Lectura Canonica de La Escritura

lectura caNónica de la escritura: aproximación metodológica Agustín Giménez González FACULTAD DE TE OL OGÍA SAN DÁM ASO

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lectura caNónica de la escritura: aproximación metodológica

Agustín Giménez González FACULTAD DE TE OL OGÍA SAN DÁM ASO, M A D RID

El martes 14 de octubre de 2008, durante la celebración del Sínodo de los Obispos sobre la Palabra de Dios, el papa Benedicto XVI sorprendió a todos interviniendo como si fuese un miembro más. Hizo una valoración de la exégesis moderna a la luz de las orientaciones dadas por el Concilio Vaticano II en la Dei Verbum. Dicha constitución dogmática plantea una doble tarea a la exégesis: En primer lugar, confirma la necesidad de la utilización del método histórico-crítico, cuyos elementos esenciales describe brevemente. Esta necesidad es la consecuencia del principio cristiano formulado en Juan 1,14: Verbum caro factum est. El hecho histórico es una dimensión constitutiva de la fe cristiana. La historia de la salvación no es una mitología, sino una verdadera historia y, por lo tanto, hay que estudiarla con los métodos de la investigación histórica seria. Sin embargo, esta historia posee otra dimensión, la de la acción divina. En consecuencia la Dei Verbum habla de un se-

gundo nivel metodológico necesario para la interpretación

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manas y Palabra divina. El Concilio dice, siguiendo una regla

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justa de las palabras, que son al mismo tiempo palabras hu-

el que fue escrita y para ello indica tres elementos metodoló-

fundamental para la interpretación de cualquier texto literario, que la Escritura hay que interpretarla en el mismo espíritu en gicos fundamentales cuyo fin es tener en cuenta la dimensión

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divina, pneumatológica, de la Biblia; es decir: se debe interpretar el texto teniendo presente la unidad de toda la Escritura; esto hoy se llama “exégesis canónica”. En los tiempos del Concilio este término no había sido creado aún, pero el Concilio dice la misma cosa: es necesario tener presente la unidad de toda la Escritura; también se debe tener presente la viva tradición de toda la Iglesia, y finalmente es necesario observar la analogía de la fe.

Por lo tanto, para J. Ratzinger/Benedicto XVI la exégesis canónica aplica los criterios hermenéuticos adecuados para alcanzar la dimensión divina del texto sagrado, frente a la mera dimensión humana que estudian las demás ciencias bíblicas1. Como sigue diciendo en su intervención sinodal: “Sólo allí donde los dos niveles metodológicos, el históricocrítico y el teológico, son observados, se puede hablar de una exégesis teológica —de una exégesis adecuada a este Libro—”2. 1 Como indica I. DE LA POTTERIE, “La exégesis bíblica, ciencia de la fe”, en: L. SÁNCHEZ NAVARRO – C. GRANADOS (eds.), Escritura e interpretación. Los fundamentos de la interpretación bíblica (LP 42; Madrid 2003) 55-98, pp. 66-67 y 72-74, en la exégesis actual existe la tentación de identificar lo que el hagiógrafo quiere comunicar en sus palabras históricas con todo lo que Dios quiere transmitirnos por medio de esas palabras. Ahora bien, entonces “sería suficiente analizar con precisión el texto del autor humano para conocer toda la intención de Dios” (p. 67), y por lo tanto, sobraría el tercer párrafo de DV 12. Sin embargo, aunque Dios hace suyo todo lo escrito por el autor humano, quiere comunicar mucho más de lo encerrado en la intención humana del escrito. 2

Ahora bien, la realidad que el papa constata es que el primer nivel se ha desarrollado magníficamente, mientras que “a menudo este segundo nivel, el nivel constituido por

¿Exagera Benedicto XVI al presentar la exégesis canónica como la

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sínodo no fue una afirmación ex cathedra… como también es patente que sus palabras han provocado un gran interés en todos los ámbitos por la exégesis canónica. Dicho interés justifica en parte estas jornadas

1. Sobr e l a terminolo gía

En su libro Jesús de Nazaret (2007) Benedicto

XVI

ya aludió a la

exégesis canónica como “una dimensión esencial de la interpretación que no se opone al método histórico-crítico, sino que lo desarrolla de un modo orgánico y lo convierte en verdadera teología”3. Previamente la había presentado con estas palabras: Se ha desarrollado hace unos treinta años en América el proyecto de la “exégesis canónica”, que se propone leer los diversos textos bíblicos en el conjunto de la única Escritura, haciéndolos ver así bajo una nueva luz. La Constitución sobre la divina revelación del Concilio Vaticano II había destacado claramente este aspecto como un principio fundamental de la exégesis teológica: quien quiera entender la Escritura en el espí-

los tres elementos teológicos indicados por la Dei Verbum, casi no aparece”. Sobre este aspecto puede consultarse A. VANHOYE, “La recepción en la Iglesia de la Constitución Dogmática Dei Verbum”, en: SÁNCHEZ NAVARRO – GRANADOS (eds.), Escritura e interpretación, 147-173. El dato aludido por Benedicto XVI lo confirman los catorce métodos y acercamientos que presenta el documento de la PCB “La interpretación de la Biblia en la Iglesia”. De todos ellos, el acercamiento canónico es el único que tiene en cuenta la dimensión unitaria de la Sagrada Escritura. 3

J. RATZINGER/BENEDICTO (Madrid 2007) 15.

XVI,

Jesús de Nazaret I: Desde el Bautismo a la Transfiguración

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y, de modo particular, esta ponencia.

