La Virtud en Socrates

EL PENSAMIENTO SOCRATICO Ya los sofistas, habían revolucionado la reflexión, dejando de lado el razonamiento sobre la na

Views 102 Downloads 3 File size 118KB

Report DMCA / Copyright

DOWNLOAD FILE

Recommend stories

Citation preview

EL PENSAMIENTO SOCRATICO Ya los sofistas, habían revolucionado la reflexión, dejando de lado el razonamiento sobre la naturaleza y el cosmos, habían implantado una forma de humanismo, aunque no pudieron construirlo de manera concreta, sino relativa. Aparece la figura de Sócrates, una figura que puede ser vista como enigmática, pues aunque fue el primero en preocuparse de buscar la verdad, no hay testimonios de escritos propios, pues su método para cumplir su vocación fue el dialogo, las únicas maneras de conocer a este gran filósofo es por los testimonios de sus contemporáneos, como el caso de Jenofonte, Aristófanes y Platón o el propio Aristóteles, pero en el caso de los primeros tres ponen en duda su verdadera personalidad. Sócrates vivió en una época donde lo único que importaba, era encontrar soluciones prácticas para las problemáticas de los habitantes, por cierto de manera individual y egoísta, en tal sentido se vuelve un revolucionario de todo aquello que el pueblo ha considerado como bueno. Inicio su reflexión sobre la “physis”, pero pronto la abandono, para reflexionar sobre el hombre mismo, en sí, esto después de conocer lo que el oráculo de Delfos decía sobre su sabiduría, dejando en claro luego, por sí mismo que esta consistía en reconocer su ignorancia, es así como se da a la tarea de filosofar, el “conócete a ti mismo”, le hace preocuparse por un hombre concreto, no abstracto, se interesa por la cotidianeidad de sus contemporáneos, de sí mismo, de todos los habitantes de la polis de Atenas.

LA VIRTUD, EL BIEN Y EL MAL, EN EL PENSAMIENTO SOCRATICO En cuanto al entorno del pueblo griego, la virtud (areté), tenía un significado muy amplio, era la actividad o modo de ser que perfecciona cada cosa haciendo que sea lo que debe ser, por eso se puede hablar de una polisemia de la virtud, pues se aplicaba a hombres y animales, y estaban íntimamente relacionadas a las riquezas, al poder, a las cualidades exógenas de las cosas. Es admirable la actitud de Sócrates, sostiene que la “areté” no se encuentra en las riquezas, ni en los juegos, ni en todo el éxito y renombre político que se pudiere alcanzar, más bien él

la define para el hombre (en quien ya ha descubierto la “psyché”), como aquello que hace que esta sea lo que debe ser por naturaleza, es decir, buena y perfecta, que por tanto le es común a todo hombre, en cualquier ambiente o circunstancia que se presente, por ejemplo la justicia, la valentía, el autocontrol, no pueden ser relativas, contrariando todo aquello que los sofistas habían sostenido hasta entonces. Extrajo así las que serían llamadas “virtudes morales”. Por ello Sócrates es llamado el fundador de la ética, porque aplico en la “areté”, una conceptualización universal, es decir definió con mucha precisión estos conceptos de manera que sean aplicables para todos en la polis, pues solo el conocimiento, reúne en sí las virtudes como: la Sabiduría, la Templanza, la Fortaleza y la Justicia. Puso así la base para definir el bien y el mal, lo que es correcto y propio del hombre, que en sí mismo le corresponde hacer para alcanzar la felicidad. Porque para él la virtud no es el medio para conseguir premios exteriores, es más bien un fin, pues precisamente la felicidad no viene de estas cosas, sino más bien del alma, y esta es feliz solo cuando posee un orden espiritual y una armonía interior; es decir solo cuando es virtuosa. Es también, considerado el padre del “intelectualismo ético”, es decir, el saber es suficiente para ser virtuoso, perfeccionando la “psyché” y el “logos”. Quien identifica la virtud como conocimiento, deja de ser ignorante y por tanto se puede apartar del vicio, por eso dijo: “es lo mismo saber lo que es justo y ser justo” dejando en claro que quien conoce, llega a poseer la virtud, por ello se propone ayudar con su método a dar a luz las ideas. Desde ahí, él no puede concebir que aquel que haya conocido el bien, obre el mal, pues esto para él, es solo resultado del desconocer, puesto que al conocer lo que es el bien se puede hacer, pero ignorándolo, no puede realizarse. Es necesaria esta condición, y para Sócrates resulta suficiente, aunque cae en un exceso de racionalismo. Al considerar así que toda maldad tiene su raíz en la ignorancia: nadie se comporta mal premeditadamente, deduce que la virtud no es innata, se la puede enseñar, y por tanto aprender, pero depende del receptor de este conocimiento el poseerla, por eso precisamente el educador tiene como tarea enseñar el cuidado del alma, para que así está alcance la

virtud, a través del conocimiento del bien, y como todas las virtudes consisten en conocer, todas las virtudes son una misma cosa. Para Sócrates, nadie hace el mal porque lo desee, pues el mal es la ausencia del bien, el cual precisamente es la virtud, por eso para el virtuoso, solo lo bueno es útil, y solo quien posea la virtud, podía ser feliz. Su conclusión fue la siguiente: la gente busca la felicidad, pero la verdadera felicidad nos ofrece sólo el bien; el verdadero bien es la virtud; ésta es única y consiste en el saber. Adquiriendo conocimientos adquirimos el bien, y con él, la felicidad. Así entendido el hombre virtuoso, “no puede padecer ningún mal ni en la vida ni en la muerte” pues aunque reciba daños en su cuerpo esto no puede alterar la armonía, de la cual goza la psyché, más aun después de la muerte, si existe un mas allá, el virtuoso tendrá un premio, y si solo hubiese la nada la misma virtud es un fin y el más valioso.