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La santidad de Dios Isaías 57:15 Juan Ramón Chávez Introducción Dios posee como Dios, atributos que son únicos en él. A

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La santidad de Dios Isaías 57:15

Juan Ramón Chávez Introducción Dios posee como Dios, atributos que son únicos en él. Aquellas características que son propias de él y que forman parte de su naturaleza. Por ejemplo el amor. Dios nos solo tiene amor, Dios es amor. Así lo dice 1 Juan 4:8. También Dios no solo tiene paciencia es el Dios de la paciencia (Romanos 15:5). También no solo Dios tiene paz, él es el Dios de paz (1 Tesalonicenses 5:23). Estos y otros muchos más forman parte de la naturaleza de Dios. Sin embargo, hablaremos de uno de ellos que lo separa a Él de todos los demás seres, lo que hace que Él esté separado y sea distinto de todos lo demás. Es el atributo de la santidad. La santidad de Dios será el tema. Definición de santidad: Según el diccionario, “Calidad de santo” (Dicc. Enciclopédico Vox 1). Obviamente esto no nos dice mucho. Sin embargo, “En un sentido religioso, significa lo que está separado” (Dicc. Bíblico Mundo hispano). Cuando se aplica a Dios se refiriere a que Dios está completamente separado de todo pecado. La santidad en su sentido pleno, es poseída solamente por Dios. Por eso trataremos tres cosas sobre la santidad de Dios.

I). Características de la santidad de Dios. A. La santidad de Dios es hermosa. 1 Crónicas 16:29 “Dad a Jehová la honra debida a su nombre; Traed ofrenda, y venid delante de él; Postraos delante de Jehová en la hermosura de la santidad” Salmos 29:2 “Dad a Jehová la gloria debida a su nombre; Adorad a Jehová en la hermosura de la santidad”. Salmos 96:9 “Adorad a Jehová en la hermosura de la santidad; Temed delante de él, toda la tierra”. Según el diccionario la “hermosura” es el “Conjunto de cualidades que dotan de belleza a las cosas que se perciben sensorialmente” (www.wordreference.com/definicion/hermosura). Es otras palabras son los rasgos que hacen a una persona agradable y atractiva a los ojos.

Juan Ramón Chávez

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Algunas personas que se preocupan mucho por su belleza. Generalmente más las mujeres que los hombres. Porque a los hombres desde niños se nos ha enseñado que el hombre debe tener las tres “efes”: “feo, fuerte y formal”. Que porque un hombre bello es casi sinónimo de afeminado. Así, que entre más feo mejor. Quizás por eso los hombres no le ponemos tanta atención a la belleza física. Por otra parte, algunas mujeres ponen más atención a la belleza física y en algunos casos se vuelve una obsesión. De tal manera que las arrugas les aterra e inmediatamente buscan hacerse alguna cirugía. Les asusta cumplir más años porque eso significa volverse ancianas. Por eso la Biblia dice: “Engañosa es la gracia, y vana la hermosura; La mujer que teme a Jehová, ésa será alabada” (Proverbios 31:30). La Biblia enseña que el fundamento de la verdadera hermosura es la santidad. La verdadera belleza es espiritual no física. Esa hermosura es la que debemos anhelar, buscar y preocuparnos por tener. Satanás no quiere que seamos bellos. Quiere que sigamos pecando porque el pecado afea a una persona. Sin embargo, Dios quiere compartir la belleza de su santidad con nosotros para que seamos verdaderamente hermosos. B. La santidad de Dios es incomparable. Ana la mamá de Samuel pronuncio estas palabras: “No hay santo como Jehová; Porque no hay ninguno fuera de ti, Y no hay refugio como el Dios nuestro” (1 Samuel 2:2). Según estas palabras, no hay con quien comparar la santidad de Dios porque no hay “santo como Jehová”. Ningún otro tiene “santidad” que se asemeje a la santidad de Dios. Etimológicamente santidad significa “estar separado”. De allí cuando hablamos de la santidad de Dios estamos diciendo que es distinto de todos los demás. Indica originalidad. Diferente a otros. Aunque en la Biblia se menciona a muchos que son santos, ninguno es tan santo como Dios. Por eso cantaban aquellos vencedores en el Apocalipsis: “¿Quién no te temerá, oh Señor, y glorificará tu nombre? pues sólo tú eres santo…” (Apocalipsis 15:4). Solo Dios es santo porque es contaminable. Si el cristiano posee alguna santidad es porque ha sido dada por Dios. La santidad es un distintivo de Dios. Es Dios quien nos puede hacer diferentes. Si aceptamos formar parte de su naturaleza a través de la conversión. C. La santidad de Dios es inmensa. La frase: “Santo, santo, santo” aparece dos veces. La primera en Isaías 6:3 dicha por los serafines y la segunda en Apocalipsis 4:8 dicha por los 4 seres vivientes. La repetición era común en los hebreos era para dar énfasis (1 Samuel 18:23; 2 Samuel 18:33; Jeremías 7:4; 22:29, Ezequiel 21:27) Así que, la repetición 3 veces “santo” era para dar énfasis a este atributo de Dios. Era otra Juan Ramón Chávez