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aplicación metodológica de DV 12? Es obvio que su intervención en el

ritu en que ha sido escrita debe considerar el contenido y la uni-

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dad de toda ella4.

En efecto, a finales de los años 70 se estaba gestando en los EEUU la exégesis canónica, aunque allí no recibió este nombre sino el de “acercamiento canónico”. Probablemente Benedicto XVI no ha querido usar esa expresión por estar demasiado ligada a autores concretos, y ha preferido la de “exégesis canónica”. Ésta es ciertamente más genérica y abarca todo el fenómeno del canon sin vincularlo a ninguna escuela particular. Ahora bien, para evitar posibles confusiones conviene distinguir los siguientes conceptos relacionados con una “lectura canónica” de la SE. Ésta comenzó llamándose “crítica canónica” (canonical criticism). Surgió como un modelo más de estudio de la Bilbia que se sumaba a la crítica de las fuentes, crítica de las formas, crítica de la redacción, crítica de las tradiciones… Adoptaron esta expresión dos autores protestantes que se interesaron por la utilidad del canon en la interpretación bíblica: Brevard Spring Childs y James Alvin Sanders. Pronto se vio que a pesar de tener elementos comunes, Childs y Sanders se distanciaban en cuestiones hermenéuticas importantes. Así, Childs empezó a acuñar otro término para referirse a su lectura canónica: el “acercamiento canónico” (canonical approach)5. Quería subrayar no sólo que proponía algo diferente a Sanders, sino también que su propuesta, más que otra variante crítica añadida al método histórico, implicaba un modo peculiar de acercarse al texto sagrado. Una orientación que debería tener cualquier método que pretenda ser teológico. Así, en la se-

4 5

Ibid., 14. El binomio “crítica canónica” fue consagrado por J. A. SANDERS, Torah and Canon (Philadelphia, PA 1972), mientras que Childs lo abandonó definitivamente en B. S. CHILDS, Biblical Theology in Crisis (Philadelphia, PA 1970).

gunda mitad del s. XX la crítica canónica y el acercamiento canónico, em-

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puesto de moda el binomio “exégesis canónica”. En mi opinión, con esta fórmula —nacida según sus propias palabras en Norte América— quiere designar una interpretación del texto bíblico que asume los principios generales de la propuesta de Childs. Ahora bien, desde una perspectiva católica y con ciertos matices. Me parece claro que no se refiere a la metodología de Sanders, pues dista notablemente de la postura aludida por el Benedicto

XVI.

Por esta razón, juzgo conveniente sintetizar

los presupuestos de la exégesis canónica partiendo de Childs, su figura más representativa. No sólo es el pionero de dicha corriente, sino también el que más profundamente ha reflexionado sobre el canon como medio de interpretación6. Su figura nos permitirá acercarnos a la exégesis canónica, aunque ésta vaya mucho más allá de su persona.

2. ¿Qué pas ó en A méric a “hace unos treinta años”?

No deja de ser paradójico que en el seno de la Iglesia calvinista de EEUU se haya iniciado un movimiento exegético considerado por el Sumo Pontífice de la Iglesia católica como la respuesta más adecuada a las exigencias interpretativas del Concilio Vaticano II. En 1988 el entonces cardenal J. Ratzinger en su famosa conferencia de Nueva York se lamentaba por la situación de la exégesis en la iglesia católica. Esperaba

6

Como dato sintomático de la vinculación que hay entre Childs y la exégesis canónica basta acudir, en el reciente diccionario de interpretación teológica de la Escritura, a la voz del “acercamiento canónico”; cf. C. SEITZ, “Canonical Approach”, en: K. J. VANHOOZER

(ed.), Dictionary for Theological Interpretation of the Bible (Grand Rapids, MI

2005) 100.

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ha

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XVI

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exegetas comenzaron a hacer diversas valoraciones y propuestas de mejora que llegan hasta la fecha, en que J. Ratzinger/Benedicto

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A medida que el fenómeno canónico se va dando a conocer, los

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piezan a designar dos escuelas diversas.

