Las Cegueras Del Conocimiento

Las cegueras del conocimiento. El error y la ilusión. Empecemos por definir que es conocimiento, que es error y que es

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Las cegueras del conocimiento. El error y la ilusión.

Empecemos por definir que es conocimiento, que es error y que es ilusión. Conocimiento, facultad del ser humano para comprender por medio de la razón la naturaleza, cualidades y relaciones de las cosas; Error, Idea, opinión o expresión que una persona considera correcta pero que en realidad es falsa o desacertada; Ilusión, se refiere a una percepción o interpretación errónea de un estímulo externo real. Teniendo estos conceptos en cuenta, el autor del texto nos dice que siente que a través de la historia del hombre, el conocimiento adquirido por el mismo ha estado plagado de innumerables errores e ilusiones. Para empezar, consideramos que esta es una expresión un tanto vaga, ya que no debería sostener tal posición bajo la lupa de los sentimientos, decir que siente que esto es así, no es una prueba que ratifique que sea cierto, aun cuando lo sea, podríamos decir que él mismo empieza su exposición cometiendo un error. El talón de Aquiles del conocimiento. Si bien es cierto que en el proceso de adquisición de conocimiento, este se puede ver perturbado por una serie de factores, entre los que el autor propone los errores de percepción, o sea aquellos que provienen de nuestros sentidos y los errores intelectuales, aquellos que provienen del uso del lenguaje como medio para traducir el conocimiento, el autor pareciera que no diera escapatoria a la adquisición de conocimiento, que no se puede obtener conocimiento sin error, aún más, cuando el mismo reconoce que el conocimiento científico es una herramienta poderosa para evitar los errores y las ilusiones, aunque luego nos dice que ninguna teoría científica está totalmente inmunizada contra el error, pero es que la ciencia tal como la conocemos hoy día es un proceso, que constantemente se está reinventado, que nunca deja de mejorarse, que no está tallada en piedra, de

eso no se trata precisamente la ciencia, el adquirir conocimiento científico tiene que ser metódico, exhaustivo, debe ser capaz de ser refutado y refinado hasta que precisamente dicho conocimiento sea lo más veraz posible. Los errores mentales. En este apartado aparece el concepto de autoengaño, que es el proceso de negarse a racionalizar la relevancia, significancia, o importancia de evidencia contraria y argumentos lógicos que son opuestos a los propios, hay que reconocer que en nuestro cerebro funcionan ciertos mecanismos que pueden llevar a la aparición en ciertos momentos de este mecanismo que deforma la realidad, aunque hay que hacer la salvedad de que este mecanismo no va a estar a activo en todo momento, y que dependiendo del tipo de conocimiento que se esté generando, podrá afectar o no al mismo. Otro punto importante el rol que le da el autor a la memoria como fuente irremplazable de verdad, afirmación que desde nuestro punto de vista dista mucho de la realidad, dado que el cerebro sufre un proceso de deterioro de la misma manera que el resto de nuestro organismo, además de las diversas fuentes de error citadas por el autor, tales como la selección inconsciente de recuerdos de acuerdo a nuestra conveniencia, así como la posibilidad de borrar recuerdos desfavorables a la persona, por esto mismo no puede considerarse la memoria como fuente irremplazable de verdad en el proceso de adquirir conocimiento. Los errores intelectuales. Se dice que “Nuestros sistemas de ideas (teorías, doctrinas, ideologías) no sólo están sujetos al error sino que también protegen los errores e ilusiones que están escritos en ellos.” Aquí el autor hace la diferenciación que existe entre las teorías científicas y las de otra índole, al tener estas la capacidad de ser refutadas. Los errores de la razón. El autor nos dice que la racionalidad es el mejor pretil contra el error y la ilusión. Pero hay que diferenciar entre racionalidad y racionalización, la racionalidad es la

capacidad que tiene nuestra propia mente de razonar con nuestro entorno y la racionalización es encerrar la idea que tenemos de nuestro entorno en un pensamiento privado y personal. Por tanto el autor nos dice que la racionalidad debe ser abierta y la racionalización será siempre de carácter cerrado. En lo que hay que tener cuidado es en no convertir la racionalidad en racionalización, porque esta última es una de las mayores fuentes de error e ilusión. Lo que no se entiende es como el autor nos dice que la realidad comporta misterio e irracionalidad, ¿a qué se refiere cuando nos dice que la mente humana no puede ser omnisciente? La realidad y la verdad no pueden ser irracionales, si hay error e ilusión en el conocimiento, estos no podrían provenir de la racionalidad, más si de la racionalización. ¿Y en base a qué nos dice que las mentes de los científicos y los técnicos no están dotadas de racionalidad? La respuesta que nos da el autor es un paralelismo entre el trabajo de laboratorio y su comportamiento en la vida privada, y solo lo plantea como algo posible, sin ninguna duda esta afirmación resulta un tanto atrevida. Ahora, ¿cómo congraciamos mito, religión y magia con racionalidad? Si precisamente estos nacen de una percepción equivoca de la realidad, si estos nacen como un intento de explicar aspectos de la realidad que aún no han sido racionalizados,, si la racionalidad es lo que nos permite corregir los errores y las ilusiones, resultaría por tanto incoherente tratar de encontrar racionalidad en los mismos. Las cegueras paradigmáticas Los paradigmas, por sus propias características, son explicaciones del mundo, al cual le dan sentido y lógica, bajo ese esquema; por tal razón, sus discursos y las teorías que controla, imprimen características de necesidad y verdad. De tal forma que es explicable la actitud y pensamiento que se le imprime y así: “Los individuos conocen, piensan y actúan según los paradigmas escritos en ellos.”

Por supuesto que dadas estas características un paradigma puede dar como resultado errores e ilusiones, lo que no implica que no pueda darse un cambio de paradigma siempre que sea absolutamente necesario, sobre todo en el ámbito científico, y ya la historia nos ha demostrado que dichos cambios de paradigmas ya han ocurrido y que son totalmente posibles. Es famosa la frase de Lord Kelvin en 1900, cuando dijo: "No queda nada por ser descubierto en el campo de la física actualmente. Todo lo que falta son más medidas y más precisas". Cinco años después de esta aseveración, Albert Einstein publicó su trabajo relatividad especial que fijó un sencillo conjunto de reglas superando a la mecánica de Newton, que había sido utilizada para describir la fuerza y el movimiento por más de doscientos años. En este ejemplo, el nuevo paradigma reduce al viejo a un caso especial, ya que la mecánica de Newton sigue siendo una excelente aproximación en el contexto de velocidades lentas en comparación con la velocidad de la luz. En La estructura de las revoluciones científicas, el filósofo y científico Thomas Kuhn escribió que "las sucesivas transiciones de un paradigma a otro vía alguna revolución, es el patrón de desarrollo usual de la ciencia madura".

REGISTRO DE LECTURA

LAS CEGUERAS DEL CONOCIMIENTO: EL ERROR Y LA ILUSIÓN

DOCENTE:

EVERGISTO MARQUEZ BARRERA

INTEGRANTES VÍCTOR HUGO MEJÍA LANDÁBUR WENDY GIL MONTIEL

UNIVERSIDAD DE CARTAGENA FACULTAD DE CIENCIAS ECONÓMICAS PROGRAMA DE ADMINISTRACIÓN DE EMPRESAS NOCTURNA