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forma de decir, “Santísimo”. Manera como también se le menciona a Dios en Proverbios 9:10 “El temor de Jehová es el principio de la sabiduría, Y el conocimiento del Santísimo es la inteligencia”. Dios no solo es santo, sino que es “santísimo”. La santidad de Dios es inmensa que tiene para dar y no le afectaría en nada el hacerlo. No hay área en nuestra vida que Dios no pueda santificar si lo dejamos que lo haga. Porque cualquier forma de pecado de nuestra parte va en contra de la santidad de Dios.

II). El resultado de la santidad de Dios. Si Dios es santo en gran manera, debemos esperar que todo lo que venga o proceda de él sea santo también. Por ejemplo: A. Su camino es santo. El salmista dijo: “Oh Dios, santo es tu camino; ¿Qué dios es grande como nuestro Dios?” (Salmos 77:13). Cuando hablamos del “camino” de Dios hablamos de su proceder, del modo de Dios de hacer la cosas, de su estilo de acción que son siempre santos. Y como “santo” es algo apartado, distinto, diferente y singular. Quiere decir que todo lo que Dios hace es incomparable. En nada se compara con lo que hace el hombre y con lo que piensa el hombre. Dios no se equivoca, no comete errores. No lo mueve motivaciones incorrectas, ni influencias externas a él. Por eso también Dios dijo a través del profeta Isaías dijo: “Porque mis pensamientos no son vuestros pensamientos, ni vuestros caminos mis caminos, dijo Jehová” (Isaías 55:8). El patriarca Abraham reconoció a Dios como alguien que no actúa en contra de su misma naturaleza. Es decir, en contra de santidad diciendo: “Lejos de ti el hacer tal, que hagas morir al justo con el impío, y que sea el justo tratado como el impío; nunca tal hagas. El Juez de toda la tierra, ¿no ha de hacer lo que es justo?” (Génesis. 18:25). Abraham sabía el carácter de Dios que no iba actuar con injusticia como lo hacen algunos hombres. Porque Dios ha demostrado que todos sus procederes son santos. Nosotros, aunque estamos muy lejos parecernos a Dios, debemos de imitar a Dios. Que todas las cosas que hagamos se sean diferentes a las que hace el mundo. Motivadas por sentimientos diferentes a los del mundo. B. Su palabra es santa. Pablo escribe: “Pablo, siervo de Jesucristo, llamado a ser apóstol, apartado para el evangelio de Dios, 2 que él había prometido antes por sus profetas en las santas Escrituras” (Romanos 1:1-2). Y las razones del porque son santas, es decir, separadas, diferentes inigualables son: 1. Porque es el único libro divinamente inspirado, no hay otro igual. Pedro dice: “porque nunca la profecía fue traída por voluntad humana, sino que los santos hombres de Dios hablaron siendo inspirados por el Espíritu Santo” (2 Pedro 1:21). Juan Ramón Chávez