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que surgiese una generación de exegetas que asumiesen y aplicasen los

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principios expresados en DV 12§37. Pocos años antes, en la Universidad de Yale, Childs empezaba a descollar como una figura determinante en el mundo bíblico. Exigía la aplicación de unos criterios necesarios para hacer una exégesis verdaderamente teológica, que sacase a la Biblia de la esterilidad producida por el método histórico-crítico. Unos criterios que él descubría emergentes de la propia naturaleza de la Sagrada Escritura y que, quizá sin él saberlo, también los requería el Concilio para interpretar la Biblia8. En su juventud Childs había venido a Europa para completar sus estudios de doctorado. Consciente de que a los grandes maestros además de leerlos había que escucharlos y conocerlos, aprovechó su estancia en Alemania para estudiar con Walther Eichrodt y conocer personalmente a profesores de la talla de Oscar Cullmann, Karl Barth, Gerhard von Rad y Walther Zimmerli. Además, siendo ya profesor en Yale, asistía a las clases de sus colegas más afamados. Sus primeros trabajos exegéticos fueron eminentemente historico-críticos, pero poco a poco fue cambiando su orientación. Ciertamente le afectó el creciente desencanto general producido por la crisis de la “nueva hipótesis documentaria” de Julius Wellhausen. Pero aun más le influyó la incapacidad de la metodología crítica para alcanzar el nivel teológico. Poco a poco, a través de sus publicaciones, fue poniendo las bases de su acercamiento canónico. Queriendo ser conciso y preciso, las sintetizo en los siguientes postulados generales:

7

J. RATZINGER, “La interpretación bíblica en conflicto. Sobre el problema de los fundamentos y la orientación de la exégesis hoy”, en: SÁNCHEZ NAVARRO – GRANADOS (eds.), Escritura e interpretación, 19-54, pp. 24-27.

8

Para un estudio más profundo de la propuesta de Childs y de la exégesis canónica en general, puede consultarse el primer capítulo de mi tesis doctoral, hasta la fecha lo más completo que existe en castellano: A. GIMÉNEZ GONZÁLEZ, “Si el justo es Hijo de Dios, le socorrerá” (Sab 2,18). Acercamiento canónico a la filiación divina del justo perseguido en Sab 1-6 (ABE 48; Estella 2009) 21-68.

1. Para hacer verdadera exégesis de los textos sagrados, esto es,

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decisiva su intervención desde el principio del proceso exegético, so pena de perder en el camino elementos esenciales. No se puede hacer primero un estudio racional y luego aplicar la fe para sacar conclusiones piado-

intención del autor divino al inspirar esos textos. Para ello es necesario tener en cuenta todo el testimonio divino10. 3. Por esta razón, es primordial a la hora de interpretar un texto tener en cuenta la realidad teológica del canon (que remite al contenido y unidad de la Escritura), la regula fidei, la exégesis pre-critica —es decir, la tradición—, y la interpretación judía de dicho texto11. Es especialmente importante subrayar la unidad teológica del AT y del NT, tanto a nivel histórico como teológico. Son testigos respectivamente de las dos etapas de la revelación: la de preparación y la de plenitud. Todos los libros bíblicos forman una unidad porque tienen un único autor divino; son —por decirlo así— como las obras completas de Dios, publicadas en distintos momentos de su progresiva revelación, y con distintas editoriales o escuelas. Su unidad se manifiesta históricamente en que estos libros forman un todo para la comunidad cristiana, que los asume como una totalidad. Ahora bien, esta unidad no anula la singularidad de cada libro, sino que respeta la diversidad propia de cada uno. Por eso es necesario atender tanto al contexto literario del canon, que ofrece la visión plena del mensaje bíblico, como al contexto histórico, que manifiesta su particularidad.

9

Cf. B. S. CHILDS, “Interpretation in Faith. The Theological Responsability of an Old Testament Commentary”: Int 18 (1964) 432-449, p. 438.

10

Cf. Ibid., 441-449.

11

Cf. CHILDS, Biblical Theology in Crisis, 99-107.

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aun cuando esto pueda resultar útil. La finalidad última es descubrir la

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2. El objetivo de la exégesis no es hallar cómo o cuándo se han formado los textos bíblicos, quién los ha escrito, ni cuestiones similares,

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sas9.

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exégesis teológica, debe hacerse desde el primer momento con fe. Es

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4. El objeto directo de interpretación es la forma final del texto,

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como normativo. Por otra parte, la forma final es testigo de todo el pro-

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téticas reconstrucciones de fuentes o textos primitivos— es palabra de

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la que nos hace entender la revelación divina12. Sólo ella —y no hipoDios. El estudio de aquellas es útil en la medida que nos ayudan a comprender mejor el texto final, el que ha sido aceptado por la comunidad ceso de formación del texto. Centrarse en ella no supone eliminar este proceso, interesante además en cuanto que testimonia el progreso de la revelación en la Escritura. 5. Toda interpretación de la palabra de Dios que pretenda ser cristiana debe preguntarse por su relación o vinculación con Cristo, Palabra eterna del Padre. En expresión típica de Childs: “Cristo es la sustancia, la res de toda la Biblia”. Así, tanto el AT como el NT dan testimonio de Cristo, aunque cada uno a su nivel. El AT habla del Cristo todavía no manifestado en la carne, y lo hace con voz propia. Ahora bien, esta voz sólo podemos escucharla desde el nivel canónico, en el contexto de toda la Biblia13. Además de estos postulados, Childs desarrolla una concepción del canon bíblico que va más allá de concebir la Escritura como una unidad. Afirmar la importancia teológica y exegética del canon implica: 1. Prestar atención al “proceso canónico”, es decir, al periodo que va desde la escritura del libro hasta el momento en que es asumido como normativo, como sagrado, como canónico, por la comunidad de fe. Durante este tiempo los libros son releídos, reinterpretados, reelaborados, coleccionados y ordenados de tal modo que el canon se va configurando. Así, la revelación de Dios sigue actuando a través de la co-

