Las 4 generaciones de los Derechos Humanos

Los derechos humanos de primera generación, tratan esencialmente de la libertad y la participación en la vida política.

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Los derechos humanos de primera generación, tratan esencialmente de la libertad y la participación en la vida política. Son fundamentalmente civiles y políticos, protegen al individuo de los excesos del Estado. Los derechos de primera generación incluyen, entre otras cosas, la libertad de expresión, el derecho a un juicio justo, la libertad de religión, y el sufragio. Estos derechos fueron propuestos por primera vez en la Carta de Derechos de los Estados Unidos, y en Francia por la Declaración de los Derechos del Hombre y del Ciudadano en el siglo XVIII, y fueron consagrados por primera vez a nivel global por la Declaración Universal de los Derechos Humanos de 1948 y dándole lugar en el derecho internacional en los artículos 3 al 21 de la Declaración Universal y en el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos. • Toda persona tiene los derechos y libertades fundamentales sin distinción de raza, sexo, color, idioma, posición social o económica • Todo individuo tiene derecho a la vida, a la libertad y a la seguridad jurídica • Nadie estará sometido a esclavitud o servidumbre • Nadie será sometido a torturas ni a penas o tratos crueles, inhumanos o degradantes, ni se le podrá ocasionar daño físico, psíquico o moral • Nadie puede ser molestado arbitrariamente en su vida privada, familiar, domicilio o correspondencia, ni sufrir ataques a su honra o reputación • Toda persona tiene derecho a circular libremente y a elegir su residencia • Toda persona tiene derecho a una nacionalidad • En caso de persecución política, toda persona tiene derecho a buscar asilo y a disfrutar de él, en cualquier país • Los hombres y las mujeres tienen derecho a casarse y a decidir el número de hijos que desean • Todo individuo tiene derecho a la libertad de pensamiento y de religión • Todo individuo tiene derecho a la libertad de opinión y expresión de ideas • Toda persona tiene derecho a la libertad de reunión y de asociación pacífica Segunda Generación La constituyen los derechos económicos, sociales y culturales. Estos derechos demandan un ESTADO DE BIENESTAR que implemente acciones, programas y estrategias, para lograr que las personas gocen de manera efectiva de estos derechos, entre los que citamos: · Ahora enunciaremos los Derechos Económicos, Sociales y Culturales: · Toda persona tiene derecho a la seguridad social y a obtener la · satisfacción de los derechos económicos, sociales y culturales. · Toda persona tiene derecho al trabajo en condiciones equitativas y satisfactorias. · Toda persona tiene derecho a formar sindicatos para la defensa de sus intereses. · Toda persona tiene derecho a un nivel de vida adecuado que le asegure, así como a su familia, la salud, la alimentación, el vestido, la vivienda, la asistencia médica y los servicios sociales necesarios. · Toda persona tiene derecho a la salud física y mental. · La maternidad y la infancia tienen derecho a cuidados y asistencia especiales. · Toda persona tiene derecho a la educación en sus diversas modalidades. · La educación primaria y secundaria será obligatoria y gratuita. · Tenemos derecho a la seguridad pública. · Los padres tienen derecho a escoger el tipo de educación que habrá de darse a sus hijos. Tercera Generación Los derechos de los pueblos son: · A la autodeterminación. · A la independencia económica y política. · A la identidad nacional y cultural. · A la paz. · A la coexistencia pacífica. · Al entendimiento y confianza.

· A la cooperación internacional y regional. · Al desarrollo. · A la justicia social internacional. · Al uso de los avances de las ciencias y la tecnología. · A la solución de los problemas alimenticios, demográficos, · educativos, ecológicos. · Al medio ambiente. · Al patrimonio común de la humanidad. · Al desarrollo que permita una vida digna. Cuarta Generación Actualmente, la trascendental aparición del ciberespacio como nuevo universo donde crear, desarrollarse, comunicarse, trabajar, pensar y en definitiva vivir no puede quedar ajeno a estas reclamaciones. Nadie puede discutir que la humanidad se encuentra en un nuevo período inédito en su historia: la era de la información. La tecnología, como informatización del mundo, se inserta en todos los contextos, y no deja dimensión humana indiferente. De esta forma, han surgido numerosas voces reclamando una cuarta generación de derechos humanos, los ciberderechos. En su mayoría, son reediciones de las antiguas libertades pero aplicadas al mundo virtual. Para hablar de los Derechos Humanos de cuarta generación, resulta necesario reflexionar sobre la relación entre los desarrollos técnicos y el entorno humano como un fenómeno multidimensional que proyecta su influencia de una manera directa sobre las realidades morales, psicológicas y sociales. A sesenta años de distancia de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, ahora, no será el mundo físico el único escenario bélico donde se libren las guerras del futuro. Ni el concepto de invasión ni el de esclavitud seguirán siendo los mismos. En esta nueva era, denominada de la información, no será necesario invadir un país, ni tampoco poner grilletes en muñecas y tobillos a las manos de los ciudadanos. La clave para lograr el dominio de las personas está en reeducar el deseo, en convertir a los individuos en consumidores y colonizar las conciencias a través de los valores implícitos en los productos audiovisuales. En esencia, los mecanismos de dominación y de limitación de los derechos humanos en este nuevo espacio de información o ciberespacio tienen más que ver con la limitación del acceso a las condiciones necesarias (ya sean técnicas, económicas o culturales) que permitirían el desarrollo de formas más avanzadas de participación pública y de intercambio y libre expresión de ideas y creencias. En este entorno técnico y político a la vez, se está librando una batalla por la libertad de expresión. Los intentos de restringir el libre flujo de información por Internet, así como los intentos de limitar lo que puede decirse por el teléfono, supondrían una limitación nada razonable de los bien establecidos principios de privacidad y libertad de expresión. Los ataques a los derechos humanos en forma de acciones políticas tienen una traducción casi inmediata en términos de hambre, discriminación, flujos migratorios o de refugiados, recorte de libertades civiles, etc. En el ciberespacio, dichas acciones cobran un cierto carácter de invisibilidad frente al escrutinio público. Además, no resulta tan sencillo medir el grado de contaminación en una información, o detectar en un producto audiovisual el modelo de sociedad o los valores que se transmiten de forma oculta. Los regímenes dictatoriales hacen frecuentemente una bandera del carácter perverso de la Red al ser, según ellos, un agujero por el que se cuelan valores propios de sociedades decadentes, amenazadoras para la soberanía nacional y transgresora de las costumbres y tradiciones nacionales. El ciberespacio aparece así como uno de los escenarios donde se zanja una de las más decisivas batallas por la libertad de expresión y, por ende, por los derechos humanos en general, ya que se llevan a cabo políticas restrictivas de las libertades.