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2. Porque es el único medio que Dios usa para santificar a los suyos, la verdad de la Palabra de Dios. “Santifícalos en tu verdad; tu palabra es verdad” (Juan 17:17). 3. Porque es el único libro que puede dar libertad al cautivo. “y conoceréis la verdad, y la verdad os hará libres” (Juan 8:32). 4. Porque es el único libro que puede cambiar vidas: “La ley de Jehová es perfecta, que convierte el alma; El testimonio de Jehová es fiel, que hace sabio al sencillo” (Salmos 19:7). 5. Y porque es el única palabra que permanecerá para siempre. “Más la palabra del Señor permanece para siempre. Y esta es la palabra que por el evangelio os ha sido anunciada” (1 Pedro 1:25). Así que tenemos en nuestras manos algo que es único, santo e irrepetible. Y como dice la reflexión: “Léela para ser sabio –Créela para ser salvo –Vívela para ser santo”. C. Su llamamiento es santo. Pablo escribió: “quien nos salvó y llamó con llamamiento santo, no conforme a nuestras obras, sino según el propósito suyo y la gracia que nos fue dada en Cristo Jesús antes de los tiempos de los siglos” (2 Timoteo 1:9). Al decir Pablo que Dios nos llamó con “llamamiento santo” y como santo significa apartado, diferente. No solo quiere decir que Dios es santo, sino también que Dios nos llamó con el propósito de que nosotros viviéramos vidas santas. Apartadas de todo lo que es pecaminoso. Es una invitación a caminar por una senda diferente de la que va el mundo. Pablo lo dice de esta manera: “según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él” (Efesios 1:4). Dios sigue llamando al ser humano hasta el día de ahora a un estilo de vida diferente de acuerdo a la naturaleza de él. Por eso Pedro dice: “por medio de las cuales nos ha dado preciosas y grandísimas promesas, para que por ellas llegaseis a ser participantes de la naturaleza divina, habiendo huido de la corrupción que hay en el mundo a causa de la concupiscencia” (2 Pedro 1:4). Según Pedro demostramos que participamos de la naturaleza de Dios cuando huimos de la corrupción que hay en el mundo.

III). Las exigencias de la santidad de Dios. Ser “santo” por general se toma como un embuste. Porque se malentiende haciéndolo ver lejano, inalcanzable, intocable. Sin embargo, el hecho que Dios sea santo, esta demandando santidad de los suyos. Lo cual significa que si es alcanzable. Por ejemplo: A. La santidad de Dios exige que nos parezcamos a Dios. Pedro escribió: “15 sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; 16 porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo” (1 Pedro 1:1516). La santidad implica la separación de todo lo que es impuro. En lugar de imitar al mundo pecador con sus conductas, modas y actitudes, debemos procurar asemejarnos a la moral de Dios. Juan Ramón Chávez