12

Cf. B. S. CHILDS, “The Old Testament as Scripture of the Church”: CTM 43 (1972) 709722, p. 711; ID., “The Canonical Shape of the Prophetic Literature”: Int 32 (1978) 4655, p. 47; ID., “Response to Reviewers of Introduction to the OT as Scripture”: JSOT 16 (1980) 52-60, p. 54.

13

Cf. B. S. CHILDS, “Die Bedeutung der hebräischen Bibel für die biblische Theologie”: ThZ 48 (1992) 382-390, pp. 386-389; ID., Biblical Theology of the Old and New Testaments. Theological Reflection on the Christian Bible (Minneapolis, MN 1993) 55, 74, 78, 85.

munidad que acoge y lee los libros en distintas fases de la historia: es

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concreto de leer la Escritura es la “intención canónica”. Ésta puede definirse también como la intención, motivación y razón por la cual la comunidad ha introducido un libro en el canon. Se asemeja al concepto de “perspectiva canónica”, el modo particular en que la comunidad interpreta un texto14. 2. Si hay un canon es porque hay una comunidad que lo ha asumido como expresión y norma de su fe. Por lo tanto, pertenece a la misma Escritura la recepción que ha hecho de ella la comunidad que la ha generado y la ha aceptado. Así, la interpretación que la iglesia apostólica ha hecho del AT y NT será siempre un punto de referencia vinculante15. En lo referente al AT, teniendo en cuenta que el proceso canónico está orientado a Cristo y culmina en Él, plenitud de la revelación, cabe distinguir dos lecturas16: a) Las realizadas por las distintas tendencias judías en los albores de la revelación de Cristo. Todas ellas son interpretaciones posibles, presentes en el texto, pues de hecho el texto ha sido capaz de generarlas en una comunidad. Manifiestan la potencialidad de sentidos de la Escritura. b) La lectura realizada por la comunidad cristiana a la luz del misterio pascual de Cristo que, sin eliminar las anteriores, se manifiesta como la interpretación definitiva a la que el proceso canónico quería llegar.

14

Cf. Ibid., 70-73; 88.

15

Cf. B. S. CHILDS, “Some Reflections on the Search for a Biblical Theology”: HBT 4 (1982)

16

Cf. B. S. CHILDS, “A Response”: HBT 2 (1980) 199-211, p. 207.

1-12, p. 8; ID., Biblical Theology of the Old, 99.

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La fuerza interna que guía este proceso canónico hacia un modo

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útil para su interpretación.

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con la comunidad, el texto se va enriqueciendo de información canónica

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revelación que se manifestará en Cristo. De este modo, interactuando

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orientada hacia un estado tal que sea capaz de recibir la plenitud de la

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Por otra parte, por nacer, vivir y desarrollarse en el seno de una

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comunidad, ésta es el contexto más apropiado de interpretación del texto. Como enseñan las ciencias hermenéuticas, la vida de la comunidad proporciona la experiencia afín que abre al intérprete el sentido del texto17. ¿Puede derivarse una metodología canónica a partir de estos principios? Es imposible desgranar un método preciso y único. Sólo pueden darse unas orientaciones interpretativas a grandes rasgos. En su comentario al libro del Éxodo18 Childs analiza cada pasaje siguiendo siempre los mismos pasos: traducción científica del texto, cuestiones histórico-críticas del mismo, interpretación de la forma final, lugar y valor del pasaje en sus cuatro contextos canónicos (en el propio libro, en el Pentateuco, en el AT y en toda la Biblia), historia de la exégesis del texto y reflexión teológica sobre el tema abordado por el pasaje. Como se ve, intenta incluir todos los elementos que considera importantes en la interpretación de un texto bíblico. En obras posteriores fue ofreciendo el esquema metodológico que caracterizaría una exégesis canónica19, aplicable con cualquier método concreto que se utilice: 1. El primer paso necesario es un estudio del texto en el nivel histórico, en el que se investigan todos sus aspectos humanos conforme a las metodologías científicas más útiles, conforme lo indicado en DV 12§2. En este nivel no se debe desatender la comprensión judía del texto inmediatamente anterior a Cristo, ni la intención original del hagiógrafo, ni los aspectos canónicos: estructura del libro, dedicatorias, conclusiones, títulos añadidos, destinatarios y autor reales y supuestos, etc.

