoralar:

-

agudeza auditiva;

sensibilidad nerviosa;

sentido rítmico; facultad de exteriorizar espontáneamente las sensaciones emotivas.

Tomemos, a modo de ejemplo, el siguiente ejercicio (aunque podrían valer muchos otros), que es apto para desarrollar todas las cualidades citadas a poco que se tome uno la molestia de

enfocarlo en sus difcrcntes dimensiones. Ei rrlrno pr(ff\uestt,3l 1,i¿¡,,,,"

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Los alunnos ticnen una p"l,rra l" .Y ",r el Frimer cornp;is, ,'? cutaclusa del ritr¡o (las cuatro corcheas). Los alumnos lanzan la pelota cc,n la primcra nota clLre sigue y la atrapan con la segunda. Tienen el tiempo de cuatro corcheas a su disposición para prepararse a reacciona¡ y para evaluar el rrornento preciso en que tendrán que tirar la pelota un lapso de tiempo igual ai que st'pa-

- El piano sólo propone nano.

-tras

raba cada corchea cle la anterior-. El profcsor, al piar.ro, puede variar cada vez el tempo de las cuatro corcheas iniciales, [o que obliga al irluurno a prever no sólo cl momento, sino tarnbién lir energía con la que deberá lanzar [a pelota al aire para estar en cc¡ndicioncs cle c