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Porque Dios quiere que seamos como él. Dios quiere que se cumpla aquí el dicho que, “De tal palo, tal astilla”. “Sed santos, porque yo soy santo”. No se trata de ser santos porque la iglesia lo enseña o porque el predicador lo manda, sino porque Dios lo es. Dios debe ser nuestra motivación. Nuestra semejanza no debe ser a hombre alguno, aunque nos parezca muy bueno, sino a Dios. Los cristianos debemos distinguirnos de todos los demás hombres, por ser imitadores de la santidad de Dios. B. La santidad de Dios exige que su nombre sea tratado santamente. Jesús cuando enseño la oración del “Padre nuestro” no dijo: “Padre nuestro que estas en los cielos, santo es tu nombre”, sino “santificado sea tu nombre” (Mateo 6:9). Jesús desea que el nombre de Dios sea reconocido y tratado santamente. Es decir, como algo aparte, diferente y no como un dios más del montón. El deseo que sea santificado es la máxima expresión de respeto y reverencia hacia él. Éste era el mismo deseo del profeta Isaías: “A Jehová de los ejércitos, a él santificad; sea él vuestro temor, y él sea vuestro miedo” (Isaías 8:13). Y este tratar a Dios de manera singular, diferente es algo que empieza en el corazón. Pedro dijo: “sino santificad a Dios el Señor en vuestros corazones…” (1 Pedro 3:15). En medio de tantos dioses que hay hoy como en Atenas en el tiempo de Pablo, no se debe pensar que Dios Padre es uno de ellos. Porque como dice el salmista: “Oh Señor, ninguno hay como tú entre los dioses, Ni obras que igualen tus obras” (Salmos 86:8). Así que, Dios debe ser el No. 1. En nuestra vidas y el único. C. La santidad de Dios exige una vestir diferente de nuestra parte. Pablo escribió: “Vestíos, pues, como escogidos de Dios, santos y amados, de entrañable misericordia, de benignidad, de humildad, de mansedumbre, de paciencia” (Colosenses 3:12) Según Pablo se trata de vestirse como alguien que ha sido escogido por Dios. Y lo primero que está en la lista es “santos”. Pero no habla de un vestir el cuerpo físico. De eso no está hablando, sino el vestir el alma. Las vestiduras de telas son para reflejar una buena imagen, vernos presentables. Lo mimo es en el sentido espiritual. Dios quiere que nos vistamos de una manera santa para que reflejemos su imagen y para que demos honor a la elección que hizo de nosotros. Dios quiere que lo que refleje nuestra alma sea algo diferente a lo que el mundo está acostumbrado a ver. Y les seamos atractivos para vestirse también de la misma manera que Dios quiere. ¿Qué imagen estas dando a conocer con el tipo de ropa con la que está cubierta tu alma? ¿Qué das a conocer? D. La santidad de Dios exige esfuerzo y dedicación de nuestra parte. El escritor a los hebreos sabiendo que sus lectores conocían bien el ritual de limpieza para poder entrar en el templo judío, les escribe diciendo: “Seguid la paz con todos, y la santidad, sin la cual nadie verá al Señor” (Hebreos 12:14). Dos cosas que debemos seguir: la paz y la santidad. Y Juan Ramón Chávez

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“seguir” habla de un constante ir detrás. Esto indica dedicación, esfuerzo y entrega. Y el resultado será ver a Dios. Puesto que Dios es santo, la única manera de verlo es ser santos también. Siempre en las escrituras ver a Dios está condicionado por la pureza: Salmos 24:3-4: “¿Quién subirá al monte de Jehová? ¿Y quién estará en su lugar santo? el limpio de manos (lo que hace) y puro de corazón; (Lo que siente) El que no ha elevado su alma (Lo que es). a cosas vanas, Ni jurado con engaño”. Mateo 5:8 “Bienaventurados los de limpio corazón, porque ellos verán a Dios”. 1 Juan 3:2 “Amados, ahora somos hijos de Dios, y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque le veremos tal como él es. 3 Y todo aquel que tiene esta esperanza en él, se purifica a sí mismo, así como él es puro”. Puesto que las personas no se inclinan naturalmente a la santidad o sea, a una vida consagrada. La Biblia dice que tenemos que seguirla para obtener la bienaventuranza de ver a Dios. Así como buscamos trabajo, una buena escuela para nuestro hijo, una casa, un coche, debemos buscar la santidad. Es decir, que debemos apartarnos del mundo. Buscar ser diferentes y no idénticos a él. Conclusión Hemos visto las características, los resultados y las exigencias de la santidad de Dios. Y hemos dicho que la santidad, es decir, vivir apartado del pecado si es posible. Si es posible dejar de tomar, dejar de fumar, dejar de maldecir, dejar de pelear etc. y la única manera de hacerlo es aceptar el llamado de Dios a un cambio de vida, a la conversión. Este es el camino para poder ver a Dios. Porque en la santa ciudad donde esta Dios, “No entrará en ella ninguna cosa inmunda, o que hace abominación y mentira, sino solamente los que están inscritos en el libro de la vida del Cordero” (Apocalipsis 21:27). Así que, crea a Dios. Arrepiéntase de sus pecados. Confiese que Jesús es el Cristo. Bautícese para perdón de sus pecados y sirva a Dios fielmente. Que Dios lo bendiga.

Juan Ramón Chávez Torres E-mails: [email protected] http://chaveztorres.wordpress.com/

Juan Ramón Chávez

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