17

Cf. PCB, La interpretación de la Biblia en la Iglesia (Ciudad del Vaticano 1993) II.A.2 (EB 1396-1401).

18

Cf. B. S. CHILDS, The Book of Exodus. A Critical Theological Commentary (OTL;

19

Cf. CHILDS, Biblical Theology of the Old, 93-94; ID., “Does the Old Testament Witness

Philadelphia, PA 1974). to Jesus Christ?”, en: J. ÅDNA – S. J. HAFEMANN – O. HOFIUS (eds.), Evangelium – Schriftauslegung – Kirche. Festschrift für Peter Stuhlmacher zum 65. Geburtstag (Göttingen 1997) 60-63; SEITZ, “Canonical Approach”, 101-102.

2. Apoyado en el nivel anterior, se debe interpretar el texto a la

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en este nivel donde podemos percibir la presencia de Cristo en el texto, y plantearnos la presencia o no de figuras y tipos. Nunca debe faltar en la labor exegética una investigación que se plantee cómo testimonia el

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texto estudiado la obra salvífica de Cristo.

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canzar el sentido último del texto y de lo que Dios nos revela en él. Es

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3. Finalmente, en lo más profundo del texto llegamos al nivel canónico, donde iluminados por el contexto global de AT-NT podemos al-

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los aspectos del texto en el resto de libros veterotestamentarios.

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luz de todo el AT, viendo en qué medida se van repitiendo y enfocando

3. Valoración general del “acerc a miento c anónico”

La primera vez que muchos católicos oyeron hablar del “acercamiento canónico a la Sagrada Escritura” fue en el documento “La Interpretación de la Biblia en la Iglesia”, de la Pontificia Comisión Bíblica, salido a la luz el 23 de abril de 1993. El primer apartado del documento presenta los principales métodos y acercamientos de interpretación. Allí, después de exponer el método histórico-crítico y los nuevos métodos de análisis literarios, bajo un epígrafe común a otros acercamientos basados en la tradición, se menciona y valora el acercamiento canónico (desde ahora AC)20. En este apartado se pueden distinguir tres secciones. En primer lugar describe escuetamente los principios del AC. A continuación presenta a los iniciadores de las dos escuelas principales: Brevard S. Childs, del acercamiento canónico, y James A. Sanders, de la crítica canónica —aunque este término nunca se emplea en el documento—. En un tercer momento hace una valoración general del conjunto. Debo indicar, muy a mi pesar, que la imagen del AC que ofrece el documento es confusa y pobre, de tal modo que el lector no iniciado 20

Cf. PCB, La Interpretación, I.C.1: “Acercamiento canónico” (EB 1325-1332).

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en el fenómeno canónico no termina de entender ni la postura de am-

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bas escuelas, ni las correcciones que luego reciben. En primer lugar, notemos que la descripción del AC —realizada en los dos primeros párrafos— aparentemente incluye a las dos escuelas, la de Childs y la de Sanders. Pero esto es cierto sólo en parte. Hay una serie de afirmaciones que aunque se pueden atribuir a ambas escuelas, no son entendidas del mismo modo por sus representantes. Veamos qué tienen en común. Ambos exegetas están de acuerdo en subrayar las deficiencias teológicas de la llamada exégesis crítica, y hacen su propuesta con la intención de superarlas. Del mismo modo, ninguno de los dos “pretende sustituir al método histórico-crítico, sino que desea completarlo”21. Igualmente, los dos proyectos canónicos nacen en EEUU ya entrada la segunda mitad del s. XX “con la finalidad de llegar a una actualización de la Escritura para nuestro tiempo”22. Sin embargo, aunque tanto Childs como Sanders consideran la Biblia “como un conjunto de testimonios de una misma Gran Tradición”23, no dan el mismo valor a esta tradición. Mientras que para Childs la tradición de la Iglesia primitiva y de los Santos Padres manifestada en la regula fidei es normativa y punto de referencia permanente24, para Sanders no hay ninguna tradición vinculante25. Por eso, en su opinión tendrían el mismo valor y por lo tanto serían igualmente “relativas” — por ejemplo— la antigua tradición asiática de Ireneo de Lyon y la tradición de cualquier comunidad protestante liberal. 21

EB 1326.

22

EB 1326.

23

PCB, La Interpretación, I.C (EB 1324).

24

Cf. A. SANECKI, Approccio canonico: tra storia e teologia, alla ricerca di un nuovo paradigma post-critico. L’analisi della metodologia canonica di B. S. Childs dal punto di vista cattolico (TG.ST 104; Roma 2004) 295-297 (traducción castellana publicada por la BAC en elaboración).

25

Cf. J. A. SANDERS, “Canonical Context and Canonical Criticism”: HBT 2 (1980) 173-197, pp. 185-190; ID., “Scripture as Canon for Post-Modern Times”: BThB 25 (1995) 56-63, p. 62; CHILDS, “A Response”, 202-204; ID., “The Canon in recent Biblical Studies. Reflections on an Era”: PE 14 (2005) 26-45, p. 34.

Y a pesar de que ambos pretenden “conducir a buen término

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contenido de la fe a un monoteísmo teocéntrico, de tal modo que cualquier otra afirmación teológica que vaya más allá es relativa a las circunstancias históricas de la comunidad27. Por otra parte, ambos interpretan “cada texto bíblico a la luz del Canon de las Escrituras”28. Pero Childs considera que la Biblia está compuesta por un canon de libros cerrado. Sanders, en cambio, no cree que haya un único canon, por lo que no se debe privilegiar ninguno de ellos: hay tantos cánones como comunidades cristianas29. Después de la escueta presentación general del acercamiento canónico, el documento ofrece la peculiaridad de cada propuesta. Lo más característico de Childs, según la Pontificia Comisión Bíblica, sería su interés en la forma canónica final del texto. Más allá de este dato no se indican otras características. La presentación que se hace de Sanders es más extensa y compleja. Mientras que Childs atribuye valor e interpreta el contenido del texto bíblico inspirado, para Sanders prevalece la forma bíblica de exponer y repensar el contenido. Considera que lo central del AT no es lo que dice, sino las leyes hermenéuticas que se han empleado en el proceso de formación de los libros sagrados, lo que él llama “el proceso canónico”, distinto a como lo concibe Childs. Estudiando este proceso Sanders concluye que las tradiciones más antiguas de Israel han sido releídas 26

EB 1325.

27

Cf. J. A. SANDERS, “Stability and Fluidity in Text and Canon”, en: G. J. NORTON – S. PISANO (eds.), Tradition of the Text. Studies Offered to Dominique Barthélemy in Celebration of His 70th Birthday (Götingen 1991) 203-217.

28

EB 1326.

29

Cf. SANDERS, “Canonical Context”, 186-188; ID., “Scripture”, 60.

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que es la substantia de toda la Escritura. Sanders, en cambio, limita el

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miendo que Dios se ha revelado de modo definitivo en su Hijo Jesucristo,

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misma Biblia. Childs se deja guiar por la fe de los grandes concilios, asu-

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la fe: la Biblia en su conjunto”26, no parten ni de la misma fe, ni de la

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una tarea teológica de interpretación, partiendo del cuadro explícito de

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y reinterpretadas a la luz de las nuevas situaciones que el pueblo iba

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rales del NT a nuestra situación histórica cambiando su contenido,

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proceso, de naturaleza esencialmente midrásico, permiten readaptar

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afrontando, recibiendo así un contenido nuevo. Las leyes que rigen este continuamente al presente el mensaje bíblico. Así, utilizando estos mismos procedimientos podríamos adaptar —por ejemplo— las leyes mosiempre que usemos un procedimiento midrásico semejante al empleado en la Biblia. Es lo que Sanders llama “adaptabilidad”, que permite actualizar la Escritura y se fundamenta en el “pluralismo teológico” presente ya en la Biblia. Ahora bien, también afirma que los textos sagrados tienen una “estabilidad”, un núcleo de contenido que permanece en todos los libros y que, por tanto, no sería adaptable: el monoteísmo. Así, cada comunidad extrae su propia identidad a partir de su propio contexto histórico y de la adaptación que haga de la Escritura30. En la parte final del apartado dedicado al acercamiento canónico, la PCB hace una valoración del mismo. Indica en primer lugar los aspectos positivos: el valor de la forma final frente a supuestas formas más primitivas; el papel de la Iglesia en cuanto que reconoce en el texto sagrado su regla de fe; la pertenencia al mismo Canon de todos los libros bíblicos; la comunidad creyente como contexto adecuado de interpretación; el papel del Espíritu Santo y de la fe en la interpretación y actualización de la Escritura… A estos aspectos positivos añade una indicación, probablemente dirigida a la postura de Sanders: “La autoridad

30

Cf. SANDERS, Torah and Canon, 7-8; ID., “Adaptable for Life: The Nature and Function of Canon”, en: F. M. CROSS – W. E. LEMKE – P. D. MILLER (eds.), Magnalia Dei: The Mighty Acts of God. Essays on Bible and Archaeology in Memory of G. E. Wright (Garden City, NY 1976) 531-560; ID., “Hermeneutics of True and False Prophecy”, en: G. W. COATS – B. O. LONG (eds.), Canon and Authority. Essays in Old Testament, Religion and Theology (Philadelphia 1977) 21-41; ID., “Canonical Context”, 193; ID., “Canonical Criticism: An Introduction”, en: J.-D. KAESTLI–O. WERMELINGER (eds.), Le Canon de l’Ancient Testament. Sa formation et son histoire (Genève 1984) 341-362, p. 349; ID., “The Integrity of Biblical Pluralism”, en: J. P. ROSENBLATT – J. C. SITTERSON (eds.), “Not in Heaven”. Coherence and Complexity in Biblical Narrative (Washington 1991) 154-169; ID., “Scripture”, 59-61.

eclesial […] debe vigilar para que la interpretación sea siempre fiel a la

hoy’, sino ‘lo que queremos que hoy nos diga’. Por eso el documento advierte que “se puede hablar de una hermenéutica ‘canónica’ mientras la repetición de las tradiciones, que se efectúa teniendo en cuenta los aspectos nuevos de la situación (religiosa, cultural, teológica), mantenga la identidad del mensaje”32. Además, plantea justamente el interrogante sobre la legitimidad de convertir el proceso de formación del canon en la única regla interpretativa. La segunda indicación negativa se dirige a la postura de Childs que, como buen calvinista, asume el canon hebreo del AT. En la Iglesia católica se reconoce como inspirado un canon más amplio que incluye otros libros pertenecientes a la Septuaginta. Así lo proclamó el Concilio de Trento el 8 de abril de 1546 en el decreto sobre el canon33. Por lo tanto, en este punto, nos distanciamos obviamente de Childs. Peter Williamson, un protestante americano convertido al catolicismo, ha analizado el documento de la PCB en su tesis doctoral, extrayendo del mismo sus principios de interpretación. Al evaluar el acercamiento canónico Williamson concluye que sólo éste incluye todas las reglas hermenéuticas exigidas por el documento, aunque paradójicamente el método histórico-crítico es el único calificado por la PCB como “indispensable”34.

31

EB 1330.

32

EB 1331.

33

Cf. DH 1501-1507; J. COLLANTES, La fe de la Iglesia Católica. Las ideas y los hombres en los documentos doctrinales del Magisterio (BAC 446; Madrid 41995) 94-97.

34

P. S. WILLIAMSON, Catholic Principles for Interpreting Scripture. A Study of the Pontificial Biblical Commission’s The Interpretation of the Bible in the Church (SubsBib 22; Roma 2001) 126.

E S C R I T U R A L A

en una herramienta para hacer decir al texto ‘no lo que Dios nos revela

D E

nónico” en la crítica canónica de Sanders. Fácilmente puede convertirse

C A N Ó N I C A

El primer aspecto negativo alerta sobre el uso del “proceso ca-

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gran Tradición que ha producido los

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textos”31.

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Ahora bien, la evaluación más exhaustiva hasta la fecha del

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camente vinculadas: el canon como colección unitaria de libros bíblicos,

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publicada en 200435. En la primera parte del trabajo analiza cuáles son

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acercamiento canónico de Childs es la tesis doctoral de Artur Sanecki, los presupuestos fundamentales del acercamiento canónico. Constata que la realidad de canon para Childs abarca cuatro realidades intrínsela tradición de la iglesia, la regula fidei y una especie de función canónica magisterial de la comunidad en la que pervive el canon bíblico. Resulta llamativa —como hace notar Sanecki— la coincidencia con las exigencias hermenéuticas de DV 12§3. Concluye que en el orden estrictamente metodológico el acercamiento canónico no sólo comparte los mismos principios que el Concilio Vaticano II, sino también los de los Santos Padres y los de autores católicos contemporáneos de prestigio, como A. J. Levoratti, N. Lohfink, J. Ratzinger, I. de la Potterie, E. Bianchi, U. Neri, etc. En la exposición realizada hasta ahora ha quedado manifiesto el papel central de la unidad y contenido de la Biblia, así como de la regula fidei, en el acercamiento canónico. Querría concluir este artículo con unos detalles sobre la importancia de la tradición para el acercamiento canónico. En primer lugar, Childs reconoce su papel central en la formación de la Escritura, pues la misma tradición pertenece al proceso canónico. Además admite, a pesar de ser protestante, que el canon de la Escritura es un dato de fe que nos entrega la tradición, como afirma el Concilio Vaticano II (cf. DV 8). Veamos unos detalles sintomáticos que manifiestan su aprecio por la tradición. En la primera parte de su obra capital, la Teología bíblica del Antiguo y del Nuevo Testamento (1993)36, presenta los seis modelos más importantes de exégesis teológica en la tradición de la igle-

35 36

Cf. n. 24. Cf. n. 13. Actualmente no existe una traducción al castellano de esta obra, aunque según tengo entendido la editorial Sígueme la está preparando. Las citas que hago a continuación, por tanto, son traducciones personales.

sia: “Algunos de los más grandes teólogos de la iglesia” que buscaron

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Dios conducen a la iglesia por distintas etapas desde la infancia hasta la perfección. Antiguo y Nuevo Testamento testimonian un único Dios, creador y Padre de Jesucristo, el salvador que desde el principio está con Dios actuando plenamente en todas las etapas de la historia salvífica. Ireneo también subraya el papel esencial de la regula fidei para rescatar a la Biblia de las interpretaciones arbitrarias y destructivas de los gnósticos. Ella proporciona —como anota Childs— el criterio normativo de interpretación, garantizado por la sucesión apostólica de los testigos de la verdad. El segundo modelo es Orígenes, al que considera el exegeta más versátil de la Iglesia primitiva, cuya influencia rivaliza sólo con Agustín de Hipona. Lamenta que en los tiempos modernos haya sido la ‘cabeza de turco’ —whipping boy— para la exégesis crítica, que le ha acusado injustamente de desviar la interpretación bíblica durante siglos. A su vez, agradece los estudios de Daniélou, de Lubac y Crouzel, que han rescatado a Orígenes de una indebida condena. Subraya que su ‘sentido figurativo’ no es una técnica para resolver problemas, sino un medio para desentrañar el misterio de la Escritura. Su exégesis, no es un modo de “hacer decir al texto lo que uno quiere”, ni se basa en el principio de que “la Escritura dice una cosa y significa otra distinta”. Esto afirman — dice Childs— los que son incapaces de entender la estructura de su teología como un todo en relación con su exégesis. Orígenes entiende el corazón de la Escritura como la pedagogía divina de Cristo, el Logos, que conduce el alma del lector a la plenitud de la redención. Childs subraya

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CHILDS, Biblical Theology, 30.

L A D E

dan evidencia del único plan salvífico de Dios: todas las economías de

C A N Ó N I C A

El primero es Ireneo de Lyon, del que destaca su interpretación de la Escritura. Childs asume de su exégesis cómo ambos testamentos

L E C T U R A

Jesucristo37.

E S C R I T U R A

expresar la relación teológica de ambos testamentos como revelación de

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también el magnífico cuidado y atención que Orígenes presta al com-

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ponente histórico y textual de la Escritura. En cuarto lugar, después de Agustín de Hipona, Childs cita sorprendentemente a Santo Tomás. Como él mismo afirma, “Tomás de Aquino difícilmente habría sido considerado como un modelo de teología bíblica en los círculos protestantes tradicionales”38. Pero reconoce que es un maestro de sacra pagina que supuso una revitalización evangélica en la tradición exegética. Muestra de ello son las secciones de interpretación bíblica que Santo Tomás presenta en la Suma Teológica. Sirvan estos tres ejemplos como botón de muestra del valor otorgado a la tradición en el acercamiento canónico de Childs. De hecho, frecuentemente le acusan de ello. Dice él mismo: “Una de las críticas constantes, generalmente procedentes de mis colegas protestantes, es que tanto énfasis en la tradición y el canon amenaza la autoridad última de Dios”39.

4. Conc lu sión

Tras este breve recorrido por la lectura canónica en la figura de su iniciador, podemos entender mejor las afirmaciones de J. Ratzinger/Benedicto XVI sobre la exégesis canónica. Mutatis mutandis, parece la respuesta más adecuada a las exigencias del Concilio Vaticano II, aunque no haya nacido en el seno de la exégesis católica. Mejor aún, proviene de una reflexión profunda sobre qué es la Biblia y qué exigencias implica. Confirma de este modo que lo que la Dei Verbum pide a los exegetas es lo más acorde a la naturaleza misma de la Sagrada Escritura. Ahora bien, debemos distinguir cuidadosamente entre la “exégesis canónica” y la propuesta concreta de Childs. Este exegeta —ya fallecido— ha tenido un valor histórico determinante en el s. XX. En un con-

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CHILDS, Biblical Theology, 40.

39

CHILDS, “Response”, 55.

texto en el que no se consideraba científico ni serio relacionar unos li-

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puede dar buenos y variados frutos40, aunque no está exento de riesgos y dificultades. En primer lugar hemos constatado que, al no constar de unas normas precisas, su aplicación concreta queda en buena parte a merced del buen criterio, rigor científico y profundidad teológica del exegeta. Algo que, si bien influye en todos los métodos, en la exégesis canónica se hace más patente. Por otra parte, su aplicación rigurosa supone un trabajo ímprobo de investigación, ya que exige profundizar en todos los libros bíblicos relacionados con el pasaje estudiado. Dada la ingente producción bíblica de nuestro tiempo, esto no siempre es una tarea posible. Por último, la exégesis canónica nos hace plantearnos qué canon tomar como normativo y en qué tradición leerlo. Nosotros no consideramos justo hacerlo en otra distinta de la que mantiene la sucesión apostólica, los garantes visibles de las grandes iglesias, que entronca históricamente con Cristo, substantia de la Sagrada Escritura. Creemos y confesamos que ésta es la Iglesia católica, que a su vez —sometiéndose su Magisterio a la acción del Espíritu— nos entrega el canon bíblico.

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De hecho, permite obtener resultados distintos y complementarios, respetando así “las mil caras de la Escritura”, que ninguna interpretación particular agota.

L A D E

éstas y otras cuestiones esenciales de la Escritura. Es un camino que

C A N Ó N I C A

giógrafo, surgió Childs. Abrió un camino capaz de presentar en el panorama bíblico actual una propuesta científica y erudita que abordase

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guo Testamento suponía una agresión imperdonable al texto y a su ha-

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bros con otros, o en el que hablar de la presencia de Cristo en el Anti-